MUJER
ENTRANDO CON UN BOLSO QUE DEJA EN ALGÚN APOYO.
HABLA
HACIA VENTANA Y/O PUERTA SEGÚN SUS MOVIMIENTOS.
EN
TODA LA ACCIÓN VA JUNTANDO OBJETOS Y ROPA QUE GUARDA EN EL BOLSO Y
VUELVE A SACAR PARA REACOMODAR. ASÍ UNA Y OTRA VEZ SEGÚN VAYA EL
TEXTO MARCANDO ACCIONES. VA RECORRIENDO TODO EL CUARTO MIENTRAS
ACCIONA CON EL BOLSO Y HASTA SE PERMITE LIMPIAR UNA Y OTRA VEZ MOTAS
DE POLVO O LO QUE ELLA CREE VER.
MUJER: (HABLA HACIA EL
LUGAR POR DONDE ENTRÓ) ¡Yo me mando a mudar, yo me mando a mudar!
Termino de llenar el bolso, y me mando a mudar. ¿Cómo podés
decirme tan fresca, que se van en Semana Santa y no me llevan?
“Mamá, nos vamos con el gordo y los chicos a la quinta,
aprovechamos Semana Santa y el feriado por las Malvinas, que pasó al
lunes, y nos vamos a descansar. ¡Queremos ir solos, la familia!”
¿Y yo qué soy? ¡Una kelper! Y encima te ponés a tomar un baño
de inmersión “para relajarte”. ¡Yo tendría que tomar baños
para relajarme, con lo que estoy pasando todos los días con ustedes!
¿Baño? ¡Tendría que hervirme en una olla con sal gruesa y ruda
macho! ¡Y pensar que me puse contenta porque este año era
“capicúa”! ¡Ay, que lindo, año dos mil dos, número de suerte,
capicúa! ¿Qué ironía, que tonta fui! ¿Creen que no me doy cuenta
que les molesto? Todo lo que hago está mal, todo. ¡Yo me mando a
mudar, yo me mando a mudar! Les doy el gusto, no me van a oír
criticar esas comidas horribles que hacen, sin ganas, sin condimento.
Para cocinar hay que poner lo de una, y mucho amor. ¿Cuándo les
hice un churrasco que no estuviera a punto? ¿Cuándo una salsa sin
gusto? ¿Cuándo el arroz no estuvo al dente? Pero, no. Todo lo que
hago está mal. Me hubiera quedado en mi departamento de Caballito …
tranquila, sola, sola como un perro como estaba, pero, no, fui
estúpida. Vendí, para comprar algo más chico, y de paso con lo que
sobrara darle algunos gustos a vos y los chicos. Y puse la plata en
el banco como siempre se hizo. ¿O para qué existen los bancos, si
no es para guardar el dinero, los ahorros de toda la vida? Y mientras
tanto, vine con ustedes, como me dijeron, hasta encontrar el
departamentito nuevo. Y se armó el gran desastre Yo no tengo la
culpa del “corralito”, o como se llame “esa cosa” que
inventaron para robarnos. Y me vine con ustedes. De paso, cuidar los
chicos así pueden trabajar mas tranquilos, hasta que el “corralito”
se abra ¡Porque una abuela no es lo mismo que “una muchacha”!
¡Una abuela es una abuela, la madre de tu madre, dos veces madre.
No, como me dicen ustedes y mis nietos, dos veces madre y tres veces
hincha pelotas … porque ni respeto me tienen, como mujer, como
abuela, como señora mayor, no vieja, mayor, que se sacrificó y se
sacrifica por su familia, por la sangre de su sangre, por … pero,
no importa, váyanse nomás a la quinta y déjenme sola! ¡Tomá tu
baño de inmersión para relajarte, por mí no te vas a poner tensa!
