Mostrando las entradas con la etiqueta !La Fiesta de los Disfraces Versión 2025 de BeN GAVARRÉ. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta !La Fiesta de los Disfraces Versión 2025 de BeN GAVARRÉ. Mostrar todas las entradas

domingo, agosto 31, 2025

La Fiesta de los Disfraces Versión 2025 de BEN GAVARRE

 







La Fiesta de los Disfraces

Versión 2025

de BeN GAVARRÉ 

PERSONAJES:

  • JORGE (el Actor)
  • BO (el Globero)
  • GEROME
  • VERONIQUE
  • LA MADRE
  • EL PADRE

El escenario es una gran habitación, un poco teatro, un poco camerino, un poco departamento. Es el lugar donde habita nuestro personaje al que llamaremos: el Actor; aunque su nombre, el verdadero, el otro, sea JORGE.

Él, se encuentra "solo", en una intimidad extrema. Se relacionará con ciertos personajes surgidos del recuerdo o de su imaginación. Al comenzar la obra, el Actor está en gran actividad: escoge su música preferida; luego va hacia un perchero y trata de probarse distintos disfraces (obrero, licenciado, agente de tránsito, un héroe de espada y armadura, Romeo...), pero no puede vestirse solo. Por eso saca de un baúl enorme a Bo-el Globero, quien le ayuda a ponerse la capa, o le coloca el yelmo o el birrete. Con cada disfraz modela frente a un espejo de cuerpo entero, pero ninguno lo convence. Finalmente escoge un disfraz: será un colegial de suéter, escudo, pantalones largos, mocasines y mochila. Busca la aprobación de Bo-el Globero, pero este solamente lo observa burlona, silenciosamente.

El Actor sonríe frente a su imagen final. Es una sonrisa que se transforma súbitamente en carcajada. Después viene el silencio. Él sabe perfectamente lo que tiene que hacer: corre presuroso hacia un rincón donde aparece un letrero que dice: escondite tortuoso... Y saca una pistola. Obliga al desconcertado Bo a salir de escena, luego va hacia el espejo y apunta a su sien...

Dispara tres tiros a su imagen reflejada y grita:

JORGE.— ¡Basta!

Bo-el Globero brota sorpresivamente del baúl y muestra al público una claqueta en la que leemos:

¡¡¡EL SUICIDIO!!!

Luego, después de dar el claquetazo dice con brillantez:

BO.— ¡El suicidio! Escena tercera del acto V... ¿Romeo y Julieta?... ¡No! Pero, de todos modos: ¡Comenzamos!

Y se vuelve a meter a su baúl.

Suena el timbre de la puerta, el Actor corre hacia ella, pero en ese momento suena el teléfono: decide ir primero hacia el teléfono.

JORGE.— ¿Bueno?, ¡un momento por favor!

Deja el teléfono descolgado y va hacia la puerta; la abre y descubre que no hay nadie. Confundido la cierra y corre hacia el teléfono.

JORGE.— ¿Quién habla? (Nadie contesta del otro lado de la línea) ¡Bueno! (Silencio) Qué, ¿no vas a contestar? Eres tú de nuevo. Eres el Mudo. O Muda. Pues bien, querido o querida quien seas: te recomiendo que vayas y consultes un buen Otorrino. A ver si así me dejas de joder. (Y muy molesto cuelga la bocina).

Durante algunos instantes se queda viendo al vacío, luego descuelga la bocina y marca con ansiedad un número. Espera. Alguien contesta del otro lado de la línea y el Actor cuelga con una mezcla de miedo y vergüenza. Respira, mira de nuevo al vacío y vuelve a marcar el mismo número. Espera. Contestan del otro lado: cuelga precipitadamente. Bo surge del baúl y lo mira suspicaz...

BO.— ¿No contestan?

JORGE.— Sí, ellos siempre contestan, ¿pero yo?... Me quedo como una Mu... Muerto de nervios.

BO.— Sí, ¡esos mudos! Insoportables, ¿verdad?

JORGE.— Deberían encerrarlos.

BO.— ¿Nos?

JORGE.— Encerrarnos si quieres; lo mismo da. Pero ¿sabes qué? Voy a invitarlos. Voy a invitarlos a mi fiesta de cumpleaños.

BO.— ¿Crees que se acuerden de ti?

JORGE.(Sin hacer caso) Únicamente dos invitados: Veronique y Gerome; Gerome y Veronique... ¿Te das cuenta?

BO.— ¡No!

JORGE.— Hasta en el nombre se parecen. ¿No te parece ridículo?... (Se toma la cabeza) ¡Ay, otra vez esta maldita migraña! ¡Y tenía que dolerme precisamente hoy! (Repentinamente sin dolor mira paranoico a Bo) Ya sé... pero no tienes por qué mirarme así. De acuerdo, tienes razón: siempre busco pretextos. Pero esta vez sí les voy a hablar. (Bo toma el teléfono y marca el número de Veronique y Gerome). Fíjate bien cómo les hablo... (Bo le da la bocina y JORGE, mientras espera a que contesten, dice...) No me vuelvas a decir que soy hipocondriaco, porque no lo soy. ¡Hola!... ¡¿Veronique?! (Muy nervioso) ¡Adivina quién!... JORGE. ¿Qué te parece si te invito a una fiesta?... Dile también a Gerome... Pero claro que es en serio... Es una fiesta de disfraces... Pues se me ocurrió... ¿Mi cumpleaños? No, claro que no. ¿Te hubieras acordado, no?... ¿Ah sí? ¡Claro! Gracias por hablar... ¿Qué cosa?... No, si ya sé que yo soy el que te habló, claro; pero de todos modos gracias. ¡Uy, qué insistencia! A ver, pásamelo... ¿Gerome?... ¡Maestro, qué desgracia!... ¿Cómo?... Sí, que me da mucho gusto... Le decía a Veronique de una fiesta... Sí, de disfraces... No; pastel si quieres, pero detesto los globos... Pues no sé, nunca me han gustado... ¿Qué dices? ¡Ahmmh, temprano! ¿A las nueve te parece bien?... Nueve y media... ¿Sí?... A ver, pásamela... De lo que quieras, Vero... ¿De momia? Pues, me parece estupendo... ¿Sí?... A mí también, sí... Perfecto... Bye... Nos vemos... Diez y media, sí... ¡Chauuu!

Cuelga radiante el teléfono. Bo se burla de él.

BO.— Ajá, sí... ajá, sí, claro. ¿Ajá?... sí.

JORGE.(Feliz) No lo puedo creer. Estoy vivo. ¡Vivo! (Orgulloso) Y ellos van a venir. A las nueve, a las nueve en punto. ¿Te das cuenta? ¡Estoy vivo!

BO.— Felicidades... ¿Y qué vas a hacer con esa vivísima vitalidad?

JORGE.(Sin desalentarse) Tengo futuro, voluntad. Soy casi famoso. Hoy es mi cumpleaños. Tengo salud, fuerza, memoria, entendimiento: Inmejorables condiciones.

BO.— Oye, ¡qué bárbaro! ¡Por qué no nos casamos!

