jueves, agosto 14, 2025

Didn't you like it? Sleepwalking monologue. By Ben Gavarré

  










Didn't you like it?


Sleepwalking monologue.




By Ben GAVARRE



Didn't you like it?


(A dim light is turned on on the figure, who is standing in front of a mirror, his mouth almost pressed against it. He speaks in a low voice, almost whispering.)

 


(He touches his lips with his fingertips, as if the mirror were burning him.)


 


My mouth pressed against the mirror. The glass is cold. Is it my breath fogging this surface, or is it someone else's heat? (He takes a step back.) Is that you? (He moves closer again, inspecting his reflection.) My eyes... are they mine? They're big. Enormous. Is it because they're so close? Or do they notice everything you do at night... As if they see something I can't... what do you see?


 


(He walks away, goes to a corner of the stage).


 


The radio… (gesturing with his hand as if trying to silence a noise in the air). That shu shu garaluz. It's blues. Speak… Speak to me… Me? To whom? No. No, you don't understand. My cloudy eyes disturb me. My dilated pupils. I'm cold. It's so cold… Where does it come from? It doesn't come from the air… (He touches his chest). It's born from within here.


 


(He returns to the mirror. He looks at it intensely, and in an impulsive act, turns off the light with an imaginary switch.)


 


The light… went out. And the pupil, God!, is flooded… is flooded with blackness. Everything passes slowly. I turn on the lamp… (turns the imaginary light back on). And there you are. (Touches the mirror again). A face without tears. Not a single one. I… don't cry. Neither do you. We can't.


 


[Sleepwalking scenes]


 


(The character begins to walk slowly, as if in a trance, across the stage. He stops in front of an imaginary flowerpot.)


 


Here… is here. (He unbuttons his imaginary pants.) The toilet… the one from dreams. The one with leaves. (His voice is deep, thick.) The soft earth… like a mattress. (He “urinates” in the imaginary flowerpot and then buttons up.) I'm going to bed. But no… I'm not in bed. Am I here? (He looks at his feet.) And my brothers carry me. They carry me, yes. They lay me down… They say I was in the living room. That I was watching television. I saw the screen shining in the window. And they told me I was asleep, and I answered, asleep. I don't remember, I don't remember anything. My feet are cold.


 


(He gets up and walks to a corner of the stage where there is an imaginary laundry basket.)


 


I'm looking... I'm looking for something. The smell... her smell. It smells like clean clothes. Like well-cared-for skin. I'm looking for her T-shirt. For my lover. My lover can't be hidden in here? Or can he? (He stands still, as if asking himself.) Where could he be? (He goes to an imaginary closet and searches the drawers.) I can't find you. It's true you've been gone for a while. (Pause) But you're waiting for me. You're waiting patiently for me to wake up. But me? Where am I looking for you? How could I find you if we're separated?


 


(He stops and picks up an imaginary loaf of bread from a table.)


 


I'm hungry. It's bread. (He bites into it and chews slowly.) Sweet bread. Sweet like… cajeta. But it's sour. It tastes bad. (He walks again, no longer heading for the laundry basket, but somewhere else.) I'm taking it. To bed. For you, I know you like it. (He lies down on the floor, holding the imaginary bread, and looks at it with a puzzled expression.) I'm going to leave it here… for when I wake up. But… when do I wake up?


 


(The character stands up, with a more agitated and confused energy.)


 


Where was I? Oh my God, the traffic lights! Why is the rain green? ( He has flashes of past experiences. )


 


The waitress… doesn't understand me. I tell her, two spoonfuls! And she doesn't serve me anything. She looks at me like I'm in another dimension. I leave.


 


I'm going to light another cigarette. I'd like to put on a hat. I'm going into the theater. Last seat. A guy approaches. He grabs my hand... he pulls it... I leave. Movie without titles. Is it in German? I leave. I can't see the guy's face. I came. What a lousy movie. I leave. Everything is damp, darkness that the car headlights drive away.


 


[The outcome]


 


(He returns to his "home." The light on the stage changes to a colder one. He leaves the imaginary door open.)


 


No. I'm not going to close the door. Let him get angry. Who? The house is empty. Empty of you. (Screams into the air.) Damn cat! Go away! (He touches his leg with one hand, as if a scratch hurts.) That's better.


 


Food. Yeah, yeah. (Opens an imaginary refrigerator.) Jam... caramel... bread in cellophane... (Speaks in an annoyed voice, as if repulsed by it.) Sour. Everything is sour. Let me buy more.


 


(He sits down, remains still, almost motionless, staring into space.)


 


I'd better go to sleep now. (Yawns, but still stares.) Or... should I wait for him? (He gets up and looks toward the back of the stage, where there's a shadow that could be his reflection.)


 


Who am I waiting for? You? Do you have a secret life that even I don't know about? You know it, I'm sure you know it.


 


 

¿No te gustó? Monólogo sonámbulo. De Ben GAVARRÉ

  

 











¿No te gustó?

Monólogo sonámbulo.


De Ben GAVARRE





¿No te gustó?

(Se enciende una luz tenue sobre el personaje, que está de pie frente a un espejo, con la boca casi pegada a él. Habla en voz baja, casi susurrando).

 

(Se toca los labios con la punta de los dedos, como si el espejo le quemara).

 

Mi boca pegada en el espejo. El cristal es frío. ¿Es mi aliento lo que empaña esta superficie o es el calor de otro? (Se aleja un paso). ¿Eres tú? (Se acerca de nuevo, inspeccionando su reflejo). Mis ojos… ¿son míos? Son grandes. Enormes. ¿Es por la cercanía? O se dan cuenta todo lo que haces de noche…  Como si vieran algo que yo no alcanzo a ver… ¿qué ves, tú?

 

(Se aleja, se va hacia un rincón del escenario).

 

El radio… (gesticula con la mano como si quisiera silenciar un ruido en el aire). Ese shu shu garaluz. Es blues. Habla… Háblame… ¿Yo? ¿A quién? No. No, no me entiendes. Mis ojos turbios me perturban. Mis pupilas dilatadas. Tengo frío. Hace tanto frío… ¿De dónde viene? No viene del aire… (Se toca el pecho). Nace desde aquí dentro.

 

(Regresa al espejo. Lo mira con intensidad, y en un acto impulsivo, apaga la luz de un interruptor imaginario).

 

La luz… se fue. Y la pupila, ¡Dios!, se inunda… se inunda de negrura. Todo pasa lentamente. Prendo la lámpara… (vuelve a encender la luz imaginaria). Y ahí estás. (Toca el espejo de nuevo). Un rostro sin lágrimas. Ni una sola. Yo… no lloro. Tú tampoco. No podemos.

 

[Escenas de sonambulismo]

 

(El personaje comienza a caminar lentamente, como si estuviera en un trance, por el escenario. Se detiene frente a una maceta imaginaria).

 

Aquí… es aquí. (Se desabrocha los pantalones imaginarios). El excusado… el de los sueños. El de las hojas. (Su voz es grave, pastosa). La tierra suave… como un colchón. (Se “orina” en la maceta imaginaria y luego se abrocha). Me voy a la cama. Pero no… no estoy en la cama. ¿Estoy aquí? (Se mira los pies). Y mis hermanos me cargan. Me llevan, sí. Me recuestan… Dicen que estaba en la sala. Que estaba viendo la televisión. Veía la pantalla que brillaba en la ventana. Y me dijeron que estaba dormido y yo les contestaba, dormido. No recuerdo, no recuerdo nada. Mis pies están fríos.

 

(Se levanta y camina hacia un rincón del escenario donde hay una canasta de ropa imaginaria).

