El montaplatos
Harold
Pinter
Gus
Ben
Habitación en un sótano, en algún lugar de Birmingham. Es una noche
de otoño. Hay dos puertas a derecha e izquierda, respectivamente, de la pared
de foro. En el centro de la pared se ve una saliente que luego resulta ser un
montaplatos. Hay dos camas, una a derecha y otra a izquierda de la saliente; la
de la derecha pertenece a Gus y la de la izquierda a Ben. Ambas tienen las
cabeceras colocadas contra la pared y los pies hacia el público. Contra la
pared de la izquierda, adelante, hay una silla de respaldo recto. La puerta de
la izquierda conduce al lavatorio y a la cocina. Las dos camas están hechas,
pero algo revueltas; en cada una de ellas penden las corbatas, los chalecos y
los sacos respectivos de ambos hombres. Bajo cada almohada, un revólver y una
pistolera.
Al
levantarse el telón, Ben está acostado en la cama de la izquierda, leyendo el
diario. Gus se halla sentado en el lado derecho de la cama de la derecha,
atándose con dificultad los cordones de los zapatos. Los dos hombres se
encuentran en mangas de camisa, con pantalones y tiradores. Gus se ata el
zapato, se levanta, bosteza y comienza a caminar despacio hacia la puerta de la
izquierda. Se detiene, baja la mirada y sacude un pie. Ben baja el diario y
observa a Gus. Gus se arrodilla y se desata el zapato; se lo quita lentamente.
Mira adentro y saca una caja de fósforos aplastada, que sacude y examina. Las
miradas de ambos se encuentran. Ben agita el diario y lee. Gus se guarda la
caja de fósforos en el bolsillo y se agacha para ponerse el zapato. Con
dificultad ata el cordón. Ben baja el diario y lo observa. Gus se arrodilla,
desata el cordón, y de nuevo se quita lentamente el zapato. Mira adentro y
saca un atado de cigarrillos aplastado. Lo sacude y lo examina; nuevamente las
miradas de ambos se encuentran. Ben mueve el diario haciendo ruido y sigue
leyendo. Gus se guarda el atado en el bolsillo, se agacha, se pone el zapato y
lo ata. Luego se aleja al desgaire hacia la izquierda. Ben tira con violencia
el diario sobre la cama y sigue a Gus con mirada furibunda. Recoge el diario y
se acuesta en la cama boca arriba, leyendo. Sigue un silencio. Luego se escucha
el ruido de la cadena del baño, tirada dos veces, pero sin que el agua corra.
Este ruido viene de la izquierda. Silencio de nuevo. Gus vuelve a entrar por
la izquierda y se detiene en la puerta, rascándose la cabeza. Ben tira el
diario con fuerza.
Ben: ¡Uaajjj!
(Recoge el diario.) ¿Qué te parece esto? Escucha. (Refiriéndose al
diario.) Un hombre de ochenta y siete años quiso cruzar la calle. Pero
había muchísimo tránsito. No encontraba manera de pasar. En vista de eso, se
metió debajo de un camión.
Gus: ¿Qué
hizo?
Ben: Se
metió debajo de un camión. Un camión estacionado.
Gus: ¡No!
Ben: El
camión echó a andar y le pasó por encima.
Gus: ¡Bah!
Ben: Es
lo que dice aquí.
Gus:
¡Las cosas que pasan!
Ben: Es
como para hacerlo a uno vomitar, ¿no es cierto?
Gus: ¿Quién
le aconsejó que hiciera semejante cosa?
Ben: ¡Un
hombre de ochenta y siete años, que se mete debajo de un camión! Gus: Es como
para no creer.
Ben: Aquí
está, en letras de molde.
Gus: ¡Increíble!
(Silencio. Gus menea la cabeza y sale por la izquierda. Nuevamente, desde afuera a la izquierda, un
tirón a la cadena del baño, pero el agua no corre. Ben silba ante un artículo
del diario. Vuelve Gus.) Quiero preguntarte una cosa.
Ben: ¿Qué
has estado haciendo ahí fuera?
Gus:
Bueno, estaba...
Ben: ¿Qué
hay del té?
Gus:
Iba precisamente a prepararlo.
Ben: Bueno,
prepáralo.
Gus:
Sí, ya voy. (Se sienta en la silla de la izquierda. Jugando con sus
pensamientos.) Lo que puedo decir es que esta vez ha puesto una vajilla muy
linda Con una especie de rayas. Rayas blancas. (Ben lee.) Es muy linda.
No hay duda. (Ben vuelve la hoja.) En la taza. En el borde, todo
alrededor. Lo demás es todo negro, ¿sabes? El platito es negro, salvo en el
medio, donde se pone la taza. Allí es blanco. (Ben lee.) Los platos son iguales, ¿sabes? Sólo que tienen
una raya negra... los platos, que los atraviesa por el centro. Sí, estoy
encantado con la vajilla.
Ben (sin
dejar de leer): ¿Para qué quieres platos? No vas a comer.
Gus: He
traído unos bizcochos.
Ben: Bueno,
será mejor que los comas pronto.
Gus: Siempre
traigo algunos bizcochos. O una torta. Es que... claro, no puedo tomar té si no
como algo.
Ben: Bueno,
en ese caso, ¿quieres preparar el té? Estamos perdiendo el tiempo.
Gus
saca el paquete aplastado de cigarrillos y lo observa.
Gus: ¿Tienes
cigarrillos? Creo que se me han terminado. (Tira el atado hacia arriba y
luego se inclina para recogerlo.) Espero que este trabajo no sea muy
largo. (Haciendo puntería con cuidado, tira el atado debajo de la cama.) ¡Oh! Quería preguntarte una cosa.
Ben (arrojando
el diario): ¡Bahh!
Gus:
¿Qué pasa?
Ben: Una
criatura de ocho años mató a un gato.
Gus: (incrédulo):
¡Vamos!
Ben:
¡Es la verdad! ¿Qué te parece? Una criatura de ocho años que mata a un gato.
Gus: ¿Y
cómo lo hizo ese chico?
Ben: Era una chica.
Gus: ¿Y
cómo lo hizo esa chica?
Ben: Y... (Levanta el diario y lo observa.) No
lo explica.
Gus:
¿Por qué no?
Ben:
Espera un momento. Dice solamente... "El hermano, que tiene once años,
contempló el incidente desde el galpón de las herramientas".
Gus: ¡Oh!
Ben: Eso
es completamente ridículo.
Pausa.
Gus: Yo
apostaría cualquier cosa a que fue él.
Ben: ¿Quién?
Gus: El
hermano.
Ben: Creo
que tienes razón. (Pausa. Arroja el diario al suelo.) ¿Qué te parece? Un
chico de once años que mata a un gato y le echa la culpa a la hermana, de ocho
años. Es como para...
Se
detiene repentinamente, disgustado, y toma el diario.
Gus
se levanta.
Gus: ¿A
qué hora tienen que llamar?
Ben: ¿Pero
qué te pasa? Puede ser a cualquier hora. Cualquiera.
Gus: (dirigiéndose
hacia los pies de la cama de Ben):
Bueno, yo quería preguntarte una cosa.
Ben: ¿Qué?
Gus:
¿Has notado el tiempo que tarda el tanque en llenarse?
Ben: ¿Qué
tanque?
Gus: El
del baño.
Ben: No.
¿Tarda?
Gus: ¡Es
terrible!
Ben: Bueno,
¿y entonces?
Gus: ¿Qué
crees que le sucede?
Ben: Nada.
Gus:
¿Nada?
Ben: Sencillamente,
tiene el flotador descompuesto.
Gus: ¿Descompuesto
el qué?
Ben: El
flotador.
Gus: ¡No!
¿De veras?
Ben: Es
lo que yo diría.
Gus: ¡Caramba!
A mí no se me ocurrió. (Camina como al azar hasta su cama y aprieta el
colchón.) Hoy no he dormido bien. ¿Y tú? Esta no es una gran cama. Además, me habría venido bien otra frazada. (Advierte
una foto en la pared del fondo, a la derecha.) ¡Oh! ¿Qué es esto? (Mirándola
fijamente.) "Los primeros
once". ¡Diablos! ¿Has visto esto, Ben?
Ben (leyendo):
¿Qué?
Gus: Los
primeros once.
Ben: ¿Once
qué?
Gus: Un
retrato que hay aquí... de los primeros once.
Ben: ¿Qué
primeros once?
Gus (fijándose
en la foto): No lo dice.
Ben: ¿Y
qué hay del té?
Gus: Todos
me parecen un poco viejos. (Se mueve hacia adelante con pasos vacilantes,
mira al frente y luego por todo el cuarto.) No me gustaría vivir en esta
pocilga. Podría pasar si tuviese una ventana, porque entonces se podría mirar
hacia afuera.
Ben: ¿Para
qué quieres una ventana?
Gus: A
mí me gusta tener un poco de vista, Ben. Ayuda a pasar el tiempo. (Camina por el cuarto.) Quiero decir que
uno entra en un sitio cuando aún está oscuro, entra en una habitación que nunca
había visto, duerme todo el día, hace lo que tiene que hacer, y luego se marcha
de nuevo por la noche. (Pausa.) Me gusta ver un poco el panorama. En
este trabajo nunca hay ocasión.
Ben: ¿No
tienes días libres?
Gus: Sólo
cada quincena.
Ben (bajando
el diario): ¡Es el colmo! Cualquiera pensaría que trabajas todos los días.
¿Cuántas veces nos dan un trabajo? ¿Una por semana? ¿Y de qué te quejas?
Gus: Sí,
pero tenemos que estar listos, ¿no es cierto? No es posible salir de casa por si llaman.
Ben: ¿Sabes
qué es lo que te pasa?
Gus: ¿Qué?
Ben: Que
no tomas interés por nada. No tienes aficiones, pasatiempos.
Gus: Tengo
aficiones.
Ben: A
ver, adivina. ¿Cuál es una de las mías?
Gus: No
lo sé. ¿Cuál?
Ben: Yo
tengo mis trabajos en madera. Mis modelos de veleros. ¿Me has visto alguna vez
sin hacer nada? Nunca estoy ocioso. Sé ocupar mi tiempo en la forma más ventajosa.
Y entonces, cuando llaman, estoy listo.
Gus: ¿No
te aburres un poco?
Ben: ¿Aburrirme?
¿De qué?
Silencio.
Ben lee. Gus palpa el bolsillo del saco, que está colgado en la cama.
Gus:
¿Tienes cigarrillos? Me he quedado sin ninguno. (Ruido del tanque del baño
afuera a la izquierda.) ¡Otra vez! (Se sienta en su cama.) No, yo
quiero decir... yo digo que la vajilla es buena. Sí. Muy linda. Pero es todo lo
que puedo decir de este local. Peor que el de la vez anterior. ¿Recuerdas el
último sitio en que trabajamos? La última vez... ¿dónde era? Allí por lo menos
había aparato de radio. No, en serio. No parece preocuparle mucho nuestro
confort estos días.
Ben: ¿Cuándo
dejarás de charlar?
Gus:
Vas a pescar un reumatismo si te quedas mucho tiempo en un sitio como éste.
Ben: No
nos quedaremos mucho. Prepara el té, ¿quieres? Dentro de un momento ya
estaremos trabajando.
Gus
toma un maletín que está junto a la cama y saca un paquete de té. Lo examina y
levanta la vista.
Gus: ¡Eh!
Quería preguntarte una cosa.
Ben: ¿Qué
demonios pasa ahora?
Gus:
¿Por qué esta mañana paraste el auto en mitad de esa calle?
Ben (bajando
el diario): Creí que te habías dormido.
Gus: Estaba
dormido, pero me desperté cuando paraste. Porque paraste, ¿no es cierto? (Pausa.)
En mitad de la calle. Todavía estaba oscuro. ¿Te acuerdas? Yo miré hacia
fuera. Estaba brumoso. Pensé que a lo mejor querías dormir un poco. Pero
estabas muy estirado y quieto en el auto, como si estuvieras esperando algo.
Ben: No
esperaba nada.
Gus: Sin
duda me he vuelto a dormir. ¿Qué ocurría? ¿Por qué paraste?
Ben (tomando
el diario): Era demasiado temprano.
Gus: ¿Temprano?
(Se levanta.) ¿Pero qué quieres decir? Nos llamaron, ¿no recuerdas?, y
teníamos que ir en seguida. Y lo hicimos. Nos pusimos en marcha inmediatamente.
¿Cómo es posible que fuese muy temprano?
Ben (calmo):
¿Quién contestó la llamada telefónica, tú o yo?
Gus:
Tú.
Ben: Llegamos
demasiado temprano.
Gus:
¿Demasiado temprano para qué? (Pausa.) ¿Quieres decir que alguno tenía
que salir antes de que nosotros entrásemos? (Examina la ropa de cama.) Ya
me parecía que estas sábanas no estaban como es debido. Están bastante sucias.
Esta mañana, cuando entré, me sentía muy cansado y no me di cuenta. Esto es
tomarse algo de libertad, ¿no es cierto? Yo no quiero que mis sábanas se usen
en otras camas. Ya te dije que las cosas van de mal en peor. Antes, las sábanas
siempre estaban limpias. Ahora me doy cuenta.
Ben: ¿De
dónde sacas que no están limpias?
Gus: ¿Qué
quieres decir?
Ben: ¿Cómo
sabes que no estaban limpias? Has pasado el día entero metido entre ellas, ¿no
es así?
Gus: ¿Cómo?
¿Quieres decir que la suciedad es mía? (Huele las sábanas.) Sí. (Se sienta despacio en la cama.) Tal
vez sea eso, sí. Es
difícil comprobarlo. En realidad
no sé qué olor despido... eso es lo malo.
Ben (refiriéndose
al diario): ¡Uuff!
Gus: ¡Eh, Ben!
Ben: ¡Uuff!
Gus: ¡Ben!