JORGE.— ¿Así que no me crees? (Lo mira fijamente) Ya sé lo que estás pensando: JORGE va a intentarlo de nuevo. Eso piensas, ¿verdad? ¡Contesta!

BO.— ¿Qué cosa?

JORGE.— El suicidio. Llámalo con todas sus letras.

BO.— ¡Usted se está tomando demasiado en serio!

JORGE.— ¿Qué?... ¡De qué se trata!

BO.(Le da un globo) Queda usted detenido. Acompáñeme.

JORGE.— ¿Sí?... Gracias, pero así estoy bien.

BO.— Sígame.

JORGE.— ¡Cómo se le ocurre! ¡Yo no soy un delincuente!

BO.— Eso no interesa. Se siente usted culpable, ¿no?

JORGE.— Sí. Es decir: ¡No! ¿De qué tendría que sentirme culpable? Yo solamente quiero sentirme bien.

BO.— Qué original. Entonces usted no es culpable de nada.

JORGE.— No, rotundamente no.

BO.— Y sin embargo, todo lo que usted diga o haga será utilizado...

JORGE.— En mi contra, sí. Pero, ¿se trata acaso de una pesadilla?

BO.— Quizá. Y quizá todo lo que usted diga o haga no le importe a nadie, ni siquiera a usted mismo...

JORGE.— Eso no es posible... ¿O sí?

BO.— No lo sé; pero el caso es que tiene usted que acompañarme.

JORGE.— ¿Tengo? ¿Y si me escapo?

BO.— Esa sería su decisión... su elección.

JORGE.— ¿Está seguro?

BO.— No.

JORGE.(Busca distintas salidas) ¿Y por dónde está la salida?

BO.— Por la puerta como es natural, pero sólo algunos, muy pocos acostumbran fugarse por la puerta.

JORGE.(Pensativo) Claro... ¡Qué confusión! (Se despide de Bo) Gracias, ha sido... como un placer.

BO.— No fue nada.

JORGE.— Ah... Si preguntan por mí... Dígales que tuve un compromiso.

BO.— Y que no fue capaz de despedirse de nadie...

JORGE.— Que tuve que salir. Eso es todo.

El Actor se dirige a la puerta: la encuentra cerrada. Va hacia el espejo de cuerpo entero: lo traspasa. Se da cuenta de que se encuentra en el mismo espacio. Traspasa una y otra vez la puerta-espejo.

JORGE.— Bueno y después de todo: ¿quién quiere saber lo que hay afuera? Afuera es tan abstracto como el concepto Adentro. ¿Dentro y Fuera relacionados con qué? Cuyas premisas son... (Se toma la cabeza. Bo le sirve un vaso de agua) Cuyas principales premisas son, ahmmm... (Recibe el vaso de agua y mira agradecido a Bo) Gracias. (Se lo toma) Es usted... casi un ángel. ¿Sabe? Tengo una cita a las ocho.

BO.(Afirmando) Una cita muy importante.

JORGE.— Importantísima. Es una fiesta de disfraces.

BO.(Malicioso) Y van a venir sus amigos.

JORGE.— Mis amigos de siempre sí... Y cuando lleguen...

BO.— Siempre y Cuando lleguen.

JORGE.— Cuando lleguen...

Se escucha la sirena de una patrulla o ambulancia. Entra Gerome vestido de boy scout. Su camisa está manchada de sangre.

GEROME.— Te lo dije, Jorge. Te dije que no podríamos seguir con tanta suerte. A dónde estabas. ¿Por qué me dejaste solo? Me detuvieron. Me agarraron entre cuatro y no tuvieron piedad. Me pescaron, como tú dices. A la salida, como siempre.

BO.— ¡Tírale los dientes; apúrate, nos van a ver; quítate, me toca a mí! (Actúa sin que Gerome lo tome en cuenta).

GEROME.— No, no fue una pelea de caballeros, de grandes héroes, no. Me agarraron entre cuatro. Me cubrieron de patadas, de gritos cómplices.

BO.— ¡Tírale los dientes; apúrate, nos van a ver; quítate, me toca a mí!

JORGE.— Eso sucedió hace mucho tiempo... ¿Y yo?

GEROME.— ¡A dónde estabas!

BO.— Te quedaste dormido.

JORGE.— ¿Dormido?... ¿Estoy dormido?

GEROME.— Nadie me avisó. Todo sucedió sin más, a la salida, como siempre. Me puse a caminar sin esperarte.

JORGE.— Me quedé dormido.

GEROME.— Me agarraron entre, ¿siete?

BO.— Una pesadilla.

JORGE.— Una bofetada de cascos y macanas, de calibres y patrullas. ¿Y yo? ¿A dónde estaba?

BO.— Roncando. Soñabas con judiciales.

JORGE.— Te rompieron los ojos.

GEROME.— Me arrancaron la vida.

BO.— Ya lo decía yo. Una pesadilla.

GEROME.— Me dejaron tirado en la calle, masacrado.

JORGE.— ¡Malditos judiciales!

GEROME.— ¿Estás loco? ¡Cuáles judiciales! ¡Fueron Jáuregui y los demás! ¡Fueron los del tercero B!

BO.— ¡Tírale los dientes; apúrate, nos van a ver; quítate, me toca a mí!

GEROME.— ¿Y tú, a dónde estabas tú? Por qué no fuiste a la escuela.

JORGE.— ¿Yo? (Somnoliento) ¿Estaba dormido?

GEROME.— ¡Qué dices!

Suena una señal de alarma. Bo venda los ojos de Gerome. JORGE le pone una pistola en la sien. Comienza un interrogatorio implacable.

JORGE.— ¿Cuál es tu última voluntad?

GEROME.— ¡No me estés jodiendo!

JORGE.— ¿Saliste reprobado?

GEROME.— Sí, fue por tu culpa.

JORGE.— ¿En Matemáticas?

GEROME.— Sí, fue por tu culpa.

JORGE.— Siempre mi culpa... ¿Cuál es tu última voluntad?

GEROME.— ¿Voy a morir?

JORGE.— ¿Quieres veneno?

GEROME.— ¿No has visto a los demás?

JORGE.— ¿Demás?

GEROME.— Demás.

BO.— ¿Qué es eso?

JORGE.— ¿Demás?

GEROME.— Demás.

BO.— Demasdemasdemasdemás...

JORGE.— ¿Qué es eso?

GEROME.— No lo sé. ¿Una palabra?

BO.— ¿Y qué significa?

GEROME.— No lo sé. Ya no.

JORGE.— ¿Quieres veneno?

GEROME.— Lo sabía.

JORGE.— ¿Veneno?

GEROME.— Un vaso de agua.

Bo le ofrece una copa de metal.

GEROME.— Gracias... ¿Y?... ¿Qué has hecho? ¿Qué dice el Teatro?

JORGE.— Estoy ensayando mi nuevo... sucedió frente al espejo... ¡Suicidio!

GEROME.— Ah, sí... me dijeron que estabas ensayando Romeo y Julieta. ¿Pero eso fue el año pasado, no?

JORGE.(Le quita la copa y representa un fragmento de su versión a Romeo) Julieta, ¿por qué estás aún tan hermosa? Tus ojos brillan. Voy a morir contigo. (Besa la copa) Ven áspero y vencedor veneno. Mi cuerpo, harto de combatir con la vida... quiere perderse en los abismos. Brindemos.

JORGE CAE FULMINADO. GEROME APLAUDE.

GEROME.— ¡Bravo! ¡Genial, maestro! (Se abrazan) Pero no lo vuelvas a hacer, es de mala suerte.

JORGE.— ¿Suicidarse frente al espejo?

GEROME.— Dicen que tu alma se queda dentro, atrapada.

JORGE.— Mejor me suicido en otra parte.

BO.— ¡Se aproxima el juego más vital!

GEROME.— ¿Y si mejor te mato?

JORGE.(Emocionado) ¡Bruscamente!

GEROME.(Feliz) ¿Te acuerdas?...

JORGE.— ¡Muerte brusca, sí!

GEROME.— ¿Qué es más importante? ¿Las reglas del juego... ? ¡O el juego sin reglas!

JORGE.— ¡El juego de la regla rota!

GEROME.— ¡Artículo mortis!

BO.— ¡Mortis mortibus!

TODOS.— ¡MUERTE BRUSCA!

EL ACTOR TOMA LA PISTOLA Y DISPARA TRES TIROS A GEROME, QUIEN CAE. EL ACTOR TRATA DE REANIMARLO.

JORGE.— ¡Gerome! ¡Gerome despierta! ¡Acaban de matar al maestro de Matemáticas!

GEROME.(Se levanta sorpresivamente) No, JORGE, no. Al maestro de Matemáticas no lo asesinaron. Simplemente se arrojó. Se hizo trizas; salió en el periódico. Todo el mundo lo sabe.

TODOS.— ¡SE SUICIDÓ!

GEROME.(Adopta la actitud de un maestro de Matemáticas) Vamos a ver, jóvenes, miremos. El día de hoy analizaremos la Teoría del suicidio. Axioma A... (Al Actor) A ver, usted. Diga Ahh por favor.

JORGE y BO.— Aggh, gahhh, guihuu, gaiiuuu...

GEROME.— ¡Suficiente! La diferencia estriba en si el sujeto se toma demasiado en serio o no. Tenemos el suicidio de Romeo. El lento pero aproximado, que es una variante de la muerte brusca.

JORGE Y BO.— Gauuu, gauiii, gaushhh, shiuuuuu, aghh.

GEROME.(Al Actor) ¿Cuál es su nombre, joven?

JORGE.— JORGE.

GEROME.— ¡JORGE! (Lo observa con atención) Usted y yo resolveremos juntos la siguiente ecuación. Acuéstese en el piso. Levante ese brazo. (El Actor levanta, por ejemplo, el brazo izquierdo) ¡Ese brazo no! ¡El otro! (El Actor levanta el brazo derecho) ¡No, ése no! Levante exactamente ese brazo y no el otro. (El Actor confundido levanta uno y otro brazo) ¡Levántelo!... Muy bien. Ahora, usted va a recibir un pequeño obsequio. (Le da una rosa. Bo corre por un ramo de rosas negras y las va colocando alrededor del cuerpo del Actor) Repita después de mí.

El Actor repite torpemente cada verso mientras flexiona piernas y brazos. Gerome lo cubre con una tela negra. Bo es cómplice de la ceremonia.

JORGE Y GEROME.—

MUERTO SOY (ruido de pies)

MUERTO SIN POLVO (ruido de manos)

MUERTO SIN SAL (ruido de pies)

CON DIENTES Y CON PELO (ruido de manos)

MUERTO SOY (ruido de pies)

DESNUDO (ruido de manos)

YO SOLO (ruido de pies)

Y SIN ZAPATOS (ruido de manos)

JORGE.(Gime) ¿¡Maestro, puedo ir al baño!?

GEROME.(Continúa con su "cátedra") Silencio. Despejemos juntos la siguiente incógnita: Capítulo primero: Usted se encuentra en su casa; solo y angustiado. Capítulo segundo: Usted sale corriendo hacia la calle. Baja las escaleras del metro. Mira venir el convoy... ¡Y en ese preciso instante!...

JORGE.— ¡Qué bruto!

GEROME.— ¿De qué te ríes?

JORGE.— Del maestro de Matemáticas. Es que eso de suicidarse en el Metro... “¡Por favor no se suicide en el Metro, piense en el tiempo de los DEMÁS!”

GEROME.(Gélido) ¿Te pido un favor?

JORGE.— ¿Qué desea su INMINENCIA?

GEROME.— ¿Podrías prestarme tu teléfono? Es una llamada urgente.

JORGE.— Claro que no... (Se desarma) Está bien. Habla.

Gerome marca un número telefónico interminable. Bo y el Actor llevan a cabo un juego de naipes.

GEROME.— Una porquería, todo es una porquería. Estoy harto. Un día me descubrí hablando con un payaso insoportable. ¿Quién cambió? Yo ya no vuelvo. Yo ya no voy a jugar.

BO.— Jaque mate.

JORGE.— ¿Y eso? ¿Qué clase de estúpido juego es éste?

BO.— Un estúpido juego sin reglas.

GEROME.— Parece que tu teléfono está suspendido. Hablo desde un teléfono público. Espero que no te moleste.

JORGE.— No. Yo de todos modos me iba a dar un...

BO.— Un balazo.

JORGE.— Un baño. Me iba a matar al baño cuando llegaste... A meter. Así que si me permites...

GEROME.— Claro.

BO.— Además no tarda en venir Veronique.

JORGE.— Además no tarda en venir Veronique.

GEROME.— ¿Quién?

JORGE.— Vero. ¿La conoces?

GEROME.— Se me hace tarde. Luego nos hablamos.

JORGE.— Adiós. Cuídate, si puedes.

Gerome sale de escena. Se escucha un estruendoso choque. Gritos y sirenas. Entra Veronique intempestivamente. Trae una bolsa de almacén.

VERONIQUE.— ¡Puf... vengo muerta! (Cae fulminada. Se levanta sorpresivamente) ¡Hay un tráfico espantoso! Pero qué cara. Parece que te hubieran golpeado. Me encontré a tu psiquiatra en el elevador. ¡Qué tipo! (Bo le da un vaso de agua) Acaba de estar aquí, ¿verdad? Se nota. ¿A qué vino? (Se toma el agua) Por eso tienes esa cara... Pero siéntate, mi amor; estás muy pálido.

JORGE.— ¿Y tú? ¿Cómo has estado tú?

VERONIQUE.— ¡Mira lo que te compré! (Saca un libro) La traducción es una porquería, pero las ilustraciones son de sueño. Te dice en veintinueve lecciones todo lo necesario.

JORGE.— ¡Te estoy hablando, cómo demonios has estado!

Veronique deja caer el libro. Bo lo toma y lo lee.

VERONIQUE.(Conmocionada) ¿Bien? ¿Todo está bien?

JORGE.—¿Necesitas ayuda?

VERONIQUE.— Soy fuerte.

JORGE.— ¿Por qué tienes los ojos tristes?

VERONIQUE.— Soy dueña de mis actos. Nunca he sido una niña.