 

Busco… busco algo. El olor… su olor. Huele a ropa limpia. A piel cuidada. Busco su camiseta. A mi amante. ¿Mi amante no puede estar metido aquí? ¿O sí? (Se queda quieto, como si se preguntara a sí mismo). ¿Donde podría estar? (se dirige hacia un gabinete imaginario y busca en los cajones). No te encuentro. Es cierto que no estás desde hace tiempo.  (Pausa) Pero tú sí que me esperas. Esperas pacientemente a que despierte. ¿pero yo? ¿Dónde te busco,? Cómo podría encontrarte si estamos separados.

 

(Se detiene y coge un pan imaginario de una mesa).

 

Tengo hambre. Es pan. (Lo muerde y mastica lentamente). Pan dulce. Dulce como… la cajeta. Pero está agrio. Sabe mal. (Camina de nuevo, ya no se dirige a la canasta de ropa, sino a otro lugar). Me lo llevo. A la cama. Para ti, sé que te gusta. (Se acuesta en el suelo, con el pan imaginario en la mano, y lo mira con una expresión de desconcierto). Lo voy a dejar aquí… para cuando despierte. Pero… ¿cuándo despierto?

 

(El personaje se levanta, con una energía más agitada y confusa).

 

¿Dónde estaba? ¡Dios, los semáforos! ¿Por qué la lluvia es verde? (Tiene destellos de vivencias anteriores.).

 

La mesera… no me entiende. Con dos cucharadas… ¡le digo! Y No me sirve nada. Me mira como si estuviera en otra dimensión. Me voy.

 

Voy a prender otro cigarro. Me gustaría ponerme un sombrero. Voy a entrar al cine. Ultima butaca. Un tipo se acerca. Me la agarra… me la jala… me voy. Película sin títulos. ¿Está en alemán? Me voy. No veo la cara del tipo. Me vine. Qué asco de película. Salgo. Todo es humedad, oscuridad que las luces de los autos ahuyentan.

 

[El desenlace]

 

(Vuelve a su "casa". La luz en el escenario cambia a una más fría. Deja abierta la puerta imaginaria).

 

No. No voy a cerrar la puerta. Que se enoje. ¿Quién? La casa está vacía. Vacía de ti. (Grita al aire). ¡Maldito gato! ¡Lárgate! (Se toca la pierna con una mano, como si le doliera un arañazo). Así está mejor.

 

Comida. Eso… sí. (Abre un refrigerador imaginario). Mermelada… cajeta… pan en celofán… (Habla con voz fastidiada, como si le diera repulsión). Agrio. Todo está agrio. Que vuelva a comprar.

 

(Se sienta, se queda quieto, casi inmóvil, mirando al vacío).

 

Mejor ya me duermo. (Bosteza, pero con la mirada fija). O… ¿lo espero? (Se levanta y mira hacia el fondo del escenario, donde hay una sombra que podría ser su reflejo).

 

¿A quién espero? ¿A ti? ¿Tienes una vida secreta que ni siquiera yo conozco? Lo sabes, estoy seguro de que lo sabes.

 

 

miércoles, agosto 13, 2025

Central Park Condo: La Anarquía Digital y el Felino Fantasma. De Ben Gavarré










Central Park Condo. La Anarquía Digital y el Felino Fantasma

De Ben Gavarré



Prefacio

Existen en el universo ciertas constantes que, por más que la razón intente explicarlas, persisten. La gravedad, la velocidad de la luz... y que, si una historia necesita un gato, la dueña se llamará Karen. No hay una explicación científica ni un algoritmo que lo demuestre, pero es una verdad tan inmutable como la entropía.

Para ser precisos, en esta historia, la dueña se llama Karen Santoyo. Sin embargo, no esperen ver a una mujer con un gato en brazos, ni a un felino persiguiendo un ovillo de lana. Este no es un cuento de hadas, sino una comedia de enredos con un toque de física cuántica y un apagón digital.

Prepárense para conocer a la familia Santoyo, una tribu moderna tan apegada a sus pantallas que casi han olvidado cómo vivir. Y a su nueva vecina, Karen, una "diseñadora de experiencias" que llega para reiniciar sus vidas. Pero, ¿dónde está el gato? Ah, el gato es lo de menos. Lo importante es que un gato, aun sin estar presente, puede desatar un caos tan real como los likes que no obtienes.

Y, como en todo buen experimento cuántico, la pregunta no es si el gato está vivo o muerto, sino si la familia Santoyo volverá a encontrar el camino a la vida real. Abran el telón y dejen que la función comience, porque en este departamento, el único que no está atrapado es el gato.





Personajes:

 * Leo (20s): El hermano mayor, un influencer de videojuegos.

 * Elías (15): El hermano menor, un genio de la informática.

 * Leticia (50s): La madre, adicta a las redes sociales.

 * Ricardo (50s): El padre, un burócrata obsesionado con el orden.

 * Karen (30s): La nueva vecina, una diseñadora de experiencias... ¿con un gato?



Acto I

Escena 1: El Santuario Tecnológico

(La escena se abre en el departamento minimalista. La sala parece un santuario tecnológico. Pantallas gigantes en las paredes, luces LED que cambian de color, consolas y dispositivos por todos lados. Leticia está sentada en el sofá, pegada a su celular, grabando un video para su Instagram.)

Leticia: (Al teléfono) ¡Hola, mis followers! ¡Buenos días desde mi oasis de tranquilidad, en mi departamento chic de Central Park! Aquí con mi cafecito orgánico... ¡Ya saben que los amo!

(Entra Ricardo, trajeado. Camina por la sala esquivando los cables y se para frente a Leticia. Ella no lo ve. Ricardo intenta llamar su atención.)

Ricardo: Leticia, por favor.

Leticia: (Hablando a la pantalla) Ay, Ricardo, mi amor... ¡Saluda! A la gente le encanta verte.

Ricardo: No. Ya te dije que no me gusta esta... exhibición. Leticia, te recuerdo que hoy es la junta para elegir al nuevo administrador del condominio. Es importante.

Leticia: Ay, qué aburrido, mi vida. ¡No me da likes lo que dices! Ricardo, ¿puedes acomodar estos cables? Afean el lugar.

(Ricardo suspira. Se agacha a acomodar los cables. Elías, el hijo menor, entra sin quitarse unos audífonos futuristas, y se sienta a la computadora. Ricardo lo mira, desesperado.)

Ricardo: Elías. ¡Quítate los audífonos! No es normal que no me escuches.

Elías: (Sin voltear a verlo, la voz sale de un sintetizador en su computadora) Mi campo auditivo se encuentra optimizado para frecuencias bajas. Su voz no es una prioridad, padre.

Ricardo: (A Leticia) ¡Mira a tu hijo! Un día de estos va a salir a la calle y lo van a atropellar.

Leticia: Ricardo, no exageres. ¡Mira qué lindo! Le han puesto un thumbs up en su story.

(Ricardo se queda parado en medio de la sala, resignado. Suena el timbre. Nadie se da cuenta. Elías ni se inmuta. Leticia sigue grabando. Leo está en una nube de narcisismo.)

Ricardo: Ya voy yo. (A la puerta) ¿Quién es?

Karen: (Desde afuera) ¡Soy la nueva vecina! ¡De la 301, su puerta de al lado! Y... creo que mi gato se ha escapado. ¿Lo han visto? Es un siamés con un ojo azul y uno verde... se llama Schrödinger.

(Ricardo abre la puerta. Entra Karen. Viste ropa cómoda, pero con un aire de diseñadora moderna. Lleva una mochila con un logo que dice: “Reboot Reality”. Se ve ligeramente agitada.)

Karen: ¡Hola! ¡Soy Karen, su nueva vecina! Disculpen la intromisión, pero estoy buscando a mi gato. Es muy escurridizo.

(El silencio es total. Nadie le hace caso. Leticia sigue grabando.)

Leticia: (Al teléfono) ¡Ay, mis followers, creo que tenemos una invasora! Dice que busca un... ¿cómo dijo? ¿Un monstruo de ojos raros? ¡Qué miedo!

