21/4/15

Monólogo YO ME MANDO A MUDAR ALBERTO DRAGO


MUJER ENTRANDO CON UN BOLSO QUE DEJA EN ALGÚN APOYO.
HABLA HACIA VENTANA Y/O PUERTA SEGÚN SUS MOVIMIENTOS.
EN TODA LA ACCIÓN VA JUNTANDO OBJETOS Y ROPA QUE GUARDA EN EL BOLSO Y VUELVE A SACAR PARA REACOMODAR. ASÍ UNA Y OTRA VEZ SEGÚN VAYA EL TEXTO MARCANDO ACCIONES. VA RECORRIENDO TODO EL CUARTO MIENTRAS ACCIONA CON EL BOLSO Y HASTA SE PERMITE LIMPIAR UNA Y OTRA VEZ MOTAS DE POLVO O LO QUE ELLA CREE VER.

MUJER: (HABLA HACIA EL LUGAR POR DONDE ENTRÓ) ¡Yo me mando a mudar, yo me mando a mudar! Termino de llenar el bolso, y me mando a mudar. ¿Cómo podés decirme tan fresca, que se van en Semana Santa y no me llevan? “Mamá, nos vamos con el gordo y los chicos a la quinta, aprovechamos Semana Santa y el feriado por las Malvinas, que pasó al lunes, y nos vamos a descansar. ¡Queremos ir solos, la familia!” ¿Y yo qué soy? ¡Una kelper! Y encima te ponés a tomar un baño de inmersión “para relajarte”. ¡Yo tendría que tomar baños para relajarme, con lo que estoy pasando todos los días con ustedes! ¿Baño? ¡Tendría que hervirme en una olla con sal gruesa y ruda macho! ¡Y pensar que me puse contenta porque este año era “capicúa”! ¡Ay, que lindo, año dos mil dos, número de suerte, capicúa! ¿Qué ironía, que tonta fui! ¿Creen que no me doy cuenta que les molesto? Todo lo que hago está mal, todo. ¡Yo me mando a mudar, yo me mando a mudar! Les doy el gusto, no me van a oír criticar esas comidas horribles que hacen, sin ganas, sin condimento. Para cocinar hay que poner lo de una, y mucho amor. ¿Cuándo les hice un churrasco que no estuviera a punto? ¿Cuándo una salsa sin gusto? ¿Cuándo el arroz no estuvo al dente? Pero, no. Todo lo que hago está mal. Me hubiera quedado en mi departamento de Caballito … tranquila, sola, sola como un perro como estaba, pero, no, fui estúpida. Vendí, para comprar algo más chico, y de paso con lo que sobrara darle algunos gustos a vos y los chicos. Y puse la plata en el banco como siempre se hizo. ¿O para qué existen los bancos, si no es para guardar el dinero, los ahorros de toda la vida? Y mientras tanto, vine con ustedes, como me dijeron, hasta encontrar el departamentito nuevo. Y se armó el gran desastre Yo no tengo la culpa del “corralito”, o como se llame “esa cosa” que inventaron para robarnos. Y me vine con ustedes. De paso, cuidar los chicos así pueden trabajar mas tranquilos, hasta que el “corralito” se abra ¡Porque una abuela no es lo mismo que “una muchacha”! ¡Una abuela es una abuela, la madre de tu madre, dos veces madre. No, como me dicen ustedes y mis nietos, dos veces madre y tres veces hincha pelotas … porque ni respeto me tienen, como mujer, como abuela, como señora mayor, no vieja, mayor, que se sacrificó y se sacrifica por su familia, por la sangre de su sangre, por … pero, no importa, váyanse nomás a la quinta y déjenme sola! ¡Tomá tu baño de inmersión para relajarte, por mí no te vas a poner tensa! Porqué me voy. ¡Yo me mando a mudar, yo me mando a mudar! Termino de llenar el bolso y me mando a mudar. Cuando me encuentren muerta en la calle, tirada en una vereda rota por Aguas Argentinas, por la compañía de electricidad, o esas del Internet, que nunca arreglan bien lo que rompen, y dejan todo lleno de pozos. Cuando me encuentren, limpita, bien peinada, vestida con sobria elegancia. Con una sonrisa póstuma en mi dulce expresión de abuela abandonada, caída en cualquier calle de Buenos Aires, y vaya a parar a la morgue hasta que me reclamen. ¡Si es que alguien me reclama! O sirva para la Facultad de Medicina como cualquier cadáver abandonado en la vía pública. ¿Porqué a quién le llama hoy la atención ver a una señora mayor caída, tirada, muerta en la vía pública? ¡Seré un cuerpo anónimo para que experimenten los estudiantes futuros doctores! Y un día tal vez mi nieto que estará estudiando para médico, se encuentre conmigo.