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Lluïsa Cunillé |
LA
CANTANTE CALVA EN EL McDONALD´S.
Lluïsa
Cunillé.
Obra estrenada en el Teatre Lliure de
Barcelona el 14 de diciembre de 2006 con el siguiente reparto:
SRA. SMITH………………………..Àngels Poch
SR. SMITH…………………………Andreu Benito
MARY……………………………..Rosa Renom.
CANTANTE CALVA………………Mercè Lleixà
JEFE DE BOMBEROS…………….Víctor Pi
SR. McDONALD……………………Josep Maria
Domènech
Dirección……………………………Joan Ollé.
Escenografía…………………………Jon Berrondo.
Iluminación………………………….Lionel Spycher
Personajes:
SRA.
SMITH.
SR. MARTIN.
MARY.
JEFE
DE BOMBEROS.
CANTANTE
CALVA.
DIFERENTES
VOCES EN OFF.
(Un restaurante de comida rápida, en
realidad, una parte de este restaurante: una zona de paso entre dos salas más
grandes que no se ven. Contra la pared, tres o cuatro mesas alineadas y
funcionales. La SRA. SMITH y el SR.
MARTIN están sentados a una de las mesas. También hay un reloj de pared que
siempre marca las doce. Al principio se oyen tres toques de reloj seguidos,
después de una pausa un cuarto toque y un quinto y sexto toques después de una
última pausa)
SRA. SMITH- Estoy segura de que si comemos algo aquí nos
arrepentiremos. Las hamburguesas no están hechas de carne de terneras
sudamericanas por mucho que hayan comprado la mitad de la Pampa. Y las patatas
fritas además de estar congeladas desde hace meses, tienen acrilamida, un
producto potencialmente cancerígeno.
SR.
MARTIN- Pidamos algo de beber y ya
comeremos en casa.
SRA.
SMITH- Puede que a ti Isabel te prepare
algo cuando llegues a casa, pero a mí me tocará preparármelo yo misma.
SR.
MARTIN- ¿Tu marido nunca cocina?
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
VOZ
EN OFF- (Por un micrófono) Hola amigos,
soy Catherine. Hoy no es mi cumpleaños ni nada pero de todos modos estoy
contenta porque esta tarde he tenido una especie de aventura... Se me ha calado
el coche en la autopista por primera vez y me he mojado completamente, pero ha
sido muy divertido ver llegar la grúa con todas aquellas lucecitas, y tener que
caminar bajo la lluvia sin paraguas... Ha sido muy emocionante... Y nada más...
Sólo que lo he conseguido y aquí estoy, cenando y, bueno, ya está...
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
SRA.
SMITH- ¿Cómo está Alicia?
SR.
MARTIN- De viaje otra vez.
SRA.
SMITH- ¿Dónde?
SR.
MARTIN- Isabel me echa a mí la culpa.
SRA.
SMITH- ¿De qué?
SR.
MARTIN- Siempre me recuerda lo que le
decía de pequeña, que la verdad no se encontraba en los libros sino en la vida.
SRA.
SMITH- A ti al menos tu hija te escuchó.
SR.
MARTIN- Pero ahora Isabel incluso me
echa la culpa a mí de que no acabara la universidad.
SRA.
SMITH- Pero al menos ella tiene una vida
propia. Mis hijos aún siguen en casa y con una vida cada vez más insignificante.
SR.
MARTIN- No hablemos de nuestros hijos
esta noche. He pensado que podríamos irnos juntos de viaje. Nunca hemos ido
juntos a ninguna parte.
SRA.
SMITH- A Isabel le parecerá muy raro que
te vayas de viaje sin ella.
SR.
MARTIN- Isabel viaja muchas veces a
Manchester sola a ver a su madre.
SRA.
SMITH- Pero tú no tienes ninguna madre
en Manchester para ir a ver, y yo tampoco. Los dos somos huérfanos. No tenemos
ninguna excusa para viajar solos.
SR.
MARTIN- ¿Entonces no iremos juntos a
ninguna parte?
SRA.
SMITH- Estamos condenados a vernos a
escondidas en la zona metropolitana como hasta ahora o dejarlo correr.
(Pausa)
SR.
MARTIN- Allí hay un cartel que dice que
no hay servicio de mesas.
SRA.
SMITH- ¿Dónde?
SR.
MARTIN- Allí...
SRA.
SMITH- Sin gafas no veo nada. ¿Qué dice
exactamente?
SR.
MARTIN- Exactamente dice: No hay
servicio de mesas.
SRA.
SMITH- Eso explica que nadie nos haya
atendido todavía.
SR.
MARTIN- Sí.
SRA.
SMITH- Deberíamos ir nosotros al
mostrador y pedir algo.
SR.
MARTIN- Ya iré yo. ¿Qué quieres, un té?
SRA
SMITH- Un café.
SR.
MARTIN- Sí, yo también pediré un café.
(Pausa) La otra noche en Alcohólicos Anónimos me contaron un chiste muy malo.
SRA.
SMITH- Qué chiste...
SR.
MARTIN- Si coges un círculo y lo
acaricias, ¿en qué se convertirá?
SRA.
SMITH- ¿Un círculo?
SR.
MARTIN- Sí, si lo acaricias...en qué se
convertirá...
SRA.
MARTIN- No lo sé. En qué se
convertirá...
SR.
MARTIN- Pues en un círculo vicioso. Es
muy malo, ya te lo dije.
(Pausa)
SRA.
SMITH- ¿Dónde está tu corbata?
SR.
MARTIN- Con la lluvia se me ha mojado y
la he guardado en el bolsillo.
SRA.
SMITH- A mí se me han caído las gafas en
el metro y alguien me las ha pisado.
SR.
MARTIN- Hoy no es nuestro día de suerte.
SRA.
SMITH- Yo he vendido un cuadro esta tarde. Me lo ha dicho mi marchante.
SR.
MARTIN- Qué cuadro...
SRA.
SMITH- Uno que no tenía título. Uno de
los que quería tirar.
SR.
MARTIN- ¿Por qué no me lo has dicho
hasta ahora?
SRA.
SMITH- Iba a decírtelo cuando se ha
puesto a llover.
SR.
MARTIN- No pareces muy contenta.
SRA.
SMITH- Mi marchante dice que estoy de
suerte, que mi estilo muy pronto se pondrá de moda.
SR.
MARTIN- ¿Pero no decía que no tenías
ningún estilo?
SRA.
SMITH- Pues al parecer ahora sí tengo
uno, y que además tendré que ponerme a trabajar duro.
SR.
MARTIN- Habría que celebrarlo de algún modo.
SRA.
SMITH- Prefiero que no.
SR.
MARTIN- ¿Por qué?
SRA.
SMITH- ¿Tú sabes cómo empecé a pintar?
SR.
MARTIN- Sí, ya me lo contaste.
SRA.
SMITH- Tendría que dejar de medicarme
para volver a pintar como antes.
SR.
MARTIN- Todos los artistas son
depresivos.
SRA.
SMITH- Yo no soy ninguna artista.
SR.
MARTIN- Puede que no, pero has vendido
un cuadro, y tu estilo muy pronto se pondrá de moda. Te lo ha dicho un
entendido.
SRA.
SMITH- Mi marchante no sabe distinguir
un azul de Montaña de un azul de Prusia.
SR.
MARTIN- Quién ha comprado el cuadro, ¿lo
sabes?
SRA.
SMITH- No, ni quiero saberlo. Imagínate
que es alguien que no me gusta, alguien que se acaba de comprar una casa
canadiense prefabricada, por ejemplo, y mi cuadro será lo primero que cuelgue
en cualquier pared.
SR.
MARTIN- En Inglaterra tenemos unos
prejuicios ridículos contra todo y contra todos, y la verdad es que nuestra
pequeña isla se hunde de día en día.
SRA.
SMITH- Me has dado una idea. ¿Sabes qué
título le pondré a mi cuadro? “Cagada inglesa”
SR.
MARTIN- ¿”Cagada inglesa”?
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
VOZ
EN OFF- (Por un micrófono) Buenas
noches, soy David... Hoy es el cumpleaños de mi novia, se llama Virginia y
quiero felicitarla. Ella no quiere que hable, ni siquiera que diga que es su
cumpleaños... Pero bueno, ya lo he dicho y no ha pasado nada, ¿verdad?...
Tampoco quiere que cuente que nos conocimos hace tres meses en el servicio de
urgencias del hospital... Yo estaba cagado de miedo y ella creo que también...
No, en serio, los dos estábamos muy jodidos... Ya sabéis cómo son los
hospitales los sábados por la noche...todo el mundo va de pastillas y de
cubatas hasta aquí y... (Pausa) Eh, espera...adónde vas.. No te vayas...
¡Espera!
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
SRA.
SMITH- Tendríamos que habernos metido en
un cine.
SR.
MARTIN- ¿Un viernes por la noche?
SRA.
SMITH- ¿Qué hacéis los viernes por la
noche Isabel y tú?
SR.
MARTIN- Ya lo sabes, vemos la televisión
o vamos a cenar a casa de alguien.
SRA.
SMITH- Nosotros también vemos la
televisión o tenemos invitados a cenar. Pero ahora, si tengo que ponerme a
trabajar en serio, se han acabado las cenas y las veladas sociales. Incluso tú
y yo deberíamos vernos menos.
SR.
MARTIN- Pero si ya nos vemos muy poco.
SRA.
SMITH- Mi marchante dice que en marzo
tengo que hacer una exposición, que ya me ha buscado una sala y que sólo me falta
un patrocinador. Y resulta que el patrocinador tengo que buscarlo yo.
SR.
MARTIN- ¿Tú?
SRA.
