La Muerte por las Nubes es una farsa cómica donde no hay juicios solemnes ni fuego eterno, sino un mostrador de check-in atendido por ángeles burócratas cansados y un Dios con facha de surfista que juega a los dados. Tras morir en una absurda explosión de gas, cinco personajes deben enfrentarse a su prueba final: soltar su pesado equipaje emocional (sus rencores, sus miedos y sus peluquines) para descubrir que el secreto de la existencia no era sufrir.
Entre sellos, ventanillas y confesiones ridículas, descubrirán que la única forma de cruzar la puerta final es dejar de tomarse tan en serio. Una comedia absurda sobre lo ligero que se vuelve el espíritu cuando por fin suelta el lastre.
La Muerte por las Nubes
por Benjamin Gavarre
® Benjamín Gavarre Silva
Contacto: gavarreunam@gmail.com y benjamingavarre@filos.unam.mx
Representación de la entrada a “El Más allá” como un mostrador de Check-in de aeropuerto. Iluminación que determina los espacios. Luces brillantes y blancas de repente alternan con colores vivos expresionistas. También a veces hay humo como de nubes. Los personajes están muertos, aunque para algunos eso no es tan evidente. Se usa ropa de la vida profesional o circunstancial en “la Tierra”, pero alterada con elementos del "Más Allá" (alas de ángel de pastorela, aureolas de neón, alguna cola de lagartija asomando, alguna clavícula fuera de su sitio o bien la caja torácica ligeramente expuesta o alguien anda cargando con una mano o un brazo. El Maquillaje es extremo en ciertos casos (caras muy rojas o azules, rímel corrido dramáticamente, un bronceado artificial perfecto).
PERSONAJES
- EL GESTOR (Dr. Lavín): Un burócrata celestial cansado. Viste un
traje blanco impecable pero arrugado. Tiene un sello gigante.
- EL ARCHIVISTA (Dr. Gálvez): Voluble. A veces severo, a veces ridículo.
Carga libros enormes. Le importa un pepino el destino de los demás, hasta
que decide que quiere ser una "perra".
- EL JEFE (Julio): Una figura enigmática pero jovial. Parece un
surfista relajado. Se sobreentiende que es la Divinidad o el Director del
Sistema, pero prefiere no etiquetarse. Juega a los dados (literal o
metafóricamente).
- LOS SOLICITANTES:
- GUSTAVO:
Cree estar en un resort VIP. Vanidoso hasta la médula.
- RAMÓN: Obsesivo del orden.
Cree estar en una oficina de tránsito.
- LILITH: Dramática recuperada.
Cree estar en una sala VIP de aeropuerto.
- RENATA: Obsesiva compulsiva
del hogar. Carga bolsas imaginarias de rencor.
- INMA: Una niña eterna. La
única que entiende (o intuye) la verdad rápidamente.
CUADRO PRIMERO: LA SALA DE ESPERA DE LAS
CONFUSIONES
(Oscuridad total. Se escucha un sonido de
"PLOP" gigante, como un corcho saliendo de una botella. Silencio
breve. Luego, un timbre de oficina celestial insistente: ¡DING-DING-DING! Luz
cegadora de golpe. GUSTAVO, RAMÓN, LILITH, RENATA e INMA están parados,
confundidos. Traen accesorios extraños: Ramón un volante, Inma una muñeca,
Renata una plancha).
GUSTAVO: (Mirando un reloj
inexistente, muy digno, piensa que está en el Check-in de un hotel) Disculpe,
tenía reservación a las siete. Esto es inaudito. El valet parking se llevó mi
coche y ahora no sé cómo voy a ir a la playa… ¿Caminando? ¿Sobre la arena? ¡Mis
mocasines son italianos!
RAMÓN: (Apretando el
volante, histérico, le habla a Inma como si discutiera con un policía) ¡Frené!
