25/4/20

Opera Pánica (Cabaret Trágico) Alejandro Jodorowsky


Opera Pánica
(Cabaret Trágico)


Alejandro Jodorowsky



PERSONAJES:


A, hombre
B, hombre
C, hombre
D, hombre
E, mujer
F, mujer
G, mujer
Un narrador.
(Además de su texto el narrador anuncia el titulo de cada escena)

PROLOGO

(De espaldas a los espectadores, sentados en dos filas como en un avión, A, B, C, D, E y F. Desde el fondo y hacia el público avanza G.)

G.- (Sonriente, hipócrita.) Una tormenta se aproxima. Amarren sus cinturones de seguridad. ¿Ya saben inflar los chalecos salvavidas? ¿Saben ponerse las máscaras de oxígeno? ¿Tienen un buen seguro de vida? Si no es así pueden hacerlo aquí mismo en el avión, aún es tiempo. Como han perdido la memoria, les advierto que han sido transbordados en el aire, de una nave a la otra, y que sus procedencias nos son totalmente desconocidas. Por otra parte, lo sentimos mucho, no podemos comunicarles nuestro destino porque es secreto. ¿Cuánto tiempo volaremos? ¿Algunas horas, semanas, meses, años? En la parte trasera de la nave tenemos una pequeña oficina de pompas fúnebres con un horno crematorio. Cada pasajero, en el respaldo de la silla delantera, puede encontrar una enciclopedia de juegos para matar el tiempo, un sobre con una lista de identidades falsas y un manual de originales y divertidos suicidios. Les deseamos una excelente tempestad con muchos agradables saltos. (G se sienta. Los seis actores restantes, siempre de espaldas al público imitan que buscan el sobre. C gira y frente a los espectadores lee una lista que saca de un sobre.)
C: Paranoide... Esquizofrénico... Ciclotímico... Masoquista... Neurótico común... Mitómano... Coprófago... ¡Coprófago, eso es! Felizmente tenemos derecho a elegir nuestra locura.
(OSCURIDAD)

LOS NADADORES
(A, B y D, se suben en sus sillas, se ponen un gorro de bañista, y toman posición del comienzo de una carrera. C, con un sombrero de paja, se acuesta en el suelo junto a ellos.)
NARRADOR.- Una piscina. Tres nadadores hacen ejercicios antes de lanzarse al agua.
A, B y D.- ¡Uno! ¡Dos! ¡Y...
B.- ¡Un momento! (Los tres nadadores toman una posición de descanso.) Es evidente que la calidad del agua influye en nuestras marcas.
D.- Por supuesto: a mayor densidad mayor tiempo.
A.- Si el rendimiento cambia según la mayor o menor densidad del agua, antes de comenzar cualquier carrera debe obtenerse una piscina con agua oficialmente reglamentada.
B.- Correcto, desde un punto de vista ideal. ¿Pero es posible? Si por ejemplo yo escupo en el agua...
D.- La densidad aumenta. Habría que prohibir a los nadadores esa clase de manifestaciones...
A.-Pero, no podría prohibirse nunca que un mosquito ponga sus huevos en nuestra piscina...
B.- O que una mayor o menor cantidad de polvo...
D.- ¡Tendríamos que correr en un estanque de agua destilada, bajo una campana de vidrio!
A.- ¡Lo que nos obligaría a nadar con un equipo de oxígeno!
B.- El problema no tiene solución. (C se levanta imitando que toca una campana.)
C.- (Con gran cansancio, desesperanzado) ¡Atención, atención, atención! ¡Ultima llamada! ¡Vamos a cerrar la piscina! ¿Se lanzan o no se lanzan? (C espera. A, B y D hacen ejercicios para lanzarse al agua. C se desespera.)
A, B y D.- ¡Uno! ¡Dos! ¡Y...
B.- ¡Un momento! (A, B y D toman una posición de descanso.) Por otra parte, la temperatura del agua es un factor extremadamente influyente en nuestros rendimientos.
D.- Es distinto nadar en agua casi congelada que nadar en agua hirviente.
A.- Si los resultados cambian según la mayor o menor temperatura del agua, antes de comenzar cualquier carrera debe obtenerse una piscina con agua oficialmente reglamentada.
B.- Correcto, desde un punto de vista ideal. ¿Pero es posible? Si, por ejemplo, yo tengo fiebre...
D.- La temperatura del agua aumenta. Habría que prohibir corredores con fiebre.
A.- No podría prohibirse nunca que los nadadores tuvieran leves cambios en su calor interno. Yo, a la menor emoción me enfrío..
B.- Cuando compito, mis manos arden...
D.- ¡Tendríamos que ser corredores sin vida emocional y con sangre de igual calor!
A.- ¡Lo que nos obligaría a nadar con un termómetro en el orificio anal!
B.- ¡El problema no tiene solución! (Se les acerca C, haciendo sonar su campana y ladrando.)
C.- ¡Wharf, wharf, wharf! ¡Esto se acabó! ¡Váyanse de aquí! ¡Ya vienen los perros bravos! ¡Wharf, wharf! ¡Sálvese quien pueda! (Los nadadores no reaccionan. C espera. A, B y D comienzan sus ejercicios, pero muy pronto se detienen y toman una posición de descanso.)
B.- Hablemos de la calidad de la piel: las hay secas o con mayor unto.
D.- Cierto. Es evidente que el aceite cutáneo favorece el avance.
A.- Habría que reglamentar el grado graso de los corredores... (C, furioso, hecha espuma por la boca.)
C.- (¡Tengo la rabia!) ¡Lárguense o juro que los muerdo! ¡Grrr! (A, B y D no se preocupan y siguen discutiendo.)
B.- Esto implicaría imponer una nueva unidad de medida.
D.- ¿Sería posible? ¿Qué factores intervienen en la secreción cutánea?
C.- ¡Wharf! ¡Huyan cabrones, tengo la rabia!
A.- El problema requiere una profunda investigación...
C.- ¡Y mis pulgas dan el tifus! ¡Para afuera! (Al ver que no le prestan atención, C muerde una pierna del pantalón de A y lo jalonea. A, impertérrito, continúa perorando.) ¡Grr, grr!
A.- Por ejemplo, si consideramos el aumento de peso del nadador, por el agua que entra en sus oídos, tenemos que admitir que hay individuos con cavidades auditivas mayores que las de los otros.
C.- ¡Grr!
B.- Habría que contratar un cirujano para que uniformara la dimensión de las orejas... (C, mientras tanto, suelta a A, y va a morder el pantalón de B. Este, en forma distraída sacude la pierna y C cae a la piscina. Es decir, semi tendido en el suelo, frente a las sillas de los nadadores, imita que lucha por no hundirse.)
C.- Glub... Glub... ¡Socorro!
D.- También deberíamos reglamentar las lágrimas involuntarias, las secreciones nasales...
A.-...Los trajes de baño que pueden absorber más o menos agua...
C- ¡Socorro! Glub... Glub...
B.-...La mugre bajo las uñas...
D.-...El gas de las flatulencias...
C.- Glub... No sé... nadar...
A.-...Las espinillas, granos y forúnculos que se oponen al avance...
B.- ¡El problema no tiene solución!
C.- ¡Socorro! Glub... ¡Socorro! (Sin fijarse en C, que sigue pidiendo auxilio mientras se debate tragando agua, A, B y D hacen ejercicios. Toman la posición del comienzo de una carrera.)
A, B y D.- ¡Uno! ¡Dos! ¡Y...
(OSCURIDAD)

LAS DOS PESIMISTAS
(E y F, pesimistas recalcitrantes, entran de lados opuestos, refunfuñando. Se encuentran, se detienen, se miran agresivamente)
E: ¡Nada es bueno!
F: ¡Nada es bueno!
E: ¿Qué ha dicho usted?
F: Dije: nada es bueno. ¿Y usted?
E: También dije: nada es bueno. ¡Horror! Estamos de acuerdo.
F: ¡No es posible! ¡Qué podemos hacer para ponernos en desacuerdo?
E: Tengo una idea.
F: Es mala.
E: Sí, es mala.
F: ¡Tengo también una idea!
E: ¡También es mala!
F: Si, también es mala. Todas las ideas que podamos tener serán malas...
E: Permaneceremos siempre de acuerdo.
F: Es preciso que yo encuentre algo que sea bueno. Así usted estará en desacuerdo conmigo... Nada es bueno, excepto...
E: (ávida) ¿Excepto?
F(Inspira, se llena de aire, piensa, no encuentra nada, se desinfla) Nada es bueno.
E: Si. ¡Nada es bueno... mierda, estamos de acuerdo! (Pausa) ¡Yo digo No!
F: ¡Entonces yo digo Si!
E: Espero que no sea un Sí que está de acuerdo con mi No, sino un Sí que es lo contrario de mi no.
F: ¡Eso!
E: ¿Entonces, está de acuerdo?
F: ¡Dije no!
E: ¡Yo también dije no!
F: ¿No qué?
E: No, nada. ¿Y usted?
F(desperrada) Lo mismo. (Pausa) Nada es bueno.
E: Sí, nada es bueno. (Pausa. Con exagerada convicción) ¡Estoy en total desacuerdo con usted!
F(con exagerada convicción) ¡Y yo con usted! ¡En total desacuerdo!
E: ¡Entonces, todo es bueno para usted!
F: ¡Usted fue la primera que dijo estar en desacuerdo conmigo! ¡Ergo: todo es bueno para usted!
E: ¡Nada es bueno para mí!
F: ¡Nada es bueno para mí! ¡Estamos de acuerdo! (Pausa)
F: ¿Qué hacer para ponerse en desacuerdo?
E: No hay nada que hacer. A menos que...
F: ...una de nosotras desapareciera.
E: ¡Desaparezca usted!
F: No. ¡Desaparezca usted!
E: ¡Oh, por fin estamos en desacuerdo! ¡Desaparezca!
F: ¡Desaparezca! (Comienzan a pelearse. Sus golpes, dados sin energía, son idénticos. Agotadas, cesan)
E: Nuestras fuerzas son iguales.
F: Aunque nos golpeáramos toda la vida, ninguna de las dos podría eliminar a la otra.
E: Sí, la solución seria que una de nosotras desapareciera, pero no es posible.
F: Sí, no es posible, y eso era lo único bueno.
E: Entonces, como siempre lo he dicho, nada es bueno.
F: Eso es lo que he dicho siempre yo: nada es bueno.
E: Estamos de acuerdo.
F: ¡Qué desgracia!
(OSCURIDAD)

LA GUERRA
(A, soldado, enloquecido, corre en círculo.)
A.- ¡Sí, mi General! ¡Sí, mi General! ¡Sí, mi General! (Por entradas diferentes llegan los generales B, C y D.)
D.- ¡Alto!
C.- ¡Avanzar!
B.- ¡Retroceder! (A, vacila.)
D.- ¡He dicho alto!
C.- ¡He dicho avanzar!
B.- ¡He dicho retroceder! (A, no sabiendo a quién obedecer, se desmaya.)
B, C y D.- ¡De pie! (A, se levanta. Firme.)
D.- ¿Quién es su único General?
A.- (a D) ¡Usted, mi General!
C.- ¡No! ¡Su General soy yo!
A.- (a C) ¡Sí, mi General!
B: ¡Yo soy su General!
A: ¡A la orden, mi General!
D: ¡Usted me desobedece!
A: ¡No, mí General!
C: ¡Usted cambia de General!
A: ¡No, no, mi General!
B: ¡Traición!
A: ¡A su orden, mi General!
B: ¡Retroceder!
C: ¡Avanzar!
D: ¡Alto! (A se desmaya.)
B, C y D: ¡De pie! (A se levanta. Firme.)
C: ¡Avanzar!
D: ¡Alto!
B: ¡Retroceder! (A se desmaya.)
B, C y D. ¡De pie! (A se levanta. Firme.)
D: ¡Combatiremos contra los falsos generales!
A: ¡Si, mi General!
C: ¡Declararemos la guerra al enemigo!
A: ¡La guerra, mi General!
B: ¡Batalla contra los otros!
A: ¡Contra los otros, mi General!
B, C y D: ¡Al ataque! (A vacila.)
B, C y D: ¡Rápido! ¡Al ataque! (A comienza a golpearse.)
D: ¡La victoria será nuestra!
C: ¡Nos cubriremos de gloria!
B: ¡No cejar! ¡Esta guerra es necesaria!
B, C y D: ¡Intensificarla violencia del ataque! (A se golpea más fuerte. Rueda por el suelo. Agotado. Se desmaya.)
D: El ejército está cansado. Firmaré un pacto momentáneo.
C: Reposar fuerzas. Firmaré pacto. Breve paz.
B: Detendremos la guerra unos instantes. (B, C y D se acercan entre si. Reverencias. Apretones de mano. Pliegos de papel. Firmas. Abrazos. Condecoraciones. Himno marcial. Lágrimas de patriotismo. Cambio brusco: ferocidad.)
B, C y D: ¡De pie!
D (a A): ¡Siga a su único General!
C (a A): ¡Siga a su único General!
B (a A): ¡Siga a su único General! (B, C y D se encaminan hacia salidas opuestas.)
B, C y D : ¡Siga a su único General! (A corre en círculo, enloquecido.)
A: ¡Sí, mi General! ¡Si, mi General! ¡Sí, mi General!
(OSCURIDAD)

LAS PRISIONERAS
(E y F, situadas frente a frente, parecen sostener una reja entrecruzando sus dedos.)
E: Estoy prisionera. ¡Sálveme señora!
F: No. La prisionera soy yo. ¡Sálveme por favor!
E: No juegue conmigo. Estoy detrás de los barrotes.
F: Burla cruel. Estos barrotes están ante mí.
E y F: ¡Libéreme!
E: ¡Verduga!
F: ¡Cancerbera!
E: ¡Deme la libertad!
F: ¡Una guardiana pidiendo la libertad a su prisionera! (E se deja caer y llora)
E: ¡Piedad!
F: No veo qué pretende. ¿Desea quizás que yo le implore de la misma manera que usted finge hacerlo? (se deja caer igual que E). Ya ve, no tengo orgullo. Deme la libertad, por favor.
E(gritando) ¡¡¡La prisionera soy yo!!!
E y F(poniéndose de pie) ¡Libéreme! (E avanza hacía F, que retrocede. Luego F avanza hacia E, que también retrocede. Ambos parecen fieras prestas a combatir)
F: Si no fuera por estas rejas, te eliminaría.
E: Siniestra carcelera, mereces la muerte.
F: ¡Ah, si yo pudiera soltar mis manos de estos barrotes para estrangularte...
E: Tú sí puedes hacerlo, yo no. Mis manos están pegadas a ellos.
F: Mentira. Tú estás ahí por tu propia voluntad.
E: Eres tú la que está ahí para espiar mi agonía. Te odio.
F: Te odio. (E y F hacen esfuerzos por despegar sus dedos.)
E: ¿No te das cuenta de que es terrible, estar siempre en la misma celda, en el mismo sitio?
F: Sí. Me doy cuenta. Libérame para que otra vez pueda correr, viajar...
E y F: Dame la libertad. La prisionera soy yo. (Siempre aferradas, se detienen y caen de rodillas agotadas. Lloran sordamente. Se miran.)
E: Tus lágrimas no parecen falsas.
F: Tú llanto tampoco.
E: Quizá tengas piedad de mí.
F: Quizá tú llores de verdad ante mi desgracia.
E: Hace siglos que estás ante mi reja.
F: Desde que estoy prisionera, nunca abandonaste tu sitio.
E: Siempre has estado ante mí.
F: Estás vieja y cansada.
E: Sufres.
F: Vete, tú ves que no me puedo escapar. Tú eres libre. Descansa.
E: Otra vez comienzas. No mientas. No desees quedarte. Aprovecha tu libertad.
E y F: Eres libre. Yo no. Aprovecha tu libertad. (Pausa. E y F se observan con desconfianza y luego con amistad.)
E: ¿Te quedas?
F: Buena carcelera, comienzo a comprenderte...
E: Estás loca y permaneces...
F: Cuidándome y por bondad queriendo...
E: ... hacerme creer que yo soy la guardiana...
F: ... que yo no soy la prisionera. Estás loca.
E: Buena carcelera, comienzo a comprenderte. (Pausa. En E y F se produce un gran alivio.)
F: Otra vez debe ser noche porque siento sueño.
E: Si, dormiremos
F: Tal vez mañana venga otra carcelera a suplantarte.
E: Tal vez mañana partirás, carcelera.
F: Tal vez mañana me liberará la nueva carcelera.
E: La nueva carcelera tal vez me dará la libertad.
E y F: ¡La nueva carcelera tal vez nos dará la libertad!
(OSCURIDAD)

