Un adolescente
Monólogo de Benjamín Gavarre
(Sala de estar y comedor en un espacio de clase media. Nene entra furioso y da vueltas en círculos. Imitando a su padre con voz burlona)
Nene. — ¡No puedes salir a la calle y sanseacabó! Sanseacabó, sanseacabó. Siempre con tus frases del siglo pasado... "Será la luna, pero no puedes salir y sanseacabó." Sanseacabó, será la luna, será, será... Esto es una kermés.
Estoy castigado, claro. ¿Por qué? Porque siempre estoy del lado de mi mamá. Mi papá se peleó con ella otra vez y yo, pues, regresé... o me regresaron. Todo porque me gustó una chica, una mujer de color, una mujer negra.
Mi papá se la pasa discutiendo con mi madre. Ahora ella no está; él la corrió. Le dio un puñetazo en la cara, y salimos disparados los dos: mi mamá y yo. Hace dos meses, a casa de mi tía... que no es mi tía, pero da igual.
Ellos siempre se golpean, se reconcilian, se golpean, se reconcilian. Mis papás, cuando están juntos. Ahora no lo están. Él la corrió, o ella se fue, dice que ahora sí va en serio. Pero a mí me regresaron y estoy castigado. Ese es el pedo. Llevo dos semanas sin poder salir. ¡Dos semanas! ¡Puta madre, mi vida es un asco!
Aquí las paredes son de papel. Todo se oye. Se oye cuando se pelean y se oye cuando se reconcilian. Prefiero cuando mi papá casi le rompe la cabeza a mi mamá a botellazos. Al menos así pasaba algo. Al menos él se iba. Pero dice que esta es su casa, por eso siempre regresa. Mi mamá y yo éramos, y somos, los que salimos disparados a casa de mi tía, la que no es mi tía.
Cuando están juntos, solo me queda oírlos casi matarse y luego escuchar cómo se reconcilian. Yo les grito: ¡Estoy tratando de dormir! ¿No saben que las paredes son de tablaroca? ¿Que son como de papel, de papel de china? ¿No saben que tienen un hijo sensible al que no le gustan los gritos? ¿Y mucho menos los ruiditos cuando se reconcilian? ¡¿Me oyen claro y fuerte?! Si no es así, soy capaz de gritar más, a ver si ahora sí me escuchan...
(Vuelve a imitar a su papá)
...Ya cállate, Nene, o te doy una buena sopapiza.
(Vuelve a ser Nene)
Así grita. Así habla él. Ahorita el pobre está solo. Mi mamá no está. Si mi papá no dice 'sopapiza' no es feliz. A mí sí que no me gustaría que me diera otra. La última me dejó con cuatro costillas rotas y un ojo reventado. Me mandaron a casa de mi tía, la que no es mi tía. Mis "tíos" ya deberían tener una medalla, porque su casa es hospital, refugio de mujeres golpeadas, y hasta orfanato. También le dieron asilo a unos venezolanos o dominicanos. Eran negritos, con el pelo y las pestañas chinas. A mí me gusta la hija, que es de mi edad, y la traté de espiar. Ahí sigue de refugiada, creo, y yo estaba ahí, refugiado de la violencia de mi padre. Ella es negra como el carbón, y yo nada más quería ver si las nalgas las tenía tan bonitas como se le veían con ropa.
Mi tía me descubrió. Se armó un lío con la que sí es mi mamá, y me pidió que me fuera. Tuve que pedirle asilo a mi papá, que, a pesar de haberme golpeado, y a mi mamá también, el maldito bastardo, me dio permiso de volverme a quedar aquí, en mi casa, castigado.
(Se escucha el sonido de un avión. Nene habla casi a gritos, acostumbrado a los ruidos)
Y bueno, ojalá estuviera a gusto aquí, encerrado, pero mi papá me ha prohibido "terminantemente salir ni siquiera a la esquina". Así dice él, mientras yo me vuelvo loco. Doy vueltas en círculos y me veo en un espejo, luego en otro. ¡Y ojalá por lo menos tuviera un puto celular para no volverme tan loco! Pero no. Mi padre me lo quitó porque esa clase de "aparatejos los engendró el demonio".