Ben: ¿Qué?
Gus: ¿En
qué ciudad estamos? Me he olvidado.
Ben: Ya
te lo dije. En Birmingham.
Gus: ¡Sigue!
(Observa el cuarto con interés.) Viene a quedar en la región del centro.
En importancia, la segunda ciudad de Gran Bretaña. Nunca lo hubiese adivinado.
(Chasquea los dedos.) Eh... ¿Es viernes
hoy? Mañana será sábado. Ben: ¿Y qué?
Gus (emocionado):
Podríamos ir al club Villa, a ver el partido.
Ben: Juegan
fuera de su cancha.
Gus: ¡Oh!
¿De veras? ¡Uff! ¡Qué lástima!
Ben: De
todos modos, no hay tiempo. Tendríamos que estar de vuelta en seguida.
Gus: En
otras ocasiones lo hicimos, ¿no es así? ¿Acaso no nos quedamos a ver el
partido? Debemos descansar un poco.
Ben: Las
cosas se están poniendo más difíciles, muchacho. Más difíciles.
Gus
ríe para sí.
Gus: Vi
al Villa caer derrotado en un campeonato una vez. ¿Con quién era? ¡Ah!... Sí,
unos de camisas blancas. Al terminar el primer tiempo, estaban uno a uno. Los
otros ganaron por un penal. ¡Y luego hablan de drama! Sí, un penal discutido.
Discutido. Perdieron por dos a uno a causa del penal. Tú estabas también allí.
Ben: Yo,
no.
Gus:
Sí, estabas. ¿No te acuerdas del penal discutido?
Ben: No.
Gus: El
jugador cayó al suelo justo en el área. Luego dijeron que estaba mandándose la
parte. Yo no creía que el otro tipo lo hubiera tocado. Pero el referee reclamó
la pelota en seguida.
Ben: ¡Que
no lo tocó! ¿Pero qué estás diciendo? Lo tiró en el suelo cuan largo era.
Gus:
No, el Villa, no. El Villa no juega así.
Ben: ¡Vamos,
por favor!
Pausa.
Gus: ¡Oh!
Debió ser aquí, en Birmingham.
Ben: ¿Qué
debió ser?
Gus: El
partido del Villa. Sin duda fue aquí.
Ben: Estaban
jugando en otro sitio.
Gus: ¿Lo
dices porque sabes cuál era el otro equipo? Eran los Spurs. Los Hotspurs de
Tottenham.
Ben: ¿Y
qué hay con eso?
Gus: Nosotros
nunca hemos trabajado en Tottenham.
Ben: ¿Cómo
estás tan seguro?
Gus: Si
hubiera sido Tottenham, lo recordaría.
Ben
se vuelve en su cama para mirarlo.
Ben: No
me hagas reír, ¿quieres?
Se
vuelve y lee. Gus bosteza.
GUS (hablando
en medio del bostezo): ¿A qué hora llamará? (Pausa.)
Sí, me gustaría ver otro partido de fútbol. Siempre fui hincha de fútbol. Oye,
¿qué te parece si vamos a ver a los Spurs mañana?
Ben (monótonamente):
Juegan fuera de su cancha.
Gus: ¿Quiénes?
Ben:
Los Spurs.
Gus:
Entonces podrían jugar aquí.
Ben: No
seas estúpido.
Gus: Si
juegan fuera de su cancha pueden jugar aquí. Podría ser que jugasen con el
Villa.
Ben (monótono):
Pero el Villa juega fuera de su cancha.
Pausa.
Por debajo de la puerta derecha aparece un sobre. Gus lo advierte. Se levanta
y lo mira.
Gus: ¡Ben!
Ben: En
otro lugar. Juegan en otro lugar.
Gus:
Mira, Ben.
Ben: ¿Qué?
Gus:
Mira.
Ben
vuelve la cabeza y ve el sobre. Se pone de pie.
Ben: ¿Qué
es eso?
Gus: No
sé.
Ben: ¿De
dónde ha salido?
Gus: De
abajo de la puerta.
Ben: Bueno,
¿pero qué es?
Gus: No
lo sé.
Miran
fijamente el sobre.
Ben:
Levántalo.
Gus: ¿Qué
quieres decir?
Ben: Que
lo levantes. (Gus va despacio hacia donde se encuentra el sobre, se agacha y
lo recoge.) ¿Qué es?
Gus: Un
sobre.
Ben: ¿Tiene
algo escrito?
Gus:
No.
Ben: ¿Está
cerrado?
Gus: Sí.
Ben: ¡Ábrelo!
Gus: ¿Qué?
Ben: ¡Que
lo abras! (Gus lo abre y mira adentro.) ¿Qué hay adentro?
Gus
deja caer en su mano doce fósforos.
Gus:
Fósforos.
Ben: ¿Fósforos?
Gus:
Sí.
Ben: Enséñamelo.
(Gus le alarga el sobre. Ben lo examina.) Nada escrito. Ni una palabra.
Gus: ¿Verdad
que es curioso?
Ben: ¿Y
entró por debajo de la puerta?
Gus:
Seguramente.
Ben:
Bueno, ve.
Gus: ¿Que
vaya adónde?
Ben: Que
abras la puerta. Tal vez alcances a ver a alguien fuera.
Gus: ¿Quién?
¿Yo?
Ben: Vamos.
Gus
lo mira, se guarda los fósforos en un bolsillo, va hasta la cama y saca un
revólver de debajo de la almohada. Se dirige a la puerta derecha, la abre,
mira afuera y cierra.
Gus:
Nada.
Ben: Han
tenido que ser muy rápidos.
Gus
saca los fósforos del bolsillo y los mira.
Gus:
Bueno, me vienen muy bien.
Ben:
Sí.
Gus: ¿No
es cierto?
Ben: Sí.
Siempre estás quedándote sin fósforos, ¿verdad?
Gus:
Siempre.
Ben: Por
eso me vienen muy bien.
Gus:
Sí.
Ben: ¿No
es cierto?
Gus: Sí,
me van a ser muy útiles. Muy útiles.
Ben: ¿No
es cierto?
Gus: Sí.
Ben: ¿Por
qué?
Gus:
Porque no tengo ninguno.
Ben: Bueno.
Pero ahora tienes unos cuantos, ¿verdad?
Gus: Ya
puedo encender la pava.
Ben: Sí.
Siempre andas pidiendo fósforos a otros. ¿Cuántos tienes ahora?
Gus: Una
docena más o menos.
Ben: No
vayas a perderlos. Además, son colorados. Ni siquiera necesitas una caja. (Gus
se hurga la oreja con un fósforo. Ben le da una palmada en la mano.) ¡No
los desperdicies! Vamos, enciende.
Gus: ¿Eh?
Ben: Que
enciendas.
Gus: ¿Que
encienda qué?
Ben: La
pava.
Gus: ¡Quieres
decir el gas!
Ben: ¿Quién?
Gus: Tú.
Ben (entrecerrando
los ojos): ¿Qué quieres decir con eso de que quise decir el gas?
