lunes, septiembre 29, 2025

Honorable cámara de Cuauhnáhuac, por B Gavarre

 

 


Honorable cámara de Cuauhnáhuac

por BEN Gavarre



ACTO ÚNICO –

ESCENA: El interior de la Honorable Cámara de Diputados de Cuauhnáhuac. Enorme, con candelabros ridículos y retratos de hombres solemnes y bigotudos. El olor a puros baratos y sudor rancio flota en el ambiente. Un grupo de diputados, panzones y trajeados, duermen o se rascan la panza.

DIPUTADO 1: (Despertando de golpe) ¡Qué barbaridad, la que traigo! ¡Un puro que me fumé anoche tenía mezcal!

DIPUTADO 2: (Sin abrir los ojos, se acaricia la panza) ¡No hombre, compadre! ¡Lo que te fumaste fue la quincena!

DIPUTADO 3: (Burlándose) No hable tan fuerte, Diputado, no vaya a ser que lo escuche una de mis viejas y me pida un nuevo bolso. Yo tengo que comprarme un coche.

DIPUTADO 4: (Con la voz de un político) ¡La ciudadanía nos exige más responsabilidad!

DIPUTADO 1: (Riendo a carcajadas) ¡Ah, la ciudadanía! Esos que trabajan para que podamos tener nuestras cinco casas, nuestros tres coches y nuestras siete esposas.

(Entran, con paso firme y vestidos de hombres, Cándida y su grupo. Llevan bigotes postizos y gorras de béisbol. Los diputados las miran con sospecha.)

DIPUTADO 2: (Entrecerrando los ojos) ¿Quiénes son estos nuevos? Nunca los había visto.

CÁNDIDA: (Con voz grave) Somos del nuevo sector, venimos de las entrañas del pueblo para poner orden en esta cloaca.

DIPUTADO 3: (Levantándose, lleno de soberbia) ¡Aquí no entra cualquiera, jovencito! ¡Esta es la Honorable Cámara de Diputados de Cuauhnáhuac! ¡Y los únicos que podemos entrar somos los que tenemos billete!

CÁNDIDA: (Sonriendo) Usted no se preocupe. Tenemos más billete que todos ustedes juntos. (Les hace una seña a su grupo y todas se quitan las gorras y los bigotes, mostrando sus caras).

DIPUTADO 4: (Balbuceando) ¡Pero… pero… son mujeres!

CÁNDIDA: ¡Sí, señores! ¡Y hoy es el día en que tomaremos el poder!

(El grupo de mujeres avanza hacia los diputados, que se quedan congelados por el pánico.)

DIPUTADO 1: (Temblando) ¿Pero por qué, señorita? ¡Si la ley dice que las mujeres no pueden votar!

CÁNDIDA: (Riendo a carcajadas) ¡Y también dice que ustedes no pueden robar! (Señala los cuadros de la cámara). ¡Ustedes hicieron una carta magna para protegerse a ustedes mismos! Pero la que vamos a votar hoy, no tendrá vuelta atrás.

(Las mujeres se distribuyen por la sala, cada una tomando un lugar clave. Una toma el micrófono, otra se sienta en la silla del presidente de la cámara y otra apaga la televisión.)

DIPUTADO 2: (Lloriqueando) ¡No! ¡Mi partido de fútbol!

CÁNDIDA: (Con voz triunfante) ¡Silencio! A partir de hoy, las mujeres de Cuauhnáhuac tienen el control. Y para que no quepa duda, aquí va el primer decreto de la nueva era: (toma un mazo y golpea la mesa) ¡Se prohíbe que cualquier hombre tenga más de un coche, una casa y una mujer!

(Los diputados se desvanecen por el shock.)

DIPUTADO 3: (Gritando con horror) ¡Nooooooo! ¡Mis coches! ¡Mis viejas! ¡Mis casas!

CÁNDIDA: (Se ríe) ¡Y lo peor, señores! ¡Es que a partir de hoy, tendrán que ir al mercado! (Se acerca a la puerta y le pide al grupo de mujeres que está afuera, que entre). ¡Que entre el pueblo!

