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Personajes:
Directora – Padre - Amelia
Despacho de Dirección. DIRECTORA con tapado de piel, maquillaje psiquiátrico, comiendo en su escritorio un churrasco con puré. Entra PADRE.
DIRECTORA (con la boca llena, se atraganta): ¡Inspector. mmm, lo esperábamos a las once! ¡Pase, Inspector! ¡Mmmmm, me imagino que ya recorrió el edificio!
PADRE: Eh…
DIRECTORA: ¿Supervisó las aulas, mmmm, visitó las calderas, la sala de video, el pozo antiséptico?
PADRE: Es que…
DIRECTORA: ¿La infraestructura, qué le pareció la infraestructura?
¿Habló con el personal docente?
PADRE: Y-yo…
DIRECTORA: ¿Y el patio de juegos, los subibajas? ¡Hombre, hable, qué le pasa!
PADRE: N-nada.
DIRECTORA: ¿Cómo nada?
PADRE: Es que sucede que… yo no soy Inspector.
DIRECTORA: ¿Ah, no?
PADRE: No.
DIRECTORA: ¿Y se puede saber quién es?
PADRE: Un padre.
DIRECTORA: ¿Un padre? Usted quiere significar un religioso, un cura. Disculpe pero la semana pasada colaboramos…
PADRE: No, un padre, el padre de Martincito Taborda.
DIRECTORA (cambiando): ¡Ajá! ¡Bien! ¿Y qué hace acá?
PADRE: Bueno...
DIRECTORA: ¡El padre, tutor o encargado debe esperar al “niño educando” en el portón de salida!
PADRE: Sí, sí, lo que ocurre es que viniendo en el auto por Avenida La Plata atropellé a un paseador de perros, rompí una llanta magnética, ¿sabe? Tomé el subte, me robaron, tropecé, me caí, me volví a levantar, cuando por fin llegué las madres me dijeron que la Salita Celeste ya había salido.
DIRECTORA (se incorpora, amenazante): ¡Venga, párese acá! ¡Derecho! Repita conmigo: Lle-gué-tar-de.
PADRE (dudando): Lle-gué-tar-de.
DIRECTORA: ¡No lo escucho!
PADRE: Lle-gué-tar-de.
DIRECTORA: ¡Más alto!
PADRE: ¡LLE-GUÉ-TAR-DE! (asustado) Perdón.
Pausa.
DIRECTORA: ¿Y entonces?
PADRE: ¿Y entonces qué?
DIRECTORA: ¿Qué quiere, señor?
PADRE: Quería saber… dónde está mi hijo.
DIRECTORA (sarcástica): ¡Dónde está su hijo, cómo no, dónde está su hijo!
PADRE: Ojo, no es por mí, lo que sucede es que Martincito ya debe estar con sus convulsiones, rompiéndose la ropa, escupiendo. Con mi mujer siempre lo discutimos, la verdad que es un poco consentido.
Entra AMELIA, la Secretaria, con un handy en la mano.
AMELIA: Disculpe, señora Directora.
DIRECTORA: ¿Qué quiere Amelia?
AMELIA (mostrando el handy): Los niños esperan.
DIRECTORA (carraspeando, marcial): Conecte, Amelia (la Secretaria le acerca el handy a la boca) En el día de la fecha (del otro lado voces infantiles interrumpen) En el día de la fecha arrían la bandera (ídem) En el día de la fecha, arrían la bandera y declaran (ídem) ¡SIIIIIILENCIO, MIERDA! (dulce) ¡Hasta mañana, queridos niños!
OFF NIÑOS (desde el handy): Hasta mañana Sra. Directora.
Sale AMELIA.
DIRECTORA: Disculpe. ¿Dónde estábamos? PADRE: Mi hijo.
DIRECTORA: Bueno, le decía, señor, con su comportamiento lo que usted directamente ha hecho es atentar contra la currícula, saltear el organigrama, provocar un desbarajuste en la cadena de mandos educativa. ¿Me va siguiendo?
