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CRÍMENES DEL CORAZÓN BETH HENLEY











CRÍMENES DEL CORAZÓN


BETH HENLEY









PERSONAJES


LENNY MAGRATH La hermana mayor (40/35 años)

CHICK BOYLE La prima (34/29 años)
DOG PORTER Ex novio de Meg (35/30)
MEG MAGRATH La hermana del medio ( 31/26 años)
BABE BOTRELLE La hermana menor (28/23 años)
BARNETTE LLOYDS Abogado de Baba (30/25 años)



NOTA: Las edades estarán aproximadamente referidas a la de la hermana mayor, que ronda los cuarenta. Doc tendrá unos cinco años menos, Chick un año menos que Doc, Meg tres años menos que Chick, Barnette un año menos que Meg y Babe dos años monos que Barnette.






EL DECORADO



El decorado de toda la obra esta situado en la cocina de la casa de las hermanas Magrath, en Hazlebuks, Mississipi, un pequeño pueblo del sus de EEUU. La antigua cocina es inusualmente espaciosa, pero hay un aspecto desordenado de lugar que se usa en ella. Hay cuatro diferentes entradas y salidas a la cocina: la puerta de atrás; la que conduce al comedor y al frente de la casa; una puerta que conduce al dormitorio, escaleras abajo; y una escalera que conduce al cuarto del primer piso. Hay una mesa cerca del centro y un cartea sido colocado en una de las esquinas.






LA EPOCA



Otoño, cinco años después de Huracán Camille.






ACTO PRIMERO




Las luces se encienden sobre la cocina vacía, tarde avanzada. Lenny Magrath, una mujer de mediana edad, con figura y rostro algo redondeados, entra por la puerta trasera llevando una maleta blanca, un estuche de saxo y una bolsa de papel marrón.

Coloca la maleta y el estuche en el suelo y lleva la bolsa hasta la mesa de la cocina, después de echar una rápida ojeada hacia la puerta, saca un frasco con galletitas del armario de la cocina, una caja de fósforos de junto a la hornalla y lleva ambos objetos hasta la mesa.
Saca de la bolsa de papel, con excitación, un paquete de velas de cumpleaños. Abre rápidamente el paquete y saca una vela. Trata de pegarla en una galletita, pero se cae. Intenta pegar la vela otra vez; pero la galletita es demasiado dura y se rompe.
Frenéticamente, toma una segunda galletita del frasco. Enciende un fósforo, luego la vela y comienza a hacer gotear cera sobre la galletita. Justo cuando esta comenzando a reír se oye la voz de Chick en off.

VOZ DE CHICK: ¡ Lenny! ¡Lenny!


Lenny apaga rápidamente con un soplo la vela y se la mete junto con la galletita en el bolsillo.

Entra Chick por la puerta trasera. Es una matrona llamativamente vestida con pelo pajizo y labios rojos y brillantes.

Chick: ¡ Hola! Vi llegar tu coche...


Lenny: Hola


Chick: ¿Viste el diario de hoy? (LENNY ASIENTE) ¡ es terrible! ¡sencillamente terrible! No se como voy a continuar manteniendo alta mi cabeza en esta comunidad.

¿Te acordaste de traerme esos pantyhouse?

Lenny: Están en la bolsa


Chick: ¡Gracias a Dios! Al menos no voy a tener que andar por el pueblo con agujeros en las medias.


Chick toma el paquete, lo abre, saca un para de medias y se los pone durante la escena que sigue. Debe haber algo ligeramente grotesco en esta mujer cambiándose las medias.


Lenny: ¿Llamo el tío Watson?


Chick: Sí. Papá llamo dos veces ya. Dijo de Babe esta lista para volver a casa. Tendríamos que ir a buscarla y traerla antes de que ellos cambien de idea.


Lenny (DUDOSA): Si, claro... pero es que...


Chick: ¿Qué?

Lenny: Estaba esperando que llamara Meg...

Chick: ¿Meg?


Lenny: Le envie un telegrama diciéndole sobre Babe......


Chick: ¿Un telegrama? ¿No la podías haber llamado por teléfono?


Lenny: No... este... su teléfono no funciona...


Chick: ¿No funciona?


Lenny: No. Esta desconectado. No sé.....


Chick: Típico de Meg. ¡ Pero!¡Son chicas! ¿Estas segura que compraste mi medida?


Lenny: (MIRANDO LA CAJA) Extra chicas...


Chick: Estos están ahorrando en el material. (LUCHANDO POR EMPUJAR LAS MEDIAS HACIA ARRIBA). Eso es lo que hacen. Ahorran en el nylon. (TERMINA CON UNA PIERNA Y EMPIEZA CON LA OTRA) ¿Qué le dijiste en el telegrama?


Lenny: No me acuerdo bien... le decía que volviera a casa.


Chick: ¡¿Qué vuelva a casa?! ¡Leonora Josefina! ¿Te volviste loca?


Lenny: (NERVIOSAMENTE, MIENTRAS JUNTA EL REVOLTIJO DE MEDIAS SUCIAS Y ENVOLTURA DE PLÁSTICO) pero Baba quería que Meg estuviera en casa. Ella me pidió que llamara.


Chick: No estoy hablando de Baba...


Lenny: ¿Y de que, entonces?


Chick: Leonora... Creo que es bastante correcto pensar que después de lo que apareció en el diario, Babe va a tener una publicidad bastante negativa en este pueblo. Y la aparición de Meg no la va a ayudar en nada.


Lenny: ¿Qué hay de malo con Meg?


Chick: Tenia una mala reputación...


Lenny: (DÉBILMENTE) Era popular...


Chick: Era conocida en todo el condado como una barata. Y esto era lo de menos. Estuvo todo ese sonido asunto con Doc Porter. Ese asunto que lo dejó rengo...


Lenny: Bueno... Tanto como rengo. Arrastra un pie cuando camina, pero...


Chick: Su madre no me dejaba entrar en la Liga Social de Damas por culpa de eso...


Lenny: ¿Qué?


Chick: Así es. Nunca te lo dije, pero tuve que ir a rogarle a esa vieja despreciable para convencerla de que yo estaba tan trastornada como ella por lo de que Meg había hecho. Le dije que yo sólo era su prima y que no se me podía culpar por todas las trastadas de la familia Magrath. Fue humillante. Te digo que hasta sacó a relucir la muerte de tu madre... y lo de aquel pobre gato...


Lenny: OH, Chick... lo lamento tanto. Pero ahora estás en la Liga de Damas. En la Comisión Directiva...


Chick: Es cierto. Estoy. Pero, francamente, si la señora Porter no hubiera tenido ese tumor en la vejiga, no sólo no sería de la Comisión Directiva, sino que ni siquiera estaría en el club. (MIENTRAS CEPILLA SU CABELLO) De todas maneras, quédate a esperar el llamado de Meg y trata de convencerla para que no vuelva. Eso hará las cosas más fáciles para todos. ¿No te parece?


Lenny: Probablemente.


Chick: Entonces ya sabes lo que tenés que hacer. ¿Cómo está mi pelo?


Lenny: Muy bien.


Chick: ¿No se me levanta atrás?


Lenny: No.


Chick: (SACANDO LOS PELOS DEL PEINE) Bueno... me voy. Conseguí que Annie May me cuide los chicos, pero no confió en ella por mucho tiempo. (TIRANDO UNA BOLA DE PELO EN EL PISO) Tiene la cabeza hueca. (GUARDA EL PEINE EN SU CARTERA) Ay ay ay..... casi me olvido. Tengo un regalo para vos. Nosotros, los Boyles, te deseamos un feliz cumpleaños. (SACA UN PAQUETE DE SU BOLSA Y SE LO DA A LENNY)


Lenny: Pero... gracias, Chick. Es tan hermoso de tu parte que todos los años te acuerdes de mi cumpleaños.


Chick: (MODESTAMENTE) Bueno... así soy yo. Así me criaron. ¿Por qué no abrís el regalo?


Lenny: Muy bien. (COMIENZA A ABRIR EL PAQUETE)


Chick: Es una caja de bombones. Surtidos de crema.


Lenny: Bombones... Siempre son un hermoso regalo.


Chick: Te gustan los bombones... ¿no?


Lenny: Claro que sí...


Chick: Me alegra que te gusten.


Lenny: Gracias.


Chick: Ah... hablando de regales. ¿Té acordás de aquel vestidito a lunares que le regalaste a mi nena cuando cumplió cinco años el año pasado?


Lenny: ¿El rojo y blanco?


Chick: El mismo. Bueno... cuando lo puse en el lavarropas se hizo pedazos. Los lunares se quedaron en el agua.


Lenny: (DESOLADA) Ah, no. Le voy a comprar otra cosa. un juguete...


Chick: ¡No, no, no, no! ¡Ni hablar de eso! Solamente quería que lo supieras para que no volvieras a gastar el dinero que tanto te cuesta ganar en esa clase de vestidos. Esas marcas baratas no duran. Por lo menos en los lavarropas modernos.


VOZ DE DOC: ¡Lenny! ¡Lenny!


Chick: (RECONOCIENDO LA VOZ) ¡Es Doc Porter! ¡Adelante, Doc! ¡Pasá!


ENTRA DOC PORTER POR LA PUERTA TRASERA. LLEVA UNA GRAN BOLSA CON NUECES. DOC ES UN HOMBRE DE ASPECTO ATRACTIVO Y CON UNA LIGERA COJERA QUE EN LUGAR DE DISMINUIR, AUMENTA SU QUITA CUALIDAD SEDUCTORA


Lenny: ¿Cómo estás? ¿Cómo te va, Doc?


Doc: Muy bien, Chick.


Chick: ¿Y cómo lo estas pasando ahora que estás de regreso en el pueblo?


Doc: Lo encuentro... bastante agradable...


Chick ¿Lo escuchaste? ¡Bastante agradable! ¡Sólo bastante! ¡Qué tonto! Bueno... me voy. Me esperan. (SUSURRÁNDOLE A DOC) Es Babe. Voy a buscarla.


Doc; Ah...


Chick: Bien, adiós. ¡Adiós y suerte!


Lenny: Chau. (CHICK SALE)


Doc: Hola.


Lenny: Hola. Supongo que oíste lo de Babe.


Doc: Sí.


Lenny: Salió en el diario.


Doc: Ajá...


Lenny: Que lío


Doc: Sí


Lenny: Sentaté, Calentaré café.


Doc; No. Deja. Sólo puedo quedarme un minuto. Tengo que ir a buscar a mi hijo. Está en el dentista.


Lenny: No importa. Lo calentaré para mí. Estoy sedienta por una taza de café caliente. (PONE LA CAFETERA EN LA HORNALLA)


Doc: Lenny...


Lenny: ¿Qué?


Doc: (NO SABIENDO COMO SEGUIR) Eh...


Lenny: ¿Sí?


Doc: Te traje unas nueces. (LE DA LA BOLSA)


Lenny: Oh, gracias, Doc. Adoro las nueces.


Doc: Mi mujer y mi hijo las recogieron en mi campo.


Lenny: Puedo usarlas para hacer una torta. Una torta de nueces.


Doc: Sí. Este... Lenny....te tengo mas noticias.


Lenny: ¿Qué pasa?


Doc: Vos sabes que tenía a Billy Boy en nuestra granja. Pastaba allí.


Lenny: Sí...


Doc: Bueno... Billy Boy murió anoche.


Lenny: ¿Murió?


Doc: Sí. Lamento decirte esto con todos los problemas que tenés... pero pensé que debías saberlo...


Lenny: Claro, claro... ¿cómo murió?


Doc: Lo agarró un rayo.


Lenny: ¿Un rayo?... ¿En la tormenta de ayer?


Doc: Es lo que pensamos.


Lenny: Por Dios. Muerto por un rayo. He tenido a Billy Boy por tanto tiempo. Desde los quince años.


Doc: Sí. Era un caballo fuerte, pero viejo.


Lenny: (PICADA) Sí, viejo...


Doc: Tenía como veinticinco años.


Lenny: Sí. Como veinticinco años... porque....¿Sabías que hoy cumplo años?


Doc: No, Lenny, no sabía. Feliz cumpleaños.


Lenny: Gracias. (COMIENZA A LLORAR)


Doc: Oh, vamos, Lenny, vamos. Ey, ey... No puedo soportar que las chicas Magrath lloren.

Me pone mal.

Lenny: Sí, claro... ¿Vos queres decir cuando Meg llora! ¡Ella es la única que no podes soportar que llore! ¡No yo! ¡Yo podría llenar una palangana llorando y vos... !


Doc: Por favor, Lenny, para. ¡Vamos, por Dios!


Lenny: ¡Está bien! ¡Esta bien! No sé que pasa conmigo. No quería hacer una escena. Pero estoy muy sensible. (SE SUENA LA NARIZ), Todo este asunto de Babe. Y el abuelo poniéndose cada vez peor en el hospital. Y Meg, que no la puedo encontrar.


Doc: ¿Intentaste comunicarte con Meg?


Lenny: Sí.


Doc: ¿Va a volver a casa?


Lenny: ¿Quíen puede saberlo? No me llamo. Estoy esperando que lo haga.


Doc: ¿Sigue viviendo en California?


Lenny: Si. En Hollywood.


Doc: Avísame si vuelve. Me gustaría verla.


Lenny: ¿ah, sí?


Doc: Es triste decirlo, Lenny, pero así es.


Lenny: Es triste, muy triste, por cierto. (SE MIRAN UNO AL OTRO, LUEGO DESVÍAN LA MIRADA. HAY UN MOMENTO DE TENSO SILENCIO)


Doc: Eh. Cara de Luna... tu café esta hirviendo.


Lenny: (YENDO A COMPROBAR) ¿Ah, sí? Gracias. (DESPUÉS DE MIRAR LA CAFETERA) Mejor te vas a buscar a tu hijo. No querrás tenerlo esperando.


Doc: Tenes razón, pobrecito. Es la primera vez que va al dentista.


Lenny: Pobrecito.


Doc: Bueno, chau... Lamento lo de tu caballo.


Lenny: Lo sé. Decile a tu señora que gracias por las nueces.


Doc: Lo haré. (COMIENZA A SALIR)


Lenny: ¿Y como esta la bebita?


Doc: Muy bien. Hermosa. Te agarra el dedo con u manita. Así.


Lenny: Eso es muy mono.


Doc: Sí. Chau, Lenny.


Lenny: Chau.


DOC SALE. LENNY MIRA UN MOMENTO POR DONDE SE FUE. LUEGO VUELVE A SENTARSE A LA MESA. BUSCA EN SU BOLSILLO Y SACA UNA GALLETITA MEDIO ROTA Y UN VELITA DE CERA. ENCIENDE LA VELA OTRA VEZ, DEJA CAER CERA EN LA GALLETITA Y PEGA LA VELITA SOBRE LA GALLETITA Y COMIENZA A CANTAR “FELIZ CUMPLEAÑOS” A SI MISMA. CUANDO TERMINA LA CANCIÓN HACE UNA PAUSA, HACE UN PEDIDO EN SILENCIO Y SOPLA LA VELA.

AGUARDA UN MOMENTO, VUELVE A ENCENDER LA VELA Y REPITE LAS ACCIONES, SOLO QUE ESTA VEZ FORMULA UN DESEO DISTINTO AL TERMINAR LA CANCIÓN. COMIENZA A HACERLO POR TERCERA VEZ PERO SUENA EL TELÉFONO. VA A ATENDER.

Lenny: Hola... OH, hola, Lucille... ¿Cómo esta Zachery?... ¡OH, no!... Lo lamento tanto. Debe ser abrumador para vos. Sí, comprendo... tú único hermano. No, ella no esta aquí todavía. Chick fue a buscarla... Bueno, Lucille, ella es aún su esposa, por supuesto que estará interesada. Si queres podes darme la información y yo le contare todo... Aja... su hígado esta bien. ¡Esa es una buena noticia!... Claro, desde ese punto de vista... Respiración estabilizada... Lesiones en la columna vertebral todavía no determinadas... Muy bien... Sí, Lucille, me acordare de todo... Aja, le daré el mensaje. Chaucito...


LENNY SUELTA EL PAPEL Y EL LÁPIZ QUE TOMO PARA ANOTAR. SUSPIRA PROFUNDAMENTE, LIMPIA SUS MEJILLAS CON EL DORSO DE SU MANO Y VA HASTA LA HORNALLA PARA SERVIRSE UNA TAZA DE CAFÉ. DESPUÉS DE UNOS INSTANTES, SE OYE GOLPEAR LA PUERTA DEL FRENTE. LENNY SE SOBRESALTA. SE OYE UN SILBIDO. LUEGO LA VOZ DE MEG.


Voz de Meg: ¡Aquí estoy! (SILBA EL AIRE DE LA FAMILIA) ¿Hay alguien en la casa?


Lenny: ¿Meg? ¡Meg!


ENTRA MEG DESDE EL COMEDOR. TIENE UNOS OJOS TRISTES Y MÁGICOS Y USA UN SOMBRERO. LLEVA UNA MALETA VIEJA Y GASTADA.


Meg: (SOLTANDO SU MALETA Y CORRIENDO A ABRAZAR A LENNY) Lenny...


Lenny: ¡Meg! ¡Meg! ¡Meggy! ¿Por qué no llamaste? ¿Viniste en avión? No te habrás venido en un coche...¿no? ¿Por qué no nos llamaste?


Meg: (MONTANDO EL PARLAMENTO) ¡Oh!, Lenny, Lenny! ¡Querida Lenny! (MIRA EL ROSTRO DE LENNY) Mi Dios, nos estamos poniendo viejas. ¡Llamé, Cristo, claro que llamé!


Lenny: Pero yo no hable con vos...


Meg: Lo se. No contestaba nadie. Deje el teléfono descolgado, sonando...


Lenny: Lo que ocurre es que estuve afuera, viendo a Babe, la mayor parte de la mañana.


Meg: ¡Me queres decir que es todo este asunto de Babe? ¿Cómo pudiste enviarme ese telegrama? ¡Y Zachery! ¿Decías que alguien disparo contra Zachery?


Lenny: Así es.


Meg: ¡Dios mío! ¿Está muerto?


Lenny: No. Pero esta en el hospital. Lo hirieron en el estómago.


Meg: ¿En el estómago? ¡Qué horrible! ¿Se sabe quién lo hizo? (LENNY ASIENTE) ¿Quién? ¿Quién fue? ¿Quién?


Lenny: ¡Babe! ¡Todos dicen que Babe le disparó.! ¡La pusieron presa! ¡Y dicen que ella le disparo! ¡Todos lo dicen! ¡Es tremendo... terrible!


Meg: (MONTANDO SU PARLAMENTO) ¡Presa! ¡Dios mío! ¿Quién lo dice? ¿Quién?


Lenny: ¡Todos! La policía, el comisario, Zackery... ¡Hasta Babe misma lo dice!


Meg: Por amor de Dios...por amor de Dios...


Lenny: (MONTANDO SU FRASE MIENTRAS DE DESPLOMA EN UNA SILLA) ¡Es horrible! ¡Horrible!


Meg: Bueno... tranquila, Lenny, tranquila. ¿Queres una Coca? Te traeré una Coca. (MEG SACA UNA COCA DE LA HELADERA. LA ABRE Y SE BEBE UN GRAN TRAGO) Pero... ¿Por qué le disparó?¿Por qué? (LE PASA LA BOTELLA DE COCA A LENNY)


Lenny: Le hable esta mañana y le pregunte seriamente: “Babe.....¿Por qué disparaste contra Zackery?. Es tu marido....¿Por qué tenias que dispararle?” ¿Y sabes que me contesto? (MEG NIEGA CON LA CABEZA) “Porque no me gusta como mira, por eso.”


Meg: (TRAS PAUSA) Bueno... a mí tampoco me gusta como mira Zackery.


Lenny: ¡Pero vos no le disparaste! ¡Vos no le dispararías a una persona solo porque no te gusta como mira! ¡Vos no harías eso! OH... odio decirlo... pero creo que Babe esta mal... mal de la cabeza, quiero decir.


Meg: ¡Lenny, no digas eso! Hay una cantidad de buenas razones para dispararle a alguien y estoy segura de que Babe tiene una. Lo que tenemos que hacer es conseguir al mejor abogado del pueblo. ¿Tenes idea de quien es?


Lenny: Zackery, por supuesto. Pero esta en el hospital con un tiro en el estómago.


Meg: No contemos con él. ¡Ni con él ni con sus socios!


Lenny: De todos modos no tenes por que preocuparte. Ella ya tiene un abogado.


Meg: ¿Quién es?


Lenny: Barnette Lloyd. El hijo de Annie Lloyd. Acaba de abrir su estudio en el pueblo. Y Tío Watson dice que le haríamos un favor a Annie contratándolo.


Meg: ¿Así que le haríamos un favor a Annie? ¿Y qué pasa con Babe? Le podemos hacer el favor de mandarla treinta o cuarenta años a la cárcel. ¿Pensaste en eso?


Lenny: ¡No me hables así! ¡Yo trato de hacer lo correcto! ¡Tengo toda esa responsabilidad sobre mis hombros y trato de hacer lo correcto!


Meg: Sí, claro... pero... ¿Cómo pudiste enviarme ese telegrama sobre Babe?


Lenny: Si tuvieras un teléfono, si no vivieras en Hollywood y si aparecieras por casa aunque más no fuera para las navidades... ¡Yo no habría tenido que pagar todo ese dinero para enviarte un telegrama!


Meg: (MONTANDO) “Babe en terrible problema. Punto. Le dispararon a Zackery. Punto. Volvé a casa inmediatamente. ¡Punto!


Lenny: ¿Y qué hay con eso de que nos estamos poniendo viejas? Cuando me miraste a la cara dijiste “¡Dios mío, que viejas nos estamos poniendo! ¡Pero no querías decir nosotras! ¡Querías decir que yo me estoy poniendo vieja! ¿No es cierto?. Hoy cumplo años y mi cara se esta arrugando y mi pelo se queda en el peine...


Meg: ¡Lenny! ¡23 de octubre! ¡Tu cumpleaños! ¿Cómo pude olvidarme? ¡Feliz cumpleaños!


Lenny: ¿Qué feliz? Cumplo años y Billy Boy se murió anoche. Lo mató un rayo.


Meg: (SACANDO UN CIGARRILLO) ¿Muerto por un rayo?¡Qué barbaridad! Así que cumplís años... Mi dios, nos estamos poniendo viejas... (SE QUEDAN SILENCIOSAS POR UNOS INSTANTES MIENTRAS MEG CHUPA UN CIGARRILLO Y LENNY BEBE SU COCA) ¿Qué hace el catre en la cocina?


Lenny: Lo saque cuando abuelito se puso enfermo. Así podía estar cerca y oírlo si necesitaba algo por la noche.


Meg: (MIRANDO HACIA LA PUERTA QUE CONDUCE AL DORMITORIO) ¿Está abuelito aquí?


Lenny: No. Está en el hospital.


Meg: ¿Otra vez?


Lenny: ¡Meg!


Meg: ¿Qué?


Lenny: Te escribí sobre eso. Hace tres meses que esta en el hospital.


Meg: ¿Ah, si?


Lenny: ¿No te acordás? Te escribí sobre esos vasos sanguíneos que se le reventaron en el cerebro.


Meg: ¿Se le reventaron?


Lenny: Y te comentaba lo ansioso que estaba de oír algo de vos... y de tu carrera como cantante. Te escribí todo... como lo alimentan por medio de tubos... ¿Qué pasó? ¿No recibiste mis cartas?.


Meg: Oh, no sé… Lenny. Supongo que sí. Pero... para decirte la verdad... a veces prefiero no leer tus cartas.


Lenny: ¿Qué?


Meg: Lo lamento. Antes las leía. Pero desde las navidades, leerlas me produce una puntada aquí... en el pecho.


Lenny: Ya veo, ya veo. Es por eso que no usaste el dinero que abuelito te envió para que vinieras a casa en las navidades. ¿Por qué nos odias tanto? Nunca te hicimos nada para que nos odies.


Meg: Pero, Lenny. ¿Crees que tendría esas puntadas si te odiara? Honestamente... ¿Crees eso?


Lenny: No.


Meg. Muy bien... olvidémoslo, entonces. Lamento no haber leído tus cartas. ¿Estas bien?


Lenny: Estas bien


Meg: Sea como sea tenemos que arreglar este asunto de Babe. Lo primero que hay que hacer es conseguir un abogado para que la saque de la cárcel.


Lenny: Ella esta afuera.


Meg: ¿Ah, si?


Lenny: La saco el abogadito ese...


Meg: ¿Deberás?


Lenny: Si. Bajo fianza. Tío Watson puso el dinero. Y Chick la esta trayendo a casa.


Meg: Bueno... eso me deja más tranquila.


Lenny: Estarán aquí en unos minutos. Así que lo mejor que podemos hacer es esperar a que lleguen.


Meg: Muy bien. (MIENTRAS SE RECUESTA CONTRA EL COUNTER) Así que Babe disparo contra Zackary Botrelle el hombre más rico y poderoso de este pueblo. Es difícil de creer.


Lenny: Muy difícil. La pequeña Babe disparando un revolver.


Meg: La pequeña Babe


Lenny: Ella fue siempre la más bella y perfecta de nosotras tres. Abuelito acostumbraba a llamarla bebita. ¿Te acordás que feliz y orgulloso estaba el día que se caso con Zackary?


Meg: Claro que me acuerdo. Fue su momento más feliz.


Lenny: No se cansaba de repetir que Babe escalaría hasta lo mas alto de la sociedad de Hazlehusst. Y que Zackary era el hombre que ella necesitaba, aunque en ese momento no se diera cuenta.


Meg: ¿Y que dice abuelito ahora?


Lenny: No tuve el coraje para decirle nada todavía. Pienso que tal vez esta noche podríamos ir a visitarlo en el hospital y vos podrías hablar con él y...


Meg: Esta bien, esta bien. Veremos... ¿no hay nada para beber? ¿Wisky, Ginebra?


Lenny: No. No hay alcohol aquí...


Meg: Carajo. (SACA UNA COCA DE LA HELADERA Y LA ABRE)


Lenny: ¿Entonces vas a venir conmigo a ver a abuelito en el hospital esta noche?


Meg: Claro. (MEG VA HASTA SU CARTERA Y SACA UN FRASCO CON TABLETAS. SE PONE UNA EN LA LENGUA) Seguro que va a empezar a hablar de mi carrera de cantante. Como hace siempre.


Lenny: Bueno... ¿Y como va tu carrera?


Meg: No va


Lenny: ¿No estabas cantando en un club en la playa de Malibú?


Meg: No. Termine en Navidad


Lenny: ¿Estas cantando en algún sitio nuevo?


Meg: No. No estoy cantando en ninguna parte


Lenny: ¿Y entonces que estas haciendo?


Meg: Cobro cuentas atrasadas para una compañía de alimentos para perros. Eso es lo que hago.


Lenny: (TRATANDO DE AYUDAR) ¿No seria una buena idea que volvieras a los shows?


Meg: Puede ser

Lenny: Como abuelito dice: “Con tu talento todo lo que necesitas es que te veas. Entonces podrás triunfar”. ¿Nunca te dijo que deberías poner tus pies en esos bloques de cemento que tienen por ahí para los famosos?. Dice que eso es realmente importante.

Meg: Si. Creo que ya oí eso. Y probablemente lo oiré otra vez esta noche, cuando vaya a visitarlo al hospital. Así que mejor olvidémonos por ahora. ( Ve la bolsa con nueces) ¿Qué es esto? ¿Nueces? ¡Me encanta! (MEG SACA DOS NUECES Y TRATA DE ROMPERLAS APRETANDO UNA CON OTRA)... Vamos... rómpanse, carajo... ¡rómpanse!


Lenny: ¡Tenemos rompenueces!


Meg: (INTENTANDO CON LOS DIENTES) ¿Y donde esta la gracia con un rompe nueces?...Así no hay desafió.


Lenny: (LEVANTÁNDOSE PARA BUSCAR EL ROMPENUECES) Esta en el cajón de los cubiertos. (MIENTRAS LENNY TOMA EL ROMPENUECES, MEG ABRE LA NUEZ PARÁNDOSE SOBRE ELLA)


Meg: ¡Listo! (MEG COME TROZOS DE LA NUEZ PARTIDA) Mmmm... esta deliciosa. ¿Dónde las conseguiste?


Lenny: Oh... este...


Meg: Son muy sabrosas


Lenny: Las trajo Doc Porter


Meg: ¿Doc? ¿qué está haciendo Doc aquí?


Lenny: Bueno... su padre murió hace dos meses y el regresó para cuidar su propiedad.


Meg: La última vez que oí de Doc estaba en el Este pintando paredes para vivir. (DIVERTIDA) También oí que estaba viviendo con una yanqui que hacía vasijas de cerámica.


Lenny: Joan


Meg: ¿Qué?


Lenny: Se llama Joan. Vino aquí con él. Esta es una de sus vasijas. Doc se casó con ella.


Meg: Casado...


Lenny: Exacto. Y tiene dos chicos.


Meg: Chicos...


Lenny: Un chico y una chica.

Meg: Dios mío. Entonces sus hijos deben ser medio yanquis.

Lenny: Supongo que sí.


Meg: Eso me pone mal. No sé por qué pero me pone mal.


Lenny: No veo por qué tiene que ponerte mal.


Meg: ¡Qué vasija más estúpida! No sé quien podría comprar una cosa como esta.


Lenny: Espera... me parece que son ellos. ¡Sí, es el coche de Chick! ¡Y ahí está Babe! ¡Babe, Babe! ¡Están de regreso, Meg! ¡Han vuelto a casa! (MEG SE ESCONDE).


VOZ DE BABE: ¡Lenny! ¡He vuelto! ¡Estoy libre!


ENTRA BABE APARATOSAMENTE, TIENE UN ROSTRO ANGELICAL Y OJOS VOLATILES Y FIEROS. LLEVA UN LIBRO DE BOLSILLO ROSADO


Babe: ¡De vuelta en casa! (MEG SALTA DE SU ESCONDITE) Oh, Meg... ¡Es Meg! (CORRE A ABRAZARLA) ¡Meg! ¿Cuándo volviste?


Meg: ¡Recién!


Babe: ¡Qué bueno verte! ¡Me alegra tanto que estés en casa! Me siento aliviada. (ENTRA CHICK)


Meg: Hola, Chick.


Chick: Hola, Margaret. ¿Qué te trae por aquí?


Meg: Vine... (VOLVIÉNDOSE HACIA BABE) Vine para ver que pasaba con Babe.


Babe: (CORRIENDO A ABRAZARLA) Oh, Meg...


Meg: ¿Cómo van tus cosas, Babe?


Chick: Si queres mi opinión, funestamente. Ella rehúsa cooperar con su abogado, ese muchacho tan buen mozo. No quiere decirnos por qué cometió ese crimen atroz. Lo único que dice es que no le gustaba como miraba Zackery.

Babe: ¡Lenny! Trajiste mi valija y mi saxofón de casa... Gracias. (BABE CORRE AL CATRE Y SACA SU SAXOFÓN)
Chick: Ese abogadito va a venir esta tarde... y cuando venga va a querer una respuesta concreta. ¡Eso es lo que espera! Y no tus respuestas absurdas y tercas, Rebeca. De lo contrario te meterán en una celda y tirarán la llave.
Babe: Meg, vení a ver mi nuevo saxofón. Lo compré usado en Jackson.
Sentí como pesa.
Meg: Es hermoso.
EL LUGAR QUEDA EN SILENCIO

Chick: ¿No querés creer que van a tirar la llave?


Lenny: Honestamente... yo no sé qué...


Chick: ¡Lo harán! ¡Y dejarán que te pudras! Así, Rebeca... ¿Qué es lo que le vas a decir al joven Lloyd cuando venga? ¿Qué razones tuviste para disparar contra Zackery?


Bebe: (CON MIRADA PENETRANTE) ¡Que no me gustaba como miraba! ¡Que no me gustan sus asquerosas miradas! ¡Y tampoco me gustan las tuyas, pegajosa ¡Así qué ándate y déjame sola! ¡¡Sola!! ¿Entendiste? Ooooh... (BABE SALE CORRIENDO ESCALERAS ARRIBA. HAY UN LARGO SILENCIO)


Chick: Bueno... yo estaba tratando de prevenirla para que se ayude a sí misma. Parece que no comprende lo seria que es su situación. No tiene ni la más vaga idea.


Lenny: Es verdad. Parece un poco confundida.


Chick: Querida Lenny, eso es muy benevolente. Muy benevolente. ¿Cómo anda tu carrera, Margaret? Siempre esperamos ver tu foto en los diarios. (MEG VA A ENCENDER UN CIGARRILLO) No deberías fumar. Produce cáncer. Una pequeña dosis de muerte.


Meg: Eso es lo que me gusta, Chick... Aspirar una pitada de muerte. (MEG DA UNA LARGA PITADA) Mmm... Me da la sensación de controlar mi propio destino. ¡Qué poder! ¡Qué bien me hace sentir! ¿Querés una pitada?


Lenny: (TRATANDO DE ROMPER LA TENSION) ¡Ah...! El hígado de Zackery se salvó. Me llamó su hermana y me dijo que su hígado se había salvado. ¿No es una buena noticia?


Meg: Pero, claro... es una noticia hermosa. Maravillosa. Porque dicen que el hígado es un órgano importantísimo para el cuerpo humano. Yo creo que es por esa costumbre que tiene de absorber nuestro exceso de bilis.


Lenny: Sí... Bueno, se salvó. (SUENA EL TELEFONO. LENNY ATIENDE).

Meg: ¿Oíste esa buena noticia sobre el hígado, pollita?

Chick: La oí... Y no me llames Pollita. (MEG CLOQUEA COMO UNA GALLINA) te he dicho cientos de veces que no me llames Pollita.


Lenny: Oh, no...! ¡Claro! ¡Iremos enseguida! Chau. (CUELGA EL TELÉFONO) Era Annie May. Dice que tus hijos comieron pintura.


Chick: ¡Oh no! ¿Están bien? No se han enfermado….?¿Verdad?


Lenny: No sé... no sé… Vamos, corramos...

Chick: (MONTANDO) ¡Dios mío! ¡Qué estén bien! ¡Por favor no los dejes morir! ¡No los dejes morir! (CHICK SALE CORRIENDO Y GRITANDO. LENNY LA SIGUE. MEG SE SIENTA A TERMINAR SU CIGARRILLO. DESPUÉS DE UN MOMENTO SE OYE LA VOZ DE BABE)

VOZ DE BABE: Chst... chst... (MEG MIRA ALREDEDOR. BABE BAJA EN PUNTAS DE PIES LAS ESCALERAS)


Babe: ¿Se fue?


Meg: Sí. Sus nenes comieron pintura.


Babe: Que idiotas.


Meg: Sí


Babe: Chick nos odia desde que nos mudamos aquí para vivir con abuelita y abuelito.


Meg: Es una idiota.


Babe: ¿Sabes que me dijo esta mañana mientras estaba tras las rejas?


Meg: ¿Qué?


Babe: Me comentó lo molestos que habían sido para ella todos esos años cuando mamá...


Meg: Sí. Lo del sótano.


Babe: Me dijo que mamá había avergonzado a toda la familia y que nosotras estábamos en boca de todo el pueblo. (A PUNTO DE LLORAR) Y entonces me reprocho porque ahora todos iban a volver a hablar y a humillarla a ella y a su familia otra vez.


Meg: Olvídate de eso, Babe. Olvídate.


Babe: Yo le dije: “Lo de mamá se publicitó en todo el país” “Y si Zackary no fuera senador de Condado lo que hice yo ni siquiera lo comentarían en el estado.”


Meg: Claro que no.


Babe: (DESPUÉS DE UNA PAUSA) A veces me pregunto...


Meg: ¿Qué?


Babe: ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué se ahorcó mamá?


Meg: No sé. Tuvo un mal día. Sabes bien como se siente una cuando tiene un mal día.


Babe: Y aquel viejo gato amarillo. Fue algo muy triste.

Meg: Sí...

Babe: Apuesto que si papi no nos hubiera dejado, tanto mamá como el gato estarían vivos.


Meg: OH... no sé…


Babe: Porque fue después que papá nos dejo que ella comenzó a pasarse los días sentada fumando en los escalones del porche de atrás. Dejaba que las cenizas cayeran sobre los insectos y hormigas que pasaban.


Meg: Bueno... a mí me alegro que papá s hubiera ido.


Babe: El viejo gato amarillo estaba todo el tiempo con ella.


Meg: Era un hijo de puta.


Babe: Yo creía que si ella sentía algo por alguien era por ese gato. Supongo que me equivoque...


Meg: Realmente... papá, con sus blancos dientes, era un hijo de puta.


Babe ¿Sí? Yo no me acuerdo. (MEG ARROJA UNA BOCANADA DE HUMO. BABE HABLA DESPUÉS DE un momento inquieta) creo que voy a hacer un poco de linomada... ¿Queres?


Meg: Claro. ( BABE CORTA LIMONES, VIERTE AZÚCAR, MEZCLA CUBITOS DE HIELO, ETC. A TRAVÉS DE TODA LA ESCENA) Babe... ¿Por qué no queres hablar? ¿Por qué no queres decirle a nadie porque le disparaste a Zackary?


Babe: OH...


Meg: Tendrás una buena razón... ¿no?


Babe: Creo que sí


Meg: Bien... ¿qué pasó?


Babe: Yo... no puedo decirlo...


Meg: ¿Por qué no? (PAUSA) Babe... ¿Por qué no? A mí me lo podes decir.


Babe: Es que... estoy... protegiendo a alguien...


Meg: ¿Protegiendo a alguien? ¿Entonces no le disparaste? ¡Yo sabia que no lo habías hecho! ¡Lo sabia!


Babe: No. Si que le disparé. Quería matarlo. Le apunte al corazón, pero supongo que las manos me temblaron y solo le pegue en el estomago.

Meg: (DESPLOMÁNDOSE) Ya veo.

Babe: Así que soy culpable. Y voy a recibir mi castigo y voy a ir a la cárcel.


Meg: Pero, Babe...


Babe: No te preocupes, Meg. La cárcel va a ser un alivio para mí. Puedo aprender a tocar mi nuevo saxofón. Y no tendré que vivir más con Zackary, ni aguantar a su entrometida hermana molestándome. La cárcel será un alivio. Aquí está tu limonada.


Meg: Gracias.


Babe ¿Te gusto?


Meg: Mucho


Babe: A mí me gusta con mucha azúcar. Le voy a poner más.


Babe le hecha mas azúcar a su limonada, mientras Lenny irrumpe por la puerta trasera en un estado de excitación y confusión.


Lenny: Bueno... parece que la pintura esta más que nada en sus caras y brazos; Pero Chick quiere que los llevemos al médico para estar segura. (LENNY TOMA LAS LLAVES DE SU AUTO DEL COUNTER Y CUANDO LO HACE NOTA EL REVOLTIJO DE LIMONES Y AZÚCAR) OH, Babe...;Mira el revoltijo que hiciste. Tanta azúcar te va a enfermar. Y tené cuidado con este cuchillo que es muy filoso. Bueno, hasta luego. Volveré en cuanto pueda.


Meg: Chau, Lenny.


Babe: Chau. (LENNY SALE) No sé que le pasa a Lenny.


Meg: ¿Qué queres decir?


Babe: “No hagas un revoltijo. El azúcar te va a enfermar. No te cortes con el cuchillo filoso” Se está pareciendo a la abuela.


Meg: ¿Te parece?


Babe: Cada día más y más. ¿Sabias que usa el viejo sombrero para el sol de la abuela y sus guantes vedes para hacer jardinería?


Meg: ¿Aquellos verde limón?


Babe: Sí. Trabaja en el jardín usando los guantes verde limón de una muerta. ¿Te imaginas tus manos metidas en esos guantes?


Meg: Pobre Lenny: Necesita amor. Todo lo que hace es trabajar en la quinta y cuidar al abuelito.


Babe: Sí. Pero es tan vergonzosa con los hombres.


Meg: (MORDIENDO UNA MANZANA) Probablemente es por ese ovario caído que tiene.


Babe: (SACANDO CUBITOS) Sí. El ovario deformado...


Meg: Fue abuelito quien le hizo tomar conciencia de eso. El viejo tonto.


Babe: Es tan triste.


Meg: ¿Sabes qué?


Babe: ¿Qué?


Meg: Apuesto a que Lenny jamás se acostó con u hombre. ¿Te imaginas? Con la edad que tiene y nunca...


Babe: (ASTUTAMENTE) No sé... creo que una vez...


Meg: ¿Lo hizo?


Babe: Creo que sí.


Meg: ¿Cuándo? ¿Cuándo?


Babe: Bueno... quizás no debería decirlo...


Meg: ¡Babe!


Babe: (CONTANDO RÁPIDAMENTE LA HISTORIA) Está bien. Fue después que abuelito volvió al hospital. Lenny estaba muy deprimida. Entonces un día me llama y me pide que le traiga mi cámara polaroid. Cuando llegue, me estaba esperando afuera con su vestido azul de los domingos puesto y usando esa vieja peluca rizada. Me confió que iba a mandar su foto a un de esos clubes que conciertan citas entre personas solitarias.


Meg: Mi Dios.


Babe: Corazones Solitarios del Sur. Había visto el aviso en una revista.


Meg: Por favor...


Babe: De cualquier forma le tome unas fotos y las envió al club. Dos semanas más tarde recibe un montón de fotos de hombres dispuestos, la mayoría de ellos con un aspecto bastante raro. Claro, no llamó a ninguno porque es muy tímida. Pero uno, un tal Charlie Hill de Memphis, Tennessee, la llamó a ella.


Meg: ¿Ah, sí?


Babe: Sí. Pasa el tiempo y ella me dice que él es muy simpático hablando por teléfono. Así que decidieron encontrare.


Meg: ¡¿Sí?!


Babe: Vino aquí tres o cuatro veces en su auto y cenaron juntos. Un fin de semana ella se fue a visitarlo a Memphis. Y yo creo que allí fue que ocurrió.


Meg: ¿Por qué decís eso?


Babe: Cuando fui a buscarla a la parada del ómnibus, ella salto del ómnibus, se arrojo en mis brazos y comenzó a llorar como si no fuera a parar nunca. Yo le pregunté: “Lenny... ¿Qué pasa?” Y ella contesto. “¡Lo hice, Babe querida, lo hice!”


Meg: (SUSURRANDO)¿Y vos pensas que ella quería decir que realmente lo había hecho?


Babe: (SUSURRANDO TAMBIÉN. ASTUTAMENTE) Creo que sí.


Meg: ¡Bien, carajo! (RÍE CON ALEGRÍA)


Babe: Pero no dijo más nada de eso. Me empezó a contar sobre la fabrica de zapatos donde trabajaba Charlie y sobre lo lindo que era Memphis.


Meg: ¿Y que paso con este Charlie?


Babe: Vino al pueblo una vez más. Lenny lo llevo a ver a abuelito en el hospital y después de eso rompieron.


Meg: ¿Por culpa de abuelito?


Babe: Ella dijo que fue por el ovario que le falta. Que Charlie no quiso casarse con ella por eso.


Meg: ¡Que despreciable!


Babe: Sí Parecía tan buen hombre... regordete, pelirrojo, pecoso y siempre contando chistes graciosos.


Meg: Hmmm... no me parece bien. Hay algo en esto que no me cae bien. (MEG CAMINA POR LA COCINA Y SE ENCUENTRA CON LA CAJA DE BOMBONES DE LENNY) ¡Mira! “Feliz cumpleaños a Lenny, de la familia Boyles”


Babe: ¡OH, no! ¡Hoy es el cumpleaños de Lenny!


Meg: Correcto.


Babe: ¡Me olvide completamente!


Meg: Ya sé. Yo también.


Babe: Tenemos que ordenar una gran torta para ella. Le encanta pedirle cosas a su torta de cumpleaños.


Meg: ¡Si! ¡Pidamos una gran torta! ¡Una torta enorme (NOTANDO SÚBITAMENTE LA ENVOLTURA DE LA CAJA DE BOMBONES) ¡Por Dios, que barata es esta Chick


Babe: ¿Por qué decís eso?


Meg: ¡Envolvió el regalo en papel madera!


Babe: (CORRIENDO A VER) A ver... (MIRA EL PAPEL CON DISGUSTO) ¡Muchacha! ¡Ya estoy llamando a la confitería para encargarles la torta más grande que tengan.


Meg: ¡Bien!


Babe: Me imagino que debe ser así de grande (DEMUESTRA LA MEDIDA)


Meg: Por lo menos. A lo mejor es así de grande (DEMUESTRA LA MEDIDA DE UNA TORTA MUY, MUY GRANDE)


Babe: ¿Vos crees que será tan grande?


Meg: ¡Seguro!


Babe: (DESPUÉS DE UN INSTANTE. AGARRANDO LA IDEA). ¿Y qué pasaría si fuera así de grande? (DESCRIBE UNA TORTA QUE OCUPA TODA LA COCINA) ¿Qué pasaría si consiguiéramos una así de grande? (HACE COMO QUE COME UN PUÑADO DE TORTA) Hmmm... ¡Qué rica!


Meg: Hmmm... ¡Voy a comer más! ¡Quiero más torta de cumpleaños! (SÚBITAMENTE GOLPEAN A LA PUERTA)


Voz de Barnette: ¡Hola! ¿Puedo entrar?


Babe: (A MEG EN UN SUSURRO, MIENTRAS SE OCULTA) ¿Quién es?


Voz de Barnette: (SIEMPRE GOLPEANDO) ¡Hola, señorita Botrelle!


Babe: ¡Mier...coles! Es el abogadito. No quiero verlo.


Meg: Vamos, Babe. Tendrás que verlo alguna vez.


Babe: ¡No, no quiero! (COMIENZA A SUBIR LAS ESCALERAS) Decile que estoy muerta... Me voy arriba.


Meg: ¡Babe! ¡Volvé aquí inmediatamente!


Babe: (MIENTRAS SALE) Habla con él, Meg. ¡Por favor! No quiero verlo...


Meg: Babe... Babe... ¡Mierda! ….Ah…¡Entre! ¡La puerta está abierta!


