4/2/11

Locas, del dramaturgo español José Pascual Abellán



José Pascual Abellán


























     LOCAS


DE
JOSÉ PASCUAL ABELLÁN

   Una obra compuesta por una introducción y dos actos, para dos actrices:

·       Actriz 1- Gregoria
·       Actriz 2- Martirio


Locas



Locas,

® José Pascual Abellán
TÍTULO ORIGINAL: LOCAS
CÓDIGO SGAE: 10.485.988
GÉNERO: DRAMA
CÓDIGO IPI / CAE PROFESIÓN NOMBRE DERECHOHABIENTE CE
634.370.066 AUTOR JOSE PASCUAL ABELLAN HERREROS 100,00 %
DURACIÓN OBRA: 01:10:00



CONTACTO Y DISTRIBUCIÓN
Clipes (Creación y Gestión Cultural y Socila S.C.L.
José Pascual Abellán 610.67.42.75
josechiq@yahoo.es

Link para ver video del montaje:



http://dl.dropbox.com/u/15844971/Locas/TrailerLocas8minutosVersi%C3%B3n3.wmv



















INTRODUCCIÓN

ESCENA 1

La escena  totalmente a oscuras. De repente se ilumina una bombilla, muy leve en primer plano de la escena, …..y se oye una música con voces, algo tenebrosa…

Actriz 1: (en off, informativa).En los siglos XVII y XVIII la medicina en general avanzó varios pasos significativos, cada uno de los cuales había de influir a su modo en la forma en que entenderían el trastorno mental las sucesivas generaciones.

Actriz 2: (off, la actriz 1 saldrá a escena mientras, vestida con camisón blanco atado atrás, aunque solo se ve una mancha blanca en la escena, camina hasta que se para en un punto). William Harvey, Marcello Malpighi, Thomas Willis,…científicos que estudiaron el sistema nervioso y las relaciones existentes entre la cordura y la locura. Eran los primeros pasos…

Actriz 1: (la actriz 2, vestida igual, sale a escena de igual modo hasta que se para enun punto, a partir de ahora están todo el tiempo en escena, aunque solo se ven por la luza de la bombilla, dos manchas blancas que flotan por la escena)
Algunos estudiosos innovaron publicando los primeros textos pediátricos sobre las principales enfermedades internas de la cabeza.
Origen, causas, sintomatología…fueron años de excitación investigadora que anunciaban la nueva era del pensamiento científico.

Actriz 2:No mucho tiempo después se oiría…” He de reconocer que nunca he sido lo bastante afortunado para curar a un paciente aquejado de los síntomas que denotan sin lugar a duda esta enfermedad”


Actriz 1: “Tan vil y miserable es la condición humana que no sólo los hombres viven atormentados por innumerables dolencias, sino que tampoco los fetos están exentos de males y trastornos en su encierro uterino, aun antes de respirar gozosamente el aire vital y ver la luz…”

Actriz 2:  Melancolía o delirio, manía sin delirio, manía con delirio, demencia o supresión de la facultad de raciocinio,…idiocia o anulación de las facultades intelectuales y los afectos…A los pacientes se les conducía como rebaños a salas hacinadas con míseros lechos, a los que eran arrojados sin distinción de enfermedades;

Actriz 1: Dos, cuatros, seis y hasta doce personas dormían juntas en diversas posiciones. Por el propio devenir de los tiempos, la asistencia médica era limitada, como lo era también la asistencia religiosa, pese al desmesurado número de curas y monjas…

Actriz 2: Hotel Dieu, Paris 1606, orden real por la que se acogía a todos los idiotas y mentalmente enfermos…(Aclarando). Según lenguaje de la época…

Actriz 1: (Tajante, seria, resolviendo). Las mujeres…(silencio)… Las mujeres se albergaban en la Salpétriere, …7000 mujeres todas vestidas con burda tela de saco. Cinco internas dormían en una cama; la dieta consistía en un cuenco de gachas, 30 gramos de carne y tres rebanadas de pan.

Actriz 2: El hedor era insoportable. Más de 1000 mujeres mentalmente enfermas,-las privadas de razón- se hacinaban en un ala del edificio en las más deplorables condiciones…
Todos, hombres y mujeres, maniatados a las cadenas y a los grilletes.
 (Amenazante) “Ay de ti si me engañas y ocultas a enemigos del pueblo entre tus locos”

Actriz 1: . Pero habrán de pasar algunos años más de encierros y torturas antes de que el conocimiento de la enfermedad recibiese el siguiente gran impulso de la mano del francés Philipe Pinel.

Actriz 2: En la era del progreso, la Europa del siglo XIX trajo consigo la comprensión de los trastornos mentales. Las bases científicas se asentaban y se dejaban atrás ideas de dudoso origen y comprobación…

Actriz 1(Que comienza a irse de la escena por un lateral aunque termina este parlamento justo en la boca antes de desaparecer): Desde tiempos remotos se atribuía a la enfermedad mental causas sobrenaturales: una condena del alma, una posesión diabólica, un encantamiento, un delito, una conducta antisocial, un vicio,( mira a la actriz 2, con cierto humor y alucinación…) ¡una piedra en la cabeza!…

Actriz 2:  (Hace lo mismo que la actriz 1 pero por el lado inverso, y también se queda en la boca de la salida). Durante buena parte de la humanidad la locura era una condena,…y los locos…culpables. Los sanadores poco más o menos que inquisidores… Afortunadamente esto cambia…y ahora nos encontramos en los albores de la consideración del deterioro mental como enfermedad.

Actriz 1: (Al empezar a hablar sale de la escena y se le escucha en off, cada vez mas lejos). Pinel liberó simbólicamente a todos los enfermos mentales y sustituyó el término “loco” por el de “alienado”. Su mayor aportación fue la de conferir rango científico al tratamiento de la psique enferma.

Actriz 2: (Que hace lo mismo, también en off) Y tras el pistoletazo de Pinel, el siglo XX trajo consigo las teorías de Kraepelin, Jaspers y Freud,…(Silencio,…nostalgia).Ay,… Sigmund Freud. Tan amado y tan odiado al mismo tiempo…

Actriz 1: (off) Mas de 70.000 personas con trastornos mentales murieron asesinadas en las cámaras de gas en pro de la pureza de la raza humana, programa aktion t4, segunda guerra mundial….

Actriz 2: (finalizando, en off) Por desgracia, la comprensión de la locura todavía está muy lejos de ser completa.
Sube la música cada vez mas fuerte, con la única presencia de la leve bombilla en escena, que estará ya toda la obra…..

PRIMER ACTO

Sigue la música de la introducción que se frenará de golpe cuando aparece Gregoria, cuando emita sus primeras palabras; al hacerlo, aparece, con potente luz blanquecina,  la escena de la trama argumental principal. La escena simula una sala de espera de una consulta, de un psiquiatra quizás. Apenas los elementos básicos. Una puerta, el sofá o sillas de espera, algunas lámparas, y un pequeño escritorio compuesto de una mesa y una silla, y un cenicero de pie. Algún taburete a los lados del sofá.

Aparece Gregoria. Tiene unos 40 años, alta, delgada, bien vestida con un traje de chaqueta, maletín o bolso. Tiene clase,, elegancia…



Gregoria: (Hablando por teléfono).No, no, no…Que no. Ese asunto ya lo hemos comentado en varias juntas. La reestructuración de la plantilla queda a disposición del alto cargo directivo, es decir, a mi cargo. Si hay algo que la humanidad ha hecho bien eso ha sido…el reparto de poderes, las clases. Por mucho que digan siguen existiendo.

…(Leve risa). Si, si…por lo demás todo bien… (Más distendida) Un mañana un poco cargada, pero bien. Ya sabes que yo soy de las que funciona mejor con actividad. No puedo parar. Si…(interactúa), de todas formas hoy al salir de la oficina me he pasado por la peluquería y me he dado unos rayos. Tampoco viene mal entre reunión y reunión. A estas alturas del año, si no viene el sol a verme a mi…En cuanto tenga unos días me marcho al apartamento en Lloret: dormir, comer, caminar…en fin, aquellos placeres que solo se permiten los que no tienen nada en la cabeza.