La DIRECTORA vuelve a comer, mientras mastica se queda abstraída.
PADRE (confundido): Más o menos. Usted quiere decir… Pero, ¿y entonces?
DIRECTORA (traga, se saca un pedacito de carne con una uña, sonríe seductora): ¡Y entonces, y entonces! Los padres del “niño educando” pronuncian ese “y entonces” con un tono tan candoroso, tan particular. Como reclamando de una vaya a saber qué. ¿Orientación, protección, contención? Ahora que lo noto usted es bastante joven. ¿A qué edad fue padre?
PADRE: Veintidós.
DIRECTORA: ¿Casado legalmente?
PADRE: Sí.
DIRECTORA: ¿Feliz?
PADRE: ¡¿Feliz?!
DIRECTORA (impacientándose): ¿¡Sí, feliz, querido, feliz, si es feliz!?
PADRE: No sé, n-no lo pensé.
DIRECTORA: “No sé, no lo pensé” ¡Exquisita respuesta! Cómo si se pudiese pensar algo tan maravillosamente escurridizo. ¡Je-je! Ya lo decía el gran Sarmiento: “¡Se es o no se es feliz, como se es o no se es ecuatoriano, sin preconceptos!”.
PADRE: ¿Eso dijo Sarmiento?
DIRECTORA: ¡Eso dijo Sarmiento! ¿Qué tiene de raro? ¡Bueno, basta, acabemos con esto! Diga algo que me pueda orientar.
PADRE: ¿Sobre qué?
DIRECTORA: ¡Sobre su hijo, Pánfilo!...
PADRE: Bueno, Martincito es más o menos de esta estatura, menor de edad, tez trigueña, pelo castaño, flequillo. En lugar de “murciélago” dice “martiégula”.
DIRECTORA: ¡“Martiégula”, qué dulzura! (cambiando) Me está describiendo al noventa y nueve por ciento del alumnado.
La DIRECTORA se saca con la uña otro resto de comida, vuelve a abstraerse.
PADRE: Disculpe, me preguntaba, ¿no?, ¿acá no llevan un registro?
DIRECTORA: ¡Un registro, qué insinúa, claro que llevamos un registro, por supuesto que llevamos un registro! Pero se cayó el sistema. (abruptamente fuera de sí) SE CAYÓ EL PUTO SISTEMA, ¿Y RESULTA QUE AHORA YO TAMBIÉN SOY LA RESPONSABLE DEL SISTEMA, LA RED, EL SOFTWARE, EL HARDWARE, INTERNET, BILL GATE Y EL PUTO PLAN INTERNACIONAL DE COMUNICACIONES?,
¿EH?
PADRE: No, no, yo no quise decir...
DIRECTORA: Mire, señor, de un momento a otro va a venir el Inspector, tenemos que repintar el salón de actos, elegir los colores de los delantales del año que viene, abreviemos.
PADRE: A ver, déjeme ver, ya sé, voy a intentar llamar a mi mujer, ella es mucho más detallista (llama con su celular pero no atienden) No contesta, debe estar en la clase de karate. Déjeme pensar: ah, sí, la Señorita Tita, él siempre se la pasa hablando de la Señorita Tita, es su maestra más querida.
DIRECTORA: La Señorita Tita. ¡Qué simpático! A ver, cómo puedo explicarle esto: la Señorita Tita es…. La Señorita Tita no existe, es como una abstracción, una idealización. ¿Me va siguiendo?
PADRE: Más o menos.
DIRECTORA: El “niño educando” al estar lejos del seno materno busca un sustituto, la contención apropiada ante el sentimiento de abandono que todos experimentamos en la edad inocente. La Señorita Tita viene a representar el universal “maestrojardineresco”. En otras palabras, es su maestra invisible. ¿Comprende?
Entra AMELIA con un registro.
AMELIA: Sra. Directora...
DIRECTORA: ¡Otra vez! ¿Y ahora qué quiere Amelia? AMELIA: A las doce y media, acuérdese…
DIRECTORA: ¡No me acuerdo! ¿Por qué tendría que acordarme? AMELIA: Tiene agendado duelo.
