31/7/20

Ubú Rey, de Jarry
























UBÚ REY

ALFRED JARRY



ESTE LIBRO


está dedicado a


MARCEL SCHWOB1




Así pues, el padre Ubú meneó la pera, por lo que desde entonces los ingleses le llamaron Shakespeare, y habéis de él, bajo ese nombre, muchas hermosas tragedias por escrito.2





1 La primera versión escrita de Ubú rey data de 1888 y se titula Les Polonais (Los polacos). Se representó por primera vez en el teatro de marionetas de Pierre Bonnard, en 1896. Al otro lado del guiñol se encontraba Marcel Schwob, quien publicaría años antes (1893) algunas de las escenas de aquel primer Ubú en la revista "L'Écho de Paris" (N. del E.).

2 Jarry utiliza aquí pera en lugar de cabeza, para conseguir un juego de palabras que queda claro si se recuerda que, en inglés, menear es to shake y pera pear (N. del T..).




PERSONAJES:



PADRE UBÚ 

MADRE UBÚ 
CAPITÁN BORDURA 
EL REY VENCESLAO
LA REINA ROSAMUNDA
BOLESLAO, 
LADISLAO, 
BUGRELAO: SUS HIJOS
LA SOMBRA DE LOS ANTEPASADOS
EL GENERAL LASKY
STANISLAO 
 LECZINSKI 
JUAN SOBIESKI 
NICOLÁS RENSKY
EL EMPERADOR ALEXIS
JIRÓN, PILA, COTIZA, PALOTINES CONJURADOS Y SOLDADOS 
PUEBLO
MIGUEL FEDEROVITCH
NOBLES MAGISTRADOS CONSEJEROS HACENDISTAS
LACAYOS DE PHINANZAS
CAMPESINOS
TODO EL EJÉRCITO RUSO
TODO EL EJÉRCITO POLACO
LOS GUARDIAS DE LA MADRE UBÚ
UN CAPITÁN
EL OSO
EL CABALLO DE PHINANZAS
LA MÁQUINA DE DESCEREBRAR
LA TRIPULACIÓN
EL COMANDANTE



ACTO PRIMERO

ESCENA I

PADRE UBÚ, MADRE UBÚ

PADRE UBÚ. ¡Mierdra!

MADRE UBÚ. ¡Oh! Mira qué bonito, Padre Ubú, sois un grandísimo gamberro.
PADRE UBÚ. ¡Y que no te revient’a palos, Madre Ubú! 
MADRE UBÚ. No es a mí, Padre Ubú, sino a otro al que habría que asesinar.
PADRE UBÚ. Por mi velón verde, no lo entiendo. 
MADRE UBÚ. ¿Cómo, Padre Ubú, estáis contento con vuestra suerte?
PADRE UBÚ. Por mi velón verde, mierdra, señora, ciertamente que sí, estoy contento.Y con menos se estaría: capitán de dragones, oficial de confianza del Rey Venceslao, en posesión de la orden del Águila Roja de Polonia y, antiguo rey de Aragón. ¿Qué más queréis?
MADRE UBÚ. ¡Cómo! ¿Después de haber sido rey de Aragón os contentáis con llevar a desfilar a medio centenar de matachines armados con machetes, cuando podríais hacer suceder en vuestro frascuelo la corona de Polonia a la de Aragón?
PADRE UBÚ. ¡Ah! Madre Ubú, no entiendo nada de lo que dices.
MADRE UBÚ. ¡Eres tan burro!
PADRE UBÚ. Por mi velón verde, el Rey Venceslao está aún bien vivo; y admitiendo incluso que muera, ¿no tiene acaso legiones de hijos?
MADRE UBÚ. ¿Quién te impide degollar a toda la familia y ponerte en su lugar?
PADRE UBÚ. ¡Ah! Madre Ubú, me estáis injuriando y pronto se os hará pasar por la cacerola.
MADRE UBÚ. ¡Eh! Pobre desgraciado, si yo pasara por la cacerola, ¿quién te remendaría la culera del pantalón? 
PADRE UBÚ. ¡Cierto! ¿Y a mí qué? ¿Es que no tengo un culo como los demás?
MADRE UBÚ. Si estuviera en tu lugar querría instalar ese culo en un trono. Podrías aumentar indefinidamente tus riquezas, comer muy a menudo botagueña y rodar en carroza por las calles.
PADRE UBÚ. Si fuera rey me haría construir una gran capelina como la que tenía en Aragón y que esos bribones españoles me robaron imprudentemente.
MADRE UBÚ.También podrías procurarte un paraguas y un amplio chubasquero que te llegara hasta los talones. 
PADRE UBÚ. ¡Ah! Cedo a la tentación. Pajarraco de mierdra, mierdra de pajarraco, si alguna vez me lo encuentro en alguna esquina pasará un mal rato. 
MADRE UBÚ. ¡Ah! Bien Padre Ubú, hete aquí convertido en un verdadero hombre.
PADRE UBÚ. ¡Oh, no! Yo, capitán de dragones, degollar al rey de Polonia. ¡Antes morir!
MADRE UBÚ, aparte. ¡Oh! ¡Mierdra! (En voz alta.) ¿Así pues, vas a seguir siendo un pordiosero, una rata, Padre Ubú?
PADRE UBÚ.¡ Voto a Judas! ¡Por mi velón verde! Prefiero ser pordiosero como una rata flaca y valiente que rico como un malvado y gordo gato.
MADRE UBÚ. ¿Y la capelina? ¿Y el paraguas? ¿Y el amplio chubasquero?
PADRE UBÚ. ¿Y qué más da, Madre Ubú?
Se va, dando un portazo.
MADRE UBÚ, sola. Jodre, mierdra, se ha resistido a la descarga, pero jodre, mierdra, sin embargo creo haberle resquebrajado. Gracias a Dios y a mí misma, quizás en ocho días sea reina de Polonia.

ESCENA II

PADRE UBÚ, MADRE UBÚ

La escena representa una estancia de la casa del Padre Ubú donde  se encuentra preparada una espléndida mesa.


MADRE UBÚ. ¡Eh! Nuestros invitados se retrasan mucho.

PADRE UBÚ. Sí, por mi velón verde. Me muero de hambre. Madre Ubú, estás bien fea hoy. ¿Será porque recibimos gente?
MADRE UBÚ, encogiéndose de hombros. Mierdra.
PADRE UBÚ, agarrando un pollo asado. ¡Mira! Tengo hambre.Voy a morder este pájaro. Es un pollo, creo. No está nada mal.
MADRE UBÚ. ¿Qué haces desgraciado? ¿Qué van a comer nuestros invitados?
PADRE UBÚ. Ya tendrán bastante, ya. No tocaré nada más. Madre Ubú, ve pues a la ventana a ver si nuestros invitados llegan.
MADRE UBÚ, asomándose. No veo nada.
Mientras tanto, el Padre Ubú hurta una rodaja de ternera
MADRE UBÚ. ¡Ah! He aquí al capitán Bordura y a sus partidarios que llegan. ¿Qué estás comiendo, Padre Ubú?
PADRE UBÚ. Nada, un poco de ternera.
MADRE UBÚ. ¡Ah! ¡La ternera, la ternera, la ternera! ¡Se ha comido la ternera! ¡Socorro!
PADRE UBÚ. ¡Por mi velón verde, te voy a arrancar los ojos!
Se abre la puerta.


ESCENA III

PADRE UBÚ, MADRE UBÚ, CAPITÁN BORDURA Y SUS SECUACES

MADRE UBÚ. Buenos días señores, os esperábamos con impaciencia. Sentáos.

CAPITÁN BORDURA. Buenas, señora. ¿Pero dónde está el Padre Ubú?
PADRE UBÚ. ¡Heme aquí! ¡Heme aquí! Mecachis, Por mi velón verde, sin embargo estoy bastante gordo. 
CAPITÁN BORDURA. Buenos días, Padre Ubú. (A los suyos.) Sentaos vosotros.
Se sientan todos.
PADRE UBÚ. Uff, un poco más y hundo una silla. 
CAPITÁN BORDURA. ¡Eh! ¡Madre Ubú! ¿Qué nos daréis de bueno hoy?
MADRE UBÚ. Aquí tenéis el menú. 
PADRE UBÚ. ¡Oh! Esto me interesa.
MADRE UBÚ. Sopa polaca, ternera, pollo, paté de perro, rabadillas de pava, nata con bizcochos...
PADRE UBÚ. Eh, ya está, supongo. ¿Aún hay algo más?
MADRE UBÚ, continuando. Helado en molde, ensalada, fruta, postre guisado, tupinambos, coliflores a la mierdra. 
PADRE UBÚ. ¿Me tomas por emperador de Oriente para hacer semejantes gastos?
MADRE UBÚ. No le escuchéis, es imbécil.
PADRE UBÚ. ¡Ah! Voy a afilar mis dientes en tus pantorrillas.
MADRE UBÚ. Come y calla, Padre Ubú. Aquí está la sopa.
PADRE UBÚ. Diantre, qué mala está.
CAPITÁN BORDURA. No está buena, en efecto. 
MADRE UBÚ. Hatajo de árabes, ¿qué necesitáis?
PADRE UBÚ, golpeándose la frente. ¡Oh! Tengo una idea. Ahora vuelvo.
Se va.
MADRE UBÚ. Señores, vamos a probar la ternera. 
CAPITÁN BORDURA. Está muy buena, ya he acabado. 
MADRE UBÚ. A por las rabadillas, ahora.
CAPITÁN BORDURA. ¡Exquisito, exquisito! Viva la Madre Ubú.
TODOS.Viva la Madre Ubú.
PADRE UBÚ, volviendo. ¡Y pronto vais a gritar viva el Padre Ubú!
Lleva una escoba repugnante en la mano y la arroja en medio del festín.
MADRE UBÚ. Miserable, ¿qué haces? 
PADRE UBÚ. Probad un poco.
Varios la prueban y caen envenenados.

PADRE UBÚ. Madre Ubú, pásame paté de perro para que lo sirva.

MADRE UBÚ. Aquí lo tienes.
PADRE UBÚ. ¡Fuera todos! Capitán Bordura, tengo que hablaros.
LOS DEMÁS. ¡Eh! No hemos comido.
PADRE UBÚ. ¡Cómo que no habéis comido! ¡Fuera todos! Quedáos, Bordura.
Nadie se mueve.
PADRE UBÚ. ¿Aún no os habéis marchado? Por mi velón verde, voy a chafaros con paté de perro.
Comienza a lanzarlo.
TODOS. ¡Oh! ¡Ay! ¡Socorro! ¡Defendámonos! ¡Maldita sea! ¡Muerto estoy!
PADRE UBÚ. Mierdra, mierdra, mierdra. ¡Largo! Qué bien lo hago.
TODOS. ¡Sálvese quien pueda! ¡Miserable Padre Ubú!
¡Traidor y desgraciado gamberro!
PADRE UBÚ. ¡Ah! Por fin se han ido. Respiro, pero he comido muy mal.Venid, Bordura.
Salen junto con la Madre Ubú.


ESCENA IV

PADRE UBÚ, MADRE UBÚ, CAPITÁN BORDURA
PADRE UBÚ.Y bien, capitán, ¿habéis comido bien? 
CAPITÁN BORDURA. Considerablemente, señor, salvo por la mierdra.
PADRE UBÚ. ¡Eh! La mierdra no era mala. 
MADRE UBÚ. Cada uno tiene sus gustos.
PADRE UBÚ. Capitán Bordura, estoy decidido a haceros duque de Lituania.
CAPITÁN BORDURA. ¡Cómo! Os creía bastante pobretón, Padre Ubú.
PADRE UBÚ. Dentro de algunos días, si vos queréis, reinaré en Polonia.
CAPITÁN BORDURA. ¿Vais a matar a Venceslao?
PADRE UBÚ. No es tonto, el tipejo este. Lo ha adivinado. 
CAPITÁN BORDURA. Si se trata de matar a Venceslao contad conmigo. Soy su enemigo mortal, y respondo de mis hombres.
PADRE UBÚ, arrojándose sobre él para abrazarle. ¡Oh!
¡Oh! Os quiero muchísimo, Bordura.
CAPITÁN BORDURA. ¡Eh! Apestáis, Padre Ubú. ¿Acaso no os laváis nunca?
PADRE UBÚ. Rara vez. 
MADRE UBÚ. ¡Jamás!
PADRE UBÚ.Voy a pisarte los callos.
MADRE UBÚ. ¡Bola de mierdra!
PADRE UBÚ. Marchad, Bordura, he acabado ya con vos. Pero, por mi velón verde, juro por la Madre Ubú haceros duque de Lituania.
MADRE UBÚ. Pero...
PADRE UBÚ. Cállate, mi dulce niña...
Salen.