Bo se sienta en una silla y come palomitas.

JORGE.— Recuerdas, ayer, cuando estuvimos solos.

VERONIQUE.— ¿Ayer?... ¿Quién quiere hablar de eso?

JORGE.— Yo.

BO.— ¡Soledad! ¡La película!

VERONIQUE.— Ayer... Estuve sola. Me compré una paleta de limón en la tienda de la esquina.

BO.— ¡Soledad! ¡Una película!, ¡pero qué película!

JORGE.— Ayer hacía calor. Me quité la camisa y los zapatos. Me tomé un vaso de agua.

Bo los moja con una regadera y pasea con un paraguas abierto.

VERONIQUE.— Me gusta comprar paletas de limón. Me gusta sentir el vacío de mi estómago cuando me siento sola, sentada en cualquier banca, mirando la gente que pasa.

BO.— Conozca la conmovedora historia de Veronique: simple mortal en busca del Amor.

VERONIQUE.— ¿Vendrás? ¿Vendrás a mí, caballero de los brazos fuertes?

BO.— Ella no sabe que pronto llegará a ella, a su melancólica soledad: ¡El Hombre!

VERONIQUE.— Un caballero de piel tibia. Hermoso y fuerte.

JORGE.— Y me dijeron: Cuando seas grande serás vigoroso y audaz. Pero yo no soy azul, ni mucho menos príncipe.

BO.— Y sucedió. El Hombre y la Mujer se conocieron. No se la pierda. Soledad. Consulte su cartelera.

VERONIQUE.— ¿Sucedió como en el Teatro, como en el Cine?

JORGE.— Sí, algo así... claro.

BO.— Por lo menos sucedió en el cine.

VERONIQUE.— Te vi. Tú también habías escogido tu lugar.

JORGE.— Estás sugiriendo que fui un escandaloso.

VERONIQUE.— Lo afirmo. Fuiste escandaloso.

JORGE.— Fue para llamarte la atención.

VERONIQUE.— Debo decir que lo lograste. Nunca vi la película.

BO.— ¡Soledad!

JORGE.— ¡No la viste!

VERONIQUE.— Tampoco tú.

JORGE.— ¡Te corrieron del cine!

VERONIQUE.— Y tú saliste tras de mí...

JORGE.— No soy vanidoso, pero saliste tras de mí clamando.

VERONIQUE.— No me voy a poner a discutir. En la calle fue como de cuento. Como una...

JORGE.— ¿¡Una comedia musical!? ¡No, ni se te ocurra, por favor!

VERONIQUE.— Yo era Ginger Rogers y tú... tú eras... Fred Astaire.

JORGE.— Lo dijo... ¡Lo dijo!

Música de comedia musical.

VERONIQUE.— ¡Hola! ¡Gusto, mucho!

JORGE.— ¡Hola! Muy buenas tardes.

BO.— ¿Te gustaría ir conmigo a donde estemos solos?

VERONIQUE.— ¿Te puedo hacer una pregunta? ¿Cómo dijiste que te llamabas?

JORGE.— Jorge. Me llamaba JORGE. Soy talentoso y actor. Luego te doy mi tarjeta.

VERONIQUE.— Sí, pero en qué trabajas.

BO.— ¡Basta! ¡Silencio!

Cesan abruptamente música y coreografía. Veronique cae fulminada.

JORGE.— ¿¡Qué pasa!?

BO.— Es terrible... lo peor sucedió antes del desayuno. Despierta a tu mujer.

JORGE.— ¡Pero si nos acabamos de conocer!

BO.— ¿Qué no vivieron juntos? VIVEN juntos... por ahora.

JORGE.— ¡Insistes!

BO.— ¡Ajá! Sí.

JORGE.— Pues lo queremos en la cama, por favor.

BO.— ¿Estás soñando?

JORGE.(Turbado) ¿¡Qué!?

BO.— No importa, no. Veré que puedo hacer por ti.

BO SALE DE ESCENA.

JORGE.— ¿Vero? ¿Duermes?

VERONIQUE.— ¿Jorge?

JORGE.— Sí.

VERONIQUE.— No te vayas... La vida es demasiado grande.

JORGE.— No te preocupes. Yo te voy a cuidar.

VERONIQUE.(Lo aleja) Te equivocas, Jorge. No me gusta que me cuiden. No me toques.

JORGE.— Eres una niña.

VERONIQUE.— Soy una mujer. (Se aleja hacia el espejo y cepilla su cabello)

Bo entra con una charola vacía.

BO.— Dígame, señor. ¿Usted la ama?

JORGE.— Sí.

BO.— ¿Y ella?

JORGE.— Veronique es egoísta.

VERONIQUE.— Pasó el tiempo y comencé a recordar ese desear amarlo. Me confundí conmigo misma. Confundí mi voluntad de amar con el amado mismo. Estaba enamorada de la imagen que yo misma quise crear. (Mira impasible al Actor)

BO.— La verdad es más simple y menos complicada: Veronique es incapaz de dar amor y sobre todo es incapaz de recibirlo.

JORGE.— ¿No crees que es tiempo de que tengamos un bebé? Sería sensacional, ¿no crees? (Ante la elocuente mirada de Veronique) No, ¿verdad? No es una idea brillante.

VERONIQUE.(Como si estuviera sola) Jorgito es un sordo. Yo me voy.

JORGE.— ¿Con quién, Vero?

VERONIQUE.— Me voy; simplemente.

JORGE.— ¿Buscas un héroe de mil batallas?

VERONIQUE.— Adiós, Jorge.

JORGE.— Un héroe fantástico. Matará al dragón. Levantará un castillo para ti.

VERONIQUE.— Eres un idiota. Nunca vas a cambiar. (Sale furiosa de escena).

JORGE.— Te construirá una torre y tú en silencio lo amarás. Una historia perfecta para ti, Veroniquita; para ti, tan sola.


Entra Bo-el Globero. Trae una misteriosa bolsa de papel estraza.

BO.— Le venimos estudiando, le venimos excitando, le venimos lubricando. Lo contiene, lo tranquiliza, lo mediatiza, lo acompaña, no lo deja solo. Usted no intenta, no ejecuta, no tiene de qué, no tiene sino qué. Se inercia, se deja, se hamaca. Sin compromiso, sin esfuerzo y sin maniobras... ¡Llévelo!

JORGE.— ¿¡Y cuánto cuesta!?

BO.— ¿De veras le interesa?

JORGE.— ¡Pues sí, pues claro, sumamente!

BO.— No. Disculpe a usted no se lo podemos vender.

JORGE.(Indignado) ¿¡Por qué no!?

BO.— Es peligroso. (Lo abraza) Usted sabe. Usted sabe que no sirve de nada saber y mucho menos criticar. Por lo menos aquí.

JORGE.— ¿Saber qué cosa, criticar qué cosa? ¿Y qué quiere decir con aquí?

BO.— Criticar, saber. Es inútil. Como el psicoanálisis.

JORGE.— ¡A mí nadie me va a venir con discursos!

BO.— Si yo mismo le dije que aquí no. ¿Qué? ¿Ya se enojó?

