FARSA DE LA GRIPE
ASINTOMÁTICA
Por GAVARRE BENJAMIN
® Benjamín Gavarre Silva
Contact: gavarreunam@gmail.com
FARSA DE LA GRIPE ASINTOMÁTICA
Una
farsa de culpa, jabón y amores imprevistos.
Esta obra es una fusión delirante entre la
estructura del clásico entremés del Siglo de Oro y la picaresca urbana
contemporánea. Nos adentramos en la intimidad de un hogar de "barrio
bravo", donde la astucia es la única medicina contra la miseria y la
violencia.
Aquí verán cómo Kimberly, una mujer harta de
sus circunstancias, pero ingeniosa, se alía con Lucas, un médico
charlatán de dudosa ética, para darle una lección a Martín, su marido:
un hombre de puño duro, cerebro diminuto y una culpa gigantesca. A través de
una enfermedad inventada —la temible "Gripe Asintomática"— y la
aparición de un supuesto primo llamado Ángel, descubriremos que el
castigo perfecto no siempre es el que uno planea, y que, entre baños de espuma
y vinos caros, el corazón del bruto puede tomar rumbos... inesperadamente
suaves. ¡Prepárense para reírse de la desgracia ajena y recuerden: nadie es
perfecto!
PERSONAJES:
· LUCAS: Médico de dudosa procedencia, charlatán, vive en
la miseria pero tiene mucha labia.
· KIMBERLY: Mujer golpeada, pero vengativa, astuta y de armas
tomar.
· MARTÍN: Marido violento, de cerebro muy pequeño, culpa muy
grande y sentimientos confusos.
· ÁNGEL ("BABY FACE"): El "primo", un vividor con cara de niño bueno y piel muy suave.
ESCENA I: LA CONSULTA
DE LA HAMBRUNA
(El consultorio de LUCAS. Es un cuartucho triste, pero
en estilo Kitsch gracioso, con una silla rota, un esqueleto de plástico al que
le falta una pierna y frascos vacíos. LUCAS se pasea sobándose el estómago, que
ruge sonoramente).
LUCAS
¡Ay, qué miseria la mía! ¡Todo el día sin recetar
ni un méndigo paracetamol! Tres días llevo sin probar bocado y mis tripas
hacen más ruido que un mercader de fierro viejo que vendaaan. Si no cae un
enfermo pronto, tendré que comerme el yeso de las paredes y hacerme un caldo de
calzón para que apriete.
(Entra La KIMBERLY, usando unos lentes oscuros
enormes que le cubren medio rostro).
KIMBERLY
¡Ay, LUCAS! ¡Socorro, que me desmayo, que me muero!
LUCAS
¡Pásele, pásele, mi Kim querida! Siéntese en la
silla buena, que la otra muerde. ¿Qué le agobia? Qué le duele, que le pica… aunque
para mí, por el moretón que se le asoma por debajo de los lentes, yo digo que
se tropezó con el puño de su marido... otra vez.
KIMBERLY
¡Calle, calle! Que no fue Martín esta vez. Es
que... hay una plaga de pulgas en la casa. Unas pulgas muy bravas, doctor, que pican
y ¡zaz!, le dejan a una el ojo morado y la comezón que no se aguanta.
LUCAS
Pulgas peso pulgón, medio cabrón, ya veo. Mire, Kimberly,
a mí no me haga tarugo que yo estudié en la universidad de la vida. Ese fue el
animal de Martín. ¿Y qué hizo después la bestia?
KIMBERLY
Pues lo de siempre, doctor. Apenas me puso el
soplamocos y vio que me puse a llorar, pues que pone su cara de perrito con
cola entre las piernas. Me llenó la casa de flores que apestan a panteón, me
trajo un perro de peluche gigante que no cabe en la sala y se gastó la quincena
en tres alebrijes de iguana y una piñata de siete picos.
LUCAS
¿Y la piñata tiene dulces o fruta?
