Mariela Anastasio
La Plata, Buenos Aires
marianastasio@yahoo.com
www.marielaanastasio.blogspot.com
Escritora, dramaturga
y directora teatral. Profesora de Comunicación Social, egresada de la UNLP.
Actriz, egresada de la Escuela de Teatro de La Plata.
Docente de
las materias "Interpretación", "Dirección de Actores" y
"Taller de Libretos y guiones" en el Iser (La Plata). Docente de semiótica teatral en la Escuela de Arte de
Berisso.
Formación en Dramaturgia con
Beatriz Catani, Diana Amiama, Susana Torres Molina, Natalia Pizzuto,
Cecilia Propato y Alejandra Varela (2000-2010).
Reconocida con diversas menciones
especiales en diferentes concursos literarios.
Dramaturga
seleccionada por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos
Aires, para el programa “El teatro y la Historia” 2010. Premiada por la Comedia Municipal de La Plata en 2006 (Por “Tri
Ciclo de Conferencias”). Ganadora del Concurso de Proyectos Teatrales 2008, de La Plata (Por “Buenos Aires,
Hiroshima, Líbano”)
Seleccionada
en festivales de Teatro nacionales e internacionales (Colombia, Perú, El
Salvador, Venezuela, Brasil, Bolivia y Ecuador).
Buenos Aires, Hiroshima, Líbano
de Mariela Anastasio
Un
vagón de tren abandonado. El lugar es despojado. Algunas cajas de embalaje.
Grullas
esparcidas por el lugar.
Poca luz. Una pequeña ventana hacia el fondo.
Por
la ventana se ve la sombra de un árbol desnudo.
Tres
personajes en escena (tres sobrevivientes) Cada uno ensimismado en su tarea:
La única mujer, está sentada en el suelo y dobla figuras de papel
Un
hombre con barba, el más joven, acomoda algo en la caja de madera más
grande.
Otro hombre arregla cables en un extremo del espacio.
El hombre joven genera ruidos metálicos dentro de la
caja. Perturba con los ruidos, el ambiente monótono. Sale enojado y dice:
Otro- Después voy a seguir con eso. (A ella) La
comida, dale.
(Ella saca lentamente los objetos que son para la comida)
Uno- No, no... ahora tengo que hacer el
informativo.
Otro- Hoy se come antes.
Uno- (caprichoso, alterado) No, no. Ahora hay
que hacer el informativo (mira de reojo hacia la ventana) ahora. (Ella lo mira, niega con
la cabeza y le entrega un platito para que coma) No, no.
Otro- (grave) Ahora se come, y después el informativo (extiende su brazo para
que Ella le dé un plato)
Ella raciona y sirve. Los tres comen en silencio.
Otro- (mirando su comida) Esto hoy
está más seco que nunca.
Uno- Igual que siempre.
Otro- No, más seco.
Uno- Vos, igual que siempre (Ella se aleja con su
plato. Uno a Otro) La hacés angustiar.
Otro- (a Ella) Vení, vení, vamos a
charlar un poco
(Ella se acerca. Los tres siguen
comiendo en silencio)
Otro- Ayer volví a ver un pato (los
otros lo miran con cierto entusiasmo)
Hace mucho que no veía uno. Era un ave hermosa, con plumas negras y naranjas.
Pero éste estaba manchado. Ahora tienen los ojos raros, como desviados, y como
hay poca agua se arrastran en charcos de barro. Les cuesta andar entre el
barro. Pobrecito, andaba con dificultad este... solo. Vi otros, pero ya estaban
muertos, amontonados (se interrumpe, mira a Uno) ¿Por qué no comés?
Uno- Siento que me raspa mucho la garganta.