ENTRA BARNETTE LLOYD, LLEVANDO UN PORTAFOLIO. ES UN JOVEN DELGADO E INTELIGENTE CON UNA INTENSIDAD CASI FANÁTICA QUE DOMINA POR PURA VOLUNTAD.


Barnette: ¿Cómo esta usted? Soy Barnette Lloyd.


Meg: Encantada. Yo soy Meg Magrath, la hermana de Babe.


Barnette Ya sé. Usted es la cantante.


Meg: Bueno... sí..


Barnette: Fui a escucharla cinco veces cuando cantaba en ese club... Greeny’s creo que se llamaba...


Meg: Sí, Greeny’s.


Barnette: Es muy buena. Había algo triste y emotivo en la forma como cantaba esa canciones. Era como si tuviera una visión especial.


Meg: Bueno... gracias... es muy amable. Sobre el caso de Babe...


Barnette: ¿Sí?


Meg: Queremos ganarlo.


Barnette: Yo también


Meg: Claro. pero... (Mirándolo) Usted es muy joven...


Barnette: Lo soy


Meg: Y yo estoy preocupada, señor Lloyd.


Barnette: Llámeme Barnette, por favor....


Meg: Bien, Barnette…Quizás nosotras necesitemos alguien con más experiencia. Alguien que este familiarizado con los tejes y manejes de los asuntos legales y todo eso...


Barnette: Ah. Usted tiene reservas...


Meg: (ALIVIADA) Reservas. Si, tengo reservas.


Barnette: Bueno, posiblemente ayude que usted sepa que me gradué con las más altas notas en la escuela de leyes. Y que me pase tres veranos tomando cursos avanzados en derecho criminal en Harvard. Tuve la mejor nota en todos los cursos. ¡Fue fascinante!


Meg: Me imagino.


Barnette: Y trabaje un año con Manchester y Wayne. Los abogados criminalistas más importantes de Jackson. Era imprescindible para ellos. Indispensable. Me ofrecieron doblar mi porcentaje si me quedaba, pero rehusé, quería volver a mi pueblo y abrir mi propio estudio. La razón es, y este es el punto clave, que quiero tomarme una venganza personal con un tal Zackery Botrelle.


Meg: ¿Una venganza personal?


Barnette: Sí, señora. Correcto.


Meg: Hmmm... una venganza personal. Creo que me gusta.

¿Así que se quiere tomar una venganza personal con Zackery??

Barnette: Precisamente. Entre nosotros, no solo quiero que este reverendo H. De P. no vuelva a ser elegido como senador, revelando sus acuerdos sobrios y criminales, sino que además quiero arruinar su reputación mostrándolo como un matón, un bruto y un asesino sin entrañas.


Meg: Veo que es un poco... fanático en este asunto.


Barnette: Si, lo soy. Lamento haberme ido un poco de boca, pero, por alguna razón, siento que puedo hablar con usted... Será por aquellas canciones que usted cantaba. Perdóneme, me siento como un burro.


Meg: Esta bien, Barnette, cálmese. Déjeme pensar un minuto. (ELLA TOMA UN CIGARRILLO. EL SE LO ENCIENDE) Ahora cuénteme con detalles como piensa hacer para que Babe no termine en prisión.


Barnette: Me parece que podemos salvarla con un alegato de defensa propia, o posiblemente podríamos alegar inocencia en razón de insanía temporaria. Pero básicamente yo pienso probar que Zackery Botrelle atormentó y brutalizó de tal forma a esa pobre mujer que ella no tuvo otro recurso que defenderse en la única forma que sabía.


Meg:¡Me gusta!


Barnette: Espero que esto rompa el hielo y podamos demostrar que el hombre es un completo criminal, un matón abusivo y un imbécil.


Meg: ¡Suena bien!¡De veras que suena bien!


Barnette: Este es nuestro plan básico.


Meg: Pero... ¿Cómo va a probar todo este asunto de los tormentos y las brutalidades con Babe? No quiero que nadie cometa perjurio.


Barnette: ¿Perjurio? De acuerdo con mis fuentes ella no necesita cometer perjurio.


Meg: ¿Quiere decir que todo eso es verdad?


Barnette: Este es un pueblo chico, señorita Magrath, las cosas se saben.


Meg: ¿Realmente es verdad?


Barnette: (ABRIENDO SU MALETÍN) Mire esto. Es una fotocopia de la historia clínica de la señorita Botrelle durante los últimos cuatro años. ¡Mírela bien si quiere que su sangre arda!


Meg: (LEYENDO) ¿Qué? ¡ Es una locura! ¿ Él le hizo esto? ¡Lo mataré! ¡Lo voy a reventar!¿Él hizo esto?


Barnette: (ALARMADO) Para decirle la verdad yo no puedo saber que fue accidental y que no. Por eso necesito hablar con la señorita Botrelle. ¡Es muy importante que la vea!


Meg: (CON UNA MIRADA SALVAJE MIENTRAS LO EMPUJA HACIA LA PUERTA) Mire... quiero hablar con ella primero. Luego lo llamaré. Quizás usted pueda venir mas tarde...


Barnette: Aquí está mi tarjeta...


Meg: Bien, adiós.


Barnette: Adiós


Meg: OH, espere, espere! Hay un problema con usted.


Barnette: ¿Cuál?


Meg: ¿Qué pasa si se obsesiona tan fanáticamente con su venganza personal que se olvida de Babe? ¿Si la vende para atrapar a Zackery?¿Eh? ¿Qué pasa?

Barnette: Yo no haría eso.

Meg: ¿No?


Barnette: No


Meg: ¿Por qué no?


Barnette: Porque yo... la aprecio mucho...


Meg: ¿Qué quiere decir con eso?


Barnette: Bueno... ella me vendió un pastelito en una kermés una vez... Y yo la aprecio mucho.


Meg: Está bien. Le creo. Adiós.


Barnette: Adios. (SALE BARNETTE)


Meg: ¡Babe! ¡Babe! ¡Bajá... ! ¿Querés? ¡Babe! (BABE CORRIENDO LAS ESCALERAS)


Babe: ¿Qué pasa? Ya llamé por la torta...


Meg: ¿Qué te hizo Zackery?


Babe: No la pueden tener para hoy.


Meg: ¿Te lastimó? ¿Qué te hizo? ¿Eh?


Babe: Meg... por favor...


Meg: ¿Te lastimó? ¡Carajo, Babe!


Babe: Bueno... sí.


Meg: ¿Por qué? ¿Por qué?


Babe: ¡Yo que sé! Empezó a odiarme porque yo no podía reírme de sus chistes. Y yo empecé a darme cuenta que me resultaba imposible reírme de ellos como lo hacía antes. Y hasta me ponía mal oír el sonido de su voz. Me dormía oyéndolo hablar en la mesa. Él decía: “Pásame la salsa” o... “Este bife esta crudo”... y de repente yo estaba en otra parte.


Meg: Babe... Babe... esto es muy importante. Quiero que te sientes ahí y me digas que ocurrió antes de que dispararas contra Zackery. Sentate y hablá.

Babe: (DESPUES DE UNA PAUSA) Ya te dije que no puedo porque estoy protegiendo a alguien.

Meg: Pero tenes que hablar con alguien de esto. Tenés que hacerlo.


Babe: ¿Por qué?


Meg: Porque es humano. Hablar sobre nuestras vidas es una necesidad humana


Babe: Sí. Yo me siento como si quisiera hablar con alguien.


Meg: Entonces habla conmigo, por favor.


Babe: (DECIDIENDOSE) Está bien. (DESPUES DE PENSAR UN MOMENTO) No se por donde empezar...


Meg: Empezá por el principio.


Babe: (DESPUES DE UN MOMENTO) ¿ Té acordás de Willie Jay? (MEG NIEGA CON LA CABEZA) El hijo más joven de Cora.


Meg: Ah... sí. Aquel chico al que le dábamos monedas para que nos fuera a comprar Coca Cola.


Babe: Ése. Bueno... Cora viene a planchar los miércoles a casa y me menciono que Willie Jay había recogido un viejo perro extraviado y que le había tomado mucho afecto. Pero que ellos no podían continuar alimentándolo, así que le iba a decir a Willie Jay que lo abandonara en el bosque.


Meg: (TRATANDO DE SER PACIENTE) Mjú...


Babe: Yo le dije que me gustaban los perros y que si quería traerlo a casa yo lo cuidaría. Yo estaba sola la mayor parte del tiempo porque Zackery estaba en las sesiones del senado, en Jackson.


Meg: Mjú...(MEG TOMA LA CAJA DE BOMBONES DE LENNY. COME PEDACITOS DE CADA BOMBON DURANTE EL RESTO DE LA ESCENA)

Babe: Al día siguiente, Willie Jay trajo aquel perro flaco y bizco. Le pregunté cómo se llamaba y él me contestó que se llamaba Perro. Me gustó el nombre así que no se lo cambié.

Meg: (LEVANTANDOSE) Mjú... estoy escuchando. Voy a tomar agua. ¿Queres?


Babe: Bueno.


Meg: Así que le dejaste el mismo nombre: Perro.

Babe: Sí. Cuando Willie Jay se estaba yendo le hizo a Perro una caricia y le dijo: “Chau, Perro. Sos un lindo perro viejo”. Y yo sentí no sé qué... así que le dije a Willie Jay que podía venir a ver a Perro todas las veces que quisiera. Su cara pareció iluminarse.

Meg: (OFRECIENDO) ¿Un bombón?


Babe: No, gracias. En fin, paso el tiempo y Willie Jay siguió viniendo a casa. Y hablábamos sobre Perro... y lo gordo que se estaba poniendo... y bueno... así empezó la cosa... vos sabés.


Meg: No, no sé... ¿Qué cosa?


Babe: La cosa. Sexo. Eso.


Meg: Pero Babe... Willie Jay es un chico. ¡Un chico así de alto!


Babe: OH, no... ahora está mas alto. Tiene quince años. Vos te acordás te cuando tenia seis o siete.


Meg: Pero aún así. ¡Quince años! Y además es un muchacho de color. Un negro.


Babe: (AGITADA) Me doy cuenta, Meg. ¿Por qué te crees que estoy tan preocupada porque no se sepa? No quiero arruinar su reputación.


Meg: Estoy asombrada Babe. Realmente asombrada. No tenía la más mínima idea de que fueras una liberal.


Babe: ¡No soy liberal! ¡Soy demócrata! Pero estaba tan sola, tan sola. Y él era tan bueno, tan bueno. Nunca conocí a nadie tan bueno. Siempre íbamos al garaje y...


Meg: ¡Sí! ¡Sí!


Babe: Estábamos sentados en el porche trasero jugando con Perro. De pronto aparece Zackery. Me asustó porque se suponía que decía estar en la oficina y se me aparece allí. “¡Eh, muchacho! ¿Qué estás haciendo aquí?”, Le preguntó a Willie Jay. Y yo le dije: “No está haciendo nada. ¡Andate Willie Jay! ¡ Corré a tu casa!” Antes de que pudiera moverse, Zackery le encajó una trompada que lo arrojó escaleras abajo, lastimándolo feo en el hombro cuando se golpeó contra el cemento. “Si te vuelvo a ver por aquí té corto las bolas”, le dijo. Willie Jay comenzó a llorar. Las lágrimas le bañaban la cara. Se levantó de un salto y huyó seguido por Perro. Después de esto no recuerdo muy bien... A ver... entré en el living, fui hasta el escritorio, abrí el cajón y saqué el revólver que tenemos para defendernos de los ladrones. Entonces... lo puse en mi oreja. Sí... lo puse en mi oreja. ¡Me quería volar la cabeza! ¡Eso es lo que quería! Entonces oí golpear la puerta trasera... y de pronto, no sé por qué, pensé en mamá. En cómo ella se había colgado. Y en como estaba yo allí dispuesta a volarme la cabeza. Y ahí me di cuenta de que no quería suicidarme. Y que mamá tampoco quería suicidarse. Lo que ella quería era matar a papá. Y lo que yo quería era matar a Zackery, no matarme yo. ¡Yo quería vivir! Así que esperé que entrara en el living, levante el revólver y apreté el gatillo apuntando a su corazón. Pero le di en el estómago. (DESPUES DE UNA PAUSA) Es gracioso que haya podido hacer esto.


Meg: Es muy bueno lo que hiciste. Muy bueno.


Babe: Yo creo que sí


Meg: Por favor, Babe, hablá con Barnette Lloyd. Tal vez el te pueda ayudar.


Babe: Pero... ¿Qué pasará con Willie Jay?


Meg: (DIRIGIENDOSE AL TELEFONO) El va a estar bien. Vos hablá con el abogado como lo hiciste conmigo. (COMIENZA DISCAR MIRANDO EL NUMERO EN LA TARJETA). Él está de tu lado.


Babe: ¡No! ¡Esperá, Meg! ¡No lo llames! Por favor... ¡No lo llames! Es demasiado terrible. (CORRE Y LE SACA LA MITAD DE ABAJO DEL TELEFONO, ALEJANDOSE. MEG SE QUEDA PARADA CON EL RECEPTOR EN LA MANO)


Meg: ¡Babe! (BABE METE LA MITAD DEL TELEFONO EN EL REFRIGERADOR)


Babe: No puedo hablar con un extraño de mi vida personal. No puedo.


Meg: ¡Carajo, Babe!. ¡Dijiste que querías vivir!


Babe: Sí. Es cierto. ( SACA LA MITAD DEL TELEFONO DEL REFRIGERADOR)Aquí está la otra parte del teléfono. (VA A SENTARSE EN LA MESA, MEG VUELVE A LLEVAR EL TELEFONO AL COUNTER. BABE PESCA UN LIMON DE SU VASO Y COMINENZA A CHUPARLO) Meg.


Meg: ¿Qué?


Babe: Llamé a la confitería. Van a tener la torta de Lenny para mañana a la mañana. Antes no pueden.


Meg: Está bien.


Babe: Les dije que le pusieran: “Feliz cumpleaños, Lenny, un día más tarde”. ¿Te parece bien?


Meg: ( EN EL TELEFONO) Me suena lindísimo.


Babe: Les encargué la torta más grande que tengan. Y les pedí que el bizcocho fuera de chocolate y que tuviera crema chantilly y un ribete rojo. ¿Le gustará?.

Meg: (MARCANDO EL TELEFONO) Claro que si. Estoy segura que le gustará.

Babe: Así espero.




APAGON


FIN DEL ACTO PRIMERO




ACTO SEGUNDO




LAS LUCES SE ENCIENDEN EN LA COCINA. LA MISMA TARDE, UN RATO DESPUES. LA VALIJA DE MEG FUE LLEVADA ARRIBA. AL SAXOFON DE BABE LO HAN SACADO DEL ESTUCHE Y ESTA ARMADO. BABE Y BARNETTE ESTAN SENTADOS A LA MESA DE LA COCINA. BARNETTE ESCRIBE Y REVISA NOTAS CON UNA INTENSIDAD EXPLOSIVA. BABE QUE ESTA VESTIDA MAS INFORMALMENTE, COME CEREALES DE UN BOL.


Barnette: (PARA SÍ) Mmmm-Jú! Sí, ya veo, ya veo. ¡Con esto podemos trabajar! Y conjeturo que es difícil, pero no imposible de probar. ¡Ja!...Sí. Por cierto...


Babe: ¿Seguro que no quiere cereales?


Barnette: ¿Qué?...OH, no, gracias. ¿Dónde estábamos?


Babe: Cuando le disparé a Zackery.


Barnette: (MIRANDO SUS NOTAS) Correcto. Usted apretó el gatillo.


Babe: ¿De veras cree que puede dejar a Billie Jay fue de esto?


Barnette: Créame que es de nuestro interés tenerlo tan lejos como sea posible del asunto.


Babe: Bien.


Barnette: (DURANTE LO QUE SIGUE BARNETTE ESTARA PENDIENTE DE LAS PALABRAS DE BABE) Muy bien. Usted le disparó al tal Zackery Botrelle como consecuencia de su continuó abuso mental y físico. ¿Qué pasó después?


Babe: Después que le disparé, puse el revolver sobre la banqueta del piano y me fui a la cocina a prepararme una jarra de limonada.


Barnette: ¿Limonada?


Babe: Sí. Me moría de sed. Tenía la boca reseca.


Barnette: De modo que para saciar la terrible sed que la estaba quemando e imposibilitándola de proferir ni una sola frase, ni un sonido inteligible, fue a la cocina y se preparó una jarra de limonada.


Babe: Exactamente. Y la preparé de la forma que a mí me gusta: con mucha azúcar y cantidad de limones...como diez limones. Entonces le puse dos bandejas de cubitos de hielo y mezclé todo con una cuchara de madera.


Barnette: ¿Y qué más?


Babe: Me bebí tres vasos, uno después del otro. Eran vasos grandes, así de altos. Y de pronto, mi estómago se empezó a hinchar. Supongo que por la acidez de los limones.


Barnette: Podría ser.


Babe: Entonces... me limpié la boca con el dorso de mi mano. Así... (DEMUESTRA)


Barnette: Hmmmm...


Babe: Lo hice para limpiarme las gotas que habían quedado allí. Fue en ese momento que llamé a Zackery. Le dije: “Zackery, hice un poco de limonada... ¿Querés un vaso?”


Barnette: ¿Y el qué contestó?


Babe: Nada. Ni una palabra.


Barnette: ¿Y usted qué hizo?


Babe: Llené un vaso y se lo lleve de todas formas.


Barnette: ¿Al living?


Babe: Sí. Ahí estaba, tirado en la alfombra. Me miraba como tratando de decirme algo. Yo le dije: ¿Qué? ¿Limonada? ¿No querés? ¿Preferís una Coca? Entonces me dí cuenta, estaba tratando de decirme que llamara por teléfono a una ambulancia. Así que lo hice. Di mi nombre y mi dirección y les dije que mi marido estaba tirado en la alfombra con un tiro en el estómago y que había sangre por todas partes. (BABE HACE UNA PAUSA, MIENTRAS BARNETTE TRABAJA FRENETICAMENTE CON SUS NOTAS) Supongo que va a parecer mal.


Barnette: ¿Qué?


Babe: Que me haya preparado la limonada antes de llamar al hospital.


Barnette: No necesariamente.


Babe: Le digo que la razón por la que me hice la limonada...quiero decir...además del hecho de que tuviera la boca seca...era porque tenía miedo de llamar a las autoridades. Temía...realmente temía, que se dieran cuenta que había tratado de disparar contra Zackery. Bueno, bah, que le había disparado, y que me acusaran de intento de asesinato y me mandaran a la cárcel.


Barnette: Es comprensible


Babe: ¿No es cierto?. Bueno... esto es lo que ocurrió. Y lo que está ocurriendo. Porque estoy a punto de ir a parar a la cárcel. Sí, aquí estoy al borde del desastre total. Y me siento tan sola...


Barnette: Mire... No hay razón para que se inquiete y se preocupe. Por favor... no. (SE MIRAN EL UNO AL OTRO POR UN MOMENTO) Siga dándome tanta información como pueda sobre esos incidentes de los informes médicos. Eso es en lo único que debe pensar. No se preocupe señora Botrelle, vamos a tener una defensa sólida.


Babe: Por favor, no me llame señora Botrelle.


Barnette: Muy bien.


Babe: Mi nombre es Becky. Mi familia me llama Babe. Pero mi verdadero nombre es Becky.


Barnette: Muy bien, Becky (SE MIRAN EL UNO AL OTRO DURANTE UN LARGO INSTANTE)


Babe: ¿Está seguro de que no fue a la escuela normal?


Barnette: No. Estuve en un internado.


Babe: Su rostro me es tan familiar.


Barnette: Tal vez usted no lo recuerde...pero nos encontramos una vez.


Babe: ¿Dónde?


Barnette: En la kermés de Navidad. El ante año. Usted vendía tortas, galletitas y bombones.


Babe: ¡Pero sí! ¡Usted compró la torta de naranja!


Barnette: Correcto.


Babe: Pero claro... si hablamos por unos instantes. Sobre el árbol de navidad.


Barnette: Se acuerda...


Babe: Me acuerdo muy bien. Usted estaba más delgado.


Barnette: Estoy sorprendido. Sí... estoy sorprendido.

(SUENA EL TELEFONO)

Babe: (MIENTRAS VA A RESPONDER EL TELEFONO) ¡Qué coincidencia! ¿No cree? ¡Una verdadera casualidad! (ATIENDE EL TELEFONO)Hola... Ah, Lucile... ¿Está mejor?...Si él quiere...Lucille: ¿No volvió Perro a casa?...Ah, sí, entiendo... (DESPUES DE UNA BREVE PAUSA) Hola...¿Zackery? ¿Cómo estás? Hmjú... Hmjú... OH... Lo lamento. Por favor, no grites, Hmjú... Hmjú... No puedo ir ahora. Ni siquiera tengo el coche. Meg y Lenny fueron a ver a abuelito en el hospital... ¿Ah, sí? Bueno... te digo que estoy en este momento con mi abogado y él está preparando una defensa sólida. Un momento. Le preguntaré. (A BARNETTE) Quiere hablar con usted. Dice que tiene pruebas para sacarme convicta de intento de asesinato en primer grado.


Barnette: (DISGUSTADO) ¡Está blufeando! Deme el teléfono. (TOMA EL TELEFONO Y SUBITAMENTE SE VUELVE SUAVE Y FRIO) Hola. Soy Barnette Lloyd. El hijo de... El abogado de Becky. Muy bien, señor Botrelle... estaré muy agradecido de comprobar cualquier información que usted pueda tener. Estaré allí en un rato. Adiós. (CUELGA EL TELEFONO)


Babe: ¿Qué dijo?


Barnette: Quiere verme en el hospital esta tarde. Dice que tiene evidencias. Me resulta sospechoso.


Babe: ¿No le produce odio su voz? ¡Tiene la voz más espantosa! ¡La odio! ¡No puedo soportar oírlo!


Barnette: Aguarde un momento.


Babe: ¿Qué?


Barnette: Tengo la solución. De ahora en adelante yo manejaré todas las comunicaciones entre ustedes dos. Usted simplemente puede rehusarse a hablar con él.

Babe: Muy bien. Haré eso.

Barnette: (GUARDANDO SUS COSAS EN EL PORTAFOLIO) Mejor que vaya a verlo y me entere de que es lo que se trae bajo la manga.


Babe: Barnette.


Barnette: ¿Sí?


Babe: ¿Por qué esa venganza personal?. La que se quiere tomar con Zackery, digo...


Barnette: Es complicado. Un asunto muy complicado...


Babe: Entiendo.


Barnette: Lo peor que me hizo fue arruinar la vida de mi padre. Le hizo perder su trabajo, su hogar, su salud, su reputación... No quiero hablar de eso.


Babe: Perdón. Quisiera que ganara... quiero decir, que pueda realizar su venganza.

Barnette: Gracias

Babe: Creo que es una gran cosa que una persona pueda satisfacer sus deseos de venganza.


Barnette: Sí. Bueno... me tengo que ir.


Babe: Está bien. Hágame saber qué ocurre.


Barnette: Lo haré. Regresaré enseguida.


Babe: Gracias.


Barnette: Adios, Becky.


Babe: Adios Barnette.


BARNETTE SALE. BABE MIRA POR UN INSTANTE A SU ALREDEDOR. LUEGO SE DIRIJE HACIA LA VALIJA BLANCA Y LA ABRE. SACA SUS RULEROS ROSADOS Y UN CEPILLO PARA EL CABELLO. COMIENZA A CEPILLARSE EL PELO)

Adios, Becky. Adios, Barnette. Adios, Becky. Ohhh.

ENTRA LENNY. ESTA FURIOSA. BABE SE PONE LOS RULEROS DURANTE LA ESCENA

¡Hola, Lenny!

Lenny: Hola.


Babe: ¿Dónde está Meg?


Lenny: Tuvo que ir a la tienda a comprar no se que cosas.


Babe: ¿Cómo está abuelito?


Lenny: (TOMANDO EL BOL DE CEREALES DE BABE) Muy bien. Maravilloso. ¡Nunca estuvo mejor!


Babe: Lenny... ¿Qué es lo que anda mal? ¿Qué pasa?


Lenny: ¡Es Meg! ¡Quisiera estrangularla!


Babe: ¿Por qué? ¿Qué hizo?


Lenny: ¡Mintió! Se sentó frente a abuelito en el hospital y le mintió descaradamente. Se pasó todo el tiempo contándole mentiras y más mentiras.


Babe: Pero... ¿Qué? ¿Qué dijo?

Lenny: Primero, que iba a salir un disco de ella, con una foto suya en la carátula comiendo ananá bajo una palmera.

Babe: A lo mejor es verdad... ¿No te parece?


Lenny: ¡Babe! Esta tarde, allí sentada, me contó que se pasó todo el año trabajando como empleada de una compañía de alimento para perros.


Babe: OH... mier... coles. Estoy decepcionada.


Lenny: Y después dijo que va a aparecer en el show de Johny Carson dentro de dos semanas. ¡Dos semanas! Abuelito tiene un televisor. ¿Te das cuenta como se va a sentir?


Babe: ¡Me lo imagino!


Lenny: (GOLPEANDO LA TAPA DE LA CAFETERA) Y además le dijo que la razón por la que no usó el dinero que él le mandó para que viniera a casa en Navidad fue porque estaba haciendo una superproducción cinematográfica que costaba muchos millones de dólares y estaba muy presionada.


Babe: ¡Dios mío!


Lenny: La película se estrena esta primavera. Se llama “Cantando en una fábrica de zapatos”, pero ella tiene un papel pequeño, no un protagónico.


Babe: (RIENDO) ¡Qué locura!


Lenny: ¡Estoy que reviento! No puedo evitarlo. ¡Reviento!


Babe: A veces, Meg hace cosas extrañas


Lenny: (LENTAMENTE MIENTRAS TOMA LA CAJA ABIERTA DE BOMBONES) ¿Quién mordisqueó los bombones?


Babe: (VACILANTE) Meg.


Lenny: ¡Mi único regalo de cumpleaños y mira lo que hace! Le dio un mordiscón a cada bombón y los volvió a poner en la caja. ¡Solo ella pudo hace una cosa así!


Babe: Lenny, por favor...


Lenny: ¡No puedo soportarlo! ¡Me vuelve loca! ¡Siempre fue una salvaje!. Comenzó a fumar y beber a los catorce años. Era una mala alumna. ¡Nunca se hizo la cama! Y sin embargo, siempre consiguió lo que quiso. Fue la única que tomó lecciones de canto y de danza. Y que tuvo un vestido largo cuando se graduó. ¿Té acordás que Meg usaba doce cascabeles en su falda y a nosotras no nos permitían usa mas que tres? ¿Por qué? ¿Por qué abuelita le dejaba usar doce cascabeles y a nosotras tres?

Babe: (QUE YA ESCUCHO ESTO ANTES) ¡¡No sé!! ¡A lo mejor ella los hacía sonar menos que nosotras!

Lenny: ¡No la soporto! ¡Me enloquece! ¡La odio!


Babe: No debes odiarla. Las cosas han sido duras para ella. No te olvides que fue quien encontró a mamá.


Lenny: No me olvido. Ella encontró a mamá. Esa fue siempre su excusa.


Babe: Pero te digo, Lenny, que después que ocurrió eso, Meg comenzó a hacer cosas extrañas.


Lenny: ¿Qué cosas?


Babe: Cosas de las que nunca te hablé


Lenny: ¿Qué clase de cosas?


Babe: Por ejemplo, cuando íbamos a la biblioteca, Meg se pasaba todo el tiempo mirando un libro viejo y negro que se llamaba “Enfermedades de la piel”. Estaba lleno de las fotos más asquerosas que vi en mi vida. Cosas como narices podridas y ojos salidos y colgando en la cara de la gente y escamas y llagas y sitios carcomidos por todo el cuerpo de la gente.


Lenny: (TRATANDO DE TOMAR SU CAFÉ) ¡Babe! Por favor... ya está bien.


Babe: Se obligaba a sí misma a mirar horas y horas ese libro. De la misma forma que se obligaba a mirar el póster de los chicos discapacitados en la vidriera de la droguería. ¿Té acordás? Aquel que te pedía que dieras diez centavos. Meg se paraba allí y miraba sus ojos y sus piernas paralíticas... entonces a propósito iba y se gastaba los diez centavos en un helado. Me decía: “Yo puedo soportarlo. Fíjate como puedo soportarlo”.


Lenny: Es horrible.


Babe: Decía que temía ser una persona débil. Supongo que era por causa de que durante mucho tiempo lloró en la cama por las noches.


Lenny: ¡Bondadoso Dios! (TRAS PAUSA) Bueno, creo que se tiene que ser muy duro para hacer lo que ella le hizo a Doc.


Babe: Oh...mier...coles! ¡No fue culpa de Meg que el huracán arrasara con el pueblo! Nunca pude comprender por qué la gente le echó la culpa a Meg de que un techo se cayera y le rompiera la pierna a Doc.


Lenny: Meg no quiso evacuar el lugar. Varios amigos de Doc los incitaron para que lo hicieran, pero Meg se negó. Quería quedarse porque pensaba que un huracán sería algo...yo no sé...divertido. Todos dicen que presionó a Doc para que se quedara con ella. Le dijo que se casaría con él si se quedaba.


Babe: (DESCONCENTRADA POR ESTA NUEVA INFORMACION) Bueno... él podía pensar por sí mismo. Se pudo haber ido igual.


Lenny: Pero no lo hizo. Porque... porque... la amaba. Y después que el techo se cayó y se llevaron a Doc al hospital, Meg se fue. Lo dejó para irse a California. Por su carrera, dijo. Yo creo que fue vergonzoso. Le llevó un año curarse a Doc y después de eso abandonó la carrera de medicina. Dijo que estaba harto de hospitales. Todos pensaban que iba a ser médico. Por eso lo llamábamos Doc.


Babe: No sé. No puedo hablar porque no sé. (PAUSA) Parece que estuvieras cansada...


Lenny: Lo estoy.


Babe: Dicen que las mujeres necesitan mucho hierro para no sentirse cansadas


Lenny: ¿Qué alimento tiene hierro? ¿El hígado?


Babe: Sí, señor... el hígado. Y las píldoras con vitaminas.


DESPUES DE UN MOMENTO ENTRA MEG. LLEVA UNA BOTELLA DE WHISKY A LA QUE LE FANTAN UNOS TRAGOS Y UN PERIODICO. USA BOTAS NEGRAS, UN VESTIDO OSCURO Y UN SOMBRERO. HAY UN SILENCIO.


Meg: Hola.


Babe: ( JUGANDO CON SU PELO) Hola, Meg. (LENNY BEBE LENTAMENTE SU CAFÉ)


Meg: (DANDOLE EL DIARIO A BABE) Aquí está tu diario.


Babe: Gracias. (LO ABRE)¡Aquí está! Justo en la primera página. (MEG ENCIENDE UN CIGARRILLO) ¿Dónde está la tijera, Lenny?


Lenny: Fíjate en el cajonero.


Babe: Muy bien.


BABE SACA LA TIJERA Y LA GOMA DE PEGAR DEL CAJONERO Y COMIENZA A PEGAR LENTAMENTE EL ARTICULO DEL PERIODICO

Meg: (DESPUES DE UNOS INSTANTES DURANTE LOS CUALES SE OYE SOLO EL RUIDO DE LAS TIJERAS)
Meg: ¡Está bien! ¡Mentí! ¡Mentí! ¡No pude evitarlo! ¡Esos cuentos se me escaparon de la boca! ¡Cuándo vi lo cansado y enfermo que estaba el abuelo los empecé a inventar! Todo lo que quería era verlo feliz y sonriente. ¡No me iba a quedar ahí sentada viéndolo triste, enfermo y miserable! ¡No lo iba a hacer!

Babe: Meg...él está enfermo y...


Meg: ¡Está transparente! ¡Cómo si se estuviera evaporando!


Lenny: (JADEANDO Y VOLVIENDOSE HACIA MEG) ¡Aún así no debiste haberle mentido! ¡Me sentía muy mal oyéndote decir todas esas mentiras!


Meg: ¡Lo sé! ¿Te crees que no lo sé? Me odio a mi misma cuando le miento. Me siento tan poca cosa. ¡Pero tengo que hacer algo que yo sé que él despreciaría para ponerme a la par con ese viejo miserable y mandón!


Lenny: ¡No hables así de abuelito! Es muy ingrato de tu parte. El se preocupó por darnos un hogar. Por tratarnos como si fuéramos sus hijas. Quería lo mejor para nosotras. Eso es todo lo que quería.


Meg: Supongo que sí. Pero a veces me pregunto qué era lo que queríamos nosotras.


Babe: (LLEVANDO EL ARTICULO Y LA GOMA HASTA SU VALIJA) Algo que yo quise fue que el coche fúnebre de mamá tuviera caballos blancos. Eso me hubiera gustado. (LENNY Y MEG SE MIRAN) Lenny... ¿Me trajiste el álbum de fotos?


Lenny: Está en el fondo de la valija, bajo toda esa ropa de noche.


Babe: Ah, sí... ya lo encontré.


Lenny: Realmente Babe, no sé por qué tenés que pegar en ese álbum los artículos sobre cosas desgraciadas de tu vida. ¿Para qué querés recordarlas?


Babe: No sé. (PEGANDO EL ARTICULO) Supongo que para llevar un registro preciso. (COMIENZA A PASAR LAS HOJAS DEL ALBUM) Miren... aquí hay una foto de cuando me casé.


Meg: A ver... (BABE LLEVA EL ALBUM A LA MESA, TODAS LO MIRAN)


Lenny: Parece que tuvieras doce años, te lo juro


Meg: Te estás riendo, Babe. ¿Eras feliz entonces?


Babe: (RIENDO) Lo que recuerdo es que estaba media borracha de champagne. (PASAN LA PAGINA)


Lenny: ¡Aquí está Meg cantando en Greeny´s!


Babe: ¡Cómo me gustaría que aún siguieras cantando en Greeny´s!

Lenny: ¡Estás tan hermosa!

Babe: Es cierto. Estás hermosa


Meg: ¡No, basta! ¡No lo estoy!


Lenny: Mirá...está por llorar


Babe: Oh, Meg...


Meg: No estoy llorando nada...


Babe: Pasemos la página. No vamos a dejar que Meg llore. (PASA LA PAGINA)


Lenny: ¡Mirá! ¡Papá!


Meg: ¿Dónde conseguiste esta foto?. Creí que mamá las había quemado todas.


Babe: La encontré por allí


Lenny: ¿Qué dice la inscripción?


Babe: “Jimmy... payaseando en la playa”


Lenny: Mira esa sonrisa


Meg: Por Dios, esos dientes blancos... pasá la página, ¿querés? (PASAN LA PAGINA. HAY UN SILENCIO)


Babe: Mamá y el gato


Lenny: Pasá, pasá...


Babe: Aquel gato amarillo. ¿Saben? Creo que si no se hubiera colgado con el gato no hubiera tenido tanta publicidad.


Meg: (DESPUES DE UN INSTANTE, CON CIERTA DESESPERACION) ¿Por qué estamos hablando de esto?


Lenny: Tenés razón. Es tan triste. Terriblemente triste. Me acuerdo como nosotras tres nos sentamos en la cama el día del velatorio, vestidas de luto y llorando todo el tiempo.


Babe: Gastamos una caja entera de Kleenex.


Meg: Y después entro abuelito y nos dijo que nos iba a llevar a desayunar. Me acuerdo que nos dijo que no lloráramos mas porque íbamos a desayunar con banana split


Babe: ¡Es cierto! ¡Banana split de desayuno!


Meg: Él creía que eso nos haría bien...


Babe: ¡Me acuerdo que dijo que podíamos comer todo lo que quisiéramos! ¡Creo que me comí cinco! ¡Nos daba una tras otra!


Meg: Nos enfermamos


Lenny: ¡Es cierto!


Meg: (RIENDO) Lenny se pudo verde...


Lenny: ¡Estaba enferma como un perro!


Babe: ¡La abuela estaba furiosa!


Lenny: ¡De veras...!


Meg: El asunto es que abuelito quiso hacernos felices, y nosotras terminamos verdes, con dolor de estómago y vomitando sobre las coronas


Babe: ¡Esa fui yo! ¡Vomité sobre las flores! ¡Que vergüenza!


Lenny: (RIENDO) Babe, Babe...


Babe: (ABRAZANDO A SUS HERMANAS) Lenny, Meg...


Meg: Babe, Lenny... ¡Es tan bueno estar en casa!


Lenny: Tengo una idea...


Babe: ¿Cuál?


Lenny: ¡Juguemos a las cartas!


Babe: ¡Sí, vamos!


Meg: ¡De acuerdo!


Lenny: ¡Bien! Será como cuando nos pasábamos toda la noche jugando Corazones


Babe: ¡Ya sé! (LEVANTANDOSE) Prepararé chocolate y palomitas de maíz.


Lenny: (LEVANTANDOSE) ¡Sí, sí! A ver... yo tenia un mazo de cartas por aquí...


Babe: ¡Espero acordarme todas las reglas! ¿Los corazones eran buenos o malos?

Meg: Malos... ¿No, Lenny?

Lenny: Sí. Los corazones son malos, pero la peor de todas es la Hermana Negra


Meg: Ah, sí. Y la Hermana Negra es la Reina de Espadas


Babe: (TRATANDO DE ACORDARSE) ¿Y las espadas eran las cartas ne

s que no eran los pies del perrito?

Meg: (PENSANDO UN MOMENTO) Exacto. Y valen un montón de puntos


Babe: ¿Y los puntos son malos?


Meg: Sí. Buscaré un papel para llevar los tantos. (SUENA EL TELEFONO)


Lenny:¡Aquí están!


Meg: Atiendo yo...


Lenny: ¡Mirá estas cartas! ¡Son viejísimas!


Babe: A verlas?


Meg: Hola... No, soy Meg... Doc. ¿Cómo estás?...Bueno, bien... ¿Dónde estás?...Sí, claro. Vení. Seguro que sí. Sí, vení pronto. Muy bien, chau. (CUELGA) Era Doc Porter. Está cerca de aquí. Va a venir


Lenny: ¿Va a venir aquí?


Meg: Dijo que quería verme


Lenny: Oh (DESPUES DE UNA PAUSA) ¿Vas a jugar o no?


Meg: Creo que no


Lenny: Muy bien (COMIENZA A MEZCLAR LAS CARTAS MIENTRAS MEG CEPILLA SU CABELLO) Bueno...no es muy divertido jugar corazones de a dos.


Meg: Lo siento. Tal vez después que Doc se vaya me uniré con ustedes.


Lenny: Ya sé. A lo mejor Doc quiere jugar y entonces podemos hacer una partida de bridge.


Meg: No creo. A Doc nunca le gustó jugar a las cartas. Probablemente salgamos a dar una vuelta.


Lenny: (DEJANDO LAS CARTAS, LAS AGARRA BABE) Meg...

Meg: ¿Qué?

Lenny: Doc está casado


Meg: Ya sé. Ya me lo dijiste.


Lenny: Bueno... Lo sabes (PAUSA) Lo sabes...


Meg: (AUN AFECTADA) Sí lo sé. Con la que hizo la vasija


Babe: ¿Cuántas cartas hay que dar?


Lenny: (DEJANDO LA MESA) Perdón...


Babe: ¿Todo el mazo o qué?


Lenny: Ah, Meg. ¿Te puedo preguntar algo? (BABE COMIENZA A REPARTIR)


Meg: ¿Qué?


Lenny: Quería preguntarte...


Meg: ¿Qué?


NO ENCONTRANDO LA FORMA DE DECILE LO QUE QUIERE, LENNY CORRE A TOMAR LA CAJA DE BOMBONES.


Lenny: ¿Por qué le pegaste un mordiscón a cada uno de los bombones y después volviste a ponerlos en la caja?


Meg: Estaba buscando uno que tuviera almendras


Lenny: Almendras...


Meg: Sí


Lenny: Pero aquí no hay bombones de almendras. Es una caja de bombones de crema. Sólo de crema.


Meg: Ah...


Lenny: ¿No podrías haber leído la caja? ¡Dice bombones de crema! ¡No de almendras! ¡Además es un regalo de cumpleaños! ¡Mi único regalo de cumpleaños! ¡El único!


Meg: Lo lamento. Te compraré otra caja.


Lenny: ¡Esa no es la cosa! No quiero otra caja

Meg: ¿Y cuál es la cosa?

Lenny: No sé... es... es... que no tenés respeto por la propiedad de los demás!¡Agarras lo que se te ocurre! ¡Lo que se te ocurre! ¡Además tenías tiras y tiras de cascabeles cosidos en tu falda mientras nosotras sólo teníamos tres cascabeles!


Meg: ¡Dios mío! ¡Ya empezó con esos estúpidos cascabeles!


Lenny: ¡Es nada más que un ejemplo! ¡Un ejemplo perfecto de cómo siempre conseguiste lo que quisiste!


Meg: Vamos, Lenny... estás molesta porque llamó Doc.


Lenny: ¿Y yo qué dije sobre Doc? ¿Así que pensás que estoy molesta por Doc? Estás equivocada. Hace tiempo que deje de preocuparme por todos tus hombres.


Meg: (ENOJANDOSE) Ya sé que tuve muchos hombres. Demasiados, diría.

Pero no es mi culpa que vos no hayas tenido ninguno... o mejor dicho, que solo hayas tenido a ese tipo de Memphis

Lenny: (DEFENDIENDOSE) ¿Qué tipo de Memphis?


Meg: (LENTAMENTE) El que me contó Babe... ese del club.


Lenny: ¡¡Babe!!


Babe: ¡¡Meg!!


Lenny: ¿¿Cómo pudiste...? Te dije que no se lo dijeras a nadie. ¡Estoy tan avergonzada! ¿A quien más se lo dijiste? ¿Hablaste con alguien más de eso?


Babe: (MONTANDOSE A MEG) ¿Por qué tenías que abrir tu bocaza?


Meg: (MONTANDOSE TAMBIEN)¿Cómo iba a saber? No me dijiste que no lo comentara


Babe: ¿No podés usar tu cabeza por una vez? (A LENNY) No. Nunca se lo dije a nadie. Se me escapó con Meg.


Lenny: ¿Por qué tenés que ser tan lengua larga?


Babe: Lo siento, Lenny. Lo siento mucho


Lenny: Nunca, nunca, nunca volveré a confiar en vos


Meg: (SALIENDO FURIOSAMENTE EN DEFENSE DE BABE) Por todos los cielos. Lenny, estábamos preocupadas por vos. ¡Queríamos encontrar una forma para que fueras feliz!

Lenny: ¡Feliz! ¡Feliz! ¡Nunca seré feliz!

Meg: Claro que no... si seguís haciendo de enfermera de abuelito


Babe: ¡Cállate Meg!


Meg: ¡No quiero! Porque sé que si dejaste de ver a ese hombre de Memphis fue por culpa de abuelito


Lenny: ¿Qué? ¿Babe no te contó el resto de la historia?


Meg: Me dijo algo sobre tu ovario caído


Babe: ¡¡Meg!!


Lenny: ¡¡Babe!!


Babe: ¡Solo lo mencioné!


Meg: ¡Pero yo no creo una palabra de eso!


Lenny: ¡No me importa lo que creas!. Para vos es muy fácil. Siempre tenés hombres que se enamoran de vos. Pero yo tengo este ovario son desarrollar y no puedo tener chicos y el pelo se me queda en el peina... así que... ¿Qué hombre me va a querer?


Meg: ¡Un montón de hombres!


Babe: ¡Claro que sí! ¡Un montón!


Meg: El único que piensa lo contrario es abuelito


Lenny: Porque el no quiere que me hagan daño. No quiere verme rechazada y humillada


Meg: ¡Vamos, Lenny, no seas tan dramática! ¡Me da bronca cuando te ponés dramática! Decime... ¿Le hablaste al hombre de Memphis de eso? ¿Le dijiste algo?


Lenny: (DESPLOMANDOSE) ¡No, no lo hice! Porque yo no quería que él... no quería que yo...


Meg: Lenny...


Lenny: (FURIOSA) ¡No me hables más! Creo que voy a vomitar (SUBE LAS ESCALERAS LLORANDO)


Meg: ¿Ves? ¿Ves? No le dijo nada sobre su estúpido ovario. Rompió con el por causa de abuelito.¡Que estúpida!

Babe: ¿Té querés callar? ¿Por qué tenías que hacerla llorar? Te odio cuando la haces llorar. (BABE SUBE CORRIENDO LAS ESCALERAS) ¡Lenny! ¡Lenny! (MEG LANZA UN LARGO SUSPIRO Y VA A BUSCAR UN CIGARRILLO Y UN TRAGO)

Meg: Me siento como el culo


SE SIENTA DESESPERANZADA... TOMANDO WHISKY Y FUMANDO. HAY UN GOLPE EN LA PUERTA TRASERA. MEG SE SOBRESALTA. SE SACA EL PELO DE LA CARA Y VA A REPONDER EL LLAMADO. ES DOC


Doc: Hola, Meggy


Meg: Doc... eres tú


Doc: (TRAS UNA PAUSA) De vuelta en casa, Meggy...


Meg: Sí. Estoy de vuelta. Vine por lo de Babe.


Doc: ¿Cómo está Babe?


Meg: ¡Bárbaro! ¡Muy bien! ¡Está muy bien! (DOC ASIENTE) ¿Querés un trago?


Doc: ¿Qué es?


Meg: Whisky


Doc: No me digas que Lenny tiene whisky...


Meg: Lo compré yo. (MEG TRAE UN VASO Y SIRVE WHISKY PARA LOS DOS. CHOCAN LOS VASOS) ¿Cómo está tu esposa?


Doc: Muy bien


Meg: Oí que tienen dos chicos


Doc: Sí. Dos chicos


Meg: Un nene y una nena


Doc: Eso Meggy, un nenes y una nena


Meg: Es lo que siempre quisiste tener... ¿no? Un nene y una nena


Doc: ¿Yo dije eso?


Meg: No sé. Creo que sí. (TERMINAN SUS TRAGOS EN SILENCIO)


Doc: ¿Para quién es ese catre?


Meg: Para Lenny. Lo trajo para dormir en la cocina


Doc: Ah. ¿Dónde está?


Meg: Arriba. La hice llorar y Babe está tratando de consolarla


Doc: ¿Cómo que la hiciste llorar?


Meg: No sé. Le comí los bombones que le habían regalado por su cumpleaños. Hablé de su novio de Memphis. Qué sé yo. Estoy mal por eso. Le dije un montón de cosas. ¿Por qué no me callaré la boca?


Doc: No sé, Meggy. A lo mejor porque no querés hacerlo


Meg: A lo mejor. (SÉ SONRIEN. MEG SE SIRVE OTRO TRAGO)


Doc: Ha pasado mucho tiempo


Meg: Mucho


Doc: ¿Cuándo fue la última vez que nos vimos?


Meg: No me acuerdo bien


Doc: ¿No había un huracán?


Meg: ¿Un huracán?


Doc: Sí. Un huracán terrible. Creo que lo llamaron Camille. El huracán Camille.


Meg: Sí. Ahora me acuerdo. Fue un hermoso huracán


Doc: Lo pasamos muy bien ese día. Muy bien. Bebiendo vodka, comiendo ostras y bailando toda la noche. Y el viento soplaba.



Meg: ¡Y cómo soplaba!


Doc: ¡Caracho si soplaba!


Meg: Nunca había visto soplar tanto el viento.



Doc: ¿Por qué, Meggy, por qué?




Meg: Losé, Doc. No debí dejarte. Estaba loca. Sentía que me estaba ahogando. ¡Estaba ahogada!



Doc: Me sentí como un tonto.



Meg: No...




Doc: Siempre me pregunté por qué...




Meg: No sé, por qué... porque no quería preocuparme. No sé, porque igual me preocupé. De veras.



Doc: (DESPUÉS DE UNA PAUSA) Carajo... (SIRVE WHISKI EN LOS VASOS) ¿Siempre cantas aquellas canciones tristes?



Meg: No.


Doc: ¿Por qué?


Meg: No sé, Doc. Las cosas me han ido mal. Después de un tiempo no pude cantar más. Te digo que las pasé feas.


Doc: ¿Qué querés decir?


Meg: Me rayé. Me volví loca. Terminé en la guardia psiquiátrica de un hospital.


Doc: Pero, carajo, Meggy... ¿Qué pasó?


Meg: La verdad que no sé. No podía cantar, así que perdí mi trabajo. Y me dolían las muelas. Me dolían terriblemente las muelas pero no podía hacer nada. Durante días me quedé metida en mi departamento. Todo lo que podía hacer era quedarme sentada mordiéndome los dedos. Entonces, una tarde, salí corriendo y gritando de mi departamento con todas mis joyas y cosas de valor y traté de meterlas en una alcancía para los niños pobres. Fue cuando me atraparon. Una historia triste. Meg se volvió, loca. (DOC LA MIRA POR UN INSTANTE. LUEGO VUELVE A SERVIR WHISKI EN LOS VASOS).


Doc: Hay una hermosa luna afuera.


Meg: ¿Sí?


Doc: ¿Querés que vallamos a pasear en mi camioneta y de paso miramos la luna?


Meg: No sé, Doc. No quiero empezar otra vez. Va a ser duro si volvemos a empezar.


Doc: ¿Quién dijo que vamos a empezar nada? Sólo vamos a mirar la luna. Nada más que por una noche, vos y yo vamos a dar una vuelta por el campo y mirar la luna.


Meg: ¿Una noche?


Doc: Exacto.


Meg: ¿Y mirar la luna?


Doc: Vos lo has dicho


Meg: Está bien. (SE LEVANTA).


Doc: Mejor lleva tu abrigo. (LA AYUDA A PONÉRSELO).Y la botella... (TOMA LA BOTELLA. MEG TOMA LOS VASOS) Deja los vasos.


Meg: (RIENDO) Sí. Dejemos los piojosos vasos...



MEG APAGA LAS LUCES DE LA COCINA, DEJÁNDOLA ILUMINADA POR


UNA SOLA LUZ QUE ESTÁ SOBRE LA PILETA. SALEN. DESPÚES DE UN

MOMENTO BAJA BABE EN BOMBACHAS.

Babe: Meg... ¿Meg?



SE PARA A LA LUZ DE LA LINA. SOLO TIENE PUESTA LA BOMBACHA. VE EL


SAXOFÓN. VA Y LO TOMA. TOCA UNAS POCAS NOTAS CHILLONAS SE OYE UN FUERTE GOLPE EN LA PUERTA TRASERA


VOZ DE BARNETTE ¿!Becky!? ¡Becky! ¿Es usted? (BABE DEJA EL SAXOFÓN)


Babe: Un minuto. Enseguida abro.


SE PONE UN PILOTO SOBRE LA BOMBACHA Y VA A ABRIR LA PUERTA. ES

BARNETTE.

Hola, Barnette. Entre.


BARNETTE ENTRA ESTÁ PREOCUPADO PERO HACE UN GRAN ESFUERZO PARA OCULTARLO.


Barnette: Gracias


Babe: ¿Qué pasa?


Barnette: Vengo... este... vengo de ver a Zackery en el hospital.


Babe: ¿Y?


Barnette: Parece... bueno, parece que su hermana Lucille sospechaba...


Babe: ¿Sospechaba?


Barnette: De usted...


Babe: ¿De mí?


Barnette: Contrató a un detective privado que tomó éstas fotos.


LE DA A BABE UN PEQUEÑO SOBRE CONTENIENDO VARIAS FOTOGRAFÍAS. BABE ABRE EL SOBRE Y COMIENZA A MIRAR LAS FOTOS EN UN APLASTANTE SILENCIO.



Barnette: Fueron tomadas hace unas dos semanas. No pensaba mostrárselas a su hermano. Ella... quería esperar el momento propicio. (EL TELÉFONO SUENA UNA VEZ Y MEDIA. BARNETTE MIRA INQUIETO HACIA EL TELÉFONO) ¿Becky? (EL TELÉFONO DEJA DE SONAR)



Babe: (MIRANDO A BARNETTE, LENTAMENTE) Son fotos de Willy Jay y yo, en el garaje...


Barnette: (MIRANDO HACIA OTRO LADO) ya sé.


Babe: ¿Usted vio estas fotos?


Barnette: Sí, bueno... las miré profesionalmente


Babe: ¡Dios mío! ¡Dios mío! Podemos quemarlas... Quemémoslas enseguida.


Barnette: No serviría de nada. Tienen los negativos.


Babe: (CON LAS FOTOS EN LA MANO, MIENTRAS SE GOLPEA DESESPERADAMENTE CONTRA LA COCINA, LA MESA, LOS PLACARDS, ETC.) ¡OH no ¡ ¡OH no! ¡OH no!


Barnette: Calma, calma... por favor...


VOZ DE LENNY: ¿Estás bien, Babe?


Babe: (OCULTANDO LAS FOTOS) ¿Qué pasa? Estoy bien. Volvé a la cama.

LANNY BAJA LAS ESCALERAS VISTE UN ABRIGO Y SE ESTÁ LIMPIANDO LA CARA CON UNA CREMA Y UN TRAPO.

Lenny: ¿Qué ocurre? ¿Qué está pasando aquí)


Babe:¡Nada! (COMIENZA A BAILAR TIPO BALLET ALREDEDOR DE LA COCINA) Estamos... estamos bailando. (HACE SEÑAS A BARNETTE PARA QUE BAILE)


Lenny: Será mejor que te pongas los zapatos, porque tenemos que...


Babe: ¡Lo haré! ¡Es una buena idea! (MIENTRAS VA A PONERSE LOS ZAPATOS OCULTA LAS FOTOS) Ahora volvé a la cama. Es tarde y...


Lenny: Babe... ¿Querés escuchar un minuto?


Babe: (CON SUS ZAPATOS EN LA MANO) Me los estoy poniendo.


Lenny: Llamaron del hospital. Tenemos que ir. Abuelito tuvo otro infarto.


Babe: Muy bien. Tengo los zapatos puestos.



SE PARA. TODOS SE MIRAN UNOS A OTROS MIENTRAS SE HACE EL APAGÓN



FIN DEL ACTO SEGUNDO









ACTO TERCERO




LAS LUCES SE ENCIENDEN CON LA ESCENA VACIA. ES LA MAÑANA SIGUIENTE. DESPUES DE UNOS INSTANTES, ENTRA BABE POR LA PUERTA TRASERA, LLEVA SUS RULEROS EN LAS MANOS. VA Y SE RECUESTA EN EL CATRE. MOMENTOS MAS TARDE, ENTRA LENNY. ESTA CANSADA Y MOLESTA. SE OYE LA VOZ DE CHICK.


VOZ DE CHIK: ¡Lenny!... ¡Lenny! (LENNY SE VUELVE HACIA LA PUERTA. ENTRA CHIK VIOLENTAMENTE) Bueno... ¿Cómo esta?


Lenny: Estabilizado. Dicen que por ahora sus funciones han estabilizado.


Chik: ¿Aun esta en coma?


Lenny: Mju...


Chik: ¿Qué piensan? ¿ Que se nos va?


Lenny: Puede ser. No luce bien. Dicen que nos llamaran si hay algún cambio inesperado.


Chik: Me parece que será mejor que las que telefoneemos seamos nosotras. (SACANDO UNA LISTA DE SU BOLSILLO) Hice una lista de toda la gente a la que debemos notificarle sobre el estado de abuelito. Yo llamare a una mitad y vos a la otra.


Lenny: Pero... ¿Y que le decimos?


Chik: Los hechos. Que abuelito está en coma y que podría ser que no tenga para mucho tiempo mas en este mundo.

Lenny: No sé. No me siento con humor para hablar por teléfono.

Chik: ¡Leonora¡ Estoy sorprendida. ¿Cómo podes ser así? Me tomo el trabajo de hacer toda esta lista y me ofrezco para telefonear a la mitad de la gente aunque soy sólo la cuarta parte de todas las nietas. ¡Estoy cansada de hacer más de lo que me corresponde, cuando hay personas como Meg que desaparecen cuando más se la necesita!


Lenny: Está bien. Dame la lista. Llamaré a la mitad.


Chik: No lo hagas sólo por conformarme.


Lenny: (CORTA DESMAYADAMENTE LA LISTA EN DOS) Yo telefonearé a esta parte.


Chik: (TOMANDO LA MITAD DE LA LISTA) Muy bien, como gustes. Ah, espera... yo voy a llamar a Sally. De cualquier forma tengo que Hablar con ella.


Lenny: Bueno.


Chik: Y entonces vos llama al tío Spark.


Lenny: De acuerdo.


Chik: Perfecto. Tengo que volver a casa porque los chicos están solos. Va a ser una lucha conseguir a alguien que pueda reemplazar a esa idiota de May. Haceme saber cualquier novedad.


Lenny: Está bien.


Chik: Adiós, Rebeca. Dije adiós. (BABE SOPLA SU SAXO CHIK COMIENZA A SALIR APURADA PERO SE DETIENE Y AGREGA) Deberías tener hecho todos los llamados para el mediodía... (SALE CHIK)


Lenny: (DESPUES DE UNA LARGA PAUSA) Me siento mal, Babe. Realmente mal.


Babe: ¿Por qué, Lenny?


Lenny: Porque ayer yo... yo deseé que...


Babe: ¿Qué deseaste?


Lenny: Deseé que abuelito terminara con su sufrimiento. Lo deseé cuando a pagué una de mis velas de cumpleaños. Y ahora él está en coma, y dicen que no sufre.


Babe: ¿Tenías una torta de cumpleaños ayer? Yo no recuerdo haber visto ninguna torta.


Lenny: Bueno... no tenia una torta. Pero igual soplé las velas.

Babe: Los deseos de cumpleaños no sirven sino tenés una torta.

Lenny: ¿No?


Babe: No. Ya veces ni siquiera sirven teniendo la torta. Todo depende.


Lenny: ¿Depende de qué?


Babe: De lo profundo que sea tu deseo.


Lenny: De todos modos quisiera no haberlo deseado. Por Dios... Me pregunto cuando va a volver Meg.


Babe: Pronto.


Lenny: Quisiera que no estuviéramos peleando todo el tiempo. No me gusta cuando lo hacemos.


Babe: A mí tampoco.


Lenny: Supongo que será porque hiere un poco mis sentimientos que abuelito se preocupe tanto por Meg y su talento como cantante. Creo que siempre... bueno... la envidié porque parece que yo no puedo hacer nada.


Babe: Pero sí que podés.


Lenny: ¿Vos Crees?


Babe: Claro. Tenés que concentrarte en ello, eso es todo. No como cuando compré este saxofón, con la esperanza de estudiar música y empezar una carrera. Fui y la compré. Y sólo tenia la esperanza. Claro... ahora no parece que... bueno... no parece que las cosas marchen para mí. Pero marcharán para vos.


Lenny: También marcharán para vos.


Babe: Lo dudo.


Lenny: Oíme. Escuché en el hospital que Zackery ya está bien. Dicen que probablemente podrá caminar y todo.


Babe: Sí. Pero la vida puede ser miserable...


Lenny: Si lo sabré... Anteayer, un rayo cayó sobre Billy Boy.


Babe: ¿De veras?


Lenny: ( CASI LLORANDO) Sí. Lo mató.

Babe: (ABRUMADA) Sí. La vida puede ser miserable.

SE SIENTAN JUNTAS POR ALGUNOS INSTANTES HUNDIDAS EN UN MORBIDO SILENCIO. SE OYE A MEG CANTAR EN VOZ ALTA UNA ALEGRE CANCION. SUBITAMENTE ENTRA POR LA PUERTA DEL COMEDOR. ¡ESTA RADIANTE¡ SU CABELLO ES UN DESASTRE Y SE LE HA ROTO EL TACO. RIE ALEGREMENTE Y COJEA MIENTRAS LE CANTA A SU TACO ROTO


Meg: (DESCUBRIENDO A SUS HERMANAS) ¡Buen día¡ ¡Buen día¡ ¡Es un mañana maravillosa¡ Les digo que estoy sorprendida de sentirme tan bien. Les digo que me siento muy bien. ¡Más bien que el carajo!(BUSCANDO LA GOMA DE PEGAR) ¿Dónde esta el paga todo se me rompió el jodido taco ¡La, la, la, la, la! ¡Aquí está! Ahora saquémonos los zapatos. Zip, zip, zip, zip. ¿Que les pasa? Parece que les hubiera caído el mundo encima! (BABE Y LENNY MIRANDESESPERADAMENTE A MEG) Ah... ya sé. Están enojadas porque estuve toda la noche afuera. Y bueno... estuve... ¿Y qué?


Lenny: No. No estamos enojadas con vos. Lo que estamos es... deprimidas. (COMIENZA A LLORAR)


Meg: Oíme, Lenny... no ocurrió nada con Doc. Bueno ocurrieron un montón de cosas... pero no hicimos nada. No porque yo no quisiera, me temo (PONIENDO GOMA EN EL TACO ROTO) Quiero decir que yo estaba allí pensando: ¿Qué le voy a decir cuando me pida que nos escapemos juntos? ¿Tendré piedad de su mujer y de sus dos hijos medio yanquis? Es decir... ¿Puedo sacrificar su felicidad por la mía? Si, si. Puedo. ¡Claro que puedo!´´ Pero el no me pidió nada. Ni siquiera. Tuvo la idea de pedírmelo. Lo se por la forma que me miraba. ¿Por qué no me siento miserable? ¿Por qué no estoy triste? ¡Debería sentirme humillada! ¡Destruida! Quizás lo esté después... no sé. Pero por ahora me siento feliz. Fue tan divertido. Me di cuenta de que podía preocuparme por alguien. ¡Y canté! ¡Canté toda la noche! ¡Canté en medio de los árboles! Pero no para abuelito. ¡Nada delo que hice fue para complacer al abuelo! (BABE Y LENNY SE MIRAN)

Babe: Este, Meg...

Meg: ¿Qué?


Babe: Bueno... es que... es que...


Lenny: Es sobre abuelito.


Meg: Ya sé, ya sé. Le dije todas esas estúpidas mentiras. Bueno... esta misma mañana voy a ir allí y contarle la verdad. Todas las cosas horribles que me han ocurrido. No me importa que pueda oírlas o no. Me va a tener que tolerar como soy. Y si no puede soportarlo... y entra en coma... ¡Peor para él¡ (BABE Y LENNY SE MIRAN. BABE SE ECHA A REIR. LENNY TAMBIEN)


Babe: ¡Llegaste tarde... ¡ Ja, Ja, Ja!


Lenny: ¡Basta, por favor ¡Ja, Ja, Ja!


Meg: ¿Qué pasa? ¿Qué es lo gracioso?


Babe: (AUN RIENDO) No es... No es gracioso...


Lenny: No, no, no. ¡No es para nada gracioso!


Meg: ¿Entonces qué es? ¿Eh? ¿Qué es?


Babe: (TRATANDO DE CALMARSE) Es que... es que...


Meg: ¿Qué?


Babe: Bueno... abuelito... ¡Ya está en coma! (BABE Y LENNY VUELVEN A REIR)


Meg: ¿Qué está qué?


Babe: (CHILLANDO) ¡Eso no es para nada cómico!


Babe: (CALMANDOSE) Ya sé, ya sé. Pero... por alguna razón nos pareció cómico.


Lenny: Lo siento. Tenés razón. No es cómico. Es triste. Muy triste Estuvimos levantadas toda la noche.


Babe: Estamos muy cansadas.


Meg: Pero... por Dios... ¿Cómo está? ¿Va a vivir? (BABE Y LENNY SE MIRAN)


Babe: ¡Dicen que no! (AMBAS ROMPEN A REIR OTRA VEZ)


Lenny: Ay... no sé por qué nos reímos así. ¡Estamos enfermas! ¡Estamos mal!


Babe: Sí... ¡estamos mal!


Lenny: (TRATANDO DE REPRIMIRSE) OH, Dios. Ahora me siento mal. Tengo ganas de llorar. Sí. Tengo ganas de llorar.


Babe: Yo también. Yo también.


Meg: ¡Bueno! ¡Han conseguido deprimirme!


Lenny: Ya veo.


Lenny: Pero ahora su condición es estable. (SE AHOGA DE RISA UNA VEZ MAS)


Meg: Eso es bueno. ¿Ustedes dos están bien? (BABE Y LENNY ASIENTEN) Me parece que necesitan descansar. (BABE Y LENNY VUELVEN A ASENTIR) (MEG VUELVE A SU TACO) Espero que se quede pegado. (MEG TAPA EL PEGA TODO. TODO UNA REALIZACION) Claro... ahora no voy a poder decirle la verdad sobre todas las mentiras que le dije. Yo siento cabeza y él se las toma. Eso es bien de él. Babe... ¿Puedo usar tus chinelas hasta que se seque el pega todo?


Babe: Por supuesto.


Lenny: (DESPUES DE UNA PAUSA) Las cosas van a ser diferentes... cuando abuelito se muera. Bueno... no para ustedes dos, pero sí para mí.


Meg: Todo va a salir bien.


Babe: (DEPRIMIDA) Sí. Todo va a salir bien.


Lenny: Así lo espero. Tengo miedo de estar aquí sola.

Meg: No tenés por qué estar sola. Babe puede mudarse aquí. (LENNY MIRA A BABE ESPERANZADA)

Babe: No. No creo que venga a vivir aquí.


Meg: (DANDOSE CUENTA DE SU ERROR) Bueno, de cualquier forma vos sos dueña de tus actos. Invita gente. Hace fiestas. Salí con hombres.


Lenny: No conozco ningún hombre.


Meg: ¿Y ese Charlie?


Lenny: (MOVIENDO SU CABEZA) Nunca más.


Meg: ¿Por qué?


Lenny: (VINIENDO DE ABAJO) Le dije que nunca volveríamos a vernos.


Meg: Podes echarte atrás.


Lenny: No podría. Me sentía como una estúpida.


Meg: ¡Eso no es una razón! Todos los enamorados se sienten estúpidos. ¿No es cierto, Babe?


Babe: Seguro.


Meg: ¿Por qué no lo llamas ahora mismo así tanteas como andan las cosas?


Lenny: ¡No! ¡Tengo miedo!

Meg: Pero... ¿Qué puede pasar? No va a ser peor que no volverlo a ver nunca en la vida.

Lenny: Eso es cierto.


Meg: ¡Claro que lo es! ¡Llámalo! ¡Hace la prueba! ¿Qué podes perder?


Lenny: ¿Te parece que debería?


Meg: ¡Claro! ¡Tenés que intentarlo! ¡Dale! (LENNY MIRA BABE)


Babe: Hacelo, Lenny... Creo que tenés que hacerlo.


Lenny: ¿De veras? ¿De veras?


Meg: ¡SÍ! ¡Sí!


Babe: ¡Vamos, Lenny!


Lenny: Está bien! ¡Lo haré! ¡Lo haré!


Meg: ¡Muy bien!


Babe: ¡Bien!


Lenny: Lo voy a llamar ya mismo. Ahora que tengo confianza en mí misma.


Meg: ¿Tenés el número?


Lenny: Hmjú... pero creo que voy a llamar desde arriba. Será más privado.


Meg: Buena idea.


Lenny: Voy a ir arriba y lo voy a llamar. A ver qué pasa. (HA COMENZADO A SUBIR LAS ESCALERAS) ¡Deséenme suerte!


Meg: ¡Suerte!


Babe: ¡Mucha suerte, Lenny!


Lenny: Gracias. (LENNY CASI A DESAPARECIDO DE LA VISTA CUANDO E TELEFONO COMIENZA A SONAR. ELLA SE DETIENE. MEG ATIENDE)


Meg: ¿Hola? (EN UN MURMULLO) Ah... gracias. Sí. Lo haré.

Adiós.

Lenny: ¿Quién era?


Meg: Número equivocado.


Lenny: Ah. Volveré en un minuto. (SALE LENNY)


Meg: (DESPUES DE UN INSTANTE, BABE, EN UN SUSURRO) Era de la confitería. La torta de Lenny está lista.


Babe: (QUE SE HA PUESTO CADA VEZ MAS DEPRIMIDA) Ah.


Meg: Voy a buscarla. (COMIENZA A SALIR)


Babe: Meg...


Meg: ¿Qué?


Babe: Nada.


Meg: ¿Está bien? (BABE NIEGA CON LA CABEZA) ¿Qué té pasa?


Babe: Es que...


Meg: ¿Qué? (BABE SE LEVANTA Y VA HACIA SU MALETA, LA ABRE Y SACA EL SOBRE CON LAS FOTOGRAFIAS)


Babe: Échales una mirada


Meg: (TOMANDO EL SOBRE) ¿Qué es?


Babe: Una prueba que Zackery tiene contra mí. Creo que estoy frita. (MEG ABRE EL SOBRE Y MIRA LAS FOTOGRAFIAS)


Meg: ¡Dios mío! Sos vos y... ¿Este es Willie Jay?


Babe: Sí.


Meg: Tenías razón. ¡Cómo creció! ¡Qué lío!


Babe: Por favor, no le digas nada a Lenny. Me odiaría.


Meg: No. No le voy a decir nada. (VOLVIENDO A GUARDAR LAS FOTOGRAFIAS EN EL SOBRE) ¿Qué vas a hacer?


Babe: ¡Qué sé yo! (GOLPEAN A LA PUERTA. BABE TOMA EL SOBRE Y LO OCULTA)


Meg: ¿Quién es?


VOZ DE BARNETTE: ¡Barnette Lloyd!