ESCENA V

PADRE UBÚ, MADRE UBÚ, UN MENSAJERO

PADRE UBÚ. Señor, ¿qué queréis? Largaos con viento fresco. Me cansáis.

EL MENSAJERO. Señor, el Rey os llama.
Sale.
PADRE UBÚ. ¡Oh! Mierdra, voto a bríos, por mi velón verde, me han descubierto, me van a decapitar. ¡Ay de mí! ¡Ay de mí!
MADRE UBÚ. ¡Qué hombre más blandengue! Y el tiempo apremia.
PADRE UBÚ. ¡Oh! Tengo una idea: diré que son la
Madre Ubú y Bordura.
MADRE UBÚ. ¡Ah! Grandísimo hijoputa, si haces eso... 
PADRE UBÚ. ¡Eh! Esa es mi intención.
Sale.
MADRE UBÚ, corriendo tras él. ¡Oh! Padre Ubú, Padre
Ubú, te daré botagueña.
Sale.
PADRE UBÚ, entre bastidores. ¡Ah! ¡Mierdra! ¡Tú sí que eres una buena botagueña!

ESCENA VI

El REY VENCESLAO RODEADO POR SUS OFICIALES; BORDURA; LOS HIJOS DEL REY, BOLESLAO, LADISLAO Y BUGRELAO. DESPUÉS, UBÚ

En el palacio del Rey.

PADRE UBÚ, entrando. ¡Oh! ¿Sabéis? Yo no tengo nada que ver.Yo no, yo no. Son la Madre Ubú y Bordura. 
EL REY. ¿Qué te ocurre, Padre Ubú?
BORDURA. Ha bebido demasiado. 
EL REY. Como yo esta mañana.
PADRE UBÚ. Sí, estoy borracho. Es porque he bebido demasiado vino francés.
EL REY. Padre Ubú, pretendo recompensar tus numerosos servicios como capitán de dragones, y te hago conde de Sandomir.
PADRE UBÚ. Oh señor Venceslao. No sé cómo agradecéroslo.
EL REY. No me lo agradezcas, Padre Ubú, y mañana está presente en la gran revista.
PADRE UBÚ. Estaré, pero aceptad, por favor, esta pequeña flauta.
Presenta al Rey una flauta.
EL REY. ¿Qué quieres que haga con una flauta? Se la daré a Bugrelao.
EL JOVEN BUGRELAO. ¡Si será memo este Padre Ubú!
PADRE UBÚ.Y ahora me largo pitando. (Cae al volverse.) ¡Oh! ¡Ay! ¡Socorro! ¡Por mi velón verde, me he roto el intestino y reventado el golondrino!
EL REY, levántandole. Padre Ubú, ¿os habéis hecho daño?
PADRE UBÚ. Sí, desde luego. Y seguramente voy a reventar. ¿Que será de la Madre Ubú?
EL REY. Nos ocuparemos de mantenerla.
PADRE UBÚ. Os sobra bondad. (Sale.) Sí, pero, Rey Venceslao, no por eso dejarás de ser degollado.

ESCENA VII

JIRÓN, PILA, COTIZA, PADRE UBÚ, MADRE UBÚ, CONJURADOS Y SOLDADOS, CAPITÁN BORDURA

En casa de Ubú.


PADRE UBÚ. ¡Eh! Buenos amigos, es el momento preciso de fijar el plan de la conspiración. Que cada uno dé su opinión. Daré primero la mía, si me lo permitís. 

CAPITÁN BORDURA. Hablad, Padre Ubú.
PADRE UBÚ. Pues bien, amigos míos, soy partidario de envenenar sin más al Rey atizándole arsénico en su almuerzo. Cuando quiera pastarlo caera muerto, y de este modo seré rey.
TODOS. ¡Fiu! ¡Vaya con el marrano!
PADRE UBÚ. Y bien, ¿no os gusta esto? Entonces que Bordura diga su parecer.
CAPITÁN BORDURA.Yo soy partidario de sacudirle un sablazo que le raje de la cabeza a la cintura.
TODOS. ¡Sí! He aquí algo noble y valiente.
PADRE UBÚ. ¿Y si os pega patadas? Me acuerdo ahora de que tiene para las revistas unos zapatos de hierro que hacen mucho daño. Si yo supiese, correría a denunciaros para librarme de este cochino asunto, y creo que me daría también algún dinero.
MADRE UBÚ. ¡Oh! El muy traidor, cobarde, malo, y roñoso tipejo.
TODOS. ¡Abuchead al Padre Ubú!
PADRE UBÚ. ¡Ey! Señores, compórtense si no quieren oír lo que me guardo. En fin, consiento en exponerme por vosotros. De modo que, Bordura, tú te encargas de atravesar al Rey.
CAPITÁN BORDURA. ¿No sería mejor arrojarnos sobre él todos a la vez berreando y aullando? De este modo tendríamos la posibilidad de arrastrar a las tropas. 
PADRE UBÚ. Bien, entonces intentaré pisarle, él dará un respingo, y entonces le diré: MIERDRA, y a esta señal os arrojaréis sobre él.
MADRE UBÚ. Sí, y a la que muera tú tomarás el cetro y la corona.
CAPITÁN BORDURA.Y yo correré con mis hombres en persecución de la familia real.
PADRE UBÚ. Sí. Y te recomiendo especialmente al joven Bugrelao.
Salen.
PADRE UBÚ, corriendo tras ellos y haciéndoles volver. Señores, hemos olvidado una ceremonia indispensable. Hay que jurar empeñarse valientemente.
CAPITÁN BORDURA. ¿Y cómo vamos a hacerlo? No tenemos cura.
PADRE UBÚ. La Madre Ubú hará las veces. 
TODOS. Que así sea.
PADRE UBÚ. ¿Entonces, juráis matar bien muerto al Rey?
TODOS. Sí, lo juramos. ¡Viva el Padre Ubú!

FIN DEL PRIMER ACTO





ACTO SEGUNDO



ESCENA I

VENCESLAO, LA REINA ROSAMUNDA, BOLESLAO, LADISLAO Y BUGRELAO

En el palacio del Rey.


EL REY. Señor Bugrelao, habéis estado esta mañana muy impertinente con el Señor Ubú, caballero de mis órdenes y conde de Sandomir. Es por ello que os prohibo aparecer en mi revista.

LA REINA. Sin embargo, Venceslao, no os vendría mal tener a toda vuestra familia para defenderos.
EL REY. Señora, nunca me retracto de lo que digo. Me fatigáis con vuestras monsergas.
EL JOVEN BUGRELAO. Me someto, señor padre mío.
LA REINA. Finalmente, sire, ¿estáis aún decidido a ir a esa revista?
EL REY. ¿Por qué no, señora?
LA REINA. ¿Pero, vuelvo a repetirlo? ¿Acaso no le he visto en sueños golpeándoos con maza y arrojándoos al Vístula, y un águila como la que figura en las armas de Polonia colocándole la corona en la cabeza?
EL REY. ¿A quién?
LA REINA. Al Padre Ubú.
EL REY. ¡Qué locura! El señor de Ubú es un excelente gentilhombre, que se dejaría despellejar vivo por servirme.
LA REINA Y BUGRELAO. Qué error.
EL REY. Callad, joven mequetrefe.Y a vos, señora, para probaros lo poco que temo al señor Ubú, voy a ir a la revista tal como estoy, sin arma y sin espada.
LA REINA. Fatal imprudencia. No volveré a veros vivo. 
EL REY.Venid, Ladislao, venid, Boleslao.
Salen. La Reina y Bugrelao van a la ventana.
LA REINA Y BUGRELAO. Que Dios y el gran San Nicolás os guarden.
LA REINA. Bugrelao, venid conmigo a la capilla para rezar por vuestro padre y vuestros hermanos.

ESCENA II

EJÉRCITO POLACO, EL REY, BOLESLAO, LADISLAO, PADRE UBÚ, CAPITÁN BORDURA Y SUS HOMBRES, JIRÓN, PILA, COTIZA.

En el campo de revistas.

EL REY. Noble Padre Ubú, venid junto a mí con vuestro séquito, para inspeccionar las tropas.
PADRE UBÚ, a los suyos. ¡Atentos! (Al Rey.) Ya vamos, señor.Ya vamos.
Los hombres de Ubú rodean al Rey.
EL REY. ¡Ah! Aquí está el regimiento de guardias a caballo de Dantzig. Qué bellos son, a fe mía.
PADRE UBÚ. ¿Lo creéis? Me parecen miserables. Mirad éste. (Al soldado.) ¿Cuánto hace que no te has lavado, innoble bellaco?
EL REY. Pero este soldado está muy limpio. ¿Qué os ocurre, pues, Padre Ubú?
PADRE UBÚ. ¡Esto!
Le pisa el pie.
EL REY. ¡Miserable!
PADRE UBÚ. MIERDRA. ¡A mí, mis hombres! 
BORDURA. ¡Hurra! ¡Adelante!
Todos golpean al Rey. Un Palotín estalla.
EL REY. ¡Oh! ¡Socorro! Virgen Santa, muerto soy.
BOLESLAO, a Ladislao. ¿Qué es esto? Desenvainemos. 
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Tengo la corona! A por los otros ahora.
CAPITÁN BORDURA. ¡A por los traidores!
Los hijos del Rey huyen.Todos les persiguen.


ESCENA III

LA REINA Y BUGRELAO

LA REINA. Por fin, comienzo a tranquilizarme. 

BUGRELAO. No tenéis motivo alguno para sentir temor.
Un espantoso clamor se deja oír fuera.
BUGRELAO. ¡Ah! ¿Qué veo? Mis dos hermanos perseguidos por el Padre Ubú y sus hombres.
LA REINA. ¡Dios mío! ¡Virgen Santa! ¡Pierden, pierden terreno!
BUGRELAO. Todo el ejército sigue al Padre Ubú. El rey ya no existe. ¡Horror! ¡Socorro!
LA REINA. ¡Mira! ¡Boleslao muerto! Ha recibido un balazo.
BUGRELAO. ¡Eh! (Ladislao se vuelve.) ¡Defiéndete!
¡Hurra, Ladislao!
LA REINA. ¡Oh! Está rodeado.
BUGRELAO. Se acabó todo para él. Bordura acaba de partirlo en dos como a una salchicha.
LA REINA. ¡Ah! ¡Ay de nosotros! Esas furias penetran en palacio. Suben la escalera.
El clamor aumenta.
LA REINA Y BUGRELAO, de rodillas. Dios mío, socórrenos. 
BUGRELAO. ¡Oh! ¡Ese Padre Ubú! El tunante, miserable, si pudiera agarrarle...

ESCENA IV

LOS MISMOS
La puerta está derribada.
El Padre Ubú y los sicarios entran.

PADRE UBÚ. ¡Eh! Bugrelao, ¿qué me quieres hacer? 