¡Acostada sobre un mármol blanco y frío como la nieve de Bariloche, que ví cuando me mandaron con las jubiladas de “Tercera edad floreciente”, esa semana de temporada baja!¡Cuando mi nieto al descorrerse la sábana que cubrirá mi cuerpo yerto, me vea y grite, “¡Abuela, mi abuela, este cadáver con expresión de santidad es mi abuela … esta noble señora mayor, es mi abuela” ¡Y caiga de rodillas llorando, mientras recuerda el arroz con leche y canela, que le preparaba cuando era chico y no estudiaba medicina, sino esas putísimas tablas de multiplicar que yo le enseñaba repite que te repite, que no aprendía nunca. ¡Burro como el padre, tu marido, mi yerno! ¡Que no se como la gente le compra esos cuadros horribles que hace, que nadie entiende y los diarios y la televisión promueven y publicitan ¿Qué como vamos a tener comunicación los argentinos si los artistas hacen esos cuadros que nadie puede explicar, que cada uno, dice una cosa distinta? Y la gente los compra porque la gente compra cualquier cosa. ¡Yo me mando a mudar, yo me mando a mudar! ¡Termino con mi bolso y me mando a mudar! ¡Relajate tranquila con tu baño, con las sales que yo te regalé! Total … yo … en cualquier parte voy a estar mejor que acá. Ya van a extrañar las tostadas de la mañana y los matecitos en la cama, los domingos cuando se despiertan a cualquier hora. Siempre después que preparé estofado, a fuego lento con tomate natural, como debe ser. ¡Y todavía protestan porque le pongo un dientito, un miserable diente de ajo … ¿Qué clase de gente es la gente a la que no le gusta el ajo? Si no les gusta el ajo …¡no les gusta la vida! Uno es como es, decía tu papá. Y cuanta razón tenía. El siempre fue de pensamientos propios, nunca habló por “boca de ganso”. Trabajó toda su vida con el mismo entusiasmo. Lo veía salir por las mañanas, con su libreta y sus papelitos recortados por él mismo. Y recorría el barrio palmo a palmo, que “la nacional”, que “la provincia de Buenos Aires”, que “la de Santa Fé” , todas, todas las loterías pasaban por su lápiz, o mejor dicho sus lápices, porque siempre llevaba de repuesto. ¡Nunca usó birome! Pero, a vos, siempre te dio vergüenza. Te costaba decir que tu papá era … “cuentapropista”, que hacía negocios por su cuenta. Y eso que nunca nos faltó nada, bien que vos te diste el gusto de elegir el colegio que se te dio la gana. ¡Y después nos dejó la agencia oficial! ¡Como es oficial, y deja plata, no te molestó más decir, que recibías apuestas de quiniela! Él, no. Él, no lo resistió. Ser quinielero oficial, lo mató, pobrecito. “En este país, todo se ha puesto al revés, decía. Estamos endeudados, y en vez de ahorrar, el gobierno sigue pidiendo plata prestada. Tenemos el tango, y se baila esa basura importada. Tenemos la mejor carne del mundo, y vamos a comer hamburguesas berretas. No, si … acá, en la Argentina, está todo al revés. ¡Hasta los zurdos son la mejor derecha!”. Y se murió. ¡Porque si él, estuviera, no pasaría lo que estoy pasando, por pensar en mi familia, en mi hija única, que sos vos, que siempre fuiste todo para mí! ¡Claro, como vos tuviste tres hijos, te creés que sos más madre que yo! ¡Ya me van a llorar, ya me van a llorar! Y cuando esté muerta en el cajón, los vea y los oiga lamentarse a mi alrededor arrepentidos por los disgustos que me dieron … voy a resucitar, voy a resucitar para perdonarlos. ¡Porque una madre lo que debe saber es perdonar! Aparte de cocinar, lavar, planchar, y tener la casa ordenada. Que si yo no me ocupo, esta casa se cae a pedazos. Y que trabajes en la agencia no es excusa. Trajiste esa muchacha tres veces por semana. Como si yo fuera una inválida. Y además, viene vestida como para ir a trabajar a un cabaret. Con más pintura encima que la Casa Rosada. ¡Y esas minifaldas, esas minifaldas que usan las locas! Tuve que decirle, tuve que decirle, “O se cambia de pollera, o se pone un guardapolvo, que tengo un nieto de doce años, y otro de diez. Y cada vez que usted viene, no hacen los deberes de la escuela, y se van a encerrar al baño, que tengo que estar golpeándoles la puerta, a cada rato, y después no tienen ganas de nada”. Y cuando le comenté a tu marido, me dijo que no le vaya con cuentos. Que yo no le fui con cuentos, le dije bien clarito lo que produce esa … “muchacha” en los niños con su minifalda. ¿Y el guarango que me dice sin ninguna vergüenza? “No se preocupe, yo empecé a los cinco años, y mire a lo que llegué”. ¡A lo que llegó, a lo que llegó! Claro, ahí me di cuenta, al fin entendí cual es su estilo como pintor …¡Puñetero, tu marido es un puñetero! ¡Y todos sus cuadros son una gran puñeta! ¡Ah, que cosas estoy diciendo! ¡A lo que me obligan, (GOLPEÁNDOSE LA BOCA CON UNA MANO) “¡quema tu lengua con brasas, quema tu lengua con brasas!” ya, no puedo ni controlarme! No, no, no. No aguanto más.¡Vos sacate las tensiones con el baño, que lo que es por mí, ¡en un oasis!, ni una contractura vas a tener, ni una! ¡Descansá tranquila! ¡Yo me mano a mudar, yo me mando a mudar! Termino de arreglar mi bolso y me mando a mudar. ¿Para qué quiero quedarme? Si no me tienen en cuenta para nada. Como en diciembre pasado, esa noche cuando se empezaron a oír sonar las cacerolas … salimos todos al balcón y uno a uno fue agarrando algo para hacer ruido. Cacerolas, tapas, pizzeras … ahí si, ahí fuí una más. Después, salimos a la calle y nos mezclamos con la gente. ¡Villa Crespo era una inmensa cacerola sonando! Yo no sabía qué pasaba, pero no me importó. Estaba haciendo algo junto a mi familia y eso era lo que tenía valor. Y golpeaba y golpeaba, y no sabía que a cacerolazo limpio estabamos haciendo temblar al gobierno, “A todos los corruptos chorros y coimeros vende patria”, como dijo la correntina del quinto “C”. “¡Vamos, vamos a sacar a este gobierno! ¡ Ay que golpear fuerte y lo sacamos! ¡Vamos, vamos!”. ¿Cómo? ¿A qué gobierno? Si no salió el ejército a la calle. comenté, en mi ignorancia. Porque en Argentina, como en Chile u otros países vecinos, cuando “sacan” a alguien del gobierno es con el ejército.¡Y ahí, ya vino la agresión! “Pero, no mamá, ¿qué decís? ¡Dios nos guarde! Es el pueblo. Somos nosotros, vos, yo, los chicos, todos … ¿No ves que es gente común, los vecinos, los comerciantes del barrio?”, Ay, nena, bueno, una no puede saber todo, te dije, pero con buenos modos, eh, con buenos modos. ¿Y que me contestaste? “Mejor callate, y seguí golpeando. Hay momentos que parecés infradotada”. ¡A mi, a la sangre de tu sangre! Y me paralicé. Me inmovilizaste en la esquina de Corrientes y Juan B. Justo, en la vereda de la estación de servicio. Me hubiera quedado en casa. Pero, bueno, yo quería golpear con mi familia. Y ahí la vi a la pituca del catorce “B”. Ella también. Tan estirada, tan fina, tan discreta. Con sus dos muchachas, cada una con una olla, un cucharón y una espumadera para golpear. La pituca no golpeaba. Con una mano empujaba la silla de ruedas de la madre, y con la otra las dirigía, mientras las sirvientas aporreaban las ollas. ¡Lo que es el dinero! ¡Las otras golpeaban y ella parecía un director de orquesta! ¡Pero, con la madre, en otro mundo con su arterioesclerosis, pero al lado de ella!. Después me enteré les tuvo que pagar horas extras a las muchachas. Y yo, ahí parada. En medio del cacerolazo y la gente que iba y venía. Con la campera de tu marido, el chaleco tuyo, las camperitas “yoguins” de los chicos, la mochilita de la nena, la botella de dos litros de gaseosa que compraron, un pancho a medio comer que no se de quien era, y la pizzera que yo había golpeado con la cuchara grande de madera. Hasta uno, que pasó con una barrita me dijo, “Vieja, ¿por qué no te ponés un cartel que diga: todo por dos pesos?” Parecía un kiosco parada en esa esquina. ¡Y se me fueron las ganas de golpear! Y no me interesó más el cacerolazo. Si vos me hiciste a un lado con tu desprecio, con tu falta de consideración. ¡Yo me mando a mudar, yo me mando a mudar! Termino de preparar el bolso y me mando a mudar. Yo no tengo la culpa de las cosas que pasaron en el país. Yo no tengo una fábrica de dólares para darles, que joden y joden todo el día con los dólares. En vez de mandarlos a la mierda y arreglarnos con lo que tenemos todo el mundo se la pasa preguntando, ¿a cuánto está el dólar? ¿dónde venden dólares? ¿qué hicieron con mis dólares? ¡Y vos, la primera! ¡Mirate como estás, una loca, eso sos, una loca! ¡Y tu marido, mi querido yerno, dos locos juntos! Uno como hombre y otro como artista. ¡Mirá si Quinquela Martín hubiera pintado la Boca, como pinta tu marido, ja! ¡Y los chicos, los chicos hablan que parecen extranjeros! Que los “cidí”, que “videogueim”, que “el enter”, que los “imeil”, que las “frenis” … ¡A las papas fritas les dicen “frenis”! Claro como me van a entender, como me van a comprender.¡Si la mamá abandona a su propia madre en Semana Santa! ¡Menos mal que por lo menos toman mate! ¡Mientras la gente joven tome mate, no todo está perdido! ¡Yo soy una persona normal que llamo a las cosas por su nombre, no como quieren otros! ¡Por eso, yo me mando a mudar, yo me mando a mudar! ¡Termino de llenar el bolso y me mando a mudar! Hacete la que no me oís, y quedate en el baño de inmersión todo el tiempo que quieras … ¡Relajate feliz! (SUENA EL TELEFONO. ATIENDE) Hola … si … no, está ocupada. Habla la madre … diga …(CAMBIA LA EXPRESIÓN. UNA GRAN PREOCUPACION) ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Pero, está … bien? ¿O pasó lo peor? ¡No me mienta, dígame la verdad! ¡Soy una señora mayor que vivió lo suyo! ¡Si yo le contara! ¡Hable con confianza! (ESCUCHA) ¡Oh … ah … y … ¿Dónde está? ¡Está bien, está bien, ya le aviso a mi hija! ¡ Enseguida va la esposa para allá! (CUELGA) ¡Nena, hija apurate … a tu marido lo llevó por delante un motoquero que repartía pizza, e iba de contramano! ¡Encima como se le desparramaron las pizzas, lo agarró a patadas al gordo caído en la calle! ¡Está en el hospital Durán, en la guardia! ¡No te asustes, está bien, dicen!. ¡Vaya una a saber, mienten tanto en casos así! ¡Nadie quiere dar la noticia fatal! ¡Una nunca sabe, apurate, andá a verlo! ¡ Ese gordo siempre fue medio cagón para esas cosas! ¡Yo me ocupo de los chicos, de la casa, te llamo un radio taxi, llevate un saquito, apurate, andá y quedate tranquila! ¡ Yo estoy aquí hasta que vuelvan! ¡Mamá está en casa! ¡Los espero con unos matecitos y los buñuelos que le gustan al gordo y los chicos! ¡Pero después, cuando sepa que están en casa otra vez, que pasó el peligro, que está todo bien, termino de llenar el bolso, y aunque me lo pidan de rodillas, vos, tu marido y los chicos, yo me mando a mudar, yo me mando a mudar!
.

FIN.