Mostrando las entradas con la etiqueta PANORAMA DESDE EL PUENTE de ARTHUR MILLER Versión. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta PANORAMA DESDE EL PUENTE de ARTHUR MILLER Versión. Mostrar todas las entradas

11/1/20

PANORAMA DESDE EL PUENTE de ARTHUR MILLER Versión: Fernando MASLLORENS y Federico GONZALEZ del PINO

   PANORAMA DESDE EL PUENTE

de ARTHUR MILLER

Versión: Fernando MASLLORENS  y Federico GONZALEZ del PINO


     

ACTO I
      La calle y la fachada de un edificio de departamentos de alquiler.
      Louis y Mike, estibadores, están jugando a arrimar monedas contra el edificio de la izquierda.
      Entra Alfieri. Los estibadores lo saludan con la cabeza cuando pasa.
     
ALFIERI
      Piensan en nosotros y sonrío porque me saludan con tanto recelo. Es porque soy abogado. En este barrio encontrarse con un abogado o con un cura es mala fortuna piensan en desastres, por eso nos prefieren lejos.
      A veces pienso que detrás de ese saludo descansan tres mil años de desconfianza. Un abogado significa la ley, y en Sicilia, de donde vienen sus padres, la ley no es una idea agradable desde que los griegos fueron derrotados.
      Tiendo a advertir las ruinas en las cosas, quizás porque nací en Italia... Llegué acá a mis veinticinco. En esos días, Al Capone, el cartaginense más famoso, aprendía su oficio en este empedrado, y el mismísimo Frankie Yale fue partido al medio por una ráfaga de ametralladora en la esquina de Union Street, a sólo dos cuadras de acá. Hubo muchos aquí que fueron baleados justamente por hombres injustos. Acá la justicia es muy importante.
      Pero esto es Red Hook, no Sicilia. Y el barrio enfrenta la bahía de este lado del Puente de Brooklyn, el que da al mar. Éstas son las fauces de Nueva York tragándose los tonelajes del mundo. Y ahora somos casi civilizados, casi norteamericanos. Ahora transo por la mitad, y eso me gusta más. Por eso ya no guardo un revólver en mi escritorio.
      Y mi trabajo carece de todo romanticismo.
      Mi mujer me advirtió y también mis amigos; me dijeron que la gente de este barrio carece de elegancia, de glamour. Después de todo ¿con quiénes traté a lo largo de mi vida? Con estibadores y con sus mujeres, con sus padres y sus abuelos; en casos de indemnizaciones, desalojos, peleas familiares - los despreciables problemas de los pobres – pero... una vez cada tanto mientras atiendo algún caso y escucho a las partes contarme sus problemas, el aire chato de mi oficina se impregna del verde aroma del mar, el polvo de este aire se disipa, y llega a mí la imagen de que en tiempos de César, o tal vez en Calabria o junto a un acantilado en Siracusa, otro abogado, vestido de manera diferente a la mía, escucha las mismas quejas y – allí sentado, tan impotente como yo - observa cómo el caso sigue, inexorablemente, su curso sangriento.
      Mala fortuna, mala fortuna.
      Aparece Eddie.
      El nombre de este sujeto era Eddie Carbone, un estibador que trabajó en los muelles que se extienden desde el Puente de Brooklyn hasta la escollera, allí donde comienza el mar abierto. (Sale)
Catherine entra al living.
LOUIS
¿Trabajás mañana?
EDDIE
Si, todavía me queda un día en ese barco. Nos vemos, Louis.
Eddie entra al living.
CATHERINE
¡Hola, Eddie!
EDDIE
¿Dónde vas tan arreglada?
CATHERINE
(Se pasa las manos por la pollera.) Acabo de comprarla. ¿Te gusta?
      EDDIE
      Si, es linda. ¿Y qué le pasó a tu pelo?
      CATHERINE
      ¿Te gusta? Peinado nuevo. ¡Ya llegó Eddie, Bea!
      EDDIE
      Hermoso… a ver dáte vuelta, dejáme ver atrás. ¡Si viviera tu madre para verte! No lo podría creer.
CATHERINE
Te gusta, ¿eh?
      EDDIE
Parecés una universitaria. ¿Dónde vas?
      CATHERINE
Esperá que venga Bea, tengo que contarles algo. Vení, sentáte. Bea, ¿venís?
      EDDIE
¿Qué pasa?
      CATHERINE
Te traigo una cerveza, ¿sí?
      EDDIE
      Bueno, contáme qué pasó. Vení acá, contáme.
      CATHERINE
Quiero esperar a Bea. Adiviná cuánto pagamos la pollera.
      EDDIE
Un poco corta, ¿no?
      CATHERINE
¡No! Cuando me paro, no.
      EDDIE
Pero a veces tenés que sentarte.
      CATHERINE
Eddie, es lo que se usa. A ver: si me vieras caminando por la calle...
      EDDIE
Me da escalofríos ver cómo caminás por la calle, lo digo en serio.
      CATHERINE
¿Por qué?
      EDDIE
Catherine, no quiero ser pesado, pero caminás moviendo mucho las caderas.
      CATHERINE
      ¿Las muevo mucho?
      EDDIE
      ¡No me digás que no, Katie, sí... mucho! No me gusta cómo te miran los del kiosko. Y con esos tacos altos sobre la vereda… Las cabezas giran como molinos.
      CATHERINE
      Pero esos tipos miran a todas, lo sabés.
      EDDIE
Vos no sos “todas”.
      CATHERINE
¿Y qué querés que haga?
      EDDIE
No te pongas mal.
      CATHERINE
No sé qué querés de mí.
      EDDIE
      Katie, se lo prometí a tu madre antes de morir. Soy responsable por vos. No entendés estas cosas. Cuando te parás ahí en la ventana, saludando a todo el mundo...

      CATHERINE
Estaba saludando a Louis.
      EDDIE
Si te contara algunas cosas de Louis… no lo saludarías más.
      CATHERINE
      ¡Eddie, me gustaría que al menos hubiera un hombre en el mundo del cual no tuvieras nada que decirme..!
      EDDIE
      ¿Querés hacerme un favor? Tenés que mantenerte más... no sé… no podés ser tan cariñosa. (Llama.) Bea, ¿qué hacés? ¡Vení de una vez! (A Catherine.) Andá a buscarla. Tengo noticias para ella.
      CATHERINE
¿Qué?
      EDDIE
      Llegaron sus primos.
      CATHERINE
      ¡No! ¡Bea, tus primos..!
      Entra Beatrice.
      BEATRICE
      ¿Qué?
      CATHERINE
      ¡Llegaron tus primos!
      BEATRICE
      ¿De qué hablás? ¿Dónde están?
      EDDIE
      Cuando salí del trabajo Tony Bereli me dijo que el barco había llegado, está a dos kilómetros al norte.
      BEATRICE
      ¿Y están bien?
      EDDIE
      Tony todavía no los vio, siguen a bordo. Pero apenas bajen los va a buscar. Tony cree que a eso de las diez van a estar por acá.
      BEATRICE
      ¿Qué pasó? Se suponía que llegaban el otro jueves...
      EDDIE
      No sé, los meten en cualquier barco que los pueda sacar. Por ahí el barco que iban a tomar era peligroso... ¿Por qué llorás?
      BEATRICE
      Es... que... no lo puedo creer. Ni siquiera compré mantel nuevo...  y además iba a lavar las paredes...
      EDDIE
      Vamos, van a pensar que ésta es la casa de un millonario comparada con la casa que tenían. No te preocupes por las paredes. Van a estar agradecidos.
      BEATRICE
      ¡Ya lo sé...  pero pensaba que iban a llegar la semana que viene! Y también iba a encerar los pisos...
      CATHERINE
      Tal vez la señora Dondero arriba...
      BEATRICE
      No, su departamento está peor que éste. (De repente.)Dios mío, ¡ni siquiera tengo algo para darles de comer!
      EDDIE
      Ey, ey. Calmáte.
      BEATRICE
      Estoy nerviosa, nada más... (A Catherine.) Voy a preparar el pescado...
      EDDIE
      Bea, les estás salvando la vida, ¿por qué te preocupás por un mantel? Lo más probable es que en la pocilga en la que vivieron no hayan visto jamás un mantel.
      BEATRICE
      Estoy preocupada por vos, eso me preocupa.
      EDDIE
      Mirá, mientras sepan dónde van a dormir...
      BEATRICE
      Les aclaré en las cartas que iban a dormir en el piso...
      EDDIE
      Beatrice, lo único que me preocupa es que con el corazón tan grande que tenés voy a terminar durmiendo con vos en el piso; y ellos, en nuestra cama.
      BEATRICE
      Está bien, terminála...
      EDDIE
      ¿Por qué será que apenas nos encontramos con uno de tus parientes termino durmiendo en el piso?
      BEATRICE
      ¿Cuándo dormiste en el piso?
      EDDIE
      Cuando la casa de tu padre se incendió.
      BEATRICE
      ¡Se había incendiado la casa!
      EDDIE
      ¡Si, pero el incendio no duró dos semanas!
      BEATRICE
      Está bien, les voy a decir que se vayan a otra parte...
      EDDIE
      ¡Esperá! ¡Beatrice! No me gusta que te tomen de idiota. Tenés un corazón de oro. ¿Por qué estás tan susceptible?
      BEATRICE
      Tengo miedo de que te enojes conmigo si las cosas no salen bien.
      EDDIE
      Si todos mantienen la boca cerrada no puede pasar nada malo. Tus primos van a pagar por el hospedaje...
      BEATRICE
      Sí, eso se los dije...
      EDDIE
      Entonces, ¿cuál es el problema? Es una cuestión de honor, Bea, en serio. Hace un rato pensaba, cuando venía para acá que si mi padre no hubiera venido a este país, yo me estaría muriendo de hambre en Italia, como ellos… y si tuviera parientes en los Estados Unidos… lo menos que esperaría de ellos es que estuviesen honrados en darme un lugar para dormir.
      BEATRICE
      (A Catherine.) ¿Ves cómo es? (A Eddie.) ¡Sos un ángel! Dios te bendiga... ¡Ya vas a ver: vas a recibir una bendición por ésto!
      EDDIE
      Me conformo con mi cama.
      BEATRICE
      Andá, querida, poné la mesa.
      CATHERINE
      Todavía no le contamos lo mío...
      BEATRICE
      Primero dejá que coma y después se lo contamos. Poné la mesa. (Sale Catherine.)
      EDDIE
      ¿Qué pasa?¿Dónde se va?
      BEATRICE
      A ninguna parte. Son buenas noticias, Eddie. Te vas a poner contento.
      EDDIE
      ¿Qué pasa?
      BEATRICE
      Consiguió un trabajo. (Entra Catherine.)
      EDDIE
      ¿Qué trabajo? Tiene que terminar la escuela.
      CATHERINE
      Eddie, no lo vas a creer...
      EDDIE
      No, no... vas a terminar la escuela. ¿Qué trabajo?
      CATHERINE
      ¿Podés escuchar un segundo? Es maravilloso.
      EDDIE
      No, no es maravilloso. No vas a llegar a ninguna parte si no terminás la escuela. ¿Por qué no me preguntaste antes de buscar un trabajo?
      BEATRICE
      Te lo está preguntando ahora.
      CATHERINE
      ¿Podés escucharme? Esta mañana llegué a la escuela y el director me pidió que saliera de la clase y que lo viera en su oficina.
      EDDIE
      ¿Ah si?
      CATHERINE
      Lo fui a ver. Me empezó a decir que él sabía que mis notas eran buenas y que había una empresa que necesitaba una chica con urgencia… no como secretaria sino como estenógrafa, pero que muy rápido podría llegar a ser secretaria. Y él pensó que como yo era la mejor alumna de la clase...
      BEATRICE
      ¿Escuchaste eso?
      EDDIE
      Claro que sí. Seguro que es la mejor.
      CATHERINE
      Y, como soy la mejor alumna, el director me dijo que tengo que aceptar ese trabajo y que a fin de año él me tomaría el examen para darme el certificado. ¡Así que además me ahorraría un año!
      EDDIE
      ¿Dónde es el trabajo? ¿Qué compañía?
      CATHERINE
      Es una plomería importante sobre la Avenida Nostrand…
      EDDIE
      ¿Nostrand y qué?
      CATHERINE
      Cerca del astillero.
      BEATRICE
      Cincuenta dólares por semana, Eddie.
      EDDIE
      ¿Cincuenta?
      CATHERINE
      Te lo juro.
      EDDIE
      Eso no es lo que quería para vos.
      CATHERINE
      ¿Por qué? Es una compañía importante.
      EDDIE
      No me gusta el barrio.
      CATHERINE
      Está a una cuadra y media del subte. Me lo dijo el director.
      EDDIE
      En una cuadra y media en ese barrio te puede pasar de todo. ¡Una plomería! Eso es nada más que un escalón más alto que trabajar en los muelles. Son estibadores, casi.
     
