“FILOMENA
MARTURANO”
DE
EDUARDO DE
FILIPPO
ADAPTACION Y PUESTA EN
ESCENA: MANUEL GONZALEZ GIL
AÑO 2005
PERSONAJES:
1.- FILOMENA MARTURANO: 45 años
2.- DOMINGO SORIANO 50años
3.- ROSALIA 70años
4.- ALFREDO 65
años
5.- MIGUEL Y JUEZ 24 y 40 años
6.- HUMBERTO 20
años
7.- RICARDO 22
años
8.- SACERDOTE Y ABOGADO 40 años
9.- DIANA Y LUCIA 25 años
ESCENOGRAFIA:
La casa de Domingo
Soriano se pasará de Nápoles a Buenos Aires. Sin embargo no se darán nunca
referencias exactas de la ciudad, ni del país que se trata. Un comedor
espacioso, estilo 1900 (Humberto I), amoblado con lujo pero de un gusto
mediocre. Algunos cuadros y bibelots que, evidentemente, han sido parte del
mobiliario de los padres de Doménico Soriano, están cuidadosamente dispuestos
sobre paredes y muebles, y contrastan violentamente con todo el resto. Una
puerta en primer plano a la izquierda se abre hacia el dormitorio. En segundo
plano a la izquierda, una gran ventana en el ángulo de la pieza a través de la
cual se ve una florida terraza, protegida por un toldo a rayas de de colores.
Al fondo, a la derecha, la puerta de entrada. Siempre a la derecha, la pieza se
compromete profundamente con las bambalinas y deja entrever por el alféizar que
cierra a medias un pesado cortinado de seda, el escritorio del dueño de casa,
igualmente amoblado al estilo 1900. Una vitrina de la misma época protege y
ofrece a la vista un gran número de copas de formas, metales y dimensiones
diferentes: son los trofeos ganados por los caballos de carrera de Doménico.
Dos banderines cruzados sobre la pared del fondo, detrás de un escritorio, son
testimonio de victorias obtenidas en la fiesta de Montevergine. Ni libros, ni
papeles, ni diarios. El rincón, que solo Doménico Soriano se atreve a llamar su
escritorio, es prolijo y ordenado, pero sin vida. En el centro, sobre la mesa
del comedor, el cubierto está dispuesto para dos personas con un gusto algo
rebuscado; también hay un centro de mesa de rosas rojas frescas.
Debe haber un
espacio neutro para poder utilizarlo para las escenas incorporadas por la
puesta
LA EPOCA:
Final de la
primavera, casi verano de 1950. Cae la noche. Las últimas luces del día caen
sobre la terraza
PERSONAJES
FILOMENA::
Filomena
Marturano está de pie en el umbral del dormitorio, los brazos cruzados en
actitud desafiante. Lleva un largo camisón blanco. Sus cabellos en desorden han
sido arreglados rápidamente. Tiene los pies desnudos dentro de sus chinelas. Su
rostro está marcado por un pasado de lucha y penas. Sin tener un aspecto
grosero, Filomena no puede esconder su origen plebeyo: tampoco desea hacerlo.
Sus gestos son amplios y generosos; habla con voz decidida y franca, como mujer
responsable, dotada de una inteligencia instintiva y de fuerza moral, una mujer
que afronta e interpreta a su manera las leyes de la vida. Solo tiene 48 años,
traicionados por algunas pocas canas en sus sienes, pero no sus ojos, de un
color negro napolitano, y que han conservado su vivacidad juvenil. Está pálida
como un cadáver, un poco a causa de la comedia que acaba de interpretar, -ha
hecho creer que su fin estaba próximo-, y un poco a causa del huracán que,
inevitablemente, deberá enfrentar ahora. Pero no tiene miedo: y tiene incluso
la actitud de una fiera herida a punto de saltar sobre su adversario.
DOMINGO:
En el rincón
opuesto, exactamente en primer plano a la derecha, Doménico Soriano la enfrenta
con la firme voluntad de quien está dispuesto a vencer cualquier obstáculo con
tal de llevar adelante lo que considera su derecho: denunciar la infamia y
revelar a la luz del día la bajeza con la que ha sido engañado. Se siente
ofendido, humillado, herido en algo, según él, sagrado, que no puede ni quiere
confesar. El hecho de que pueda aparecer vencido a la vista de los demás
perturba su espíritu y le hace perder la luz de la razón. Es un hombre robusto,
sano, en los cincuenta años. Cincuenta años bien vividos. Su buen pasar y su
situación considerable le han conservado el espíritu vivaz y el aspecto
juvenil. Su difunto padre, Raimundo Soriano, uno de los confiteros más ricos y
astutos de Nápoles, que poseía fábricas en Vergini y Forcella, así como
comercios muy concurridos en Toledo y Foria, solo tenía ojos para su hijo. De
joven, Don Doménico era llamado “el principito
don Mimi”, y la extravagancia y originalidad de sus caprichos no tenían
límites: marcaron una época. Todavía se habla de ello en Nápoles. Apasionado
aficionado de los caballos, es capaz de pasar horas evocando con sus amigos sus
proezas en las carreras, y las hazañas de los principales representantes de la
especie equina que pasaron por sus numerosas caballerizas. Ahora, en pantalón
de calle y chaqueta de pijama someramente abotonada, está allí, pálido y
nervioso delante de Filomena, esa mujer “de nada” que durante tantos años ha
tratado como a una esclava y que ahora lo tiene en sus manos y lo va a aplastar
como un insecto.
ROSALIA:
A la izquierda
de la habitación, en un rincón, casi en la terraza, se ve de pie la silueta
dulce y humilde de doña Rosalía Solimene. Tiene 75 años. El color de sus
cabellos es incierto: tirando más al blanco que al gris. Lleva un vestido
oscuro. Un poco encorvada pero aún llena de vitalidad. Ella vivía en un “basso”
(una habitación miserable sin ventanas cuya entrada da a la calle y puede
servir de vivienda o de pequeño comercio) en la calle San Liborio, frente al
que habitaba la familia Marturano, de la que conoce en detalle vida, muerte y
milagros. Conocía a Filomena Marturano desde su más tierna infancia, y la ha asistido
en los momentos más tristes de su vida, y jamás le ha negado las palabras de
aliento, de comprensión y de ternura que solo las mujeres del pueblo saben
prodigar, y que son de gran ayuda para las almas en pena. Sigue ansiosamente
los movimientos de Doménico, sin perderlo de vista un solo instante. Conoce, y
fue una dura experiencia, los efectos de la iracundia de ese hombre; es por eso
que está aterrorizada y no se mueve, como
petrificada.
ALFREDO:
En el cuarto
rincón de la pieza vemos un cuarto personaje: Alfredo Amoroso. Es un hombre
simpático de alrededor de sesenta años, de espaldas anchas, nerviosas y
robustas. Conocedor de caballos, fue contratado por Domingo en su juventud, e
inmediatamente quedó a su lado como hombre de confianza, chivo emisario,
intermediario y amigo. Resume todo el pasado de su amo. Es suficiente con
observar la manera que en que mira a Doménico para comprender a qué punto le es
fiel y devoto, capaz de una abnegación total. Lleva una chaqueta gris que le
queda ligeramente chica, pero bien cortada, un pantalón de otro color y una
gorra, un poco cruzada sobre la cabeza. Sobre su chaleco, una cadena de oro.
Está en una actitud de espera. Es, tal vez, el más sereno de todos. Conoce a su
patrón. Tantas veces ha tenido que aguantarlo!
“FILOMENA
MARTURANO”
de
Eduardo de Filippo
Adaptación: Manuel
González Gil
PRIMER ACTO: “LA RESURRECCION”
UNIDAD PRIMERA: “MUERTE EN EL DORMITORIO”
EN UNA TIPICA SALA DE UNA
CASONA DEL 1900. EN LA PARTE SUPERIOR SE VE EL CORTE DE UN DORMITORIO. UNA
ENFERMA MORIBUNDA, FILOMENA MARTURANO, ESTA RECIBIENDO DOS SACRAMENTOS
SIMULTANEOS: LA
EXTREMAUNCION Y EL MATRIMONIO. ALREDEDOR DE ELLA SE
ENCUENTRAN: EL SACERDOTE, SU MUCAMA DE TODA LA VIDA , ROSALIA, EL JUEZ, EL AMIGO DEL NOVIO:
ALFREDO Y EL NOVIO: DOMINGO SORIANO. EL SACERDOTE FINALIZA CON EL SACARAMENTO
DEL MATRIMONIO SOBRE LA MUSICA DE UN REQUIEM DE MOZART Y EL JUEZ PIDE TERMINAR
CON LAS FORMALIDADES DE RIGOR
SACERDOTE:
Cumpliendo con la última voluntad del cónyuge moribundo, los declaro marido
y mujer. Que lo que Dios ha unido solo
Dios pueda separar.
JUEZ: (EN SECRETO A FILOMENA)
Bien. Ya se encuentran casados ante Dios y ante la ley, señora. (EL SACERDOTE SE ACERCA COMO ESCUCHANDO UN
SECRETO).
SACERDOTE:
Por supuesto señora.
DOMINGO:
¿Qué le dijo?
SACERDOTE:
Nada… Nada… Pide especialmente que usted firme…. Obviamente que está
divagando…
DOMINGO: (A TODOS LOS PRESENTES)
Es más fuerte que ella. Aún muriéndose trata de dirigir todo.
EL JUEZ SE DIRIGE A UNA
PEQUEÑA MESA
JUEZ:
Aunque en este caso tiene razón…Los testigos deben firmar al pie del acta
por favor.
ROSALIA Y ALFREDO FIRMAN
JUEZ:
Usted don Domingo
debe firmar aquí…
DOMINGO:
¿Y cómo hacemos
con…..?
JUEZ:
No. En estos casos la firma de la señora no es necesaria. Lo lamento mucho
Don Soriano.
SACERDOTE:
Lo felicito Don
Domingo. La suya ha sido una acción ejemplar.
DOMINGO:
Gracias…. Muchas
gracias…. Pero era mi deber. ¿Seguro que no quieren tomar nada?
SACERDOTE:
Le agradezco Don
Domingo, pero todavía me restan tres visitas.
JUEZ:
Y a mi me están
esperando en casa.
LA MUSICA COBRA DRAMATISMO.
EL JUEZ SE APROXIMA AL NOVIO Y LO ABRAZA TRISTEMENTE. LO MISMO HACE EL
SACERDOTE. ROSALIA SE QUEDA LLORANDO AL PIE DE LA CAMA Y ALFREDO SE SIENTA EN
EL SILLON DE LA SALA MIENTRAS DOMINGO ACOMPAÑA AL SACERDOTE Y AL JUEZ HASTA LA PUERTA.
AL VOLVER DOMINGO LE HABLA A ROSALIA.
ROSALIA:
¿No quiere irse a recostar un ratito señor?
DOMINGO:
No Rosalía, me voy a quedar cuidándola…. Además tengo que esperar a la
enfermera que quedó en traerme los remedios.
ALFREDO:
Yo te hago compañía un ratito.
DOMINGO: (A ROSALIA)
Hacenos un cafecito y recostaste vos.
ROSALIA:
¡Pero señor!
DOMINGO: (CONSOLANDOLA)
¡Vamos Rosalía! Hay que ser fuerte…. Así es la vida…
ROSALIA OBEDECE Y SE VA
LLORANDO. ALFREDO RETOMA LA CONVERSACION.
ALFREDO:
¿Así que quiso casarse?
DON DOMINGO VA HACIA EL
TELEFONO Y MARCA UN NUMERO. ALFREDO LO
OBSERVA.
DOMINGO:
Fue su última voluntad. Apenas pudo balbucearlo, el cura le estaba dando la
extremaunción y gracias a Dios logró
entenderla y, ahí no más te fuimos a buscar a vos, y al juez y matamos dos pájaros de un tiro. En
realidad no pude negarme. Toda una vida juntos…. ¡Pobre Filomena!, según el
doctor de hoy no pasa. (ATIENDEN DEL
OTRO LADO DEL TELEFONO) Hola, Domingo Soriano, si… si…. No,
lamentablemente, todo sigue igual… La llamé para confirmar la cena, tráigame lo
de siempre pero para dos, si…. dentro de una hora más o menos…. Si…si… lo de
siempre… Champagne por supuesto…
ALFREDO:
Te agradezco viejo, pero yo ya cené.
DOMINGO:
No, no es para vos.
DOMINGO BUSCA UN RAMO DE
ROSAS ROJAS Y LAS PONE SOBRE LA MESA.
ALFREDO:
¿Y para quién es…….?
DOMINGO:
Invité a cenar a la enfermera.