(Se vuelve a escuchar el sonido de un avión. Nene se sienta en un sofá, grita y se tapa la cara)
Chaise, chaise, chaiseeee... No sé por qué me gusta decir chaise. Me gusta más que "chale"... Chaise... Chaise... Chale... No, no me sabe. ¡Changos! ¡Puta madre, mi vida es un asco! ¡Mierda, chaise, mi vida apesta!
Y no, no es que mi papi sea un retrógrada en contra de la modernidad. No es un vampiro psicópata que encierra a sus hijos. No. Mi padre... con toda razón me castigó por tratar de verle las nalgas a mi muchacha preciosa, negra, buenísima, y que además tiene mi edad. ¿Qué más quiero? Pues quiero cogérmela, pero no me dejan.
(Suena un avión con menos intensidad. Nene ve a lo lejos)
Mi papá no es un ogro, no es Vlad el empalador. Y no es testigo de Jehová. ¡Uff! Eso sí estaría jodido. Me dice que solo quiero el celular para masturbarme. No me lo dice así. ¿Cómo era? Ah, sí: "Yo pago las cuentas, deberías comprenderlo... y no voy a permitir que utilices ese adminículo del demonio para satisfacer tus bajas pasiones". Ja, ja, ja... Con su cara de Testigo de Jehová, pero no, gracias a Dios.
Y sí, sí, sí, sí, chingao, sí. Me la paso todo el día jalándomela. Todo el día y toda la noche. A veces en la mañana en el baño, como todo chico normal. Y eso también le molesta: "Te tardas mucho, Nene, no sé qué atroces y pervertidas costumbres tendrás. No es normal tardarse tanto. ¿Qué vamos a hacer para que termines de una vez por todas con tus bajas pasiones?"
Pues una cosa, papá, sería que me dejen coger con quien yo quiera. Pero no. Aunque me dejaran, me la seguiría jalando. Es más cómodo. Y no tengo que esperar a que nadie me diga si voy bien, si más rápido, si les duele, o si tengo condón. Y me gustan los baños en la tina. ¿Es eso un problema? ¿El planeta se va a destruir si me masturbo en la tina? ¿Sí? ¿No? ¿Alguien tiene algún problema? ¿Alguien? Ejem.
(Pasa un avión)
Mi papá me dice que no me da el celular porque veo mucho porno. La verdad, no me hace falta. Yo me paso mis propias películas en la mente. Tengo mucha imaginación, y me la puedo pasar cogiéndome a mi negrita o a quien yo quiera, sin necesidad de que me pongan gente que ni conozco y que nada más dice "Oh God" o "fuck". ¡Chaise! Lo malo es que, cuando estoy viviendo intensamente mis fantasías... topo con los alaridos de mi madre y las instrucciones de mi padre. Sí, qué pena. Le sorraja un puñetazo en la cara y, cuando se la coge, le da instrucciones. Es penoso. Y las paredes son de tablaroca... ¡Chaise, puta madre! Mi vida es un asco.
Y cada vez que se reconcilian... cogen. A veces mi mamá ya se quiere dormir, pero él insiste y le da instrucciones, la pone de cabeza, la voltea, no sé qué tanto. Y luego ella se va. Trata de escaparse de las "bajas pasiones" de mi papá. Y él la detiene en la puerta: "De aquí no sales."
—Yo no tengo ganas, entiende, Dagoberto.
—No me llames por mi nombre. Solo me llamas por mi nombre cuando no me quieres, cuando me odias, y tú no puedes odiarme porque soy tu marido. Y bla, bla, bla...
Y luego, silencio. Se oyen muebles arrastrarse, tazas rotas, vasos que se estrellan. Y luego, silencio otra vez. Y luego se reconcilian, y se escuchan los jadeos y las instrucciones. Y los alaridos de placer, ugh, guácala.