Leo: (Con los audífonos puestos) ¿Alguien dijo streaming de terror? ¡Mis seguidores aman eso!

Elías: Analizando patrones de escape felino en edificios de alta densidad... Probabilidad de reaparición en conductos de ventilación: 78.3%.

Ricardo: (Frustrado) ¡Un momento, por favor! Vecina Karen, bienvenida. Disculpe a mi familia, están un poco... ensimismados. No hemos visto ningún gato.

Karen: Oh, qué lástima. Es que justo antes de tocar su timbre, juraría que vi un destello de ojos diferentes por aquí... Tal vez se metió en algún rincón.

(Karen comienza a mirar alrededor, moviendo cojines y asomándose detrás de los muebles.)

Leticia: (Gritando) ¡Ay! ¡Sentí algo peludo en mi pie! ¡Ricardo, sácame este bicho de encima!

(Leticia se levanta de un salto, mirando el suelo con horror. No hay nada.)

Leo: ¡Mamá, tranquila! Seguro es tu imaginación. Aunque... un gato mutante radioactivo sería un buen plot twist para mi próximo gameplay.

Elías: Registro de fluctuaciones térmicas anómalas cerca del sofá... Podría indicar la presencia de un cuerpo homeotermo de tamaño reducido.

Ricardo: (A Karen, con una sonrisa forzada) No se preocupe, vecina. Si vemos a su... Schrödinger, se lo haremos saber. Ahora, si nos disculpa...

Karen: Claro, claro. Gracias. Igual, si escuchan un maullido extraño... ¡es él! (Karen les da una tarjeta con su número.) ¡Cualquier cosa!

(Karen se retira. Al cerrar la puerta, Ricardo suspira aliviado.)

Leticia: ¡Sigo sintiendo cosquillas! ¡Seguro dejó pulgas! ¡Voy a tener que desinfectar todo!

Leo: ¡Pulgas gamers! ¡Podrían ser la nueva epidemia online!

Elías: Iniciando protocolo de escaneo de parásitos en el espectro electromagnético... Resultados negativos. La sensación podría ser de origen psicosomático.

Ricardo: (Gritando) ¡Ya basta! ¡No hay ningún gato! ¡Es una simple vecina nueva!

(Justo en ese momento, se escucha un leve maullido, proveniente de un lugar indeterminado.)

Leticia, Leo y Elías: ¡El gato!

Ricardo: (Con la cara desencajada) Esto... esto no puede estar pasando.



Acto II

Escena 2: El Misterio Felino y el Apagón Inesperado

(La escena continúa al día siguiente. La búsqueda del gato Schrödinger se ha convertido en una obsesión para los Santoyo. Leticia rocía cada rincón con desinfectante, asegurando haber visto "sombras felinas" en el reflejo de las pantallas apagadas. Leo está grabando videos teorizando sobre la naturaleza cuántica del gato perdido, sugiriendo que podría estar en múltiples dimensiones a la vez. Elías ha dedicado todos sus recursos informáticos a rastrear cualquier señal de la presencia del felino en la red del condominio.)

Leticia: ¡Lo vi! ¡Juro que vi su cola entre los cojines del sofá! Era... como una sombra alargada con un toque de color siamés.

Leo: ¡Eso confirma mi teoría! ¡El gato de Karen es un ente interdimensional que se manifiesta brevemente en nuestro plano de existencia! ¡Voy a titular mi próximo streaming: "Schrödinger: El Gato Fantasma de Central Park"!

Elías: Análisis de patrones de maullidos grabados por vecinos en los últimos meses... Correlación del 92% con vocalizaciones felinas de raza siamesa. La presencia del sujeto "Schrödinger" en el edificio podría ser un evento recurrente.

Ricardo: (Entra con el periódico, visiblemente alterado) ¡Esto es ridículo! ¡Ya hay un grupo de Facebook dedicado al "Gato Misterioso de Central Park"! ¡La gente está organizando batidas de búsqueda! ¡Van a invadir nuestro departamento!

(En ese momento, las luces parpadean y todo el departamento se queda a oscuras. Los dispositivos electrónicos se apagan.)

Leticia: ¡El apagón! ¡Seguro fue el gato! ¡Saboteó el sistema eléctrico con sus poderes psíquicos!

Leo: ¡Un apagón gamer! ¡Esto es una señal! ¡El universo conspira para que vuelva a mi streaming! Aunque... sin internet...

Elías: (En la oscuridad, su voz ligeramente asustada) Iniciando protocolo de emergencia... Activando linterna táctica... Detección de picos de energía justo antes del fallo... Posible sobrecarga causada por... ¿un gato?

Ricardo: (A tientas) ¡Ya basta! ¡No fue ningún gato! Seguro fue un problema con el transformador del edificio. ¡Esto es un caos! ¡Y hoy tenía otra junta crucial! ¡Mis diapositivas estaban en la nube!

(Se escucha la voz de Karen desde el pasillo.)

Karen: ¡Vecinos! ¿Están bien? ¡Hubo un apagón general en el edificio! ¿Alguien ha visto a Schrödinger en la oscuridad? ¡Es aún más difícil encontrarlo así!

Leticia, Leo y Elías: ¡Karen! ¡Su gato causó esto!

Ricardo: (A Karen, intentando mantener la compostura) Vecina, buenas noches. Sí, estamos bien... ¿Cree que su gato...?

Karen: (Con un tono de misterio) Schrödinger es un gato muy especial... Digamos que tiene una forma muy particular de interactuar con la energía.

(La familia Santoyo se mira en la oscuridad, con la creciente sensación de que la llegada de Karen y la desaparición (¿o no?) de su gato han alterado sus vidas de una manera insospechada.)



Acto III

Escena 3: La Realidad Desconectada y la Partida Misteriosa

(Ha pasado una semana desde el apagón. La energía se restableció, pero la familia Santoyo se encuentra extrañamente desconectada de sus dispositivos. El módem parece averiado sin explicación. Leticia ha descubierto el placer de observar las plantas de su balcón, aunque sigue convencida de que las hojas se mueven solas por la presencia espectral del gato. Leo intenta dibujar, frustrado por la falta de likes inmediatos. Elías está construyendo un dispositivo rudimentario con antenas y latas, "para detectar las ondas etéreas de Schrödinger".)

Leticia: ¡Miren! ¡La maceta se movió otra vez! ¡Es él! ¡Está jugando con nosotros desde el más allá digital!

Leo: ¡Sin internet, mi existencia online es nula! ¡Es como si hubiera desaparecido! Aunque... he tenido una idea para un live action sobre un gamer atrapado en el mundo real por un gato fantasma.

Elías: Análisis... Captando débiles señales... Podrían ser fluctuaciones de energía psi-felina... O la lavadora del vecino.

Ricardo: (Más relajado de lo habitual) Curiosamente, sin internet he podido leer ese informe que tenía pendiente hace meses. Y he hablado con mis hijos... ¡cara a cara! Es... diferente.

(Karen entra al departamento sin tocar, con una pequeña caja en sus manos.)

Karen: ¡Hola, vecinos! Traigo buenas noticias... y tal vez una explicación.

Leticia, Leo y Elías: ¡El gato! ¿Lo encontró?

Karen: (Sonriendo enigmáticamente) Digamos que Schrödinger tiene una forma muy particular de manifestarse. Y a veces, cuando su trabajo aquí termina... simplemente se va.

Ricardo: ¿Su trabajo? ¿Qué quiere decir?

Karen: Vine a Central Park con un propósito: recordarles lo que es importante más allá de las pantallas. A veces, un pequeño... "reboot" es necesario. Y Schrödinger es muy bueno en eso.

(Karen abre la caja. Dentro, no hay un gato, sino un pequeño dispositivo electrónico con una luz parpadeante.)

Karen: Este es un generador de interferencia cuántica de baja potencia. Lo activé temporalmente. El apagón, la avería del módem... fueron parte de la experiencia.