ALFREDO:
¿Hoy? (GESTO DE AFIRMACION DE DON
DOMINGO) Domingo vos no respetás ni a los muertos.
AL PRONUNCIAR LA PALABRA
“MUERTOS” SE VE A FILOMENA LEVANTARSE DE GOLPE DE LA CAMA COMO UN ESPECTRO
MIENTRAS LA MUSICA CRECE EN DRAMATISMO. MIENTRAS DOMINGO HABLA VEMOS A FILOMENA
LEVANTARSE DE LA CAMA Y ACERCARSE A UNO DE LOS SILLONES E INTERRUMPIR LA
CONVERSACION.
DOMINGO:
Y la ocasión pintaba y es una chica magnífica…. En muchas cosas me hace acordar a Filomena
cuando era joven…. Ya vive sola…. Tiene un carácter fuerte, aunque no tanto, y
daría la impresión que vamos a entendernos muy bien… Vos sabés que en estos
casos no hay que dejar para mañana lo que se puede hacer hoy…. mirá a
Filomena….
ALFREDO:
¡Filomena!
SIN PODER DAR CREDITO A LO
QUE VEN SUS OJOS, ALFREDO Y DOMINGO QUEDAN INMOVILES AL VER A FILOMENA CAMINANDO
HACIA ELLOS COMO UNA SUERTE DE APARICION ESPECTRAL. LA
MUSICA Y LAS LUCES AYUDAN CON EL EFECTO.
FILOMENA:
¡Me he despertado y me siento mucho mejor!
DOMINGO: (ABSORTO, SE LEVANTA Y RETROCEDE))
¡Filomena!
FILOMENA:
¿Qué pasa? ¿De qué hablaban?
ALFREDO:
De nada….De nada…
DOMINGO RETROCEDE CUANDO FILOMENA INTENTA ACERCARSE
FILOMENA:
¿Qué te pasa Domingo? ¿Me tenés miedo ahora que estamos casados? Quiero
decir…. ¿Ya estamos casados, no?
ALFREDO:
Si…Si…
DOMINGO: (SIN PODER CREERLO)
¡No puede ser….! Pero…. ¿Te sentís bien? ¿Te curaste?
FILOMENA:
Y yerba mala nunca muere…. ¡Tengo un hambre!
FILOMENA CAMBIA SU RITMO Y
VA HACIA LA MESA Y TOMA UNA MANZANA QUE COMIENZA A COMER SIN PELAR. LA MUSICA
SE DESVANECE Y DOMINGO COMIENZA A ENFURECERSE. VEMOS A
LOS CUATRO PERSONAJES EN LA POSICIÓN DEL “JUEGO DE LAS CUATRO ESQUINAS”. PARECE
QUE ESTUVIERAN ALLÍ PARA DIVERTIRSE COMO CHICOS; ES, POR EL CONTRARIO, LA VIDA
LA QUE LOS HA PRECIPITADO A UNOS CONTRA OTROS.
DOMINGO:
¡No lo puedo creer! O sea que todo ha sido un engaño…. Tu enfermedad…Tu
agonía….
UNIDAD SEGUNDA: “LA FURIA DE DOMINGO”
DOMINGO: (FURIOSO)
¡Rosalía!....
¡Rosalía vení acá!.... Loco…. Imbécil… (SE
ABOFETEA) Cien…. Mil veces loco…
ALFREDO:
¿Pero que estás
haciendo, hombre?
DOMINGO:
¡Yo soy un imbécil! Yo no soy un hombre…Yo tengo que pararme frente a un
espejo y escupirme a la cara y no cansarme nunca! ¡Rosalía vení acá!.... ¿Casarme
con vos? Pero si con vos tiré a la calle los mejores años de mi vida.
Veinticinco años de salud, de fuerza, de inteligencia, de juventud. Pero nada
es suficiente. ¡Vos querés todo! ¿También querés las tiras de mi piel, verdad? (VA HACIA UN ESPEJO Y SE HABLA A SI MISMO)
¡Rosalía! ¡Imbécil! ¡Loco! ¡Estúpido! No
puedo creerlo. Vos que te creías el mismo Cristo reencarnado diciendo: “Si
quiero”, al pie de la cama… ¡Entupido! ¡Loco!.. ¡Imbécil! ¿Pero cómo no me di
cuenta? ¿Cómo se me ocurrió confiar en vos?
De una mujerzuela como vos podía esperarse esto y mucho más. Lo que está
podrido siempre huele mal. Pero ni sueñes que esto va a quedar así. Ni sueñes
que me la ganaste. Esto recién empieza. La última batalla todavía no ha
empezado. Vos no ganaste nada. Antes te
mato. A vos y a todos los que te apañaron… (ROSALIA
ENTRA CORRIENDO CON LA BANDEJA Y LOS CAFES) ¡El médico! ¡El cura! ¡Con
razón tanta prisa por irse! ¡Y vos Rosalía!
ROSALIA:
Señor…Yo no…
DOMINGO:
¡No mientas! Yo
los mato a todos. ¡El revólver! ¡Denme el revólver!
ALFREDO:
Me pediste que
llevara los dos al armero para que los limpie.
DOMINGO:
¡Esto se terminó! ¡Vos no te despertaste! ¡El que se acaba de despertar soy
yo! ¡Si señora! ¡Me he despertado y lo he comprendido todo! (ENCARA A FILOMENA) Lo primero que vas
a hacer, es irte. Y si no te vas por las buenas, vas a salir de aquí dentro
muerta! Con los pies bien para adelante. ¡No hay ley! ¡No hay Dios que pueda
doblegar a Domingo Soriano! Yo los denuncio por estafadores, a vos, al cura, a
ese doctorcito y a esta vieja cómplice e hipócrita y los meto en la cárcel!
¡Plata no me falta para hacerlo! ¡Vas a bailar Filomena! ¡Van a bailar al
compás de mi batuta! Cuando la gente sepa quién sos vos y de qué sitio te he
sacado, no habrá juez que no quiera condenarte. ¡Yo te aplasto Filomena! ¡Yo te
aplasto!
FILOMENA: (TOMANDO EL CAFÉ QUE LE HA
SERVIDO ROSALIA)
¿Terminaste o
tenés algo más que decir?
DOMINGO:
¡Callate!… ¡No hables!….
¡No quiero oírte!
FILOMENA:
Cuando te haya dicho lo que tengo acá adentro, (SE SEÑALA EL ESTOMAGO), te juro que no vas a escuchar nunca más mi
voz y no te miraré más a la cara.
DOMINGO:
¡Mujerzuela! Eso
es lo que sos. ¡Puta naciste y puta morirás!
FILOMENA:
¿Y por qué lo gritás? ¿Acaso es una novedad? Todos saben quien soy yo y de
donde vengo. Pero en donde yo estaba, también estabas vos con los otros. Y como
traté a los otros, te traté a vos. ¿Por qué iba a tratarte de otra manera?
¿Todos los hombres son iguales, no? Y lo que hice me lo lloro yo y mi
conciencia…Pero ahora soy tu mujer…. Tú esposa… Y de aquí no me arranca ni el
ejército.
DOMINGO:
¿Vos mi mujer? ¿Filomena Marturano mi esposa? ¿Se te aflojaron los
tornillos esta noche? ¿Con quién te
casaste?
FILOMENA:
Con vos.
DOMINGO:
No señora… Yo me casé con una muerta… Con una mujer gravemente enferma… En
agonía… ¡Un engaño evidente! ¡Toda una ficción! ¡Tengo testigos! (DOMINGO SEÑALA A ROSALIA QUE SE DEFIENDE.)
ROSALIA:
Yo no se nada. Yo
lo único que se es que Doña Filomena se metió en la cama, se agravó y entró en
agonía. A mi no me dijo nada.
DOMINGO: (
Salí de acá… (ROSALIA SALE CORRIENDO
Y DOMINGO CAMINA AMENAZANTE HACIA ALFREDO) ¿Y vos tampoco sabías nada?
ALFREDO:
¿También vas a dudar de mí? Pero si
vos sabés que Filomena no puede ni verme. ¿Justamente a mi me lo va a decir?
ROSALIA: (QUE VUELVE LENTAMENTE)
¿Y al juez? ¿Quién me pidió que fuera a buscar al juez?
¿No fue usted?
DOMINGO:
Porque esta
muerta me lo pedía, y el imbécil quiso conformarla.
FILOMENA:
Porque no veías
el momento de que me fuera al otro mundo y librarte de mi de una vez.
DOMINGO:
Todavía puedo escuchar al cura diciéndome con lágrimas en los ojos: “¿Por que
no se casa “in extremis, hijo mío? Pobre mujer, es su última voluntad. Perfecciona este vínculo con la bendición de
Dios” ¿Y el imbécil que dijo?
FILOMENA:
Dijo: Total… ¿Qué
pierdo? Si ya está casi fiambre. En un
par de horas me la saco de encima. Pero la muerta se levantó. ¡Milagro!
Y ahora….somos marido y mujer.
ROSALIA:
Qué bien estuvo
señora… Le juro que yo le creí todo……
ALFREDO:
La respiración
entrecortada… la agonía… Maravilloso Filomena..
DOMINGO:
O se callan la
boca o los meto en agonía a los dos. ¿Y
el médico?
ALFREDO:
Estoy seguro que
no sabía nada. Se la tragó como el mejor.
DOMINGO:
¡Peor! ¿De dónde
salió? ¿Cómo un médico puede ser médico y no darse cuenta que una muerta esta
en perfecto estado de salud y le está tomando el pelo?
ALFREDO:
No lo culpo…Todos
le creímos…
DOMINGO:
Ese es un estafador y me las va a pagar. Pagará como que hay un Dios. (A FILOMENA) ¿Estaban los dos de acuerdo no? Confesá… ¿Cuánta
guita le diste?
UNIDAD TERCERA: “LOS REPROCHES”
FILOMENA:
De eso si que sabés. De guita. De comprar y vender personas. De tomar todo
lo que se te ocurre. Así me compraste a mí. Con plata. Porque para el señor Don
Domingo Soriano, todo es una cuestión de precio.. Trajes….mujeres….
Hipódromos…… Sus caballos que no se cansan de ganar... Pero esta carrera es mía
viejito. No te gastés en aprontes porque este clásico lo corro yo. Y para tu tranquilidad, el médico no sabía
nada. El también me creyó. Y no lo culpo. ¡Cómo no iba a creerme!. Si cualquier
mujer, después de veinticinco años a tu lado, entra en agonía. Te hice de
sirvienta durante veinticinco años, y ustedes lo saben. (SEÑALA
A ROSALIA Y A ALFREDO) Mientras el señor se daba la gran vida en Europa, yo
le cuidaba la fábrica de bolsas y los almacenes del centro para que sus
dependientes y los obreros no te pelaran vivo.
(IMITANDOLO) “Si no te
tuviera a vos Filomena, vos si que sos una mujer”. Te cuidé la casa como ni
siquiera una esposa legítima te la hubiera cuidado. ¿Pero ustedes creen que
alguna vez este señor me lo agradeció?
¿Me lo reconoció? ¡Nunca! Siempre me consideró como a una sirvienta que
en cualquier momento se puede echar a la
calle.
DOMINGO:
¿Sirvienta? ¿Vos sirvienta? ¡Qué sirvienta! Las sirvientas obedecen. Sirven…
Te sonríen… Te atienden… Y a vos en tu perra vida pude verte sumisa… ¡Que se
yo! Comprensiva…. Siempre existió entre vos y yo una relación que…. Pero no…
Siempre con esa cara hosca… Sobradora… La señora perfecta. La mirás y te
empezás a preguntar: “Pero ¿Qué le hice? ¿En qué me equivoqué?” Nunca vi una
lágrima en esos ojos. Nunca. En todos los años que vivimos juntos, nunca te vi llorar.
FILOMENA:
¿Y que querías? ¿Qué llorara por vos?
DOMINGO:
Una mujer que no llora, que no come, que no duerme. Siempre vigilando con
los ojos bien abiertos. ¡Si te hubiera visto dormir alguna vez! Sos un demonio. Eso sos vos.
FILOMENA:
Para verme dormir hay que estar en la casa por las noches, Domingo, y no volver
a la madrugada. Las navidades, los años nuevos, mis cumpleaños, los tuyos, los
he pasado siempre sola como una perra. ¿Sabés cuando llora la gente
Domingo? Cando conoció la felicidad y la
perdió. Cuando una conoce solo la desgracia, no llora. Por eso nunca lloré. Porque
siempre me trataste como a una mujerzuela. Como a una puta, como vos decís. (A ALFREDO Y A ROSALIA) Y ya no quiero
aguantar más que, a los cincuenta años, el señor siga volviendo a casa por las
mañanas con los pañuelos sucios de rouge que da asco. Podría tener la
delicadeza de pensar: “Mejor los escondo para que ella no los vea” Pero no…. Me los tira en la cara… Total ¿Filomena
qué puede hacer? … Y él sigue como un idiota detrás de esa ….