SMITH- Sin patrocinador no hay
exposición. Así que en los próximos meses estaré muy ocupada pintando y
buscando un patrocinador.
SR.
MARTIN- Después de mi última recaída
necesito tu apoyo más que nunca.
SRA.
SMITH- ¿Mi apoyo? Pero si tú mismo dices
que no te ayudo nada.
SR.
MARTIN- Te necesito.
SRA.
SMITH- En este momento necesitas a
Isabel más que a mí.
SR.
MARTIN- Te necesito a ti.
SRA.
SMITH- Los hombres siempre queréis tener
razón y siempre os equivocáis.
SR.
MARTIN- Ésta es la clase de cosas que
necesito oír ahora.
SRA.
SMITH- ¿Isabel no te las dice?
SR.
MARTIN- Isabel sólo me dice que “a cada
cual su destino”.
SRA.
SMITH- Parece muy sensato.
SR.
MARTIN- Sí, pero no sabe repetir otra
cosa, y también que “todo lo que es humano es respetable”. A veces temo que no
se haya hecho de alguna secta como los Testigos de Jehová o una parecida.
SRA.
SMITH- No nos pongamos trágicos esta
noche. Cuéntame alguna anécdota de las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Una
divertida, venga.
SR.
MARTIN- Te las he contado todas.
SRA.
SMITH- Todos los hombres sois iguales, o
bien os quedáis ahí todo el día con el cigarrillo en la boca, o bien armáis un
escándalo y ponéis morros cincuenta veces al día, cuando no os dedicáis a beber
sin parar.
(Pausa)
SR.
MARTIN- Eso ha sido un golpe bajo.
SRA.
SMITH- Perdona, lo de la exposición me
está poniendo nerviosa, y además hace un par de días que he dejado la
medicación.
SR.
MARTIN- ¿Lo has consultado con tu médico?
SRA.
SMITH- Mi marido no para de decirme que
los médicos son todos unos charlatanes y los enfermos también, que sólo la
Marina es honrada en Inglaterra.
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
VOZ
EN OFF- (Por un micrófono) Hola a todo el mundo. Me llamo Chantal y hoy
cumplo diecinueve años. Hace tres meses que estoy en Londres... Esta ciudad me
encanta. Me gusta mucho más que París. Yo soy de Burdeos que tampoco vale gran
cosa y además apesta a vino. En París todo apesta a meados y las calles están
llenas de mierda de perro y escupitajos. Londres es diferente, ya he hecho unos
cuantos amigos y quiero quedarme aquí. Si hay alguien que tuviera una
habitación para alquilar que no sea muy cara, es que donde estoy ahora no podré
quedarme mucho tiempo más, están a punto de echarme fuera, mi casero es un
auténtico “cochon”, un cerdo y...
(Se
oye como si se acoplara el micrófono y se vuelve a oír unos momentos la música
de “Feliz cumpleaños”)
SRA.
SMITH- ¿Recuerdas a los Johns, mis
antiguos vecinos?
SR.
MARTIN- No, no los recuerdo.
SRA.
SMITH- Su hija mayor los encontró medio
asfixiados en su garaje. Se habían dejado el motor del coche encendido toda la
noche. La semana que viene salen del hospital y no sé si debería hacer algo,
llamarlos por teléfono quizá...
SR.
MARTIN- ¿Y por qué no vas a verlos?
SRA.
SMITH- No quiero volver a mi antiguo
barrio. Y además, ¿qué quieres que les diga? ¿Qué a pesar de todo vale la pena
vivir?
SR.
MARTIN- Sí, ésa es la clase de cosas que
el maldito pudor britanico nos impide expresar.
SRA.
SMITH- ¿Tú también crees que sólo tengo
inteligencia, que no tengo sentimientos?
SR.
MARTIN- Tú eres una mujer extraordinaria
y por eso te quiero.
SRA.
SMITH- ¿Te das cuenta de que siempre que
te hago una pregunta incómoda me alabas de forma exagerada?
SR.
MARTIN- De verdad creo que eres una
mujer extraordinaria además de una gran artista.
SRA
SMITH- Yo no soy ninguna artista. No
vuelvas a decir jamás que soy una artista.
SR.
MARTIN- De acuerdo. No volveré a
decirlo. Solamente lo pensaré.
SRA.
SMITH- Mis hijos a fuerza de oír estas
barbaridades se han vuelto unos inútiles y unos frustrados.
SR.
MARTIN- ¿Tus hijos también son artistas?
SRA.
SMITH- De niños todo el mundo los alababa
y les auguraba un futuro tan brillante que ahora no sirven para nada. A eso
conduce invitar a los amigos a casa los fines de semana a cenar, a que te echen
a perder a los hijos.
(Entra
la CANTANTE CALVA. Lleva una maleta y una peluca puesta, se sienta a una de las
mesas con un vaso de plástico. Pausa)
SR.
MARTIN- (Más bajo) Espero que nos nos
hagas responsables a Isabel y a mí del fracaso de tus hijos. Hace mucho tiempo
que ya no vamos a tu casa a cenar, y siempre que íbamos tus hijos ya estaban en
cama. Lo que hacían allí, yo no lo sé.
SRA.
SMITH- Todavía no has ido a buscar los
cafés.
SR.
MARTIN- ¿No prefieres un té?
SRA.
SMITH- No. Quiero un café.
SR.
MARTIN- Sí, yo también. (El SR. MARTIN
no se levanta. Pausa) Darling, tenemos que intentar olvidar las cosas sin
importancia y disfrutar otra vez de los momentos que estamos juntos.
SRA.
SMITH- Estoy de acuerdo. De todos modos
no entiendo cómo no recuerdas a mis vecinos los Johns si Isabel y tú veníais
antes con frecuencia a casa. Seguro que hablábamos de ellos.
SR.
MARTIN- Puede que habláramos pero nunca
llegamos a conocerlos.
SRA.
SMITH- Estoy segura de haberlos invitado
a cenar una noche que estabáis Isabel y tú.
SR.
MARTIN- Pues te aseguro que no lo
recuerdo.
SRA.
SMITH- Isabel seguro que se acuerda de
ellos.
SR.
MARTIN- No te vuelvas pero tengo la
sensación que conozco a la mujer de esa mesa. (La SRA. SMITH se vuelve) Te he
dicho que no te volvieras.
SRA.
SMITH- No la conozco de nada. Nunca la
había visto antes.
SR.
MARTIN- ¿Estás segura?
SRA.
SMITH- Puede que sea alguien de las
reuniones de Alcohólicos Anónimos.
SR.
MARTIN- No, no lo es.
SRA.
SMITH- Te has puesto encarnado.
SR.
MARTIN- Podría conocer a Isabel o a tu
marido.
SRA.
SMITH- Y qué podría decirles... Sólo que
nos ha visto juntos en un McDonald´s un día de lluvia.
SR.
MARTIN- Te aseguro que me suena mucho.
SRA.
SMITH- Pues pregúntale quién es...
SR.
MARTIN- No, no puedo hacer eso. Además,
parece que no quiere que la molesten, que quiere estar sola.
SRA.
SMITH- Si quisiera estar sola no habría
entrado aquí.
SR.
MARTIN- Puede que espere a alguien.
SRA.
SMITH- Parece extranjera.
(Pausa)
SR.
MARTIN- ¿Por qué no nos vamos?
SRA.
SMITH- ¿Y que sospeche que huimos de
ella?
SR.
MARTIN- Tienes razón. Tú siempre tienes
razón.
SRA.
SMITH- Habla con ella. Averigua quién
es.
SR.
MARTTIN- Creo que no.
SRA.
SMITH- No te irás tranquilo a casa si no
lo haces.
SR.
MARTIN- Es cierto. Pero toda la culpa la
tiene este pudor mío inglés.
SRA.
SMITH- Pues ya lo averiguaré yo.
SR.
MARTIN- No, por favor, no lo hagas.
SRA.
SMITH- (A la CANTANTE CALVA) Perdone que
la moleste...perdone el atrevimiento, pero mi amigo está convencido de que la
conoce, o al menos, de haber tenido el placer de haberla visto en otra ocasión.
(La
CANTANTE CALVA los mira pero no dice nada)
SR.
MARTIN- También podría estar equivocado.
Sí, ahora estoy seguro, me he confundido y la hemos molestado por nada. Lo
siento. Perdone. Buenas noches. (A la SRA. SMITH) Será mejor que nos vayamos,
es tarde.
SRA.
SMITH- Espera. De pronto yo también he
tenido la sensación de haberla visto antes. A mí también me suena mucho esta
mujer.
SR.
MARTIN- ¿La conoces?
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
VOZ
EN OFF- (Por el micrófono) Me llamo
Jerry y hoy cumplo treinta y dos años. No sé muy bien qué decir. Trabajo en el
servicio de información del metro y la verdad es que ya estoy un poco harto de
que digan que tengo mucha suerte, porque a mí me toca trabajar muchos fines de
semana... Y por si no lo sabíais en el metro de Londres se pierden cada día
decenas de personas y de algunas no se vuelve a saber nada jamás. Hay un tipo
que hace años que anda por el metro buscando a su mujer por todas las líneas
con una foto en la mano que enseña a todo el mundo, seguro que os habéis
tropezado con él alguna vez, lleva bigote, una gabardina a cuadros, una gaita,
tiene acento escocés y...
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”. De repente la CANTANTE
CALVA se levanta y se pone a cantar la
letra con su potente voz de soprano. Cuando termina de cantar la SRA.
SMITH y el SR. MARTIN aplauden)
CANTANTE CALVA- Gracias. Muchas gracias.
SR.
MARTIN- ¡Bravo!
SRA.
SMITH- ¡Bravo!