¡Juro que frené! ¡El semáforo estaba en ámbar! ¡Técnicamente el ámbar es verde
para la gente con prisa! (Se gira hacia Gustavo) ¿Tú eres el del seguro?
GUSTAVO: (Lo mira con asco) Yo
tengo un "Paquete-Diviertas", pero el paquete no es sino una serie de
problemas. Le juro que quisiera tener un "Segur-Viaje". Si a eso se
refiere, quiero que me reembolsen mi dinerito.
LILITH: (Tocándose el pelo,
soñadora) Qué silencio tan maravilloso. Nadie me pide dinero. Nadie me pide la
cena. (Grita de repente) ¡TENGO HAMBRE! (Espera eco. Silencio). No... no tengo
hambre. Ah, miren, al fondo parece que hay un Buffet VIP para pasajeros en tránsito:
Dice: Omelette de cangrejo... (Hace una
mueca de asco) De cangrejo, qué asco… Y lo cierto es que no tengo nadita de
hambre. Qué desfiguros, omelette de cangrejo... ¡que lo pruebe su abuelita!
RENATA: (Mirando la plancha
en su mano, angustiada) Ay, no tengo cabeza, me traje mi plancha y no recuerdo
si apagué la estufa. ¡Tengo que volver!
INMA: Ya no puede regresar,
deje de preocuparse, todos estamos aquí porque estamos muertos.
RENATA: ¿Sí?
INMA: (Sonriendo, muy
tranquila) Todos los que estamos aquí acabamos de morir. Morimos por una
explosión de gas.
(Silencio sepulcral. Todos se miran. Gustavo suelta
una carcajada nerviosa).
GUSTAVO: ¿Muerto yo? Por
favor, niña. Tengo un compromiso muy elegante el viernes. Tengo que comprar mi
smoking VIP… Tengo mi bronceado del número 6... Y me voy a tomar un coctel de
camarones con mucho catsup... O mejor no, no me vaya a indigestar y ahí sí que
me puedo morir... (Reflexiona) No puedo morirme antes del viernes. Mejor hago
dieta de jugo de manzana. Oiga, niña, ¿aquí hay una boutique decente? Para
caballeros, obvio.
RAMÓN: (Analítico, ignorando
a Gustavo) Qué no estaríamos hechos pedazos si morimos por una explosión... Yo
a todos yo los veo muy completitos. Incluso a ese señor que solo habla de
trajes y cocteles...
GUSTAVO: ¿Señor? No me diga
Señor… ¿Cómo se atreve?
RAMÓN: A mí se me hace que
usted es de esos, ¿no?... Rarito.
GUSTAVO: ¡Raritas tiene las
nalgas, viejo baboso!
INMA: (Tocándose la
mandíbula) Ya se me quitó el dolor de muelas... pero me duele el brazo… De
hecho yo no sé por qué me duele, si ya no lo tengo…
RENATA: (Agarra un brazo
tirado en el suelo) Este debe de ser tu brazo, niña, mira… Si quieres te ayudo
a ponértelo.
INMA: No creo que sea tan
sencillo, pero gracias.
(Entra EL GESTOR (Lavín) y se coloca detrás del
mostrador. Toca un timbre insistentemente).
GESTOR: ¡Atención! ¡Turno
140... 144... 145... mil ciento veintiuno! ¡Oigan, pongan atención porque si
digo su número y no están o fueron al baño se van a quedar flotando en el
infralimbo! ¡Siguiente! ¿146? Bueno, a ver, ¡entren todos de una vez!
(Suena una chicharra fuerte. Grandes cambios de
luz: de ultravioleta a rojo intenso y luego blanco clínico de nuevo. Un sonido
de tambor profundo: TAM-TAM-TAM).
CUADRO SEGUNDO: EL TRÁMITE GASTRONÓMICO Y ANIMAL
(Los personajes se agolpan frente al mostrador. El
Archivista (Gálvez) aparece detrás del mostrador con su Tablet high-tech.