Meg: Oh...entre, Barnette. (BARNETTE ENTRA. SUS OJOS BRILLAN DE EXCITACIÓN)


Barnette: (MIENTRAS CAMINA POR LA COCINA) Bueno... Buen día. (CHOCANDO LA MANO DE MEG) Buen día, señorita Magrath.(TOCANDO A BABE EN EL HOMBRO) Becky. (DESPLAZANDOSE) ¿Cómo están ustedes esta mañana?


Meg: Muy bien, muy bien.


Barnette: Perfecto. Sólo tenía tiempo para pasar un minuto por aquí.


Meg: OH.


Barnette: ¿Y como anda su abuelo?


Meg: Bueno... no muy... eh está en coma. (ROMPE A REIR)


Barnette: Ya veo... ya veo... (A BABE) En realidad, la razón por la que pasé es para llevarme aquel... sobre. En la confusión de anoche lo dejé aquí. (PAUSA)

Este... ¿Aún lo tiene? (BABE LE DA EL SOBRE EL LO TOMA) Sí. Este es. Estará mucho mejor en la caja fuerte de mi oficina (SE GUARDA EL SOBRE EN EL BOLSILLO)

Meg: Estoy segura de que estará mejor allí.


Barnette: ¿Cómo?


Babe: Está bien. Le mostré las fotos.


Barnette: Ah, ya veo.


Meg: ¿Qué va a pasar ahora, Barnette? ¿Que van hacer con esas

fotos?

Barnette: Hmmm... (DESPUES DE UN UNSTANTE) ¿Puedo hablar franca y abiertamente?


Babe: Hmju...


Meg: Ájalo, por favor...


Barnette: Bien, para decirles la verdad, admito que, en primera vista, esas fotos me desconcertaron perturbaron. Me perturbaron al punto que me pasé la noche revisando ciertos informes y papeles sospechosos que cayeron en mis manos... por un descuido.


Babe: ¿A qué papeles se refiere?


Barnette: A papeles que están pendientes de aprobaciones por tres expertos imparciales y que prueban fraude, falsificación, soborno político y toda una historia de conducta inmoral.


Meg: ¿Usted está hablando de Zackery?


Barnette: Exactamente. Como ve, pienso hacer que este asunto se convierta en algo tan áspero y viscoso para ese Botrelle como lo es para nosotros. Porque, con el escándalo que desenterraré, Botrellet, tendrá arreglar este caso en nuestros propios términos.


Meg: ¡Babe! ¿Oíste eso?


Babe: ¡OH, si, sí! ¡Usted ganó! ¡Logró su venganza personal!


Barnette: Bien... bien, claro que es problemático que... bien... que podamos exponer todo esto en un juicio como era el plan original.


Babe: Pero... ¿Por qué no? ¿Por qué?


Barnette: Bueno... es que si un jurado le echara... digamos... un vistazo a estas foto... bueno posiblemente...


Babe: Nos hundiríamos.


Barnette: En un sentido sí. ¡Perro¡ Por otro lado, si un periódico se enterara de lo que sabemos, Zackery Botrelle se vería con el agua hasta el cuello. Así que yo estoy pensando en algo muy simple... ¡Un arreglo!


Babe: ¿Un arreglo?


Meg: Gracias, Barnette. Brilla el sol, Babe. (DANDOSE CUNTA QUE ESTORBA) ¿Dónde tengo mi zapato roto? (TOMA SUS BOTAS Y CORRE ESCALERAS ARRIBA)


Babe: ¿Así que va a dejar de lado su venganza personal?


Barnette: En cierta forma, por el momento sí. Además ¡, creo que uno no puede dejar que su vida sea manejada por venganzas personales. (MIRANDO A BABE INTENCIONADAMENTE)) Hay cosa más importantes.


Babe: Ya no se. No estoy segura. ¿Qué pasara con Willie Jay? ¿Estará bien?


Barnette: Sí. Me he preocupado de eso. Partirá de incógnito en el ómnibus de medianoche... hacia el norte.


Babe: Lo siento. Era la única forma... (BARNETTE SE MUEVE HACIA ELLA. ELLA SE ALEJA)

Babe: Creo que será mejor que vuelva a su trabajo.

Barnette: (CON TORPEZA) Correcto... porque tengo que... esperar importantes llamados. (LLENO DE ESPERANZA POR ELLA) Van a llover los llamados. (COMIENZA A IRSE ENTONCES LE DICE CON AMOR) Nos veremos.


Meg: (REAPARECIENDO CON SUS BOTAS PUESTAS) Ah, Barnette...


Barnette: ¿Sí?


Meg: ¿Podría alcanzarme hasta la otra cuadra? Tengo que ir a la confitería.


Barnette: Con mucho gusto.


Meg: Gracias. Oime, Babe.Volveré con la torta. Vamos a festejar bárbaramente. Ahora... sí Lenny pregunta dónde fui, le decís... le decís que fui a dar una vuelta. ¿De acuerdo?


Babe: De acuerdo.


Meg: Perfecto. Vuelvo en un ratito. Chau.


Babe: Chau.


Barnette: Adios, Becky.


Babe: Adiós, Barnette, Cuídese, (SALEN MEG Y BARNETTE. BABE SE SIENTA CON LA MIRADA PERDIDA EN UN ESTADO DE DESESPERACION) Adiós, Becky. Adiós, Barnette. Adiós, Becky. (SE DETIENE CUANDO LENNY BAJA. AGITADA)


Lenny: ¡Estoy tan avergonzada¡ ¡Soy una cobarde! ¡Una gallina! ¡Estoy tan avergonzada¡ ¿Dónde está Meg?


Babe: (SUBITAMENTE BRILLANTE) Ella fue... este... a dar una vuelta.


Lenny: OH, bueno... por lo menos no tengo que enfrentarme con ella. ¡No pude hacerlo¡¡El corazón se me saltaba del pecho¡ ¡Bum! ¡ Bum! ¡Bum! ¡Miré hacia abajo y pude ver como mi blusa se movía hacia atrás y hacia delante! OH, Babe. Se te ve tan desilusionada... ¿Lo estás de verdad?


Babe: (CON DESALIENTO) Hmjú...


Lenny: ¡Oh, no! ¡Re decepcionada a Babe! ¡No puedo soportarlo!¡He decepcionado a mi hermanita¡ ¡Tengo ganas de gritar!


VOZ DE CHIK: ¡Lenny! ¡Lenny! (ENTRA CHIK DRAMATICAMENTE DERRO CHANDO SIMPATIA) ¡Bueno! ¡No sé que decir! ¡Lo lamento tanto! ¡Lo lamento por ti y también por la pequeña Babe! ¡Lamento que tengan una hermana como la que tienen!

Lenny: ¿Qué querés decir?

Chik: No tenés por que fingir conmigo. Lo vi todo desde mi casa. Vi a Meg, hace menos de quince minutos salir dando tumbos de la camioneta de Doc Porter. Con una facha que daba vergüenza. ¡Cómo estarás¡ ¡Te querrás morir¡ Bueno... esa chica siempre fue una barata.


Lenny: No hables así de Meg


Chik: Vamos, querida Lenny, sé exactamente como te sentís con respecto a Meg. Es una vaga de cuarta y vos no tenés por qué preocuparte por su vergonzosa conducta.


Lenny: Te dije que no hables de esa forma de mi hermana Meg.


Chik: Pero, por Dios santo, Leonora, no seas tonta... ¡Es la verdad!


Lenny: Aunque fuera uno de los diez mandamientos no me importa. No quiero oír esas palabras en mi casa nunca más.


Chik: ¿En tu casa? En mi vida oí una cosa como... ¡Esta es la casa de mi abuelito! ¡Y vos estás viviendo aquí por caridad¡ ¡Así que no me vengas con esas ínfulas Leonora Magrath!


Lenny: Ándate de aquí...


Chik: ¡A mí no me vas a decir que me vaya¡ ¿Quién te crees que sos? Estoy hasta la coronilla de las Magrath y su despreciable conducta... ahorcándose en los sótanos, saliendo con hombres casados, disparándole a sus maridos!


Lenny: ¡Fuera!


Chik: (SEÑALANDO A BABE) Y no pienses que se va a salvar de la cárcel... o del manicomio porque tiene un claro intento de homicidio¡


Lenny: ¡Fuera! ¡Fuera, te digo!


Chik: (CORRIENDO) ¡Intento de asesinato! ¡Es lo que todos dicen! ¡Y tendrá que pagar por eso! ¿Me oíste? ¡Va a tener que pagar!


Lenny: (TOMANDO UNA ESCOBA Y AMENAZANDO A CHIK) ¡Te dije que te fueras de aquí!


Chik: ¿Qué... qué estas haciendo? ¿Te volviste loca?


Lenny: (GOLPEANDO A CHIK CON LA ESCOBA) ¡Te dije que te fueras! ¿Entendiste? ¡¡Fuera!! ¡Y no aparezcas nunca mas por aquí!


Chik: (MONTANDO MIENTRAS CORRE POR LA COCINA) ¡Se volvió loca! ¡Se volvió loca!

Lenny: (CORRIENDO A CHIK HACIA LA PUERTA) ¿Me oíste, chusma?
¡Esta es mi casa! ¡Mi casa! ¡Así que fuera! ¡Fuera!

Chik: (MONTANDO) ¡Policía! ¡Policía! ¡Se volvió loca! ¡Socorro! (LENNY CORRE A CHIK FUERA DE LA CASA. AMBAS GRITAN. SUENA EL TELEFONO. BABE ATIENDE)


Babe: ¿Hola?... Ah, Hola, Zackery!... Sí, él me las mostró... ¿Qué vas a qué... ¿Cómo?...A mí no me vas a meter en el manicomio... ¡porque yo no estoy loca!...¡No lo estoy! ¡No lo estoy!...¡No hables así de mi madre! ¡Ella tampoco estaba loca!... ¡No!¡No vas a hacerlo! ¡Claro que no! (CUELGA EL TELEFONO CON VIOLENCIA Y MIRA SALVAJEMENTE HACIA DELANTE) No lo vas hacer. No puede hacerlo. (VA HACIA UNO DE LOS CAJONES) Lo voy hacer. Lo haré. Porque él no va a... (ABRE EL CAJON SACA LA SOGA. SE ATERRORIZA. VUELVE A METER LA SOGA EN EL CAJON Y LO CIERRA DE UN GOLPE. ENTRA LENNY POR LA PUERTA TRASERA, BALANCEANDO LA ESCOBA Y RIENDO)


Lenny: ¡Mi Dios! ¡Mi Dios! ¡Tendrías que habernos visto. Corrí a la chusma esa hasta el árbol. ¡Lo hice ¡ ¡Y la dejé ahí, gritando en el árbol!


Babe: (RIENDO. ESTA INSANAMENTE CONTENTA)¡Lo hiciste Lenny!


Lenny: ¡Sí, lo hice! ¡Y me sentí tan bien! ¡Me sentí muy bien! ¡Muy bien!


Babe: (MONTANDO) ¡Bien, Lenny¡ ¡Estuviste genial¡ (DANZAN ALRE DEDOR DE LA COCINA)


Lenny: (DETENIENDOSE) ¿Sabes qué?


Babe: ¿Qué?


Lenny: ¡Voy a llamar a Charlie! ¡Lo voy a llamar ahora mismo!


Babe: ¿Sí?


Lenny: Si. Siento que realmente puedo hacerlo.


Babe: ¿De veras?


Lenny: ¡Es el momento justo! ¡Tengo la moral arriba y el corazón palpitando ¡Basta de dar vueltas! ¡A golpear ahora que el hierro está caliente (LENNY VA AL TELEFONO. BABE CORRE AL CAJON DEL ARMARIO. COMIENZA A REVOLVER EN Él)


Lenny: (CON EL TELEFONO EN LA MANO) ¡Lo estoy llamando, Babe...! ¡Lo estoy haciendo!


Babe: (AUN REVOLVIENDO) ¡Bien! ¡Bien!

Lenny: (MIENTRAS MARCA) Mirá, Ni siquiera me tiemblan las manos.

Babe: (SACANDO UNA SOGA) ¿No tenemos ninguna soga más fuerte que esta?


Lenny: Creo que no. Toda la soga que tenemos está ahí. (REFIRIÉNDOSE A SUS MANOS) Ahora me tiemblan un poquito. (BABE TOMA LA SOGA Y SUBE LA ESCALERA. LENNY TERMINA DE MARCAR EL NUMERO. ESPERA) ¿Hola? ¿Charlie?... Soy Lenny Magrath... bueno, estoy bien. Muy bien. (UNA PAUSA EMBARAZOSA) Yo estaba... este... llamando para ver... como estabas... Bueno, muy bien... Sí, ya sé que dije eso de no volver a vernos a ver, pero era por causa mía, no tuya... Bueno, es porque yo... no puedo tener chicos. Por este problema del ovario... Pero, Charlie... Como decís eso?... No todos son unos mocosos insoportables. .. ¿De veras crees eso?... OH, basta, Charlie... me estas haciendo reír... Sí, estaba equivocada... ahora me doy cuenta... ¿Sí? ... Yo también me muero de ganas de verte... Bueno, no sé cuando, Charlie... pronto. ¿Qué te parece... qué te parece esta noche? ¿Podes? ¡Podes!... Muy bien. Estaré aquí. Adiós, entonces, Charlie, hasta luego. (CUELGA EL TELEFONO, DESLUMBRADA) ¡Babe! ¡Babe! ¡Va a venir¡ ¡Va a venir! ¡Babe! ¿Dónde estás? ¡Meg! Ah... está dando una vuelta. (MIENTRAS SALE POR LA PUERTA TRASERA) Hace un tiempo hermoso para dar una vuelta.


HAY UN MOMENTO DE SILENCIO, LUEGO UN FUERTE Y HORRIBLE SONIDO SORDO QUE VIENE DE ARRIBA. EL TELEFONO COMIENZA A SONAR INMEDIATAMENTE. SUENA CINCO VECES ANTES DE QUE BABE BAJE APURADA LA ESCALERA CON UN PEDAZO DE SOGA ROTO ALREDEDOR DEL CUELLO. EL TELEFONO CONTINUA SONANDO.


Babe: (AL TELEFONO) ¡Cállate! (TIRONEA DE LA SOGA. TOMA UN CUCHILLO Y LA CORTA) ¡Soga barata! ¡Miserable! ¡Te odio! ¡Te odio! (TIRA LA SOGA VIOLENTAMENTE. EL TELEFONO DEJA DE SONAR) Gracias a Dios. (MIRA LA COCINA. VA HACIA ELLA Y ENCIENDE EL GAS. SE OYE EL SONIDO DEL GAS SALIENDO. BABE LO HUELE) Vamos, vamos... pronto. ¡Te pido por favor que te apures!


FINALMENTE, BABE CONSIDERA QUE EL HORNO ESTA LISTO, TOMA UNA PROFUNDA INSPIRACION Y ABRE LA PUERTA DEL HORNO PARA METER LA CABEZA EN ELLA. NOTA LA BANDEJA Y TIRA DE ELLA FURIOSAMENTE, SACANDOLA. VUELVE A INSPIRAR Y METE LOS DEDOS SOBRE LA TAPA DE LA COCINA. HABLA DESDE ADENTRO DEL HORNO.


Babe: Por favor... por favor.


DESPUES DE UNOS INSTANTES TANTEA LA CAJA DE FOSFOROS CON SU CABEZA AUN EN EL HORNO. TRATA DE ENCENDER UN FOSFORO. NO ENCIENDE.


Babe: ¡Mamá, por favor! (TIRA EL FOFORO E INTENTA AGARRAR OTRO) Mamá... Mamá... ¡Así que por eso lo hiciste!

EN SU EXITACION INTENTA INCORPORARSE, SE GOLPEA LA CABEZA Y CAE DENTRO DEL HORNO. ENTRA MEG POR LA PUERTA TRASERA, LLEVANDO UNA TORTA DE CUMPLEAÑOS EN UNA CAJA ROSADA.

Meg: ¡Babe! (MEG DEJA LA CAJA Y CORRE A SACAR A BABE DEL HORNO) ¡Mi Dios! ¿Qué estás haciendo? ¿Qué carajo estás haciendo?


Babe: (ATURDIDA) Nada. No se... Nada. (MEG APAGA EL GAS Y LLEVA A BABE HASTA UNA SILLA CERCANA A LA PUERTA ABIERTA)


Meg: Sentate. ¡Sentate! ¿Querés?


Babe: Estoy bien. Estoy bien.


Meg: Pone la cabeza entre las rodillas y respira profundamente.


Babe: Meg...


Meg: ¡Hace lo te digo! Yo voy a buscar agua. (BUSCA AGUA PARA BABE) Aquí tenés.


Babe: Gracias.


Meg: ¿Estás bien?


Babe: Hmju...


Meg: ¿Estás segura?


Babe: Sí. Estoy segura. Estoy bien.


Meg: (TOMANDO UN TRAPO MOJADO Y PASNDOLO POR SU PROPIA CARA) Menos mal.


Babe: Meg...


Meg: ¿Sí?


Babe: Ya sé por qué ella hizo eso.


Meg: ¿Qué? ¿Quién hizo qué cosa?


Babe: (CON ALEGRIA) Mamá. Ya sé por qué se colgó junto con el gato.


Meg: ¿Lo sabes?


Babe: (COMO ESCLARECIDA) Fue porque tenía miedo de morir sola.


Meg: ¿De veras?


Babe: Se sentía muy insegura sobre lo que vendría después. Parece que lo mejor que puede pasar es encontrarse con un montón de ángeles cantando. Pero me imagino sus voces agudas y amenazantes y sus dorados deditos puntiagudos y filosos como navajas y no quisiera encontrármelos sola. Así que no es cierto lo que la gente decía que odiaba al gato. Ella lo amaba. Pero lo necesitaba porque se sentía muy sola.


Meg: Babe... Babe... ¿Por qué, Babe? ¿Por qué?


Babe: ¿Por qué, qué?


Meg: ¿Por qué metiste la cabeza en el horno?


Babe: No sé, Meg. Tuve un mal día. Esas fotos, y Barnette dejando de lado su venganza... y Willie Jay viajando hacia el norte y... Zackery que me llamó (TEMBLANDO DE MIEDO) Dice que va a hacer que me declaren insana y me manden al manicomio.


Meg: ¡El no puede hacer eso!


Babe: ¿Por qué?


Meg: ¡Porque vos no estás loca!


Babe: ¿No?


Meg: No. Está terriblemente asustado... para llamarte insana. Vos estás tan cuerda como cualquiera que camine por las calles de este pueblo.


Babe: ¿De veras estoy cuerda?


Meg: ¡Por supuesto!


Babe: Menos mal.


Meg: Pero, Babe, tenemos que aprender como soportar estos dais malos. Quiero decir que van a ser algo frecuente en nuestra familia. (LIGERA PAUSA MIENTRAS MIRA A BABE) Vamos... ¿eh?. Mira, tengo la torta de Lenny. ¿No querés estar con nosotras cuando le demos la torta? ¿Mirar como sopla sus velitas de cumpleaños?


Babe: (DANDOSE CUENTA DE LO MUCHO QUE QUIERE ESTAR EN ESTE MUNDO) Sí, quiero... quiero... Ella adora pedirles deseos a las velas.


Meg: Bien, entonces... le daremos su torta y tal vez así no te sientas tan miserable.


Meg: Bueno. Sácala de la caja.

Babe: Está bien. (SACA LA TORTA DE LA CAJA. ES UN MOMENTO MAGICO) ¡Dios! Es una hermosa torta.

Meg: (DANDOLE ALGUNOS FOSFOROS) Ahora... encendé las velas.


Babe: Bien. (COMIENZA A HACERLO) Me encanta encender las velas. Y hay tantas aquí.


Meg: (MIRANDOLA ENCENDER LAS VELAS) Son hermosas.


Babe: Sí. (SE DETIENE) Y yo no soy como mamá. No estoy tan sola.


Meg: Claro que no.


Babe: (MIENTRAS VUELVE A ENCENDER LAS VELAS) Sería mejor que vigiles si vuelve Lenny. Se supone que tenemos que sorprenderla.


Meg: Está bien. ¿Adónde fue?


Babe: No está aquí. Así que debe estar afuera.


Meg: Corro a buscarla.


Babe: Sí. Si no las velas se van a derretir. (MEG COMIENZA A SALIR POR LA PUERTA TRASERA)


Meg: (VOLVIENDO) ¡Ahí viene! ¡Apúrate, Babe, apúrate!


Babe: (MONTANDO E IMPROVISANDO MIENTRAS TERMINA DE ENCENDER LAS VELAS) ¡OH, no! ¡No!...Bueno... sí. ¡Sí!. No, espera, espera! ¡Ya está! (ENTRA LENNY. MEG LE TAPA LOS OJOS)


Lenny: (ATERRORIZADA) ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa?


Meg y Babe: ¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños, Lenny!


Lenny: ¡OH, no! ¡ ¡Dios mío!¡Qué sorpresa! ¡Creo que voy a llorar! A ver... Feliz cumpleaños a Lenny. Un día más tarde ¡Qué ingenioso!¡Y todas esas velas! ¡Me asustan!


Babe: (EN UNA IDEA ESPONTANEA) ¡ OH, no, Lenny! Es bueno. Cuantas más velas tengas en tu torta de cumpleaños más fuerte es tu deseo.


Lenny: ¿De veras?


Babe: Seguro.

Lenny: (COMIENZAN A CANTAR FELIZ CUMPLEAÑOS. LENNY INTERRUMPE) ¡Esperen! Yo... yo ¡No se qué pensar! ¡Estoy muy nerviosa!
Meg: Por el amor de Dios, Lenny... ¡Vamos!

Babe: ¡Se está derritiendo la cera!


Lenny: ¡Tengo la mente en blanco! ¡Totalmente en blanco!


Meg: ¿Querés hacer el favor de...?


Babe: (MONTANDO)¡Apúrate, Lenny, vamos!


Lenny: ¡Está bien! ¡Está bien! ¡Va! (MEG Y BABE ARRANCAN CON FELIZ CUMPLEAÑOS. CUANDO TERMINAN LENNY SOPLA TODAS LAS VELAS. MEG Y BABE APLAUDEN)


Meg: ¡Lo hiciste!


Babe: ¡Genial!


Lenny: ¡Mi Dios! ¡Espero que mi deseo se cumpla!¡ ¡Ojalá!


Babe: ¿Por qué? ¿Qué deseaste?


Lenny: (SACANDO LAS VELAS DE LA TORTA) No puedo decirlo.


Babe: Claro que podes.


Lenny: Si lo hago no se cumplirá.


Babe: Eso es una superstición. Si fue bien profundo se cumplirá.


Lenny: ¿Sí? Yo no sabía eso...


Meg: Bueno... Babe es experta en tortas de cumpleaños.


Babe: Tengo ese don. Ahora decinos... ¿Qué deseaste?


MEG Sí, decílo. ¿Qué deseaste?


Meg: Bueno... no fue un deseo específico. Fue... una visión que me vino a la mente.


Babe: ¿Una visión? ¿Qué visión?


Lenny: No sé exactamente. Era algo sobre nosotras tres contentas y riendo juntas.


Babe: ¿Cuándo era? ¿Era dentro de mucho o poco tiempo?


Lenny: No estoy segura. Pero no era para siempre. No era siempre. Era ese momento y nosotras que nos reíamos.


Babe: Pero... ¿De qué nos reíamos?


Lenny: No sé. No pude darme cuenta.


Meg: Igual es un hermoso deseo. (LENNY Y MEG SE MIRAN UN MOMENTO) Y ahora... traeré un cuchillo, así podemos seguir adelante y cortar la torta en conmemoración del nacimiento de Lenny!


Babe: Sí. Y darnos a cada una rosa.


Lenny: (CORTANDO LA TORTA NERVIOSAMENTE) Trataré...trataré...


Meg: (CHUPANDO LA CREMA DE UNA VELA) Mmmmm... esta crema es deliciosa! ¡Pruébenla!


Babe: ¡Mmmmm! ¡Exquisita! ¡Probala, Lenny!


Lenny: (RIENDO ALEGREMENTE MIENTRAS CHUPA LA CREMA DE SUS DEDOS Y CORTA GRANDES PEDAZOS DE TORTA QUE SUS HERMANAS MUERDEN VORAZMENTE) ¡OH! ¡Me encanta tener torta de cumpleaños para el desayuno! ¡ Me encanta!


LAS HERMANAS SE CONGELAN POR UN MOMENTO, RIENDO Y COMIENDO TORTA, LAS LUCES CAMBIAN Y LAS ENMARCAN EN UN MAGICO, DORADO Y CENTELLEANTE DESTELLO. SE OYE MUSICA DE SAXOFON. LAS LUCES, DISMINUYEN HASTA EL APAGON. Y EL SAXOFON CONTINUA TOCANDO.




FIN DEL ACTO TERCERO Y DE LA OBRA

PASTORELA Pastores de la ciudad Emilio Carballido en colaboración con Luisa Josefina Hernández

Pastores de la ciudad

Emilio Carballido en colaboración con Luisa Josefina Hernández


A Emma Teresa Armendáriz
y Rafael López Miarnau


Personajes:

Bato: jardinero
Juan: jardinero
Gila: sirvienta
Madre: Juana López
Niño: su hijo
Niña: su hija
Juanito: bolerito
Vendedora de flores
Valentina: patrona
Beata:
Inés: estudiante
Alejandro: estudiante
Primer Corderito
Segundo Corderito
Vaca
Burro
Trabajador del rastro
Mendigo: José
Mendiga: María
Tercer Jardinero
Policía: que en realidad es el diablo
Ángeles, beatos, gente que pasa


Los villancicos cantados en la última escena fueron compuestos por Sor Juana Inés de la Cruz, para la Nochebuena de 1689. En el Jardín de San Sebastián, México, D.F. Escrita en colaboración con Luisa Josefina Hernández la Nochebuena de 1958.


Acto único

El jardín de San Sebastián


(Al centro, una torre vieja, que tal vez tuvo un reloj o fue campanario. Ahora sirve para guardar las herramientas de los jardineros. Está semirrodeada por un seto vivo. Árboles, bancas, una fuente; un jarrón neoclásico, sobre su columna, sirve de maceta. Matorrales espesos. Flores. Una mata muy tupida de flores de nochebuena. Algún alto poste, con su farol encendido. En el cielo, estrellas.

Música: Obertura.

Es de noche. Caen hojas secas. Ruido lejano y esporádico de cohetes. Cláxones. Voces apagadas.)

[Bato barre, con su larga escoba de ramas, Juan trata de encender una hoguera con hojas secas. Inés espera, caminando y viendo el reloj de la iglesia, que queda fuera de escena, a la izquierda (suena el reloj.)]

(La Vendedora ofrece sus flores y las beatas cruzan. El Bolerito busca cliente. El Policía vigila. Cruzan Gila y su patrona; ésta da instrucciones. Entra la Madre con los dos Niños; parece angustiada, y ellos cansados, viste un abrigo raído y cerrado; buscan dónde detenerse, salen. Entra el Tercer Jardinero. Viste también una unión de mezclilla, pero muy limpia; trae también una larga escoba de ramas. No se han oído aún las voces de los personajes.)

Tercer Jardinero: Noche callada, noche de paz. El cielo es un oscuro vidrio estrellado y el aire está tan seco que las constelaciones chisporrotean más inhumanamente, más estrellas que nunca. (Da algunos escobazos.) Éste es el jardín de un barrio pobre. Cruzarlo es como ver la ciudad desde arriba de una azotea. Allá, uno percibe nada más el aire puro y helado, el murmullo del agua en los tinacos, la geometría renegrida de antenas y chimeneas haciendo contacto con el cielo y con el mundo —humo que sube, ondas que bajan—. Pero de la ciudad, solamente un murmullo, figurillas que cruzan, gente que dobla la esquina, taconeos, una música suelta, un claxon, tronar de cohetes. Así resulta desde arriba, tan ajeno y remoto como cruzar un parque. Gente que va y viene, voces sueltas, pregones. No hay nada personal, ningún contacto. (Sigue barriendo. Vuelve la música de la obertura.)


Bolerito: Grasa, jefe. Su boleada.

Vendedora: ¡Flores de nochebuena, marchantita. Para persignarme, llévese un ramo, ándele. Flores de nochebuena!

Inés: Perdone, ¿qué horas tiene?

Beata: Ahí está el reloj de la iglesia, mire. (Sale.)

Inés: Sí, pero no sabía si estaría bien.

Valentina: ¿Me entendiste?

Gila: Sí, doña Valentina.

Valentina: Primero la leche, porque si no, se acaba.

Gila: Sí, señora.

Juan: Oyes, mano. ¿Compraste la otra botella?

Bato: Segurotas, manito. (A Gila.) ¡Qué buena está…. la Nochebuena, mamacita!

Valentina: Pelado este, métase con sus iguales.

Bato: Si no era a usted, si era a su hijita.

Valentina: ¡Hijita! Nomás faltaba que ésta pareciera mi hija. Grosero. Esto sucede porque eres muy coscolina. Ahí andas meneándole las pestañas a estos pelados…

(Y salen. La Vendedora corre tras ellas.)

Vendedora: Las nochebuenas, marchantita….  (Sale.)


(Entra la Madre con sus dos Niños.)


Madre: Límpiate las narices, hijito.

Niña: Ya me cansé, mamá.

Madre: Ya vamos a llegar. (Ve en torno, duda.) ¿Quieren que descansemos un poquito?

Niños: No, no. Queremos llegar.

Madre: Bueno, vengan.


(Salen los tres.)


Bolerito: Grasa, jefa, grasa, su boleada. (Sale tras ellos.)


(Quedan Inés y los tres jardineros. Caen hojas.)


Tercer Jardinero: Cosas indiferentes, faltas de significación. Gente que ve hacia adentro y no puede sacudirse la muy molesta idea de que ésta es una noche muy especial. Hay una gran hambre de lo magnífico, del milagro, de la virtud, del amor… Un hambre conmemorativa que quisiéramos no advertir, y por eso vemos más hacia adentro, y juzgamos, y nos sentimos más solos, más nostálgicos, más viejos. Hoy es nochebuena, mañana es Navidad…


(Se oyen muy lejos que cantan la posada. Cruza la pareja de mendigos. Piden limosna a Inés, que les da una moneda. La Mendiga desfallece y el Mendigo la sujeta. Salen. Suena el reloj.)


Tercer Jardinero: Y sin embargo, el alimento está ahí; buscamos virtud, amor, milagros… Y no habría más que permanecer un tiempo en cualquier rincón de la ciudad, en el jardín de un barrio pobre, por ejemplo. Yo he sido jardinero desde hace mucho…


(En su escoba se encienden luces parpadeantes.)

Tercer Jardinero: Esto sucede a veces. (Toma una luz, la muestra.) Son estrellas, de desecho. Las barre uno junto con las hojas secas. Decía que he sido jardinero mucho tiempo…


(Entra corriendo la Vaca y los Corderos. Mugen y balan con desesperación.)


Vaca: Muuuuu, muuuuu.

Corderos: Beeee, beeee.

Tercer Jardinero: ¿Qué sucede?

Vaca: Se descompuso el camión del rastro.

Corderos: ¡Y logramos escaparnos!

Vaca: Sí, logramos escaparnos. Nos llevaban a degollarnos, ¡quieren hacerme bistés, y suelas de zapatos!

Corderos: ¡Quieren hacernos chuletas!

Vaca: (Con pánico.) ¡Muuuu, muuuu!

Corderos: (Llorando.) ¡Beeee, beee!

Tercer Jardinero: ¡Ahí viene un hombre con un cuchillo, huyan!


(Salen los animales.)


Policía: (Entrando.) ¡Por acá huyeron, por acá! ¡Pronto, que se escapan! ¡Pronto, allá van!


(Ahora es evidente que el Policía tiene la cara roja y peluda. Por la cachucha le salen los cuernos. Se vuelve y agita la cola.)


Tercer Jardinero: No sé por qué le gusta tanto disfrazarse así.


(Sigue barriendo. Entra corriendo el Hombre del Rastro.)


Hombre del Rastro: Oiga, ¿dónde habrá una gasolinera?

Tercer Jardinero: Por aquí no hay.

Hombre del Rastro: Se nos paró el camión del rastro y se nos está escapando los animales. ¿No ha visto una vaca y unos corderos?

Tercer Jardinero: No. Por aquí no pasaron.

Policía: Yo sé por dónde andan. Vamos a conseguir gasolina. Aquí cerca hay. Y ya verá cómo enseguida agarramos a esos animales.


(Patea amenazadoramente en el suelo, viendo al jardinero. Brotan llamas y humo. Salen el Policía y el del rastro.)


Vaca: (Se asoma entre las matas.) ¿Se fueron?

Tercer Jardinero: Sí, pero escóndete. ¿Qué estás comiendo?

Vaca: Rosas. (Coqueta.) Tienen un ligero amargor, pero así mi leche saldrá delicadamente perfumada. (Se sienta junto a Inés.)

Inés: ¡AY, una vaca! (La Vaca se esconde.)

Tercer Jardinero: Es…, es la mascota del jardín, ahí viene un joven.

Inés: ¡Alex!


(Entra Alejandro. Inés corre a sus brazos.)


Inés: Alex, por fin. (Lo suelta.) ¿Sabes cuánto tiempo llevo aquí? ¡No me hables, no digas nada, porque te pego!

Tercer Jardinero: Intimidad, amor y frío. Vulgaridades y milagros. Eso sucede si permanecemos algún tiempo en un jardín, especialmente en esta noche.


(Se aleja con su escoba. Entra a la torre. Los otros jardineros desaparecen tras el seto.)


Inés: Me citaste hace hora y media. No sé por qué sigo aquí. ¿Dónde estabas? Claro, yo no te importo nada. (Llora.) Qué más da si me hielo, si me….


(Él la besa en la mano. Ella le acaricia la cara.)


Inés: Tienes la cara helada, las manos frías…

Alejandro: Tú también. Perdóname. Estaba yo con mi familia, tratando… Estaba en mi casa.

Inés: ¿Aceptaron que vaya yo a cenar?

Alejandro: No.

Inés: ¿No?

Alejandro: Ya conoces a mi mamá, y a mí papá.

Inés: ¿Cómo quieres que los conozca? Hoy ibas a presentarme con ellos.

Alejandro: Quiero decir… Piensan que tener novia es perder el tiempo, y… Como saben que vives sola…


Inés: ¿Qué?

Alejandro: No, nada.

Inés: Claro, una muchacha que vive sola no puede ser buena, ¿verdad?

Alejandro: No es eso, es que esta noche va gente muy importante a la casa, y…

Inés: ¿Les dijiste mis calificaciones? ¡Les dijiste que soy la mejor de mi año! ¡Les contaste que voy a entrar de interna al hospital?

Alejandro: Sí, todo eso. Pero mamá y papá… Ellos piensan que debo terminar de estudiar, trabajar, ganar dinero…

Inés: ¿Y tú qué piensas? (Él calla.) ¿No te atreves a tener novia sin su permiso?

Alejandro: Mira… Si se enojaran, pues no me pagarían la escuela el año entrante, y no me dejarían usar el coche, ni…

Inés: Tienes razón. Tienes mucha razón. Adiós, Alex.

Alejandro: Oye, Inés, pero yo te quiero. Te quiero más que al coche. Estoy… De veras, estoy dispuesto a todo por ti.

Inés: No, gracias. El señor Alejandro Díaz es demasiado para una pobre estudiante de medicina como yo, ¿no es cierto?

Alejandro: Mira, Inés.

Inés: Tienes razón. Hay un señor que me ofreció regalarme un coche y pagarme la escuela el año entrante. Todo, a cambio de que lo quiera yo un poquito. Y de que no vuelva a verte. Es importante que nos paguen la escuela, y andar en coche…

Alejandro: ¿Un señor? ¿Qué señor?

Inés: Vete a cenar con tu familia, anda. Habrá gente importante, guajolotes rellenos y cosas muy buenas. Yo tengo en mi cuarto unos bolillos y un poco de café negro. Feliz Navidad, Alex. (Se va, corriendo y llorando.)

Alejandro: ¡Inés! (Se sienta muy triste.)

Policía: (Entra de puntitas.) Éstas son puro interés, ésa es la verdad.

Alejandro: ¿Usted cree?

Policía: ¡Claro! (Agita la cola.)

Alejandro: ¿Y usted por qué se mete? ¿Qué le importa?


(El Policía se ríe. Alejandro, enojado, va a salir. Entra la Vendedora.)


Vendedora: Las nochebuenas, patrón, para la novia.

Alejandro: ¡Hazte a un lado! (Sale.)


(La Vendedora va a pregonar, pero ve al Policía. Éste sale. Ella se sienta con desaliento. Entran los Mendigos.)


Mendiga: Una caridad por…

Vendedora: (Simultáneamente.) Marchante, no me compra…


(Se observan, se sonríen.)


Vendedora: ¿De veras no tiene usted nada? (La mendiga niega. La otra la observa con más cuidado.) Yo podría darle una moneda.

Mendiga: (Con dulzura.) Yo también podría comprarte una flor.

Vendedora: (Animada.) Usted dice (Cambia de tono.) O mejor no. Lo mismo da.

Mendiga: ¿Tú crees?

Mendigo: ¿Qué dicen?

Vendedora: Hablábamos de dinero.

Mendiga: Hablábamos de flores.

Mendigo: Lo que me preocupa es el niño.

Mendiga: Ya va a nacer mi hijo.

Vendedora: ¿Y está usted tan tranquila?

Mendiga: Desde que supe que iba a tenerlo, he estado muy tranquila.

Vendedora: ¿Si? ¿Estando tan pobre?

Mendiga: Mi hijo será mi fortuna.

Vendedora: Qué raro que piense eso. Yo tengo dos, y cada vez estoy más pobre. No tienen padre ¿sabe?

Mendigo: Para todos los hijos hay un padre.

Vendedora: Si usted lo dice… ¿Ya se siente mal?

Mendiga: No sé. Me siento cada vez más contenta. Pero sí… Nacerá esta noche.

Mendigo: Y no sabemos dónde. (A la mendiga.) ¿No tienes miedo?

Mendiga: No, ya lo he dicho. Estoy muy ajena al miedo. Más bien, es la mayor alegría que he tenido.

Vendedora: Mi casa está muy lejos. Si ya se siente enferma, es imposible que alcance a llegar a pie. ¿Ya tiene pañales?

Mendigo: No tenemos nada. Venimos de muy lejos y fuimos dejando en el camino todo lo que traíamos. La verdad es que ya no podemos más.

Vendedora: Y aquí no hay nada. (Se le llenan los ojos de lágrimas.)

Mendiga: ¿Por qué lloras?

Vendedora: Por… por ustedes. Quién sabe qué me pasa. Hace años que no lloro. (La mendiga le acaricia un hombro.) ¿Qué me pasa? Quiero reírme y llorar al mismo tiempo. ¿Qué cree usted? ¿Será que es Nochebuena?

Mendiga: Creo que es por eso.

Mendigo: Vamos más adelante. Pudiera ser que encontráramos un lugar abrigado donde descansar.

Mendiga: Sí. Vámonos.

Vendedora: Entonces, ¿ya se van? (Los dos asienten.) ¿Volveré a verlos? (La mendiga sonríe.) Tome, tome una flor.

Mendigo: Adiós.


(Van a salir. La Vendedora los alcanza.)


Vendedora: También tengan la moneda, podría hacerles falta.

Mendiga: ¿Y usted?

Vendedora: ¿Yo? En eso no había pensado. Téngala de todos modos.

Mendiga: Gracias.

Mendigo: Dios se lo pague.


(Se van. La Vendedora se suena, suspira. Empieza a pregonar.)


Vendedora: Flores de nochebuena, flores de nochebuena…


(Tras el seto se asoma el Policía, y hace señas de llamado y complicidad a la Vendedora. Ésta va, con desconfianza.)


Policía: Oye, por allá quieren comprar unas nochebuenas. (Señala.)

Vendedora: ¿De veras, patrón?

Policía: ¡Claro! Pero corre para allá, anda, no sea que otra te gane los clientes.

Vendedora: ¡Gracias, patroncito! (Sale corriendo.)


(El Policía la observa. Ve después algo que lo regocija y lo hace reírse a carcajadas. Entra corriendo el Bolerito.)


Bolerito: ¡Papá, papá, escóndeme las cosas!


(Se asoma Juan, el primer jardinero.)


Juan: (Un poco tomado.) ¿Qué pasó?

Bolerito: ¡La camioneta!

Juan: ¿Cuál camioneta?

Bolerito: ¡La del Departamento Central! Anda quitándoles sus cosas a los vendedores. Ya se llevaron el cajón de dar grasa del Chefo.

Juan: Yo no he visto nada. Usté se quiere hacer tarugo para no trabajar.

Bolerito: Vienen sin uniformes ni nada. De repente se paran, salen de la camioneta y nos quitan todo. La tamalera está llorando, y a la de las flores… ¡Ahí viene!


(Entra llorando la Vendedora, con su canasta vacía.)


Vendedora: ¡Ay, madrecita santa! ¿Y ahora qué voy a hacer? ¿Qué van a cenar mis hijos? ¡Ya me quitaron todas mis nochebuenas! (Se suena con el rebozo.)

Juan: ¡Ah, qué caray! Pues es cierto.

Vendedora: Llevan el carro lleno de flores, tamales, juguetes. Van comiéndose todo, y riéndose. Ahí se llevaron todas las de mi canasta. ¿Y ahora qué voy a hacer? Nomás a pedir limosna. Estaban tan chulas mis nochebuenas.


(Sale llorando. El Policía se ríe a carcajadas.)


Juan: Pues’ora, escóndase aquí. Pero tiene que juntar lo del gasto, ¿cuánto trae?

Bolerito: Cuatro pesos.

Juan: Pues si no junta quince pesos, no nos vamos a la casa.


(Bebe.)


Bolerito: Es que no hay gente, papá. Nadie se boleta. Y en la casa nos esperan mis hermanitos.

Juan: Pues usté sabe lo que hace, pero es un hombrecito y debe aprender a juntar el gasto. Ándele, ya se ha de haber ido esa camioneta.

Bolerito: Grasa, joven, gra… (Ve que es el Policía y huye.)


(Salen todos. Entra la Madre con los Niños.)


Niña: Ya me cansé mucho, mamá.

Niño: Yo también

Madre: Vamos a sentarnos aquí un momento. En casa de sus tíos va haber una cena muy buena, verán.

Niño: ¿Qué tíos son esos?

Madre: Son unos tíos que no conocen. Pero ya no me acuerdo bien dónde queda la casa. Descansen aquí un momento. Miren, aquí traigo dos dulces. Tengan, preciosos, tengan, queridos.


(Los Niños aceptan los dulces. Se quedan acurrucados en la banca. La Madre avanza a primer término.)


Madre: Me llamo Juana López. Ya no soy joven. He tenido estos niños, como quien dice, sola. No tienen papá, nunca lo han conocido. Trabajo por las noches; podría decir que soy mesera, más o menos. En mi trabajo me dicen Orquídea. MI uniforme de trabajo es éste. (Se quita el abrigo: trae debajo un relumbrón vestido rojo, escotado.) Pues la mera verdad. (Empezó a hablar con vulgaridad.), esto es muy duro. Los clientes dan mucha lata: se ponen tercos, y una sufre para ganarse los centavos. Hoy no va a ir nadie, porque es Nochebuena. Vamos a estar solas, las compañeras y yo. Todas recargadas contra el mostrador, haciendo chistes y esperando que alguien llegue. Sabemos hacer juegos con cerillos, o juegos de adivinanzas, para matar el tiempo. Cuando dé la medianoche, nos pondremos a contarnos recuerdos, y después empezaremos a llorar. Nunca faltan dos o tres que se peleen. Algunas son retebruscas, y tiran vasos y botellas a la cara. Tengo una cicatriz que… Pero no hay por qué hablar de estas cosas, y menos delante de los niños. (Se pone el abrigo, vuelve al tono de una mujer humilde.) Soy una mujer mala, porque esta noche voy a hacer algo horrible: voy a abandonar a mis hijos. (Llora a gritos.) Cuando era muy chica, leía el cuento de unos niños que los llevaban al bosque, para perderlos, porque en su casa no había qué comer. Y yo creía que eso era posible. Después crecí y comprendí que esas cosas no suceden. Y ahora, ahora que ya no soy joven, veo que sí suceden: yo soy la mala madre y lloro y sufro porque voy a abandonar a mis hijos. Aquí no hay bosque, pero hay esquinas, hay barrios en que nunca hemos estado. Subimos a un camión, y luego a otro, y a otro. Y caminamos cuadras, vueltas, jardines, hasta sitios que no sabía que existieran, iglesias viejas, callejones angostos y polvorientos. Ni yo misma sé ya dónde estamos. Ahora, debo irme. No tengo con qué darles de comer a mis hijos. Cada vez gano menos y temo que mi fin esté próximo. Entonces… hoy es Nochebuena, mañana Navidad. Los periódicos dirán este acto monstruoso: una madre que abandona a sus hijos en la noche más bella del año. Todos tendrán un poco de compasión, todos sabrán que soy mala, y alguien recibirá a mis niños. Quiero pensar en alguien bondadoso, con dinero, con buen corazón. Y yo…, y yo… (Llora.)

Niño: Mamá, ¿qué te pasa?

Niña: ¿Estás llorando?

Madre: No, hijitos, nada. No me pasa nada. Es que… tengo catarro, ¿ven? (Aparte.) No me atrevo a dejarlos solos.


(Entra el Policía y llama.)


Policía: Mira, aquí tienes clientes, anda.

Bolerito: (Entra.) Grasa, jefa, una boleada a sus niños. ¿No? Mire qué sucios tienen los zapatos.

Madre: ¡Sí, dales grasa! ¡Anda! Quédense con este niño mientras voy a buscar la casa de sus tíos. No te separes de tu hermanita por ningún motivo. ¿Lo oye, hijito? Por ningún motivo la dejes sola. (Los besa, los abraza. Prende un gran sobre visiblemente sobre la ropa del niño. Sale corriendo.)


(El Policía ríe quedamente.)


Bolerito: ¿Por qué lloraba tu mamá?

Niño: No lloraba. Es que tiene catarro.