UNIDAD CUARTA: “LA
ENFERMERA”
DOMINGO: (COMO SORPRENDIDO EN FALTA)
¿Esa quién?
FILOMENA:
Esa asquerosa…..¿Pero vos te crees que yo no me doy cuenta de nada? No
sabés mentir. Ese es tu defecto. Cincuenta años y anda todavía detrás de las nenitas
de veinte y no le da vergüenza. Y encima me las mete en casa con la excusa de
que es la enfermera. Claro, porque como el señor de veras se creía que yo me
estaba muriendo, antes de que llegase el cura para casarnos, al pie de la cama
se besaba y se abrazaba con la enfermerita esa. ¡Qué asco me dieron! Claro…
Mientras yo agonizaba en el dormitorio, el señor aquí con la mesa preparada
para él y para la otra.
DOMINGO:
¡Por favor! ¡Qué decís! Lo invité a cenar a Alfredo… ¿No? (A ALFREDO)
ALFREDO:
Si…Si….Me pidió que me quedara
DOMIMNGO:
Ahora, si por que la señora se muere nadie puede comer…
FILOMENA:
¿Con rosas sobre la mesa?
DOMINGO: (COMO SI FUERA NORMAL)
Con rosas sobre la mesa, si.
FILOMENA:
¿Rojas?
DOMINGO:
¡Rojas, verdes, amarillas! ¿Pero por qué no puedo ser dueño de poner flores
sobre la mesa? ¿Por que vos te ibas a morir?
FILOMENA:
Pero no he muerto y por ahora no pienso hacerlo. Todavía tengo una causa
justa por la qué pelear. ¿O creías que después de veinticinco años de servirte
de felpudo me iba a ir con las manos vacías?.
UNIDAD QUINTA: “LA PLATA”
DOMINGO: (TRIUNFANTE, COMO HABIENDO COMPRENDIDO)
¡Ah! ¡Ya veo! Las manos vacías. O sea que todo esto es una cuestión de
plata… ¡La plata! Por fin nos sacamos la careta. ¿Pero vos te crees que yo no
te hubiera dado plata? ¡Vos crees que Domingo Soriano no habría pensado en como
dejarte en una situación cómoda, para
que no dependieras de nadie?
FILOMENA:
Podés callarte por favor. ¿Será posible que ustedes los hombres no
comprendan nunca nada? ¿Tu plata, Domingo? Guardate tu plata. Es otra cosa la
que yo necesito…
DOMINGO:
¿De qué hablás?
FILOMENA:
No es el momento. Se trata de algo muy serio. Cuando estés más sereno te lo
voy a contar
DOMINGO:
¿Pero cómo querés que me serene? Hablá porque…
LA ENTRADA DE LA ENFERMERA
INTERRUMPE LA PELEA
UNIDAD SEXTA: “DIANA LLEGA Y SE VA”
DIANA:
Estoy muerta… No sabés cuántas farmacias tuve que recorrer para poder
encontrar los remedios. Conseguí el alcanfor y la adrenalina, el otro no lo
tenían. Rosalía preparame el baño porque me quiero meter en la bañera y
serenarme un poco antes de irme. ¿Puedo Domingo?
DOMINGO: (TARTAMUDEANDO INCOMODO)
Si….le …parece……
DIANA: (MIRA LAS ROSAS DE LA MESA)
¡Eh! ¡Rosas rojas! Gracias
Domingo…. ¡Y cómo huelen! ¿Preferís que cenemos antes de mi baño?
DOMINGO: (DISIMULA)
¿Quiere cenar Diana? Quédese… yo justamente había invitado a mi amigo Alfredo…
ALFREDO: (TRATANDO DE LIBERARSE)
Yo igual mucho hambre no tengo..
DOMINGO ESTA COMO FULMINADO.
FILOMENA NO MUEVE NI UN PELO. DIANA ENCIENDE UN CIGARRILLO Y SE SIENTA A LA
MESA SIN VERLA.
DIANA:
Yo tampoco, pero igual los acompaño.
DOMINGO: (LE ACERCA UNA SILLA)
Siéntese Diana.
DIANA:
Tuteame Domingo… ¿Qué te pasa?... Estaba
pensando…. Que.…, Dios no lo quiera no, pero creo que si la vieja se muere esta
noche.
DOMINGO:
¡No Diana!
DIANA:
Creo que va a ser mejor que yo me vaya y te deje un tiempito solo, como
para aparentar un duelo lógico. ¿Te parece? Diez días, que se yo… ¿Y cómo
está? ¿Sigue agonizando?
DOMINGO:
No…
DIANA:
¿Qué te pasa Domingo? ¿Vino el cura?
DOMINGO:
Si….
DIANA:
¿Qué, está mejor?
FILOMENA ROMPE DE UNA VEZ SU
SILENCIO
FILOMENA:
Mucho mejor… Acertaste. Cuando te fuiste a comprarme los remedios, vino el
cura y como vio que estaba agonizando le aconsejó y le pidió a Domingo que
legitimara nuestra unión “in extremis”. Y como Domingo consideró que el pedido
era justo, porque se dijo: “esta noble mujer está a mi lado desde hace tantos
años” y otras muchas consideraciones que no tengo el deber ni las ganas de
explicarte, se acercó a mi cama y nos casó con el testimonio de dos testigos y
todas las bendiciones correspondientes. (DIANA
SE LEVANTA NERVIOSA Y AGARRA UNA ROSA Y JUEGA CON ELLA EN SUS MANOS) Ahora…
yo no se si el matrimonio es un buen remedio, pero el caso es que apenas se fueron
el señor cura, y el señor juez, comencé a sentirme mejor, mucho mejor, me
levanté de la cama y me parece que he dejado eso de morirme para mejor ocasión.
Por lo tanto donde no hay enfermos, sobran las enfermeras… (CAMBIA SU DIPLOMACIA Y LE HABLA CON FIEREZA) Dejá esa flor….
DIANA:
¿Qué?
ROSALIA:
Dijo que deje la flor
(DIANA DEJA LA FLOR. ESTA SUMAMENTE NERVIOSA)
FILOMENA:
Sacate el delantal
DIANA:
¿Qué?
ROSALIA:
Dijo que te saques el delantal, es nuestro el delantal.
DOMINGO:
Filomena… Por favor…
FILOMENA:
Callate Domingo. (A DIANA) Y las
porquerías que hacías con mi esposo al pie de la mi cama mientras me estaba
muriendo, porque vos sabías que me estaba muriendo, las podés ir a hacer a lo de tu hermanita. O
mejor dicho, podés ir a una casita muy cómoda, en la que yo estaba, en la que te van a tratar muy bien…
DIANA: (EN PANICO)
Do…do…do… ¿Dónde?
FILOMENA:
Mejor que te lo diga Domingo, antes iba mucho y ahora también sigue yendo…
Pero, decime una cosa nena… ¿Por que no te vas de una vez antes de que me ponga
nerviosa y te rompa toda?
DIANA SE VA DE LA CASA CON
PRISA. DOMINGO SE LEVANTA DE GOLPE Y TRATA DE IMPEDIR QUE SALGA.
DOMINGO:
¡Diana! ¡Diana!
DIANA:
Dejame Domingo…dejame…
DOMINGO:
Diana…!
FILOMENA:
Ya la voy hacer sonar yo a la “Diana” esta.
DOMINGO:
Diana por favor no quiero que te vayas así…..
FILOMENA: (CANTANDO IRONICA DESAFIA A ALFREDO)
Canta...Canta pajarito…
Canta…canta sin cesar…
DOMINGO VUELVE LENTAMENTE.
DOMINGO:
¿Se puede saber por qué la trataste así?
FILOMENA:
Porque se lo merece.
ROSALIA ENTRA CON UN
PAQUETE.
ROSALIA:
Llegó la cena señor.
ALFREDO:
¡Hm.! ¡Qué rico huele!
DOMINGO: (ESTALLANDO)
Se pueden ir los dos de acá….
ROSALIA DEJA LA CENA SOBRE
LA MESA Y SE VAN CON ALFREDO
UNIDAD SEPTIMA: “ LOS
TRES HIJOS”
FILOMENA MIRA LA CENA.
FILOMENA:
Es para dos…. Si ibas a cenar con Alfredo se te va a enfriar. Perdoname pero estoy muerta de hambre, te voy
a robar un poquito. (SE SIENTA A LA MESA
Y COME)
DOMINGO: (TRATANDO DE CALMARSE)
Veamos Filomena…. Veamos. Necesito comprender bien una cosa. Mientras te
divertías con Diana estaba tratando de descifrarte. No sos una mujer, sos un
demonio. Con vos es recomendable estar siempre con lo ojos bien abiertos y los
oídos atentos. Recién ahora creo que te conozco. Sos como una rata…, Filomena. Como
una rata venenosa que destruye todo lo que toca. Pero hace un rato dijiste algo
que me quedó dando vueltas en la cabeza, y no quiero dejarlo pasar. Dijiste: algo
de una causa justa que me ibas a decir cuando me serenara. Dinero no es, porque sabés muy bien que te lo hubiera dado sin haber tenido
que armar todo este teatro que armaste. Entonces ¿Qué querés Filomena? ¿Qué se metió en esa cabeza? ¿Qué es lo que estás pensando y no me estás
diciendo? Aprovechá este minuto que estoy sereno Filomena
FILOMENA: (DE REPENTE SE PONE SERIA)
Tengo tres hijos Domingo.
DOMINGO:
¿Tres hijos? ¿Qué estás diciendo?
FILOMENA: (REPITE MAQUINALMENTE)
Que tengo tres hijos Domingo.
DOMINGO REPITE PARA SI, COMO
NO QUERIENDO CONVENCERSE DE LA REALIDAD DE LOS HECHOS.
DOMINGO:
¡Tres Hijos! ¿Y
que edad tienen?
FILOMENA:
El mayor tiene veinticuatro.
DOMINGO: (SACANDO CUENTAS)
¿Veinticuatro años?
FILOMENA:
Eh…. No pongas esa cara…. No tengas miedo…. No son tuyos.
DOMINGO: (SE ALIVIA CON DISIMULO)
¿Pero, te conocen? ¿Te ven? ¿Saben que sos su madre?
FILOMENA:
No, no lo saben. Pero los veo a menudo…. Y hablo con ellos.
DOMINGO:
¿Y dónde viven? ¿Cómo viven?
FILOMENA:
Con tu plata.
DOMINGO:
¡Ah! ¿Con mi plata?
FILOMENA:
Si con tu plata. Durante años vendí tus trajes, tus zapatos, y tenías
tantos que nunca te diste cuenta. (LE PREGUNTA) ¿Te diste cuenta?
DOMINGO:
No…
FILOMENA:
¿Te acordás de aquél anillo de diamantes que te dije que perdí? Bueno…. No lo perdí... Lo vendí…. Confieso
que con tu plata pude criar y educar muy bien a mis hijos.
DOMINGO:
¿Y qué hacen?
FILOMENA:
Uno es dueño de un negocio que le puse, aquí a la vuelta. Es plomero.
DOMINGO:
¿O sea que tengo una plomería?
FILOMENA:
Y también tenés una tienda…Porque al otro le puse una camisería en el
centro. Y Humberto, el menor, quiso estudiar. Se recibió de bachiller y es
periodista. El otro día le publicaron una nota en La Prensa.
DOMINGO: (IRONICO)
¡Ah! Así que tenemos un escritor en la familia. ¡Mirá que bien! Parece que viven
como reyes los muchachos…
FILOMENA:
Como reyes no… Pero nunca permití que a esos chicos les faltara nada.
DOMINGO:
¡Claro! Con la plata mía.
FILOMENA:
La hubieras perdido o tirado como siempre.
DOMINGO:
¿Y a quien carajo le tengo que rendir cuentas? Es mi plata y hago lo que
quiero.
FILOMENA:
No se para qué me molesto en explicarte.
DOMINGO:
Mirá Filomena, no me quieras sacar de las casillas. ¿Adónde querés
llegar? Porque todo tiene un límite. ¿Eh? Vamos a ver. Para esos tres muchachos, que no
conozco siquiera, yo soy una suerte de pelele que les regala la plata para que
vivan y ni siquiera me entero.
FILOMENA:
Ellos no saben nada. Todo se hizo ante un escribano diciéndoles a los
muchachos que sus negocios y los estudios de Humberto los pagaba una señora que
deseaba permanecer en el anonimato.
DOMINGO:
Pero el que paga todo soy yo.
FILOMENA:
¿Y qué hubieses hecho en mi lugar Domingo? ¿Tirarlos a la calle? ¿Hubieses
abortado, como hacían todas las chicas que quedaban embarazadas en la casa? Era
muy fácil, te lo aseguro. (IMITA A UNA
DE LAS MUJERES) “Es lo mejor Filomena, en diez minutos te sacás el problemita
de encima”. Pero…. ¿quién hubiera podido
vivir con un remordimiento así? Yo no. Y después de hablar con la santa virgen,
no tuve dudas.
DOMINGO:
¿Con quién?
FILOMENA:
Con la Virgen de las Rosas. La que hace un milagro todos los días.
DOMINGO:
¡Ah! ¡Ya me parecía! ¡O sea que la culpa de todo esto la tiene la Virgen de
las Rosas!
UNIDAD OCTAVA: LA VIRGEN
DE LAS ROSAS
DURANTE EL RELATO DE
FILOMENA LA LUZ SE RECORTA Y EL ESPACIO LA DEJA COMO EN ESA CALLE NOCTURNA. UNA
MUSICA LA ACOMPAÑA EN EL CLIMA DEL RELATO.
FILOMENA:
La virgen me lo dijo.
DOMINGO:
¡Ja!
MIENTRAS FILOMENA HABLA SE
TRASLADA AL ESPACIO NEUTRO EN DONDE ESCENOGRAFICAMENTE SE AYUDARÁ A DRAMATIZAR
EL ENCUENTRO CON LA VIRGEN
FILOMENA:
¡Me lo dijo! Y me importa muy poco que me creas o no me creas. Eran las
tres de la madrugada y estaba sola en la calle. Hacía seis meses que había
abandonado la casa. Ahí estaba con mi panza a cuestas escuchando las voces de
las chicas que me decían: “¿Y qué esperás? Sacate de una vez esa preocupación.
Yo conozco una partera muy hábil que cobra bastante barato”. Y yo, sin darme
cuenta, caminaba y caminaba, hasta que llegué al fondo de la calle junto al
altarcito de la Virgen
de las Rosas. La enfrenté así: (CLAVA
SUS PUÑOS EN LA CINTURA Y
ELEVA SU MIRADA A LA VIRGEN IMAGINARIA. UNA MUSICA COMPAÑA EL MOMENTO) “¿Qué
debo hacer? Vos que lo sabés todo….
Decime… ¿Qué debo hacer? ” Y no me contesta (ARROGANTE) ¡Te estoy hablando! … ¡Contestá! ” Y muda. Y justo
cuando me estoy por pegar la vuelta escucho su voz: “Los hijos son hijos”.
Quedé fría…Helada… Me di vuelta de golpe para ver de dónde me llegaba esa voz.
Miré las casas de la cuadra para ver alguna persiana corrida, las ventanas, las
azoteas…. Pero entonces pensé…. ¿Quién puede saber lo que me pasa? Ella. Nada
más que ella. La virgen. Nos vimos cara a cara esa noche. Y lo comprendí. Se
vale de nosotros mismos para hablarnos. “Los hijos son hijos”, me dijo. Y ahí
mismo se lo juré. Y fue por eso que me quedé todos estos años a tu lado.
Solamente por ellos he soportado todo lo que me hiciste y como me trataste.
DOMINGO:
Hacete la mártir ahora…. Vos quisiste quedarte
FILOMENA VUELVE A LA SALA A
CONTINUAR LA PELEA
FILOMENA:
Yo pude irme y lo sabés muy bien…
DOMINGO:
Vas a volver con eso…
FILOMENA
Si señor, cuando aquél muchacho se enamoró de mí y quería casarse… ¿Te
acordás? Hacía cinco años que estábamos juntos. Vos en tu casa, casado, y yo
metida en aquel departamentucho que me
alquilaste,… Que me lo alquilaste cuando después de cuatro años de habernos
conocido, por fin te decidiste a sacarme de aquel lugar siniestro. Y aquel
muchacho quería casarse conmigo. Pero el señor se hizo el celoso. Me parece
oírte decir todavía: “Yo estoy casado Filomena…. No puedo hacer nada…. Pero si
vos te vas….” Y te pusiste a llorar. Porque eso si que lo sabés hacer muy
bien. Todo lo contrario a mí. Domingo si que sabe llorar. Y yo me dije: “Paciencia Filomena.. Este es
mi destino… Domingo me quiere bien… El quiere estar conmigo pero no puede
casarse….tiene esposa…” Y así seguimos vos en tu casa y yo en el departamento.
Pero después tu mujer se murió…Y el tiempo pasaba y pasaba…y yo siempre metida
en el departamento pensaba…. “Es joven todavía…. No se quiere poner la soga al
cuello…. Pero dentro de un tiempo cuando comprenda todos los sacrificios que
hice por él se va a casar conmigo…” Y
cada tanto te decía: “¿Sabés quién se casó Domingo? ¿Te acordás de esa muchacha
que vivía en la casa de enfrente?” Y vos te reías… Con esa risa que no parece
humana…. Te hubiera matado cuando te reías de esa manera. Y esperé…..Y esperé…
Esperé durante veinticinco años que Don Domingo me hiciera el favor de casarse.
Lo único que conseguí es que me ascendiera a ama de llaves en su casa con
servicio completo. Y ahora a los cincuenta años, sigue corriendo detrás de las
polleras…. Tiene los pañuelos manchados de rouge y las trae a la casa. Pero
ahora soy tu mujer…. Traela a casa ahora y los saco a patadas a los dos. El señor cura nos casó Domingo. Ahora ésta es
mi casa.
DOMINGO: (RIE IRONICAMENTE)
¡Tú casa! ¿Y qué pensás hacer?
FILOMENA:
Si…..Reíte Domingo, reíte tranquilo. Ahora me gusta oírte reír. (CANTA)
Canta canta pajarito… Que yo te voy a enseñar…
DOMINGO:
¿Y eso qué quiere decir? Hablá Filomena.
FILOMENA:
Que el pajarito sos vos
DOMINGO:
No andés con vueltas Filomena. Hablá
claro. Aprovechame porque sigo sereno…Hablá…. ¿Qué pensás hacer?
FILOMENA: (LO INTERRUMPE)
Los hijos son hijos.
DOMINGO:
¿Qué querés decir?
UNIDAD NOVENA: “EL
ANSIADO APELLIDO”
FILOMENA:
Quiero que mis hijos sepan quién es su madre. Quiero que de una vez por
todas se enteren lo que hice yo por ellos. Quiero que me quieran. No quiero que
se avergüencen nunca más ante nadie. No quiero que sean humillados más, cuando
necesiten un papel, un documento, una identidad. Mis hijos necesitan una familia. Una familia
que se reúna para un consejo, para un consuelo. Que tengan una casa. Mis hijos
necesitan un nombre.
DOMINGO: (CONTENIENDOSE)
¿De qué hablás? ¿De qué nombre hablás Filomena?
FILOMENA:
El mío. Mis hijos se van a llamar como yo me llamo. Estamos casados Domingo. Ahora soy la señora
Soriano.
DOMINGO: (ESTALLA COLERICO)
Ya lo sabía…. Pero quería escuchártelo decir por tu propia boca. Quería oírtelo decir para saber hasta dónde
podés llegar. Porque quiero estar tranquilo y en paz cuando te eche de aquí a
patadas. Quiero estar seguro cuando te
aplaste esa cabeza, que estoy aplastando a una víbora venenosa, que se aplasta
sin piedad para el bien de todos. ¿Soriano? Le vas a poner mi nombre a esos hijos de….
FILOMENA: (AGRESIVA PARA IMPEDIR QUE SIGA)
¿De quién?
DOMINGO: (SE FRENA Y MASTICA SUS PALABRAS)
Tuyos. Si me preguntan de quién, sólo puedo responder eso: tuyos. Y si me
vuelven a preguntar pidiéndome más detalles o aclaraciones, no podría agregar
nada más, porque no lo se, son tuyos y no se de quién más, como tampoco lo
sabés vos. (ESTALLA) ¿Así pensabas arreglar las cosas? ¿Así querías ponerte en paz con tu conciencia?
¿Así pensabas salvarte del pecado?
¿Trayendo a mi casa a esos tres extraños y dándoles mi nombre? Antes
muerto. Esos tres no pondrán los pies aquí adentro. Te lo juro. Te lo juro por
el alma de mi padre.
FILOMENA:
¡No jures! Yo por haber jurado te estoy pidiendo limosna desde hace
veinticinco años. No jures, porque te aseguro que no vas a poder cumplir tu
juramento y que me muera maldita si un día no sos vos el que me viene a pedir limosna
a mí. (DOMINGO SE RIE) Reíte
Domingo… Si…escuchaste bien…..Vos a mi.
DOMINGO:
No se que es lo que estás pensando bruja, pero no te tengo miedo. No te
tengo miedo.
FILOMENA:
Mejor para vos
DOMINGO:
Basta. Vamos Alfredo. No quiero perder un segundo más hablando con esta
rata inmunda. Mañana te vas de mi casa. Ya mismo voy a ver a mi abogado. ¡Te denuncio! Esto ha sido una trampa y tengo
testigos. Y si la ley se atreviera a condenarme. Te mato. Te saco de este
mundo.
FILOMENA: (IRONICA)
¿Y adónde pensás mandarme?
DOMINGO:
No me importa…. Si querés podés volver adonde estabas cuando te conocí. Ese
es tu lugar. Vamos Alfredo. Nos veremos las caras Filomena.
SE SIENTA A CENAR CON
ROSALIA
FILOMENA:
Nos veremos Domingo.
DOMINGO:
Yo te voy a demostrar quién es Don Domingo Soriano.
FILOMENA:
Lo conozco muy bien….Rosalía, sentate conmigo, También debés tener hambre.
DOMINGO:
Hasta pronto Filomena (SE RIE)
FILOMENA:
Hasta pronto Domingo (TAMBIEN SE
RIE)
DOMINGO:
Acordate de esta risa Filomena porque la vas a volver a odiar.
LAS DOS CARCAJADAS
ESTREMECEDORAS DE FILOMENA Y DOMINGO SE ACALLAN UNA VEZ QUE LA PUERTA SE CEIRRA
DE UN GOLPE DADO POR DOMINGO.
ROSALIA:
¿Y ahora que hacemos?
FILOMENA:
Por lo pronto cenar. ¿Qué? ¿Le vas a tener miedo a este? Perro que ladra no
muerde… (COMIENZA A COMER Y CANTA).
Canta, canta pajarito… que yo te voy a enseñar…
UNA VIBRANTE MUSICA DE OPERA
CIERRA LA ESCENA.
FIN PRIMER ACTO
SEGUNDO
ACTO: “DECLARACION DE GUERRA”
UNIDAD PRIMERA: “UN CAFÉ
CARGADO”
LA MUSICA QUE CIERRA EL
PRIMER ACTO CONTINUA Y ABRE EL SEGUNDO. ESTAMOS EN EL MISMO DECORADO QUE EN EL
PRIMER ACTO A LA MAÑANA SIGUIENTE. A LAS
NUEVE DE LA MAÑANA. LA MUCAMA, LUCIA, SE ENCUENTRA LIMPIANDO EL PISO. ENTRA
ALFREDO. SE LO NOTA SUMAMENTE CANSADO.
HA ESTADO TODA LA NOCHE SIN DORMIR. ES UNA BELLA MAÑANA DE VERANO. LA MUCAMA
HACE ORDEN EN LA SALA.
ALFREDO:
Buenos días.
LUCIA:
No pise por
favor.
ALFREDO:
¿Y entonces cómo
entro?
LUCIA:
Espere un
momento, todavía está mojado. Me va a
ensuciar todo.
ALFREDO:
Estoy muerto Lucía, muerto. Toda la noche sin dormir me tuvo este hombre,
que es un santo y una maravilla de persona, pero cuando está sereno y
tranquilo. Que no fue el caso de esta noche. Ya no tengo edad para estos
trotes. ¿Por qué no me vas preparando una tacita de café?
LUCIA:
No hay.
ALFREDO:
¿Cómo, que no
hay?
LUCIA:
Del que sobró ayer, una taza me la tomé yo, otra doña Filomena y la tercera
se la guardo para Don Domingo, por si llega a venir.
ALFREDO:
No, no viene.
Dame esa.
LUCIA:
¿Y si viene?
ALFREDO:
Bueno, si viene, hacé
café nuevo.
LUCIA:
No sé hacerlo. No
entiendo esa máquina inglesa que trajo Don Domingo.
ALFREDO:
Decile a Rosalía
que haga.
LUCIA:
No está. Salió temprano. Dijo que tenía que llevar tres cartas urgentes que
le dio doña Filomena.
ALFREDO:
¿Tres cartas?
LUCIA:
¿Qué dije
yo?
ALFREDO: (ENTRANDO DE UNA VEZ)
Tres….Ya está seco y si no tomo un café me muero. ¿Sabés lo que tenés que
hacer? La taza que le reservaste a Don Domingo la dividís en dos. Una me la das
a mi bien cargadita y a la otra, a la de don Domingo, le agregás un poquito de
agua y listo.
LUCIA:
¿Y si se da
cuenta?
ALFREDO:
Con lo furioso que está no se da cuenta de nada. Además no creo que venga.
Vamos, vamos... Lucía. Hacéme caso que me muero en serio .Yo lo necesito más
que él porque soy más viejo. ¿eh?
LUCIA:
Ahí llega doña Rosalía. Siéntese…Ya le traigo el café.
ENTRA ROSALIA MUY
CONCENTRADA EN SU ACCION Y SI ENCAMINA HACIA EL FONDO SIN SALUDAR A ALFREDO.
ALFREDO:
¡Eh! ¿Ya no saludamos más?
ROSALIA:
No lo había visto.
ALFREDO:
Parece que soy invisible.
ROSALIA:
Perdóneme, soy yo la que ya no ve nada.
ALFREDO:
¿Adónde fuiste tan temprano?
ROSALIA: (MINTIENDO)
A misa.
ALFREDO:
¿Y las cartas que te dio Filomena las llevaste antes o después de escuchar
al cura?
ROSALIA:
¿Y si ya lo sabía para qué me pregunta?
ALFREDO:
Para ver si me lo decías o era una tarea secreta la que te habían
encomendado.
ROSALIA:
Bueno ya se lo dije.
ALFREDO:
No, no me lo dijiste. Yo lo sabía que es bien distinto y solo logré que
confesaras con astucia.
ROSALIA:
El resultado es el mismo.
ALFREDO:
¿Y a quién le llevaste esas tres cartas si se puede saber?
ROSALIA:
No… No se puede saber. No hablo con espías…
ROSALIA SALE Y ENTRA LUCIA
CON EL VASO DE CAFÉ AL MISMO TIEMPO QUE ENTRA DON DOMINGO.
DOMINGO:
¿Eso es café?
LUCIA:
Si señor.
DOMINGO:
Dámelo. Muero por un café.
LUCIA:
Si señor.
LUCIA LE DA EL CAFÉ QUE
TRAIA PARA ALFREDO.
ALFREDO: (FURIOSO)
Yo también quería un café.
DOMINGO:
Traéle un cafecito a Alfredo. La verdad, es que estoy muerto, pero no me
importa, Hasta que termine este asunto no pienso parar.
DOMINGO SE SIENTA PREOCUPADO
Y MIENTRAS LUCIA HACE SEÑAS QUE AL CAFÉ LE HA HECHADO AGUA.
ALFREDO:
Traémelo igual.
DOMINGO:
¿Qué cosa?
ALFREDO:
Nada…Que me decía que el café está frío y yo le dije que me lo traiga
igual.
DOMINGO:
No...No está frío… Y está bien cargadito como a mi me gusta.
ALFREDO:
¡Qué cansancio! ¡Me duele todo! ¿Y al final pudiste ir a ver al bogado?
DOMINGO:
Por supuesto
ALFREDO:
¿Y qué te dijo?
ENTRA LUCIA CON EL CAFÉ DE
ALFREDO
DOMINGO:
Que apenas salía de tribunales, venía para acá. Que yo tenía todas las de
ganar. ¿Te gustó?
ALFREDO:
No…Mejor me tomo otro el en bar de la esquina cuando salga.
DOMINGO:
¿De qué hablás?
ALFREDO:
Nada…. Le decía a Lucía del café…
DOMINGO:
¿Y qué tiene el café? Esta buenísimo. Lo que queda claro es que tengo razón. Al
menos el cuervo no empezó con la fórmula de siempre… Esa de… “lamentablemente
no hay nada que hacer”. No señor, esta
vez me dijo clarito que tenía todas las de ganar…
ALFREDO: (PROBANDO EL CAFÉ NUEVAMENTE)
¡Es horrible!
DOMINGO:
Claro que es horrible que tengamos que llegar a estas instancias. Pero
conste que ella no me dejó otro camino. No puedo creer que hayamos tenido que
llegar a esto.
ALFREDO:
¿No querés que vayamos a tomar un café a la esquina?
DOMINGO:
Y dale con el café… sentate querés ¿Averiguaste algo?
ALFREDO:
Lo único que pude averiguar es que Rosalía llevó tres cartas temprano esta
mañana no se a quien, y que la misión era confidencial.
POR UNO DE LOS EXTREMOS
APARECE FILOMENA IMPARTIENDO ORDENES
UNIDAD SEGUNDA: “UNA
NUEVA HABITACION”
FILOMENA:
¡Lucía!
LUCIA:
¿Qué hay señora?
FILOMENA:
Tomá estas sábanas y ponelas en la camita turca del estudio y arreglalo.
LUCIA:
Muy bien…
FILOMENA:
Y todavía no cambiaste las sábanas de tu habitación… Esta muda es para vos,
por unos días te vas a arreglar en el catre de la cocina.
LUCIA:
¿Y las cosas que tengo en el cuarto?
FILOMENA:
¿Pero te dije o no te dije que necesito tu pieza?
LUCIA:
Pero me lo dijo hoy señora. ¿Dónde quiere que meta mis cosas?
FILOMENA:
Usá el armario
del corredor.
LUCIA: (SALIENDO)
No lo puedo
creer.
DOMINGO:
¿Puedo saber qué
significa todas estas transformaciones en mi casa?
FILOMENA: (FINGIENDO VERLO RECIEN)
¡Ah! ¡Volviste!
DOMINGO:
Nunca me fui. Tan
solo salí. ¿Me vas a decir por qué
tantos cambios?
FILOMENA:
Por supuesto.
Entre marido y mujer no debe haber secretos. Necesito dos habitaciones más.
DOMINGO HABLA CON UNA MEZCLA DE FURIA E IRONIA
DOMINGO:
¿Dos nada más? ¿Y
se puede saber para quién?
FILOMENA:
Para mis hijos.
DOMINGO:
Pensé que eran
tres. ¿No querés hacer una habitación más, acá en el living?
FILOOMENA:
No va a ser
necesario, uno está casado y vive en su casa, tiene cuatro hijos.
DOMINGO: (IRONICO)
Pero mirá que
bien Alfredito. Parece que también tenemos nietos. ¿Y cuándo llega esta
comparsa que tenías escondida?
FILOMENA:
Los mandé llamar.
En un rato van a estar acá.
DOMINGO:
(A ALFREDO) Ahí tenés las tres cartas. (A FILOMENA) ¿Y vos te crees por ventura que van a vivir acá sin mi
consentimiento?
FILOMENA:
Lo vas a dar
Domingo.
DOMINGO:
Nunca.
FILOMENA:
Y les vas a dar
tu apellido también.
DOMINGO:
Antes muerto. Los
voy a sacar de acá a patadas, a vos y a
ellos. Me oís. A la calle a todos.
ENTRA ROSALIA DE LA CALLE
ROSALIA: (A DOMINGO)
¡Señor!
FILOMENA: (CON IRONIA ANTES DE IRSE)
Cerrá la puerta
Rosalía…. Que no quiero que se nos escape el gato…. (SE VA CANTANDO) Canta canta pajarito, que yo te voy a enseñar…
DOMINGO: (A ROSALIA)
¿Qué querés?
ROSALIA:
Está el doctor Nocella.
DOMINGO:
Hacelo pasar al estudio. (A ALFREDO)
ROSALIA:
Pero lo va a arreglar Lucía para….
DOMINGO:
El que da las órdenes acá soy yo. A ver si se lo meten todos en la cabeza
de una buena vez. ¡Que pase al estudio dije!
ROSALIA:
Si señor.
DOMINGO:
Vamos Alfredito, llegó el cuervo. Esto lo arreglamos en dos patadas.
LOS DOS SE RETIRAN DE LA
SALA. EL ESCENARIO QUEDA VACIO UN INSTANTE. DE ORONTO ENTRA LUCIA CON HUMBERTO
Y RICARDO.
UNIDAD TERCERA: “LOS TRES
HIJOS”
LUCIA:
Pasen, siéntense ahí. Ya le aviso a Doña Filomena que llegaron.
HUMBERTO:
Gracias….
HUMBERTO ENTRA CON UNOS
LIBROS Y CARPETAS. SE SIENTA Y DEJA LAS
CARPETAS SOBRE LA MESA Y SE SIENTA ESPERANDO A FILOMENA. RICARDO SIGUE A LUCIA
TRATANDO DE CONQUISTARLA.
RICARDO:
Señorita….Filomena me pidió que le traiga, de mi negocio dos camisas a Don
Domingo.
LUCIA:
Démelas yo se las guardo.
RICARDO: (SEDUCTOR)
La ayudo si quiere.
LUCIA:
No gracias yo…
RICARDO:
No seas tímida…. ¿Cuándo vas a pasar por mi negocio?
LUCIA:
¿Usted es el que vende camisas?
RICARDO:
¿Ya te habían hablado de mí?
LUCIA:
Doña Filomena…. ¿Pero su negocio no
es sólo para hombres?
RICARDO:
Yo atiendo tanto a hombres como a mujeres. A los hombres les pongo mis
camisas y a las mujeres como vos, se las saco.
LUCIA: (RECHAZANDOLO TIMIDAMENTE)
¡Por favor señor! Tome asiento por favor, ya viene Doña Filomena.
RICARDO SE SIENTA FRENTE A
HUMBERTO.
RICARDO:
¿Linda piba, no?
HUMBERTO: (SIN DARLE DEMASIADA IMPORTANCIA)
Si….
RICARDO: (IRONICO)
Perdón…. ¿El señor es seminarista tal vez?
HUMBERTO:
No. El señor es ubicado. Y esta no es una casa de levantes.
ENTRA ROSALIA CON MIGUEL. ES
PLOMERO. VIENE CON UN MAMELUCO Y UNA VALIJA CON HERRAMIENTAS.
MIGUEL:
¿Qué pasó? ¿Se volvió a romper el baño? No lo puedo creer.
ROSALIA:
No….todo funciona perfectamente. .. Sentate… Doña Filomena quiere hablar
con los tres. Esperala ahí.
MIGUEL VA TAMBEN A LOS
SILLONES Y NO SE ATREVE A SENTARSE POR EL ESTADO DE SU MAMELUCO.
HUMBERTO:
¿No se sienta?
MIGUEL: (HACE REFERENCIA AL MAMELUCO SUCIO)
No gracias…. No estoy en condiciones (SACA
UN CIGARRILLO) ¿Tienen fuego?
HUMBERTO: (SE PALPA)
No…Me quedé sin fósforos
MIGUEL VA A RICARDO QUE
TRATA DE EVITARLO.
MIGUEL:
¿Y usted?
RICARDO:
No fumo.
MIGUEL:
No fumemos entonces… (A RICARDO) ¿Usted
es pariente de la señora?
RICARDO:
No…
MIGUEL:
¿Y usted?
HUMBERTO:
Tampoco.
MIGUEL:
Yo tampoco…. Que raro que quiera hablarnos a los tres ¿No? ¿Alguno sabe de
qué se trata?
RICARDO:
¿Por qué no se sienta y espera un rato? Ya se va a enterar.
MIGUEL:
Perdone no quise molestar.
RICARDO:
Lo que pasa es que usted se muere por hablar al pedo y yo no.
FRENANDO LA REACCION DE
MIGUEL
HUMBERTO:
No le haga caso. Parece que el señor está buscando que alguien lo ubique
desde que llegó.
RICARDO: (AMENAZANTE)
¿Qué te pasa?
HUMBERTO:
¿Primero te metiste con la sirvienta, después conmigo y ahora te la agarrás
con este pobre hombre?
MIGUEL:
¿Yo soy el pobre hombre?
HUMBERTO:
No quise ofenderlo… Solo trataba de ubicar al señor.
RICARDO:
¿Y quién me va a ubicar? ¿Vos y cuántos más?
MIGUEL:
Yo solamente….….
RICARDO:
No te tengo miedo grandote…. Cuánto más grandes son hacen más ruido al caer.
MIGUEL:
Mirá… Te salva que estamos en esta casa que si no…
RICARDO:
Yo cuando me quiero cagar a trompadas con alguien no me fijo en que lugar
estoy.
