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lunes, octubre 13, 2025

Ensayo General para el Fin del Mundo (con Canapés y Crisis Existencial) Una obra metateatral en un acto por Ben Gavarré

 


Ensayo General para el Fin del Mundo (con Canapés y Crisis Existencial)

Una obra metateatral en un acto

 por Ben Gavarré

 

Este trabajo ha sido publicado para su difusión libre y abierta, aunque todos los derechos de propiedad intelectual están reservados. El uso público de esta obra requiere el permiso del autor y para obtener la autorización correspondiente comuníquese con bengavarre@gmail.com o gavarreunam@gmail.com (Reg. Prop. Int. Expte. Bandeja de entrada)

 


"Los Actores" y sus Personajes

 

  • CLARA: (Interpreta a LIMANTOUR) La directora no oficial del grupo.
  • SOFÍA: (Interpreta a POLANCO) Energética e intuitiva.
  • ANA: (Interpreta a ESCANDÓN) Insegura, pero en el fondo empática y obstinada.
  • LEO: (Interpreta a HERNÁNDEZ) Reflexivo y centrado.
  • MATEO: (Interpreta a ALFARO) Carismático y provocador.
  • SEÑOR BENÍTEZ: Un vecino anciano y confundido.

 

ESCENOGRAFÍA

Una sala de ensayo que podría ser el salón de un departamento. Es un caos ordenado: un par de sillas de diseño arrumbadas, un perchero con algunas prendas de vestuario, una mesa con cafés a medio tomar y guiones subrayados. En el centro, un par de cubos de utilería. Hay una puerta principal que da a un pasillo exterior, la cual está ligeramente entreabierta.

 

(La escena comienza. CLARA, SOFÍA y ANA están de pie, completamente en sus personajes de LIMANTOUR, POLANCO y ESCANDÓN en una fiesta exclusiva). (Los otros actores, LEO y MATEO, mantienen un perfil discreto, observan el ensayo o estudian sus libretos.)

SOFÍA (como POLANCO): Bueno, cambiando de tema a cosas más importantes... ¿Ya vieron a la prima del Sabelotodo ese? Pobrecita, desde que se arruinó su matrimonio, es como si fuera transparente. Nadie la saluda. En fin... ¿no le pasó lo mismo a Lulú De la Lama? Es para morirse. Creo que firmó cheques o pagarés... una cosa así, del siglo antepasado… Seguro hasta usaba fax y teléfono fijo.

CLARA (como LIMANTOUR): (Probando un canapé imaginario con desdén) ¿Es sobre el divorcio o es algo nuevo? El chisme, como el pescado, debe consumirse fresco, querida. Y recuerda la primera regla de este mundo: o eres quien se come el canapé, o eres el canapé. Nuestra querida prima eligió ser un entremés olvidado.

ANA (como ESCANDÓN): ¡Sí! ¡Qué fuerte lo del divorcio! Yo los vi hace dos semanas en el club, y se veían tan... ¡como si nada!

SOFÍA (como POLANCO): (La interrumpe con un gesto) ¡Eso es la punta del iceberg! Resulta que el marido no la dejó por otra mujer... ¡La dejó por el entrenador de tenis! ¡Un muchachote de veinticinco años! Un chacal de gimnasio, literal.

CLARA (como LIMANTOUR): Predecible. El señor De la Lama siempre tuvo esa... habilidad para evidenciar su gusto por los jovencitos y su disgusto por estar en un matrimonio forzado... Y sabes, no es el único caso de hombres o mujeres con triple vida. Deberían declararse poliamorosos en vez de quedar como completos idiotas tratando de ser algo que no son. Yo digo, si te vas a casar por el código postal, pues al menos ve a una escuela de actuación para pasar por hetero. O ya sal del clóset de una vez, que a nadie en estos tiempos le impresiona si eres maricón o lesbiana.