Porqué me voy. ¡Yo me mando a mudar, yo me mando a mudar! Termino
de llenar el bolso y me mando a mudar. Cuando me encuentren muerta en
la calle, tirada en una vereda rota por Aguas Argentinas, por la
compañía de electricidad, o esas del Internet, que nunca arreglan
bien lo que rompen, y dejan todo lleno de pozos. Cuando me
encuentren, limpita, bien peinada, vestida con sobria elegancia. Con
una sonrisa póstuma en mi dulce expresión de abuela abandonada,
caída en cualquier calle de Buenos Aires, y vaya a parar a la morgue
hasta que me reclamen. ¡Si es que alguien me reclama! O sirva para
la Facultad de Medicina como cualquier cadáver abandonado en la vía
pública. ¿Porqué a quién le llama hoy la atención ver a una
señora mayor caída, tirada, muerta en la vía pública? ¡Seré un
cuerpo anónimo para que experimenten los estudiantes futuros
doctores! Y un día tal vez mi nieto que estará estudiando para
médico, se encuentre conmigo.¡Acostada sobre un mármol blanco y
frío como la nieve de Bariloche, que ví cuando me mandaron con las
jubiladas de “Tercera edad floreciente”, esa semana de temporada
baja!¡Cuando mi nieto al descorrerse la sábana que cubrirá mi
cuerpo yerto, me vea y grite, “¡Abuela, mi abuela, este cadáver
con expresión de santidad es mi abuela … esta noble señora mayor,
es mi abuela” ¡Y caiga de rodillas llorando, mientras recuerda el
arroz con leche y canela, que le preparaba cuando era chico y no
estudiaba medicina, sino esas putísimas tablas de multiplicar que yo
le enseñaba repite que te repite, que no aprendía nunca. ¡Burro
como el padre, tu marido, mi yerno! ¡Que no se como la gente le
compra esos cuadros horribles que hace, que nadie entiende y los
diarios y la televisión promueven y publicitan ¿Qué como vamos a
tener comunicación los argentinos si los artistas hacen esos cuadros
que nadie puede explicar, que cada uno, dice una cosa distinta? Y la
gente los compra porque la gente compra cualquier cosa. ¡Yo me mando
a mudar, yo me mando a mudar! ¡Termino con mi bolso y me mando a
mudar! ¡Relajate tranquila con tu baño, con las sales que yo te
regalé! Total … yo … en cualquier parte voy a estar mejor que
acá. Ya van a extrañar las tostadas de la mañana y los matecitos
en la cama, los domingos cuando se despiertan a cualquier hora.
Siempre después que preparé estofado, a fuego lento con tomate
natural, como debe ser. ¡Y todavía protestan porque le pongo un
dientito, un miserable diente de ajo … ¿Qué clase de gente es la
gente a la que no le gusta el ajo? Si no les gusta el ajo …¡no les
gusta la vida! Uno es como es, decía tu papá. Y cuanta razón
tenía. El siempre fue de pensamientos propios, nunca habló por
“boca de ganso”. Trabajó toda su vida con el mismo entusiasmo.
Lo veía salir por las mañanas, con su libreta y sus papelitos
recortados por él mismo. Y recorría el barrio palmo a palmo, que
“la nacional”, que “la provincia de Buenos Aires”, que “la
de Santa Fé” , todas, todas las loterías pasaban por su lápiz, o
mejor dicho sus lápices, porque siempre llevaba de repuesto. ¡Nunca
usó birome! Pero, a vos, siempre te dio vergüenza. Te costaba decir
que tu papá era … “cuentapropista”, que hacía negocios por
su cuenta. Y eso que nunca nos faltó nada, bien que vos te diste el
gusto de elegir el colegio que se te dio la gana. ¡Y después nos
dejó la agencia oficial! ¡Como es oficial, y deja plata, no te
molestó más decir, que recibías apuestas de quiniela! Él, no. Él,
no lo resistió. Ser quinielero oficial, lo mató, pobrecito. “En
este país, todo se ha puesto al revés, decía. Estamos endeudados,
y en vez de ahorrar, el gobierno sigue pidiendo plata prestada.
Tenemos el tango, y se baila esa basura importada. Tenemos la mejor
carne del mundo, y vamos a comer hamburguesas berretas. No, si …
acá, en la Argentina, está todo al revés. ¡Hasta los zurdos son
la mejor derecha!”. Y se murió. ¡Porque si él, estuviera, no
pasaría lo que estoy pasando, por pensar en mi familia, en mi hija
única, que sos vos, que siempre fuiste todo para mí! ¡Claro, como
vos tuviste tres hijos, te creés que sos más madre que yo! ¡Ya me
van a llorar, ya me van a llorar! Y cuando esté muerta en el cajón,
los vea y los oiga lamentarse a mi alrededor arrepentidos por los
disgustos que me dieron … voy a resucitar, voy a resucitar para
perdonarlos. ¡Porque una madre lo que debe saber es perdonar! Aparte
de cocinar, lavar, planchar, y tener la casa ordenada. Que si yo no
me ocupo, esta casa se cae a pedazos. Y que trabajes en la agencia no
es excusa. Trajiste esa muchacha tres veces por semana. Como si yo
fuera una inválida. Y además, viene vestida como para ir a
trabajar a un cabaret. Con más pintura encima que la Casa Rosada.