KIMBERLY
La piñata tiene caca, cacahuates de a montón como
dice la canción, pero nada dulce, nada fresco, nada sabroso, si me entiende. Ya
me cansé, Doc. Quiero venganza, pero no puedo dejar que me deje, pues si no es
por él, quien me da de comer, o qué.
LUCAS
Mire, la solución perfecta para todos sus problemas
la tengo yo, con un enredo que yo me sé. Escuche bien lo que vamos a hacer. Usted
necesita cuidados intensivos y, sobre todo, "apoyo familiar". ¿Tiene
algún primo que le caiga bien?
KIMBERLY
Tengo al Ángel... le dicen el "Baby
Face". Es muy... "cariñoso" conmigo.
LUCAS
¡Perfecto! Tráigalo a casa de inmediato. Usted y él
van a sufrir una terrible enfermedad moderna: La Gripe Asintomática. Es un
padecimiento tan grave y traicionero que no se nota nada por fuera, pero
requiere lujos excesivos y descanso absoluto. Y el Martín, por su culpa, será
el enfermero esclavo. Déjemelo a mí.
ESCENA II: EL
DIAGNÓSTICO Y LA PENITENCIA
(Sala de la casa de Martín y Kimberly. MARTÍN entra
cargando una piñata enorme y colorida, lloriqueando ruidosamente).
MARTÍN
¡Ay, mi Kimberly adorada! ¡Soy una bestia, lo
reconozco! ¡Soy una acémila, una mula mal parida! Mira, mi vida, te traje esta
piñata para que me perdones. Pégame a mí, rómpemela en la cabeza si quieres,
sácame el relleno, pero no me mires con esos ojos... bueno, con el ojo bueno.
KIMBERLY
(Acostada en el sofá, fingiendo una debilidad
mortal)
Ay, Martín... que te sientas culpable no hace que
se me quite el dolor. Yo creo que ahora sí que me voy a morir. Ya lo siento,
voy hacia la luz, veo fantasmas, ¡estoy muerta!...
MARTÍN
¡No! ¡No te mueras! ¿Qué hago? ¿Te compro otra
piñata? ¿Te hago molito? ¿Te traigo mariachis?
KIMBERLY
No, Martín. Necesito apoyo moral de mi sangre, de
mi familia, un padre, una madre, un primo. Y qué casualidad, ya viste, por puritita
suerte, salí por la ventana y quién crees que iba pasando tan orondo…
MARTÍN
¿Tú mami?... (Kimberly niega con la cabeza) ¿Tu
hermana?…
KIMBERLY
No tengo hermanas, ya lo sabes, pero iba pasando mi
primo que lo corrieron de Los Ángeles y esta aquí desde hace tres semanas.
MARTÍN
Algo supe, al que le dicen Cara de pollo, ¿o qué
no?
KIMBERLY
Cara de Ángel, Baby Face, mejor dicho… Se llama
Ángel…
venía pasando y tú crees que él también se sentía
mal, como yo, yo creo que hay una epidemia… se sentía tan mal que le dije que
entrara para darle una sopita de pollito.
MARTÍN
Ah…
(Entra ÁNGEL, muy galán y bien peinado, fingiendo
toser una vez, muy levemente, cubriéndose la boca con un pañuelo de seda).
ÁNGEL
(Con voz suave y melodiosa)
Hola, primo Martín. Ay, qué me da otra vez. Siento
como vidrios en la garganta y todo el cuerpo hecho pedazos... necesito
recostarme junto a mi prima para que nos demos calor de familia.
MARTÍN
¿Tú también estás malo, primo? ¡Pásale, mi casa es
tu hospital! ¡Siéntate, no te vayas a romper!
(Entra LUCAS con gran pompa, improvisando un
estetoscopio con un embudo y una manguera).
LUCAS
¡Abran paso a la ciencia! He venido a revisar a los
moribundos. Permítanme.
(LUCAS examina a Kimberly y a Ángel, les toca la
frente, les mira las pupilas. Los "enfermos" se ven perfectamente
sanos y le guiñan el ojo al doctor cuando Martín no ve).