JORGE.— No, cómo cree. (Reflexiona) Oiga...

BO.— ¿Sí?

JORGE.— ¿No me podría vender aunque sea tantito?

BO.— Lo siento, señor, pero está prohibido. Por lo menos durante las horas hábiles.

JORGE.— ¿Y por qué hábiles?

BO.— Las de trabajo. ¿No tenía usted que irse a trabajar?

JORGE.— ¡Ay la entrevista! ¡Qué barbaridad!

El Actor arregla el "departamento" muy de prisa. Saca al Globero de escena como si fuera un mueble. Se peina y corre hacia la puerta. En ese momento suena el teléfono: decide ir al teléfono.

JORGE.(Contesta el móvil con una nota de voz) ¡Bueno! Disculpe, no puedo hablar ahora, ¿puede dejar un mensaje? (La estática es la única respuesta). (Al estático Bo que ha regresado) ¡No quiero globos! (Agresivo) ¿Me oyó? ¡Que no quiero globos! (Para sí) Nunca me han gustado los globos. (Corre furioso tras de Bo quien huye despavorido dejando la puerta abierta) (Al teléfono) ¡Bueno! Disculpe, casi no le oigo. ¿Sí?... ¿Eres tú, mami!? ¡Mamá, mamita; qué sorpresa! Gracias por hablar... No me lo digas, ¿no sabes cuántos cumplo?... (Entra Bo y coloca sigilosamente decenas de globos por todo el escenario). ¿Por qué no me hablaste por cobrar?... No, yo nunca te he insultado. Además eso fue el año pasado... Sí, antes de tu accidente... ¿Salió mi foto?... Bueno, será porque soy joven, ¿no crees?... Pues todavía, sí... De Shakespeare... A Romeo... Que yo hago a Romeo... ¡Claro que es importante! Ojalá pudieras venir a verla... Bueno, sí; me imagino que en tu estado... ¡Que soy qué!... (Bo se emociona con su "arreglo global", que deja al descubierto su truco. El Actor parece planear una estrategia de ataque) Permíteme un momento, ¿sí, mami?... No tardo... (Corre como un energúmeno tras de Bo, pero éste logra escapar. Cierra la puerta con varias vueltas de llave y "continúa" su conversación telefónica) ¡Diga!... (Iracundo) ¡No, señor; está equivocado!... ¡No señor yo no he recibido ningún anticipo!... ¡No me apellido Incháustegui!... ¿¡Cuál contrato!? ¿¡Está loco!?... ¡Pues demándeme si puede!... ¡No, no tengo por qué decirle mi apellido!... ¿Quién?... ¿Ah sí? ¡Pues vaya usted mucho a llamarle a su madre! ¿Bueno? ¡Bueno! (Oscuro. Cuando se prenden las luces el Actor permanece inmóvil junto al teléfono) (Ausente) ¡Qué barbaridad, la entrevista! (Otra vez oscuro. Cuando se prenden las luces, el Actor está frente al espejo, sin fuerzas) ¡Qué barbaridad, la entrevista!

Se escucha un blues lento. El Actor se pone lentes oscuros y toma poses como si modelara frente a una cámara. Al fondo del escenario vemos el arribo de un elevador. Se abre y aparecen los Padres-Reporteros, vestidos de los años 40.

LA MADRE.— ¿Lo rentan con o sin muebles?

JORGE.— Disculpen...

EL PADRE.(Mirando al Actor y luego al departamento) Es horrible.

LA MADRE.— Por supuesto que es horrible, por eso piden cincuenta mil. (Al Actor) Vimos el anuncio, joven. Si usted nos deja los muebles, le ofrecemos noventa mil.

JORGE.— Señora, parece que hay un error.

EL PADRE.— No se esfuerce. Buscamos algo mejor. (A la Madre) Vámonos.

LA MADRE.(Al Padre) No, Jorge, mira... está bien. Quitamos algunos muebles, pintamos, alfombramos y con algunas plantas... (Al Actor) Le ofrezco cuarenta mil. ¿Mañana mismo puede desocupar?

EL PADRE.— Es horrible. Definitivamente horrible. No sufra. No le faltará quién.

LA MADRE.— Muy bonito su departamento, joven; pero buscamos algo mejor. No se desespere.

El Actor los acompaña a la puerta del elevador, pero los Padres lo empujan dentro. Confirman que el elevador está en otro piso y se adueñan del departamento. La luz cambia a un día soleado. La Madre extiende un mantel sobre el piso para un picnic. El Actor desciende asido a una cuerda.

LA MADRE.(De su vientre surge una pelota roja. Ambos padres se relacionan con ella o con el Actor) Míralo, Jorge. Es tu hijo.

EL PADRE.— Así que hoy es el cumpleaños de este desgraciado. ¿Y cuántos cumple, eh?

LA MADRE.— Es actor, Jorge... Creo que salió en una obra de... de Cervantes. Salió en el periódico.

EL PADRE.— ¿Y de qué salía?

LA MADRE.— De Romeo, creo... Pero míralo, qué delgado está. Y esa cara. Seguro padece insomnio, como tú, Jorge.

EL PADRE.— Es un poco delgado... pues porque es delgado.

JORGE.— Mamá, querido papá. Estoy sentado en tu vientre; todo es calmado y tibio. Escucho un pequeño tam tam, burbuja y rojo... Tam tam...

Los Padres ejecutan un juego entre infantil y sexual. El Actor se convierte en un elemento obstaculizador.

EL PADRE.— Veinticinco cincuenta, la número veintiséis.

LA MADRE.— Con una, con dos, con tres: te saco la vuelta y de dejo de a seis.

JORGE.— Papá, querido papá. ¿Por qué todo es como es? ¡Mamá!

LA MADRE.(Acude al llamado de su hijo) Corre, vuela, salta. A ver si no te asaltan.

EL PADRE.— ¡Fuera! (Besa a la Madre).

JORGE.— ¡Como un pescado, mamá! ¿Lo estoy haciendo bien? (Se aferra de las piernas de sus padres).

EL PADRE.(Molesto, arroja al "pequeño") Pido cielo y tierra... (Le da "consejos") Corre por encima, frena para atrás, sube la escalera, salta para abajo. ¡Salta! ¡Salta!!! (El Actor da un salto y se queda inmóvil). Eso es.

LA MADRE.(Lo consuela. Lo cubre con el mantel) Con una, con dos con tres. Si te atrapo tú te duermes.

JORGE.(Al Padre) ¿Te vas otra vez, papá? ¡Que tengas buen viaje!

LA MADRE.— Por aquí pasó Colón y mejor tomó un avión. (Realizan un "viaje")

JORGE.(Juega a solas) Dos pasitos, dos. ¿Lo estoy haciendo bien? No, tú no. Tú menos. Dos para dos son tres. ¿Lo estoy haciendo bien? No, tú no.

LOS PADRES REGRESAN DEL "VIAJE".

LA MADRE.(Al Actor) Una sonrisita, dos, tres.

EL PADRE.— Ríete desgraciado. A ver sonrisita... ¡Te voy a romper los dientes!