Leticia: ¿Experiencia? ¿Todo esto fue planeado? ¿Y el gato...?

Karen: Schrödinger es una metáfora. Una forma de hacerles prestar atención a lo invisible, a lo que realmente importa.

Leo: ¡¿Entonces no hay un gato fantasma interdimensional?! ¡Mi live action!

Elías: Análisis... Engaño sofisticado con elementos de disrupción tecnológica y sugestión psicológica... Fascinante.

Ricardo: (Con una leve sonrisa) Karen... usted es... peculiar.

Karen: (Guiñando un ojo) Digamos que soy una diseñadora de experiencias que se toma su trabajo muy en serio. Ahora, debo irme. Tengo otros "reboots" que realizar en otros universos... digo, condominios.

(Karen se despide y se va, dejando a la familia Santoyo en silencio, mirando el dispositivo parpadeante. De repente, el módem se enciende, la luz azul parpadea, indicando conexión a internet.)

Leticia: ¡El internet volvió!

Leo: ¡Mis seguidores!

Elías: Accediendo a mis archivos...

Ricardo: (Suspira) Las cosas vuelven a la normalidad... ¿O no?

(Los tres se acercan a sus pantallas, pero por un instante, dudan. En el silencio, se escucha un suave maullido, muy débil, proveniente de algún lugar de la casa. Los cuatro se miran.)


Fin




Central Park Condo: Digital Anarchy and the Phantom Feline By BEN GAVARRÉ

 












Central Park Condo: Digital Anarchy and the Phantom Feline



Characters:

 * Leo (20s): The older brother, a video game influencer.

 * Elías (15): The younger brother, a computer genius.

 * Leticia (50s): The mother, addicted to social media.

 * Ricardo (50s): The father, a bureaucrat obsessed with order.

 * Karen (30s): The new neighbor, an experience designer... with a cat?



Act I

Scene 1: The Tech Sanctuary

(The scene opens in a minimalist apartment. The living room is a tech shrine. Giant screens on the walls, color-changing LED lights, consoles, and gadgets everywhere. Leticia is on the couch, glued to her phone, filming an Instagram video.)

Leticia: (Into her phone) OMG, my followers! Good morning from my chill oasis, my chic Central Park pad! Just sipping my organic coffee... You guys are the best!

(Ricardo enters, in a suit. He navigates around cables and stands in front of Leticia. She doesn't see him. Ricardo tries to get her attention.)

Ricardo: Leticia, please.

Leticia: (Talking to her phone) Ricardo, babe... Say hi! People love seeing you.

Ricardo: No. I've told you I don't like this... exhibition. Leticia, remember, the condo board meeting to elect a new manager is today. It's important.

Leticia: Ugh, so boring, sweetie. Not getting any likes on that! Ricardo, can you tidy up these cables? They're an eyesore.

(Ricardo sighs. He bends down to straighten the cables. Elías, the youngest son, enters without taking off his futuristic headphones and sits down at his computer. Ricardo looks at him, exasperated.)

Ricardo: Elías. Take off those headphones! It's not normal that you can't hear me.

Elías: (Without turning around, his voice coming from a synthesizer on his computer) My auditory field is optimized for low frequencies. Your voice is not a priority, father.

Ricardo: (To Leticia) Look at your son! He's going to walk into traffic one of these days.

Leticia: Ricardo, don't exaggerate. Look how cute! He got a thumbs up on his story.

(Ricardo stands in the middle of the room, resigned. The doorbell rings. No one notices. Elías doesn't react. Leticia keeps filming. Leo adjusts a gaming headset.)

Ricardo: I'll get it. (To the door) Who is it?

Karen: (From outside) It's the new neighbor! From 301, right next door! And... I think my cat has gotten out. Have you seen him? He's a Siamese with one blue eye and one green eye... His name is Schrödinger.

(Ricardo opens the door. Karen enters. She's dressed in casual clothes, but with a modern designer flair. She carries a backpack with a logo that says: "Reboot Reality". She looks a little flustered.)

Karen: Hi! I'm Karen, your new neighbor! Sorry to intrude, but I'm looking for my cat. He's very elusive.

(The silence is absolute. No one pays her any attention. Leticia keeps filming.)

Leticia: (Into her phone) OMG! I think we have an invader! She says she's looking for a... a monster with weird eyes? So scary!

Leo: (Headphones on) Did someone say horror stream? My followers love that!

Elías: Analyzing feline escape patterns in high-density buildings... Probability of reappearance in ventilation ducts: 78.3%.

Ricardo: (Frustrated) Hold on, everyone! Welcome, neighbor Karen. Please excuse my family, they're a bit... self-absorbed. We haven't seen any cat.

Karen: Oh, what a shame. I could have sworn I saw a flash of strange eyes just now... Maybe he slipped into a corner.

(Karen starts looking around, moving cushions and peering behind furniture.)

Leticia: (Screaming) Ahh! I felt something furry on my foot! Ricardo, get this creature off me!

(Leticia jumps up, looking at the floor in horror. There's nothing there.)

Leo: Mom, chill! It's probably your imagination. Although... a radioactive mutant cat would be a good plot twist for my next gameplay.

Elías: Logging anomalous thermal fluctuations near the couch... Could indicate the presence of a small homeothermic body.

Ricardo: (To Karen, with a forced smile) Don't worry, neighbor. If we see your... Schrödinger, we'll let you know. Now, if you'll excuse us...

Karen: Of course. Thanks. Anyway, if you hear a strange meow... that's him! (Karen hands him a card with her number.) Let me know!

(Karen leaves. After closing the door, Ricardo sighs in relief.)

Leticia: I still feel tickles! She probably left fleas! I'm going to have to disinfect everything!

Leo: Gamer fleas! They could be the new online epidemic!

Elías: Initiating parasite scan protocol in the electromagnetic spectrum... Negative results. The sensation could be psychosomatic in origin.

Ricardo: (Yelling) Enough! There's no cat! She's just a new neighbor!

(Just then, a faint meow is heard, coming from an unknown location.)

Leticia, Leo, and Elías: The cat!

Ricardo: (His face distraught) This... this can't be happening.



Act II

Scene 2: The Feline Mystery and the Unexpected Blackout

(The scene continues the next day. The search for Schrödinger has become an obsession for the Santoyos. Leticia sprays every corner with disinfectant, claiming to have seen "feline shadows" in the reflections of the turned-off screens. Leo is recording videos theorizing about the cat's quantum nature, suggesting it could be in multiple dimensions at once. Elías has dedicated all his computing resources to tracking any sign of the feline's presence on the condo network.)

Leticia: I saw it! I swear I saw its tail between the couch cushions! It was... like a long shadow with a hint of Siamese color.

Leo: That confirms my theory! Karen's cat is an interdimensional entity that briefly manifests on our plane of existence! I'm going to title my next stream: "Schrödinger: The Central Park Ghost Cat"!

Elías: Analysis of meow patterns recorded by neighbors in recent months... 92% correlation with Siamese feline vocalizations. The presence of subject "Schrödinger" in the building could be a recurring event.

Ricardo: (Enters with a newspaper, visibly upset) This is ridiculous! There's already a Facebook group dedicated to the "Central Park Mystery Cat"! People are organizing search parties! They're going to invade our apartment!

(At that moment, the lights flicker and the entire apartment goes dark. The electronic devices turn off.)

Leticia: The blackout! It must have been the cat! It sabotaged the electrical system with its psychic powers!

Leo: A gamer blackout! This is a sign! The universe is conspiring for me to get back to streaming! Although... without internet...

Elías: (In the dark, his voice slightly scared) Initiating emergency protocol... Activating tactical flashlight... Detecting energy spikes just before the failure... Possible overload caused by... a cat?

Ricardo: (Fumbling) Enough! It wasn't any cat! It must have been a problem with the building's transformer. This is chaos! And I had another crucial meeting today! My slides were in the cloud!