      BEATRICE
      Si, pero ella va a estar en la oficina, Eddie.
      EDDIE
      Ya sé que va a estar en la oficina, pero eso no es lo que tenía pensado.
      BEATRICE
      Alguna vez va a tener que salir a trabajar.
      EDDIE
      ¿Y va a estar rodeada de plomeros? ¿O de marineros paseándose para arriba y para abajo por esa calle? Entonces, ¿para qué fue a la escuela?
      CATHERINE
      Pero son cincuenta por semana, Eddie.
      EDDIE
      ¿Te pedí plata yo? Si te mantuve hasta ahora puedo mantenerte un poco más... Quiero que estés con otra clase de gente. Quiero que estés en una buena oficina. Tal vez en la oficina de un abogado de Nueva York, en uno de esos edificios lindos. Quiero decir: si te querés ir de acá, andáte; pero no a la misma clase de barrio.
      BEATRICE
      Andá, querida, traé la cena. (Catherine sale) Pensá un poquito, Eddie. Por favor. Está loca por empezar a trabajar. No es un negocito, es una compañía importante. Algún día va a llegar a ser secretaria. La eligieron entre toda la clase. ¿Qué te preocupa? Puede cuidarse sola. Sale del subte y en dos minutos está en la oficina.
      EDDIE
      Conozco el barrio, Bea, y no me gusta.
      BEATRICE
      Si no le pasó nada en este barrio, no va a pasarle nada en ningún lado. Tenés que acostumbrarte, ya no es una nena. Decíle que lo acepte. ¿Me oís? No te entiendo... ¿pensás mantenerla en esta casa toda su vida?
      EDDIE
      ¿Qué clase de comentario es ése?
      BEATRICE
      Bueno, no entiendo cuándo va a terminar todo esto. Primero iba a ser cuando se graduase de la secundaria, y se graduó de la secundaria. Después iba a ser cuando aprendiera estenografía, así que aprendió estenografía. Y ahora, ¿qué vamos a esperar? En serio, Eddie, no te entiendo; la eligieron entre toda la clase, es un honor para ella.
      Catherine entra.
      EDDIE
      ¿Querés trabajar, eh?
      CATHERINE
      Si.
      EDDIE
      Está bien, andá a trabajar. ¡Eh! ¡Calmáte! ¿Por qué llorás?
      CATHERINE
      Es que... ¡Con mi primer sueldo les voy a comprar vajilla nueva! En serio. ¡Voy a arreglar toda la casa!. ¡Voy a comprar una alfombra!
      EDDIE
      Y después te vas a mudar.
      CATHERINE
      ¡No, Eddie!
      EDDIE
      Y vas a venir a visitarnos los domingos, después una vez por mes y después sólo en Navidad y Año Nuevo.
      CATHERINE
      ¡No, por favor!
      EDDIE
      Te pido sólo una cosa: no confíes en nadie.
      BEATRICE
      Tenés que ser como sos, Katie, no le hagas caso.
      EDDIE
      (A Beatrice.) Viviste encerrada en una casa toda tu vida, ¿qué podes saber? No trabajaste nunca en tu vida.
      BEATRICE
      A ella le gusta la gente. ¿Qué tiene de malo eso?
      EDDIE
      Que la mayoría de la gente no es gente. Va a trabajar con plomeros y se la van a comer cruda si no se cuida. Grabáte esto, Katie: cuanto menos confíes, menos te vas a arrepentir.
      CATHERINE
      Lo primero que voy a comprar es una alfombra, ¿eh, Bea?
      BEATRICE
      Lo que quieras. (A Eddie.) Estuve oliendo café todo el día. ¿Estuviste descargando café?
      EDDIE
      Si, un barco de Brasil
      CATHERINE
      Yo también lo olí. Se olía por todo el barrio.
      EDDIE
      Mañana reventamos una bolsa, les traigo un poco.
      BEATRICE
      ¿Qué hora es?
      EDDIE
      Nueve menos cuarto.
      CATHERINE
      Tony los va a traer a las diez, ¿no?
      EDDIE
      Más o menos, si.
      CATHERINE
      Eddie, suponéte que alguien nos pregunte si están viviendo acá… Digo, si nos preguntan.
      EDDIE
      Me parece que estamos mezclando todo otra vez.
      CATHERINE
      Porque la gente los va a ver entrar y salir.
      EDDIE
      No me importa quién los vea entrar y salir mientras vos no los veas entrar y salir. Y eso también va para vos, Bea... Ustedes no ven nada y no saben nada.
      BEATRICE
      ¿Qué querés decir? Yo sé lo que tengo que hacer.
      EDDIE
      No lo sabés; todavía creés que podés comentarlo con alguien. Y te lo digo por última vez, porque me estás poniendo nervioso otra vez, y va para las dos: no me importa si alguien entra a la casa y los ve durmiendo en el piso, nunca tiene que salir de sus bocas quiénes son ellos o qué están haciendo acá. Con el gobierno no se juega, y menos con el Deapartamento de Inmigración. Si lo dijiste, lo sabías; si no lo dijiste, no lo sabías.
      CATHERINE
      Si, Eddie, pero suponéte que alguien...
      EDDIE
      No supongas nada más. Tienen espías por todo el barrio y les pagan por semana para que den información, y nadie sabe quiénes son. Puede ser tu mejor amigo. ¿Me oís? Como Vinny Bolzano, ¿te acordás de Vinny?
      BEATRICE
      Ay, sí. Dios me libre.
      EDDIE
      Contále de Vinny. ¿Creés que exagero? Dále, contále. Eras una beba. Había una familia que vivía pegado a lo de su madre. (Por Bea.) Él tenía dieciséis...
      BEATRICE
      No, no tenía más de catorce, yo estuve en su confirmación en la iglesia de Santa Inés. La familia escondía a un tío en la casa, y Vinny fue y lo delató en Inmigración...
      CATHERINE
      ¿El chico lo delató?
      EDDIE
      ¡A su propio tío!
      CATHERINE
      ¿Estaba loco?
      EDDIE
      Se volvió loco después, te lo aseguro.
      BEATRICE
      Ay, fue horrible. Vinny tenía cinco hermanos y un padre anciano. Lo agarraron en la cocina y lo arrastraron por la escalera, tres pisos, su cabeza golpeando contra los escalones. Y en la calle lo escupieron, su padre y sus hermanos. Todo el barrio gritaba.
      CATHERINE
      ¡Ay! ¿Y qué le pasó?
      BEATRICE
      Creo que se fue... (A Eddie.) No lo volví a ver, ¿vos?
      EDDIE
      ¿A él? No lo vas a ver nunca más... ¿Cómo va a mostrar la cara alguien que hizo algo así? Acordáte, nena, es más fácil recuperar un millón de dólares robados que la honra, si la perdiste denunciando a alguien...
      CATHERINE
      No voy a decirle nada a nadie, lo juro.
      EDDIE
      Va a llover mañana. Vamos a andar resbalándonos por los muelles. Tal vez deberías ir cocinándoles algo, están al caer.
      BEATRICE
      Sólo tengo pescado, y no me gustaría desperdiciarlo si ya comieron. Voy a esperar, se hace rápido; lo puedo hacer a la parrilla.
      CATHERINE
      Eddie, ¿y qué va a pasar cuando el barco se vaya y ellos no estén a bordo? ¿El capitán no dice nada?
      EDDIE
      El capitán está arreglado, ¿qué te crees?
      CATHERINE
      ¿También el capitán?
      EDDIE
      ¿Acaso el capitán no tiene que vivir? El capitán recibe un dinero, tal vez haya algo para uno de los compañeros, y otro poco para el tipo que les arregló los papeles en Italia, Tony también va a recibir lo suyo...
      BEATRICE
      Espero que consigan trabajo acá, eso es todo lo que espero.
      EDDIE
      El sindicato les va conseguir trabajo; hasta que salden las deudas los van a tener trabajando todos los días. Y cuando la deuda esté saldada van a tener que rebuscárselas solos como hacemos todos los demás.
      BEATRICE
      Bueno, siempre va a ser mejor que lo que tenían allá.
      EDDIE
      Ah, seguro... ¿Así que vas a empezar el lunes, eh?
      CATHERINE
      Eso creo, sí.
      EDDIE
      Espero que tengas buena suerte. Te deseo lo mejor.
      CATHERINE
      ¡Hablás como si me fuera a otro país!
      EDDIE
      Ya sé… lo que pasa es que nunca imaginé...
      CATHERINE
      ¿Qué?
      EDDIE
      Que alguna vez ibas a crecer. Dejé un cigarro en mi otro saco... me parece.
      llllCATHERINE
      ¡Quedáte! Te lo busco. (Sale.)
      EDDIE
      ¿Qué es lo que te enoja conmigo?
      BEATRICE
      ¿Quién está enojada? No estoy enojada. Sos vos el que está enojado. (Sale y entra Catherine.)
      CATHERINE
      ¡Acá está! ¡Te lo prendo! No te preocupes por mí, Eddie, ¿eh?
      EDDIE
      No te vayas a quemar. ¿Por qué no la ayudás con los platos?
      CATHERINE
      (Va saliendo.) ¡Yo lavo, Bea!
      Entra Tony, escoltando a Marco y Rodolfo. Tony señala la casa. Se quedan parados un instante mirando hacia ella.
      MARCO
      Gracias.
      TONY
      De acá en más pueden ir solos. Tengan cuidado. Planta baja.
      MARCO
      Gracias.
      TONY
      Los veo mañana en el muelle. Van a trabajar. (Sale)
      RODOLFO
      Ésta va a ser la primer casa que voy a pisar en América. ¡Imagináte! ¡Y ella decía que eran pobres!
      MARCO
      Vamos.
      Marco golpea. Eddie abre la puerta. Entran Marco y Rodolfo. Beatrice y Catherine entran desde la cocina.
      EDDIE
      ¿Sos Marco?
      MARCO
      Marco
      EDDIE
      ¡Entren!
      BEATRICE
      Por acá. Dejen los bolsos.
      MARCO
      ¿Sos mi prima?
      BEATRICE
      Beatrice. Mi esposo, Eddie. Catherine, la hija de mi hermana Nancy.
      MARCO
      Mi hermano, Rodolfo. Eddie, quiero decirte algo: cuando digas váyanse, nosotros nos vamos.
      EDDIE
      Pero no...
      MARCO
      Se ve que es una casa chica, pero en una de esas, pronto, podamos tener nuestra casa.
      EDDIE
      Bienvenidos, Marco;  tenemos mucho lugar acá. Katie, servíles la cena, ¿sí? (Sale con los bolsos al dormitorio.)
      CATHERINE
      Pasen, siéntense. Les traigo un poco de sopa.
      MARCO
      Comimos en el barco. Gracias.
      BEATRICE
      (A Catherine) Traé café. Vamos a tomar café. Siéntense.
      CATHERINE
      ¿Y cómo es que él es tan morocho y vos tan rubio, Rodolfo?
      RODOLFO
      No sé. Dicen que hace mil años, los daneses invadieron Sicilia.
      Beatrice besa a Rodolfo. Se ríen mientras entra Eddie.
      CATHERINE
      ¡Es muy rubio!
      EDDIE
      ¿Cómo va ese café?
     
      CATHERINE
      Ya lo traigo. (Sale hacia la cocina.)
      EDDIE
      ¿Tuvieron buen viaje?
      MARCO
      El océano siempre es duro. Pero somos buenos marineros.
      EDDIE
      ¿Ningún problema para llegar acá?
      MARCO
      No. El hombre nos trajo. Muy buen tipo.
      RODOLFO
      Nos dijo que empezamos mañana a trabajar. ¿Es honesto?
      EDDIE
      No. Pero mientras le debas dinero, ellos te consiguen un montón de trabajo. ¿En Italia trabajaron alguna vez en los muelles?
      MARCO
      ¿En los muelles? No...
      RODOLFO
      En nuestro pueblo no hay muelles, sólo la playa, y unos botecitos para pescar.
      BEATRICE
      ¿Y qué trabajo hacían?
      MARCO
      Lo que había, cualquier cosa...
      RODOLFO
      A veces construyen una casa, o arreglan el puente - Marco es albañil y yo le traía el cemento. En la época de cosecha trabajamos en el campo... si hay trabajo. Cualquier cosa.
      EDDIE
      Todavía están mal allá, ¿no?
      MARCO
      Mal, sí.
      RODOLFO
      Nos sentamos todo el día alrededor de la plaza escuchando la fuente como pájaros. Lo que todos esperan es el tren.
      BEATRICE
      ¿Qué hay en el tren?
      RODOLFO
      Nada. Pero si hay muchos pasajeros y uno tiene suerte, te ganás unas liras por empujar el taxi colina arriba. (Entra Catherine desde la cocina.)
      BEATRICE
      ¿Tienen que empujar un taxi?
      RODOLFO
      Los caballos en nuestro pueblo son más flacos que las cabras. Así que si hay muchos pasajeros ayudamos a empujar los carros hasta el hotel. En nuestro pueblo los caballos están de adorno.
      CATHERINE
      ¿Pero no tienen autos?
      RODOLFO
      Hay uno. Y también lo empujamos. ¡Todo lo que hay en nuestro pueblo hay que empujarlo!
      BEATRICE
      (A Eddie.) Qué me contás...
      EDDIE
      ¿Entonces qué vas a hacer, quedarte en este país o volver?
      MARCO
      ¿Volver?
      EDDIE
      Bueno, estás casado, ¿o no?
      MARCO
      Si. Tengo tres chicos.
      BEATRICE
      ¡Tres! Creía que era uno.
      MARCO
      No. Tengo tres ahora. Cuatro años, cinco años, seis años.
      BEATRICE
      Deben estar llorando por vos, ¿no?
      MARCO
      ¿Qué puedo hacer? El más grande está enfermo del pecho. Mi esposa los alimenta sacándose la comida de la boca. Si me quedaba allá nunca iban a crecer. Se alimentan del aire.
      BEATRICE
      Dios mío. Entonces, ¿cuánto tiempo quieren quedarse?
      MARCO
      Con tu permiso, nos quedaríamos tal vez por...
      EDDIE
      No quiere decir en esta casa, sino en el país.
      MARCO
      Ah. Tal vez cuatro, cinco, seis años, creo.
      RODOLFO
      Confía en su esposa.
      BEATRICE
      Si, pero en una de esas ganan lo suficiente y pueden volverse antes.
      MARCO
      Espero. No sé. Tengo entendido que acá tampoco están tan bien.
      EDDIE
      Ustedes van a estar bien, al menos hasta que devuelvan lo prestado. Después van a tener que arreglárselas y punto. Pero van a hacer más plata acá que allá.
      RODOLFO
      ¿Cuánto? Oímos toda clase de cifras. ¿Cuánto gana un obrero? Vamos a trabajar duro,  día y noche...
      EDDIE
      ¿Un promedio anual?... es difícil. A veces estamos sin trabajo, puede no haber barcos por tres o cuatro semanas.
      MARCO
      ¡Tres, cuatro semanas!
      EDDIE
      Pero pienso que podrían sacar... treinta, cuarenta por semana, durante todo el año.
      MARCO
      Dólares.
      EDDIE
      Claro, dólares.
      MARCO
      Si nos pudiéramos quedar acá unos meses, Beatrice...
      BEATRICE
      Marco, son bienvenidos...
     
      MARCO
      Porque podría mandarles un poco más si me quedo acá...
      BEATRICE
      Todo lo que quieras, tenemos mucho lugar...
      MARCO
      Mi mujer... Quisiera mandarle cuanto antes veinte dólares...
      EDDIE
      Seguro que vas a poder mandarle algo la semana que viene.
      MARCO
      Eduardo...
      EDDIE
      No hay nada que agradecer. Ese dinero no sale de mi bolsillo... ¿Qué pasó con el café?
      CATHERINE
      Ya lo traigo. ¿También estás casado? No.
      RODOLFO
      No...
      BEATRICE
      Te dije que él...
      CATHERINE
      Ya sé... pero en una de esas se había casado hace poco.
      RODOLFO
      No tengo plata para casarme. Tengo linda cara, pero no tengo plata.
      CATHERINE
      (A Beatrice.) ¡Es rubio natural!
      BEATRICE
      Vos también te querés quedar acá, ¿no?
      RODOLFO
      ¿Yo? Sí, ¡para siempre! Quiero ser norteamericano. Y cuando sea rico voy a volver a Italia y me voy a comprar una moto.  (Sale Beatrice. Vuelve con el café. ) También soy cantante.
      EDDIE
      ¿Profesional?
      RODOLFO
      Sí. Una noche del año pasado, Andreola se enfermó. Barítono. Y yo lo reemplacé en el jardín del hotel. ¡Tres arias sin un solo error! De las mesas me tiraban billetes de mil liras, llovía plata. Fue increíble. Vivimos seis meses gracias a esa noche, ¿no, Marco?
      MARCO
      Dos meses.
      BEATRICE
      ¿Y no podés conseguir trabajo en ese lugar?
      RODOLFO
      Andreola se curó. Es un barítono, muy fuerte.
      MARCO
      Y él cantó muy fuerte.
      RODOLFO
      ¿Cómo muy fuerte?
      MARCO
      Muy fuerte. Los huéspedes en ese hotel son todos ingleses. No les gusta muy fuerte.
      RODOLFO
      (A Catherine.) ¡Nunca nadie me dijo que canté muy fuerte!
      MARCO
      Yo lo digo. Era muy fuerte. (A Beatrice.) Lo supe apenas empezó a cantar. Muy fuerte.
      RODOLFO
      ¿Y por qué me tiraron tanta plata?
      MARCO
      Te pagaron por tu coraje. Pero con una vez alcanza.
      RODOLFO
      Nunca nadie me dijo que canté muy fuerte.
      CATHERINE
      ¿Oíste hablar del jazz?
      RODOLFO
      ¡Claro! Canto jazz.
      CATHERINE
      ¿Podés cantar jazz?
      RODOLFO
      Sí... canto napolitano, jazz, bel canto... Canto Muñeca de Papel, ¿te gusta Muñeca de Papel?
      CATHERINE
      Sí,  me encanta Muñeca de Papel. Dále, cantála.
      RODOLFO
      I’ll tell you boys it’s tough to be alone,
      And it’s tough to love a doll that’s not your own.
      I’m through with all of them,
      I’ll never fall again,
      Hey, boy, what you gonna do?
      I’m gonna buy a paper doll that I can call my own,
      A doll that other fellows cannot steal.
      And then those flirty, flirty guys
      With their flirty, flirty eyes
      Will have to flirt with dollies that are real...
      EDDIE
      (Lo interrumpe.) Esperá un poquito...
      CATHERINE
      Dejálo terminar.
      EDDIE
      ¿Vos no querés que te pesquen, no?
      MARCO
      ¡No!
      EDDIE
      Porque en esta casa nunca hubo cantantes... y de repente aparece uno… no sé si me explico.
      MARCO
      Sí. Calláte, Rodolfo.
      EDDIE
      Tienen tipos por todas partes, Marco. Entendélo.
      MARCO
      Sí. Va a estar callado. (A Rodolfo. ) Vas a estar callado.
      EDDIE
      ¿Para qué son los tacos altos, Greta Garbo?
      CATHERINE
      Por los invitados...
      EDDIE
      Hacéme un favor ¿querés? Cambiáte. (Ella sale.) En este barrio todas quieren ser actrices.
      RODOLFO
      ¡En Italia también! ¡Todas las chicas! (Catherine entra.)
      EDDIE
      ¿Ah si?
      RODOLFO
      ¡Si! ¡Sobre todo cuando son tan lindas!
      CATHERINE
      ¿Te gusta con azúcar?
      RODOLFO
      ¿Azúcar? ¡Si! ¡Me gusta mucho el azúcar!
      Alfieri en su escritorio.
      ALFIERI
      ¿Quién puede saber lo que va a ser descubierto? Eddie Carbone jamás esperó tener un Destino. Un hombre trabaja, alimenta a su familia, juega al bowling, come, envejece y después se muere. Ahora había un futuro que enfrentar, un problema que resolver. Las semanas comienzan a desaparecer.
      Eddie parado en la entrada de la casa. Beatrice aparece en la calle.
      EDDIE
      Son las ocho pasadas.
      BEATRICE
      Bueno, es larguísima la película que dan en el Paramount.
      EDDIE
      Ya deben haber visto todas las películas que dan en Brooklyn. Se supone que este tipo se tiene que quedar en la casa cuando no trabaja. Se supone que no tendría que andar exhibiéndose.
      BEATRICE
      Bueno, es su problema, ¿a vos qué te importa? Si lo pescan, lo pescan, eso es todo. Vamos para adentro.
      EDDIE
      ¿Te dijo algo?
      BEATRICE
      ¿Qué te pasa? Es un buen chico, ¿qué pretendés de él?
      EDDIE
      ¿Ése un buen chico? Me pone los pelos de punta… 
      BEATRICE
      Dále, seguí; estás celoso, es eso.
      EDDIE
      ¿De él? Se ve que no tenés un buen concepto de mi si pensás eso.
      BEATRICE
      No te entiendo. ¿Qué tiene de terrible ese chico?
      EDDIE
      ¿Para vos está bien? ¿Eso puede llegar a ser su marido?
      BEATRICE
      ¿Por qué? Es agradable, trabajador, buen mozo.
      EDDIE
      Canta en los barcos. ¿Lo sabías?
      BEATRICE
      ¿Qué querés decir con eso?
      EDDIE
      Lo que dije, canta. En la cubierta, de repente, una canción entera sale de su boca, con gestos. ¿Sabés cómo le dicen? Muñeca de papel le dicen, Canario le dicen. Es raro.  Aparece en el muelle y empieza el show… gratis.
      BEATRICE
      Es un chico, todavía no sabe cómo comportarse.
      EDDIE
      Y con ese pelo ridículo, parece una bataclana o algo así...
      BEATRICE
      Pero si es rubio, ¿qué puede...
      EDDIE
      Espero que sea su pelo... eso espero.
      BEATRICE
      ¿Estás loco o qué?
      EDDIE
      ¿Qué es lo loco? No me gusta cómo es.
      BEATRICE
      ¿Nunca viste un chico rubio? ¿Y el rubio Balso?
      EDDIE
      Si, pero Balso no canta; no hace esas cosas en los barcos.
      BEATRICE
      Bueno, en Italia tal vez las hagan...
      EDDIE
      ¿Y entonces por qué el hermano no canta? Marco se comporta como un hombre; a Marco nadie le hace chistes. Te estoy diciendo la verdad y me sorprende que tenga que decirte todo esto. En serio, Bea, estoy sorprendido.
      BEATRICE
      No vas a empezar una campaña en su contra…
      EDDIE
      No voy a empezar con nada, pero tampoco me voy a quedar parado sin hacer nada. No la crié para que termine con un personaje así. Te lo juro Bea,  me sorprendés;  me siento ahí a esperar que te despiertes, pero no hay caso: para vos todo es fantástico.
      BEATRICE
      No, para mí no todo es fantástico.
      EDDIE
      ¿No?
      BEATRICE
      No. Tengo otras preocupaciones.
      EDDIE
      Claro.
      BEATRICE
      ¿Querés saberlas?
      EDDIE
      ¿Por qué? ¿Qué preocupaciones tenés?
      BEATRICE
      ¿Cuándo voy a volver a ser tu mujer, Eddie?
      EDDIE
      No me estuve sintiendo bien. Me molestan desde que llegaron.
      BEATRICE
      Hace casi tres meses que no te sentís bien, y ellos llegaron hace dos semanas. Son tres meses, Eddie.
      EDDIE
      No lo sé, Bea. No quiero hablar de eso.
      BEATRICE
      ¿Qué te pasa? ¿Ya no te gusto?
      EDDIE
      ¿Qué querés decir con “ya no te gusto”? Te dije que no me siento bien, es eso.
      BEATRICE
      Quiero saber ¿Estoy haciendo algo mal? ¡Hablá!
      EDDIE
      No puedo. No puedo hablar de eso.
      BEATRICE
      Bueno, decíme qué...
      EDDIE
      ¡No tengo nada que decir sobre eso! Voy a estar bien. Dejáme tranquilo, ¿sí? Estoy preocupado por ella.
      BEATRICE
      “Ella” ya tiene edad para casarse...
      EDDIE
      Bea, la está usando.
      BEATRICE
      Está bien, pero es a ella a la que está usando. ¿O pensás estarle encima hasta que tenga cuarenta? Eddie, quiero que la termines, ¿me oís? ¡No me gusta!... Entremos.
      EDDIE
      Quiero caminar, entro enseguida.
      BEATRICE
      No van a llegar antes si estás parado en la calle. No está bien, Eddie.
      EDDIE
      Ya entro. Andá.
      (Beatrice entra. Vienen Louis y Mike)
      LOUIS
      ¿Querés jugar al bowling?
      EDDIE
      Estoy muy cansado. Me voy a dormir.
      LOUIS
      ¿Cómo están tus dos ilegales?
      EDDIE
      Bien.
      LOUIS
      No paran de trabajar.
      EDDIE
      Sí... les va bien.
      MIKE
      Eso deberíamos hacer. Irnos del país y entrar como ilegales. Así tendríamos trabajo.
      EDDIE
      No lo decís en serio.
      LOUIS
      Bueno... ¿qué mierda? ¿No nos podemos quejar?
      EDDIE
      Seguro.
      LOUIS
      Eddie, te deben todo.
      EDDIE
      No me molestan, no me cuestan nada.
      MIKE
      El más grande es un toro. Lo vi el otro día levantando bolsas de café. Si lo dejaban, se hubiera cargado todo el barco solo.
      EDDIE
      Si, es un tipo fuerte. Su padre era un gigante, eso me dijeron.
      LOUIS
      Si, se ve. Es un verdadero esclavo.
      MIKE
      Pero el rubio... Tiene sentido del humor.
      EDDIE
      Sí. Es gracioso.
      MIKE
      Bueno, no es precisamente gracioso, siempre está haciendo comentarios. Cuando llega todos se ríen.
      EDDIE
      Sí... bueno... tiene sentido del humor.
      MIKE
      Sí… siempre está haciendo chistes, ¿no?
      EDDIE
      Sí, lo sé. Pero es un chico, ¿sabés?... Es... es sólo un chico, por eso.
      MIKE
      Lo sé. Le pegás una mirada y todo el mundo está feliz. La semana pasada trabajé con él en la línea Moore - Mac Cormack, y te digo que todos se morían de risa.
      EDDIE
      ¿Por qué? ¿Qué hizo?
      MIKE
      No sé... era divertido. Nunca te acordás de lo que dice.  Es la manera en que lo dice. ¡Te mira y no podés parar de reírte!
      EDDIE
      Sí. Tiene sentido del humor.
      MIKE
      Sí.
      LOUIS
      Bueno, Eddie, nos vemos.
      EDDIE
      Pásenla bien.
      LOUIS
      Sí. Nos vemos.
      MIKE
      Si querés venir al bowling más tarde, estamos en el de la Avenida Flatbush.
      (Salen. Entran Rodolfo y Catherine.)
      CATHERINE
      Hola, Eddie... ¡no sabés qué buena película vimos!
      EDDIE
      ¿Adónde fueron?
      CATHERINE
      Al Paramount. Era con esos dos tipos, con… eh...
      EDDIE
      ¿El Paramount de Brooklyn?
      CATHERINE
      Claro, el Paramount de Brooklyn. Te dije que no íbamos a ir a Nueva York.
      EDDIE
      Está bien, sólo preguntaba. (A Rodolfo.) No quiero que esta chica ande dando vueltas por Times Square, ¿entendés? Está lleno de putas.
      RODOLFO
      Alguna vez me gustaría ir a Broadway, Eddie. Me gustaría caminar con ella por donde están los teatros y la ópera. Desde chico veo fotos de todas esas luces.
      EDDIE
      Quiero hablar con ella un minuto. Andá para adentro, ¿puede ser?
      RODOLFO
      Eddie, sólo caminamos juntos por la calle. Ella me muestra lo que hay que ver.
      CATHERINE
      (A Eddie.) ¿Sabés lo que Rodolfo no puede entender? ¡Que no haya fuentes en Brooklyn!
      EDDIE
      ¿Fuentes?
      CATHERINE
      Dice que en Italia cada pueblo tienes fuentes, y se encuentran ahí. ¿Y sabés qué? Tienen naranjas en los árboles, y limones. ¿Te das cuenta – en los árboles? Interesante, ¿no? Está loco por Nueva York.
      RODOLFO
      Eddie, ¿por qué no podemos ir a Broadway?
      EDDIE
      Tengo que hablar con ella.
      RODOLFO
      Vos también podés venir. Quisiera ver todas esas luces... Voy a caminar por la costanera antes de ir a dormir. (Sale.)
      CATHERINE
      ¿Por qué no le hablás? Él te adora y vos ni siquiera le dirigís la palabra.
      EDDIE
      Yo te adoro y vos no me hablás.
      CATHERINE
      ¿Yo no te hablo?
      EDDIE
      Ya casi ni te veo. Cuando llego a casa estás saliendo a las corridas...
      CATHERINE
      Bueno, él quiere ver todo, por eso salimos... ¿Estás enojado conmigo?
      EDDIE
      No. Sólo que antes, cuando volvía a casa, siempre estabas ahí. Y ahora... yo no sé cómo hablarte.
      CATHERINE
      ¿Por qué?
      EDDIE
      No sé, siempre estás corriendo, Katie. No creo que quieras seguir escuchándome.
      CATHERINE
      Eddie, claro que si. ¿Qué te pasa? ¿Él no te gusta?
      EDDIE
      ¿A vos te gusta, Katie?
      CATHERINE
      Sí, me gusta.
      EDDIE
      Te gusta.
      CATHERINE
      Sí. ¿Qué tenés contra él? No entiendo. Si te adora.
      EDDIE
      No me adora, Katie.
      CATHERINE
      Claro que sí. ¡Sos como un padre para él!
      EDDIE
      Katie.
      CATHERINE
      ¿Qué, Eddie?
      EDDIE
      ¿Vas a casarte con él?
      CATHERINE
      No sé. Sólo estamos... saliendo, eso es todo. ¿Qué tenés contra él, Eddie? Por favor, decíme… ¿Qué?
      EDDIE
      No te respeta.
      CATHERINE
      ¿Por qué?
      EDDIE
      Katie... si no fueses huérfana, ¿no tendría que pedirle permiso a tu padre antes de andar de un lado para otro con vos?
      CATHERINE
      Ah, bueno, pensó que no te iba a importar.
      EDDIE
      Él sabe que me importa, pero no le molesta que me importe, ¿te das cuenta?
      CATHERINE
      No, Eddie, tiene todo el respeto del mundo por mi. ¡Y por vos también!. Cuando caminamos por la calle me agarra el brazo y hasta es capaz de hacerme una reverencia. Te equivocás con él, Eddie; de veras, yo...
      EDDIE
      Katie, él sólo le hace una reverencia a su pasaporte.
      CATHERINE
      ¡Su pasaporte!
      EDDIE
      Sí. Si se casa con vos tiene derecho a ser ciudadano. Eso es lo que está pasando acá. ¿Entendés lo que digo? El tipo está buscando su futuro, eso es lo que busca.
      CATHERINE
      No, Eddie, no lo creo.
      EDDIE
      ¿No lo creés? Katie, me vas a hacer llorar. ¿Eso es un trabajador para vos? ¿Qué hizo con su primer sueldo? Se compró un saco  elegante, discos, un par de zapatos nuevos y los hijos de su hermano muriéndose de hambre allá y con tuberculosis. Ese tipo roba lo que necesita y se escapa, nena, tiene luces en la cabeza, Broadway ¡Tipos como ése no piensan nada más que en ellos mismos! ¡Te casás con él y la próxima vez que lo ves va a ser para el divorcio!
      CATHERINE
      Eddie, nunca dijo nada sobre sus papeles...
      EDDIE
      ¿Vos creés que te va a decir algo?
      CATHERINE
      Ni siquiera creo que esté pensando en eso.
      EDDIE
      ¿Y en qué puede estar pensando? ¡Lo pueden atrapar en cualquier momento y estaría de vuelta en Italia empujando taxis!