BUGRELAO. ¡Vive Dios! ¡Defenderé a mi madre hasta la muerte! El primero que dé un paso es hombre muerto.
PADRE UBÚ. ¡Oh Bordura, tengo miedo! Dejadme ir. 
UN SOLDADO, avanza. ¡Ríndete, Bugrelao!
EL JOVEN BUGRELAO. ¡Toma, gamberro, cóbrate! (Le parte el cráneo.)
LA REINA. ¡Resiste, Bugrelao, resiste!
VARIOS, avanzan. Bugrelao, te perdonaremos la vida. 
BUGRELAO. ¡Tunantes, borrachos, marranos a sueldo!
Con un molinete de su espada produce una matanza.
PADRE UBÚ. ¡Oh! De cualquier manera lograré mi propósito.
BUGRELAO. ¡Ponte a salvo, madre, por la escalera secreta! 
LA REINA. ¿Y tú, hijo mío, y tú?
BUGRELAO. Te sigo.
PADRE UBÚ.Tratad de atrapar a la Reina. ¡Ah! ya se ha ido. En cuanto a ti, miserable...
Se adelanta hacia Bugrelao.
BUGRELAO. ¡Ah! ¡Vive Dios! ¡Esta es mi venganza! (Terrible mandoble que descose la ropa de Ubú a la altura del bajo vientre.) ¡Madre, te sigo!
Desaparece por la escalera secreta.


ESCENA V

EL JOVEN BUGRELAO entra seguido por ROSAMUNDA

Una caverna en las montañas.


BUGRELAO. Aquí estaremos seguros.

LA REINA. Sí, así lo creo. ¡Bugrelao, sosténme!
Cae sobre la nieve.
BUGRELAO. ¡Ah! ¿Qué tienes, madre mía?
LA REINA. Me encuentro muy enferma, créeme. Bugrelao, sólo me quedan dos horas de vida. 
BUGRELAO. ¡Qué! ¿Se habrá apoderado de ti el frío?
LA REINA. ¿Cómo quieres que resista a tantos golpes? El rey degollado, nuestra familia destruida, y tú, representante de la más noble raza que jamás haya llevado espada, forzado a huir a las montañas como un contrabandista.
BUGRELAO. ¡Y por quién, gran Dios! ¿Por quién? ¡Un vulgar Padre Ubú, aventurero salido de no se sabe dónde, crápula vil, vergonzoso vagabundo! Y cuando pienso que mi padre le ha condecorado y hecho conde, y que al día siguiente ese malvado no ha sentido vergüenza de alzar la mano contra él.
LA REINA. ¡Oh, Bugrelao! ¡Cuando me acuerdo de lo felices que éramos antes de la llegada de ese Padre Ubú! ¡Mas ahora, ay, todo ha cambiado!
BUGRELAO. ¿Qué vamos a hacerle? Aguardemos con esperanza y no renunciemos nunca a nuestros derechos. 
LA REINA.Te lo deseo, niño querido, pero, en cuanto a mí, no veré el día feliz.
BUGRELAO. ¡Eh! ¿Qué tienes? Palidece, cae. ¡Socorro!
¡Pero estoy en un desierto! ¡Oh, Dios mío! Su corazón ya no late. ¡Está muerta! ¿Será posible? ¡Una víctima más del Padre Ubú! (Esconde el rostro entre las manos y llora.)
¡Oh, Dios mío! ¡Qué triste es encontrarse solo a los catorce años con una terrible venganza que cumplir!
Cae presa de la más violenta desesperación.
Mientras tanto las almas de Venceslao, de Boleslao, de Ladislao, de Rosamunda entran en la gruta. Sus Antepasados les acompañan y llenan la gruta. El más viejo se acerca a Bugrelao y le despierta suavemente.
BUGRELAO. ¡Eh! ¿Qué veo? Toda mi familia, mis antepasados...¿Por qué prodigio?
LA SOMBRA. Entérate, Bugrelao, de que fui durante mi vida el señor Matías de Konigsberg, primer rey y fundador de la casa. Te encargo cumplir nuestra venganza. (Le da una gran espada.) Y que esta espada que te entrego no repose hasta que haya golpeado de muerte al usurpador.
Todos desaparecen y Bugrelao se queda solo en pleno éxtasis.

ESCENA VI

PADRE UBÚ, MADRE UBÚ, CAPITÁN BORDURA

En el palacio del Rey.


PADRE UBÚ. ¡No, yo no quiero! ¿Queréis arruinarme por esos bordes?

CAPITÁN BORDURA. Pero vamos, Padre Ubú, ¿no veis que el pueblo espera el don del feliz advenimiento? 
MADRE UBÚ. Si no haces repartir carnes y oro serás destronado antes de dos horas.
PADRE UBÚ. ¡Carnes sí! ¡Oro, no! Cargáos tres caballos viejos. Son la mar de buenos para semejantes marranos. 
MADRE UBÚ. ¡Marrano tú! ¿Quién habrá construido un animal de esta calaña?
PADRE UBÚ. Una vez más lo repito. Quiero enriquecerme. No soltaré ni un real.
MADRE UBÚ. Teniendo en las manos todos los tesoros de Polonia...
CAPITÁN BORDURA. Sí, sé que hay en la capilla un inmenso tesoro. Lo repartiremos.
PADRE UBÚ. Miserable, ¡si haces eso...!
CAPITÁN BORDURA. Pero, Padre Ubú, si no repartes algo el pueblo no querrá pagar los impuestos.
PADRE UBÚ. ¿Es verdad eso? 
MADRE UBÚ. ¡Sí, sí!
PADRE UBÚ. ¡Oh! Entonces accedo a todo. Reunid tres millones, coced ciento cincuenta bueyes y corderos. ¡Además yo también tendré mi parte!
Salen.

ESCENA VII

PADRE UBÚ coronado, MADRE UBÚ, CAPITÁN
BORDURA, CRIADOS cargados de carne

El patio del palacio lleno de pueblo.


PUEBLO. ¡Ahí está el Rey! ¡Viva el Rey! ¡Hurra! 

PADRE UBÚ, arrojando oro. Tomad, eso para vosotros. No me divierte nada daros dinero, pero, sabéis, ha sido la Madre Ubú la que ha querido. Al menos prometedme que pagaréis bien los impuestos.
TODOS. ¡Sí! ¡Sí!
CAPITÁN BORDURA. Mirad, Madre Ubú, hasta qué extremos disputan el oro ese. ¡Qué batalla!
MADRE UBÚ. Es realmente horrible. ¡Beurgh! Allí hay uno con el oro.
PADRE UBÚ. ¡Maravilloso espectáculo! Traed más cajas de oro.
CAPITÁN BORDURA. ¿Y si hiciéramos una carrera? 
PADRE UBÚ. Es una buena idea. (Al pueblo.) Amigos míos, esta caja de oro que veis contiene trescientos mil nobles a la rosa de oro en moneda polaca y de buena ley. Que los que quieran correr se pongan en el extremo del patio. Saldréis cuando agite mi pañuelo y el primero en llegar tendrá la caja. En cuanto a los que no ganen tendrán, como consolación, esta otra caja que se les repartirá.
TODOS. ¡Sí! ¡Viva el Padre Ubú! ¡Qué buen rey! No se veían cosas así en tiempos de Venceslao.
PADRE UBÚ, a la Madre Ubú con alegría. ¡Escúchales!
Todo el pueblo va a colocarse al punto de partida, en un extremo del patio.
PADRE UBÚ. ¡Uno, dos, tres! ¿Estáis listos? 
TODOS. ¡Sí, sí!
PADRE UBÚ. ¡Salid!
Salen dando tumbos. Gritos y tumulto.
CAPITÁN BORDURA. ¡Se acercan, se acercan! 
PADRE UBÚ. ¡Eh! El primero pierde terreno. 
MADRE UBÚ. No, ahora vuelve a ganarlo.
CAPITÁN BORDURA. ¡Oh! ¡Pierde, pierde! ¡Ya está! ¡Ha sido el otro!
El que iba segundo llega primero.

TODOS. ¡Viva Miguel Federovitch! ¡Viva Miguel

Federovitch!
MIGUEL FEDEROVITCH. Sire, no sé realmente cómo agradecerle a Vuestra Majestad...
PADRE UBÚ. ¡Oh! Mi querido amigo, no es nada. Lleva la caja a tu casa, Miguel.Y vosotros repartíos esta otra. Coged una moneda cada uno hasta que no queden. 
TODOS. ¡Viva Miguel Federovitch! ¡Viva el Padre Ubú!
PADRE UBÚ. ¡Y vosotros, amigos míos, venid a comer! Os abro las puertas del palacio. ¡Hacedle honor a mi mesa!
PUEBLO. ¡Entremos! ¡Entremos! ¡Viva el Padre Ubú!
¡Es el más noble de los soberanos!
Entran en el palacio. Se oye el ruido de la orgía que se prolonga hasta el día siguiente. Cae el telón.

FIN DEL SEGUNDO ACTO


ACTO TERCERO


ESCENA I
PADRE UBÚ, MADRE UBÚ

En el palacio.



PADRE UBÚ. Por mi velón verde, heme aquí rey de este país, he tenido ya una indigestión y van a traerme mi gran capelina.

MADRE UBÚ. ¿De qué está hecha, Padre Ubú? Porque aunque seamos reyes, debemos ser económicos.
PADRE UBÚ. Mi Señora hembra, es de piel de cordero con un broche y abrazaderas de piel de perro.
MADRE UBÚ. Eso es estupendo, pero aún lo es más el hecho de ser reyes.
PADRE UBÚ. Tienes razón, Madre Ubú.
MADRE UBÚ. Debemos mucho agradecimiento al duque de Lituania.
PADRE UBÚ. ¿A quién?
MADRE UBÚ. ¡Eh! El capitán Bordura.
PADRE UBÚ. Por favor, Madre Ubú, no me hables de ese farsante, ahora que ya no le necesito puede esperar sentado. No tendrá su ducado.
MADRE UBÚ. Estás cometiendo un grave error. Se revolverá contra ti.
PADRE UBÚ. ¡Oh! Qué pena me da el hombrecillo ese. Le tengo tanto miedo!
MADRE UBÚ. ¡Eh! ¿Crees haber acabado con Bugrelao?
PADRE UBÚ. ¿Qué temor podría tenerle a un macaco de catorce años?
MADRE UBÚ. Padre Ubú, presta atención a lo que te digo.Trata de conquistar a Bugrelao merced a tus buenas acciones.
PADRE UBÚ. ¿Aún tengo que dar más dinero? ¡Ah!
¡Pardiez que me habéis hecho derrochar por lo menos veintidós millones.
MADRE UBÚ. Haz lo que te plazca, Padre Ubú. Te socarrarás.
PADRE UBÚ. Pues bien, tú estarás conmigo en la olla. 
MADRE UBÚ. Escucha de una vez. Estoy segura de que el joven Bugrelao acabará triunfando. La razón está de su parte.
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Basura! ¿Acaso la sinrazón no vale tanto como la razón? Ah, me injurias, Madre Ubú, voy a hacerte pedazos.
La Madre Ubú huye perseguida por Ubú.

ESCENA II
PADRE UBÚ, MADRE UBÚ, OFICIALES Y SOLDADOS, JIRÓN, PILA, COTIZA, NOBLES ENCADENADOS, HACENDISTAS, MAGISTRADOS, ESCRIBANOS

En la gran sala del palacio.


PADRE UBÚ. ¡Traed la caja de Nobles, y el garabato de Nobles, y el cuchillo de Nobles, y el libraco de Nobles! Después, haced avanzar a los Nobles.