EL PRIMER PASO.
B.- El Tao Teh King dice que para recorrer un kilómetro hay que dar un paso. Bien Voy a avanzar un kilometro. Voy a dar el primer paso. Pero, ¿de qué largo es un paso? ¿Medio metro? ¿Más? ¿Tres metros? ¿Menos? ¿Veinte centímetros? ¿Un milímetro? ¿Y si dar un paso fuese sólo concebir mentalmente, sin medida alguna, la idea de un paso? Concibo un paso. Bueno. Ahora ya no tengo necesidad de avanzar un kilómetro. Me basta concebirlo.
(OSCURIDAD)

SER O NO SER
(Entra D, imitando a Hamlet, con una pelota blanca en la mano en lugar de cráneo.)
D.- (Solemne) Ser o no ser... Ser y no ser al mismo tiempo... No ser pero estar siendo... Estar dejando de ser... Ser hoy, mañana no, pasado mañana sí. Estar a punto de ser... Ser fuera del ser... Ser dentro del no ser... No ser aquí pero ser allá. Ser donde no se es... O no ser donde se es... Ser las infinitas manifestaciones del ser... Nunca ser... etc. etc. ¡Ese es el problema! (A, B, C, E, F y G, que están sentados mirándolo, aplauden. D, vanidoso, saluda con falsa dignidad. Luego da un giro y se sienta. Comienza a imitar que se desmaquilla frente a un espejo. Hacia su espejo imaginario) Modestamente hablando, ¡tú eres el mejor!
(Entra G, una muchacha miope y exageradamente entusiasta.)
G.- ¡Magnífico! ¡Formidable! ¡Sublime!
D.- (Vanidoso) Hm, usted exagera.
G.- Me ha conmovido hasta las lágrimas. ¡Usted es un genio! Nadie puede interpretar a Hamlet como lo hace usted.
D.- (Con falsa modestia) No merezco tales alabanzas. Si interpreto con tal éxito a Hamlet no es por mis méritos sino porque el destino me dotó, al nacer, de esta hermosa voz...
G.- Lástima que los otros espectadores no lo comprendan. Sólo yo lo comprendo.
D.- (Inquieto) ¿Y qué dicen los otros espectadores?
G.- Dicen que usted no saber articular, que no se entiende ni una sílaba de lo que usted dice, que habla como si tuviera los dientes llenos de puré de papas... ¡Cochinos mentirosos!
D.- (Afectado) ¿Cómo es posible? Me lavo los dientes todas las mañanas y...
G.- ¡Espere, eso no es nada! Los imbéciles se burlan de su manera de andar.
D(Muy inquieto) ¿Qué tiene mi manera de andar?
G.- Nada, es divina. Pero ellos dicen que usted parece tener un callo en cada dedo de los pies y que anda con las puntas abiertas como un payaso.
D.- (Levantándose y poniéndose a andar como ella lo ha descrito) ¡Cómo es injusto el público!
G.- A esos canallas yo los mataría. Dicen que usted no tiene personalidad, que sólo es un mediocre, vacío e insignificante. Que cuando declama se le escapa un gallo entre cada frase... ¡Pero yo, solamente yo, se que usted es un genio! Deme un autógrafo, aunque sea el único que le pidan en esta temporada... (D firma. G se va. D cae sentado, totalmente deprimido. Se mira al espejo con asco)
D.- Ser o no ser...
(OSCURIDAD)

MONOLOGO
(Entra C, serio, trayendo una silla. Coloca la silla en medio del escenario, se para sobre ella y abriendo los brazos vocifera:)
C.- ¡SOY INOCENTE! (Recupera su seriedad y se va llevándose la silla.)

L’OPTIMISTA Y LA PESIMISTA
(Encuentro de G, un OPTIMISTA RECALCITRANTE con E, una PESIMISTA RECALCITRANTE.)
G: ¿Cómo está usted?
E: ¡Muy mal!
G: Lo comprendo.
E: No necesito que me comprendan
G: Voy a tratar de no comprenderla.
E: No trate nada conmigo.
G: Voy a pensar que usted no existe.
E: Yo existo.
G: Bonito día.
E: Demasiado calor.
G: Sí, demasiado calor.
E: No repita lo que yo digo.
G: Demasiado frío.
E: No me contradiga.
G: Es por ayudarla.
E: No tengo necesidad de ayuda.
G: No la ayudo.
E: ¿Acaso yo no merezco ayuda?
G: Sí, pero usted no quiere que yo la ayude.
E: ¿Qué le importa si quiero o no quiero ?
G: ¿En qué puedo ayudarla?
E: En nada.
G: Trataré de entretenerla.
E: No trate.
G: Le voy a proponer una adivinanza. ¿Qué diferencia hay?
E: ¿Qué me importa esa diferencia si sé que hay una?
G: Había una vez...
E: Si había, ya no hay más. ¡Qué lástima!
G: Cuando un judío se encuentra a un escocés...
E: ¡Racista!
G: No se enoje.
E: No prohíba.
G: ¡Enójese!
E: No ordene.
G: Me callo.
E: Su silencio me molesta.
G: Entonces hablo.
E: No haga ruido.
G: Me voy.
E: Si me abandona, me ofendo.
G: ¡Entonces váyase usted!
E: ¿Por qué me corre?
G: Partamos los dos.
E: No tengo necesidad de compañía.
G: No me muevo.
E: No quiero impedirle actuar.
G: Entonces me muevo.
E: Usted ocupa demasiado lugar. (G, desesperado, da una bofetada a E. Instantáneamente se arrepiente. G llora. D trata de calmarla recuperando su aire de optimismo recalcitrante.)
G: ¿Cómo está usted?
E: ¡Muy mal!
(OSCURIDAD)

LA CULPA
(G duerme plácidamente en una silla. C, A y B. Se lanzan sobre G y la despiertan a golpes.)
C, A y B: ¡Confiesa, confiesa, confiesa!
G: ¿Quién soy? ¡Ah!
C, A y B: ¡Confiesa, confiesa, confiesa!
G: ¿Dónde estoy? ¡Ah!
C: En tu silla.
G: ¿Silla? ¿Qué es "silla" ¡Ah!
A: Donde estás sentada.
G: ¿Sentada? ¿Qué es "sentada" ¡Ah!
B: Es posar las posaderas sobre algo que se posee o no.
G: ¿Posar? ¿Posaderas? ¿Poseer? ¿No? ¿Ah?
C: ¡Basta de rodeos!
A: Rápido.
: ¡Confiesa!
C y A: Confiesa. ¡Confiesa!
G: ¿Confesar qué? ¿Ah?
C: Lo sabes mejor que nosotros porque eres tú la acusada.
A y B: Es asunto del acusado saber lo que tiene que confesar.
G: Me gustaría tanto tener algo que confesar.
C,A y B : ¡Tomar nota! (Sacan cuadernos y lápices.)
C: El acusado expresa el deseo de confesar.
A: Cualquier cosa que usted diga a partir de este momento podrá ser empleada en su contra.
B: ¡Comience!
G: ¿Quién soy yo? ¡Ah!
A: Estás aquí para responder y no para preguntar.
C: ¡Confiesa!
G: ¿Confesar qué? ¡Ah!
C, A y B : ¡Confiesa, confiesa, confiesa! (Se lanzan sobre G y la golpean.)
G: ¡Soy culpable del crimen!
C: ¡Se confiesa culpable!
A: ¡De un crimen!
B: ¡Entonces hay un crimen!
C, A y B: ¿Qué crimen?
G: No sé. ¡Ah!
A, B y C: ¡Confiesa, confiesa, confiesa!
G: Bien... un... un hombre... un hombre muerto.
C: ¡Un hombre asesinado!
G: No... Una mujer.
A: ¡Una mujer y un hombre asesinados!
G: No... Otro hombre.
B: ¡Muchos hombres masacrados!
G: Muchos hombres.
A, B y C: ¡Todos los hombres!
G: ¡Todos los hombres!
B: La historia del hombre, su pasado, su presente, su futuro, asesinados por usted.
G: Confieso. Sísoy su asesina.
A: ¡Falso! ¡Estamos vivos! ¡Nadie ha sido masacrado, porque estarnos vivos! Falso crimen. Falsa declaración. Encubre un secreto monstruoso. ¡Confiesa! (Se lanzan sobre G. La golpean.)
G: ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? No tengo nada que confesar. ¡Ah!
B: ¡Necesitamos una culpa!
G: Soy culpable.
C: Tomar nota: "Soy culpable". ¿De qué?
G: No sé. ¡Ah!
C: Escarbe en su memoria.
G: Yo no tengo memoria. (A, B y C sisean, incrédulos.)
C: ¡No tiene memoria!
B: Para que confiese hay que crearle una memoria. (A, B y C cambian de actitud. Melosos)
C: Cierre los ojos...
A: Relájese...
B: Somos tus amigos...
C: Nació en un país hermoso...
A: ... con árboles frutales y animales sin temor...
B: Y jugaba con un osito amarillo...
A: Su madre era rubia, cabello largo, hermosa voz.
B: Su padre se vestía de negro y tocaba el violín
C: Fue a la escuela.
A: Tuvo un amigo que murió prematuramente.
B: Empezó a fumar.
C: Conoció a tu futuro marido.
A: Tuvo hijos...
B: Fortuna...
C: Cometió un acto, una falta contra la Ley...
B: Una terrible falta.
C(a A) Di qué falta.
A(a B) Di qué falta.
B(a C) ¡Di qué falta!
C: ¡Podemos inventarle una memoria, pero no la culpa!
G(abre los ojos) ¿Dónde estoy? ¡Ah! (Se lanzan sobre ella. La golpean.)
A y B : ¡Confiesa, confiesa, confiesa!
G: ¡Ah!
C y A: ¡La culpa!
G: ¿Quién soy yo? ¡Ah!
A y B: ¡La culpa, por piedad!
G: ¿Piedad? ¿Qué es "piedad" ¡Ah!
C(de rodillas, llorando) ¡Confiesa!
G: ¡Ah!
A(de rodillas, llorando) ¡Confiesa!
G: ¡Ah!
B(de rodillas, llorando) ¡Confiesa! (G ríe y se levanta de su silla.)
G: ¡Ja, ja, ja!
B: No tienes nada que confesar. No eres culpable. Entonces, ¿dónde está la culpa?
A, B y C: ¡Por favor, háganos confesar!
G: ¡Ah!
C: ¡Descubra, por favor!
A: ¡Descubra en nosotros, por favor!
B: ¡Descubra en nosotros la culpa, por favor!
G: ¡Ah! ¡Ustedes no tienen nada que confesar!
A, B y C: ¡¡¡La culpa, por favor!!!
(OSCURIDAD)

LOS DOS OPTIMISTAS
(A y D, optimista recalcitrantes)
D: Todo el mundo se pelea, excepto nosotros.
A: Es cierto. ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
D(Piensa) ¡Muy fácil! (Saca del bolsillo una manzana.) ¿Ves esta manzana?
A: La veo.
D: Entonces la coloco aquí. (La deposita en el suelo) Y después digo: “Esta manzana es mía”. Tú respondes: “ ¡No, esta manzana es mía! ” Y nos peleamos.
A: ¡Bravo! He comprendido.
D: Bien, comencemos. (Falsamente enojado:) ¡Esta manzana es mía!
A (Falsamente enojado) : ¡Esta manzana es tuya!
D: No. ¡Es mía!
A: Si. ¡Es tuya!
D(exasperado) ¡La manzana es tuya!
A: Si me das la manzana no puedo enojarme. Muchas gracias. (Toma la manzana) ¡La vida es bella!
D: ¡Muy bella! (A va a morder la manzana. D se la quita y para depositarla otra vez en el suelo.) Nos equivocamos. Recomencemos.
A: Bueno.
D: Esta vez comienza tú.
A: Bueno. (Falsamente enojado) ¡Esta manzana es mía!
D(Falsamente enojado) ¡No, esta manzana es mía!
A(Muy generoso) Bueno, es tuya.
D(Tomando la manzana) Muchas gracias. (Parte en dos la manzana. Le da una mitad a A. Los dos comen sonrientes.)
A: ¡La vida es bella!
D: ¡Muy bella! (Pausa)
D y A: ¡No es posible!
A: Ya nos comimos la manzana. Hay que encontrar otro motivo para pelearse.
D: ¡Tengo una idea!
A: ¿Sí?
D: Pones tu mejilla, así yo te doy una bofetada, tú te enojas y nos peleamos.
A: ¡Bravo, he comprendido!
D: Comencemos. (A pone su mejilla. D, falsamente feroz, comienza a dar el golpe pero se detiene) Me das pena.
A(Temblando) ¡Golpea!
D: ¡Me das mucha pena!
A(Temblando más) ¡Anda, quiébrame un diente!
D: ¡No puedo!
A (Decepcionado) ¿Y entonces, cómo nos vamos a pelear?
D: ¡Insúltame para que me enoje!
A: ¡Cochino! ¡Puerco! ¡Chancho! ¡Cerdo!
D: ¡Más insultos!
A: ¡Cerdo! ¡Chancho! ¡Puerco! ¡Cochino!
D: ¡Más aún!
A: ¡Porcino! ¡Cercho! ¡Chanco!
D: No es bastante, no estoy enojado.
A: No conozco más insultos...
D: No importa, el tono es lo que cuenta, no el concepto. Dicho con furia todo es insulto.
A: Comprendo... ¡Papa frita! ¡Bicicleta verde! ¡Telescopio! ¡Microscopio! ¡Corbata! ¡Tomate! ¡Cereza! ¡Botón! ¡Árbol! ¡Arbusto! ¡Florcita! ¡Pajarito! ¡Mi amigo! (D y A se dan la mano y se abrazan. Se separan)
D: ¡No es posible!
A: ¡Nunca podremos pelearnos!
D: ¡Nunca! (Llora)
A: (Acariciándole la cabeza) Pobrecito, no llores más. (También se pone a llorar.)
D: (A su turno, acariciándole la cabeza) Tu también, pobrecito, no llores más.
D y A: (Consolándose el uno al otro) No llores más, pobrecito, florcita, pajarito, mi amigo.
(D y A, felices, se van abrazados)
(OSCURIDAD)

LOS IDIOTAS
(B, C, E y F, idiotas, sentados, terriblemente aburridos.)
C: ¡Nos aburrimos porque no sabemos pensar! ¿Cierto?
E: Mmmm....
B: Mmmm...
F: ¡Cierto!
C: ¡Bravo! ¡Tú me das la razón! ¡Ven! ¡Te voy a hipnotizar! ¡Una vez, hipnotizada, te haré pensar!
F: ¡Uy, debe ser maravilloso pensar! ¡Bueno! (F se para frente a C; éste abre grandes los ojos y con gran autoridad la trata de hipnotizar)
C: Mirame, duérmete, mírame, duérmete, mirame, mírame, contaré tres y te dormirás: ¡Uno! Mírame. ¡Dos! ¡Mírame, mírame, mírame, duérmete! ¡TREEEES! (F cae, profundamente dormida. A F) En unos minutos más, abrirás los ojos y te pondrás a pensar. (Llamando a E) ¿Viste? ¿Es fácil! ¡Ven, a ti también te quiero hipnotizar!
E: ¡Eso está por verse! ¡Voy! (C se para frente a E. C y E abren grandes los ojos.)
C: ¡Duérmete, duérmete, mírame!
E: ¡Duérmete tú, duérmete tú, mírame tú!
C: ¡No, tú te duermes, tú me miras! ¡UNO!...
E: ¡El que se duerme y el que me mira eres tú! ¡DOS!
C: ¡Mírame, mírame, duérmete, duérmete! ¡TREEEES! (C cae, profundamente dormido e hipnotizado)
E(a C) Dentro de algunos minutos abrirás los ojos y te pondrás a pensar. (A, a B) ¿Viste? ¡La inteligencia más fuerte domina! ¡Ven! Será fácil hipnotizarte en tres tiempos.
B: Veremos dijo el ciego... (E se para, retadora, frente a B. Los dos abren grandes los ojos. )
E: Mírame, duérmete, uno...
B: Mírame y duérmete, uno...
E: Duérmete, duérmete, dos...
B: Duérmete, duérmete, dos...
E: Mírame...
B: Mírame...
E: ¡Te dormirás y luego pensarás!
B: ¡Te dormirás y luego pensarás!
By E: TREEEES! (B y E caen profundamente dormidos. C, B, E y F roncan. De pronto se despiertan y abren los párpados con la vista fija. Se miran, estiran el cuello y el tronco, ponen ridículas caras de inteligencia.)
C: ¡El único saber es saber que no se sabe! ¡De aquello que no sé, afirmo lo contrario!
E: ¡El fruto de todos los trabajos es más trabajo! ¡Si sumamos las posibilidades de acción, eliminamos la elección!
B: Si las soluciones son problemas disfrazados, los problemas pueden ser soluciones mal planteadas.
F: ¡Cinco por ocho cuarenta! (Piensan)
C: Si la única posibilidad de creación es la destrucción, la única posibilidad de destruir es crear.
E: Si la totalidad de los árboles forma un solo bosque, ya no podemos perdernos porque donde quiera que vayamos estamos en el mismo bosque.
B: Todo es relativo menos lo relativo, que es constante y fijo. Decir un Sí es crear infinitos No. Decir un solo No es eliminar todos los Sí.
F: ¡Cinco por ocho cuarenta! (Piensan. Se contraen, tratan de concentrarse con todo su ser, sufren, gimen, exclaman:)
C: ¡No es posible! ¡Ya no se puede creer! ¡También lo injusto es justo!
E: ¡Ayer no, hoy imposible, mañana qué? ¡Aún sin amos, obedecemos ciegamente!
B: ¡Condenados para siempre a estar equivocados! ¡A Sonreír mientras todo y todos nos vamos a la deriva hacia la muerte!
F: ¡Cinco por ocho cuarenta! ¡Quiero despertar! (C, B, E, y F, cierran los ojos y hacen esfuerzos desesperados por despertar. Despiertan. Suspiran con alivio. Se calman. Se aburren. Toman todo tipo de posturas para matar el tiempo.)
(OSCURIDAD.)

UN CUENTO
A.- (Al público) Les voy a contar un cuento... Erase una vez... Erase una pequeña vez... Una vez tan pequeña... tan pequeña... que no hubo vez. ¡Entonces no hay cuento! Gracias. (Se va.)

A SUS ÓRDENES, SEÑOR.
(D, aristócrata. A, B, C, E, F y G, servidores)
NARRADOR: Un aristócrata, todo ensangrentado, como si le hubieran dado una tremenda paliza, duerme en su lujosa cama. Se despierta estirándose con dolor. Abre bien los ojos. Se siente perdido. Grita con desesperación...
D: ¡Servidores! ¡Servidores! ¡Rápido, servidores! (Entran los A, B, C, E, F y G)
SERVIDORES: ¡A sus órdenes, señor!
D: ¿Por qué llegan tan tarde? ¡Plebeyos, muertos de hambre, infelices!
SERVIDORES: Gracias señor. A sus órdenes, señor.
D: ¡Babosos, pónganse sus libreas! (A, B, C, E, F y G se ponen las libreas. Hacen una gran reverencia.)
SERVIDORES: Prestos a obedecerle, señor. ¿Qué necesita el señor?
D: (Duda. Piensa) Bien... No necesito nada.
SERVIDORES: No es posible, señor. Usted nos paga para darnos órdenes.
D: Sí, es verdad. Al amo lo que es del amo y al piojento lo que es del piojento. ¡Les ordeno que me digan lo que debo ordenarles!
S: ¡Ordénenos traerle de comer!
D: No tengo hambre, las patadas me destrozaron el estómago.
SERVIDORES: No tiene importancia, señor. Usted puede no comer lo que nosotros le traemos. No se trata de alimentarse, sino de ordenarnos.
D: ¡Tienen razón! ¡Lacayos infectos, traedme de comer! (A, B, C, E, F y G salen corriendo)
NARRADOR: Los servidores entran portando platos con toda clase de alimentos llenos de gusanos.
SERVIDORES: Orden cumplida, señor. A sus órdenes, señor.
D: ¡Que asco! Me dan ganas de vomitar. Todo huele a podrido.
SERVIDORES: Normal, señor. Son ofrendas que hemos recogido en las tumbas de su cementerio.
D: ¡Bestias sacrílegas! ¡Devuélvanle de inmediato su alimento a los muertos! (Los servidores salen corriendo. D, solo, abre los ojos, perdido, vacío, angustiado. Parece sofocarse.) ¡Servidores! ¡Servidores! ¡Rápido, servidores! (A, B, C, E, F y G entran corriendo. Se detienen. Hacen una gran reverencia.)
SERVIDORES: A sus órdenes, señor. ¿Qué necesita el señor?
D(Respira, aliviado. Duda. Piensa.) ¡Qué angustia, no necesito nada!
SERVIDORES: Ya le dijimos que no era posible, señor. Usted existe para dar órdenes.
D: ¡Basta, gañanes de moledera, díganme que otra cosa puedo ordenarles!
SERVIDORES: Ordene que lo hagamos dormir, señor.
D: Los puñetazos me volaron los párpados ¿Comprenden? ¡Ya no los tengo! ¿Sin párpados, cómo quieren que duerma? ¡Además, no tengo sueño, cretinos!
SERVIDORES: No se enerve, señor. No se trata de tener o no tener sueño, sino de ordenarnos. Nosotros trataremos de hacerlo dormir, pero usted puede permanecer despierto.
D: ¡Criados, hacedme dormir!
SERVIDORES: Duérmase, señor... Duerma... Sueñe. Con un palacio... Un palacio lleno de fieles servidores. Prestos a obedecerle... miles y miles de servidores esperando, señor... Usted es el amo, ellos los sirvientes... Tienen la obligación de obedecerle...Usted tiene la obligación de darles ordenes. ¡Miles de millares de millones de fieles servidores esperando que usted les de una orden, señor!
D: ¡No puedo! ¡Socorro!
SERVIDORES: ¿Se despertó señor? ¿Durmió bien? ¡Somos sus servidores! ¡Estamos a sus órdenes, señor!
D: ¡Canallas, infames! ¿Qué puedo ordenarles?
SERVIDORES: Ordene que lo divirtamos, señor.
D: ¿Divertirme? ¿Cómo?
SERVIDORES: No somos sabios, somos criados. Usted debe saber lo que le divierte, señor.
D: ¡No lo sé, canallas! ¡Hagan lo que los divierta a ustedes!
SERVIDORES: La única entretención de los servidores es obedecer las órdenes de su amo. Déjenos divertirlo con lo que lo divierte a usted.
D: ¡Al grano, granujas! ¿Qué es lo que me divierte?
SERVIDORES: A usted le divierte darnos órdenes, señor. ¡Estamos aquí para entretenerlo! ¡Denos una orden, señor!
D: ¡Me cago en el coño podrido de sus madres! ¡Esto me pasa por blando! ¡0 me dicen lo que debo pedirles o llamo a los soldados para que les corten las orejas y las bolas!
SERVIDORES(Con temor fingido) ¡Ayyy! Quizás usted ordenaría que bailáramos en forma romántica.
D: ¡Eso es! ¡Sapos asquerosos, bailen en forma romántica! (A, B, C, E, F y G se ponen en la punta de los pies y bailan con grotesca elegancia) ¡Brutos vulgares, nunca serán elegantes! ¡No me divierten!
SERVIDORES: Ordene entonces que bailemos como elefantes.
D: ¡Bailen como elefantes! (A, B, C, E, F y G, haciéndose los pesados, bailan pateando el suelo.) Demasiado vulgar, no me divierten.
SERVIDORES: Ordene que gritemos.
D: ¡Griten! (A, B, C, E, F y G gritan a todo pulmón) ¡Basta, desgraciados, me están rompiendo los tímpanos!
SERVIDORES: ¡Ordene que nos demos de cachetadas!
D: ¡Dense de cachetadas, rufianes! (A, B, C, E, F y G se propinan fuertes cachetadas.) ¡Incapaces, no me divierten!
SERVIDORES: ¿No le divierte que nos peguemos entre nosotros, señor? ¡Entonces ordene que le peguemos a usted! ¡Ordene que le rompamos los huesos! ¡Ordene que le orinemos en la cara!
D: ¡Péguenme, rómpanme los huesos, orinen en mi cara! (A, B, C, E, F y G se precipitan sobre D, y comienzan a darle una tremenda paliza.)
(OSCURIDAD)

EL AHOGAMIENTO
(En una piscina, C, desesperado, gesticula tratando de no ahogarse)
C: ¡Socorro! ¡No sé nadar! ¡Me ahogo! (B, D y A se acercan al borde de la piscina, como queriendo ayudar a C, pero de inmediato se retienen y retroceden un paso)
B: ¡Alto! ¡Antes de actuar tendríamos que saber si este individuo pide socorro para si mismo, para nosotros o en nombre de la humanidad hacia un dios que se hace el sordo!
D: ¡Un momento! ¡Quizás no es ayuda lo que este hombre está pidiendo! Gritar "¡Socorro!" puede querer decir ¡Admírenme! para un exhibicionista.
C: ¡Me ahogo! ¡Ayúdenme, por piedad!
A: ¡Qué piedad ni qué piedad! Yo digo que si alguien está donde está es porque se lo merece. Somos culpables de lo que nos sucede por haber querido que suceda. El mundo es una proyección subjetiva...
C: ¡Por lo que más quieran, hagan algo!
B: ¡No es tan fácil, así como así, hacer algo! Mi situación material y espiritual es precaria. ¿Con qué derecho ayudaría a los otros si aún no he terminado de ayudarme a mí mismo? (C, haciendo un esfuerzo desesperado estira una mano hacia B, D y A)
C : ¡Denme una mano! ¡Basta un tirón!
D: ¡Desconfiemos! ¿Hasta qué punto este hombre se encuentra en peligro? Probablemente tiene los pies plantados en el fondo y su intensión al pedirnos la mano es la de jalarnos hacia un agua venenosa. (C se hunde, luego sale respirando con la boca abierta, semi- ahogado)
C: ¡Esto es un pozo sin fondo! ¡Las sardinas carnívoras me están mordiendo las piernas! ¡Pronto me devorarán entero! ¡Sálvenme!
A: Hijo mío, no seas orgulloso. Si el cielo te llama, deja de aferrarte a tu cuerpo. Cesa de manotear y reza.
C: ¡Me cago en Dios! ¡Sálvenme ustedes! (D y A intentan aproximarse al borde. B los detiene)
B: ¡Que nadie se mueva! ¡Necesitamos conocer la historia de la vida de este ciudadano! Quizás no se cayó sino que lo arrojaron al agua como justo castigo.
D : Y aunque fuera inocente, este hombre debería gozar de su angustia : Antes de caer al agua, probablemente se sentía muerto; ahora que está muriendo por fin se siente vivo. No seré yo quien interrumpa su proceso de auto revelación, salvándolo.
C: ¡Bueno, maricones, si es así, adiós y gracias por todo! (C, se hunde y resurge inmóvil, de bruces, como flotando muerto. B, D y A, se inquietan y comienzan a llamarlo a gritos)
B: ¡Eh, señor, no sea maleducado!
D: ¡Manotee, trague agua, deje de hacerse el muerto!
A: ¡Pida auxilio, grite "socorro", cumpla con su deber!
B: ¡No sea perezoso, agite las piernas, vomite agua!
D: ¡No nos haga inútiles!
B: ¡Estamos en el mundo sólo para salvarlo!
A: ¡Necesitamos un hombre que se ahogue!
B: ¡Sin naufrago el Cosmos pierde su eje!
D: ¡Usted es el centro del sistema, vuelva a pedir ayuda, sea responsable!
A: Ande, trate de tomar nuestras manos. Pero que se entienda bien: no le proponemos que las tome -no se la daremos-, sino que trate. Obtener es vulgar, seguir tratando es lo importante
B: ¡Despiértese y trate!
D: ¡Si, trate!
A: ¡Trate por favor! (B, D y A extienden con tantas ansias sus manos que caen al agua)
B: ¡Socorro, no sé nadar, sáquenme de aquí!
D: ¡No me robe las palabras de la boca, el que se ahoga soy yo! ¡Auxilio!
A : ¡Colegas, me extraña su falta de respeto, yo más que nadie merezco la ayuda salvadora!
(B, D y A, luchan por subirse sobre C que flota muerto.)
B: ¡Cabrones!
D: ¡Mamones!
A: ¡Hocicones! (Los tres se golpean. Se hunden. Queda, C flotando.) (OSCURIDAD)

LA MUJER IDEAL
(B, un hombre. E, una mujer)
B : Lo que pasa es que yo soy diferente. Los otros hombres no han imaginado jamás su amor ideal. Esperan a la primer mujer que se presente, se adaptan y la aman. Yo no soy así.
Narrador: Entra una mujer neutra, con un maleta que abre para sacar a medida elementos y disfrazarse.
B: Mi ideal de mujer es muy preciso. Cabello negro.
Narrador: La mujer se pone una peluca negra.
B: Negro y corto.
Narrador: La mujer se cambia la peluca larga por una corta.
B: Con un vestido azul.
Narrador: La mujer se pone un vertido azul.
B: Y pies desnudos.
Narrador: La mujer se quita los zapatos.
E(Acercándose) Aquí estoy.
B: ¿Quién es usted?
E(con voz aguda) ¿No me reconoces?
B: Mas o menos. Me parece reconocer tu cuerpo, pero la que yo busco tiene una voz grave.
E (con voz grave) ¡Entonces soy yo!
B: No sé porqué tus pies descalzos me provocan tal repulsión. Mi mujer ideal usa bellos zapatos.
Narrador: La mujer se pone un par de zapatos azules de tacones bajos.
B: ¡Odio los tacones bajos!
Narrador: La mujer cambia de zapatos.
E: ¿Me reconoces?
B: ¡Tus zapatos son azules! ¡No amarillos!
Narrador: Se pone zapatos amarillos.
E: ¿Me reconoces?
B: ¡Tu vestido es azul! ¡No blanco!
Narrador: Cambia de vestido.
E: ¿Me reconoces?
B: Eres morena, no pelirroja.
Narrador: Cambia de peluca.
E: ¿Me reconoces?
B: ¡No!
E: ¿No soy como tú quieres?
B: Cualquier otro hombre estaría dispuesto a amarte. Yo, soy diferente. No puedo adaptarme a la primera que se presenta y ponerme a amarla. Tengo un ideal.
Narrador: Sacando un inventario de pelucas.
E: Cabellos verdes, blancos, Naranjas.
Narrador: Sacando una colección de zapatos.
E: Elegantes, de época, ortopédicos.
Narrador: Sacando trajes.
E: ¿De que forma? ¿De monja? ¿Colegiala? ¿Sadomasoquista? ¿O me prefieres desnuda?
B: ¡No! ¡Tengo un ideal!
E: ¿Y cual es tu ideal?
B: Exactamente el contrario de lo que eres tú.
(OSCURIDAD)

LA MUJER CON EL FUSIL
(Entra F arrastrando un fusil con el cañón largo de dos metros y cincuenta centímetros, que tiene pintada en la culata una serie de líneas trazadas con tiza.)
F: ¡Ayuda! ¡Por favor, ayuda! (F apoya la boca del cañón en una sien y estira un brazo tratando de alcanzar el gatillo para dispararse un tiro. Después de varios esfuerzos infructuosos, llama desesperada:) ¡Ayuda! ¿No hay un hombre que pueda venir a ayudarme? (Entra A.)
A: ¿Me ha llamado, señora?
F: Sí. Necesito que me ayude. Quiero que me haga el favor de apretar el gatillo.
A: ¿Está bromeando? Si hago lo que me dice, le vuelo la tapa de los sesos.
F: Eso es lo que quiero. Si me va a ayudar, hágalo ya. Lo único que tiene que hacer es mover el dedo índice.
A: No es tan fácil eliminar sin motivo a un ser humano. ¿Quien podría aceptar tamaña responsabilidad?
F: ¡Yo podría! ¿Quiere que se lo demuestre?
A(Riendo) ¡Por supuesto!
F(dándole el fusil) ¡Tome! (A, siempre sonriente, apoya el cañón en su sien. F va al otro extremo, alza la culata del fusil, mete el dedo en el gatillo)
A: ¿Qué siente?
F: Nada.
A: ¿Cree que podrá apretar el gatillo?
F: Por supuesto.
A: Entonces, trate. (F apretá el gatillo. Disparo. A cae muerto. F, con una tiza, dibuja en la culata una línea más.)
F.- ¡Mueran los huevones!
(OSCURIDAD)