(Se enciende un cigarro mientras escucha a su interlocutor al teléfono)

¿Arturo? Arturo,…(pensativa). Arturo bien. Si, si, muy bien gracias. Ahora está fuera durante unos días, creo. Con su familia, el pueblo…(Sin mucha credibilidad).

…Se los daré de tu parte. (Nerviosa) ¿Ahora? No, no,…ahora no puedo. (Se lo inventa). Estoy esperando para entrar en una reunión. De hecho tengo que dejarte, (en voz baja simulando que alguien le llama). Me están llamando, hablamos luego. Besos.

(Se queda sola en escena caminando de un lado a otro).

(Después de un silencio). Cada vez confío menos en el ser humano. No te puedes fiar de nadie. (Sigue fumando). Confío en las formas exteriores de los cuerpos, en la figuras,…del interior tengo mas recelos. Me cuesta creer en la bondad de nadie. Si ya es jodido estar aquí puesto que nadie me ha preguntado si quería venir,…mas jodida es encontrar a alguien con buenas intenciones.

(Se acerca al cenicero para apagar su cigarro).

(Por el otro lado de la escena aparece una mujer. Aparenta la misma edad que Gregoria, quizás uno o dos años más, aunque no simula la misma presencia que ella. En realidad, es una mujer más clásica, vestida como una mujer más mayor, incluso con algún elemento excéntrico en su indumentaria, compuesta de falda larga y rebeca. El elemento excéntrico de su indumentaria puede deberse a no estar muy centrada mentalmente. Viene un poco ahogada; se detiene en su entrada a la escena. Bolso colgado).

Silencio. Miradas. Gregoria sigue apagando el cigarro.

Martirio: Hola
Gregoria: (Aún apagando la colilla, sin mirarla, indiferente. Después de un rato). Hola.
Martirio: (Avanza solo un paso más. Silencio…). El ascensor no funciona. (Gregoria la mira indiferente, no insultante, pero indiferente), aunque bueno… subir por las escaleras tampoco está mal.
Gregoria: El ascensor no funciona porque nada funciona nunca. Y subir por las escaleras, y a un quinto, es una putada. (Mirando a la puerta)

Martirio: (Que empieza a quitarse la rebeca y a dejar el bolso). ¿Usted también viene a la consulta del doctor Carrión?
Gregoria: Si,…(Más lenta), si,si. Vengo a ver al doctor Carrión, (apresurándose) pero solo para hacerle unas preguntas. No estaré mucho. Tengo trabajo, reuniones, informes…En realidad he venido porque le conozco y paso de cuando en cuando a saludarle. Amigo de la familia, del club de tenis,…(Camina detrás del sofá donde ya está sentada la otra mujer). Me iré enseguida.
Martirio: ( Después de un rato en silencio, un silencio complicado). Yo,…yo vengo  porque me estoy volviendo loca. (Gregoria reacciona pero sin decir palabra, sorprendida. Tras un silencio). Si, loca. (Más ligera). Pero no te asustes. (Mientras continúa haciendo cosas con el bolso, arreglándolo, etc…). Pero no loca de ponerme a pegar tiros con el personal,…no, no; ni loca de gritar desnuda en medio de la Gran Vía. (Riendo). ¿Me imaginas?...Uy,…no, no, no…(Gregoria sigue parada escuchándole sin mediar palabra, quizá emocionada). Estoy,…(como pensando), un poco loca. Si. Loca de no parar de llorar o loca de hincharme a medicamentos para no caer más en el pozo…(En sus cosas, en su mundo). Loca de tirarme diez horas seguidas delante del televisor,…sobre todo viendo “El diario de Patricia”, que es donde me doy cuenta de que hay gente que está peor que yo…aunque sea mentira…(Se sonríe).

(Gregoria se ha movido del sitio, pero sigue sin hablar, se ha situado al lado de la puerta de la consulta, impaciente, esperando que le llamen ya. Martirio  sigue hablando, mirando su reloj).

Martirio: Uy, mi hijo debe de haber salido ya del trabajo. Bueno, eso si su jefe no le ha pedido concluir algún asunto. (Mirando a Gregoria). Confía mucho en él. Es ingeniero,…de caminos. Me gusta estar en casa cuando vuelve por las noches, y cenar juntos. Que me cuente cómo le ha ido, si ha tenido algún problema. Tiene 21 años. Es tan guapo,…y bueno. (Volviendo a mirar el reloj). Pero hoy,…(lo mira de nuevo), hoy no a ser posible. De todas formas le he dejado el pescado en el horno. Le gusta mucho la merluza con pimiento y cebolla…Pimiento verde. (Ingenua, tierna). El rojo no le gusta porque le recuerda a la sangre y desde pequeño dijo que no comería nunca nada rojo…(Reflexiona y se da cuenta de algo). Realmente yo nunca como alimentos blancos,…Mantequilla, leche, queso…(Con otro tono, quizás mas melancólico).A su padre no le hacen falta ni la merluza, ni la cebolla,…ni el pimiento. (Más seria). Ni yo. Al menos a sus hijos si les quiere.
Gregoria: (Cortándole) ¿Siempre tarda tanto este doctor?
Martirio: (Que la mira, tras un silencio). ¿Te esperan?
Gregoria: (Enérgica). Si, si…tenía una reunión muy importante.
Martirio: En realidad a mi no me espera nadie…
Gregoria: Pero,…¿y tu hijo?
Martirio: (Pensando). Mi hijo tiene la merluza preparada en el horno.
Gregoria: (Que se separa de la puerta adelantándose algún paso). ¿Y tu marido?
Martirio: ¿Mi marido? (Resolviendo). En España existen 457 automóviles, 407 teléfonos fijos, una oficina bancaria y ocho actividades de restauración, como cafeterías, bares o restaurantes, por cada 1.000 habitantes. Un bar por cada 125 habitantes. ¿Tú crees que mi marido tiene tiempo para otras cosas?
Gregoria: (Saca otro cigarro y el mechero aunque no llega a encenderlo. Se lo pone en la boca, pero se lo quita para hablar). España, y esta tierra que vivimos, es una completa mentira. Nos educan desde que somos chicos haciéndonos creer lo idílico de la vida. Crecemos entre falsas imágenes de espontánea felicidad,…¿y qué? Al final solos como ratas. Solos,…y todos. Esto no es una cosa que le pase a unos cuantos. Esto es cosa de todos. Nacemos solos, vivimos solos y nos vamos solos “pa” el otro lado.
Martirio: Mi amiga Elvira tiene una familia preciosa, y una vida ejemplar.
Gregoria: Y supongo que vendrá mucho a restregártelo a la cara.
Martirio: Sí, semanalmente, en el café de los jueves.
Gregoria: Tu amiga Elvira está sola como todos. (Se enciende el cigarro. Fuma. Silencio).
Martirio: Oye, oye…que me parece que aquí no se puede fumar.
Gregoria: Pero,…pero si hay un cenicero…
Martirio: Ya, ya sé. (Inocente, divertida) Pero es para tirar los clinex. En estas consultas se llora mucho. Y no tanto los pacientes…Los pacientes lo traemos todo llorado de casa. Lo que pasa es que a veces vienen padres con sus hijos. En ocasiones los observo cuando el hijo está dentro con el doctor. Al principio pasa uno de los dos con él. Pero más adelante lo dejan solo dentro, para que expliquen, y yo me quedo con los padres, escuchándoles a ellos.
Gregoria: (Con cierta burla) ¿Haces de psiquiatra?
Martirio: (Defendiéndose, incisiva) No, hago de persona…(Tras un silencio, y con tono pausado, sereno). Y yo les pregunto que por qué traen al psiquiatra a su hijo. Y ellos me dicen que no lo saben. Porque no está bien. Porque se ha vuelto violento cuando no lo era, esquivo,…porque tiene miedo de salir de casa…Y yo les digo que no se preocupen, que de lo que tiene miedo es de la vida, (ya hablando para ella misma)…y que eso, eso nos pasa a todo el mundo…(Silencio). Pero ellos siguen llorando porque creen que su hijo se les está yendo, …y no saben que en realidad los que se van son ellos; nosotros somos siempre los que nos escapamos de la vida de nuestros hijos…

Silencio.