(Karen's voice is heard from the hallway.)

Karen: Neighbors! Are you okay? There's a general blackout in the building! Has anyone seen Schrödinger in the dark? He's even harder to find like this!

Leticia, Leo, and Elías: Karen! Your cat caused this!

Ricardo: (To Karen, trying to keep his composure) Neighbor, good evening. Yes, we're fine... Do you think your cat...?

Karen: (With a tone of mystery) Schrödinger is a very special cat... Let's just say he has a very particular way of interacting with energy.

(The Santoyo family looks at each other in the dark, with the growing sense that Karen's arrival and her cat's disappearance (or not?) have altered their lives in an unexpected way.)



Act III

Scene 3: The Disconnected Reality and the Mysterious Departure

(A week has passed since the blackout. The power has been restored, but the Santoyo family is strangely disconnected from their devices. The modem seems to be broken without explanation. Leticia has discovered the pleasure of observing the plants on her balcony, though she's still convinced the leaves move on their own due to the spectral presence of the cat. Leo tries to draw, frustrated by the lack of instant likes. Elías is building a rudimentary device with antennas and cans, "to detect Schrödinger's ethereal waves.")

Leticia: Look! The flowerpot moved again! It's him! He's playing with us from the digital afterlife!

Leo: Without internet, my online existence is null! It's like I've disappeared! Although... I've had an idea for a live action about a gamer trapped in the real world by a ghost cat.

Elías: Analysis... Capturing weak signals... Could be fluctuations of psi-feline energy... Or the neighbor's washing machine.

Ricardo: (More relaxed than usual) Curiously, without internet, I've been able to read that report I've had pending for months. And I've talked to my children... face to face! It's... different.

(Karen enters the apartment without knocking, with a small box in her hands.)

Karen: Hello, neighbors! I have good news... and maybe an explanation.

Leticia, Leo, and Elías: The cat! Did you find it?

Karen: (Smiling enigmatically) Let's just say Schrödinger has a very particular way of manifesting. And sometimes, when his work here is done... he just leaves.

Ricardo: His work? What do you mean?

Karen: I came to Central Park with a purpose: to remind you of what's important beyond the screens. Sometimes, a little... reboot is necessary. And Schrödinger is very good at that.

(Karen opens the box. Inside, there's no cat, but a small electronic device with a blinking light.)

Karen: This is a low-power quantum interference generator. I activated it temporarily. The blackout, the broken modem... were all part of the experience.

Leticia: Experience? Was all of this planned? And the cat...?

Karen: Schrödinger is a metaphor. A way to make you pay attention to the invisible, to what really matters.

Leo: So there's no interdimensional ghost cat?! My live action!

Elías: Analysis... Sophisticated deception with elements of technological disruption and psychological suggestion... Fascinating.

Ricardo: (With a faint smile) Karen... you're... peculiar.

Karen: (Winking) Let's just say I'm an experience designer who takes her job very seriously. Now, I have to go. I have other reboots to perform in other universes... I mean, condos.

(Karen says goodbye and leaves, leaving the Santoyo family in silence, staring at the blinking device. Suddenly, the main screen in the apartment turns on, showing the same image Karen put up at the beginning: "WELCOME TO THE REAL WORLD".)

Leticia: The screen turned on?

Leo: Yeah, Mom. No more digital blackout.

Elías: But it doesn't matter anymore.

Ricardo: (Smiling) No, it doesn't matter. Now we have a life to live.

(The three of them approach their screens, but for a moment, they hesitate. In the silence, a soft, very faint meow is heard from somewhere in the house. The four of them look at each other.)

The End



domingo, agosto 10, 2025

Golás Una obra en un acto De Ben Gavarré












Una obra en un acto

DE BEN GAVARRÉ

(para guiñol o muñecos)


Versión 1

PERSONAJES:

 * GOLÁS: Un ser pequeño y brillante con un tallo, alas y cinco ojos.

 * ROSA 1: Una rosa orgullosa y chismosa.

 * ROSA 2: La amiga de Rosa 1, igual de chismosa.

 * HELECHO: Un helecho nervioso y asustadizo.

 * DON PINO: Un pino altivo y sabelotodo.

 * GABRIEL: Un niño pequeño, curioso y sensible.

(La escena se desarrolla en un jardín. Se pueden ver un arbusto de rosas, un helecho grande y, en el fondo, un enorme pino que domina el paisaje. En el centro, un pequeño tallo verde sobresale de la tierra. Golás, con sus cinco ojos curiosos, mira a su alrededor mientras sus alas se agitan suavemente.)

ESCENA 1

(Entran en escena ROSA 1 y ROSA 2. ROSA 1 se inclina hacia su amiga en un gesto de chisme.)

ROSA 1

(Cuchicheando)

¿Viste eso? Tiene tallo, pero agita las alas. ¡Qué indecencia!

ROSA 2

(Asintiendo)

¡Sí! Y no se parece a nada de lo que ha crecido aquí.

(El HELECHO se estremece, sus hojas tiemblan.)

HELECHO

A mí me da miedo. ¿Y si es una de esas plantas carnívoras que te comen sin preguntar?

(DON PINO, con una voz profunda que cruje como madera vieja, carraspea para llamar la atención.)

DON PINO

(Con arrogancia)

¡Silencio! Es obvio lo que tenemos aquí. Se trata de una "planta-plaga voladora". Una especie invasora muy peligrosa. Seguramente se alimenta de la savia de las flores nobles y asusta a los helechos decentes.

(Golás se encoge, sus alas dejan de agitarse por un momento.)

DON PINO

(Mirando a Golás)

Oye tú, cosa rara. ¿No tienes nada que decir en tu defensa?

(Todos se quedan en silencio, expectantes. Golás despliega sus alas, que emiten un suave zumbido. Al hablar, su voz es delicada, como el roce de las hojas.)

GOLÁS

No soy una planta. Soy un insecto volador. Y pronto, me iré de aquí para ver el mundo que hay más allá de esta reja.

(Hay un momento de silencio y desconcierto. Don Pino, incapaz de procesar esta nueva información, finge un enorme bostezo.)

DON PINO

Bah, qué aburrimiento. Me voy a dormir.

(Se queda dormido de verdad. Las rosas y el helecho, contagiados, bajan la cabeza y se sumergen en un profundo sueño.)

ESCENA 2

(Se hace de noche. Un chirrido anuncia la apertura de la puerta de una casa. Gabriel, el más pequeño de la familia, entra en escena con una linterna y un frasco de vidrio.)

GABRIEL

(Para sí mismo)

"La peor tarea del mundo", pensó. "Cazar insectos para la clase de ciencias".

(Busca bajo algunas piedras, pero solo encuentra cochinillas y una lombriz. Apaga la linterna, decepcionado, y se sienta en el pasto. De repente, la enciende de golpe, y el haz de luz cae sobre Golás.)

GABRIEL

(Susurrando, asombrado)

¡Wow! ¿Una flor que parece mariposa? ¿O una mariposa con tallo? ¡Esto sí que es un hallazgo!

(Con una decisión impulsiva, arranca a Golás de la tierra y lo mete en el frasco. Golás, presa del pánico, golpea el vidrio con sus frágiles alas.)

GABRIEL

(Acerca el frasco a su oído. Se le hiela la sangre al escuchar una vocecita aguda y desesperada.)

GOLÁS

(Desde el frasco)

Me... ahogo... mis alas...

(El corazón de Gabriel da un vuelco. Con manos temblorosas, quita la tapa. Golás sale volando, pero su vuelo es torpe y débil. Cae suavemente sobre una hoja de rosal, temblando, exhausto. Gabriel lo mira, confundido. Sus ojos se posan en el pequeño extremo del tallo roto de Golás. La lógica infantil inunda su mente.)

GABRIEL

(Con la voz apenas audible)

Tenías un tallo... estabas plantado... y yo te arranqué.

(Con el cuidado de un cirujano, Gabriel toma a Golás. Busca una maceta vacía, la llena con tierra húmeda y vuelve a plantar a la extraña criatura. Le echa unas gotitas de agua de la regadera. Golás deja de temblar. Ajusta sus alas y mira a Gabriel con sus cinco ojitos brillantes. El niño siente una oleada de gratitud que lo recorre por dentro.)

(Gabriel toma la maceta y la lleva a la ventana de su cuarto. La escena se ilumina con la tenue luz de la luna. Gabriel y Golás se miran como nuevos amigos que comparten un secreto increíble. Se miran, sabiendo que pronto tendrán que decirse adiós, pero con la certeza de que nunca se olvidarán.)

(TELÓN)






















Versión 2


Personajes:


 * GOLÁS: Una criatura mitad planta, mitad insecto. Curioso, optimista, con una voz que suena a hojas.

 * DON PINO: Un pino viejo y presumido, la voz de la "razón" en el jardín. Su voz es profunda y crujiente.

 * ROSA y MARGARITA: Dos flores chismosas y dramáticas.

 * HELECHO: Un helecho nervioso y miedoso.

 * GABRIEL: Un niño de unos 8 años, curioso y sensible.

 * LOMBRIZ: Una lombriz despistada con un apetito voraz. (Voz en off o títere)

 * Cochinillas: Un coro de cochinillas que hablan con voz suave y monótona.



ACTO I

ESCENA 1: EL DESPERTAR DEL JARDÍN

(El telón se abre revelando un jardín vibrante. El sol ilumina las plantas. En el centro, un pequeño tallo verde. Es Golás. Una Rosa y una Margarita se mueven con gracia.)


ROSA: (Se estira perezosamente) ¡Ay, qué cansancio ser bella! Los rayos del sol son tan fuertes que seguro me salen arrugas en los pétalos.

MARGARITA: (Asintiendo) Y a mí, el viento me despeina. ¿Te imaginas? Despeinada. Qué horror. Al menos no soy como ese helecho, siempre temblando como si viera fantasmas.


(El Helecho tiembla ostensiblemente.)


HELECHO: ¡¿Fantasmas?! ¡No me lo recuerden! ¿Y si la tierra está embrujada? ¿Y si es el espíritu de un lirio que no dio flores en primavera?

ROSA: (Rodando los ojos) Ay, por favor. El único fantasma aquí es la falta de sentido común. Hablando de eso, ¿vieron lo que brotó allá?


(Señalan a Golás, que parpadea sus cinco ojitos negros y agita sus pequeñas alas.)


MARGARITA: ¡Ay, no! ¡Una cosa rara! Tiene tallo, pero se mueve. ¡Qué indecencia! Parece que nació sin manual de instrucciones.

(Golás los mira, confundido.)

HELECHO: ¿Y si es una de esas plantas carnívoras que te comen sin preguntar? Dicen que te chupan la savia hasta dejarte como una ramita seca.

ROSA: A mí me da miedo, pero me intriga. Parece que tiene alas. Tal vez es una mosca que se tragó una semilla y se quedó atascada a la tierra.


(Don Pino, el árbol más alto y majestuoso del jardín, carraspea. Su voz es grave y crujiente como la corteza.)


DON PINO: ¡Silencio! El escándalo es de mal gusto. Es obvio lo que tenemos aquí. Se trata de una "planta-plaga voladora". Una especie invasora muy peligrosa. Seguramente se alimenta de la savia de las flores nobles y asusta a los helechos decentes. ¡Un desastre!


(Golás se encoge, sintiendo un nudo en su tallo.)


DON PINO: (Se aclara la garganta y mira a Golás con desdén) Oye tú, cosa rara. ¿No tienes nada que decir en tu defensa?


(Todos se quedan en silencio, esperando. Golás, nerviosa, despliega sus alitas. Emiten un suave zumbido.)


GOLÁS: (Su voz suena como el roce de las hojas, dulce pero firme) No soy una plaga. Soy un insecto volador. Y muy pronto, cuando mis alas estén fuertes, me iré de aquí para ver el mundo que hay más allá de esta reja. Mi destino no es la tierra, sino el cielo.


(Un silencio desconcertado se instala. Don Pino no puede procesar la idea de un insecto naciendo de una semilla. Es ilógico. Inaceptable.)


DON PINO: (Fingiendo un bostezo enorme para disimular su confusión) ¡Bah, qué aburrimiento! Todo esto de las plantas con alas y los destinos es un cuento de hadas. Demasiada imaginación. Me voy a dormir.


(Y, para su sorpresa y la de todo el jardín, Don Pino se queda dormido de verdad. Un profundo "ronquido de madera" resuena. El Helecho, Margarita y Rosa también se duermen, contagiados por la quietud.)


ESCENA 2: MONÓLOGO DE GOLÁS

(La luz del día se desvanece, dando paso a una suave luz de luna. Golás, ahora solo, mira al cielo estrellado. Sus alas vibran con anhelo.)

GOLÁS: (Hablando para sí mismo, con la voz suave y melancólica) Dicen que un insecto es un insecto y una planta es una planta. Que la tierra es mi hogar. Pero yo sé que no es así. Siento la brisa en mis alas y en mi tallo. Sueño con el viento que me eleve, con las nubes que parecen algodón de azúcar y con la luna que me cuenta historias. Me gustaría ver cómo es el mundo desde arriba. Si los humanos son tan pequeños como los escarabajos. Si las flores se ven como puntos de colores. Aquí abajo me siento atado, juzgado, un error de la naturaleza. Pero yo sé que mi corazón de hoja y mis alas de seda tienen un solo propósito: volar. Y pronto, muy pronto, mi tallo se desprenderá y seré libre. Y por fin, seré solo yo. Golás. Ni planta, ni insecto. Yo.


ACTO II


ESCENA 1: LA MISIÓN DE GABRIEL

(La luz se vuelve oscura, solo un rayo de luna ilumina el escenario. La puerta de la casa se abre con un chirrido. Gabriel, un niño con una linterna, camina en puntas de pie. Se ve su mochila escolar y una libreta de ciencias.)


GABRIEL: (Para sí mismo, susurrando) Muy bien, Gabriel. Misión: Cazar insectos para la clase de ciencias. "Observar, catalogar, dibujar". La maestra dice que los insectos son fascinantes. A mí me parecen... pues, insectos. Mamá dice que si me encuentro una lombriz, la devuelva a la tierra. Papá dice que no pise a las cochinillas. ¿Por qué todo en este jardín tiene tantas reglas?


(Se agacha y mira debajo de una piedra. Un coro de voces suaves y monótonas se escucha.)


COCHINILLAS: (Con voz de coro de niños cantando en misa) Aquí estamos. Diez. Once. Doce cochinillas... Rodando en la oscuridad... Comiendo hojas secas... ¡No nos pisen! ¡No nos pisen!

GABRIEL: (Se aleja de la piedra, algo nervioso) Okay, okay. Las cochinillas no. No quiero un ejército de bolitas gritándome.


(Un títere de lombriz o una voz en off suena desde la tierra.)


Lombriz: (Con voz distraída) ¿Qué hay de mí? ¿Cuento como insecto? Mmm, no. Soy un gusano. ¡Un gusano glorioso! ¿O no? Tengo hambre. ¿Hay un poco de tierra por aquí?

GABRIEL: (Se rasca la cabeza) Mmm, la maestra no dijo nada de gusanos. Y no me parece que sea un insecto. Mejor no arriesgo.


(Se sienta en el pasto, apagando la linterna, frustrado. La enciende de golpe y la luz ilumina a Golás. Gabriel se queda boquiabierto.)


GABRIEL: (Susurrando, asombrado) ¡Wow! ¡Una flor que parece mariposa! ¿O una mariposa con tallo? ¡Esto sí que es un hallazgo para la clase! ¡La maestra no se lo va a creer!


(Gabriel se acerca a Golás. Golás se agita, sus alas emiten un zumbido débil. Gabriel estira la mano con cuidado para tocarlo, pero el tallo de Golás se desprende accidentalmente con un chasquido suave, y la criatura cae en la palma de su mano. Se ha roto el tallo. Golás se acurruca, débil y asustado.)


GABRIEL: (Con la voz de un niño que ha roto algo muy preciado) ¡Oh, no! ¡Lo rompí! Yo... yo no quería...


(Golás se retuerce suavemente en la mano de Gabriel. El niño, que tiene un oído muy agudo, escucha un sonido que lo hiela. Una voz diminuta y aguda, tan pequeña que solo él puede oírla.)


GOLÁS: (Con una voz minúscula, casi inaudible) Mi tallo... mi hogar... Se rompió...

GABRIEL: (Mirándola con los ojos muy abiertos) Te oigo... Te rompí...


(Gabriel se queda paralizado. En lugar de meterla en un frasco, se queda allí, sosteniéndolo con cuidado. Su lógica infantil y sensible se activa de inmediato.)


GABRIEL: (Hablando más para sí mismo que para Golás) Se ha roto la conexión. La vida... la vida viene de la tierra. La planta de mi abuela se secó porque no tenía raíces. Tú eres una... una cosa... que necesitaba el tallo para crecer. Y yo te lo quité.


(Golás, agotado y temblando, se acurruca más en su mano.)


GABRIEL: No. No puedo dejarte aquí. Necesitas tu tierra. Tu... tu casa.


(Gabriel se levanta. Mira a su alrededor y ve una maceta vacía en el porche. Corre hacia ella, la llena con tierra húmeda y regresa con cuidado. Golás, en su mano, parece empezar a desvanecerse, su verde brillante se vuelve opaco.)


GABRIEL: ¡No, no te vayas! ¡Aguanta!

(Con el cuidado de un cirujano, Gabriel coloca a Golás en la tierra de la maceta, enterrando la base de su tallo roto. Le echa unas gotitas de agua con la regadera de su mamá.)


GABRIEL: Listo. Ahora estás en tu casa otra vez.


(Golás deja de temblar. El verde brillante de su cuerpo vuelve a aparecer. Ajusta sus alas y mira a Gabriel con sus cinco ojitos, que brillan con una luz especial. No dice nada, pero el niño siente una ola de gratitud, una calidez que lo recorre.)



ESCENA 2: EL SECRETO COMPARTIDO


(Gabriel toma la maceta con Golás y la lleva a la ventana de su cuarto. La luna ilumina la escena. Ambos se miran, compartiendo un secreto. Es un momento de profunda conexión.)


GABRIEL: Ya sé que la maestra quería que te dibujara en la libreta de ciencias. Pero... creo que eres más que un dibujo. Eres... un amigo.


(Golás agita suavemente sus alas en señal de acuerdo. Un monólogo de los chismosos del jardín se escucha desde el exterior.)


ROSA: (Con voz de susurro dramático) ¿Viste eso? El niño se llevó a la cosa voladora.

MARGARITA: Ay, seguro lo va a poner en un frasco. Como a todos. Y lo va a dejar sin aire.

HELECHO: ¡¿Sin aire?! ¡Ay, no! ¡Qué horror! ¡Un asesinato botánico! ¡Ay, qué miedo!

DON PINO: (Voz ronca, desde su sueño) Es una "planta-plaga voladora". Se lo merece. Zzzzz...


(Gabriel sonríe mientras escucha los murmullos desde la ventana. Se acerca a Golás.)


GABRIEL: No les hagas caso. No saben nada. Nadie sabe que eres... mi secreto. Y pronto, estarás listo para volar. Y yo... yo estaré listo para verte ir.


(Gabriel se sienta en el suelo, la luna los ilumina. Golás mira por la ventana, sus alas vibran con una nueva energía. El final es un cuadro de esperanza, de una amistad que floreció de la compasión. Y aunque el final de la historia de Golás es el vuelo, el comienzo de la amistad con Gabriel es un tesoro para ambos.)


(Se apagan las luces lentamente.)



Cuento en el que se basa el guion.


Autor Ben GAVARRE







Golás




El nacimiento de Golás fue simple: salió de una semilla.


Golás era pequeño y verde. Sus cinco ojitos negros y brillantes querían descubrirlo todo. Tenía dos alas. Sabía que había nacido para volar, pero estaba ahí, sujeto a la tierra por ese tallo fuerte y peludo.


Cuando nació, todos saltaron de la cama porque pensaron que se trataba de un temblor. El día en que nació la tierra comenzó a sacudirse y derribó cuatro postes de luz y dos árboles. Nadie perdió la vida, pero el susto dio de qué hablar a muchos durante varios días.

Los vecinos del jardín: flores silvestres, helechos, rosales, arbustos, y un pino alto y presumido, lo miraban con asombro y, hay que decirlo, también con desagrado. ¬-¿Será una mala hierba?, ¿será una planta carnívora? -Murmuraban.


El pino alto y presumido habló a todos con voz desagradable: -¡Seguramente se trata de una planta peligrosa y acabará con nosotros si no tomamos serias medidas para protegernos!... ¿Se han puesto a pensar en quién es el verdadero culpable del temblor de esta mañana?


Golás se estremeció: supuso que la tierra se había enojado porque él había nacido. Ignoraba que la tierra tiembla por motivos muy personales.


¿No tienes nada que decirnos, planta malvada? -. Le dijo el pino presumido al cabizbajo Golás.- ¿Tú hiciste que la tierra temblara, no es así? -Insistió el presumido-.


Todos miraron con atención al extraño insecto que aleteaba pegado a la tierra del jardín.


Esperaban tal vez una explicación, alguna disculpa... Sin embargo, también tenían miedo de que fuera cierto y esa "planta maligna" les hiciera daño.

No soy una planta, soy un insecto volador y dentro de algunos días deberé alejarme de aquí.
-Dijo suavemente Golás.- Miró con valentía a todos con cada uno de sus cinco ojitos negros y brillantes, y agregó.
-Veré lo que ninguno de ustedes podrá nunca imaginar: todo lo que existe más allá de este jardín.


Hubo un largo silencio. El pino presumido quería seguir molestando a Golás, pero estaba confundido. Trataba de explicarse cómo podía nacer un insecto de una semilla. Si las plantas brotan de la tierra, y casi todos los insectos nacen de un pequeño huevo.


Como además de presumido, el pino era muy tonto, no supo ya qué más decir, y fingió que tenía mucho sueño. Y fingió tan bien que se quedó dormido, al igual que la mayoría de los habitantes del jardín.




El tiempo pareció detenerse. A lo lejos se escuchaban los ruidos nocturnos de coches que pasaban. Un avión, una ambulancia o el sonido bajito de algún radio de uno de los tantos humanos que no pueden dormir...




Lentamente se abrió la puerta principal de esa vieja casa de la Gran Ciudad. Gabriel, el más pequeño de la familia G., salió, linterna en mano, a cazar insectos.


-Qué tarea tan tonta. -Pensó Gabriel. -¿A quién se le ocurre que pueda haber insectos interesantes en este país? Si aquí nada más hay moscas y hormigas... En fin, espero que encuentre algún bicho encantador…


Dijo la maestra que debajo de las piedras se esconden muchos. A ver...


Gabriel quería meter en su limpísimo frasco un verdadero hallazgo para la ciencia moderna. Sin embargo, hasta el momento sólo había encontrado cuatro cochinillas y había pisado a un pobre y maloliente pinacate. No quiso comenzar su colección con esa despistada lombriz de tierra porque no estaba seguro de que fuera un insecto. En todo caso: ¿cuáles eran insectos y cuáles no? ¿Los grillos eran insectos? ¿Y las arañas?... Después preguntaría.

Apagó su linterna y luego la prendió repentinamente para sorprender a algún bicho somnoliento y alcanzó a ver el aleteo de un insecto que no lograba dormir.


-¡Qué tal!... Una mariposa. ¡Una mariposa verde! Apuesto que es única y en peligro de extinción... Pero no. No es una mariposa. Parece una... ¿flor? Tiene tallo. Tiene un tallo peludo… ¿Qué será?... Me lo voy a llevar sea lo que sea. Además, no creo que nadie lleve algo semejante a la escuela. No, nunca. -Y arrancó a Golás.


Atrapado en el frasco, Golás lastimaba sus alitas al tratar de escapar de su prisión de vidrio. Al darse cuenta de que sus esfuerzos eran inútiles, decidió hablar con el humano:




-Déjame salir. -Le dijo-. Si no lo haces, me voy a morir.

 Gabriel tuvo miedo, escuchó una vocecita inimaginable, suavecita, aguda, DESESPERADA. Quitó con su bondad de niño la tapa, y el insecto se alejó volando hasta perderse en la oscuridad.





Sentado en la banca del jardín de la casa de sus padres, Gabriel trataba de entender qué había pasado. ¿Fue solamente su imaginación, o de verdad, ese extraño bicho le había hablado?...


Mientras pensaba todo esto, miró por primera vez, realmente observó a las plantas, a los árboles de su jardín, y tuvo un sentimiento muy extraño: Nada de lo que veía le parecía raro: ni el pino, ni las rosas, ni siquiera los helechos. Y sin embargo... ese pequeño ser, que confundió con una mariposa, ¿qué habría sido?...


Todo esto pensaba Gabriel cuando, súbitamente, volvió a escuchar la extrañísima voz de Golás:


-No te preocupes, niño. Muchas veces te vas a encontrar con cosas que quizá no entiendas, que tal vez nadie comprenda, pero que tienen una razón para existir.


Yo soy Golás, eso es todo. Desde hace algunos años los que son como yo hemos nacido así, de una semilla. Luego nos alimenta la tierra, el agua y el sol. Tú me arrancaste antes de tiempo y ahora necesito de tu ayuda. Plántame de nuevo y dame agua por la noche. Te pido que esperes a que crezca fuerte y seguro para después dejar que me vaya. Dentro de algunos meses buscaré un volcán muy alto y con grandes fumarolas. Ahí encontraré la fuerza necesaria. Tiempo después llegaré a un jardín, muy parecido al de tu casa, y pondré una semilla en la tierra húmeda. Otro como yo vendrá a continuar nuestra especie, la especie de los Golás, si así la quieres llamar. Dentro de mucho tiempo seremos muy comunes. Nacerán de la tierra insectos verdes voladores. Los Golás serán tan familiares como lo son ahora los pinos y las flores, los escarabajos o las moscas. Gracias. Tú sabrás ayudarnos: la especie de los Golás seguirá viviendo.



Gabriel plantó a Golás en una maceta que encontró y la puso junto a la ventana de su cuarto. Se miraron como lo hacen los nuevos amigos. Muy pronto deberían despedirse, pero nunca se olvidarían.



"Golás" 2da versión




Golás


Nadie en el jardín sabía qué era exactamente Golás. Había brotado de una semilla, eso sí, pero no se parecía a nada que hubieran visto. Era pequeño y de un verde brillante, con un tallo fuerte y ligeramente peludo que lo anclaba a la tierra. Pero donde debería haber una flor, había un par de alas delicadas y cinco ojitos negros que parpadeaban con una curiosidad infinita.

Su presencia no tardó en causar revuelo.

—¿Vieron eso? —cuchicheó una rosa a su compañera—. Tiene tallo, pero agita las alas. ¡Qué indecencia!

—A mí me da miedo —tembló un helecho—. ¿Y si es una de esas plantas carnívoras que te comen sin preguntar?

Don Pino, el árbol más alto y presumido del jardín, carraspeó para llamar la atención de todos. Su voz sonaba como madera vieja y crujiente.

—¡Silencio! Es obvio lo que tenemos aquí —declaró con falsa seguridad—. Se trata de una "planta-plaga voladora". Una especie invasora muy peligrosa. Seguramente se alimenta de la savia de las flores nobles y asusta a los helechos decentes.

Golás se encogió. Sabía que había nacido para volar, no para ser juzgado por un pino gruñón.

—Oye tú, cosa rara —insistió Don Pino—. ¿No tienes nada que decir en tu defensa?

Todos se quedaron mirando. Golás desplegó sus alitas, que emitieron un suave zumbido.

—No soy una planta —dijo con una voz que sonaba como el roce de las hojas—. Soy un insecto volador. Y pronto, me iré de aquí para ver el mundo que hay más allá de esta reja.

Hubo un silencio desconcertado. Don Pino, que se enorgullecía de saberlo todo, no lograba procesar la idea de un insecto naciendo de una semilla. Era ilógico. Como era demasiado orgulloso para admitir su confusión, fingió un bostezo enorme.

—Bah, qué aburrimiento. Me voy a dormir.

Y para su sorpresa, se quedó dormido de verdad, contagiando su sueño a casi todo el jardín.


Esa misma noche, la puerta de la casa se abrió con un chirrido. Gabriel, el más pequeño de la familia, salió con una linterna y un frasco de vidrio.

"La peor tarea del mundo", pensó. "Cazar insectos para la clase de ciencias". Rebuscó bajo unas piedras, encontrando solo cochinillas y una despistada lombriz que no sabía si contaba como insecto. "¿Las arañas cuentan? ¿Y los grillos?". Ya le preguntaría a la maestra.

Decepcionado, apagó la linterna y se sentó en el pasto. Al volverla a encender de golpe para sorprender a algún bicho nocturno, un destello verde capturó su atención. Ahí, quieto en su tallo, estaba Golás.

—¡Wow! —susurró Gabriel—. ¿Una flor que parece mariposa? ¿O una mariposa con tallo? ¡Esto sí que es un hallazgo!

Sin pensarlo dos veces, lo arrancó de la tierra. ¡Zas!

Atrapado en el frasco, Golás golpeaba el vidrio con sus frágiles alas. El pánico lo invadió. Gabriel, al ver su desesperación, sintió una punzada de culpa. Acercó el frasco a su oído y escuchó algo que lo heló. Una vocecita inimaginable, aguda y desesperada.

—Me... ahogo... mis alas...

El corazón de Gabriel dio un vuelco. Con manos temblorosas, quitó la tapa. Golás salió volando, pero su vuelo era torpe y débil. Dio un par de vueltas erráticas en el aire y cayó suavemente sobre una hoja de rosal, temblando.

No se fue volando hacia la oscuridad. Se quedó ahí, agotado.

Gabriel lo observó, confundido. ¿Por qué no escapaba? Entonces, su mirada se fijó en el pequeño extremo del tallo, roto y con restos de tierra. Comprendió de golpe, con esa lógica clara que a veces solo tienen los niños.

—Tenías un tallo... estabas plantado... y yo te arranqué.

Con el cuidado de un cirujano, Gabriel tomó a Golás. Buscó una maceta vacía en el porche, la llenó con tierra húmeda y volvió a plantar a la extraña criatura. Le echó unas gotitas de agua de la regadera de su mamá.

Golás dejó de temblar. Ajustó sus alas y miró a Gabriel con sus cinco ojitos brillantes. No dijo nada más, pero el niño sintió una oleada de gratitud, una calidez que le recorrió el cuerpo.

Gabriel llevó la maceta a la ventana de su cuarto. Se miraron como lo hacen los nuevos amigos, compartiendo un secreto increíble. Sabía que muy pronto tendrían que despedirse, cuando las alas de Golás estuvieran listas para el largo viaje que le esperaba. Pero estaba seguro de una cosa: nunca, jamás, se olvidarían.






















 



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