LA MADRE.— ¿De qué te ríes imbecilito. A ver sonrisita. ¡Pero qué taradito! (Coquetea al Padre) ¿Corre, se ahueca, salta y viene para afuera?...

EL PADRE.— ¿Quieres que te conteste al revés? (Continúan el juego sexual en una "cama" instantánea).

JORGE.— Estoy volando, respiro. (Se mete a la cama) ¿Estás dormido, papá? ¿Hoy no me vas a pegar? (Sale de la cama) ¡Mis papás no me pegan! ¿Entonces por qué me duele?

Los Padres dejan la sábana y ponen total atención al Actor.

EL PADRE.— ¡Cómo que te duele! ¡Explícate!

LA MADRE.— Déjalo. Déjalo que se acostumbre.

EL PADRE.— ¿Y luego que nos eche la culpa? ¡Eso sí que no!

LA MADRE.— ¿La culpa?... ¿La culpa de qué?

JORGE.(Su Padre lo conduce al espejo y le lava las orejas) Tengo la nariz de mi madre y las orejas de mi tío. Los hombros y los pies son míos.

LA MADRE.(Conmovida) Míralo, Jorge; ¡es tu hijo!

EL PADRE.(Refunfuñón) Y el tuyo también.

LA MADRE.— ¡Soy madre!

EL PADRE.— ¿Y qué con eso? ¡Soy el padre! ¿Y qué?

LA MADRE.— No es lo mismo.

EL PADRE.— ¿¡Quién dice!?

LA MADRE.— ¡No fastidies!

JORGE.(Repentinamente recobra su edad auténtica) Buenas tardes.

LOS PADRES.— ¡Muy buenas tardes!

JORGE.— ¿Ustedes son mis padres?

EL PADRE.— ¡Todo parece indicarlo, sí!

LA MADRE.— ¡Parece que no existe la menor duda, no!

JORGE.— Además mis padres están muertos, hace mucho tiempo que murieron... ¿A quién quieren engañar?

LA MADRE.(Al Padre) Es nuestra última oportunidad... (Al Actor) Jorgito, hijo. Tu padre y yo tenemos una sorpresa para ti.

JORGE.— ¿En serio?

EL PADRE.— Tu mami y yo nos vamos de viaje.

LA MADRE.— Se trata de un viaje muy largo, sí... Muy, muy largo.

EL PADRE.— Pero tú no debes angustiarte, Georgie. Al final llegarás a la meta que todos anhelamos.

LA MADRE.— Si necesitas algo no se te ocurra pensar en nosotros.

EL PADRE.— Pórtate como puedas.

JORGE.(Se despide) Gracias, señores. Me dio mucho gusto conocerlos, que tengan buen viaje... (Los Padres se marchan con todo y elevador) Que se diviertan... (Reflexiona) ¿Gracias? (Y se encoge de hombros).


El Actor muy contento pone música; está por primera vez tranquilo y respira como en una meditación zen. La música es hermosa y el actor hace gestos cómicos de control de respiración y relajación. De pronto el sonido empieza a fallar y se escuchan mezcladas: una sirena de alarma y música alegre. Entra BO bailando muy graciosamente vestido de Bufón. El Actor lo mira con fastidio.

BO.— Ven, noche; ven, Romeo. Tú que eres el día en medio de esta noche. ¿Te gusta el disfraz que escogí para tu fiesta?

JORGE.— No me gusta tu ropa ridícula y no me gustas tú. ¿Te das cuenta de lo inmaduro que te ves?

BO.— Me doy cuenta de que soy la parte más inmadura de... ¿De JORGE, verdad? Ser adulto quita mucho tiempo. Y el hecho de que lo seas, no significa que no lo seas.

JORGE.— ¡Fuera!

BO.— No te enojes, mira nada más con qué cara vas a recibir a tus invitados...

JORGE.— ¡¿Cómo, ya!?

BO.— Asómate por la ventana.

 

La sirena se intensifica y se liga a una marcha nupcial distorsionada. Bo desaparece. Una ventana desciende. El Actor se asoma y saluda. Vemos venir a Veronique y Gerome disfrazados de recién casados.

JORGE.— ¡Aquí es!

La Novia, montada en los hombros de Gerome, arrastra un velo que llega a las manos de Bo. El Actor coloca la puerta-espejo en el piso y espera. Los Novios entran ignorando a JORGE, quien se acerca a recibirlos. Todos se congelan. Bo toma una foto del grupo y luego del público.

BO.— ¡Sonrían! Es el único remedio. ¡Bienvenidos! Podría decir que me alegra su presencia, pero no importa. Esta es la fiesta de los disfraces. ¡Bienvenidos!

Toma otra fotografía y todos se descongelan.

JORGE.(A la pareja) ¿Pero por qué no me avisaron? ¿Cuándo sucedió?

VERONIQUE.— Un acontecimiento naturalmente. Todo en su sitio.

BO.— La pregunta final: ¿Aceptan unir sus vidas por los siglos posibles?

LA PAREJA.— ¡Sí!

BO.— Así sea. ¡Bésense!

La pareja se besa.

JORGE.— ¡Pero qué desconsiderados! ¿Por qué no me avisaron?

GEROME.— ¡No teníamos tu dirección!

VERONIQUE.— ¡Ni tu teléfono!

GEROME.— ¡Nos dijeron que estabas enojado!

VERONIQUE.— ¡Que te habías ido de viaje!

LA PAREJA.— ¡Nos dijeron que estabas muerto!

Oscuro. Al encenderse las luces, el Actor coloca la puerta-espejo frente a los Novios, quienes la atraviesan.

BO.— ¡Comenzamos!

JORGE.(Feliz) ¡Qué bueno que vinieron! ¿Qué quieren tomar?

BO.— Lo de siempre se acabó.

GEROME.— ¡JORGE, felicidades! ¡No has cambiado nada!

VERONIQUE.— Estás igualito. ¡Felicidades!

JORGE.— ¡Gracias por venir a mi fiesta de cumpleaños!

GEROME.— ¿Es su cumpleaños? Yo no sabía.

JORGE.— No importa. De todas formas mi cumpleaños ya pasó, porque hoy es (Consulta el reloj) lunes.

GEROME.— Te equivocas, George. Hoy es martes.

JORGE.— No. Ya son más de las doce. Hoy es lunes.

BO.— Hablando estrictamente, claro. Hoy es lunes.

GEROME.— Hoy es martes.

VERONIQUE.— ¡Ay, Gerome! Hoy es lunes.

GEROME.— Ayer fue lunes. El domingo fue la boda, y nos fuimos de Luna de Miel el lunes. Lógicamente hoy es martes.

BO.— ¡Qué romántico! Así que enamorados.

VERONIQUE.— En Amor a Dos.

JORGE.— ¿De Luna de Miel? ¿Qué hacen aquí?

VERONIQUE.— Nos fuimos en avión sin escalas. Tuvimos una escala forzosa... Bueno entonces hoy es martes.

GEROME.(Cariñoso) ¿Lo ves, Jorge? ¡Antier domingo fue tu cumpleaños! ¡Déjame darte un abrazo! (Se aleja y baila con Veronique.)