Gregoria: (Rompiendo el ligero dramatismo de la otra mujer). Los hijos son quistes que les salen a los adultos que no se cuidan. (Empieza a ponerse nerviosa, saca el móvil, marca un número). ¿Sergio?...Sergio, escucha (un poco exaltada), …escucha. Comienza tú la reunión por mi. Escucha,…¡escúchame! No llego a tiempo a la reunión…No, no, no…No quiero que la suspendáis. Lo que quiero es que comiences tú por mi. En cuanto llegue asumiré todo lo que quede. Pero ahora no puedo. Estoy terminando unas cuestiones de última hora,…si,si. Pensé que acabaría antes pero se me ha hecho tarde. Si no llego a tiempo quiero todos los informes en mi despacho, y un resumen de las conclusiones administrativas que se hayan planteado. La decisión final la tomaré en menos de 48 horas. (Cuelga el teléfono y marcha hacia la puerta, ansiosa. Acerca la cabeza a la puerta e intenta escuchar lo que ocurre dentro. Piensa en tocar, se reprime…).
Martirio: No te esfuerces,…el mundo de la psiquiatría está lleno de silencios. Nunca se oye nada.  (Tras un silencio en que Gregoria se decepciona, se frena). Existe un extraño mito de que los locos nos pasamos el día gritando, histéricos,…(ironía, dulzura) y es cierto (sonriéndose), pero cuando venimos a la consulta parece que estamos curados, serenos. Tiene gracia; parece que es al salir por esa puerta, al volver a nuestras vidas, cuando la locura vuelve a estar dentro de nosotros.
Gregoria: No me extraña. La vida de algunos de vosotros es para volverse locos.
Martirio: Si, es verdad. (Tras un silencio). ¿Y a ti? ¿A ti no te pasa?
Gregoria: ¿A mi? No, no…a mi no me pasa. Controlo  cada aspecto referente a mi vida.
Martirio: En ocasiones el problema llega del excesivo control de lo que hacemos.
Gregoria: (Enfadada).  Insistes en encontrar en mi…
Martirio: (Le corta). No, no…disculpa. Insisto en ocupar el tiempo de espera en esta tediosa sala.
Gregoria:(Empieza a caminar por la escena, detrás de los sillones donde está Martirio. Un momento, tras pensarlo mucho, se para justo detrás de ella para confesarle algo). En realidad…
Martirio: ( Mientras Gregoria caminaba detrás de ella ha sacado el móvil de su bolso, ha marcado un número y espera respuesta un rato, aunque parece que sale un contestador. Cuando Gregoria dice “En realidad”,  Martirio le corta sin dejarle continuar). Hola Victor, soy mamá. Te estoy llamando al móvil pero me está saliendo el contestador. Así que te hablo…Te he dejado la merluza con cebolla en el horno. Si la encuentras fría solo tienes que calentarla dos minutos en el microondas. No me da tiempo a llegar a casa. (Gregoria desiste de esperar a hablarle se dirige a la mesa donde ha dejado su cartera. Saca papeles y parece que empieza a trabajar), estoy en la consulta del doctor. Tú solo tienes que calentarla si se ha quedado fría,…la merluza. Dos minutos. Que está en el horno….Besos de tu madre (Gesticula un par de besos, y apaga el móvil, guardándolo de nuevo).
Gregoria: (En sus asuntos, y tras un breve silencio, con cierta sorna). Me pregunto si tu hijo encontrará la merluza, y si sabrá el tiempo que ha de calentarla si se le ha quedado fría.
Martirio: (Riéndose, dulce). Es normal. El pobre está muy ocupado. Trabaja mucho,…
Gregoria: ¿Trabajo? ¿Has dicho trabajo?.....Esto si es trabajo….

(Gregoria sigue en sus papeles. La otra la mira desde el sillón. Gregoria al percatarse se crece y comienza una batería de firmas, papeleos….comienza a darse importancia, a llamar la atención,….hasta que Martirio que la sigue un rato deja de mirarla…. Cuando Gregoria ve que Martirio ya no le hace caso, comienza, como una niña, a hacer ruidos para que la vuelva a mirar…Martirio, tras volver a mirarla comienza para si misma un pequeño discurso, con la mirada intencionadamente perdida).

Martirio: (Tras un leve silencio). Hay dos cosas que hacen que la vida merezca la pena. La paz es una de ellas,…la otra, que tu familia esté bien. (Piensa). El problema para muchos como yo es que cuando se cumple lo segundo te falta lo primero. Es curioso…
Tengo 44 años. Casada (con gesto irónico, algo resignado). Casada, lo que se dice casada estoy. Con su traje y sus arras. Su banquete y su crucero,…casada. Un marido que viene a casa sobre las doce de la noche y se marcha a las seis de la mañana. ¿Para qué más? Creo recordar que la última vez que hablamos fue el jueves pasado,….o el miércoles….no el jueves….. Dos hijos. Victor, 21 años,…(A Gregoria)…el de la merluza. Y Carlos, 19. (Reflexionado con ironía). Estos dos si que son fieles. Estos no me fallan ni media. Puntuales, a mi lado. Sobre todo a la hora de la comida, de dos a dos y cuarto. Comen, dejan todo por el medio, y se van.
Me levanto cada mañana a hacerle el café a mi marido, para charlar un rato básicamente. Café me termino bebiendo yo sola, el suyo y el mío,…con lo que me altera  (Leve risa). Comienzo con la casa, despierto a los chicos, les hago el desayuno, el bocadillo, la ropa, la habitación, sus libros, la plancha, el jardín, el polvo, la cocina, los platos, sus zapatillas,…No, si ocupada, ocupada estoy.
Después de comer recojo la mesa, termino la cocina, pongo la lavadora,…dos al día, raro es el día que no las pongo,……¡oye!, que hay días que pongo hasta tres,… me dejo hecha la cena y me siento en un sillón  durante horas… A esperar. (Silencio). A esperar al día siguiente, que será igual. Igual que el de ayer y el de pasado mañana.

(La mujer sigue en su pensamiento, algo angustiada, saca un frasco de pastillas del bolso, saca una y la ingiere,…; la otra haciendo como que trabaja en sus asuntos, casi sin inmutarse por lo que le dicen).

Cuando de joven soñaba con formar una familia con hijos y un marido parecido a Rock Hudson no sé si me refería exactamente a esto. (Resolviendo). No soy Doris Day, lo sé, pero…
El otro día, justo aquí en la sala de espera de la consulta, había dos señoras mayores discutiendo sobre el origen de la locura. Una decía que era por las radiaciones de los teléfonos móviles al acercarlos tanto a la cabeza. La otra porque en televisión se ven cosas muy raras que acaban influyéndote. (Triste, pensando). Y yo me digo que me siento muy sola, y cada vez más. Que ni mi marido ni mis hijos me necesitan, ni yo misma ya. (Silencio, saca su móvil para mirar si alguien le ha llamado, esperando algo). Al principio fue la depresión, los cambios en el estado de ánimo. Pero eso fue a peor.
Los locos somos como los actores, no nos retiramos nunca. Nos morimos con las botas puestas…(mirando a Gregoria, como provocándola)…cuando morimos…de morir…

Gregoria ha empezado a ponerse nerviosa y de nuevo reacciona poniéndose de pie.