Gus:
Bueno. ¿No es eso lo que quisiste decir? El gas.
Ben (con
energía): Si te digo que vayas a encender la pava, quiero decir que
enciendas la pava.
Gus:
¿Cómo es posible encender una pava?
Ben: ¡Es
una figura de dicción! Encender la pava. Figura de dicción.
Gus:
Jamás oí tal cosa.
Ben: ¡Encender
la pava! ¡Pero si lo dice todo el mundo!
Gus:
Creo que estás equivocado.
Ben (amenazante):
¿Qué quieres decir?
Gus: Se
dice poner la pava al fuego.
Ben (muy
seco): ¿Quién lo dice? (Se miran, respirando con fuerza. Con
deliberación.) En toda mi vida, jamás oí que nadie dijese poner la pava al
fuego.
Gus:
Apuesto cualquier cosa a que mi madre lo decía.
Ben: ¿Tu
madre? ¿Desde cuándo no la ves?
Gus: No
sé; más o menos...
Ben: Entonces,
¿por qué hablas de tu madre? (Se miran.) Gus, no es que no quiera ser
razonable. Pero trato de hacerte
comprender una cosa.
Gus:
Sí, pero...
Ben: ¿Quién
es el socio principal aquí, tú o yo?
Gus:
Tú.
Ben: Lo
que hago es velar por tu bien, Gus. Tienes que aprender, amigo.
Gus:
Sí, pero yo nunca oí...
Ben (con
vehemencia): Nadie dice encender el gas.
Gus: ¿Entonces
qué es lo que se enciende?
Ben (tomándolo
de la garganta con ambas manos, los brazos extendidos): ¡La pava, imbécil!
Gus
aleja las manos de Ben.
Gus:
Está bien, está bien.
Pausa.
Ben: Bueno,
¿qué estás esperando?
Gus:
Quiero ver si encienden.
Ben: ¿Qué?
Gus:
Los fósforos. (Saca de su bolsillo la caja aplastada y trata de encender un fósforo.) No.
(Tira la caja bajo la cama. Ben lo contempla fijamente. Gus levanta un pie.)
¿Hago la prueba aquí? (Ben lo mira fijamente. Gus frota el fósforo en la
suela y el fósforo se enciende.) Ya está.
Ben (cansado):
¡A ver si pones la maldita pava al fuego, por los clavos de Cristo!
Va
hasta su cama, se detiene, dándose cuenta de lo que ha dicho, y se vuelve a
medias. Gus se retira despacio por la izquierda. Ben tira el diario con fuerza
en la cama y se sienta en ella, apoyando la cabeza en las manos. Vuelve a
entrar Gus.
Gus: Ya
está lista.
Ben: ¿Qué?
Gus: La
hornalla. (Va hasta su cama y se sienta en el lado derecho.) ¿Qué pasará
esta noche? (Silencio.) ¡Eh! Quería preguntarte una cosa.
Ben (colocando
las piernas sobre la cama): ¡Oh, por amor de Dios!
Gus: No,
quería preguntarte una cosa.
Se
levanta y se sienta en la cama de Ben.
Ben: ¿Para
qué te sientas en mi cama? ¿Qué es lo que te pasa? Siempre estás haciéndome preguntas.
¿Qué te sucede?
Gus:
Nada.
Ben: Antes
no solías hacer todas estas malditas preguntas. ¿Qué te ha dado de golpe?
Gus:
Nada. Estaba pensando...
Ben: Pues
no pienses. Tienes que hacer un trabajo. ¿Por qué no te dedicas a eso y dejas
de hablar?
Gus: Es
que de eso quería hablarte.
Ben: ¿De
qué?
Gus: Del
trabajo.
Ben: ¿Qué
trabajo?
GUS (tanteando):
Pensé que quizás supieras algo. (Ben lo mira.) Se me ocurrió que tal vez
tú... Quiero decir que si... tienes alguna idea... de lo que va a pasar esta noche.
Ben: ¿Le
va a pasar a quién?
Se
miran.
Gus (finalmente):
A quien sea.
Silencio.
Ben: ¿Te
sientes bien?
Gus: Por
supuesto.
Ben: Ve
a preparar el té.
Gus: Sí,
por supuesto. (Gus sale por la izquierda. Ben lo sigue con la mirada. Luego saca su revólver de debajo de la
almohada y mira si está cargado. Vuelve
a entrar Gus.) No sale gas.
Ben: ¿Y
qué?
Gus: Hay
un medidor.
Ben: Yo
no tengo dinero.
Gus: Yo
tampoco.
Ben: Tendrás
que esperar.
Gus: ¿A
quién?
Ben: A
Wilson.
Gus: A
lo mejor no viene. Podría ser que enviara un mensaje. No siempre viene él.
Ben: Bueno,
entonces tendrás que arreglarte sin dinero.
Gus: ¡Caramba!
Ben: Luego
tomarás tu taza de té. ¿Qué te pasa?
Gus: Quisiera
tomarla antes.
Ben
levanta el revólver hacia la luz y lo lustra.
Ben: De
todos modos, será mejor que te prepares.
Gus: Bien,
yo no sé, pero esto es un poco demasiado en vista de lo que me cuesta. (Recoge
el paquete de té de la cama y lo mete en la valija.) En fin, espero que si
viene tenga un chelín encima. Le corresponde tenerlo. Después de todo, ésta es
su casa, y pudo haberse fijado si había gas para una taza de té.
Ben: ¿Qué
es eso de que ésta es su casa?
Gus: ¿Y
qué? ¿No lo es?
Ben: A
lo mejor solamente la ha alquilado. No hace falta que sea suya.
Gus: Yo
sé que lo es. Apostaría a que es dueño de la casa entera. Ni siquiera se
preocupa ya de que haya gas. (Se sienta en el lado derecho de su propia
cama.) La casa es suya, ¡claro que sí! Recuerda los otros lugares. Vas a
esta dirección y encuentras una llave, encuentras una tetera, nunca ves a nadie...
(Pausa.) ¡Ah! Nadie oye nada. ¿Lo has pensado alguna vez? Nunca se
quejan de nosotros, ¿no es cierto?, porque hagamos mucho ruido ni cosa
parecida. Jamás ves un alma, ¿no es así?, salvo el tipo que viene. ¿Te has dado
cuenta? ¿Será que estas paredes no dejan pasar los sonidos? (Toca la pared
encima de su cama.) No es posible averiguarlo. Todo lo que podemos hacer
es esperar, ¿no es cierto? La mitad de las veces, ese Wilson ni siquiera se
molesta en venir personalmente.
Ben: ¿Para
qué? Es un hombre ocupado.
Gus (pensativo):
A mí me cuesta trabajo hablar con él... con Wilson. ¿Lo sabías, Ben?
Ben: Acábala
con eso, ¿quieres?
Pausa.
Gus: Hay
varias cosas que quisiera preguntarle. Pero las veces en que lo veo, no consigo
hacerlo. (Pausa.) He estado pensando en lo último.
Ben: ¿Qué
último?
Gus: La
muchacha. (Ben toma el diario y lo lee. Gus se levanta y mira a Ben,
dirigiendo hacia abajo la vista.) ¿Cuántas veces vas a leer ese diario?
Ben (enojado):
¿Qué quieres decir?
Gus: Me
pregunto que cuántas veces...
Ben: ¿Pero
que estás haciendo? ¿Criticándome?
Gus: No,
yo solamente...
Ben: Te
voy a dar un buen golpe en la oreja como no pongas más cuidado.
Gus:
Bueno, pero mira, Ben...
Ben: ¡No
miro nada! (Dirigiéndose a la escena.) ¿Cuántas veces yo?... ¡Eso sí
que es tomarse libertades!
Gus: No
fue ésa mi intención.
Ben: Sigue
por ese camino, amigo. Sigue, sí; sigue nada más.
Vuelve
a la cama.
Gus: Yo
estaba, simplemente, pensando en esa muchacha. (Se sienta en su cama.) No
era una gran belleza, ya lo sé; pero, de todos modos... Un poco... floja. ¿No
es cierto? ¡Qué cosa rara! En serio, no recuerdo un caso igual. Parece que no
se mantuvieran firmes como los hombres. Una composición más suelta... como
quien dice. ¿Qué manera de ensancharse, eh? ¡Estaba gruesa, sí! ¡Ahhh! Pero yo
quería preguntarte... (Ben se incorpora en la cama y se aprieta los ojos
con las manos.) ¿Quién limpia después que nos vamos? Tengo curiosidad por
saberlo. ¿Quién hace la limpieza? A lo mejor, no limpian nada. Tal vez dejan
las cosas como están, ¿no? ¿Qué te parece? ¿Cuántos trabajos hemos hecho? ¡Oh!
No puedo contarlos. ¿Y si nunca limpian después que salimos?
Ben (lastimeramente):
¡Ganso! ¿Pero te has creído que somos los únicos en esta organización? Pon
un poco de sentido común. Tienen secciones para todo. Gus: ¡Qué! ¿Limpiadores
también?
Ben: ¡Idiota!
Gus:
No, lo que me hizo pensar fue la muchacha...
Se
oye un ruido metálico en el abultamiento de la pared, como de algo que desciende.
Ben y Gus toman presurosos sus revólveres y observan la pared. El ruido se
detiene. Silencio. Se miran. Ben hace un ademán nervioso en dirección a la
pared. Gus se acerca despacio. La golpea con el revólver. Es hueca. Ben va hasta la cabecera de su cama, apuntando con
el revólver. Gus deja su revólver en la cama y golpea la parte inferior del
tablero del centro. Encuentra una juntura. Levanta el tablero. Aparece una
puerta de servicio, la de un montaplatos. Sostenida por poleas, hay una caja
vacía. Gus mira fijamente dentro de la caja. Saca un trozo de papel.
Ben: ¿Qué
es?
Gus:
Míralo.
Ben:
Lee.
Gus (leyendo):
"Dos chuletas doradas con papas fritas. Dos budines de sagú. Dos tes sin
azúcar."
Ben: Déjame
ver eso.
Toma
el papel.
Gus (para
sí mismo): Dos tes sin azúcar.
Ben: ¡Huummm!
Gus: ¿Qué
me cuentas de eso?
Ben:
Bueno...
La
caja sube. Ben apunta con el revólver.
Gus: ¿Por
qué no nos dejan pensar? Tienen prisa por lo visto. (Ben vuelve a leer la
nota. Gus mira por encima del hombro de Ben.) Eso es un poco... un poco
extraño. ¿No te parece?
Ben (rápidamente):
No, no es extraño. Probablemente hubo un café aquí... y nada más. Arriba. Estas
casas cambian de mano muy rápidamente.
Gus: ¿Un
café?
Ben: Sí.
Gus:
¡Ah! ¿Quieres decir que ahí debajo estaba la cocina?
Ben: Sí,
estas casas cambian de mano de la noche a la mañana. Entran en liquidación. Los
dueños del negocio, ¿sabes?, llegan a la conclusión de que no produce lo bastante
y se mudan.
Gus: ¿Luego
los que estaban aquí descubrieron que no ganaban lo suficiente y se fueron?
Ben: ¡Por
supuesto!
Gus: Muy
bien, pero ¿quién es el dueño ahora?
Silencio.
Ben: ¿Qué
quieres decir con eso de que quién es el dueño ahora?
Gus: ¿Quién
maneja el negocio? Si alguien se fue, ¿quién vino?
Ben:
Bueno, eso depende de...
Con
estrépito y un golpe seco, desciende la caja. Ben prepara su revólver. Gus va
hacia la caja y saca un papel.
Gus (leyendo):
"Sopa del día. Hígado con cebollas. Torta con mermelada."
Pausa.
Gus mira a Ben. Ben toma la nota y la lee. Camina despacio hasta la puerta del
montaplatos. Gus lo sigue. Ben mira adentro, pero no hacia arriba. Gus posa una
mano en un hombro de Ben. Ben se la sacude. Gus se lleva un dedo a la boca. Se
agacha dentro del hueco y mira rápidamente hacia arriba. Ben lo aparta
alarmado, contempla la nota, tira en la cama su revólver y habla en forma
decidida.
Ben:
Sería mejor mandarles algo a los de arriba.
Gus: ¿Eh?
Ben: Convendría
que les mandáramos algo.
Gus: ¡Oh,
sí, sí! Tal vez tengas razón.
Los
dos se sienten satisfechos con la idea.
Ben (con
firme intención): ¡Pronto! ¿Qué tienes en la valija?
Gus: Poca
cosa. (Va hasta la puerta y grita hacia arriba): ¡Un momento!
Ben: ¡No
hagas eso!
Gus
examina el contenido de la valija y saca las cosas una por una.
Gus:
Bizcochos. Una barra de chocolate. Medio litro de leche.
Ben: ¿Nada
más?
Gus: Un
paquete de té.
Ben: Bueno.
Gus: No
podemos mandar el té. Es el único que tenemos.
Ben: Bien,
pero no hay gas. Sin gas no se puede hacer nada.
Gus:
Quizás los de arriba nos manden un chelín.
Ben: ¿Qué
otra cosa tienes ahí?
Gus (metiendo
la mano en la valija): Un pastelito de coco.
Ben: ¿Un
pastelito de coco?
Gus:
Sí.
Ben: Nunca
me dijiste que tuvieras tal cosa.
Gus: ¿No
te lo dije?
Ben: ¿Por
qué sólo uno? ¿No trajiste otro para mí?
Gus: No
creí que te gustaran.
Ben: Bueno,
de todos modos no podrás mandar un pastelito de coco solamente. Gus: ¿Por qué
no?
Ben: Alcánzame
uno de esos platos.
Gus: Está
bien. (Va hacia la puerta izquierda y se detiene.) ¿Quieres decir que
puedo quedarme con el pastel de coco?
Ben: ¿Quedarte
con él?
Gus: Bueno,
esos otros no saben que lo tenemos, ¿verdad?
