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jueves, julio 17, 2025

STAND UP DEL PASTORCILLO Y LOS SUEÑOS EN FAMILIAGavarre















STAND UP: Sueños de Ciudad (El viaje de los Brownies)
Personaje: BARTOLOMÉ (BART).
Atuendo: El mismo (mezcla campestre/moderna, palo selfie, ojos un poco más rojos o brillantes de lo normal).
(LUCES ROJAS Y VIOLETAS, psicodélicas. Suena una mezcla de cencerros de oveja con música techno. Entra Bartolomé caminando un poco "flotando", mirando el techo con fascinación. Se tropieza con su propio pie, se ríe y se apoya en el palo selfie.)


BARTOLOMÉ:
¡Joder, qué viaje, gente de Dios! ¡Qué viaje!
¿Se acuerdan de los panquecillos que encontré? ¿Esos cafecitos que olían a prohibido? Bueno… (Se ríe tontamente) Me comí dos. O tres. Y resulta que no me dieron alas de pájaro… ¡Me dieron pasaporte al manicomio de la ciudad!
Resulta que cerré los ojos aquí, abrazado a mi oveja "La Churra", y aparecí metido en la cabeza de una familia de ciudad. ¡Un rebaño de locos, os lo juro! Gente muy fina, muy de "internet", pero con unas cabezas… ¡puf! Peores que las cabras cuando comen yerba loca.
(Se acerca al micrófono, confidencial.)
Primero vi al zagalo. Un tal Max. Un mocetón como los que vienen a mi campo a buscar "aventura", pero este… este es puro drama.
¿Saben qué soñaba el pobre diablo? ¡Que se bañaba en la escuela!
(Ríe)
A ver, en mi pueblo, si te bañas en el río y te ven las mozas en calzones, pues… ¡aprovechas y cobras entrada! ¡O les pides que te tallen la espalda! Pero este no… este gritaba: "¡El jabón de coco!", "¡Los pupitres!". Y lo peor es que decía que sus calzones eran grandes… ¡como carpas de circo!
Yo le quería gritar desde mi nube de brownie: "¡Quítatelos, hombre! ¡Que la vida es breve y el algodón aprieta!", pero apareció la madre.
(Hace gesto de señora elegante y estirada).
¡La Madre Teresa! No la santa, eh, ¡la otra! Esa mujer tiene más estrés que yo cuando se me pierde el semental en época de celo.
Soñaba con un pepino.
(Pausa larga, mira al público con picardía).
Un. Pepino. Gigante.
Con ojos. Y boca.
Y la perseguía por el supermercado.
Miren, yo soy pastor. Yo he visto muchas cosas en el campo. He visto calabazas con formas sugerentes, zanahorias indecentes… pero que un pepino te grite que "nunca encontrarás el amor"… ¡Eso ya es mucha mala leche vegetal! Yo creo que esa señora necesita menos spinning y más… bueno, más ensalada de pepino, si saben a lo que me refiero. ¡Olé!
(Se mueve por el escenario, imitando volar o nadar en el aire).
Y luego estaba la hermana. La tal Sofi. ¡Esa me cayó bien! Esa está más loca que una cabra montesa. Soñaba que el Ángel de la Independencia —que por lo visto es un monumento y no un señor con alas que vende seguros— era de helado. ¡Y ella era la cuchara!
(Se relame).
Yo ahí sí me sentí identificado. Porque con estos panquecillos que me comí, yo también siento que soy una cuchara… y ustedes son el plato de sopa… o de pozole… ¡Ay, qué hambre me está dando, dude!
Pero lo mejor… lo mejor fue el padre. El "Macho Alfa". El tal Arturo.
Ese soñaba con toros. Dije yo: "Hombre, un colega del campo". Soñaba con un búfalo que se volvía toro joven y musculoso… ¡Uy, qué fuerte! Hasta ahí íbamos bien, muy varonil todo.
Pero luego…
(Baja la voz, se pone la mano en la boca como chismeando).
El toro se le olvidó y el Arturo soñó que se daba un beso con un "amigo".
Un beso… "inocente".
(Suelta una carcajada).
¡Inocente mis polainas!
Miren, yo he visto carneros dándose topes. Y he visto carneros que se dan cariñitos. Y créanme, cuando dos barbones se juntan, no es para rezar el rosario. ¡Esos querían lana!
Y cuando la familia se enteró en el sueño… ¡Se armó la de San Quintín!
(Empieza a esquivar objetos invisibles en el aire, moviendo el palo selfie como espada).
¡Empezaron a volar cosas! ¡Pum! ¡Un termo de café! ¡Zas! ¡Un cojín!
Y lo más triste… ¡El muchacho le aventó un libro al padre! Un libro antiguo, creo que era de un colega mío, un tal Lazarillo, que también pasaba hambre como yo.
¡No aventéis los libros, por el amor de Dios, aventadle el control de la tele, o el gato, pero la cultura no!
(Se detiene, jadeando, se seca el sudor de la frente).
Al final, me desperté porque la Churra me estaba lamiendo la oreja. Y pensé: "Bartolomé, quédate en el campo".
Aquí los únicos sueños raros son que se te acaben los brownies.
Allá en la ciudad… la gente sueña que se baña con ropa y que los pepinos hablan. ¡Están todos para el manicomio!
En fin, me voy a buscar algo de comer para el bajón. Si ven un pepino gigante por ahí… no le hagan plática, ¡córrannle! ¡O háganlo en vinagreta!
¡Buenas noches, gente loca! ¡Y cuidado con lo que sueñan!
(Sale corriendo del escenario como si lo persiguiera el pepino, olvidando el palo selfie y regresando por él rápidamente).
(OSCURO).

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