CANTANTE
CALVA- Gracias. Son muy amables.
SRA.
SMITH- En cuanto se ha puesto a cantar
la he reconocido enseguida.
SR.
MARTIN- De hecho la hemos reconocido los
dos.
CANTANTE
CALVA- Es muy halagador para una
extranjera como yo que te reconozcan en Londres. Gracias.
(La
CANTANTE CALVA se sienta. Pausa)
SR.
MARTIN- Perdone, ¿está de paso?
CANTANTE
CALVA- ¿De paso?
SRA
SMITH- Se refiere a si está de viaje...
CANTANTE
CALVA- No, yo vivo en Londres. Por qué
me lo preguntan...
SR.
MARTIN- Como lleva una maleta.
CANTANTE
CALVA- Ésta es la maleta donde llevo mi
cepillo para el pelo y también algunas partituras. De hecho estoy esperando a
mi representante.
SR.
MARTIN- Sí, ya imaginábamos que esperaba
a alguien.
CANTANTE
CALVA- En realidad todavía no es mi
representante. Aún tenemos que hablar y ponernos de acuerdo. Por cierto,
¿tienen hora?
SR.
MARTIN- (Mirando su reloj) Mi reloj por
desgracia se ha parado pero calculo que serán exactamente...las nueve y pico.
CANTANTE
CALVA- Gracias.
(Pausa)
SR.
MARTIN- Nosotros hemos entrado aquí a
causa de la lluvia.
CANTANTE
CALVA- ¿No es su cumpleaños?
SRA.
SMITH- ¿Nuestro cumpleaños?
CANTANTE
CALVA- El cumpleaños de uno de ustedes.
SR.
MARTIN- No, al contrario... Quiero decir
que no es el cumpleaños de ninguno de los dos
CANTANTE
CALVA- En cualquier caso les deseo mucha
felicidad.
SR.
MARTIN- Gracias. Nosotros también.
SRA.
SMITH- Perdone, ¿pero eso que toma es
café?
CANTANTE
CALVA- Un café americano. Quería un
capuccino pero aquí sólo preparan bien los cafés americanos. ¿Les importa si me
siento más cerca?
SR.
MARTIN- No, claro que no.
CANTANTE
CALVA- No, mejor me quedo donde estoy.
No deseo molestarles.
SR.
MARTIN- No nos molesta para nada. No se
crea todo lo que dicen en el extranjero de la reserva inglesa.
CANTANTE
CALVA- Londres me gusta mucho. Si he de
ser franca sólo echo de menos mi país a la hora de mi capuccino.
SRA.
SMITH- ¿Se refiere a Italia?
CANTANTE- Y más concretamente el Piamonte. Pero el
resto del día no lo echo de menos para nada. La verdad es que no pienso volver
jamás. Tendrían que cambiar muchas cosas en Italia para que yo regresara. Aquí
donde me ven soy una exiliada política.
SRA.
SMITH- ¿Una exiliada política?
CANTANTE
CALVA- Una víctima de la política
italiana más vil y salvaje.
SR.
MARTIN- Inglaterra ha sido desde siempre
una tierra de acogida para toda clase de viajeros y exiliados. Marx y Freud sin
ir más lejos se exiliaron en su día en Londres.
CANTANTE
CALVA- Les aseguro que yo no soy ninguna
agitadora ni estoy loca. Mi único delito es ser una artista, sólo eso. Y ahora
en Italia ser una artista es un crimen, un crimen de estado. ¡En la tierra de
Michelangelo y Leonardo, de Dante y Galileo! ¡Quién lo iba a decir!
(Pausa
larga)
SR.
MARTIN- ¿Y está sola en Londres?
CANTANTE
CALVA- ¿Cómo?
SRA.
SMITH- Se refiere a si se ha exiliado
sola en Londres...
CANTANTE
CALVA- Sí. Mi marido de momento se ha
quedado en Italia.
SR.
MARTIN- ¿Él también quiere exiliarse?
CANTANTE
CALVA- No le quedará más remedio.
SRA.
SMITH- ¿También es artista?
CANTANTE
CALVA- Ferruccio es cantante de ópera
como yo. Él aún tiene alguna esperanza el infeliz. No se da cuenta de que en
Italia pronto no quedará ningún artista, ni uno solo, y en cuanto a los
cantantes de ópera el que no se ha ido ya al extranjero está a punto de irse.
(Pausa
larga)
SR.
MARTIN- ¿Y qué le parece Londres?
CANTANTE
CALVA- ¿Qué me parece?
SRA.
SMITH- Se refiere a si cree que se
adaptará...
CANTANTE
CALVA- He llegado hace poco y de momento
no conozco a casi nadie.
SR.
MARTIN- Yo me llamo Donald Martin y ella
es la sra. Smith, una vieja amiga mía. Por cierto, la sra Smith también es una
artista, una pintora.
SRA.
SMITH- El sr. Martin sin duda exagera.
Apenas he vendido un solo cuadro hasta ahora.
SR.
MARTIN- Sí, pero muy pronto hará su
primera exposición, en el mes de marzo, aquí en Londres, en cuanto encuentre un
patrocinador.
CANTANTE
CALVA- La felicito. Tiene que ser muy
emocionante. En Italia, por desgracia, sólo hacen que cerrar salas de
exposiciones y museos en todas partes. Los pintores y los escultores se mueren
de hambre más que nunca. Es un auténtico escándalo... Y encima se está
subastando el patrimonio más valioso y preciado de mi país, las principales
obras de arte están ya en las cajas fuertes de los bancos y de las
aseguradoras. Las universidades hace ya tiempo que se han resignado a inventariar
por pura rutina las obras de arte perdidas para siempre, es un auténtico
expolio de todo nuestro patrimonio... (Se oyen unas sirenas de policía y de
ambulancia lejanas. Pausa) Tiene mucha suerte, se lo aseguro. Espero que su
exposición sea un gran éxito.
SRA
SMITH- Gracias, es muy amable.
SR.
MARTIN- ¿Podemos invitarla a otro café?
CANTANTE
CALVA- No se molesten.
SR.
MARTIN- No es ninguna molestia.
CANTANTE
CALVA- No deseo interrumpirles.
SR.
MARTIN- No interrumpe nada.
CANTANTE
CALVA- ¿Lo dice en serio?
SR.
MARTIN- Completamente.
CANTANTE
CALVA- Bueno, quizá sí que me apetecería
otro café americano.
SR.
MARTIN- Iré a buscar enseguida dos cafés
normales para nosotros y un café americano para usted. (No se levanta. Pausa)
Perdone que se lo pregunte, ¿pero cómo es que habla tan bien nuestro idioma?
CANTANTE
CALVA- Siempre he tenido mucha facilidad
para los idiomas extranjeros. Una soprano además de una buena voz debe poseer
un buen oído o sino está perdida.
SRA.
SMITH- ¿Puedo preguntarle si tiene
hijos?
CANTANTE
CALVA- De muy joven tuve uno y lo di en
adopción. Fue muy doloroso, una auténtica tragedia para mí.
SR.
MARTIN- Pero aún así se repuso, salió
adelante.
CANTANTE
CALVA- No me quedó otro remedio. En el
Piamonte la vida para una mujer sola puede llegar a ser muy dura, especialmente
ahora.
SR.
MARTIN- Se nota que es una mujer con
mucho coraje.
SRA.
SMITH- Yo siempre he sido una mujer
depresiva. A lo largo de mi vida mi inteligencia no me ha permitido nunca
refugiarme en el autoengaño.
SR.
MARTIN- La sra. Smith sufre mucho a
causa de sus hijos.
CANTANTE
CALVA- ¿Cuántos hijos tiene?
SRA.
SMITH- Tres: dos chicas y un chico.
Desde pequeños quise enseñar a los tres a ser sobrios y mesurados. Ni por asomo
podía imaginar que de mayores les daría miedo el mundo, cruzar incluso la calle
de casa.
SR.
MARTIN- A mi hija Alicia, en cambio,
Inglaterra se le quedó enseguida pequeña, y desde entonces no ha parado de
viajar por todo el mundo.
CANTANTE
CALVA- Ferruccio, mi marido, antes de
ser barítono se dedicaba a la Commedia dell´arte, así que más que un marido ha
sido un hijo para mí.
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
VOZ
EN OFF- (Por un micrófono) ¿David, estás
aquí? (Pausa) Soy Virginia, ¿os acordáis de mí? La chica que iba con David, el
chico que ha hablado antes...hace un rato... ¿Sabéis si ha vuelto? ¿Alguien lo
ha visto? (Pausa) Por favor, si alguien ha visto a David que me lo diga...
(Pausa) Ya he mirado en el lavabo y en la cocina...y no está... (Pausa) Bueno,
si lo veis, si vuelve otra vez decidle que estoy en el coche...que las llaves
las tengo yo... Que la policía no le buscaba a él... Y que le esperaré hasta
que vuelva. (Pausa) ¿Se lo diréis o no?
(Se
oye de nuevo la música de “Feliz cumpleaños”, después se levanta la CANTANTE
CALVA y vuelve a cantar igual que antes, y cuando termina la SRA. SMITH y el
SR. MARTIN también aplauden)
SRA.
SMITH- ¡Bravo!
SR.
MARTIN- ¡Bravo!
SRA.
SMITH y SR. MARTIN- ¡Bravo!
CANTANTE
CALVA- Gracias. (Se sienta) En cuanto
oigo música, cualquier música, me pongo
a cantar. Es más fuerte que yo.
SR.
MARTIN- ¿Puedo hacerle una confidencia? Soy alcohólico desde hace muchos años.
Antes echaba la culpa de mi alcoholismo a mi familia y a mi trabajo, pero desde
que ingresé en Alcohólicos Anónimos sé que el único responsable soy yo.