Gregoria: No me gusta este sitio, no me gusta la gente…
Martirio: (Reaccionado a lo que ha oído). Pero,…pero si estamos solas…
Gregoria: (Que se nota que busca actividad, aproximándose a la mujer en el sofá). ¿Tú lees?
Martirio: (Sorprendida al principio, pero flexible a la pregunta). Si, a Luis Sepúlveda. (Mirando al frente). El viejo que leía novelas de amor.
Gregoria: (Concluyendo, queriendo dejar claro algo). Yo no leo,…uy que va, Yo no leo. No puedo. No tengo tiempo. (Brillante). La dirección de la empresa no me deja casi tiempo libre. Coordino la gestión de 4 edificios repartidos por toda España; el personal, los presupuestos,…Ahora precisamente tenía una reunión con los comités de empresa. Íbamos a hablar de la reestructuración de la plantilla. Imagino que habrá comenzado ya sin mí. (Vuelve a sus papeles).
Martirio: También me gusta mucho Mario.
Gregoria: ¿Eh?
Martirio: (Evidente, como algo que todo el mundo sabe)….Mario.
Gregoria: (En los papeles). No recuerdo exactamente donde dejé el balance gráfico del último ejercicio.
Martirio: ¿No crees que se le ha valorado más por su poesía que por su prosa?
Gregoria: (A lo suyo). Creo que toda esta documentación está….(pensativa)
Martirio: Yo siempre llevo “La tregua” conmigo (la saca del bolso, y la hojea hasta que encuentra un texto concreto. Lo lee). Es evidente que Dios me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. Es evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era sólo una tregua. Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más”  (Silencio. Reflexión). Este libro me hace pensar lo hermoso que puede llegar a ser el dolor.
Gregoria: (Reaccionando) ¿Lo hermoso que puede llegar a ser el dolor?
Martirio: (Que mira extrañada). En la novela hay dolor, como en la vida. Es bueno aprender a vivir con eso.
Gregoria: ¿Bueno? ¿Eso crees? ¿Ha sido bueno para ti?...(Algo despectiva).Pero, ¿tú te has visto?...(Tras pensar que decir). Algunas personas como tú sois capaces de pagar más de cien euros por venir aquí menos de una hora,…(Con sorna) a curaros de vuestra enfermedad, para luego concluir diciendo “este libro me hace pensar lo hermoso que puede llegar a ser el dolor”.
Martirio: ¿Tú no tienes dolor?
Gregoria: (Que ha quedado tocada).Yo no tengo tiempo para sentirlo
Martirio: (Repite mas pausada). Escucha, ¿tú no tienes dolor?
Gregoria: (Que reacciona algo molesta e incluso algo violenta). ¿No crees que con ese pensamiento mereces un poco lo que tienes? (La mujer en el sofá la mira, o no, sin decir nada. Quizá tiene la mirada perdida en la nada). Odio el derrotismo, el victimismo, el pesimismo…

Martirio: (Cambiando de tema, por interés, se supone). Debe de ser apasionante tu trabajo.
Gregoria: (Que estaba volviendo a sus papeles y se sorprende al oír esto último. Tras un silencio). Si, si que lo es.
Martirio: Debe ser apasionante levantarte cada mañana, ponerte guapa, pintarte como una puerta y acudir a un puesto de responsabilidad como el tuyo. Que todo el mundo te espere, que todo el mundo reciba tus órdenes, tus normas. Sentirte que eres alguien y que haces algo,…Debe ser…

(Un silencio cubre la escena. La mujer en el sofá se quedó pensando, la otra un poco nerviosa.)

Gregoria: (Que se levanta o incorpora de repente, exaltada). ¿Pero qué hace este doctor con los pacientes? ¿Se los come?. Tengo una reunión, papeles, tengo tanto que hacer. (Saca el teléfono de nuevo, marca, pero desesperada cuelga y lo vuelve a guardar .La otra mujer, que sigue sentada, saca un bote de pastillas lo mueve para que se oiga el contenido y le pregunta:

Martirio: ¿Quieres una?
La primera se dirige a la mujer, sin parar de mirar el frasco de pastillas, cuando llega y estira su mano para cogerla, la mujer las guarda de inmediato, con cierta sorna sádica:
Martirio: Bueno que a lo mejor no son éstas las que tú tomas…(y las guarda en el bolso).

Gregoria:  (Asustada) ¿Usted? ¿Usted qué hace aquí?
Martirio: (Que mira para otro lado por si hubiera otra persona. Habla con confianza y le extiende una mano). Hola,…si soy yo.
Gregoria: (Que reacciona un poco violenta golpeando la mano de la mujer, o al menos apartándola). Déjeme en paz…Y no me toque…(Se calma un poco, se va al lateral izquierdo al lado del cenicero, algo mas relajada y consciente, como si esto hubiera sido una crisis, alucinación quizá). Y no me cuentes más tu vida mujer,…por dios. Apestas a vulgaridad. Tengo mucho trabajo. ¿Es qué no me ves? Tengo mucho que hacer y aquí todo el mundo me molesta…(Vuelve a la puerta. Definitivamente toca en ella con los nudillos, llama un par de veces. Espera. Derrotada al ver que nadie abre vuelve a su mesa y se deja caer; Martirio ha quedado tocada emocionalmente por cómo le ha hablado la otra mujer, quedan las dos algo ensimismadas. Cambia la luz, con música, y en la siguiente escena vemos a Martirio que se ha quedado dormida en el lugar donde estaba sentada. Gregoria saca un collar de perlas doradas de su bolso, lo hace como una niña que descubre un tesoro, lo mira y se lo pone; lo toca y se levanta para enseñárselo a la otra mujer, pero se percata de que está dormida y se enfada, de nuevo, como una niña pequeña; sin hacer ruido vuelve a su sitio, y cuando va a sentarse agarra la silla la levanta y se sienta de golpe provocando un gran ruido. Martirio se despierta asustada, y Gregoria sigue en sus asuntos, como si no fuera con ella.. Martirio se despierta poco a poco, mira la puerta, el reloj,  a Gregoria, etc,…. se pone el bolso sobre las piernas y saca diversas cosas que hay dentro).

Martirio: (A la otra.) ¿Quieres un chicle?
Gregoria: (Que al principio la mira como el que oye un ruido, pero sin hacerle caso. Luego contesta, mirando a sus cosas). No, no…
Martirio: ¿Una revista?
Gregoria: No
Martirio: ¿Una chocolatina?
Gregoria: Que no…

(Unos segundos de silencio. La mujer en el sofá se resigna. Pero vuelve a intentarlo).

Martirio: ¿Agua? ( La otra se levanta, va hacia ella “vencida” por su rival que no deja de insistir, la escena es simpática. Cuando llega a su lado se da cuenta de que no tiene ninguna botella). Agua no tengo.
Gregoria: Y entonces, ¿por qué me ofreces agua si no tienes?
Martirio: Porque si quieres puedo bajar a comprar una para las dos, hay justo un supermercado aquí abajo.
Gregoria: (No se cree la situación, pero es simpática la escena, repito. Comienza a volver a su sitio). No, no hace falta…Ay. (Cuando va a incorporarse de nuevo a sus asuntos saca un pequeño ventilador y se da aire, haciendo unos aspavientos y gemidos que llaman la atención de la mujer en el sofá,…después vuelve la mirada atrás y mira a esa mujer que lleva toda la tarde sentada. La mira unos segundos y vuelve a dirigirse a ella). ¿Y a ti qué te pasa,…?
Martirio: (Que sabe que la mujer quiere saber su nombre). Martirio. Me llamo Martirio. Mi madre fue un poco visionaria al buscarme el nombre.
Gregoria: Si, en esa época los padre tenían muy poco gusto,…
Martirio: (Animada). Si,…si, si. ¿Y tú? ¿Te llamas?
Gregoria: En esa época, ya sabes, los padre….…(Que quería esconderlo). Gregoria.

(Tras contenerse ambas rompen a reir).

Martirio: (Que definitivamente está mas animada). Pero yo me hago llamar Marta. Digo que es Marta, de Martirio.
Gregoria: Ya,…(Se ríe. Ironía). Y yo Jennifer, ¿no te jode? De Gregoria, Jennifer.

(Tras volver ambas a reír, especialmente Gregoria, se recompone el tono de la escena, y Martirio se dispone a contar qué pasa).

Martirio.: La vida emocional. (Gregoria la mira, Martirio le hace un gesto para que se siente con ella, Gregoria duda, desconfía y finalmente se acomoda a su lado para atenderla). Si, la vida emocional. Los seres humanos tenemos dos vidas. Por un lado la fisiológica, y por el otro la emocional. ¡Bah! En realidad son solo una. Toda emoción tiene un componente fisiológico. Cuando nos emocionamos el corazón nos late mas deprisa; cuando nos sonrojamos las mejillas se ponen coloradas…
Gregoria: (Que la escucha atentamente). ¿Y a ti…?
Martirio: (Que no duda la respuesta). A mi lo que me duele es la vida emocional…El dolor de vida emocional es como una enfermedad que te devora por dentro. (Despacio). Es como un puño que te coge del cuello y que cada día te aprieta más…
Voy a dormir tarde cada noche. No quiero irme a la cama porque sé que lo siguiente después de acostarse es levantarse. (Concluyendo). Y yo muchos días no quiero levantarme. Otros días me levanto y marcho corriendo al espejo del cuarto de baño porque he soñado que soy otra persona. Tengo la necesidad, la ilusión, de ser otra. Pensar que ese día ya no soy yo. Que soy otra persona, con otra vida…con otras vidas…Anoche por ejemplo soñé que era Iñaki Gabilondo, fíjate que tontería,…(Bajando el tono, el ánimo).Pero cuando me miro al espejo… pues soy yo,…soy yo de nuevo. Con mi miseria, con mi tristeza,…. Con mi locura, quizá. Si, supongo que si…(Mirando a Gregoria que ha seguido atenta, muy atenta, a Martirio)…Y por eso vengo. ¡Bua! En realidad es pura burocracia. Venimos al psiquiatra, contamos (poco) lo que nos pasa, tomamos medicinas. Empiezas mal….psicólogo. Te ven peor,….psiquiatra. Ahora, no puedo negar el efecto tranquilizador de las pastillas,…la ayuda química…la evasión.
Gregoria: (Con un fino hilo de voz). ¿Entonces?
Martirio: Entonces….entonces que no solo de química vive el hombre, ¿no?
Gregoria: (Que le da levemente la mano a Martirio, la acerca. Muy decidida en lo que dice). Tú lo que tienes que hacer es salir ahí fuera. Deshacerte de todo lo que tienes ahora y coger el primer tren que veas…
Martirio: (Que casi ni le deja terminar, pero con dulce ironía). A veces no sé si es mejor coger el tren o si sería más provechoso que el tren me cogiera a mí.
Gregoria: ¿Morir? Craso error…(Burlándose). Tirarse al tren, tirarse al tren,…A quien tienes que tirarte es…
Ambas: ¡Al maquinista! (Complicidad).

(Ambas ríen, aunque pronto Martirio vuelve a bajar el ritmo de la escena con su dulce pesimismo).

Martirio: Si me muero ahora lo haré de forma voluntaria, no como el resto de la humanidad que lo hace medio quejándose…Si me mato ahora lo haré tomando yo la iniciativa; cuando esté rabiando de dolor no me ofrecerán esa posibilidad.
Gregoria: (Que niega con la cabeza). ¿Matarse?
Martirio: Matarse es un capricho que no todo el mundo puede darse. ¿Por qué seguir aquí?
Gregoria: Yo tampoco lo sé; pero una vez aquí no voy a pasar mis días restregándome en mi propia mierda, y menos en la de los demás. Quiero vivir todos los mundos…
Martirio: (Que la corta). ¿Aunque sean inventados? (Gregoria la mira desafiante, pero lo deja pasar. Se levanta y parece que vuelve a sus asuntos.) Nosotros no podemos huir más, que ya hemos huido bastante.
Gregoria: (Que se vuelve, parada). ¿Huir?
Martirio: Mucha gente nos pasamos la vida entero huyendo de un lado para otro…huyendo de la felicidad. Cuando huyes de un problema huyes también de la solución. Y la solución de un problema siempre trae consigo la felicidad. Hay gente que no sabe ser feliz…
Gregoria: (Brillante, un poco superior). Pues no es tan difícil, mona.
Martirio: (Dulce y triste ironía, con cierta gracia). Yo lo que voy a hacer es tirarme de un buen octavo o un buen noveno,…y catapum.
Gregoria: (Con mas ironía, aunque no tan dulce) Pues claro que sí. Y si encuentras un décimo mejor que no mejor, no vaya a ser y te quedes como una quiche de verduras…Y la papeleta para quien dejes, ¿no?
Martirio: ¿El qué? ¿Una loca? Hoy en día los locos no servimos para nada, no tenemos ningún valor. Cero…No, no…¿para qué quieren una madre así mis hijos? Pero si los locos sobramos hasta de los manicomios. Un loco es un ser humano que se estropea, que ya no sirve…(Se recompone y pone un poco de humor al asunto).
Gregoria: Los locos sois ángeles en busca de un refugio en un mundo cruel y despiadado la mayoría de las veces.

Martirio: (Que le ha venido algo a la cabeza y hace un gesto a Gregoria para que le preste atención). Estos son 2 chicos en el manicomio, Pepe le dice a María:
María, ¿te quieres casar conmigo?
Y María le dice:
¿Tú estás loco?
Y Pepe le dice:
¿Y tú estás aquí de vacaciones?

(Ambas ríen, y aunque al principio no entiende nada, Gregoria acaba desternillándose, lo que da paso a que Martirio al final se frene, pues no era tan bueno el chiste)

Gregoria: (Divertida, descarada) Tú estás loca…
Martirio: (Para si misma),…ya y tú estás aquí de vacaciones…
Gregoria: (Molesta, pero es algo medio divertido) De todas formas entre un tonto y un loco me quedo sin duda alguna con los segundos. Un tonto es más peligroso. (Se desespera de nuevo). ¿Y este doctor? ¿Pero qué hace? (Se dirige a la puerta, sin esperar toca con los nudillos repetidamente, ante el hecho de que nadie abre es ella la que abre la puerta, despacio…se queda parada ante lo que ve, como asustada de golpe dando un paso atrás,… suena la música, melancólica, triste…espera unos segundos parada mirando al interior de la habitación. Cierra la puerta de un golpetazo. Se dirige a Martirio, por detrás; baja la música aunque no desaparece). Voy al servicio. (Se marcha por la derecha de la escena, derrotada).
Martirio: (Cuando ya ve que se ha marchado Gregoria.): La vida es triste,(saca de su bolso un papel, un diagnóstico como de un hospital, se dirige a la mesa donde Gregoria tiene sus papeles, y entre estos deja el papel que sacó del bolso) y sobre todo para personas como tú y como yo…

Se hace el oscuro y se oye una música, que servirá además como música de entreacto.


                                                           FIN DEL PRIMER ACTO.




















SEGUNDO ACTO

Tras hacerse de nuevo la luz vemos a Martirio ocupando el lado opuesto del sofá que ha ocupado todo el tiempo en el primer acto, está barajando unas cartas. En el lugar que ella ocupó está Gregoria, que ha vuelto del servicio y espera sentada la propuesta de Martirio.La música va bajando…)

