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24/10/10

“SUEÑOS INTERRUMPIDOS”- Testimonios y poemas de los hermanos Cerezo Contreras- Dramaturgia Humberto Robles


SUEÑOS

INTERRUMPIDOS

- Testimonios y poemas de los hermanos Cerezo Contreras-

Obra de teatro-documental para dos actores y una actriz, escrita a petición de Antonio Cerezo Contreras y del Comité Cerezo.

“Dedicada a la memoria de la abogada y defensora de derechos humanos Digna Ochoa y Plácido, asesinada en 2001”.

ESCENA 1: 13 DE AGOSTO DE 2001
En el escenario una Mujer y dos Hombres. Uno de ellos representa a HÉCTOR, el otro a ANTONIO. 
ELLA: Ciudad de México.
ANTONIO: 13 de agosto de 2001.
ELLA: 13 de agosto de 2001.
HÉCTOR: Ciudad de México.
ELLA: Ese día fueron torturados y detenidos ilegalmente, los hermanos Alejandro, Héctor y Antonio Cerezo Contreras, y sus coacusados Pablo Alvarado Flores y Sergio Galicia Max. Éste último fue absuelto. El resto recibieron condenas en penales de Alta Seguridad, cárceles de exterminio. Fueron acusados de pertenecer a grupos guerrilleros y de haber efectuado unas explosiones en sucursales bancarias de Banamex. Estas son sus voces desde la cárcel.
LOS TRES: ¡Presos hoy, libres siempre!
Inicia Música.
ANTONIO: Somos hombres a pesar de exponernos
Al producto de una sociedad en decadencia.
HÉCTOR: Somos humanidad en pensamiento
Somos libres, aunque mi cuerpo permanezca.
ANTONIO: Somos sueños interrumpidos…
HÉCTOR: Pero sólo eso[1].
Termina Música.
ESCENA 2: ANTONIO Y HÉCTOR
ANTONIO: Mi nombre es Antonio Cerezo Contreras, tengo 24 años y soy originario del Distrito Federal…
HÉCTOR: Esto es lo que sucedió aquel tenebroso día 13 de agosto…
ANTONIO: Dicen que recordar es volver a vivir, pero lo que a continuación escribo no quisiera volver a vivirlo, aunque eso ya no depende de mí, sino de la gente que me tiene preso junto. Fui detenido el lunes 13 de agosto, aproximadamente a las cinco de la mañana en mi casa de Santiago Tepalcatlalpan, Xochimilco.
HÉCTOR: Aproximadamente a las 5 de la mañana me desperté por el ruido de voces y me senté sobre el colchón. Después fui encañonado por gente encapuchada.
ANTONIO: Estaba dormido a un lado de mi hermano Héctor Cerezo Contreras, de 22 años, cuando escuché una voz. […] Lo primero que vi fue a un hombre con pasamontañas negro, vestido de gris, que me apuntaba con una pistola.
HÉCTOR: Me levantaron y me llevaron al patio de la casa, ahí me pusieron en posición de revisión “recargado de frente a la pared con las manos y pies separados” y con la cabeza agachada. Algunos minutos después me preguntaron mi nombre y de dónde era; les contesté que me llamaba Héctor…
ANTONIO: Me dijo: “Híncate, manos a la nuca…” Obedecí y vi a otros hombres armados, igual con pasamontañas negros y vestidos de gris. Uno de ellos me agarró y me sacó al patio; atrás de mí sacaron a mi hermano Héctor.
HÉCTOR: Yo grité fuertemente. “Me están torturando, me están torturando”. Al oír eso, los de la PGR me colocaron una bolsa de plástico en la cabeza tratándome de ahogar.
ANTONIO: Los golpes en la cabeza los alternaban con jalones de cabello en las patillas, torcían la oreja y la jalaban hacia arriba, con los nudillos ejercían presión detrás de las orejas.
HÉCTOR: Instintivamente quise quitarme la bolsa con las manos, en respuesta a eso me esposaron las manos en la espalda, las esposas eran de plástico blando, de las que no se quitan, a no ser que se corten.
ANTONIO: Un policía me levantó y me puso contra la pared. Dijo, vamos a hacer la “máscara del santo”…
HÉCTOR: El policía que siempre estaba detrás de mí me presionaba con sus nudillos atrás de las orejas, esto lo hizo como unas seis o siete veces…
ANTONIO: Me puso un plástico en la cara, muy delgado del que se usa para envolver cosas. Yo me doblaba para que no me lo pusieran y poder respirar…
HÉCTOR: También presionaba con sus manos la nuca, el cuello, la clavícula y la parte de la espalda donde se une con la nuca, yo gritaba, pero cada vez que lo hacia me amenazaban con mas golpes…
ANTONIO: La segunda vez me dijo que no me doblara y me golpeó en el estómago, así me hicieron como tres veces, luego me volvieron a sentar…
HÉCTOR: En todo este tiempo yo escuchaba que a mi hermano Antonio el cual estaba en otro cuarto también gritaba y se quejaba, escuchaba que lo estaban también torturando…