CANTANTE
CALVA- Hacen bien en venir al
McDonald´s, aquí no te sirven alcohol ni que lo pidas de rodillas.
SRA.
SMITH- En realidad hemos entrado aquí
por culpa de la lluvia.
SR.
MARTIN- Quiero que sepa que en la bolsa
he conocido a las personas más interesadas del mundo pero también a las más
altruistas. La desgracia es que con dinero se puede comprar todo lo que uno
desea.
SRA.
SMITH- El sr. Martin trabaja en la
bolsa.
SR.
MARTIN- ¿Sabe cuál es la máxima de un corredor
de bolsa? Quien compra hoy un buey mañana tendrá un huevo.
(Se
oyen de nuevo sirenas un poco más cercanas)
CANTANTE
CALVA- ¿Tienen hora?
SR.
MARTIN- (Mirando su reloj) Mi reloj por
desgracia sigue parado, pero calculo que deben ser exactamente...las diez y
pico.
CANTANTE
CALVA- Me temo que mi representante se
ha olvidado de mí.
SRA.
SMITH- Puede que la lluvia le haya
cogido a medio camino como a nosotros y se haya refugiado en otro McDonald´s.
En esta calle hay tres McDonald´s por los menos.
CANTATE
CALVA- Eso sería terrible.
SR.
MARTIN- En Londres lo más seguro para
una cita es quedar al lado del Big Ben o en el centro de Trafalgar Square a las
cinco de la tarde.
(Se
oyen de nuevo sirenas. Entonces la CANTANTE CALVA se levanta y se pone a cantar el “Feliz
cumpleaños”)
SRA.
SMITH- ¡Bravo!
SR.
MARTIN- ¡Bravo!
SRA.
SMITH y SR. MARTIN- ¡Bravo!
CANTANTE
CALVA- (Se sienta) Perdonen pero cuando
me pongo nerviosa no tengo otro remedio que ponerme a cantar.
SR.
MARTIN- ¿Está nerviosa?
CANTANTE
CALVA- Estas sirenas me recuerdan
Italia, el Piamonte. Allí también había a todas horas simulacros de incendios,
avisos de bomba, de terremotos y de otras catástrofes naturales.
SR.
MARTIN- Quizá en lugar de pedir otro
café americano debería pedir una tila para usted.
SRA.
SMITH- Y dos cafés para nosotros.
SR.
MARTIN- ¿No prefieres un té?
SRA.
SMITH- No, quiero un café.
SR.
MARTIN- Así pues pediré dos cafés para
nosotros y una tila para usted. (No se levanta. Pausa) La casa de un inglés es
su verdadero palacio.
CANTANTE
CALVA- ¿Cómo dice?
SR.
MARTIN- Es una frase hecha.
SRA.
SMITH- El sr. Martin creo que ya empieza
a estar cansado y sólo piensa en volver a su palacio, en la calle Bromfield nº
19, quinto piso, octava puerta.
CANTANTE
CALVA- Sí que parece un poco cansado.
SR.
MARTIN- Hoy ha sido un día muy difícil
en la City: un atropello y dos intentos de suicidio.
CANTANTE
CALVA- ¿Han atropellado a un amigo suyo?
SR.
MARTIN- No, en la City sólo tengo una
oficina, no tengo ningún amigo. Pero en el fondo todos somos como una familia.
SRA.
SMITH- ¿En la City?
SR.
MARTIN- Bueno, puede que una familia mal
avenida pero al fin y al cabo una familia.
SRA.
SMITH- ¿En la City?
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
VOZ
EN OFF- (Por un micrófono) Me llamo
Paul. (Pausa) Mañana cumplo veintitrés años. (Pausa) Hace seis meses conocí a
Jesucristo y desde entonces sé que allí donde voy él está conmigo. (Pausa) No
he venido a predicar nada. Sólo quería decir que Jesucristo está conmigo.
(Se
oye otra vez la música de “Feliz cumpleaños”, la CANTANTE CALVA se levanta y
vuelve a cantar como las otras veces. El SR. MARTIN y la SRA SMITH aplauden)
SR.
MARTIN- ¡Bravo!
SRA.
SMITH- ¡Bravo!
SRA.
SMITH y SR. MARTIN- ¡Bravo!
CANTANTE
CALVA- Son muy amables, gracias. (Pausa)
Perdonen, ¿tienen un espejo? Esta mañana he olvidado mirarme en el espejo antes
de salir.
SR.
MARTIN- Yo creo que si uno no se ve en
el espejo es porque no está.
CANTANTE
CALVA- ¿Pero voy despeinada o no?
SR.
MARTIN- No está nada despeinada.
SRA.
SMITH- ¿Están seguros?
SRA.
SMITH- Yo no tengo espejo, sólo estas
gafas rotas y graduadas... (Saca del bolsillo unas gafas con un cristal roto y
se las pone) Y le aseguro que no está nada despeinada. (Se saca las gafas y se
las guarda)
SR.
MARTIN- Espero que el tiempo aquí en
Londres no le parezca demasiado frío.
CANTANTE
CALVA- En el Piamonte hace mucho frío,
más frío que aquí, especialmente los fines de semana. Por cierto, ¿pueden
decirme cómo se llaman todos los días de la semana exactamente? (Saca un
pequeña libreta y escribe)
SR.
MARTIN- Con mucho gusto: Monday,
Tuesday, Wednesday, Thurday, Fruday, Saturday, Sunday.
CANTANTE
CALVA- Anoto todo lo que se me olvida o
que me parece importante.
SR.
MARTIN- El papel es para escribir, el
gato para la rata y el queso para echarle la zarpa.
SRA.
SMITH- Es un dicho inglés.
CANTANTE
CALVA- Así también lo apuntaré.
SR.
MARTIN- Prefiero antes matar a un conejo
que cantar en un jardín.
SRA.
SMITH- Es otro dicho inglés.
CANTANTE
CALVA- (Apuntando) No vaya tan rápido.
SR.
MARTIN- En la vida hay que mirar por la
ventana.
(Se
oyen otra vez sirenas. Entonces la CANTANTE CALVA se levanta y vuelve a cantar de nuevo. El SR.
MARTIN y la SRA. SMITH aplauden)
SR.
MARTIN- ¡Bravo!
SRA.
SMITH- ¡Bravo!
SR.
MARTIN y SRA. SMITH- ¡Bravo!
CANTANTE
CALVA- Perdonen, pero tengo que ir al
servicio a peinarme. Si viniera mi representante hagan el favor de decirle que
espere hasta que vuelva.
(Sale
la CANTANTE CALVA)
SRA.
SMITH- Tengo su nombre en la punta de la
lengua. ¿Cómo se llama?
SR.
MARTIN- Yo también iba ahora a
preguntártelo.
SRA.
SMITH- ¿No sabes su nombre?
SR.
MARTIN- También lo tengo en la punta de
la lengua.
SRA.
SMITH- ¿Pero cómo se llama?
(Entra
MARY, la camarera, que lleva escrito su nombre en la bata de trabajo)
MARY- Buenas noches.
SR.
MARTIN- Buenas noches.
SRA.
SMITH- Buenas noches.
(Pausa)
MARY- ¿Tienen algún problema?
SR.
MARTIN- ¿Un problema? No.
MARY- ¿Ya saben que no hay servicio de mesas? Lo
dice ese cartel.
SRA.
SMITH- Sí, ya lo hemos leído, gracias.
SR.
MARTIN- Ahora mismo iba a pedir dos
cafés y una tila en el mostrador.
(Pausa)
MARY- Perdone, ¿pero usted no es la sra. Smith?
SRA.
SMITH- Sí, soy la sra. Smith.
MARY- ¿No se acuerda de mí? Soy Mary. Trabajé en su
casa hace muchos años.
SRA.
SMITH- Sí, claro, Mary. ¿Cómo estás,
Mary? Cuánto tiempo...
MARY- Sí, señora, mucho tiempo.
SRA.
SMITH- Éste es el sr. Martin. Él y la
sra. Martin venían a cenar con frecuencia a casa.
MARY- El sr. y la sra. Martin...
SR.
MARTIN- De la calle Bromfield, 19,
quinto piso, octava puerta.
MARY- Sí, claro, ya me acuerdo. ¿Cómo está?
SR.
MARTIN- Muy bien, Mary. ¿Y tú?
MARY- Voy tirando, sr. Martin, voy tirando.
(Pausa)
SRA.
SMITH- Cuánto tiempo, Mary, cuánto
tiempo...
MARY- Sí, señora, mucho tiempo.
SRA.
SMITH- ¿Y desde cuándo trabajas aquí,
Mary?
MARY- En este McDonald´s concretamente tres meses,
pero he estado en otros seis McDonald´s antes. Y antes trabajé de cajera en
tres supermercados al mismo tiempo que hacía de canguro por horas, y antes
trabajé de limpiadora en unas oficinas de la City, y antes hacía limpieza en un
par de casas en Belgravia, y también paseaba perros, y antes estuve de portera
en un edificio de apartamentos en Chelsea.
SRA.
SMITH- Vaya, Mary, yo creí que te habías
ido de casa para estudiar.
MARY- No me fui yo, me despidió usted. Pero me lo
merecía porque entonces yo era una descarada, y además me iba cada tarde al
cine sin avisar a los señores.
SRA.
SMITH- A pesar de todo te echamos mucho
de menos, Mary, sobre todo los niños. Todos te imaginábamos de noche
estudiando. ¿Por qué no te matriculaste en una academia nocturna, Mary?
MARY- Quería hacerlo, señora Smith. Mi sueño era
ser detective privado, pero de noche no podía dejar la portería sola para ir a
una academia nocturna o sino me habrían despedido de nuevo.