Martirio: Yo siempre llevo una baraja en el bolso, como paso tanto tiempo en esta consulta….
Gregoria: Que mujer,……y, ¿a qué vamos a jugar?
Martirio: Un tute, ¿no?
Gregoria: Ah, estupendo…..a mi el tute se me da muy bien….
Martirio: (mientras reparte las cartas) Bueno, ya veremos…
Gregoria: Ya veremos….
Juegan un par de manos, hasta que Gregoria canta…
Gregoria: 20 en bastos
Martirio: ¡Toma!,…joer con la empresaria…
Gregoria: (Brillante, tierna). Si,…me enseño mi padre cuando era una mocosa. (Martirio asiente). De todas formas en mi trabajo también tengo algún tiempo libre para el ocio. ¡Bah! No mucho. Ya sabes; tengo cuatro empresas por toda España, papeles, reuniones…
Martirio: (Que sigue jugando y escuchando). Ya, imagino las que formaréis en esos comités de empresa. Yo mas allá de las reuniones con mis tías en misa, que no creo pero voy, y con mis vecinas de rellano,…no me reúno con nadie. Y tú, ya veo, nada mas que reuniones, y mas reuniones…
Gregoria: (Siguen jugando, tras un silencio y lanzando una carta de nuevo). Éstas son mías,..
Martirio: (Con gracia…). Éstas y todas. Esto de la empresa veo que despierta ambición, ¿eh? Voy a tener que montar yo cuatro o cinco…(Sigue hablando ella, mientras siguen jugando). Yo en cambio, todo el día metida en casa, (baja el ritmo) apenas aspiro a nada. (Silencio. Tras el mismo, Martirio dota de misterio y gracia su parlamento). A veces,…(mas misterio y mas gracia al mismo tiempo),…a veces (se ríe, risa aguda, de loca) …a veces pienso en matar a mi marido. (Silencio, asombro asustado de Gregoria, Martirio sigue con sorna). Por salir un poco de la rutina…(se ríe de nuevo y dota de nuevo su charla con misterio, gracia y teatralidad, descaro). Después me voy a acercar a la comisaría del barrio, con el cuchillo jamonero y las manos llenas de sangre. Mis ojos fuera de órbitas alertarán al agente de turno. Agente, agente…he matado a mi marido (Riéndose como una loca).
Gregoria: (Desbocada). Pero, ¿estás loca? ¿Qué coño estás diciendo? (Martirio se le acerca desde la mesa y le coge de la mano). ¡Y no me toques! (Mucha tensión). Primero suicida, ahora homicida…(Se levanta repentina de la mesa). Tú no riegas tía, tú no riegas. (Se queda nerviosa).
Martirio: (Con ternura). No, no riego,por eso estoy aquí. Pero no te asustes; si era solo una broma. ¿Me imaginas a mi? (se ríe dulcemente). Bueno, con esta pinta puedo parecer de todo…(Gregoria  vuelve a sentarse y a coger las cartas). Pero no, mujer. Eso no. (Más triste). Si ni siquiera tengo el valor de quitarme yo misma del medio. Y bueno, lo he intentado. En realidad, he intentado intentarlo…Pero no, no.
Gregoria: 40 en copas…
Martirio: (Silencio, y risas). Pero bueno, ¡40 en copas! ¡40 en copas! Pues brindemos, mujer.(Martirio con la petaca, Gregoria con el vaso de plástico). Por, por...(Duda), por mi marido, ( y ríe), que aún no lo he matado…(Se ríen, silencio…Directo a Gregoria)Y por el tuyo, ¿no?
Gregoria: (Desconcertada). Si, si,…y por el mío.
Martirio: (Se limpia la boca después de un trago). Me han llamado egoísta por quererme volar los sesos. Egoísta por no pensar en los que dejo. ¡Egoísta a mi! Egoístas ellos que me quieren tener aquí aunque yo no quiera hacerlo…(Cambiando de repente). Pero, no pienso aburrirte más con mi discurso…
Gregoria: (Un poco ida, cambiando el tercio totalmente, brillante). ¿Sabes? El balance gráfico de la actividad financiera de mis empresas es uno de los más óptimos del sector empresarial actual en España. Tengo siempre tanto trabajo, papeles, reuniones…En realidad justo ahora (mira el reloj), si, si, ahora mismo debería de estar en una reunión importantísima para,
Martirio: (desafiante) ¿Para?
Gregoria: …para analizar unas compras de maquinaria, ¡bah!, gestiones. Tengo que estar todo el día encima de todo…
Martirio: Pues yo suelo estar más bien abajo,…abajo del todo.
Gregoria: 20 en bastos…(Martirio reacciona como con un “uy”),…Pero, ¿tú sabes jugar a esto?
Martirio: ¿Yo?, no. No mucho.
Gregoria: ¿Y entonces?
Martirio: Bueno,…el juego social. Intento no desperdiciar cualquier ocasión de contacto humano. Paso tanto tiempo sola.
Gregoria: (Divertida). Cara dura; y yo perdiendo el tiempo contigo, con todo lo que tengo que hacer…

(Ambas tiran las cartas a la mesa al mismo tiempo; mientras Gregoria va a por sus papeles de nuevo, Martirio se queda en la mesa recogiendo las cartas. Gregoria recoge los papeles que habían quedado sobre su maletín al lado del cenicero, y coge un papel desconocido que ha encontrado entre el montón).

Gregoria: (Que lee en voz alta tras un silencio en los que parece que algo le ha sorprendido; Martirio reacciona desde la primera palabra). Trastorno maniaco depresivo con perturbaciones en la conducta y otro trastornos asociados: en el sueño,…
Martirio y Gregoria: (Al mismo tiempo) la alimentación, la afectividad, la actividad y el lenguaje.
Martirio: (Gregoria. deja de leer en voz alta aunque sigue al dedillo lo que Martirio continúa diciendo, mirándola).Así como en el control de esfínteres, sexualidad, estado de ánimo y relaciones sociales…

(Después de un silencio Martirio se levanta y va hacia Gregoria que se ha quedado con el papel en la mano).

Martirio: (Recogiendo el papel). Disculpa, se me ha debido de caer antes. (Vuelve a sentarse).
Gregoria: (Que se ha quedado helada desde que lo ha leido; se acerca a Martirio por detrás. Martirio mira hacia el frente. Habla con tristeza, voz temblorosa quizá y muy muy despacio, conmoción, tacto.). Y,…y,  ¿todo esto es lo que te pasa?
Martirio: (Que está mirando al frente, con Gregoria justo detrás; deja un silencio y cambia radical de tema, para animar el momento aunque consciente del clima que ha conseguido). ¿Te he contado ya la historia de mi gato?
Gregoria: (Que sigue conmocionada detrás de Martirio. Niega con la cabeza muy despacio, por la pregunta de Martirio. Aunque ella sigue pensando en lo anterior. Voz casi imperceptible). No.
Martirio: (Mirando siempre al frente). Hace años, tendría 5 o 6, le pedí a los reyes magos que me trajeran un gato. Como no sabía si lo que iban a traerme era un gato , o por el contrario, sería una gata, preparé dos nombres. Si era un gato se llamaría Manolo, como mi padre. Y si era gata, Estrella, como una muñeca de trapo que tuve. Era tanta la ansiedad que tenía por poder tenerlo y cuidarlo que me pasé veinte días ensayando…(Hace la representación de cómo sería con el gato o gata delante). ¡Manolo!, (mirando a otro lado), ¡Estrella!. (lo repite), ¡Manolo!, ¡Estrella!, (haciendo gestos como si persiguiera a un gato o gata pero sentada en su silla), ¡Manolo!, ¡Estrella!.
Gregoria: (Ya mas animada por la historia aunque aun conmovida). ¿Y al final?
Martirio: (Tajante). Al final fue gato.
Gregoria: Estupendo,…¿y se llamó?
Martirio: ¡Manolo Estrella!
Gregoria: (Entre asombrada y divertida). Ajá, bonito nombre para un gato…
Martirio: (Riéndose). Lo que pasa es que siempre me ha costado mucho decidirme, he sido indecisa,…si, muy indecisa.
Gregoria: Y,…¿qué fue de Manolo Estrella?
Martirio: Murió.
Gregoria: Si, eso podía imaginar que pasara después de 40 años. Me refería a si  no padeció jamás crisis alguna de identidad.
Martirio: (Entre tierno y surrealista)  ¿Mi Manolo Estrella? Ah, no, no,…no. Fue siempre un gato feliz. Fue tan feliz  mi lado que incluso al morir lo mandé disecar y aún lo conservo en una cajita al lado del traje que tengo preparado como mortaja…
Martirio y  Gregoria se giran cada una para un lado para mirarse. Martirio se ríe de repente, Gregoria le sigue a continuación, aunque mas levemente.
Martirio: ¿Te lo has creído? (riendo)
Gregoria: (Segura) No, no,…
Martirio: (Regresan las dos a la posición inicial, una detrás de otra.) Pues es verdad…(Tras un silencio destinado a analizar todo lo anterior, Martirio mira a Gregoria  por arriba). Acércate. (Para que junten las cabezas, pero Gregoria tiene un poco de reparo, no se fía mucho). Acércate,…no temas. (Gregoria lo hace despacio, hasta juntar casi casi las cabezas, desaparece la luz de consulta y se crea una íntima, solo para ellas dos). ¿Ves esta línea? (Señalando con el dedo justo delante de ella a una línea imaginaria. Gregoria. intenta verla.). ¿La ves?. Esta línea es la que separa lo que es de lo que no es. Lo real de lo ficticio. Esta línea separa lo que vemos de lo que nos inventamos. Todos estamos a un lado u otro de la línea…y no hay tanta diferencia entre ambos lados. Es una línea delgadísima que hace que tan pronto podamos estar en un sitio como en otro. La locura está separada de la cordura por este hilo finísimo tan fácil de traspasar. Se puede estar aquí (señalando a uno de los lados), y casi sin darse cuenta pasar al otro lado (que lo señala también). Es un camino tan corto…
Gregoria: (Tras un silencio doloroso,largo, que le ha hecho pensar, y levantando ya casi del todo la cabeza, volviendo a la anterior luz. Para romper el ritmo del discurso de Martirio): ¡Manolo Estrella! ( Y ambas ríen exageradamente mirando al frente). Ay, Manolo Estrella,…no me lo puedo creer…

Ambas quedan en silencio. Martirio con gesto triste, en sus cosas. Gregoria un poco pasmada aún. Gregoria que se ha quedado parada se ha puesto a recoger todos los papeles y guardarlos en su maletín. Martirio, que está apoyada en la mesa, decide empezar a jugar un solitario. Cuando Gregoria termina de recogerlo todo se sienta de nuevo en su silla, con Martirio en frente.

Gregoria: ¿Conoces los índices de población mundial? (Con interés, repetitiva). ¿Eh? (Martirio responde con el gesto, aunque no dice nada. Gregoria continúa brillante con lo que dice). ¡Seis mil millones de personas! Seis mil millones de personas…
Martirio: Si
Gregoria: Tengo serias dudas de si en esa cantidad de gente hay tantas personas tan ocupadas como yo…(De nuevo en su verdad, en su delirio, quizás). Tengo tanto trabajo, papeles, reuniones…
Martirio: (Con sorna, descaro, alegría). Si, si. Me parece que estáis Woody Allen, un señor de Burgos y tú…(Riendo).
Gregoria:  Es cierto, ese señor hace películas como churros,
Martirio: Si, muchas, muchas
 Gregoria: (simpática, muy inocente) Pero no todas le salen buenas,…
Martirio: No, no todas, no todas…
Gregoria: (Que mira altiva a Martirio) Pero, ¿tú vas al cine?
Martirio: ¿Al cine? No, no…..està muy oscuro.
Gregoria: Ah, que te da miedo la oscuridad…
Martirio: No, a mi no, …no, no…
Gregoria: Pero si me acabas de decir que…..

De repente suena un reloj, como de cuco aunque más potentes. Suena diez veces…se hace el oscuro. Al volver la luz Martirio sale de la escena, con su bolso recogido, por la derecha a tientas sin que la otra mujer se entere.. Gregoria. se ha quedado en su posición al lado de los papeles  muy angustiada, respirando fuerte….

Gregoria: (Hablando sola, y algo desesperada. Nerviosa). No puedo faltar a esa reunión. No puedo faltar. No puedo. No puedo faltar. (Saca el móvil del maletín y repite casi igual la escena del anterior acto, pero diferente, más nerviosa, más desesperada…). ¿Sergio? Si, Sergio. Escucha, escúchame. Comenzad vosotros por mí la reunión. Si, si…No, no quiero que la suspendáis. Lo que quiero es que comiences tú por mí. En cuanto termine unos asuntos que estoy haciendo asumo la responsabilidad. Pensé que iba a terminar a tiempo, pero no he podido. No he podido, coño, no he podido; si no llego a tiempo quiero todas las conclusiones en mi despacho. Tomaré una decisión antes de 48 horas. (las últimas palabras casi no puede ni articularlas)

(Gregoria se da cuenta de que está sola, y sigue con su estado de nervios, inquietud. Se dirige al lateral derecho de la escena para buscar a su compañera.se para al final del lateral justo por donde se ha ido Martirio).

Gregoria: (Hablándole al lugar por donde se fue ). Oye,..(después de unos segundos esperando)…oye…

(Se queda parada unos segundos ahí, y luego vuelve y se sienta en el lugar donde estuvo Martirio sentada durante el primer acto, donde repite un nuevo “oye” muy débil, frágil, casi roto.. En este momento Gregoria evidencia realmente lo que pasa. Cambia la luz pues se pasa a otro estado: la mente de Gregoria que está sola en escena. Comienza una secuencia de estereotipias, movimientos….leves, pero que evidencian que Gregoria está teniendo un inicio de brote psicótico…

Gregoria:  Se daba la casualidad que los perros, cuajados de pulgas, ladraban como fieras aquella tarde. En la habitación los más pequeños jugaban con sus cajas de cartón y  las telas de colores, y los mayores limpiábamos y recogíamos el desorden de la planta de abajo. Papá y mamá viajaban continuamente. Aquel día habían acudido al centro comercial de al lado del río. La Nochebuena venía y los víveres escaseaban en nuestra casa de color frío. Darío cumplía 3 años aquel día 24 y Sofía había terminado el preescolar aquel verano. Camilo y yo pasábamos los 12 y no llegábamos a los 15. La nieve había cubierto las carreteras y los bordes de los caminos. El río bajaba congelado de  las montañas con su mensaje premonitorio…(Se pone repentinamente de pie como hablando con su madre…)
¡Mamá! ¡Mamá! Yo quiero esos pastelitos pequeños de chocolate y almendras,…si, esos. Y refrescos con burbujas,…(Con ternura). Mamá,…(Después de un silencio). Mamá se puso su vestido violeta y su abrigo de paño negro con su pañuelo de seda, el único que tenía, pero que siempre parecía como nuevo cuando se anudaba en su cuello. (Con orgullo). Parecía una actriz de cine italiano.(Vuelve a sentarse)  Papá con su finísimo bigote conducía el coche con su mirada brillante y su escaso pelo…(Digna)Aquel año comeríamos pavo. Papá había trabajado duro en su taller y había ahorrado lo suficiente para comprarlo. Mamá lo guisaría en nuestra cocina de carbón instalada en el hueco de la escalera.
(De repente se pone de pie y coge el maletín que se le habia caido de las piernas al levantarse, y saca unos dibujos que lleva dentro). ¡Camilo! ¡Camilo! Mira, mira que dibujos he preparado para la mesa. Mamá y papá se pondrán muy contentos. La sala ya está limpia. Si, si…ya está limpia. Saquemos el mantel de hilo y montemos una mesa preciosa. Es Nochebuena…Cenaremos pavo, beberemos refresco, con burbujas, y cantaremos villancicos hasta que Darío y Sofía duerman…La nieve se estaba derritiendo por la lluvia que se la estaba tragando…