(Entra una multitud de mujeres, algunas con ollas, otras con botes de basura y otras con escobas. Unas le quitan los sacos a los diputados, otras los ponen a barrer y otras los obligan a cocinar.)


La llegada del servicio de seguridad

(Se escucha el sonido de unas sirenas y el General Suárez, un hombre fornido y lleno de medallas, entra a la sala. Es seguido por su asistente.)

GENERAL SUÁREZ: (Sacando una pistola con una voz ronca y pesada) ¡En nombre del servicio de seguridad super seguro! ¡Manos arriba! ¡Se cancela la operación!

CÁNDIDA: (Cruzándose de brazos) ¡General Suárez! ¿No le da vergüenza? ¿Amenazando con una pistolita de agua a estas mujeres valientes?

GENERAL SUÁREZ: (Confundido) ¡Pero esta no es de agua! Es una 9 milímetros.

CÁNDIDA: (Riendo) ¡Ay, General! Los tiempos han cambiado.

(Una mujer, que hasta ese momento parecía normal, entra y se para detrás del General Suárez. De pronto, esta saca una pistola de agua y le apunta a la cabeza.)

MUJER COMBATIENTE 1: ¡Manos arriba, General! ¡Hoy te enfrentarás a la justicia!

GENERAL SUÁREZ: (Se pone blanco) ¿Quién es usted? ¡Yo soy la máxima autoridad del servicio de seguridad!

MUJER COMBATIENTE 2: (Entra corriendo, le quita el sombrero y lo pone a barrer) ¡El servicio de seguridad de Cuauhnáhuac ha sido reemplazado! ¡Ahora somos nosotras, las súpermujeres combatientes! ¡Las que pondrán orden en este país!

(El General Suárez se pone a llorar de frustración mientras Cándida se sienta en la silla del presidente y mira directamente al público.)

CÁNDIDA: A partir de hoy, en esta Honorable Cámara, se escuchará la voz del pueblo.

(Los diputados lloran como niños mientras son obligados a hacer el aseo, y una mujer, con una escoba, le pega a uno de los diputados en la cabeza, obligándolo a barrer.)


Coro y Parábasis

(La luz se centra en el Coro de Diputados Quejosos, que se ponen al frente del escenario. Llevan delantales y se secan las lágrimas con los puños. Al otro lado, el Coro de Mujeres Empoderadas, con uniformes de gala, sonríen triunfantes.)

Coro de Diputados Quejosos

(A ritmo de un lamento, frotándose las manos y mirando al público.)

¡Ay de mí, que ahora lavo!

¡Ay de mí, que ahora plancho!

¡Ya no hay fiestas ni tequila,

Solo hay frijoles y un rancho!

¡Nuestros coches, nuestras casas,

Nuestras viejas, ya no están!

¡Ahora somos sirvientes

De las que nos gobernarán!

Coro de Mujeres Empoderadas

(Con voz fuerte y potente, en tono de victoria.)

¡Ya se acabó la vagancia!

¡Ya se acabó la parranda!

¡Ahora tendrán que limpiar

Y hacer lo que les dé la gana!

¡Las mujeres somos fuertes!

¡Las mujeres somos sabias!

¡Con el bigote bien puesto,

¡Se acabó la porquería!


Parábasis - El mensaje al espectador

(Cándida Tasiemprelista se adelanta al centro del escenario y mira al público. Se quita el bigote postizo y lo guarda en el bolsillo. Con una sonrisa, habla con una voz amable y serena.)

CÁNDIDA: (Dirigiéndose al público) Ustedes, que nos ven hoy en este teatro, se han reído de nosotros y de ellos. De los hombres, que eran panzones y corruptos. De nosotras, que nos disfrazamos y usamos la venganza como arma. La verdad es que ambos coros, el de los hombres llorones y el de las mujeres empoderadas, son solo dos caras de la misma moneda.

No se dejen engañar por el bigote o por el delantal. Un país solo avanza si los hombres y las mujeres se miran a los ojos, si se escuchan y si se ponen de acuerdo para el bien común. No importa si alguien es hombre, mujer, o de dónde viene. Lo importante es que todos trabajen en equipo para construir un mundo mejor.

(Cándida se inclina y le guiña un ojo al público. La obra termina con un fuerte aplauso.)

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Comentarios

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *