¿No te gustó?
Monólogo sonámbulo.
De Ben GAVARRE
Seguido de dos versiones de la breve narración.
¿No te gustó?
(Se toca los labios con la punta de los dedos, como si el espejo le quemara).
Tengo la boca pegada en el espejo. El cristal está helado. ¿Es mi aliento lo que empaña esta superficie o el calor de otra persona? (Se aleja un paso). ¿Eres tú? (Se acerca de nuevo, inspeccionando su reflejo). Mis ojos… ¿son míos? Son grandes. Demasiado grandes. ¿Es por la cercanía? O se dan cuenta de algo que me pasa de noche… Ja, ja, me pasa de noche… Como si vieran algo que yo no… ¿qué ves, tú?
(Se aleja, se va hacia un rincón del escenario).
El radio… (gesticula con la mano como si quisiera silenciar un ruido en el aire). El shu shu garaluz. Habla… Háblame… ¿Yo? ¿A quién? No. No, no me entiendes. Mis ojos turbios me perturban. Tengo las pupilas dilatadas. Tengo frío. Hace tanto frío… ¿De dónde viene tanto frío? No viene del aire… (Se toca el pecho). Es de aquí dentro.
(Regresa al espejo. Lo mira con intensidad, y en un acto impulsivo, apaga la luz de un interruptor imaginario).
La luz… se fue. Y la pupila, ¡Dios!, se inunda… se inunda de negrura. Un vacío. Prendo la lámpara… (vuelve a encender la luz imaginaria). Y ahí estás. (Toca el espejo de nuevo). Un rostro sin lágrimas. Ni una sola. Yo… no lloro. Tú tampoco. No podemos.
[Escenas de sonambulismo]
(El personaje comienza a caminar lentamente, como si estuviera en un trance, por el escenario. Se detiene frente a una maceta imaginaria).
Aquí… aquí está. (Se desabrocha los pantalones imaginarios). El excusado… el de los sueños. El de las hojas. (Habla en voz baja, casi somnolienta). La tierra suave… como un colchón. (Se “orina” en la maceta imaginaria y luego se abrocha). Me voy a la cama. Pero no… no estoy en la cama. ¿Estoy aquí? (Se mira los pies). Y mis hermanos me llevan. Me llevan, sí. Me recuestan… y me dicen que estaba en la sala. Que estaba viendo la televisión. Veía la pantalla que estaba en la ventana. Y me dijeron que estaba dormido. No recuerdo. Pero mis pies están fríos.
(Se levanta y camina hacia un rincón del escenario donde hay una canasta de ropa imaginaria).
Busco… busco algo. El olor… de él. Huele a ropa limpia. A suavizante. Busco su camiseta. A mi amante. ¿A mi amante? (Se queda quieto, como si se preguntara a sí mismo). El clóset… (se dirige hacia él, abriendo la puerta imaginaria). La ropa en el cesto. No está. No te encuentro. Pero tú me esperas. ¿Dónde te busco, si no existes?
(Se detiene y coge un pan imaginario de una mesa).
Tengo hambre. Es pan. (Lo muerde y mastica lentamente). Pan de dulce. Dulce como… la cajeta. Pero agria. Agria. (Camina de nuevo, ya no se dirige a la canasta de ropa, sino a otro lugar). Me lo llevo. A la cama. A ti. (Se acuesta en el suelo, con el pan imaginario en la mano, y lo mira con una expresión de desconcierto). Lo voy a dejar aquí… para cuando despierte. Pero… ¿cuándo despierto?
(El personaje se levanta, con una energía más agitada y confusa).
¿Dónde estaba? ¡Qué semáforos! ¿Por qué la lluvia es verde? (Vuelve a las escenas anteriores).
La mesera… no me entiende. Con dos cucharadas… ¡le digo! No me sirve nada. Me voy.
Voy a prender otro cigarro. Me gustaría un sombrero. Voy a entrar al cine. Ultima butaca. Un tipo se acerca. Me la agarra… me la jala… me voy. Película sin títulos. ¿Está en alemán? Me voy. No veo la cara del tipo. Me vine. Qué asco de película. Salgo. Todo es humedad, oscuridad que las luces de los autos ahuyentan.
[El desenlace]
(Vuelve a su "casa". La luz en el escenario cambia a una más fría. Deja la puerta abierta imaginaria).
No. No voy a cerrar la puerta. Que se enoje. ¿Quién? La casa está vacía. Vacía de ti. (Grita al aire). ¡Maldito gato! ¡Lárgate! (Se toca la pierna con una mano, como si le doliera un arañazo). Así está mejor.
Comida. Eso… sí. (Abre un refrigerador imaginario). Mermelada… cajeta… pan en celofán… (Habla con voz fastidiada, como si le diera repulsión). Agrio. Todo está agrio. Que vuelva a comprar.
(Se sienta, se queda quieto, casi inmóvil, mirando al vacío).
Mejor ya me duermo. (Bosteza, pero con la mirada fija). O… ¿lo espero? (Se levanta y mira hacia el fondo del escenario, donde hay una sombra que podría ser su reflejo).
¿A quién espero, tú? ¿A ti? ¿Tienes una vida secreta que ni siquiera yo conozco? Lo sabes, estoy seguro.
¿No te gustó?
Relato segunda versión
Mientras tengo la boca pegada en el espejo, siento el frío del cristal calándome los labios. ¿Soy yo el que mira o el que es mirado? El radio sigue con su cantinela confusa, ese shu shu garaluz que parece hablar en un idioma olvidado. Mis ojos, ¿son realmente míos estas ventanas redondas y oscuras? Apago la luz y la pupila, dilatándose hasta doler, se inunda de una negrura espesa, como un pozo sin fondo. Prendo la lámpara y la luz amarilla me golpea, revelando un rostro ajeno en el espejo. Ni una lágrima resbala. ¿Por qué no puedo llorar?
Salgo a la calle. Un impulso ciego me arrastra. Olvidé el sombrero. ¿Pero yo uso sombrero? No... o sí... a veces. ¿Quién lo usa entonces? Siento el aire frío mordiéndome la piel, un escalofrío que no viene de la temperatura. Mis ojos... ¿por qué los siento tan turbios, como si mirara a través de un vaso sucio? ¡Qué semáforos tan estridentes! Bailan con luces violetas y naranjas, pero... ¿por qué esa mancha verde que lo cubre todo? ¿Por qué la lluvia que empieza a caer tiene un brillo esmeralda y huele a metal oxidado?
Entro al café. La mesera me mira con extrañeza. No entiendo lo que dice, su voz llega distorsionada, como si hablara bajo el agua. Con dos cucharadas golpeo la mesa. No, esto no es lo que quiero. Nada de esto me sirve. Me voy. ¿Adónde? No lo sé. Mis pies me guían solos.
Voy a prender otro cigarro. Mis dedos torpes no atinan a encontrar el encendedor. ¿Por qué tiemblan tanto? Me gustaría un sombrero. Uno grande, que me cubra del mundo. Voy a entrar al cine. La sala está casi vacía. Ultima butaca. El terciopelo rojo del asiento se siente húmedo y frío bajo mis manos. Un tipo se acerca. No le veo la cara, solo una sombra que se cierne sobre mí. Siento su mano agarrando la mía, llevándola a su entrepierna. Un escalofrío de asco y confusión me recorre. Me agarra. ¿Por qué lo permite mi mano? Me voy. La película parpadea en la pantalla, imágenes borrosas sin títulos. No entiendo alemán o lo que sea que hablen. Me voy. Me vine. Una punzada de extrañeza. Me voy. Me siento liberado pero solo del vientre. Todo es confuso.
No voy a cerrar la puerta. ¿Por qué debería? Que entre quien quiera. Y no me importa que se enoje. ¿Quién se enojaría? La casa está vacía... o no. Siento una presencia en la oscuridad. Maldito gato. Sus ojos amarillos brillan como brasas en la penumbra. Siento sus uñas clavándose en mi pierna. Lárgate. Así está mejor. Silencio.
Comida. Eso está bien. Mi estómago ruge. Abro el refrigerador. ¿Qué tiene este irresponsable guardado aquí? Mermelada de fresa que huele a rosas muertas, cajeta dura como piedra, pan envuelto en celofán pegajoso, leche agria. Todo. Que vuelva a comprar.
Mejor ya me duermo. El cansancio me pesa en los párpados. O qué. ¿Lo espero? Una sombra al final del pasillo. ¿Y de qué vamos a hablar?
¿No te gustó?
Primera versión.
¿No te gustó? Mientras tengo la boca pegada en el espejo escucho el radio shu shu garaluz Mis ojos grandes. Apago la luz y la pupila abierta enorme se inunda. Prendo la lámpara. Ni una lágrima. Yo*
Salgo a la calle. Olvidé el sombrero. No yo no uso. Mis ojos turbios. Tengo frío. ¡Qué semáforos! ¿Por qué la lluvia es verde? La mesera no me entiende. Con dos cucharadas, le digo. No me sirve nada. Me voy *
Voy a prender otro cigarro. Me gustaría ponerme un sombrero. Voy a entrar al cine. Ultima butaca. Un tipo se acerca me la agarra, me masturba, me voy, película sin títulos, no sé alemán, me voy, no veo la cara del tipo, me vine, me voy, qué asco de película *
No voy a cerrar la puerta y no me importa que se enoje. Maldito gato, me araña la pierna; lárgate, así está mejor. Comida, eso está bien. Qué tiene este irresponsable. Mermelada, cajeta, pan en celofán, leche. Todo a punto de acabarse. Que vuelva a comprar. Mejor ya me duermo; o qué, ¿lo espero?