DIRECTORA: ¿Contra quién?
AMELIA (leyendo del registro): La madre de Yeison Morón, sala bordó, segunda división.
DIRECTORA: Okey, encárguese.
AMELIA: Muy bien.
AMELIA sale.
La DIRECTORA saca del cajón del escritorio una pistola 9 mm., se incorpora, la examina, prueba puntería. El PADRE la observa espantado.
PADRE: ¿P-para qué es eso?
DIRECTORA: Para qué es eso, para qué es eso… ¿Usted nunca asistió a una reunión de padres?
PADRE: Siempre ha venido mi mujer.
DIRECTORA: Se nota. La currícula lo especifica claramente: “al producirse un conflicto, última instancia de negociación: duelo a primera sangre”.
La DIRECTORA toma puntería para el lado donde está el PADRE, inquieto, este se cambia de lugar.
PADRE: ¿Usa balas de verdad?
DIRECTORA: ¡Por favor, hombre! Balas de goma. Los niños últimamente se descontrolan, se sacan, hacen cualquiera. Y, claro, para los “padres, tutores o encargados” siempre son las víctimas, los cautivos del sistema. ¡Cómo no, seguro que sí! (brutal) ¡POR ESO TIENEN QUE PAGAR! ¡EN ESTE SISTEMA ENFERMO, DÉBIL, GARANTISTA, ALGUIEN TIENE QUE PAGAR! ¡SI NO QUÉ ES ÉSTO, EH, UN PARQUE DE DIVERSIONES, “LA SALUD DE NUESTROS HIJOS”!
El PADRE parece marearse.
MADRE: ¿Qué le sucede?
PADRE: Me siento mal.
DIRECTORA: ¿Está enfermo?
PADRE: Angustiado. Hoy tuve un día terrible, una discusión en el trabajo, después esto de la llanta magnética y el paragolpes, el robo, ahora Martincito, dentro de un rato Alejandra, mi mujer. ¡No sabe cómo se pone Alejandra cuando empiezo a fracasar en todo!
DIRECTORA: ¿Quiere un vaso de agua?
PADRE: Necesito mis píldoras. DIRECTORA: ¿Qué toma?
PADRE: Alprazolan 6 miligramos.
DIRECTORA: Mire usted, las mismas que les damos a los niños.
PADRE: ¡¿Q-Qué?! ¿M-mi hijo toma Alprazolan 6 miligramos?
DIRECTORA: Media cada tres horas. Les facilita la irrigación cerebral.
¡Ah, el periodo pre-escolar, que etapa dichosa! ¡Y qué labor poco reconocida la docente! Ojalá una de niña hubiese tenido todas estas ventajas. Yo, que prácticamente no conocí a mi padre. Corría el año 1968, vivíamos en Carlos Tejedor, mi padre trabajaba de Hombre Bala en el “Circo de los Hermanos Cingolani”, un día se disparó y no lo volvimos a ver. ¿Me está escuchando?
PADRE (desconsolado): ¡Todo me sale mal! No soy un buen padre, no sé sintonizar el “Cartoon Network”, no distingo a los “Teletubis” de las “Bananas en pijama”. Cuando Martincito llora porque se lastimó yo creo que se está riendo y cuando se ríe creo que está llorando. Una vez intenté bañarlo: casi nos ahogamos los dos. No sabe cómo se pone Alejandra cuando me desoriento. Es cinturón naranja de karate: me golpea en el cuello y en las articulaciones.
DIRECTORA: ¡Bueno, tranquilícese! Tome esta pastilla, le duplico la dosis. ¿Puedo llamarlo Martín? ¿Martincito, como a su hijo?
PADRE: Sí.
La DIRECTORA le da las pastillas con un vaso de agua, pone una silla junto a la del PADRE y lo abraza.
DIRECTORA: ¡Tranquilo, tranquilo, Martincito!
PADRE: Di-di...da-da tuto-tuto..cuf.