(Silencio largo. Nene mira a las alturas, esperando el ruido del avión, pero no pasa nada)
Cuando era niño, mi papá me contaba historias. A veces parece un ogro, pero no es un psicópata. No es Vlad el empalador, y tampoco es menonita. No. A veces es un buen tipo. A veces. Me leía cuentos mientras me bañaba en la tina. Creo que por eso me siguen gustando los baños de tina. Ahora soy yo el que se cuenta las historias. Y pues sí, me tardo.
Me enseñaba muchas cosas. Me llevaba a clases de pintura, de canto, de danza clásica, y de idiomas. Me la pasé toda mi vida aprendiendo, imaginando y leyendo historias. Mi papá pensaba que iba a ser actor o músico. Y pues ahorita no soy nada de eso. Tal vez después. Ahorita no me deja salir, no me deja estudiar. Desde que me escapé con mi mamá y regresé, estoy castigado hasta nuevo aviso. Pero si él fue el que le pegó a mi mamá... Sí, él fue el que le sorrajó el puño en plena cara.
(Se escucha un avión que pasa. Nene habla a gritos)
Lo único malo de estar encerrado es que no sé qué va a ser de mí. No tengo contacto humano, mi vida es un asco. El único contacto que tengo es con un viejo casi psicópata que se siente culpable de haber golpeado a la mujer que ama, pero a la que desgraciadamente le gusta golpear cuando ella no hace lo que él quiere.
Y bueno... también hay que decirlo: ella siempre regresa. Ella siempre regresa y lo perdona. No es capaz de hacer nada por su cuenta. No puede buscarse un trabajo. Ella no sabe ganar dinero, aunque cocina muy rico y sabe cortar las zanahorias en cuadritos muy bonitos. Podría tomar clases, leer, hacer algo creativo...
(Se escucha un avión que pasa)
Yo podría hacer algo creativo: ¿coleccionar estampillas? ¡Nel! ¿Escribir un diario? ¡Qué me pasa! ¿Pintar mi cuarto? Bueno. ¿Cocinar? Tampoco. Escuchar música, hablar con mis amigos... Ja, sí, cómo no. Con los veinticinco amigos que tengo y con los treinta y cinco con los que estoy peleado por dejarlos en visto. Ahhh sí, sí, sí. Me pongo muy intenso. Me caga la gente que dice pendejadas, me caga la gente que nada más dice: "¿Qué pasó, amigui, qué haces?". Pues nada. Yo no hago nada ni ellos tampoco, pero me cagan. Y no les contesto. Se enojan. Se malviajan porque no salgo con ellos, porque no me gustan las aguas locas, porque no quemo, no me meto el perico y no me gusta nada de lo que hablan.
¡Puta! No tengo a dónde ir, ni amigos, ni amigas. Y chava... Bueno, he cogido setenta y cuatro veces, las tengo anotadas. Siempre termino afuera y uso condón. Y eso les molesta. Están bien pendejas si quieren que termine adentro. Y no es que me las dé de galán, pero siempre me dicen que sí. A otros batos siempre los batean, pero a mí me dicen sí, y ellas son las que cogen conmigo. Yo casi ni me esfuerzo, hasta el condón me ponen, y ellas casi se vienen por mí, pero yo soy el que termina primero y termino afuera. Y se enojan. Obvio, nunca las vuelvo a ver. Setenta y cuatro veces y todas han sido distintas. Nada serio.
(Pasa otro avión)
Lo malo de todo esto es que mi padre no me dijo cuándo se acaba el castigo. Ya van dos semanas. Y lo peor es que ni siquiera está mi mami. Por lo menos si tuviera mi celular, podría escuchar música, ver videos, publicar mis propias pendejadas... ¿Sacarme selfies? No, con esta cara que debo tener... no quiero ni saber cómo me veo.
(Se acerca a un espejo)
Santo Niño de Atocha... si tengo unas ojeras... Ya sé. Lo que necesito es meditar. Sacar mis demonios. Establecer mi equilibrio. Eso. Tengo que ajustar las fuerzas de mi naturaleza. Esa es la solución.