¡Y esas minifaldas, esas minifaldas que usan las locas! Tuve que
decirle, tuve que decirle, “O se cambia de pollera, o se pone un
guardapolvo, que tengo un nieto de doce años, y otro de diez. Y cada
vez que usted viene, no hacen los deberes de la escuela, y se van a
encerrar al baño, que tengo que estar golpeándoles la puerta, a
cada rato, y después no tienen ganas de nada”. Y cuando le comenté
a tu marido, me dijo que no le vaya con cuentos. Que yo no le fui con
cuentos, le dije bien clarito lo que produce esa … “muchacha”
en los niños con su minifalda. ¿Y el guarango que me dice sin
ninguna vergüenza? “No se preocupe, yo empecé a los cinco años,
y mire a lo que llegué”. ¡A lo que llegó, a lo que llegó!
Claro, ahí me di cuenta, al fin entendí cual es su estilo como
pintor …¡Puñetero, tu marido es un puñetero! ¡Y todos sus
cuadros son una gran puñeta! ¡Ah, que cosas estoy diciendo! ¡A lo
que me obligan, (GOLPEÁNDOSE LA BOCA CON UNA MANO) “¡quema tu
lengua con brasas, quema tu lengua con brasas!” ya, no puedo ni
controlarme! No, no, no. No aguanto más.¡Vos sacate las tensiones
con el baño, que lo que es por mí, ¡en un oasis!, ni una
contractura vas a tener, ni una! ¡Descansá tranquila! ¡Yo me mano
a mudar, yo me mando a mudar! Termino de arreglar mi bolso y me
mando a mudar. ¿Para qué quiero quedarme? Si no me tienen en cuenta
para nada. Como en diciembre pasado, esa noche cuando se empezaron a
oír sonar las cacerolas … salimos todos al balcón y uno a uno fue
agarrando algo para hacer ruido. Cacerolas, tapas, pizzeras … ahí
si, ahí fuí una más. Después, salimos a la calle y nos mezclamos
con la gente. ¡Villa Crespo era una inmensa cacerola sonando! Yo no
sabía qué pasaba, pero no me importó. Estaba haciendo algo junto a
mi familia y eso era lo que tenía valor. Y golpeaba y golpeaba, y no
sabía que a cacerolazo limpio estabamos haciendo temblar al
gobierno, “A todos los corruptos chorros y coimeros vende patria”,
como dijo la correntina del quinto “C”. “¡Vamos, vamos a sacar
a este gobierno! ¡ Ay que golpear fuerte y lo sacamos! ¡Vamos,
vamos!”. ¿Cómo? ¿A qué gobierno? Si no salió el ejército a
la calle. comenté, en mi ignorancia. Porque en Argentina, como en
Chile u otros países vecinos, cuando “sacan” a alguien del
gobierno es con el ejército.¡Y ahí, ya vino la agresión! “Pero,
no mamá, ¿qué decís? ¡Dios nos guarde! Es el pueblo. Somos
nosotros, vos, yo, los chicos, todos … ¿No ves que es gente
común, los vecinos, los comerciantes del barrio?”, Ay, nena,
bueno, una no puede saber todo, te dije, pero con buenos modos, eh,
con buenos modos. ¿Y que me contestaste? “Mejor callate, y seguí
golpeando. Hay momentos que parecés infradotada”. ¡A mi, a la
sangre de tu sangre! Y me paralicé. Me inmovilizaste en la esquina
de Corrientes y Juan B. Justo, en la vereda de la estación de
servicio. Me hubiera quedado en casa. Pero, bueno, yo quería golpear
con mi familia. Y ahí la vi a la pituca del catorce “B”. Ella
también. Tan estirada, tan fina, tan discreta. Con sus dos
muchachas, cada una con una olla, un cucharón y una espumadera para
golpear. La pituca no golpeaba. Con una mano empujaba la silla de
ruedas de la madre, y con la otra las dirigía, mientras las
sirvientas aporreaban las ollas. ¡Lo que es el dinero! ¡Las otras
golpeaban y ella parecía un director de orquesta! ¡Pero, con la
madre, en otro mundo con su arterioesclerosis, pero al lado de ella!.
Después me enteré les tuvo que pagar horas extras a las muchachas.
Y yo, ahí parada. En medio del cacerolazo y la gente que iba y
venía. Con la campera de tu marido, el chaleco tuyo, las
camperitas “yoguins” de los chicos, la mochilita de la nena, la
botella de dos litros de gaseosa que compraron, un pancho a medio
comer que no se de quien era, y la pizzera que yo había golpeado con
la cuchara grande de madera. Hasta uno, que pasó con una barrita me
dijo, “Vieja, ¿por qué no te ponés un cartel que diga: todo por
dos pesos?” Parecía un kiosco parada en esa esquina. ¡Y se me
fueron las ganas de golpear! Y no me interesó más el cacerolazo. Si
vos me hiciste a un lado con tu desprecio, con tu falta de
consideración. ¡Yo me mando a mudar, yo me mando a mudar! Termino
de preparar el bolso y me mando a mudar. Yo no tengo la culpa de las
cosas que pasaron en el país. Yo no tengo una fábrica de dólares
para darles, que joden y joden todo el día con los dólares. En vez
de mandarlos a la mierda y arreglarnos con lo que tenemos todo el
mundo se la pasa preguntando, ¿a cuánto está el dólar? ¿dónde
venden dólares? ¿qué hicieron con mis dólares? ¡Y vos, la
primera! ¡Mirate como estás, una loca, eso sos, una loca! ¡Y tu
marido, mi querido yerno, dos locos juntos! Uno como hombre y otro
como artista. ¡Mirá si Quinquela Martín hubiera pintado la Boca,
como pinta tu marido, ja! ¡Y los chicos, los chicos hablan que
parecen extranjeros! Que los “cidí”, que “videogueim”, que
“el enter”, que los “imeil”, que las “frenis” … ¡A las
papas fritas les dicen “frenis”! Claro como me van a entender,
como me van a comprender.¡Si la mamá abandona a su propia madre en
Semana Santa! ¡Menos mal que por lo menos toman mate! ¡Mientras la
gente joven tome mate, no todo está perdido! ¡Yo soy una persona
normal que llamo a las cosas por su nombre, no como quieren otros!
¡Por eso, yo me mando a mudar, yo me mando a mudar! ¡Termino de
llenar el bolso y me mando a mudar! Hacete la que no me oís, y
quedate en el baño de inmersión todo el tiempo que quieras …
¡Relajate feliz! (SUENA EL TELEFONO. ATIENDE) Hola … si … no,
está ocupada. Habla la madre … diga …(CAMBIA LA EXPRESIÓN. UNA
GRAN PREOCUPACION) ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Pero, está … bien? ¿O
pasó lo peor? ¡No me mienta, dígame la verdad! ¡Soy una señora
mayor que vivió lo suyo! ¡Si yo le contara! ¡Hable con confianza!
(ESCUCHA) ¡Oh … ah … y … ¿Dónde está? ¡Está bien, está
bien, ya le aviso a mi hija! ¡ Enseguida va la esposa para allá!
(CUELGA) ¡Nena, hija apurate … a tu marido lo llevó por delante
un motoquero que repartía pizza, e iba de contramano! ¡Encima como
se le desparramaron las pizzas, lo agarró a patadas al gordo caído
en la calle! ¡Está en el hospital Durán, en la guardia! ¡No te
asustes, está bien, dicen!. ¡Vaya una a saber, mienten tanto en
casos así! ¡Nadie quiere dar la noticia fatal! ¡Una nunca sabe,
apurate, andá a verlo! ¡ Ese gordo siempre fue medio cagón para
esas cosas! ¡Yo me ocupo de los chicos, de la casa, te llamo un
radio taxi, llevate un saquito, apurate, andá y quedate tranquila! ¡
Yo estoy aquí hasta que vuelvan! ¡Mamá está en casa! ¡Los espero
con unos matecitos y los buñuelos que le gustan al gordo y los
chicos! ¡Pero después, cuando sepa que están en casa otra vez, que
pasó el peligro, que está todo bien, termino de llenar el bolso, y
aunque me lo pidan de rodillas, vos, tu marido y los chicos, yo me
mando a mudar, yo me mando a mudar!
.
FIN.