Empujan brutalmente a los Nobles.
MADRE UBÚ. Por favor, modérate, Padre Ubú.
PADRE UBÚ. Tengo el honor de anunciaros que para enriquecer el reino voy a hacer perecer a todos los Nobles y apoderados de sus bienes.
NOBLES. ¡Horror! ¡Ayudadnos, pueblo y soldados! 
PADRE UBÚ.Traed al primer Noble, y dadme el garabato de Nobles. A los que se condene a muerte los pasaré por la trampa, caerán al subsuelo del Pincha-Puercos y de la Sala-de-la-Calderilla, por donde se les sacara el cerebro. (Al Noble.) ¿Quién eres, macaco?
EL NOBLE. El conde de Vitepsk.
PADRE UBÚ. ¿A cuánto ascienden tus ingresos? EL NOBLE. A tres millones de rixdales.
PADRE UBÚ. ¡Condenado!
Le coge con el garabato y lo arroja a la trampa.
MADRE UBÚ. ¡Qué ferocidad más vil!
PADRE UBÚ. Segundo Noble, ¿quien eres? (El Noble no contesta nada.) ¿Vas a contestarme, macaco mamarracho? 
EL NOBLE. Gran duque de Posen.
PADRE UBÚ. ¡Excelente! ¡Excelente! Ya no necesito más. A la trampa con él. Tercer Noble, ¿quién eres? Tienes una mala cabeza.
EL NOBLE. Duque de Patiolandia, de las ciudades de Riga, de Revel y Mitau.
PADRE UBÚ. ¡Muy bien! ¡Muy bien! ¿No tienes nada más?
EL NOBLE. Nada.
PADRE UBÚ. Entonces a la trampa. Cuarto Noble, ¿quién eres?
EL NOBLE. Príncipe de Podolia.
PADRE UBÚ. ¿Cuáles son tus ingresos? 
EL NOBLE. Estoy arruinado.
PADRE UBÚ. A causa de esa mala palabra, pasa a la trampa. Quinto Noble, ¿quién eres?
EL NOBLE. El margrave de Thorn y palotín de Polock. 
PADRE UBÚ. No es mucho. ¿No tienes nada más?
EL NOBLE. Me bastaba con eso.
PADRE UBÚ. ¡Bueno! Más vale poco que nada. A la trampa. ¿Qué cuchicheas, Madre Ubú?
MADRE UBÚ. Eres demasiado feroz, Padre Ubú.
PADRE UBÚ. ¡Eh! Me enriquezco.Voy a hacerme leer ‘Mi’ lista de ‘Mis’ bienes. Escribano, leedme ‘Mi’ lista de ‘Mis’ bienes.
EL ESCRIBANO. Principado de Podolia, gran ducado de Posen, ducado de Patiolandia, condado de Sandomir, condado de Vitepsk, palotinado de Polock, margraviato de Thorn.
PADRE UBÚ. ¿Y qué más?
EL ESCRIBANO. Eso es todo.
PADRE UBÚ. ¡Cómo! ¡Eso es todo! Entonces perfecto, adelante con los Nobles, y como no acabe de enriquecerme voy a hacer ejecutar a todos los Nobles, y así tendré todos los bienes vacantes. Venga, meted a los Nobles en la trampa. (Apilan a los Nobles en la trampa.) Daos prisa, rápido, ahora quiero hacer leyes. VARIOS.Vamos a verlo.
PADRE UBÚ. Primero voy a reformar la Justicia, después de lo cual procederemos con la Hacienda. 
VARIOS MAGISTRADOS. Nos oponemos a todo cambio. PADRE UBÚ. Mierdra. Para empezar, no se pagará más a los magistrados.
MAGISTRADOS. ¿Y de qué vamos a vivir? Somos pobres.
PADRE UBÚ. Tendréis las multas que pronunciéis, y los bienes de los condenados a muerte.
UN MAGISTRADO. Horror.
OTRO. Infamia. OTRO. Escándalo. OTRO.Vergüenza.
TODOS. Rehusamos juzgar en condiciones semejantes. 
PADRE UBÚ. ¡A la trampa los magistrados!
Se debaten en vano.
MADRE UBÚ. ¡Eh! ¿Qué haces, Padre Ubú? ¿Quién hará justicia ahora?
PADRE UBÚ. ¡Toma! Yo. Verás qué bien va a marchar todo.
MADRE UBÚ. Sí, será un buen tinglado.
PADRE UBÚ. ¡Basta! Cállate, mamoncesto. Ahora, señores, vamos a proceder con la Hacienda.
HACENDISTAS. No hay nada que cambiar.
PADRE UBÚ. Cómo, quiero cambiarlo todo, yo. Primero, quiero para mí la mitad de los impuestos. 
HACENDISTAS. ¡Casi nada!
PADRE UBÚ. Señores, estableceremos un impuesto de un diez por ciento sobre la propiedad, otro sobre el comercio y la industria, y un tercero sobre los casamientos, y un cuarto sobre los fallecimientos, de quince francos cada uno.
PRIMER HACENDISTA. Pero esto es idiota, Padre Ubú. SEGUNDO HACENDISTA. Es absurdo.
TERCER HACENDISTA. No tiene pies ni cabeza.
PADRE UBÚ. ¡Os burláis de mi! ¡A la trampa con ellos!
Enhornan a los hacendistas.

MADRE UBÚ. Pero bueno, Padre Ubú, ¿qué clase de rey eres? Acabas con todo el mundo.

PADRE UBÚ. ¡Eh! ¡Mierdra!
MADRE UBÚ. No más Justicia, no más Hacienda. 
PADRE UBÚ. No temas nada, mi dulce niña.Yo mismo iré de pueblo en pueblo a cobrar los impuestos.


ESCENA III

CAMPESINOS
Una casa de labranza en los alrededores de Varsovia.
Varios campesinos están reunidos.

UN CAMPESINO, entrando. Sabed la gran noticia. El rey ha muerto, los duques también, y el joven Bugrelao ha huido con su madre a la montañas. Además el Padre Ubú se ha apoderado del trono.
OTRO.Yo sé mucho más.Vengo de Cracovia donde he visto llevarse los cuerpos de más de trescientos nobles y de quinientos magistrados a los que han matado, y parece ser que van a doblar los impuestos y que el Padre Ubú vendrá a recaudarlos en persona.
TODOS. ¡Gran Dios! ¿Qué va a ser de nosotros? El Padre Ubú es un horrible puerco y su familia dicen que es abominable.
UN CAMPESINO. Pero oíd. ¿No se diría que llaman a la puerta?
UNA VOZ, desde fuera. ¡Cuernopanza! ¡Abrid, por mi mierdra, por San Juan, San Pedro y San Nicolás! Abrid, sable de finanzas, cuernofinanza, vengo a buscar los impuestos.
Derriban la puerta. Ubú entra seguido de una legión de usureros.

ESCENA IV


PADRE UBÚ. ¿Quién de vosotros es el más viejo? (Un campesino se acerca.) ¿Cómo te llamas?
EL CAMPESINO. Stanislao Leczinski.
PADRE UBÚ. Pues bien, cuernopanza, escúchame bien, si no estos señores te cortarán las onejas*. ¿Pero vas a escucharme al fin?
STANISLAO. Pero si Vuestra Excelencia aún no ha dicho nada.
PADRE UBÚ.Vamos, hace una hora que estoy hablando.
¿Crees que vengo aquí para predicar en el desierto? 
STANISLAO. Lejos de mí esa idea.
PADRE UBÚ.Vengo pues a decirte, a ordenarte y a notificarte que debes producir y exhibir con prontitud tu finanza, si no serás degollado. Vamos monseñores, los cabrotinos de finanzas, vehiculead aquí el vehiculín de phinanzas.

* Sobre la deformación de “orejas” por “onejas”, el Padre Ubú, en el Almanach Illustré du Père Ubu (1901), afirma lo siguiente:“Los torpes que quieren cambiar la ortografía no saben y yo sí sé.Trastocan la estructura de las palabras y, so pretexto de simplificación, las desfiguran. Yo las perfecciono y las embellezco a mi imagen y semejanza. Escribo phinanza y oneja porque pronuncio phinanza y oneja y sobre todo, para mostrar que se trata de phinanza y oneja especiales, personales en cantidad y cualidades tales que nadie las tiene, salvo yo.”



Traen el vehiculín.


STANISLAO. Sire, en el registro estamos inscritos nada más que por cincuenta y dos rixdales que ya hemos pagado, seis semanas hará para San Mateo.

PADRE UBÚ. Es muy posible, pero he cambiado el gobierno y he hecho imprimir en el periódico que se pagarán dos veces todos los impuestos, y tres veces los que podrán ser designados ulteriormente. Con este sistema en seguida habré hecho fortuna. Entonces mataré a todo el mundo y me iré.
CAMPESINOS. Señor Ubú, por favor, tened piedad de nosotros. Somos unos pobres ciudadanos.
PADRE UBÚ. Me importa un comino. Pagad.
CAMPESINOS. No podemos. Hemos pagado.
PADRE UBÚ. ¡Pagad, u os met’en mi talega con suplicio y decapitación del cuello y de la cabeza! Cuernopanza, creo que soy el Rey.
TODOS. ¡Ah! ¿Con que con esas? ¡A las armas! ¡Viva Bugrelao, por la gracia de Dios, Rey de Polonia y Lituania!
PADRE UBÚ. Adelante señores de Phinanzas. Cumplid vuestro deber. Se entabla una lucha. La casa queda destruida y el viejo Stanislao huye solo a través de la llanura. Ubú se queda recogiendo el botín.

ESCENA V

BORDURA encadenado, PADRE UBÚ

En una casamata de las fortificaciones de Thorn.



PADRE UBÚ. ¡Ah! Ciudadano, mira lo que ha sucedido. Has querido que te pague lo que te debía; entonces te has sublevado porque no he querido, y hete aquí enjaulado. Cuernofinanza, está muy bien hecho, yo la he jugado tan bien que debes encontrarte a tu gusto. 

BORDURA.Ten cuidado, Padre Ubú. Desde hace cinco días, desde que sois rey, habéis cometido más asesinatos que los que haría falta para condenar a los santos del Paraíso. La sangre del rey y de los nobles clama venganza y sus gritos serán escuchados.
PADRE UBÚ. ¡Eh! Mi bello amigo, tenéis muy bien puesta la lengua. No dudo que si escapárais podrían aparecer complicaciones, pero no ha que las casamatas de Thorn hayan soltado jamás a ninguno de los fornidos muchachos que se les han confiado. Es por ello que, muy buenas noches, y os invito a dormir a dos onejas, pese a que las ratas dancen una bellísima zarabanda.
Sale. Los Criados vienen a echar el cerrojo a todas las puertas.



ESCENA VI

EL EMPERADOR ALEXIS Y SU CORTE, BORDURA.

En el palacio de Moscú.


EL ZAR ALEXIS. ¿Sois vos, infame aventurero, quien habéis cooperado en la muerte de nuestro primo Venceslao?

BORDURA. Sire, perdonadme, he sido arrastrado a mi pesar por el Padre Ubú.
ALEXIS. ¡Ah! ¡Horrible embustero! Pero en fin, ¿qué deseáis?
BORDURA. El Padre Ubú me ha hecho encarcelar bajo pretexto de conspiración. He conseguido escapar y he corrido cinco días y cinco noches, a caballo, por las estepas, para venir a implorar vuestra atenta misericordia. 
ALEXIS. ¿Qué me traes como prueba de tu sumisión? 
BORDURA. Mi espada de aventurero y un plano detallado de la ciudad de Thorn.
ALEXIS. Acepto la espada, pero, por San Jorge, quemad ese plano. No quiero deber mi victoria a una traición. 
BORDURA. Uno de los hijos de Venceslao, el joven Bugrelao, está vivo aún. Haré lo posible por restablecerle. 
ALEXIS. ¿Qué grado tenías en el ejército polaco? 
BORDURA. Mandaba el 5° regimiento de dragones deVilna y una compañía franca al servicio del Padre Ubú.
ALEXIS. Está bien. Te nombro lugarteniente del 10° regimiento de cosacos, y pobre de ti si me traicionas. Si luchas bien serás recompensado.
BORDURA. No es valor lo que me falta, Sire. 
ALEXIS. Está bien. Desaparece de mi presencia.
Sale.

ESCENA VII

PADRE UBÚ, MADRE UBÚ, CONSEJEROS DE
PHINANZAS.

En la sala de Concejos de Ubú.



PADRE UBÚ. Señores, se abre la sesión y procurad escuchar bien y manteneos tranquilos. Primero vamos a dedicarnos al capítulo de phinanzas. Después hablaremos de un sistemita que he ideado con el fin de traer buen tiempo y de conjurar la lluvia.

UN CONSEJERO. Estupendo, señor Ubú. 
MADRE UBÚ. Qué hombre más tonto.
PADRE UBÚ. Señora de mi mierdra, tened cuidado puesto que no voy a soportar vuestras tonterías. Os decía pues, señores, que las phinanzas van pasablemente. Un considerable número de perros rastreros se extiende cada mañana por las calles, y los muy marranos hacen maravillas. Por doquier se ven tan sólo casas
quemadas y gentes aplastadas bajo el peso de nuestras phinanzas.
EL CONSEJERO. ¿Y los nuevos impuestos, señor Ubú, van bien?
MADRE UBÚ. En lo más mínimo. El impuesto sobre los casamientos ha producido tan sólo reales y eso que el Padre Ubú persigue a las gentes por todas partes para forzarlas a casarse.
PADRE UBÚ. Sable de finanzas, cuerno de mi panza, señora financiera, tengo onejas para hablar, y vos una boca para oírme. (Carcajadas.) ¡No es eso! ¡Me hacéis equivocar y sois la causa de que haga el burro ¡Pero, cuerno de Ubú! (Entra un mensajero.) Venga, a ver, ¿qué le pasa a éste? Lárgate, cochino, o te enchirono, con decapitación y torsión de las piernas.
MADRE UBÚ. ¡Ah! Ya se ha marchado, pero hay una carta.
PADRE UBÚ. Léela. Me parece que pierdo el espíritu o que no sé leer. Date prisa, tía borde. Debe ser Bordura. 
MADRE UBÚ. Exactamente. Dice que el zar le ha recibido muy bien, que va a invadir tus estados para restaurar a Bugrelao, y que a ti van a matarte.
PADRE UBÚ. ¡Oh! ¡Oh! ¡Tengo miedo! ¡Ah! Creo que voy a morir. Qué desgraciado soy. ¿Qué será de mí, Gran Dios? Ese malvado va a matarme. San Antonio y todos los santos, protegedme. Os daré phinanzas y quemaré cirios en vuestro honor. ¿Señor, qué va a ser de mí?

Llora y solloza.

MADRE UBÚ. Sólo queda un partido que tomar, Padre Ubú.
PADRE UBÚ. ¿Cuál, amor mío? 
MADRE UBÚ. ¡La guerra!
TODOS. ¡Vive Dios! ¡Eso es lo más noble! 
PADRE UBÚ. Sí, y volveré a recibir golpes.
PRIMER CONSEJERO. Corramos, corramos a organizar el ejército.
SEGUNDO.Y a reunir los víveres.
TERCERO.Y a preparar la artillería y las fortalezas. 
CUARTO.Y a tomar dinero para las tropas.
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡No! ¡Ni hablar! Te voy a matar, a ti. No quiero dar dinero. ¡Mira qué ocurrencias! Me pagaban por hacer la guerra, y ahora hay que hacerla a mis expensas. No, por mi velón verde, hagamos la guerra ya que estáis enfurecidos, pero no soltemos ni un real. 
TODOS. ¡Viva la guerra!

ESCENA VIII


En los alrededores de Varsovia.


SOLDADOS Y PALOTINES. ¡Viva Polonia! ¡Viva el Padre

Ubú!
PADRE UBÚ. ¡Ah! Madre Ubú, dame mi coraza y mi pedacito de madera. Pronto voy a estar tan cargado que no lograría andar ni aunque me persiguieran.
MADRE UBÚ. Buff, el muy cobarde.
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Mira el sable de mierdra que escapa y el garabato de finanzas que ya no aguanta!!! Nunca acabaré, y los rusos avanzan y van a matarme. 
UN SOLDADO. Señor Ubú, he aquí la tijera de cortar onejas que se cae.
PADRE UBÚ.¡Mira que ti voy a mata’ entero con el garabato de mierdra y el cuchillo de rostro!
MADRE UBÚ. Qué guapo está con su casco y su coraza. Se diría una calabaza armada.
PADRE UBÚ. ¡Ah! Ahora voy a montar a caballo. Tráiganme, señores, el caballo de finanzas.
MADRE UBÚ. Padre Ubú, tu caballo no podrá llevarte. No ha comido nada desde hace cinco días y está medio muerto.
PADRE UBÚ. ¡Esta sí que es buena! Me hacen pagar doce reales al día por el rocín este, y no puede llevarme. Os burláis de mí, cuerno de Ubú, ¿o me robáis? (La Madre Ubú enrojece y baja los ojos.) Entonces que me traigan otro animal, pero no iré a pie, cuernopanza!
Traen un enorme caballo.
PADRE UBÚ.Voy a montar encima. ¡Oh! Mejor sentado, ya que voy a caerme. (El caballo parte.) ¡Ah! ¡Detened a mi bestia! ¡Gran Dios, voy a caer y morirme!!!
MADRE UBÚ. Es realmente imbécil. ¡Ah! Ya está en pie otra vez. Pero ha caido al suelo.
PADRE UBÚ. ¡Cuerno físico, estoy medio muerto! Pero es igual, parto a la guerra y mataré a todo el mundo. Ay del que no obedezca. Me os meto en la talega con torsión de nariz y dientes, y extracción de la lengua. 
MADRE UBÚ. Buena suerte, señor Ubú.
PADRE UBÚ. Olvidaba decirte que te confío la regencia. Pero llevo encima el libro de finanzas. Peor para ti si me robas. Te dejo para ayudar al palotín Girón. Adiós, Madre Ubú.
MADRE UBÚ. Adiós, Padre Ubú. Mata bien al zar. 
PADRE UBÚ. Sin duda. Torsión de la nariz y de los dientes, extracción de la lengua, y penetración del trocito de madera en las onejas.
El ejército se aleja al compás de las fanfarrias.
MADRE UBÚ, sola. Ahora que ese pelele gordinflón se ha marchado, intentemos hacer nuestro negocio, matar a Bugrelao, y apoderarnos del tesoro.

FIN DEL TERCER ACTO





ACTO CUARTO


ESCENA I


En la cripta de los antiguos reyes de Polonia en la catedral de Varsovia.


MADRE UBÚ. ¿Dónde está pues este tesoro? Ninguna losa suena a hueco. Sin embargo he contado trece piedras a partir de la tumba de Ladislao el grande, a lo largo de la pared, y no hay nada. Tienen que haberme engañado. Pero mira: aquí la piedra suena a hueco. Al tajo, Madre Ubú. Valor. Arranquemos esta piedra. Aguántala bien. Tomemos la punta de este garabato de finanzas que aún hará su papel. ¡Ya está! He aquí el oro, entre las osamentas de los reyes. ¡Hala, hala, todo a la talega! ¡Eh! ¿Qué ruido es ese? ¿Habrá aún, en estas viejas bóvedas, gentes vivas? No. No es nada. Démonos prisa. Cojamos todo. Este dinero estará mejor a la luz del día que en medio de tumbas de antiguos príncipes.

Volvamos a poner la piedra. ¿Qué es esto? Siempre ese ruido. La estancia en estos parajes me causa un extraño pavor. Tomaré el resto del oro en otra ocasión. Volveré mañana.
UNA VOZ, saliendo de la tumba de Juan Segismundo.
¡Jamás, Madre Ubú!
La Madre Ubú huye enloquecida por la puerta secreta, llevándose el oro robado.



ESCENA II

BUGRELAO Y SUS PARTIDARIOS, PUEBLO Y SOLDADOS.

En la plaza de Varsovia.


BUGRELAO. ¡Adelante, amigos míos! ¡Viva Venceslao y Polonia! El bribón del Padre Ubú se ha marchado. Queda sólo la bruja de la Madre Ubú con su Palotín. Me ofrezco para ir en cabeza y restablecer la raza de mis padres.
TODOS. ¡Viva Bugrelao!
BUGRELAO. Y suprimiremos todos los impuestos establecidos por el horrible Padre Ubú.
TODOS. ¡Hurra! ¡Adelante! Corramos a palacio y aniquilemos esa ralea.
BUGRELAO. ¡Eh! ¡Mirad a la Madre Ubú que sale con sus guardias por la escalinata!
MADRE UBÚ. ¿Qué queréis señores? ¡Ah! Es Bugrelao.
La muchedumbre tira piedras.
PRIMER GUARDIA. Todos los cristales están rotos. 
SEGUNDO GUARDIA. Por San Jorge, han acabado conmigo. TERCER GUARDIA. Diantre, muerto estoy.
BUGRELAO. Tirad piedras, amigos míos. 
EL PALOTÍN JIRÓN. ¡Hon! ¡Así sea!
Desenvaina y se precipita sobre la multitud, produciendo una espantosa carnicería.
BUGRELAO. ¡Tú y yo, ahora! Defiéndete, cobarde tipejo.
Se baten.
JIRÓN. ¡Muerto estoy!
BUGRELAO. ¡Victoria, amigos míos! ¡A por la Madre Ubú!
Se oyen trompetas.
BUGRELAO. ¡Ah! Allí llegan los Nobles. ¡Corramos!
¡Agarremos a la malvada arpía!
TODOS. ¡En espera de estrangualar al viejo bandido!
La Madre Ubú escapa perseguida por todos los polacos. Disparos de fusil y lluvia de piedras.


ESCENA III

El ejército polaco en marcha por Ucrania.

PADRE UBÚ. ¡Cuernodios, patacristo, cabeza de mula! Vamos a perecer puesto que morimos de sed y estamos cansados. Sire soldado, tened la amabilidad de llevar nuestro casco de phinanzas, y vos, Sire lancero, encargaos de la tijera de mierdra y del bastón de física, para aliviar nuestra persona, ya que, lo repito, estamos cansados.
Los soldados obedecen.
PILA. ¡Hon, Segñor! Es sorprendente que los rusos no aparezcan.
PADRE UBÚ. Es lamentable que el estado de nuestras phinanzas no nos permita tener un coche que esté a nuestra altura. Ya que, por temor a demoler nuestra montura, hemos hecho todo el camino a pie, arrastrando nuestro caballo por la brida. Pero cuando estemos de vuelta en Polonia, inventaremos por medio de nuestros conocimientos en física, y ayudados por las luces de nuestros consejeros, un coche a viento para transportar a todo el ejército.
COTIZA. ¡He aquí a Nicolás Rensky que llega precipitadamente!
PADRE UBÚ. ¿Y qué le pasa al chico ese?
RENSKY. Todo está perdido. Sire, los polacos se han sublevado. Han matado a Jirón, y la Madre Ubú ha huido a las montañas.
PADRE UBÚ. ¡Pájaro de noche, alimaña de mal agüero, búho con antiparras! ¿De dónde has sacado esas majaderías? ¡Con el cuento a otro! ¿Y quién ha hecho eso? Apuesto a que Bugrelao. ¿De dónde vienes?
RENSKY. De Varsovia, noble Señor.
PADRE UBÚ. Hijo de mi mierdra, si te creyera haría volver grupas a todo el ejército. Pero señor hijo, llevas sobre los hombros más plumas que sesos, y has soñado tonterías.Ve a la avanzadilla, hijo mío. Los rusos no están lejos, y pronto tendremos que dar estocadas con nuestras armas, tanto de mierdra como de phinanzas y de física. EL GENERAL LASKY. Padre Ubú, ¿no veis a los rusos en la llanura?
PADRE UBÚ. ¡Es cierto! ¡Los rusos! Estoy apañao. Si por lo menos hubiera un medio de marcharse, pero nada, estamos sobre un otero y nos veremos presa de todos los golpes.
EL EJÉRCITO. ¡Los rusos! ¡El enemigo!
PADRE UBÚ.Vamos señores, tomemos medidas para la batalla. Nos vamos a quedar en la colina y no cometeremos la tontería de bajar. Me mantendré en el medio como una ciudadela viviente, y vosotros gravitaréis a mi alrededor. Debo recomendaros que pongáis en los fusiles tantas balas como quepan, ya que ochobalas pueden matar a ocho rusos y son otros tantos que no se me vendrán encima. Situaremos a los infantes a pie de colina para recibir a los rusos y matarlos un poco, la caballería detrás para lanzársela en la confusión, y la artillería alrededor del molino de viento aquí presente para disparar en el montón. En cuanto a nosotros, nos situaremos en el molino de viento y dispararemos con la pistola de phinanzas por la ventana. A través de la puerta colocaremos el bastón de física, y si alguno intenta penetrar, que se guarde del garabato de mierdra. 
OFICIALES.Vuestras órdenes, Sire Ubú, serán ejecutadas. 
PADRE UBÚ. ¡Ah! Esto va bien. Seremos los vencedores. ¿Qué hora es?
EL GENERAL LASKY. Las once de la mañana.
PADRE UBÚ. Entonces vamos a comer, ya que los rusos no atacarán antes del mediodía. Decid a los soldados, Señor General, que cumplan sus tareas y que entonen la Canción de Phinanzas.
Lasky se va.
SOLDADOS Y PALOTINES. ¡Viva el Padre Ubú, nuestro gran Financiero! ¡Ting, ting, ting; ting, ting, ting, ting, ting, tating!
PADRE UBÚ. Oh, adoro a estos bravos muchachos. (Cae una bala rusa de cañón y rompe el ala del molino.) ¡Ah! Tengo miedo. ¡Sire Dios, muerto soy! Sin embargo no, no tengo nada.