(Pasa un avión)
Dice mi psiquiatra que me hace falta llegar a la madurez sexual. ¿Madurez sexual? Y eso qué significa. Madurez sexual mis huevos. ¿Cómo voy a tener madurez sexual si tengo diecisiete años? ¿Cómo voy a tener madurez sexual si tengo un papá que todavía me dice Nene, y que no me deja salir, y que corrió a mi mami de la casa?
Tengo que relajarme. Algún día el castigo acabará. Algún día. Lo único que puedo hacer es concentrarme, relajarme y mirar, pero sin ver. Eso es lo importante. Mirar, pero sin ver...
(Pasa un avión)
Esa que miro, pero que no veo... esa que no veo, pero sí miro. Esa... es mi propia imagen. Ese soy yo. Y parece que sí, me gusta lo que veo. Todo va a salir bien, algún día. No será fácil. Saldré de aquí, podré salir y todo va a estar bien. Hay mucho qué hacer, mucho que trabajar, mucho por vivir. Pero todo va a estar bien. Ya pronto voy a salir. Ya pronto.
Todo va a salir bien.
Muy, muy bien.
(Nene se queda con los ojos cerrados. Respira. Medita.)
Análisis e Interpretación de "Un adolescente"
"Un adolescente" de Benjamín Gavarre es un monólogo que nos sumerge en la psique turbulenta de un joven en un momento de confinamiento y crisis familiar. La obra, escrita con una voz auténtica y visceral, explora temas complejos como la violencia doméstica, la búsqueda de identidad, la sexualidad incipiente y la desesperación adolescente, todo ello filtrado a través de una lente de humor negro y sarcasmo.
1. La Voz del Protagonista (Nene): Autenticidad y Contraste
El corazón de la obra es la voz de Nene. Es un torbellino de emociones: furia, frustración, cinismo, vulnerabilidad y una sorprendente lucidez. Su lenguaje es coloquial, directo, plagado de argot y vulgaridades, lo que le confiere una autenticidad innegable. Esta autenticidad es crucial para que el público conecte con su experiencia, por más extrema que sea.
Nene utiliza la imitación de su padre como un mecanismo de defensa y una forma de procesar el trauma. Al parodiar las frases y el tono de su progenitor ("¡Y no puedes salir a la calle y Sanseacabó!"), Nene no solo expresa su resentimiento, sino que también intenta despojar a la figura paterna de su poder, reduciéndola a una caricatura. Este recurso es dramáticamente efectivo y genera momentos de humor oscuro que alivian la tensión, pero también subrayan la toxicidad del ambiente.
La repetición en realidad funciona como un reflejo de la mente adolescente obsesiva y atrapada. Las frases recurrentes como "mi vida es un asco", "estoy castigado", "sin poder salir" o el sonido constante del avión, no son meras redundancias; son anclas que marcan la monotonía de su encierro, la circularidad de sus pensamientos y la persistencia de su trauma. La repetición de "Chaise" es un tic verbal que denota su desesperación y su intento de encontrar una válvula de escape lingüística.
2. Temas Centrales:
* Violencia Doméstica y Ciclos de Abuso: Este es el eje central. Nene describe con una frialdad perturbadora los ciclos de golpes y reconciliaciones de sus padres. La normalización de la violencia ("Prefiero cuando mi papá le casi rompía la cabeza a mi mamá a botellazos. Al menos pasaba algo") es desgarradora y revela el profundo impacto psicológico en el joven. La obra no solo muestra la violencia física, sino también la manipulación emocional y el control.
* Adolescencia y Búsqueda de Identidad: Nene tiene 17 años, una edad crítica para la formación de la identidad. Su encierro y la disfunción familiar le impiden explorar el mundo exterior y desarrollar relaciones sanas. Su sexualidad, aunque expresada de forma cruda y desinhibida (las "setenta y cuatro veces"), es también una forma de autoafirmación y escape en un mundo donde se siente impotente. La fantasía sexual se convierte en un refugio ante la dura realidad.
* Confinamiento y Desesperación: El castigo de Nene es tanto físico como emocional. La falta de un celular, la imposibilidad de salir y la soledad lo llevan al borde de la locura. El monólogo es un grito de auxilio, una forma de liberar la presión acumulada.
* La Madre: Víctima y Cómplice: Nene tiene una relación compleja con su madre. La defiende, pero también la critica duramente por su pasividad y su incapacidad de romper el ciclo de abuso ("Ella siempre regresa y lo perdona. Y ella no es capaz de hacer nada por su cuenta"). Esta ambivalencia añade una capa de realismo y complejidad a la dinámica familiar.
* La Verdad Subjetiva y la Percepción: Nene es el narrador no fiable por excelencia. Su percepción de los eventos está teñida por su edad, su trauma y su necesidad de procesar la realidad. La obra nos invita a ver el mundo a través de sus ojos, un mundo distorsionado por el dolor y la confusión.
3. Estructura y Ritmo Dramático:
El monólogo es una corriente de conciencia. Nene salta de un pensamiento a otro, de una imitación a una confesión, de una queja a una fantasía. Esta estructura refleja el caos mental del personaje. Las acotaciones escénicas, como el sonido del avión o las acciones de Nene (dar vueltas, gritar, taparse la cara), son vitales para marcar el ritmo y la progresión dramática. El avión, en particular, funciona como un recordatorio constante del mundo exterior inalcanzable y de la monotonía de su encierro.
La "acción dramática lenta" que podría interpretarse como la inmovilidad física de Nene, que contrasta con la ebullición de su mundo interior. La verdadera acción está en su mente, en sus recuerdos, en sus fantasías y en su desesperada búsqueda de sentido. El clímax emocional llega con su intento de meditar y su afirmación final de que "Todo va a salir bien", una mezcla de autoengaño y esperanza genuina.
4. Dónde Funcionaría:
"Un adolescente" tiene un potencial dramático considerable y funcionaría excelentemente en varios contextos:
* Teatro (Monólogo o Pieza Corta): Es su formato natural. Un actor talentoso podría encarnar la complejidad de Nene, alternando entre la furia, la vulnerabilidad y el humor. La escenografía podría ser mínima, permitiendo que la fuerza del texto y la interpretación brillen. Sería ideal para festivales de teatro de monólogos, obras de cámara o como parte de una colección de piezas cortas sobre la adolescencia o la familia.
* Escuelas de Actuación: Por su riqueza emocional y lingüística, sería un material excelente para ejercicios de actuación, audiciones o escenas de estudio. Permite al actor explorar una amplia gama de emociones y técnicas vocales.
* Cortometraje o Web Serie: La naturaleza fragmentada y la voz en off de Nene se adaptarían muy bien a un formato audiovisual. Las imitaciones, las fantasías y los sonidos del avión podrían ser visualmente muy efectivos. Un cortometraje podría capturar la atmósfera claustrofóbica y la intensidad del personaje.
* Análisis Literario y Académico: La obra es un texto rico para el estudio en cursos de literatura contemporánea, drama latinoamericano, estudios de género (masculinidad tóxica), psicología adolescente y sociología de la familia. Ofrece una ventana cruda a realidades sociales complejas.
* Espacios de Diálogo Social: Dada su temática de violencia doméstica y salud mental adolescente, podría ser utilizada como una herramienta para generar discusión en foros comunitarios, talleres o programas de prevención, siempre con el acompañamiento adecuado.
En resumen, "Un adolescente" es una obra valiente y necesaria. Su fuerza reside en la voz inquebrantable de Nene, que, a pesar de su crudeza, nos obliga a escuchar y a reflexionar sobre las realidades ocultas de muchos hogares. La "lentitud" que percibes es, en mi opinión, una elección estilística que subraya el encierro y la desesperación del personaje, haciendo que su eventual (y frágil) esperanza resuene con más fuerza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario