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4/12/14

El vergonzoso en Palacio. Tirso de Molina.






El vergonzoso en Palacio

Tirso de Molina

PERSONAJES


EL DUQUE DE AVERO.
DON DUARTE, conde de Estremoz.
DOS CAZADORES.
FIGUEREDO, criado.
TARSO, pastor.
MELISA, pastora.
DORISTO, alcalde.
MIRENO, pastor.
LARISO, pastor.
DENIO, pastor.
RUY LORENZO, secretario.
VASCO, lacayo.
DOÑA JUANA.
DOÑA MADALENA.
DON ANTONIO.
DOÑA SERAFINA.
UN PINTOR.
LAURO, viejo, pastor.
BATO, pastor.
UN TAMBOR.



La escena es en Avero y en sus cercanías.






ArribaAbajo
Acto I


Salen el DUQUE DE AVERO, viejo, y el CONDE DE ESTREMOZ, de caza.


DUQUE
De industria a esta espesura retirado
vengo de mis monteros, que siguiendo
un jabalí ligero, nos han dado
el lugar que pedís; aunque no entiendo
con qué intención, confuso y alterado, 5
cuando en mis bosques festejar pretendo
vuestra venida, conde don Duarte,
dejáis la caza por hablarme aparte.
CONDE
Basta el disimular; sacá el acero,
que, ya olvidado, os comparaba a Numa; 10
que el que desnudo veis, duque de Avero,
os dará la respuesta en breve suma.
De lengua al agraviado caballero
ha de servir la espada, no la pluma,
que muda dice a voces vuestra mengua. 15

(Echan mano.)


DUQUE
Lengua es la espada, pues parece lengua;
y pues con ella estáis, y así os provoca
a dar quejas de mí, puesto que en vano,
refrenando las lenguas de la boca,
hablen solas las lenguas de la mano, 20
si la ocasión que os doy (que será poca
para ese enojo poco cortesano),
a que primero le digáis no os mueve;
pues mi valor ningún agravio os debe.
CONDE
¡Bueno es que así disimuléis los daños 25
que contra vos el cielo manifiesta!
DUQUE
¿Qué daños, conde?
CONDE
Si en los largos años
de vuestra edad prolija, agora apresta,
duque de Avero, excusas, no hay engaños
que puedan convencerme; la respuesta 30
que me pedís ese papel la afirma
con vuestro sello, vuestra letra y firma.
(Arrójale.)
Tomadle, pues es vuestro; que el criado
que sobornastes para darme muerte
es, en lealtad, de bronce, y no ha bastado 35
vuestro interés contra su muro fuerte.
Por escrito mandastes que en mi estado
me quitase la vida, y, desta suerte,
no os espantéis que diga, y lo presuma,
que, en vez de espada, ejercitáis la pluma. 40
DUQUE
¡Yo mandaros matar!
CONDE
Aqueste sello,
¿no es vuestro?
DUQUE
Sí.
CONDE
¿Podéis negar tampoco
aquesa firma? Ved si me querello
con justa causa.
DUQUE
¿Estoy despierto o loco?
CONDE
Leed ese papel; que con leello 45
veréis cuán justamente me provoco
a tomar la venganza por mis manos.
DUQUE
¿Qué enredo es éste, cielos soberanos?
(Lee el DUQUE la carta.)
«Para satisfacción de algunos agravios,
que con la muerte del conde de Estremoz 50
se pueden remediar, no hallo otro medio
mejor que la confianza que en vos
tengo puesta; y para que salga verdadera,
me importa, pues sois su camarero, seáis
también el ejecutor de mi venganza; cumplidla, 55
y veníos a mi estado; que en él
estaréis seguro, y con el premio que merece
el peligro a que os ponéis por mi
causa. Sírvaos esta carta de creencia, y
dádsela a quien os la lleva, advirtiendo 60
lo que importa la brevedad y el secreto.
De mi villa de Avero, a 12 de marzo de
1400 años. - EL DUQUE.»
CONDE
No sé qué injuria os haya jamás hecho
la casa de Estremoz, de quien soy conde, 65
para degenerar del noble pecho
que a vuestra antigua sangre corresponde.
DUQUE
Si no es que algún traidor ha contrahecho
mi firma y sello, falso, en quien se esconde
algún secreto enojo, con que intenta 70
con vuestra muerte mi perpetua afrenta,
vive el cielo, que sabe mi inocencia,
y conoce al autor deste delito,
que jamás en ausencia o en presencia,
por obra, por palabra o por escrito, 75
procuré vuestro daño; a la experiencia,
si queréis aguardarla, me remito;
que, con su ayuda, en esta misma tarde
tengo de descubrir su autor cobarde.
Confieso la razón que habéis tenido; 80
y hasta dejaros, conde, satisfecho,
que suspendáis el justo enojo os pido,
y soseguéis el alterado pecho.
CONDE
Yo soy contento, duque; persuadido
me dejáis algún tanto.
DUQUE
(Aparte.)
Yo sospecho
85
quién ha sido el autor de aqueste insulto
que con mi firma y sello viene oculto;
pero antes de que dé fin hoy a la caza,
descubriré quién fueron los traidores.

(Salen dos cazadores.)


CAZADOR 1.º
¡Famoso jabalí!
CAZADOR 2.º
Dímosle caza,
90
y, a pesar de los perros corredores,
hicieron sus colmillos ancha plaza,
y escapóse.
DUQUE
Estos son mis cazadores.
Amigos...
CAZADOR 1.º
¡Oh, señor!
DUQUE
No habréis dejado
a vida jabalí, corzo o venado. 95
¿Hay mucha presa?
CAZADOR 2.º
Habrá la suficiente
para que tus acémilas no tornen
vacías.
DUQUE
¿Qué se ha muerto?
CAZADOR 2.º
Más de veinte
coronados venados, porque adornen
las puertas de palacio con su frente, 100
y porque en ellos, cuando a Avero tornen,
originales vean sus traslados,
quien en figuras de hombres son venados;
tres jabalíes y un oso temerario,
sin la caza menor, porque esa espanta. 105
DUQUE
Mátase en este bosque de ordinario
gran suma della.
CAZADOR 1.º
No hay mata ni planta
que no la críe.

(Sale FIGUEREDO.)


FIGUEREDO
(Aparte.)
¡Oh falso secretario!
DUQUE
¿Qué es esto? ¿Dónde vas con prisa tanta?
FIGUEREDO
¡Gracias a Dios, señor, que hallarte puedo! 110
DUQUE
¿Qué alboroto es aqueste, Figueredo?
FIGUEREDO
Una traición habemos descubierto
que por tu secretario aleve urdida,
al conde de Estremoz hubiera muerto,
si llegara la noche.
CONDE
¿A mí?
FIGUEREDO
La vida
115
me debéis, conde.
CONDE
(Aparte.)
Ya la causa advierto
de su enojo y venganza mal cumplida.
Engañé la hermosura de Leonela,
su hermana, y, alcanzada, despreciéla.
DUQUE
¡Gracias al cielo, que por la justicia 120
del inocente vuelve! Y ¿de qué suerte
se supo la traición de su malicia?
FIGUEREDO
Llamó en secreto un mozo pobre y fuerte,
y, como puede tanto la codicia,
prometióle, si al conde daba muerte, 125
enriquecerle; y, para asegurarle,
dijo que tú, señor, hacías matarle.
Pudo el vil interés manchar su fama;
aquesta noche prometió, en efeto,
cumplillo; mas amaba, que es quien ama 130
pródigo de su hacienda y su secreto.
Dicen que suele ser potro la cama
donde hace confesar al más discreto
una mujer que da a la lengua y boca
tormento, no de cuerda, mas de toca. 135
Declaróla el concierto que había hecho,
y encargóla el secreto; mas como era
el huésped grande, el aposento estrecho,
tuvo dolores hasta echalle fuera.
Concibió por la oreja; parió el pecho 140
por la boca, y fue el parto de manera
que, cuando el sol doraba el mediodía,
ya toda Avero la traición sabía.
Prendió al parlero mozo la justicia,
y Ruy Lorenzo huyó con un criado, 145
cómplice en las traiciones y malicia,
que el delincuente preso ha confesado.
Desto te vengo a dar, señor, noticia.
DUQUE
¿Veis, conde, cómo el cielo ha averiguado
todo el caso, y mi honra satisfizo? 150
Ruy Lorenzo mi firma contrahizo.
Averiguar primero las verdades,
conde, que despeñarse, fue prudencia
de sabias y discretas calidades.
CONDE
No sé qué le responda a vueselencia; 155
sólo que, de un ministro, en falsedades
diestro, pudo causar a mi impaciencia
el engaño que agora siento en suma;
mas, ¿qué no engañará una falsa pluma?
DUQUE
Yo miraré desde hoy a quién recibo 160
por secretario.
CONDE
Si el fiar secretos
importa tanto, ya yo me apercibo
a elegir más leales que discretos.
DUQUE
Milagro, conde, fue dejaros vivo.
CONDE
La traición ocasiona estos efetos: 165
huyó la deslealtad, y la luz pura
de la verdad, señor, quedó segura.
¡Válgame el cielo! ¡Qué dichoso he sido!
DUQUE
Para un traidor que en esto se desvela,
todo es poco.
CONDE
Perdón humilde os pido.
170
DUQUE
A cualquiera engañara su cautela;
disculpado estáis, conde.
CONDE
(Aparte.)
Aquesto ha urdido
la mujeril venganza de Leonela;
pero importa que el duque esté ignorante
de la ocasión que tuvo, aunque bastante. 175
DUQUE
Pésame que el autor de aqueste exceso
huyese. Pero vamos; que buscalle
haré de suerte que, al que muerto o preso
le trujere, prometo de entregalle
la hacienda que dejó.
CAZADOR 2.º
Si ofreces eso
180
no habrá quien no le siga.
DUQUE
Verá dalle
todo este reino un ejemplar castigo.
CONDE
La vida os debo; pagaréla, amigo.

(Vanse.)



(Salen TARSO y MELISA, pastores.)


MELISA
¿Así me dejas, traidor?
TARSO
Melisa: domá otros potros; 185
que ya no me hace quillotros
en el alma vueso amor.
Con la ausencia de medio año
que ha que ni os busco ni os veo,
curó el tiempo mi deseo, 190
la enfermedad de un engaño.
Dándole a mis celos dieta,
estoy bueno poco a poco;
ya, Melisa, no so loco,
porque ya no so poeta. 195
¡Las copras que a cada paso
os hice! ¡Huego de Dios
en ellas, en mí y en vos!
¡Si de subir al Parnaso
por sus musas de alquiler 200
me he quedado despeado!
¡Qué de nombres que os he dado
luna, estrella, locifer...!
¿Qué tenéis bueno, Melisa,
que no alabase mi canto? 205
Copras os compuse al llanto,
copras os hice a la risa,
copras al dulce mirar,
al suspirar, al toser,
al callar, al responder, 210
al asentarse, al andar,
al branco color, al prieto,
a vuesos desdenes locos,
al escopir, y a los mocos
pienso que os hice un soneto. 215
Ya me salí del garlito
do me cogistes, par Dios;
que no se me da por vos,
ni por vueso amor, un pito.
MELISA
¡Ay Tarso, Tarso, en efeto 220
hombre, que es decir olvido!
¿Que una ausencia haya podido
hacer perderme el respeto
a mí, Tarso?
TARSO
A vos, y a Judas.
Sois mudable: ¿qué queréis, 225
si en señal deso os ponéis
en la cara tantas mudas?
MELISA
Así, mis prendas me torna,
mis cintas y mis cabellos.
TARSO
¿Luego pensáis que con ellos 230
mi pecho o zurrón se adorna?
¡Qué boba! Que a estar yo ciego
trujera conmigo el daño.
Ya, Melisa, habrá medio año
que con todo di en el huego. 235
Cabellos que fueron lazos
de mi esperanza crueles,
listones, rosas, papeles,
baratijas y embarazos,
todo el huego lo deshizo, 240
porque hechizó mi sosiego;
pues suele echarse en el huego,
porque no empezca, el hechizo.
Hasta el zurrón di a la brasa
do guardé mis desatinos; 245
que por quemar los vecinos
se pega huego a la casa.
MELISA
¿Esto he de sufrir? ¡Ay, cielo!
(Llora.)
TARSO
Aunque lloréis un diluvio;
tenéis el cabello rubio, 250
no hay que fiar dese pelo.
Ya os conozco, que sois fina.
¡Pues no me habéis de engañar,
par Dios, aunque os vea llorar
los tuétanos y la orina! 255
MELISA
¡Traidor!
TARSO
¡Verá la embinción!
Enjugad los arcaduces;
que hacéis el llanto a dos luces
como candil de mesón.
MELISA
Yo me vengaré, cruel. 260
TARSO
¿Cómo?
MELISA
Casándome, ingrato.
TARSO
Eso es tomar el zapato,
y daros luego con él.
MELISA
Vete de aquí.
TARSO
Que me place.
MELISA
¿Que te vas desa manera? 265
TARSO
¿No lo veis? Andando.
MELISA
Espera.
¿Mas que sé de dónde nace
tu desamor?
TARSO
¿Mas que no?
MELISA
Celillos son de Mireno.
TARSO
¿Yo celillos? ¡Oh, que bueno! 270
Ya ese tiempo se acabó.
Mireno, el hijo de Lauro,
a quien sirvo, y cuyo pan
como, es discreto y galán,
y como tal le restauro 275
vuestro amor; mas yo le miro
tan libre, que en la ribera
no hallaréis quien se prefiera
a hacelle dar un suspiro.
Trújole su padre aquí 280
pequeño, y bien sabéis vos
que murmuran más de dos,
aunque vive y anda así,
que debajo del sayal
que le sirve de corteza 285
se encubre alguna nobleza
con que se honra Portugal.
No hay pastor en todo el Miño
que no le quiera y respete,
ni libertad que no inquiete 290
como a vos; mas ved qué aliño,
si la muerte hacelle quiso
tan desdeñoso y cruel,
que hay dos mil Ecos por él
de quien es sordo Narciso. 295
Como os veis dél despreciada,
agora os venís acá;
mas no entraréis; porque está
el alma a puerta cerrada.
MELISA
En fin: ¿no me quieres?
TARSO
No.
300
MELISA
Pues, para ésta, de un ingrato,
que yo castigue tu trato.
TARSO
¿Castigarme a mí vos?
MELISA
Yo:
presto verás, fementido,
si te doy más de un cuidado; 305
que nunca el hombre rogado
ama como aborrecido.
TARSO
Bueno.
MELISA
Verás lo que pasa:
celos te dará un pastor;
que, cuando se pierde amor, 310
ellos le vuelven a casa.
(Vase.)
TARSO
¿Sí? Andad. Échome a temer
alguna burla, aunque hablo;
que no tendrá miedo al diablo
quien no teme a una mujer. 315

(Sale MIRENO, pastor.)


MIRENO
¿Es Tarso?
TARSO
¡Oh, Mireno! Soy
tu amigo fiel, si este nombre
merece tener un hombre
que te sirve.
MIRENO
Todo hoy
te ando a buscar.
TARSO
Melisa
320
me ha detenido aquí un hora;
y cuanto más por mí llora,
más me muero yo de risa.
Pero ¿qué hay de nuevo?
MIRENO
Amigo:
la mucha satisfacción 325
que tengo de tu afición
me obliga a tratar contigo
lo que, a no quererte tanto,
ejecutara sin ti.
TARSO
De ver que me hables así, 330
por ser tan nuevo, me espanto.
Contigo, desde pequeño,
me crió Lauro, y aunque,
según mi edad, ya podré
gobernar casa y ser dueño, 335
quiero más, por el amor
que ha tanto que te he cobrado,
ser en tu casa criado,
que en la mía ser señor.
MIRENO
En fe de haber descubierto 340
mi experiencia que es así,
y hallar, Tarso, ingenio en ti,
puesto que humilde, despierto,
pretendo, en tu compañía
probar si, hasta donde alcanza 345
la barra de mi esperanza,
llega la ventura mía.
Mucho ha que me tiene triste
mi altiva imaginación,
cuya soberbia ambición 350
no sé en qué estriba o consiste.
Considero algunos ratos
que los cielos, que pudieron
hacerme noble, y me hicieron
un pastor, fueron ingratos; 355
y que, pues con tal bajeza
me acobardo y avergüenzo,
puedo poco, pues no venzo
mi misma naturaleza.
Tanto el pensamiento cava 360
en esto, que ha habido vez
que, afrentando la vejez
de Lauro, mi padre, estaba
por dudar si soy su hijo
o si me hurtó a algún señor; 365
aunque de su mucho amor
mi necio engaño colijo.
Mil veces, estando a solas,
le he preguntado si acaso
el mundo, que a cada paso 370
honras anega en sus olas,
le sublimó a su alto asiento
y derribó del lugar
que intenta otra vez cobrar
mi atrevido pensamiento; 375
porque el ser advenedizo
aquí anima mi opinión,
y su mucha discreción
dice claro que es postizo
su grosero oficio y traje, 380
por más que en él se reporte,
pues más es para la corte
que los montes, su lenguaje.
Siempre, Tarso, ha malogrado
estas imaginaciones, 385
y con largas digresiones
mil sucesos me ha contado,
que todos paran en ser,
contra mis intentos vanos,
progenitores villanos 390
los que me dieron el ser.
Esto, que había de humillarme,
con tal violencia me altera,
que desta vida grosera
me ha forzado a desterrarme; 395
y que a buscar me desmande
lo que mi estrella destina,
que a cosas grandes me inclina
y algún bien me aguarda grande;
que, si tan pobre nací 400
como el hado me crió,
cuanto más me hiciere yo,
más vendré a deberme a mí.
Si quieres participar
de mis males o mis bienes, 405
buena ocasión, Tarso, tienes;
déjame de aconsejar
y determínate luego.
TARSO
Para mí bástame el verte,
Mireno, de aquesa suerte; 410
ni te aconsejo ni ruego;
discreto eres; estodiado
has con el cura; yo quiero
seguirte, aunque considero
de Lauro el nuevo cuidado. 415
MIRENO
Tarso: si dichoso soy,
yo espero en Dios de trocar
en contento su pesar.
TARSO
¿Cuándo has de irte?
MIRENO
Luego.
TARSO
¿Hoy?
MIRENO
Al punto.
TARSO
Y, ¿con qué dinero?
420
MIRENO
De dos bueyes que vendí
lo que basta llevo aquí.
Vamos derechos a Avero,
y compraréte una espada
y un sombrero.
TARSO
¡Plegue a Dios
425
que no volvamos los dos,
como perro con pedrada!

(Vanse.)



(Otro punto del bosque.)



(Salen RUY LORENZO y VASCO, lacayo.)