ESCENA IV

LOS MISMOS, UN CAPITÁN,
luego EL EJÉRCITO RUSO.

UN CAPITÁN, llegando. Sire Ubú, los rusos atacan. 

PADRE UBÚ. Bueno, ¿y qué más quieres que haga? Yo no se lo he  ordenado. Sin embargo, Señores de Finanzas, preparémonos para el combate.
EL GENERAL LASKY. Una segunda bala.
PADRE UBÚ. ¡Ah! Ya no aguanto más. Aquí llueve plomo y hierro, podríamos dañar nuestra preciosa persona. Bajemos.
Todos bajan a paso de carrera. La batalla acaba de entablarse. Desaparecen en los torrentes de humo, al pie de la colina.
UN RUSO, golpeando. ¡Por Dios y por el Zar! 
RENSKY. ¡Ah! ¡Muerto soy!
PADRE UBÚ. ¡Adelante! ¡Eh, tú, como te atrape...!
¿Sabes que me has hecho daño, borrachín, con ese fusil que no sabe disparar?
EL RUSO. ¡Ah! Compruébalo.
Le dispara una bala de revólver
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Oh! Estoy herido, estoy agujereado, estoy perforado, estoy administrado, estoy enterrado.
¡Pero a pesar de todo! ¡Ah! ¡Ya lo tengo! (Lo desgarra.)
¡Toma! ¿Volverás a hacerlo ahora?
EL GENERAL LASKY. ¡Adelante! Empujemos con fuerza. Atravesemos el foso. La victoria es nuestra.
PADRE UBÚ. ¿Tú crees? Hasta ahora siento en mi frente más chichones que laureles.
JINETES RUSOS. ¡Hurra! ¡Paso al Zar!

El Zar llega, acompañado por Bordura disfrazado.


UN POLACO. ¡Ah! ¡Señor! ¡Sálvese quien pueda! ¡Aquí está el Zar!

OTRO. ¡Oh! ¡Dios mío! Atraviesa el foso.
OTRO. ¡Pif. ¡Paf! Ya van cuatro destrozados por ese grandísimo borde de lugarteniente.
BORDURA. ¡Ah! ¡Aún seguís vosotros! ¡Toma, Juan Sobieski! ¡Aquí tienes lo tuyo! (Acaba con él.) ¡Ahora a por los otros!
Organiza una carniceria de polacos.
PADRE UBÚ. ¡Adelante, amigos míos! ¡Agarrad a ese bellaco! Hagamos compota de moscovitas. La victoria es nuestra. ¡Viva el Águila Roja!
TODOS. ¡Adelante! ¡Hurra! ¡Patacristo! Agarrad al gran borde.
BORDURA. Por San Jorge, he caído.
PADRE UBÚ, reconociéndole. ¡Ah! ¡Eres tú, Bordura! ¡Ah! Amigo mío. Estamos muy contentos, al igual que toda la compañía, de volver a encontrarte. Voy a cocerte a fuego lento. Señores de armas, encended el fuego. ¡Oh!¡Ah! ¡Oh! Muerto soy. Por lo menos he recibido un cañonazo. ¡Ah! Dios mío, perdona mis pecados. Sí, se trata de un cañonazo.
BORDURA. Es un pistoletazo de arma cargada con pólvora.
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Todavía te burlas de mí! ¡Al pozo!
Se arrastra hasta él y lo destroza.
EL GENERAL LASKY. Padre Ubú, avanzamos por todos lados.
PADRE UBÚ.Ya lo veo. No puedo más. Estoy acribillado de patadas. Quisiera sentarme en el suelo. ¡Oh! Mi botella.
EL GENERAL LASKY. Id a coger la del Zar, Padre Ubú. 
PADRE UBÚ. ¡Eh! Esa intención tengo. ¡Vamos! Sable de mierdra haz tu oficio, y tú, garabato de finanzas, no te quedes atrás. ¡Que el bastón de física trabaje con generosa emulación y comparta con el pedacito de madera el honor de degollar, horadar y explotar al Emperador! ¡Adelante, Señor Caballo de Phinanzas!
Se lanza contra el Zar.
UN OFICIAL RUSO. ¡En guardia, Majestad!
PADRE UBÚ. ¡Toma tú! ¡Ay! Pero vamos. ¡Ah! Señor, perdón. Déjame en paz. ¡Oh! ¡Pero si no lo he hecho a propósito!
Huye. El Zar le persigue.
PADRE UBÚ. Virgen Santa, la furia ésta me persigue.
¿Qué he hecho? ¡Dios mío! ¡Ah! Bueno. Queda aún un foso, y hay que volver a pasar. ¡Ah! Lo siento detrás mío, y al foso delante. ¡Valor, cerremos los ojos!
Salta el foso. El Zar cae.

EL ZAR. ¡Bueno, ya estoy dentro! 

POLACOS. ¡Hurra! ¡El Zar ha caído!
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Apenas si me atrevo a mirar! Dicen que ha caído. Perfecto; pues que le den en la cresta.
¡Vamos, mis buenos polacos! Tiene gruesos los lomos el miserable. ¡No, yo no me atrevo a mirar! Y, sin embargo, mis predicciones se han cumplido por completo. El bastón de física ha hecho maravillas. Le hubiese matado bien muerto si un inexplicable terror no hubiera venido a combatir y a anular en nosostros el empuje de nuestro ánimo. Pero nosostros vimos forzados repentinamente a enseñarle la espalda. Debemos nuestra salvación a nuestra habilidad como jinete así como a la solidez de los corvejones de nuestro caballo de phinanzas, cuyo galope sólo es igual a su genio, y cuya ligereza le ha dado celebridad.Y también a la profundidad del foso que tan oportunamente se abrió a los pies del enemigo de nos, el aquí presente Maestro de Phinanzas... Bello es lo que estoy diciendo, pero nadie me escucha. ¿Eh? ¿Qué veo? ¡Parece que volvemos a empezar!
Los dragones rusos se lanzan a la carga y liberan al Zar.

EL GENERAL LASKY. Esta vez, es la desbandada.

PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡He aquí la ocasión de darle a los pies! Pues entonces, señores polacos, ¡adelante! ¡O mejor dicho, atrás!
POLACOS. ¡Sálvese quien pueda!
PADRE UBÚ. ¡Vamos! En marcha. Qué cantidad de gente, qué huida, qué multitud. ¿Cómo librarme de este atolladero? (Lo empujan.) ¡Ah! Ten cuidado, o vas a experimentar el inmenso valor  del Maestro de Phinanzas. ¡Bah, ni me ha escuchado. Huyamos y rápido, aprovechando que Lasky no nos ve.
Sale. Luego se ve pasar al Zar y al ejército ruso persiguiendo a los polacos.



ESCENA V

PADRE UBÚ, PILA, COTIZA.

En una caverna en Lituania. Nieva.


PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Qué asco de tiempo! Hace un frío que parte las piedras. La persona del Maestro de Phinanzas se halla considerablemente molesta.

PILA. ¡Hon, Segñor Ubú! ¿Estáis ya repuesto de vuestro terror y de los afanes de la fuga?
PADRE UBÚ. Del miedo sí, desde luego. Pero todavía nos queda la fuga.
COTIZA, aparte. ¡Valiente puerco!
PADRE UBÚ. Oiga, Sire Cotiza, ¿cómo va vuestra oneja?
COTIZA. Todo lo bien que puede ir, Segñor, siguiendo bastante mal. A consegcuencia de queg, el plomo me la tiene inclinada hacia tierra y no he podido todavía extraer la bala.
PADRE UBÚ. ¡Me parece bien, te lo mereces! Así aprenderás a no querer siempre a quien golpea a los demás. Aprende de mí. He desplegado el más osado valor, y sin exponerme he aniquilado cuatro enemigos con mi propia mano, sin contar a todos los que ya estaban muertos y que hemos rematado.
COTIZA. ¿Sabéis, Pila, lo que ha sido del pequeño Rensky?
PILA. Ha recibido una bala en la cabeza.
PADRE UBÚ. De modo que la amapola y el cardillo, en la flor de la vida, son segados por la despiadada hoz del despiadado segador que siega despiadadamente su pobre jeta. Del mismo, digo, al joven Rensky le tocó el papel de amapola. Se ha batido bastante bien. Pero los rusos eran demasiados.
PILA Y COTIZA. ¡Hon, Segñor! UN ECO. ¡Hhrron!
PILA. ¿Qué es eso? Abramos bien los lismáticos.
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡No! ¡Mil demonios! ¡Apuesto a que vuelven a ser los rusos! ¡Ya no aguanto más! Y además es bien sencillo. Si me atrapan, lus met’a todos en mi talega.

ESCENA VI
LOS MISMOS.

Entra un oso.


COTIZA. ¡Hon, Segñor de Phinanzas!

PADRE UBÚ. ¡Mira! Fíjate en el chucho. A fe mía que es simpático.
PILA. ¡Tened cuidado! ¡Ah! ¡Qué enorme oso! ¡Mis cartuchos!
PADRE UBÚ. ¡Un oso! ¡Ah! ¡Bestia atroz! ¡Oh, pobre hombre, heme aquí devorado! Que Dios me proteja.Y viene hacia mí. No, es a Cotiza al que agarra. Respiro tranquilo.
El oso se lanza sobre Cotiza. Pila lo ataca a cuchilladas. Ubú se refugia encima de una roca.
COTIZA. ¡A mí, Pila! ¡Socorro, Segñor Ubú!
PADRE UBÚ. ¡Ni hablar! ¡Espabílate, amigo mío! De momento recemos el Pater Noster. Cada uno su turno para ser comido.
PILA.Ya es mío. Lo tengo.
COTIZA. Aguanta, amigo. Empieza a soltarme. 
PADRE UBÚ. Sanctificetur nomen tuum.
COTIZA. ¡Cobarde, fantoche!
PILA. ¡Ah! ¡Me muerde! Oh Señor, salvadnos, muerto soy.
PADRE UBÚ. ¡Fiat voluntas tua!
COTIZA. ¡Ah! He conseguido herirlo. 
PILA. ¡Hurra! Se está desangrando.
Entre los gritos de los Palotines, el oso brama de dolor y Ubú continúa musitando.
COTIZA. Sujétalo bien, mientras busco mi puñetazo explosivo.
PADRE UBÚ. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie.
PILA. ¿Lo tienes por fin? Ya no puedo más.
PADRE UBÚ. Sicut et nos dimittimus debitoribus nostris.
Retumba una explosión y el oso cae muerto.
PILA Y COTIZA. ¡Victoria!
PADRE UBÚ. Sed libera nos a malo. Amén. Pero bueno, ¿seguro que está muerto del todo? ¿Puedo bajar de la roca?
PILA, con desprecio. Cuando lo deseéis.
PADRE UBÚ, bajando. Podéis vanagloriaros, pero si estáis todavía vivos y pisoteáis aún la nieve de Lituania, lo debéis a la virtud magnética del Maestro de Phinanzas, que se ha afanado, deslomado y desgañitado en suministrar patrenuestros por vuestra salvación, y que ha manipulado con tanto valor la espada espiritual de la oración, como vosotros habéis manipulado la espada temporal del aquí presente Cotiza puñetazo explosivo. Incluso hemos llevado aún más lejos nuestro sacrificio ya que no hemos dudado en subir a una peña considerablemente alta para que nuestras oraciones no tuvieran tanto trecho hasta llegar al Cielo.
PILA. ¡Enervante borrico!
PADRE UBÚ. He aquí a un animal de bellota. Gracias a mí tenéis con qué cenar. ¡Qué panzada, señores! Los griegos se hubieran sentado en él más a gusto que en el caballo de madera, y poco ha faltado, queridos amigos, para que no hayamos podido verificar con nuestros propios ojos su prodigiosa capacidad.
PILA. Me muero de hambre. ¿Qué comer? 
COTIZA. ¡El oso!
PADRE UBÚ. ¡Eh! Desgraciados, ¿vais a comerlo crudo? No tenemos nada para encender fuego.
PILA. ¿No tenemos acaso las piedras del fusil?
PADRE UBÚ.Toma, es verdad.Y además, me parece que veo no lejos de aquí un bosquecillo en el que debe haber ramas secas.Ve a cargar algunas, Sire Cotiza.
Cotiza se aleja a través de la nieve.
PILA.Y ahora, Sire Ubú, id a despedazar el oso.
PADRE UBÚ. ¡Oh no! Puede que no esté muerto. Puesto que tú estás a medio comer y mordido por todas partes, eres el más indicado. Voy a encender el fuego en espera de que Cotiza traiga leña.
Pila comienza a despedazar el oso.

PADRE UBÚ. ¡Oh! ¡Cuidado! Se ha movido. 

PILA. Pero, Sire Ubú, si está absolutamente frío.
PADRE UBÚ. Es una lástima. Hubiera valido más comerlo caliente. Esto va a causar una indigestión al Maestro de Phinanzas.
PILA, aparte. Es indignante. (En voz alta.) ¡Ayudadnos un poco, Señor Ubú! no puedo hacer todo el trabajo. 
PADRE UBÚ. ¡No, yo no quiero hacer nada! ¡Estoy cansado!
COTIZA, regresando. Qué nevada, amigos míos. Se diría que estamos en Castilla o en el Polo Norte. La noche está empezando aquí. Dentro de una hora estará todo oscuro. Apresurémonos si queremos acabar antes. 
PADRE UBÚ. Sí, ¿oyes, Pila? ¡Apresuráos los dos!
¡Ensartad al animal, asadlo, yo tengo hambre!
PILA. ¡Ah! ¡Ya es demasiado! Habrá que trabajar o si no no te tocará nada, ¿oyes glotón?
PADRE UBÚ. ¡Ah! Me da lo mismo. Me gusta también la comida cruda. Sois vosotros los que no tenéis más remedio que hacerlo. Además tengo sueño, yo. 
COTIZA. ¿Qué te parece, Pila? Hagamos la comida solos. No le damos nada. Eso es todo. O quizás podrían dársele los huesos.
PILA. Está bien. Mira, ya ha prendido el fuego.
PADRE UBÚ. ¡Oh! Esto está bien. Ahora hace calor. Pero veo rusos por todas partes. ¡Qué huida, Gran Dios! ¡Ah!
Cae dormido.
COTIZA. Me gustaría saber si lo que decía Rensky es verdad, si la Madre Ubú ha sido realmente destronada. No sería nada raro.
PILA. Terminemos de hacer la cena.
COTIZA. No.Tenemos que hablar de cosas más importantes. Creo que no estaría mal inquirir sobre la veracidad de estas noticias.
PILA. Es cierto. ¿Hay que abandonar al Padre Ubú o seguir con él?
COTIZA. La noche es buena consejera. Durmamos. Mañana veremos lo que hay que hacer.
PILA. No. Más vale aprovechar la noche para irnos. COTIZA.Vámonos entonces.
Se marchan.






ESCENA VII


UBÚ, hablando en sueños. ¡Ah! Sire Dragón ruso, tened cuidado, no disparéis por aquí, hay gente. ¡Ah! Ahí está Bordura. Qué malo es. Parece un oso. ¡Y Bugrelao que se me echa encima! ¡El oso, el oso! ¡Ah! ¡Helo abajo!
¡Qué duro es, Gran Dios! ¡No quiero hacer nada!
¡Vete, Bugrelao! ¿Me oyes, estúpido? ¡Ahora Rensky y el Zar! ¡Oh! Van a golpearme. ¡Y la basuracha! ¿Dónde has cogido todo ese oro? Me has cogido mi oro, miserable. Has estado revolviendo en mi tumba que está en la catedral de Varsovia, cerca de la Luna. Estoy muerto desde hace tiempo. Bugrelao fue el que me mató, y estoy enterrado en Varsovia, cerca de Vladislao el Grande, y también en Cracovia, cerca de Juan Segismundo, y también en Thorn, en la casamata, con Bordura.Todavía está aquí. Pero vete, maldito oso ¿Me oyes, bestia de Satán? No. No oye. Los Marranos le han cortado las onejas. Arrancad cerebros, matad, cortad las onejas, arrancad la finanza y bebed hasta la muerte. Tal es la vida de los Marranos. Es la felicidad del Maestro de Phinanzas.
Se calla. Duerme.

FIN DEL ACTO CUARTO




ACTO QUINTO


ESCENA I

Es de noche. El Padre Ubú duerme.

La Madre Ubú entra sin verle. La oscuridad es completa.


MADRE UBÚ. Por fin estoy al abrigo. Estoy sola aquí. No es ningún inconveniente. Pero qué carrera desenfrenada: atravesar toda Polonia en cuatro días.Todas las desgracias me han caído de golpe. Inmediatamente después de la marcha de ese gran borrico voy a la cripta a enriquecerme. Poco después estoy a punto de que me liquide el Bugrelao ese, y esos cosacos. Pierdo a mi caballero, el Palotín Girón que estaba tan enamorado de mis encantos que se extasiaba de placer al verme, e incluso, me ha asegurado, al no verme, lo cual es el colmo de la ternura. Se habría dejado partir en dos por mí, el pobre muchacho. La prueba es que Bugrelao lo ha partido en cuatro. ¡Pif, paf, pan! ¡Ah! Me siento morir. Después, emprendo la huida perseguida por la turba enfurecida. Abandono el palacio; llego al Vístula. Todos los puentes están vigilados. Atravieso el río a nado, confiando dejar de este modo a mis perseguidores. Por todas partes la nobleza se junta y me persigue. Mil veces estoy a punto de perecer ahogada en un círculo de polacos obsesionados en perderme. Finalmente logré sustraerme a su furia, y después de cuatro días de carrera por la nieve de lo que fue mi reino, llego a refugiarme aquí. No he bebido ni comido en estos cuatro días. Burdelao me pisaba los talones... Pero en fin, ya estoy salvada. ¡Ah! Estoy muerta de fatiga y de frío. Pero desearía saber qué ha sido de mi gordo polichinela, quiero decir, mi muy respetable esposo.Y mira que le he robado finanza. Y le he cogido rixdales.
¡Cómo le he puesto de cuernos! Y su caballo de phinanzas que se moría de hambre. No veía a menudo avena el pobre diablo. ¡Ah! Cuán bella historia. Pero, ay, he perdido mi tesoro. Está en Varsovia. Que vaya a buscarlo quien quiera.
PADRE UBÚ, empezando a despertarse. ¡Agarrad a la
Madre Ubú, cortadle las onejas!
MADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Dios! ¿Dónde estoy? Pierdo la cabeza. ¡Ah! No. ¡Señor! Gracias al Cielo entreveo aquí al Señor Padre Ubú que duerme junto a mí. Hagámonos la simpática.Y bien, mi gordo hombretón, ¿has dormido bien?
PADRE UBÚ. ¡Bastante mal! ¡Era durísimo el oso ese! Combate de voraces contra correáceos, pero los voraces han comido y devorado completamente a los correáceos, como podréis ver cuando sea de día. ¿Me oís, nobles Palotines?
MADRE UBÚ. ¿Qué murmura? Es más imbécil aún que cuando se marchó. ¿Con quién charla?
PADRE UBÚ. Cotiza, Pila, contestadme, ¡montón de mierdra! ¿Dónde estáis? ¡Ah! Tengo miedo. Pero, vamos, han hablado. ¿Quién ha hablado? No es el oso, supongo. ¡Mierdra! ¿Dónde están mis cerillas? ¡Ah! Las perdí en la batalla.
MADRE UBÚ, aparte. Aprovechemos la situación y la noche. Simulemos una aparición sobrenatural y hagámosle prometer que perdonará nuestras raterías. 
PADRE UBÚ. ¡Pero, por San Antonio, hablan!
¡Patacristo! ¡Voy a ser ahorcado!
MADRE UBÚ, endureciendo la voz. ¡Sí, Señor Ubú, hablan, en efecto, y la trompeta del arcángel que debe sacar a los muertos de la ceniza y del polvo final no hablaría de otro modo! Escuchad esta voz severa. Es la de San Gabriel que tan sólo puede dar buenos consejos. 
PADRE UBÚ. ¡Oh! ¡En efecto!
MADRE UBÚ. ¡No me interrumpáis o me callo y ya no habrá remedio para vuestra recarroña!
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Mi rechulez! Me callo. No digo ni una palabra más. Continuad Señora Aparición.
MADRE UBÚ. ¡Decíamos, Señor Ubú, que érais un gordo hombretón!
PADRE UBÚ. Muy gordo, en efecto. Eso es cierto. 
MADRE UBÚ. ¡Callad, voto a Dios!
PADRE UBÚ. ¡Oh! ¡Los ángeles no juran!
MADRE UBÚ, aparte. ¡Mierdra! (Continuando.) ¿Estáis casado, señor?
PADRE UBÚ. ¡Ciertamente, con la mayor de las arpías! 
MADRE UBÚ. Queréis decir que es una mujer encantadora.
PADRE UBÚ. Un horror. Tiene garras por todas partes. No se sabe por dónde agarrarla.
MADRE UBÚ. Hay que tomarla con dulzura, Sire Ubú, y si así la cogéis así veréis que por lo menos es igual a la Venus de Capua.
PADRE UBÚ. ¿A quién le decís crápula?
MADRE UBÚ. No escucháis, Señor Ubú, prestadme un oído más atento. (Aparte.) Pero apresurémonos, el día va a levantarse. Señor Ubú, vuestra mujer es adorable y deliciosa. No tiene un solo defecto.
PADRE UBÚ. Os equivocáis. No hay defecto que no posea.
MADRE UBÚ. ¡Silencio de una vez! ¡Vuestra mujer no os es infiel!
PADRE UBÚ. Me gustaría saber quién podría enamorarse de ella, una arpía!
MADRE UBÚ. No bebe.
PADRE UBÚ. Desde que cogí la llave de la bodega. Antes, a las siete de la mañana ya estaba colocada, y se perfumaba con aguardiente. Ahora que se perfuma con heliotropo no huele mucho peor. Me es igual. ¡Ahora el único que está colocado soy yo!
MADRE UBÚ. ¡Tonto personaje! Vuestra mujer no os coge el oro.
PADRE UBÚ. ¡No, es gracioso!
MADRE UBÚ. ¡No malgasta ni un céntimo!
PADRE UBÚ. De eso es testigo nuestro noble y desafortunado caballo de Phinanzas que, debido a no haber sido alimentado en tres meses, tuvo que hacer la campaña entera a través de Lituania, tirado de las bridas.
¡También murió en el empeño, el pobre animal! 
MADRE UBÚ. Todo eso son mentiras. ¡Vuestra mujer es modélica; vos, qué monstruo hacéis de ella!
PADRE UBÚ. Todo esto son verdades. ¡Mi mujer es una tunante, y estáis hecho un cernícalo!
MADRE UBÚ. Andad con cuidado, Padre Ubú.
PADRE UBÚ. ¡Ah! Es cierto. Olvidaba con quién estaba hablando. ¡No he dicho eso!
MADRE UBÚ. Habéis matado a Venceslao.
PADRE UBÚ. No es culpa mía, evidentemente. La Madre Ubú fue quien lo quiso.
MADRE UBÚ. Matásteis también a Boleslao y Ladislao. 
PADRE UBÚ. ¡Peor para ellos! ¡Querían golpearrne! 
MADRE UBÚ. No mantuvísteis vuestra promesa con Bordura, y tarde le habéis matado.
PADRE UBÚ. Prefiero ser yo quien reine en Lituania. De momento no lo hacemos ni él ni yo. Así que podéis ver que no soy yo.
MADRE UBÚ. Sólo hay un medio para haceros perdonar todas vuestras fechorías.
PADRE UBÚ. ¿Cuál? Estoy dispuesto a convertirme en un santo varón. Quiero ser obispo y ver mi nombre en el calendario.
MADRE UBÚ. Es necesario perdonar a la Madre Ubú por haber pispado un poco de dinero.
PADRE UBÚ. ¡De acuerdo pues! La perdonaré cuando me lo haya devuelto todo, la haya vapuleado a conciencia, y haya resucitado a mi caballo de phinanzas. 
MADRE UBÚ. ¡Está obsesionado con su caballo! ¡Ah! Estoy perdida. Despunta el día.
PADRE UBÚ. Pero, vamos, me alegro de ahora saber con seguridad que mi querida esposa me robaba. Ahora lo sé de buenas fuentes. Omnis a Deo scientia, lo que quiere decir: “Omnis”, toda; “a Deo scientia”, ciencia viene de Dios. Ésta es la explicación del fenómeno. Pero la Señora Aparición no dice nada. Qué puedo ofrecerle para que se reconforte. Lo que me decía era muy divertido. ¡Mira! Ya amanece. ¡Ah, Señor! ¡Por mi Caballo de Phinanzas! ¡Es la Madre Ubú!
MADRE UBÚ, descaradamente. No es verdad.Voy a excomulgaros.
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Carroña! 
MADRE UBÚ. Qué impiedad.
PADRE UBÚ. ¡Ah! Es demasiado. ¡Me doy perfecta cuenta de que eres tú, tonta arpía! ¿Por qué demonios estás aquí?
MADRE UBÚ. Jirón ha muerto y los polacos me han echado.
PADRE UBÚ. A mí son los rusos los que me han echado. Las almas puras vuelven a encontrarse.
MADRE UBÚ. ¡Di pues, que un alma pura ha encontrado a un borrico!
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Bien! Ahora va a encontrar un palmípedo.
Le lanza el oso.

MADRE UBÚ, cayendo vencida por el peso del oso. ¡Ah!

¡Gran Dios! ¡Que horror! ¡Ah! ¡Muero! ¡Me ahogo!
¡Me muerde! ¡Se me zampa! ¡Me digiere!
PADRE UBÚ. ¡Está muerto, grotesca! ¡Oh! Pero, de hecho, puede que no. ¡Señor! No, no está muerto. Huyamos. (Volviendo a subir a  su piedra.) Pater noster qui es...
MADRE UBÚ, liberándose. ¡Toma! ¿Dondé está?
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Señor! ¡Ella otra vez! Estúpida criatura. ¿No habrá, pues, manera de librarse de ella? ¿Está muerto, el oso ese?
MADRE UBÚ. Pues sí, borrico. Está ya bien frío. ¿Cómo llegó hasta aquí?
PADRE UBÚ, confuso. No lo sé. ¡Ah! Sí que lo sé. Quiso comerse a Pila y a Cotiza y yo lo maté de un padrenuestrazo.
MADRE UBÚ. Pila, Cotiza, Padre Nuestro. ¿Qué es esto? ¡Por mi finanza, está loco!
PADRE UBÚ. ¡Es absolutamente cierto lo que digo! ¡Y tú eres una idiota, por mi rechulez!
MADRE UBÚ. Cuéntame tu campaña, Padre Ubú. 
PADRE UBÚ. ¡Oh! ¡Eso no! Es demasiado largo. Lo único que sé es que a pesar de mi valentía, todo el mundo me ha zumbado.
MADRE UBÚ. ¡Cómo! ¿Incluso los polacos?
PADRE UBÚ. Gritaban: ¡Viva Venceslao y Bugrelao! Pensé que querían descuartizarme. ¡Oh! ¡Los muy bestias! ¡Y después han matado a Rensky!
MADRE UBÚ.¡Me importa un bledo! ¿Sabes que Bugrelao ha matado al Palotín Jirón?
PADRE UBÚ. ¡Me importa un bledo! ¡Y después han matado al pobre Lasky!
MADRE UBÚ. ¡Me importa un bledo!
PADRE UBÚ. ¡Oh! ¡Pero por lo menos llega hasta aquí, carroñal! Arodíllate delante de tu amo. (La agarra y la postra de rodillas.) Vas a sufrir el último suplicio.
MADRE UBÚ. ¡Oh, oh, Señor Ubú!
PADRE UBÚ. ¡Oh! ¡Oh! ¿Y qué más? ¿Has acabado? Yo empiezo torsión de la nariz, arranque de los pelos, penetración de un pedacito de madera en las onejas, extracción del cerebro por los talones, laceración del trasero, supresión parcial o puede que total de la médula espinal (si con ello se le pudiera suprimir las espinas del carácter), sin olvidar la tortura de la vejiga natatoria, y finalmente la gran decapitacion renovada de San Juan Bautista, todo extraído de las muy santas Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, puesto en orden.
La desgarra.
MADRE UBÚ. ¡Piedad, Señor Ubú!
Un ruido enorme a la entrada de la caverna.



ESCENA II

LOS MISMOS, BUGRELAO
abalanzándose en la caverna con sus soldados.


BUGRELAO. ¡Adelante, amigos míos! ¡Viva Polonia! 

PADRE UBÚ. ¡Oh! ¡Oh! Espera un poco, mi señor el Polonio. ¡Espera a que haya terminado con mi media naranja de señora!
BUGRELAO, golpeándole. ¡Toma! ¡Cobarde, pordiosero, bribón, impío, musulmán!
PADRE UBÚ, replicando. ¡Toma! ¡Polacardo, borrachardo, bastardo, husardo, tártardo, nefanardo, cucarachardo, moscardo, saboyanardo, comunardo!
MADRE UBÚ, golpeándole también. ¡Toma! ¡Capón, puercón, felón, histrión, bribón, porcachón, polacodón!


Los soldados se abalanzan sobre los Ubús, que se defienden lo mejor que pueden.

PADRE UBÚ. ¡Dios! ¡Qué puñetazos!
MADRE UBÚ. Tenemos pies, señores polacos.
PADRE UBÚ. ¡Por mi chápiro verde! ¿Acabará esto de una vez por todas? ¡Otro pescozón! ¡Ah, si tuviera conmigo mi Caballo de Phinanzas!
BUGRELAO. ¡Golpead! ¡No dejéis de golpear!
VOCES AFUERA. ¡Viva el Padre Ubú, nuestro gran hacendista!
PADRE UBÚ. ¡Ya están aquí! ¡Hurra! ¡Aquí están los Padres Ubús! ¡Adelante! ¡Entrad de una vez! Tenemos necesidad de vosotros, servidores de phinanzas!
Entran los Palotines que se zambullen en el tumulto
COTIZA. ¡Echad fuera a los polacos!
PILA. ¡Hon! Volvemos a vernos, Segñor de Phinanzas. Adelante, a empujones. Ganad la puerta. Una vez fuera no tendréis que hacer más que escapar.
PADRE UBÚ. ¡Oh! Ése es mi punto fuerte. ¡Oh, cómo golpea éste!
BUGRELAO. ¡Dios! Me han herido. 
STANISLAO LECZINSKY. No es nada, sire. 
BUGRELAO. No. Simplemente estoy aturdido.
JUAN SOBIESKI. Golpead. Seguid golpeando. Esos pordioseros ganan la puerta.
COTIZA. Nos acercamos. Seguid a los demás. Por lo cual, ya veo el cielo.
PILA. ¡Valor, Sire Ubú!
PADRE UBÚ. ¡Ah! Me cago en los pantalones. ¡Adelante cuernopanza! ¡Maggtad, sangrad, desollad, aniquilad!
¡Cuerno de Ubú! ¡Ah! ¡Esto va disminuyendo! 
COTIZA. Sólo quedan dos que guardan la puerta. 
PADRE UBÚ, despachándoles a golpetazos con el oso. ¡Y uno, y dos! ¡Uff! ¡Ya estoy fuera! ¡Escapemos!
¡Seguidme los demás, y rápido!



ESCENA III

LOS UBúS Y SU COMITIVA, en fuga.

La escena representa la provincia de Livonia cubierta de nieve.


PADRE UBÚ. ¡Ah! Creo que han renunciado a cogernos. 

MADRE UBÚ. Sí, Bugrelao ha ido a que le coronen. 
PADRE UBÚ. No le envidio su corona.
MADRE UBÚ. Tienes toda la razón, Padre Ubú.
Desaparecen en la lejanía.

ESCENA IV

EL PADRE UBÚ Y TODA SU BANDA.

En el puente de un navío que corre, a toda prisa, por el Báltico.


EL COMANDANTE. ¡Ah! !Qué hermosa brisa!

PADRE UBÚ. Es un hecho que nos largamos a una velocidad que parece prodigiosa. Debemos hacer por lo menos un millón de nudos por hora, y los nudos tienen de bueno que, una vez hechos, ya no se deshacen. Aunque hay que contar que tenemos viento en popa. PILA. Qué triste imbécil.
Llega una ráfaga. El barco se inclina y blanquea al mar.
PADRE UBÚ. ¡Oh! ¡Ah! ¡Dios! ¡Ya hemos zozobrado! Pero todo marcha al revés. Se va a caer, tu barco.
EL COMANDANTE. ¡Orzad! ¡Recoged el mesana! 
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Pero, demonios! ¡No os pongáis todos en el mismo lado! Eso es imprudente. Imaginad que el viento cambia de lado: todos iríamos a parar al fondo del mar y los peces nos comerían.
EL COMANDANTE. ¡No arribéis! ¡Aferrad fuerte! 
PADRE UBÚ. ¡Sí! ¡Sí! Arribad. ¡Yo tengo prisa! Será culpa tuya animal de Capitán, si no arribamos. Deberíamos haber llegado. ¡Entonces voy a mandar yo!
¡Listos para virar! Mojad.Virad de cara al viento.Virad en contra. Izad las velas. Replegad velas. Barra encima. Barra abajo. Barra al lado. ¿Veis? Todo va muy bien. Tomad la ola de lado y entonces será perfecto.
Todos se doblan. La brisa se enfría.
EL COMANDANTE. Arriad el foque. ¡Rizad las gavias! 
PADRE UBÚ. ¡Esto no está mal! ¡Casi está bien! ¿Oís, señor Tripulación? Traed el gallo gordo e id a dar una vuelta por los ciruelos.
Varios agonizan de risa. Embarca una ola.
PADRE UBÚ. ¡Oh! ¡Qué diluvio! Esto es una consecuencia de las maniobras que hemos ordenado. 
MADRE UBÚ Y PILA. ¡Deliciosa cosa, la navegación!
La segunda ola embarca.
PILA, inundado. Desconfiad de Satán y de sus pompas. 
PADRE UBÚ. Sire muchacho, traedme de beber.
Todos se dedican a beber.
MADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Qué delicia volver a ver dentro de poco a la dulce ola, a nuestros viejos amigos, y a nuestro castillo de Midragón!
PADRE UBÚ. ¡Eh! Estaremos enseguida. En este momento llegamos a destino.
PILA. Me siento rejuvenecer con la idea de volver a ver mi querida España.
COTIZA. Sí, y deleitaremos a nuestros compatriotas con el relato de nuestras maravillosas aventuras.
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Eso por descontado! Y yo me haré nombrar Maestro de Phinanzas en París.
MADRE UBÚ. ¡Eso es! ¡Oh! ¡Vaya sacudida!
COTIZA. No es nada. Acabamos de doblar la punta de Elsinor.
PILA.Y ahora nuestro noble navío se lanza a toda velocidad a través de las obscuras olas del mar del Norte. 
PADRE UBÚ. Mar orgulloso e inhospitalario que baña el país llamado Germania, llamado así porque los habitantes de este país son todos primos hermanos. 
MADRE UBÚ.  A esto le llamo yo erudición. Se dice que este país es considerablemente bello.
PADRE UBÚ. ¡Ah! ¡Señores! Por bello que sea no vale lo que Polonia. ¡Si no hubiera Polonia no habría polacos!