ARCHIVISTA: (Leyendo muy “sacalepunta”)
Ugh, en efecto casi todos ustedes murieron por acumulación de gas… hubo una
explosión, ya se dijo. (A los presentes) Sí, sí… están muertos. Así que si ven
pura gente muerta, no lo duden: ellos están muertos y ustedes también tú tu y
tu… muertos. ¿Me entendieron?
GESTOR: (Registra unas
tarjetas con un lector de código de barras) ¡Atención Este es el segmento
41-41... número cabalístico, ja, ja, ja... No, en serio. Vamos a determinar
quién sube, quién se queda flotando, y quién se va al sistema de reciclado y
cambio de especie...
RAMÓN: (Sobrio, resignado)
Señor oficial. Yo acepto lo que sea. Puedo ir si quiere de conductor del metro.
Me encantaría viajar todo el tiempo y sin que haga el menor esfuerzo...
Considérelo.
GUSTAVO: (Se adelanta,
prepotente) ¡Oiga! Soy Gustavo de la N. Quiero que me asignen desde ya mi
subida al "Pent-house". Tengo tarjeta VIP Platino Diamante, ¿sabe?
Dese prisa o le hablo al gerente.
GESTOR: (Lo mira con
aburrimiento) Ah, Gustavo. ¿Le gustan los tallarines? Creo que a usted no lo
vamos ni siquiera a convertir en grillo. Servirá para una sopa... o pasta en
este caso. ¿Le gusta el fetuccini?
ARCHIVISTA: (Consulta el libro)
Aquí dice que firmó un documento que impedía que se donaran sus órganos. Qué
ironía... se murió aplastado por una viga...
GUSTAVO: ¿De qué hablan? Morir
aplastado no es sexy… ¡Qué horror! ¿De
qué me habla?
GESTOR: Aplastado, por una
viga, por la explosión de gas, y lo vamos a convertir en tallarín… Le gustará
ser parte, es cocina gourmet.
GUSTAVO: (Cambiando de
actitud, interesado) Ah, eso sí me gusta. Me encantaría un espagueti
carbonara... sin parmesano... solo quiero salsa de pomodoro e funghi.
GESTOR: Desde luego. Lo
esperan en la cocina para darle su pomodoro. Felice estancia.
GUSTAVO: Gracie, gracie...
(Gustavo sale muy digno hacia una puerta lateral.
Se escucha un sonido fuerte de agua chocando con aceite hirviendo: ¡TSSSSSS! Y
un alarido de Gustavo: "¡¡MI PEINADOOO!!". El Gestor levanta una
ceja. Gustavo regresa enseguida, un poco chamuscado y con el pelo parado, pero
fingiendo dignidad).
GUSTAVO: El servicio es... muy
cálido. Demasiado. Preferí esperar el postre.
LILITH: (Empujando) Doctor...
digo, Gestor. Yo soy Lilith. Tramité mi upgrade en línea. He estado
tratando de contactar con mi agente en esta sala pero no veo más que personas
sin clase. Yo estoy en clase Very Special, me hacen descuento por
sufrimiento extra... Usted no lo sabe, pero yo sufrí mucho. Muchísimo. Después
del vuelo quiero confirmar mi habitación con vista a las nubes. No quiero
acordarme de nadie. De hecho, ya solo recuerdo el sufrimiento y no me acuerdo
de las causas... Pero ya con las nubes se me borra el sufrimiento, ¿cierto?
ARCHIVISTA: (Interrumpe) Con las
nubes se hará un borrado escrupuloso. Le aseguro que no quedará nada... A menos
que quiera usted el paquete de Planta... en maceta.
LILITH: ¿Planta?
ARCHIVISTA: Sí, en una clínica de
salud social. Aunque no estamos seguros de si la regarán o no...