Ben: No
se trata de eso.
Gus: ¿Y
no puedo quedármelo?
Ben: No.
Trae el plato.
Gus
sale por la izquierda. Ben mira dentro de la valija y saca un paquete de papas
fritas. Gus entra trayendo un plato.
Ben (tono
acusador, sosteniendo en alto las papas fritas): ¿De dónde ha salido esto?
Gus: ¿Qué?
Ben: Estas
papas fritas.
Gus: ¿Dónde
las encontraste?
Ben (lo
golpea en el hombro): ¡Ah, muchacho, estás haciéndome jugadas muy feas!
Gus:
Las como solamente con cerveza.
Ben: ¿Y
de dónde ibas a sacar la cerveza?
Gus:
Estaba ahorrando para comprarla.
Ben: Esto
no me lo voy a olvidar. Ponlo todo en el plato. (Apilan todo en el plato. La
caja sube sin el plato.) ¡Un momento!
Permanecen
de pie.
Gus: ¡Se
fue!
Ben: ¡Todo
por tu estúpida culpa, por las trampas que haces!
Gus: ¿Y
ahora qué hacemos?
Ben: Tendremos
que esperar a que baje. (Pone el plato sobre la cama y se carga la pistolera
en el hombro; comienza a colocarse la corbata.) Será mejor que te prepares.
Gus
va hasta su cama, se pone la corbata y empieza a acomodarse la pistolera. Gus: ¡Eh, Ben!
Ben: ¿Qué?
Gus: ¿Que
pasa aquí?
Pausa.
Ben: ¿Qué
quieres decir?
Gus: ¿Cómo
es posible que esto sea un café?
Ben: Era
un café.
Gus: ¿Has
visto la cocina de gas?
Ben: ¿Y
qué?
Gus: Sólo
tiene tres quemadores.
Ben: ¿Y
qué hay con eso?
Gus:
Que no se puede hacer muchas cosas con tres quemadores, sobre todo en un lugar
con mucho movimiento como éste.
Ben (irritado):
¡Por eso el servicio es tan lento!
Se
pone el chaleco.
Gus: Sí,
pero ¿qué pasa cuando no estamos aquí? ¿Qué hacen entonces? Todos esos pedidos de menú que bajan y no sube
nada. Es posible que esto ocurra desde hace años. (Ben se cepilla el saco.) ¿Qué
pasa cuando no estamos? (Ben se pone el saco.) No podrán hacer gran negocio.
(Baja la caja. Se vuelven. Gus va
hasta la portezuela y saca la nota. Leyendo.) "Pasticcio de macarrones.
Armitha macarronada."
Ben: Platos
griegos.
Gus:
No.
Ben: Tienes
razón.
Gus: Es
gente muy fina.
Ben: ¡Pronto,
antes de que se vaya!
Gus
pone el plato en la caja.
Gus (gritando
por el hueco hacia arriba): ¡Tres conservas de McVitie y Price! ¡Una cerveza Lyons etiqueta negra! ¡Un
paquete de papas fritas Smith! ¡Una torta de coco! ¡Una de fruta y nuez!
Ben: ¡Queso!
Gus (por
el hueco): ¡Queso!
Ben (dándole
la leche): ¡Una botella de leche!
Gus (gritando
hacia arriba por el hueco): ¡Una botella de leche! ¡De medio litro! (Mira la etiqueta.) ¡Express Dairy! (La
caja sube.) Llegué a tiempo.
Ben: No
tendrías que gritar de esa manera.
Gus: ¿Por
qué no?
Ben: No
se acostumbra. (Va hasta su cama.) Bueno, por ahora eso debería bastar.
Gus: ¿Te
parece?
Ben: ¿Por
qué no te vistes? En cualquier momento estará aquí de vuelta.
Gus
se pone el chaleco. Ben se echa en la cama y mira el cielo raso.
Gus: ¡Qué
casa ésta! ¡Sin té ni bizcochos!
Ben: De
tanto comer te vuelves perezoso, amigo. ¿Sabías que estás volviéndote perezoso?
El trabajo hay que hacerlo pronto.
Gus: ¿Te
refieres a mí?
Ben: ¡Claro!
Pierdes tiempo.
Gus: ¿Yo,
pierdo tiempo?
Ben: ¿Has
revisado tu revólver? Ni siquiera lo has hecho. Tiene un aspecto horrible.
¿Por qué no lo lustras alguna vez?
Gus
frota el revólver en la sábana. Ben saca un espejo de bolsillo y se arregla la
corbata.
Gus:
¿Dónde estará el cocinero? Sin duda tuvieron unos cuantos para hacer frente al
movimiento. A lo mejor tenían algunas otras cocinas de gas. ¡Eh! ¿Quién te
dice que no haya una en el corredor?
Ben: ¡Claro
que sí! ¿Sabes cuánto tiempo se tarda en hacer una armitha macarronada?
Gus: No.
¿Por qué?
Ben: ¡Una
armitha! ¡A ver si refrescas tus ideas!
Gus: Hacen
falta unos cuantos cocineros, ¿no? (Coloca el revólver en la pistolera.) Cuanto
antes salgamos de esta casa, mejor. (Se pone el saco.) ¿Por qué no se
comunica con nosotros ese hombre? Parece como si hiciera años que estoy aquí. (Saca
el revólver de la pistolera y observa si está cargado.) Sin embargo, no le hemos fallado nunca,
¿verdad? Nunca le hemos fallado. ¿Sabes, Ben? Estaba pensando en ello justamente el otro día.
Somos cumplidores, ¿verdad? (Vuelve a guardar el revólver en la pistolera.)
Sin embargo, me alegraré cuando todo esto haya terminado. (Se cepilla el
saco.) ¡Ojalá que el tipo no se ponga nervioso esta noche ni cosa por el
estilo! Me siento un poco raro. Tengo un dolor que me parte la cabeza. (Silencio.
Baja el montaplatos. Ben se pone en pie de un salto. Gus toma la nota.
Leyendo.) "Un revuelto de bambú con castañas y pollo. Un Char Siu con
habas."
Ben: ¿Habas?
Gus: Sí.
Ben: ¡Ah!
Gus: Yo
no sabría por dónde empezar. (Mira la caja. El paquete de té está dentro.) ¿Han
devuelto el paquete de té?
Ben (anhelante):
¿Por qué han hecho eso?
Gus:
Tal vez no es la hora del té.
Sube
el ascensor. Silencio.
Ben (tirando
el té sobre la cama; con ansiedad): Yo creo que será mejor decirles.
Gus: ¿Decirles
qué?
Ben: Que
no podemos hacerlo. Que no tenemos los elementos.
Gus: ¿Les
habrán gustado las otras cosas?
Ben: Préstame
el lápiz. Les escribiremos una nota.
Gus,
al volverse para buscar un lápiz, encuentra de pronto el tubo acústico, que
pende de la pared a la derecha de la puerta del montaplatos, frente a su cama.
Gus: ¿Y
esto qué es?
Ben: ¿Qué?
Gus:
Esto.
Ben (examinándolo):
¿Esto? ¡Un tubo acústico!
Gus: ¿Desde
cuándo está allí?
Ben: Es
lo que corresponde. Debimos usarlo antes, en vez de gritar por el hueco.
Gus: ¡Es
curioso que no lo haya advertido antes!
Ben: Bueno,
vamos.
Gus: ¿Qué
es lo que se hace?
Ben: ¿Ves
eso? Es un pito.
Gus: ¿Qué?
¿Esto?
Ben: Sí.
Sácalo. Sácalo. (Gus lo hace.) ¡Así!
Gus: ¿Y
ahora qué?
BEN:
Sopla.
Gus: ¿Que
sople?
Ben: Soplando,
suena. Entonces se dan cuenta de que quieres hablarles. Sopla.
Gus
sopla. Silencio.
Gus (con
el tubo en la boca): No oigo nada.
Ben: ¡Habla
ahora! ¡Habla por el tubo!
Gus
mira a Ben, y luego habla por el tubo.
Gus: ¡La
despensa está vacía!
Ben: Dame
eso. (Toma el tubo y se lo lleva a la boca; habla con gran deferencia.) Buenas
noches. Lamento... incomodarlos, pero nos pareció mejor hacerles saber que no
nos queda nada. Mandamos todo lo que teníamos. Aquí abajo no hay más comida. (Se
lleva el tubo despacio al oído.) ¿Qué? (Se lo pone en la boca.) No,
mandamos todo lo que teníamos. (Se lleva el tubo al oído y escucha. Luego lo
lleva a la boca.) Siento mucho que tenga que decirme eso. (Vuelve a
ponerse el tubo en el oído y escucha. A Gus.) El pastel de coco estaba
rancio. (Escucha. A Gus.) El chocolate estaba derretido. (Escucha. A
Gus.) La leche estaba agria.
Gus: ¿Y
las papas fritas?
Ben (escuchando): Los bizcochos tenían hongos.
(Mira furibundo a Gus.) Bueno, lamentamos mucho todo eso. (Se lleva
el tubo al oído.) ¿Qué? (A la boca.) ¿Qué? (Al oído.) Sí, sí.
(A la boca.) Sí, por supuesto. Claro, claro. En seguida. (Al oído. La
voz ha cesado. Cuelga el tubo. Nervioso.) ¿Has oído?
Gus:
¿Qué?
Ben: ¿Has
oído lo que me dijo? ¡Encienda la pava! ¡No ponga la pava al fuego! ¡No
encienda el gas! ¡Pero encienda la pava!
Gus: ¿Cómo
vamos a encender la pava?
Ben: ¿Qué
quieres decir?
Gus: No
tenemos gas.
Ben (asiéndose
la cabeza con una mano): ¿Qué hacemos ahora?
Gus:
¿Para qué quería que pusiésemos la pava al fuego?
Ben:
Para hacer té. Quiere tomar una taza de té.
Gus: ¡Él
quiere tomar una taza de té! ¿Y yo? ¡Toda la noche deseándolo!
Ben (desesperado):
¿Qué hacemos ahora?
Gus:
¿Qué vamos a beber nosotros? (Ben se sienta en la cama, con la mirada fija.)
Yo tengo sed también. Me muero de sed y de hambre. ¡Y él quiere una taza de
té! Esto colma la medida, ¿no te parece? (Ben deja caer la cabeza sobre el
pecho.) No me vendría mal algo que comer. ¿Y tú? Parece que te vendría bien
un poco de comida. (Se sienta en el lado derecho de la cama.) Hemos
mandado todo lo que teníamos y no está satisfecho. No, en serio, es como para
golpearse la cabeza contra la pared. ¿Por qué le mandaste todas esas cosas? (Pensativo.)
¿Por qué las mandé yo? (Pausa.) ¿Quién puede saber lo que tienen
allí arriba? A lo mejor tienen una ensaladera llena. Algo deben tener. De
nosotros no sacarán más ahora. ¿Notaste que no pidió ensalada? Probablemente
tienen allá arriba. Carne fría, radichas, calabaza... repollo... arenques. (Pausa.)
Huevos duros. (Pausa.) De todo. A lo mejor, también tienen un cajón
de cerveza. Quizás se están comiendo mis papas fritas con un litro de cerveza
en este momento. ¿No dijo nada de las papas fritas? No van a pasar hambre, te
lo aseguro. No pensarás que se van a quedar allí sentados, esperando que suba
comida de aquí, ¿no? La buscarán en otro sitio. (Pausa.) No les faltará
nada. (Pausa.) ¡Y ése quiere una taza de té! (Pausa.) A mi
juicio, es una broma muy pesada. (Mira a Ben, se levanta y se le acerca.) ¿Qué
te pasa? No te veo demasiado animado. ¡Me gustaría tanto tener un Alka-Seltzer!
Ben
se incorpora.
Ben (en
voz baja): Debe estar llegando la hora.
Gus: Ya
lo sé. Y a mí no me gusta trabajar con
el estómago vacío.
Ben (harto):
¡Cállate un momento! Quiero darte las instrucciones.
Gus:
¿Para qué? Siempre hacemos las cosas de la misma manera.
Ben: Necesito
darte instrucciones. (Gus lanza un suspiro y se sienta al lado de Ben en la
cama. Las instrucciones se expresan y repiten automáticamente.) Cuando recibamos la llamada, vas y te
colocas detrás de la puerta.
Gus: Me
coloco detrás de la puerta.
Ben: Si
llaman a la puerta, no contestas.
Gus: Si
llaman a la puerta, no contestas.
Ben: Pero
no llamarán a la puerta.
Gus: Y
yo, por lo tanto, no contestaré.
Ben:
Cuando el tipo entre...
Gus:
Cuando el tipo entre...
Ben: Cierras
la puerta después que haya pasado.
Gus: Cierras
la puerta después que haya pasado.
Ben: Sin
hacer notar tu presencia.
Gus: Sin
hacer notar mi presencia.
Ben: Él
me verá y vendrá hacia mí.
Gus: Él
te verá e irá hacia ti.
Ben: A
ti no te verá.
Gus (distraído):
¿Eh?
Ben: Que
no te verá a ti.
Gus: No
me verá a mí.
Ben: Pero
me verá a mí.
Gus: Te
verá a ti.
Ben: No
sabrá que tú estás ahí.
Gus: No
sabrá que tú estás ahí.
Ben: No
sabrá que tú estás ahí.
Gus: No
sabrá que yo estoy aquí.
Ben: Yo
sacaré el revólver.
Gus: Tú
sacarás el revólver.
Ben: Él
se parará en seco.
Gus: Él
se parará en seco.
Ben: Si
se vuelve...
Gus: Si
se vuelve...
Ben: Tú
estarás ahí.
Gus: Yo
estaré aquí. (Ben frunce el ceño y se aprieta la frente.) Te has
olvidado de una cosa.
Ben: Bueno.
¿Cuál?
Gus: De
acuerdo con tus indicaciones, yo no he sacado mi revólver.
