INVITACION A LEER

Un rufián en la escalera. Joe Orton.

Un rufián en la escalera Joe Orton Personajes: Mike                    Joyce                    Wilson ESCENA I ...

Buscar una obra de teatro en este blog

13/9/10

Ansiedad Oral, del autor argentino Pablo Albarello


Pablo Albarello








 
Esta obra ha sido publicada para su difusión libre y gratuita, si bien quedan reservados todos los derechos de propiedad intelectual. El uso público de esta obra requiere el permiso del autor y a fin de recabar la correspondiente autorización dirigirse a pablo_albarello@e-pol.com.ar  o  palbarello@argentores.org

ANSIEDAD ORAL


Pablo Albarello

Ansiedad oral
(Reg. Prop. Int. Nº 755162)
                                                                                                                        
Personajes (3 masculinos)
Cárpena (55)
Soldati (50)
Guardia

ESCENA I
Patio de recreo de cárcel de máxima seguridad, entra un guardia transportando a CÁRPENA, lo lleva en un carro, va atado con cadenas con pasadores en tobillos y muñecas, un bozal enrejado le cubre la mitad inferior de la cara. El guardia lo deja parado sobre el carro en mitad de la escena y sale.
APAGÓN


ESCENA II
Vuelve el guardia trayendo a SOLDATI  en otro carro, encadenado y con su bozal, lo coloca junto a CÁRPENA y sale. Ambos quedan de frente al público. Debido a la posición de los carros y a las ataduras, en los diálogos van a tener dificultades para mirarse. Largo silencio.
SOLDATI: Calor.
CÁRPENA: …
SODATI: Esta vez se adelantó, ¿no?
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¡Mi Dios, y lo que va a ser enero!
CÁRPENA: …
SOLDATI: Es el tema este de la capa de ozono…
CÁRPENA: …
SOLDATI: Parece que los gases que largan las fábricas suben y hacen como una costra que no deja pasar el aire…
CÁRPENA: …
SOLDATI: A mí este año no me joden: me voy los tres meses al mar.
CÁRPENA, sin poder evitarlo, se sonríe.
SOLDATI: ¡Bien! ¡Ve que no es tan difícil!
CÁRPENA: ¿Cómo dice?
SODATI: ¡Que se relaje un poco, hombre! ¡Tiene que cortarla con la mufa!
CÁRPENA: …
SOLDATI: Más ahora que nos vamos.
CÁRPENA: Le pido que no vuelva con eso.
SOLDATI: ¿Por qué? Sería negar la realidad.
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¡Si nos vamos, nos vamos!
CÁRPENA: …
SOLDATI: Córdoba en esta época es ideal: nos instalamos en Alpacorral, conseguimos una cabañita en medio de las sierras, hacemos una huerta, fabricamos dulces, algo así de pantalla, y a la tardecita bajamos al pueblo. ¿Qué me dice?
CÁRPENA: …
SOLDATI: Con el turismo, las caminatas y los paseos a caballo nos mimetizarnos, como quien dice, con el paisaje.
CÁRPENA: Anteayer había dicho Santa Teresita.
SOLDATI: Cambio de planes, Cárpena. La costa atlántica con el Operativo Sol está jodida (pausita, observa al otro) ¿A usted le pasa algo?
CÁRPENA: No. ¿Por qué lo dice?
SOLDATI: No sé, lo veo lánguido.
CÁRPENA: …
SODALTI: ¡Cuente, che, para eso están los amigos!
CÁRPENA: ¡Y QUIÉN DICE QUE USTED ES MI AMIGO!
SOLDATI: ¡Bueno, no es para que se ponga así!
CÁRPENA (cambiando): Disculpe.
Pausita.
CÁRPENA: Un tema familiar, mi nena…
SOLDATI: A ver, ¿cómo es eso?
CÁRPENA: Mi mujer la quiere casar, le llenó la cabeza y ella, pobre, se pone de novio y –como siempre fuimos muy pegados- se siente en la obligación de presentarme a los candidatos.
SOLDATI: Me imagino.
CÁRPENA: Siempre la misma historia: no se anima a decirles, los trae, los pobres muchachos me ven, se les baja la presión y se van dando tumbos. Lógicamente, después ella no les ve más el pelo.
SOLDATI: Me imagino. ¡Qué barbaridad! ¿Y cuantos van?
CÁRPENA: ¿Desde que estoy acá?
SOLDATI: ¡Ajá!
SOLDATI: Seis
SOLDATI (reflexivo): Más este: siete. ¡Qué barbaridad!
CÁRPENA (se remueve, le pica la espalda): ¡Aaaay!
SOLDATI: ¿Le volvió?
CÁRPENA: ¡Uuuuy, sí! No me puedo acostumbrar (se rasca contorsionando el cuerpo)
SOLDATI: Utilice la inteligencia. Cada vez que le pique fije en la memoria el lugar, después en la celda se rasca todo junto.
CÁRPENA: ¡No diga pavadas!
SOLDATI: Es lo que hago yo. Escuche, volviendo a lo de su nena, si quiere podemos hacer algo: cuando lo vengan a ver intercambiamos carretilla y me hago pasar por usted.
CÁRPENA: ¿Y para qué quiere hacer eso?
SOLDATI: Una mano lava a la otra: yo le hago un favor a usted y usted me hace otro a mí.
CÁRPENA: Explíquese.
SOLDATI: Pido hablar a solas con el chico, no sé, para decirle algo de hombre a hombre, para darle algunos consejos antes del casamiento y entonces...
CÁRPENA: ¿Entonces?
SOLDATI: ¡¿Usted es o se hace?! ¿Qué le parece?
CÁRPENA (espantado, hace algún gesto con la boca que signifique comer): ¿L-lo, lo…, quiere decir, se lo?...
SOLDATI: ¡Correcto! Usted mantiene a su hija soltera, yo corto con la dieta y todos felices.
CÁRPENA: ¡No diga disparates!
SOLDATI: ¿Qué tiene? Si con estos bozales ni se nos ven las jetas. ¡Plan perfecto, Cárpena!
CÁRPENA: ¡CÁLLESE!
Pausita.
CÁRPENA: Usted de veras que está enfermo.
SOLDATI: ¡Ay, mire quien habla: mister equilibrio!
VOZ EN OFF: Interno 4811, interno 4811 tiene visita…
SOLDATI, da un salto de su carro.
SOLDATI: ¡Ahí están, dele, mueva las cachas!
Atado, va como puede hasta CÀRPENA,  trata de sacarlo de su carro.
CÁRPENA: ¡Salga de ahí, suelte!
SOLDATI: ¡No se retobe, vamos!
CÁRPENA: ¡Le dije que salga!
APAGON


ESCENA III
Siempre en el patio de la cárcel  y sobre los carros, CÁRPENA y SOLDATI  están inclinados boca arriba tomando sol.  Aunque con cadenas, no llevan los bozales y están con el torso desnudo. SOLDATI tiene puestos lentes oscuros (para conseguir el ángulo apropiado los carros pueden estar apoyados en el extremo superior en una banqueta, tarima o símil)
SOLDATI: Hay que sacarse el tono verdoso, Cárpena, tener aspecto saludable.
CÁRPENA: ¡Déjese de embromar!
SOLDATI: La imagen es importante, vende a la persona. Más cuando uno llega a un lugar donde no lo conocen.
CÁRPENA: ¿Sabe que existe algo llamado cáncer de piel?
SOLDATI: ¡Ay, córtela con la mala onda! ¡Usted es imposible!
CÁRPENA: …
SOLDATI: Hágalo por la patrona y por la nena, entonces.
CÁRPENA: ¡Le dije que no mencione a mi familia!
SOLDATI: Para que lo vean mejor, digo. Obsérveme a mí, me afeito cada mañana, relojée los abdominales. Doscientas lagartijas diarias. Encadenado y todo cumplo con la rutina (hace distintos movimientos, limitado por las cadenas) fuerza de brazos, deltoides, cuádriceps, trote. ¡Contemple!
CÁRPENA: Veo, veo. ¡Atropellado por los éxitos!
SOLDATI (tocado): No sé si atropellado por los éxitos pero se nota la diferencia.
CÁRPENA: …
SOLDATI: Es una cuestión de actitud.
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¡Qué poca iniciativa, hubiera sido tan sencillo! ¡Usted me decepciona!
CÁRPENA: ¿De qué habla?
SOLDATI: Lo de su futuro yerno: me lo almorzaba antes de que pudiera decir pío. Incluso le hubiera dejado la bolsita con la achuras para que trabajara en lo suyo.
CÁRPENA (impactado): ¿P-perdón?
SOLDATI: “En lo suyo”, en su vicio, quiero decir…
CÁRPENA (temblando de la furia): ¡USTED QUÉ SABE! ¡CÁLLESE!
SOLDATI: ¡Bueno, bueno, hombre, no se ponga así! (pausita) Si no quiere hablar, no hable. Pero, para que lo sepa, yo no vivo en un tarrito de azafrán.
CÁRPENA: …
SOLDATI: Cuando estaba afuera miraba la televisión, leía los diarios…
CÁRPENA: …
SOLDATI (conciliador): Vamos, sólo intento crear un vínculo, yo le cuento de lo mío, usted me cuenta de lo suyo y así nos vamos conociendo.
CÁRPENA: ¡Yo a usted no quiero conocerlo!
SOLDATI: Okey, como guste.
SOLDATI cierra los ojos, se abstrae en el baño de sol. Canta.
SOLDATI: “Quieren matar al ladrón / que se robó a una mujer / quieren, quieren / quieren saber donde está / nunca lo van a saber / yo se porque, yo se porqueeeee”… Lo que no entiendo es cómo se las arreglaba para la conservación sin frío…
CÁRPENA: No voy a hablar.
SOLDATI (embalado): Ese era mi problema, sabe, probé de todo: con barras de hielo, un esplit frío-calor, la heladera familiar. Pero vio que si no es desmembrado el cuerpo no le entra…
CÁRPENA: No lo escucho.
SOLDATI: Y si me subía la heladera de la carnicería, que tiene más espacio, podía levantar la perdiz. Sabe, cuando seguían su caso por la tele no daban detalles y yo me decía “¡Este hombre sabe lo que hace!”…
CÁRPENA: ¡No-lo-escucho-no-lo-escucho!
SOLDATI: Los somete a algún proceso raro de estos con químicos para evitar la pudrición. ¡Y ahora está acá, Cárpena, lo tengo para que me cuente todo en detalle! ¿No es increíble?
CÁRPENA: ¡NO LO ESCUCHOOOOO!
APAGÓN


ESCENA IV
Están otra vez verticales en sendos carros y con los bozales puestos. A CÁRPENA le falta la mitad del brazo derecho, tiene un muñón vendado a la altura del codo. SOLDATI lo observa con culpa.
SOLDATI (carraspea): ¡Q-quiero pedirle disculpas, Cárpena!
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¡Dele, hombre, disculpe!
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¡Afloje, parece una mina, che!
CÁRPENA: ...
SOLDATI: ¡Está bien, si le sirve siga enculado!
SOLDATI, se distrae, canta.
SOLDATI: “Yo soy ladrón por que Dios quiso / que en mi camino te cruzaras /  y que a pesar de tener novio / que yo de ti me enamorara”… Es que últimamente, no sé, estoy como exaltado, vio. Siento un hormigueo, no sé, un vacío, una cosa por acá… Como angustia y a la vez como algo que tengo que llenar.
CÁRPENA: ...
SOLDATI: Claro que igual eso no justifica....
CÁRPENA: ...
SOLDATI: ¡Lo que quiero expresarle es que no fue a propósito, Cárpena!
CÁRPENA: Voy a pedir el cambio de celda.
SOLDATI: ¡Uy, bueno, no exageremos, che!
CÁRPENA: ¿LE PARECE QUE EXAGERO? ¡MIRE! ¿LE PARECE QUE EXAGERO? ¡USTED ES INIMPUTABLE, NO TIENE CURA, USTED EN VEZ DE MEJORAR ESTÁ CADA VEZ PEOR! ¡TENDRÍAN QUE SACRIFICARLO COMO A UN PERRO! ¡ANIMAL!
SOLDATI: …
Pausita.
CÁRPENA (para sí): De todas formas está bien.
SOLDATI: ¿Qué dijo?
CÁRPENA: ¿Cómo?
SOLDATI: No sé, lo escuché decir “de todas formas está bien”.
CÁRPENA: Asunto mío.
SOLDATI: ¡Uy, dele, che, había empezado a hablar! ¿Por qué no sigue? ¡Qué tipo egoísta!
CÁRPENA: ¡Que bien merecido lo tengo! ¡Eso! ¡Que todo se paga en esta vida!
SODATI: No, Cárpena, por favor, no me salga con eso ahora, usted es un tipo inteligente, una persona preparada.
CÁRPENA: No pienso escucharlo.
SOLDATI: Por lo del brazo le expreso mis más sinceras disculpas, fue un accidente desafortunado. Ahora, no me venga con esto de la culpa, le pido por favor.
CÁRPENA: No insista, no voy a entrar en diálogo.
SOLDATI: Hay que aceptarse, mi viejo, quererse como uno es, aprender –cómo se dice- ‘a convivir’ con las debilidades. ¡Vea: míreme a mí!
CÁRPENA: Usted está loco, por lo tanto no tiene conciencia de sus actos.
SOLDATI: ¿Que yo no tengo conciencia de mis actos? ¿Le parece que yo no tengo conciencia de mis actos?
CÁRPENA: Sí
 SOLDATI busca las palabras.
SOLDATI: ¿S-si yo no tuviera conciencia de mis actos cree que yo… mejor dicho cree que usted y yo?... ¡Mire, mejor déjela ahí! (cambiando abruptamente, divertido) Escuche, escuche:iglesia abandonada”.
CÁRPENA: ¿Qué?
SOLDATI: Recién dijo que no tengo cura. Iglesia abandonada: no tiene cura. ¡Jua, jua!
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¡Relájese: un chiste! Cárpena, créame, con la culpa la embarra. ¿Sabe lo que le pasa a usted? Está ansioso, eso le pasa. Y es comprensible: se acerca el momento de rajar y eso lo altera. Le pido que deposite su confianza en mí.
CÁRPENA (señalándose con la vista el muñón): ¡Sí, justo!
SOLDATI (sin acusar recibo): Ya está todo encaminado: mi gente nos va a conseguir DNI falsos, algo de ropa y dos pasajes en la Chevallier: directo a Tafi del Valle, turistas ingleses y alemanes, clima seco, sol, y a faenar de lo lindo. ¿Que me dice?
CÁRPENA: …
SOLDATI: Habrá notado que el Morocho está totalmente controlado: nos saca los bozales para tomar sol, me compra el Sapolán…
CÁRPENA: ¿Amenazó a su familia?
SOLDATI: Hermosa mujer y tres niños en edad escolar.
CÁRPENA: ¡Era cantado!
SOLDATI: No es perversión, Cárpena, es una cuestión puramente estratégica: él va a ser nuestro nexo, ¿entiende?, y llegado el momento el encargado de facilitar la salida. ¿Qué le parece?
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¡No hay caso, sigue con esa jeta de amargado! Vamos con el juego de las escupidas, entonces (escupe a distancia) Dele, su turno.
CÁRPENA: ¡Déjeme en paz!
A CÁRPENA le vuelve la picazón, se retuerce:
SOLDATI: ¡Ahí lo tiene, por ingrato!
Vigilando que no lo estén mirando SOLDATI se sale de su carro, atado, circula por la escena con mucha dificultad, a los saltitos y a punto de caerse.
SOLDATI: ¡Ahhh, no hay como estirar un rato las piernas! (observa a CÁRPENA que no para de retorcerse) ¿Probó lo que le dije?
CÁRPENA: Sí
SOLDATI: ¿Y?
CÁRPENA: Otro de sus disparates. No se para qué lo escucho.
CÁRPENA se retuerce un rato más, SOLDATI hace unas torsiones de cintura, se detiene, contempla al otro desilusionado. Pausita. A CÁRPENA se le va pasando la picazón, al mismo tiempo comienza a cambiar, por primera vez algo parece rescatarlo del malhumor.
CÁRPENA: Snif, snif.
SOLDATI: ¿Qué pasa?
CÁRPENA: Snif, snif.
SOLDATI (a la defensiva): Snif, snif. ¿Qué huele? ¿Huele algo? Sí está insinuado que tuve algún tipo de escape…
CÁRPENA: ¡Cállese! Snif, snif (sonríe) Puedo oler los cuerpos, la ropa...
SOLDATI: ¿De quién?
SOLDATI: Snif, snif. La gente que espera.
SOLDATI: ¿En la parada del 38, del otro lado del muro? Snif, snif. ¡No joda, che!
CÁRPENA (transportado): Snif. El moho de ese viejo paredón descascarado y lleno de inscripciones, las cortezas, las hojas de los plátanos.
SOLDATI mira la copas de los árboles que asoman por encima de la muralla, maravillado.
CÁRPENA: Percibo con nitidez el olor dulzón del césped de los jardines, el agua de las veredas baldeadas que se evapora con el primer sol de la mañana.
SOLDATI: Lo que está diciendo es muy bello, Cárpena. ¡Atiendanmeló: así que también había resultado medio poeta!
CÁRPENA: Y la fragancia más exuberante e inolvidable: el olor salvaje del río. La vida es misteriosa, la gente asiste a toda una serie de milagros menores sin comprenderlo nunca (pausita, cambiando) Menos usted y yo.
SOLDATI: ¿Por qué dice eso?
CÁRPENA: Nos habita el mal.
SOLDATI: ¡Uy, afloje con eso, che! (a los saltitos vuelve a su carro, se acomoda y cierra los ojos) Siga con los olores, dele, no arruine el momento.
CÁRPENA: Y ya no hay paz para el Hombre que levanta su mano contra el Hombre (gradual, cada vez con más sentimiento) Madre de Dios, consoladora de los que sufren, intercede ante tu hijo divino....
SOLDATI: ¿Qué hace? ¿Está rezando?
CÁRPENA: A ti te llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti, suspirando, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas…
SOLDATI (inquieto): ¡Cárpena! ¡Está rezando!
CÁRPENA: Vuelve a nosotros, esos, tus ojos misericordiosos y después de este destierro muéstranos a Jesús…
SOLDATI: ¡CÁRPENA! ¡HEY! (hace algún ruido con la boca o silba) ¡REACCIONE, HOMBRE! ¡ESTÁ REZANDO!
APAGÓN