EL INESTABLE
(C, nervioso, acelerado y D, disfrazado con una gran peluca rubia rizada de mujer lenta y romántica, entran de lados opuestos. Se encuentran en el centro de la escena.)
C.- (Interesado) ¿Quién es usted? (Sarcástico) ¡La admiro! (Piadoso) Pobrecita... (Despreciativo) ¡Idiota! (Amenazador) ¡La voy a matar! (Heroico) Contra todos yo la defiendo... (Asqueado) ¡Puerca!.. (Tierno) Ángel mío... (La besa)
D.- ¿Qué... dice... usted?
C.- (Escupiéndole la cara) ¡Traidora!.. (Llorando de emoción) ¡Usted es un héroe!.. (La condecora)... (Dando un rugido de cólera) ¡Pedazo de cobarde!.. (Arrancándole la condecoración) ¡La degrado!.. (Lascivo) ¿Quieres que hagamos el amor, mi putilla?..
D.- ¿Qué... dice... usted?
C.- (De rodillas) Santa mía... (Levantándose, con asco) ¡Lesbiana bigotuda!.. (Despreciativo) La ignoro... (Montando sobre sus espaldas) ¡Sea mi esclava!.. (Abrazándola) Usted es todo para mí... (Rechazándola de un empujón) ¡Me da asco!.. (Cargándola sobre sus espaldas) ¡Usted será siempre mi dueña!
D.- ¿Qué... dice... usted?
C.- (Dejándola caer) ¡Fuera de mi vida!.. (La amenaza con un cuchillo) ¡Basura, tendrás el fin que mereces!.. (Ofreciéndole el cuchillo) ¡Mátame, la existencia me es insoportable!.. (Colocándole el cuchillo en la mano y gritando después) ¡Socorro! ¡A la asesina!.. (Forcejea con D, le quita el cuchillo y le da un tajo en el vientre) ¡Legitima defensa! (Muy piadoso) ¿Sufres mucho?
D.- (Cayendo lentamente al suelo) ¿Qué... dice... usted?
C.- (Llorando) ¡Ah, qué mujer admirable pierde el mundo! (Cínico) ¡Me importa un cuerno! (Trágico) ¡Qué dolor! (Acusador) ¡Lo mereciste, canalla! (Santo) ¡Dios, dame fuerzas para salvarla! (Demoníaco) ¡Revienta!.. (Le da otra cuchillada)
D.- Comprendo... usted... me ama... (Muere(C estalla en melodramáticos sollozos.)
(OSCURIDAD)

CENA FAMILIAR
(B, hombre. F, mujer, bien vestida pero de carácter dependiente, como una perra fiel. Están sentados delante de una mesa, con el narrador. D y A, soldados. C, cadáver.)
NARRADOR: El hombre abre el periódico y parece leerlo. La mujer alza los brazos doblados y de rodillas ante él los agita cual un animal pidiendo comida. Con un gesto condescendiente el hombre le da una parte del periódico. La mujer saca la lengua acesando de placer y también se sienta para, con una actitud que imita en todo la de el hombre, ponerse a leer.
B: (Con tono grave) Vaya, vaya, vaya...
F: (Imitando el tono del hombre) Vaya, vaya, vaya..
B: (Asombrado) ¡No es posible!
F: (Asombrada) ¡No es posible!
B: (Protestando) ¡Ah, no!
F:- (Protestando) ¡Ah, no!
B: ¡Ja, ja, ja!
F: ¡Ja, ja, ja!
B: (Con desprecio) Cretinos.
F: (Con desprecio) Cretinos.
B:- (Sonriendo, satisfecho) Todo va bien, porque todo va igual.
F:- (Sonriendo, satisfecha) ¡Sí, sí, todo va bien porque todo va igual!
B: A propósito, ¿prendiste el horno?
F: ¡Nunca olvido mis deberes! ¡El fuego parece una gran araña roja!
B: ¡No hables así, cállate, sabes que no me gustan las metáforas!
F: Perdona, me callo.
B: Bien, sirve los espaguetis. Los quiero bien fríos.
F: Ya lo sé, la comida caliente te da asco.
B: Lógico, mujer, la carne asada pertenece a la política, no al estómago.
F: (Saliendo hacia el fondo) Tienes razón, como siempre.
NARRADOR: Entran dos soldados de nacionalidad indeterminada cargando a un cadáver semidesnudo. Abren la puerta del horno, aumenta el ruido de las llamas. Cierran la puerta del horno. El hombre, sin inmutarse termina de plegar el periódico y se lo mete en el bolsillo. (A y D regresan limpiándose las manos. Salen por la izquierda) Por el fondo entra la mujer con dos platos llenos de espaguetis. Se sienta. El hombre y la mujer se poner a comer sorbiendo fuertemente, cada uno, un larguísimo e interminable tallarín. (Vuelven a entrar por la izquierda A y D cargando a C. Salen por la derecha.) Ruido del horno.
(Regresan A y D, limpiándose las manos ennegrecidas Salen por la izquierda.)
B: ¿Cuántos han quemado hoy?
F: Probablemente cincuenta...
B: Qué raro, muy por debajo de la cifra normal...
F: ¡Quizás se les acabó la materia prima!
B: No te preocupes, mujer: eso nunca faltará. Los organismos no cesan de morir.
F: Pero ellos, ¿de dónde sacan tantos? ¿Crees que los fabrican?
B: ¡Qué sé yo, es un misterio que no nos incumbe! ¡Mejor vivir tranquilos sin hacer preguntas! Sigue comiendo tus espaguetis, mujer.
F: ¡Eso es, sigo comiendo mis espaguetis!
NARRADOR: Entran los soldados cargando al cadáver. Pero esta vez se debate y chilla con inmensa angustia.
C: ¡No, no quiero! ¡Suéltenme! ¡Socorro! (A y D lanzan a C al horno, sin que éste cese de gritar e insultarlos.) Asesinos, canallas, bandidos, aaaghh.
NARRADOR: Ruido del horno. Los soldados regresan limpiándose las manos que esta vez están manchadas de sangre. (A y D salen por la izquierda.)
B:- ¡Así es, mujer, hay algunos que son verdaderamente muy mal educados1
F: Ingratos también. ¿Dónde van a encontrar un horno más limpio?
B: No sólo limpio, también potente. Son reducidos a cenizas en menos de un minuto ¿Qué más quieren?
F: ¡Lo primero que deberían quemarles es la lengua, por mal hablados! (B y F vuelven a sorber con ruido su interminable espagueti. Entran por la izquierda A y D cargando C. Aunque no se mueve, C viene cantando un aria patética. A y D lanzan a C al horno. El canto se transforma en un grito. Silencio. El hombre y la mujer se miran, inmóviles. Poco a poco, luego con más y más intensidad la mujer se pone a cantar el aria.)
B: ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!
F: (Mezclando el canto a la palabra) Es una melodía... muy contagiosa... No me la puedo...sacar de la garganta.
B: ¡Insensata, mujer tenías que ser. ¡Te digo que te calles! ¡Solamente a los cadáveres se les permite cantar esa melodía!
F: (Sin cesar de cantar, tapándose la boca con las manos) No... Puedo... cesar...
B: ¡Rápido, llénate la boca con lo los espaguetis! (La mujer se llena la boca con su tallarín en bola pero sigue cantando. El hombre le mete también en la boca su propia bola de pasta. Ella produce un largo murmullo ronco para al final escupir los tallarines y cantar de manera atronadora. Regresan los soldados. Rápidamente el hombre despliega el periódico que saca del bolsillo y se pone a leerlo. Los soldados cargan a la mujer, que no cesa de cantar y salen con ella por la derecha. El hombre sigue leyendo. El horno suena. La mujer canta. Gran ruido de llamas. Alarido. La puerta del horno se cierra. Silencio. Regresan los soldados limpiándose los tallarines que se les pegan a las manos. Salen por la izquierda El hombre pliega lentamente su periódico y se lo guarda en el bolsillo.)
NARRADOR: Por el fondo aparece una mujer similar cargando dos platos llenos de espaguetis.
F: Tus espaguetis, querido, muy fríos, como te gustan.
NARRADOR: Los soldados entran, cargando al muerto.
(OSCURIDAD)

PREGUNTAS Y RESPUESTAS
(Dialogo de amor)
E.- ¡Tengo respuestas! ¡Tengo respuestas... pero nadie tiene una pregunta!
A.- Yo tengo una pregunta.
E.- ¡Al fin!
A.- ¿Cuál es la única respuesta que no tiene preguntas?
E.- ¡Esa es la única pregunta que no tiene respuesta!
A.- Entonces, dígame, ¿cuál es la respuesta que responde a todas las preguntas?
E.- Se la diré si usted me dice cuál es la pregunta que sirve para todas las respuestas.
A.- (Piensa) Mmm... ¿Cómo lo que usted responde puede dejar de ser una respuesta?
E.- Cuando lo que usted me pregunte sólo sea una pregunta y nada más.
A.- Entonces: Toda pregunta es en el fondo una respuesta.
E.- ¡Y toda respuesta es en el fondo una pregunta, eso es!
A.- ¡Tengo respuestas! ¡Tengo respuestas!
E.- ¡Tengo preguntas! ¡Tengo preguntas!
(OSCURIDAD)

TENER O NO TENER
(Entra F, muy bella.)
F.- ¡Quiero que me amen a mí y no a lo que tengo! ¡Comprendan que yo no soy lo que poseo! ¿Aman mis nalgas? ¡Me las corto! ¿Aman mis senos? ¡Me los corto! ¿Aman mis piernas? ¡Me las corto! ¿Aman mis brazos? ¡Me los corto! ¡No soy mi pelo! ¡Fuera!... ¡No soy mi piel! ¡Fuera!... ¡No soy mis ojos! ¡Fuera!... ¡Fuera mi vientre, mis ovarios, mi vagina, los labios de mi sexo! ¡Fuera la carne y fuera los huesos! Pero... ¿Ahora quién soy? ¿Dónde estoy? ¡Oh, lo he perdido todo! ¡Ya no soy! ¡Por favor, por lo que más quieran, ámenme para que yo sea y otra vez vuelva a tener un cuerpo!
(OSCURIDAD)

LA GUERRA DE LOS FILOSOFOS
(B, C y D, filósofos relamidos. A, un hombre simple.)
D.- En realidad, hablando con toda modestia, de nosotros cuatro el que más vale soy yo... Mi comprensión del significado intrínseco del concepto de Conciencia es imbatible.
C.- ¡Bla, bla, bla! Apoyar sus valores en las arenas movedizas del concepto de Conciencia es obsoleto. Mi comprensión del significado intrínseco del concepto de Inconsciente es verdaderamente imbatible. Por todo lo cual declaro que el que más vale de nosotros cuatro, soy yo.
B.- Los oídos me duelen con tanto cacareo. ¿Conciencia? ¿Inconsciente? ¡Necedades! Lo que es imbatible es comprender como yo la impermanencia de la permanencia en el concepto de Tiempo. Sin lugar a dudas, de nosotros cuatro el que más vale soy yo. (B, C y D se burlan los unos de los otros. A, ríe.)
D.- (a A) ¿Y usted?
A.- Oh, yo nada más sé una pequeña cosa... Digo que..
C.- (Interrumpiéndolo) Ja, ja, sólo sabe una pequeña cosa... (A los otros) Bueno, la competencia importante es entre nosotros tres. ¿Cómo la resolvemos?
B.- ¡Muy fácil! ¡Orinemos y veamos quién llega más lejos!
C.- Mmm... ¡De acuerdo!
D.- ¡Veremos quién puede más! (B, C y D imitan que abren sus braguetas, que sacan sus sexos y que orinan.)
B.- ¡Un metro y medio!
D.- ¡Dos metros!
C.- ¡Dos metros y medio! (B, C y D hacen enormes esfuerzos para superar sus marcas.)
D.- ¡Tres metros!
C.- ¡Tres metros!
B.- ¡Tres metros! (Consternado) ¡Hemos empatado!
(A, calmo, imita que abre su bragueta, que saca su sexo y que orina un largo chorro.)
A.- ¡Siete metros!
D.- (a A) ¡No es posible! Si he descifrado el Tratado Lógico Filosófico de Wittgenstein, ¿cómo puede usted llegar más lejos que yo?
C.- (a A) ¡Sí, cómo puede usted llegar más lejos, si yo he memorizado todo El Ser y el Tiempo de Heidegger!
B.- (a A) ¡Y yo interpretado los siete chakras, los diez sefirotes y las nueve dimensiones del anagrama! ¿Cómo puede usted sobrepasarnos así?
A.- Muy simple: puedo más que ustedes porque sé una sola cosa.
B, C y D.- (a A) ¿Qué cosa?
A.- ¡Sé Mear lejos!
(OSCURIDAD)

LAS OREJAS DEL AMOR
(G, señorita virginal, está sentada dándole de comer a las palomas. C, un seductor, se le acerca y se sienta junto a ella poseído por un gran deseo. Ella se hace la que no lo nota. El le acerca la nariz y la recorre aspirando gozosamente sus olores.)
C.- Mmmm... Su piel es un jardín de maravillosas flores carnívoras... (Con gran sensualidad le acaricia los cabellos) Mmmm... El camino de la seda conduce al alma...
G.- ¡Si me vuelve a tocar llamo a la policía!
C.- No es sacrilegio virgencita, es veneración. ¡Le juro que nunca más, en toda mi vida, vuelvo a intentar acariciarla!
G.- No es necesario que jure tal cosa. El contacto físico con un hombre de experiencia como usted me puede interesar. Pero antes necesito conocerlo. ¿Será capaz de contener su tormenta lúbrica y responder tranquilo a mi cuestionario?
C.- ¡Se lo prometo con toda mi alma, virgencita!
G.- Bueno, comencemos: ¿a qué se dedica usted?
C.- Secuestros, virgencita.
G.- ¿En cuántos ha participado?
C.- En quinientos setenta y tres...
G.- El número lo confirma: es usted un hombre de gran experiencia. ¿Cortó orejas o dedos?
C.- Nunca fueron dedos, solamente orejas, para presionar a la familia.
G.- ¿Con qué las cortaba?
C.- Con unas tijeras.
G.- Interesantísimo... ¿Anestesiaba a las personas para que no sintieran el dolor?
C.- ¡Cómo se le ocurre, virgencita! Así no más: con el pulgar y el índice de la mano izquierda se las estiraba y con el instrumento bien sostenido en la mano derecha les cortaba de cuajo las orejas.
G.- Oooh... se me pone la piel de gallina. ¿Qué cuidados le daba a las personas para que no tuvieran una infección o se desangraran?
C.- Muy simple, virgencita: les quemaba las heridas con mi cigarrillo.
G.- ¿Las familias siempre pagaron?
C.- Sí, por suerte. Yo pedía sumas modestas que apenas daban para alimentarme una semana. Si no, hubiera tenido que matarlos, y los remordimientos no me gustan.
G.- ¡Cómo lo comprendo! Caballero: soy huérfana, no tengo familia ni tampoco dinero, ¿accedería usted a cortarme una oreja sin obtener rescate?
C.- ¿Cómo se le puede ocurrir semejante cosa, virgencita? ¿Por quién me toma? ¡No lo hago por placer, sólo corto por dinero!
G.- ¿Y no podría cortar por caridad?
C.- ¡No soy Jesucristo para andar cortando orejas por puro amor!
G.- Bueno, si no me la corta, ¿me la podría tirar?
C.- ¿Unos simples tirones? Si no son muy fuertes, de acuerdo, virgencita. (C le tira una oreja a G.)
G.- ¡Qué delicia! Tire con un poco más de intensidad.
C.- ¿Así?
G.- ¡Si! ¡Qué bien la tira, qué dedos más fuertes y seguros, siento que oigo abrirse el cielo! ¡Más, más!
C.- ¡Tenga cuidado, virgencita, si sigue pidiéndome que aumente se la voy a arrancar!
G.- ¡No es la oreja que quiero que me arranque sino las palabras que ella encierra, un río de frases insidiosas llenándome el cerebro como moscas negras! ¡Tire más fuerte, por favor: las raíces son largas y se hunden hasta el alma!
C.- ¡Este es el último esfuerzo que hago! ¡Tenga! ¡Tenga!
G.- ¡Ahí voy yo, tras la oreja! ¡Ay, no la suelte, que regreso al enjambre negro! ¡No me deje caer en el abismo, tire, tire!
C.- ¡Pero no me voy a pasar toda la vida, virgencita, sosteniéndola por la oreja: atrévase a caer!
G.- ¡Suélteme entonces! (C le suelta las orejas) ¡Ah, me sumerjo, desciendo locamente, milagro, caigo en sus brazos!
C.- ¡Bueno, parece ser que siempre la he estado esperando, virgencita! Venga conmigo, cortaré una buena cantidad de orejas : ¡así tendremos dinero para la boda y su luna de miel!
A.- ¿No le parece que en vez de tijeras sería más elegante usar un bisturí?
(OSCURIDAD)
LA COLA
(A está de pie en medio de la escena mirando hacia la derecha B entra por la izquierda, se le acerca y se para detrás de él)
B: ¿Qué hace usted aquí?
A: ¿Cómo puede no darse cuenta? ¡Estoy haciendo una cola!
B: Ah, ya veo. Es usted el último.
A: No, soy el primero. Ahora usted es el último.
B: ¡Eso no lo puedo permitir! (B se pone delante de A, mirando también hacia la derecha.) Ahora soy yo el primero. (Mientras B está mirando a la derecha, A da media vuelta y se queda frente a la izquierda)
A: No. Yo soy siempre el primero y usted, el último, me persigue retrocediendo. (B gira y queda, detrás de A, mirando también hacia la izquierda)
B: Miente usted, señor. Yo retrocedo, en el primer puesto y usted, retrocediendo también, no hace más que seguirme. (A se da media vuelta y queda frente a B)
A: De ninguna manera: yo avanzo, hacia el futuro. Usted va para atrás, hacia el pasado.
B: No señor, lo que sucede es que yo voy ascendiendo, mientras que usted se va hundiendo.
(A, en su sitio, se pone a girar lentamente)
A: ¡Basta! ¡Míreme! ¡Estoy girando! ¡Se acabó la cola! ¡Soy el eje! ¡Soy el centro! ¡Lo único que usted esperaba era llegar a mí! ¡Pues bien, ya me encontró!
B: ¡Eso es! ¡Esperaba llegar hasta el ser más odioso del mundo para estrangularlo!
(B se lanza sobre A y comienza a estrangularlo. Las luces se van apagando poco a poco)
B: ¡Soy el primer verdugo! ¡Soy el primer verdugo!
A: ¡Soy la primera víctima! ¡Soy la primera víctima!
OSCURIDAD

LA TIERRA PROMETIDA
(A, B, C, D, E, F y G, apoyados los unos en las espaldas de los otros, formando un círculo, giran lentamente en el sentido contrario de las manecillas de un reloj.)
B: (a D) Tú eres nuestro guía. Estamos cansados, casi moribundos, pero algún día llegaremos... La tierra prometida nos espera...
E: (a B) No debemos desesperar. Continuaremos avanzando. Eres un buen guía. Sabes lo que haces.
C.- (a E).- No sé a donde vas pero te sigo... El camino es largo y se extiende hacia el infinito... Sin embargo, gracias a ti, estoy seguro, llegaremos...
G.- (a C) Tengo los pies ensangrentados, respiro apenas, avanzo dormido a medias, llevamos siglos caminando.. Pero confío en tus conocimientos... Tú sabes, yo no sé...
A.- (a G) Tú sabes, yo no sé, por eso te sigo... ¡Llévanos al lugar donde nacen todos los ríos! ¡Llévanos al país de la abundancia!
F.- (a A) ¡Condúcenos allí donde este desierto se hace tierra fértil! Tengo fe en ti.. Es Dios quien te ha elegido para que encabeces esta marcha...
D.- (a F) Gracias a ti, estoy seguro, no estamos perdidos. Vamos por buen camino. Si tú no te detienes, tampoco nosotros. Tú eres nuestro guía.
B.- (a D) Tú eres nuestro guía. Estamos cansados, casi moribundos, pero algún día llegaremos... La tierra prometida nos espera...
E.- (a B) No debemos desesperar. Continuaremos avanzando. Eres un buen guía. Sabes lo que haces.
C.- (a E).- No sé a donde vas pero te sigo... El camino es largo y se extiende hacia el infinito... Sin embargo, gracias a ti, estoy seguro, llegaremos...
G.- (a C) Tengo los pies ensangrentados, respiro apenas, avanzo dormido a medias, llevamos siglos caminando.. Pero confío en tus conocimientos... Tú sabes, yo no sé...
A- (a G) Tú sabes, yo no sé, por eso te sigo... ¡Llévanos al lugar donde nacen todos los ríos! ¡Llévanos al país de la abundancia!
F.- (a A) ¡Condúcenos allí donde este desierto se hace tierra fértil! Tengo fe en ti... Es Dios quien te ha elegido para que encabeces esta marcha...
D.- (a F) Gracias a ti, estoy seguro, no estamos perdidos. Vamos por buen camino. Si tú no te detienes, tampoco nosotros. Tú eres nuestro guía. (Mientras los actores siguen repitiendo en orden su texto, la luz poco a poco va bajando.)
(OSCURIDAD.)

EN LA PISCINA
NARRADOR: D y A flotan en la piscina con fingida calma.
D: Cuando caímos aquí?
A: Caímos, o nacimos?
D: Si caímos, de donde?
A: Si nacimos, quien nos engendró?
D: Quien soy yo?
A: ¿Si usted no lo sabe, como quiere que yo lo sepa?
D: ¿Y usted, quien es?
A: Tampoco lo se. Hemos perdido la memoria.
D: Sea lo que sea, aquí estamos.
A: El sitio me pertenece.
D: ¿Le pertenece? ¿Quien lo prueba? ¡Este sitio es mío!
A: ¡No, es mío!
D: ¿Suyo? ¿Todo esto?
A: Por lo menos este rincón es mío. (D se acerca a A)
D: Bueno, si este rincón es suyo... (D hace esfuerzos y puja)
A: ¿Qué está haciendo?
D : Cago y meo!
A : Pero... ensucia el agua...
D : ¡Que me importa! ¡Es suya! ¡Yo solo me ocupo de mi lugar! (A va hacia la esquina de D)
A: Lo que ha hecho es insoportable. ¡Ojo por ojo! ¡Tome! (puja como defecando). Y además... (Vomita)
D: ¡Vándalo indecente, fuera de mi agua!
A : ¡El agua es mía, ladrón!¡Ladrón tú, y la madre que no tienes! (D se lanzan el uno contra el otro. Se tratan de ahorcar)
Narrador: La piscina comienza a vaciarse. (D y A se quedan de pie en la piscina seca.)
D: Creímos tenerlo todo...
A: ...y no teníamos nada.
D: ¡Que inmensa sequedad! Es injusto.
A: ¿Por qué nos dieron un mundo así?
D: Esto puede durar años. Salgamos de aquí.
A: ¿Como? No hay escaleras, y la piscina es profunda.
D: ¿Y si con nuestros cuerpos formáramos una escalera?
A: ¡Imposible! Los dos trataríamos de pisar los hombros del otro para salir primero...
D: Hay otra posibilidad...
A: ¿Cual?
D: Llorar y llorar, hasta que la piscina se llene con nuestras lágrimas.
A: Buena idea, pero tenemos que encontrar un motivo, algo que nos dé pena.
D: Tiempo perdido. Conocemos el odio, no la piedad.
A: ¡Espere! ¡Esto si es triste! Me observo a mí mismo y el corazón se me estruja.
D: ¿Qué ve?
A: Nada. Por eso lloro... Buaaa.
D: Buaaa... Yo lloro también porque sé que para llenar esta piscina con nuestras lagrimas, necesitaremos más de cien años.
A: Moriremos antes... Buaaa... (A y D lloran desconsoladamente, cada vez con más intensidad. Terminan dando alaridos y aullando como perros que anuncian la muerte. Los otros cinco también se ponen a llorar y acaban aullando. Todos se encuentran a cuatro patas en el centro del escenario y hablan como perros.)
D: Qué pena que el hombre haya desaparecido.
A: Sí... ¡Que pena... Auuu! Que bueno era...
C: Lástima que no quedara nada de él, ni un pequeño recuerdo...
E: Todo ha sido desintegrado...
B: Queda algo... Recuerdo una canción que cantaban los soldados antes de que los lanzaran al horno...
F: Sí, sí... ¿Como era? (Poco a poco todos se ponen a cantar la canción del cadáver de “LA CENA FAMILIAR” y a aullar. La luz desciende lentamente)
(FIN)





Licona Abuelita

ABUELITA DE BATMAN
Alejandro Licona

Frente a un espejo imaginario, el GALÁN termina de arreglarse. Ensaya
miraditas, sonrisas seductoras y risitas de Don Juan
GALÁN: (Suspirando) Bueno. A lo que te truje... (Se coloca un saco disponiéndose a
salir. Mira en torno). Creo que todo está listo. Flores, cogñac. Ya puse a
enfriar el champán. Ojalá no tome mucho porque nomás compré una botella.
Está carísimo (Recordando) Ay, la música. No la he escogido
(Recapacitando) No. Mejor la busco en el momento. Es cachondo ponerse a
buscar discos (Con voz seductora) ¿Qué prefieres? ¿Brahms o José José?
Tengo grabaciones exclusivas. Bueno. Pues vámonos. Ojalá no haya mucho
tráfico aunque siempre es elegante llegar tarde. (Se oye que tocan a la
puerta. El GALÁN se extraña y acude a abrir. En la entrada aparece una
mujer.) Ah, hola Estela ¿qué cuentas?
ESTELA: Nada. Aquí nomás ¿tú? Ay, que elegante. No estás ocupado ¿Verdad?
GALÁN: No, pero...
ESTELA: (Entrando) Invítame un café entonces. Necesito hablar contigo. (El GALÁN
duda por unos momentos. La mujer se mete sin esperar invitación).
GALÁN: Pásale. Nada más que tengo un poco de prisa.
ESTELA: No pienso tardarme (Viendo en torno) ¿sabes qué me fascina de tu casa?
que siempre la tienes arreglada y con flores. Me encanta.
GALÁN: ¿No podríamos vernos mejor otro día?
ESTELA: Rodolfo. Hace meses que no nos vemos. Que no sabemos el uno del otro.
GALÁN: Me hubieras hablado. Es que ahorita tengo una cita...de negocios.
ESTELA: ¿Y no puedes hablar diciendo que vas a llegar tarde?
GALÁN: Cómo crees. Eso no se hace. Es importante además.
ESTELA: Me imagino... ¿no me vas a ofrecer nada?
GALÁN: Estela, en serio. Tengo que irme. No es que te corra, cariño.
ESTELA: (Enternecida) Ay, hacía tanto que no me decías así. Me encanta.
GALÁN: Mira. Mañana no tengo nada qué hacer ¿por qué no vienes y recordamos
viejos tiempos, mh?
ESTELA: ¿Por qué nunca me llamaste? Te hablaba a diario ¿qué nunca te pasaron
mis recados?
GALÁN: ¿Por qué no hablamos de eso después, Estela? Se me está haciendo tarde.
ESTELA: Cuando andábamos, yo era lo más importante para ti, Rodolfo.
GALÁN: Pero ya no andamos, mi vida... (La mujer lo mira con tristeza y reproche.)
Mañana puede ser. Si quieres de una vez quedamos en la hora.
ESTELA: ¿Cómo puedes decirme eso, después de todo lo que vivimos? Cuando
menos trátame como amiga.
GALÁN: Mi amor. No creo ser grosero ni descortés. Simplemente hoy no podemos
platicar. Entiéndelo ¿sí? Ahora si me permites...
ESTELA: Cuando menos dime por qué tronamos.
GALÁN: (Impaciente) Estela. Mañana hablamos todo lo que quieras. Ahorita no puedo.
ESTELA: Sólo quiero saber. No creo haberte hecho nada. Andábamos, sí pero
¿cuándo terminamos? De buenas a primeras me cortas sin decirme por qué.
GALÁN: ¿Te vas o te quedas? Te puedo dar un aventón. Voy por tu rumbo.
ESTELA: Rodolfo. Dime por favor.
GALÁN: Desde el principio quedamos que era sin compromiso. Que si lo hacíamos
era por...sentirse bien. Acompañados. Nunca te pedí nada ni tú a mí. Ya
pasó. Cada quien por su lado.
ESTELA: Rodolfo. No te puedes pasar la vida de acostón en acostón. Necesitas echar
raíces.
GALÁN: Así soy feliz. Nunca te lo oculté. Lo sabías (Mirando su reloj) Uta madre.
Ya es tardísimo. Deja avisar que voy a llegar tarde. (Va a un teléfono pero se
arrepiente.) Mejor hablo del estudio. Ahorita regreso.
ESTELA: Sí, mi amor.
GALÁN: (Aparte. Al público) Pinches viejas. No les puede dar uno amor porque de
inmediato se sienten con derecho a todo. Y todavía pregunta la pendeja por
qué la corté...
Se marcha el GALÁN. ESTELA se -sienta. Se abre el escote y se levanta la
falda. Poco después regresa el GALÁN.
ESTELA: ¿No pones música?
GALÁN: ¿Quieres? ¿No que vamos a hablar?
ESTELA: Es que te ves tan varonil buscando discos ¿qué prefieres? ¿Brahms o José
José?
GALÁN: (Viendo el escote abierto) ¿Qué no andas con nadie, Estela?
ESTELA: El último fuiste tú y sigo esperándote.
GALÁN: Quedamos en que éramos libres. Sin compromiso. Además lo nuestro ya
tiene rato. Si no has buscado es porque no has querido.
ESTELA: ¿Le llamas rato a tres meses?
GALÁN: Pues sí ¿no?
ESTELA: Has sido el mejor de todos, Rodolfo.
GALÁN: (Con falsa modestia) Tú también tienes lo tuyo.
ESTELA: ¿Por qué no seguir?
GALÁN: Porque me gusta mi libertad. No quiero estar atado a nadie, por eso.
ESTELA: Ya no eres joven, Rodolfo. El tiempo pasa ¿quieres estar solo el día de
mañana?
GALÁN: Si tú te sientes vieja, no es asunto mío. Yo todavía la hago y prueba de ello
es que no falta quien quiera acompañarme ¿Cómo voy a creer que en tres
meses no hayas agarrado nada? Y fea no estás, Estela.
ESTELA: Gracias. Siempre has sido muy amable. Caballeroso
GALÁN: Mira, si lo que pretendes es formalizar una relación, viniste al lugar
equivocado. No soy de ésos. Si quieres sexo, órale. Que valga de algo la
visita. (Trata de fajarla.)
ESTELA: (Ofendida) ¡Suéltame!
GALÁN: ¿Qué quieres, entonces? Vienes. Te abres y enseñas. Si no vienes a eso ¿a
qué carambas entonces? ¿A que andemos de manita sudada? Estás como
operada del cerebro.
ESTELA: Cuando me acuesto, me gusta amar.
GALÁN: (Aparte. Al público) ¿Ves por qué las corto? Porque todas son iguales.
Luego luego quieren casa (A ESTELA) De haber sabido que eras una
mojigata apretada, me cae que ni caso te hago. Chin. Pensé eras inteligente,
liberada. Mira nomás con qué mamadas me vienes a salir a estas alturas
¿Sabes qué? Vete. Con suerte y todavía alcanzo a la chava con la que quedé
de verme.
Se hace un silencio ominoso.
ESTELA: Ofréceme algo de beber. De seguro compraste champán.
GALÁN: ¿No quieres mejor Bacardí? El champán es caro (Cizañoso) Lo uso sólo en
grandes ocasiones.
ESTELA: ¿Sabes qué? No te sale ser malo. En el fondo eres bueno. Tierno. Buscas
protección.
GALÁN: Oh sí y también tengo complejo de Edipo. Dicen además que todos los
donjuanes somos homosexuales en potencia. Es lo que dicen todas cuando
las mando al carajo. Para desquitarse. No me importa. Me gusta ser así.
Disfrutar de la vida.
ESTELA: Estoy segura que vas a cambiar.
GALÁN: ¿Además de sicóloga eres adivina? Mira tú. Y yo que nunca me di cuenta.
ESTELA: Es inútil que trates de convencerme que eres muy malo. Te conozco. No
eres así. No necesitas hacerla de villano para alejarme. No hace falta, de
veras ¿brindamos?
El GALÁN va a un mueble y sirve en dos copas
GALÁN: ¿Por qué? ¿Por nuestro futuro y feliz matrimonio?
ESTELA: Claro. Porque seamos felices el resto de nuestros días.
GALÁN: Me encanta tu sentido del humor ¿sabes? Si alguna vez llegara a casarme, lo
haría con una persona como tú. Eres buena compañera y sumamente cotorra.
ESTELA: A esta casa le hace falta el toque femenino. Ahora que me venga pienso
cambiar esas cortinas. Nunca me han gustado. Y poner plantas. Dan tanta
vida.
GALÁN: ¿Los muebles están bien o los cambiamos?
ESTELA: Están bien así, aunque la cocina la tienes muy descuidada. Parece cocina de
soltero.
GALÁN: Faltaba más. Desde mañana vamos a buscar muebles
ESTELA: No crees que me venga a vivir contigo ¿verdad?
GALÁN: Ay, Estela. Eres fabulosa. Salud.
ESTELA: Salud.
Ambos beben. Pausa
ESTELA: A propósito de salud ¿hace cuánto que no te haces análisis de sangre?
GALÁN: (Mirándola fijamente) ¿Por qué?.
ESTELA: Nomás. Con eso del SIDA nunca se sabe.
GALÁN: (Tras breve pausa) Sé con quién me meto.
ESTELA: Eso mismo decía una amiga y... (No sabe que más agregar) Lo malo no es
tanto morirse sino que lo traten a uno como apestado. Ay, no te me acerques.
No me toques. Te dejan de visitar. Un perro se queda con más amigos. Te lo
deberías hacer. No sale tan caro. Si quieres te recomiendo un laboratorio. Es
muy discreto.
GALÁN: Me encanta tu sentido del humor.
ESTELA: ¿Sí, verdad? ¿Qué más le queda a uno?
GALÁN: (Asustado) No estarías tan tranquila platicando.
ESTELA: No. Lo duro es al principio. Después ya te acostumbras. Lo ves normal.
GALÁN: Ay, Estela tan vaciada. Me fascinas.
ESTELA: Me alegro que lo tomes así. Pensé te ibas a poner como loco.
GALÁN: Pero no estás enferma ¿verdad?
ESTELA: ¿Tú qué crees?
GALÁN: (Acorralado) Que no. Es obvio.
ESTELA: Ay, Rodolfo. Sí estoy...
Sumamente asustado Rodolfo se pone de pie y estalla.
GALÁN: ¡¿Y lo dices así, como si nada?!
ESTELA: ¿Y cómo quieres que te lo diga?
GALÁN: ¡Hija de la chingada, donde me hayas contagiado verás, cabrona! ¡Te
puedes ir preparando!
ESTELA: ¿Y cómo sé que no fuiste tú el que me contagió? No hay modo de saberlo.
GALÁN: (Jerimiqueando) ¡Sí, ahora yo, desgraciada! Y todavía tienes el descaro de
venírmelo a decir. Que huevos de cabrona. Que poca madre tienes, Estela.
ESTELA: Pensé que te gustaría saberlo.
GALÁN: Que considerada eres, hija de toda tu... (Se calma súbitamente. Se empieza a
reír.) Pinche Estela, que mala eres, Por un momento me la creí. Uta...
(ESTELA no responde y se limita a mostrarle un documento.) ¿Esto, qué?
ESTELA: Lee por favor...
GALÁN: (Leyendo) " Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida "...
ESTELA: SIDA para los cuates.
El GALÁN se desploma en una silla como fulminado por un rayo.
GALÁN: Hijo, Estela. Si es una broma te juro que...
ESTELA: Ahí está el teléfono de los laboratorios. Puedes hablar cuando gustes.
GALÁN: No puedo tenerlo. No yo.
ESTELA: ¿Y por qué no? ¿Qué te hace inmune? ¿Con cuántas no has andado?
GALÁN: Uta. Pero todas decentes.
ESTELA: ¿Yo no soy decente?
El GALÁN parece no escuchar esto último. Sumamente nervioso se pone de
pie.
GALÁN: ¿Quién sería? ¿Estarán todas contagiadas?
ESTELA: No te recomiendo que se los digas. Se van a poner furiosas. Te echarán la
culpa.
GALÁN: Ay, sí. Como si yo fuera el único.
ESTELA: Que manera de fregarse la existencia ¿verdad?
GALÁN: ¿Y como cuánto tiempo nos quedará de vida?
ESTELA: Pues...Unos cuatro o cinco años, no más (Tras breve pausa) Y vivir solo.
Segregado, señalado. A ése ni hablarle porque es sidoso. A menos qué...
GALÁN: ¿Que qué?
ESTELA: Que vivas con una sidosa. Ni modo que te rechace o temas infectarla. Se
podrían acompañar. Pasarla bien. El uno comprendería al otro, después de
todo comparten el mal y están irremediablemente condenados a morir, más o
menos, al mismo tiempo (Suspirando) Ay pero qué tonta soy. Se me
olvidaba que a ti te gusta la libertad. Bueno, me retiro.
GALÁN: ¿Ya te vas?
ESTELA: Por supuesto. No quiero que llegues tarde a tu cita.
GALÁN: Espera, no te vayas.
ESTELA: ¿Y a qué me quedo, Rodolfo?
GALÁN: Vente a vivir conmigo. Si quieres, nos casamos.
ESTELA: Rodolfo por favor ¿tú pidiéndome eso?
GALÁN: Hace rato dije que si me casaba con alguien, sería contigo. Lo recuerdas
¿verdad? También dije que eras guapa, inteligente.
ESTELA: Vieras que no me acuerdo.
GALÁN: ¿Entonces?
ESTELA: ¿De?
GALÁN: Vente a vivir conmigo (Se hinca) Te lo pido. Te lo suplico, Estela.
ESTELA: Déjame pensarlo. Háblame o déjame recados en la oficina. Yo luego te
resuelvo. Nos vemos, que estés bien.
Estela se retira dejando hecho polvo a Rodolfo.
GALÁN: Pinche Estela, cabrona. Se salió con la suya...Abuelita de Batman que sí...
Oscuro.
“ME QUIERES A PESAR DE LO QUE DICES "

Entra una mujer cargando una maleta y una caja de cartón amarrada con
mecates. Las deja a un lado y furiosa se dirige al público.
ESPOSA: ¿Y qué me dicen de los políticos, eh? ¿A poco no dan ganas de matarlos
cuando los escucha uno hablar? Que no va a subir de precio tal cosa,
púmbale, sube. Que el peso ya está estable y es cuando viene una
devaluación. Que ya no va a haber corruptos ¿Y cómo viven los infelices?
¿Han visto sus casas? (breve pausa. Escudriñando con la mirada) ¿No hay
nadie aquí que viva en Bosques de las Lomas? Son enormes. Con seis carros
del año, de ésos que se venden por metro. Chofer y toda la cosa ¿Y quién
hace algo? Nadie. Si quieren soportarlos, allá ustedes. Yo me voy. Ya estoy
harta.
Va a su maleta y comienza a llenarla con ropa que va sacando de la caja de
cartón. Poco después entra el POLÍTICO con huellas de bilé en la cara y
tambaleante de borracho
POLÍTICO: (Ebrio) Es motivo de honda satisfacción ver que mi linda esposa es el
prototipo de la mujer mexicana. Abnegada y trabajadora y que retando al
destino, adverso en estos momentos para nuestra nación, se encuentra ya
levantada. Lista para el trabajo hogareño.
ESPOSA: Por si no te has dado cuenta, Falacio, ya son más de las diez de la mañana.
POLÍTICO: ¿Ya? (consulta su reloj) Cuando uno trabaja al lado del candidato, el
tiempo surca veloz el espacio hipérbole de nuestras existencias y es que,
junto a ese insigne mexicano, político distinguido profesionista preclaro de
estatura moral elevada y...
ESPOSA: Tu chingada madre.
POLÍTICO: Esposa mía. Compañera de mi vida. Eso que acabas de pronunciar es
contestatario. Resentimiento social. Fuerza oscura.
ESPOSA: ¿Qué horas son éstas de llegar, Falacio?
POLÍTICO: Como anoté al principio de mi ponencia, me encontraba laborando
arduamente en compañía del que habrá de llevarnos por los derroteros del
triunfo social y democrático.
ESPOSA: ¡Te fuiste de borracho y de putañero! ¡No lo niegues! Mira nada más cómo
vienes ¡Vete en el espejo! Todo pintarrajeado.
POLÍTICO: En el progresista y modernizado partido de la revolución no
discriminamos a la mujer. No. Es más. La hacemos partícipe de nuestros
triunfos. Es por lo que celebramos el triunfo de nuestro candidato. Esto que
tus prístinas pupilas contemplan, son solo restos de arrebatos revolucionarios
de las compañeras del partido, que en un éxtasis democrático y patriótico,
estamparon en mi faz.
ESPOSA: Digo ¿me crees tan pendeja? ¿Crees que no me doy cuenta, Falacio? A mí
no me vengas con tus discursitos que ya no se los cree nadie, vamos, ni un
niño de primaria.
POLÍTICO: Esposa de mi corazón. Yugo familiar. Estoy abierto al diálogo. Al debate
esclarecedor y a demostrarte con argumentos coyunturales que vives en el
error. Que lo que tu mente encierra son sólo rumores. Emisarios del pasado.
La ESPOSA saca de la caja un enorme brassier. Negro o rojo con encajes
muy coquetos
ESPOSA: Ayer encontré esto en tu saco ¿Puedes decirme qué significa?
POLÍTICO: (Brevemente desconcertado) Eso...Ah. Es el nuevo emblema de la campaña.
ESPOSA: ¿Un brassier?
POLÍTICO: Afirmativo. Es signo de que habrá abundancia en el próximo sexenio.
Significa además el sostén del partido del pueblo, de las masas que podrán
bambolearse pero no caer.
ESPOSA: ¿Y qué me dices de esta foto que hasta dedicada está? ¿Quieres que te la
lea? "Para Falacio con amor, que hace vibrar mi cuerpo entero"
POLÍTICO: Esa foto que sostiene enfática tu mano, es sólo una metáfora.
ESPOSA: ¿Cómo metáfora?
POLÍTICO: Sí. La mujer que ahí aparece es la sociedad, que conocedora de los altos
fines patrióticos que perseguimos en el partido, se entrega gustosa en
nuestras manos. Nuestras reformas y nuestro pujante derecho constitucional.
De ahí su frase "haces vibrar mi cuerpo entero" He dicho.
La ESPOSA queda desconcertada. Duda por unos momentos.
ESPOSA: ¿Sí? ¿Y qué hay de esta nota de hotel que halle en tu camisa? ¿Vas a decir
que te la dio la sociedad?
POLÍTICO: No...Es...para comprobación de gastos.
ESPOSA: Admites entonces que te metiste a un hotel...
POLÍTICO: Para levantar una encuesta. Sí. Conocer las inquietudes del pueblo. Saber
de sus necesidades. El partido único de la revolución mexicana no se limita a
sondeos en la calle, donde por lo general la ciudadanía tiene prisa. Se distrae.
En cambio en un centro de reposo y recreación como es un hotel puede
manifestar, sin presión, sin coacción, sin distracción, sus valiosas opiniones
que habrán de conformar el plan de gobierno de nuestro insigne candidato.
La mujer guarda silencio por unos momentos, mirando dubitativa a su
esposo.
ESPOSA: Es que luego llegas oliendo a perfume...
POLÍTICO: Son los aromas progresistas que se ventilan en el partido del pueblo. El
olor a santidad que despide nuestro máximo líder...
ESPOSA: (Tras pausa) ¿Me perdonas, mi vida?
POLÍTICO: Cariño. El partido es benevolente, misericordioso como todos los que
tenemos la dicha y el honor de conformarlo. Este penoso incidente ha sido
sepultado en la oscuridad del pasado ¿me das de desayunar?
ESPOSA: Sí, mi amor.
POLÍTICO: Mientras voy a asearme. A quitarme el sudor, fruto de un trabajo
continuo, agotador pero placentero. En un momento estoy contigo,
revolucionaria compañera. Esposa modelo. Mexicana ejemplar.
El POLÍTICO se va. La ESPOSA recoge el brassier, los papeles y los echa a
la caja. Comienza a regresar su ropa de la maleta a la caja.
ESPOSA: Hijo... ¿Por qué me sentiré tan mal? Me queda la misma sensación que cuando
escucho el informe presidencial o un discurso en la Cámara de Diputados...
(Se encoge de hombros) Este va a llegar lejos. Abuelita de Batman que sí.
Se va la ESPOSA. Oscuro.
“ENTONCES SEREMOS FELICES "
Habitación a oscuras. Se escuchan sirenas que después de un momento
bajan de intensidad hasta desaparecer. Entra un PRÓFUGO jadeando.
Trata de caminar en la oscuridad pero derriba un objeto que hace ruido
MUJER: (Desde adentro) ¿Quién anda ahí? (El PRÓFUGO sonríe ufano y no
contesta. Se pone en pose. De una puerta sale una MUJER abrochándose
una bata. Mira con asombro al convicto.) ¡Librado! ¿Qué haces aquí?
PRÓFUGO: Ya ves. Visitándote. Dame algo de beber, lo necesito.
MUJER: ¿Te escapaste, Librado?
PRÓFUGO: No. Le dije al de la puerta que me diera chance de darme un volteón
¿Qué? ¿No me vas a recibir como merezco?
MUJER: Sí, claro. (Se acerca a él y se deja besar, desganada.)
PRÓFUGO: Huy, cualquiera diría que te da un resto de gusto el verme.
MUJER: No es eso. Es...la sorpresa. Ay, Librado, quién te viera ¿Y cómo le hiciste?
PRÓFUGO: Pues...nos costó trabajo, no te creas. Pero nos la rifamos y aquí estoy.
Para recordar viejos tiempos. Prepárate que nos vamos.
MUJER: ¿Irnos? Ay, Librado ¿y a dónde?
PRÓFUGO: Pues a ver. Lejos, donde no puedan alcanzarnos.
La MUJER no contesta y va a un mueble.
MUJER: Sólo hay café ¿Quieres que te lo caliente?
PRÓFUGO: (Lascivo) ¿Nomás eso me vas a calentar?
MUJER: (Tras breve pausa) Oye, Librado ¿y es muy necesario que vaya contigo?
Digo, yo podría alcanzarte después. Uno corre más rápido que dos.
PRÓFUGO: No, ni madres. Tú eres mi vieja y te necesito a mi lado.
MUJER: Claro, somos pareja. No sabes el gusto que me da verte de nuevo. Ay, te he
extrañado tanto.
PRÓFUGO: ¿De veras? ¿Y por qué entonces dejaste de irme a visitar?
MUJER: Ay, mi amor. No pude soportar el seguirte viendo tras las rejas. Se me partía
el corazón. Vieras que hasta me enfermé.
PRÓFUGO: Pero me hubieras escrito.
MUJER: Sí lo pensé pero...yo sé que en prisión luego abren las cartas y... ¿Cómo iba
a decirte todo lo que siento por ti, si otros se iban a enterar? Esas cosas son
íntimas, privadas. Nadie tiene por qué enterarse. Por eso mejor no te escribí.
PRÓFUGO: Y yo pensé que ya habías dejado de quererme. Que otro ocupaba mi lugar.
MUJER: Ay, no mi amor. Cómo crees.
PRÓFUGO: Lo pensé, no te creas. Y juré vengarme. Hacer picadillo al que te pusiera
una mano encima. Es más, antes de entrar aquí, tuve un cruel presentimiento.
MUJER: (Ofendida) ¿Pues por quién me tomas? ¿Crees que yo sería capaz de hacer
una cosa así?
PRÓFUGO: No tendría nada de raro. Ha pasado mucho tiempo.
MUJER: ¿Para eso te escapaste? ¿Para venirme a faltar el respeto? Mejor te hubieras
quedado, Librado. De veras.
PRÓFUGO: Oh, fue sólo un presentimiento, mujer. No te enojes. Como sea nunca te
faltaron pretendientes. Más de dos andaban tras de tí. Niégalo ahora.
MUJER: Siempre te fui fiel. Resistí estoica todas las tentaciones del mundo.
PRÓFUGO: Esa es mi vieja (dándole una nalgada) ¿Entonces qué, mi amor?
¿Recordamos viejos tiempos?
MUJER: (Viendo preocupada hacia la recámara) Este...Ay, Librado ¿por qué te
tenías que escapar en estos días?
PRÓFUGO: No es cosa que dependa de uno ¿por qué?
MUJER: Dices que me quieres y no es cierto.
PRÓFUGO: Cómo no. Quién dice.
MUJER: Digo. Si te preocuparas por mí, recordarías ciertas fechas.
PRÓFUGO: No te entiendo ¿de qué fechas estás hablando?
MUJER: No podemos hoy, cariño. Ando en mis días.
PRÓFUGO: Mira. Después de años de no tocar a una mujer, como que eso viene
sobrando. Soy capaz de hacérselo a una anciana. Entiende. Ya me anda.
Vamos.
MUJER: Librado, amor. Hice una manda. No has de querer que la rompa ¿Verdad?
Imagínate. Ofender así a la virgencita.
PRÓFUGO: ¿Hiciste una manda de qué?
MUJER: De que en mis días, nada de nada.
PRÓFUGO: ¿Y en los otros qué?
MUJER: También. Pero esos se los juré a ti, cariño ¿Crees que no tengo ganas? ¿Que no
me muero por estar contigo? pero una manda es una manda. Hay que
respetarla.
PRÓFUGO: No, pues eso sí.
MUJER: Digo. Ya bastante tiene una con lo suyo, como para cargar con un castigo
divino.
PRÓFUGO: Pero podemos dormir juntos. Sentir tu cuerpo, tu calor. Acariciarte.
MUJER: Ay ¿quién piensa en dormir ahorita? vamos a platicar. A ver cuéntame
¿cómo has estado?
PRÓFUGO: Bien ¿y tú?
MUJER: También... ¿y a quién has visto?
PRÓFUGO: A nadie... (Impaciente) Estoy muy cansado. Vámonos mejor a dormir.
MUJER: ¿Pero cómo dormir, Librado? Hay que huir ¿no dijiste? De seguro ya vienen
tras tu pista. Te pueden agarrar. No hay tiempo que perder. Deja vestirme
para acompañarte. En un segundo vuelvo.
PRÓFUGO: Deja echarme aunque sea un coyotito. Me caigo de sueño.
La MUJER lo retiene, evitando que entre a la recámara.
MUJER: En el camión te puedes dormir todo lo que gustes ¿quieres mientras echarte
un traguito?
PRÓFUGO: No saben dónde estoy. Acuérdate que cambiaste de domicilio.
MUJER: Es que...luego lo volví a dar.
PRÓFUGO: ¿Lo volviste a dar? ¿Pero a quién se le ocurre?
MUJER: Bah. Lo hice para que me escribieras (sollozando) pero nunca lo hiciste. Y
yo que pensé que me querías. Cuán equivocada estaba.
PRÓFUGO: Yo tenía tu dirección. No tenías por qué darla.
MUJER: Claro. Regáñame ahora. Hazte el ofendido, el enojado. A ver ¿por qué nunca
me escribiste?
PRÓFUGO: (Tras pausa) Porque no sé escribir. Por eso.
MUJER: Pero bien que querías que yo lo hiciera. Eres un egoísta desconsiderado.
PRÓFUGO: Había quién podía leérmelas. Bueno, que importa eso. Vámonos. No te
traigas nada. En el camino compramos lo que nos haga falta. Tráete la maleta
con el dinero.
MUJER: La maleta...
PRÓFUGO: Sí, la maleta café. Te dije que la escondieras.
MUJER: Librado ¿me quieres?
PRÓFUGO: Sí, mucho. Ahora apúrate.
MUJER: ¿Mucho o quién sabe?
PRÓFUGO: Muchote.
MUJER: Tú dijiste que podía agarrar dinero de la maleta...
PRÓFUGO: Sí, para tus gastos...No te lo habrás gastado todo ¿verdad? eran millones.
MUJER: Ay, Librado ¿qué no hay televisión en la cárcel? ¿No sabes que todo está