Bolerito: Pues qué catarrote. Yo creí que estaba lloviendo.


(Se seca. Procede a dar grasa. Entran Juan y Bato. Juan aviva la hoguera.)


Juan: Saca tu guitarra, Bato, y échate otro trago.

Bato: (Obedece. Canta.)
Esta noche hace frío
y es Nochebuena,
es mejor que bebamos
ya que no hay cena.
Lluevan las hojas secas
hiele la escarcha,
sin techo y sin cobijas
es noche mala.
Las calles se iluminan,
todos regalan;
yo fui pastor del campo:
ya no soy nada.
Cuidaba mis borregos,
también sembraba,
me vine a la ciudad,
ya no soy nada.
¡Cuántos fuimos pastores!
En hora mala
dejamos los corderos,
también las vacas.
La tierra estaba seca,
nadie sembraba
me viene a la ciudad,
ya no soy nada.
Por eso en esta noche
yo bebo y canto,
que me acompañe alguien,
que venga el diablo.
Hay que beber, amigos,
hay que ser machos,
ya que estoy pobre y triste,
que venga el diablo.


(Y viendo al Policía lo invita.)


Bato: Échate un trago, manito, tú también.


(Beben los tres.)


Juan: Qué vida esta, ¿verdad?

Bato: A lo macho.


(Entra Gila con el mandado.)


Policía: Mira la gata esa. Qué bien está, ¿eh?

Juan: ¿Más?

Policía: (A Bato.) Anda, vacílatela.

Gila: (Para sí.) Leche, pan, vino..., castañas…, creo que ya nada se me olvida.

Bato: ¿Adónde vas tan cargada? ¿No quieres que te ayude?


(Ella va a irse, pero él la detiene por el rebozo.)


Bato: Espérate, mamacita, ¿por qué tienes tanta prisa?

Gila: Ora, estése silencio.

Bato: Si nomás quiero platicar tantito. ¿Cómo se llama usté?

Gila: ¿Qué le importa?

Bato: A ver si adivino… ¡Se ha de llamar Rosa, por las chapotas tan chulas que tiene!

Gila: ¡No me llamo Rosa!

Bato: Entonces… se ha de llamar… Chona.

Gila: ¿Chona? ¿Por qué?

Bato: Por lo fresca-chona que está.


(Risas de Juan y del Policía. Gila arriesga una risita.)


Bato: O se ha de llamar…. Lucero. Porque tiene sus ojitos como estrellitas de las meras que hay en el cielo.

Gila: Ya no me diga cosas. Me llamo Gila y ya me voy, porque, porque si no, me van a regañar en la casa.

Bato: ¿Quién va a ser tan sabroso que la regañe? Yo la defiendo, mi alma.

Gila: Sí, usté me va a defender, ¿verda? Suélteme mi rebozo.

Bato: Pero se queda tantito a platicar, ¿verdad? ¡Tantito!

Gila: Luego me van a regañar, y van a decir que me tardé y que…, ¿usté cómo se llama?

Bato: Yo me llamo Bato, para servirla.

Gila: Ah, Bato. Bueno, ya platicamos, ora sí ya me voy.

Bato: Pero qué platicada fue esa. Por aquí la veo pasar retempranito, con su canasta al brazo. Todos los días, ¿Dónde trabaja?

Gila: Allí nomás, al a vuelta.

Bato: ¿Quiere que la acompañe hasta allá?

Gila: Nomás hasta la esquina. Son reteserios mis patrones.

Bato: Bueno, pues a la esquina.


(El Policía se disgusta con el giro de la escena.)


Policía: No seas tarugo. Dale un pellizco.

Bato: No, hombre, cómo crees.

Policía: Un pellizco chiquito. Qué tiene. Ándale.

Bato: Bueno, pues…, un pellizquito, ¿verdad?

Gila: Vámonos, qué tanto habla con ése.

Bato: Vámonos, mi alma.


(Le da el pellizco. Gila grita y deja caer la bolsa del mandado. Estruendo de vidrios rotos.)


Gila: ¡Mire lo que hizo! ¡Bruto! Ay, madrecita, la leche. Y las botellas de vino, tan caras. Ya me endrogó usté. ¿Y ora qué les digo? ¡Ay, mamacita!


(Deja el monedero en la banca. Trata de recoger cosas. La bolsa chorrea.)


Bato: Caray, cómo seré bruto.

Gila: Quítese, quítese. (Le pega.) ¿Y ora qué voy a decir? Ay, mamacita. Ora sí me endrogué.


(Sale llorando.)


Bolerito: ¡Oiga! Aquí dejó su…(El monedero.)

Policía: (Le pega con la cola.) ¿Qué estás gritando tú?

Bolerito: Pues que aquí… (Piensa, esconde el dinero.) Pues que aquí vino, a… romper todo, ¿no?

Policía: Ah, vaya. (Sale a carcajadas.)

Bato: Pero qué bruto soy. (Sale.)

Juan: No se achicopale. Venga. (Sale tras él.)

Bolerito: Bueno, págame. (Está nervioso.)

Niño: Si nada más me boleaste un zapato.

Bolerito: Pues es que ya me tengo que ir.

Niño: El dinero lo trae mi mamá. Y tienes que acabar.

Bolerito: Bueno, pues…, luego regreso. (Huye.)

Niño: Hace frío.

Niña: Tengo hambre.

Niño: Yo también.


(Entra la Vaca de puntitas.)


Vaca: Mírenlos. Se parecen a mi becerrito. Sólo que él tenía manchas negras y ellos no.

Corderos: (Se asoman.) Beee, beee.

Vaca: (Tierna.) ¿Tienen hambre, niños?

Niños: Sí tenemos.

Vaca: A ver si no me ven. (Ve en torno. Arranca puños de yerba y se los da.)

Niños: ¿Qué es esto?

Vaca: Está rica. Prueben. (Come una poca.) Exquisita.

Niña: Esta vaca es tonta. ¿Cómo vamos a comer yerba?

Vaca: ¿Qué quieren, mis becerritos?

Niña: No somos becerros, somos niños.

Niño: Queremos un bisté, y…

Vaca: ¡Ah! ¡Un bisté! ¡Dios mío! (Muge.) Infames, malos. Debería cornarlos. Eso. (Va a irse.)

Niña: Tengo hambre. (Llora.)

Vaca: (Herida.) Quieres comer carne, ¿verdad? Carne de vaca y de becerro.

Niña: No. Quiero mi leche.

Vaca: (Conmovida.) Leche. Quieren leche. Vengan, hijitos. Vengan, becerritos. Les voy a dar un poca. (Salen los tres.)

Cordero: Beee. Va a darles leche a ésos.

Cordero: Y a nosotros no quiso darnos.

Cordero: Vamos a ver si nos convida también.

Ambos Beee, beee. (Salen.)


(Entra la Vendedora de puntitas. Corta flores, hasta llenar su canasta.)


Policía: (Entrando de un salto.) Ahora sí te pesqué. Con que cortando flores.


(Grita la Vendedora.)


Policía: Ven acá. A la paila, por ladrona. A hervir en aceite. Quiero decir, a la cárcel.


(Persecución. Él ruge. La alcanza. La pesca. Entra Gila.)


Gila: ¡Mi dinero! ¡Me robaron el dinero! ¡Y dicen que también tengo que pagarlo!


(Entra Valentina.)


Valentina: ¡No huyas! ¡Así quería yo verte, huyendo!

Gila: Si no me estoy huyendo. Es que he de haber tirado el dinero por aquí.

Valentina: Policía, encárguese de esta muchacha. Ha roto tres botellas de un vino carísimo, y dos de leche. Además se ha robado todo el dinero del gasto. Malversación de fondos, abuso de confianza, peculado y estupidez. La pongo en sus manos.

Policía: Encantado. Yo me encargo de ésta. Son mi especialidad.

Gila: Suélteme del brazo. Qué se ha creído. Yo dejé el dinero por aquí. Me lo han de haber robado.


(El Bolerito entra. Se esconde y espía.)


Valentina: Hace ya tiempo que me da muy mala espina. Se me han perdido cosas.

Gila: (Llora.) No es cierto, no es cierto. (Se busca, busca en el suelo.)

Juan: (Ve a su hijo.) ¿Qué pasó? ¿Dónde anda usté?

Bolerito: Ya junté todo el dinero del gasto, papá. Pero vámonos pronto.

Juan: ¿Cuánto juntó?

Bolerito: No lo he contado.

Valentina: Para de lloriquear y di lo que hiciste con el dinero.

Juan: Pues vamos a contarlo. (Le busca en las bolsas.)

Bolerito: No, papá, luego.

Valentina: ¿No hablas? Bueno, pues ahí se la dejo. Yo tengo que irme a misa. Así es que… enciérrela y luego averiguamos.

Policía: Con mucho gusto.

(Tiene por un brazo a cada mujer. Sale Valentina.)


Gila: ¡Mire mi dinero! ¡Ése es!

Juan: ¿Cómo que éste es su dinero? Éste es mío y de mi hijo, ganado muy honradamente. ¿Verdad, hijo?

Policía: (Carcajadas.) Esto se pone cada vez mejor. Voy a poder llevarme a muchos. A ver, mocoso, acércate. Y tú también, jardinero.


(Entra el del rastro.)


Hombre del Rastro: Oiga, ya descubrí a la vaca. Está aquí atrás, repartiendo leche.

Policía: ¡No me diga! Distribución clandestina de leche sin pasteurizar. Ahorita la agarramos.

Hombre del Rastro: Vamos, venga.

Policía: Nomás me encargo de estos cuatro. Un borracho y tres ladrones.

Juan: ¿Cómo? ¿Y yo por qué? No me lo vaya descontando.

Policía: Cómplice, ebrio, y faltas a la autoridad.


(Bato se acerca al grupo.)


Bato: ¿Por qué se lo está llevando?

Hombre del Rastro: ¡Se nos va a escapar la vaca!

Gila: Esto es culpa de usté.

Bato: (Preparándose.) ¿Qué espera? Vámonos corriendo.

(Ella duda. El Policía echa mano a un enorme silbato.)


Policía: Deje pitar, así vienen los compañeros y cuida a éstos, mientras vamos por esa vaca.


(Se lleva el silbato a la boca, pero Bato se lo arrebata y lo deja soplando al aire. Huyen Bato y Gila, y cuando va a seguirlos huyen Juan y su hijo y después la Vendedora.)


Hombre del Rastro: ¡Me van a espantar a la vaca! (Corre también.)


(Carreras, mugido0s. Las persecuciones acompañan adlibitum, e ilustran la persecución. Pasan huyen la Vaca y los Niños. El Policía pesca a la Niña.)


Policía: ¡Aquí tengo ya una!


(Viene la Vaca y lo cuerna. Nueva fuga, más carreras.)


Policía: ¡Te pesqué, por fin!

Hombre de Rastro: ¡Idiota, si soy yo!

Policía: Es cierto. Perdón.


(Nuevas carreras. Entran Valentona y la otra Beata. Al fondo y en torno a ellas siguen las carreras.)


Valentina: Esto no tiene nombre.

Beata: Hay que avisar inmediatamente.

Valentina: Aquí está el policía. Mire. Oiga, ¡policía!

Beata: Huyó, qué raro.

Valentina: Todo mundo corre. ¡Gila! Pero mire nada más, anda jugando con el policía. ¡Es increíble!

Beata: Así son las cosas en estos días.

Valentina: Pero mire. No me explico lo que pasa.

Beata: (Alarido.) ¡Es que una vaca anda suelta! (La vaca pasó bien lejos.) ¡Mire, nos va a cornar! (Huye corriendo.)

Valentina: ¡Usté también! Venga acá, ya no estamos en edad par esas cosas. Ah, policía, quería yo decirle que… Esto ya se pasa de la raya. En cuanto vuelva a venir lo detengo.


(El Policía vuelve a pasar corriendo. Valentina le mete el pie. Cae estrepitosamente al suelo, salen chispas.)


Valentina: Le decía que aquello es un escándalo sin nombre. Hay unos mendigos allá, en la puerta de la iglesia. Están obstruyendo el paso, y a la mujer se le ha ocurrido que su hijo vaya a nacer allí. Hay que sacarlos inmediatamente.

Policía: ¿En la puerta de la iglesia, dice?

Valentina: Sí, y el hijo de esa mujer va nacer de un momento a otro.

Policía: (Se levanta.) Si son los mendigos que estoy pensando, mucho me temo que no voy a poder hacer nada.

Valentina: ¿Cómo es posible?

Beata: (Se asoma.) ¿Ya se fue la vaca?

Valentina: Déjese de vacas y tonterías. Este hombre se niega a echar a los mendigos de las puertas de la iglesia.

Beata: ¡Se niega!

Valentina: ¡Se niega!

Beata: Déjeme anotar su número. Vamos a reportarlo.

Valentina: Si no los echa él, los echaremos nosotros. Venga. (Salen.)

Policía: Temo que va a degradarme. Siempre sucede esto. Cuando parece que ya voy a triunfar definitivamente, se les ocurre intervenir a los mendigos. ¡Ya estoy harto!

Hombre del Rastro: (Entra.) ¡No he podido alcanzarlos!

Policía: Pues yo no estoy seguro ya de que vayamos a pescarlos.


(Entra el Tercer Jardinero, pero ahora trae un gran par de alas sobre la unión.)


Tercer Jardinero: Haces muy bien en no estar seguro. ¡Fuera de aquí!

Policía: No quiero. No me voy.


(El Jardinero levanta la escoba.)


Policía: ¡Auxilio! ¡Vengan a defenderme los que estén conmigo!


(Van entrando los personajes.)


Gila: Si quiere llevarme, que me lleve. Yo no corro más.

Bato: (La sostiene.) No se vaya a caer.

Policía: Muy bien. Vámonos. (Ella no se mueve. Todos la examinan.) ¿Qué me ven? No tengo nada de raro.

Tercer Jardinero: Es cierto, te conocemos todos.

Vaca: Yo ya te había visto muchas veces.

Corderos: En muchas formas. La última vez eras un lobo.

Tercer Jardinero: Fuera de aquí. Es un buen consejo.

Policía: (Al Bolerito.) Este niño no quiere que me vaya.

Bolerito: Yo…

Policía: (A Juan.) Este hombre me ha llamado durante todo el año.

Juan: No es cierto.

Policía: (A Bato.) Tú seguiste mis consejos.


(Entran el Estudiante y la Madre con aire perdido.)


Madre: Este barrio no tiene salida.

Tercer Jardinero: (A los interpelados por el Policía.) ¿Es verdad eso?

Bolerito: ¿Cómo se llama el señor?

Policía: Poco importa el nombre. Aquí vienen otros dos testigos de que soy necesario. Ellos me entienden.

Alejandro: ¿Yo? Ya le he dicho que no se meta conmigo.

Madre: Yo no tengo cuenta pendientes con la policía.

Tercer Jardinero: Su nombre más pomposo es Mefistófeles.


(Hay un silencio; se interrumpe por una carcajada del Policía, que no puede evitar gestos de vanidad.)


Policía: He estado en el corazón de todos ustedes. (Al Jardinero.) Si quieres me voy, ellos me llevan dentro.

Gila: Ya me imaginaba quién andaba metido en este lío. Vamos a correrlo.

Madre: (Dando un grito.) ¡Quiero a mis hijos!

Alejandro: ¿Por qué la dejé ir?

Policía: Tonto. Porque no te conviene.

Alejandro: (Dándole una bofetada.) Te he dicho que no te metas en mis cosas. Estoy enamorado de ella.

Hombre del Rastro: Matar en Navidad… Además estoy cansadísimo.


(La Vaca lo abanica y él a ella. Los Corderos se le acercan.)


Bolerito: Papá, papá, devuélveme el dinero que te di endenantes.

Juan: ¿Y para qué lo quiere?

Bolerito: Es que… (Llora.) No es mío. Se lo quité a esa señora.

Juan: ¡Pero cómo va a ser! ¡A poco me salió usté ratero! Ahorita lo corrijo a patadas. Verá. (El Policía se ríe y Juan lo mira.) No: yo soy el que tiene la culpa. Vamos a devolver el dinero, hijito.


(Dan el dinero a Gila.)


Bato: Yo la quiero de buen modo. Perdóneme el pellizco.

Vendedora: Y yo… Hice mal en cortar flores, pero… ¿Qué iba yo a hacer si ésos (Lo señala.) me quitaron las mías?

Tercer Jardinero: (Mirando al policía.) ¿Qué dices ahora?


(El Policía no sabe qué decir, grita de ira. El Jardinero le da de escobazos y él desaparece entre nubes de humo y llamas. El Tercer Jardinero se retira a un rincón y empieza la música de la posada. Entran las beatas empujando a los Mendigos. La Mendiga desfallece.)


Beata: ¡Qué delicioso olor a azufre!

Valentina: Venga usted. Serán fuegos artificiales. A mí me encantan.


(Salen por donde desapareció el Policía.)


Mendigo: (Humilde.) En nombre del cielo, dinos dónde guarecernos. Mi esposa ya no puede andar.

Juan: ¿Yo? ¿Por qué yo? Aquí no es mesón, sigan adelante.

Mendigo: Venimos rendidos desde muy lejos, no sea inhumano.

Juan: Es que no sé ni quiénes son ustedes.

Mendigo: Mi esposa es María. Yo soy carpintero, pero me he quedado sin trabajo. Mi nombre es José. Ella va a ser madre.

Juan: ¡Va a ser madre! ¡Caray! ¿Y qué puedo hacer yo?

Mendigo: Para cada madre, su hijo es Dios. Si me das abrigo, habrás albergado a Dios en tu casa y tu casa será bendita. El día que respetemos la parte de Dios que hay en cada hombre seremos felices.

Juan: ¿Qué hacemos, Batos?

Bato: Aquí en la torre, déjalos entrar.

Juan: Aquí no hay más que paja y herramientas.

Mendigo: Entonces, puede nacer allí hasta el Rey de Universo.


(Abren la puerta. El Tercer Jardinero truena los dedos. Luz radiante dentro de la torre.)


Bato: ¡Voy a buscar a ésa que estudia para doctora! ¡Véngase, Gila!

Alejandro: Yo también voy. También la necesito.


(Salen. Se incorpora la Vaca.)


Vaca: Siento que va a pasar algo muy importante. Me alegro de estar aquí, y sé que por esto siempre se me recordará.

Corderos: Nosotros también nos alegramos.

Hombre del Rastro: Yo me alegro y siento que es la primera vez que le sucede una cosa así a un tipo como yo.

Madre: Yo siento el alma tranquila, y sé que encontraré a mis hijos. Porque como dio ella, para una madre… (Empieza a llorar.)

Bolerito: Papá, hace mucho que quería preguntarte una cosa. ¿Me quieres? (Juan, muy conmovido, lo abraza.)


(Entran corriendo Gila, Bato, Inés y Alejandro.)


Inés: ¿Dónde está la señora?

Juan: Allí en medio de un montón de luz.


(Pasa Inés al interior de la torre. Llega trotando el Burro.)


Burro: (Rebuzna.) Estaba yo en el mercado y, de repente, vi una luz. Era una estrella. Yo troto por los caminos todo el día; vengo cargado de verduras que nunca pruebo. Sirvo para cargar y para recibir golpes. Y entonces, estaba yo amarrado fuera del mercado… ¡Fue cuando vi la estrella! Cuando la vi se me ocurrió que podría yo servir para algo mejor. Y corrí, corrí. Hasta chispas sacaba de la calle. Tal vez pueda encontrar un niño para calentarlo con mi aliento. Pero no veo la estrella.

Vaca: ¡En el cielo hay muchas! Y cada vez brillan más.

Burro: No, no. Otra estrella. ¿Dónde está? (Rebuzna.)

Tercer Jardinero: Ya va a llegar la estrella, y entonces, todas las cosas terminarán bien. Está bajando. ¡Empieza a brillar!

Animales: ¡Miren, miren, ahí viene!

Madre: ¿Dónde están mis hijos?

Vaca: Se quedaron dormidos en un portal. (Grita.) Anden, niños, despierten, ya vino su mamá por ustedes.


(Los Niños entran, frotándose los ojos y bostezando.)


Niña: Mamá, esta vaca nos dio de merendar.


(La Madre los abraza. Se oye el llanto de un niño recién nacido. Aparece la estrella. Música y transfiguración: la torre se abre y el interior está lleno de estrellas y signos milagrosos. Sobre un montón de paja dorada está el Niño. La Mendiga se cubre con un manto de estrellas, el Mendigo tiene una vara de flores en la mano, y ambos luces sendas aureolas.)


Tercer Jardinero: Porque hoy es Nochebuena y mañana es Navidad, si no, todo esto habría terminado de muy diverso modo.

Inés: (Mostrando al Niño.)
El retrato del Niño
mírenlo ustedes
y verán cosas grandes
en copia breve.

Gila: De oro y plata en listones
un ramillete
de encarnado es, y blanco,
de azul y verde.

Alejandro: No es retrato de arte,
ni de pinceles,
que es divino, aunque humano
sólo parece.

Todos: (Cantan.)
Que es divino aunque humano
sólo parece.
¿Hay quién me lo pide?
¿Hay quién me lo quiere
a este hechizo de plata,
de armiño y de nieve?

Tercer Jardinero: Que es divino aunque humano sólo parece.


(Baile general. Los animales van a adorar al Niño y a calentarlo con su vaho.)


Bato: (Canta.)
Pastores, pastores,
hablando en romance
oíd un portento.
Zagales, zagales,
dejando latines
oíd un misterio.
Yo os digo que el Niño
es Dios humanado,
yo os digo que el Niño
es Dios encubierto.

Vendedora: Una joya es tan rica
que en el oriente
sirve de luz al orbe
cuando amanece.
Los claveles y rosas
en ella mueren,
(Le arroja todas sus flores a los pies.)
o se animan en ella
rosas, claveles.

Todos: (Cantan.)
¿Hay quién me lo pide?
¿Hay quién me lo quiere
a este hechizo de plata,
de armiño y de nieve?

Madre: (Acariciando a sus hijos.)
Frente, cuello, manos, plantas,
plata, nieve, cera, armiño,
todo es del alma un encanto,
todo es de amor un hechizo.
Tal cupidillo
para joya del alma
viene nacido.


(Baile. Cruzan  unas beatas y unos beatos rumbo a la iglesia. Se detienen.)


Beata: ¡Qué escándalo de gentuza!

Beato: Usan la Nochebuena como pretexto para sus excesos.

Beata: Vámonos. Vámonos. ¡Ay, miren qué niño tan feo está allí! (Salen.)

Inés: ¡Déjenle dormir! Sh, sh, déjenle dormir.

Vendedora: Si a sus ojos corrió la cortina
el sueño sutil.
Y por no ver mis culpas, no quiere
los ojos abrir,
déjenle dormir.

Mendiga: Aunque duerma, no cierre los ojos,
que es León de Judá,
y ha de estar con los ojos abiertos
quien nace a reinar.
¡Déjenle velar,
que no hay pena, en quien ama
como no penar!

Todos: (Cantan arrullando.)
¡Déjenle dormir
que quién duerme, en el sueño
se ensaya a morir!

Mendiga: (Canta.)
Déjenle velar.

Todos: (Cantan arrullando.)
¡Déjenle dormir! (Telón.)