ESCENA V
Cuando vuelve la luz, CÁRPENA  está ubicado en su carro de perfil, con una toalla en la cabeza para evitar el sol. SOLDATI, de frente, con el torso desnudo, tiene una rodaja de pepino en cada ojo y la nariz cubierta de Sapolán. Está descalzo, el guardia, inclinado, le corta las uñas de los pies. 
CÁRPENA: La temperatura ambiente tiene más efecto en el proceso de descomposición que el tiempo transcurrido desde el momento de la muerte…
SOLDATI: Ah, mire…
CÁRPENA: Si uno se descuida, las bacterias anaeróbicas toman control del proceso convirtiendo el cadáver en papilla. Entonces hay que actuar con rapidez: se taponan la tráquea y la garganta con algodón, una vez extraído el intestino grueso y el hígado, mientras se completa la evisceración ya se comienzan a drenar la sangre y la orina, se ubican las arterias principales y se incorpora al sistema circulatorio aceite de maíz…
SOLDATI: ¿Aceite de maíz? ¿Quiere decir el de cocinar, aceite Patito?
CÁRPENA: Exacto. Yo descubrí que el aceite de maíz, más que la solución de formol, permite que músculos y tendones conserven la flexibilidad. Eso evita el rigor mortis, entonces no se complica tanto llegado el momento de mover el cuerpo.
SOLDATI: ¡Increíble! ¿Y por qué lo del gusto distinto?
CÁRPENA: ¿Cómo?
SOLDATI gira la cabeza en dirección a CÁRPENA, las rodajas de pepino caen al piso.
SOLDATI: Lo del gusto distinto. La carne de mujer, ¿por qué tiene gusto distinto?
CÁRPENA: Ah, es por el ADN y los ácidos grasos. Por una cuestión hormonal. El sistema glandular femenino en el momento de la muerte libera a nivel del endotelio una gran dosis de óxido nítrico para contrarrestar la interrupción del oxígeno en sangre…
SOLDATI: Óxido nítrico, claro, ¿por eso tiene ese sabor metálico?
CÁRPENA: Exacto.
SOLDATI: ¡Cárpena, usted es un genio!
CÁRPENA (molesto): ¡Le dije que habláramos de otra cosa! ¡No sé para qué le hago caso!
SOLDATI: Está, está, no se chive. Sólo una cosita: cuando pasaban lo de su juicio por la tele usted en un momento dijo que ¿se ayudaba con unos libros?
CÁRPENA: “Anatomía comparada” de Shackelford y “Atlas de la Cirugía de Duodeno” de W. Gray
SOLDATI (al guardia): ¿Morocho, escuchaste? (a CÁRPENA) Después pásele los nombres a este para que los consiga (pausita, SOLDATI lloriquea) La pucha…
CÁRPENA gira la cabeza, lo mira intrigado.
CÁRPENA: ¿Qué le pasa?
SOLDATI: No me haga caso (el guardia saca de su bolsillo un pañuelo, le suena la nariz) Gracias (a CÁRPENA) Mi familia siempre fue gente de trabajo, sabe, yo ni siquiera terminé la escuela, toda mi vida trabajé en la carnicería del viejo: descargar, cortar, destazar, ‘El vicio’ para mí fue como una extensión del trabajo. Usted en cambio… (vuelve a lloriquear) ¡Usted es un artista!
CÁRPENA (entre molesto y abrumado): Escuche, Soldati...
SOLDATI: ¡No déjeme! Le voy a confesar algo: yo antes de caer, guardaba detrás de una cajonera para que el viejo no lo encontrara, un cuaderno con sus recortes. (impostando voz de locutor de Crónica) “¡Parecía viva! El cadáver de la joven cajera, desprovisto de sus órganos internos, fue descubierto por una clienta en su puesto de trabajo. Otra víctima del Cirujano de Villa Madero”…
CÁRPENA (levantando presión): Le agradezco, pero no insista...
SOLDATI: ¡El Cirujano de Villa Madero, Cárpena! Le canto su campaña, escuche: 1995, Marincovich, Eduarda, vedette retirada, barrio de Nuñez, vaciada y embalsamada; 1998, Salcedo, Rubén, concejal justicialista de Tres de Febrero, también vaciado; 1999, Caprisi, Selma, ama de casa, Barracas, único descuartizamiento; 2001, Quiroga, Remigio, guardabarreras línea Sarmiento, destazado y colgado por partes del monumento a los…
CÁRPENA (estallando): ¡BASTA! ¡CIERRE LA BOCA! ¿NO ENTIENDE QUE ES ALGO QUE QUIERO BORRARME DE LA CABEZA? ¡Y USTED INSISTE, INSISTE, METE EL DEDO EN LA LLAGA! ¿QUÉ BUSCA?
SOLDATI: Lo que yo digo es que lo suyo es un don, Cárpena, tendría que estar agradecido. ¿Se da cuenta lo que podemos llegar a hacer juntos? Usted el cerebro, yo el brazo ejecutor (vuelve a lloriquear) El destino nos ha regalado un milagro. ¿No lo ve? ¡Somos el dream team!
CÁRPENA: ¡GUARDIA! ¡SÁQUEME DE ACÁ!... AL LADO DE ESTE ENFERMO MI VIDA CORRE PELIGRO. ¿QUÉ PASA CON EL CAMBIO DE CELDA? ¿NADIE SE OCUPA? ¿EN ESTA CÁRCEL SON TODOS INFRADOTADOS? ¡CONTESTE, LE ESTOY HABLANDO!
El guardia cruza una mirada con SOLDATI.
SOLDATI: Él no puede decirle nada, Cárpena, no está autorizado. Dele no se chive, le prometo que enmudezco, no hablo más.
CÁRPENA: …
Pausa tensa, SOLDATI, incómodo, trata de desviar la atención.
SOLDATI: ¡Qué injusticia su juicio, Cárpena!
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¡Los testigos! ¡Daban vergüenza ajena, daban!
CÁRPENA: …
SOLDATI: Con esas caritas de víctimas. En todo caso si alguna víctima había eran los fiambres. ¿No? Y usted, que de ahí en más ya no podría seguir ejerciendo… (CÁRPENA no hace un gesto, cambiando) Hagamos algo: dejemos el plan para más adelante, ¿qué le parece? Total hay tiempo. Si quiere ahora podemos jugar un rato a ‘piedra papel o tijera’. Claro que va a tener que usar la zurda (culpable) No sé si… Digo, usted era diestro, ¿no?... ¿Se podrá arreglar?
CÁRPENA: …
SOLDATI (previendo otro estallido): ¡Okey! ¿Qué hora será? Uy, mi sesión de masajes (al guardia) Morocho, remolcame. Desde ayer que tengo un dolor que me va de acá al cuello. Debe ser la gimnasia, debo estar sobre-entrenando (el guardia comienza a salir con el carro llevando a SOLDATI) Ah, Cárpena, después hágame acordar que le cuente el del domador y el paralítico, jua, jua, es buenísimo.
SOLDATI y el guardia salen.
CÁRPENA: El tiempo se estira. Las horas no pasan. Esperar, agonizar dentro de este caparazón. Embrutecido, anulado. ¡Qué importa! Tengo que estar sereno, domesticar al pensamiento, hay toda una parte de mí que nadie, sólo yo,  puede ver. Es una parte sana, es una parte limpia que trata de ver un… un mañana. Es necesario creer (solloza) ¡No! No hay solución humana cuando los detalles del problema son inhumanos. ¿Cuándo? ¿Cuál fue el momento preciso en que me perdí? (vuelve a sollozar,  se reprime, con desesperación) ¡Tengo que dominarlo! Sí, lo huelo, huelo un campo. Snif, snif. Huelo un camino perdiéndose en un mar de espigas. Es un campo. Trigo, tierra negra. Snif. Trigo dulce entibiándose al sol, un olor cargado, un poco ácido. Snif. ¡Cuánta belleza! Tierra virgen, fragante a raíz, a mineral...
Hay un cambio de luces que denota la presencia de algo, CÁRPENA se sobresalta.
CÁRPENA: ¿Qué hay?
APAGÓN MUY BREVE


ESCENA VI
Cuando vuelve la luz, por medio de efectos de luces y sonido, asistimos a una escena cargada de horror: CÁRPENA es acosado por los fantasmas de sus víctimas. Desesperado por librarse de las  ataduras, trata con ojos alucinados de esquivar y sacarse de encima a una jauría de “ánimas” que lo acosan, se le abalanzan, lo hostigan.
CÁRPENA: ¡Noooo! ¡Noooo! ¡Basta! ¡Por favor, nooooo! ¡Basta! ¡Noooo!
APAGÓN