MARTÍN
Dígame la verdad, Doctor, aunque me duela. ¿Se van
a salvar? Yo los veo muy chapeados y contentos, hasta brillan.
LUCAS
¡Ese es el peligro, ignorante! Tienen Gripe Sintomática-Asintomática
Fulminante con variante de Euforia. El síntoma principal es que se ven guapos y
saludables, pero de repente les dan calambres horrorosos, cuerpo cortado, dolor
de garganta, úlceras... ─bueno eso es a veces. ¡Es una trampa mortal! El virus no soporta el
placer ni mucho menos el éxtasis continuo, Si no actuamos ya, estiran la pata
antes de la cena.
MARTÍN
¡Santo Niño de Atocha! ¡Me lleva el tren! ¿Y qué
hago, doctor? ¡Mándeme lo que sea!
LUCAS
La receta es estricta y cara. Como dije, tenemos
que darles placer para fortalecer su sistema inmune. (Los Primos ponen cara de
enfermos terminales, pero se recuperan luego luego y hasta sonríen) ¿Ya vio?, la
Gripe Sintomática-Asintomática está actuando en ellos a su máxima potencia.
MARTÍN
¡Lo puedo ver, lo noto, está muy claro, pero yo qué
puedo hacer, doctor, dígamelo!
LUCAS
Primero, deben comer alimentos gourmet para subir
las defensas, nada de frijoles ni tortillas, puro salmón noruego, jamón serrano
del fino y vino tinto del caro para oxigenar la sangre y alegrar sus defensas.
Segundo, nada de estrés, prohibido que muevan un dedo. Y lo más importante:
Hidroterapia intensa de contacto.
MARTÍN
¿Hidro qué?
LUCAS
Baños, Martín, baños con masaje. Usted debe darle
un baño de espuma con esponja suave al primo Ángel para bajarle la fiebre
interna, mientras Kimberly descansa viendo la tele. Luego, como usted
seguramente estará cansado, Baby Face le dará un buen baño a la Kimberly.
MARTÍN
¿Seguro? ¿Yo? ¿Bañar al primo? ¿Al Baby Face? Y- el-
bañar- después- mi Kimberly?
LUCAS
Es usted notablemente inteligente, mi querido
Martín. Usted será el héroe de esta película, Papá… Nada más hay que tratarlos
como nenes consentidos… y, claro, lo más indicado es que empiece usted con Baby
Face, porque él ya recuperado podrá darle masajito a la Kimberly.
MARTÍN
¡No, no! ¿“Quiere hacer de mí un cornudo y de mi
esposa una puta”?
LUCAS
Así es, digo no lo vea de esa manera. Usted será
como el catalizador de su curación, y además de todo, estará libre de toda
culpa, cómo ve.
MARTÍN
(Figurándose el escenario)
¡Yo lo baño! ¡Yo lo tallo! ¡Yo compro el salmón!
¡Yo soy su esclavo!... (Con una extraña sonrisa, mira a Baby Face) ¿Qué puede
salir mal?
ÁNGEL
Ay, gracias, por aceptar, querido primo. Pero un
favor, si puede ser que el agua esté tibia, sí, primito lindo… es que… si está demasiado
fría se me arruga el cutis. Ah, y si puedes, cómprame unas uvas sin semilla
para botanear mientras me tallas la espalda.
MARTÍN sigue con su extraña sonrisa que se
convierte en un raro sonido parecido a la risa. Los otros se miran cómplices y
encantados.
Oscuro, o telón.
ESCENA III: EL BAÑO Y
EL ELOGIO DE LA CARNE
Vemos el amplio cuarto de baño de la casa. ÁNGEL
está metido en una tina de aluminio muy grande, pero aun así tiene las piernas
de fuera. Lleva una encantadora gorra de baño con patitos o peces. MARTÍN, en
shorts y chanclas está sudando, tiene una esponja en una mano y una jícara en
la otra. KIMBERLY observa desde el marco de la puerta, comiéndose una manzana
con total descaro).