MIGUEL Y RICARDO INTENTAN
AGARRARSE A TROMPADAS Y HUMBERTO TRATA DE SEPARALOS. EN ESE INSTANTE ENTRA
FILOMENA.
UNIDAD CUARTA: “FILOMENA
Y SUS HIJOS”
FILOMENA:
¿Qué pasa acá? ¿Dónde creen que están ustedes? ¿Se pueden sentar los tres
por favor?
¿Se creen que están en el medio de la calle?
HUMBERTO:
Perdone señora yo…. los estaba separando…
RICARDO:
Yo también..
MIGUEL:
Yo también….
FILOMENA:
¿Y quién se estaba peleando entonces ¿ ¿Yo? ¡Qué vergüenza! Los dejo solos
un minuto y lo único que se les ocurre hacer es pelear. ¿Se presentaron, al
menos? (A HUMBERTO) ¿Cómo te fue en
los exámenes?
HUMBERTO:
Bien, me quedan dos finales y me recibo.
FILOMENA:
Humberto es periodista, está
estudiando letras. ¿Y tus hijos como andan?
MIGUEL:
Casi tengo que venir con el más chico, no había nadie que pudiera cuidarlo.
Mi esposa trabaja y… pero se ofreció una vecina y safé.
FILOMENA:
Lo hubieras traído, es un encanto. Tiene cuatro hijos hermosos. Miguel es
el mejor plomero del barrio.
MIGUEL:
Gracias Doña Filomena.
FILOMENA:
¿Y vos Ricardo? ¿Por suerte pudiste hacerte un tiempito y venir? ¿Cómo anda
el negocio?
RICARDO:
¿Y cómo va a ir? Bien. ¡Claro que si todos los clientes fueran como usted,
en quince días me declaraba en quiebra. .
FILOMENA:
¡Ricardo!
RICARDO:
Usted sabe que yo siempre voy de frente. Pero cuando entra al negocio es
como si me dieran un mazazo en la cabeza. Me hace bajar todas las telas…Y ahí
empieza…. Que esta no…. Que esta tampoco… Que si fuera ésta tendría que
pensarlo…. Y me deja los mostradores con tal despelote que para ordenar todo,
necesito dos días por lo menos.
FILOMENA:
Juro que no voy a molestarte más.
RICARDO:
¡Qué dice! Si usted es como la dueña….. Pero debo reconocer que cuando la
veo entrar se me ponen los pelos de punta.
ENTRA DOMINGO DESDE EL
ESTUDIO Y ESCUCHA LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE FILOMENA.
FILOMENA:
Bueno…. A esta altura se estarán preguntando por qué los hice venir. Es
algo que ustedes ni sospechan…
MIGUEL:
Con confianza señora.
FILOMENA
Les va a resulta difícil de entender porqué…. No se cómo decirlo pero yo quiero que esta casa desde hoy sea….
DOMINGO LA INTERRUMPE.
DOMINGO:
Filomena podés venir un momentito por favor..… Disculpen muchachos.. (LOS DOS SE ALEJAN Y HACEN UN APARTE) Creo que va a ser conveniente que no digas
nada más… Yo sin ser abogado ya lo
sabía, pero creo que va a ser necesario que escuches al Dr, Nocella antes de seguir
enredando las cosas. El abogado te va a dar todas las explicaciones necesarias.
(SE DIRIGE A LOS TRES MUCHACHOS) Creo que
la señora se ha equivocado y los ha hecho venir inútilmente. Por favor les
pedimos que nos disculpen y..
FILOMENA:
Un momento. Yo no me equivoqué en nada. Yo los hice venir y vos no tenés
nada que ver con esto.
DOMINIGO:
Como quieras Filomena…. Pero creo que no debemos hablar este asunto ante
desconocidos.
FILOMENA HA COMPRENDIDO QUE
ALGO SERIO SE AVECINA POR LA VOZ CALMA DE DOMINGO. CONTENIENDOSE SE DIRIGE A
SUS HIJOS.
FILOMENA:
¿Me pueden aguardar dos minutos en el vestíbulo?
RICARDO:
Lo lamento señora pero me están esperando en el negocio y…
FILOMENA:
Se trata de algo muy serio. Mucho más serio que tu negocio. Esperame en el
vestíbulo te dije. ¿Me pueden esperar los tres por favor?
HUMBERTO:
Si señora.
FILOMENA:
¡Lucía serviles un café a los señores!
ALFREDO:
Yo también me prendo con uno..
LOS TRES SALEN ACOMPAÑADOS
DE ROSALIA. EN LA SALA SOLAMENTE SE QUEDAN EN DOCTOR NOCELLA, DOMINGO Y
FILOMENA.
DOMINGO:
Andá Alfredo,
dejanos a solas con el doctor.
ALFREDO TAMBIEN SE RETIRA.
UNIDAD QUINTA: “EL
ABOGADO”
FILOMENA:
Y bien… ¿De qué se trata?
DOMINGO:
Quiero que el doctor Nocella, te
explique claramente lo que dice la ley y terminemos de una vez por todas con
esta comedia. Por favor doctor. Léale los artículos que me leyó…
ABOGADO:
Bien señora, Los artículos a los que se refiere don Domingo son el 101 y el
122 y todos sus incisos. “Matrimonio en inminente peligro de vida” Léalos usted
misma
FILOMENA
Yo no entiendo nada de estas cosas
DOMINGO:
Explíquele doctor.
ABOGADO:
Bien, lo cierto es que usted no estaba en trance de muerte cuando se casó.
Podríamos decir que se trataba de un acto fingido.
FILOMENA:
¿Quién lo dice?
DOMINGO:
Tengo testigos. Alfredo y Lucía, el portero…
FILOMENA:
La enfermera….
DOMINGO:
Apenas se fueron el cura y el juez se levantó lo más campante alardeando
que tenía hambre y que ya éramos marido y mujer.
ABOGADO:
En ese caso el artículo 122 habla de
violencia o engaño, (LEE) “El matrimonio puede ser impugnado por cualquiera de los
contrayentes cuyo sentimiento haya sido logrado por acto de violencia, engaño o
error”. Esto deja en claro que el matrimonio no es válido y el señor Soriano
puede solicitar la anulación, está en su
derecho
FILOMENA:
¿Y si me hubiera muerto?
ABOGADO:
El matrimonio hubiera sido válido.
DOMINGO:
Solo muerta hubieras podio ser mi esposa.
FILOMENA:
¿Y el cura?
ABOGADO:
Le va a decir lo mismo, o peor
porque encima ha ultrajado los sacramentos.
FILOMENA:
¿O sea que la ley en vida no me permite tener una familia y muerta si?
ABOGADO:
La ley no puede hacerse cómplice de un engaño perpetrado contra un tercero
señora. Y en este caso Domingo Soriano, no deseaba unirse en matrimonio con
usted.
FILOMENA:
Pero el quiso hacerlo.
DOMINGO:
Filomena yo me casé porque estaba seguro que te morías. Si no tenés
confianza en el doctor Nocella consultá con otro abogado, pero los hechos….
FILOMENA: (LO INTERRUMPE)
No necesito consultar con nadie…Lo creo… Y no porque me lo diga el abogado,
al señor no lo conozco, pero a vos si. A vos si que te conozco. Y volviste a
tener ese aire de antes, de dueño de casa, de patrón…Estás tranquilo. Si
mintieras lo harías sin mirarme a la cara. Bajando la vista. Porque vos nunca
supiste mentir.
DOMINGO:
Terminemos de una vez. Doctor usted sabe lo que tiene que hacer… Empiece
enseguida los trámites necesarios y proceda lo más rápidamente posible.
ABOGADO:
Si usted lo autoriza.
FILOMENA: (EXPLOTA DE GOLPE)
Y yo también lo autorizo. Yo tampoco te quiero por marido. Proceda doctor.
Y lo más rápido que pueda. Domingo tiene razón, yo lo engañé, no me estaba
muriendo. Yo quería su nombre. Creía que después de veinticinco años a su lado
me lo tenía bien merecido. Que era justo que así fuera. Pero no se porque yo
siempre creo que la ley y la justicia van de la mano y no es así… (SE LEVANTA Y HACE PASAR A LOS MUCHACHOS) Pueden pasar por favor.
DOMINGO:
¡Filomena!
FILOMENA: (ENFURECIDA)
No hables más Domingo. La que va a hablar ahora soy yo.
UNIDAD SEXTA: “LA CONFESION ”
FILOMENA:
Bueno no se muy bien como se dice esto que tengo que decirles, pero ustedes
ya son hombres y sabrán comprender. Ustedes son mis hijos…
DOMINGO:
Filomena…por favor…
FILOMENA:
¿Qué? ¿También me vas a impedir que
les diga a mis hijos que son mis hijos? ¿Doctor
esto su ley tampoco me lo permite? ¿Si o no doctor?
ABOGADO:
Si señora.
FILOMENA:
¡Gracias a Dios! Ustedes son mis hijos.
El señor es don Domingo Soriano y el doctor Nocella es su abogado.
Pertenecen a otro mundo, al mundo de la ley y los derechos. Un mundo que se
defiende con papel y tinta. Yo soy Filomena Marturano….La que posee su propia
ley y no sabe llorar. Cualquier otra mujer les diría que soy su madre llorando.
Yo no puedo. No lo se hacer. Y no tengo
mucho más que explicarles, ustedes ya habrán oído hablar de mí… Se dicen tantas
cosas de mí en el barrio…. Pero…. ¿Usted
conoce el bajo doctor?
ABOGADO: (DUDANDO)
Si…
FILOMENA:
¿Pero estuvo ahí? ¿Vivió ahí?
ABOGADO:
No señora. Yo nací en la
Recoba de Belgrano..
FILOMENA:
Ah…En el norte. Yo no… Yo nací ahí… De ahí vengo… ¿Escuchó hablar de las
villas del sur? En el verano no se puede ni respirar a causa del calor que hace
y de la cantidad de gente que vive amontonada y en el invierno el frío te hace
pegar diente contra diente y no podés parar. Te duelen y te calan todos los
huesos, pero aún así es preferible el frío que el calor. En una de esas pocilgas
vivía mi familia…. éramos… no se cuántos… Y no quisiera saber adónde habrán ido
a parar porque de ellos me da lástima hasta el recuerdo. De papá solo recuerdo
una frase afectuosa… me la dijo el día que cumplí trece años…. Y me da
escalofríos cuando la recuerdo. Me dijo: “Mi hijita...usted se está haciendo
mujer y en casa hay poco para comer…” Esa noche cuando pusieron la fuente
enorme en la mesa y cada uno pinchaba lo que podía con su tenedor…me parecía
que todos me miraban como si les estuviera robando los bocados. Y me fui….Una
amiga me llevó a una casa muy grande y lujosa que me parecía un palacio. Todas las chicas estaban bien vestidas y todas
tenían zapatos… ¡No lo podía creer! Al
poco tiempo de llegar a la casa te conocí a vos Domingo. Y me pareció que ibas
a ser bueno conmigo… Después de un año regresé a la villa. Vos me llevaste en
tu auto. ¿Te acordás? Mi corazón no
paraba de palpitar. Pensaba: “ni me van a mirar a la cara….me van a echar… Pero
no…nadie me dijo nada. Uno me ofrecía asiento. Otro me besaba. Me hacían sentir
como si fuera un ser superior a todos ellos. La única que no se me acercó fue
mi mamá. Cuando intenté saludarla mi vieja tenía los ojos llenos de lágrimas. Y
no regresé nunca más. Uy, no se a dónde me fui… Perdónenme…Lo único que se es
que yo no he matado a mis hijos, ni los dejé abandonados en la calle. A mi
manera los he criado… Y los hice hombres…. Hasta he robado para que ellos
comieran….Lamentablemente creí que tenía una casa…. y creí que tenía una
familia para darles… Pero me equivoqué…. Yo no se hacer muy bien estas
cosas…Nunca aprendí…
RICARDO SALE CORRIENDO DE LA CASA..
FILOMENA:
Se fue…
HUMBERTO:
No se preocupe señora…Es su carácter. No puede entenderlo. Pero yo mañana
voy a pasar por su negocio y… …
FILOMENA:
¿Y qué?
HUMBERTO:
Que vamos a hablar….. Y lo va a entender….Quisiera decirle tantas cosas en
este momento…. Pero me resulta muy difícil hablar… Yo…
FILOMENA:
No digas nada Humberto
MIGUEL:
Filomena…. No se reproche nada… Usted no pudo hacer más de lo que hizo. Estoy
con el camioncito afuera. Se viene conmigo. La casa no es muy grande pero le
aseguro que le va a encantar estar ahí con sus nietos. Agarre sus cosas y se
viene conmigo…Por favor…. Hay una pieza para usted…
FILOMENA:
Muy bien… Gracias…. Me voy con vos Miguel. Esperame… Yo se que todo esto
debe ser extraño para ustedes Pero les pido, por favor, que me esperen abajo,
necesito hablar con el señor Soriano algunas cosas….¿No le importa doctor?