LILITH: ¡Nada de plantas! Las
que yo tenía siempre se secaban. Hágame el borrado escrupuloso, pero antes
quiero ver las nubes...
GESTOR: Señora, para que su
petición tenga efecto... ¿tiene que hacernos reír? ¿Alguna anécdota feliz?
¿Risible? ¿Cómica?
LILITH: (Piensa) Una vez...
una vez se cayó mi suegra y se le vieron los calzones. Eran de caritas felices…
y corazoncitos rojos.
(El Gestor y el Archivista se miran y sueltan una
risita contenida).
GESTOR: Eso es gracioso.
Póngala en la lista de espera: Piense en un chiste más gracioso.
RAMÓN: Yo me sé un chiste
del metro: "Por favor no se suicide en horas pico... piense en el tiempo
de los demás".
RENATA: (Indignada) ¡Eso es
basura! ¡Yo sí soy muy graciosa! Y quiero que me conviertan en enredadera... en
hiedra venenosa. Quiero acabar con unos cuantos desgraciados que me hicieron la
vida imposible.
ARCHIVISTA: Renata. Odio
acumulado: incalculable. Capacidad de amar: cero. Bilis: como tres litros.
GESTOR: Renata, querida. Para
usted tenemos la reencarnación verdosa, la vamos a convertir en Cactus. ¿Está
de acuerdo?
RENATA: (Baja la plancha)
No... sé. Yo quisiera ser un alacrán o araña ponzoñosa. Me gusta odiar, sabe… Mi
odio es un motor. Sin mi odio estoy vacía.
GESTOR: ¿Y del sentido del
humor que dijo, nada, ¿cierto?… Porque usted es odiosa… Eso es seguro… Aunque dijo que puede ser graciosa. O se
confundió…
ARCHIVISTA: A ver, cuéntenos un chiste. ¡Ahora! Para salir
de duda, digo yo.
RENATA: (Nerviosa) Muy bien:
Aquí les va: ¿Cómo sabes si un vampiro se está haciendo el muerto?...
ARCHIVISTA: ¿Cómo lo sabes?
RENATA: Porque está frío,
pálido, y ya no tiene pulso.
ARCHIVISTA: (Ríe exageradamente,
con risa contagiosa) ¡Ha, ha, ha!… Muy bueno, porque no tiene pulso… Ha, ha…
GESTOR: Así es… Muy bueno,
Renata. Te vamos a convertir en dramaturgo.
RENATA: ¿En hombre? No,
francamente prefiero ser hígado encebollado.
ARCHIVISTA: No tiene remedio. La
dejamos de hiedra venenosa... Y cuando se vuelva a morir, la convertimos en
actriz cómica.
RENATA: Eso está muy bien.
GESTOR: Perfecto, una menos.
¡Siguiente!
INMA: (Dulce) Yo ya sé qué
quiero… Quiero ser un cachorrito de Labrador.
RENATA: ¡Ay, qué modosita! (Tira los libros) ¡Ya me
arrepentí! Yo también quiero ser perro... ¡Perra!
INMA: Eso ya se te da,
desde luego. ¿Entonces? ¿Una perrita Labrador color miel?
ARCHIVISTA: (Harto, liberándose)
Hecho. Muy bien. (Anota frenéticamente) Un perro Dóberman miel, con extra-colmillos.
INMA: Pero... no me escuchó
bien...
ARCHIVISTA: ¡Siguiente!
INMA: (Se desespera
cómicamente) Oiga, no me escuchó... Usted está equivocado.
RENATA: (Gritando) ¡Yo sí quiero ser perra, escuche!
¡Quiero ser una maldita perra Dóberman! ¿Qué no me oye?
CUADRO TERCERO: LA APARICIÓN DEL JEFE SURFISTA
(De repente, una máquina expendedora se abre y del
interior sale EL JEFE (Julio). Viste bermudas, una camiseta de una banda de
rock y come una manzana. Hay un cambio de luz, todo se vuelve dorado y suena
una música de "Surfin' USA".)
JEFE: (Con la boca llena de
chocolates) ¿Qué pasa, Lavín? ¿Por qué tanto grito? Estaba jugando mi partida
de dados.
GESTOR: (Se pone firme,
nervioso) ¡Señor Director! ¡Jefe! Disculpe. Es el nuevo lote. Vienen... densos.
Muy empoderados, quesque se creen sabelotodos y quieren todas las cosas que
desean, así sin esfuerzo... y no son generación de cristal ni siquiera.
RAMÓN: (Señala a Julio)
¡Oiga! Usted estaba en el momento del accidente, cuando la explosión ocurrió...
Mire, ya somos dos... Y usted tan jovencito eh...
JEFE: (Sonríe) Hola, Ramón.
Digamos que soy el Supervisor.
RENATA: ¿Usted Supervisor?
¿Con esa facha de surfista?
JEFE: Me encantan las olas.
Además yo siempre sobrevivo, ja, ja. Dios sabe por qué... o tal vez yo lo sé.
INMA: Oiga, Supervisor, ¿no
cree que Dios juega a los dados con los destinos humanos?
JEFE: (Se sienta en el
borde de la ventanilla, muy cercano) Ah, Inma. Esa es la pregunta del millón.
Ustedes se toman la vida demasiado en serio. La vida es un recreo. Un patio de
juegos. Y sobre todo es muy breve. Ustedes se la pasaron peleando por quién tenía
el mejor juguete o a quién le podían hacer la vida imposible. Y de repente todo
se acabó... ¡plum! Y pues ahora les toca convertirse en caracol, en árbol, en
fideo, en gato o en culebra...
RAMÓN: Eso de convertirse en
espagueti es demasiado, ¿no cree?
JEFE: Algunos se lo
buscan... (Mira a Gustavo, que se acomoda el pelo chamuscado).
RAMÓN: Oiga, yo siempre me
porté bien, y ni siquiera me hacen caso... Siempre fui responsable, eduqué a
generaciones enteras, corregía exámenes, pagaba impuestos... ¿Y qué les cuesta
dármela de conductor del Metro?
JEFE: Ramón, Ramón... a ti
te hace falta ver mundo, literalmente. ¿Cuándo fue la última vez que miraste
una nube y le viste forma de conejo sin pensar que iba a llover? Te la vamos a
dar de Gaviota. ¿Qué te parece? Es una vida muy linda.
RAMÓN: (Confundido) No está
mal eso de volar, pero... ¿no cree usted que sea demasiada libertad? En el Metro
todo está programado, y solo vamos de un lugar a otro...
JEFE: Exacto, Ramón. Tu
vida ahora será una maravillosa metáfora de la libertad, sin miedo... Seguro te
gustará.
CUADRO CUARTO: LA MÁQUINA DE LA VERDAD ABSURDA
JEFE: Vamos a hacer algo
diferente hoy. Lavín, Gálvez, guarden los libros. Vamos a jugar a "La
Verdad Desnuda y Ridícula".
ARCHIVISTA: Pero Señor, el
protocolo...
JEFE: ¡Al diablo el
protocolo! (Se tapa la boca fingiendo sorpresa) Ups, perdón por la expresión,
mi competencia se va a ofender. A ver, cada uno tiene una oportunidad. Tienen
que contarme el momento más ridículo de su vida. Si se ríen de sí mismos,
cruzan la puerta hacia la Gran Fiesta Cósmica. Si se ponen a llorar o a
quejarse... reencarnan en hormigas obreras.
TODOS: ¡¿Hormigas?!
JEFE: Sí, y trabajan 20
horas al día. Así que, a reírse. Tú primero, Gustavo el Magnífico.
GUSTAVO: (Suda) ¿Ridículo? Yo
nunca he sido ridículo. Soy un hombre de mundo. Sexy… Brutalmente atractivo.
LILITH: ¡Cuéntales de cuando
se te cayó el peluquín en la piscina!
GUSTAVO: ¡Era un implante
capilar removible! ¡Carísimo!
JEFE: ¡Jajaja! ¡Eso cuenta!
¡Peluquín al agua! ¿Cómo te sentiste?
GUSTAVO: (Avergonzado, pero
empieza a verle la gracia) Bueno... parecía una rata ahogada flotando en el
cloro. Y yo traté de pescarlo con el pie, pero me resbalé y caí encima de la
señora del alcalde.
(Todos ríen, incluso Ramón).
GUSTAVO: (Sonríe) Sí... fue...
bastante estúpido. Me veía patético.
JEFE: (Aplaude) ¡Bienvenido
a la humildad, Gustavo! ¡Aprobado! Siguiente. Renata.
RENATA: (Tímida) Yo... yo una
vez le puse laxante al café de mi suegra.
TODOS: ¡Ohhh!
RENATA: Pero me equivoqué de
taza. Y me lo tomé yo.
ARCHIVISTA: (Riendo) ¿Y qué pasó?
RENATA: Tuve que ir al baño
en medio de mi propia boda. En el momento del "Sí, acepto", yo dije
"¡Sí, me voy!" y salí corriendo con el vestido blanco... que terminó
no tan blanco.
(Carcajadas generales. Renata se ríe a carcajadas,
liberando tensión).
RENATA: ¡Ay, Dios! ¡Qué
vergüenza! Pero qué bueno que ya no tengo intestino.
JEFE: Ahora sí que te
liberaste y te purgaste ¡Aprobada! Ramón, el tenso… te toca. Relájate un día de
tu vida, jaja, o de tu no-vida.
RAMÓN: No tengo anécdotas
así. Yo soy serio.
INMA: Ramón... ¿te acuerdas
cuando te pusiste los zapatos de diferente color?
RAMÓN: ¡Fue un error de
iluminación!
JEFE: Vamos, Ramón. Suelta
el control. El volante ya no sirve aquí.
RAMÓN: (Suspira) Está bien.
Una vez... estaba dando clases sobre Enrique VIII y sus esposas... Ya sabe que
las mandaba matar... Y yo dije, muy solemne ante toda la escuela:
"Entonces los vergudos del Rey...". Y unos alumnos me
corrigieron... "Profesor, los verdugos quiso decir"... Y yo, enojado
por la interrupción, grité más fuerte: "¡Cállense! ¡Entonces los VERGUDOS
del rey...!".
(Silencio de un segundo. Luego una explosión de
risas. Ramón se dobla de la risa).
RAMÓN: (Se tapa la cara,
riendo) ¡Vergudos! Los niños no pararon de reír en todo el semestre. Me decían
"El Verdugo del Rey".
JEFE: ¡Eso es! ¡La vida
puede ser divertida, incluso con una palabra que no suena tan bien, Ramón!
¡Aprobado!
CUADRO QUINTO: LA REVELACIÓN DE LILITH Y LA FIESTA
JEFE: Faltas tú, Lilith. La
reina del drama.
LILITH: (Sonríe, tranquila)
Ya no hago dramas, Joven Jefe... No recuerdo nada... me acuerdo que sufría,
pero era como estar cargando todo el tiempo un vaso con agua... y ya no tenía
sentido cargar ese vaso... no era un vaso pesado, pero estaba todo el tiempo en
mi brazo, tensa... Simplemente lo dejé caer y ya. Ahora estoy tranquila.
GESTOR: ¿Y lo ridículo?
LILITH: Lo ridículo es que...
perdí mis recuerdos. Yo estaba ocupada llorando. Pero ya saben... se me corría
el maquillaje y me veía como espectro con el rímel en toda la cara... un
batidillo negro... (Se ríe) Ja, ja, ja... Parecía un mapache en depresión. Ya
cuando me decidí a dejar el sufrimiento por la paz, me hicieron un tratamiento
en la cara y ahora ando sin maquillaje, con la cara natural... y así relajada
me veo muy bien... ¿Están de acuerdo?