MARTÍN
(Echándole agua con la jícara con sumo cuidado)
Ay, primo... no sabes cuánto me pesa verte así,
tan... asintomático-sintomático. Bueno, ya los síntomas han desaparecido por
completo. LUCAS dijo que el agua
caliente saca al chamaco de los poros. El chamuco, quise decir… el mismísimo diablo
que siempre se nos mete entre las piernas… por la cabeza… por la mente… ¿Cómo
sientes la temperatura, primito? ¿Estás a gusto o le echo más lecha al boiler? ¿Leña?
ÁNGEL
(Estirando una pierna con arrogancia)
Un poquito más caliente, Martín, que siento frío en
el... en el espíritu. Y pásale la esponja por los chamorros, que ahí siento que
se me agolpa el virus traicionero.
MARTÍN
(Tallando la pierna de Ángel con vigor y
admiración)
¡A la orden! Oye, primo... pero qué bárbaro.
(Recupera el poco pudor que le queda y lo vuelve a llamar “de Usted”) Ahora que
lo tengo aquí tan de cerca... ¡qué buena hechura tiene usted! Mire nomás qué
piernas, si parecen de futbolista de primera división. No como las mías que
parecen de pollo amarillo y mal nutrido.
ÁNGEL
(Sonriendo a Kimberly, que se aguanta la risa)
Son los genes, Martín. Y los muchos sufrimientos
que me ha dado la vida… Es tanto sufrir y nada de recompensa, pero contigo todo
parece ser distinto, ¿no lo crees?
MARTÍN
(Aprieta el músculo del muslo, como si checara
fruta en el mercado)
Duro, duro. Como piedra de molcajete. ¡Válgame,
Dios! Con razón Kimberly lo quiere tanto, primo. Usted es pura salud
desperdiciada en esta tina. Oiga, ¿y de pecho cómo andamos? A ver, levante el
bracito para tallarle el ala.
(Ángel levanta el brazo. Martín lo jabona con
devoción casi religiosa).
MARTÍN
¡Híjole! Suavecito... suavecito como nalga de
querubín... digo, haciendo honor a su nombre de Ángel. Yo tengo el lomo como
lija del número cero de tanto cargar bultos en la Merced. En cambio usted...
tiene piel de durazno de importación.
KIMBERLY
(Interviniendo desde la puerta, masticando la
manzana)
Bueno, ya, Martín, no te lo acabes! No lo talles con
tanta fuerza. El primo es "fino", ya te diste cuenta no se nos vaya a
quebrar. Trátalo como si estuvieras lavando la figurita de porcelana de mi
abuela, con tacto, pero cuidando de que no se rompa.
MARTÍN
Perdón, mi vida, perdón. Es que me emociono de ver
que, a pesar de estar tan enfermo, el muchacho está tan… bien dotado.
(A Ángel)
Y dígame, primo, ¿no le duele aquí cuando le
aprieto el trapecio?
ÁNGEL
¡Ay! ¡Ay! ¡Sí, ahí! ¡Ahí está el nudo de la
enfermedad! ¡Masajea, Martín, masajea fuerte para que salga el mal!
MARTÍN
(Masajeando con ahínco y ojos cerrados)
¡Salte, bicho, salte! ¡Abandona este cuerpo del
pecado!
(Pausa, reflexivo, mirando la espalda de Ángel)
Caray... Si yo tuviera este porte, primo, a lo
mejor la Kimberly no se enojaba tanto conmigo. Usted huele a jabón chiquito de
hotel caro, y yo huelo a sobaco de microbusero en viernes santo.
ÁNGEL
No te martirices, Martín. Lo tuyo es rústico, lo
mío es estético. Pero sígueme tallando la espalda baja, que ahí es donde la
"gripe" me da unos piquetes muy feos.
MARTÍN
Sí, sí. Oiga primo... una pregunta de hombre a
hombre, aprovechando la intimidad del vapor y la espuma.
ÁNGEL
Dime, buen Martín, soy todo oídos.