carísimo?
PRÓFUGO: Pero era una lanota.
MUJER: Cuando asaltaste el banco, sí. Ahora con eso de la inflación...
PRÓFUGO: ¿Cuánto queda?
MUJER: ¿Qué te importa más? ¿El dinero o yo? La lana va y viene. Lo importante es
que estamos juntos de nuevo.
PRÓFUGO: ¿Te gastaste todo?
MUJER: Lo invertí lo mejor que pude. Por ejemplo esta casa. Ya casi es nuestra ¿ves
por qué te dije que luego te alcanzaba? Para traspasarla. Algo le podemos
sacar.
El PRÓFUGO guarda silencio, como herido por un rayo.
PRÓFUGO: Tardamos meses en planearlo. Con muchos sacrificios conseguimos las
armas. Edilberto murió en el asalto pero yo logré escapar. Esconder el
dinero. El sueño de tener algo, de comer bien, de ser alguien. Luego la
cárcel, las vejaciones. No le hace, porque saliendo de aquí voy a hacerla. A
vivir como rey y me sales conque no hay nada (fuera de sí) ¡¿Qué carajos le
hiciste?!
La MUJER lo mira con aire de culpabilidad.
MUJER: (Encogiéndose de hombros. Sentida) Mejor te hubieras quedado. En un
ratito me has dicho puta y ratera. Y yo todavía de imbecil que me endrogo
con esta casa. Con nuestro nidito de amor. Para esperarte. Se necesita ser
tarada.
PRÓFUGO: Y yo que quería vivir en la playa. Tener hijos. Una casita frente al
mar...ser respetable. Poner un negocio de comida (con desesperación) ¡No
puedo creerlo! ¡Era una maletota así, llena de billetes!
MUJER: ¿A dónde vas?
El PRÓFUGO se mete a la recámara. La MUJER por unos momentos pierde
la calma pero se vuelve a serenar. Sale el PRÓFUGO.
PRÓFUGO: (Conteniéndose. Fúrico ) ¿ Qui-én-es-é-se ?
MUJER: Baja la voz, lo vas a despertar. El pobre llegó cansadísimo.
PRÓFUGO: Por última vez ¿Quién es y qué hace en mi cama?
MUJER: Por Dios, Librado. Es Fidencio ¿tan pronto te olvidaste de él?
PRÓFUGO: No conozco a ningún Fidencio. No me enredes.
MUJER: Claro, si ya creció. Así como lo vas a reconocer Es mi sobrinito. Acuérdate,
el Fide. Seguido venía a visitarnos.
PRÓFUGO: Ese era un escuincle. Este es un hombre hecho y derecho.
MUJER: Mi amor ¿hace cuánto que estás en prisión? ¿Que no lo ves?
PRÓFUGO: Si se ve de mi edad.
MUJER: Es que la vida lo ha maltratado mucho. Así cualquiera envejece. Tú fácil te
ves de setenta. Claro, la prisión.
PRÓFUGO: ¿Setenta?
MUJER: Por eso dudé cuando entraste. No estaba segura que fueras tú.
El PRÓFUGO se toca la cara, desconcertado
PRÓFUGO: Nunca me di cuenta...pero ¿por qué está en mi cama y desnudo?
MUJER: Somos pobres ¿no te das cuenta? Ni yo tengo para comprarle una cama ni él
para una pijama. Ay, Librado. Me haces sentir mal, como si hubiera hecho
algo indebido. En lugar de recibirme a besos, me dices de cosas, me
bronqueas. Ya no eres el de antes. La vida en prisión te ha acanallado.
PRÓFUGO: ¿Y por qué no está durmiendo en su casa?
MUJER: Porque la perdió durante el temblor ¿sí recuerdas que hubo uno muy fuerte,
no? Se quedó sin familia. Imagínate. Huérfano a los doce años ¿A quién más
iba a recurrir? Si quieres lo echo, para que estés contento. Que mendigue por
esas calles de Dios, expuesto al hambre, al frío y a la lluvia. Sin más techo
que el sol y las estrellas.
PRÓFUGO: No, déjalo. Pobre. No sabía. Discúlpame. Es que estoy confundido,
acorralado.
MUJER: ¿Qué piensas hacer ahora?
PRÓFUGO: No sé. Me siento mal y me lo advirtieron. No te vayas. Allá fuera está
cabrón (se encoge de hombros) Marcos Galindo, un tipo condenado a 40
años de prisión. Cuando la fuga le dijimos y no quiso acompañarnos. Yo ya
me escapé una vez. No vale la pena. Vas a sufrir. Te encuentras todo tan
cambiado...Y se quedó. Pensamos que por miedo. Que razón tenía. Tanto
espacio, tanta libertad a uno lo marea. ...Bueno. Me dio gusto verte.
MUJER: ¿Ya te vas?
PRÓFUGO: Cuando menos en prisión tengo con quién platicar. Amigos. Mi lugar, pues.
MUJER: ¿Quieres que te prepare algo para el viaje?
PRÓFUGO: No. Con suerte y alcanzo el desayuno. Nos vemos. Suerte.
MUJER: Gracias. Que te vaya bien.
Se besan. El PRÓFUGO se va. La MUJER suelta un gran suspiro de alivio
MUJER: Menos mal que no ha cambiado mucho. Ay, es que luego se escuchan historias
horribles de la cárcel. Que ahí los hacen más malos. Así cualquiera se asusta.
Lo voy a ir a visitar, pobre. Se lo merece. Abuelita de Batman que sí...
Oscuro.
“SERENIDAD Y PACIENCIA "
Entra un DOCTOR. Se dirige al público
DOCTOR: Entre las profesiones más atacadas, se encuentra la medicina. Que
cobramos mucho. Que hacemos operaciones innecesarias, que nos
aprovechamos de las pacientes o que en contubernio con laboratorios
venales, recetamos medicinas que no sirven para nada. Que a veces se nos
olvidan pinzas o gasas en los cuerpos cuando operamos, en fin. La lista es
larga. Pero no todos los médicos somos así, no. Los habemos muy serios,
respetables y humanitarios. Con un gran sentido del deber, del servicio. Y sé
que en este espectáculo están...señalando a ciertas personas. Profesiones. Yo
por eso me he permitido venir hasta acá para hacer, no precisamente una
defensa del honorable cuerpo médico, sino para decirles que no todos somos
corruptos, sinvergüenzas ni transas. Cuando gusten pueden visitarme en mi
consultorio o preguntarle a mi clientela...Por más que le busquen, no hallarán
queja alguna de un servidor (se oye que tocan a la puerta) Con su permiso.
En la puerta aparece un PACIENTE
DOCTOR: ¡Don Salustio Robles ! Pásele por favor. Lo estaba esperando.
PACIENTE: Buenas tardes, doctor ¿cómo está?
DOCTOR: No tan bien como usted. Que...saludable se ve. Qué envidia. Me debería
pasar la receta.
PACIENTE: Ay, doctor. No se burle. Si viera cómo me siento. No me cesan los dolores.
DOCTOR: Pero siéntese por favor. Esos dolores que menciona son naturales. No debe
preocuparse.
PACIENTE: Es que no me dejan ni dormir, doctor. Las pastillas ya no me hacen. Ay,
me la paso en un grito.
DOCTOR: Le aseguro que en tres meses ya está del otro lado. Eso júrelo. Cosa de
esperar, de tener paciencia. Serenidad. No se me desespere.
PACIENTE: Sí, doctor... ¿y cómo salí de los análisis?
DOCTOR: Perfecto. Es más, por aquí los tengo, permítame...Causó sensación en el
laboratorio. Está en boca de todos.
PACIENTE: ¿De veras?
DOCTOR: Por supuesto. Luego luego me llamaron ¿ya sabe del caso del señor Robles?
Sí, señorita ¿es usted su médico? Sí, caray ¿no es para sentirse orgulloso?
PACIENTE: Ay, si usted lo dice.
DOCTOR: En todo salió positivo. A eso le llamo un caso completo. Mire.
PACIENTE: Ajá... ¿y qué es lo que tengo?
DOCTOR: (Minimizando) Nada. Una...pequeña proliferación de células. Nada del
otro mundo pero sí lo voy a molestar cuando pueda venir, con una pequeña
incisión que hay que practicarle. Cuando guste. No hay prisa.
PACIENTE: ¿Incisión?
DOCTOR: Sí, una aberturita. Rápida...Nada más para estar seguro. Ya sabe que no
me gusta dejar las cosas a medias. Ante todo, responsabilidad.
PACIENTE: ¿Y cuándo tendría que ser eso?
DOCTOR: Cuando pueda o quiera. No tiene que ser ahorita. Un mes, dos. Una
semana. Ahora que si puede venir mañana, mejor.
PACIENTE: (Tras pausa. Amoscado) Entonces es urgente.
DOCTOR: No, no. Yo decía mañana porque...no tengo nada qué hacer. Hay que
aprovechar el tiempo, no desperdiciarlo (se ríe) A propósito de aprovechar el
tiempo ¿usted se divierte, señor Robles? ¿Se da buena vida?
PACIENTE: ¿Por qué me pregunta eso, doctor?
DOCTOR: Simple curiosidad. Un poco de esparcimiento siempre es recomendable y
más si está uno...un poco indispuesto.
PACIENTE: La verdad, no...
DOCTOR: ¿Por qué no se va de viaje? ¿Se da la gran vida? Salga con mujeres,
reviéntese. Baile, cante, sea feliz. Ahora que puede.
PACIENTE: ¿Ahora que puedo, doctor?
DOCTOR: S-sí. Digo, de anciano no va a poder. A eso me refiero.
PACIENTE: (Sonriendo anémicamente) Ah
DOCTOR: Váyase a la playa, tome el sol pero ya, apúrese ¿tiene sus papeles en orden?
PACIENTE: ¿Papeles, doctor?
DOCTOR: Sí, licencia, impuesto predial, luz, teléfono. Testamento.
El PACIENTE mira con horror al galeno
DOCTOR: Yo lo tengo al día.
PACIENTE: ¿Qué es lo que tengo, doctor?
DOCTOR: Ya le dije. Un simple carcinoma hipofísico parietal con ramificaciones
troncales y numerosas por todo su cuerpo. No vale la pena extirparlo. Si
fuera importante, sí. Pero ¿para qué hacerlo gastar en una operación
innecesaria? Si yo fuera otro médico, lo haría para ganarme una lana extra.
Lo siento pero usted se topó con un médico honrado. Ese dinero mejor
gásteselo en una pachanga, en un viaje. Pero ya, señor Robles. No se me
espere mucho.
PACIENTE: ¿Y cuál es la prisa, doctor?
DOCTOR: No, ninguna. Yo digo por la inflación. El dinero vale menos cada día que
pasa. Esa es mi apuración. No me malinterprete por favor.
PACIENTE: Ah.
DOCTOR: ¿Usted cree en Dios, señor Robles?
PACIENTE: Sí ¿por qué?
DOCTOR: Por nada. Llevo una estadística. Parece mentira pero los pacientes que
llevan una buena relación con Dios, sufren menos. Quiero decir, no se
angustian tanto.
PACIENTE: Sí, voy a misa los domingos.
DOCTOR: ¿Y se confiesa y comulga?
PACIENTE: Sí, sí.
DOCTOR: Eso me tranquiliza. Qué bueno ¿y qué opina del país, señor Robles? ¿De
la crisis? ¿De la devaluación?
PACIENTE: ¿Eso qué tiene que ver con mi enfermedad?
DOCTOR: No, nada. Es para hacer plática.
PACIENTE: Pues...está mal ¿no?
DOCTOR: Y la contaminación. El día menos pensado, todos amanecemos muertos ¿y
para dónde se hace uno? No hay dinero para cambiarse a otra ciudad y si lo
hubiera, no nos quieren en provincia. Todo tan caro. La violencia...El dinero
que no alcanza para nada. Los secuestros. Con todo eso ¿no le dan ganas a
usted de morirse? Sinceramente ¿a poco no?
PACIENTE: Bueno, tanto como morirse...
DOCTOR: Cómo no. Luego los impuestos, la inflación, la Bolsa. Andan diciendo que
van a congelar las cuentas bancarias. Este país se va a ir al carajo, señor
Robles ¿y qué hace uno? ¿Nada? ¿Qué puede hacerse? Solamente colgar el
tenis.
PACIENTE: (Tras pausa) ¿Carcinoma no es cáncer, doctor?
DOCTOR: Mmmmh. Sí.
El PACIENTE lanza un aullido de horror.
DOCTOR: Pero hay enfermedades más feas. Ahí tiene el Sida, la rabia, el mal de
Parkinson ¿sabe cómo se muere la gente de tétanos?
El PACIENTE se incorpora y le suelta un bofetón al DOCTOR para marcharse.
DOCTOR: Digo. Habemos médicos serios, responsables pero desgraciadamente no
siempre los pacientes están a la altura de esos doctores. Abuelita de Batman
que no. Con su permiso.
El DOCTOR se marcha muy digno. Oscuro.
TIEMPOS MODERNOS.
Sala en departamento de clase media alta. Frente a un espejo, AMANDA. Se da los
últimos toques. Se escucha el timbre de la entrada. Se dirige a abrir. En la
entrada aparece AMADO muy elegante y con un ramo de flores en la mano.
AMANDA: Amado, cariño. Que bueno que ya llegaste (Lo besa. Por las flores) ¿Y esto?
AMADO: Ya ves.
AMANDA: Ay, eres un amor. Por eso te quiero tanto. Anda, pásate ¿te sirvo algo?
AMADO: Si tú me acompañas.
AMANDA: ¿Whisky o cogñac?
AMADO: Cogñac (contemplándola), que guapa te ves.
AMANDA: (Luciendo su vestido) ¿Te gusta? Ayer me lo compré.
AMADO: Te queda precioso. Así te ves...ay, mamacita. Que ganas de estar contigo.
De comerte a besos. Agarrarte.
AMANDA: Amado, por favor. Compórtate. Ya habrá tiempo.
AMADO: ¿No habría modo de que ya estuviéramos? De veras te deseo. No me has
dejado ni dormir, Amanda. Sólo pienso en tí. Esta semana se me ha hecho
eterna. Pensé ya nunca me llamarías.
AMANDA: (Sonriendo) Tonto ¿crees que yo no te he extrañado?
AMADO: Que dicha haberte conocido. Salud.
AMANDA: Salud.
Beben
AMADO: ¿Y a dónde se fue ahora?
AMANDA: ¿Quién? ¿Mi marido? No, a ninguna parte.
AMADO: (Súbitamente serio) ¿No anda de viaje?
AMANDA: No. Está aquí en la ciudad.
AMADO: ¿Y no hay peligro de que llegue aquí de repente?
AMANDA: Sí, pero no importa. Es más, ya no debe de tardar
AMADO: ¿Estás hablando en serio, Amanda?
AMANDA: Claro ¿por qué pones esa cara?
AMADO se levanta preocupado.
AMADO: Cómo que por qué, Amanda ¿y si me encuentra aquí? Debiste avisarme.
Cómo se te ocurre. Puedes ocasionar una tragedia.
AMANDA: Amado, cariño. El ya sabe.
AMADO: ¿Ya sabe? ¿Qué es lo que sabe? No te entiendo, explícate.
AMANDA: Que tú y yo andamos.
AMADO: (Asustado) Mira, mejor nos vemos otro día en otro lugar ¿sí? háblame por
favor.
AMANDA: (Soltando un suspiro. Divertida) Si te pudieras ver. Estás muerto del
susto. Qué bárbaro. Pareces gelatina.
AMADO: (Sonriendo anémico) ¿Sí, verdad? Nos vemos luego.
AMANDA: ¿En serio te vas a ir y me vas a dejar con toda la cena preparada, Amado?
Eso no se hace. Me voy a sentir mucho. Me pasé toda la tarde haciéndola. Es
más, compré del vino que te gusta.
AMADO: ¿No entiendes, Amanda? Soy tu amante. No quiero amanecer flotando en
el Gran Canal.
AMANDA: Amado, por favor. Se ve a leguas que no conoces a Ladislao. El sería
incapaz. Es un pan el tipo.
AMADO: Mira, no quiero averiguarlo ¿cuándo me hablas?
AMANDA: Amado, amor. Siéntate y cálmate. Los dos somos una pareja abierta y los
dos podemos andar con quien queramos sin problema alguno. Todo nos lo
decimos.
AMADO: ¿Todo?
AMANDA: Todo ¿crees que si no fuera así, estaría tan tranquila aquí sentada,
esperando a que llegue?
AMADO: Una cosa es sospecharlo, decirlo. Pero verlo de carne y hueso. No,
Amanda. De veras discúlpame pero no puedo quedarme. Va a ser horrible,
entiéndelo.
AMANDA: Amado, no puedes irte ¿qué va a decir? te quiere conocer. Va a pensar
que eres un patán, que no le importa botar un compromiso así de importante.
Me va a hacer burla. Va a decir que...eres un coyón. Que cómo puedo andar
con una persona así.
AMADO: ¿Estás hablando en serio, Amanda?
AMANDA: Sí. Todas las muchachas que ha traído a cenar son encantadoras,
inteligentes y guapas.
AMADO: Y a ti... ¿no te importa que te las traiga?
AMANDA: Me importaría si anduviera con una chancluda horrible, sin educación ni
cultura. Ahí sí me sentiría mal. Imagínate. Que te cambien por una persona
así.
AMADO: (Sacado de onda) Debiste avisarme. No estoy preparado...tengo miedo,
Amanda.
AMANDA: ¿Miedo de qué? Si fuera un loco celoso a la antigüita, ni te traía aquí.
Créemelo.
AMADO: Inventa cualquier cosa. Dile que hablé, que me disculpe.
AMANDA: ¿En serio piensas irte? Ay, Amado. No me hagas eso. Jamás te lo voy a
perdonar.
AMADO: Amanda. Te quiero más que a nadie pero entiende. Es mi pellejo.
Entra LADISLADO con una bolsa del súper.
LADISLAO: Perdón. Me olvidé de tocar. Es la costumbre. No interrumpo nada
¿verdad?
AMADO: (Para sí) Dios mío, ayúdame.
AMANDA: No, para nada. Pásale, amor ¿cómo te fue? ¿Te tocó mucha gente?
LADISLAO: Imagínate. En quincena. Pero traje todo lo que me encargaste.
AMANDA: Mira, te presento a Amado. Ladislao mi marido.
LADISLAO: Mucho gusto. Pero siéntese. Póngase cómodo ¿le ofrezco algo?
AMANDA: Estábamos tomando cogñac ¿tú qué quieres?
LADISLAO: También, si me haces favor... De modo que usted es el amante de mi
mujer.
AMADO: (Nervioso) Sí. Para servirle.
LADISLAO: Lo felicito. Tiene usted muy buen gusto. Mujeres como ella no es fácil
encontrar. Se lo digo por experiencia.
AMADO: Gracias. Favor que me hace.
LADISLAO: (Toma la copa que le ofrece su esposa) Gracias, amor ¿sabe qué?
¿Amado, me dijo?
AMANDA: Sí, Amado Basaldúa.
LADISLAO: No pensé que usted se presentara.
AMADO: ¿No?
LADISLAO: Digo, dispénseme si se lo digo pero nuestra sociedad es todavía
tan...retrógrada, ñoña. Como del siglo 19. La gente es muy espantada...y
cobarde.
AMANDA: Pues ya ves que vino. Y tú que no me creías.
LADISLAO: No y me da gusto. Eso significa que usted es preparado. Con criterio
y...valentía. Cualquier otro se hubiera ido corriendo. Me alegro que usted no.
Salud, señor Basaldúa.
AMADO: Salud.
LADISLAO: ¿Y que tal? ¿Cómo se siente con mi mujer?
AMANDA: Ladislao. No es correcto preguntar eso.
LADISLAO: ¿Y cómo tú sí lo haces?
AMANDA: Tu última pareja estaba muy nerviosa. Lo hice para hacer plática.
LADISLAO: La asustaste más y te lo dije (Sonriente a AMADO) Usted se ve culto,
refinado ¿o le molesta hablar del tema?
AMADO pide auxilio con la mirada.
AMANDA: ¿Te sirvo otra?
AMADO: Por favor.
LADISLAO: ¿Y usted a qué se dedica, Amado?
AMADO: (Intentando sonreír) A...lavar ropa.
LADISLAO: (Misericordioso) Sí. Está tan dura la cosa que a veces me pregunto si no
terminaremos todos así. Lavando coches.
AMANDA: Pero dile que tienes una cadena de lavanderías.
AMADO: Pocas. Como siete.
LADISLAO: Entonces ha de ganar bien.
AMANDA: Tus cuatro o cinco millones al mes ¿verdad? Deberías de lavar ropa tú
también. Así saldríamos de pobres.
LADISLAO: (Apretando los dientes) Pobres no estamos, mi amor.
AMANDA: (También apretando los dientes) Es para hacer plática, mí vida.
LADISLAO: Dinero cualquiera puede hacerlo. Cuantos patanes sin educación ni
cultura lo tienen a pasto. Y ahí los ves, paseándose en sus carros último
modelo, pero pregúntales quién es Kant o quién es Schiller y te dicen que son
unas calles. Bestias. No hay peor gente que un naco con dinero (Obsequioso)
Usted sí ha de tener estudios ¿verdad?
AMANDA: Tiene dos carreras. Licenciado en Letras Hispánicas y en Derecho.
LADISLAO: ¿Por qué no dejas que él me conteste, mi amor? Es propio de la gente
civilizada, dejar que los otros hablen.
AMANDA: Ladislao, cariño. Lo mismo haces con tus amigas. Me dices que son esto
y lo otro y las pobres apenas abren la boca y se balconean toditas.
LADISLAO: En esta ocasión, en esta hora, justo en este momento estamos hablando
de tu amigo, no de mis amigas, a quienes bombardeas con preguntas dizque
para ponerlas en evidencia.
AMANDA: ¿No estás haciendo lo mismo en este momento, cariño?
LADISLAO: No, cariño. Si el señor dice ser licenciado en letras hispánicas, me puede
decir un verso de La Vida es Sueño, muerto de la risa.
AMANDA: ¿Ves cómo estás dudando?
LADISLAO: No dudo nada, es para hacer plática como tú dices.
AMANDA: (A AMADO) Díselo por favor.
AMADO, incómodo, no sabe qué hacer.
LADISLAO: (Con sorna) Lo escuchamos, señor licenciado en letras hispánicas.
Tome su tiempo (Mira su reloj) Al fin que la noche es larga.
AMANDA: Te lo sabes ¿verdad?
AMADO: ¿Es necesario todo esto?
AMANDA: Te lo suplico.
LADISLAO: Sabremos apreciar su cultura. Acuérdese que está entre gente civilizada.
AMADO se prepara.
AMADO: Por si alguna vez soñamos / Y sí haremos pues estamos / En mundo tan
singular / Que el vivir sólo es soñar / Y la experiencia me enseña / Que el
hombre que vive sueña / Lo que es, hasta despertar...
LADISLAO queda callado.
AMANDA: (Triunfal) ¿Te sirvo otra, mi amor?
LADISLAO: ¿Y cómo es entonces que se dedica a...lavar ropa, teniendo una carrera?
AMANDA: Dos, mi vida. Una más que tú. Acuérdate.
AMADO: Bueno, es que no hay muchas alternativas. Ganar bien o...terminar dando
clases. Y no vale la pena Eso es para frustrados.
AMANDA: Mi esposo es maestro.
LADISLAO: Catedrático, mi vida.
AMADO: Hay diferencia, claro. Yo me refería a maestrillos. Yo siempre quise ser
catedrático pero eso es para gente muy preparada, con vocación.
AMANDA: Ladislao quería ser escritor pero nunca le pegó
LADISLAO: ¿Por qué no vas a ver la cena, mi amor? Con suerte y se está quemando.
AMANDA: Todavía no el pongo a calentar ¿te tomas otra, Amado?
AMADO: Por favor.
AMANDA: ¿Y qué pasó siempre con Edelmira?
LADISLAO: ¿Por qué preguntas eso?
AMANDA: Nomás. Pensé la traerías.
LADISLAO: Hace una semana te dije que terminamos ¿ése es el caso que me haces?
AMANDA: Perdón, lo olvidé (A AMADO) Una chica lindísima, joven ¿y por qué,
Ladislao?
LADISLAO: (Incómodo) La corté. Por baba y superficial ¿Importa eso?
AMANDA: Lástima, estaba como ustedes dicen, cuero. Güera (haciendo ademanes
de exhuberancia) bien formada. Mi esposo estaba loco por ella. Parecía
quinceañero.
LADISLAO: Mira, tanto como loco...
AMANDA: Cómo no. Hasta dejaste de venir a la casa (A AMADO) Media cuenta de
ahorros voló con ella.
LADISLAO: No seas habladora, Amanda...
AMANDA: Ladislao por favor. Voy al banco ¿Crees que no me doy cuenta? No soy
tarada como tus amigas.
LADISLAO: Te da coraje porque son más jóvenes que tú. No soportas que me hagan
caso.
AMANDA: Yo no pago para que se acuesten conmigo ¿sabes?
AMADO: (Haciendo ademán de levantarse) A mí si me disculpan...
LADISLAO: ¡Usted siéntese!
AMANDA: ¡No le grites!
LADISLAO: ¡Esta es mi casa y yo le grito a quien quiera! ¡Faltaba más! ¡Que me
vengas a dar órdenes, imbecil!
AMANDA: Sí, anda. Lúcete (A AMADO) Este es mi culto y refinado maridito.
Cuando pierde, que es muy seguido, empieza a dar de gritos. No soporta que
alguien sea más que él.
LADISLAO: ¡Cállate, pendeja!
AMANDA: ¡Pendeja tu chingada madre, idiota!
LADISLAO: (A AMADO) ¿Por qué no se la lleva? Me haría un gran favor.
AMANDA: Óyeme, estúpido. No soy maleta para que me lleven ¿por qué no te largas
tú mejor?
LADISLAO: ¡Vete tú, anda! Huye con tu príncipe lavandero ¡a ver si te soporta dos
días seguidos!
AMANDA: Conste que tú lo pediste. No vayas después a chillarme para que regrese
(A AMADO) Vámonos, cariño...
AMADO: (Estupefacto) ¿A dónde, Amanda?
AMANDA: Pues a tu casa ¿a dónde había de ser?
AMADO: Pero, Amanda ¿cómo te vas a ir así?
AMANDA: ¿No oyes que me acaba de correr?
AMADO: Sí, pero...no estoy preparado. Comprende. Esto no estaba previsto ¿cómo te
voy a llevar así nomás porque sí ?
LADISLAO: Ahí está tu gran amor. Te da la espalda cuando más lo necesitas.
AMADO: Amanda por favor, entiende. Necesito prepararme.
AMADA: ¿No tienes casa? un rincón, Amado ¿no dices que me quieres?
AMADO: Sí, mucho pero...es diferente. Quizás deberíamos tratarnos más...no está en
mis planes el vivir con alguien todavía.
AMADA: (Asintiendo derrotada) Tratarnos más. Te entiendo perfectamente, Amado.
Anda, siéntate. ahorita sirvo la cena.
AMADO se tira de rodillas.
AMADO: ¡Te quiero mucho! ¡Eres la mujer más adorable que haya conocido! ¡Eres
todo para mí, Amanda!
AMANDA: (A LADISLAO) ¿Le sirves otra mientras caliento la cena? Ahorita
regreso.
AMADO: (Acorralado) ¡Vente conmigo! ¡Seremos felices! (Sin convicción) como lo
hemos sido estos meses...
AMANDA: (Gélida) ¿pones música por favor?
Se va AMANDA. Terriblemente avergonzado, AMADO hace el intento de seguirla
pero se detiene. Mira al esposo.
AMADO: Con permiso. Buenas noches.
LADISLAO: ¿No piensa cenar con nosotros?
AMADO: No...Tengo un compromiso. Despídame por favor de su señora.
LADISLAO: (Asintiendo) Que descanse. Y ya sabe. Aquí tiene su casa.
AMADO: Gracias. Hasta luego.
Se va AMADO. LADISLAO se sirve otra copa. Entra AMANDA.
AMANDA: (Viendo en torno. Con desilusión) ¿Ya se fue?
LADISLAO: Sí. Me encargó que te despidiera de su parte.
AMANDA: En cinco minutos está la cena...
Pausa. La mujer bebe.
AMANDA: Te saliste con la tuya...
LADISLAO: Cinco a cinco. Vamos empatados. No te convenía además.
AMANDA: No...Es tan difícil conocer a las personas. Ojalá en la cama se pudiera
pero todo es tan falso. Pura pantalla.
LADISLAO: ¿Te pudo que se haya ido?
AMANDA: (Encogiéndose de hombros) No. Todos los hombres son iguales.
LADISLAO: ¿Todos?
AMANDA: (Sonriendo) Todos menos tú, qué bueno que te encontré y que eres mi
marido.
LADISLAO: Jamás te cambiaré por otra. Abuelita de Batman que no...
TELÓN
México, D.F.a febrero 15 de 1988.