ANA (como ESCANDÓN): Esas palabras ya no se usan. Me dijeron que son inapropiadas y ofensivas. Ahora hay que decir LG... T-U-V-X-Y-Z.

CLARA (como LIMANTOUR): No, querida, como siempre, estás desinformada. Y si yo quiero llamarles como se me dé la gana, estoy en mi derecho y en mi libertad, y punto.

SOFÍA (como POLANCO): ¡Pero espérate, Clara! ¡No sabes que Lulú —ya sabes, esa Lulú— se operó la cara con "El Carnicero de Bogotá"... (Hace una pausa dramática y se retoca un labial invisible). Y quedó tan estirada que cuando sonríe, se le levanta la ceja izquierda y se le tuerce el labio… Trágico.

CLARA: ¡Y… Corte!

(Las tres rompen personaje instantáneamente. La energía cambia.)

CLARA: Bien. La sincronía del veneno está ahí. Ana, me gustó tu intento de ingenuidad, pero necesito que seas aún más un felpudo. Tu personaje todavía no tiene derecho a tener una opinión. La profunda ignorancia del personaje puede ser divertida, pero no es el punto aquí. No se trata de que los personajes nos caigan bien, sino de lograr ser un espejo de la realidad en la que creen vivir.

(Mientras hablan, Ana mira hacia la puerta principal, que está entreabierta.)

ANA: Oigan... ¿alguien dejó la puerta abierta? Juraría que vi pasar una sombra.

CLARA: (Sin mirar) Es una corriente de aire, Ana. Concéntrate. A ver, Leo y Mateo, entran ustedes. Desde el principio de su escena.

(LEO y MATEO se levantan y hacen movimientos de calentamiento. MATEO se estira como gacela, haciendo énfasis en su físico. LEO hace gestos faciales, abriendo y cerrando la boca para prepararse a hablar.)

MATEO: Brutal, chicas. Ahora, para nuestra entrada. Discutamos la estrategia. Mi Alfaro no es un seductor, es un antropólogo. Su objetivo es estudiar a esta tribu de salvajes elegantes.

LEO: Y mi Hernández es la contraparte. Somos un equipo. Alfaro es como mi ariete y mi escudo…

MATEO: Y Hernández es mi Pase VIP para entrar a este mundo de buitres desalmadas que o quieren acostarse conmigo o quieren matarme… digo, a Alfaro.

CLARA: Correcto. Vamos. Desde la presentación. ¡Acción!

(La luz cambia sutilmente. LEO y MATEO entran en la "fiesta".)

LEO (como HERNÁNDEZ): Vaya, vaya. El cónclave en pleno. ¿Se puede saber a quién van a excomulgar esta noche? Lamento interrumpir lo que sin duda era una disección sin anestesia de alguna amiga en común. Les presento a un hombre cuyos talentos son inversamente proporcionales a su modestia: Braulio Alfaro.

MATEO (como ALFARO): Un placer. Aunque me temo que interrumpo una conversación de suma importancia.

CLARA (como LIMANTOUR): Discutíamos las ventajas y desventajas de la servidumbre moderna.

MATEO (como ALFARO): ¿En serio?... Seguro que si no son chismes de las altas esferas, son los inconvenientes de las clases bajas… Ah, el clásico dilema: ¿respetamos a quienes nos sirven o les pagamos lo suficiente para que mantengan la boca cerrada? ¿Mi opinión? La lealtad se gana, no se contrata. ¿O esa idea es demasiado... revolucionaria para esta sala?

(Lo dice con una sonrisa tan encantadora que las mujeres ríen, nerviosas y descolocadas.)

SOFÍA (como POLANCO): ¡Ay, qué profundo! ¡Mejor hablemos de algo trivial! ¡La cultura, por ejemplo!

(Clara suena un silbato… La luz convierte a los personajes en siluetas que hacen movimientos rebuscados… Los diálogos se superponen. Se sugieren los siguientes, pero se improvisan de manera rápida y cacofónica):

ANA (como ESCANDÓN): ...es que Osho te cambia la vida.