ESCENA VII
En el patio, verticales sobre los carros, a CÁRPENA ahora le falta la parte inferior de la pierna derecha, tiene otro muñón vendado a la altura de la rodilla. La luz los  sorprende en un silencio tenso en medio de una fuerte discusión.
SOLDATI: ¿Y por qué me contradijo?
CÁRPENA: ¡Porque estábamos discutiendo! ¡Animal! ¡‘Discusión’: esgrimir razones contra el parecer del otro!
SOLDATI: De acuerdo, pero si mientras discutíamos hubiera evitado contradecirme…
CÁRPENA: ¿Es tarado? ¡Se discute para eso: si los que discuten están de acuerdo la discusión no existe!
SOLDATI: Ok, póngale que estábamos discutiendo, se lo concedo. Ahora, usted conociendo –digamos- ‘esta tendencia’ mía, me contradice y encima por semejante gansada.
CÁRPENA: ¡No es una gansada!
SOLDATI: ¡La receta del matambre a la leche, Cárpena! ¿No le parece una gansada?
CÁRPENA: Para un tipo que sabe de cocina lo que usted dijo es una afrenta.
SOLDATI: Hay tantas recetas como cocineros.
CÁRPENA: ¡No señor! El matambre a la leche es un plato tradicional de la cocina uruguaya, soy nacido y criado en el Uruguay: cuando la carne se introduce en el horno este tiene que estar precalentado a 250 grados y ‘nunca’ existe un tiempo fijo de cocción.
SOLDATI: Volvemos a lo mismo: depende.
CÁRPENA: ¿Depende de qué?
SOLDATI: De si a uno le gusta o no que se le haga esa costra dorada cuando se evapora la leche.
CÁRPENA: ¡Cállese! Cuando la leche empieza a secarse se le agrega más, porque de lo contrario se corre el riesgo de que el matambre no termine de cocinarse. Y cuando está casi hecho se le agrega sal y se tira en una asadera con una buena cantidad de vinagre para que la leche se coagule.
SOLDATI: Usted perdone pero sigo teniendo una duda: ¿de qué carne estamos hablando?
CÁRPENA: ¡DE VACA! ¿DE QUE CARNE CREE QUE ESTAMOS HABLANDO?
SOLDATI: ¡Bueno! ¿Por qué se pone así?
CÁRPENA: …
SOLDATI: Puede que lo del matambre sea como dice, se lo concedo (señalándole el muñón) Ahora, ¿le parece que teníamos que llegar a esto?
CÁRPENA (sacado): ¡Y CLARO QUE NO ME PARECE! ¡Y CLARO QUE NO ME PARECE! APROVECHÓ LA EXCUSA DE LA DISCUSIÓN PARA VOLVER A ATACARME. ME CORTÓ LA PIERNA.
SOLDATI: No se la corté, se la comí.
CÁRPENA: ¡ME CAGO EN LA DIFERENCIA!
Pausa.
SOLDATI (de golpe, convencido): Es lo que yo digo.
CÁRPENA: ¿Qué es lo que dice?
SOLDATI: Una discusión estúpida en la que encima usted me contradijo.
CÁRPENA (resignado): No hay dudas: aparte de estar loco usted es oligofrénico.
SOLDATI: Soy un tipo simple, Cárpena, siempre fui así, transparente, expreso todo lo que me pasa. Es usted el que la complica (cambiando) Además, basta de agredir, viejo, que yo también tengo mi orgullo, eh. Si tanto le jodo por qué no se cambia de celda, digo yo.
CÁRPENA (nuevamente sacado): Y CLARO QUE VOY CAMBIARME, ES LO QUE MÁS DESEO EN ESTE MUNDO, QUÉ SE CREE, QUE SOY MASOQUISTA. ¡PERO ESE PUTO TRÁMITE NUNCA AVANZA!
Pausita.
SOLDATI (arrepentido): Sé que sirve de poco, pero le reitero mis disculpas. Sabe, cuando me agarran estos arranques no puedo controlarme, me viene como una
sudoración, se me llena de saliva la boca. ¡Algo tan desagradable! Se me pone una cosa acá, vio, de agitación y al mismo tiempo como de algo que no puede esperar. ¿Usted qué cree que sea?
CÁRPENA empieza a agitarse, de golpe por la expresión de la cara vemos que sufre un dolor agudo en el pecho y pierde el conocimiento.
SOLDATI: ¡MOROCHO, MOROCHO!
Entra el guardia.
SOLDATI: Le dio un bobazo, dale en el pecho (el guardia duda) ¡Dale en el pecho, no seas maricón, no ves que se le paró el corazón!
El guardia le pega un par de veces, CÁRPENA no reacciona.
SOLDATI: ¡Pegale más fuerte, haceme caso!
El guardia obedece, CÁRPENA finalmente  reacciona. Pausita.
SOLDATI: ¡Uf, lo sacamos, Carpena! ¡Qué susto nos dio!
El guardia lo apantalla con un pañuelo, a continuación le toma el pulso y mira su reloj.
SOLDATI: ¿Se siente mejor? ¡También usted! ¿Registró o no registró que con lo de la gamba perdió un litro y medio de sangre? No entiendo cómo se le ocurre salir al patio.
CÁRPENA (al guardia): Estoy bien, déjeme.
El guardia sale. Pausita. CÁRPENA mantiene un silencio hosco. SOLDATI vuelve a saltar del  carro, mira que no lo vigilen  y con extrema dificultad, ya que las cadenas se lo impiden, remeda la acción de practicar ‘marcha’. Da un giro completo en torno a CÁRPENA, mientras marca el compás con la respiración.
SOLDATI: “Mens sana in corpore sano”, como decía Mario Sokolinsky, el doctor ese de la tele. Sabe, leí que la marcha es el ejercicio aeróbico más adecuado para la gente de nuestra edad. Por la cuestión articular, vio, hay menos rebote en el piso, los tobillos y las rodillas no sufren.
CÁRPENA: …
SOLDATI (se debate, hasta que se anima a hablar): Cárpena, quiero preguntarle algo.
CÁRPENA: No vuelva con lo del matambre a la leche, por favor.
SOLDATI: No, es otra cosa. Ayer, cuando el Morocho lo trajo a la celda, le pasaba algo, ¿no?
CÁRPENA ¿Quién dice eso?
SOLDATI: Soy un tipo observador, aparte estaba pálido como un fiambre. Cuente, che, somos amigos. ¿La nena de nuevo?
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¡No, ahora caigo: la patrona! (CÁRPENA no lo escucha, su cara se va descomponiendo en una mueca de miedo. SOLDATI no lo percibe) La patrona, claro, por eso no viene a visitarlo. ¿Qué, tiene otro? Y, es comprensible, el cuerpo tiene sus necesidades, tanto tiempo sin -como se dice- ‘practicar el acto marital’, la pobre ha tenido que salir a practicarlo afuera (finalmente repara en la expresión del otro) ¿Qué le pasa?
CÁRPENA: Se presentan.
SOLDATI: ¿Qué?
CÁRPENA: Dije que se presentan, que se aparecen...
SOLDATI: ¿Quiénes?
CÁRPENA: Usted sabe.
SOLDATI: ¡No, por favor! Se está volviendo un obsesivo. Mejor huélase algo, dele. Si quiere yo también pruebo: snif, snif.
CÁRPENA (afiebrado): Al principio sólo eran voces, repetían “por qué, por qué”. Unas pocas, después se iban sumando más: “por qué, por qué, por qué”. Hasta que se hacía un clamor intolerable (cierra los ojos con fuerza)
SOLDATI: Quédese tranqui o le va a dar otro patatus.
CÁRPENA: Pero ahora es peor. (solloza) Me tocan.
SOLDATI: ¿Cómo que lo tocan?
CÁRPENA: ¡Sí, ahora pasan y me tocan! Yo trato de sacármelas, pero con estas cadenas no puedo. De pronto ya no están, no las veo pero sé que siguen en algún lado, al acecho. Y de golpe vuelven a lanzarse (se retuerce con asco, solloza) Un contacto frío, viscoso, la sensación más espantosa que se pueda imaginar. ¡Dios está detrás de todo esto! (alucinado, comienza a rezar en ritmo creciente) Que tu espíritu sea mi fe y todo el que a mi lado estuviere, encuentre la fuerza que necesita mi materia…
SOLDATI: ¡Cárpena, está rezando de nuevo!
CÁRPENA: Para poder llevar las pruebas del planeta en que habitamos. Ruega por nosotros para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo…
SOLDATI (inquieto): ¡Cárpena!
CÁRPENA: Defiéndenos en la lucha, que Dios manifieste sobre ti su poder, es nuestra humilde súplica…
SOLDATI: ¡CÁRPENA, BASTA! ¿Qué quiere, terminar en el pabellón de los evangelistas?
CÁRPENA: Usted no entiende nada. Ellos rogaban...
SOLDATI: ¡Córtela!
CÁRPENA: Rogaban por sus vidas y yo no los escuché. Yo me equivoqué.
SOLDATI: ¡No señor! Usted no se equivocó. Usted es un ser humano como cualquier hijo de vecino. Usted tiene su familia, tiene su trabajo y  por otro lado tiene el ‘vicio’. ¿Cuál es el problema? Permítame, porque yo esto lo he pensado mucho: no hay contradicción, Cárpena. ¿Quién puede decir lo que está bien y lo que está mal? La vida es un amasijo confuso, algo que está más allá de lo que usted y yo podamos entender. Aunque usted sea más inteligente y preparado, en esto está en bolas y a los gritos igual que yo. “No era yo cuando lo hacía, tenía el Demonio en el cuerpo” ¡Mire qué fácil! ¡No viejo, era usted mismo y también era yo! Cárpena, ¿sabe cuál es la diferencia entre nosotros? Usted piensa que hay un barbudo que lo vigilantea marcándole lo que está bien y lo que está mal, yo en cambio sólo pienso en mí, en lo que está bien y lo que está mal para mí. Mi viejo, un burro de carga como yo, se murió sin enterarse de nada de lo que hacía, pero ¿sabe qué creo? Que si lo hubiera sabido, lo entendería. En el mundo hay de todo como en botica: empanadas de carne y de humita, gente como nosotros y Ceferino Namuncurá, y todos conviviendo en armonía. ¿O se cree que somos los únicos que carneamos? Mire a los yanquis que tienen a todos esos encerrados el la cárcel esa de Guantánamo, ¿sabe lo qué les hacen?; mire a esos hombres-bomba que se mezclan en una feria y masacran a mujeres y chicos. ¿No le convence? Busque en otras especies, mire un simple animalito de granja como el chancho, ¿las chanchas no se almuerzan a las crías? ¿Las arañas hembra no eliminan a sus machos? ¡Contemple la mitad llena del vaso y déjese de embromar, Cárpena! Su esposa y su hija están vivitas y coleando, ¿eso no es algo meritorio de su parte?
CÁRPENA (confundido): Sí, puede ser (pausita) Sabe, hasta no hace mucho yo tenía un grupo de amigos.
SOLDATI: ¡Ve, ahí tiene!
CÁRPENA: Era una especie de peña científica, leíamos cosas, nos reuníamos una vez a la semana.
SOLDATI: Mire que lindo. ¿En Villa del Parque?
CÁRPENA: Sí. A algunos los conocía desde la infancia. Pero fue pasando el tiempo y cada vez fuimos quedando menos.
SOLDATI: Suele pasar, hoy vio al ritmo que se vive, a la gente le cuesta socializar.
CÁRPENA: No, al contrario, nos reuníamos todos los jueves.
SOLDATI: ¿Y entonces?
CÁRPENA solloza.
SOLDATI: Ah, quiere decir... (comprende que CÁRPENA los pasó por el cuchillo)  ¡Cuanto lo lamento, Cárpena! Pero, dígame, ¿esta era toda gente de su barrio? Porque en la lista que yo tengo....
CÁRPENA (grave): ¡Eran mis amigos!
SOLDATI: Ah, por supuesto, hizo muy bien, para qué amargar a las familias. (con curiosidad) ¿Y como…?
CÁRPENA: Ácido clorhídrico.
SOLDATI: Claro (pausita, cambiando) ¡La mierda, usted también no dejó títere con cabeza!
CÁRPENA vuelve a sollozar, lentamente se va calmando. De golpe se le repite la picazón, se retuerce desesperadamente.
CÁRDENAS: Le dije que su sistema contra la picazón era una mierda, ¿no?
SOLDATI: Sí, gracias…
CÁRDENAS: ¿Por qué agradece? ¿Se está burlando?
SOLDATI: No me burlo, sólo trato de crear un clima positivo.
CÁRPENA: ¡Sabe, sus ‘climas positivos’ me tienen las bolas al plato! Dígame algo, ¿cuál es su condena?
SOLDATI: ¿Por qué quiere saber?
CÁRPENA: Usted conteste.
SOLDATI: Sumando todas las causas, setecientos sesenta y cinco años y dos meses.
CÁRPENA: Setecientos sesenta y cinco años y dos meses ¿Y qué le ve de positivo al hecho de estar encerrado setecientos setenta  cinco años y dos meses en un lugar como este y en mi compañía?
SOLDATI: Encontrando un motivo puede sentirse bien.
CÁRPENA: ¿Un motivo?
SOLDATI: Sí.
CÁRPENA: ¿Cualquiera?
SOLDATI: Uno que le sirva.
CÁRPENA: ¿Cuál es el suyo?
SOLDATI: Rajarme de acá y trabajar con usted.
CÁRPENA: Encuéntreme uno a mí.
SOLDATI: Déjeme ver (piensa) Ya está: agarre, por ejemplo, esa picazón. El primer sistema que le di me dice que no le sirvió y que le sigue picando.
CÁRPENA: Sí, ¿y?
SOLDATI: El segundo es algo más trabajoso, pero la cosa mejora. ¡Ahí tiene su motivo!
CÁRPENA: No entiendo.
SOLDATI: ¡Está lento, Cárpena! Que gracias a mí ahora cuenta con una gamba y un brazo menos. Menos para que le pique.
CÁRPENA: …  
SOLDATI: ¡Un chiste, che! Aflójese un poco.
CÁRPENA: ¡Váyase a la puta que lo parió!
APAGÓN MUY BREVE


ESCENA VIII 
Es el atardecer, SOLDATI y CÁRPENA están en la misma posición que la escena anterior. SOLDATI  ronca con la boca abierta y los lentes para sol puestos, a CÁRPENA se le aparecen los espectros de sus víctimas, lo torturan, se debate.
CÁRPENA: ¡Noooo! ¡Noooo! ¡Basta! ¡Por favor, nooooo! ¡Basta! ¡Noooo!
APAGÓN


ESCENA IX
Cuando vuelve la  luz a CÁRPENA le falta el otro brazo. Atado a uno de los laterales del carro se eleva  una vara con un gancho del que cuelga un sachet de suero, a su derecha hay un aparato para medir la frecuencia cardíaca del que salen cables que se conectan a su pecho. Está débil y tiene muy mal aspecto. SOLDATI, siempre encadenado, está parado a su izquierda.
SOLDATI: Función de circo, ¿sí?, la carpa llena de público y en la primera fila, en su sillita de ruedas, un paralítico. Comienza el espectáculo: pasan los payasos y hacen su número, pasan los equilibristas hacen su número y llega el turno del domador y los leones. Entonces vienen los que arman, ponen las rejas, entra el domador con el látigo, sueltan a los leones y estos empiezan con las pruebas: se suben a una tarima, el domador les pone el aro prendido fuego, pega con el látigo ¡Chassss! Y los leones saltan por el aro. El público aplaude entusiasmado. Pero en un momento uno de los leones va hacia las rejas, se apoya con las tremendas manazas y ¡paf!, las rejas que caen y los tres leones hambrientos que encaran hacia el público. ¡Tremenda escena de pánico! La gente que se da vuelta y empieza a correr despavorida hacia la salida, y el paralítico que, último, gira con su sillita y también empieza a salir. Entonces el domador desde el medio de la pista que ve que el primero de los leones ya tiene su tremenda bocaza en la nuca del paralítico y grita: “¡EL PARALÍTICO, EL PARALÍTICO!” Y el paralítico que se da vuelta y le dice: “¡HIJO DE PUTA, DEJÁ QUE ELIJAN LOS LEONES!” ¡Juá, juá!
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¡Juá, juá! “¡Hijo de puta, dejá que elijan los leones!”¿No es genial?
CÁRPENA: …
SOLDATI (ante la inexpresividad del otro): ¡Afloje, che, no me haga sentir más mal de lo que me siento! (Cárpena se mantiene inmutable, con nerviosismo señalándole la nueva herida) ¿Le duele mucho? (Cárpena  ídem) ¡Ah, Cárpena, me olvidaba, tengo una sorpresa para usted, esto le va a encantar! (llama) ¡MOROCHO!
Entra el guardia trayendo un sobre floreado con un moño.
SOLDATI: Acá al Morocho le pareció un detalle envolverlo para regalo.
El guardia le alcanza a CÁRPENA el sobre, pero este,  lógicamente, no puede recibirlo.
SOLDATI: ¡ABRÍSELO, ANIMAL!
El guardia abre el sobre, saca un folio escrito, sellado y firmado  y se la acerca a CÁRPENA para que lea.
SOLDATI: La aceptación para su cambio de celda. Fíjese qué detalle: firmada por el personal de guardia completo y todos los internos del pabellón especial. ¿Vio cómo finalmente llegó?
CÁRPENA: …
SOLDATI: ¿No va a decir nada?
CÁRPENA (con debilidad): ¡Guárdesela!
SOLDATI: ¿Cómo?
CÁRPENA: ¿Es sordo? Que se la guarde, no la quiero.
Pausita, SOLDATI pasa del desconcierto a la emoción, lloriquea, CÁRPENA lo mira con curiosidad.
SOLDATI: ¡Discúlpeme! No sé qué me pasa, últimamente lloro por todo. Sabe, no me pregunte cómo lo sé, pero estaba seguro que la iba a rechazar. Aunque usted no quiera reconocerlo, entre nosotros… (lloriquea) se ha creado un vínculo, Cárpena, algo muy fuerte, algo –como se dice- ‘indisoluble’. Ya tengo la confirmación, sabe, nuestro destino al final: Sierra de la Ventana. Se atrasó un poco porque se nos había colado un buchón, hubo un allanamiento, cayeron dos de mis contactos, en fin, es una historia larga, pero ya está cerrado, ahora sólo hay que esperar el...
CÁRPENA (interrumpiéndolo): Me retumba la cabeza, le molestaría mucho quedarse un rato en silencio.
SOLDATI: No para nada, es más, voy a aprovechar porque me quedaron por hacer dos series de treinta abdominales…
SOLDATI vuelve a su carro, se acomoda  y se las arregla para hacer algo parecido a abdominales, que acompaña con la respiración.
SOLDATI: 8, 9, 10, 11…
CÁRPENA: Hasta acá llegué.
SOLDATI: ¿Qué dijo?
CÁRPENA: Nada que le importe.
SOLDATI: No, dele, dijo algo.
CÁRPENA: Que no puedo más.
SOLDATI: Jua, ¿yo hago los ejercicios y usted se cansa?
CÁRPENA: Que me quiero morir.
SOLDATI: ¡No diga disparates, si está entero, Cárpena!
CÁRPENA: Mire, no pienso gastar aliento con usted. Tiene que hacerme dos favores. El primero es que termine con lo que empezó.
SOLDATI: ¿Qué quiere decir?
CÁRPENA: Que me coma.
SOLDATI (estupefacto): ¡Avise, che! Pero mire las cosas que se le ocurren. Que yo lo coma.
CÁRPENA: Está todo muy claro, Soldati, no se crea que le guardo rencor. Usted es apenas un instrumento, está acá para cumplir con una misión.
SOLDATI: ¡Qué misión ni ocho cuartos, a mí déjeme de joder con esas pavadas! Usted además de mi amigo es mi socio, en un par de días tenemos mucho trabajo por hacer.
CÁRPENA (delirando): ¡Oh, muerte esquiva dónde está tu aguijón! (se entreduerme)
SOLDATI: Hey.
CÁRPENA (reaccionando a medias): ¿Qué quiere?
SOLDATI: Recién habló de dos favores, ¿cuál es el otro?
CÁRPENA: Ah, nada, olvídelo…
SLDATI: No, dele, no me deje con la intriga.
CÁRPENA: Como usted no los aprovecha, le pensaba pedir que donara mis órganos.
SOLDATI: ¡Basta, Cárpena, le pido por favor, me va a hacer chivar en serio! Usted está hecho un pibe. Hágase unos ejercicios, dele.
CÁRPENA se sonríe ante una ocurrencia.
SOLDATI: ¿De qué se ríe?
CÁRPENA: Esas flexiones que usted hace.
SOLDATI: ¿Qué tienen?
CÁRPENA: No creo que yo vaya a poder.
SOLDATI: ¿Por?
CÁRPENA: Me puede agarrar un calambre.
Los dos estallan en una carcajada.
SOLDATI: ¡Un calambre! (no pueden parar de reír) ¡Un calambre! ¡Me jodió!
Paran de reír. Pausita.
CÁRPENA (desfalleciente): Me-mue-ro (se entreduerme, reacciona) Snif, snif.
SOLDATI: Eso. Si no quiere hacer ejercicios, por lo menos huélase algo. Dele.
CÁRPENA: Snif.
SOLDATI (entusiasmado): Cuente, ¿qué huele, Cárpena?
CÁRPENA: Mierda.
SOLDATI: ¿Mierda? ¿Cómo mierda?
CÁRPENA (casi sin aliento): Lo huelo a usted, todo usted es un gran pedazo de mierda, Soldati.
SOLDATI: ¿Por qué me habla así?
CÁRPENA: Porque es la verdad, usted está podrido por fuera y por dentro.
SOLDATI: No me trate así (lloriquea) Yo no le diría nunca una cosa así a un amigo.
CÁRPENA: Lo último que haría en la vida es ser su amigo. Usted es una comadreja, una triste bestia carroñera.
SOLDATI (lloriqueando): ¡Cállese! Sabe que no puedo discutir.
CALLESE: Aparte, sépalo: también le faltan algunos fósforos en la caja. ¡Triste carnicero! ¡Haga lo único que sabe hacer! ¡Gusano!
SOLDATI: Yo nunca le falté el respeto, Cárpena, todo este tiempo para mí ha sido un maestro, usted es mi ejemplo a seguir.
CÁRPENA: ¡Cortar, destazar y comer! ¡Chacal! Acaba con la vida de alguien y ni siquiera se da cuenta.
SOLDATI: ¡Mentira! Compartimos la celda. ¿Quién le ayuda a orinar ahora que no tiene manos, eh? Usted es mi único amigo
CÁRPENA: Los enfermos como usted no tienen amigos. ¡TERMINE LO QUE EMPEZÓ: COMAME!
SOLDATI: ¡Cállese! (lloriquea) No me humille.
CÁRPENA: ¡BESTIA, ALIMAÑA CARROÑERA, LE DIJE QUE ME COMA! ¡CÓMAME! ¡CÓMAME! ¡CÓMAME!
SOLDATI: ¡BAS-TA!
SOLDATI  salta de su carro, con un aullido animal va hasta CÁRPENA, le clava un tarascón en el cuello. CÁRPENA lanza un grito agónico.
APAGÓN


ESCENA X
Cuando vuelve la luz  SOLDATI está solo,  con el carro inclinado tomando sol. Tiene la boca y la barbilla manchadas con sangre. Está relajado, canta.
SOLDATI: “Quieren matar al ladrón / qué se robó a una mujer, quieren, quieren / Quieren saber dónde está / nunca lo van a saber / yo se porque, yo se porqueeee”… (llama) ¡MOROCHO! ¡MOROCHO!
Entra el guardia, se acerca a SOLDATI, saca un pañuelo y le limpia la boca.
SOLDATI: Llevate el Sapolán y dejámelo en la repisa. Fijate que la ropa para el lavadero está debajo de la litera. Limpiá bien y todo lo que no sea mío tiralo.
El guardia alza el pote de bronceador y sale. SOLDATI vuelve a cantar.
SOLDATI: “Yo soy ladrón porque Dios quiso / que en mi camino se cruzara / y que a pesar de tener novio / que ella de mí se enamorara”…
Efecto de luces muy leve (el mismo que se producía cuando CÁRPENA era torturado por sus fantasmas) SOLDATI se interrumpe, vigila el entorno, pero enseguida vuelve a lo suyo.
SOLDATI:Yo soy ladrón porque en tus ojos / brillo la luz de una esperanza /
y no pensé en las consecuencias / sólo pensé en llevarte a casa”…
Vuelve a producirse el cambio de luces, esta vez más marcado. SOLDATI ahora se interrumpe, con inquietud busca, husmea el aire.
SOLDATI: ¿Cárpena? ¿Es usted? (cambiando, le da gracia su ocurrencia) ¡Juá, juá! ¡Qué idiotez! “Quieren matar al ladrón, que se robo una mujer / quieren, quieren / Quieren saber dónde está / nunca lo van a saber / yo se porque, yo se porqueeee”…
La luz comienza a bajar. Mientras SOLDATI sigue cantando, regresa  el guardia trayendo en un carro a otro preso con bozal y grilletes, lo coloca a su lado, SOLDATI deja de cantar y mira hacia el recién llegado.
SOLDATI: Calor, ¿no?
APAGÓN FINAL



10/9/10

de HÉCTOR OLIBONI, DRAMATURGO ARGENTINO, MONGO Y EL ÁNGEL














MONGO Y EL ÁNGEL


DE HÉCTOR OLIBONI, DRAMATURGO ARGENTINO.

hector.oliboni@gmail.com



(VISIÓN DIFUSA DE UNA CALLE DE BUENOS AIRES. FRENTES DESCOLORIDOS Y SUCIOS, CON LEYENDAS Y GRAFITTIS DE TODO TIPO. ACOSTADO, EN UNA ESPECIE DE ENTRADA PROTEGIDA DE UN EDIFICIO, SE VE A MONGO. ESTÁ DURMIENDO. UNA MANTA ROTA Y SUCIA LO TAPA HASTA LA CABEZA. SE ESCUCHA A LO LEJOS UNA MÚSICA DE JAZZ Y SONIDOS DE COCHES. MONGO, A VECES, SE SOBRESALTA PERO VUELVE A DORMIRSE. ENTRA PINO POR UN COSTADO. LLEVA UNA ENORME BOLSA SOBRE LOS HOMBRES. SUS ROPAS CASI NO TIENEN COLOR, SALVO UN GRIS UNIFORME RESULTADO DEL POLVO Y LA GRASA. MIRA A MONGO Y CAMINA HACIA UNA PILA DE BOLSAS DE BASURA QUE ESTÁN EN EL OTRO COSTADO. ABRE UNA DE ELLAS Y REVISA EN SU INTERIOR)

PINO: La concha de la lora........mierda......putos y conchudas!!!.......Cada vez menos.......¿Qué hacen con sus sobras?......(GRITA CON FUERZA) Recontraputos y conchudas.!!......¿Dónde pusieron sus sobras.....?...¿ Dónde?

(MONGO SE DESPIERTA POR LOS GRITOS, BAJA UN POCO LA MANTA Y MIRA A PINO MALHUMORADO).

PINO: Les hablo a ustedes conchudos. ¿Me escuchan ?!!!...........

MONGO: ¿Por favor, puede hablar un poco más bajo?

(PINO GIRA Y OBSERVA UNOS INSTANTES A MONGO. SE ACERCA).

PINO: ¿Te desperté? Perdoname hermano.....

(PAUSA)

PINO: Apoliyá.....apoliyá tranquilo......Yo voy a seguir buscando......

(CAMINA DE NUEVO HASTA LA BOLSA. REVUELVE Y SE LE ESCAPAN ALGUNOS INSULTOS, AUNQUE SE CONTIENE MIRANDO A MONGO. ENCUENTRA ALGO, QUIZÁ UNA FRUTA MEDIO PODRIDA O UN PAN DURO)

PINO: Aleluya hermano! La vil materia se hizo presente.........

(COMIENZA A COMER CON DELEITE LO QUE ENCONTRÓ. MONGO LO MIRA CON ASCO)

PINO: ¿Querés una parte hermano?

MONGO: No... gracias....

(SE PONE LA MANTA SOBRE LA CABEZA. PINO SE ACERCA Y LE DESCUBRE LA CARA)

PINO: ¿No querés probar?

(PAUSA. MONGO VUELVE A CUBRIRSE)

PINO: ¿Te da vergüenza? No tengas miedo hermano. La apariencia no es lo real.

(MONGO SE DESCUBRE Y LO MIRA EXTRAÑADO. PAUSA)

MONGO: ¿Le falta mucho?

PINO: Me falta mucho más de lo que yo mismo creo.

MONGO: ¿Tiene que revisarlas todas?

PINO: No lo sé. Es lo que te dije antes.

(VUELVE HACIA LAS BOLSAS. DESPARRAMA EL CONTENIDO DE UNA SOBRE EL PISO. MONGO SE SACA LA MANTA DE ENCIMA Y SE INCORPORA. SUS ROPAS ESTÁN TAN SUCIAS Y ROTAS COMO LAS DE PINO)

MONGO: Basta! Deje de tirar eso en la vereda!

PINO: ¿Qué?

(MONGO SE ACERCA AMENAZANTE.)

MONGO: Le dije que deje de tirar esa porquería en la vereda!

(PINO DE DETIENE Y LO MIRA ASOMBRADO)

PINO: Porquería.....¿.A qué te referís hermano? ¿A esto ? (TOMA UN PUÑADO DE BASURA) Esto no existe.......No existe....

(LE EXTIENDE LA BASURA A MONGO QUE RETROCEDE ASQUEADO)

PINO: No existe te digo.....

(SE LEVANTA Y VA HACIA MONGO CON LAS MANOS LLENAS DE BASURA)

PINO: ¿Te das cuenta? ....Es ....como cualquier otra.........

MONGO: Basta! ...No me obligue a golpearlo.....Por favor no me obligue....

(EXTRAÑADO PINO SE DETIENE)

PINO: ¿Sos capaz de pegarme.....por esto?

MONGO: Si......Déjelo de nuevo en la bolsa.

(TRAS UNA LARGA PAUSA DONDE LOS DOS SE MIRAN, PINO ESTUDIA LO QUE HAY EN SUS MANOS, VUELVE Y TIRA LA BASURA SOBRE LAS BOLSAS.)

PINO: ¿Así está bien?

MONGO: Está mejor......

(NUEVA PAUSA. LARGA. PINO SIGUE REVISANDO LA BASURA Y MONGO NO SE ANIMA A VOLVER A ACOSTARSE.)

MONGO: En serio. ¿No quiere irse un poco más lejos? Total, para usted es lo mismo. Mire, este es un teatro. Casi no tiran nada. En la otra cuadra tiran más cosas.

PINO: Ya voy a llegar....Ahora me interesa buscar aquí.....Estos putos......Conchudos!...

MONGO: No grite......La gente enfrente está durmiendo. Van a llamar a la policía........

PINO: ¿Y a mí?

MONGO: Nos van a llevar presos......

PINO: Puede ser......Presos......Boludos...boludos!.......

(CAE ALGO CERCA DE PINO. MONGO SE REFUGIA EN LA ENTRADA.)

MONGO: ¿Se da cuenta? La próxima llaman a la policía......

PINO: ¿Y a mí?

MONGO: (MUY IRRITADO A usted no sé...Pero yo no quiero ir preso!

PINO: ¿Porqué?

MONGO: Porque no...........

PINO: (ACERCANDOSE) ¿No querés?

MONGO: No!...

PINO: ¿Tenés miedo? Si tenés miedo estás jodido.......

MONGO: No tengo miedo!

PINO: ¿No?

MONGO: No......(.PAUSA) ¿Se va a ir?....Esta es mi vereda.....

PINO: ¿Esta vereda es tuya? Entonces también son tuyas esas bolsas. ¿Por eso estás enojado?

¿Porque te saqué las bolsas?.

MONGO: No es por eso. Puede llevárselas todas si quiere...

PINO: No me interesa.......Tenés miedo. A mí no me engañás. El miedo se te siente en la voz Y tenés olor a miedo......

MONGO: ¿De qué habla? Mire, no quiero enojarme....No quiero echarlo......No quiero...

PINO: Vos no querés ni dejás de querer hermano......Esperás.... Eso es todo lo que podés hacer. Nada más.......Y yo hoy tengo que estar aquí.

(MONGO VA A REPLICAR PERO SE CONTIENE. SE ACUESTA EN LA ENTRADA DE NUEVO Y SE TAPA CON LA MANTA HASTA CUBRIRSE LA CABEZA)

PINO: Tengo que estar aquí.....Porque por aquí van a pasar....

(MONGO SE TAPA LOS OÍDOS CON LAS MANOS.)

PINO: Aunque te tapes los oídos van a pasar.

MONGO: (GRITANDO) ¿Quién? ¿Quién carajo va a pasar?

(PINO LO MIRA) PINO: ¿Ves que tenés miedo? (Pausa) El milagro

(MONGO LO MIRA EXTRAÑADO. PINO NO DICE NADA MAS. CONTINÚA BUSCANDO EN LAS BOLSAS. SACA DE UNA DE ELLAS UN ÁRBOL DE NAVIDAD ROTO Y PARTIDO)

PINO: Mejor dicho los milagros...

(TRATA DE ARREGLAR EL ÁRBOL. POR SUPUESTO NO PUEDE. MONGO LO OBSERVA IRRITADO)

MONGO: No se puede arreglar! ¿No se da cuenta? Por eso lo tiraron.

(PINO LO MIRA PERO SIGUE EN LO SUYO)

PINO: Lo importante es tratar.

(MONGO SE PARA CON CIERTA RABIA)

MONGO: Mire....señor. Estoy intentando ser amable. Pero...dentro de poco va a amanecer Es lunes y yo necesito trabajar.

PINO: ¿Y quién te lo impide? (Extrañado) ¿Yo? Por mi podés ir.....

MONGO: Tengo que trabajar aquí!

PINO: ¿En este lugar?...¿En la vereda? Raro....Está bien. Trabajá. Yo no te voy a molestar.

MONGO: Sí, me molesta.

PINO: ¿Porqué? Si querés me corro bien para allá. ¿Aquí ves? No te molesto más.....pero no me puedo ir. Tengo que quedarme porque por aquí...

MONGO: Va a pasar el milagro....

PINO: Justo. Y yo necesito estar.

(MONGO IMPACIENTE NO SABE CÓMO CONTINUAR)

PINO: ¿Vos también lo vas a esperar?

MONGO: No!! ¿Que mierda...?.(SE CONTIENE) ¿Qué milagro?

(PINO LO MIRA SIN CONTESTAR. VUELVE A PONER EL ÁRBOL EN LA BOLSA)

PINO: Una pena. Podría haberle servido a alguien.

MONGO: Contésteme. ¿Qué milagro?

(PAUSA. PINO SE PARA. MIRA HACIA ARRIBA. A LOS COSTADOS)

PINO: No te lo puedo decir. Es un secreto.

(MONGO SE ACERCA AGRESIVO. PINO NO SE MUEVE)

PINO: Tenés miedo.

(MONGO, DESPUÉS DE MIRARLO FIJO SE ALEJA)

PINO: Disculpame hermanito. No quiero joderte. ¿Qué necesitás para poder trabajar?.

MONGO: Que se vaya. Y que esto esté más limpio. Así no se va a parar nadie.

PINO: ¿Parar? ¿Quién tiene que pararse?

MONGO: La gente...Esto es un chiquero...

(PINO LO OBSERVA ATENTAMENTE. DESPUÉS HACE UN CHASQUIDO CON LOS DEDOS. COMIENZA A TOMAR LA BASURA TIRADA EN EL PISO Y VUELVE A COLOCARLA DENTRO DE LAS BOLSAS)

PINO: Listo! Ya está todo limpio! (MIRANDO EL CIELO) Por allí está por nacer el sol. Lástima, no lo vamos a poder ver por esos edificios. Se acabó el silencio. Me gusta el silencio..¿sabés?

MONGO: No parece.

PINO: Eso fue para despertarlos.

MONGO: Claro.

PINO: Están todos dormidos.

MONGO: Ahora seguro que no.

PINO: Ojalá! Bueno...¿y cuándo empezás a trabajar?.

MONGO: Cuando venga la gente....y usted se vaya.

(PINO LO MIRA FIJAMENTE)

PINO: Si vos lo querés.....

(SE COLOCA LA BOLSA SOBRE LOS HOMBROS Y COMIENZA A MARCHARSE)

PINO: Vos también estás dormido.

(SALE)

APAGON

ESCENA II

(MISMO LUGAR UN TIEMPO MÁS TARDE. CAMBIO DE LUCES. SE VE A MONGO TOCANDO UN VIOLÍN. A SU LADO, EN EL PISO, EL ESTUCHE Y UNA PEQUEÑA BOLSA PARA RECIBIR DINERO. TOCA MUY BIEN. APARECE PINO POR UN COSTADO Y MIRA A MONGO CON ADMIRACIÓN. CUANDO TERMINA LA CANCIÓN APLAUDE CON ENTUSIASMO)

PINO: Bien. Muy bien hermano! Tocás con mucho corazón.

(MONGO LO MIRA CON FASTIDIO. COLOCA CON MUCHO CUIDADO EL VIOLÍN EN SU ESTUCHE Y REVISA LA BOLSA).

PINO: ¿Poca cosecha? Te quivocás hermano. A estos...(señala) ya no les interesa la música.

(SACA DE LA BOLSA QUE LLEVA SOBRE EL HOMBRO UN POCO DE PAN)

PINO: ¿Querés?

(MONGO VA A RECHAZARLO, PERO DE PRONTO EXTIENDE LA MANO Y LO TOMA. GIRA AVERGONZADO Y COMIENZA A MASTICARLO. PINO LO MIRA. BUSCA EN SU SUCIO PANTALÓN Y SACA UNAS MONEDAS QUE VA TIRANDO DENTRO DEL BOLSO. MONGO INTERRUMPE LA COMIDA PARA OBSERVARLO)

PINO: Es menos de lo que merecés.

MONGO: ¿Porqué?

PINO: ¿Porqué vos tenés que hacer esto? Tocás muy bien.

MONGO: Muchos tocan bien. ¿Y usted?

PINO: ¿Qué?

MONGO: ¿Porqué está así ....?

PINO: (SERIO) Porque yo soy un ángel.

(MONGO LO MIRA. DECIDE REIRSE)

PINO: No es un chiste. Soy un ángel

MONGO: Claro.

PINO: Y vengo a despertar a la gente. Están dormidos.

MONGO: Ya no.

PINO: Ojalá!.....¿Te gustó el pan?

MONGO: Estaba pasable.

PINO: ¿Podés tocar de nuevo?

MONGO: ¿Para qué? No hay nadie.

PINO: Estoy yo.

(MONGO LO MIRA, SE ENCOGE DE HOMBROS Y TOMANDO EL VIOLÍN COMIENZA NUEVAMENTE A TOCAR UNA MÚSICA TRISTE Y MELANCÓLICA. PINO LO OBSERVA. POR UN TIEMPO SÓLO SE ESCUCHA LA MÚSICA. TERMINA. PINO VUELVE A APLAUDIR CON ENTUSIASMO)

PINO: De verdad tocás bien. Lástima qué estés tan triste.

MONGO: ¿Y qué quiere?.......

(SE DETIENE. MIRA A PINO Y A SU ALREDEDOR. VUELVE A GUARDAR EL VIOLÍN)

PINO: ¿No te gusta tocar? (MONGO LO MIRA) ¿Y entonces?. Sos raro. Triste y con miedo.

¿Porqué dormís en la calle?

MONGO: Porqué se me da la gana.

(PAUSA. PINO LO OBSERVA )

PINO: ¿Vos no crees que yo soy un ángel?

MONGO: Por supuesto que no. Déjese de embromar!

PINO: Mirá.

(SACA COMO DEL AIRE UNA MONEDA DORADA)

PINO: Tomá.

(MONGO TOMA CASI AUTOMÁTICAMENTE LA MONEDA)

MONGO: ¿Cual es el juego?

(MIRA DE NUEVO LA MONEDA)

PINO: Es de oro.

(PAUSA. MONGO ESTÁ CONFUNDIDO MIRA LA MONEDA Y A PINO)

PINO: Están más cerca. ¿No crees?....Los milagros.

MONGO: No...Lo único que entiendo es que me está jodiendo.

PINO: Ya tenés la moneda. Podés ir a un hotel y dormir. También podés quedarte y ver los otros milagros.

MONGO: ¿Los otros...?

PINO: Si. Va a haber otros.(PAUSA)

MONGO: (SONRIENDO POR PRIMERA VEZ) ¿Y para cuando los milagros ángel?

PINO: ¿Cómo?.....¿No te diste cuenta?

MONGO: No.

PINO: Ese es uno de los mayores defectos de la gente (ENOJADO) Todo tiene que ser grande, estruendoso. Si no, no sirve. No interesa. Mucho lío, mucha gente, muchas máquinas Ya sé.

Vos esperás que resucite a un muerto. O haga ver a un ciego. O me eleve en el aire con dos alitas pegadas a la espalda.

MONGO: Yo no dije nada.

PINO: Pero lo pensás. En este momento estabas pensando eso. ¿O no?

(MONGO LO MIRA)

MONGO: No! No estaba pensando en nada.

PINO: La mente en blanco.

MONGO: Si!

(PAUSA)

PINO: Mierda ché. A veces tengo ganas de mandar a los hombres al diablo. Con todo respeto. No entienden nada. Muy bien, al grano ¿De verdad no crees que yo soy un angel?

MONGO: La verdad, no. No puedo creerlo.

PINO: ¿Porqué no?

MONGO: Porque este mundo es un quilombo. ¿Cómo pueden existir los ángeles?.

PINO: No te entiendo.

MONGO: No pueden existir ángeles en este mundo. Mire a su alrededor.

(PINO SE QUEDA CALLADO)

PINO: Los mortales no pueden entender el plan divino.

MONGO: Seguro. Usted si lo entiende.

PINO: Soy un ángel.

MONGO: Quiere que le diga algo. Me tiene harto con lo del ángel. Por favor, se lo pido por favor, ¿me puede dejar tranquilo?. Lo único que necesito es que me deje trabajar para ver si saco algo para la comida

PINO: No necesitás prostituirte hermano. Ya tenés la moneda.

(MONGO MIRA LA MONEDA EN SU MANO. HACE ADEMAN DE TIRARLA)

PINO: No rechaces la caridad divina .

MONGO: Muy bien, no la rechazo. Pero váyase por Dios. Si me ven aquí hablando con usted nadie se va a parar.

PINO: ¿No tendrías que tocar para que la gente se pare? Digo, no te pongas nervioso. Además, en este lugar. No pasa nadie. ¿Te das cuenta? Es un teatro.

MONGO: (CONTENIENDOSE) A mitad de cuadra hay varios edificios de oficina.

PINO: Ah….¿Y a la noche? (PAUSA) ¿Porqué te quedás a dormir aquí? Podés ir a dormir al subte. Es bárbaro. A las once cierran todo y te podés quedar tranquilo hasta la mañana. Nadie te jode. Es como un cementerio. Yo me llego un diario y algunos cartones que encuentro por ahí, y atorro una barbaridad. Esta noche te invito. Claro que si querés ir a un hotel no me voy a enojar.

MONGO: ¿A un hotel? Mire, cortela con el tema. Me gusta dormir aquí.

PINO: (MIRANDO A SU ALREDEDOR) Debés cagarte de frío.

MONGO: No. No tengo frío. Me gusta estar aquí….pegado al teatro.

(PAUSA)

PINO: Sos un tipo raro vos. ¿Sos artista?

MONGO: No.

PINO: Pero tocás el violín. Y te gusta dormir al lado del teatro. En fin, cada uno tiene su raye. Lo que me molesta es que no me tutees hermano. ¿A todo el mundo le hablás así?

MONGO: ¿ Así cómo?

PINO: Y…de usted…de lejos. Como cuidándote que no te toquen.

(MONGO LO MIRA. DECIDE NO CONTESTARLE)

MONGO: ¿Puede alejarse usted un poco por lo menos? Voy a tocar algo a ver si se acercan. Van todos por enfrente.

PINO: Tienen miedo de la manga.

MONGO: Tienen miedo de usted.

PINO: ¿De mí? (PEQUEÑA PAUSA) Por ahí es cierto. En esta época hasta de los ángeles desconfía la gente.

(MIRA A MONGO QUE LE DA LA ESPALDA Y TOMA EL ESTUCHE DEL VIOLIN)

PINO: Hermano, te aconsejo que toques algo más alegre. Si no van a rajar todos al galope. Algo boludo, pero pegadizo. ¿Viste?. Acordate que lo importante son los fines. no los medios.

(MONGO LO MIRA)

MONGO: ¿Quién es usted?

PINO: Ya te lo dije.

MONGO: Si. Me lo dijo. Voy a tratar.

PINO: ¿Te resulta difícil no?

(MONGO VUELVE A MIRARLO EXTRAÑADO)

MONGO: Usted también es raro.

PINO: ¿Te diste cuenta? Bueno, está bien, está bien. Me voy. Pero esta noche vuelvo. Me toca esta zona. La semana pasada estuve por el Sur. Sapo completo hermano. Hasta la vista. Y acordate. Alegre. Bien movido.

(SALE. MONGO ESPERA UNOS INSTANTES Y DESPUES SE COLOCA EN POSICION PARA EMPEZAR A TOCAR. LA MUSICA SUENA UN POCO MAS ALEGRE)

APAGON

ESCENA III

(MISMO LUGAR. NOCHE. MONGO ESTA SENTADO CONTRA LA PARED. PARECE ABSTRAIDO EN ALGUN PENSAMIENTO TRISTE. GOLPEA CON FUERZA LA PARED. SE PARA. VA HACIA EL LUGAR DONDE DUERME Y BUSCA DENTRO DE UNA BOLSITA. ENCUENTRA LA MONEDA QUE LE HABIA DADO PINO. LA ESTUDIA. MENEA LA CABEZA)

MONGO: No puede ser. …

(LA COLOCA EN EL MISMO LUGAR. ENTRA PINO CON SU ENORME BOLSA. MIRA A MONGO CON SIMPATIA)

PINO: Hola hermanito. ¿Cómo va eso?

(MONGO GIRA DE GOLPE)

PINO: ¿Algo nuevo? ¿Se despertaron?

(SE RIE CON TODA LA BOCA)

PINO: Imposible. No creo que los dejen.

MONGO: Si usted se lo propone seguro que lo logra

PINO: No es tan fácil. A veces ni los ángeles podemos.

MONGO: Me imagino. Debe ser duro.

PINO: Ya lo creo. Muy duro.

(MIRA A MONGO. NO LE GUSTA LO QUE VE)

PINO: ¿No me estarás cargando no?

MONGO: No. Todavía estoy esperando el milagro.

PINO: Me estás cargando. No importa. A los ángeles no les llegan las ironías.

(GIRA Y SE PONE A BUSCAR EN LAS BOLSAS)

PINO: Me parece que aquí tampoco hay demasiado hermano. La cosa está jodida. Si seguimos Así, no habrá ni siquiera basura.

MONGO: Ya le dije que esto es un teatro. No tiran muchas cosas. Además es martes. No hubo función.

PINO: Cierto. Hace unos años había función todos los días.

MONGO: ¿Y usted cómo lo sabe?

PINO: Porqué soy un….no te lo voy a repetir.

MONGO: No. Mejor no. (PAUSA) ¿Se va a quedar mucho tiempo?

PINO: Un tiempo largo. Supongo que ahora no me vas a decir que tenés que trabajar-.

MONGO: Quiero dormir.

PINO: Andá a una pensión.

MONGO: ¿Con qué?

(PINO SE LEVANTA ENOJADO)

PINO: ¿Cómo con qué? ¿Y lo que te dí ayer?

MONGO: Esa…debe ser falsa.

PINO: No es falsa.

MONGO: Tiene que ser falsa. ¿De dónde la sacó?

PINO: Es un problema mío. No es falsa.

MONGO: Es falsa. ¿Qué quiere, que pase un papelón?

PINO: ¿Porqué vas a pasar un papelón?

MONGO: Porque se van a reír de mí.

(SE QUEDAN LOS DOS ENFRENTADOS)

PINO: Hombre de poca fe.

MONGO: Pero con vergüenza.

(PINO LO MIRA)

PINO: ¿Con vergüenza?

(LE MUESTRA SU VESTUARIO Y SEÑALA EL LUGAR DONDE DUERME)

PINO: Vergüenza.

MONGO: Si. Y con dignidad.

PINO: ¿Ganaste mucho hoy? Tocando.

(MONGO GIRA Y ESQUIVA SU MIRADA)

PINO: (LO SIGUE) Confesalo. ¿Te sentiste digno?

MONGO: (EXPLOTANDO) Déjeme en paz.

PINO: No. Quiero que entiendas.

MONGO: ¿Qué? ¿Qué mierda quiere que entienda? ¿Qué?

(PAUSA. SE MIRAN)

PINO: Nada. Si no entendés es al pedo que te lo diga. Voy a seguir buscando.

(NUEVA PAUSA. PINO VUELVE A LO SUYO. MONGO SE VA ENCIMA DE EL)

MONGO: No se haga el sabio. ¿Qué tengo que entender? Hable!!!

PINO: Lo de la dignidad. (GESTO DE NO ENTENDER DE MONGO) Lo de la dignidad hermano. No tenemos dignidad.

(MONGO LO MIRA IRACUNDO PERO SE CALMA)

MONGO: Me gustaría que termine pronto.

PINO: Voy a tratar.

MONGO: Trate. Tengo que dormir.

PINO: Y dormite.

MONGO: No puedo. Con usted aquí.

PINO: No hago ruido. No grité. Puedo recitar algo si querés: "To be or not to be: that is de question"

(SORPRESA DE MONGO)

PINO: No te sorprendás querido. Esa frase la sabe todo el mundo. Es patrimonio colectivo.

(TRANSICION) Acordate que soy un ángel.

MONGO: Me acuerdo. Me acuerdo. Me acuerdo mucho. Bueno por favor termine y váyase.

PINO: Basta viejo.!!! Cortala. Acostate y apoliyá de una vez. No te jodo para nada.

MONGO: Si, me jode. Está allí buscando no sé qué mier….Por ahí se le ocurre vaciar las bolsas en la vereda. Y hace una porquería.

(PINO LO MIRA UN RATO. VUELVE A LO SUYO)

PINO: No te preocupés viejo. No voy a tirar nada en tu hermosa vereda. Toco y me voy.

MONGO: ¿Qué?

PINO: ¿No conocés eso? Sos raro viejo. Pareciera que la calle está afuera tuyo. ¿Nunca escuchaste esa frase?

MONGO: No.

PINO: Te dije que te falta calle. ¿De donde venís hermano?

MONGO: No le importa.

PINO: Bueno, cada cual a lo suyo entonces. Yo a la basura y vos a dormir.

MONGO: (CASI SACADO) Le dije que no me voy a dormir hasta que no se vaya!.

PINO: Bueno, cálmese viejo.

MONGO: No me calmo un carajo! Quiero que se vaya!

(DURANTE LAS ULTIMAS FRASES APARECE POR UN COSTADO LILIANA. VESTIDA EN FORMA PROVOCATIVA. ES UNA MUJER DE MEDIANA EDAD TODAVIA ATRACTIVA. SE QUEDA PARADA ESCUCHANDO CON UNA SONRISA)

LILIANA: Qué boquita! Se me cae la cara de verguenza.

(SE RIE CON DESENVOLTURA Y SE ACERCA UN POCO. MONGO LA OBERVA INCOMODO MIENTRAS PINO GIRA Y LA CONTEMPLA SONRIENTE)

PINO: Hola Lil. ¿Qué hacés por aquí?

LILIANA: ¿Cómo qué hago? Vivo por aquí.

PINO: ¿En serio?

LILIANA: Lo juro por vos.

(SE MIRAN Y SE ECHAN A REIR JUNTOS)

PINO: Te presento al artista.

LILIANA: Hola.

PINO: Y dueño de la vereda.

(MONGO LO MIRA FURIOSO)

MONGO: No soy el dueño de la vereda.

PINO: Vos me lo dijiste.

MONGO: Yo no dije nada.

LILIANA: No se calienten muchachos. Aunque no vendría mal. La noche está muy fría. Yo me voy para casa. Estoy un poco jodida. De aquí (SE TOCA EL PECHO)

PINO: No parece. Y, claro, así no podés trabajar.

LILIANA: Y no. (DANDOSE CUENTA) Boludo. ¿Te crees muy piola angelito?

(MONGO LA MIRA CON SORPRESA. PINO SE DA CUENTA)

PINO: El no me cree.

LILIANA: ¿No le creés?. ¿Porqué?

MONGO: No sé de qué hablan.

LILIANA: De él.

PINO: De mi.

(MONGO LOS MIRA)

MONGO: Parece qué se conocen.

(LILIANA Y PINO SE MIRAN Y SUELTAN LA CARCAJADA)

PINO: ¿Si nos conocemos? Y sí. No bíblicamente digamos.

LILIANA. No es necesaria la aclaración.

PINO: Nunca se sabe. Hay que ver los ratones que tiene en la cabeza el artista.

MONGO: No soy artista.

PINO: Tocás muy bien. Tenés que escucharlo como toca el violín.

LILIANA: ¿En serio?

PINO: Te juro. Porque no le mostrás.

MONGO: Ahora no. Es de noche.

PINO: ¿Y

MONGO: Se van a enojar

PINO: ¿Y a mí?

MONGO: Van a llamar a la policía.

PINO: Otra vez con eso. ¿De qué tenés miedo?

MONGO: De que me pongan preso.

PINO: Eso no es importante.

MONGO: Para mí sí.

LILIANA: Dejalo Pinito. Tiene razón cada cual sabe donde está pisando. A mí tampoco me conviene.

PINO: ¿Porqué?

LILIANA: Porque…no estoy bien. Y me van a joder. Ya lo hicieron la semana pasada.

PINO: ¿Te pegaron?

LILIANA: No. Eso no. Tuve que trabajar gratis. Y mucho.

(PAUSA. PINO SE LA QUEDA MIRANDO CON GESTO TRISTE Y MONGO SIN ENTENDER DEMASIADO)

PINO: Qué hijos de puta! (PAUSA) ¿Pero vos no estabas arreglada con el jefe?

LILIANA: Si. Pero ahora la corte también quiere su parte.

PINO: Y bueno Lil. eso te pasa por ser tan linda.

LILIANA: No es divertido Pinito.

PINO: No perdoname.

(PAUSA. LOS TRES SE MIRAN UN RATO)

LILIANA: ¿Así que tocás el violín?

MONGO: Un poco.

PINO: Un poco mucho. Toca como los dioses. Perdón padre (MIRA AL CIELO)

(LILIANA LARGA LA CARCAJADA)

PINO: Es malo burlarse de las cosas divinas.

LILIANA: Perdón. Me había olvidado.

PINO: Se acepta. Gente de poca fe. El tampoco me cree.

LILIANA: Si yo te creo. ¿ Usted no?

(MONGO LA MIRA PARA CERCIORARSE SI HABLA EN SERIO)

MONGO: No sé a qué se refiere.

LILIANA: Te referís.

MONGO: ¿Qué?

LILIANA: Digo que me tutees.

PINO: ¿Viste qué tipo raro? Nunca chechea. Siempre ustea. Muy raro.

LILIANA: Me refiero a si no le crees que es un ángel.

MONGO: La verdad….¿Me lo dice en serio?

LILIANA: Totalmente en serio.

MONGO: No, no lo creo.

LILIANA: ¿No le tenés fe?

MONGO: (EXPLOTANDO) No!

(LILIANA LO OBSERVA UN RATO EN SILENCIO)

LILIANA: ¿Sabés que estás bastante…interesante?

(MONGO LA MIRA UN INSTANTE Y DESVIA LOS OJOS)

LILIANA: En serio. ¿Pinito, no es cierto que está interesante?

PINO: Los ángeles no tenemos esas preocupaciones.

LILIANA: ¿No?

(SUELTA UNA CARCAJADA LARGA. PINO LA OBSERVA DIVERTIDO Y MONGO GIRA MUY RAPIDAMENTE PARA ESTUDIARLA)

LILIANA: Me llamo Liliana. ¿Y vos?

MONGO: (A REGAÑADIENTES) Mongo..

LILIANA: ¿Cómo?

MONGO: Mongo!! .Me llamo Mongo.

(PINO DE ACERCA)

PINO: ¿Es tu apellido?

MONGO: No. Mi nombre.

(ENOJADO VA HACIA SU LUGAR Y SE SIENTA. LILIANA LO MIRA CON MAYOR INTERES)

PINO: No puede ser. Mongo! (RIENDOSE) Me hace acordar a eso de Mongo….

(SE RIE A CARCAJADAS.LILIANA QUIRE CONTENERSE PERO LE CUESTA)

LILIANA: Pino. Basta! Tampoco tu nombre es un poema.

PINO: ¿Ah no? Pino. ¿No te hace acordar a una noche de luna en un bosque? ¿A un hermoso perfume? ¿A un enorme árbol que cobija el cansancio de los caminantes?

LILIANA: Huyy!!! Qué románticos estamos angelito.

PINO: Mongo.!!! Andá a decírselo a Mongo Aurelio.

(VUELVEN LAS CARCAJADAS. MONGO SE LEVANTA ENOJADO Y SE ACERCA A PINO, LO TOMA DE SU CHAQUETA Y CASI LO LEVANTA DEL PISO)

MONGO: Termine de reir!!!!!Termine ya!!!!

(PINO SE DETIENE DE GOLPE. MONGO POCO A POCO SE VA CALMANDO CON LA AYUDA DE LILIANA, QUE SE ACERCA A TOCARLO. ESO LE PRODUCE OTRO GESTO CASI DE RECHAZO, SUELTA A PINO Y SE ALEJA)

LILIANA: ¿Qué me contás angelito? Tu amigo parece que tiene mucha fuerza (ADMIRADA) Mucha!!! Me…encantó.

PINO: Claro! Porque a vos no te agarró.

LILIANA: Me gustaría.

(SE ACERCA A MONGO)

LILIANA: Disculpalo. No creo que lo haya hecho con mala leche. Pinito es un alma de Dios.

(SE RIE. SE ACERCA MAS A MONGO, QUE TRATA DE EVITARLA)

LILIANA: (TOMANDO DE UN BRAZO MUY SUAVEMENTE) ¿En serio nene que ese es tu nombre?

(MONGO GIRA Y SE ALEJA UNOS PASOS SOLTANDOSE. ESO PROVOCA UN GESTO DE RABIA DE LILIANA)

LILIANA: No te voy a comer. Si no querés contarnos nada estás en tu derecho. Pero no hace falta que te pongas tan arisco. ¿O no te gustan las mujeres?

(MIRA A PINO. MONGO GIRA EN ESE MOMENTO Y SORPRENDE EL GESTO. VA A REACCIONAR PERO PREFIERE HACERSE EL DISTRAIDO)

MONGO: Es mi sobrenombre. Mongo. Es mi sobrenombre. Desde chico me llamaban así.

(PINO VA A DECIR ALGO PERO LILIANA LE HACE UN GESTO DE SILENCIO)

LILIANA: ¿Y cuál es tu verdadero nombre?

MONGO: (TRAS UNA PEQUEÑA PAUSA) Antonio.

LILIANA: Lindo. Lindo nombre. Yo tuve alguna vez….

(PINO Y MONGO SED QUEDAN ESPERANDO QUE SIGA)

LILIANA: No tiene importancia. ¿Y qué estás haciendo por aquí?

(MONGO SEÑALA EL LUGAR)

MONGO: Duermo aquí.

LILIANA: ¿Aquí? ¿Con este frío?

PINO: Yo le dije. Que vaya al subte. Pero es un cabezón. Perdón. No quise decir nada.

LILIANA: ¿No tenés ni siquiera unos mangos para ir a una pensión?

(SILENCIO DE MONGO)

LILIANA: Mirá te cuento que hay lugares donde se puede pasar la noche sin pagar. Y a la mañana te dan un desayuno y todo. Increíble. No son la octava maravilla, hay pocos baños, pero por lo menos no te congelás. ¿No estás enterado? (SILENCIO DE MONGO.

PEQUEÑA PAUSA) Hay un chabón medio loco que está recorriendo todos los lugares donde paran los cirujas, y los chicos y mujeres que no tienen donde dormir, y les da un papelito donde están la dirección y el teléfono de esos sitios. (RIENDOSE PERO SIN GANAS) Y él tiene menos que cualquiera. Hizo miles de papelitos con las servilletas de los bares. ¿Te das cuenta? Hay cada loco…

(MONGO LA MIRA SIN COMENTARIOS. PAUSA LARGA)

PINO: No quiere irse. Porque después durante el día toca el violín y pide limosna.

MONGO: No es limosna!!!.

PINO: Perdón es cierto. Es la retribución a su arte. Lástima que la gente no se entera de eso en estos tiempos. ¿Es una cuestión de dignidad no?

(MONGO LO MIRA Y SE DA VUELTA. LILIANA LO SIGUE Y SE PARA CERCA DE EL)

LILIANA: ¿No querés que te toque?

MONGO: No. No es eso….

LILIANA: ¿Qué es?

PINO: Te dan alergia.

MONGO: No!

PINO: Se fue con un amigo.

MONGO: No!

PINO: Con una amiga.

(MONGO SE ENFUERECE Y LILIANA SE RIE)

LILIANA: No te enojes hermoso. Pinito es muy divertido. Muchas noches la pasamos mejor cuando él está presente. Es jodón. Pero no tiene maldad.

PINO. Obvio. ¿Cómo voy a tener maldad?

(VA HACIA LA BASURA)

PINO: Y ya me están distrayendo mucho . Tengo que trabajar.

LILIANA: ¿Buena cosecha?

PINO: Pésima.

LILIANA: Igual que yo. Lo que pasa es que cada vez somos más para repartirnos el hueso.

(PEQUEÑA PAUSA) Hace unos años éramos más bien pocas. Y todas ligábamos algo. Pero ahora!.

PINO: Es lo que yo digo. Demasiada competencia. Muchos buscas para pocas basuras. O para pocas cosas en la basura. ((COMIENZA A GRITAR) Conchudas!!! Putos.!! ¿Dónde guardan las sobras?….

(MONGO SE ACERCA AMENAZANTE)

MONGO: (EN VOZ BAJA) Cállese la boca.!

PINO: Está bien…Está bien jefe. Me olvidé.

(MONGO NO MUY CONVENCIDO SE ALEJA Y SE SIENTA SOBRE SU MANTA. PINO SIGUE BUSCANDO CON UNA SONRISA Y LILIANA, DIVERTIDA, SE VA ACERCANDO Y SE SIENTA AL LADO DE MONGO)

LILIANA: ¿Tenés mucho miedo que venga la yuta?

(MONGO LEVANTA LA VISTA EXTRAÑADO)

LILIANA: La policía…..¿Cuánto hace que estás en la calle?

MONGO: No mucho.

LILIANA: ¿Qué hacías antes?

(SILENCIO DE MONGO)

LILIANA: ¿No me querés contar? Estás en tu derecho. ¿Querés que te cuente yo? Supongo que sabés de qué trabajo

MONGO: Me doy una idea.

(LILIANA Y PINO SUELTAN LA CARCAJADA. LIL.IANA ENSEGUIDA SE DETIENE PARA CALMAR A MONGO)

LILIANA: Esperá. No nos estamos burlando de vos. Me resultó muy divertido eso de me "doy una idea". Y vos seguí con la basura y dejá de parar la oreja.

(PINO HACE UN GESTO FARSESCO DE SUMISION Y CONTINUA SU TRABAJO)

LILIANA: Siguiendo con el tema. Trabajo de eso que vos te das una idea. Hace muchos años. Unos cuantos por lo menos. Y no me compadezcas, si eso se te pasó por la cabeza. Al principio me sentía un poco avergonzada. Pero eso ya pasó. Me gusta mi trabajo. No te extrañés. Me gusta. Hay cosas mucho peores para una mujer. Bah para un ser humano.

(MONGO SE SORPRENDE)

MONGO: ¿Por ejemplo?

LILIANA: Por ejemplo trabajar catorce horas por día y ganar un sueldo para cagarte de hambre. O tener que aguantar un jefe que te toque el culo y callarte para no perder el laburo. O soportar que te jodan todos los días…En fin... Muchas cosas. Hay muchas cosas mucho peores que caminar por la calle y aceptar a quién vos querés o mandar a la mierda a quien no querés. Ser libre de laburar cuando querés y ser esclava cuando vos querés. Claro que ahora la cosa cambió bastante. Pasaron muchos años. Y estoy más vieja. Bueno basta! Te estoy dando la lata.

(PEQUEÑA PAUSA)

MONGO: ¿Y cómo empezaste?

LILIANA: (MIRANDOLO) ¿Te interesa?…Bueno creo que ya me olvidé. Tuve una familia. Tuve un papá. Que necesitaba tomar para estar bien. Y cuando tomaba podía hacer desastres.

(PAUSA.

LILIANA: ¿Entendés? Yo ya me olvidé. En serio. Después fui feliz. Lástima que ahora la cosa cambió. Mucha competencia como dijo Pinito. La globalización..

(MONGO LA MIRA SORPRENDIDO)

LILIANA: Tiene que ver. Tiene que ver. ¿No Pinito?

PINO: Y sí hermano, es verdad. Y no puede ser. Así no hay basura que alcance.

(RISAS DE LILIANA Y SONRISA DE MONGO)

PINO: Ustedes ríanse pero ahora necesito diez noches para juntar lo que antes juntaba en una.

LILIANA: A mi me pasa lo mismo.

PINO: ¿Tenés que…. laburar más?

LILIANA: Más y peor. Porque ahora hay que "adornar" a varios más que antes. Y además hay más competencia que tiene más hambre. Eso sin contar a los travestis.

PINO: Racista!

LILIANA: Boludo!

PINO: Oligarca.

LILIANA: ¿Qué?

PINO: Nariz para arriba.

LILIANA: Vos sabés que no soy así. Que no era. Pero ya no soy feliz. Está todo tan….lleno de mierda.

(LARGA PAUSA)

PINO: ¿Ché no tienen sueño?

LILIANA: Yo no. Tendría que estar en Constitución trabajando así que….

MONGO: Yo sí tengo sueño.

PINO: Pero no me vengas a protestar a mi solo. Decile a Lil también.

LILIANA: ¿Te molestamos?

(MONGO LA MIRA Y NO SE ANIMA A AFIRMARLO)

PINO: No seas cagón. Decile a ella lo que me decías a mí.

(MONGO LO MIRA)

PINO: Perdón. No quise insultarte.

LILIANA: Si te molesto me voy.

MONGO: No me molesta.

PINO: Pero quiere dormir. ¿Porqué no se van a dormir a un hotel?

LILIANA: ¿A un hotel? ¿Con qué?

PINO: Ya le dí algo a Mongo.

(LILIANA INTERROGA CON GESTOS A MONGO)

MONGO: Me hizo una broma.

PINO: Ninguna broma.

LILIANA: ¿Qué broma?

PINO: Le regalé una moneda de oro.

LILIANA: No me gastés Pinito.

PINO: En serio. Te lo juro. (GESTO) Juramento de ángel.

(LILIANA SE RIE)

LILIANA: A ver angelito mostrámela.

PINO: La tiene él.

LILIANA: A verla.

(MONGO OBSERVA A LOS DOS. SE DECIDE. BUSCA LA MONEDA Y SE LA EXTIENDE A LILIANA. ESTE LA MIRA DETENIDAMENTE DESDE VARIOS PUNTOS DE VISTA. POR ULTIMO LA MUERDE. HACE UN GESTO DE SORPRESA HACIA MONGO. MIRA A PINO)

LILIANA: ¿De dónde la sacaste?

MONGO: ¿Quiere decir que…?

LILIANA: Es verdadera.

(PROFUNDA SORPRESA DE MONGO)

LILIANA: Pinito!!!!

PINO: ¿Qué pasa?

LILIANA: ¿Cuál es el truco?

PINO: Ningún truco. No me ofendas. Yo vi que Mongo estaba siendo denigrado por la gente y no tenía para comer ni dormir, y en mi función de ángel guardián le regalé la moneda.

LILIANA: (DESPUES DE UN CORTO SILENCIO) Basta Pinito. No jodas más. ¿De dónde sacaste la moneda?

MONGO: Espero que no sea robada, porque vamos todos en cana.

PINO: Basta. Punto. Se acabó. Yo creía que vos me creías. Lil.

LILIANA: Yo te creo Pinito. Pero de allí a pensar que podés crear monedas de oro de la nada.

PINO: Gente de poca fe. Miren!!!!

(SE LEVANTA GIRA Y QUEDA DE ESPALDAS. LEVANTA UNA MANO DONDE APARECE OTRA MONEDA DE ORO. GIRA CON SEMBLANTE SERIO, DESPUES SONRIE Y LE ARROJA LA MONEDA A LILIANA)

PINO: Ahí tienen!!! Espero que ahora me crean. Y me voy porque me siento profundamente ofendi- do. Después vuelvo. Espero que con esas monedas vayan a un hotel, pidan una hermosa cena, hagan el amor y duerman en paz, como dos angelitos.

(RIENDOSE A CARCAJADAS SALE CON SU ENORME BOLSA SOBRE LOS HOMBROS. LILIANA Y MONGO LO VEN PARTIR PARALIZADOS POR EL ASOMBRO. RECOBRANDOSE, LILIANA MIRA LA MONEDA, SE LA COLOCA EN LA BOCA Y LA MUERDE)

LILIANA: Increíble!!! No se puede creer pero es verdad. Es tan verdadera como la otra.

MONGO: Un truco de magia. Muy bueno tengo que reconocerlo. Lo único que espero es que no sean robadas.

LILIANA: Pinito no es ladrón.

MONGO: ¿Hace mucho que lo conoce?

LILIANA: Hace bastante. Y terminala con hablarme de esa manera. ¿Tampoco podés tutearme?

MONGO: Perdón. Me cuesta.

LILIANA: Intentalo. ¿De dónde salís vos? Parecés marciano.

MONGO: Siempre hablé así.

LILIANA: ¿Con las minas también? (PAUSA) ¿Cómo hacés cuando cogés? ¿Pedís permiso?

(MONGO TIENE UNA ESPECIE DE SOBRESALTO)

LILIANA: ¿Qué te pasa? ¿No me digas que..? ¿Pateás para el otro lado?

MONGO: (DESPUES DE UN GESTO DE EXTRAÑEZA) No…no….

LILIANA: Ahhh!!! Menos mal! Pensé que iba a terminar la noche peor todavía.

(PAUSA)

MONGO: ¿Dice…decís que lo conocés hace tiempo?

LILIANA: Si. Es un tipo formidable. Siempre jodón, divertido. Es ideal cuando estás en baja..

MONGO: ¿Siempre fue así?

LILIANA: ¿Así como?

MONGO: Digo…vestido así…juntando basura…

LILIANA: Y sí…más o menos. Es un tipo raro. Siempre está ayudando. A veces busca cosas en la basura y se la regala a lo pibes. A los que están en los subtes. o en las estaciones o en las villas.. O le da dinero a alguna mujer que está tirada en la calle. En fin, un tipo raro. (SE RIE) Dice que es un ángel y que tiene que despertar a la gente antes que sea tarde. Raro y medio loco también.

MONGO: Si. Medio loco.

LILIANA: Ojalá hubiera muchos así.

(PAUSA LARGA)

LILIANA: Bueno….¿Y nosotros qué hacemos?

(SE ACERCA A MONGO)

LILIANA: ¿No querés venir a casa? Es un cuartito chiquito, pero hay un baño para darse una ducha caliente y una estufa. ¿No te tienta?

(MONGO PARECE COMO ACORRALADO)

MONGO: Mirá. No te ofendas pero me gustaría quedarme a dormir aquí.

(LILIANA LO MIRA CON EXTRAÑEZA Y DESPUES DOLOR)

LILIANA: ¿Qué pasa? ¿No te gusto? (PAUSA) ¿O me tenés asco?

MONGO: No…no es eso.

LILIANA: ¿Entonces?

(LO MIRA FIJO)

MONGO: No te tengo asco….Es que…no puedo.

LILIANA: ¿Porqué? ¿Alguna mina te jodió? ¿Te lastimaron?

MONGO: Algo así.

LILIANA: Otra vez algo así. Pero ahora no me causa gracia. Está bien que no soy tan joven. Ya tengo mis campañas pero…¿estoy tan mal?

MONGO: No…no.

(PAUSA)

LILIANA: Mirá Mongo….No tuve una buena noche. No es cierto que me volví porque me siento mal del pecho. Sí me siento mal del pecho, pero de adentro. Bien de adentro. (PAUSA) Hoy no estoy bien. No me siento bien. Tengo ganas de llorar. Necesito estar con alguien que me quiera. ¿No podés ser vos?

(MONGO LA MIRA Y LE TOMA UNA MANO)

LILIANA: ¿Qué te pasó Mongo?

(DURANTE UN INSTANTE MONGO SE QUEDA EN SILENCIO. LILIANA LE TOMA LA MANO ENTRE LAS SUYAS)

LILIANA: Dale.

MONGO: Estuve adentro.

LILIANA: ¿Adentro? …¿En cana?.

(SILENCIO. ACEPTACION DE MONGO)

LILIANA: Mierda!!! ¿Y porqué? No tenés pinta de duro ni de….no sé….¿Qué pasó?

MONGO: Tuve un mal momento.

(LILIANA LO MIRA Y SE ACERCA UN POCO)

LILIANA: Largalo.

MONGO: Estaba bien. Empezaba a destacarme con esto. (LEVANTA EL ESTUCHE DEL VIOLIN) Hasta llegué a tocar aquí. (MIRA HACIA ARRIBA AL EDIFICIO DEL TEATRO)

LILIANA: ¿Qué te pasó?

(MONGO RESPIRA HONDO Y SE DECIDE)

MONGO: Maté a mi mujer.

(LILIANA TIENE UN RESPINGO Y SUELTA LAS MANOS DE MONGO QUE SE LEVANTA DE INMEDIATO Y COMIENZA A CAMINAR. LILIANA SE LEVANTA TAMBIEN Y VUELVE A ACERCARSE. MONGO GIRA ESQUIVANDOLA. LILIANA LO ABRAZA DE ATRÁS. MONGO SE ESTREMECE Y QUIERE SOLTARE, PERO ELLA LO AFERRA CON FUERZA)

LILIANA: Ya está. Ya está. Lo largaste. Ahora vas a estar mejor.

(LO ACARICIA DESDE ATRÁS. MONGO SE RETUERCE PERO NO SE SUELTA)

LILIANA: ¿Cuánto tiempo estuviste adentro?

MONGO: Diez y seis años.

LILIANA: Puta. Debió ser muy duro.

(LARGA PAUSA)

LILIANA: ¿Qué te hizo?

(PAUSA)

LILIANA: ¿Qué pasó?

MONGO: Fue el día que nos casamos.

LILIANA: (MUY SUAVE) ¿Sí?

(DESDE ESTE MOMENTO EL TONO DE MONGO ES CASI NEUTRAL COMO RELATANDO ALGO QUE NO TIENE NADA QUE VER CON EL)

MONGO: La encontré en la habitación del hotel cogiendo…

(LILIANA LO ABRAZA MUY FUERTE)

LILIANA: (BAJO) Qué hija de puta.

MONGO: Estaban en el baño. Ella le estaba chupando la pija arrodillada en el piso. Me quedé paralizado. No me vieron. (PAUSA) Después él la colocó de espaldas sobre el inodoro y la penetró por atrás. Ella gritó, gritó. Y yo también.

(PAUSA PROLONGADA. MONGO SE SUELTA CON SUAVIDAD)

LILIANA: ¿Los mataste a…los dos?

MONGO: No. El chico del hotel salió corriendo. Ella me miró y se rió. Se rió. Se rió. Se rió.

LILIANA: ¿Cómo se llamaba?

MONGO: (LE DUELE DECIRLO) Ivana.

(LILIANA SE ACERCA Y LO ABRAZA)

MONGO: (VUELVE A LA REALIDAD) No. Dejame. Por favor. Por favor..

(LILIANA LO SUELTA)

LILIANA: ¿Hace mucho que saliste?

MONGO: Un mes.

LILIANA: ¿Y tu familia?

MONGO: No los vi más.

(PAUSA LARGA. LILIANA NO SABE QUE HACER FRENTE A MONGO QUE ESTA CALLADO Y MIRANDO HACIA DELANTE)

LILIANA: Lo siento mucho. Debe haber sido muy jodido. No sé que otra cosa te puedo decir.

(INTENTA ACERCARSE UN POCO. MONGO PARECE COMO AUSENTE. LILIANA TOMA UNO DE LOS BRAZOS DE EL ENTRE LOS SUYOS)

LILIANA: ¿Y desde entonces estás aquí?

MONGO: No. Estuve en otro lugar. Pero me echaron. Por eso me vine aquí, cerca del teatro.

LILIANA: ¿Y desde que saliste no tuviste…no saliste con ninguna mina?

MONGO: (LARGA PAUSA) No.

LILIANA: (IDEM) ¿Y..en la cárcel?

MONGO: Tampoco.

LILIANA: ¿No querés venir a casa? Me gustaría que tocaras algo. Para mi sola. (TRATANDO DE BROMEAR) No te voy a poder pagar. Hoy no trabajé. Aunque soy rica. Me había olvidado de la moneda. Podríamos ir a un hotel. Sería hermoso!…pero no nos van a dejar. Dale, vamos para casa.

MONGO: No…No puedo.

LILIANA: (UN POCO IRRITADA) ¿Porqué? ¿No tenés ganas?

MONGO: (TRAS UNA PAUSA) Tengo miedo.

(LILIANA LO MIRA UN RATO LARGO. SE ACERCA UN POCO MAS Y SE ACURRUCA SOBRE EL)

LILIANA: No seas tonto. No te voy a comer. En serio. En serio.

(LO ABRAZA. SIGUE AVANZANDO Y COMIENZA A ACARICIARLO Y BESARLO. MONGO SORPRESIVAMENTE SE SUELTA. LILIANA QUEDA COMO TIRADA)

MONGO: Perdoname. Pero no puedo. Disculpame, disculpame por favor.

LILIANA: (LEVANTANDOSE) Está bien. Sólo quería que vinieras a casa y que me tocaras el violín a mi sola . Quiero estar acompañada hoy. No me tengas miedo a mi Mongo. Yo también tengo mucho miedo.

(MONGO GIRA HACIA ELLA Y QUEDA DE ESPALDAS AL PUBLICO. LILIANA SE ACERCA Y DE FRENTE A EL COMIENZA A ACARICIARLO, CADA VEZ CON MAYOR DESESPERACION. MONGO INTENTA DETENERLA PERO NO PUEDE. LILIANA VA INCLINANDOSE, Y COLOCANDOSE DE RODILLAS EN EL PISO. SE APOYA EN LA ENTREPIERNA DE EL. DESPUES, CON SUAVIDAD Y URGENCIA AL MISMO TIEMPO, COMIENZA A DESABROCHARLE LA BRAGUETA)

MONGO: No. No. Por Dios Liliana no.

(TERMINA CASI CON UN GRITO CONTENIDO . ELLA NO LO ESCUCHA. SIGUE AVANZANDO. LE ABRE LA BRAGUETA Y METE UNA MANO EN SU INTERIOR. DESPUES DE UNOS INSTANTES, SE PERCIBE EL MOVIMIENTO DE LILIANA, AVANZANDO Y RETROCEDIENDO, Y SE ESCUCHAN LOS GEMIDOS CONTENIDOS DE MONGO)

APAGON

EPILOGO

(MISMO LUGAR. UNAS HORAS MAS TARDE. ENTRA PINO CON SU ENORME BOLSA AL HOMBRO. CAMINA POR EL ESPACIO. EN EL MEDIO SE DETIENE PARA MIRAR EL LUGAR DONDE HABITUALMENTE DORMIA MONGO. NO HAY NADA. ESTA LIMPIO Y DESOCUPADO. UNA AMPLIA SONRISA ILUMINA SU ROSTRO. HACE UN GESTO CON SU BRAZO Y DESPUES ARROJA LA BOLSA CERCA DE LA BASURA ACUMULADA)

PINO: Bien señor. Muy bien!!! Lo hemos logrado. (ABRE UNA BOLSA Y REVISA) Menos que nada. (GRITA) Conchudas!!! !Putos!!! Despierten. ¿Dónde están sus vidas? ¿Dónde?

(PEQUEÑA PAUSA) Despierten carajo!!!!

(SE ESCUCHA UN RUIDO Y ALGO CAE CERCA DE PINO)

Bien! Alguien se despertó. ¿Dónde pusieron sus vidas putos? Conchudas.! ¿Donde tiraron las sobras de sus vidas? Bah, me cansé. Busquemos algo y vayamos a descansar. Ya pasó lo que tenía que pasar.

(SE DEDICA A BUSCAR EN LAS BOLSAS. POR UN COSTADO ENTRA LILIANA.. ESTA VESTIDA DISTINTA. MAS DISCRETA. SE DETIENE A OBSERVAR LAS ACCIONES DE PINO. SE SONRIE Y SE ACERCA MUY DESPACIO PARA QUE NO LA ESCUCHE. SE COLOCA DETRÁS Y COLOCA SUS DOS MANOS SOBRE SUS OJOS. PINO NO SE ALARMA. CONTINUA SUS ACCIONES INMUTABLE)

PINO: No es necesario ver para sentir la materia. Y sin embargo se necesitan otros ojos para sentir la vida. Hola Lil. ¿Cómo te va?

(UN TANTO DESENCANTADA LILIANA RETIRA LAS MANOS Y SE COLOCA AL COSTADO DE PINO)

LILIANA: Bastante bien Pinito.

PINO: Me imagino que sí.

LILIANA: Muy gracioso.

PINO: No es una gracia.

(SE LEVANTA)

PINO: No te doy un beso porque te puedo ensuciar.

(LILIANA SE ACERCA MAS, SE LEVANTA UN POCO Y BESA A PINO EN LA BOCA)

PINO: Gracias princesa. ¿Pasaste una buena noche?

LILIANA: Muy buena. Gracias.

PINO: Me alegro mucho. ¿Y Mongo?

LILIANA: (SONRIENDO) Está muy bien. Gracias.

PINO: De nada.

(PAUSA)

LILIANA: Pinito..

PINO: Qué?

LILIANA: ¿Sabés una cosa?

PINO: Si no me la contás…

LILIANA: Ayer a la noche cuando estaba caminando por Piedras como siempre, esperando que algún coche parara, me pasó una cosa muy especial. Sentí algo en el pecho. No fue un dolor en realidad. Fue como…si algo me empujara a irme. (MIRA A PINO)

PINO: Extraño.

LILIANA: Si. Tal cual. Como una fuerza que me obligara a irme. Y me fui así sin cambiarme. Me tomé un taxi. Y en vez de agarrar directo para casa, me baje en la esquina y vine caminando por esta cuadra. No entiendo porqué todavía. Y después, bueno, me encontré con ustedes.

(PAUSA) ¿Vos sabés algo de todo eso?

PINO: ¿Yo? ¿Cómo puedo saber lo que te pasó a vos en tu cabeza?

LILIANA: ¿No sos un ángel?

PINO: Si.

(LILIANA SE ACERCA Y LO ENFRENTA)

LILIANA: Pino. Algo me obligó a venir aquí anoche.

PINO: Lil, siempre imaginando cosas. Siempre con los misterios. El horóscopo, las cartas, la lectura de las manos. Siempre creiste en cosas raras.

LILIANA: Es cierto. Y también creo en los ángeles.(PAUSA) Pino contame. ¿De dónde sacaste estas monedas?

(LE MUESTRA LAS DOS MONEDAS)

PINO: No me vas a creer. El otro día en la calle un tipo me tiró esas monedas. Yo creí que me quería hacer una broma. ¿Vos decís en serio que son de oro?

LILIANA: Si.

PINO: Mirá vos . Hay cada loco en esta ciudad. ¿No?

LILIANA: (MIRANDOLO) Siempre asegurás que sos un ángel. Ahora pareciera que no querés serlo.

PINO: ¿Porqué?

LILIANA: Estás intentando convencerme que no crea en nada extraño.

PINO: ¿Te parece?

(LILIANA HACE UN GESTO. PINO PARECE CAMBIAR REPENTINAMENTE. ABANDONA SU HABITUAL FORMA DE ACTUAR Y PARECE MAS SERIO. INCLUSO SU POSTURA FISICA CAMBIA)

PINO: En realidad Lil estuve jugando. Si, jugando a ser ángel. Miro todo a mi alrededor y me parece que nada es real. Que la gente está dormida. No puede ser que el mundo sea lo que es. No puede ser así. Me niego a que sea así. Si fuera así sería atroz. Pero dentro de este mundo hay cosas que sí me parecen que son reales. Y quiero que la gente las vea. Nada más. Vos estás despierta. Lo que te pasó demuestra que estás despierta.

(PAUSA. LILIANA LO MIRA CON DUDAS)

Debería haber ángeles Liliana. Si no existen tendríamos que inventarlos. Pueden ser los que nos salven. (VUELVE A SU ACTITUD ANTERIOR) Y basta, que parezco un boludo romántico diciendo idioteces. Tengo que seguir buscando. Todavía me faltan unas cuadras.

(LILIANA SE ACERCA)

LILIANA: ¿Sabés una cosa? Yo creo que sí existen. Y que vos sos uno de ellos.

PINO: Dejá de joder Lil. No me gastes más. Ya te conté…

LILIANA: Y que vos me hiciste venir hasta aquí anoche.

(PAUSA. PINO LA MIRA)

PINO: Si vos querés creerlo está bien Lil. A la noche todo puede ser posible. Es el tiempo de los sueños, del alcohol, de los delirios y la vida fuera de control. Si vos lo crees debe ser.

LILIANA: Si. Lo creo. Y creo que ayer pasaron los milagros que anunciaste.

PINO: Basta Lil! Mirame, soy Pino, el ciruja, el vago. ¿Cómo puedo ser un ángel con esta ropa y este olor? Estás del tomate querida. Yo sigo mi camino.

(VA CAMINANDO HACIA UN COSTADO. SE DETIENE)

PINO: ¿Qué van a hacer?

LILIANA: No sé. Por ahora está en casa durmiendo.

PINO: Aja! ¿Pero antes se despertó?

(LILIANA LARGA UNA CARCAJADA ALEGRE)

LILIANA: Me costó….. pero lo logré.

PINO: Bien por Lil!

(PAUSA CORTA. SE ESCUCHA UN POCO LEJOS EL SONIDO DE UN VIOLIN. PINO SE DETIENE A ESCUCHAR Y LILIANA GIRA LA CABEZA CON ALEGRIA. LOS DOS SE MIRAN ENTENDIENDOSE SIN HABLAR. DESPUES DE UN TIEMPO ENTRA MONGO CAMINANDO Y TOCANDO EL VIOLIN AL MISMO TIEMPO. LA MUSICA QUE SE ESCUCHA ES ALEGRE Y FELIZ (QUIZA UN VIVALDI). SE DETIENE CERCA DE LILIANA. SU VESTIMENTA ES LA MISMA DE LA ESCENA INICIAL PERO PARECE MAS PROLIJO Y SU EXPRESION MUCHO MAS ALEGRE. TERMINA DE TOCAR. LILIANA Y PINO APLAUDEN CALUROSAMENTE. MONGO SE INCLINA SALUDANDO)

MONGO: Muchas gracias. ¿Qué tal Pino? ¿Cómo estás?

PINO: (SORPRENDIDO) Caramba! Veo que el usteo ha desaparecido. Te felicito Lil. Estoy muy bien, gracias. Justo estaba por seguir mi recorrida de esta noche. Ya no necesito quedarme por aquí.

MONGO: ¿Hoy no esperamos milagros?

PINO: (MIRANDOLOS) No.l Los que esperaba la otra noche ya pasaron.

MONGO: ¿Si?

PINO: Si. (PEQUEÑA PAUSA) ¿Qué vas a hacer con tu vida? ¿Pensás seguir durmiendo en la calle?

(SILENCIO DE MONGO. LILIANA LO MIRA AGUARDANDO)

MONGO: No. Por ahora no. Tengo un buen lugar para dormir. (MIRA HACIA ARRIBA) Quizá más adelante vuelva por aquí.

PINO: Seguro. Ese sería el siguiente. Bueno compañeros, arrivederchi y hasta pronto. Nos vemos.

(COMIENZA A SALIR)

MONGO: Angel!

(PINO GIRA SONRIENDO)

MONGO: Gracias.

(PINO LO MIRA MUY LARGO, Y DESPUES HACE LO MISMO CON LILIANA)

PINO: A ustedes. Ustedes tienen que agradecerse . Yo hice…solo de intermediario.

(SALE. ANTES QUE DESAPAREZCA DEL TODO LILIANA CORRE Y LE GRITA)

LILIANA: Gracias Angel.

PINO: Completen el milagro.

MONGO: ¿Qué quiso decir?

LILIANA: No sé. ¿Vos qué pensás?

MONGO: Que sigamos.

LILIANA: Sigamos entonces.

MONGO: Hasta donde podamos.

(LILIANA LO MIRA UN INSTANTE)

LILIANA: Podremos.

(PAUSA PROLONGADA)

MONGO: ¿Vos le crees?

LILIANA: ¿Y vos?

MONGO: No sé.

(PAUSA)

LILIANA: No es importante. Lo que sí es importante es el ángel interno.

MONGO: A veces no te dejan escucharlo. El mundo es basura Liliana.

LILIANA: Habrá que cambiarlo.

(GESTO DE INCREDULIDAD DE MONGO. LILIANA SE ACERCA Y LO BESA CON TERNURA)

LILIANA: Vamos Mongo. Tocá algo alegre. Muy alegre. Quiero bailar!

(MONGO LA MIRA. SE COLOCA EL VIOLIN BAJO EL MENTON Y COMIENZA A TOCAR UNA MUSICA ALEGRE Y CONTAGIOSA. LILIANA SE LARGA A BAILAR CADA VEZ CON MAS PASION Y ALEGRIA)