DIRECTORA: ¡Bueno, bueno! (se lo sienta en las rodillas)
PADRE: Da-da...pucu-pucu-pucu.
DIRECTORA: ¡Venga con mamá, venga, Martincito! ¡Aaaaah, aaaaah!
PADRE: Dinga-dinga...nena, tuto...buca... teta.
DIRECTORA: ¿Teta, el nene quiere la teta? ¡Bueno, bueno, mamá le va a dar la teta! (se desprende la ropa, lo amamanta, se excita gradualmente hasta que alcanza el clímax) ¡Así, qué bien que toma la teta el nene, así, así, muy bien, Martincito! ¡Aaaahá, aaaahá, así, qué nene más obediente, así, qué bien que toma la teta mi nene! ¡Qué bien, aaaaahhh, qué bien, aaaaah, qué bien mi nene, qué bien!
¡Aaaaaaaaahhhh!
PADRE (volviendo en sí, se incorpora de un salto): ¿Q-qué pasa? ¿Qué es esto? ¿Qué está haciendo? ¡Suélteme!
DIRECTORA (volviendo al tono burocrático): Está todo bajo control, señor, solo ha sufrido una regresión. Mire, abreviemos con esto, tengo poco tiempo, así que le voy a ser absolutamente franca: lo de su hijo no es más que otro caso de extravío interno.
PADRE: ¿Extravío interno?
DIRECTORA: Así es, no es la primera ni va a ser la última vez que se nos pierde un niño en la Institución. Este es un establecimiento educativo centenario (busca un papel en el escritorio) tome: aquí le hago entrega de un folleto. Imagínese 5000 alumnos, distribuidos en 30 aulas, en tres turnos. En el año ‘95’ se extravió una sala completa, los buscamos durante una semana, estaban en un salón de actos en desuso. ¿Haciendo qué? (hace gestos de coito) ¡“Xu-Xu-Xu / Xa-Xa-Xa”!
¡Una fiestita!
PADRE: ¡Increíble!...
DIRECTORA: Usted lo ha dicho.
PADRE: ¿Y entonces?
DIRECTORA: ¿Entonces qué?
PADRE (duda, se revela): ¡MARTINCITO, MARTINCITO, ACÁ ESTÁ PAPÁ QUE TE QUIERE, PERDONAME, MARTINCITO!
¡CONTESTAME, TE TIENEN SECUESTRADO, HIJO! ¡YO TE VOY A RESCATAR, PAPÁ VA A LUCHAR CONTRA ESTA GENTE MALA!
(agarra a la Directora por los hombros, la sacude) ¡CONFIESE, DÓNDE ESTÁ!
DIRECTORA (lo abraza): ¡Ay, qué fuerza que tiene! ¡Mi toro salvaje!
PADRE (violento, tira a la Directora sobre el escritorio, se le sube encima, le separa las piernas para violarla mientras le aprieta el cuello, a continuación se arrepiente, abatido, se sienta, se toma la cabeza):
¡Qué estoy haciendo! ¿Me volví loco? ¡Quiero a mi hijo, a mi hijo!
DIRECTORA (volviendo a su asiento, burocrática): ¡El tonito, señor! ¡No le voy a permitir! O guarda compostura o llamo a Bedelía y lo hago desalojar. ¡Siéntese! ¡Pero, habrase visto! Escuche: aquí lo importante es salvaguardar la tranquilidad de la familia. En otras palabras llevar equilibrio y armonía al hogar. Por lo que cuenta la relación con su mujer Alejandra está pasando por un momento delicado: usted se casó demasiado joven, no sabe decir con seguridad si es o no es feliz, ella lo castiga eficazmente con sus golpes de karate. ¿Para qué somos la institución prestigiosa que somos si no es para brindar los frutos de nuestra experiencia?
La DIRECTORA saca un libro grande de un cajón y se lo entrega.
PADRE: ¿Y esto qué es?
DIRECTORA: ¿Es idiota? No lo ve: un book de fotos.