Otro- Bueno,
yo me voy afuera
Ella se pone a doblar grullas en el fondo. Uno se prepara para hacer el
informativo
Uno- (Se dirige hacia el frente, entre
entusiasmado y cansado. Mira como si lo estuviera enfocando una cámara, cuenta
cinco con los dedos y empieza a hablar imitando un noticiero televisivo, canta
una musiquita. Relata) Buenos días. Una vez más nos encontramos para informar acerca de todo lo
que pasa aquí, en el Líbano, Provincia de Buenos Aires. La síntesis:
hablaremos primero del lugar: por la ventana seguimos viendo un árbol que
literalmente diríamos “desnudo” porque no tiene hojas. No es otoño (no sabemos
en realidad qué estación es) pero lo importante es que hace años que no tiene
hojas, y no muere. (Pausa) Las cajas siguen estando en su lugar (hace
un paneo con su mirada, corrobora) Sí, en su lugar. Algunas se están
vaciando, pero todavía tenemos suficiente para sobrevivir. En nuestro reporte
económico, luego informaremos cantidades exactas de provisiones reservadas. La
cosa está estancada, pero a veces podemos arreglarle algo y parece que se va a
mover (Pausa) Sin modificaciones en el ambiente. El aire sigue estando
algo espeso, aunque se registran menores cantidades de polvo y la visibilidad
es de 50 kilómetros.
De acuerdo con nuestro reportero, el paisaje no ha variado y la hierba sigue
sin crecer. (Vuelve a cantar una musiquita como para hacer una pausa) Reporte
de los habitantes: (camina hacia el fondo) En el Líbano, actualmente
hay 3 pobladores foráneos: Julia Parvson, una mujer hermosa que otrora se
abocaba a la ciencia, y dos hombres, uno de los cuales es quien les habla.
Ella, con su mirada lejana y profunda, siempre está cerca de esa ventana como
esperando algo. A veces se levanta de esa silla y escribe. Después se vuelve a
sentar y observa. Se dedica al arte de doblar figuras. A esta altura tenemos un
lazo afectivo importante. (Se acerca hasta ella y le acaricia la cabeza)
Vamos a ver si quiere contarnos algo (le acerca su auricular como para que
hable) Hola. No la queremos interrumpir. Venimos para saber si quiere
contarnos alguna cosa... (Ella no responde, y él pregunta insistente)
¿alguna idea? ¿una percepción? ¿un
recuerdo?
(Ella le da la espalda; él se enoja.
Deja su actitud de relator)
Uno- ¡Corte! (Está muy nervioso, pero a la vez trata
de contenerse) Así no se puede ¿entendés? No se puede. Cooperá con el
informe. Te estoy haciendo una nota (le gira el cuerpo como para que mire
hacia el frente. Trata de convencerla para participar. La acomoda) Mirá que
te va a ver mucha gente
(Vuelve a su actitud anterior, se pone los
auriculares. Cuenta hasta cinco con los
dedos para empezar)
Uno- Tuvimos un problemita técnico, pero volvimos. Aquí
estamos con una eminencia, un habitante más de esta porción de tierra, que
esperemos siga siendo Buenos Aires... (a ella) Hola. La molestamos un
segundito: ¿Quiere contarnos hacia adónde iba? (ella no contesta. Hace gesto
de fastidio) Recordemos que ella era de Buenos Aires, pero... (ella
interrumpe como queriendo terminar rápido con la situación, y luego lee desganada el fragmento de un
libro, entrando en el juego de la cámara)
Ella (lee)- “No me diga eso,
señor, por favor no me lo diga. Yo sólo quería cantar, quería bailar,
divertirme. ¿Es tan difícil, eso, señor? ¿Le parece innoble que busque el
alivio en el arte?. Si ya sé, usted me lo dice por mi familia, pero ellos...
ellos ya no son nada para mí” (cierra bruscamente el libro. Se saca el
auricular y vuelve con su tarea de las grullas)
Uno- Muy bien. ¡Muy interesante! Seguro
después va a explicarnos qué quiere decir.
(De la caja más grande, salen ruidos. Ellos lo advierten, pero siguen con
el informativo)
Uno- Muy bien. Luego hablaremos de este otro habitante,
que se aventura en buscar...
(Otro sale
de la caja. Interrumpe. Muestra un bidón con líquido)
Otro- (muy excitado, casi no puede
hablar por la emoción) ¡Estaba ahí, donde yo decía! ¡Era como yo decía!¡Lo
encontré! ¡Tengo el combustible! ¡Era como yo decía!
(Los otros festejan, se abrazan; Otro
se mete en la caja buscando cosas, saca algunos objetos, genera ruidos
metálicos y se dispone a preparar todo para arreglar la cosa. Ella busca entre
sus libros y anota frases. Uno vuelve a la actitud de relator para hacer un
nuevo informe)
Uno- (canta sólo unos segundos de la musiquita. Está
muy entusiasmado) Este es un flash para contar acerca de un hallazgo que
puede cambiar la historia. Este señor que vemos allí intentará mover la cosa. (desbordado)
Quién sabe, quizás mañana le estemos hablando desde Río Gallegos...
Otro- (se encuentra dentro de la caja
y va dando indicaciones; a ella) Dale dejá eso, dejalo y vení, tené acá. (a
ella) vos fijate si hace buen ruido
el motor. A ver... voy a probar... pruebo
(Se escucha un ruido que hace pensar
que va a arrancar; los otros enloquecen. Hacen sonidos in crescendo que
asemejan el andar del tren; Uno de vez en cuando, grita imitando el silbato de
la locomotora. Los ruidos esperanzados del motor van mermando hasta que se
escucha una pequeña explosión. Silencio largo)
Uno- ¿Y?
Otro- No sirvió.
Uno- (negador) ¿Cómo que no? Puede ser que esté
tapado, tal vez necesite aire. Sí, eso.
Otro- No, no. Te digo que no va a andar.
Listo. Se terminó.
(Ella vuelve a la actitud anterior.
Se aísla. Busca entre sus cosas, y borra lo que había anotado recientemente.
Otro la observa)
Otro- ¿Qué
estás haciendo? (a Uno) Preguntale qué está haciendo.
Uno- ¿Qué estás haciendo? (ella no responde y sigue
leyendo sus papeles; a Otro) No me dice.
Otro- (autoritario) Preguntale de
nuevo porque ésta sabe algo. No me hagas salir a mí, dale.
Uno- No empieces con eso, dejala tranquila.
Otro- (violento) No, no ¿qué
dejala? Ella tiene información que nos sirve
(grita para que ella escuche) ¿O qué te creés que hace ahí todo
el día leyendo?
(Ella lee)
Uno- (a
Otro) Se entretiene, dejala...
Otro-
No ¡Basta con eso! Hay que hacer algo. Nos tiene que
ayudar. (Para sí) El combustible sedujo los pistones, pero no sirvió.
Hizo falsa combustión.
Uno-
(a ella, con cuidado) ¿Estás buscando alguna fórmula? ¿Se te está
ocurriendo algo para solucionar este problema? (ella lo mira un segundo)
¿Eh? ¿Qué decís? ¿Querés venir a leernos eso?
(Ella
se acerca)
Otro-
Dale, lee.
Ella-
(lee un fragmento literario que no tiene relación con
la situación anterior. Se lo dice a Otro) “Si las
nubes no se hubieran cargado tanto... pero sí, la temperatura subió, el aire se
puso denso y entonces llovió sobre todas las cosas. Con mi hermano nos
abrazamos y lloramos toda la noche hasta que cesó la tormenta”
Otro- (a
ella) ¡No te entiendo! ¿Va a arrancar o no va a arrancar?
(Ella
busca en otro libro, y lee otro fragmento con bronca, también para Otro,
acercándose)
Ella-
“Noche y niebla. El gran incendio. Hacía días que esperábamos que sucediera,
que se rompiera, se quebrara, desapareciera. Después de todo, ya habíamos
empacado nuestras cosas. La puerta de la casa se cerraría, y no quedaría nadie
allí, salvo la memoria atrapada en los retratos escondidos en el altillo, y en la recova de mi abuelo.”
(Otro
advierte que Ella siempre lee el mismo fragmento)
Otro-
... Y en la recova de mi abuelo (a Uno) ¿Qué te dije? Se está haciendo
la boluda. ¡Hace años que dice lo mismo!
(a Ella) ¿Va a arrancar o no va a arrancar?
(Uno mira a Ella, y después a Otro buscando complicidad. Le hace un gesto como para que espere algo que él va a hacer)
Uno- A ver decime... ¿Cómo es el proceso del óxido?
Ella-
(se adelanta sonriente, verborrágica) Sobre una superficie metálica o
ferrosa tiene que correr un líquido, H2o, alcohol etílico o cualquier otra
fórmula acuosa. Todo eso puede servir como solvente para corroer la primera
película de metal que generará desperdicios sarrosos de un color dorado o verde
que irán desgastando la pieza hasta terminar con ella.
Otro- (sorprendido.
Lo mira a Uno desconcertado) ¿Escuchaste eso? (entretenido) Hacele
otra pregunta. Decile que hizo falsa combustión, que si sabe por qué hizo falsa
combustión.
Uno-
Hizo falsa combustión. ¿Vos sabés por qué pudo haber sido eso? ¿eh?
(Ella
no contesta. Uno lo mira a Otro con resignación)
Otro-
Seguí probando.
Uno-
Describime el interior del aparato digestivo.
Ella-
El aparato digestivo está compuesto por varios órganos de tegumento delicado.
El estómago es el más importante, pero no hay que olvidar que el hígado, el
baso y el páncreas poseen funciones elementales que ayudan a destruir restos de
alimentos gracias a sus ácidos y encimas.
Otro-
(cada vez más entusiasmado) Ahora volvé a preguntarle acerca del motor,
o de la coordenadas para movernos, o de mecánica, dale preguntale sobre
mecánica... no, no... de química,
preguntale qué pudo haber fallado.
Uno- ¿Ahora podés decirnos algo de lo qué pasó?
Ella-
Hay tres tipos de triángulos: isósceles, equilátero y...
Otro- (interrumpe,
exaltado) ¿Ves que es una hija de puta? (a ella, gritando) ¡Te vas a
quedar para siempre en este pueblo de mierda! ¡Nos vamos a quedar para siempre
en este pueblo de mierda! ¿Escucharon? ¡Los dos! ¡Por su culpa nunca nos vamos
a ir! (Ella vuelve hacia el fondo) ¡No te vayas ahora! ¡Escuchame! ...
¡Julia! ...
Uno- (tratando
de mediar) No le hables así, no le eches toda la culpa. ¿Vos qué hacés para
cambiar la situación, eh? Con ese motor... cuánto hace que vas y venís con
cosas, y nada.
Otro-
¿Y vos por qué no salís y probás algo y te enfrentás con lo que yo veo allá
afuera? Todo el día con esa mierda de las trasmisiones que nadie escucha,
llenaste todo este lugar con esta porquería (arranca los cables que le pasan
por la cabeza. Uno se desespera, se tira al piso, se agarra de los pelos,
llora)
Uno-
No, no. ¡No toques mis cables! (Empieza
a sentirse mal, tose, se arrastra. Los otros lo miran asustados. Ella se acerca
y lo toca)
Ella- Las montañas evitaron gran parte de
la onda radiactiva. Las montañas tienen iones que la neutralizan. La pampa, la
pampa húmeda nos va a matar. La gran mayoría de los habitantes estuvieron
expuestos a la lluvia radioactiva y las consecuencias de esta exposición sobre
sus cuerpos no fueron perceptibles de inmediato (mirando a Uno) en
muchos casos pasaron días, meses y hasta años antes de que se manifestaran los
síntomas del daño.
Otro- Daños radioactivos...
Mariela Anastasio