Ben: Tú
has sacado el revólver.
Gus: Y
he cerrado la puerta.
Ben. Y
has cerrado la puerta.
Gus: Antes
nunca olvidaste ese detalle, ¿te das cuenta?
Ben: Cuando
te vea detrás...
Gus: Cuando
me vea detrás...
Ben: Se
sentirá turbado...
Gus:
Turbado.
Ben: No
sabrá qué hacer.
Gus: ¿Y
qué hará entonces?
Ben: Me
mirará a mí y te mirará a ti.
Gus: No
diremos una palabra.
Ben: Lo
contemplaremos.
Gus: No
dirá una sola palabra.
Ben: Nos
mirará.
Gus: Y
nosotros lo miraremos.
Ben: Ninguno
dirá una sola palabra.
Pausa.
Gus: ¿Qué
haremos si es una mujer?
Ben: Haremos
lo mismo.
Gus: ¿Exactamente
lo mismo?
BEN:
Exactamente.
Pausa.
Gus: ¿No
cambiaremos nada?
Ben: Exactamente
igual.
Gus:
¡Oh! (Se levanta y se estremece.) Perdóname. (Gus sale por la puerta
izquierda. Ben permanece sentado en la cama, quieto. La cadena del baño es
accionada una vez afuera a la izquierda, pero el agua no sale. Silencio. Gus
vuelve a entrar y se queda parado al lado de la puerta, profundamente
abstraído en sus cavilaciones. Mira a Ben y luego camina despacio hasta su
cama. Está inquieto. Se queda de pie, pensando. Se vuelve y mira a Ben. Avanza
unos pasos hacia él. Despacio, con tono bajo y tenso.) ¿Para qué nos mandó
fósforos si sabía que no teníamos gas? (Silencio. Ben mira hacia delante.
Gus cruza al lado izquierdo de Ben, delante de su cama, para hablarle al otro
oído.) Ben, ¿por qué nos mandó fósforos si sabía que no teníamos gas? (Ben
levanta la vista.) ¿Por qué lo hizo?
Ben: ¿Quién?
Gus: ¿Quién
nos mandó los fósforos?
Ben: ¿De
qué estás hablando?
Gus
lo mira fijamente y baja la vista.
Gus (inarticulado):
¿Quién está arriba?
Ben (nervioso):
¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?
Gus:
Bueno, pero ¿quién es?
Ben: ¿Qué
tiene que ver una cosa con la otra?
Rebusca
su diario en la cama.
Gus: Te
hice una pregunta.
Ben: ¡Basta!
Gus (cada
vez más agitado): Ya te lo pregunté antes. ¿Quién se mudó aquí? Te lo
pregunté. Dijiste que los que
estaban aquí se habían ido. Bueno, ¿quién vino en su lugar?
Ben (que
ha tenido una corazonada): ¡Calla!
Gus: Te
lo he dicho antes, ¿no es cierto?
Ben (de
pie): ¡Te pedí que te callases!
Gus (febril):
Te dije quién había sido el dueño de esta casa, ¿no es cierto? Te lo dije. (Ben
lo golpea con ira en un hombro. Violentamente.) Bueno, ¿para qué está haciendo todos esos
juegos? Eso es lo que quiero saber. ¿Para qué lo hace?
Ben: ¿Qué
juegos?
Gus (apasionadamente,
avanzando): ¿Para qué lo hace? Rendimos nuestras pruebas, ¿no es verdad?
Las aprobamos perfectamente, ¿no es cierto? Las dimos juntos, ¿recuerdas?
Hemos demostrado que somos capaces. Cumplimos siempre con el trabajo. ¿Para
qué hace esto? ¿Qué se propone? ¿Para qué todo este juego? (Detrás de ellos,
baja el montaplatos por el hueco. El ruido viene acompañado esta vez por un
silbido estridente. Gus corre a la abertura y toma la nota. Leyendo.) "¡Scampi!"
(Arruga la nota, toma el tubo, saca el pito, lo sopla y habla.) ¡No nos
queda nada! ¡Nada! ¿Entiende?
Ben
toma el tubo y aparta a Gus de un empujón. Sigue a Gus y le pega con fuerza con
el dorso de su mano en el pecho.
Ben: ¡Basta!
¡Maniático!
Gus: ¡Pero
has oído!
Ben (con
furia salvaje): ¡Basta! ¡Te lo prevengo! (Silencio. Ben cuelga el tubo.
Va a su cama y se echa en ella. Toma el diario y lee. Silencio. El montaplatos
sube. Ellos se vuelven rápidamente y sus miradas se encuentran. Lentamente, Gus
vuelve al lado derecho de su cama y se sienta. Silencio. La puerta cae
nuevamente en su lugar. Ellos se vuelven rápidamente y sus miradas se cruzan.
Ben vuelve a su diario. Silencio. Ben tira el diario.) ¡Ahhh! (Levanta
el diario y lo mira.) Escucha esto. (Pausa.) ¿Qué te parece? (Pausa.)
¡Bah! (Pausa.) ¿Has oído cosa igual alguna vez?
Gus (torpemente):
¡Sigue!
Ben: Es
verdad.
Gus: ¡Vamos!
Ben: Está
aquí en letras de molde.
Gus (muy
bajo): ¿Pero es cierto eso?
Ben: ¿Podrías
imaginarlo?
Gus: Es
increíble.
Ben: Lo
hace a uno sentir ganas de llorar.
Gus (casi
no se lo oye): Increíble.
Ben
menea la cabeza. Deja el diario y se levanta. Acomoda el revólver en la
pistolera. Gus se pone de pie. Va hacia la puerta izquierda.
Ben: ¿Adónde
vas?
Gus: A
beber un vaso de agua.
Gus
sale por la izquierda. Ben se sacude el polvo de la ropa y de los zapatos. Se
percibe el silbato a través del tubo acústico. Ben va hasta el tubo, saca el
pito y se lleva el tubo al oído. Escucha. Lo lleva a la boca.
Ben: Sí.
(Al oído; escucha. A la boca.) En seguida. Inmediatamente. (Al oído;
escucha. A la boca.) ¡Claro que estamos listos! (Al oído; escucha. A la
boca.) Entendido. Repito. Ha llegado
y vendrá inmediatamente. Se utilizará el método corriente. (Al oído;
escucha. A la boca.) Claro que estamos listos. (Al oído; escucha. A la
boca.) ¡Perfecto! (Cuelga el tubo.) ¡Gus! (Saca el peine y se
peina el cabello, luego se arregla el saco para que no se le note el bulto del
revólver. El agua acude al tanque del
baño afuera a la izquierda. Ben corre presuroso a la puerta izquierda.) ¡Gus!
Se
abre de golpe la puerta derecha. Ben se vuelve. Entra Gus trastabillando. Está
despojado del saco, el chaleco, la corbata y el revólver. Se detiene con el
cuerpo agachado, los brazos a los lados; levanta la cabeza y mira a Ben. Sigue
un largo silencio y ambos se contemplan mientras cae el telón.