JEFE: Divertida la imagen
del rímel corrido... Me gusta. Aceptable. (A Inma) ¿Y tú, pequeña?
INMA: Yo no tengo chistes.
Pero me gusta verlos reír. Antes solo eran exigencias y gritos. Hasta yo
gritaba. Sí puedo convertirme en perro labrador... Y mientras esperamos la
reencarnación... ¿Podemos escuchar algo de música? ¿Y si queremos podemos
bailar? ¿Y me pueden poner de nuevo mi bracito? Por favor…
JEFE: (Se levanta de un
salto) ¡Concedido, todo lo que pediste! ¡Música, Señor Archivista!
ARCHIVISTA: (Saca un tocadiscos
de la nada) ¿Qué le parece el Réquiem de Mozart, jefe?
JEFE: ¡No! ¡Por tu vida!
Jajaja, es una costumbre que no puedo dejar atrás, disculpa. ¡Pon cumbia! O
mejor... ¡Música de surfing! Pensemos que estamos en la playa, disfrutemos las
olas.
(Empieza a sonar una música muy alegre de surfistas
tipo Beach Boys o una versión instrumental frenética).
GESTOR: Ahora sí vamos a
mover los esqueletos, ja, ja, ja... ¡Cuidado con las clavículas!
LILITH: No sea grosero,
todavía no nos descomponemos.
GESTOR: Eso es lo que usted
cree porque ya no tiene olfato, jajaja.
LILITH: (Con coquetería) Cómo
será usted, qué malos modos... ¿Bailamos?
(Todos empiezan a bailar. Pero no es un baile
normal. Bailan haciendo pasos absurdos, saltando, liberándose de sus
"personajes". Gustavo se despeina a propósito. Ramón usa el volante
como pandereta. El Jefe le reinstala el brazo a Inma, Renata abraza a gira sobre su eje…).
JEFE: (Al público/cámara
imaginaria) Mírenlos. Les costó una vida entera y una muerte explosiva
entenderlo. El secreto no era "salir adelante" ni "tener
éxito". El secreto era simplemente... salir a bailar.
(El Jefe chasquea los dedos. La puerta del fondo se
abre y sale una luz de colores, como de discoteca, y mucho humo).
JEFE: ¡Vengan a la fiesta!
¡Hoy hay barra libre de Felicidad! ¡Y sin resaca!
GUSTAVO: (Yendo hacia la
puerta bailando twist) ¡Primero yo! ¡Abran paso al alma de la fiesta!
RAMÓN: (Lo empuja jugando)
¡Cállate, presumido! ¡Voy volando!
RENATA: ¡Espérenme! ¡Ya no sé
qué le pasó a mi odio! ¡Ah, qué importa! Ya no lo extraño, ¡qué maravilla!
(Van saliendo todos en fila de conga hacia la luz,
riendo).
GESTOR: (Queda al final con
el Archivista) Oye, Gálvez.
ARCHIVISTA: ¿Sí, Lavín?
GESTOR: Creo que este grupo
no fue tan malo.
ARCHIVISTA: No. Casi me dieron
ganas de estar vivo otra vez.
GESTOR: No exageres. Vamos,
que se enfrían las nubes. Y tú querías ser perra, ¿no? ¡Mira, ya lo eras, ja, ja,
ja!
(Salen bailando torpemente. El escenario queda
vacío, solo con la máquina expendedora).
(La máquina expendedora hace un ruido mecánico y
escupe una lata que rueda hasta el centro del escenario. Se lee en la lata con
letras brillantes: LA MUERTE POR LAS NUBES).
OSCURO FINAL (RÁPIDO Y ALEGRE)