PADRE: ¿Un book de fotos, fotos de quién? ¡Pero… pero éstos son chicos!
DIRECTORA: “Infantes de recambio” es el nombre técnico. Un sistema implementado en instituciones educativas en Nueva Zelanda, que en todo lo que tiene que ver con enseñanza pre-escolar están cien años adelante. Usted elige uno, le hacemos la entrega por el tiempo en que demoremos en encontrar a su hijo y asunto solucionado.
PADRE: ¡Es un disparate, es absurdo!
DIRECTORA: Para nada.
PADRE: ¿Usted está hablando en serio?
DIRECTORA: No lo dude.
PADRE: ¿Y mi hijo?
DIRECTORA: Se lo ubicamos a la brevedad.
PADRE: ¡No, no puede ser, no entiendo! (se toma la cabeza) ¡Basta, es
una locura! ¡Ya mismo los voy a denunciar, ustedes están dementes!
DIRECTORA (levantando la voz): ¡Amelia, venga a retirar el book!
PADRE (lucha consigo mismo): No, no, espere (pausa, mira en el book) No sé, estoy mareado.
DIRECTORA: Respire hondo, tómese su tiempo. Con confianza, hombre.
PADRE: ¿Dígame: este rubiecito?
DIRECTORA: ¿A ver? No. Está marcado con un circulito rojo. Fíjese.
PADRE: Ah sí. ¿Y eso qué significa?
DIRECTORA: Adolece de algunas fallas: no duerme bien, se hace pis en la cama.
PADRE: ¿Este?
DIRECTORA: Círculo azul: no tiene buena dentadura y putéa.
PADRE: ¡Este!
DIRECTORA: ¿A ver? ¡Excelente! Muy buena elección, un ejemplar sano (el PADRE contempla la foto, conmovido) No diga nada: a que es parecido a Martincito.
PADRE: Sí.
DIRECTORA: ¡Bien! Si su mujer no es detallista, por ahí no se da cuenta de nada. Es un sistema que nos ha dado muchas satisfacciones. Bueno, muy bien, tiene que firmarme este recibo. ¡Le cambió la cara, eh, tontito!
PADRE: La verdad que dudé, le pido disculpas. Se ve que son una institución seria. Creí que me iba con las manos vacías.
DIRECTORA: ¡Por favor, hombre, lo entiendo, lo entiendo! (mira la hora, se incorpora, comienza a empujar al PADRE hacia la salida): Y ahora si me disculpa: está al llegar el Inspector…
El PADRE va saliendo.
PADRE: Pero ¿y cuándo lo entregan?
DIRECTORA: Le va a llegar por correo a más tardar pasado mañana, certificado con aviso de retorno. Después, si ve que el infante de recambio le convence más que su hijo en su momento lo podemos conversar; pero ahora, le repito, no puedo demorarme más, señor.
PADRE: ¡Muchísimas gracias!
La DIRECTORA le da un empujón final y cierra la puerta, va hasta el escritorio. Entra AMELIA
DIRECTORA: Amelia, acondicione el 25.
AMELIA: Pero, señora, ¿ese no estaba reservado?
DIRECTORA (juntando presión): ¿Yo le pedí opinión a usted?
AMELIA: No.
DIRECTORA: Bueno, entonces va y hace lo que le ordeno: acondicione el 25, me lo baña, me lo cambia, me lo perfuma y no me discuta! ¡Si estaba reservado se cayó la reserva! ¡Ya pasó más de un cuatrimestre, Y NADIE PUEDE VENIR A RECLAMAR MÁS ALLÁ DE UN PUTO CUATRIMESTRE! ¡¿SINO QUÉ ES ESTO, UNA ANARQUÍA, EL PAÍS DE LA JODA?! ¿¡ADÓNDE VA A PARAR UNA NACIÓN SERIA CON ESTE COMPORTAMIENTO?! ¡¿CONTESTE, EH, ADÓNDE?!
AMELIA sale espantada.
DIRECTORA: ¡Yo no sé! ¿Qué más puede hacer una por la familia?
APAGÓN