      CATHERINE
      No, no lo creo.
      EDDIE
      Katie, no me rompas el corazón, escucháme por favor...
      CATHERINE
      No quiero oírte.
      EDDIE
      Katie, escucháme...
      CATHERINE
      ¡Me ama!
      EDDIE
      ¡No digas eso, por amor de Dios! Es el fraude más viejo de los que se cometen en el país...
      CATHERINE
      ¡No lo creo!
      EDDIE
      Agarran a una chica inocente que no sabe nada y...
      CATHERINE
      ¡No lo creo y quisiera que te calles la boca!
      EDDIE
      ¡Katie! (Entran al departamento. Allí está Beatrice.) ¿Por qué no la ponés en vereda?
      BEATRICE
      ¿Cuándo la vas a dejar sola?
      EDDIE
      ¡Bea, ese tipo no es bueno!
      BEATRICE
      ¿No pensás dejarla en paz? ¿O me querés volver loca? (Eddie sale. Catherine empieza a irse al dormitorio) Catherine, vení. ¿Qué es lo que vas a hacer con tu vida?
      CATHERINE
      No lo sé.
      BEATRICE
      No me digas que no lo sabés; ya no sos una nena, ¿qué vas a hacer con tu vida?
      CATHERINE
      No me escucha.
      BEATRICE
      No lo entiendo. No es tu padre, Catherine. No entiendo qué pasa acá.
      CATHERINE
      ¿Qué tengo que hacer? ¿Refregarle en la cara que no es mi padre?
      BEATRICE
      Mirá, querida, ¿querés casarte o no querés casarte? ¿Qué es lo que te preocupa, Katie?
      CATHERINE
      No lo sé, Bea. Todo me parece mal si Eddie está en contra.
      BEATRICE
      Sentáte, querida, quiero contarte algo. Acá, sentáte. ¿Alguna vez hubo un chico que le gustase? No hubo, ¿no es así?
      CATHERINE
      Él dice que Rodolfo sólo está detrás de sus papeles...
      BEATRICE
      Mirá, él puede decir cualquier cosa. ¿Qué te importa? Si fuera un príncipe el que viniera a buscarte no habría diferencia. Lo sabés, ¿no?
      CATHERINE
      Sí.
      BEATRICE
      ¿Y eso qué significa?
      CATHERINE
      ¿Qué?
      BEATRICE
      Significa que tenés que ser vos misma. Ya nadie puede decidir por vos, ¿entendés? Tenés que hacerle entender de una buena vez que ya no puede darte mas órdenes.
      CATHERINE
      Sí, ¿pero cómo voy a hacer eso?
      BEATRICE
      Te lo dije cien veces: no podés actuar de la manera en que actuás. Todavía caminás cerca suyo en bombacha...
      CATHERINE
      Es que me olvido...
      BEATRICE
      Bueno, no podés olvidarte. O cuando te sentás en el borde de la bañadera para hablarle cuando se afeita en calzoncillos.
      CATHERINE
      ¿Cuándo hice eso?
      BEATRICE
      ¡Esta mañana por ejemplo!
      CATHERINE
      Bueno... sólo quería contarle algo y...
      BEATRICE
      Ya lo sé, querida. Pero si actuás como una nena él te va a tratar como a una nena. Como cuando llega a casa y te tirás en sus brazos como cuando tenías doce.
      CATHERINE
      Bueno, me gusta verlo y me pone feliz, por eso...
      BEATRICE
      Mirá, no te estoy diciendo qué tenés que hacer, querida, pero...
      CATHERINE
      ¡No, vos podés decirme lo que te parezca!... Ay, estoy confundida. No sé... Se lo ve tan triste y eso me duele.
      BEATRICE
      Mirá, Katie, si te va a doler tanto vas a terminar siendo una solterona.
      CATHERINE
      ¡No!
      BEATRICE
      Te lo digo, no es una broma. Quise decírtelo un par de veces este año. Por eso estaba tan contenta cuando conseguiste ese trabajo, porque así no ibas a estar tanto acá y te haría un poco más independiente. En serio. Es maravilloso para una familia que todos se quieran, pero sos una mujer y estás en la misma casa con un hombre. Así que ahora vas a actuar distinto, ¿si?
      CATHERINE
      Sí, lo voy a hacer.
      BEATRICE
      Porque no depende solo de él, Katie, ¿entendés? A él ya se lo dije.
      CATHERINE
      ¿Qué?
      BEATRICE
      Que tiene que dejarte ir. Pero, ya sabés, si sólo se lo digo a él puede pensar que lo estoy retando, o que estoy celosa, o algo así, ¿entendés?
      CATHERINE
      ¿Dijo que estabas celosa?
      BEATRICE
      No, sólo digo que puede llegar a pensarlo. ¿Pensás que estoy celosa de vos, querida?
      CATHERINE
      ¡No! Es la primera vez que pienso en eso.
      BEATRICE
      Deberías haberlo pensado antes... pero no estoy celosa. Todos vamos a estar bien. Hacé que entienda ésto; no tenés que pelearte, es que ya sos... Sos una mujer, eso, y tenés un buen chico al lado tuyo, y ahora llegó el tiempo de decirnos adiós… ¿De acuerdo?
      CATHERINE
      Está bien... si puedo.
      BEATRICE
      Querida... tenés que poder.
      CATHERINE
      Está bien.
      Alfieri en su escritorio.
      ALFIERI
      Fue en ese tiempo cuando vino a verme por primera vez. Yo había representado a su padre en un juicio por accidente unos años antes, y conocía a su familia de un modo casual. Lo recuerdo atravesando la puerta... (Eddie entra) Sus ojos parecían túneles; mi primer pensamiento fue que había cometido un crimen... pero pronto vi que una pasión se había metido en su cuerpo, como un extraño. (A Eddie.) No entiendo qué puedo hacer por usted. ¿Es una cuestión legal?
      EDDIE
      Eso es lo que quiero preguntarle.
      ALFIERI
      Porque no hay nada ilegal que una chica se enamore de un inmigrante.
      EDDIE
      Sí, ¿pero qué pasa si el único motivo que tiene es conseguir sus papeles?
      ALFIERI
      Antes que nada, usted no sabe eso.
      EDDIE
      Lo veo en sus ojos; ese tipo se burla de ella y se burla de mí….
      ALFIERI
      Eddie, soy abogado. Sólo puedo tratar con lo puede probarse. ¿Entiende esto?... ¿Puede probarlo?
      EDDIE
      ¡Sé lo que hay en su cabeza, señor Alfieri!
      ALFIERI
      Eddie, aunque eso pueda probarse...
      EDDIE
      ¿Me puede escuchar? Mi padre siempre decía que usted era un hombre inteligente. Quiero que me escuche.
      ALFIERI
      Sólo soy un abogado, Eddie...
      EDDIE
      ¿Me va a escuchar o no? Estoy hablando de la ley. Déjeme decirle lo que pienso. Un hombre, que entra ilegalmente al país, por lógica va guardar cada centavo debajo del colchón, ¿no? Porque no saben qué puede pasar mañana ¿no es cierto?
      ALFIERI
      Sí.
      EDDIE
      Pero éste gasta todo. Hoy se compra discos. Zapatos. Sacos. ¿Me entiende? Este tipo no está preocupado. Este tipo está acá. Tiene todo planeado... se va a quedar. ¿Correcto?
      ALFIERI
      ¿Y? ¿Con eso qué?
      EDDIE
      Estamos hablando confidencialmente, ¿no?
      ALFIERI
      Seguro.
      EDDIE
      No va a salir de acá. Porque no me gusta decir ésto de nadie. Ni a mi mujer se lo dije.
      ALFIERI
      ¿Qué?
      EDDIE
      El tipo no es normal, señor Alfieri.
      ALFIERI
      ¿Qué quiere decir?
      EDDIE
      No es un tipo normal.
      ALFIERI
      No entiendo.
      EDDIE
      Es rubio... ¿Me entiende?
      ALFIERI
      No.
      EDDIE
      Quero decir que si uno cierra el diario de golpe... lo puede ver saltando asustado.
      ALFIERI
      Eso no significa nada...
      EDDIE
      Espere, no le conté todo… Canta, ¿entiende?… Ya sé que eso no significa… en principio… que haya un problema, pero a veces alcanza cada nota, que me tengo que dar vuelta… para saber si… ¿Se da cuenta?
      ALFIERI
      Claro, es tenor.
      EDDIE
      Sé lo que es un tenor, señor Alfieri. Y éste no es tenor. Si usted entra en la casa y no sabe quién está cantando en vez de buscarlo a él, buscaría una ella.
      ALFIERI
      Si, pero eso...
      EDDIE
      Espere, no le conté todo, señor Alfieri. Hace un par de noches mi sobrina sacó un vestido que era chico para ella... El tipo agarra el vestido, lo pone sobre la mesa, lo corta: un, dos, tres... hace un vestido nuevo. Quiero decir, se lo veía tan dulce, como un ángel – si lo hubiera visto lo habría besado, tan dulce.
      ALFIERI
      Mire, Eddie...
      EDDIE
      Señor Alfieri, se ríen de él en los muelles. Me da vergüenza. Lo llaman Muñeca de Papel. Ahora le dicen la Rubia. Su hermano dice que es porque tiene sentido del humor, ¿se da cuenta?  Y lo tiene. Pero no se ríen por eso. Pero no se va a salir con la suya porque saben que, sea lo que sea, el tipo es mi pariente y se las van a tener que ver conmigo si lo cargan, ¿se da cuenta?. Pero sé muy bien de qué se ríen, y cuando pienso en ese tipo poniendo sus manos sobre ella, yo podría... Me está matando, señor Alfieri, ¡porque yo luché por esa chica! Y ahora éste viene a mi casa y...
      ALFIERI
      Eddie, mire... yo tengo hijos. Lo entiendo. Pero la ley es muy clara… la ley no...
      EDDIE
      ¿Entonces no hay una ley contra alguien que no es normal o vago o que quiera casarse con una chica y...
      ALFIERI
      No hay amparo en la ley, Eddie.
      EDDIE
      Sí, pero no es normal, señor Alfieri.
      ALFIERI
      No hay nada que pueda hacer, Eddie, créame.
      EDDIE
      Nada.
      ALFIERI
      Nada. Acá hay una sola cuestión legal.
      EDDIE
      ¿Cuál?
      ALFIERI
      La forma en que entraron al país. Pero no creo que usted quiera hacer algo al respecto, ¿no?
      EDDIE
      ¿Usted dice...
      ALFIERI
      Bueno, entraron ilegalmente.
      EDDIE
      No, por Dios, no. No haría nada con eso, quiero decir...
      ALFIERI
      Está bien, entonces, déjeme hablar, ¿sí?
      EDDIE
      Señor Alfieri, no puedo creer lo que me dice. Debe existir algún tipo de ley que...
      ALFIERI
      Eddie, quiero que me escuche… Usted sabe, a veces Dios confunde a la gente. Todos amamos a alguien, la mujer, los chicos... todo hombre tiene alguien a quien amar, ¿no?. Pero a veces... es demasiado. ¿Entiende? Es demasiado y a veces uno va donde no tiene que ir. Un hombre trabaja muy duro, educa a una chica, a veces una sobrina, o una hija, y no se da cuenta, pero después de años... hay demasiado amor por esa hija, hay demasiado amor por esa sobrina. ¿Me entiende?
      EDDIE
      ¿Qué quiere decir? ¿Que no debo buscar lo mejor para ella?
      ALFIERI
      Sí, pero estas cosas tienen que terminar, Eddie, eso es todo. La chica tiene que crecer e irse y el hombre tiene que aprender a olvidar. Porque después de todo, Eddie - ¿de qué otra forma puede terminar esto? Déjela ir. Es mi consejo. Usted hizo su trabajo, ahora es la vida de ella, deséele suerte y déjela ir. ¿Lo va a hacer? Porque no hay ley, Eddie, grábeselo en la cabeza, la ley no está interesada en esto.
      EDDIE
      ¿Me está diciendo que aunque sea un vago? ¿Aunque...
      ALFIERI
      No puede hacer nada.
      EDDIE
      Bueno, está bien, gracias. Muchas gracias.
      ALFIERI
      ¿Qué va a hacer?
      EDDIE
      ¿Qué puedo hacer? Si soy un imbécil, ¿qué puede hacer un imbécil? Trabajé como un perro veinte años para que un vago se la lleve, eso hice. Quiero decir, en los peores momentos, los peores, cuando no llegaba ningún barco al puerto, no me quedé parado esperando un milagro: me rompí bien el culo. Cuando los muelles estaban vacíos en Brooklyn me iba a Hoboken, a Staten Island, al West Side, a Jersey, a cualquier lado... porque había hecho una promesa. Me saqué el pan de la boca para dárselo. Y le saqué el pan a mi mujer. ¡Caminé muerto de hambre muchos días en esta ciudad! ¡Y ahora tengo que sentarme en mi propia casa y mirar a un vago hijo de puta venido de la nada. Le di mi casa para que durmiera. Saqué las frazadas de mi cama para ponerlas en la cama de él, y él pone sus manos roñosas sobre ella como un ladrón.
      ALFIERI
      Eddie, es una mujer...
      EDDIE
      ¡Me la está robando!
      ALFIERI
      Quiere casarse, Eddie. Ella no puede casarse con usted, ¿no?
      EDDIE
      ¿De qué está hablando? ¿Casarse conmigo? ¡No sé de qué carajo está hablando!
      ALFIERI
      Le dí mi consejo, Eddie. Eso es todo.
      EDDIE
      Gracias, muchas gracias. Es que... me está partiendo el corazón, ¿se da cuenta?. Yo...
      ALFIERI
      Lo entiendo. Sáqueselo de la cabeza. ¿Puede hacerlo?
      EDDIE
      Yo... Nos vemos. (Sale.)
      ALFIERI
      Hay veces que uno quiere dar la señal de alarma, pero nada sucede. Lo supe, lo supe en aquel momento. Y podría haber terminado con toda esa historia aquella tarde. No estaba frente a un misterio a develar. Podía ver cada paso futuro, paso a paso, como una silueta oscura caminando a través de un largo corredor hacia una puerta determinada. Sabía hacia dónde iba Eddie, sabía dónde iba a terminar. Y me senté muchas tardes aquí preguntándome por qué yo, siendo un hombre inteligente, había demostrado tanta impotencia en frenar todo aquello. Si hasta fui a ver a cierta anciana del barrio, una anciana muy sabia, y le conté, y ella sólo asintió y dijo:  “Rece por él”. Y entonces yo... esperé.
      El departamento. Todos están terminando de comer: Beatrice, Eddie, Marco, Catherine y Rodolfo.
      CATHERINE
      ¿Sabés dónde estuvieron?
      BEATRICE
      ¿Dónde?
      CATHERINE
      Fueron a África una vez. En un barco de pesca. Es cierto, Eddie. (Beatrice sale.)
      EDDIE
      No dije nada.
      CATHERINE
      Y yo ni siquiera fui a la Estatua de la Libertad.
      EDDIE
      No te perdiste nada. (Catherine sale.) Marco, ¿cuánto tiempo te llevó llegar a África?
      MARCO
      Eh... dos días… Estuvimos por todos lados.
      RODOLFO
      Y una vez fuimos a Yugoslavia.
      EDDIE
      ¿Pagan bien en esos botes? (Entra Beatrice.)
      MARCO
      Si la pesca es buena, pagan bien.
      RODOLFO
      Son botes de familia. Y nadie en nuestra familia tenía uno. Por eso trabajábamos cuando alguno de otra familia estaba enfermo.
      BEATRICE
      ¿Sabés qué, Marco? Lo que no puedo entender es que teniendo un océano lleno de peces se mueran de hambre.
      EDDIE
      Hay que tener botes, redes, necesitás plata. (Catherine entra.)
      BEATRICE
      Sí, ¿pero no pueden pescar en la playa? Aquí en Coney Island se ve gente pescando en la playa...
      MARCO
      Sardinas.
      EDDIE
      Claro. ¿Cómo vas a pescar sardinas con anzuelo?
      BEATRICE
      Ah, no sabía que eran sardinas. (A Catherine.) ¡Son sardinas!
      CATHERINE
      Sí, las siguen por todo el océano, África, Yugoslavia...
      BEATRICE
      Es gracioso, ¿no? Uno nunca piensa en eso. Que las sardinas nadan en el océano. (Sale.)
      CATHERINE
      Claro. Es como las naranjas y los limones en los árboles. (A Eddie.) ¿Alguna vez pensaste en naranjas o en limones en los árboles?
     
      EDDIE
      Sí... Es gracioso. (A Marco.) Oí que a las naranjas las pintan para que se vean naranjas. (Entra Beatrice.)
      MARCO
      ¿Las pintan? (Leyendo una carta, que sacó del bolsillo)
      EDDIE
      Sí, oí que crecen verdes...
      MARCO
      No, en Italia las naranjas son naranja.
      RODOLFO
      Los limones son verdes.
      EDDIE
      Ya sé que los limones son verdes, por el amor de Cristo, lo ves en la frutería, a veces son verdes. Dije que pintan naranjas, no dije nada sobre los limones.
      BEATRICE
      ¿Tu mujer está recibiendo el dinero sin problemas, Marco? 
      MARCO
      Sí. Compró los remedios para mi chico.
      BEATRICE
      Qué bueno. Te sentís mejor, ¿no?
      MARCO
      Sí. Pero solo.
      BEATRICE
      Espero que no hagas como algunos que conozco… Están acá veinticinco años, algunos hombres, y nunca ahorran para volver.
      MARCO
      Lo sé. Tenemos familias en nuestro pueblo, los hijos jamás vieron a sus padres. Pero yo voy a volver. En tres, cuatro años, creo.
      BEATRICE
      Tal vez deberías dejar algo de plata ahorrada acá. Porque a lo mejor ella piensa que se consigue tan fácil y se lo gasta todo, y así no vas a tener para volver.
      MARCO
      No, ella ahorra. Yo mando todo. Mi esposa está sola.
      BEATRICE
      Debe ser buena. ¿Es linda?… A que sí.
      MARCO
      No, pero entiende todo.
      RODOLFO
      Marco tiene una esposa inteligente.
      EDDIE
      Apuesto que hay tipos que al volver se llevan una sorpresa, ¿no?
      MARCO
      ¿Sorpresa?
      EDDIE
      Quero decir... cuentan los chicos y hay un par más...
      MARCO
      No, no... Las mujeres esperan, Eddie. La mayoría. La gran mayoría. Pocas sorpresas.
      RODOLFO
      Es más estricto en nuestro pueblo. No es tan libre.
      EDDIE
      Acá tampoco es tan libre, Rodolfo…  Vi algunos novatos meterse en problemas... piensan que porque una chica no anda con un pañuelo en la cabeza… no es seria, ¿sabés? Una chica no tiene que andar de negro para ser seria, ¿entendés?
      RODOLFO
      Bueno, siempre tengo respeto...
      EDDIE
      Lo sé, pero a que en tu pueblo no andan con una chica por cualquier parte sin permiso. ¿Entendés, Marco? Acá no es tan diferente.
      MARCO
      Sí.
      BEATRICE
      Pero Rodolfo no la lleva a cualquier parte, Eddie.
      EDDIE
      Ya sé, pero veo que algunos se hacen una idea equivocada, a veces. (A Rodolfo.) Quiero decir que acá todo puede parecer más libre pero es tan estricto como allá.
      RODOLFO
      La respeto, Eddie… ¿Hice algo mal?
      EDDIE
      Mirá, no soy su padre... sólo soy su tío...
      BEATRICE
      Entonces, comportáte como un tío. ¿No te parece?
      MARCO
      No, Beatrice, si él hace algo mal hay que decírselo. (A Eddie.) ¿Qué hace mal?
      EDDIE
      Bueno, Marco, hasta que él llegó ella no andaba por la calle a las doce de la noche.
      MARCO
      Tenés que volver a casa más temprano.
      BEATRICE
      Vos misma dijiste que la película terminó tarde, ¿no?
      CATHERINE
      Sí.
      BEATRICE
      Bueno, decíselo, querida. (A Eddie.) La película terminó tarde.
      EDDIE
      Mirá, Bea, lo que quiero decir... él puede pensar que ella era de salir hasta cualquier hora.
      MARCO
      Tenés que volver temprano, Rodolfo.
      RODOLFO
      Está bien, claro. Pero no puedo quedarme en la casa todo el tiempo, Eddie...
      EDDIE
      Mirá, querido, no estoy hablando sólo de ella. Cuanto más te exponés, más riesgos corrés. (A Beatrice.) Quiero decir: suponéte que lo atropella un auto o algo así. (A Marco.) ¿Dónde están sus papeles, quién es él? ¿Entendés lo que digo?
      BEATRICE
      Sí, ¿y durante el día, quién es, entonces? Es lo  mismo durante el día.
      EDDIE
      Sí, pero no hay que andar provocando, Beatrice. Si está acá para trabajar, entonces tiene que  trabajar; ahora, si está acá para divertirse, que vaya a divertirse por ahí. (A Marco.) Pero lo que entendí, Marco, es que los dos venían a ganarse la vida para mantener la familia. Me entendés, ¿no, Marco?
      MARCO
      Te pido perdón, Eddie.
      EDDIE
      Quiero decir, eso es lo que entendí...
      MARCO
      Sí. Para eso vinimos.
      EDDIE
      Bueno, eso es lo que pido.
      Catherine se levanta y pone Muñeca de Papel en el fonógrafo.
      CATHERINE
      ¿Querés bailar, Rodolfo?
      RODOLFO
      No... estoy cansado.
      BEATRICE
      Dále, Rodolfo, bailá.
      CATHERINE
      Vamos... Vení.
      EDDIE
      ¿Qué es? ¿Un disco nuevo?
      CATHERINE
      Es el mismo. Lo compramos el otro día.
      BEATRICE
      Sólo compraron tres discos. Debe ser lindo andar en uno de esos botes de pesca. Me gustaría andar en uno. Ver todos esos países.
      EDDIE
      Sí.
      BEATRICE
      (A Marco.) A que las mujeres no van.
      MARCO
      No, en esos botes no. Es trabajo duro.
      BEATRICE
      ¿Y qué tienen? ¿Una cocina y todo eso...?
      MARCO
      Sí, comemos muy bien en los botes... sobre todo cuando viene Rodolfo; engordamos todos.
      BEATRICE
      Ah, ¿cocina?…
      MARCO
      Seguro, es muy buen cocinero. Arroz, pasta, pescado, de todo.
      EDDIE
      ¡Así que también es cocinero! Canta, cocina...
      BEATRICE
      Eso es bueno, siempre podrá ganarse la vida.
      EDDIE
      Es maravilloso. Canta, cocina, hace vestidos...
      CATHERINE
      Les pagan bien a eso tipos. Los chefs en todos los grandes hoteles son hombres. Leímos sobre eso.
      EDDIE
      ¡Es lo que estoy diciendo!
      CATHERINE
      Sí.
      EDDIE
      Este tipo tiene suerte, creéme. Por eso los muelles no son lugar para él. (Rodolfo apaga el fonógrafo) Por ejemplo yo: no puedo cocinar, no puedo cantar, no puedo hacer vestidos, entonces, a los muelles. Pero si pudiera cocinar, si pudiera cantar, si pudiera hacer vestidos, no estaría en los muelles. Estaría en otro lado. Estaría en un negocio de ropa. Marco, ¿qué te parece si el sábado vamos a ver box? Nunca viste una pelea, ¿no?
      MARCO
      Sólo en películas.
      EDDIE
      (Va hacia Rodolfo) Te invito. ¿Qué me decís, danés? ¿Querés acompañarnos? Yo compro las entradas.
      RODOLFO
      Claro. Me gustaría ir.
      CATHERINE
      Voy a hacer un poco de café, ¿sí?
      EDDIE
      Sí, hacé. Bueno y cargado. (Avanza hacia Marco) Ya vas a ver, Marco, vas a ver una verdadera pelea. ¿Alguna vez boxeaste?
      MARCO
      No, nunca.
      EDDIE
      (A Rodolfo) A que vos sí...
      RODOLFO
      No.
      EDDIE
      Muy bien, acércate, te voy a enseñar.
      BEATRICE
      ¿Y para qué va a aprender eso?
      EDDIE
      Quién sabe, por ahí uno de estos días, alguien le pisa un pie o algo así. Vamos, Rodolfo, te voy a enseñar un par de pases.
      BEATRICE
      Andá, Rodolfo. Es buen boxeador, puede enseñarte.
      RODOLFO
      Bueno, no sé cómo...
      EDDIE
      Sólo levantá los brazos. Así, ¿ves? Eso. Muy bien, mantené la izquierda levantada, porque dirigís con la izquierda, ¿ves?, así... (Lleva su izquierda a la cara de Rodolfo) ¿Ves? Ahora tenés que bloquearme, así cuando yo entro así, vos… (Rodolfo para la izquierda de él) ¡Eso! ¡Muy bien! (Rodolfo ríe.) Muy bien, ahora vení a mi. Dále.
      RODOLFO
      No quiero golpearte, Eddie.
      EDDIE
      No me tengas lástima, dále. Tirálo, te voy a mostrar cómo bloquearlo. (Rodolfo le tira una trompada.) Eso es, dále otra vez. Ahora a la mandíbula. (Rodolfo tira la trompada con mas seguridad) ¡Muy bien!
      BEATRICE
      ¡Es muy bueno!
      EDDIE
      ¡Claro que es bueno! ¡Vamos, con todo, no me vas a lastimar!  (Rodolfo apunta a la mandíbula de Eddie y la roza.) Así se hace. (Catherine viene de la cocina.) Ahora te voy a pegar, así que bloqueáme, ¿sabés?
      CATHERINE
      ¿Qué hacen?
      BEATRICE
      ¡Le está enseñado; es muy bueno!
      EDDIE
      ¡Claro que si, es increíble! ¡Miren qué bien va! (Rodolfo le acierta un golpe) ¡Esssso! ¡Ahora, cuidado, que voy yo, danés! (Apunta con la izquierda pero lo golpea con la derecha. Rodolfo trastabilla.)
      CATHERINE
      ¡Eddie!
      EDDIE
      ¿Qué? No lo lastimé. ¿Te lastimé?
      RODOLFO
      No, no... Sólo me sorprendió.
      BEATRICE
      Suficiente, Eddie… lo hizo muy bien.
      EDDIE
      Sí. Puede ser muy bueno, Marco. Le voy a enseñar otra vez.
      RODOLFO
      Bailá, Catherine. Vení.
      Van al fonógrafo. Suena Muñeca de papel. Bailan.
      Marco agarra la silla de la izquierda de la mesa, la ubica frente a Eddie y la mira.
      MARCO
      ¿Podés levantar esta silla?
      EDDIE
      ¿Qué querés decir?
      MARCO
      Desde acá. (Se arrodilla con una sola pierna con una mano detrás de la espalda, agarra el final de una de las patas de la silla pero no la levanta)
      EDDIE
      Claro, ¿por qué no? (Va hacia la silla, se arrodilla, agarra la pata, levanta la silla un centímetro pero se inclina y cae al suelo) Epa, es difícil, no sabía. (Intenta otra vez y vuelve a fallar) Está en ángulo, por eso, ¿no?
      MARCO
      Así. (Se arrodilla y con mínimo esfuerzo levanta lentamente la silla más y más alto. Se para.
      Rodolfo y Catherine dejan de bailar mientras Marco levanta la silla sobre su cabeza.
      Ahora está cara a cara con Eddie, una tensión por el esfuerzo atrapa sus ojos y su mandíbula, su cuello tenso, la silla elevada como un arma - transforma lo que podría aparecer como una mirada de advertencia en una sonrisa de triunfo y la sonrisa de Eddie se desvanece mientras Marco absorbe su mirada.)
     
ACTO II
      Alfieri en su escritorio.
      ALFIERI
      Ese veintitrés de diciembre un cajón de whisky escocés se cayó mientras lo descargaban, como suele ocurrir con un cajón de whisky escocés que se descarga un veintitrés de diciembre en el muelle cuarenta y uno. No nevaba, pero hacía frío, su mujer había salido a hacer las compras. Marco todavía estaba en el trabajo. El chico, ese día, no había sido contratado, Catherine me contó mas tarde que ésa había sido la primera vez que estaban solos en la casa.
      El living. Catherine y Rodolfo. Hay decoraciones navideñas.
      CATHERINE
      ¿Tenés hambre?
      RODOLFO
      No de comida. Tengo casi trescientos dólares. ¿Catherine?
      CATHERINE
      Te oí.
      RODOLFO
      ¿No te gusta seguir hablando de eso?
      CATHERINE
      No tengo problema…
      RODOLFO
      ¿Qué te preocupa, Catherine?
      CATHERINE
      Quería preguntarte algo. ¿Puedo?
      RODOLFO
      Todas las respuestas están en mis ojos, Catherine. Pero hace mucho que no me mirás a los ojos. Estás llena de secretos. ¿Cuál es la pregunta?
      CATHERINE
      Suponéte que quiera vivir en Italia.
      RODOLFO
      ¿Vas a casarte con alguien rico?
      CATHERINE
      No, quiero decir... vivir allá: vos y yo.
      RODOLFO
      ¿Cuándo?
      CATHERINE
      Bueno... cuando nos casemos.
      RODOLFO
      ¿Querés ser italiana?
      CATHERINE
      No, pero podría vivir allá sin ser italiana. Los norteamericanos viven allá.
      RODOLFO
      ¿Para siempre?
      CATHERINE
      Si.
      RODOLFO
      Es una broma.
      CATHERINE
      No, en serio.
      RODOLFO
      ¿Y de dónde sacaste esa idea?
      CATHERINE
      Bueno, siempre estás diciendo que allá es tan lindo, con las montañas y el océano y...
      RODOLFO
      Estás bromeando.
      CATHERINE
      Lo digo en serio.
      RODOLFO
      Catherine, si alguna vez te llevase a casa sin plata, sin trabajo, nada; llamarían al cura y al doctor y dirían que Rodolfo está loco.
      CATHERINE
      Lo sé, pero creo que seríamos más felices allá.
      RODOLFO
      ¿Más felices? ¿Qué comerías? ¡No podés cocinar el paisaje!
      CATHERINE
      Podrías ser cantante, en Roma o en...
      RODOLFO
      ¡Roma! Roma está llena de cantantes.
      CATHERINE
      Entonces yo podría trabajar.
      RODOLFO
      ¿Dónde?
      CATHERINE
      ¡Tiene que haber un trabajo en alguna parte!
      RODOLFO
      ¡No hay nada! Nada, nada, nada. Ahora decíme de qué estás hablando. ¿Cómo puedo llevarte de un país rico a sufrir a un país pobre? ¿De qué estás hablando? Sería un criminal robándote la cara. En dos años tendrías una cara vieja, hambrienta. Cuando los chicos de mi hermano lloran les dan agua, agua que hierven con hueso. ¿Me crees?
      CATHERINE
      Tengo miedo de Eddie.
      RODOLFO
      No viviríamos acá. Ni bien sea ciudadano voy a poder trabajar en cualquier parte y voy a encontrar un trabajo mejor y vamos a tener una casa, Catherine... ¡Si no le tuviera miedo al arresto empezaría algo maravilloso acá!
      CATHERINE
      Decíme, Rodolfo, ¿querrías casarte conmigo si tuviéramos que irnos a vivir a Italia?
      RODOLFO
      ¿Esa pregunta es tuya o es de él?
      CATHERINE
      Contestáme.
      RODOLFO
      Ir allá sin nada.
      CATHERINE
      Si.
      RODOLFO
      No. (Ella lo observa con sorpresa.) No.
      CATHERINE
      ¿No lo harías?
      RODOLFO
      No; no me casaría con vos para vivir en Italia. Quiero que seas mi esposa, y quiero ser ciudadano norteamericano. Decíselo, o se lo digo yo. Si. Y también decíle, y decítelo a vos, por favor, que no soy un mendigo y vos no sos un caballo, un regalo o un favor para un inmigrante pobre.
      CATHERINE
      ¡No te enojes!
      RODOLFO
      ¡Estoy furioso! ¿Pensás que estoy tan desesperado? Mi hermano está desesperado, no yo. ¿Pensás que podría soportar el resto de mi vida una mujer que no quiero sólo para ser norteamericano? ¿Es tan maravilloso? ¿Te creés que en Italia no tenemos edificios altos? ¿Luz eléctrica? ¿Avenidas? ¿Banderas? ¿Te creés que no hay autos? Trabajo no hay. Quiero ser norteamericano para trabajar, ésa es la única maravilla acá: ¡el trabajo! ¿Cómo podés insultarme así, Catherine?
      CATHERINE
      No quise decir...
      RODOLFO
      Mi corazón se muere al mirarte. ¿Por qué le tenés tanto miedo?
      CATHERINE
      ¡No lo sé!
      RODOLFO
      ¿Confiás en mí? ¿Confiás?
      CATHERINE
      Pasa que... Fue tan bueno conmigo, Rodolfo. No lo conocés; siempre fue el más dulce de los hombres. Me reta siempre pero no lo hace en serio. Lo sé. Sentiría... vergüenza si se pone triste por mi culpa. Siempre soñé que cuando me casara Eddie estaría en la fiesta feliz, riéndose... y ahora está... todo el tiempo enojado y... desagradable... Decíle que vas a vivir en Italia, sólo decíselo y tal vez empiece a confiar en vos. Porque lo quiero feliz... porque... lo quiero, Rodolfo... ¡y no aguanto todo esto!
      RODOLFO
      ¡Ay, Cathy!
      CATHERINE
      Te amo, Rodolfo, te amo.
      RODOLFO
      ¿Entonces de qué tenés miedo? ¿Te va a dar un chirlo en la cola?
      CATHERINE
      ¡No, no te rías de mi! Pasé acá toda mi vida... Cada día lo vi irse a la mañana y volver a la noche. ¿Creés que es fácil darse vuelta y decirle a un hombre que ya no significa nada?
      RODOLFO
      Lo sé, pero...
      CATHERINE
      ¡No sabés, nadie lo sabe! No soy una nena, sé mucho más de lo que la gente cree. Beatrice dice que sea una mujer... ¿Entonces por qué no actúa ella como una mujer? Si yo fuera esposa haría feliz a mi hombre en vez de andar peleándome todo el tiempo. Me doy cuenta a una cuadra si está triste y necesita una charla con alguien amable y tranquilo... Me doy cuenta si tiene hambre o quiere una cerveza antes de que diga nada. Sé cuando le duelen los pies… lo conozco, ¿y se supone que ahora le tengo que dar la espalda y tratarlo como a un extraño? No sé por qué tengo que hacer eso...
      RODOLFO
      Catherine. Si apreso entre mis manos un pájaro. Y crece y quiere volar. Pero no lo dejo escapar porque lo quiero mucho ¿hago bien? No digo que lo tengas que odiar; pero así y todo tenés que irte, ¿o no? ¿Catherine?
      CATHERINE
      Abrazáme.
      RODOLFO
      Mi amor...
      CATHERINE
      Enseñáme. No sé nada, enseñáme. Rodolfo, abrazáme.
      RODOLFO
      No hay nadie. Vení, entremos. Vení. Y no llores más. (Salen hacia el dormitorio. Aparece Eddie. Borracho.)
      EDDIE
      ¿Beatrice? ¿Beatrice? ¿Beatrice? (Catherine entra desde el dormitorio.)
      CATHERINE
      Volviste temprano.
      EDDIE
      Navidad. Nos largaron antes. ¿Rodolfo te está haciendo un vestido?
      CATHERINE
      No. Me estoy haciendo una blusa. (Aparece Rodolfo)
      RODOLFO
      Beatrice fue a comprar regalos para su madre.
      EDDIE
      Desaparecé. Vamos. Juntá tus cosas y desaparecé. (Catherine va hacia el dormitorio y Eddie le agarra el brazo) ¿Adónde vas?
      CATHERINE
      Va a ser mejor que me vaya, Eddie.
      EDDIE
      No, vos no vas a ninguna parte, él se va.
      CATHERINE
      Creo que no me puedo quedar más acá. Perdón, Eddie. Bueno, no llores. Voy a estar por el barrio; te voy a ver. Sólo que ya no me puedo quedar acá. Sabés que no puedo. ¿No te das cuenta que no puedo? Lo sabés, ¿no? Deseáme suerte. ¡Eddie, no seas así!
      EDDIE
      Vos no vas a ninguna parte.
      CATHERINE
      Eddie, ¡no voy a seguir siendo una nena! Vos... (De pronto, él avanza, la atrae hacia sí y mientras ella lucha por soltarse, la besa en la boca)
      RODOLFO
      ¡No! ¡Basta! ¡Respetála!
      EDDIE
      ¿Querés algo?
      RODOLFO
      ¡Si! Va a ser mi esposa. Eso es lo que quiero. ¡Mi esposa!
      EDDIE
      ¿Y vos qué vas a ser?
      RODOLFO
      Yo te voy a mostrar lo que voy a ser.
      CATHERINE
      Esperá afuera; ¡no discutas con él..!
      EDDIE
      ¡Vamos, mostráme!… ¿Qué vas a ser? ¡Mostráme!
      RODOLFO
      ¡No me digas eso! (Rodolfo se lanza a atacarlo. Eddie le paraliza los brazos, riendo y de pronto, lo besa.)
      CATHERINE
      ¡Eddie! ¡Soltálo, me oís! ¡Te voy a matar! ¡Soltálo! (Ella tironea a Eddie de su cara y Eddie suelta a Rodolfo. Eddie pierde el equilibrio, mientras las lágrimas caen por su cara mientras ríe burlándose de Rodolfo. Ella lo mira horrorizada, respirando agitada. Rodolfo está paralizado -son como animales que se han lastimado uno al otro y que se han apartado sin una decisión, cada uno esperando el paso del otro.)
      EDDIE
      (A Catherine.) ¿Ves? (A Rodolfo.) Te doy hasta mañana. Fuera de acá. Solo. ¿Me oíste? Solo.
      CATHERINE
      Me voy con él, Eddie.
      EDDIE
      Con eso no. No me hagas hacer una locura, Catherine. Cuidado, ilegal de mierda. Deberían devolverte al agua. Pero me das lástima. Desaparecé de acá y cuidáte muy bien de no ponerle una mano encima si es que no querés salir con los pies para adelante. (Sale.)
      Alfieri en su escritorio
      ALFIERI
      Lo volví a ver el veintisiete de diciembre. Por lo general me voy a casa mucho antes de las seis, pero ese día me quedé sentado mirando la bahía por la ventana, y cuando lo vi atravesar la puerta, supe que él era el motivo por el que me había quedado. Y si parece que cuento todo esto como un sueño, es porque sucedió así. Hubo varios momentos en el curso de los dos encuentros que tuvimos en los que tomé conciencia cuánto me tocaba a mí todo esto... llegué a sentirme traspasado por la situación. En algún lugar había perdido mi fuerza. (Eddie entra) Lo miré a los ojos más que escucharlo – en realidad, me cuesta recordar la conversación. Pero no voy a poder olvidarme de la oscuridad en la que se hundió el cuarto cuando me miró; sus ojos como túneles. Quería llamar a la policía, pero nada había pasado. Nada de nada había pasado. (A Eddie) En otras palabras, ¿él no piensa irse?
      EDDIE
      Mi esposa habla de alquilar una pieza arriba para ellos. Una vieja tiene una pieza vacía en el último piso.
      ALFIERI
      ¿Y Marco qué dice?
      EDDIE
      Se queda sentado. Marco no habla mucho.
      ALFIERI
      No le contaron, ¿no?, lo que pasó.
      EDDIE
      No sé; Marco no habla mucho.
      ALFIERI
      ¿Y su mujer qué dice?
      EDDIE
      Nadie habla mucho en la casa... ¿Entonces?
      ALFIERI
      No probó nada en contra de él. Lo único que pasó fue que él no tuvo la fuerza suficiente para soltarse de su abrazo...
      EDDIE
      Le estoy diciendo que lo sé: no es normal. Sólo el que no quiere soltarse, no se suelta. Hasta un ratón - si usted agarra un ratón y lo sostiene en la mano - sabe como defenderse. No se defendió, lo sé, señor Alfieri, el tipo no es normal.
      ALFIERI
      ¿Para qué hizo eso, Eddie?
      EDDIE
      ¡Para mostrarle a ella lo que es! ¡Para que lo viese de una vez por todas! ¡Su madre se revolcaría en la tumba...! ¿Así que ahora qué tengo que hacer? Dígame qué hacer.
      ALFIERI
      ¿Le dijo que se iba a casar con él?
      EDDIE
      Si, me lo dijo. ¿Qué hago?
      ALFIERI
      Éste es mi último consejo, Eddie, tómelo o déjelo, es su problema. Moral y legalmente no tiene derechos, no la puede detener; es un ser libre.
      EDDIE
      ¿No escuchó lo que le dije?
      ALFIERI
      Escuché lo que me dijo, y le voy a dar la respuesta. No sólo se lo digo, se lo advierto: la ley es natural. La ley sólo nombra algo que tiene derecho a suceder. Cuando la ley está equivocada es antinatural, pero en este caso no lo es, y si usted se empeña en detener un río, va a terminar ahogándose. Déjela ir. Y bendígala. Tarde o temprano alguien va a venir por ella. ¡No va a tener un sólo amigo en el mundo, Eddie!. ¡Hasta aquellos que hoy lo entienden se van a volver en su contra y aquellos que piensan hoy como usted, lo van a despreciar! (Eddie sale) ¡Sáqueselo de la cabeza! ¡Eddie! (Eddie junto a la cabina telefónica.)
      EDDIE
      Déme el teléfono del Departamento de Inmigración. Gracias. (Disca) Quiero reportar algo. Inmigrantes ilegales. Dos. Sí. Cuatro cuarenta y uno Saxon Street, Brooklyn. Si. Planta baja. ¿Eh? Estoy en el barrio, por eso. ¿Eh? (Evidentemente le hacen más preguntas. Cuelga. Deja el teléfono cuando Louis y Mike bajan por la calle a la izquierda)
      LOUIS
      ¿Venís al bowling, Eddie?
      EDDIE
      No, me esperan en casa.
      LOUIS
      Bueno, cuidáte.
      EDDIE
      Nos vemos. (Los ve salir. Beatrice está sacando los adornos navideños y los guarda en una caja) ¿Dónde están todos? Te pregunté dónde están todos.
      BEATRICE
      Decidí mudarlos arriba con la señora Dondero.
      EDDIE
      ¿Ya se mudaron arriba?
      BEATRICE
      Si.
      EDDIE
      ¿Dónde está Catherine? ¿Arriba?
      BEATRICE
      Sólo fue a llevarles fundas para las almohadas.
      EDDIE
      No va a mudarse ahí con ellos..
      BEATRICE
      Mirá, estoy harta y cansada de todo esto. ¡Estoy harta y cansada!
      EDDIE
      Está bien, está bien, calmáte...
      BEATRICE
      No quiero oír nada más sobre este asunto, ¿entendiste? ¡Nada!
      EDDIE
      ¿De qué te estás quejando? ¿Quién los trajo acá?
      BEATRICE
      Está bien, lo siento; tendría que haberme muerto antes de decirles que vengan. Enterrada tendría que estar.
      EDDIE
      No te mueras, alcanza con que recuerdes quién los trajo acá, nada más. Supongo que todavía tengo derechos en esta casa. Ésta es mi casa, no la de ellos.
      BEATRICE
      ¿Qué querés de mi? Ya se mudaron; ¿ahora qué querés?
      EDDIE
      ¡Quiero que me respeten!
      BEATRICE
      Ya los mudé, ¿qué mas querés? Ahora tenés tu casa, todos te respetamos.
      EDDIE
      No me gusta el modo en el que me estás hablando, Beatrice.
      BEATRICE
      ¡Sólo te estoy diciendo que hice lo que querías!
      EDDIE
      ¡No me gusta!. El modo en que me hablás y el modo en que me mirás. Esta es mi casa. Y ella es mi sobrina y soy responsable por ella.
      BEATRICE
      ¿Y por eso le hiciste eso a Rodolfo?
      EDDIE
      ¿Qué le hice?
      BEATRICE
      Lo que le hiciste a Rodolfo delante de ella... sabés de qué hablo. Ella va de un lado a otro temblando sin parar, ¡no puede dormir! ¿A eso llamás ser responsable por ella?
      EDDIE
      Ese tipo no es normal, Beatrice. (Silencio.) ¿Oíste?
      BEATRICE
      Mirá, terminála con eso. ¡Basta!
      EDDIE
      Uno de estos días voy a tener que hablar claro con vos, Beatrice.
      BEATRICE
      No ténes nada que hablar conmigo, está todo muy claro. Ahora vamos a hacer como si nada hubiera pasado, y ya está.
      EDDIE
      Quiero que me respeten, Beatrice, y sabés de qué estoy hablando.
      BEATRICE
      ¿De qué?
      EDDIE
      De lo que me da la gana de hacer en la cama y de lo que no me da la gana de hacer en la cama. No quiero...
      BEATRICE
      ¿Y cuándo dije algo sobre eso?
      EDDIE
      Lo dijiste, sí, no soy sordo. No quiero tener más conversaciones de ese tipo, Beatrice. Hago lo que se me da la gana o lo que no se me da la gana y punto.
      BEATRICE
      Bueno.
      EDDIE
      Eras distinta, Beatrice.
      BEATRICE
      Yo no soy distinta.
      EDDIE
      No te peleabas conmigo a cada rato y por todo. Desde hace un año o dos entro a esta casa y no sé qué me va a golpear. Ésto es un polígono de tiro y yo soy el blanco de todos.
      BEATRICE
      Bueno, bueno.
      EDDIE
      No me digas bueno, bueno, te estoy diciendo la verdad. Una esposa debe creer en su marido. Y si te digo que ese tipo no es normal no me digas que es normal.
      BEATRICE
      ¿Pero cómo lo sabés?
      EDDIE
      Porque lo sé. Yo no voy por ahí acusando. Me dio escalofríos desde el primer momento. Y no quiero que digas que no quiero que ella se case con nadie. Me rompí el lomo pagándole las clases de estenografía para que pudiera salir y conocer otra clase de gente. ¿Haría eso si no quisiera que se case? A veces hablás como si estuviera loco o algo así.
      BEATRICE
      Pero a ella le gusta él.
      EDDIE
      Beatrice, ella es una nena, ¿cómo va a saber qué le gusta?
      BEATRICE
      Bueno, vos la seguís viendo como una nena, no la dejabas salir. Te lo dije cien veces.
      EDDIE
      Está bien, dejála salir, entonces...
      BEATRICE
      Ahora ella es la que no quiere salir. Es demasiado tarde, Eddie. (Pausa)
      EDDIE
      Y si yo le insisto que salga…si yo...
      BEATRICE
      Eddie, se casan la semana que viene.
      EDDIE
      ¿Ella te lo dijo?
      BEATRICE
      Eddie, si querés mi consejo, andá y deseále buena suerte.
      EDDIE
      ¿Cuál es el apuro?
      BEATRICE
      Bueno, le preocupa que lo arresten a Rodolfo, si se casan puede empezar los trámites de ciudadanía. Lo ama, Eddie. ¿Por qué no le das tu bendición? Estoy segura de que a ella le gustaría tenerte de amigo… Un gesto... por ejemplo: decirle que vas a ir a la boda.
      EDDIE
      ¿Ella te pidió eso?
      BEATRICE
      Sé que le gustaría. Yo quisiera darle una fiesta acá. Tenemos que hacerle algún tipo de despedida, ¿no?. Ya va a tener bastantes problemas en su vida. ¿Qué me decís? En su corazón todavía te quiere, Eddie. Lo sé. ¿Por qué llorás? Andá... ¿por qué no le decís que estás arrepentido. Ahí viene... Vamos, hacéte amigo.
      EDDIE
      No, no puedo, no puedo hablarle.
      BEATRICE
      Eddie, dále un respiro, ¡una boda tiene que ser feliz!
      EDDIE
      Me voy, me voy a dar una vuelta. (Entra Catherine.)
      BEATRICE
      ¿Katie?... Eddie, no te vayas, esperá... Pedíle, Katie.
      EDDIE
      Está bien, yo...
      BEATRICE
      No, quiere pedírtelo. Vamos Katie, pedíselo. ¡Vamos a tener una fiesta! ¿Qué vamos a hacer, odiarnos? ¡Vamos!
      CATHERINE
      Me voy a casar, Eddie. Así que si querés venir, la boda es el sábado.
      EDDIE
      Está bien. Sólo quería lo mejor para vos, Katie. Espero que lo sepas.
      CATHERINE
      Bueno.
      EDDIE
      ¿Catherine? Recién le decía a Beatrice... que si querés salir más... Recién me doy cuenta que te tuve encerrada en esta casa. Porque es el primer tipo que conociste, ¿entendés? Ahora que tenés un trabajo, podrías conocer a otros tipos, y entonces podrías cambiar de idea, ¿no? Quiero decir, después podrías volver a él, son chicos todavía, los dos. ¿Cuál es el apuro? A lo mejor salís un poco, y tal vez pensás de otra manera en un par de meses. Te vas a sorprender, no tiene que ser él...
      CATHERINE
      Ya tomamos la decisión...
      EDDIE
      Esperá...
      CATHERINE
      No, ya tomé la decisión...
      EDDIE
      ¡Nunca conociste a otro tipo! ¿Cómo decidiste?
      CATHERINE
      Porque decidí. No quiero a nadie más.
      EDDIE
      Katie, suponé que lo atrapan...
      CATHERINE
      Por eso nos vamos a casar ya mismo. Apenas termine la ceremonia va a empezar los trámites de su ciudadanía. Ya tomé mi decisión, Eddie. Lo siento.(A Beatrice.) ¿Puedo llevar dos fundas para los otros?
      BEATRICE
      Claro. Pero no se olviden de devolverlas. (Catherine sale.)
      EDDIE
      ¿Tiene otros pensionistas ahí?
      BEATRICE
      Si, acaban de llegar dos chicos.
      EDDIE
      ¿Qué quiere decir: “acaban de llegar”?
      BEATRICE
      De Italia. Lípari, el carnicero. Su sobrino. Vinieron desde Bari, ayer. Ni siquiera yo lo sabía hasta que Marco y Rodolfo se mudaron arriba. (Catherine entra.) Va a ser mejor, pueden charlar.
      EDDIE
      ¡Catherine! ¿Qué te pasa, estás descerebrada? ¿Los ponés ahí arriba con dos ilegales más?
      CATHERINE
      ¿Por qué?
      EDDIE
      ¡Por qué! ¿Cómo saben que esos dos tipos no están marcados? ¡Los van a venir a buscar y van a encontrar a Marco y a Rodolfo! ¡Sáquenlos de la casa! ¿Cómo sabés qué enemigos tiene Lípari? ¿Y si hay alguien que quiere matarlo?
      CATHERINE
      ¿Qué hago con ellos?
      EDDIE
      El barrio está lleno de cuartos. ¿No podés soportás vivir alejada un par de cuadras de él? ¡Sacálos ya de la casa!
      CATHERINE
      Tal vez mañana a la noche...
      EDDIE
      Mañana no, hacélo ahora. Catherine, ¡no hay que mezclarse con una familia ajena! A estos tipos los atrapan y Lípari es capaz de culparnos a vos o a mi y tenemos a toda su familia detrás nuestro. Tiene su temperamento, esa familia. (Afuera aparecen dos hombres con sobretodo.)
      CATHERINE
      ¿Cómo voy a encontrar un lugar esta noche?
      EDDIE
      ¿Podés dejar de discutir conmigo y sacarlos de acá? Siempre creés que estoy tratando de engañarte…¿Qué te pasa? ¿Tanto te cuesta creer que pienso en tu bien? ¿Alguna vez pedí algo para mi? ¿Creés que no tengo sentimientos? Jamás en la vida te dije algo que no fuera por tu bien. ¡Nada! ¡Y mirá cómo me hablás! ¡Como un enemigo! ¡Como si yo... (Un golpe en la puerta.) Andá por la escalera de incendios, hacélos salir por atrás.
      PRIMER OFICIAL
      ¡Abran! ¡Inmigración!
      EDDIE
      ¡Andá, andá! ¡Apuráte! ¡¿Qué mirás?!
      PRIMER OFICIAL
      ¡Abran!
      EDDIE
      ¿Quién es?
      PRIMER OFICIAL
      Inmigración, abra. (Katie sale.)
      EDDIE
      Está bien, tranquilo, tranquilo. (Abre la puerta. El Primer oficial entra) ¿Qué pasa?
      PRIMER OFICIAL
      ¿Dónde están? (El Segundo Oficial irrumpe.)
      EDDIE
      ¿Dónde están quiénes?
      PRIMER OFICIAL
      Vamos, vamos, ¿dónde están? (Sale.)
      EDDIE
      ¿Quiénes?. Acá no tenemos a nadie. (A Beatrice) ¿Y a vos qué te pasa? (El Primer Oficial entra.)
      PRIMER OFICIAL
      ¿Dominick? (El Segundo Oficial entra.)
      SEGUNDO OFICIAL
      Tal vez sea otro departamento.
      PRIMER OFICIAL
      Sólo hay dos pisos mas. Voy por el frente. Subí por la escalera de incendios. Te abro para que entres. Tené cuidado allá afuera.
      SEGUNDO OFICIAL
      Sí, Charly. (El Primer Oficial sale.) Este es el cuatro cuarenta y uno, ¿no?
      EDDIE
      Sí. (El Segundo Oficial sale.)
      BEATRICE
      Ay, Dios, Eddie.
      EDDIE
      ¿Qué te pasa?
      BEATRICE
      Ay, mi Dios, mi Dios.
      EDDIE
      ¿Qué? ¿Me estás acusando?
      BEATRICE
      ¡Mi Dios, qué hiciste! (Se oye un silbato policial.  Vemos al Primer Oficial que baja con Marco, detrás de él vienen Rodolfo, Catherine y dos hombres desconocidos, seguidos por el Segundo Oficial, y vecinos. Beatrice corre hacia la puerta)
      CATHERINE
      (Baja las escaleras hacia atrás, luchando con el Primer Oficial. Mientras aparecen en las escaleras) ¿Qué quieren de ellos? Son trabajadores. Eso es todo. Son pensionistas… viven arriba, trabajan en los muelles.
      BEATRICE
      Señor, ¿qué quiere de ellos, a quién le hicieron daño?
      CATHERINE
      No son ilegales, él nació en Filadelfia.
      PRIMER OFICIAL
      Apártese, señora...
      CATHERINE
      ¿Qué le pasa?… No puede venir así como si nada a una casa y...
      PRIMER OFICIAL
      Tranquila, ¿sí? (A Rodolfo) ¿En qué calle de Filadelfia nació?
      CATHERINE
      ¿Cómo en qué calle? ¿Usted puede decirme en qué calle nació?
      PRIMER OFICIAL
      Sí. A cuatro cuadras de acá, en Union Street ciento once. Vamos.
      CATHERINE
      ¡No! ¡No puede llevárselo! ¡Váyanse!
      PRIMER OFICIAL
      Mire, señorita... si tienen todo en orden mañana están afuera. Si son ilegales regresan a donde vinieron. Si quiere, consígase un abogado, aunque desde ya le digo que va a perder plata. Metámoslos en el coche, Dom. (A los hombres) Andiamo, andiamo, vamos.
      BEATRICE
      ¿A quién perjudican estos hombres, por amor de Dios, qué quieren de ellos? Allá se están muriendo de hambre, ¿qué es lo que quiere? ¡Marco!
      De pronto, Marco se separa del grupo, corre, enfrenta a Eddie. Beatrice y el Primer Oficial entran corriendo al tiempo que Marco escupe en la cara de Eddie. Catherine corre al pasillo y se arroja en los brazos de Rodolfo. Eddie, con un grito de rabia se arroja sobre Marco.
      EDDIE
      Hijo de puta
      PRIMER OFICIAL
      Basta.
      EDDIE
      ¡Te voy a matar, hijo de puta!
      PRIMER OFICIAL
      No salga, no lo provoque. ¿Me oye? No salga, viejo.
      EDDIE
      ¡No me voy a olvidar de eso, Marco! ¿Oíste? (Varios vecinos, incluidos el carnicero Lípari y su mujer, se están reuniendo alrededor del porche. Lípari camina hacia los dos hombres desconocidos y los besa. Su mujer les besa las manos. Eddie está saliendo de la casa gritándole a Marco. Beatrice intenta contenerlo) ¿Éstas son las gracias que recibo? ¿Para quién saqué las frazadas de mi cama? ¡Me vas a tener que pedir perdón, Marco! ¡Marco!
      PRIMER OFICIAL
      Señora, déjelos ir. Métanse en el coche.
      CATHERINE
      ¡Nació en Filadelfia! ¿Qué quieren de él?
      PRIMER OFICIAL
      Apártese, señora, vamos....
      MARCO
      (Aprovechando que el Primer Oficial está ocupado con Catherine, se suelta y señala a Eddie) ¡Ése! ¡Yo acuso a ése!
      PRIMER OFICIAL
      ¡Vamos!
      MARCO
      (Mientras se lo llevan, señalando a Eddie) ¡Ése mató a mis hijos! ¡Ése le robó la comida a mis hijos!. (Marco acaba de salir.)
      EDDIE
      (A Lípari y su esposa) ¡Está loco! ¡Les dí las frazadas de mi cama! ¡Seis meses los traté como hermanos! (Lípari empieza a salir con su mujer) ¡Lípari! (Sigue a Lípari.) ¡Por amor de Dios, los cuidé, les di mis frazadas! (Lípari y su esposa salen.. Eddie se vuelve y va hacia Louis y Mike) ¡Louis! ¡Louis! (Louis sale con Mike. Sólo Beatrice queda. Vuelve Catherine.) ¡Va a tener que retractarse! ¡Va a tener que retractarse o lo mato! ¿Me escuchan? ¡Lo voy a matar! ¡Lo voy a matar! (Sale.)
      Una prisión. Marco, Alfieri, Catherine y Rodolfo.
      ALFIERI
      Estoy esperando, Marco, ¿qué me dice?
      RODOLFO
      Marco nunca lastimó a nadie.
      ALFIERI
      Puedo sacarlo bajo fianza pero no lo voy a hacer, ¿me entiende Marco? A no ser que tenga su promesa. Usted es un hombre honorable, y estoy dispuesto a creer en su promesa. ¿Qué me dice?
      MARCO
      En mi país él estaría muerto. No viviría tanto tiempo.
      ALFIERI
      Muy bien. Rodolfo... venga conmigo.
      RODOLFO
      ¡No! Por favor, señor. Marco... prometéle al señor. Por favor, quiero que estés en la boda. ¿Cómo voy a casarme si vos estás acá? Por favor, no vas a hacer nada; sabés que no te conviene.
      CATHERINE
      Marco, ¿no entendés? No puede sacarte bajo fianza si vas a hacer algo malo. A la mierda con Eddie. Nadie va a volver a hablar con  él aunque cumpla cien años. Todos saben que le escupiste la cara, eso es suficiente, ¿no? Dáme esa alegría: te quiero en mi boda. Tenés una esposa  y chicos, Marco. Podrías trabajar hasta la audiencia, en vez de estar acá.
      MARCO
      (A Alfieri.) ¿No tengo posibilidades?
      ALFIERI
      No, Marco. Tiene que volverse. La audiencia es una formalidad, eso es todo.
      MARCO
      Pero, ¿y él? ¿Tiene posibilidades, no?
      ALFIERI
      Cuando se case puede empezar a hacer sus trámites de residencia. Está permitido, siempre que la esposa haya nacido acá.
      MARCO
      Bueno... algo logramos.
      RODOLFO
      Marco, prometéle al señor.
      MARCO
      ¿Qué puedo prometer? Sabe que esa promesa es deshonrosa.
      ALFIERI
      Prometer no matar no es deshonroso.
      MARCO
      ¿No?
      ALFIERI
      No.
      MARCO
      ¿Y entonces qué se hace con un hombre como ése?
     
      ALFIERI
      Nada. Si cumple con la ley, vive. Eso es todo.
      MARCO
      ¿La ley? Toda la ley no está en un libro.
      ALFIERI
      Sí. Está en un libro. Y no hay otra ley.
      MARCO
      Denigró a mi hermano. A mi sangre. Le robó a mis hijos, me quitó mi trabajo. ¡Yo trabajé para venir acá, señor!
      ALFIERI
      Lo sé, Marco...
      MARCO
      ¿No hay ley para ésto? ¿Dónde está la ley para ésto?
      ALFIERI
      No hay.
      MARCO
      No entiendo este país.
      ALFIERI
      ¿Cuál es su respuesta? Tiene cinco o seis semanas en las que podría trabajar. O se queda sentado acá. ¿Qué me dice?
      MARCO
      Está bien.
      ALFIERI
      No lo va a tocar. Esa es su promesa.
      MARCO
      Tal vez quiera disculparse conmigo...
      ALFIERI
      Usted no es Dios, Marco. ¿Me escucha? Sólo Dios imparte justicia.
      MARCO
      Está bien.
      ALFIERI
      Bien. Catherine, Rodolfo, Marco, vamos.
      CATHERINE
      Voy a buscar a Beatrice y nos vemos en la iglesia. (Ella sale. Marco se levanta. De pronto, Rodolfo lo abraza. Marco le da una palmada y Rodolfo sale detrás de Catherine.)
      ALFIERI
      Sólo Dios, Marco.
      El living.
      BEATRICE
      Vuelvo en una hora, Eddie, ¿sí?
      EDDIE
      ¿Qué?¿Con quién estuve hablando? ¿Con la pared?
      BEATRICE
      Eddie, por amor de Dios, es su boda.
      EDDIE
      ¿No escuchaste lo que te dije? Si salís por esa puerta para ir a ese casamiento no entrás más, Beatrice.
      BEATRICE
      ¿Por qué? ¿Qué querés?
      EDDIE
      Quiero que me respeten. ¿Nunca oíste hablar de eso?
      CATHERINE
      (Entra.) Ya son más de las tres; tendríamos que estar allá, Beatrice. El cura no va a esperar.
      BEATRICE
      Eddie. Es su boda. No va a haber nadie de su familia. Por mi hermana, dejáme ir.
      EDDIE
      Ya discutí con vos todo el día, y te voy a repetir lo que te dije cien veces: va a tener que venir a disculparse o nadie de esta casa va a ir a esa iglesia hoy. Ahora, si eso es más que yo para vos, entonces andá. Pero no vuelvas. Estás de mi lado o del de ellos, eso es todo.
      CATHERINE
      ¿Quién mierda te crees que sos?
      BEATRICE
      ¡Sssh!
      CATHERINE
      ¡No tenés derecho de decirle nada a nadie! ¡A nadie! ¡Por el resto de tu vida, a nadie!
      BEATRICE
      ¡Calláte, Katie!
      CATHERINE
      ¡Vas a venir conmigo!
      BEATRICE
      No puedo, Katie, no puedo...
      CATHERINE
      ¿Cómo lo podés obedecer ¡A esta rata!
      BEATRICE
      ¡No le digas así!
      CATHERINE
      ¿De qué tenés miedo?. ¡Es una rata! ¡Merece vivir en una cloaca!
      BEATRICE
      ¡Basta!
      CATHERINE
      ¡Muerde cuando estás dormido! ¡Llega cuando nadie se da cuenta y envenena a la gente honesta! Tiene que vivir en la basura.
      Eddie parece querer agarrar la mesa y tirársela a ella.
     
      BEATRICE
      ¡No, Eddie! ¡Eddie! (A Catherine.) Entonces todos merecemos vivir en la basura. Vos, y yo también. No digas eso. Lo que pasó lo hicimos todos, no lo olvides nunca, Catherine. Ahora andá a tu boda, Katie. Me quedo en casa. Andá. Dios te bendiga, Dios bendiga a tus hijos. (Entra Rodolfo.)
      RODOLFO
      ¿Eddie?
      EDDIE
      ¿Quién dijo que podías entrar acá? ¡Fuera!
      RODOLFO
      Marco está viniendo, Eddie. Está rezando en la iglesia. ¿Entendés? Catherine, es mejor que nos vayamos. Vení conmigo.
      CATHERINE
      Eddie, andáte, por favor.
      BEATRICE
      Eddie. Vamos a otra parte. Vamos. Vos y yo. (No se mueve.) No quiero que estés acá cuando venga.
      EDDIE
      ¿Adónde voy a ir? Esta es mi casa.
      BEATRICE
      ¿Qué sentido tiene? ¡Está loco! ¡Ya sabés cómo se ponen! ¿Qué sentido tiene quedarse?.¡Vos no tenés nada contra Marco, siempre te gustó Marco!
      EDDIE
      ¿No tengo nada contra Marco? ¿El que me dijo rata frente a todo el barrio? ¿El que dijo que maté a sus hijos? ¿Dónde estuviste?
      RODOLFO
      Es mi culpa, Eddie. Todo. Te pido perdón. Hice mal en no pedir tu permiso. Te beso la mano. (Intenta tomar la mano de Eddie, pero Eddie la aparta.)
      BEATRICE
      ¡Eddie, te está pidiendo perdón!
      RODOLFO
      Yo traje todos estos problemas. Pero vos también me insultaste. Tal vez Dios entienda por qué me hiciste eso. Tal vez ni siquiera quisiste insultarme...
      BEATRICE
      ¡Escuchálo! Eddie, ¡escuchá lo que te dice!
      RODOLFO
      Creo que, cuando Marco llegue, si le decimos que somos amigos, y que no hay más peleas entre nosotros. Entonces, por ahí, Marco no...
      EDDIE
      Mirá, oíme...
      CATHERINE
      ¡Eddie, dále una oportunidad!
      BEATRICE
      ¡Qué querés! Eddie, ¡qué querés!
      EDDIE
      ¡Quiero mi nombre! Éste no me quitó mi nombre; éste es nada más que un inútil. Marco tiene mi nombre... (A Rodolfo) Y vos corré a decirle a Marco que me lo va a tener que devolver frente a todo el barrio... Vamos, ¿dónde está? Lleváme con él.
      BEATRICE
      Eddie, escuchá...
      EDDIE
      ¡Ya escuché bastante! ¡Vamos!
      BEATRICE
      ¿Sólo buscás sangre? ¡Te besó la mano!
      EDDIE
      ¡Lo que éste haga no significa nada para nadie! ¡Vamos!
      BEATRICE
      ¿Qué hay que darte para que evitemos ésto? Eddie, escucháme… ¿Quién puede devolverte tu nombre? Escucháme, te amo... te estoy hablando, te amo... Marco te puede besar la mano, ponerse de rodillas, suplicarte... pero no es eso lo que querés.
      EDDIE
      ¡No me molestes!
      BEATRICE
      ¡Querés algo más, Eddie, pero a ella no la vas a poder tener nunca!
      CATHERINE
      ¡Bea!
      EDDIE
      ¡Beatrice! (Aparece Marco.)
      BEATRICE
      ¡La verdad no es tan mala como la sangre, Eddie! ¡Te estoy diciendo la verdad... decíle a ella adiós para siempre!
      EDDIE
      ¿Eso pensás de mi? ¿Que soy capaz de tener esos pensamientos?
      MARCO
      ¡Eddie Carbone!
      EDDIE
      ¡Si, Marco!. Eddie Carbone. Eddie Carbone. Eddie Carbone.
      RODOLFO
      ¡No, Marco, por favor! ¡Eddie, por favor, tiene hijos! ¡Vas a asesinar una familia!
      BEATRICE
      ¡Entrá! ¡Eddie, entrá!
      EDDIE
      Tal vez viene a pedirme perdón, ¿eh, Marco? ¿Por lo que me dijiste delante de todo el barrio? Él sabe que eso no está bien. ¿Hacer algo así? ¿A un hombre que les dio un techo y  comida? ¿A dos extraños que vinieron del mar y se robaron una nena por un pasaporte? Robada como un animal de un establo... ¿y ni una palabra para mi? ¡Y ahora me acusan! ¡Mi nombre en el barro, arrastrado, como si fuera un trapo lleno de mierda! Quiero mi nombre, Marco. Ahora dame mi nombre y vamos juntos a la boda.
      BEATRICE / CATHERINE
      ¡Eddie! ¡Eddie, no! ¡Eddie!
      EDDIE
      No, Marco sabe diferenciar lo que está bien de lo que está mal. ¡Decíle a la gente, Marco, decíles que sos un mentiroso! ¡Vamos, mentiroso, sabés muy bien lo que hiciste!  (Arremete contra Marco.)
      MARCO
      (Golpea a Eddie al lado del cuello) ¡Animal! ¡Arrodíllate
      Eddie cae con el golpe y Marco empieza a levantar su pie para pisotearlo cuando Eddie esgrime una navaja en su mano. Marco retrocede. Louis corre hacia Eddie.
      LOUIS
      Eddie, ¡por el amor de Dios!
      EDDIE
      (Levanta la navaja. Louis retrocede) Dijiste mentiras sobre mí, Marco. Reconocélo. ¡Vamos. decílo!
      MARCO
      ¡Animaaaal!
      Eddie arremete con la navaja. Marco le agarra el brazo, tuerce la navaja hacia el pecho de Eddie  y se la clava mientras que Beatrice, Catherine, Louis y Mike corren a separarlos. Eddie, con la navaja en la mano, cae de rodillas frente a Marco. Beatrice y Catherine lo sostienen un instante, repitiendo su nombre una y otra vez.
      CATHERINE
      Eddie, nunca quise hacerte nada malo.
      EDDIE
      Entonces por qué... ¡Ay, Bea!
      BEATRICE
      ¡Sí, sí!
      EDDIE
      ¡Mi Bea...!
      Muere en los brazos de ella. Beatrice lo cubre con su cuerpo.
      Alfieri a público.
      ALFIERI
      Ahora, la mayor parte del tiempo transamos por la mitad, y eso me gusta más. Pero la verdad es sagrada, y aunque supe cuán equivocado estaba, y cuán inútil fue su muerte, tiemblo, porque confieso que algo perversamente puro me llama desde su memoria... algo no puramente bueno pero que lo exhibe en su esencia, en su forma más pura: él se permitió ser conocido por entero y por eso es a él a quien más quiero de entre todos mis clientes sensibles. Sin embargo, es mejor transar por la mitad, ¡así debe ser! Por eso guardo luto por él, lo admito, con cierta... alarma.
    TELÓN
     
      Alejandro Tantanian,
      Buenos Aires, Barrio de Belgrano.
       19 de Julio de 2003.