MARTÍN
¿Usted cree que si yo me pongo a dieta de puro
salmón y vino tinto como usted... se me ponga el cutis así de bonito y
lustroso?
ÁNGEL
(Guiñando un ojo a Kimberly)
No, Martín. Lo tuyo es caso perdido, es falla de
fábrica. Pero mientras me sigas tallando así de bien... yo le hablaré bien de
ti a los santos para que te perdonen tus pecados de bruto. Ya después de esto
ni por asomo le vas a querer pegar a mi Kim… a Kimberly.
MARTÍN
Faltaba más. ¡Es usted un santo! Me siento bien
curado, soy un hombre renacido.
(Le echa un jicarazo de agua en la cara sin querer
por la emoción).
ÁNGEL
¡Cuidado, animal! ¡En los ojos no, porque me arde!
MARTÍN
¡Perdón! ¡Es la emoción del contacto cercano con
mis seres queridos! ¡Pura emoción, primito, pura emoción!
ESCENA IV: EL COBRO,
LA PIÑATA Y EL AMOR INESPERADO.
(Horas después, en la sala. Hay restos de un festín
gourmet sobre la mesa: copas vacías, espinas de pescado y servilletas de tela
tiradas. KIMBERLY y ÁNGEL, muy satisfechos y sonrojados por el vino, están
sentados en el sofá. MARTÍN termina de secarle los pies a ÁNGEL con una toalla
esponjosa y lo ayuda a calzarse con una delicadeza inusual. Kimbely tiene una
cara…)
LUCAS
(Entrando con aire triunfal y frotándose las manos)
¡Albricias y victoria! Veo en el rubor de sus
mejillas que la terrible gripe asintomática ha sido derrotada. Mi ciencia,
combinada con la hidroterapia del buen Martín, ha obrado el milagro. Ahora,
como todo trabajador en este caso de la Ciencia, creo ser digno de recibir mis
honorarios… Un trámite doloroso, pero necesario. Serían quinientos de la
consulta, cuatrocientos de la visita a domicilio y mil doscientos cincuenta del
seguimiento epidemiológico… Eso nos da una suma de….
MARTÍN
(Lo interrumpe, ansioso, levantándose del suelo,
sacudiéndose las rodillas y buscando en sus bolsillos con cara de angustia.)
Híjole, mi Licenciado doctor don Lucas... Si viera
que he tenido muchos gastos… salmón, jamón serrano, vino espumoso… ése que le
mejora al primo la circulación... sanguínea… Ejem… pues ya comprenderá que
estoy vacío y desinflado.
LUCAS
(Borrando la sonrisa de golpe)
Puedo verlo, todos pueden notarlo, pero eso no lo
exime de tener una deuda pendiente… conmigo… ¡Yo no ceno aire! Me tiene que
pagar o le haré saber a todos en el barrio que usted… Que usted… ¡Págueme o soy capaz de volverlos a enfermar!
KIMBERLY
(Limándose una uña, molesta por el inesperado giro
que han tomado los hechos)
Ay, Doctor, si usted va de chismoso por ahí, las
cosas se le pueden poner difíciles, ya sabe… Todos saldríamos perdiendo, ¿no
cree?… Maridito, págale aquí al doctorcito en especie, no sé, dale un baño de
espuma, trátalo con cariño también a él, ya que te has aprendido el caminito.
LUCAS
Qué baño de espuma ni que diablos, yo lo que quiero es dinero constante
y sonante, y mientras más sonante mejor.
MARTÍN
¡No se esponje, don LUCAS! Mire, dinero no voy a
tener por lo pronto de aquí a Navidad… ya solo faltan… Bueno, no importa porque
seguro que tendré otros gastos, pero yo tengo la solución para usted, y se
pondrá muy feliz y satisfecho: tengo capital en especie. Para que vea que soy
generoso: Llévese la piñata de siete
picos que compré. Está nuevecita, los colores hacen juego con su cara y los
picos brillan con alegría y satisfacción.