JORGE.— ¡¿Gracias!?

BO.(Abraza al Actor) Lo siento mucho.

GEROME.— ¡Que bailen los novios!

Se escucha el sonido de un avión en vuelo. El Actor se ve envuelto en el velo de la novia. La pareja deja de bailar.

VERONIQUE.— Es una pena, Jorge, pero tenemos prisa.

GEROME.— Ya nos vamos, Georgie.

JORGE.— ¡No puede ser, si acabamos de empezar!

VERONIQUE.— Nos invitaron a una fiesta de disfraces en casa de JORGE.

GEROME.— ¿Te acuerdas de Jorge? ¡El actor!

LA PAREJA.— ¡JORGE!  ¡JORGEEE!!!

Suena insistentemente el teléfono. La luz cambia y vemos la casa de Veronique y Gerome.

BO.(Le entrega el teléfono a Veronique) Es para usted.

VERONIQUE.— ¡Algo espantoso acaba de suceder!

GEROME.— Te van a colgar.

VERONIQUE.— ¡Es horrible, alguien se acaba de morir!

GEROME.— Lo has de haber soñado.

VERONIQUE.— ¡Gerome! ¡Es un aviso! Un hombre se mira en el espejo. Tiene una...

GEROME.— ¡Una pistola!

VERONIQUE.— Sí... una visión: el hombre apunta a su imagen; un grito seco y sin que nadie se interponga llega... la Muerte.

BO.(Le quita el teléfono y se lo da a Gerome) ¿Es para usted?

GEROME.— ¿La Muerte?

BO.— Si no le contestan se va a enojar.

VERONIQUE.(Vuelve a tomar la bocina) ¿Quién habla?

BO.— ¿Adivina quién?

VERONIQUE.— Es posible... ¿Cómo has estado?

GEROME.— ¿Quién es?      

BO.— Espero no ser inoportuno.

VERONIQUE.— ¿Una fiesta?

BO.— Hoy en la noche, dile también a... Gerome.

VERONIQUE.— Te habla JORGE.

GEROME.— ¡No puede ser... Si Jorge está bien muerto!

VERONIQUE.— Pues dice que nos invita a su casa hoy.

GEROME.— No podemos.

VERONIQUE.— Claro que no podemos... ¿Y si lo invitamos nosotros?

GEROME.— Nos arruinará la boda. Es capaz de subirse al púlpito y oficiar misa.

VERONIQUE.— Es una lástima que haya cometido esa estupidez. Fue de muy mal gusto. Mejor cuélgale.

GEROME.— Sí.

Oscuro. Al encenderse la luz, vemos un avión con puerta y ventanillas. Bo espera para recibir los boletos. Veronique y Gerome, entre besos, se disponen a abordar. El Actor despierta y va con los novios.

JORGE.— Oigan, les gusta mi disfraz... (La pareja "entra" al "avión") ¡Oigan!

BO.— No los molestes, ¿no ves que están de Luna de Miel?

JORGE.— ¿¡Me dejas en paz!? (Gerome y Veronique se asoman por las ventanillas) ¿Les gusta mi disfraz?

VERONIQUE.— Sí, Jorgito... muy original.

GEROME.— ¿Por qué no te vas a jugar un rato?

BO.— Te lo dije.

Se escucha el avión despegando. Bo se instala en una ventanilla. El Actor juega con un avión a escala.

GEROME.— ¿Ya viste a Georgie? Yo siempre supe que... pobrecito.

VERONIQUE.— Jamás imaginé que llegara a quitarse la vida.

BO.— Se quitó la vida, qué tal.

GEROME.— Todo el mundo lo sabe. Se suicidó, ¿no Vero?

VERONIQUE.— Por supuesto que se suicidó. ¿O no?

BO.— ¿Entonces qué?

GEROME.— Yo digo que sí, ¿no?

VERONIQUE.— Ay, ya no lo tengo claro...

GEROME.— Oye, Jorge...

VERONIQUE.— ¡JORGE!

TODOS.— ¡JORGEEE!

OSCURO. ÚNICAMENTE UN CENITAL SOBRE EL ACTOR.

JORGE.— ¿JORGE? El otro día estuve hablando con él y me dijo que yo estaba muerto, que me había dado un tiro. Por eso fue que le dije: te equivocas, yo no estoy muerto. Solo imaginé que si yo me intentaba suicidar... ellos, los demás, pensarían que yo estaba muerto. No era verdad. Yo no morí, pero ellos lo pensaron. Lo cierto, es que ellos sí que se murieron. Se fueron al Viejo Mundo... ¿O al Otro Mundo se dice? Pues no lo sé del todo... te juro que ya no sé si lo pensé o es cierto... Se fueron lejos de este mundo. ¿O cómo se dice? Ya no sé nada, George.

El foro se ilumina. Veronique, Gerome y Bo rodean al Actor. El avión ha salido de escena.

VERONIQUE.— Al Otro Mundo... Un accidente. ¿Pero no me digas que no sabías?

JORGE.— No, no mucho.

VERONIQUE.— Fue espantoso, ya te podrás imaginar.

GEROME.— Una falla mecánica; como a diez mil pies de altura. El avión se vino abajo. !Paf!

VERONIQUE.—¿Pero en qué mundo vives, si todo el mundo lo sabe... salió en el periódico.

BO.— Es que él no compra el periódico.

JORGE.— Por qué no te callas y sirves la cena... ¿Se van a quedar?

BO.— ¿Qué desean ordenar?

VERONIQUE.— ¡Un aperitivo!

GEROME.— ¡Que sean dos!

BO.— Salen dos aperitivos Luna de Miel... Y tú, ¿qué vas a tomar?

JORGE.— ¿Cómo que tú? De usted, por favor... ponga la mesa y tráigame...

BO.— ¡Un aperitivo De Usted Por Favor! ¡Sale!

El Actor y sus invitados se quedan viendo al vacío, tensos.

GEROME.(Rompiendo el silencio) Veronique, ¿sabías que JORGE y yo nos conocemos desde que éramos (señala con sus dedos a una altura pequeñísima) ¿así?... Amigos de la infancia, sí...

VERONIQUE.— ¿Tú que crees?

GEROME.— ¿Ya te lo había dicho?

BO.— Se lo dijo JORGE.

JORGE.— Yo se lo dije.

VERONIQUE.— Él me lo dijo.

BO.— Vaya preguntas, Gerome... JORGE y Veronique vivieron juntos.

JORGE.— Hace ya mucho tiempo; ¿verdad, Veronique?

VERONIQUE.(Viéndolo fijamente) Pobre JORGE... me acuerdo muy bien de su mirada: lejana, ausente, obsesiva...

BO.— Y fue entonces cuando usted comenzó a notar esa curiosa actitud... ¿Cómo, cómo calificarlas?

VERONIQUE.— ¿Insólitas?

GEROME.— ¿Extravagantes?

VERONIQUE.— ¡Muy inauditas!

GEROME.— ¡Inadmisibles!

VERONIQUE.— Los psicoanalistas se aburrieron, su psiquiatra cambió de vocación... ¿te acuerdas, Georgie? Creo que se dedicó a vender Biblias. Oye JORGE, pero entonces por qué fue eso...

JORGE.— ¿Eso cuál, Vero?

VERONIQUE.— Lo del suicidio. ¿Te suicidaste, no?

JORGE.— Ay, Vero... lo has de haber soñado.

GEROME.— No, JORGE... Si yo también lo supe... te sorrajaste un tiro.

JORGE.(Turbado) Lo han de haber soñado, estoy seguro.

GEROME.— Claro.

Silencio Incomodísimo.

VERONIQUE.— ¿Y…?

GEROME.— ¿Y…?

JORGE.— ¿Y…? (Todos ríen o lo intentan)

VERONIQUE.— ¿Y… Sigues en el Teatro, JORGE?

JORGE.— Sí, claro; a ver si me van a ver. Ya son las últimas funciones.

VERONIQUE.— Pero si ya conocemos la obra: ¿Romeo y Julieta, no?

JORGE.— No es lo mismo.

GEROME.— ¿Cuál es la diferencia?

OSCURO. LUEGO, VEMOS SÓLO AL ACTOR EN UN COLUMPIO.

JORGE.— De vez en cuando me despierto sin saber qué pasa. No sé muy bien si lo que vivo es invención, o es sueño, o es recuerdo. A veces la vida pasa mientras tomo café, lentamente... Pero en un instante todo se confunde y me descubro asombrado, simplemente tomando café. Descubro que soy yo; que estoy viviendo. (Se baja del columpio y lo mira desaparecer).

Luz. Entra Bo arrojando serpentinas y confeti.

BO.— ¿Alguien dijo café? Tenemos café o postre, ¿qué prefieren?

VERONIQUE.— Yo creo que mejor nos vamos.

GEROME.— Sí, mañana tenemos que levantarnos temprano.

JORGE.— ¿Mañana? Pero si ustedes se habían...

VERONIQUE.— Muerto, Jorge, se dice muerto. Yo nunca pensé que fuera tan difícil.

GEROME.— No te imaginas todo lo que nos queda por hacer: trámites y trámites.

VERONIQUE.— Adiós, Jorge me dio mucho gusto saber que estás bien.

JORGE.— Gracias por venir.

GEROME.— Ojalá pudiéramos volver a visitarte.

VERONIQUE.— Lástima que eso sea imposible.

BO.— Y no le han dado su regalo.

GEROME.— No se supone que sea obligatorio. Además su cumpleaños fue... ¿el martes?

JORGE.— Por supuesto que no es obligatorio. Yo tengo algo mucho mejor que un regalo.

GEROME.— ¿Algo mejor que un regalo? No puede ser.

JORGE.— Pues sí. Yo tengo un... Es algo parecido a... ¿Lo quieren ver?

BO.— No me digas que te acordaste. Por fin vas a soltar a tu... a tu algo parecido a... ¡Felicidades!

JORGE.— Ahorita mismo se los enseño. (Comienza a buscar) ¿Dónde estará?

GEROME.— Tenemos prisa.

VERONIQUE.— Adiós, Jorge. Ya no podemos quedarnos más tiempo.

BO.— ¡Pero cómo!, ¿no van a quedarse a ver su, su algo parecido a?...

LA PAREJA.— ¡¿Algo parecido a qué?!

JORGE.— Debe de estar en alguna parte. No se me puede haber perdido.

Baja la intensidad de la luz. El Actor busca con una linterna. La Pareja lo sigue, intrigada. Bo observa divertido. La Pareja se separa del Actor y se dirige a la salida. Bo se interpone y los deslumbra con el flash de una cámara. La luz cobra su máxima intensidad.

BO.— Disculpen, ¿se les perdió algo?

LA PAREJA.— ¿A nosotros?

BO.— Ya se iban. Hasta luego.

JORGE.— ¡Qué pasa!

BO.— Se quieren escapar, quieren robarse tu... tu algo parecido a...

VERONIQUE.— ¡Oiga, no sea impertinente!

JORGE.— ¡Así que fueron ustedes! ¿¡En dónde lo escondieron!?

GEROME.— ¿De qué hablas?

BO.— ¡Ya dénselo!

VERONIQUE.— ¿A usted... sí le sirve?

BO.— ¿A mí?... Por supuesto que... Eso no les importa.

VERONIQUE.— ¡Ajá...! Ya no lo busques, yo sé quién lo tiene.

GEROME.— Helo aquí...

VERONIQUE.— Al culpable.

JORGE.— Cómo no lo pensé antes. Tenías que haber sido tú. ¿Dónde está?

BO.— ¿No te acuerdas? A ti nunca te gustó, tú mismo lo encerraste... ¿Lo vas a dejar salir?

La Pareja intenta salir.

JORGE.— ¿Yo lo encerré?... Sí, puede ser cierto. Pero fue así, sin darme cuenta. (Deteniendo a la pareja) ¿Se van a ir sin conocerlo?

BO.— ¿Lo vas a soltar?

GEROME.— ¡¿Está vivo?!

El Actor va hacia el baúl y lo abraza.

JORGE.— Claro que está vivo, todavía.

VERONIQUE.— Me da mala espina. Debe ser algo espantoso.

GEROME.— ¡Vámonos, por favor!

VERONIQUE.— No me pienso pasar la vida convertida en fantasma.

GEROME.— Tienes razón; perdí la cabeza.

VERONIQUE.— ¡Adiós, Jorge!

GEROME.— ¡Se nos acaba el tiempo!

La Pareja es iluminada por un cenital que baja de intensidad lentamente.

BO.— No se vayan sin conocerlo, acérquense.

JORGE.(Abraza el baúl) Debo reconocer que a veces le da por estallar. Por eso estaba encerrado, de puro miedo al mundo, de puro miedo a crecer sin reventar o perder la forma.

BO.— Suéltalo ya.

JORGE.— Espera. Quiero prepararme bien porque su visita será muy breve. Lo veremos alejarse, dueño de su propio vuelo. Anda, sal de ahí, ¡salte ya!

El Actor abre la tapa del baúl… Del fondo vemos surgir un hermoso y sencillo globo.

JORGE.— Mi yo sin disfraces. Mi nacimiento. Mi algo parecido a...

(Sosteniendo el globo, se dirige con una calma serena hacia la puerta-espejo. Antes de llegar, se detiene un momento y mira al público. Su rostro muestra una mezcla de tristeza y una extraña paz).

JORGE.— Gracias. A todos.

(Lentamente, cruza el umbral de la puerta-espejo. La luz sobre él se desvanece por completo. El globo se queda flotando por un momento en el centro del escenario).

BO.(Observa el globo. Por primera vez, su burla se apaga, y un profundo cansancio se refleja en su voz). A veces, el mejor disfraz es simplemente desaparecer.

(Bo mira el baúl vacío, luego al espejo sin reflejo. Finalmente, con un suspiro, se dirige lentamente hacia la puerta-espejo. Se detiene, le hace una pequeña reverencia al público y la cruza también. El escenario queda vacío. Solo el espejo, de la que sale una intensa luz blanca. Queda el insistente sonido de una batería de teléfono que se ha agotado).

Oscuro total.

Fin de la obra.