VASCO
Señor: vuélvete al bosque, pues conoces
que apenas estaremos aquí una hora
cuando las postas nos darán alcance; 430
y los villanos destas caserías,
que nos buscan cual galgos a las liebres,
si nos cogen, harán la remembranza
de Cristo y su prisión hoy con nosotros;
y quedaremos, por nuestros pecados, 435
en vez de remembrados, desmembrados.
RUY
Ya, Vasco, es imposible que la vida
podamos conservar; pues cuando el cielo
nos librase de tantos que nos buscan,
el hambre vil, que con infames armas 440
debilita las fuerzas más robustas,
nos tiene de entregar al duque fiero.
VASCO
Para el hambre y sus armas no hay acero.
RUY
Por vengar la deshonra de mi hermana,
que el conde de Estremoz tiene usurpada, 445
su firma en una carta contrahíce;
y, saliéndome inútil esta traza,
busqué quien con su muerte me vengase;
mas nada se le cumple al desdichado,
y, pues lo soy, acabe con la vida, 450
que no es bien muera de hambre habiendo espada.
VASCO
¿Es posible que un hombre que se tiene
por hombre, como tú, hecho y derecho,
quisiese averiguar por tales medios
si fue forzada u no tu hermana? Dime: 455
¿piensas de veras que en el mundo ha habido
mujer forzada?
RUY
¿Agora dudas de eso?
¿No están llenos los libros, las historias
y las pinturas de violentos raptos
y forzosos estupros, que no cuento? 460
VASCO
Riyérame a no ver que aquesta noche
los dos habemos de cenar con Cristo,
aunque hacer colación me contentara
en el mundo, y a oscuras me acostara.
Ven acá: si Leonela no quisiera 465
dejar coger las uvas de su viña,
¿no se pudiera hacer toda un ovillo,
como hace el erizo, y a puñadas,
aruños, coces, gritos, y a bocados,
dejar burlado a quien su honor maltrata, 470
en pie su fama y el melón sin cata?
Defiéndese una yegua en medio un campo
de toda una caterva de rocines,
sin poderse quejar: «¡Aquí del cielo,
que me quitan mi honra!», como puede 475
una mujer honrada en aquel trance;
escápase una gata como el puño
de un gato zurdo y otro carirromo
por los caramanchones y tejados
con sólo decir miao y echar un fufo; 480
y ¿quieren estas daifas persuadirnos
que no pueden guardar sus pertenencias
de peligros nocturnos? Yo aseguro,
si como echa a galeras la justicia
los forzados, echara las forzadas, 485
que hubiera menos, y ésas más honradas.

(Salen TARSO y MIRENO.)


TARSO
Jurómela Melisa: ¡lindo cuento
será el ver que la he dado cantonada!
MIRENO
Mal pagaste su amor.
TARSO
Dala a Pilatos,
que es más mudable que hato de gitanos: 490
más arrequives tienen sus amores
que todo un canto de órgano; no quiero
sino seguirte a ti por mar y tierra,
y trocar los amores por la guerra.
RUY
Gente suena.
VASCO
Es verdad; y aun en mis calzas
495
se han sonado de miedo las narices
del rostro circular, romadizadas.
RUY
Perdidos somos.
VASCO
¡Santos estrellados!
Doleos de quien de miedo está en tortilla;
y, si hay algún devoto de lacayos, 500
sáqueme de este aprieto, y yo le juro
de colgalle mis calzas a la puerta
de su templo, en lavándolas diez veces
y limpiando la cera de sus barrios;
que, aunque las enceró mi pena fiera, 505
no es buena para ofrendas esta cera.
RUY
Sosiégate; que solos dos villanos,
sin armas defensivas ni ofensivas,
poco mal han de hacernos.
VASCO
¡Plegue al cielo!
RUY
Cuanto y más, que el venir tan descuidados 510
nos asegura de lo que tememos.
VASCO
¡Ciégalos, San Antonio!
RUY
Calla; lleguemos.
¿Adónde bueno, amigos?
MIRENO
¡Oh, señores!
A la villa, a comprar algunas cosas
que el hombre ha menester. ¿Está allá el duque? 515
RUY
Allá quedaba.
MIRENO
Dele vida el cielo.
Y vosotros, ¿do bueno? Que esta senda
se aparta del camino real y guía
a unas caserías que se muestran
al pie de aquella sierra.
RUY
Tus palabras
520
declaran tu bondad, pastor amigo.
Por vengar la deshonra de una hermana
intenté dar la muerte a un poderoso;
y, sabiendo mi honrado atrevimiento,
el duque manda que me siga y prenda 525
su gente por aquestos despoblados;
y, ya desesperado de librarme,
salgo al camino. Quíteme la vida,
de tantos, por honrada, perseguida.
MIRENO
Lástima me habéis hecho; y ¡vive el cielo! 530
que, si como la suerte avara me hizo
un pastor pobre, más valor me diera,
por mi cuenta tomara vuestro agravio.
Lo que se puede hacer, de mi consejo,
es que los dos troquéis esos vestidos 535
por aquestos groseros; y encubiertos
os libraréis mejor, hasta que el cielo
a daros su favor, señor, comience;
porque la industria los trabajos vence.
RUY
¡Oh, noble pecho, que entre paños bastos 540
descubre el valor mayor que he visto!
Páguete el cielo, pues que yo no puedo,
ese favor.
MIRENO
La diligencia importa:
entremos en lo espeso. Y trocaremos
el traje.
RUY
Vamos. ¡Venturoso he sido!
545

(Vanse los dos.)


TARSO
Y ¿habéis también de darme por mi sayo
esas abigarradas, con más cosas
que un menudo de vaca?
VASCO
Aunque me pese.
TARSO
Pues dos liciones me daréis primero,
porque con ellas pueda hallar el tino, 550
entradas y salidas de esa Troya;
que, pardiez, que aunque el cura sabe tanto,
que canta un parce mihi por do quiere,
no me supo vestir el día del Corpus
para her el rey David.
VASCO
Vamos; que presto
555
os las sabréis poner.
TARSO
Como hay maestros
que enseñan a leer a los muchachos,
¿no pudieran poner en cada villa
maestros con salarios, y con pagas,
que mos dieran lición de calzar bragas? 560

(Vanse.)



(Salen DORISTO, alcalde; LARISO y DENIO, pastores.)


DORISTO
Ya los vestidos y señas
del amo y criado sé;
callad, que yo os los pondré,
Lariso, cual digan dueñas.
LARISO
¿Que quiso matar al conde? 565
¡Verá el bellaco!
DORISTO
Par Dios,
que si los cojo a los dos,
y el diabro no los esconde,
que he de llevarlos a Avero
con cepo y grillos.
DENIO
¡Verá!
570
¿Qué bestia los llevará
en el cepo?
DORISTO
Regidero:
no os metáis en eso vos,
que no empuño yo de balde
el palillo. ¿No so alcalde? 575
Pues yo os juro, a non de Dios,
que ha de her lo que publico;
y que los ha de llevar
con el cepo hasta el lugar
de Avero vueso borrico, 580
LARISO
Busquémoslos; que después
quillotraremos el modo
con que han de ir.
DORISTO
El monte todo
está cercado; por pies
no se irán.
DENIO
Amo y lacayo
585
han de estar aquí escondidos.
LARISO
Las señas de los vestidos,
sombreros, capas y sayo
del mozo en la cholla llevo.
DORISTO
Si los prendemos, por paga 590
diré al duque que mos haga,
par del olmo, un rollo nuevo.
LARISO
Hombre sois de gran meollo,
si rollo en el puebro hacéis.
DORISTO
Él será tal que os honréis 595
que os digan: «Váyase al rollo.»

(Vanse.)



(Salen RUY LORENZO, de pastor, y MIRENO, de galán.)


RUY
De tal manera te asienta
el cortesano vestido,
que me hubiera persuadido
a que eras hombre de cuenta, 600
a no haber visto primero
que ocultaba la belleza
de los miembros la bajeza
de aqueste traje grosero.
Cuando se viste el villano 605
las galas del traje noble,
parece imagen de roble
que ni mueve pie ni mano;
ni hay quien persuadirse pueda
sino que es, como sospecha, 610
pared que, de adobes hecha,
la cubre un tapiz de seda.
Pero cuando en ti contemplo
el desenfado con que andas
y el donaire con que mandas 615
ese vestido, otro ejemplo
hallo en ti más natural,
que vuelve por tu decoro,
llamándote imagen de oro,
con la funda de sayal. 620
Alguna nobleza infiero
que hay en ti; pues te prometo
que te he cobrado el respeto
que al mismo duque de Avero.
¡Hágate el cielo como él! 625
MIRENO
Y a ti, con sosiego y paz,
te vuelva sin el disfraz,
a tu estado; y fuera dél,
con paciencia vencerás
de la fortuna el ultraje. 630
Si te ve en aquese traje
mi padre, en él hallarás
nuevo amparo; en él te fía,
y dile que me destierra
mi inclinación a la guerra; 635
que espero en Dios que algún día
buena vejez le he de dar.
RUY
Adiós, gallardo mancebo;
la espada sola me llevo,
para poder evitar, 640
si me conocen, mi ofensa.
MIRENO
Haces bien; anda con Dios,
que hasta la villa los dos,
aunque vamos sin defensa,
no tenemos qué temer; 645
y allá espadas compraremos.

(Sale VASCO, de pastor.)


VASCO
Vámonos de aquí. ¿Qué hacemos?,
que ya me quisiera ver
cien leguas deste lugar.
MIRENO
¿Y Tarso?
VASCO
Allí desenreda
650
las calzas, que agora queda
comenzándose a atacar,
muy enojado conmigo
porque me llevo la espada,
sin la cual no valgo nada. 655
MIRENO
La tardanza os daña.
RUY
Amigo,
adiós.
VASCO
No está malo el sayo.
RUY
Jamás borrará el olvido
este favor.
VASCO
Embutido
va en un pastor un lacayo. 660

(Vanse.)


MIRENO
Del castizo caballo descuidado,
el hambre y apetito satisface
la verde hierba que en el campo nace,
el freno duro del arzón colgado;
mas luego que el jaez de oro esmaltado 665
le pone el dueño cuando fiestas hace,
argenta espumas, céspedes deshace,
con el pretal sonoro alborotado.
Del mismo modo entre la encina y roble,
criado con el rústico lenguaje 670
y vistiendo sayal tosco, he vivido;
mas despertó mi pensamiento noble,
como al caballo, el cortesano traje:
que aumenta la soberbia el buen vestido.

(Sale TARSO, de lacayo.)


TARSO
¿No ves las devanaderas 675
que me han forzado a traer?
Yo no acabo de entender
tan intrincadas quimeras.
¿No notas la confusión
de calles y encrucijadas? 680
¿Has visto más rebanadas,
sin ser mis calzas melón?
¿Qué astrólogo tuvo esfera,
di, menos inteligible,
que ha un hora que no es posible 685
topar con la faltriquera?
¡Válgame Dios! ¡El juicio
que tendría el inventor
de tan confusa labor
y enmarañado edificio! 690
¡Qué ingenio! ¡Qué entendimiento!
MIRENO
Basta, Tarso.
TARSO
No te asombre;
que ésta no ha sido obra de hombre.
MIRENO
Pues ¿de qué?
TARSO
De encantamiento;
obra es digna de un Merlín, 695
porque en estos astrolabios
aun no hallarán los más sabios
ningún principio ni fin.
Pero, ya que enlacayado
estoy, y tú caballero, 700
¿qué hemos de hacer?
MIRENO
Ir a Avero,
que este traje ha levantado
mi pensamiento de modo
que a nuevos intentos vuelo.
TARSO
Tú querrás subir al cielo, 705
y daremos en el lodo.
Mas, pues eres ya otro hombre,
por si acaso adonde fueres
caballero hacerte quieres,
¿no es bien que mudes el nombre? 710
Que el de Mireno no es bueno
para nombre de señor.
MIRENO
Dices bien: no soy pastor,
ni he de llamarme Mireno.
Don Dionís en Portugal 715
es nombre ilustre y de fama;
don Dionís desde hoy me llama.
TARSO
No le has escogido mal;
que los reyes que ha tenido
de ese nombre esta nación, 720
eterna veneración
ganaron a su apellido.
Estremado es el ensayo;
pero, ya que así te ensalzas,
dame un nombre que a estas calzas 725
les venga bien, de lacayo;
que ya el de Tarso me quito.
MIRENO
Escógele tú.
TARSO
Yo escojo,
si no lo tienes a enojo...
¿No es bueno...?
MIRENO
¿Cuál?
TARSO
Gómez Brito.
730
¿Qué te parece?
MIRENO
Estremado.
TARSO
¡Gentiles cascos, por Dios!
Sin ser obispos, los dos
mos habemos confirmado.

(Salen DORISTO, LARISO y DENIO y pastores con armas y sogas.)


DORISTO
¡Válganos el dimunio, amén! 735
¿Que nos los hemos de hallar?
LARISO
Si no es que saben volar,
imposible es que no estén
entre estas matas y peñas.
DENIO
Busquémoslos por lo raso. 740
LARISO
¿No son éstos?
DORISTO
Habrad paso.
LARISO
Par Dios, conforme las señas,
que son los propios.
DORISTO
Atalde
los brazos, pues veis que están
sin armas.
DENIO
Rendíos, galán.
745
LARISO
Tené al rey.
DORISTO
Tené al alcalde.

(Por detrás los cogen y atan.)


MIRENO
¿Qué es esto?
TARSO
¿Estáis en vosotros?
¿Por qué nos prendéis?
DORISTO
Por gatos.
¡Aho! ¿No veis qué mojigatos
hablan? Sabéis ser quillotros 750
para dar la muerte al conde,
y ¿pescudaisnos por qué
os prendemos?
DENIO
¡Bueno, a fe!
TARSO
¿Qué conde, o qué muerte? ¿Adónde
mos habéis visto otra vez? 755
DORISTO
Allá os lo dirá el verdugo,
cuando os cuelgue cual besugo
de las agallas y nuez.
MIRENO
A no llevarme la espada,
ya os fuerais arrepentidos. 760
TARSO
El trueco de los vestidos
mos ha dado esta gatada.
¡Ah, mi señor don Dionís!
¿Es aquesta la ganancia
de la guerra? ¿Qué ignorancia 765
te engañó?
DORISTO
¿Qué barbullís?
TARSO
Tarso quiero ser, no Brito;
ganadero, no lacayo;
por bragas quiero mi sayo;
las ollas lloro de Egipto. 770
LARISO
¿Quieres callar, bellacón?
Darle de puñadas quiero.
DORISTO
Alto, a Avero.
MIRENO
Pues a Avero
nos llevan, ten corazón;
que, cuando el duque nos vea, 775
caerán éstos en su engaño
sin que nos mande hacer daño.
DORISTO
Rollo tendrá muesa aldea.
DENIO
Cuando bajo el olmo le hagas,
en él haremos concejo. 780
TARSO
Yo de ninguno me quejo,
sí de estas malditas bragas.
¿Quién ha visto tal ensayo?
MIRENO
¿Qué temes, necio? ¿Qué dudas?
TARSO
Si me cuelgan y hago un Judas, 785
sin haber Judas lacayo,
¿no he de llorar y temer?
Hoy me cuelgan del cogollo.
DORISTO
En la picota del rollo
un reloj he de poner. 790
Vamos.
LARISO
Bien el puebro ensalzas.
TARSO
Si te quieres escapar
do no te puedan hallar,
métete dentro en mis calzas.

(Vanse.)



(Salón en el palacio del DUQUE DE AVERO.)



(Salen DOÑA JUANA y DON ANTONIO, de camino.)


JUANA
¡Primo don Antonio!
ANTONIO
Paso,
795
no me nombréis; que no quiero
hagáis de mí tanto caso
que me conozca en Avero
el duque. A Galicia paso,
donde el rey don Juan me llama 800
de Castilla; que me ama
y hace merced; y deseo,
a costa de algún rodeo,
saber si miente la fama
que ofrece el lugar primero 805
de la hermosura de España
a las hijas del de Avero,
o si la fama se engaña
y miente el vulgo ligero.
JUANA
Bien hay que estimar y ver; 810
pero no habéis de querer
que así tan despacio os goce.
ANTONIO
Si el de Avero me conoce,
y me obliga a detener,
caer en falta recelo 815
con el rey.
JUANA
Pues si eso pasa,
de mi gusto al vuestro apelo;
mas, si sabe que en su casa
don Antonio de Barcelo,
conde de Penela, ha estado, 820
y que encubierto ha pasado,
cuando le pudo servir
en ella, halo de sentir
con exceso; que en su estado
jamás llegó caballero 825
que por inviolables leyes
no le hospede.
ANTONIO
Así lo infiero;
que es nieto, en fin, de los reyes
de Portugal el de Avero.
Pero, dejando esto, prima: 830
¿tan notable es la beldad
que en sus dos hijas sublima
el mundo?
JUANA
¿Es curiosidad,
o el alma acaso os lastima
el ciego?
ANTONIO
Mal sus centellas
835
me pueden causar querellas
si de su vista no gozo;
curiosidades de mozo
a Avero me traen a vellas.
¿Cómo tengo de querer 840
lo que no he llegado a ver?
JUANA
De que eso digáis me pesa:
nuestra nación portuguesa
esta ventaja ha de hacer
a todas; que porque asista 845
aquí amor, que es su interés,
ha de amar, en su conquista,
de oídas el portugués,
y el castellano, de vista.
Las hijas del duque son 850
dignas de que su alabanza
celebre nuestra nación.
La mayor, a quien Berganza
y su duque, con razón,
pienso que intenta entregar 855
al conde de Vasconcelos,
su heredero, puede dar
otra vez a Clicie celos,
si el sol la sale a mirar.
Pues de doña Serafina, 860
hermana suya, es divina
la hermosura.
ANTONIO
Y, de las dos,
¿a cuál juzgáis, prima, vos
por más bella?
JUANA
Más se inclina
mi afición a la mayor, 865
aunque mi opinión refuta
en parte el vulgo hablador;
mas en gustos no hay disputa,
y más en cosas de amor.
En dos bandos se reparte 870
Avero, y por cualquier parte
hay bien que alegar.
ANTONIO
¿Aquí
hay algún título?
JUANA
Sí,
don Francisco y don Duarte.
ANTONIO
Y ¿qué hacen?
JUANA
Más de un curioso
875
dice que pretende ser
cada cual de la una esposo.
ANTONIO
Prima: yo las he de ver
esta tarde; que es forzoso
irme luego.
JUANA
Yo os pondré
880
donde su hermosura os dé,
podrá ser, más de una pena.
ANTONIO
¿Serafina o Madalena?
JUANA
Bellas son las dos; no sé.
Pero el duque sale aquí 885
con ellas; ponte a esta parte.

(Salen el DUQUE, el CONDE, SERAFINA y DOÑA MADALENA.)


DUQUE
(Aparte al conde.)
Digo, conde don Duarte,
que todo se cumpla así.
CONDE
Pues el rey, nuestro señor,
favorece la privanza 890
del hijo del de Berganza,
y a vuestra hija mayor
os pide para su esposa,
escriba vuestra excelencia
que, con su gusto y licencia, 895
doña Serafina hermosa
lo será mía.
DUQUE
Está bien.
CONDE
Pienso que su majestad
me mira con voluntad,
y que lo tendrán por bien; 900
yo y todo le escribiré.
DUQUE
No lo sepa Serafina
hasta ver si determina
el rey que la mano os dé;
que es muchacha; y descuidada, 905
aunque portuguesa, vive
de que tan presto cautive
su libertad la lazada
o nudo del matrimonio.
JUANA
(Aparte.)
Presto os habéis divertido. 910
Decid: ¿qué os han parecido
las hermanas, don Antonio?
ANTONIO
No sé el alma a cuál se inclina,
ni sé lo que hacer ordena:
bella es doña Madalena, 915
pero doña Serafina
es el sol de Portugal.
Por la vista el alma bebe
llamas de amor entre nieve.
por el vaso de cristal 920
de su divina blancura:
la fama ha quedado corta
en su alabanza.
DUQUE
Esto importa.
ANTONIO
Fénix es de la hermosura.
DUQUE
Llegaos, Madalena, aquí. 925
CONDE
Pues me da el duque lugar,
mi serafín, quiero hablar,
si hay atrevimiento en mí
para que vuele tan alto
que a serafines me iguale. 930
ANTONIO
Prima: a ver el alma sale
por los ojos el asalto
que amor le da poco a poco;
ganárame si me pierdo.
JUANA
Vos entraste, primo, cuerdo, 935
y pienso que saldréis loco.
DUQUE
Hija: el rey te honra y estima;
cuán bien te está considera.
MADALENA
Mi voluntad es de cera;
vuexcelencia en ella imprima 940
el sello que más le cuadre,
porque en mí sólo ha de haber
callar con obedecer.
DUQUE
¡Mil veces dichoso padre
que oye tal!
CONDE
(A DOÑA SERAFINA.)
Las dichas mías,
945
como han subido al estremo
de su bien, que caigan temo.
SERAFINA
Conde: esas filosofías,
ni las entiendo, ni son
de mi gusto.
CONDE
Un serafín
950
bien puede alcanzar el fin
y el alma de una razón.
No digáis que no entendéis,
serafín, lo que alcanzáis.
SERAFINA
¡Jesús, qué dello que habláis! 955
CONDE
Si soy hombre, ¿qué queréis?
Por palabras los intentos
quiere que expliquemos Dios;
que, a ser serafín cual vos,
con solos los pensamientos 960
nos habláramos.
SERAFINA
¿Qué amor
habla tanto?
CONDE
¿No ha de hablar?
SERAFINA
No; que hay poco que fiar
de un niño, y más, hablador.
CONDE
En todo os hizo perfecta 965
el cielo con mano franca.
ANTONIO
Prima: para ser tan blanca,
notablemente es discreta.
¡Qué agudamente responde!
Ya han esmaltado los cielos 970
el oro de amor con celos:
mucho me enfada este conde.
JUANA
¡Pobre de vuestra esperanza
si tal contrario la asalta!
DUQUE
Un secretario me falta 975
de quien hacer confianza;
y, aunque esta plaza pretenden
muchos por diversos modos
de favores, entre todos,
pocos este oficio entienden. 980
Trabajo me ha de costar
en tal tiempo estar sin él.
MADALENA
A ser el pasado fiel,
era ingenio singular.
DUQUE
Sí; mas puso en contingencia 985
mi vida y reputación.

(Salen los pastores y traen presos a MIRENO y TARSO.)


DORISTO
Ande apriesa el bellacón.
LARISO
Aquí está el duque.
TARSO
Paciencia
me dé Herodes.
DENIO
¡Aho! Llegá,
pues sois alcalde, y habralde. 990
DORISTO
Buen viejo: yo so el alcalde,
y vos el duque.
LARISO
¡Verá!
Llegaos más cerca.
DORISTO
Y sopimos
yo, el herrero y su mujer
que mandábades prender 995
estos bellacos, y fuimos
Bras Llorente y Gil Bragado...
TARSO
Aquese yo lo seré,
pues por mi mal me embragué.
DORISTO
Y después de haber llamado 1000
a concejo el regidero
Pero Mínguez... Llegá acá,
que no sois bestia, y habrá;
decid lo demás.
LARISO
No quiero:
decildo vos.
DORISTO
No estodié
1005
sino hasta aquí; en concrusión:
éstos los ladrones son,
que por sólo heros mercé
prendimos yo y Gil Mingollo:
haga lo que el puebro pide 1010
su duquencia, y no se olvide
lo que le dije del rollo.
DUQUE
¡Hay mayor simplicidad!
Ni he entendido a lo que vienen,
ni por qué delito tienen 1015
así estos hombres. Soltad
los presos; y decid vos
qué insulto habéis cometido
para que os hayan traído
de aquesa suerte a los dos. 1020
MIRENO
(De rodillas.)
Si lo es el favorecer,
gran señor, a un desdichado,
perseguido y acosado
de tus gentes y poder,
y juzgas por temerario 1025
haber trocado el vestido
por dalle vida, yo he sido.
DUQUE
¿Tú libraste al secretario?
Pero sí; que aquese traje
era suyo; di, traidor, 1030
¿por qué le diste favor?
MIRENO
Vueselencia no me ultraje,
ni ese título me dé;
que no estoy acostumbrado
a verme así despreciado. 1035
DUQUE
¿Quién eres?
MIRENO
No soy; seré;
que sólo por pretender
ser más de lo que hay en mí
menosprecié lo que fui
por lo que tengo de ser. 1040
DUQUE
No te entiendo.
MADALENA
(Aparte.)
¡Estraña audacia
de hombre! El poco temor
que muestra dice el valor
que encubre. De su desgracia
me pesa.
DUQUE
Di: ¿conocías
1045
al traidor que ayuda diste?
Mas, pues por él te pusiste
en tal riesgo, bien sabías
quién era.
MIRENO
Supe que quiso
dar muerte a quien deshonró 1050
su hermana, y después te dio
de su honrado intento aviso;
y, enviándole a prender,
le libré de ti, espantado
por ver que el que está agraviado 1055
persigas; debiendo ser
favorecido por ti,
por ayudar al que ha puesto
en riesgo su honor.
CONDE
(Aparte.)
¿Qué es esto?
¿Ya anda derramada así 1060
la injuria que hice a Leonela?
DUQUE
¿Sabes tú quién la afrentó?
MIRENO
Supiéralo, señor, yo;
que, a sabello...
DUQUE
Fue cautela
del traidor para engañarte: 1065
tú sabes adónde está,
y así forzoso será,
si es que pretendes librarte,
decillo.
MIRENO
¡Bueno sería,
cuando adonde está supiera, 1070
que un hombre como yo hiciera,
por temor, tal villanía!
DUQUE
¿Villanía es descubrir
un traidor? Llevadle preso;
que si no ha perdido el seso 1075
y menosprecia el vivir,
él dirá dónde se esconde.
MADALENA
(Aparte.)
Ya deseo de libralle,
que no merece su talle
tal agravio.
DUQUE
Intento, conde,
1080
vengaros.
CONDE
Él lo dirá.
TARSO
(Aparte.)
¡Muy gentil ganancia espero!
DUQUE
Vamos; que responder quiero
al rey.
TARSO
(Aparte.)
¡Medrándose va,
con la mudanza de estado, 1085
y nombre de don Dionís!
DUQUE
Viviréis si lo decís.
MIRENO
(Aparte.)
La fortuna ha comenzado
a ayudarme: ánimo ten,
porque en ella es natural, 1090
cuando comienza por mal,
venir a acabar en bien.
TARSO
Bragas, si una vez os dejo,
nunca más transformación.

(Llévanlos presos.)


DUQUE
Meted una petición 1095
vosotros en mi consejo
de lo que queréis; que allí
se os pagará este servicio.
DORISTO
Vos, que tenéis buen juicio,
la peticionad.
LARISO
Sea así.
1100
DORISTO
Señor: por este cuidado
haga un rollo en mi lugar,
tal que se pueda ahorcar
en él cualquier hombre honrado.

(Vanse los pastores, el DUQUE y el CONDE, quedan los demás.)


MADALENA
Mucho, doña Serafina, 1105
me pesa ver llevar preso
aquel hombre.
SERAFINA
Yo confieso
que a rogar por él me inclina
su buen talle.
MADALENA
¿Eso desea
tu afición? ¿Ya es bueno el talle? 1110
Pues no tienes de libralle
aunque lo intentes.
SERAFINA
No sea.

(Vanse DOÑA SERAFINA y MADALENA.)


JUANA
¿Habeisos de ir esta tarde?
ANTONIO
¡Ay, prima! ¿cómo podré,
si me perdí, si cegué, 1115
si amor, valiente, cobarde,
todo el tesoro me gana
del alma y la voluntad?
Sólo por ver su beldad
no he de irme hasta mañana. 1120
JUANA
¡Bueno estáis! ¿Qué amáis en fin?
ANTONIO
Sospecho, prima querida,
que de mi contento y vida
Serafina será fin.


Acto II


Sale DOÑA MADALENA sola.


MADALENA
¿Qué novedades son éstas,
altanero pensamiento?
¿Qué torres sin fundamento
tenéis en el aire puestas?
¿Cómo andáis tan descompuestas, 5
imaginaciones locas?
Siendo las causas tan pocas,
¿queréis exponer mis menguas
a juicio de las lenguas
y a la opinión de las bocas? 10
Ayer guardaban los cielos
el mal de vuestra esperanza
con la tranquila bonanza
que agora inquietan desvelos.
Al conde de Vasconcelos, 15
o a mi padre di, en su nombre,
el sí; mas, porque me asombre,
sin que mi honor lo resista,
se entró al alma, a escala vista,
por la misma vista un hombre. 20
Viole en ella, y fuera exceso,
digno de culpa mi error,
a no saber que el amor
es niño, ciego y sin seso.
¿A un hombre extranjero y preso, 25
a mi pesar, corazón,
habéis de dar posesión?
¿Amar al conde no es justo?
Mas, ¡ay!, que atropella el gusto
las leyes de la razón. 30
Mas, pues, a mi instancia está
por mi padre libre y suelto,
mi pensamiento resuelto
bien remediarse podrá.
Forastero es; si se va, 35
con pequeña resistencia
podrá sanar la paciencia
el mal de mis desconciertos;
pues son médicos expertos
de amor el tiempo y la ausencia. 40
Pero, ¿con qué rigor trazo
el remedio de mi vida?
Si puede sanar la herida,
crueldad es cortar el brazo.
Démosle a amor algún plazo, 45
pues su vista me provoca;
que, aunque es la efímera loca,
ninguno al enfermo quita
el agua que no permita
siquiera enjaguar la boca. 50
Hacerle quiero llamar
-¡Ah, doña Juana!- Teneos,
desenfrenados deseos,
si no os queréis despeñar:
¿así vais a publicar 55
vuestra afrenta? La vergüenza
mi loco apetito venza;
que, si es locura admitillo
dentro del alma, el decillo
es locura o desvergüenza. 60

(Sale DOÑA JUANA.)


JUANA
Aquel mancebo dispuesto
que ha estado preso hasta agora
y a tu intercesión, señora,
ya en libertad está puesto,
pretende hablarte.
MADALENA
(Aparte.)
¡Qué presto
65
valerse el amor procura
de la ocasión y ventura
que ha de ponerse en efeto!
Mas hace como discreto
que amor todo es coyuntura. 70
¿Sabes qué quiere?
JUANA
Pretende
al favor que ha recibido
por ti, ser agradecido.
MADALENA
(Aparte.)
Áspides en rosas vende.
JUANA
¿Entrará?
MADALENA
(Aparte.)
Si preso prende,
75
si maltratado maltrata,
si atado las manos ata
las de mi gusto resuelto,
¿qué ha de hacer presente y suelto
quien ausente y preso mata? 80
Dile que vuelva a la tarde;
que agora ocupada estoy.
Mas oye: no vuelva.
JUANA
Voy.
MADALENA
Escucha: di que se aguarde.
Mas, váyase; que ya es tarde. 85
JUANA
¿Hase de volver?
MADALENA
¿No digo
que sí? Ve.
JUANA
Tu gusto sigo.
MADALENA
Pero torna; no se queje.
JUANA
Pues ¿qué diré?
MADALENA
Que me deje;
(Aparte.)
y que me lleve consigo. 90
Anda; di que entre...
JUANA
Voy, pues.
(Vase.)
MADALENA
Que, aunque venga a mi presencia,
vencerá la resistencia
hoy del valor portugués.
El desear y ver es, 95
en la honrada y la no tal,
apetito natural;
y si diferencia se halla,
es en que la honrada calla
y la otra dice su mal. 100
Callaré, pues que presumo
cubrir mi desasosiego,
si puede encubrirse el fuego,
sin manifestalle el humo.
Mas bien podré, si consumo 105
el tiempo a palabras vanas;
pero las llamas tiranas
del amor, es cosa cierta
que, en cerrándolas la puerta,
se salen por las ventanas; 110
cuando les cierren la boca,
por los ojos se saldrán;
mas no las conocerán,
callando la lengua loca;
que, si ella a amor no provoca, 115
nunca amorosos despojos
dan atrevimiento a enojos
si no es en cosas pequeñas;
porque al fin hablan por señas
cuando hablan solos los ojos. 120

(Sale MIRENO, galán, y dice de rodillas.)


MIRENO
Aunque ha sido atrevimiento
el venir a la presencia,
señora, de vuexcelencia
mi poco merecimiento,
ser agradecido trato 125
al recebido favor;
porque el pecado mayor
es el que hace un hombre ingrato.
Por haber favorecido
de un desdichado la vida 130
-que al noble es deuda debida-
me vi preso y perseguido;
pero en la misma moneda
me pagó el cielo, sin duda,
pues libre, con vuestra ayuda, 135
mi vida, señora, queda.
¿Libre dije? Mal he hablado;
que el noble, cuando recibe,
cautivo y esclavo vive,
que es lo mismo que obligado; 140
y, ojalá mi vida fuera
tal que, si esclava quedara,
alguna parte pagara
desta merced, que ella hiciera
excesos; pero, entre tantas 145
que mi humildad envilecen
y como esclavos ofrecen
sus cuellos a vuestras plantas,
a pagar con ella vengo
la mucha deuda en que estoy; 150
pues no os debo más si os doy,
gran señora, cuanto tengo.
MADALENA
Levantaos del suelo.
MIRENO
Así
estoy, gran señora, bien.
MADALENA
Haced lo que os digo.
(Aparte.)
¿Quién
155
me ciega el alma? ¡Ay de mí!
¿Sois portugués?
MIRENO
(Levántase.)
Imagino
que sí.
MADALENA
¿Que lo imagináis...?
¿Desa suerte incierto estáis
de quién sois?
MIRENO
Mi padre vino
160
al lugar adonde habita,
y es de alguna hacienda dueño,
trayéndome muy pequeño;
mas su trato lo acredita.
Yo creo que en Portugal 165
nacimos.
MADALENA
¿Sois noble?
MIRENO
Creo
que sí, según lo que veo
en mi honrado natural,
que muestra más que hay en mí.
MADALENA
Y ¿darán las obras vuestras, 170
si fuere menester, muestras
que sois noble?
MIRENO
Creo que sí.
Nunca de hacellas dejé.
MADALENA
Creo, decís a cualquier punto.
¿Creéis, acaso, que os pregunto 175
artículos de la fe?
MIRENO
Por la que debe guardar
a la merced recebida
de vuexcelencia mi vida,
bien los puede preguntar, 180
que mi fe su gusto es.
MADALENA
¡Qué agradecido venís!
¿Cómo os llamáis?
MIRENO
Don Dionís.
MADALENA
Ya os tengo por portugués
y por hombre principal; 185
que en este reino no hay hombre
humilde de vuestro nombre,
porque es apellido real;
y sólo el imaginaros
por noble y honrado ha sido 190
causa que haya intercedido
con mi padre a libertaros.
MIRENO
Deudor os soy de la vida.
MADALENA
Pues bien: ya que libre estáis,
¿qué es lo que determináis 195
hacer de vuestra partida?
¿Dónde pensáis ir?
MIRENO
Intento
ir, señora, donde pueda
alcanzar fama que exceda
a mi altivo pensamiento; 200
sólo aquesto me destierra
de mi patria.
MADALENA
¿En qué lugar
pensáis que podéis hallar
esa ventura?
MIRENO
En la guerra,
que el esfuerzo hace capaz 205
para el valor que procuro.
MADALENA
Y ¿no será más seguro
que la adquiráis en la paz?
MIRENO
¿De qué modo?
MADALENA
Bien podéis
granjealle si dais traza 210
que mi padre os dé la plaza
de secretario, que veis
que está vaca agora, a falta
de quien la pueda suplir.
MIRENO
No nació para servir 215
mi inclinación, que es más alta.
MADALENA
Pues cuando volar presuma,
las plumas la han de ayudar.
MIRENO
¿Cómo he de poder volar
con solamente una pluma? 220
MADALENA
Con las alas del favor;
que el vuelo de una privanza
mil imposibles alcanza.
MIRENO
Del privar nace el temor,
como muestra la experiencia; 225
y tener temor no es justo.
MADALENA
Don Dionís: este es mi gusto.
MIRENO
¿Gusto es de vuesa excelencia
que sirva al duque? Pues, alto:
cúmplase, señora, ansí, 230
que ya de un vuelo subí
al primer móvil más alto.
Pues, si en esto gusto os doy,
ya no hay que subir más arriba:
como el duque me reciba, 235
secretario suyo soy.
Vos, señora, lo ordenad.
MADALENA
Deseo vuestro provecho,
y ansí lo que veis he hecho;
que, ya que os di libertad, 240
pesárame que en la guerra
la malograrais; yo haré
cómo esta plaza se os dé
por que estéis en nuestra tierra.
MIRENO
Mil años el cielo guarde 245
tal grandeza.
MADALENA
(Aparte.)
Honor: huir;
que revienta por salir,
por la boca, amor cobarde.
(Vase.)
MIRENO
Pensamiento: ¿en qué entendéis?
Vos, que a las nubes subís, 250
decidme: ¿qué colegís
de lo que aquí visto habéis?
Declaraos, que bien podéis.
Decidme: tanto favor
¿nace de sólo el valor 255
que a quien es honra ennoblece,
o erraré si me parece
que ha entrado a la parte amor?
¡Jesús! ¡qué gran disparate!
Temerario atrevimiento 260
es el vuestro, pensamiento;
ni se imagine ni trate:
mi humildad el vuelo abate
con que sube el deseo vario;
mas, ¿por qué soy temerario 265
si imaginar me prometo
que me ama en lo secreto
quien me hace su secretario?
¿No estoy puesto en libertad
por ella? Y, ya sin enojos, 270
por el balcón de sus ojos,
¿no he visto su voluntad?
Amor me tiene. -Callad,
lengua loca; que es error
imaginar que el favor 275
que de su nobleza nace,
y generosa me hace,
está fundado en amor.
Mas el desear saber
mi nombre, patria y nobleza, 280
¿no es amor? Ésa es su bajeza.
Pues alma, ¿qué puede ser?
Curiosidad de mujer.
Sí; mas ¿dijera, alma, advierte,
a ser eso desa suerte 285
sin reinar amor injusto:
«don Dionís, este es mi gusto»?
Este argumento, ¿no es fuerte?
Mucho: pero mi bajeza
no se puede persuadir 290
que vuele y llegue a subir
al cielo de tal belleza;
pero ¿cuándo hubo flaqueza
en mi pecho? Esperar quiero;
que siempre el tiempo ligero 295
hace lo dudoso cierto;
pues mal vivirá encubierto
el tiempo, amor y dinero.

(Sale TARSO.)


TARSO
Ya que como a Daniel
del lago, nos han sacado 300
de la cárcel, donde he estado
con menos paciencia que él;
siendo la ira del duque
nuestro profeta Habacú,
¿qué aguardas más aquí tú 305
a que el tiempo nos bazuque?
¿Tanto bien nos hizo Avero,
que en él con tal sorna estás?
Vámonos; pero dirás
que quieres ser caballero. 310
Y poco faltó, par Dios,
para ser en Portugal
caballeros a lo asnal;
pues que supimos los dos
que el duque mandado había 315
que, por las acostumbradas,
nos diesen las pespuntadas
orden de caballería.
MIRENO
¡Brito amigo!
TARSO
No soy Brito,
sino Tarso.
MIRENO
Escucha necio.
320
TARSO
Estas calzas menosprecio,
que me estorban infinito.
Ya que en Brito me trasformas,
sácame de aquestos grillos;
que no fui yo por novillos 325
para que me pongas cormas.
Quítamelas, y no quieras
que alguna vez güela mal.
MIRENO
¡Peregrino natural!
¿Que nunca has de hablar de veras? 330
TARSO
Ya hablo de veras.
MIRENO
Digo que estás temerario.
TARSO
Braguirroto di que estoy.
Pero ¿qué hay de nuevo?
MIRENO
Soy,
por lo menos, secretario 335
del duque de Avero.
TARSO
¿Cómo?
MIRENO
La que nos dio libertad,
desta liberalidad
es la autora.
TARSO
Mejor tomo
tus cosas; ya estás en zancos. 340
MIRENO
Pues aún no lo sabes bien.
TARSO
Darte quiero el parabién;
y pues son los amos francos,
si algún favor me has de hacer
y mi descanso permites, 345
lo primero es que me quites
estas calzas, que sin ser
presidente, en apretones,
después que las he calzado,
en ellas he despachado 350
mil húmedas provisiones.