(Gregoria  repite el último tramo de la frase “se la estaba tragando” varias veces. Se ha empezado a escuchar el sonido de la lluvia, cada vez más fuerte. Se tira al suelo, de rodillas, y se balancea una y otra vez. El sonido de la lluvia, que está en su mente, sigue intenso hasta que repente se oye el sonido de un automóvil frenando bruscamente y colisionando fuertemente. Este sonido ha hecho que Gregoria se tape la cabeza, no ha sido muy dramático pero si ha intentado resguardarse de ese sonido, de ese recuerdo, que es prolongado…la mujer  se mantiene en esa posición, en ese dolor, en ese recuerdo,…cuando termina el sonido del coche se escuchan bomberos, gritos, etc…hasta que disminuye y da paso a una melodía complicada, revuelta, psicodélica incluso,…una melodía que refleja el desorden que hay en la mente de Gregoria., que tras seguir balanceándose se ha puesto de pie y no deja de moverse por la escena, desesperada hasta que recoge algunos dibujos del suelo, se refugia en ellos y se balancea…asi un buen rato hasta que entra de nuevo Martirio en escena. Ella no escucha nada porque los sonidos que se oyen son los sonidos que están en la mente de Gregoria; se dirige a ésta  que sigue moviéndose nerviosa. Cuando Martirio está justo detrás de Gregoria le pone la mano en su hombro. El sonido, la melodía, para de momento, de súbito: lo que para es el pensamiento de Gregoria,que se gira).
Martirio: ¿He tardado mucho? (Gregoria se le queda mirando en silencio. A partir de este momento la mujer  intenta recomponerse de todo lo que ha vivido y camina despacio por la escena, recogiendo su maletín, sus cosas, …y Martirio la sigue por detrás, siempre, con ánimo sin parar de hablar, con cierta gracia…). Lo que pasa es que estaba en el servicio…(con vergüenza divertida) la menstruación…He pensado: para dos o tres reglas que me quedan, mejor lo disfruto…Y lo he estado grabándolo con el móvil. (se ríe, un poco loca). Después me ha llamado una cuñada. Tengo una cuñada muy especial,..Mi cuñada tiene la característica de que siempre está acostada. Una vez estuvo 6 horas seguidas levantada y fue un acontecimiento…yo en cambio me paso el día sentada en un sillón…Con este culo de opositora que se me está poniendo cada vez veo más claro mi final: (lo relata muy fotográfico)…chalet; afueras de la ciudad; sola como una rata y 150 kilos de peso. Sentada en el sofá viendo la tele con un helado de 2 kilos y medio, y rodeada de gatos y basura,…con los servicios sociales aporreando las ventanas…”Señora, señora…” (se ríe), ¡qué cuadro! (Martirio sigue hablando con Gregoria  –siempre callada y hundida- que recoge los papeles ahora en el suelo arrodillada recogiendo papeles, los mete en el maletín: Martirio se agacha a ayudarla). ¿Te ayudo? (Gregoria cierra el maletín de golpe, fuerte, violenta, para que Martirio ni se acerque; ésta sigue hablando y Gregoria se va levantando poco a poco y recogiendo lo que faltaba) .Igual piensas que hablo mucho, ¿no? En realidad hablo tanto que mi marido me dijo un día que se me iba broncear la lengua,…Mi marido no me dice mucho, pero cuando me dice me dice muy bien,…
¿A ti te gusta la historia? A mi mucho. La historia es la única razón que puede unirnos a las personas. Si,…La historia consigue que entendamos lo que pasó para que  no vuelva a ocurrir. La historia no hay que olvidarla. Quien la niega está condenado a vivirlo todo de nuevo. A mí no me sirve lo de que “lo pasado, pasado está”, ni lo de “no hay que remover el pasado”,…de eso nada…
A mí me gusta la historia, bueno, …la historia y el cine: Amelie, Cantando bajo la lluvia,…Cinema Paradiso. ¿A ti te gusta el cine? El cine refleja lo que somos y lo que a veces se nos olvida ser…¿quién de nosotros no ha sido Totó alguna vez? El problema es cuando ya no hay nada nuevo que descubrir,…(Gregoria ya ha terminado de recoger todo, de componerse, arreglarse y con su maletín colgado del brazo se va en sentido contrario a Martirio),…Oye…….oye
Gregoria: (Que se gira a mirarla, no habla gritando, sino con una voz rota, débil, hundida). No puedo más…(Silencio, complicado, entre las dos. Miradas)…No puedo más.

(Sigue el silencio y las miradas. Ambas paradas. Frente a frente. Un momento muy emocional. De repente Martirio se mueve. Gregoria se queda parada en la misma posición que estaba cuando emitió sus últimas palabras.

Martirio: (Que se da la vuelta y coge una bata blanca que encuentra colgada en la puerta de la “consulta”, por detrás. Gregoria sigue parada en su sitio, sin moverse, pasmada). Está bien,… ¿Y?  (Martirio coge también una carpeta, de notas, donde parece que apunta cosas. Escribe algo en ella y se dirige de nuevo a Gregoria quedando justo en frente de ella. Le habla con ternura. Gregoria apenas si asiente con la cabeza o emite un levísimo gesto, debilidad). ¿Cómo te has sentido? (Gregoria no dice nada. Martirio le pone su mano en el hombro, aunque Gregoria lo rechaza aunque sin violencia, muy levemente). ¿No dices nada? Pues para mí lo has hecho perfectamente. (Sigue anotando en su carpeta, cualquier cosa). Soy la doctora Carrión. A partir de ahora nos veremos casi cada dia. Lo que hemos hecho es una técnica que utilizamos con los pacientes que llevan poco tiempo en la unidad. (De nuevo la mano en el hombro, aunque Gregoria., por la debilidad, no dice nada). En las próximas sesiones seguiremos trabajando. (Con complicidad, tacto, cariño,...casi al oído de Gregoria). Por cierto, he leído en tus informes que te gusta mucho el dulce... Pues te adelanto, entre tú y yo,... mañana hay pastel de nata en la comida...(Juntas, con la guía de Martirio se dirigen hacia la puerta, que en realidad era la habitación de Gregoria. Ésta queda ahí parada, la otra mujer empieza a desnudarla comenzando por la camisa
.
Martirio: Me gusta mucho el color de tu camisa, va muy bien con tu piel. (Deja la camisa en la silla y empieza a quitarla la falda). Y la falda le va estupendamente, te sienta muy bien,…(Empieza a quitarle los zapatos) Te voy a contar una cosa mas, yo también soy nueva aquí, me acaban de destinar, asi podremos ir conociendo juntas a la gente….(Va a quitarle el collar que lleva quizás para que no pueda ahogarse por la noche, Gregoria reacciona con violencia)…Si te lo voy a devolver mañana…(Gregoria accede, y se levanta ante la orden de Martirio-doctora; ésta desaparece de escena mientras sigue hablando). Podemos hacer una cosa, ….podemos ir al jardín y coger unas flores para tu habitación; hay rosas y tulipanes que los acaba de plantar el jardinero…(sale de nuevo a escena con una bata, camisón en las manos que empieza a ponerla a Gregoria)…con ellas estará mas alegre….(Le ata por detrás el camisón, saca una pastilla y se la da a Gregoria para que se la tome, y la acompaña a la puerta de la habitación…) Ahora intenta descansar, ¿de acuerdo? (Cuando ya prácticamente está Gregoria entrando por la puerta con Martirio acompañándola hasta el umbral, se da la vuelta aún insistiendo, aún en su delirio, su problema con la realidad).

Gregoria: ¿Pero y la reunión? ¿Llegaré a tiempo?
Martirio: (Intenta que entre por fin en la habitación y tras un silencio). Vamos, entra. Mañana será otro día.
Gregoria: Tengo tanto trabajo…¿Llegaré a tiempo? (muy desesperada aunque sin gritar). ¿Llegaré a tiempo?
Martirio: (Que cierra la puerta, saca del bolsillo un candado y cierra definitivamente con él la puerta, o al menos cierra la puerta con llave). Claro…(este “claro” acariciando suavemente la puerta ya cerrada).

Suena la música, leve. Música que apenas si envuelve la atmósfera de la escena. Martirio tras todo lo anterior recorre la escena por delante, recogiendo algo si todavía queda, apagando algunos puntos de luz y marchando hacia la derecha. Al final, hay una lámpara de mesa o de pie encendida. Cuando va a tocar el interruptor gira el tronco y la cabeza, mira hacia la puerta, la escena, se queda así parada, fija…



La escena se queda a oscuras  completamente. Comienza una música y sobre la parte alta de la escena se proyectan imágenes antiguas de enfermos mentales, en psiquiátricos, en las penosas situaciones en que estaban,… en la calle, en blanco y negro, imágenes desgarradoras unas, tiernas otras…Suena la música y se suceden las imágenes…





Cuando termina esta proyección se ve nuevo a Martirio-doctora Carrión en la misma posición en que terminó en la escena anterior, parada junto a la lámpara casi a punto de salir de escena,…cuando va a apagarla repite lo mismo.

Martirio: (mirando a la puerta antes de apagar, unos segundos, ahí parada…). Claro…(Se gira, apaga la luz y desaparece de escena…)

DATOS SOBRE EL AUTOR:

José Pascual Abellán
Diplomado en Pedagogía Terapéutica, maestro de educación especial, por la Universidad de Castilla-La Mancha, comenzó su andadura en la literatura teatral con la obra “El pirata Roberts”, adaptación a la escena de la novela de William Goldman, “La princesa prometida”, que se representó durante dos años en la Red de Teatros de Castilla La Mancha. Autor también de alguna pieza infantil, funda con Doriam Sojo la compañía Teatro A Cuestas, con la que presenta “Locas”, uno de sus últimos textos que escribe y dirige.
Se ha formado en varios cursos de escritura creativa, y especialmente en La Factoría del Guión de Madrid donde ha seguido un Intensivo de Guión de Cine y TV, a través del cual ha escrito varios cortos.

CONTACTO Y DISTRIBUCIÓN
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José Pascual Abellán 610.67.42.75
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