ANTONIO: Me llevaron a una camioneta y el de planta se me acercó y me dijo: “¿no te da vergüenza que te lleve una mujer?”. Ahí me di cuenta que la policía que me llevaba era una mujer…
HÉCTOR: Los de la PGR me decían que iban a agarrar a toda la familia y que la iban a llevar al campo militar No 1. Me decían que yo era inhumano porque al no decir o confesar dónde estaban las bombas permitía que torturaran a mis hermanos. También decían que yo era el culpable de que ellos fueran unos monstruos y que si cooperaba, ellos me ayudarían. Yo les decía que era estudiante de la UNAM, que estaba estudiando filosofía y que no sabía nada.
ANTONIO: Me subí a la parte trasera de una camioneta… […] Me dijeron: “abre las piernas” y sentí que ponían a otra persona entre ellas. Vi la camisa que llevaba mi hermano Héctor y recargué mi cabeza sobre su hombro. Sentí después que subían a otra persona y pensé que era el vecino… No me imaginaba o no quería imaginar que era mi hermano Alejandro.
ESCENA 3: LA PRENSA
Inicia y termina puente musical.  ELLA, ANTONIO y HÉCTOR hablan como “periodistas” de TV o radio.
ELLA: Agentes de la PJF catean 4 domicilios en DF y del Estado de México.
ANTONIO: Detienen a 5 implicados en estallido de petardos.
HÉCTOR: Se actuará con rigor. Es asunto de Estado, dice la PGR.
ELLA: Héctor Cerezo Contreras, de 22 años; Alejandro Cerezo Contreras, de 19; Antonio Cerezo Contreras, de 25; Pablo Flores Alvarado, de 43, y Sergio Galicia Max, de 37 años, fueron detenidos en el interior de sus domicilios en el municipio de los Reyes La Paz, estado de México. Las autoridades les iniciaron una averiguación previa como probables responsables de los delitos de terrorismo, daño en propiedad ajena y delincuencia organizada, y según se informó "inicialmente han reconocido pertenecer a las FARP"[2]. 
ANTONIO: Francisco Cerezo Quiroz, padre de los hermanos Cerezo, es considerado por la Procuraduría General de la República (PGR) como presunto líder del Ejército Popular Revolucionario EPR.
HÉCTOR: Por tal motivo, los hermanos Cerezo fueron rehenes del estado, pretendiendo que su padre se entregara a las autoridades.
ESCENA 4: “ANTES DEL ALMUERZO”
Inicia y termina música. ELLA y HÉCTOR salen de escena. Inicia música que acompaña todo el poema:
ANTONIO: ANTES DEL ALMUERZO
Me cortaron una vida antes del almuerzo
amarraron veinte caminos a la silla y la incendiaron
Mis sueños de ayer en remolinos
avanzan y recogen los estragos
han llegado a mí oscuros
de noche otra vez encabritados
Hay algo que me duele en la memoria
como compañía teatral de la tragedia
que en espectáculo mordaz nada te impone
salvo aplaudir cuando revientan…
de alegría…
Bravo
          aplaudan
ahora con ustedes
                              el dolor en agonía…
¡Fantástico, alocado, vestido de payaso!
“Hoy muero, nada de llantos
he decidido morir de inanición y ser cremado”
Hoy por la mañana
recogí las cenizas de un dolor amotinado
ya nada duele
pero te extraño[3].
Termina Música.
ESCENA 5: EL INTERROGATORIO
ANTONIO esta sentado en la silla. El actor que interpreta a HÉCTOR ahora interpreta a un POLICÍA.
POLICÍA: ¿Cuántos años tienes?
ANTONIO: 25.
POLICÍA: ¿De qué trata “El manifiesto del Partido Comunista”?
ANTONIO: De que hay proletarios y burgueses.
POLICÍA: ¿Y tu qué te consideras?
ANTONIO: Un proletario
POLICÍA: ¿Y yo que soy?
ANTONIO: Un proletario.
POLICÍA: Entonces de proletario a proletario, dime todo lo que sabes.
ANTONIO: Yo no sé nada.
POLICÍA: ¿Sabes qué es la Filosofía?
ANTONIO: No.
POLICÍA: La Filosofía es el amor al conocimiento. ¿Has escuchado hablar de Malthus?
ANTONIO: No. ¿Por qué me golpean? Me están madreando.
POLICÍA: Tú eres el agresor, no te quieras hacer pasar por víctima.
ANTONIO: Cualquier gente que nos vea, que yo estoy con los ojos vendados, las manos atrás y todos ustedes aquí no pensaría así.
POLICÍA: Ya déjate de hacer la víctima, tú eres el agresor, no te salgas del tema.
ANTONIO: ¿Entonces cómo se le llama a esto?
POLICÍA: Tortura.
ANTONIO: Entonces ¿por qué me torturan?
POLICÍA: ¿Por qué tiemblas?
ANTONIO: Por que tengo miedo.
POLICÍA: No, si tuvieras miedo, tú no estarías aquí… ¿Te gustan los hombres?
ANTONIO: No.
POLICÍA: A mi sí. Te vamos a coger, ya estoy practicando con el balero el capirucho… ¿Qué, ya te cagaste?
ANTONIO: No.
POLICÍA: Pues te vas a cagar, voy a hacer que te cagues y te comas tu mierda, te voy a cortar los huevos y voy a hacer que los mastiques.