(Vanse.)



(Salen DON ANTONIO y DOÑA JUANA.)


ANTONIO
Prima, a quedarme aquí mi amor me obliga,
aguarde el rey o no, que mi rey llamo
sólo mi gusto, que el pesar mitiga
que me ha de consumir, si ausente amo. 355
Pájaro soy; sin ver de amor la liga,
curiosamente me asenté en el ramo
de la hermosura, donde preso quedo:
volar pretendo; pero más me enredo.
El conde de Estremoz sirve y merece 360
a doña Serafina: yo he sabido
que el duque sus intentos favorece,
y hacerla esposa suya ha prometido:
quien no parece, dicen que perece;
si no parezco, pues, y ya ni olvido 365
ni ausencia han de poder darme reposo,
¿qué he de esperar ausente y receloso?
Si mi adorado serafín supiera
quién soy, y con decírselo aguardara
recíprocos amores con que hiciera 370
mi dicha cierta y mi esperanza clara,
más alegre y seguro me partiera,
y de su fe mi vida confiara;
si se puede fiar el que es prudente
de sol de enero y de mujer ausente. 375
No me conoce y mi tormento ignora,
y así en quedarme mi remedio fundo;
que me parta después, o vaya agora
a la presencia de don Juan Segundo,
importa poco. Prima mía, señora, 380
si no quieres que llore, y sepa el mundo
el lastimoso fin que ausente espero,
no me aconsejes el salir de Avero.
JUANA
Don Antonio: bien sabes lo que estimo
tu gusto, y que el amor que aquí te enseño, 385
al deudo corresponde que de primo
nuestra sangre te debe, como a dueño;
si en que te quedes ves que te reprimo,
es por ser este pueblo tan pequeño
que has de dar nota en él.
ANTONIO
Ya yo procuro
390
cómo sin que la dé, viva seguro.
Nunca me ha visto el duque, aunque me ha escrito;
yo sé que busca un secretario esperto,
porque al pasado desterró un delito.
JUANA
Con risa el medio que has buscado advierto. 395
ANTONIO
¿No te parece, si en palacio habito
con este cargo, que podré encubierto
entablar mi esperanza, como acuda
el tiempo, la ocasión, y más tu ayuda?
JUANA
La traza es estremada, aunque indecente, 400
primo, a tu calidad.
ANTONIO
Cualquiera estado
es noble con amor. No esté yo ausente,
que con cualquiera oficio estaré honrado.
JUANA
Búsquese el modo, pues.
ANTONIO
El más urgente
está ya concluido.
JUANA
¿Cómo?
ANTONIO
He dado
405
un memorial al duque en que le pido
me dé esta plaza.
JUANA
Diligente has sido;
mas, sin saberlo yo, culparte quiero.
ANTONIO
Del cuidadoso el venturoso nace;
hase encargado dél el camarero, 410
de quien dicen que el duque caudal hace.
JUANA
Mucho priva con él.
ANTONIO
Mi dicha espero
si el cielo a mis deseos satisface
y el camarero en la memoria tiene
esta promesa.
JUANA
Primo; el duque viene.
415

(Salen el DUQUE y FIGUEREDO, su camarero.)


DUQUE
Ya sabes que requiere aquese oficio
persona en quien concurran juntamente
calidad, discreción, presencia y pluma.
FIGUEREDO
La calidad no sé; de esotras partes
le puedo asegurar a vueselencia 420
que no hay en Portugal quien conforme a ellas
mejor pueda ocupar aquesa plaza;
la letra, el memorial que vueselencia
tiene suyo podrá satisfacelle.
DUQUE
Alto: pues tú le abonas, quiero velle. 425
FIGUEREDO
Quiérole ir a llamar. -Pero delante
está de vueselencia. Llegá, hidalgo,
que el duque, mi señor, pretende veros.
ANTONIO
Deme los pies vueselencia.
DUQUE
Alzaos.
¿De dónde sois?
ANTONIO
Señor: nací en Lisboa.
430
DUQUE
¿A quién habéis servido?
ANTONIO
Heme criado
con don Antonio de Barcelos, conde
de Penela, y os traigo cartas suyas,
en que mis pretensiones favorece.
DUQUE
Quiero yo mucho al conde don Antonio, 435
aunque nunca le he visto. ¿Por qué causa
no me las habéis dado?
ANTONIO
No acostumbro
pretender por favores lo que puedo
por mi persona, y quise que me viese
primero vueselencia.
DUQUE
Camarero:
440
su talle y buen estilo me ha agradado.
Mi secretario sois; cumplan las obras
lo mucho que promete esa presencia.
ANTONIO
Remítome, señor, a la experiencia.
DUQUE
Doña Juana: ¿qué hacen Serafina 445
y Madalena?
JUANA
En el jardín agora
estaban las dos juntas, aunque entiendo
que mi señora doña Madalena
quedaba algo indispuesta.
DUQUE
Pues ¿qué tiene?
JUANA
Habrá dos días que anda melancólica, 450
sin saberse la causa deste daño.
DUQUE
Ya la adivino yo: vamos a vella,
que, como darla nuevo estado intento,
la mudanza de vida siempre causa
tristeza en la mujer honrada y noble; 455
y no me maravillo esté afligida
quien teme un cautiverio de por vida.
Doña Juana: quedaos; que como viene
el mensajero de Lisboa, y conoce
al conde de Penela, vuestro primo, 460
tendréis que preguntarle muchas cosas.
JUANA
Es, gran señor, así.
DUQUE
Yo gusto deso.
Secretario: quedaos.
ANTONIO
Tus plantas beso.

(Vanse el DUQUE y FIGUEREDO.)


ANTONIO
Venturosos han sido los principios.
JUANA
Si tienes por ventura ser criado 465
de quien eres igual, ventura tienes.
ANTONIO
Ya por lo menos estaré presente,
y estorbaré los celos de algún modo
que el conde de Estremoz me causa, prima.
JUANA
Dásele dél tan poco a quien adoras, 470
y deso, primo, está tan olvidada,
que en lo que pone agora su cuidado
es sólo en estudiar con sus doncellas
una comedia, que por ser mañana
Carnestolendas, a su hermana intenta 475
representar, sin que lo sepa el duque.
ANTONIO
¿Es inclinada a versos?
JUANA
Pierde el seso
por cosas de poesía, y esta tarde
conmigo sola en el jardín pretende
ensayar el papel, vestida de hombre. 480
ANTONIO
¿Así me dices eso, doña Juana?
JUANA
Pues, ¿cómo quieres que lo diga?
ANTONIO
¿Cómo?
Pidiéndome la vida, el alma, el seso,
en pago de que me hagas tan dichoso
que yo la pueda ver de aquesa suerte: 485
así vivas más años que hay estrellas;
así jamás el tiempo riguroso
consuma la hermosura de que gozas;
así tus pensamientos se te logren,
y el rey de Portugal, enamorado 490
de ti, te dé la mano, el cetro y vida.
JUANA
Paso; que tienes talle de casarme
con el Papa, según estás sin seso.
Yo te quiero cumplir aquese antojo.
Vamos, y esconderéte en los jazmines 495
y murtas que de cercas a los cuadros
sirven, donde podrás, si no das voces,
dar un hartazgo al alma.
ANTONIO
¿Hay en Avero
algún pintor?
JUANA
Algunos tiene el duque
famosos; mas ¿por qué me lo preguntas? 500
ANTONIO
Quiero llevar conmigo quien retrate
mi hermoso serafín; pues fácilmente,
mientras se viste, sacará el bosquejo.
JUANA
¿Y si lo siente doña Serafina
o el pintor lo publica?
ANTONIO
Los dineros
505
ponen freno a las lenguas y los quitan:
o mátame o no impidas mis deseos.
JUANA
¡Nunca yo hablara, o nunca tú lo oyeras,
que tal prisa me das! Ahora bien, primo;
en esto puedes ver lo que te quiero. 510
Busca un pintor sin lengua, y no malparas;
que, según los antojos diferentes
que tenéis los que andáis enamorados,
sospecho para mí que andáis preñados.

(Vanse.)



(Jardín del palacio.)



(Salen el DUQUE y DOÑA MADALENA.)


DUQUE
Si darme contento es justo, 515
no estés, hija, desa suerte;
que no consiste mi muerte
más de en verte a ti sin gusto.
Esposo te dan los cielos
para poderte alegrar, 520
sin merecer tu pesar
el conde de Vasconcelos.
A su padre el de Berganza,
pues que te escribió, responde;
escribe también al conde, 525
y no vea yo mudanza
en tu rostro ni pesar,
si de mi vejez los días
con esas melancolías
no pretendes acortar. 530
MADALENA
Yo, señor, procuraré
no tenerlas, por no darte
pena, si es que un triste es parte
en sí de que otro lo esté.
DUQUE
Si te diviertes, bien puedes. 535
MADALENA
Yo procuraré servirte;
y agora quiero pedirte,
entre las muchas mercedes
que me has hecho, una pequeña.
DUQUE
Con condición que se olvide 540
aquesa tristeza, pide.
MADALENA
(Aparte.)
Honra: el amor os despeña.
El preso que te pedí
librases, y ya lo ha sido,
de todo punto ha querido 545
favorecerse de mí:
con sólo esto, gran señor,
parece que me ha obligado;
y así, a mi cargo he tomado,
con su aumento, tu favor. 550
Es hombre de buena traza,
y tiene estremada pluma.
DUQUE
Dime lo que quiere en suma.
MADALENA
Quisiera entrar en la plaza
de secretario.
DUQUE
Bien poco
555
ha que dársela pudiera;
aún no ha un cuarto de hora entera
que está ocupada.
MADALENA
(Aparte.)
Amor loco:
¡muy bien despachado estáis!
Vos perderéis por cobarde, 560
pues acudistes tan tarde,
que con alas no voláis.
DUQUE
Por orden del camarero
a un mancebo he recibido
que de Lisboa ha venido 565
con aquese intento a Avero;
y, según lo que en él vi,
muestra ingenio y suficiencia.
MADALENA
Si gusta vuestra excelencia,
ya que mi palabra di, 570
y él está con esperanza
que le he de favorecer,
pues me manda responder
al conde y al de Berganza,
sabiendo escribir tan mal, 575
quien quiera que se quedara
en palacio, y me enseñara;
porque en mujer principal
falta es grande no saber
escribir cuando recibe 580
alguna carta, o si escribe,
que no se pueda leer.
Dándome algunas liciones,
más clara la letra haré.
DUQUE
Alto, pues; lición te dé 585
con que enmiendes tus borrones;
que, en fin, con ese ejercicio
la pena divertirás,
pues la tienes porque estás
ociosa; que el ocio es vicio. 590
Entre por tu secretario.
MADALENA
Las manos quiero besarte.

(Sale el CONDE DON DUARTE.)


CONDE
Señor...
DUQUE
¡Conde don Duarte!
CONDE
Con contento extraordinario
vengo.
DUQUE
¿Cómo?
CONDE
El rey recibe
595
con gusto mi pretensión,
y sobre aquesta razón
a vuestra excelencia escribe.
Dice que se servirá
su majestad de que elija, 600
para honrar mi casa, hija
de vueselencia, y tendrá
cuidado de aquí adelante
de hacerme merced.
DUQUE
Yo estoy
contento deso, y os doy 605
nombre de hijo; aunque importante
será que disimuléis
mientras doña Serafina
al nuevo estado se inclina;
porque ya, conde, sabéis, 610
cuán pesadamente lleva
esto de casarse agora.
CONDE
Hará el alma, que la adora,
de sus sufrimientos prueba.
DUQUE
Yo haré las partes por vos 615
con ella; perder recelos:
el conde de Vasconcelos
vendrá pronto, y de las dos
las bodas celebraré
presto.
CONDE
El esperar da pena.
620
DUQUE
No estéis triste, Madalena.
MADALENA
Yo, señor, me alegraré
por dar gusto a vueselencia.
DUQUE
Vamos a ver lo que escribe
el rey.
CONDE
Quien espera, y vive,
625
bien ha menester paciencia.

(Vanse los dos; queda MADALENA.)


MADALENA
Con razón se llama amor
enfermedad y locura;
pues siempre el que ama procura,
como enfermo, lo peor. 630
Ya tenéis en casa, honor,
quien la batalla os ofrece,
y poco hará, me parece,
cuando del alma os despoje,
que quien el peligro escoge 635
no es mucho que en él tropiece.
Los encendidos carbones
tragó Porcia, y murió luego;
¿qué haré yo, tragando el fuego,
por callar, de mis pasiones? 640
Diréle, no por razones,
sino por señas visibles,
los tormentos invisibles
que padezco por no hablar;
porque mujer y callar 645
son cosas incompatibles.
(Vase.)

(Salen DOÑA JUANA, DON ANTONIO y un PINTOR.)


JUANA
Desde este verde arrayán,
donde el sitio al amor hurtas,
estos jazmines y murtas
ser tus celosías podrán; 650
pero que calles te aviso,
y tendrá tu amor buen fin.
ANTONIO
Ya sé que es mi serafín
ángel deste paraíso;
y yo, si acaso nos siente, 655
seré Adán echado dél.
JUANA
Yo haré que ensaye el papel
aquí, para que esté enfrente
del pintor, y retratalla
con más facilidad pueda. 660
Vistiéndose de hombre queda,
pues da en aquesto: a avisalla
voy de que solo y cerrado
está el jardín. Primo, adiós.
(Vase.)
ANTONIO
Pintores somos los dos: 665
ya yo el retrato he copiado,
que me enamora y abrasa.
PINTOR
No entiendo ese pensamiento.
ANTONIO
Naipe es el entendimiento,
pues la llama tabla rasa, 670
a mil pinturas sujeto,
Aristóteles.
PINTOR
Bien dices.
ANTONIO
Las colores y matices
son especies del objeto,
que los ojos que le miran 675
al sentido común dan;
que es obrador donde están
cosas que el ingenio admiran,
tan solamente en bosquejo,
hasta que con luz distinta 680
las ilumina y las pinta
el entendimiento, espejo
que a todas da claridad.
Pintadas las pone en venta,
y para esto las presenta 685
a la reina voluntad,
mujer de buen gusto y voto,
que ama el bien perpetuamente,
verdadero o aparente,
como no sea bien ignoto; 690
que lo que no es conocido
nunca por ella es amado.
PINTOR
Desa suerte lo ha enseñado
el filósofo.
ANTONIO
Traído
de la pintura el caudal, 695
todos los lienzos descoge,
y entre ellos compra y escoge,
una vez bien y otras mal:
pónele el marco de amor,
y como en velle se huelga, 700
en la memoria le cuelga,
que es su camarín mayor.
Del mismo modo miré
de mi doña Serafina
la hermosura peregrina; 705
tomé el pincel, bosquejé,
acabó el entendimiento
de retratar su beldad,
compróle la voluntad,
guarnecióle el pensamiento 710
que a la memoria le trajo,
y viendo cuán bien salió
luego el pintor escribió:
Amor me fecit, abajo.
¿Ves cómo pinta quien ama? 715
PINTOR
Pues si ya el retrato tienes,
¿por qué a retratalla vienes
conmigo?
ANTONIO
Aqueste se llama
retrato espiritual;
que la voluntad, ya ves 720
que es sólo espíritu.
PINTOR
¿Pues?
ANTONIO
La vista, que es corporal,
para contemplar, el rato
que estoy solo, su hermosura,
pide agora a tu pintura 725
este corporal retrato.
PINTOR
No hay filosofía que iguale
a la de un enamorado.
ANTONIO
Soy en amor gradüado;
mas oye, que mi bien sale. 730

(Sale DOÑA SERAFINA, vestida de hombre; el vestido sea negro,y con ella DOÑA JUANA.)


JUANA
¿Que aquesto de veras haces?
¿Que en verte así no te ofendas?
SERAFINA
Fiestas de Carnestolendas
todas paran en disfraces.
Deséome entretener 735
deste modo; no te asombre
que apetezca el traje de hombre,
ya que no lo puedo ser.
JUANA
Paréceslo de manera,
que me enamoro de ti. 740
En fin, ¿esta noche es?
SERAFINA
Sí.
JUANA
A mí más gusto me diera
que te holgaras de otros modos,
y no con representar.
SERAFINA
No me podrás tú juntar, 745
para los sentidos todos
los deleites que hay diversos,
como en la comedia.
JUANA
Calla.
SERAFINA
¿Qué fiesta o juego se halla,
que no le ofrezcan los versos? 750
En la comedia, los ojos
¿no se deleitan y ven
mil cosas que hacen que estén
olvidados tus enojos?
La música, ¿no recrea 755
el oído, y el discreto
no gusta allí del conceto
y la traza que desea?
Para el alegre, ¿no hay risa?
Para el triste, ¿no hay tristeza? 760
Para el agudo, ¿agudeza?
Allí el necio, ¿no se avisa?
El ignorante, ¿no sabe?
¿No hay guerra para el valiente,
consejos para el prudente, 765
y autoridad para el grave?
Moros hay, si quieres moros;
si apetecen tus deseos
torneos, te hacen torneos;
si toros, correrán toros: 770
¿Quieres ver los epítetos
que de la comedia he hallado?
De la vida es un traslado,
sustento de los discretos,
dama del entendimiento, 775
de los sentidos banquete,
de los gustos ramillete,
esfera del pensamiento,
olvido de los agravios,
manjar de diversos precios, 780
que mata de hambre a los necios
y satisface a los sabios.
Mira lo que quieres ser
de aquestos dos bandos.
JUANA
Digo
que el de los discretos sigo, 785
y que me holgara de ver
la farsa infinito.
SERAFINA
En ella
¿cuál es lo malo que sientes?
JUANA
Sólo que tú representes.
SERAFINA
¿Por qué, si sólo han de vella 790
mi hermana y sus damas? Calla;
de tu mal gusto me admiro.
ANTONIO
Suspenso, las gracias miro
con que habla; a retratalla
comienza, si humana mano 795
al vivo puede copiar
la belleza singular
de un serafín.
PINTOR
Es humano;
bien podré.
ANTONIO
Pues ¿no te admiras
de su vista soberana? 800
SERAFINA
El espejo, doña Juana;
tocaréme.
JUANA
(Trae un espejo.)
Si te miras
en él, ten, señora, aviso,
no te enamores de ti.
SERAFINA
¿Tan hermosa estoy ansí? 805
JUANA
Temo que has de ser Narciso.
SERAFINA
¡Bueno! Desta suerte quiero
los cabellos recoger,
por no parecer mujer
cuando me quite el sombrero: 810
pon el espejo. ¿A qué fin
le apartas?
JUANA
Porque así impido
a un pintor que está escondido
por copiarte en el jardín.
SERAFINA
¿Cómo es eso?
PINTOR
¡Vive Dios,
815
que aquesta mujer nos vende!
Si el duque acaso esto entiende,
medrado habemos los dos.
SERAFINA
¿En el jardín hay pintor?
JUANA
Sí: deja que te retrate. 820
ANTONIO
¡Cielos! ¿Hay tal disparate?
SERAFINA
¿Quién se atrevió a eso?
JUANA
Amor,
que, como en Chipre, se esconde
enamorado de ti
por retratarte.
ANTONIO
Eso sí.
825
JUANA
(Aparte.)
¡Cuál estará agora el conde!
SERAFINA
Humor tienes singular
aquesta tarde.
PINTOR
¿Ha de ser
el vestido de mujer
co que la he de retratar, 830
o como agora está?
ANTONIO
Sí,
como está; por que se asombre
el mundo, que en traje de hombre
un serafín ande ansí.
PINTOR
Sacado tengo el bosquejo, 835
en casa lo acabaré.
SERAFINA
Ya de tocarme acabé;
quitar puedes el espejo.
¿No está bien este cabello?
¿Qué te parezco?
JUANA
Un Medoro.
840
SERAFINA
No estoy vestida de moro.
JUANA
No; mas pareces más bello.
SERAFINA
Ensayemos el papel,
pues ya estoy vestida de hombre.
JUANA
¿Cuál es de la farsa el nombre? 845
SERAFINA
La portuguesa cruel.
JUANA
En ti el poeta pensaba,
cuando así la intituló.
SERAFINA
Portuguesa soy; cruel, no.
JUANA
Pues a amor ¿qué le faltaba, 850
a no sello?
SERAFINA
¿Qué crueldad
has visto en mí?
JUANA
No tener
a nadie amor.
SERAFINA
(Vase poniendo el cuello y capa y sombrero.)
¿Puede ser
el no tener voluntad
a ninguno, crueldad? Di. 855
JUANA
¿Pues no?
SERAFINA
¿Y será justa cosa,
por ser para otros piadosa,
ser yo cruel para mí?
PINTOR
Par diez, que ella dice bien.
ANTONIO
¡Pobre del que tal sentencia 860
está escuchando!
PINTOR
Paciencia.
ANTONIO
Mis temores me la den.
SERAFINA
Déjame ensayar, acaba;
verás cuál hago un celoso.
JUANA
¿Qué papel haces?
SERAFINA
Famoso.
865
Un príncipe que sacaba
al campo, a reñir por celos
de su dama, a un conde.
JUANA
Pues,
comienza.
SERAFINA
No sé lo que es;
pero escucha, y fingirélos. 870
(Representa.)
Conde: vuestro atrevimiento
a tal término ha venido,
que ya la ley ha rompido
de mi honrado sufrimiento.
Espantado estoy, por Dios, 875
de vos, y de Celia bella:
de vos, porque habláis con ella;
della, porque os oye a vos;
que, supuesto que sabéis
las conocidas ventajas 880
que hace a vuestras prendas bajas
el valor que conocéis
en mí, desacato ha sido:
en vos, por habella amado,
y en ella, por haber dado 885
a vuestro amor loco oído.
Oye: no hay satisfacciones,
que serán intentos vanos;
pues como no tenéis manos,
queréis vencerme a razones. 890
Haga vuestro esfuerzo alarde,
acábense mis recelos,
que no es bien que me dé celos,
un hombre que es tan cobarde.
(Echa mano.)
Muestra tu valor agora, 895
medroso, infame enemigo;
muere.
JUANA
¡Ay!, ten; que no es conmigo
la pesadumbre, señora.
SERAFINA
¿Qué te parece?
JUANA
Temí.
SERAFINA
Enojéme.
JUANA
Pues ¿qué hicieras,
900
a ser los celos de veras,
si te enojas siendo así?
ANTONIO
¡Hay celos con mayor gracia!
PINTOR
Estoy mirándola loco.
¡Donaire extraño!
JUANA
Por poco
905
sucediera una desgracia,
de verte tuve temor;
un valentón bravo has hecho.
SERAFINA
Oye agora. Satisfecho
de mi dama y de su amor, 910
del enojo que la di,
muy a lo tierno la pido
me perdone arrepentido.
JUANA
Eso será bueno: di.
SERAFINA
(Representa.)
Los cielos me son testigos, 915
si el enojo que te he dado,
al alma no me ha llegado.
Mi bien, seamos amigos;
basta, no haya más enojos,
pues yo propio me castigo, 920
vuelvan a jugar conmigo
las dos niñas desos ojos;
quitad el ceño, no os note
mi amor, niñas soberanas;
que dirá que sois villanas, 925
viéndoos andar con capote.
¿De qué sirve este desdén,
mi gloria, mi luz, mi cielo,
mi regalo, mi consuelo,
mi paz, mi gloria, mi bien? 930
¿Que no me quieres mirar?
¡Que esto no te satisfaga!
Mátame, toma esta daga.
Mas no me querrás matar;
que aunque te enojes, yo sé 935
que en mí tu gusto se emplea.
No haya más, mi Celia, ea;
mira que me enojaré.
(Va a abrazar a DOÑA JUANA.)
Como te adoro, me atrevo;
no te apartes, no te quites. 940
JUANA
Pasito, que te derrites;
de nieve te has vuelto sebo.
Nunca has sido, sino agora,
portuguesa.
ANTONIO
¡Ah, cielo santo!
¡Quién la dijera otro tanto 945
como ha dicho!
JUANA
Di, señora:
¿es posible que quien siente
y hace así un enamorado
no tenga amor?
SERAFINA
No me ha dado
hasta agora ese accidente, 950
porque su provecho es poco,
y la pena que da es mucha.
Aqueste romance escucha;
¡verás cuán bien finjo un loco!
(Representa.)
¿Que se casa con el conde, 955
y me olvida Celia? ¡Cielos!
Pero mujer y mudanza
tienen un principio mesmo.
¿Qué se hicieron los favores,
que cual flores prometieron 960
el fruto de mi esperanza?
Mas fueron flores de almendro;
un cierzo las ha secado.
Loco estoy, matarme quiero;
piérdase también la vida, 965
pues ya se ha perdido el seso.
Mas, no; vamos a las bodas;
que razón es, pensamiento,
pues que la costa pagamos,
que a mi costa nos holguemos. 970
En la aldea se desposan
los dos a lo villanesco;
que pues se casa en aldea,
villana su amor la ha vuelto;
celos, volemos allá, 975
pues tenéis alas de fuego.
A lindo tiempo llegamos,
desde aquí verla podemos.
Ya salen los convidados,
el tamboril toca el tiempo, 980
porque a su son bailan todos;
pues ellos bailan, bailemos.
Va: Perantón, Perantón...
(Baila.)
Haced mudanzas, deseos,
pues vuestra Celia las hace: 985
tocá, Pero Sastre, el viejo,
pues que la villa lo paga.
Ya se entraron allá dentro,
ya quieren dar colación:
la capa del sufrimiento 990
(Rebózase.)
me rebozaré, que así
podré llegar encubierto,
y arrimarme a este rincón,
como mis merecimientos.
Avellanas y tostones 995
dan a todos. ¡Hola! ¡Ah, necios!
Llegad, tomaré un puñado.
-¿Yo necio? Mentís.- ¿Yo miento?
Tomad. -¿A mí bofetón?
(Dase un bofetón.)
Muera.- Téngase. ¿Qué es esto?- 1000
(Echa mano.)
No fue nada.- Sean amigos.
Yo lo soy. -Yo serlo quiero.
(Envaina.)
Ya ha llegado el señor cura.
Por muchos años y buenos
se regocije esta casa 1005
con bodas y casamientos.
-Por vertú de su mercé,
señor cura: aquí hay asiento.
-Eso no.- Tome esta silla
de costillas. -No haré, cierto. 1010
-Digo que la ha de tomar.
-Este escaño estaba bueno;
mas por no ser porfiado...
-Ya se ha rellanado el viejo.
Echa vino, Hernán Alonso; 1015
beba el cura, y vaya arreo.
-¡Oh, cómo sabe a la pega!
-También Celia sabe a celos.
Ya es hora del desposorio;
todos están en pie puestos; 1020
los novios y los padrinos
enfrente, y el cura enmedio.
-Fabio: ¿queréis por esposa
a Celia hermosa? -Sí, quiero.
-Vos, Celia: ¿queréis a Fabio? 1025
-Por mi esposo y por mi dueño.
-¡Oh, perros! ¡En mi presencia!
(Mete mano.)
El príncipe Pinabelo
soy, mueran los desposados,
el cura, la gente, el pueblo. 1030
-¡Ay, que nos mata!- Pegadles,
celos míos, vuestro incendio:
pues Sansón me he vuelto, muera
Sansón con los Filisteos;
que no hay quien pueda resistir el fuego, 1035
cuando le enciende amor y soplan celos.
JUANA
¡Pecadora de mí; tente!
que no soy Celia, ni Celio,
para airarte contra mí.
SERAFINA
Encendíme, te prometo, 1040
como Alejandro lo hacía,
llevado del instrumento
que aquel músico famoso
le tocaba.
ANTONIO
¿Pudo el cielo
juntar más donaire y gracia 1045
solamente en un sujeto?
¡Dichoso quien, aunque muera,
le ofrece sus pensamientos!
JUANA
Diestra estás; muy bien lo dices.
SERAFINA
Ven, doña Juana; que quiero 1050
vestirme sobre este traje
el mío, hasta que sea tiempo
de representar.
JUANA
A fe,
que se ha de holgar en extremo
tu melancólica hermana. 1055
SERAFINA
Entretenerla deseo.

(Vanse las dos.)


PINTOR
Ya se fueron.
ANTONIO
Ya quedé
con su ausencia triste y ciego.
PINTOR
En fin: ¿quieres que de hombre
la pinte?
ANTONIO
Sí; que deseo
1060
contemplar en este traje
lo que agora visto habemos;
pero truécala el vestido.
PINTOR
Pues ¿no quieres que sea negro?
ANTONIO
Dará luto a mi esperanza; 1065
mejor es color de cielos
con oro, y pondrán en él
oro amor y azul mis celos.
PINTOR
Norabuena.
ANTONIO
¿Para cuándo
me le tienes de dar hecho? 1070
PINTOR
Para mañana sin falta.
ANTONIO
No repares en el precio;
que no trujera amor desnudo el cuerpo,
a ser interesable y avariento.

(Vanse.)



(Salen DOÑA MADALENA y MIRENO.)


MADALENA
Mi maestro habéis de ser 1075
desde hoy.
MIRENO
¿Qué ha visto en mí,
vuestra excelencia, que así
me procura engrandecer?
Dará lición al maestro
el discípulo desde hoy. 1080
MADALENA
(Aparte.)
¡Qué claras señales doy
del ciego amor que le muestro!
MIRENO
(Aparte.)
¿Qué hay que dudar, esperanza?
Esto ¿no es tenerme amor?
Dígalo tanto favor, 1085
muéstrelo tanta privanza.
Vergüenza: ¿por qué impedís
la ocasión que el cielo os da?
Daos por entendido ya.
MADALENA
Como tengo, don Dionís, 1090
tanto amor...
MIRENO
(Aparte.)
¡Ya se declara,
ya dice que me ama, cielos!
MADALENA
... al conde de Vasconcelos,
antes que venga, gustara,
no sólo hacer buena letra, 1095
pero saberle escribir,
y por palabras decir
lo que el corazón penetra;
que el poco uso que en amar
tengo, pide que me adiestre 1100
esta experiencia y, me muestre
cómo podré declarar
lo que tanto al alma importa,
y el amor mismo me encarga;
que soy en quererle larga, 1105
y en significarlo corta.
En todo os tengo por diestro;
y así, me habéis de enseñar
a escribir, y a declarar
al conde mi amor, maestro. 1110
MIRENO
(Aparte.)
¿Luego no fue en mi favor,
pensamiento lisonjero,
sino porque sea tercero
del conde? ¿Veis, loco amor?
cuán sin fundamento y fruto 1115
torres habéis levantado
de quimeras, que ya han dado
en el suelo? Como el bruto
en esta ocasión he sido,
en que la estatua iba puesta, 1120
haciéndola el pueblo fiesta,
que loco y desvanecido
creyó que la reverencia,
no a la imagen que traía,
sino a él sólo se hacía; 1125
y con brutal impaciencia
arrojalla de sí quiso
hasta que se apaciguó
con el castigo, y cayó
confuso en su necio aviso. 1130
¿Así el favor corresponde
con que me he desvanecido?
Basta; que yo el bruto he sido,
y la estatua es sólo el conde.
Bien puedo desentonarme, 1135
que no es la fiesta por mí.
MADALENA
(Aparte.)
Quise deslumbrarle así;
que fue mucho declararme.
Mañana comenzaréis,
maestro, a darme lición. 1140
MIRENO
Servirte es mi inclinación.
MADALENA
Triste estáis.
MIRENO
¿Yo?
MADALENA
¿Qué tenéis?
MIRENO
Ninguna cosa.
MADALENA
(Aparte.)
Un favor.
me manda amor que le dé.

(Tropieza y dala la mano MIRENO.)


¡Válgame Dios! Tropecé... 1145
(Aparte.)
Que siempre tropieza amor.
El chapín se me torció.
MIRENO
(Aparte.)
¡Cielos! ¿Hay ventura igual?
¿Hízose acaso algún mal
vueselencia?
MADALENA
Creo que no.
1150
MIRENO
¿Que la mano la tomé?
MADALENA
Sabed que al que es cortesano
le dan, al darle una mano,
para muchas cosas pie.
(Vase.)
MIRENO
«¡Le dan, al darle una mano, 1155
para muchas cosas pie!»
De aquí, ¿qué colegiré?
Decid, pensamiento vano:
en aquesto, ¿pierdo o gano?
¿Qué confusión, qué recelos 1160
son aquestos? Decid, cielos:
¿esto no es amor? Mas no,
que llevo la estatua yo
del conde de Vasconcelos.
Pues ¿qué enigma es darme pie 1165
la que su mano me ha dado?
Si sólo el conde es amado,
¿qué es lo que espero? ¿Qué sé?
Pie o mano, decid, ¿por qué
dais materia a mis desvelos? 1170
Confusión, amor, recelos,
¿soy amado? Pero no,
que llevo la estatua yo
del conde de Vasconcelos.
El pie que me dio será 1175
pie para darla lición
en que escriba la pasión
que el conde y su amor la da.
Vergüenza, sufrí y callá;
basta ya, atrevidos vuelos, 1180
vuestra ambición, si a los cielos
mi desatino os subió;
que llevo la estatua yo
del conde de Vasconcelos.


Acto III


Casa de un labrador.



Salen LAURO, pastor viejo, y RUY LORENZO, también de pastor.


RUY
Si la edad y la prudencia
ofrece en la adversidad,
Lauro discreto, paciencia,
vuestra prudencia y edad
pueden hacer la experiencia. 5
Dejad el llanto prolijo,
que, si vuestro ausente hijo
es causa que lloréis tanto,
él convertirá ese llanto
brevemente en regocijo. 10
Su virtud misma procura
honrar vuestra senectud
y hacer su dicha segura,
que siempre fue la virtud
principio de la ventura; 15
y pues la tiene por madre,
no es bien que ese llanto os cuadre.
LAURO
Eso mis males lo vedan,
porque los hijos heredan
las desdichas de su padre. 20
No le he dejado otra herencia
si no es la desdicha mía,
que era el muro que tenía
mi vejez.
RUY
¿Esa es prudencia?
Si por trabajos un hombre 25
es bien que llore y se asombre,
¿quién los tiene como yo,
a quien el cielo quitó
honra, patria, hacienda y nombre?
Un hijo sólo perdéis, 30
aunque no en las esperanzas
que de gozalle tenéis;
pero yo, con las mudanzas
que de mi vida sabéis,
¿cuándo veré que el furor 35
del tiempo y de su rigor
dejará de hacerme ultraje,
despreciado en este traje
y con nombre de traidor?
Consoladme vos a mí, 40
pues es más lo que perdí.
LAURO
¿Más que un hijo habéis perdido?
RUY
El honor, ¿no es preferido
a la vida y hijos?
LAURO
Sí.
RUY
Pues si no tengo esperanza 45
de dar a mi honor remedio,
más pierdo.
LAURO
En una venganza
no es bien que se tome el medio
deshonrado; el que la alcanza
con medios que injustos son, 50
cuando más vengarse intenta,
queda con mayor afrenta;
dando color de traición,
el contrahacer firma y sello
del duque para matar 55
al conde, pudiendo hacello
de otro modo y no manchar
vuestro honor por socorrello.
Y pues parece castigo
el que os da el tiempo enemigo, 60
justo es que estéis consolado,
pues padecéis por culpado;
pero el que usa conmigo
mi desdicha es diferente,
pues, aunque no lo merezco, 65
me castiga.
RUY
Un hijo ausente
no es gran daño.
LAURO
El que padezco
tantos años inocente
os diré, si los ajenos
daños hacen que sean menos 70
los propios males.
RUY
No son
de aquesa falsa opinión
los generosos y buenos;
porque el prudente y discreto
siente el daño ajeno tanto 75
como el propio.
LAURO
Si secreto
me guardáis, diraos mi llanto
su historia.
RUY
Yo os le prometo;
mas llorar un hijo ausente
un hombre es mucha flaqueza. 80
LAURO
Pierdo, con perdelle, mucho.
RUY
¿Qué más estremos hicieras,
a tener tú mis desdichas?
LAURO
¡Ay, Dios! Si quien soy supieras,
¡cómo todas tus desgracias 85
las juzgaras por pequeñas!
RUY
Ese enigma me declara.
LAURO
Pues con ese traje quedas
en el lugar de mi hijo,
escucha mi suerte adversa. 90
Yo, Ruy Lorenzo, no soy
hijo destas asperezas,
ni el traje que tosco ves
es mi natural herencia;
no es de Lauro mi apellido, 95
ni mi patria aquesta sierra,
ni jamás mi sangre noble
supo cultivar la tierra.
Don Pedro de Portugal
me llaman, y de la cepa 100
de los reyes lusitanos
desciendo por línea recta.
El rey don Duarte fue
mi hermano, y el que ahora reina
es mi sobrino.
RUY
¿Qué escucho?
105
¡Duque de Coimbra! Deja
que sellen tus pies mis labios,
y que mis desdichas tengan
fin, pues con las tuyas son
o ningunas o pequeñas. 110
LAURO
Alza del suelo y escucha,
si acaso tienes paciencia
para saber los vaivenes
de la fortuna y su rueda.
Murió el rey de Portugal, 115
mi hermano, en la primavera
de su juventud lozana;
mas la muerte, ¿qué no seca?
De seis años dejó un hijo,
que agora, ya hombre, intenta 120
acabar mi vida y honra;
y dejando la tutela
y el gobierno destos reinos
solos a mí y a la reina.
Murió el rey; sobre el gobierno 125
hubo algunas diferencias
entre mí y la reina viuda,
porque jamás la soberbia
supo admitir compañía
en el reinar, y las lenguas 130
de envidiosos lisonjeros
siempre disensiones siembran.
Metióse el rey de Castilla
de por medio, porque era
la reina su hermana: en fin, 135
nuestros enojos concierta
con que rija en Portugal
la mitad del reino, y tenga
en su poder al infante.
Vine en esta conveniencia; 140
mas no por eso cesaron
las envidias y sospechas,
hasta alborotar el reino
asomos de armas y guerras.
Pero cesó el alboroto 145
porque, aunque era moza y bella
la reina, un mal repentino
dio con su ambición en tierra.
Murió, en fin; gocé el gobierno
portugués sin competencia, 150
hasta que fue Alfonso Quinto,
de bastante edad y fuerzas.
Caséle con una hija
que me dio el cielo, Isabela
por nombre; aunque desdichada, 155
pues ni la estima ni precia.
Juntáronsele al rey mozo
mil lisonjeros, que cierran
a la verdad en palacio,
como es costumbre, las puertas. 160
Entre ellos un mi enemigo,
de humilde naturaleza,
Vasco Fernández por nombre,
gozó la privanza excelsa;
y queriendo derribarme 165
para asegurarse en ella,
a mi propio hermano induce,
y, para engañarle, ordena
hacerle entender que quiero
levantarme con sus tierras 170
y combatirle a Berganza,
siendo duque por mí della.
Creyólo, y ambos a dos
al nuevo rey aconsejan,
si quiere gozar seguro 175
sus estados, que me prenda;
para lo cual alegaban
que di muerte con hierbas
a doña Leonor, su madre,
y que con traiciones nuevas 180
quitalle intentaba el reino,
pidiendo al de Inglaterra
socorro, con cartas falsas
en que mi firma le enseñan.
Creyólo; desposeyóme 185
de mi estado y las riquezas
que en el gobierno adquirí;
llevóme a una fortaleza,
donde, sin bastar los ruegos
ni lágrimas de Isabela, 190
mi hija y su esposa, manda
que me corten la cabeza.
Supe una noche propicia
el rigor de la sentencia,
y, ayudándome el temor, 195
las sábanas hechas vendas,
me descolgué de los muros,
y en aquella noche mesma
di aviso que me siguiese
a mi esposa la duquesa. 200
Supo el rey mi fuga, y manda
que al son de roncas trompetas
me publiquen por traidor,
dando licencia a cualquiera
para quitarme la vida, 205
poniendo mortales penas
a quien, sabiendo de mí,
no me lleve a su presencia.
Temí el rigor del mandato,
y como en la suerte adversa 210
huye el amistad, no quise
ver en ellos su experiencia.
Llegamos hasta estos montes,
donde de parto y tristeza
murió mi esposa querida, 215
y un hijo hermoso me deja,
que en este traje criado,
comprando ganado y tierras,
y hecho de duque pastor,
ha ya veinte primaveras 220
que han dado flores a mayo,
hierba al prado y a mí penas,
que el estado en que me ves
conservo; mas todo fuera
poco, a no perder la vista 225
del hijo en cuya presencia
olvidaba mis trabajos.
Mira si es razón que sienta
la falta que a mi vejez
hace su vista, y que pierda 230
la vida, que ya se acaba,
entre lágrimas molestas.
RUY
Notables son los sucesos
que en el mundo representa
el tiempo caduco y loco, 235
autor de tantas tragedias.
La tuya, famoso duque,
hace que olvide mis penas;
mas yo espero en Dios que presto
dará fortuna la vuelta. 240
Bien claras señales daba
de tu hijo la presencia,
que, cual ceniza, el sayal
las llamas de su nobleza
encubría: quiera el cielo 245
que rico y próspero él vuelva
a consolarte.

(Salen VASCO y BATO, pastores.)


BATO
Nuesamo:
con cinco carros de leña
vamos a Avero. ¿Mandas algo
para allá?
LAURO
Bato: que vengas
250
presto.
BATO
¿No quieres más?
LAURO
No.
BATO
Pues yo sí, porque quisiera
que, a cuenta de mi soldada,
ocho veintenes me diera
para una cofia de pinos 255
que me ha pedido Firela.
LAURO
Ven por ellos.
BATO
En mi tarja
nueve rayas tengo hechas,
porque otros cinco tostones
debo no más.
LAURO
¡Qué simpleza!
260

(Vanse BATO y LAURO.)


VASCO
¿No podría yo ir allá?
RUY
No, Vasco amigo, si intentas
no perderte; que ya sabes
nuestro peligro y afrenta.
VASCO
¿Hasta cuándo quieres que ande 265
en esta vida grosera,
de mis calzas desterrado?
Vuélveme, señor, a ellas,
y líbrame de un mastín
que anoche desde la puerta 270
de Melisa me llevó
dos cuarterones de pierna.
RUY
Pues ¿qué hacías tú de noche
a su puerta?
VASCO
Hay cosas nuevas.
Si aquí es el amor quillotro, 275
quillotrado estoy por ella;
hízome ayer un favor
en el valle.
RUY
¿Y fue?
VASCO
Que tiesa
me dio un pellizco en un brazo,
terrible, y me hizo señas 280
con el ojo zurdo.
RUY
¿Y ese
es buen favor?
VASCO
¡Linda flema!
Ansí se imprime el carácter
del amor en las aldeas.

(Vanse.)



(Salón en el palacio.)



(Salen MIRENO y TARSO.)


TARSO
¿Más muestras quieres que dé 285
que decirte, al «cortesano
le dan, al dalle una mano,
para muchas cosas pie»?
¿Puede decirlo más claro
una mujer principal? 290
¿Qué aguardabas, pese a tal,
amante corto y avaro,
que ya te daré este nombre,
pues no te osas atrever?
¿Esperas que la mujer 295
haga el oficio de hombre?
¿En qué especie de animales
no es la hembra festejada,
perseguida y paseada
con amorosas señales? 300
A solicitalla empieza,
que lo demás es querer
el orden sabio romper
que puso naturaleza.
Habla; no pierdas por mudo 305
tal mujer y tal estado.
MIRENO
Un laberinto intrincado
es Tarso, el que temo y dudo.
No puedo determinarme
que me prefieran los cielos 310
al conde de Vasconcelos;
pues llegando a compararme
con él, sé que es gran señor,
mozo discreto, heredero
de Berganza, y desespero, 315
viéndome humilde pastor,
rama vil de un tronco pobre,
y que tan noble mujer
no es posible quiera hacer
más favor que al oro, al cobre. 320
Mas después el afición
con que me honra y favorece,
las mercedes que me ofrece
su afable conversación,
el supenderse, el mirar, 325
las enigmas y rodeos
con que explica sus deseos,
el fingir un tropezar
-si es que fue fingido-, el darme
la mano, con la razón 330
que me tiene en confusión
se animan para animarme,
y entre esperanza y temor,
como ya, Brito, me abraso,
llego a hablalla, tengo el paso; 335
tira el miedo, impele amor,
y cuando más me provoca
y hablalla el alma comienza,
enojada la vergüenza
llega y tápame la boca. 340
TARSO
¿Vergüenza? ¿Tal dice un hombre?
¡Vive Dios, que estoy corrido
con razón de haberte oído
tal necedad! No te asombre
que así llame a tu temor, 345
por no llamarle locura.
¡Miren aquí qué criatura,
o qué doncella Teodor,
para que con este espacio
diga que vergüenza tiene! 350
No sé yo para qué viene
el vergonzoso a palacio.
Amor vergonzoso y mudo
medrará poco, señor,
que, a tener vergüenza amor, 355
no le pintaran desnudo.
No hayas miedo que se ofenda
cuando digas tus enojos;
vendados tiene los ojos,
pero la boca sin venda. 360
Habla, o yo se lo diré;
porque, si callas, es llano
que quien te dio pie en la mano
tiene de dejarte a pie.
MIRENO
Ya, Brito, conozco y veo 365
que amor que es mudo no es cuerdo;
pero si por hablar pierdo
lo que callando poseo,
y agora con mi privanza
y imaginar que me tiene 370
amor, vive y se entretiene
mi incierta y loca esperanza,
y declarando mi amor
tengo de ver en mi daño
el castigo y desengaño, 375
que espero de su rigor,
¿no es mucho más acertado,
aunque la lengua sea muda,
gozar un amor en duda,
que un desdén averiguado? 380
Mi vergüenza esto señala,
esto intenta mi secreto.
TARSO
Dijo una vez un discreto
que en tres cosas era mala
la vergüenza y el temor. 385
MIRENO
¿Y eran?
TARSO
Escucha despacio:
en el púlpito, en palacio,
y en decir uno su amor.
En palacio estás, los cielos
te abren camino anchuroso; 390
no pierdas por vergonzoso.
MIRENO
Si al conde de Vasconcelos
ama, ¿cómo puede ser?
TARSO
No lo creas.
MIRENO
Si lo veo,
y ello lo dice.
TARSO
Es rodeo
395
y traza para saber
si amas; a hablarla comienza,
que, par Dios, si la perdemos,
que al monte volver podemos
a segar.
MIRENO
Si a vergüenza
400
me da lugar yo lo haré,
aunque pierda vida y fama.

(Sale DOÑA JUANA.)


JUANA
Mirad, don Dionís, que os llama
mi señora...
MIRENO
Luego iré.
TARSO
Ánimo.
MIRENO
(Aparte.)
¿Qué confusión
405
me entorpece y acobarda?
JUANA
Venid presto, que os aguarda.
(Vase.)
TARSO
Desenvuelve el corazón;
háblala, señor, de espacio.
MIRENO
Tiemblo, Brito.
TARSO
Esto es forzoso;
410
bien dicen que al vergonzoso
le trujo el diablo a palacio.

(Vanse.)



(Habitación de DOÑA MADALENA.)



(Sale DOÑA MADALENA.)


MADALENA
Ciego dios, ¿qué os avergüenza
la cortedad de un temor?
¿De cuándo acá niño amor, 415
sois hombre y tenéis vergüenza?
¿Es posible que vivís
en don Dionís y que os llama
su Dios? Sí; pues, si me ama,
¿cómo calla don Dionís? 420
Decláreme sus enojos,
pues callar un hombre es mengua;
dígame una vez su lengua
lo que me dicen sus ojos.
Si teme mi calidad 425
su bajo y humilde estado,
bastante ocasión le ha dado
mi atrevida libertad.
Ya le han dicho que le adoro
mis ojos, aunque fue en vano; 430
la lengua, al dalle la mano
a costa de mi decoro;
ya abrió el camino que pudo
mi vergüenza. Ciego infante:
ya que me habéis dado amante, 435
¿para qué me le dais mudo?
Mas no me espanto lo sea,
pues tanto amor me humilló;
que, aun diciéndoselo yo,
podrá ser que no lo crea. 440

(Sale DOÑA JUANA.)


JUANA
Don Dionís, señora, viene
a darle lición.
MADALENA
(Aparte.)
A dar
lición vendrá de callar,
pues aun palabras no tiene.
De suerte me trata amor 445
que mi pena no consiente
más silencio; abiertamente
le declararé mi amor,
contra el común orden y uso;
mas tiene de ser de modo 450
que diciéndoselo todo,
le he de dejar más confuso.

(Siéntase en una silla; finge que duerme, y sale MIRENO, descubierto.)


MIRENO
¿Qué manda vuestra excelencia?
¿Es hora de dar lición?
(Aparte.)
Ya comienza el corazón 455
a temblar en su presencia.
Pues que calla, no me ha visto;
sentada sobre la silla,
con la mano en la mejilla
está.
MADALENA
(Aparte.)
En vano me resisto:
460
yo quiero dar a entenderme
como que dormida estoy.
MIRENO
Don Dionís, señora, soy.
¿No me responde? Si duerme,
durmiendo está. Atrevimiento, 465
agora es tiempo; llegad
a contemplar la beldad
que ofusca mi entendimiento.
Cerrados tiene los ojos,
llegar puedo sin temor; 470
que, si son flechas de amor,
no me podrán dar enojos.
¿Hizo el Autor soberano
de nuestra naturaleza
más acabada belleza? 475
Besarla quiero una mano.
¿Llegaré? Sí; pero no;
que es la reliquia divina,
y mi humilde boca, indina
de tocalla. ¡Pero yo 480
soy hombre y tiemblo! ¿Qué es esto?
Ánimo. ¿No duerme? Sí.
(Llega y retírase.)
Voy. ¿Si despierta? ¡Ay de mí!,
que el peligro es manifiesto,
y moriré si recuerda 485
hallándome deste modo.
Para no perderlo todo,
bien es que esto poco pierda.
El temor al amor venza:
afuera quiero esperar. 490
MADALENA
(Aparte.)
¡Que no se atrevió a llegar!
¡Mal haya tanta vergüenza!
MIRENO
No parezco bien aquí
solo, pues durmiendo está.
Yo me voy.
MADALENA
(Aparte.)
¿Que al fin se va?
495
(Como que duerme.)
Don Dionís...
MIRENO
¿Llamóme? Sí.
¡Qué presto que despertó!
Miren, ¡qué bueno quedara
si mi intento ejecutara!
¿Está despierta? Mas no; 500
que en sueños pienso que acierta
mi esperanza entretenida;
y quien me llama dormida,
no me quiere mal despierta.
¿Si acaso soñando está 505
en mí? ¡Ay, cielos! ¿quién supiera
lo que dice?
MADALENA
(Como que duerme.)
No os vais fuera;
llegaos, don Dionís, acá.
MIRENO
Llegar me manda su sueño.
¡Qué venturosa ocasión! 510
Obedecella es razón,
pues, aunque duerme, es mi dueño.
Amor: acabad de hablar;
no seáis corto.
MADALENA
(Todo lo que hablare ella es como entre sueños.)
Don Dionís:
ya que a enseñarme venís 515
a un tiempo a escribir y amar
al conde de Vasconcelos...
MIRENO
¡Ay, celos! ¿Qué es lo que veis?
MADALENA
Quisiera ver si sabéis
qué es amor y qué son celos; 520
porque será cosa grave
que ignorante por vos quede,
pues que ninguno otro puede
enseñar lo que no sabe.
Decidme: ¿tenéis amor? 525
¿De qué os ponéis colorado?
¿Qué vergüenza os ha turbado?
Responded, dejá el temor;
que el amor es un tributo
y una deuda natural 530
en cuantos viven, igual
desde el ángel hasta el bruto.
(Ella misma se pregunta y responde como que duerme.)
Si esto es verdad, ¿para qué
os avergonzáis así?
¿Queréis bien? -Señora: sí-. 535
¡Gracias a Dios que os saqué
una palabra siquiera!
MIRENO
¿Hay sueño más amoroso?
¡Oh, mil veces venturoso
quien le escucha y considera! 540
Aunque tengo por más cierto
que yo solamente soy
el que soñándolo estoy;
que no debo estar despierto.
MADALENA
¿Ya habéis dicho a vuestra dama 545
vuestro amor? -No me he atrevido-.
¿Luego nunca lo ha sabido?
-Como el amor todo es llama,
bien lo habrá echado de ver
por los ojos lisonjeros, 550
que son mudos pregoneros.-
La lengua tiene de hacer
ese oficio, que no entiende
distintamente quien ama
esa lengua que se llama 555
algarabía de aliende.
¿No os ha dado ella ocasión
para declararos? -Tanta,
que mi cortedad me espanta.-
Hablad, que esa suspensión 560
hace a vuestro amor agravio.
-Temo perder por hablar
lo que gozo por callar.-
Eso es necedad, que un sabio
al que calla y tiene amor 565
compara a un lienzo pintado
de Flandes que está arrollado.
Poco medrará el pintor
si los lienzos no descoge
que al vulgo quiere vender 570
para que los pueda ver.
El palacio nunca acoge
la vergüenza; esa pintura
desdoblad, pues que se vende,
que el mal que nunca se entiende 575
difícilmente se cura.
-Sí; mas la desigualdad
que hay, señora, entre los dos
me acobarda-. Amor, ¿no es dios?
-Sí, señora-. Pues hablad, 580
que sus absolutas leyes
saben abatir monarcas
y igualar con las abarcas
las coronas de los reyes.
Yo os quiero por medianera, 585
decidme a mí a quién amáis.
-No me atrevo-. ¿Qué dudáis?
¿Soy mala para tercera?
-No; pero temo, ¡ay de mí!-
¿Y si yo su nombre os doy? 590
¿Diréis si es ella si soy
yo acaso? -Señora, sí.-
¡Acabara yo de hablar!
¿Mas que sé que os causa celos
el conde de Vasconcelos? 595
-Háceme desesperar;
que es, señora, vuestro igual
y heredero de Berganza.-
La igualdad y semejanza
no está en que sea principal, 600
o humilde y pobre el amante,
sino en la conformidad
del alma y la voluntad.
Declaraos de aquí adelante,
don Dionís; a esto os exhorto, 605
que en juegos de amor no es cargo
tan grande un cinco de largo
como es un cinco de corto.
Días ha que os preferí
al conde de Vasconcelos. 610
MIRENO
¡Qué escucho, piadosos cielos!

(Da un grito MIRENO y hace que despierte DOÑA MADALENA.)


MADALENA
¡Ay, Jesús! ¿Quién está aquí?
¿Quién os trujo a mi presencia,
don Dionís?
MIRENO
Señora mía...
MADALENA
¿Qué hacéis aquí?
MIRENO
Yo venía
615
a dar a vuestra excelencia
lición; halléla durmiendo,
y mientras que despertaba,
aquí, señora, aguardaba.
MADALENA
Dormíme, en fin, y no entiendo 620
de qué pudo sucederme,
que es gran novedad en mí
quedarme dormida ansí.
(Levántase.)
MIRENO
Si sueña siempre que duerme
vuestra excelencia del modo 625
que agora, ¡dichoso yo!
MADALENA
(Aparte.)
¡Gracias al cielo que habló
este mudo!
MIRENO
(Aparte.)
Tiemblo todo.
MADALENA
¿Sabéis vos lo que he soñado?
MIRENO
Poco es menester saber 630
para eso.
MADALENA
Debéis de ser
otro Josef.
MIRENO
Su traslado
en la cortedad he sido,
pero no en adivinar.
MADALENA
Acabad de declarar 635
cómo el sueño habéis sabido.
MIRENO
Durmiendo, vuestra excelencia,
por palabras le ha explicado.
MADALENA
¡Válame Dios!
MIRENO
Y he sacado
en mi favor la sentencia, 640
que falta ser confirmada,
para hacer mi dicha cierta,
por vueselencia despierta.
MADALENA
Yo no me acuerdo de nada.
Decídmelo; podrá ser 645
que me acuerde de algo agora.
MIRENO
No me atrevo, gran señora.
MADALENA
Muy malo debe de ser,
pues no me lo osáis decir.
MIRENO
No tiene cosa peor 650
que haber sido en mi favor.
MADALENA
Mucho lo deseo oír;
acabad ya, por mi vida.
MIRENO
Es tan grande el juramento,
que anima mi atrevimiento, 655
Vuestra excelencia dormida...
Tengo vergüenza.
MADALENA
Acabad,
que estáis, don Dionís, pesado.
MIRENO
Abiertamente ha mostrado
que me tiene voluntad. 660
MADALENA
¿Yo? ¿Cómo?
MIRENO
Alumbró mis celos,
y en sueños me ha prometido...
MADALENA
¿Sí?
MIRENO
Que he de ser preferido
al conde de Vasconcelos.
Mire si en esta ocasión 665
son los favores pequeños.
MADALENA
Don Dionís, ni creáis en sueños,
que los sueños, sueños son.
(Vase.)
MIRENO
¿Agora sales con eso?
Cuando sube mi esperanza, 670
carga el desdén la balanza
y se deja en fiel el peso.
Con palabras tan resueltas
dejas mi dicha mudada;
¡qué mala era para espada 675
voluntad con tantas vueltas!
¡Por qué varios arcaduces
guía el cielo aqueste amor!
Con el desdén y favor
me he quedado entre dos luces. 680
No he de hablar más en mi vida,
pues mi desdicha concierta
que me desprecie despierta
quien me quiere bien dormida.
Calle el alma su pasión 685
y sirva a mejores dueños,
sin dar crédito a más sueños,
que los sueños, sueños son.

(Sale TARSO.)


TARSO
Pues, señor, ¿cómo te ha ido?
MIRENO
¿Qué sé yo? Ni bien ni mal. 690
Con un compás quedo igual,
amado y aborrecido.
A mi vergüenza y recato
me vuelvo, que es lo mejor.
TARSO
Di, pues, que le fue a tu amor 695
como a tres con un zapato.
MIRENO
Después me hablarás despacio.
TARSO
Bato, el pastor y vaquero
de tu padre, está en Avero,
y entrando acaso en palacio 700
me ha conocido, y desea
hablarte y verte, que está
loco de placer.
MIRENO
Sí hará.
¡Oh, llaneza de mi aldea!
¡Cuánto mejor es tu trato 705
que el de palacio, confuso,
donde el engaño anda al uso!
Vamos, Brito, a hablar a Bato,
y a mi padre escribiré
de mi fortuna el estado. 710
En un lugar apartado
quiero velle.
TARSO
Pues ¿por qué?
MIRENO
Porque tengo, Brito, miedo
que de mi humilde linaje
la noticia aquí me ultraje 715
antes de ver este enredo
en qué para.
TARSO
Y es razón.
MIRENO
Ven, porque le satisfagas.
TARSO
A ti amor y a mí estas bragas,
nos han puesto en confusión. 720

(Vanse.)



(Habitación de DOÑA SERAFINA.)



(Salen DOÑA SERAFINA y DON ANTONIO.)


SERAFINA
No sé, conde, si dé a mi padre aviso
de vuestro atrevimiento y de su agravio,
que agravio ha sido suyo el atreveros
a entrar en su servicio dese modo
para engañarme a mí, y a él afrentalle. 725
Otros medios hallárades mejores,
pues noble sois, con que obligar al duque,
sin fingiros así su secretario,
pues no sé yo, si no es tenerme en poco,
qué liviandad hallastes en mi pecho 730
para atreveros a lo que habéis hecho.
ANTONIO
Yo vine de camino a ver mi prima,
y quiso amor que os viese.
SERAFINA
Conde: basta.
Yo estoy muy agraviada justamente
de vuestro atrevimiento. ¿Vos creistes, 735
que en tan poco mi fama y honra tengo,
que descubriéndoos, como lo habéis hecho,
había de rendirme a vuestro gusto?
Imaginarme a mí mujer tan fácil
ha sido injuria que a mi honor se ha hecho. 740
Mi padre ha dado al de Estremoz palabra
que he de ser su mujer, y aunque mi padre
no la diera, ni yo le obedeciera,
por castigar aquese desatino
me casara con él. Salid de Avero 745
al punto, don Antonio, o daré aviso
de aquesto a don Duarte, y si lo entiende
peligraréis, pues corren por su cuenta
mis agravios.
ANTONIO
¿Que ansí me desconoces?
SERAFINA
Idos, conde, de aquí, que daré voces. 750
ANTONIO
Déjame disculpar de los agravios
que me imputas, que el juez más riguroso
antes de sentenciar escucha al reo.
SERAFINA
Conde: ¡viven los cielos!, que si un hora
estáis más en la villa, que esta noche 755
me case con el conde por vengarme.
Yo os aborrezco, conde; yo no os quiero.
¿Qué me queréis? Aquí la mayor pena
que me puede afligir es vuestra vista.
Si a vuestro amor mi amor no corresponde: 760
conde, ¿qué me queréis? Dejadme, conde.
ANTONIO
Áspid, que entre las rosas
desa belleza escondes tu veneno,
¿mis quejas amorosas
desprecias deste modo? ¡Ay, Dios, que peno, 765
sin remediar mis males,
en tormentos de penas infernales!
Pues que del paraíso
de tu vista destierras mi ventura,
hágate amor Narciso, 770
y de tu misma imagen y hermosura
de suerte te enamores,
que, como lloro, sin remedio llores.
Yo me voy, pues lo quieres,
huyendo del rigor cruel que encierras, 775
agravio de mujeres;
pues de tu vista hermosa me destierras,
por quedar satisfecho
desterraré tu imagen de mi pecho.
(Saca el retrato del pecho.)
En el mar de tu olvido 780
echará tus memorias la venganza
que a amor y al cielo pido,
pues desta suerte alcanzará bonanza
el mar en que me anego,
si es mar donde las ondas son de fuego. 785
Borrad, alma, el retrato
que en vos pinta el amor, pues que yo arrojo
aqueste por ingrato;
(Arrójale.)
castigo justo de mi justo enojo,
por quien mi amor desmedra. 790
Adiós, cruel, retrato de una piedra,
que, pues al tiempo apelo,
médico sabio que locuras cura,
razón es que en el suelo
os deje, pues que sois de piedra dura, 795
si el suelo piedras cría.
Quédate, fuego, ardiendo en nieve fría.
(Vase.)
SERAFINA
¡Hay locuras semejantes!
¿Es posible que sujetos
a tan rabiosos efetos 800
estén los pobres amantes?
¡Dichosa mil veces yo,
que jamás admití el yugo
de tan tirano verdugo!
¿Qué es lo que en el suelo echó, 805
y con renombre de ingrato
tantas injurias le dijo?
Quiero verle, que colijo
mil quimeras. ¡Un retrato!
(Álzale.)
Es de un hombre, y me parece 810
que me parece de modo
que es mi semejanza en todo.
Cuanto el espejo me ofrece
miro aquí: como en cristal
bruñido mi imagen propia 815
aquí la pintura copia,
y un hombre es su original.
¡Válgame el cielo! ¿Quién es,
pues no es retrato del conde,
que en nada le corresponde? 820
Pues ¿por qué le echó a mis pies?
Decid, amor, ¿es encanto
éste para que me asombre?
¿Es posible que haya hombre
que se me parezca tanto? 825
No, porque cuando le hubiera,
¿qué ocasión le ha dado el pobre
para que tal odio cobre
con él el conde? Si fuera
mío, pareciera justo 830
que en él de mí se vengara,
y que al suelo le arrojara
por sólo darme disgusto.
Algún enredo o maraña
se encierra en aqueste enima; 835
doña Juana, que es su prima,
ha de sabello. ¡Qué extraña
confusión! Llamalla quiero,
aunque con ella he reñido
viendo que la causa ha sido 840
que esté su primo en Avero.
Mas ella sale.

(Sale DOÑA JUANA.)


JUANA
Ya está,
señora, abierto el jardín;
entre el clavel y el jazmín
vuestra excelencia podrá, 845
entreteniéndose un rato,
perder la cólera y ira
que tiene conmigo.
SERAFINA
Mira,
doña Juana, este retrato.
JUANA
(Aparte.)
Éste es el suyo. ¿A qué fin 850
mi primo se le dejó?
¡Cielos, si sabe que yo
le metí dentro el jardín!
SERAFINA
¿Viste semejanza tanta
en tu vida?
JUANA
No, por cierto.
855
(Aparte.)
¡Si aqueste es el que en el huerto
copió el pintor!
SERAFINA
¿No te espanta?
JUANA
Mucho.
SERAFINA
Tu primo, enojado
porque su amor tuve en poco,
con disparates de loco 860
le echó en el suelo, y airado
se fue. Quise ver lo que era,
y hame causado inquietud
pues por la similitud
que tiene, saber quisiera 865
a qué fin aquesto ha sido.
Pues de su pecho las llaves
tienes, dilo, si lo sabes.
JUANA
(Aparte.)
Basta, que no ha conocido
que es suyo; la diferencia 870
del traje de hombre y color,
que mudó en él el pintor,
es la causa. -Vueselencia
me manda diga una cosa
de que estoy tan ignorante 875
como espantada.
SERAFINA
Bastante
es ser yo poco dichosa
para que lo ignores. Diera
cualquier precio de interés
por sólo saber quién es. 880
JUANA
Pues sabedlo...
SERAFINA
¿Cómo?
JUANA
Espera;
llamando al conde mi primo,
y fingiendo algún favor
con que entretener su amor...
SERAFINA
La famosa traza estimo; 885
mas habráse ya partido.
JUANA
No habrá; yo le iré a llamar.
SERAFINA
Ve presto.
JUANA
(Aparte.)
¡Hay más singular
suceso! Castigo ha sido
del cielo que a su retrato 890
ame quien a nadie amó.
(Vase.)
SERAFINA
No en balde en tierra os echó
quien con vos ha sido ingrato,
que si es vuestro original
tan bello como está aquí 895
su traslado, creed de mí
que no le quisiera mal.
Y a fe que hubiera alcanzado
lo que muchos no han podido,
pues vivos no me han vencido, 900
y él me venciera pintado.
Mas, aunque os haga favor,
no os espante mi mudanza,
que siempre la semejanza
ha sido causa de amor. 905

(Salen DON ANTONIO y DOÑA JUANA.)


JUANA
(Aparte a DON ANTONIO.)
Esto es cierto.
ANTONIO
¡Hay tal enredo!
JUANA
(Aparte.)
Lo que has de responder mira.
ANTONIO
Prima: con una mentira
tengo de gozar, si puedo,
la ocasión.
SERAFINA
Conde...
ANTONIO
Señora...
910
SERAFINA
Muy colérico sois.
ANTONIO
Es
condición de portugués,
y no es mucho, si en media hora
me mandáis dejar Avero,
que hiciese estremos de loco. 915
SERAFINA
Callad, que sabéis muy poco
de nuestra condición. Quiero
haceros, conde, saber,
porque os será de importancia,
que son caballos de Francia 920
las iras de una mujer:
el primer ímpetu, estraño;
pero al segundo se cansa,
que el tiempo todo lo amansa.
ANTONIO
(Aparte.)
Prima: todo esto es engaño. 925
SERAFINA
No quiero ya que os partáis.
ANTONIO
De aquesta suerte, el desdén
pasado doy ya por bien.
SERAFINA
Pues ya sosegado estáis,
¿no me diréis la razón 930
por qué, cuando os apartastes,
este retrato arrojastes
en el suelo? ¿Qué ocasión
os movió a caso tan nuevo?
¿Cúyo es aqueste retrato? 935
ANTONIO
Deciros, señora, trato
la verdad; mas no me atrevo.
SERAFINA
Pues ¿por qué?
ANTONIO
Temo un castigo
terrible.
SERAFINA
No hay que temer:
yo os aseguro.
ANTONIO
Perder
940
la vida por un amigo
no es mucho. Aquesa presencia
a declararme me anima.
(Aparte.)
Ya va de mentira, prima.
SERAFINA
Decid.
ANTONIO
Oiga vueselencia:
945
Días ha que habrá tenido
entera y larga noticia
de la historia lastimosa
del gran duque de Coimbra,
gobernador deste reino, 950
en guerra y paz maravilla;
que por ser con vuestro padre
de una cepa y sangre misma,
y tan cercanos en deudo
como esta corona afirma, 955
habréis llorado los dos
la causa de sus desdichas.
SERAFINA
Ya sé toda aquesa historia:
mi padre la contó un día
a mi hermana en mi presencia; 960
su memoria me lastima.
Veinte años dicen que habrá
que le desterró la envidia
de Portugal con su esposa
y un tierno infante. Holgaría 965
de saber si aún vive el duque,
y en qué reino o parte habita.
ANTONIO
Sola la duquesa es muerta,
porque su memoria viva
que el hijo infeliz y el duque, 970
con quien mi padre tenía
deudo y amistad al tiempo
que de la prisión esquiva
huyó, le ofreció su amparo,
y, arriesgando hacienda y vida, 975
hasta agora le ha tenido
disfrazado en una quinta,
donde, entre toscos sayales,
los dos la tierra cultivan,
que con sus lágrimas riegan, 980
dándoles por fruto espinas.
El hijo, a quien hizo el cielo
con tantas partes, que admiran
al mundo, su discreción,
su presencia y gallardía, 985
se crió conmigo, y es
la mitad del alma mía;
que el ñudo de la amistad
hace de dos una vida.
Quiso el cielo que viniese, 990
habrá medio año, a esta villa,
disfrazado de pastor,
y que tu presencia y vista
le robase por los ojos
el alma, cuya homicida, 995
respondiendo el valle en ecos,
pregonan que es Serafina.
Mil veces determinado
de decirte sus desdichas,
le ha detenido el temor 1000
de ver que el rey le publica
por traidor a él y a su padre
y a quien no diere noticia
de ellos, que a todos alcanza
el rigor de la justicia. 1005
Yo, que como propias siento
las lágrimas infinitas
que por ti sin cesar llora,
le di la palabra un día
de declararte su amor, 1010
y de su presencia y vista
gallarda darte el retrato
que tienes. Llegué, y, sabida
tu condición desdeñosa,
ni inclinada ni rendida 1015
a las coyundas de amor,
de quien tan pocos se libran,
no me atreví abiertamente
a declararte el enigma
de sus amorosas penas, 1020
hasta que la ocasión misma
me la ofreciese de hablarte,
y así alcancé de mi prima
que el duque me recibiese.
Supe después que quería 1025
con el de Estremoz casarte,
y, por probar si podía
estorballo deste modo,
mostré las llamas fingidas
de mi mentiroso amor; 1030
respondísteme con ira,
y yo, para que mirases
el retrato que te inclina
a menos rigor, echéle
a tus pies, que bien sabía 1035
que su belleza pintada
de tu presunción altiva
presto había de triunfar.
En fin, bella Serafina,
el dueño deste retrato 1040
es don Dionís de Coimbra.
SERAFINA
Conde: ¿eso es cierto?
ANTONIO
Y tan cierto
que, a estallo él y saber
que le amabas, sin temer
el hallarse descubierto, 1045
pienso que viniera a darte
el alma.
SERAFINA
Si eso es verdad,
no sé si en mi voluntad
podrá caber don Duarte.
¡Válgame Dios! ¡Que éste es hijo 1050
de don Pedro!
ANTONIO
Su belleza
dice que sí.
SERAFINA
(Aparte.)
¿Qué flaqueza
es la vuestra, alma? Colijo
que no sois la que solía;
mas justamente merece 1055
quien tanto se me parece
ser amado. ¿No podría
velle?
ANTONIO
De noche bien puedes,
si das a tus penas fin,
y le hablas por el jardín, 1060
que él saltará sus paredes.
Mas de día no osará,
porque hay ya quien le ha mirado
en Avero con cuidado,
y si más nota en él da, 1065
ya ves el peligro.
SERAFINA
Conde:
un hombre tan principal,
a mi calidad igual,
y que a mi amor corresponde,
es ingratitud no amalle. 1070
En todo has sido discreto:
sélo en guardar más secreto,
y haz cómo yo pueda hablalle;
que el alma a dalle comienza
la libertad que contrasta. 1075
Y adiós.
ANTONIO
¿Vaste?
SERAFINA
Aquesto basta;
que habla poco la vergüenza.
(Vase.)
JUANA
Primo: ¿es verdad que don Pedro,
el duque, vive y su hijo?
ANTONIO
Calla, que el alma lo dijo 1080
viendo lo que en mentir medro.
Ni sé del duque, ni dónde
su hijo y mujer llevó.
Don Dionís he de ser yo
de noche, y de día el conde 1085
de Penela; y desta suerte,
si amor su ayuda me da,
mi industria me entregará
lo que espero.
JUANA
Primo: advierte
lo que haces.
ANTONIO
Engañada
1090
queda; amor mi dicha ordena
con nombre y ayuda ajena,
pues por mí no valgo nada.

(Vanse.)



(Habitación de DOÑA MADALENA.)



(Salen el DUQUE y DOÑA MADALENA.)


DUQUE
Quiero veros dar lición,
que la carta que ayer vi 1095
para el conde, en que leí
de el sobre escrito el renglón,
me contentó. Ya escribís
muy claro.
MADALENA
(Aparte.)
Y aún no lo entiende,
con ser tan claro, y se ofende 1100
mi maestro don Dionís.

(Sale MIRENO.)


MIRENO
¿Llámame vuestra excelencia?
MADALENA
Sí; que el duque, mi señor,
quiere ver si algo mejor
escribo. Vos experiencia 1105
tenéis de cuán escribana
soy. ¿No es verdad?
MIRENO
Sí, señora.
MADALENA
Escribí, no ha cuarto de hora,
medio dormida una plana,
tan clara, que la entendiera 1110
aun quien no sabe leer.
¿No me doy bien a entender,
don Dionís?
MIRENO
Muy bien.
MADALENA
Pudiera
serviros, según fue buena,
de materias para hablar 1115
en su loor.
MIRENO
Con callar
la alabo; sólo condena
mi gusto el postrer renglón,
por más que la pluma escuso,
porque estaba muy confuso. 1120
MADALENA
Diréislo por el borrón
que eché a la postre.
MIRENO
¿Pues no?
MADALENA
Pues adrede lo eché allí.
MIRENO
Sólo el borrón corregí,
porque lo demás borró. 1125
MADALENA
Bien le pudiste quitar;
que un borrón no es mucha mengua.
MIRENO
¿Cómo?
MADALENA
(Aparte.)
El borrón con la lengua
se quita, y no con callar.-
Ahora bien: cortá una pluma. 1130

(Sacan recado y corta una pluma.)


MIRENO
Ya, gran señora, la corto.
MADALENA
(Enojada.)
Acabad, que sois muy corto.
Vuestra excelencia presuma,
que de vergüenza no sabe
hacer cosa de provecho. 1135
DUQUE
Con todo, estoy satisfecho
de su letra.
MADALENA
Es cosa grave
el dalle avisos por puntos,
sin que aproveche. Acabad.
DUQUE
Madalena, reportad. 1140
MIRENO
¿Han de ser cortos los puntos?
MADALENA
¡Qué amigo que sois de corto!
Largos los pido; cortaldos
de aqueste modo, o dejaldos.
MIRENO
Ya, gran señora, los corto. 1145
DUQUE
¡Qué mal acondicionada
sois!
MADALENA
Un hombre vergonzoso
y corto es siempre enfadoso.
MIRENO
Ya está la pluma cortada.
MADALENA
Mostrad. ¡Y qué mala! ¡Ay, Dios! 1150
(Pruébala y arrójala.)
DUQUE
¿Por qué la echáis en el suelo?
MADALENA
¡Siempre me la dais con pelo!
Líbreme el cielo de vos.
Quitalde con el cuchillo.
No sé de vos qué presuma, 1155
siempre con pelo la pluma,
(Aparte.)
y la lengua con frenillo.
MIRENO
(Aparte.)
Propicios me son los cielos,
todo esto es en mi favor.

(Sale DON DUARTE.)


CONDE
Dadme albricias, gran señor: 1160
el conde de Vasconcelos
está sola una jornada
de vuestra villa.
MADALENA
(Aparte.)
¡Ay de mí!
CONDE
Mañana llegará aquí;
porque trae tan limitada, 1165
dicen, del rey la licencia,
que no hará más de casarse
mañana, y luego tornarse.
Apreste vuestra excelencia
lo necesario, que yo 1170
voy a recibirle luego.
DUQUE
¿No me escribe?
CONDE
Aqueste pliego.
DUQUE
Hija: la ocasión llegó
que deseo.
MADALENA
(Aparte.)
Saldrá vana.
MIRENO
(Aparte.)
¡Ay, cielo!
MADALENA
(Aparte.)
Mi bien suspira.
1175
DUQUE
Vamos, deja aqueso y mira
que te has de casar mañana.

(Vanse, el DUQUE y el CONDE y pónese a escribir ella.)


MADALENA
Don Dionís: en acabando
de escribir aquí, leed
este billete, y haced 1180
luego lo que en él os mando.
MIRENO
Si ya la ocasión perdí,
¿qué he de hacer? ¡Ay, suerte dura!
MADALENA
Amor todo es coyuntura.
(Vase.)
MIRENO
Fuese. El papel dice ansí: 1185
(Lee.)
«No da el tiempo más espacio
esta noche, en el jardín,
tendrán los temores fin
del vergonzoso en palacio.»
¡Cielos! ¿Qué escucho? ¿Qué veo? 1190
¿Esta noche? ¡Hay más ventura!
¿Si lo sueño? ¿Si es locura?
No es posible; no lo creo.
(Vuelve a leer.)
«Esta noche en el jardín...»
¡Vive Dios, que está aquí escrito! 1195
¡Mi bien! A buscar a Brito
voy. ¿Hay más dichoso fin?
Presto en tu florido espacio
dará envidia entre mis celos,
al conde de Vasconcelos, 1200
el vergonzoso en palacio.

(Salen LAURO, RUY LORENZO y BATO y MELISA.)


LAURO
Buenas nuevas te dé Dios:
escoge en albricias, Bato,
la oveja mejor del hato;
poco es una, escoge dos. 1205
¿Que mi hijo está en Avero?
¿Que del duque es secretario,
mi primo? ¡Ay, tiempo voltario!
Mas ¿qué me quejo? ¿Qué espero?
Vamos a verle los dos: 1210
mis ojos su vista gocen.
Venid.
RUY
¿Y si me conocen?
LAURO
No lo permitirá Dios:
tiznaos como carbonero
la cara, que desta vez 1215
daré a mi triste vejez
un buen día hoy en Avero.
Mi gozo crece por puntos:
agora a vivir comienzo.
Alto: vamos, Ruy Lorenzo. 1220
BATO
Todos podremos ir juntos.
LAURO
Guardad vosotros la casa.

(Vanse los dos.)


MELISA
Sí; Bercebú que la guarde.
BATO
¿Qué tenéis aquesta tarde?
MELISA
¡Ay, Bato! ¡Que aqueso pasa! 1225
¿Que no preguntó por mí
Tarso?
BATO
No se le da un pito
por vos, ni es Tarso.
MELISA
¿Pues?
BATO
Brito,
o cabrito.
MELISA
¡Ay! ¿Tarso ansí?
A verte he de ir esta tarde, 1230
cruel, tirano, enemigo.
BATO
¿Sola?
MELISA
Vasco irá conmigo.
BATO
Buen mastín lleváis que os guarde.
¿Queréisle mucho?
MELISA
Enfinito.
BATO
Pues en Brito se ha mudado, 1235
la mitad para casado
tien...
MELISA
¿Qué?
BATO
De cabrito el Brito.

(Vanse.)



(Palacio del DUQUE con jardín. Es de noche.)



(A la ventana DOÑA JUANA y DOÑA SERAFINA.)


SERAFINA
¡Ay, querida doña Juana!
nota de mi fama doy;
mas si lo dilato hoy 1240
me casa el duque mañana.
JUANA
Don Dionís, señora, es tal
que no llega don Duarte
con la más mínima parte
a su valor. Portugal 1245
por su parte llora hoy día;
para en uno sois los dos:
gozaos mil años.
SERAFINA
¡Ay Dios!
JUANA
No temas, señora mía,
que mi primo fue por él; 1250
presto le traerá consigo.
SERAFINA
Él tiene un notable amigo.
JUANA
Pocos se hallarán como él.

(Sale DON ANTONIO, como de noche.)


ANTONIO
Hoy, amor, vuestras quimeras
de noche me han convertido 1255
en un don Dionís fingido
y un don Antonio de veras.
Por y otro he de hablar.
Gente siento a la ventana.
JUANA
Ruido suena; no fue vana 1260
mi esperanza.

(TARSO, de noche.)


TARSO
Este lugar
mi dichoso don Dionís
me manda que mire y ronde
por si hay gente.
JUANA
Ce: ¿es el conde?
ANTONIO
Sí, mi señora.
JUANA
¿Venís
1265
con don Dionís?
TARSO
(Aparte.)
¿Cómo es esto?
¿Don Dionís? La burla es buena.
¿Mas si es doña Madalena?
Reconocer este puesto
me manda, porque le avise 1270
si anda gente (y me parece
que otro en su lugar se ofrece),
y que le ronde, ande y pise.
¡Vaya! ¿Mas que es don Dionís?
Eso no.
ANTONIO
Conmigo viene
1275
un don Dionís, que os previene
el alma, que ya adquirís,
para ofrecerse a esas plantas.
Hablad, don Dionís: ¿qué hacéis?
(Finge que habla DON DIONÍS, mudando la voz.)
¿Que estoy suspenso, no veis, 1280
contemplando glorias tantas?
Pagar lo mucho que os debo
con palabras será mengua,
y ansí refreno la lengua,
porque en ella no me atrevo. 1285
Mas, señora, amor es dios,
y por mí podrá pagar.
JUANA
(Aparte.)
¡Bien sabe disimular
el habla!
SERAFINA
¿No tenéis vos
crédito para pagarme 1290
esta deuda?
ANTONIO
No lo sé;
mas buen fiador os daré:
el conde puede fiarme.
-Yo os fío.
TARSO
(Aparte.)
¡Válgate el diablo!
Sólo un hombre es, vive Dios, 1295
y parece que son dos.
ANTONIO
(Disimula la voz.)
Con mucho peligro os hablo
aquí; haced mi dicha cierta,
y tengan mis penas fin.
SERAFINA
Pues ¿qué queréis?
ANTONIO
Del jardín
1300
tengo ya franca la puerta.
JUANA
Mira que suele rondarte
don Duarte, señora mía,
y que si aguardas al día
has de ser de don Duarte. 1305
Cualquier dilación es mala.
SERAFINA
¡Ay Dios!
JUANA
¡Qué tímida eres!
¿Entrará?
SERAFINA
Haz lo que quisieres.
ANTONIO
(Como DON ANTONIO.)
Don Dionís, amor te iguala
a la ventura mayor 1310
que pudo dar; corresponde
a tu dicha. -Amigo conde:
(Como DON DIONÍS.)
por vuestra industria y favor
he adquirido tanto bien;
dadme esos brazos; yo soy 1315
tu amigo, conde, desde hoy.
-Yo vuestro esclavo.- Está bien;
dará el tiempo testimonio
desta deuda. -Aquí te aguardo,
que así mis amigos guardo; 1320
entrad.- Adiós, don Antonio.
(Éntrase.)
SERAFINA
¿Entró?
JUANA
Sí.
SERAFINA
¡Que deste modo
fuerce amor a una mujer!
Mas por sólo no lo ser
del de Estremoz, poco es todo; 1325
mi padre y honor perdone.
JUANA
Vamos y deja ese miedo.

(Vanse las dos.)


TARSO
¿Hase visto igual enredo?
En gran confusión me pone
este encanto. Un don Antonio, 1330
que consigo mismo hablaba,
dijo que aquí se quedaba,
y se entró; él es demonio.

(MIRENO, de noche.)


MIRENO
Él se debió de quedar,
como acostumbra, dormido. 1335
TARSO
Ya queda sostituido
por otro aquí tu lugar.
MIRENO
¿Qué dices, necio? Responde:
vienes aquí a ver si hay gente,
¡y estaste aquí, impertinente! 1340
TARSO
Gente ha habido.
MIRENO
¿Quién?
TARSO
Un conde,
y un don Dionís de tu nombre,
que es uno y parecen dos.
MIRENO
¿Estás sin seso?
TARSO
Por Dios,
que acaba de entrar un hombre 1345
con tu doña Madalena
que, o es colegial trilingue,
o a sí propio se distingue,
o es tu alma que anda en pena.
Más sabe que veinte Ulises. 1350
Algún traidor te ha burlado,
o yo este enredo he soñado,
o aquí hay dos don Dionises.
MIRENO
Soñástelo.
TARSO
¡Norabuena!

(Sale a la ventana DOÑA MADALENA.)


MADALENA
¿Si habrá don Dionís venido? 1355
TARSO
A la ventana ha salido
un bulto.
MADALENA
¡Ay Dios! Gente suena.
¿Ce: es don Dionís?
MIRENO
Mi señora,
yo soy ese venturoso.
MADALENA
Entrad, pues, mi vergonzoso. 1360
(Vase.)
MIRENO
¿Crees que lo soñaste agora?
TARSO
No sé.
MIRENO
Si mi cortedad
fue vergüenza, adiós, vergüenza;
que seréis, como no os venza,
desde agora necedad. 1365
(Vase.)
TARSO
Confuso me voy de aquí,
que debo estar encantado.
Dos Dionises han entrado,
o yo estoy fuera de mí.
Destas calzas por momentos 1370
salen quimeras como ésta;
¡pobre de quien trae acuestas
dos cestas de encantamentos!
(Vase.)

(Atrio del patio.)



(Salen LAURO y RUY LORENZO, de pastores.)


LAURO
Este es, Ruy Lorenzo, Avero.
RUY
Aquí me vi un tiempo, Lauro, 1375
rico y próspero, y ya pobre
y ganadero.
LAURO
Altibajos
son del tiempo y la fortuna,
inconstante siempre y vario.
¡Buen palacio tiene el duque! 1380
RUY
Ahora acaba de labrallo:
propiedad de la vejez,
hacellos y no gozallos.
LAURO
Busquemos a mi Mireno.
RUY
En palacio aún es temprano; 1385
que aquí amanece muy tarde,
y hemos mucho madrugado.
LAURO
¿Cuándo durmió el deseoso?
¿Cuándo amor buscó descanso?
No os espante que madrugue, 1390
que soy padre, deseo y amo.

(Salen VASCO y MELISA, de pastores.)


VASCO
Mucho has podido conmigo,
Melisa.
MELISA
Débote, Vasco,
gran voluntad.
VASCO
¿A qué efeto
me traes, Melisa, a palacio 1395
desde los montes incultos?
MELISA
En ellos sabrás de espacio
mis intentos.
VASCO
Miedo tengo.
MELISA
(Aparte.)
¡Ay Tarso, cruel, ingrato!
Mi imán eres, tras ti voy, 1400
que soy hierro.
VASCO
Aun sería el diablo,
que ahora me conociese
algún mozo de caballos,
colgándome de la horca,
en fe de ser peso falso. 1405
MELISA
¡Ay Vasco, retírate!
VASCO
¿Pues qué...?
MELISA
¿No ves a nuesamo,
y al tuyo? Si aquí nos topa,
pendencia hay para dos años.

(Tocan cajas.)


VASCO
Volvámonos. Mas ¿qué es esto? 1410
RUY
¿Tan de mañana han tocado
cajas? ¿A qué fin será?
LAURO
No lo sé.
RUY
Si no me engaño,
sale el duque; algo hay de nuevo.
LAURO
A esta parte retirados 1415
podremos saber lo que es,
que parece que echan bando.

(Salen el DUQUE, el CONDE, con gente y un ATAMBOR.)


DUQUE
Conde: con ningunas nuevas
pudiera alegrarme tanto
como con éstas: ya cesan 1420
las desdichas y trabajos
de don Pedro de Coimbra,
mi primo, si el cielo santo
le tiene vivo.
CONDE
Sí hará;
que al cabo de tantos años 1425
de males querrá que goce
el premio de su descanso.
LAURO
¡Qué es esto que escucho, cielos!
¿Soy yo de quien habla acaso
mi primo el duque de Avero? 1430
Mas, no, que soy desdichado.
DUQUE
Antes que vais, don Duarte,
por el yerno, que hoy aguardo,
quiero que oigáis el pregón
que el rey manda. -Echad el bando. 1435
ATAMBOR
«¡El rey nuestro señor Alfonso el Quinto
manda: que en todos sus estados reales,
con solemnes y públicos pregones,
se publique el castigo que en Lisboa
se hizo del traidor Vasco Fernández, 1440
por las traiciones que a su tío el duque
don Pedro de Coimbra ha levantado,
a quien da por leal vasallo y noble,
y en todos sus estados restituye;
mandando, que en cualquier parte que asista, 1445
si es vivo, le respeten como a él mismo;
y si es muerto, su imagen echa al vivo
pongan sobre un caballo, y una palma
en la mano, le lleven a su corte,
saliendo a recebirle los lugares: 1450
y declara a los hijos que tuviere
por herederos de su patrimonio,
dando a Vasco Fernández y a sus hijos
por traidores, sembrándoles sus casas
de sal, como es costumbre en estos reinos 1455
desde el antiguo tiempo de los godos.
Mándase pregonar porque venga
a noticia de todos.»
VASCO
¡Larga arenga!
MELISA
¡Buen garguero
tiene el que ha repiqueteado! 1460
LAURO
Gracias a vuestra piedad,
recto juez, clemente y sabio,
que volvéis por mi justicia.
RUY
El parabién quiero datos
con las lágrimas que vierto. 1465
Gocéisle, duque, mil años.
DUQUE
¿Qué labradores son estos
que hacen estremos tantos?
CONDE
¡Ah, buena gente! Mirad
que os llama el duque.
LAURO
Trabajos:
1470
si me habéis tenido mudo,
ya es tiempo de hablar. ¿Qué aguardo?
Dadme aquesos brazos nobles,
duque ilustre, primo caro:
don Pedro soy.
DUQUE
¡Santos cielos,
1475
dos mil gracias quiero daros!
CONDE
¡Gran duque! ¿En aqueste traje?
LAURO
En éste me he conservado
con vida y honra hasta agora.
MELISA
¡Aho! ¿diz que es duque nueso amo? 1480
VASCO
Sí.
MELISA
Démosle el parabién.
VASCO
¿No le ves que está ocupado?
Tiempo habrá; déjalo agora,
no nos riña.
MELISA
Pues dejallo.
DUQUE
Es el conde de Estremoz, 1485
a quien la palabra he dado
de casalle con mi hija
la menor, y agora aguardo
al conde de Vasconcelos,
sobrino vuestro.
LAURO
Mi hermano
1490
estará ya arrepentido,
si traidores le engañaron.
DUQUE
Diole a doña Madalena,
mi hija mayor.
LAURO
Sois sabio
en escoger tales yernos. 1495
DUQUE
Y venturoso otro tanto
en que seréis su padrino.
RUY
(Aparte.)
Aunque el conde me ha mirado,
no me ha conocido. ¡Ay cielos!
¿Quién vengará mis agravios? 1500
DUQUE
Hola, llamad a mis hijas,
que de suceso tan raro,
por la parte que les toca,
es bien darlas cuenta.
MELISA
Vasco:
verdad es, ven y lleguemos. 1505
Por muchos y buenos años
goce el duquencio.
LAURO
¿Melisa
aquí?
MELISA
Vine a ver a Tarso.
VASCO
No oso hablar, no me conozcan,
que está mi vida en mis labios. 1510

(Salen MADALENA, SERAFINA y DOÑA JUANA.)


MADALENA
¿Qué manda vuestra excelencia?
DUQUE
Que beséis, hija, las manos
al gran duque de Coimbra,
vuestro tío.
MADALENA
¡Caso raro!
LAURO
Lloro de contento y gozo. 1515
SERAFINA
(Aparte.)
Mi suerte y ventura alabo;
ya segura gozaré
mi don Dionís, pues ha dado
fin el cielo a sus desdichas.
LAURO
Gocéis, sobrinas, mil años 1520
los esposos que os esperan.
SERAFINA
El cielo guarde otros tantos
la vida de vueselencia.
MADALENA
Si la mía estima en algo,
le suplico, así propicios 1525
de aquí adelante los hados
le dejen ver reyes nietos
y venguen de sus contrarios,
que este casamiento impida.
DUQUE
¿Cómo es eso?
MADALENA
Aunque el recato
1530
de la mujeril vergüenza
cerrarme intente los labios
digo, señor, que ya estoy
casada.
DUQUE
¡Cómo! ¿Qué aguardo?
¿Estáis sin seso, atrevida? 1535
MADALENA
El cielo y amor me han dado
esposo, aunque humilde y pobre,
discreto, mozo y gallardo.
DUQUE
¿Qué dices, loca? ¿Pretendes
que te mate?
MADALENA
El secretario
1540
que me diste por maestro
es mi esposo.
DUQUE
Cierra el labio.
¡Ay, desdichada vejez!
Vil: ¿por un hombre tan bajo
al conde de Vasconcelos 1545
desprecias?
MADALENA
Ya le ha igualado
a mi calidad amor,
que sabe humillar los altos
y ensalzar a los humildes.
DUQUE
Daréte la muerte.
LAURO
Paso,
1550
que es mi hijo vuestro yerno.
DUQUE
¿Cómo es eso?
LAURO
El secretario
de mi sobrina, vuestra hija,
es Mireno, a quien ya llamo
don Dionís y mi heredero. 1555
DUQUE
Ya vuelvo en mí; por bien dado
doy mi agravio dese modo.
MADALENA
¿Hijo es vuestro? ¡Ay Dios! ¿Qué aguardo
que no beso vuestros pies?
SERAFINA
Eso no, porque es engaño: 1560
don Dionís, hijo del duque
de Coimbra, es quien me ha dado
mano y palabra de esposo.
DUQUE
¿Hay hombre más desdichado?
SERAFINA
Doña Juana es buen testigo. 1565
MADALENA
Don Dionís está en mi cuarto
y mi recámara.
SERAFINA
¡Bueno!
En la mía está encerrado.
LAURO
Yo no tengo más de un hijo.
DUQUE
Tráiganlos luego. ¡En qué caos 1570
de confusión estoy puesto!
MELISA
¿En qué parará esto, Vasco?
VASCO
No sé lo que te responda;
pues ni sé si estoy soñando
ni si es verdad lo que veo. 1575
MELISA
¡Ay Dios! ¡Si saliese Tarso!

(Sale MIRENO.)


MIRENO
Confuso vengo a tus pies.
LAURO
Hijo mío: aquesos brazos
den nueva vida a estas canas.
Éste es don Dionís.
SERAFINA
¿Qué engaños
1580
son estos, cielos crueles?
DUQUE
Abrazadme, ya que ha hallado
el más gallardo heredero
de Portugal este estado.
LAURO
¿Qué miras, hijo, perplejo? 1585
El nombre tosco ha cesado
que de Mireno tuviste;
ni lo eres, ni soy Lauro,
sino el duque de Coimbra:
el rey está ya informado 1590
de mi inocencia.
MIRENO
¿Qué escucho?
¡Cielos! ¡amor! ¡bienes tantos!

(Sale DON ANTONIO.)


ANTONIO
Dame, señor, esos pies.
DUQUE
¿A qué venís, secretario?
SERAFINA
Conde: ¿qué es de don Dionís, 1595
mi esposo?
ANTONIO
Yo os he engañado:
en su nombre gocé anoche
la belleza y bien más alto
que tiene el amor.
DUQUE
¡Oh, infame!
SERAFINA
¡Matadle!
CONDE
¡Matadle!
JUANA
Paso,
1600
que es el conde de Penela,
mi primo.
ANTONIO
Perdón aguardo,
duque y señor, a tus pies.
CONDE
Los cielos lo han ordenado,
porque vuelven por Leonela, 1605
a quien di palabra y mano
de esposo, y la desprecié
gozada.
LAURO
Aquí está su hermano,
que por vengar esa injuria,
aunque no con medio sabio, 1610
vive pastor abatido.
Si a interceder por él basto,
reducidle a vuestra gracia.
RUY
Perdón pido.
VASCO
Y también Vasco.
DUQUE
Basta, que lo manda el duque. 1615
CONDE
Recibidme por cuñado,
que a Leonela he de cumplir
la palabra que le he dado
luego que a mi estado vuelva.
¿Dónde está?
RUY
Tu pecho hidalgo
1620
hace, al fin, como quien es.
SERAFINA
Y qué, ¿fue mío el retrato?
DUQUE
Dadle, conde don Antonio,
a Serafina la mano,
que, pues el de Vasconcelos 1625
perdió la ocasión por tardo,
disculpado estoy con él.
(A MIRENO.)
¡Muy bien habéis enseñado
a escribir a Madalena!
¿Érades vos el callado, 1630
el cortés, el vergonzoso?
Pero ¿quién lo fue en palacio?

(Sale TARSO.)


TARSO
¿Duque Mireno? ¿Qué escucho?
Don Dionís: esos zapatos
te beso, y pido en albricias 1635
de la esposa y del ducado
que me quites estas calzas
y el día del Jueves Santo
mandes ponellas a un Judas.
MELISA
¡Ah traidor, mudable, ingrato! 1640
Agora me pagarás
el amor, penas y llanto
que me debes. Señor duque
de rodillas se lo mando
que mos case.
TARSO
Estotro ¿es cura?
1645
MELISA
Mande que me quiera Tarso.
MIRENO
Yo se lo mando, y le doy
por ello tres mil cruzados.
TARSO
¿Por la cara o por la bolsa?
MIRENO
Y mi camarero le hago, 1650
para que asista conmigo.
DUQUE
Doña Juana está a mi cargo;
yo la daré un noble esposo.
A recebir todos vamos
al conde de Vasconcelos, 1655
porque, viendo el desengaño
de su amor, sepa la historia
del Vergonzoso en Palacio
y, a pesar de maldicientes,
las faltas perdone el sabio. 1660




FIN DE LA COMEDIA DE «EL VERGONZOSO EN PALACIO»