DOMINGO:
Gracias doctor, a la tarde paso por su estudio y terminamos con esta
comedieta…
TODOS SALEN Y QUEDAN
FILOMENA Y DOMINGO A SOLAS
UNIDAD SEPTIMA:
“MATRIMONIO A SOLAS”
DOMINGO:
Si pensás que me vas a convencer estás absolutamente loca. No tenemos nada
más que hablar.
FILOMENA:
Ni se me cruzó por la cabeza semejante acto de debilidad de parte de don
Domingo Soriano, sólo quería que sepas dos cosas, la primera que no quiero nada
y no pido nada. Quedás en completa libertad. Que el abogado haga lo que le
parezca.
DOMINGO:
De todas maneras no te pensaba dejar sin nada. Te voy a mandar por Rosalía
una suma de dinero……
FILOMENA:
Bien….Mañana voy a mandar a buscar mis cosas….. (INICIA
UN SIMULADO MUTIS)
DOMINGO:
¿Y la segunda?
FILOMENA:
¿Qué?
DOMINGO:
La segunda cosa que tenías que decirme…
FILOMENA:
Ah… Si… Creo que es justo que sepas que…. uno de esos tres muchachos es tu
hijo.
UN LARGO SILENCIO ACOMPAÑA A
LA CONFESION LOS DOS SE MIRAN Y FILOMENA VUELVE A INTENTAR UN MUTIS.
DOMINGO:
No te creo…
FILOMENA:
Como quieras…. Pero uno de esos tres muchachos es tu hijo.
DOMINGO:
Callate Filomena.
FILOMENA:
¿Para qué voy a mentirte? Hubiera podido decirte que los tres eran hijos
tuyos y te lo habrías creído….
DOMINGO: (IRONICO)
¡Claro! Porque yo me creo todo sabés…
FILOMENA:
Te lo hubiera hecho creer Domingo.
DOMINGO:
¿Y por qué no me lo dijiste antes?
FILOMENA:
Porque inmediatamente hubieras despreciado a los otros dos y para mi son
todos iguales.
DOMINGO:
No es verdad.
FILOMENA:
Mirá Domingo…Vos ni te vas a acordar pero en uno de tus viajes a Londres o
a París o a Roma viniste a despedirte y
a dejarme cien pesos, como siempre hacías. Pero esa noche fue diferente a
todas, por lo menos así lo sentí yo. Apagaste la luz y me dijiste: “Filomena,
vamos a ver si nos queremos un poco”…. Para vos no, para vos fue una noche de
tantas…..
DOMINGO:
¡Qué sabés vos!
FILOMENA:
Lo se… porque me dejaste el billete de cien como de costumbre. Pero yo….lo
presentí y escribí en la parte superior del billete, la fecha y la hora.
Después te fuiste de viaje como siempre y yo me quedé esperándote y nunca te
dije nada….
DOMINGO:
Basta Filomena. No te creo.
FILOMENA:
Lo juro por la Virgen
de las Rosas.
DOMINGO SABE QUE FILOMENA
NUNCA HUBIERA JURADO EN FALSO.
DOMINGO:
¿Y cuál es mi hijo?
FILOMENA:
Los tres Domingo. Los tres son iguales para mí.
DOMINGO:
No es verdad. Me lo hubieras dicho entonces para tenerme atado. Tu única
arma hubiera sido ese hijo. ¿Y vos justamente me lo vas a mantener escondido?
FILOMENA:
Te tuve miedo Domingo. Temí que me obligaras a matarlo….Te escuché tanto
decir lo que pensabas entonces…. Que no una… cien veces me hubieras obligado a
matarlo. Solamente por mi, tu hijo está vivo.
DOMINGO:
¿Y cuál es?
FILOMENA:
Eso no te lo voy a decir. Los tres tienen que ser iguales para vos.
DOMINGO:
Claro que son iguales. Los tres son hijos tuyos. Yo no los conozco ni
quiero conocerlos.
FILOMENA:
Parece que no nos entendemos Domingo. No te dije esto para conseguir algo
de vos. No quiero nada, ni pido nada... ¿No me escuchaste? Es más, si lo que te dije se lo contás a
alguno de ellos, te mato. Pero no como lo decís vos…. Como
lo venís diciendo desde hace tantos años… Sino como te lo dice Filomena Marturano.
Te mato.
DOMINGO:
¿Y para qué me lo contaste entonces?
FILOMENA:
¿Te acordás que ayer te dije que no juraras? ¿Qué morirías condenado el día
que no pudieras pedirme una limosna vos a mi? Bien… Por eso te lo dije. Chau
Domingo.
SE DETIENE EN LA PUERTA , ABRE SU CARTERA Y
SACA UN BILLETE DE CIEN PESOS. LO ROMPE EN LA
PUNTA Y SE LO DA A DOMINGO.
DOMINGO:
Hemos terminado Filomena. Y ésta vez es para siempre.
FILOMENA:
Perdoname que te lo devuelva un poco roto pero tenia anotada una cuentita
mía que necesitaba. Tomá tus cien pesos Domingo. Los hijos no se pagan.
FILOMENA SALE. UNA MUSICA
INUNDA LA ESCENA. DOMINGO
QUEDA SOLO CON EL BILLETE EN LA
MANO
FIN SEGUNDO ACTO-
TERCER
ACTO: “EL CASAMIENTO”
UNIDAD PRIMERA: “LAS
ROSAS DE LA VIRGEN ”
RICARDO:
Quieta ahí….
ROSALIA:
¡Qué oído!
HUMBERTO:
¿Se puede saber de dónde venís?
ROSALIA:
Yo se los digo si me prometen que no se lo van a contar a doña Filomena,
porque no quiere que nadie lo sepa.
MIGUEL ACUNA A UN BEBE EN UN
COCHECITO
MIGUEL:
Entonces no nos digas nada.
ROSALIA:
No, si yo se los cuento es porque pienso que procedo bien en hacerlo,
porque es algo que la honra.
RICARDO:
Entonces no des tantas vueltas y contalo.
ROSALIA:
Me mandó a llevarle cien pesos a la señora que cuida de las flores de la Virgen
de las Rosas, para que justo a las siete, en el mismo momento en que ustedes se
estén casando le encendiera todas las velas del altar.
ENTRA DON DOMINGO Y ESCUCHA
EL ULTIMO COMENTARIO
DOMINGO:
Con toda esa plata van a provocar un incendio…
UNIDAD SEGUNDA: “EL HIJO
DE DOMINGO”
ROSALIA: (SALIENDO SE SORPRENDE CON LA LLEGADA
DE LOS HIJOS)
Y qué menos don Domingo. Y qué menos……. ¡Eh! ¡Qué elegante! ¡Pero faltan como una hora todavía!
MIGUEL:
¿No dijeron que era a las seis y media?
ROSALIA:
A las siete…..
HUMBERTO:
Y bueno…No falta tanto….
ROSALIA:
Parece que no solo Filomena está nerviosa esta noche.
DOMINGO:
Sentémonos un rato…. Rosalía tiene razón… Aflojémonos….Hay tiempo de
sobra….
LOS TRES SALUDAN A DOMINGO Y
SE SIENTAN CON EL.
DOMINGO:
A esos de las siete vendrá el cura y la fiesta va a ser entre nosotros no
más.
HUMBERTO:
Conste que yo llegué a horario don Domingo ¿Eh? Dígaselo a mamá que siempre
me acusa de impuntual…
DOMINGO:
Ese “don Domingo” o don Soriano… cada vez me gusta menos…..Quiero que sepan
que después del casamiento cité al abogado para dejar resuelto todo lo que
concierne a ustedes. A partir de mañana podrán llevar mi nombre, por lo tanto
voy a ser como una suerte de padre…..Por eso me gustaría que revean ese don
Domingo tan frío y distante con el que me llaman….
HUMBERTO: (LO INTERRUMPE)
Voy a hablar yo en nombre de los tres, porque ya lo hemos charlado y los
tres estamos convencidos sobre lo mismo. Hay cosas que es necesario sentirlas
adentro y no deben apurarse…No queremos mentirle, porque justamente creemos que
usted no se lo merece.
DOMINGO:
Está bien. Digamos que el tema está planteado y cuando lo sientan para mi
va a ser una enorme alegría que dejen de llamarme Don Domingo y…… (SE FRENA) Y basta… ¿Toman algo?
LOS TRES NIEGAN
RESPETUOSAMENTE.
DOMINGO:
Vamos un café…Un coñac…. Por favor…Pónganse cómodos… Quiero que sepan que
estoy muy contento de que estén aquí…
MIENTRAS LE SIRVE A LOS TRES
COGÑAC TRATA DE INVESTIGAR LAS PERSONALIDADES DE LOS MUCHACHOS PARA DESCUBRIR A
SU HIJO.
RICARDO:
Un coñac.
MIGUEL:
Yo también
HUMBERTO:
Yo prefiero un Whisky…
DOMINGO:
Yo también…. Parece que tenemos los mismos gustos. Me contó Filomena que escribiste algunos
artículos en La Prensa. A
mi cuando era joven se me dio por escribir
algunos poemas. ¿Vos escribís?
HUMBERTO:
Si he escrito algunos….
DOMINGO:
¿No te digo? Seguro que si tu
ambición es similar a la mía soñarás con convertirte en un gran escritor
HUMBERTO:
No pretendo tanto
DOMINGO:
¿Y por qué no? Sos joven…Es cierto que para triunfar en el campo de la
literatura es necesario haber nacido dotado pero la ambición no se pierde….
HUMBERTO:
No es mi caso. Ambiciono ser un correcto periodista que escribe algún que
otro cuento o alguna novela como pasatiempo…. Si supiera cuantas veces
descorazonado me digo a mi mismo: Te equivocaste Humbertito…tu camino es otro”
DOMINGO:
¿Y cuál podría ser ese camino? Quiero decir…. Yo siempre estuve seguro de
mis acciones…de mis convicciones… ¿Qué
otra cosa te hubiera gustado hacer en la vida?
HUMBERTO:
No se….….
RICARDO INTERRUMPE EL
DIALOGO Y CAMBIA EL CENTRO DE ATENCION DE DOMINGO
RICARDO:
Yo creo que la vida es una serie de casualidades
DOMINGO:
¿Cómo es eso?
RICARDO:
Yo por ejemplo, jamás hubiese soñado con ser camisero, pero me enamoré de
una hermosa rubia que hacía camisas, y aquí me ve con mi camisería.
DOMINGO:
¿Tu novia es camisera?
RICARDO:
¿La rubia? No, duró menos de un mes….
DOMINGO:
¡Ah! Veo que sos de los míos… ¿Enamoraste a muchas?
RICARDO:
Digamos que no me ha ido mal
DOMINGO SE ACERCA A RICARDO
INTENTANDO DESCUBRIR EN EL ALGUN RASGO QUE LE HAGA PRESUMIR QUE ES SU HIJO.
DOMINGO:
Contame…. ¿Cómo es eso?
RICARDO:
La verdad es que no logro dar con mi tipo… Veo una que me gusta y digo…”Es
esta, me caso con ella”
DOMINGO:
¿Casarte?
RICARDO:
Si…Pero de pronto veo otra que me gusta más y empiezo a dudar… Y después
aparece otra…. No se como explicarlo bien, pero tratando de hacerla corta,
siempre me aparece una mujer mucho más interesante que la que me gustaba antes
DOMINGO:
A mi me pasaba lo mismo y siempre iba de unos brazos a otros
RICARDO:
Es lo mejor de la vida.
DOMINGO TRATA DE DESCARTAR A
HUMBERTO
DOMINGO:
Vos, en cambio, me parecés más tranquilo…Más frío en materia de
mujeres…¿No? Más….reflexivo…
HUMBERTO:
Hasta cierto punto. Digamos que con las chicas de hoy se puede reflexionar
muy poco. No...Yo también ando cambiando seguido…
DOMINGO SE DESILUCIONA UN
POCO. PRUEBA CON MIGUEL
DOMINGO:
¿Y vos cómo andás en materia de mujeres?
MIGUEL:
Digamos que yo me ensarté muy pronto... Conocí a mi mujer y ahí se me acabó
el partido... Y con María no se juega…. Por lo tanto ando bastante derechito…
No porque no me gusten las chicas…pero prefiero no meterme en líos…
SE ACERCA AL COCHECITO
DOMINGO:
Que hermoso…. Tomá bebé… ¿Te gustan los caramelos? Es hermoso ¿No? Díganme la verdad… ¿No lo encuentran un poco parecido
a mi?
LOS TRES MIRAN AL BEBE
MIGUEL:
Y de usted no me asombraría nada
ENTRA LUCIA CORRIENDO.
LUCIA:
¿Y? ¿Hizo mucho lío?
MIGUEL:
No…. Si ya le estaba por tirar los bracitos a Don Domingo…
LUCIA:
Gracias…… (SALE CON EL COCHECITO)
DOMINGO:
¿Qué? ¿No es uno de los tuyos?
MIGUEL:
No…Es el sobrinito de Lucía. La hermana tenía que ir al hospital y le pidió
que se lo cuidara… Perdone pero los míos
son más lindos.
DOMINGO TRATA DE DISIMULAR
DOMINGO:
No…. Me imagino… Cambiando de tema….Yo cuando era joven cantaba muy bien.
Teníamos un grupo de serenatas con unos amigos y después de cenar nos
largábamos a las calles… ¿Alguno de ustedes canta?
HUMBERTO:
Yo no….
RICARDO:
Yo tampoco
MIGUEL:
Yo si…
DOMINGO:
¿Vos cantás?
MIGUEL:
Todo el tiempo mientras trabajo…
DOMINGO:
Dale cantate algo…
MIGUEL:
No…me da no se que… Una cosa es cantar mientras trabajo y nadie me escucha
y otra….
TODOS INSISTEN
DOMINGO:
Dale, no te hagás rogar…
MIGUEL:
No se… ¿Qué quieren que cante?
DOMINGO:
Lo que prefieras…
MIGUEL:
Bueno, les voy a cantar un tanguito.
MIGUEL COMIENZA A CANTAR UN
TANGO. RICARDO LO INTERRUMPE AL RATO
RICARDO:
Así también se cantar yo….
HUMBERTO:
Y yo….. Sos un caradura….
LOS TRES CANTAN EL TANGO Y
SE MUEREN DE RISA DE ELLOS MISMOS.
DOMINGO:
Suficiente…. Ninguno de los tres sabe cantar.
UNIDAD 3: “CHARLA A
SOLAS”
FILOMENA:
Hacía rato que nadie cantaba en esta casa….
HUMBERTO:
¿Por fin…llegó la novia!
MIGUEL:
¡Uy! Qué hermosa estás mamá. Voy a
buscar a María y a los chicos
RICARDO:
Te acompaño…. Quiero empezar a conocer a mis sobrinos…
HUMBERTO:
Estás Hermosa vieja…. Voy a ver si está todo listo….
LOS DOS SE QUEDAN A SOLAS
DOMINGO:
Los chicos tienen razón…Estás hermosa…. No se cómo hiciste pero te has
convertido otra vez en una jovencita. ..
FILOMENA:
¡Qué día hoy! Debe haber sido el día más largo de mi vida. No puedo creer
todo lo que hice… Y lo que mandé hacer….. Pero…..todo llega….. ¿No Domingo? Me
parece mentira…. Que vos y yo estemos a punto de casarnos…. Ahora queda en
manos de los muchachos de Alfredo y Rosalía…. Espero que hayan organizado todo
bien…
DOMINGO:
Yo debo confesarte que estoy…. No se como decirlo….pero no estoy tranquilo
FILOMENA:
Y yo aparento estar tranquila. ¿Pero cómo vamos a estar tranquilos si
dejamos todo en manos de estos inconcientes?
DOMINGO:
Vos sabés a qué me refiero. Hablo de otro tipo de tranquilidad. Una
tranquilidad que vos sola podés darme.
FILOMENA:
¿Yo?
DOMINGO:
Filomena…. Yo hice todo lo que vos querías…. Después que se anuló el
matrimonio, no he hecho otra cosa que conformarte. Te fui a buscar mil veces
para que nos casáramos…. Los chicos ya
entran a esta casa como si fuera suya…. Desde mañana van a llevar mi nombre….
FILOMENA:
Y esta noche nos casamos…. No puedo pedir más nada Domingo….
DOMINGO:
¿Sos feliz Filomena?
FILOMENA:
Si…. ¿Pero a qué viene todo esto?
DOMINGO:
Entonces ahora dame vos la felicidad a mí…
FILOMENA PRESIENTE LA FUTURA CONVERSACION.
FILOMENA:
No Domingo…..
DOMINGO: (LA INTERRUMPE )
Sentate y escuchame por favor…. Hace diez meses que estamos hablando de
casamiento, de la casa, de los hijos y sin embargo hace diez meses que quiero
hablarte y nunca podemos hacerlo….
FILOMENA:
¿De qué querés hablar Domingo?
DOMINGO:
Mirá Filomena, no sabés cuánto me cuesta hablarte de esto…. Pero en diez
minutos vamos a casarnos…. Vamos a estar arrodillados ante Dios como dos
jovencitos que van a empezar a vivir el amor y su vida….. y nosotros Filomena,
nuestra vida y nuestro amor ya lo hemos vivido.
(FRENA LA RESPUESTA ) Sé que
nos queda un hermoso tiempo por venir… No estoy dando nada por acabado…. Los
dos ya conocemos todo el uno del otro…. Somos dos seres adultos capaces de
comprendernos y juzgarnos con crudeza y
al mismo tiempo con amor. Pero…yo se que
en el fondo hoy me caso con vos porque me dijiste que uno de esos muchachos es
hijo mío.
FILOMENA:
¿Solamente por eso?
DOMINGO:
No…. Vos sabés de lo qué te estoy hablando. Hemos estado juntos durante
veinticinco años y veinticinco años representan toda una vida de recuerdos….de
nostalgias…. De alegrías y tristezas….Veinticinco años de una vida en común. Ya
nos miramos y sabemos todo lo que está pensando el otro… Han pasado diez meses
desde aquella noche en que me devolviste este billete. ¿Te acordás? Desde ese
día no puedo vivir en paz. No duermo, no como, no juego, no vivo. Tengo una
angustia Filomena que no sabés cómo me asfixia…. Hago así… (TOMA UNA GRAN BOCANADA DE AIRE) y la respiración se me detiene
aquí… Me dijiste que no jurara porque la limosna te la iba a pedir yo a vos…. Y
tenías razón… Yo no juré entonces….Pero igualmente te pido esa limosna…. Se que
también en el fondo vos me comprendés…y me amás… No me tortures más Filomena…
Necesito saber cuál de los tres es mi hijo… Mi carne…. Mi sangre…
FILOMENA HACE UN LARGO
SILENCIO EN EL QUE SE MIRA PROFUNDAMENTE CON DOMINGO.
FILOMENA:
¡Querés saberlo! ¿Para qué Domingo?
Apenas te diga: Tu hijo es…ese… ¿Qué vas a hacer? Vas a tratar de
tenerlo más cerca tuyo. Vas a tratar de asegurarle un provenir mejor
DOMINGO:
Si… ¿Por qué no? Sería natural que
así lo hiciera…
FILOMENA:
Ayudalo entonces porque te necesita… Tiene cuatro hijos……
DOMINGO:
¿Es Miguel? El plomero…
FILOMENA:
El sanitario como le dice Rosalía.
DOMINGO:
Me sorprendiste…. Me estaba inclinando más por Humberto… Miguel… Te digo
una cosa, ¿no? De los tres es el mejor plantado… Ahora no se por qué se casó
tan joven. Y ya tiene cuatro hijos… Y con ese negocio tan chico que tiene muy
bien no puede ganar... Tenés razón es el que más me necesita…. Si le pongo un
capital a su disposición podrá agrandarse… Tener obreros…. Poner un negocio de
sanitarios modernos…
DOMINGO SE FRENA Y ESTUDIA A
FILOMENA…
FILOMENA:
¿Qué pasa Domingo? ¿Estás dudando?
¡No me culpes! ¿Qué otra cosa puede hacer una madre si no es ayudar al
más débil? Y vos estás dudando…. Y tenés
razón es Ricardo
DOMINGO:
¿El camisero? ¿Es?
FILOMENA:
No…Es Humberto… El escritor…
DOMINGO:
Por favor Filomena basta…Acabemos de una vez…. ¿Qué más querés que te
diga? ¿Cómo querés que te lo implore?
FILOMENA QUEDA CONMOVIDA POR
EL TONO DE DESESPERACION DE DOMINGO.
FILOMENA:
Escuchame bien Domingo…. Escuchame bien y te suplico que después que
termine no volvamos a hablar nunca más de esto. Vos sabés que yo siempre te
quise con toda mi alma y que tal vez ahora, después de los que has hecho, te
quiera más que nunca. Pero no me preguntes más quién es tu hijo…porque no te lo
voy a decir. No te lo puedo decir… Y vos debés ser lo bastante humano para no
preguntármelo nunca más. Porque en un instante
de debilidad pordría ceder y decírtelo y sería nuestra ruina. Si apenas te
sugerí que tu hijo podía ser Miguel y ya lo habías visto mejor plantado que a
los otros y con una empresa de sanitarios… Y yo te entiendo Querés saberlo…. Porque es tu carne… Tú
sangre como vos decís y tenés todos los medios para ayudarlo… Pero apenas lo
sepas vas a preguntarte… ¿Y los otros dos quienes son? Intrusos… ¿Qué derecho invocan? Y esto nos
llevaría a un pequeño infierno Domingo…
El interés los enfrentaría a unos contra otros. Son hombres Domingo…no niños…
hasta podrían matarse entre ellos. Desde hoy vamos a sentirlos como hijos….
Pero no podemos engañarnos... El tierno amor filial ya lo hemos perdido. Los
hijos son esos que acunamos en nuestros brazos cuando están en pañales… Esos
que no saben como decirnos qué les duele… Son los que corren a tu encuentro con
los bracitos levantados llamándote papá…. Los que te piden caramelos… los que
regresan de la escuela con las manitos y la naricita fría.
DOMINGO:
Lo se…. Pero tengo que saberlo Filomena
FILOMENA:
Todavía estás a tiempo Domingo, si no te parece bien mi silencio dejemos
las cosas como están y cada uno de nosotros queda libre para seguir su camino….
ROSALIA ENTRA DE GOLPE.
ROSALIA:
Ya llegó el cura Filomena….. Cuando empiece la música los vengo a buscar…
FILOMENA:
¿Qué decís Domingo….?
DOMINGO:
¿Qué digo? Que generalmente cuando
los novios se casan es siempre el padre quien acompaña a la esposa al altar.
Aquí padre no hay, pero tenemos tres hijos… Decile a los muchachos que cuando
empiece la música, dos vengan a acompañar a la novia y uno al novio. ¿Te parece
bien Filomena?
FILOMENA: (OCULTANDO SU LLANTO)
Si….
DOMINGO:
Andá Rosalía…. Te esperamos…
DOMINGO SE ACERCA A
PROSCENIO, EN DONDE FILOMENA SE HA REFUGIADO PARA LLORAR EN SOLEDAD. LA
LUZ SE SECTORIZA Y A SU ALREDEDOR COMIENZAN
A ENCENDERSE PEQUEÑAS LUCECITAS COMO SI FUERAN LAS VELAS DE LA
VIRGEN DE LAS ROSAS.
FILOMENA:
¿Qué hora es?
DOMINGO:
Las siete….y diez
FILOMENA:
¡Uyy! …. Todo se retrasó…Me gustaría ver como comienzan a encenderse las
velas de la virgen… ¡Dios mío! ¡Qué cansada estoy! Creo que todo el día se me
vino encima de golpe…
DOMINGO: (LA ABRAZA COMO
MIRANDO UNA VENTANA IMAGINARIA)
Es una hermosa noche…. (AL ABRAZARLA
DESCUBRE EL LLANTO DE FILOMENA) Filomena ¿Qué tenés? ¿Qué te pasa?
FILOMENA:
Nada…. Estoy llorando Domingo…. Y qué dulce es llorar…
DOMINGO LA ABRAZA. LUEGO LA
MIRA A LOS OJOS Y LE DICE
DOMINGO:
Has caminado tanto Filomena….. Has tenido tanto miedo… Te caíste tantas veces
y tantas otras te levantaste… No paraste
nunca de pelear y de luchar…. Y luchar cansa mi amor…. Basta… Ya no vas a tener
que pelear más… Te lo prometo… Vas a descansar…
(SUENA LA MUSICA DEL CASAMIENTO)
Ya empezó a tocar nuestra música Filomena…. Vamos…. Que los hijos esperan….Y la
virgen tenía razón…Los hijos son los hijos… Vamos Filomena vamos….
LOS DOS CAMINAN DE LA MANO RODEADOS POR LAS LUCES DE
LAS VELAS PROVOCANDO EL APAGON FINAL.
g
FIN.