CLARA (como LIMANTOUR): La vida está en otra parte, de Kundera, o La insoportable levedad del ser… ¡Qué título! Tan largo...

LEO (como HERNÁNDEZ): Yo prefiero a Murakami. Tokio Blues es un novelón.

SOFÍA (como POLANCO): ¡Ay, no! ¡Qué cliché! Mejor la poesía. ¡Octavio Paz!

CLARA (como LIMANTOUR): Se te llena la boca, Polanco. No seas esnob.

MATEO (como ALFARO): (Sonriendo) T. S. Eliot es el mejor… Debe pronunciarse Tee... Ess... Eliot… con acento inglés.

(La luz regresa a la normalidad. Clara ya no usa el silbato; es Sofía (como Polanco) la que interrumpe con fuerza:)

SOFÍA (como POLANCO): ¡Basta de cultura! ¡Ya no quiero! ¡Ya dije!

LEO (como HERNÁNDEZ): Yo quiero hacer un podcast culto, muy culto.

MATEO (como ALFARO): Yo quiero hacer un OnlyFans, o si no, un pornoentucasa… (Con falsa afectación) la aplicación, se entiende, ¿no?

SOFÍA (como POLANCO): ¡Yo quiero mis diez segundos de fama! ¡Ya ni los quince minutos que decía ese señor!

ANA (como ESCANDÓN): ¿Quién?

CLARA (como LIMANTOUR): Warhol, Ana. Andy Warhol.

ANA (como ESCANDÓN): ¡Ah! Uf, no soy tan vieja. Él es de los 60, ¿no? ¡Yo ni había nacido!

CLARA (como LIMANTOUR): Se nota, querida. Tu ignorancia es insultantemente joven.

MATEO (como ALFARO, a CLARA/LIMANTOUR): Señora, insulta usted tan a menudo a la inculta dama, que parecería que desea cortejarla...

(CLARA (la actriz y directora) SE MOLESTA POR EL ÚLTIMO COMENTARIO Y SUENA EL SILBATO)

CLARA: ¡Corte! No funciona. Mateo, ¿qué te pasa? ¡Esto no es una obra del Siglo de Oro español! ¿Y a qué viene eso de que quiero cortejarla?... Ana es tonta, ya se sabe, digo, su personaje Escandón es poco verosímil. Se necesita algo más orgánico, más... más... piel. Cinco minutos. Solo cinco.

(Los actores se relajan. MATEO se quita la camisa de ensayo.)

MATEO: Uf, me estaba asando aquí.

SOFÍA: (Sin levantar la vista de su celular) A nadie engañas, Mateo. El ensayo es solo una excusa para tu show de estriptis. Bájale a tu ego.

CLARA: (Con un suspiro de fastidio) La misma historia de siempre, Mateo. Si no eres el centro de atención, no existes.

(Ignorándola, Mateo va a la bocina Bluetooth y pone una canción muy sexy, un ícono del striptease masculino. Ejecuta su acto con virtuosismo; todos sienten una mezcla de admiración y molestia, sobre todo Clara. Mateo sube el volumen. Ahora comienza a moverse lentamente, de forma exagerada. Posa, flexiona los músculos y mira directamente a Clara y a Sofía con una sonrisa provocadora.)

CLARA: ¿Puedes apagar esa porquería, por favor? Esto es un ensayo, no un table dance en Acapulco.

MATEO: (Bailando) ¡Estoy explorando la gama erótica de mi personaje! ¡Alfaro es un pavorreal, necesita mostrar el plumaje!

SOFÍA: Pues tu "pavorreal" parece más bien un gallo de pelea de pueblo. Le falta clase.

(Ana, incómoda, se sienta en un rincón. Leo observa a Mateo con una mezcla de diversión y fastidio. Mientras Mateo sigue con su "espectáculo", Ana se acerca a Sofía.)

ANA: Se te enredó un poco el pelo atrás con tanto movimiento. ¿Te ayudo?

(Ana, con delicadeza, le empieza a desenredar un mechón a Sofía. Es un gesto de compañerismo en medio del caos de Mateo.)

MATEO: (Bajando la música pero sin dejar de posar) ¡Ah! ¡Lo sabía! Observen el ritual de acicalamiento. Lo que sucede es que la pequeña Escandón no solo admira a la gran Polanco... ¡le gusta! ¡Está enamorada de ella!

SOFÍA: (Sin inmutarse) ¿Y qué si es así? ¿Tienes algún problema con no ser el centro de atención?

MATEO: Para nada. De hecho, ahora todo tiene sentido. (Se gira hacia Leo). Y tú... no es que admires a mi personaje. Es que... me traes ganas.

(Mateo se acerca a Leo, le rodea el cuello con el brazo y se le pega mucho, en una parodia de seducción.)

LEO: (Riendo al principio) Ya quítate, baboso.

MATEO: (Insiste, usando una voz seductora de broma) Ándale, no te hagas del rogar. Sé que te mueres por este... cuerpo de tentación.

SOFÍA: (Gritando desde el otro lado) ¡Cuidado, Leo! ¡Ya respingó la nariz y amplió la sonrisa! ¡Esa es la señal de que va en serio!

(Mateo sonríe aún más, acentuando el gesto de la nariz respingada mientras mira al cielo. Pero la broma ha ido demasiado lejos para Leo.)

LEO: (Con voz firme y baja, apartando bruscamente el brazo de Mateo) Ya, Mateo. Bájale. En serio. No todo es un chiste. Te lo advierto.

MATEO: ¿Esto está pasando de verdad? No lo puedo creer.

(La atmósfera se congela. El cambio en el tono de Leo es real. Mateo da un paso atrás. Hay una tensión genuina entre los dos amigos.)

CLARA: (Aplaude una vez, cortante) Perfecto. Se acabaron los cinco minutos. Ya que nuestro compañero está tan... inspirado con su cuerpo, hagamos un ejercicio. Se llama "Caminata de Poder". Imaginen que es la alfombra roja del evento más exclusivo. Su caminar define su estatus. Quién domina y quién es invisible. Quiero ver a los personajes, no a ustedes. Sofía, empiezas tú. Eres Polanco, la reina de las socialités. Devórate el mundo.

(Música adecuada, de desfile de modas, suena. Sofía se transforma. Camina por el centro de la sala como si estuviera en una pasarela. Su mirada es altiva, lanza besos al aire, saca un celular imaginario para una selfie perfecta. Es una clase magistral de superficialidad carismática.)

CLARA: ¡Sí! ¡Eso es! ¡Falsa, plástica, perfecta! Siguiente. Mateo, tu turno. Eres Alfaro, el macho alfa que se sabe dueño del lugar.

(Mateo acepta el reto. Suena su tema musical… algo tipo house… Su caminata es un despliegue de arrogancia. Camina lento, con las manos en los bolsillos, mirando a todos por encima del hombro. Se detiene a mitad de camino, se ríe para sí mismo y niega con la cabeza, como si todo le pareciera mediocre. Es odioso y magnético.)

CLARA: Bien. Proyecta ese poder sin esfuerzo. Ana, vas. Eres Escandón, desesperada por encajar. Pero eres gris.

(Suena música de feria. Ana intenta caminar, pero se ve pequeña, vacilante. Sus hombros están encorvados, su mirada busca aprobación. Es dolorosamente vulnerable.)

CLARA: (Sin piedad) No, Ana. Así no. Pareces que pides permiso para existir. Das lástima. Fuera. Siéntate.

(Ana, humillada, se retira a una silla. Sus ojos se llenan de lágrimas. Abre la boca para replicar, un temblor de rabia recorre su cuerpo, pero al final la cierra, tragándose las palabras en un gesto de derrota.)

CLARA: Leo. Cierras tú. Eres Hernández. Acabas de ver a tu amigo Alfaro humillar a todo el mundo y a esta pobre chica ser destrozada. Usa esa rabia. Muéstrame el poder de la indignación moral. ¡Camina!

(Música tribal, tambores. Leo se pone de pie. Hay una furia real en sus ojos. Comienza a caminar. Pero no es la caminata de un personaje. Es la suya. Su paso es pesado, su mandíbula está apretada. No proyecta poder; proyecta dolor, frustración. Es un momento de honestidad brutal de un actor que ya no puede fingir. Se detiene y mira a Clara, desafiante.)

CLARA: (Tras un silencio helado) ¡CORTE!

(El grito es agudo, lleno de decepción.)

CLARA: No, Leo. Simplemente no. ¿Qué fue eso? ¡Eso no es poder, es un berrinche! Parecías un niño perdido buscando a su mamá en el supermercado. Cero estatus. Cero control. ¡Patético!

LEO: (Explotando, toda la tensión contenida sale a la superficie) ¡Estaba siendo honesto! ¡Estaba usando lo que pasó aquí mismo, lo que tú pediste!

MATEO: (Interviniendo, furioso por el ataque a su amigo) ¡Lo estaba haciendo increíble, Clara! Por primera vez alguien logra algo significativo y tú lo saboteas por envidia.

CLARA: (Encara a Mateo) ¡Esto no es tu terapia de grupo, Mateo! ¡Es mi visión! ¡Se hace como yo digo, y punto!

MATEO: ¿Ah, sí? ¿La "directora no oficial" ha hablado? ¡Qué conveniente! Eres una Karen del teatro, ¿sabías? ¡Siempre quieres tener la razón, aunque estés equivocada! Qué narcisismo tan básico.

CLARA: ¡Y tú eres un provocador mediocre! ¡Un exhibicionista que se cree artista! ¡Lo único que te importa es tu maldito abdomen perfecto!

MATEO: ¿Te escuchas a ti misma? Te contradices: ¿soy mediocre o soy perfecto? ¿Quieres un análisis de verdad, "directora"? No me odias, me deseas. Y como no puedes tenerme, intentas destruirme. Es el narcisismo más básico que existe. ¡Estúdiate a ti misma, bruja!

(En un arrebato de furia, Mateo agarra un guion de la mesa y se lo arroja a Clara. No le da, pero el guion explota en hojas por el aire. Ana ahoga un grito. Leo se interpone entre los dos.)

LEO: ¡YA BASTA! ¡BASTA LOS DOS!

(Hay un silencio denso y pesado. Todos se miran, respirando agitadamente. La pelea real los ha dejado expuestos.)

LEO: (Más calmado, dando un paso atrás y observándolos) ...Ya ven. Justo eso. Ese es el momento en que se perdieron en sus personajes. Tú, Clara, te convertiste en Limantour: controladora, fría, dictatorial. Y tú, Mateo, te dejaste llevar por la bravuconería de Alfaro. Dejaron que los personajes se los comieran. La cuestión no es solo darse cuenta... es cambiar de actitud.

CLARA: (Tras una pausa, procesando. Asiente lentamente) Tiene razón. La lucha de poder... es la misma de la obra.

SOFÍA: (Da un paso al frente, tomando el control con una energía nueva y decidida) Okay, sí, tiene razón. Pero no podemos quedarnos aquí mirándonos con resentimiento. Usemos esta energía. Usemos esta... porquería. Tengo una idea para una nueva escena. Una que no está en el guion.

(Todos la miran, expectantes.)

SOFÍA: Vamos a improvisar. Nuestros personajes, Limantour, Alfaro, todos... van a terapia. O algo así. Una "intervención" en un espacio neutral. Un parque. Para "hacer conciencia".

MATEO: (Escéptico) ¿Terapia? ¿Nuestros personajes? Se van a devorar vivos.

SOFÍA: ¡Exacto! ¡Ese es el drama! Vamos a ver qué pasa cuando estos monstruos narcisistas son forzados a "compartir sus sentimientos". Clara, Mateo, la rabia que sienten ahora mismo... no la suelten. Dénsela a Limantour y a Alfaro. Vamos.

(Sofía empieza a reconfigurar el espacio. Mueve dos cubos para que parezcan una banca de parque. Coloca una planta de utilería cerca.)

SOFÍA: Aquí. Esto es un jardín zen. O un rincón discreto de un parque hermoso. Hay árboles, pájaros, paz. Estamos en un lugar seguro. Yo, como Polanco, voy a guiar la sesión. Porque claro, Polanco acaba de tomar un curso de fin de semana en mindfulness y ya se cree terapeuta. ¿Listos? Desde... ahora. ¡Acción!

(La luz cambia ligeramente, volviéndose más suave. Los actores asumen sus personajes de nuevo, pero con la tensión real aún vibrando debajo. Se sientan en círculo en el "parque".)

SOFÍA (como POLANCO): (Con una voz suave y un poco impostada) Bueno, qué divino que nos demos este espacio para conectar. Siento que últimamente ha habido... energías encontradas. Y quiero que todos validemos nuestros sentimientos. Escandón, querida, ¿por qué no empiezas tú? Comparte con nosotros cómo te hace sentir Limantour.

ANA (como ESCANDÓN): (Con una sinceridad temblorosa, mirando a Clara) Bueno... a veces siento... que no me ves. Que no importa lo que yo diga, siempre va a estar mal. Siento que para ti... soy un cero a la izquierda. Y eso duele.

(Es un momento de vulnerabilidad real. Leo asiente, conmovido.)

CLARA (como LIMANTOUR): (En lugar de responder, analiza fríamente) Fascinante. Una manifestación de libro de texto de un complejo de inferioridad proyectado en una figura de autoridad. Dramatúrgicamente, es un poco cliché, pero como punto de partida para tu arco de personaje, supongo que funciona.

ANA: (Como Ana, herida) ¡No es un arco de personaje, Clara! ¡Así me haces sentir !

SOFÍA (como POLANCO): (Interviniendo rápidamente) ¡Gracias por compartir, Escandón! Clara, gracias por esa... retroalimentación. Alfaro, tu turno. ¿Cómo te sientes en este ecosistema?

MATEO (como ALFARO): (Sonríe, depredador. No mira a Sofía, sino directamente a Clara) Yo me siento... muy estimulado. Siento una tensión fascinante en el ambiente. Sobre todo de Limantour. Percibo una necesidad de control tan... palpable. Es como una armadura. Me pregunto qué pasaría si alguien encontrara una grieta en ella. Si alguien la ayudara a... relajarse. A liberar toda esa energía contenida.

(La insinuación es a la vez personal y parte del personaje. La línea se ha borrado por completo.)

CLARA: (Abandonando a Limantour por completo, su voz es puro hielo) No te atrevas a psicoanalizarme, Mateo. Ni a mí, ni al personaje. No eres tan listo como crees.

MATEO: (Como Mateo, pero con la arrogancia de Alfaro) ¿Ves? ¡Justo eso! ¡Te escondes detrás del personaje! ¡No soportas que alguien te vea de verdad! ¡A la gran Clara, la intelectual, la directora perfecta! ¡Te mueres de miedo de que la gente descubra que no eres más que una controladora insegura!

CLARA: ¡Y tú eres un pavorreal vacío! ¡Un narcisista de manual que necesita la aprobación de todo el mundo porque en el fondo sabes que no tienes nada que ofrecer más que un cuerpo bonito!

(La "intervención" ha fracasado estrepitosamente. La energía es ahora más fea que antes, más fría y calculada. Leo se levanta.)

LEO: Ya basta. Sofía, no funcionó. Esto solo lo empeoró.

(El ejercicio se disuelve. Se sientan en un silencio hostil y derrotado. La espiral los ha llevado a un punto muerto. Es en este preciso instante de fracaso total cuando la puerta principal se abre por completo.)

(Entra el SEÑOR BENÍTEZ. Es un anciano confundido. Está en pijama y pantuflas, completamente perdido. Su aparición es al mismo tiempo patética, cómica y absurda.)

SEÑOR BENÍTEZ: Disculpen... ¿El desayuno ya está listo? Marta me dijo que esperara aquí.

(Los cinco actores se quedan congelados. El contraste entre su drama complejo y tóxico y la simple y humana necesidad del anciano es brutal.)

MATEO: (En voz baja) ¿Quién es este señor?

ANA: (Acercándose con cautela) Señor, ¿se encuentra bien? ¿Quién es Marta?

CLARA: (Molesta, pero su hostilidad ahora suena hueca, casi avergonzada) Señor, no puede estar aquí. Estamos ensayando.

SEÑOR BENÍTEZ: (A Clara) ¿Usted es la nueva enfermera? Tiene cara de pocos amigos.

SOFÍA: (Tratando de no reír) Creo que el señor está un poco desorientado.

LEO: A ver, señor, siéntese aquí. (Lo guía a una silla). ¿Quiere un poco de agua?

(Leo le da una botella de una bebida deportiva. El Señor Benítez bebe un largo trago. Parece volver en sí.)

SEÑOR BENÍTEZ: Ah... gracias. Qué amables. Me debo haber equivocado de piso. Mi departamento es el 502. A veces me pasa.

SOFÍA: Nosotros somos el 602. Es nuestro vecino de abajo.

ANA: Nunca lo habíamos visto.

SEÑOR BENÍTEZ: (Sonriendo con tristeza) Nadie ve a los viejos. Somos transparentes. Bueno, no les quito más el tiempo. Gracias por la bebida, de verdad.

(El señor Benítez se levanta y sale tan silenciosamente como entró. Los cinco actores se quedan en un silencio aún más profundo que el de antes, pero esta vez no es hostil. Es reflexivo. Humilde.)

MATEO: (Rompiendo el silencio, suavemente) Bueno... eso sí fue un punto de quiebre.

CLARA: (Mira el desorden de hojas en el suelo. Su voz ha perdido toda su dureza. Por primera vez, sonríe genuinamente) Olvidemos nuestro drama por ahora. Es un asunto menor... si lo comparamos con lo verdaderamente dura que puede ser la realidad. Olvidemos todo. Vayamos al final.

ANA: (Emocionada, con una nueva luz en los ojos) ¿El número musical?

SOFÍA: (Con una energía renovada y sanadora) ¡Sí! ¡El número musical!

MATEO: A ese tango sí le entro.

LEO: Ni hablar. El cosmos nos mandó un mensaje.

(Mateo corre hacia la bocina y pone una canción de pop ochentero a todo volumen. La luz cambia. Los cinco, completamente como ellos mismos, se miran, comparten una risa cómplice y se lanzan al centro del escenario.)

(Empiezan el número musical. Ahora no es solo un final feliz; es una catarsis. Es el reconocimiento de su propia ridiculez y la celebración de su imperfecta y resiliente conexión.)

TODOS:

(Cantando)

¡Si la vida es un ensayo, y el mundo un gran salón,

y un vecino se aparece buscando el comedor!

¡Que si tu ego te domina, o te vuelves una Karen,

respira hondo y recuerda que los dramas no te valen!

¡Esto fue el fin del mundo con canapés y con maldad!

¡Pero al final del día... es puro teatro y amistad! ¡Gracias!

(Terminan en una pose final, sudorosos, felices y mirando al público. Ríen, no como actores, sino como personas que acaban de sobrevivir a algo juntos.)

(FIN)

 

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