ANTONIO: Ya qué… Estoy en sus manos, me van a hacer lo que quieran.
POLICÍA: Ah… Es un reto, me estás retando.
ANTONIO: No.
POLICÍA: ¿Quién es el pendejo, tú o yo?
ANTONIO: Yo.
POLICÍA: ¿Quieres que tratemos como bestia o como humano?
ANTONIO: Como humano
POLICÍA: Entonces habla.
ANTONIO: No sé nada.
POLICÍA: Te vamos a reventar tu madre.
ANTONIO: Las amenazas de violación, de desaparición fueron constantes, sobre todo la última parte. No lo dijeron sólo una vez, sino varias. No sé cuántas veces, no conté los golpes, pero fueron reales. Efectivamente, esto no es una película, ni lo que conté es producto de mi imaginación o del supuesto adoctrinamiento que dice el director de la UEDO.
Salen ANTONIO y HÉCTOR. Inicia música que separa esta escena con la siguiente. Entra ELLA.
ESCENA 6: LOS HERMANOS
ELLA: Desde hace muchísimos años, la historia y la literatura nos han traído las narraciones de las vidas de muchos hermanos. Quién no recuerda a Rómulo y Remo […]. Qué decir de "Los hermanos Corzo", […] Y los Graco […] Saltando en el tiempo […], de pronto pensamos en los nuestros, en los hermanos Zapata: Emiliano y Eufemio; en los Flores Magón, Ricardo, Enrique y Jesús, rebeldes oaxaqueños que lucharon siempre en la trinchera de los pobres, de los explotados, de los siempre ofendidos y humillados. […] Y seguimos con el repaso de la historia de los hermanos y vemos las cárceles llenas de hermanos, sí, de hermanos de la misma matriz y de la misma sangre, y de hermanos del útero fecundo de los ideales y de las convicciones. Y están allí los hermanos Melchi, de la UCI, presos en Puebla desde hace muchos años. Y los hermanos Cerezo, como rehenes de un gobierno que se decía "del cambio", pero que sólo "cambió" para mostrar su intransigencia y la falta de respeto a la ley… ¿cuál cambio? […] Desde este espacio, junto a miles de hermanos de convicciones en el mundo, exijo la libertad de todos los injustamente encarcelados, a quienes defendemos porque son nuestros y los llamamos los hermanos[4]. Rosario Ibarra, dirigente del Comité Eureka.
ESCENA 7: “LA CELDA” Y “SIN TÍTULO”
Entran HÉCTOR y ANTONIO. Inicia música que acompaña a los poemas.
HÉCTOR: Celda
Indiferente
a foráneas manos,
la piel blanca,
inhóspita guarida
a la figura humana:
aletea
al erguido
aletea
en sus pupilas,
aletea
preso de sí
aletea[5].                                 
ANTONIO: Sin título
Cuando la gota de agua
constante
que cuando la piedra
la verdad corroe
la voz que llama
al pueblo a la lactancia
para burlarlo otra vez
colocando en él
las mismas cadenas
aterciopeladas
con un leve aroma a democracia.
Insensato afán
de acallar los gritos del hombre
con ruidos de sonaja
de evitar que el niño crezca
rompiéndole los pies
atándolo a la fuerza[6].
Termina la música.
ESCENA 8: LA DETENCIÓN
HÉCTOR: Alrededor de las 4 y media o cinco de la tarde entraron con mi hermano Alejandro, me dijeron que si yo lo conocía y les respondí que sí. A las 5 o 5 y media nos pusieron toallas en la cabeza y nos subieron en una camioneta […]
ELLA: “Los hermanos Cerezo, estudiantes de la Universidad Nacional, fueron detenidos […], acusados de haber colocado petardos en sucursales bancarias y de haber causado en ellas daños que el Ministerio Público no probó, a pesar de lo cual se fincaron en esos hechos acusaciones de otros delitos”.
HÉCTOR: Aproximadamente a las 6 de la tarde llegamos a la PGR. Ahí nos quitaron las esposas y la toalla de la cabeza, nos realizaron un examen médico y nos condujeron a los separos en donde se nos dijo que en cualquier momento podrían llegar los militares por nosotros e íbamos a valer madres. Alrededor de las dos o tres de la madrugada del día martes 14 nos pidieron rendir declaración a lo cual nos reservamos el derecho por no contar con un abogado de confianza. En las doce horas que estuve en mi casa no me dejaron ir al baño ni me dieron agua o comida.
ANTONIO: Ya en Almoloya nos bajaron de la camioneta, a mí al último, me sentaron con las piernas abiertas frente a la pared y me esposaron con las manos atrás […]. En mi turno me quitaron las esposas, [...] me dijeron que estaba en Almoloya, que contestara “Si, señor… o no, señor”, que era el 1108, todo con gritos.
ELLA: “Son víctimas de una de las aberraciones judiciales más escandalosas de los últimos años. A cada uno de los Cerezo se les asestó una pena a 13 años de prisión […] Están sometidos al rigor de esa penitenciaría, como si fueran reos de alta peligrosidad sin que haya un fundamento material que permita considerarlos así”.
HÉCTOR: Me desnudaron, me preguntaron que si no tenía alguna lesión, que hiciera sentadillas, que separara los glúteos y me agachara, me dieron un uniforme, me lo puse. […]
ANTONIO: Me cortaron el pelo, el bigote. Un señor grababa con cámara, me fotografiaron otra vez de frente y de perfil, me revisaron para ver si tenía lesiones, me sacaron sangre como dos tubos de ensaye grandes y uno chico.
HÉCTOR: Aquí nos informaron del auto de formal prisión, que nos quitaron dos delitos de los siete que teníamos, que lo de los bancos no fuimos nosotros, pero ahora dicen que no sé que hicimos en Iguala, Santa Lucía, Toluca y no sé que otras partes. Ninguno de los testigos tiene nombre ni rostro.
ELLA: “Deberían ser puestos en libertad. Una apreciación objetiva de su caso habría al menos permitido su traslado a una cárcel en la Ciudad de México, donde vivían antes de su detención. Pero como se les acusa de pertenecer a una organización "subversiva", practicante de un inexistente terrorismo, están sujetos a rígidas normas disciplinarias. Hace poco, sólo porque uno de los Cerezo prestó a su hermano el ejemplar de un diario, para que lo leyera también, fueron confinados a una celda de castigo”[7].
ANTONIO: ¿Cómo no se va a poner a pensar uno sobre las irregularidades de nuestro caso?, si cuando nos leían el expediente de los supuestos delitos que cometimos el juez se estaba durmiendo en una silla.
HÉCTOR: En el interrogatorio decían que lo que hacían lo hacían por amor a México, porque querían a su país, pero claro, con pobres para que les lavaran los carros.
ELLA: Los hermanos Cerezo Contreras fueron cambiados de un penal a otro a capricho de las autoridades, viviendo en condiciones inhumanas en centros de exterminio. Los medios de comunicación trataron de implicarlos con el EPR, con peligrosos narcotraficantes, con el linchamiento de Tláhuac de 2004; las mentiras cotidianas de los medios cómplices de un gobierno represor para tratar de desacreditarlos. Por más que intentaron de quebrar su voluntad y de romper su espíritu, los hermanos Cerezo se mantuvieron firmes y con dignidad esperando la hora de ser libres y luchar por un mundo mejor. Afuera, Francisco, Emiliana Cerezo y varios miembros del Comité Cerezo recibieron múltiples amenazas de muerte y agresiones físicas.
Inicia música que acompaña al poema:
ESCENA 9: “EN LA CADENA”
ANTONIO: En la cadena
EN LA CADENA del dolor un hombre se retuerce,
pero sabe que para vivir no puede seguir ahí por siempre.
Saldrá cuando la niebla baja de la montaña en forma de serpiente.
Entonces se vestirá con las escamas de los peces,
calzará dos barcos
e impulsado por el alba que a su mirar parece
la madre parturienta de un niño que enloquece,
comenzará su travesía recordando el odio que apetece,
para llegar exacto
a la punta del puñal que el asesino invoca
oculto entre sus manos
espejo que a sí mismo su imagen engrandece[8].
Termina la música.
ESCENA 10: DIGNA OCHOA Y PLÁCIDO
ELLA: Digna Ochoa y Plácido fue una valiente luchadora por los derechos humanos. Desde hace más de una década litigaba los casos penales más delicados, en los que estaban involucrados el ejército y los servicios de seguridad pública.
HECTOR: Llegó a la Ciudad de México en los 90 y se incorporó al Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, donde colaboró alrededor de siete años y a principios de 2001 se integró al despacho de abogados de Pilar Noriega.
ANTONIO: En septiembre de 2000 se trasladó a vivir a Estados Unidos ante las amenazas de que fue objeto, responsabilizando directamente al gobierno mexicano por no ofrecerle garantías para su seguridad personal.
ELLA: En julio de 2001, Ochoa y otros integrantes del centro Pro denunciaron ser víctimas de hostigamiento y se quejaron de que la Procuraduría de Justicia del DF no había realizado las investigaciones correspondientes.
HÉCTOR: En agosto de 1999 fue secuestrada durante varias horas por desconocidos. Después, en octubre de ese año Ochoa fue secuestrada en su propio domicilio. Entonces, los sujetos que la atacaron le hacían preguntas sobre las actividades del Pro, supuestos contactos en Guerrero, Hidalgo, Puebla y Oaxaca, casas de seguridad del EZLN y el EPR y de los comandantes Antonio y Aurora, del ERPI. Posteriormente en la sede del Pro recibió varios anónimos con amenazas de muerte.
ANTONIO: Cuando empezó el hostigamiento, la abogada acababa de lograr, en los tribunales de Iguala, que se efectuara un careo entre los campesinos ecologistas de Guerrero, presos acusados de narcotráfico y portación de armas, y dos soldados acusados de que los habían torturado para obligarlos a que se autoinculparan.
ELLA: Por ese motivo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó una resolución dirigida al gobierno mexicano en la que le pidió adoptar sin dilación las medidas necesarias para proteger la vida y la integridad de Digna.
HÉCTOR: Desde agosto de 1996, Amnistía Internacional boletinó a nivel mundial las amenazas de muerte de que fueron objeto Digna y Pilar Noriega, señalando que era claro que se trataba de intimidar a las abogadas por la defensa de los presuntos zapatistas, a los que consideró presos de conciencia.
ANTONIO: En el momento de ser asesinada, el 19 de octubre de 2001, el caso más importante que llevaba Ochoa era el de los dos ecologistas de Guerrero presos y estaba atendiendo el caso de los hermanos Cerezo Contreras.[9]
ELLA: Digna Ochoa Plácido murió asesinada de dos balazos el 19 de octubre del 2001 a la edad de 37 años. Las autoridades insisten en que se trató de un “suicidio” aunque todas las pruebas indican lo contrario. Este es un caso más de la impunidad que impera en México.
Inicia música que acompaña al poema:
HÉCTOR:
Dignidad a veces falta para vivir
Ignoramos a veces como hacerle
Gruesas dudas se presentan
Nuestro camino no es fácil
Ahora tu nos demuestras con tu muerte la vida Digna[10]
Termina música.
ESCENA 11: VIENTO DE LIBERTAD
ELLA: Después de un amparo directo, el primero de marzo de 2005 fue exonerado Alejandro Cerezo Contreras y se redujeron las condenas de Héctor y Antonio.
ANTONIO: Pablo Alvarado Flores, preso de conciencia del 13 de agosto de 2001 hasta el 13 agosto de 2006, es un indígena nahua, comerciante popular de la ciudad de México hasta el momento de ser detenido y que fue acusado de pertenecer a un presunto grupo armado, junto con los hermanos Cerezo Contreras.
HÉCTOR: Las autoridades necesitaban a alguien que no fuera de la familia para justificar el delito de crimen organizado.
ELLA: El Comité Cerezo ha denunciado en diversos foros, dentro y fuera del país, tanto la tortura, como la mala vida en las prisiones en los penales de extermino.
ANTONIO: Los hermanos Cerezo Contreras estuvieron recluidos en una cárcel de máxima seguridad, no por ser ladrones, secuestradores, violadores, asesinos o corruptos.
HÉCTOR: Estuvieron presos por su forma de ver el mundo, por tener un pensamiento crítico que han plasmado mediante artículos en publicaciones suyas, por brindar un espacio abierto a todos en su folletín y en su revista, por esa forma de vida deportista y solidaria con los demás.
ESCENA 12: “SI ESTUVIÉRAMOS VIVOS”
Inicia música que acompaña al poema y el texto de ELLA:
HÉCTOR: Si estuviéramos vivos…
Gritaríamos consignas rebeldes
Gritaríamos la razón que nos asiste
Las mismas consignas, la misma razón
Por las que nos torturaron y asesinaron
ANTONIO: Si estuviéramos vivos…
Seguiríamos en la necia consecuencia
Seguiríamos en la terquedad de los principios
La misma consecuencia, los mismos principios
Que intentaron destruir, destruyéndonos
HÉCTOR: Si estuviéramos vivos…
Estaríamos marchando junto a ti
Estaríamos combatiendo a tu lado
La misma marcha, el mismo combate
Por el que aún…sí, por el que aún
Seguimos vivos.[11]
ELLA: Alejandro fue exonerado de los cargos. Después, tras cumplir sus injustas condenas, don Pablo, Antonio y Héctor salieron libres. El Comité Cerezo luchó por lograr la libertad, la reparación del daño y el castigo a los responsables de las violaciones a los derechos humanos de los hermanos Alejandro, Héctor y Antonio Cerezo Contreras y Pablo Alvarado Flores, así como contribuir a la defensa de los derechos humanos de los presos políticos, de conciencia e injustamente presos asociados a motivos políticos y generar los instrumentos necesarios para protegernos de las amenazas por parte del Estado ante nuestro trabajo.
ANTONIO: ¡Por una Ley de Amnistía para todos los presos políticos y de conciencia!
HÉCTOR: ¡Porque ser defensor de derechos humanos no es sinónimo de terrorista!
LOS TRES: ¡Presos hoy, libres siempre!
Continúa la música hasta que se va diluyendo.

- FIN -

Dramaturgia: Humberto Robles

Obra registrada en SOGEM

Más información en http://www.comitecerezo.org/

Copyleft: se otorga la libertad de copiar, distribuir y llevar a escena esta obra de teatro (sin fines de lucro) siempre y cuando el texto se conserve íntegramente y se dé crédito a los autores en todos los impresos y en todo tipo de difusión. No puede ser usada para fines de ningún partido político.
Por esta obra NO se cobran derechos de autor; en todo caso, si hay alguna regalía, se depositará a la Cuenta Banamex 681-7941379 a nombre de Francisco Cerezo Contreras, desde el extranjero por transferencia electrónica interbancaria: CLABE 002180068179413792


[1] Poema de Alejandro Cerezo Contreras
[2] La Jornada, miércoles 15 de agosto de 2001
[3] Poema de Antonio Cerezo Contreras
[4] Rosario Ibarra, dirigente del Comité ¡Eureka!
[5] Poema de Antonio Cerezo Contreras
[6] Poema de Antonio Cerezo Contreras
[7] Plaza Pública / Dos varas carcelarias, Miguel Ángel Granados Chapa, Reforma, 20 Agosto 2003.
[8] Poema de Antonio Cerezo Contreras
[9] Rosa Rojas, Creatividad Feminista
[10] Del mujerío oaxaqueño, para Digna Ochoa

[11] Héctor Cerezo Contreras, "La Palma" de concreto, 20 noviembre 2001