(Se
oyen otra vez sirenas. Pausa)
SRA.
SMITH- Bueno, Mary, me alegro de haberte
encontrado y te deseo mucha suerte.
MARY- Yo también, señora Smith. Ah, y si esa mujer
les molesta sólo tienen que decírmelo.
SRA.
SMITH- ¿Qué mujer, Mary?
MARY- La cantante calva.
SR.
MARTIN- ¿La cantante calva?
SRA.
SMITH- ¿Qué cantante calva?
MARY- La mujer que estaba aquí hace un momento.
SRA.
SMITH- ¿Te refieres a la cantante
italiana?
MARY- Yo no sé si es italiana o de dónde es. Pero
cada día se presenta aquí y molesta a los clientes quitándose la peluca y
empezando a cantar.
SRA.
SMITH- Pero si se trata de una soprano
muy importante y reconocida. De hecho el sr. Martin y yo hace rato que tenemos
su nombre en la punta de la lengua.
MARY- ¿Si es tan famosa por qué viene a cantar aquí
cada día?
SR.
MARTIN- Los grandes cantantes cantan
donde sea, Mary. No lo pueden evitar.
MARY- Pues yo tengo órdenes de la dirección de
echarla. Por eso se ha escondido en el lavabo.
SR.
MARTIN- Además de una gran cantante es
una refugiada política, Mary. Lo ha pasado muy mal. Inglaterra es su tierra de
acogida.
MARY- ¿Y por qué no puede ir a cantar a Hyde Park o
al metro como el resto de refugiados?
SR.
MARTIN- Ella es una gran artista, Mary.
MARY- De joven, yo escribía poemas y también los
recitaba en público, usted se acordará, sra. Smith. Comprendo muy bien todo
eso. Pero yo cumplo órdenes de la dirección.
SR.
MARTIN- De acuerdo, Mary, nosotros
hablaremos con ella y trataremos de explicarle que no puede cantar aquí, que su
arte no es ni será nunca apreciado aquí como merece.
MARY- Hagan que entienda que esto es un
restaurante, no el Albert Hall.
SRA.
SMITH- ¿Pero cómo se llama esa mujer? Lo
tengo en la punta de la lengua.
SR.
MARTIN- Yo también.
MARY- ¿Y cómo están sus hijos, sra. Smith?
SRA.
SMITH- Todos siguen en casa todavía.
MARY- ¿Elena y Peggy también?
SRA.
SMITH- Sí, las dos duermen en sus
literas de siempre.
MARY- Pero si eran las niñas más inteligentes de
toda la escuela.
SRA.
SMITH- Pero la inteligencia por sí misma
no es nada, Mary.
MARY- Dígales de mi parte que el mundo no es tan
terrible como se imaginaban de pequeñas cuando les explicaba cuentos y
enseguida se escondían debajo de sus literas.
SRA.
SMITH- Gracias, Mary. Ya se lo diré.
MARY- Y que si necesitan trabajo, aquí en
McDonald´s, hay trabajo para todo el mundo, y que cada vez habrá más y más
porque de hora en hora se abren dos o tres McDonald´s en todo Londres.
SR.
MARTIN- Mary, ¿tú sabes con quién
tendríamos que hablar para conseguir un patrocino aquí? La sra. Smith necesita
un patrocinador para su primera exposición de pintura.
MARY- Aquí cada día se presenta mucha gente
buscando un patrocinador, sr. Martin, y a todos les digo lo mismo.
SRA.
MARTIN- ¿Qué les dices, Mary?
MARY- Que hagan su solicitud por escrito y que la
dejen en el buzón de sugerencias junto a los lavabos.
SRA.
SMITH- Gracias, Mary. Ya lo haremos.
SR.
MARTIN. ¿Y no podríamos hablar con alguien?
MARY- ¿Hablar con quién?
SR.
MARTIN- Con alguien responsable de los
patrocinios.
MARY- No lo conozco, sr. Martin. El responsable de
los patrocinios nunca ha estado aquí.
SR.
MARTIN- Bueno, pues entonces nos
conformaríamos con hablar con alguien responsable simplemente.
MARY- ¿Alguien responsable? Entonces deberán
esperar a la hora de cierre, cuando pasamos cuentas.
SR.
MARTIN- ¿Y cómo se llama el responsable
de pasar cuentas, Mary?
MARY- McDonald.
SR.
MARTIN y SRA. SMITH-
¿McDonald?
MARY- Sr. McDonald, pero no es quien se creen, es
otro sr. McDonald. Pueden hablar con él.
SRA.
SMITH- Gracias, Mary. Ya lo haremos.
MARY- Les advierto que sólo viene los viernes.
SR.
MARTIN- En cuanto llegue nos dirás quien
es el sr. McDonald, ¿verdad, Mary? (Le da un billete a Mary)
MARY- De acuerdo, pero antes tienen que ir al
mostrador y pedir algo. No pueden ocupar una mesa sin consumir nada.
SR.
MARTIN- Ahora mismo iré a pedir dos
cafés.
MARY- ¿No comerán nada?
SR.
MARTIN- Nos esperan en casa para el
resopón.
SRA.
SMITH- Al sr. Martin puede que le
esperen pero a mí no. ¿Qué me recomiendas, Mary?
MARY- La oferta del día. No se la pierda: Un Big
Mac Clásico.
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
VOZ
EN OFF- (Por un micrófono) Soy Dan.
Ahora mismo vengo de la estación Victoria y creo que se prepara una buena.
Había policías y perros policía por todas partes husmeándolo todo y empezando a
sacudir fuerte. ¿Sabíais que ahora los “polis” llevan unas porras nuevas que
cuentan cada porrazo que dan como si fuesen el cuentaquilómetros de un coche?
Cuantos más porrazos reparte un “poli” más golpes quedan registrados en su
porra. Y si llega a más de doscientas entonces la porra cambia de color, y de
negra pasa a azul, y luego...
(Se
oye nos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
MARY- Por desgracia hacia esta hora siempre se
cuela algún borracho del pub de al lado.
SRA.
SMITH- No parecía bebido.
MARY- Algunos disimulan muy bien su borrachera como
hijos de buenas familias inglesas.
SR.
MARTIN- ¿Tú no crees, Mary, que nuestra
pequeña isla se hunde de día en día?
MARY- ¿Qué isla, sr. Martin?
SR.
MARTIN- La Gran Bretaña.
MARY-. Yo lo que sé es que McDonald´s de momento
confía en la Gran Bretaña. Si no confiara ya se habría marchado como ha
ocurrido en otros lugares.
SRA.
SMITH- Creo que ya sé lo que comeré.
Quiero un yogurt. El yogurt es excelente para el estómago, el apéndice y la
apoteosis.
MARY- ¿Está enferma, sra. Smith?
SR.
MARTIN- Se encuentra perfectamente. Sólo
está un poco preocupada por su exposición.
MARY- (Al SR. MARTIN) ¿Sabe? Recuerdo que su marido
siempre decía de ella que era una romántica.
SR.
MARTIN- (A MARY) La Sra. Smith es una verdadera inglesa. Eso
lo sabe todo el mundo.
MARY- Sí, desde luego.
SRA.
SMITH- No soporto que hablen de mí como
si yo no estuviera presente.
SR.
MARTIN- Tienes que medicarte y volver a
ser la de antes.
MARY- Entonces es cierto que está enferma.
SRA.
SMITH- (Al SR. MARTIN) Tampoco soporto
que mezcles a los extraños en nuestros asuntos.
SR.
MARTIN- Mary no es ninguna extraña, nos
conoce desde hace mucho tiempo.
MARY- Desde el principio ya he sospechado que había
algo entre ustedes, que estaban liados.
SR.
MARTIN- Me sorprendes, Mary.
MARY- Aquí también se aprende mucho de la vida,
sobre todo en el turno de noche.
SRA.
SMITH- Creo que iré al lavabo.
MARY- Yo de usted no iría.
SRA.
SMITH- ¿Por qué no?
MARY- Los viernes las paredes de los lavabos están
llenas de obscenidades y de insultos a todo el pueblo británico. Por eso cada
lunes hay que volver a pintarlas.
(Entra
el JEFE DE BOMBEROS)
JEFE
DE BOMBEROS- Buenas noches... (Lee el
rótulo en la bata de Mary) Mary. Soy el jefe de bomberos de la ciudad de
Londres y tendría que ayudarme a evacuar este local inmediatamente.
MARY- ¿Otra vez?
JEFE
DE BOMBEROS- Ha habido un aviso de bomba
muy cerca de aquí y estamos evacuando rápida y ordenadamente toda la zona.
MARY- Pero es que la policía ya nos evacuó la
semana pasada.
JEFE
DE BOMBEROS- Debió de ser por otro aviso
de bomba, no por éste.
MARY- Y al final resultó que no había ninguna
bomba.
JEFE
DE BOMBEROS- Ahora es casi seguro que
hay una, Mary. Tiene que ayudarme a que salga todo el mundo de aquí lo más
rápida y ordenadamente posible.
SR.
MARTIN- ¿Y quién es el responsable?
JEFE
DE BOMBEROS- ¿El responsable?
SR.
MARTIN- Del aviso de bomba...
JEFE
DE BOMBEROS- Eso no lo sé. Yo sólo soy
el jefe de bomberos y cumplo órdenes, órdenes de evacuación rápidas e
inmediatas.
MARY- ¿Y no puede esperar a que llegue el sr.
McDonald?
JEFE
DE BOMBEROS- ¿El sr. McDonald?
MARY- El sr. McDonald es el responsable cada
viernes de pasar cuentas. Siempre llega un poco antes del cierre.
JEFE
DE BOMBEROS- Imposible. Hay que proceder
a la evacuación inmediata. Así que diríjanse todos rápida y ordenadamente hacia
la salida.
MARY- Pero yo tengo que esperar a que llegue el sr.
McDonald.
SR.
MARTIN- Nosotros de hecho también
estamos esperando al sr. McDonald.
JEFE
DE BOMBEROS- Vaya, por lo que parece
aquí tendremos algunos problemas. ¿Dónde está el resto de empleados?
MARY- Aquí nunca ha habido problemas de ninguna
clase y menos sindicales.
JEFE
DE BOMBEROS- No puedo perder más tiempo.
Esta noche me esperan cuatro o cinco avisos de bombas más. Y no olviden que de
cada diez avisos de bomba uno acostumbra a ser verdadero.
(Sale
el JEFE DE BOMBEROS)
MARY- Me recuerda a un amigo que tuve hace mucho
tiempo y que también era bombero.
SR.
MARTIN- ¿Estás segura que el sr.
McDonald sólo viene los viernes, Mary?
MARY- Claro.
SR.
MARTIN- ¿Si te doy una tarjeta te
acordarás de dársela al sr. McDonald de mi parte? (Saca una tarjeta del
bolsillo y se la da a Mary) Le dices que la sra. Smith y yo pasaremos la
próxima semana para hablar con él.
SRA.
SMITH- No, yo no volveré la próxima
semana.
MARY- (Mirando la tarjeta) ¿Trabaja en la City, sr.
Martin? Por lo que yo recuerdo no eran muy limpios en la City cuando yo
trabajaba limpiando allí.
SR.
MARTIN- (A la SRA. SMITH) Escucha, volveremos la próxima semana y
hablaremos con el sr. McDonald con tranquilidad, cuando no haya ningún aviso de
bomba.
SRA.
SMITH- No, yo no vendré.
SR.
MARTIN- Te tomarás todas tus pastillas y
vendrás.
SRA.
SMITH- No vendré.
SR.
MARTIN- Pues vendré yo solo, pero
tendrás que dejarme uno de tus cuadros.
SRA
SMITH- ¿Por qué?
SR.
MARTIN- Para que lo vea el sr. McDonald.
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
JEFE
DE BOMBEROS- (En off a través de un
micrófono) Señoras y señores. Soy el jefe de bomberos de la ciudad de Londres.
Hagan el favor de escucharme con atención. Muy cerca de aquí ha habido hace
unos momentos un aviso de bomba. Les ruego a todos que salgan rápida y
ordenadamente por la puerta principal. Una vez en la calle sigan las
instrucciones de Scotland Yard con el fin de garantizar completamente su
seguridad. Gracias.
(Se
oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños” y seguidamente la voz de la
CANTANTE CALVA que canta. El SR. MARTIN y la SRA SMITH aplauden)
SR.
MARTIN- ¡Bravo!
SRA.
SMITH- ¡Bravo!
SR.
MARTIN y SRA SMITH- ¡Bravo!
(La
CANTANTE CALVA deja de cantar. Pausa)
MARY- Tendré que avisar al jefe de bomberos que hay
esa mujer loca en los lavabos.
SRA.
SMITH- Tengo su nombre en la punta de la
lengua.
SR.
MARTIN- ¿Tú no sabes su nombre, Mary?
MARY- En McDonald´s nadie sabe los nombres ni las
edades de nuestros clientes. En McDonald´s todo el mundo es joven eternamente.
SR.
MARTIN- ¿Y de verdad es calva, Mary?
MARY- Completamente.
SRA.
SMITH- No me iré hasta que ella no salga
del lavabo.
SR.
MARTIN- Los bomberos ya se ocuparán. Es
mejor irse.
SRA.
SMITH- No, yo me quedo hasta que salga.
MARY- Bueno, si no les importa yo pasaré un momento
por la cocina no sea que se haya quedado la llave del gas abierta y luego me
iré.
SR.
MARTIN- Adiós, Mary. Gracias por todo.
MARY- De nada, sr. Martin. Adiós, sra. Smih, salude
de mi parte a Elena y a Peggy.
SRA.
SMITH- Gracias, Mary. Ya lo haré.
(Pausa)
MARY- (Antes de salir) ¿Sabe? Creo que a pesar de
todo fui feliz en su casa.
SRA.
SMITH- Y ahora, Mary, ¿eres feliz?
MARY- Sí, muy feliz.
(Sale
Mary)
SRA.
SMITH- Qué mayor que está Mary, ¿verdad?
SR.
MARTIN- Sí.
SRA.
SMITH- Y qué mayores le hemos parecido
nosotros a ella también, ¿verdad?
SR.
MARTIN- Sí.
SRA.
SMITH- Qué cruel es el tiempo que pasa
así sobre todo y sobre todos, ¿verdad?
SR.
MARTIN- Ahora no es el momento de
ponerse a pensar, créeme.
(Entra
el JEFE DE BOMBEROS)
JEFE
DE BOMBEROS- ¿Aún siguen aquí?
SR.
MARTIN- Me llamo Donald Martin y ésta es
la sra. Smith. A ambos nos preocupa ahora mismo la suerte de la señora que está
en los lavabos, una famosa cantante de ópera.
JEFE
DE BOMBEROS- ¿Hay alguien en los
lavabos?
SR.
MARTIN- ¿No se lo ha dicho Mary?
SRA.
SMITH- Nos ha dicho que se lo diría.
JEFE
DE BOMBEROS- En los momentos de pánico
todo el mundo quiere desahogarse con el cuerpo de bomberos pero es imposible
escuchar a todos.
SRA.
SMITH- Nosotros no estamos nada
asustados, sólo nos preocupa que esa señora se quede en los lavabos.
JEFE
DE BOMBEROS- ¿Y cómo se llama?
SR.
MARTIN- Los dos tenemos su nombre en la
punta de la lengua pero no hay manera de que nos salga.
JEFE
DE BOMBEROS- ¿Y están seguros de que aún
sigue dentro?
SRA.
SMITH- Sí. No ha salido todavía.
JEFE
DE BOMBEROS- (Habla con un altavoz en la
boca) Soy el jefe de bomberos de la ciudad de Londres. Ha habido un aviso de bomba
muy cerca de aquí. Todas las personas que se encuentren en este momento en el
interior de los lavabos deben salir rápida y ordenadamente hacia la salida de
este establecimiento. (Pausa larga) Está claro que no sale ni contesta nadie.
SRA.
SMITH- Pero esa mujer está dentro,
seguro.
JEFE
DE BOMBEROS- ¿Y por qué no sale?
SRA.
SMITH- Todo esto le debe recordar
Italia.
JEFE
DE BOMBEROS- ¿Italia?
SR.
MARTIN- Es una exiliada política
italiana.
JEFE
DE BOMBEROS- Haberlo dicho antes.
(Vuelve a decir a través del altavoz el mismo parlamento de antes pero en
italiano)
SR.
MARTIN- Tiene que saber que entiende
perfectamente nuestro idioma.
JEFE
DE BOMBEROS- ¿Y aún así se niega a
salir?
SRA.
SMITH- Le dan miedo las sirenas.
JEFE
DE BOMBEROS- ¿Las sirenas?
SRA.
SMITH- Las sirenas de la policía.
JEFE
DE BOMBEROS- Todo esto es muy irregular.
(El
SR. MARTIN coge el altavoz para hablar)
SR.
MARTIN- Oiga, soy el sr. Martin, hemos
hablado hace un rato. Sólo quiero recordarle que esto es el Reino Unido, la
Gran Bretaña, su país de acogida, aquí no debe temer nada. (Pausa) ¿Me oye?
JEFE
DE BOMBEROS- Creo que no me quedará otro
remedio que avisar a Scotland Yard.
SRA.
SMITH- No, espere. Déjeme probar a mí.
(Coge el altavoz para hablar) Oiga, soy la sra. Smith, el sr. Martin y yo
estamos aquí fuera, con el jefe de bomberos de Londres y no nos iremos hasta
que usted salga. Se lo prometemos.
(Pausa.
El JEFE DE BOMBEROS a través del altavoz emite un maullido)
SR.
MARTIN- Pero qué hace...
JEFE
DE BOMBEROS- Es que esto me recuerda una
anécdota de cuando era bombero raso y una vez tuve que rescatar a un gato
subido a un árbol.
SR.
MARTIN- Pero ella no es un gato, ni está
subida a ningún árbol.
SRA.
SMITH- Sólo está asustada.
JEFE
DE BOMBEROS- Eso me recuerda otra anécdota,
cuando un matrimonio y su loro se quedaron encerrados toda una noche en un
ascensor.
SR.
MARTIN- Ella no tiene ningún loro ni se
ha quedado encerrada en un ascensor.
JEFE
DE BOMBEROS- Lo siento pero la vida de
un jefe de bomberos está llena de anécdotas, es inevitable.
SR.
MARTIN- Imagino que luchar contra el
fuego tiene que ser muy duro.
JEFE
DE BOMBEROS- No me gusta hablar de mi
vida privada pero últimamente he empezado a beber y a jugar.
SR.
MARTIN- ¿Es alcohólico?
JEFE
DE BOMBEROS- ¿Creen que si no bebiera
sería capaz de resistir todos estos avisos diarios de bomba?
SR.
MARTIN- Yo también soy alcohólico y
asisto semanalmente a las reuniones de Alcohólicos Anónimos.
SRA.
SMITH- Yo me temo que he fracasado como
madre y mi carrera como pintora no sé si tiene ningún futuro. Me resulta
extraño hablar de este modo a un bombero, pero un bombero es también un
confesor.
JEFE
DE BOMBEROS- No, ahora no hay tiempo
para confesiones. Tienen que salir rápida y ordenadamente de aquí.
SRA.
SMITH- ¿Y la cantante de ópera italiana?
JEFE
DE BOMBEROS- Es una exiliada política y
eso ya la hace sospechosa.
SRA.
SMITH- ¡Se trata de una artista!
JEFE
DE BOMBEROS- De la que ni siquiera saben
su nombre.
SRA.
SMITH- Lo tenemos en la punta de la
lengua, se lo aseguro.
SR.
MARTIN- Es cuestión de tiempo que nos
salga.
JEFE
DE BOMBEROS- Pero no hay tiempo. Un
aviso de bomba no es una broma.
SRA.
SMITH- No creerá que ella tiene algo que
ver...
JEFE
DE BOMBEROS- En un aviso de bomba no hay
que descartar nada ni a nadie. Recuerdo la vez que todo un edificio de pisos
ardió por culpa de una vela de pastel de cumpleaños mal apagada. Detrás de las
grandes catástrofes hay casi siempre las causas más perversas pero también las
más inocentes. (Se oyen sirenas muy cercanas y seguidamente la voz de la
CANTANTE CALVA que canta) ¿Es la cantante italiana?
SR.
MARTIN- Sí, es ella.
JEFE
DE BOMBEROS- Todo esto es muy irregular.
Avisaré a Scotland Yard inmediatamente.
(Sale
el JEFE DE BOMBEROS. Pausa. El SR. MARTIN y
la SRA. SMITH aplauden)
SR.
MARTIN y SRA. SMITH- ¡Bravo, bravo!
(La
CANTANTE CALVA deja de cantar)
VOZ
EN OFF. (Por un micrófono) Hola, me
llamo Peggy. Soy yo la que ha llamado hace media hora para decir que había una
bomba. A veces lo hago. Cuando siento que de verdad no puedo más cojo el
teléfono y llamo a cualquier número y digo lo primero que me pasa por la
cabeza. Pero lo peor es que todo lo que digo por teléfono antes o después acaba
sucediendo. Y aunque me asusta mucho no puedo dejar de hacerlo, no puedo dejar
de llamar y decirlo. Es más fuerte que yo. Y también es el único modo de volver
a sentirme bien conmigo misma. (Pausa) Ahora tengo que volver a casa. Cada vez
soporto menos cómo apesta Londres a grasa y a pata de pollo. Además tengo que
llegar a casa antes que suenen las doce en el Big Ben o estoy perdida, igual
que la Cenicienta. “...Por el amor de Dios, madre, no untéis vuestra alma con
el ungüento adulador de creer que no es vuestra culpa, sino mi locura, lo que
os habla.”
SRA.
SMITH- ¿Peggy?
VOZ
EN OFF- (Por un micrófono) “¡Dios mío!
Yo podría vivir encerrado en la cáscara de una nuez, y me consideraría como el
rey del espacio infinito, si no fuera porque tengo malos sueños.”
SRA.
SMITH- Peggy...Peggy, ¿eres tú? (Se saca las gafas rotas del bolsillo, se las pone y camina unos pasos
hacia un lado. Pausa) Se ha ido.
SR.
MARTIN- ¿Era tu hija Peggy?
SRA.
SMITH- De espaldas diría que no, en
cambio la voz sí que parecía la suya.
SR.
MARTIN. ¿La crees capaz de dar un aviso
de bomba y después recitar Hamlet?
SRA.
SMITH- No lo sé. Peggy es la más
insondable de mis tres hijos.
SR.
MARTIN- ¿Y cómo ha descubierto lo
nuestro?
SRA.
SMITH- “La culpa está tan llena de
sospechas sin orden que ella misma se delata por miedo a delatarse.”
SR.
MARTIN- Hamlet. Acto IV. Escena V.
SRA.
SMITH- Quise enseñar a mis hijos qué era
la vida recitándoles Hamlet cada día.
SR.
MARTIN- Pero eso es una temeridad.
SRA.
SMITH- Sí, ahora me doy cuenta. Sólo
espero que si de verdad era mi pequeña Peggy, se vaya directamente a casa y no
haga más tonterías esta noche. (Pausa) Qué cuadros tan horribles hay aquí. No me había fijado.
SR.
MARTIN- No son muy buenos.
SRA.
SMITH- Son infectos.
(La
SRA. SMITH se saca las gafas y se las guarda. Pausa)
SR.
MARTIN- Nosotros también deberíamos
volver a casa.
SRA.
SMITH- Echas de menos a Isabel, ¿verdad?
SR.
MARTIN- La verdad es que sí.
SRA.
SMITH- Nunca la dejarías por mí,
¿verdad?
SR.
MARTIN- Nunca me lo has pedido.
SRA.
SMITH- Tú tampoco me has pedido nunca
que dejara a mi marido por ti.
SR.
MARTIN- Mi maldito pudor inglés me lo ha
impedido siempre.
SRA.
SMITH- “Oh, Dios mío, que gastados,
aburridos, insípidos e inútiles me resultan todos los asuntos de este mundo.”
SR.
MARTIN- En cuanto llegues a casa tienes
que tomarte las pastillas enseguida, te lo digo en serio.
SRA.
SMITH- “La misma sustancia de la
ambición no es más que la sombra de un sueño.”
SR.
MARTIN- Deja de recitar Hamlet de una
vez, me estás poniendo nervioso.
SRA.
SMITH- ¿De vez en cuando no recitáis
Hamlet en la City?
SR.
MARTIN- Sólo los nuevos o los eventuales
lo hacen.
SRA.
SMITH- A mis dos hijas quise llamarlas
Hamlet y Ofelia y mi marido no me dejó por temor a confundirlas.
SR.
MARTIN- Deberíamos salir de aquí. Un
aviso de bomba no es ninguna broma. Lo ha dicho el jefe de bomberos.
SRA.
SMITH- Hemos prometido a la cantante
italiana que la esperaríamos hasta que saliera. ¿Pero cómo se llama? Lo tengo
en la punta de la lengua.
SR.
MARTIN- Esa mujer parece mucho más
peligrosa de lo que es en realidad y eso la hace indudablemente sospechosa.
SRA.
SSMITH- ¿Sospechosa de qué?
SR.
MARTIN- De cualquier cosa peligrosa.
SRA.
SMITH- ¿Es que sospechas de ella?
SR.
MARTIN- Yo sólo digo que parece
sospechosa.
SRA.
SMITH- ¿Peligrosamente sospechosa?
SR.
MARTIN- Mas bien, sospechosamente
peligrosa
SRA.
SMITH- ¿Quieres decir con eso que
deberíamos desentendernos de ella?
SR.
MARTIN- Piensa que ambos estamos casados
y aún tenemos hijos que nos necesitan.
(Entra
la CANTANTE CALVA con una peluca de otro color)
CANTANTE
CALVA- ¿No ha llegado mi representante
todavía?
SRA.
SMITH- Todavía no.
SR.
MARTIN- Se ha cambiado de peinado,
¿verdad?
CANTANTE
CALVA- Sí. ¿Me queda bien?
SR.
MARTIN- Sí, muy bien.
CANTANTE
CALVA- Cada día cambio dos o tres veces de peinado. Ferruccio, mi marido, dice
que eso es porque en el fondo me siento insatisfecha del mundo.
SRA.
SMITH- ¿Y se encuentra bien?
CANTANTE
CALVA- Sí, muy bien. ¿Por qué me lo
pregunta?
SRA.
SMITH- Como ha tardado tanto en salir.
CANTANTE
CALVA- Porque mientras me peinaba he
estado leyendo todas las pintadas que hay en los lavabos. Así aprendo a leer
más rápido el inglés. Incluso me he apuntado una. (Saca un pedazo de papel
higiénico y lo lee) “Nao posso estar em parte alguma. A minha pátria e onde nao
estou.”
(Pausa)
SRA.
SMITH- Está muy bien...
SR.
MARTIN- Pero eso no es inglés. Es
portugués.
CANTANTE
CALVA- ¿En serio? De todos modos me lo
guardaré y me lo aprenderé de memoria. (Mira el papel) “Nao posso estar em
parte alguma. A minha pátria e onde nao estou.” (Guarda el pedazo de papel
higiénico en un bolsillo) Por cierto, ¿qué hora es?
SR.
MARTIN- (Mirando su reloj) Mi reloj por
desgracia sigue parado pero calculo que deben ser aproximadamente...las once y
pico.
CANTANTE
CALVA- Está claro que mi representante
ya no vendrá hoy y tendré que citarme con él mañana otra vez aquí.
SRA.
SMITH- ¿Y por qué no se citan en otro
sitio?
CANTATE
CALVA- Él sólo quiere que nos citemos
aquí.
SRA.
SMITH- ¿Y por qué no cambia de
representante?
CANTATE
CALVA- Quiero darle una oportunidad al
menos. Aún no nos conocemos.
SRA.
SMITH- ¿No se conocen?
CANATNTE
CALVA- Sólo hemos hablado por teléfono
una vez.
SR.
MARTIN- Tiene que saber que Scotland
Yard y todo el cuerpo de bomberos están fuera esperándonos.
CANTANTE
CALVA- ¿Para qué?
SR.
MARTIN- Ha habido un aviso de bomba y
como es natural sospechan de todo el mundo, pero especialmente de los
extranjeros.
SRA.
SMITH- Nosotros hemos tratado de
explicarles que usted es una artista...una gran artista.
CANTANTE
CALVA- ¿Entonces me detendrán?
SR.
MARTIN- Es muy posible que la
interroguen y que en cuanto la reconozcan la dejen ir.
CANTANTE
CALVA- Todo esto me recuerda Italia, el
Piamonte.
SR.
MARTIN- Yo le recomiendo que niegue
todas las acusaciones y que exprese inmediatamente sus simpatías hacia la
extinta corona británica.
CANTANTE
CALVA- Pero yo sólo soy una exiliada,
una exiliada política.
SR.
MARTIN- ¿Sabe el himno británico? Aunque
sólo sea una estrofa.
SRA.
SMITH- ¿Tú te lo sabes?
SR.
MARTIN- A veces en la bolsa, al acabar
una sesión con beneficios, lo cantamos todos juntos.
SRA.
SMITH- ¿En la bolsa?
CANTANTE
CALVA- Yo me sé el himno antiguo.
SR.
MARTIN- ¿El himno antiguo?
(La
CANTANTE CALVA canta un fragmento de “God save The Queen”)
SR.
MARTIN- Está muy bien. Ahora deberíamos
salir por la puerta principal con las manos en alto.
SRA.
SMITH- ¿Los tres?
SR.
MARTIN- Sí, de uno en uno.
CANTANTE
CALVA- Todo esto me recuerda mucho
Italia, el Piamonte.
SRA.
SMITH- ¿Estás seguro de que es una buena
idea?
SR.
MARTIN- En la bolsa cada día tenemos dos
o tres avisos de bomba como éste. Sé de lo que hablo.
CANTANTE
CALVA- Pero si tengo que salir con las
manos en alto, ¿qué hago con la maleta?
SR.
MARTIN- En estos momentos es muy
importante mostrar a Scotland Yard el corazón abierto y las manos vacías.
CANTANTE
CALVA- Nunca me separo de mi cepillo
para el pelo y de mis partituras.
SR.
MARTIN- Piense que una maleta cerrada
siempre es sospechosa.
CANTANTE
CALVA- ¿Sospechosa de qué?
SR.
MARTIN- De estar llena.
CANTANTE
CALVA- Todo esto me recuerda cada vez
más Italia, el Piamonte.
SRA.
SMITH- No se preocupe, esto es la Gran
Bretaña, el Reino Unido.
SR.
MARTIN- Su país de acogida...
CANTANTE
CALVA- “Nao posso estar em parte alguma.
A minha pátria e onde nao estou.” Lo he dicho bien, ¿no?
SRA.
SMITH- Sí, muy bien.
SR.
MARTIN- Recuerde: arriba los corazones y
la cabeza bien alta. Y ahora es mejor que no hagamos esperar a Scotland Yard y
al cuerpo de bomberos de Londres.
(El
SR. MARTIN y la SRA. SMITH levantan los brazos a la vez)
CANTANTE
CALVA- En serio que todo esto me
recuerda mucho Italia, el Piamonte.
SR.
MARTIN- Levante los brazos antes de
salir.
CANTANTE
CALVA- Si no les importa yo prefiero
salir con mi maleta.
(La
CANTANTE CALVA sale sin levantar los brazos y con la maleta en una mano)
SRA.
SMITH- ¿Nosotros no salimos?
SR.
MARTIN- Ya te he dicho que es mejor
salir de uno en uno.
SRA.
SMITH- ¿Salgo ahora?
SR.
MARTIN- Cuenta antes hasta treinta.
SRA.
SMITH- ¿Cómo los paracaidistas?
SR.
MARTIN- Eso mismo.
(Pausa.
Se oye una ráfaga de ametralladora. Pausa. Se oye una sirena que se aleja.
Pausa. El SR. MARTIN y la SRA. SMITH
bajan los brazos)
SRA.
SMITH- Acabo de recordar su nombre.
SR.
MARTIN- Yo también.
(Suena
unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
VOZ
EN OFF- (Por un micrófono) Buenas
noches. Soy el sr. McDonald. Ya ha pasado todo. Siéntense, por favor, y sigan
disfrutando como siempre del servicio y de la calidad McDonald´s.
(El
SR. MARTIN coge el altavoz que se ha
dejado el JEFE DE BOMBEROS sobre la mesa)
SR.
MARTIN- (Por el altavoz) Sr. McDonald,
soy el sr. Martin. ¿Me oye, sr.McDonald?
VOZ
EN OFF- (Por un micrófono) ¿Quién es?
¿Qué quiere?
SR.
MARTIN- (Por el altavoz) Me llamo Donald
Martin y ésta es la sra. Smith. Hace rato que estamos aquí esperándole.
Querríamos hablar con usted sobre la posibilidad de que McDonald´s patrocinara
la primera exposición de la sra. Smith. Aquí en Londres, en el mes de marzo. La
sra. Smith de hecho ya tiene una sala de exposiciones dispuesta a acoger su
obra... (Pausa) ¿Me oye, sr. McDonald?
VOZ
EN OFF- (Por un micrófono) ¿De qué clase
de exposición se trata?
SR.
MARTIN- De pintura, sr. McDonald. Lo
siento, no se lo había dicho. ¿Sabe? Todo el mundo dice que la sra. Smith tiene
un gran talento y un futuro muy brillante como pintora. (Pausa) ¿Me oye, sr.
McDonald?
VEOZ
EN OFF- ¿A qué clase de estilo o
movimiento pictórico pertenece la obra de la sra. Smith?
SR.
MARTIN- Bueno...es un estilo digamos...
Yo diría que muy personal según los entendidos... Pero bueno, será mejor que se
lo explique ella misma, la sra. Smith...
(El
SR. MARTIN pasa el altavoz a la SRA. SMITH que de entrada se resiste a hablar.
Mientras habla la SRA. SMITH, el SR. MARTIN saca de su bolsillo una corbata muy
arrugada y se la anuda al cuello)
SRA.
SMITH- ¿Sr. McDonald? Soy la sra. Smith,
buenas noches... Bueno...yo calificaría mi pintura básicamente... Creo que
bascula entre un vorticismo y un suprematismo, pero todo pasado por un tamiz
constructivista muy primario. No sé si sabe a lo que me refiero... En realidad
tendría que verlo usted mismo... Pero bueno, imagino que será un hombre muy
ocupado y que no debe de tener mucho
tiempo. (El SR. MARTIN la anima para que siga hablando) En cualquier caso
quiero que sepa que empecé a pintar relativamente tarde, cuando tuve a mi hija
Elena, y siempre me he sentido un poco culpable por ello, porque pensaba que
mis hijos no me llenaban lo suficiente y que por esa razón pintaba. Pero
después me di cuenta de que la pintura y mis hijos me llenaban igual pero cada
uno a su modo...
(El
SR. MARTIN arrebata el altavoz a la SRA. SMITH)
SR.
MARTIN- Lo que la sra. Smith quiere
decir en definitiva es que su estilo es muy orgánico y casero, sr. McDonald.
(Pausa) ¿Sigue ahí, sr. McDonald?
VOZ
EN OFF- ¿Usted, sr. Martin, es el
marchante de la sra. Smith?
SR.
MARTIN- No, no. Yo sólo soy un viejo
amigo de la familia, de la familia Smith. Yo soy corredor de bolsa y eso quizá
me aleja del arte, pero en cambio me permite asistir diariamente al grandioso
espectáculo del desarrollo imparable de nuestro sistema capitalista. Y créame,
a pesar de todo, hay días en que me gustaría ser un campesino o un pastor galés
para poder tallar figuritas de madera tan solo con mis manos. Pero ahora no
estoy aquí para hablar de mí sino de la sra. Smith, para apoyar su talento
artístico buscando un patrocinador para su exposición. (Pausa) ¿Me oye, sr.
McDonald?
VOZ
EN OFF- Perdonen pero ahora mismo estoy
muy cansado. Si quieren pueden dejar su petición en el buzón de sugerencias,
junto a los lavabos.
SRA.
SMITH- Sí...gracias. Ya lo haremos, sr.
McDonald.
SR.
MARTIN- Ha sido muy amable
atendiéndonos, sr. McDonald.
(Pausa)
VOZ
EN OFF- De todos modos si les interesa
saberlo, estamos pensando seriamente en renovar la decoración de nuestros
establecimientos, y eso incluirá también la decoración pictórica. Naturalmente
nos gustaría que todo estuviera en la misma línea y en un mismo estilo. Si ese
estilo coincidiera con el de la sra. Smith podría ser ella la artista elegida y
su obra entonces sería vista por todo el mundo, casi como en una exposición
planetaria, sin fronteras. Allí donde llegara McDonald´s llegaría la obra de la
sra. Smith.
(Pausa)
SR.
MARTIN- Gracias por la información, sr.
McDonald... En nombre de la sra. Smith y en el mío propio... Ah, y muy pronto
les haremos llegar alguna muestra de la pintura de la sra. Smith...para que
valoren ustedes mismos la coincidencia de estilo con sus
intenciones...decorativas.
(Pausa)
VOZ
EN OFF- ¿Por qué? ¿Por qué la gente
olvida cada vez más recoger sus bandejas, vaciarlas y dejarlas en su sitio?
(Pausa) No hay duda: el mundo se divide entre aquellos que cada día recogen sus
bandejas y aquéllos que no. Y el día que nadie recoja su bandeja, ese día el
mundo habrá desaparecido tal como lo conocemos ahora.
(Pausa.
Se oye unos momentos la música de “Feliz cumpleaños”)
SR.
MARTIN- Sr. McDonald, ¿está ahí? (Pausa)
¿Me oye?
(Pausa
larga)
SRA.
SMITH- Qué silencio...
SR.
MARTIN- Sí...
(Pausa)
SRA.
SMITH- Qué silencio todavía...
SR.
MARTIN- Sí.
(Pausa.
El SR. MARTIN y la SRA. SMITH se cogen del brazo con temor y salen. Pausa.
Suenan dos toques de reloj, hay una pausa, suena otro toque y oscuridad)
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