LUCAS
(Mirando la piñata con desprecio)
¿En serio? Cómo se atreve… Si lo que ahora quiero
es agarrarlo a usted a palos para sacarle el relleno… Cree que con su piñata
voy a comer, ¡acaso cree que con su piñata voy a pagar la renta!
MARTÍN
No es suficiente. Comprendo. Llévese también los
tres alebrijes y el perro de peluche gigante. El perro es hipoalergénico. Lo
vende usted todo en el tianguis y le saca el doble de lo que le debo. ¡Ándele, sale
usted ganando!
LUCAS
(Resignado, agarra la piñata por un pico y se echa
el perro de peluche al hombro)
Ya qué. No voy a sacar agua de un muro de piedra. Al
menos este perro me servirá de almohada. Con su permiso, malnacidos todos. Y
usted, Martín, todavía no se ha dado cuenta de lo que no se ha dado cuenta… Ya después
me entenderá… Bola de babosos.
(LUCAS sale refunfuñando, arrastrando la piñata).
ÁNGEL
(Poniéndose de pie, estirándose como gato)
Pues… Bueno, primo Martín, prima Kimberly. Me
siento renovado. Creo que es hora de que este cuerpo saneado se retire a su
casita. Gracias por los manjares y por el vino espumoso. Martín, gracias por su
entusiasmo, debo decir que fue casi una experiencia religiosa.
KIMBERLY
Sí, ándale Primo, ya muchas palabras, ¿qué no? Ya vete
con cuidado. Martín, ábrele la puerta al muchacho.
(Martín corre a la puerta, pero se interpone antes
de que Ángel salga. Lo mira a los ojos con una intensidad brillante, casi
devota, y le toma las manos entre las suyas).
MARTÍN
Primo Ángel. No se vaya así sin escucharme. La
verdad es que... mientras le secaba los pies…
ÁNGEL
(Nervioso, intentando soltar las manos)
Primo Martín… Se me hace tarde y la verdad ya me
puso de nervios.
MARTÍN
Es que, después de verlo ahí en la tina, tan
indefenso, tan blanquito, y luego de sentir la firmeza de sus hombros... sentí
algo, no sé bien, aquí en el pecho. No sé, primo. Kimberly es mi mujer y la
quiero, pero usted... usted tiene una piel que no la tiene ni la Virgen de los
Remedios.
KIMBERLY
(Abriendo los ojos como platos desde el sofá)
¡Martín! ¿Qué estás diciendo? ¡Te pasas! ¡Es mi
primo! Y sí te diste cuenta de que tiene… su manzanota de Adán
MARTÍN
(Sin dejar de mirar a Ángel con ojos soñadores)
Ya lo sé, Kimberly, ya lo sé. Tiene manzana, tiene
bigote y tal vez hasta fume puro. Pero, ¡ay, qué caray, Kim… Nadie es perfecto.
(Martín suspira profundamente, le acomoda el cuello
de la camisa a Ángel con ternura y le da una palmadita suave, casi una caricia,
en la mejilla).
MARTÍN
Si algún día se cansa de vivir solo, primo... aquí
tiene su casa. Yo le puedo dar sus baños de espuma todos los días. Tengo una
mano muy suave para enjabonar, ¿verdad que sí?
ÁNGEL
(Mirando a Kimberly con pánico absoluto)
Eh... sí, sí... muy suave, Martín. ¡Ahí la dejamos,
digo, ustedes me hablan… o mejor aún, yo soy el que les llamo… Nos vemos, eh!
(Ángel sale corriendo despavorido hacia la calle.
Kimberly se tapa la cara con las manos. Martín se queda en el marco de la
puerta, suspirando y mirando cómo se aleja, con una sonrisa boba en la cara.)
MARTÍN
(Gritando hacia la calle con voz enamorada)
¡Cúbrete la espalda, primo! Tápate bien cuando llegues
a tu casa.
Kimberly se deja caer en el sofá sin saber si reír
o llorar, mientras Martín cierra la puerta suavemente, tarareando una canción
romántica y abrazándose a sí mismo como si recordara el tacto de la esponja).
TELÓN
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