14/6/21

PRUEBA DE AMOR . Roberto Arlt.

PRUEBA DE AMOR 


Roberto Arlt




Boceto teatral irrepresentable ante personas honestas



Guinter 


Frida





Abierto sobre la escena, un cuarto de baño de muros cubiertos con azulejos

blancos, separado de la biblioteca por un tabique de mampostería. La puerta

del cuarto de baño comunica con el costado lateral izquierdo del foro, mientras

que la puerta de la biblioteca, dando frente a los espectadores, se abre sobre

un pasillo. La mesa de la biblioteca aparece anormalmente cubierta por un

mantel blanco sobre el cual se distinguen pilas de paquetes pequeños cuyo

contenido es imposible discernir. Fría luz invernal ilumina la escena.



ESCENA 1

(GUINTER, en traje de calle, pero sin sombrero, entra con paso lento en la

biblioteca; mira abstraído durante un instante los paquetes que están sobre la

mesa y se acerca a la biblioteca, de la que extrae un libro, que hojea y coloca

inmediatamente en el estante. Luego se acerca a la mesa, recoge las cuatro

puntas del mantel e improvisa así un bulto. Indeciso, cavila y sale; entra en el

cuarto de baño, donde se mira en el espejo.)

GUINTER.-Nada más que veintisiete años... y ¡qué viejo estoy. . .!

(Enciende un cigarrillo sentándose en la orilla de la bañera enlozada.)

GUINTER.-Podría estar peor... (Mira en derredor.) Es lógico...: Con estas cosas

no se juega.

(GUINTER cavila algunos segundos. Sale y entra en la biblioteca. Recoge el

bulto por las orejas de trapo y sale nuevamente, para aparecer en el cuarto de

baño. Deposita su carga en el suelo, mira buscando un lugar adecuado donde

guardarla y, después de cerciorarse de que la bañera no contiene residuos de

agua, coloca el bolsón dentro de ella. Terminada dicha operación, se refugia en

la biblioteca acostándose en un sofá, pero, impaciente, abandona su rincón

para acercarse a un reloj de pie cuya tapadera de vidrio abre, para hacer correr

lentamente con el dedo el minutero.) 

2

GUINTER.-Canalla..., siempre caminarás más rápido o más despacio de lo que

necesitamos nosotros los hombres.

Se escucha el repiqueteo de un timbre. (GUINTER sale apresurado.)

ESCENA 2

(GUINTER entra en la biblioteca en compañía de una joven que representa

veinticuatro años, con traje "sastre" azul y velillo sobre el rostro. Cuando se

quita el sombrero queda en escena un tipo insignificante de mujer. La fuerza

interna de FRIDA se trasluce en la parsimonia de sus gestos y en la contención

de sus nervios. Se tiene en presencia de ella la sensación que esta mujer es

una perfecta hipócrita, espiritualizada y afinada por experiencias que ha

sobrepasado. Toma asiento en un sofá frente a GUINTER.)

GUINTER.-¿Tenías miedo de venir?

FRIDA.-Miedo propiamente, no. Pero no me agradaría que en casa lo supieran.

GUINTER.-¿No estamos comprometidos, acaso?

FRIDA.-Eso tiene que ser extraordinariamente importante para mí, ¿no?

GUINTER.-¿Por qué decís eso?

FRIDA.-Según los hombres, únicamente un compromiso formal puede decidirla

a una mujer a dar ciertos pasos. . ., al menos entiendo que en tu

pregunta vos querés establecer eso ...

GUINTER.-Sí. . ., efectivamente,

FRIDA.-De modo que éste es tu departamento (mira en derredor). Muy bonito.

(Se produce un intervalo de silencio.)

GUINTER.-Bueno..., decime..., ¿te imaginás para qué te hice venir?

FRIDA.-No.

GUINTER (burlón).-¿Así que no te imaginás? Cierto, es lógico que no te

imaginés.

FRIDA.-No usés ese tono burlón. ¿He dicho alguna vez que era adivina?

GUINTER.-Es cierto... Bueno, aclararé yo el misterio. Necesito que me des una

prueba, una verdadera prueba de que tu amor no consiste en palabras.

FRIDA.-Entonces me lo imaginé. (Sarcástica.) ¡Qué curioso! No creí nunca

disponer de tanta imaginación.

GUINTER.-Pues esta vez tu imaginación ha fallado, me parece. Yo lo que

necesito es una prueba auténtica de amor.

FRIDA.-¿No te la doy al visitarte, completamente sola?

GUINTER (irónico).-A los veinticuatro años, son raras las mujeres que no han

visitado el departamento de un hombre solo. Algunas en compañía de la 

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madre, para volver después solas; otras, en compañía de la amiga. El

procedimiento varía según el grado de hipocresía de la interesada, pero

al final las consecuencias son idénticas.

FRIDA (dominando su furor).-¿Con qué derecho me hablás así?

GUINTER.-Disculparás, ¿no?, pero hoy vamos a conversar de cosas que

considero serias. ¿Vos me querés?

FRIDA.-¿Lo dudás?

GUINTER.-Sos una maravilla, querida. Contestás una pregunta con otra.

FRIDA.-Eso quiere decir que dudás de mí.

GUINTER.-Exactamente. Dudo.

FRIDA.-¿Por qué?

GUINTER (fríamente).-Creo que estás dispuesta a casarte con mi dinero.

FRIDA (dejando escapar su indignación).-¿Qué decís?

GUINTER (cínicamente).-No repitamos las palabras como en los parlamentos

teatrales porque si no es cosa de nunca acabar. Si yo te ofendo al decir

eso, lo veremos después.

FRIDA.-Para decirme semejantes groserías no era necesario que me invitaras

a visitarte. Todo eso podías habérmelo dicho en casa.

GUINTER (burlón y con secos chasquidos de odio en la voz).-Convendrás que

en tu casa hablamos de amor. Incluso complicamos todo el sistema

astronómico en nuestras relaciones. Ya ves si hay tela para cortar en tu

casa. Pero vayamos por orden, te lo ruego, y no te molestes hasta el

final. (Con transición de ternura dolida.) Cierto, querida mía, te he

llamado para decirte que te quiero y dudo de tu sinceridad. No me

interrumpas. Dejar de creer o no poder creer en una mujer es una

desgracia involuntaria, semejante a la de estar enfermo. Nadie,

reconocerás honestamente conmigo, desea estar enfermo, sin embargo

los hospitales se encuentran repletos de dolientes. Por otra parte, y

aceptarás conmigo que lo que te digo es una verdad de peso, lo trágico

del amor consiste en que, siendo un sentimiento abstracto, se mide en

las relaciones sociales con la vara de los hechos concretos. ¿Me

entendés?

FRIDA.-Perfectísimamente.

GUINTER (Con cierta jovialidad burlona en los ojos).-De hecho, me querés con

la misma fuerza con que yo te quiero a vos, ¿no es así? Pero al final de

cuentas el que se tiene que casar soy yo. ¿No es otra vez así?

FRIDA.-Así es.

GUINTER (sumamente frío).-De modo que suponiendo que vos ahora me

dieras la prueba de amor de entregarte a mí, a cambio de esa prueba de

amor, que duraría, sin incluir naturalmente el tiempo de desvestirse y

vestirse, un minuto, yo, en pago de ese minuto, tengo que darte otra 

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prueba de amor cuyas consecuencias económicas, serán efectivas para

ti para toda la vida..., es decir..., el matrimonio.

FRIDA.-Es así, Guinter..., no lo puedo negar. Pero quiero hacerte una

pregunta. ¿Qué queda para la abandonada? 

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GUINTER.-En la actualidad las únicas mujeres que se casan son las que han

pasado por varias manos. Ellas aprovechan el conocimiento que les

confiere la conducta ilegal, para proporcionarse un marido, como esos

editores que se enriquecen publicando libros que predican la

desaparición de la propiedad privada y el exterminio en masa de los

capitalistas.

FRIDA.-¿Y qué es lo que entendés por conducta ilegal?

GUINTER.-Entiendo que la mujer practica conducta ilegal cuando infringe todos

los aparentes principios morales que son la base de nuestra sociedad

burguesa. La sociedad burguesa condena la libertad sexual en la

mujer... Pues bien..., la hipócrita actual finge despreciar tales prejuicios,

para valorizarse intelectualmente ante el hombre, para encadenarlo con

lazos de pasión y arrastrarlo así a la consumación del matrimonio, que

es la suma de todos los prejuicios e inmundicias que basamentan la

sociedad burguesa.

FRIDA.-Nunca se me ocurrió analizar ese problema.

GUINTER (ensañándose).-Incluso, muchas de ellas se casan par la iglesia... y

con corona de azahar. (Riéndose.) Se me ocurre que en vez de ceñir

una corona de azahar deberían adornarse la cabeza con una corona de

naranjitas...

FRIDA.-¿Naranjitas? -. . .

GUINTER.-Claro..., las naranjitas simbolizarían los óvulos de los abortos

padecidos durante la caza ilegal del marido.

FRIDA (sonriendo involuntariamente).-Sos un salvaje, querido.

GUINTER (burlón).-Me alegro. Siempre he dicho que sos una mujer razonable.

FRIDA.-Creo que demasiado razonable. Sigamos con tu tesis.

GUINTER.-A las mil maravillas. (Enigmático.) Me parece que hemos nacido el

uno para el otro.

FRIDA.-Es muy posible, si los sistemas astronómicos no se oponen.

GUINTER.-¿No te gusta la frasecita? Sin embargo es la verdadera. Pero no

nos vayamos por las ramas, estábamos en ... ¿en qué estábamos? ...

FRIDA.-En que la mujer, por una prueba de amor que dura un minuto, exige del

hombre una prueba de amor que dura una eternidad.

GUINTER.-Muy bien. Te pregunto yo ahora: ¿Qué prueba de amor puede dar

una mujer que, en vez de durar un minuto, dure una eternidad?

FRIDA (permanecerá callada un instante; luego, sonriendo, con serenidad

perfecta).-Guinter..., la mujer no puede dar ninguna prueba de amor.

GUINTER.-Dijiste la verdad. De modo que vos, de acuerdo con esa

manifestación, no podés dar ninguna prueba de amor, ¿no es así?

FRIDA.-Es así... al menos de ese amor a que te referís. 

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GUINTER.-Magnífico. Veo que nos entendemos. (Cínicamente.) Cada vez me

inclino a creer más en la intervención del sistema planetario en nuestro

amor.

FRIDA.-No sé por qué se me ocurre que hoy se juega mi destino aquí. (Con

gesto de fatiga.) Y bueno... ¿Qué puedo hacer yo?. .

GUINTER.-Frida quiero preguntarte algo. ¿Qué es lo que opinás de mi estado

mental?

FRIDA.-Es normal. Todavía no estás muy nervioso.

GUINTER.-En este momento se me ha ocurrido una idea, Frida. Nosotros, los

hijos de las razas del norte, nos podemos entender con las mujeres...

FRIDA.-Ya sé..., que también sean del norte...

GUINTER.-¿Hacés ironía?

FRIDA.-No, Guinter.

GUINTER.-Te decía esto porque veo la vida de un modo muy particular.

FRIDA.-Es muy posible.

GUINTER.-Y en ciertas circunstancias me gusta jugarme la vida. Vos, Frida,

sos una mujer a la que gustoso le daría una prueba de amor.

FRIDA.-¿De qué amor?

GUINTER.-De este amor que vos no entendés

FRIDA.-¿Te parece?

GUINTER.-Decime, si yo fuera pobre, ¿te casarías conmigo?

FRIDA.-Creo que sí.

GUINTER.-Entonces me querés.

FRIDA.-Es muy posible que vos no entiendas lo que es amor de mujer.

GUINTER.-¿Qué prueba convincente puede dar un amor de mujer?

FRIDA.-¿No hemos convenido en que ninguna mujer puede darle a un hombre

una prueba de amor, si él previamente no cree?

GUINTER (nuevamente hostil).-Sin contar que esa prueba de amor a que nos

referimos, la mujer puede otorgarla en cada oportunidad a un imbécil

distinto. Y ese imbécil, creer que es técnicamente el primero... o a lo

sumo el segundo... pero nada más que el segundo. Máxime si se tiene

en cuenta que hoy hay parteras que fabrican una virginidad por

quinientos pesos.

FRIDA.-iQue enterado estás... ! (Burlándose de GUINTER.) Querido..., no

todas las familias pueden gastarse quinientos pesos en una...

GUINTER (deliberadamente grosero).-Cierto. Y además ¿qué harían las

familias que tienen varias chicas para colocar? (Con furor lento.) Es

colosal. Estas muchachas de familia burguesa, como quien lleva a un

zapatero un par de zapatos, llevan sus órganos genitales a una partera,

para que les eche media suela de virginidad.

FRIDA (impaciente).-Te prevengo que la astronomía es más 

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GUINTER.-Estábamos...

FRIDA (examinando atentamente a GUINTER).-En que ninguna mujer puede

darle a un hombre una prueba de amor, como no sea su infinita

paciencia.

GUINTER (impasible).-Por otra parte el valor de esa prueba de amor no puede

extenderse a un espacio mayor de tiempo que el que ocupa esa misma

prueba para ser realizada. De modo que una posesión, que dura tres

minutos, no puede dar fe de un amor eterno, sino de un amor existente

dentro de esos tres minutos. Pero las mujeres se comportan en cierto

modo como las instituciones bancarias, que son instituciones para dar

ganancia a sus accionistas: abren al cliente un crédito idéntico al

depósito que han recibido en efectivo de éste. Es decir, son pasivas.

Cuando el cliente agotó el depósito, el banco cierra su crédito; la mujer,

la caja de su amor.

FRIDA.-Razonás muy bien... y de todo lo que decís se desprende que es

imposible darle una prueba de amor a un hombre como vos.

GUINTER.-¿No encontrás una sola prueba?

FRIDA.-No encuentro, Guinter.

GUINTER.-¿Por qué no la encontrás?

FRIDA.-Primero, porque matás la fe en mis propios actos; después, porque esa

prueba no existe, Guinter. Habría que inventarla expresamente, para

vos.

GUINTER.-Y la gente ha estado hasta el presente demasiado ocupada para

inventar una prueba para Federico Guinter, ¿no es así?

FRIDA.-Desgraciadamente, es lo que ocurre.

GUINTER (súbitamente reanimado).-Pues yo la he inventado. ¿Querés pasar

conmigo al cuarto de baño?

(FRIDA vacila un instante, luego se pone de pie. GUINTER le hace cruzar la

puerta ante él y sale.) 

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ESCENA 3

(GUINTER y FRIDA aparecen en el cuarto de baño. FRIDA permanece de pie a

la entrada, mientras que GUINTER se sienta en la orilla de la bañera.)

GUINTER (señalando la bañera).-¿Ves? Aquí está mi fortuna. (Se inclina hacia

el interior de la bañera y, tirando de una oreja del mantel, lo desplaza tan

violentamente que algunos paquetes de dinero ruedan por el piso de

mosaico.) Volviendo a lo nuestro: creo que estás resuelta a casarte

conmigo para resolver tu problema económico. Eso, en primer término.

Para una mujer como vos, lo sentimental queda siempre colocado en

segundo o tercer plano.

FRIDA (cruzándose de brazos).-¿Cuándo terminarás de insultarme?

GUINTER.-Perdón..., mi finalidad no es insultarte sino probar la autenticidad de

tus sentimientos amorosos. (Poniéndose de pie.) La prueba puede

efectuarse de esta manera. Le prendemos fuego a la pila de billetes de

banco y, cuando este sucio papel haya terminado de arder, yo me habré

quedado pobre... y entonces, si vos persistís en casarte conmigo, es

verdad que me querés en este momento actual de tu vida. Y no podré

dudar.

FRIDA.-¿Estás loco?

GUINTER.-Dejá esas exclamaciones para las heroínas del teatro poético.

FRIDA (moviendo pensativamente la cabeza).-Es cierto. Perdoname. En fin...

(pasea por el pasillo del baño), es tu antojo..., perfectamente. Vos tenés

el derecho de hacer lo que se te antoja con tu dinero, pero yo me creo

obligada a advertirte que te he conocido rico..., no pobre...

GUINTER.-Efectivamente.

FRIDA.-De modo que, como yo no tengo poder para atarte con un chaleco de

fuerza, te digo que, después que hayas consumado ese disparate, me

reservo el derecho de aceptarte o rechazarte.

GUINTER.-Me parece muy bien el convenio. Siempre dije que eras una mujer

razonable.

FRIDA.-Siempre se es razonable ante alguien que es más fuerte o más loco

que nosotros. (Con súbito enternecimiento.) Pero si te rechazo, ¿dirás

algo?

GUINTER (examinándola, sinceramente sorprendido).-¿Por qué? Yo juego..., si

pierdo... paciencia..., mala suerte... La vida no es este sucio papel.

FRIDA.-No te creía tan fuerte.

GUINTER.-Es difícil conocer al hombre, quizá más difícil que a la mujer. 

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(FRIDA se inclina ahora sobre la bañera y coge un paquete y lo abre. Deja caer

pensativamente los billetes, después toma otro paquete y repite la operación;

nuevamente se inclina, revuelve entre los mazos y extrae un tercer paquete.)

FRIDA.-Y todos son nuevos. Ese es, tu dinero..., tu pobre dinero. No te ha

hecho nada y lo vas a quemar.

GUINTER (enfático).-Mi fortuna... aquí, a tus pies.

FRIDA.-¿Compraste a muchas mujeres con ella?

GUINTER (irónico).-Para comprar mujeres no se necesita una fortuna.

¡Pobrecitas! Todas se venden por algo. Las más por una promesa de

firma en el Registro Civil; las otras, a veces por un par de medias... y

también por menos.

FRIDA.-Es triste eso.

GUINTER.-Nos van encanallando despacio. Al final uno llega a despreciarlas

de tal modo que cuando lo aburren a uno les escupe en la cara, las echa

a puntapiés y luego las vuelve a tomar.

FRIDA (con rencor que tiembla en la voz).-Te han hecho sufrir esas perdidas,

¡eh!

GUINTER.-¿Por qué será que todas las mujeres tratan de perdidas a las otras?

FRIDA.-Por la misma razón que los hombres tratan de imbéciles a todos los

otros que se han acostado con una mujer que se niega a complacerlo al

que pronuncia esa palabra.

GUINTER.-Es verdad.

FRIDA.-Bueno..., ¿insistís en pensar que yo me caso con tu dinero y no con

vos?

GUINTER.-Sí.

FRIDA.-Entonces podés prenderle fuego al sucio papel.

(GUINTER abre un cajón de madera que está colocado sobre la bañera y saca

una botella de nafta. Destapa el frasco y, cuando va a inclinarse para rociar el

dinero, FRIDA lo detiene de un brazo.)

FRIDA.-Guinter... , si me querés tanto no es necesario que me des una prueba

de amor.

GUINTER (con frialdad).-No estoy probando el amor que te tengo, sino

sometiendo a prueba el amor que decís tenerme. Lo cual es muy

diferente, querida.

FRIDA.-Hacé lo que quieras (Guinter rocía lentamente con nafta el dinero. Ella

habla ostensiblemente nerviosa.) Guinter no hagás locuras...

GUINTER (irónico).-Tenés miedo de tu porvenir económico, ¿eh? ¡Cómo lo

cuidás!

FRIDA (tapándose el rostro con las manos).-Hágase tu voluntad. 

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(GUINTER enciende un fósforo y lo arroja al bulto de papel. Grandes

llamaradas azules y rojas se reflejan en los azulejos del muro y temblequean

franjas violáceas y anaranjadas. FRIDA, sin poder contener su curiosidad, se

acerca ahora silenciosamente a la hoguera que arde en el interior de la bañera,

y mira abstraída cómo se consume el dinero. Guinter observa en cambio con

curiosidad malévola el rostro de la mujer encendido por el reflejo del incendio.

FRIDA (de pronto, sin poder contenerse).-¡Qué pena horrible, Guinter! ¡Guinter!

¿Qué has hecho, mi Guinter?... Hombre, mi pobre hombre querido.

(FRIDA se abalanza al cuello de GUINTER, lo estrecha entre sus brazos

y lo besa en el rostro.) Guinter. Guinter mío..., hoy he aprendido a

quererte. ¡Qué alma, qué alma la tuya! ¡Oh, y yo que no te conocía! No

te conocía, Guinter. Te lo juro. Sí, creeme. No te conocía. Estaba a tu

lado fría, serena, calculadora. Dudaba de tu amor. Y ahora... ahora ¿qué

mujer habrá recibido una prueba de amor semejante? Decime, Guinter,

¿qué mujer? ¡Oh mi hombre! Mirá el fuego rojo... (Se inclinan ambos

tomados por la cintura sobre la hoguera, que les cruza el rostro de

resplandores escarlatas.) Las cenizas..., hasta las cenizas están rojas. Y

vos dudabas si me casaría con vos..., pero claro, grandísimo tonto,

criatura mía. (GUINTER se sienta en un extremo de la bañera.) Dejame

sentar en tu falda. (GUINTER deja que ella se siente sobre sus rodillas y

le enlaza la cintura con un brazo.) Verás, Guinter... verás..., seremos

felices a pesar de todo...

GUINTER.-Tenés que perdonarme, Frida. Dudaba...

FRIDA.-Quien tiene que perdonarme sos vos. Guinter. Tú, mi pobre Guinter.

Pero te acompañaré lo mismo. Tenés razón. La vida no es ese horrible

dinero. (Mirando hacia la hoguera que apenas humea y con una sonrisa

de niña.) ¡Qué curioso, Guinter..., a pesar de ser tan sucio, produce una

ceniza blanca...!

GUINTER (confidencialmente).-Tendremos muchas alegrías en la vida, Frida.

FRIDA (mirándolo con adoración).-Como ésta, ninguna...

GUINTER (enigmático).-Puedo darte una gran alegría todavía...

FRIDA (enternecida).-No sabés lo que decís, Guinter querido.

GUINTER.-Yo sé siempre lo que digo. (Echa la mano al bolsillo y extrae un

cheque. Se lo alcanza.) Tomá, éste es mi regalo.

FRIDA (leyendo extrañada el cheque).-¿Setenta mil pesos? ¿Cómo, tenías

más dinero que el que has quemado?

GUINTER.-No.

FRIDA (con asombro creciente).-¿Y entonces?

GUINTER.-El dinero que ardió era moneda falsa. 

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FRIDA (se aparta lentamente de GUINTER. El cheque cae de entre sus manos

al suelo. Demudación de desilusión infinita relaja las líneas de su

rostro).-¡Ah... !

GUINTER.-¿Estás contenta, Frida? (Se acerca para tomarla de la cintura.)

FRIDA (abandonando la orilla de la bañera, donde se habrá dejado caer

automáticamente).-No me toques, Guinter.

GUINTER.-¿Qué te pasa?

FRIDA.-¿Cómo te procuraste ese dinero falso?

GUINTER.-Lo hice fabricar para mí. La imprenta que lo hizo sabía ya el destino

que tenía. Pero, ¿por qué me preguntás eso?

FRIDA (con el pensamiento ostensiblemente ausente de las palabras que

pronuncia).-¿Y hay gente que se atreve a hacer esas cosas?

GUINTER.-Pagándole, la gente se atreve a todo.

FRIDA (siempre abstraída).-Bueno..., es tarde, Guinter..., adiós...

GUINTER (estupefacto).-¿Cómo adiós?...

FRIDA (recobrándose con lentitud).-Bueno..., ha terminado la comedia. Guinter.

Sos un hombre..., un hombre como todos...

GUINTER (emocionado dolorosamente).-¿Qué decís... estás loca?

FRIDA (fría y triste).-Con razón que yo venía tan triste hacia aquí. Se jugaba mi

destino... y ¡en qué manos, Dios mío..., en tus manos de tramposo!

GUINTER.-Frida..., no pensás en lo que decís ...

FRIDA.-¡Qué pena... ! Me has roto para siempre... y porque sí, ¡Un tramposo!

¡Querer a un tramposo! (Lentamente se quita el anillo de compromiso y,

moviendo la cabeza como frente a un muerto, mira un instante la

hoguera que reanima en su rostro un resplandor bermejo y arroja el

anillo a la bañera. Algunas lágrimas corren por su carita.) ¡Qué pena,

Dios mío, qué pena! (Sale sin mirar a GUINTER, que conmovido, se

apoya en el muro con anonadamiento mentecato.)

TELON

7/6/21

Juan Moreira

 






Juan Moreira

Eduardo Gutiérrez
Hnos Podestá

Acto primero
Cuadro 1° 

[1] La escena representa [un juzgado] de paz, en campaña 
ALCALDE 
Señor Sardetti, Vd. ha [sido llamado] porque dice Moreira que Vd. [le debe] diez mil pesos.
SARDETTI 
Señor, eso es falso, yo no le debo ni un solo peso.
ALCALDE 
¿Y á qué viene entonces tanta mentira? ¿Porque vienes a cobrar un dinero que no es tuyo?
MOREIRA 
Señor, yo cobro mi plata que he prestao, y la cobro por que la necesito; este hombre quiere robarme si dice que no me debe, y yo entonces Señor Alcalde vengo á pedir justicia.
ALCALDE 
La justicia que yo te he de dar es una barra de grillos, ladrón, que vienes a contar bolazos.
MOREIRA 
Quiere decir que no me debes nada?
SARDETTI 
Nada.
MOREIRA 
Y Vd. no quiere hacer que me pague?
ALCALDE 
Es claro, puesto que nada te debe, y que tú has venido a jugar sucio.
MOREIRA 
Esta bueno Amigo, Vd. me ha negado la deuda para cuyo pago le di tantas esperas, pero yo me la he de cobrar dándole una puñalada por cada mil pesos; [2] Y Vd., Don Francisco, que me ha hechao al "medio de puro vicio, guárdese de mi por que ha de ser mi perdición en esta vida, y de su justicia tengo bastante.
ALCALDE 
(Dirijiéndose a los soldados). Haber préndanlon y metanlo al cepo por desacato a la autoridad:
(En el cepo es castigado, despues ordena soltarlo diciendole). 
ALCALDE 
Cuidadito con otra vez, por que lo voy a mandar á la frontera con una buena barra de grillos.
MOREIRA 
Hasta la vista entonces, don Francisco. (Montan a caballo y se van).
Nota: Cuando el alcalde á castigado á Moreira saluda a Sardetti y este se vá. 
[3] Segundo cuadro
Representa una pulpería de campaña donde están varios gauchos jugando a los naipes y milonguiando 
GAUCHO 1º 
Cante don Mariano una milonga dejese de tanto estar acordinando.
(Los "cantores" cantan unos versos alusivos a Moreira [I] y un gaucho al oir este nombre toma la palabra y dice). 
GAUCHO 2º 
Justamente hablando de Moreira, han visto paisanos lo que le ha pasado con el Alcalde?
GAUCHO 3º 
Es verdad paisano, pero ese es un buen criollo, que no ha de tardar mucho en caer por este pago, por que se tiene que vengar de mas de cuatro porquerias que le han hecho; haber pulpero eche una copa antes que lo acueste de un talerazo.
(Entra Moreira). 
GAUCHO 1º 
(Dando la mano a Moreira). Dios lo guarde Amigo Moreira.
OTRO GAUCHO 
Que vientos lo traen por aqui Amigo
MOREIRA 
Tal vez la desgracia, paisano.
OTRO GAUCHO 
Como va amigo Moreira. Aquí estabamos comentando lo que le habia pasao con el Alcalde y, juepucha, sera cierto lo que se dice que a un hombre como Vd. lo aigan puesto en el cepo de [4] Cabeza y que le haigan dau una felpiada de mi flor.
MOREIRA 
Si, han creido que soy vaca que se ordeña sin manear, y asi va a ser la cornada! me han aga[r]rao por gueno pero se me hace que esta vez no la han de sacar por tarja. 
Haber pulpero heche otra copa! Amigos yo pago la otra vuelta. 
La paciencia se gasta, porque no es oro, y siento que la mia á ido a parar a la loma del diablo - Anoche me ha hecho ser blanco el teniente Alcalde y me ha metido en el cepo, pero hoy la vaca se ha vuelto toro y no hay que hacerle al dolor. 
Todos Vds. paisanos saben que yo presté a este hombre diez mil pesos, pues he tenido que demandarlo por que no habia podido conseguir que me pagara, y saben lo que me ha contestado? 
Pues ha dicho que yo mentía y que no me debia un medio. 
SARDETTI 
He verdá amigo Moreira, yo he negao la deuda porque nun tenía plata y si lo confesaba me iban a vender el negocio, má, yo sé que le debo he algun dia le he de pagar.
[5] MOREIRA 
Me han puesto en el cepo de cabeza como á un ladrón, me han golpéau cuando me han visto indefenso, y por ultimo me han largao con el calor de la marca diciéndome que me habían de mandar a la frontera.
GAUCHO 1º 
Es verdad Moreira, tenes razón, pero por un perro de esta clase no merece la pena que un hombre de bien se pierda haciendo una hombrada: Amas vos tenes un hijo y este va á sufrir las consecuencias de lo que vos hagas. Y si no lo haces por mi hacelo por esa prenda de tu cariño, y vámonos, tomando la copa del estribo.
MOREIRA 
Yo no me voy paisano, sin haber cumplido mi palabra y sin termina[r] lo que voy á hacer, y no tomo la copa del estribo, por que no quiero que mañana digan que lo que yo he hecho lo hice divertido, porque no tuve entrañas pa hacerlo fresco.
GAUCHO 1º 
No paisano vos no tenes que hacer eso, acordate que tenes familia.
MOREIRA 
Dejame hermano. Yo tengo que salir con las mías. 
Haber, concluyamos que es tarde, Amigo Sardetti, vengo á que me pague los diez mil pesos o a cumplir mi palabra empeñada. 
[6] SARDETTI 
Yo no tengo plata, amigo Moreira, espérese unos días más y le juro por Dios que le he de pagar hasta el último peso.
MOREIRA 
No espero más, vengan los diez mil pesos o te abro diez bocas en el cuerpo pa que por ellas puedas contar que Juan Moreira cumple lo que promete, aunque lo lleve el diablo. 
(Saca la daga). 
O pagas en el acto, o te abro como á un peludo. 
SARDETTI 
No tengo plata...
GAUCHO 1º 
No te pierdas, hermano, el hombre no vale la pena y vas a tener que huir del pago.
MOREIRA 
(Aparta al paisano, y se dirige a Sardetti para matarlo, pero se detiene). ¿Que haces que no te defiendes? ¿quieres que te degüelle como á un peludo?
SARDETTI 
No tengo armas, y aun que las tuviera esto será siempre un asecinato.
GAUCHO 1º 
Deja hermano.
(Sardetti recoje la daga que Moreira le tira y este le dice).
MOREIRA 
Asi te queria ver maula.
(Pelean hasta que Sardetti lo hiere en el pecho entonces Moreira dice)
MOREIRA 
Ahora ya no te tengo asco.
[7] (Atropella a Sardetti y lo mata). 
MOREIRA 
Ahora, que se cumpla mi destino.
GAUCHO 3º 
Han visto paisanos lo que le ha pasao al pulpero por embrollon?
Cuadro 3°
Representa la casa de Moreira 
VICENTA 
Tata, yo estoy impaciente por Juan. Desde que lo han golpeao en el cepo él esta muy diferente y yo tengo miedo por su ausencia.
TATA VIEJO 
No te aflijas hija si no ha de tardar en volver; Amas debes de comprender que esas cosas no se hacen con un hombre de su tiemple, tanto se baraja el naipe que al fin se gasta, y mi Juan va á hacer uno de estos dias una hombrada que los va á dejar a tuitos fritos.
VICENTA 
Vaya Vd. a buscarlo, tata, vaya á buscarlo porque se me ha puesto que Juan ha ido a matar á don Francisco, que asi se ha puesto a perseguirlo.
VIEJO 
Lo que Juan haiga ido á hacer, lo hará aunque se mezcle el diablo por que cuando el há salido así, es por que ya estaba resuelto y tal vez los [8] ruegos lo enojen mas. Deja nomás hija que no ha de tardar en venir.
VICENTA 
¿Y si lo matan, tata?
VIEJO 
No hay quien haga esa gauchada, pa matar a Juan tendrán que juntarse dos partidas por lo menos.
VICENTA 
Dios quiera vuelva pronto.
(Se oye el relincho de un caballo). 
VIEJO 
Alli viene.
(Vicenta va en su busca y entran juntos). 
VICENTA 
Adonde has estao Juan que tardaste tanto tiempo en volver.
MOREIRA 
Me entretuve con los amigos, ¿por que? ¿estabas con temor por mi ausencia?
VICENTA 
Si Juan.
MOREIRA 
Andá Vicenta á cebar unos mates.
VICENTA 
(Se va).
(Tomando las manos del viejo). 
MOREIRA 
Me he desgraci[a]o, tata viejo, he muerto a un hombre.
VIEJO 
Y lo has muerto en guena Lay.
MOREIRA 
Mire tata. (enseña una erida que tiene en el pecho).
VIEJO 
¿Y? ¿Que piensas hacer ahora, Juan?
MOREIRA 
Me voy del pago, tata viejo, por unos dias, mientras pasa el alboroto. 
He matao solo a Sardetti porque no [9] encontré en su casa a don Francisco, pero no por mucho madrugar amanece más temprano; ya le llegará su turno. 
Ahora es preciso, tata viejo, que Vd. me cuide a Vicenta y a Juancito, que son prendas suyas también. Sabe Dios cuando pegaré yo la guelta y no es justo que ellos pasen trabajos por mi. 
Yo me voy, y á eso de la madrugada y antes de rumbiar el camino hablaré con mi compadre Giménez, y lo enterare de lo que ha pasao y si yo tardo pierdan cuidado por mi. 
VICENTA 
(Entrando). ¿Y que? ¿ya te vas?
MOREIRA 
Sí Vicenta tengo que hacer, pero pronto vuelvo, voy a lo de mi compadre, perdé cuidao por mi, adios.
VICENTA 
Adiós.
(Moreira se despide del viejo, besa al hijo que está en la cuna y se retira). 
(Entran don Francisco con dos soldados; golpean. Vicenta va ha abrir). 
[9 vta.] VICENTA 
¿Que se le ofrecía señor?
ALCALDE 
Señora, venimos en busca de Moreira?
VICENTA 
Señor Moreira no está.
ALCALDE 
Mire, señora, dígame donde está Moreira, porque si no Vd. va ir presa.
VICENTA 
Pero señor si nosotros no sabemos nadita ¿nadita? [II]
ALCALDE 
Está bueno? (Dirigiéndose al viejo). 
Diga viejo, y Vd. no sabe donde está Moreira. 
VIEJO 
Yo no se nada señor.
ALCALDE 
Esta bueno, no quieren decir, haber (a los soldados) registren a ese hombre si tiene armas.
SOLDADOS 
No tiene nada señor.
ALCALDE 
Bueno, Vds. carguen con el viejo y Vd. señora va á marchar conmigo.
VICENTA 
No a mi tata no... Socorro.
Cuadro 4°
Representa el campo. (Entra Moreira y baja del caballo y dice) 
[10] MOREIRA 
Aquí es el sitio ande tengo que esperar al amigo Julián, al amigo que ha ido a buscar noticias de mi familia y haber que ha pasado después de la muerte de Sardetti: 
Ha! esa muerte es el principio de mi obra y don Francisco es el fin con quien tengo que estrellarme, ya le llegara su turno. ¿Y mi hijo? ¿Qué será de mi hijo y de Vicenta? 
Tata viejo ya esta achacoso y son capaces de matarlo en el cepo pa que confiese donde estoy. 
¡Ah! Don Francisco, no tiene suficiente vida pa pagarme el mal que me ha hecho! 
A cada Santo le llega su dia. 
(Se oye el relincho de un caballo). 
MOREIRA 
Por fin llega el amigo Julián. 
Eche pié a tierra paisano y baya desembuchando. 
JULIAN 
Coraje, Amigo Moreira, todo no sale al paladar y pa que algunas cosas salgan bien es preciso que a otras se las lleve el diablo: Aunque de esta hecha puede que se vuelva con las maletas vacidas.
[10 vta.] MOREIRA 
Largue todo el rollo, amigo Julián. Largue todo el rollo, que aqui hay suficientes entrañas pa recibir las noticias que Vd. me traiga, no le haga asco a la relación por dura que ella sea.
JULIAN 
Vamos por partes, amigo, que quiero tomar las cosas desde su principio pa que mi cuento salga bien. 
Cuando yo cay por su pago, no se hablaba de otra cosa que del hecho de Vd., paisano, y de que la partida había salido a perseguirlo con órden de matarlo en donde quiera que lo encontrara, y decir que se había resistido. 
MOREIRA 
Eso de matarme será si pueden y costándoles algún trabajo, siga nomás amigo.
JULIAN 
Su compadre Giménez ha hecho todo lo posible pa sacar a Vicenta, pero no la han querido soltar, pues dicen que estando ella presa, Vd. á de volver a caer por el pago, y pa ese caso, el Alcalde Don Francisco se ha instalao [11] en su rancho con dos soldados de la partida y allí estan de puro mate y coperío.
MOREIRA 
No me han de esperar mucho tiempo.
JULIAN 
¿Que va a hacer amigo?
MOREIRA 
Voy a dar el guelto a don Francisco y ya que está en mi [casa] no quiero que espere mucho.
JULIAN 
Lo que es yo no lo dejo ir solo.
MOREIRA 
No amigo, esta partida la tengo que hacer solo! compriende.
JULIAN 
Pero Amigo, Moreira, si los amigos no son pa la ocación, no sirven ni pa taco de jusil. 
Además yo quería decirle algo que no le comunique hasta ahora. Los hombres de su [alma/tiemple] Amigo Moreira no le hacen asco al dolor, es preciso pues que Vd. sepa una cosa amarga: que canejo! gota mas, gota menos, el veneno viene á hacer el mesmo y el amargo no se aumenta! 
Una de mis primeras dilijencias fue ir á vicitar a la Vicenta, con quien me costó mucho hablar porque en el jusgao sabian [11 vta.] que yo podía ser un mensajero suyo, sospecha que fuí bastante ladino pa disipar. 
Después de conversar un rato con ella sobre los últimos sucesos le dije que no llorara, que todo se había de arreglar por que Vd. tiene muchos Amigos - pero Vicenta siguió llorando y me dijo estas palabras que sonaron en mi oido como una puñalada. 
Digale a mi Juan que no tenga cuidado por mi y que no vaya a ir a casa porque lo van a matar, como han muerto a mi padre diciendo que había pegao una rodada. 
Que huya lejos porque don Francisco lo persigue por que es mi marido y no ha de parar hasta que lo mande a la frontera; que esto me lo dijo él mismo anoche que vino a ponerme por condición, de que lo dejaría en paz si yo me iba a vivir con él a un puesto que tiene en Navarro. 
[12] MOREIRA 
Ahora ni el mesmo diablo es capas de salvarlo de la punta de mi daga.
[JULIAN] 
[Anotación marginal] Tenga cuidao amigo mire que esa gente le lleva más de la I/2 arroba.
[MOREIRA] 
[Anotación marginal] No li ace amigo alla veremos a quien me lo ayuda Dios. 
Gueno amigo Julián, hasta la guelta ya oiran mis mentas. 
JULIAN 
Adiós amigo: 
Lo que es yo no lo dejo ir solo, Moreira va caliente y es capas de hacerse matar al ñudo, pa eso son los amigos, que canejo! y al fin y al cabo uno no tiene el cuero pa negocio. Moreira va bien montao en su pingo pero yo con el mio que es como ñudo de la pata no me va a llevar mucha ventaja, y pronto lo voy a alcanzar pa darle una manito si se ofrese. 
Cuadro 5°
Representa el cuarto de Moreira donde estan don Francisco, 2 vecinos y dos soldados 
D. FRANCISCO 
Pues si, amigo, en cuanto Moreira caiga en mis manos no va a contar el cuento.
UN VECINO 
Pero señor, el amigo Moreira, era un buen criollo, y lo que él ha hecho, lo huviera hecho Vd. mismo don Francisco [12 vta.] y cuando un hombre como él se halla en la mala es preciso darle algún alivio, que demasiao tiene con andar huido del pago.
D. FRANCISCO 
No, lo he de perseguir hasta encontrarlo, y cuando lo encuentre lo he de matar como a un perro, pero antes de matarlo lo he de hacer sufrir alzándome con su mujer, que me ha robado, por que yo me iba á casar con ella, y ya que no ha querido ser mi mujer, será mi gaucha.
(Moreira da un punta pié a la puerta, y entrando todos se paran). 
MOREIRA 
Quien va a matar de esta hecha y a matar como matan los hombres, soy yo, Don Francisco, que lo vengo a pelear, pa tener el gusto de levantarlo en la punta de mi daga, como quien mata a un perro.
(Don Francisco saca el revolver y le tira un tiro). 
MOREIRA 
Así matan Vds. de lejos y sin riesgo.
(Don Francisco le tira otro tiro y dice a los soldados). 
[13] D. FRANCISCO 
¿Que hacen ustedes que no matan a ese hombre?
(Los soldados sable en mano uno tras el otro pelean con Moreira y este a los dos los mata, en vista de esto, Don Francisco desnuda su espada, y Moreira le dice). 
MOREIRA 
Vamos a ver aparcero, el color de sus entrañas y el manejo de su lata vieja.
(Pelean hasta que Moreira lo desarma y Don Francisco retrocediendo dice).
D. FRANCISCO 
Socorro en nombre de la justicia.
MOREIRA 
No se asuste tan fiero Don Francisco, no lo he desarmao pa matarlo, sino pa decirle dos palabras que precisaba escuchar Vd. antes de morir. 
Vd. me ha perseguido sin motivo, reduciéndome a la condición en que me veo, Vd. me ha golpeado en el cepo, porque no era capaz de golpearme frente a frente, y no contento con esto, Vd. á pretendido matarme pa hacer suya a mi mujer á quien no puede servir ni [13 vta.] de taco. 
Yo lo voy, pues, á matar a Vd. no porque le tenga miedo, sino por evitar en mi ausencia á Vicenta, el asco de oirle una nueva proposición desvergonzada: 
(Le tira la espada y le dice): 
Ahora defiéndase porque va deveras. 
(Pelean y Moreira lo hiere). 
D. FRANCISCO 
Socorro, que me han asesinado.
MOREIRA 
Mientes trompeta, te he muerto en guena ley, y ahi quedan los testigos.
(Moreira se retira, y al hacerlo se encuentra con Julián que le tiende la mano y asombrado le dice). 
JULIAN 
Tiene mas entrañas que un toro, Amigo Moreira -es lástima que Vd. esté mal con la justicia porque nos vamos a quedar sin partidas.

(Se retiran - Baja el telón). 

FIN DEL PRIMER ACTO 





[14] Acto segundo
Escena 1ª
Representa un campo, un cicutal espeso. Noche de luna. 

(Aparesen cinco hombres, emponchados y se esconden en el cicutal; enseguida un joven bien vestido atraviesa ese paraje pero a los pocos pasos le salen al encuentro los cinco hombres, daga en mano; el joven saca su revolver y hace ademán de detenerlos). 
BANDIDO 
Venimos a matarte, y es en vano toda resistencia porque ya tu hora ha llegado.
(Marañon da vuelta para examinar el camino que tiene a su espalda, pero ve venir hacia él un hombre y reconoce en él a J. Moreira con la daga en la mano). 
(El joven vacila: Moreira da un salto sobre él, lo toma por la cintura y lo tira al suelo: enseguida pelea con los bandidos y a uno de ellos lo mata). 
MOREIRA 
Rindanse a Juan Moreira, maulas.
(Los bandidos huyen y Moreira larga una gran carcajada, se acerca a Marañon que ya se había levantado). 
[14 vta.] MARAÑON 
¿Cómo ha venido aquí a tan buen tiempo? 
(Tendiéndole la mano). 
MOREIRA 
Supe que lo iban a asesinar esos maulas, (riendo siempre) y yo también me escondí pa darle una manito y pa que la cosa no fuera tan despareja. 
(Se acerc[a] al caido y al ver que estaba muerto dice a Marañon). 
Ahora vamos que lo voy a acompañar hasta su casa, aunque esos maulas no son hombres de volver y han de andar todavia disparando creyendo que yo los persigo. 
Escena 2ª
Mutación - La casa de Marañón - es de noche. 
Marañón y Moreira 
MARAÑON 
¿Qué móvil le ha guiado, amigo Moreira, que idea ha tenido al proceder de esta manera tan noble?
MOREIRA 
Jui alli pa salvarlo primero porque yo lo quiero a Vd., después porque no puedo tolerar que se junten de a cinco pa matar a uno. 
[15] Como Vd. es un hombre de mucho prestijio en el partido sus enemigos políticos han querido quitarlo de por medio, porque Vd. les hacía sombra, y han pagao 15 mil pesos á esos bandidos pa que lo asesinaran pero hoy les salio la torta un pan y en vez de Vd. ha quedao otro en su lugar. 
[16] MARAÑON 
[¿]Y como ha sabido Vd. que á mi me iban a asesinar[?]
MOREIRA 
P[o]rque me lo dijo una persona a quien propusieron la cosa y que fué bastante hombre pa echarlos al diablo por puercos y cobardes.
MARAÑON 
Yo agradezco lo que Vd. ha hecho, Amigo Moreira; y si alguna vez puedo serle útil en alguna cosa, acuda á mí, porque desde este momento soy su amigo.
MOREIRA 
No me agradezca nada, señor, lo que yo he hecho lo hubiera hecho cualquiera; Yo lo quiero á Vd. porque necesito querer á alguno y Vd. se me figura que es algo mio, que es mi hijo ó que es mi hermano. 
Yo soy un hombre maldito que he nacido pa penar y pa andar huyendo de los hombres que han sido mi perdición y he querido á Vd. porque siento que al quererlo, puedo respirar con más franqueza, y esto es tan dulce para mi, que si Vd. me mandase entregar á la partida, ahora mismo iba y me presentaba. 
[16 vta.] MARAÑON 
¿Y por que anda Vd. asi errante; retando á la justicia con sus actos que son malos? ¿porque no trabaja Vd. como antes y deja esa mala vida?
MOREIRA 
(Muy triste). 
Con las penas que yo tengo en el corazón habria pa llorar un año. Yo era feliz al lao de mi mujer y de mi hijo y jamas hice á un hombre ninguna maldad. 
Pero yo habré nacido con algun sino fatal porque la suerte se me dio guelta y de repente me vi perseguido al estremo de pelear pa defender mi cabeza; Vd. ya sabe todo cuanto ha pasao patron. 
MARAÑON 
(Golpeando el hombro de Moreira). 
Si pero, por que no sale Vd. de la Provincia de Buenos Aires? yo le proporcionaré trabajo en Santa Fé o en Córdoba, donde Vd. puede vivir tranquilo y ser feliz todavia. 
Allí tengo muchos amigos para quienes les daré cartas y al fin de los años ya podrá Vd. volver. 
Se habran olvidado de sus desgracias y podrá ser lo que ha sido. 
MOREIRA 
Yo no puedo irme de estos pagos, porque no pienso separarme [17] de mi mujer ni de mi hijo, porque faltando yo; la justicia se ha de alzar con ellos haciéndoles pagar mis yerros.
MARAÑON 
Yo les proporcionaré los medios de irse con Vd.; y entonces Vd. puede quedarse allí para siempre viendo crecer a su hijo a su lado y amado por su mujer.
MOREIRA 
Conosco que Vd. me habla al alma y veo que he puesto bien mi cariño en Vd. pero por más que me halaga la propuesta yo no la puedo aceptar sin saber antes que ha sido de aquellas dos prendas mias y si tengo que vengarlas de alguno. 
Los pobres tienen olor a dijuntos, y es preciso darles con el pié pa que no apesten y sabe Dios lo que habrá sido de aquellos desgraciaos, cuyo único delito en la vida ha sido ser mi mujer y ser mi hijo. 
Quiera Dios que no les haiga sucedido nada, quiera Dios que no les haigan hecho sufrir un minuto. 
Yo no soy malo, Patron pero conozco [17 vta.] que si alguno les hubiera tocao el pelo de la ropa, sería yo capaz de hacer una herejia que ni los indios... Bueno, patron, ya lo he molestao bastante, será hasta la vista o hasta que se presente la ocasión. 
MARAÑON 
Adiós Moreira, piense en lo que he dicho, y lo acepte o no lo acepte ya sabe que puede contar conmigo en cualquier aprieto que se vea.
MOREIRA 
Esta bueno, patron. Adios.
MARAÑON 
Gracias Moreira (le da la mano). 
Hoy he nacido, le debo la vida á este hombre; a este hombre que ha nacido para el bien, y que la fatalidad lo conduce por tan mal camino haciéndolo rodar inevitablemente por un precipicio. 
Escena 3ª
Mutación - Cuarto pobre 
VICENTA - GIMENEZ - MOREIRA Y EL HIJO 
(La escena representa un cuarto pobre, a la derecha una cama, a la izquierda una mesa con una botella con un cabo de vela). 
(Al subir el telón se oyen ladridos de perros. Gimenes se levanta de prisa se viste apurado). 
(Vicenta: despierta sobresaltada pero Gimenes le pone una mano en la boca recomendándole [18] silencio y se dirige á la ventana en actitud de saltar al otro lado en cuanto se abri[e]se la puerta). 
(Al oir que la puerta se abre, Gimenes salta al otro lado de la ventana y hace que desata el caballo). 
(Se oye la voz de Moreira que dice). 
MOREIRA 
Hay juna se me va, se me va mi venganza.
(Vicenta al oir esa voz da un grito desgarrador y dice). 
VICENTA 
Animas benditas, es el alma de mi Juan que anda penando.
(Se abraza de su hijo poniéndose a rezar). 
(Moreira entra daga en mano y la tira al suelo diciendo). 
MOREIRA 
Por fin los maté a estos perros de porqueria que por defenderme de ellos no pude vengarme de mi compadre Gimenes, del hombre que yo habia depositado toda mi confianza en él y me viene a pagar con la ingratitud de estar viviendo con mi mujer.
(Se pone a llorar). 
(Vicenta al oir aquel llanto se baja de la cama y enciende un fosforo y al ver a Moreira queda como petrificada del espanto. 
(Moreira enciende un fósforo y enseguida la vela que está sobre la mesa). 
[18 vta.] Mira a la cama, va corriendo y toma al hijo en los brazos y lo quiere comer a besos. Enseguida lo lleva junto a la vela y lo contempla y lo vuelve a besar). 
(Juancito toma la mano del padre y dice). 
JUANCITO 
Tatita por que no has venido en tanto tiempo pa hacerme pasear en mi petizito
MOREIRA 
Es que no he podido Juancito he tenido mucho que hacer.
(Lleva al niño a la cama lo besa y mirando con lástima a Vicenta le dice). 
MOREIRA 
Vicenta vení, acercate que yo no he venido á hacerte mal porque yo te perdono todo lo que vos me has hecho a mi.
VICENTA 
¿Como sos vos, con que no has muerto? [¿]con que me han engañao [?]
(Se cubre la cara con las manos). 
(Moreira va a buscar la daga que está en el suelo y al ver esto Vicenta, le dice). 
VICENTA 
Matame Juan mio.
MOREIRA 
No lo permita mi Dios (guardando la daga). Vos no tenés la culpa y nuestro hijo te necesita por que yo no lo puedo llevar conmigo; ¿Quien cuidará de él si yo manchase mi mano [19] Matándote? Adios Vicenta; ya no nos volveremos a ver más porque ahora si voy a hacerme matar deveras puesto que la tierra no guarda para mi mas que amargas penas... 
Adios y cuida de Juancito. 
(Se dirige a la cama, besa al niño lleva las manos a la cara y trata de alejarse). 
VICENTA 
No te vayas mi Juan, matame antes, (se prende del chiripa) Matame como a un perro porque yo te he ofendido pero antes perdóname, yo no tube la culpa, a mi me han engañao diciendome que vos habias muerto y si yo he dado este paso, fue pa que nuestro hijo no se muriera de hambre. Perdoname, y después moriré a gusto.
MOREIRA 
Jamas! ¿quien cuidara á ese? (señalando a Juancito que tiende los brazos). Basta que me voy, Adios.
VICENTA 
No quiero que te vayas. 
(Se prende mas fuerte del chiripá). Llamalo Juancito, no lo dejes ir. 
(Moreira se desprende de su mujer, tira un beso al hijo y sale corriendo - Baja Juancito). 
JUANCITO 
Tatita... tatita... tatita. (Abraza a la madre).
[19 vta.] Escena 4ª
Un Juzgado de Paz 

(Entra Moreira a caballo y golpea la puerta con el cabo del rebenque.- De adentro contestan). 
SOLDADO 
Quien canejo golpea como si esto juera fonda de bascos.
MOREIRA 
Es Juan Moreira que quiere morir en guena lay, que salga la partida de una vez y aproveche la bolada.
SOLDADO 
Mas Juan Moreira es el peludo que tenes, larguese de aqui so zonzo, antes que le ruempa el alma a palos.
MOREIRA 
Que salga la partida - que salga de una vez o le priendo juego al jusgao.
SOLDADO 
Amigo, guelba mañana porque el jues está en su casa y nos á dejao órden de no abrir la puerta a naides.
MOREIRA 
Vaya a la maula, su flojo de porra, en la primera ocación les he de sacar a los azotes. 
Así son estas Maulas, cuando son pocos no salen ni a palos, y cuando son muchos disparan como mulitas. 
(Despues de pasado un momento sale el soldado con un f[u]sil y enseguida se entra asustado). 
[20] Escena 5ª
Representa una pulpería de campaña 

Representa una pulpería de campaña - van entrando gauchos a caballos en carro y de á pié - guitarreros acordionistas - se juega a la taba , se cancha, se ceba mate - se hacen tortas fritas - se baila bailes nacionales, después entra Moreira - todos lo rodean y le preguntan por su vida. 
MOREIRA 
Mi vida es andar vagando porque ya no encuentro un sitio donde descansar a [g]usto. 
Mi vida es pelear siempre con las partidas y matar el mayor número de justicias que pueda porque de la justicia he recibido todo el mal en esta vida y por ella me veo acosado como una fiera ande quiera que me dirijo; que le hemos de hacer al dolor, es preciso matar las penas paisano y el que me quiera acompañar yo pago esta guelta - Haber, pulpero, eche que yo pago. 
TODO[S] 
Viva Moreira.
(Entra un gaucho y al ver a Moreira se asombra y le dice). 
PAISANO 
¿Como, amigo Moreira y Vd. anda por estos pagos[?]
MOREIRA 
[¿]Porqué Paisano?
PAISANO 
Porque esta mañana la partida de plaza ha salido en su busca, con órden de recorrer todo el partido y matarlo donde quiera que lo halláran, pudiendo alegar despues que se habia resistido á la autoridad, como siempre, a mano armada.
MOREIRA 
Pues se irán como han venido, y soy capaz de pelearlos a surdazos y con el rebenque!
PAISANO 
Mire amigo que la partida viene esta vez mandada sigun me dicen por un tal Don Goyo, un Sargento de linea muy betelano, que dicen que es un mozo malo, capaz de llevarlo a Vd. atao de los pieses y de las manos pa que la autoridad lo ajusile.
MOREIRA 
No le haga caso amigo, no hay partida capaz de prenderme porque la suerte pelea conmigo; pulpero eche una copa pa este [21] mozo que esta julepiao.
PAISANO 
Un bremut con brite.
TODOS 
Bien por Moreira! 
[III]
UN PAISANO 
Vamos á bailar un gato.
TODOS 
A Bailar.
(Se baila un gato; a la mitad del baile el negro Agapito dice). 
AGAPITO 
Muy bien amigo, Moreira; dejeme un barato con esa guena moza.
MOREIRA 
Cuando no habias de ser vos, gueno bení. 
(Dirigiéndose a la mujer). 
Bea prenda, la va a acompañar este mozo que baila mejor que yo; está un poco quemao del sol pero eso no quiere decir que sea mal compañero. 
(Bailan; al concluir todos piden que cante Moreira, éste toma la guitarra y canta una décima, al concluir entra el paisano que hablo primero y muy ajitado le dice). 
[21 vta.] PAISANO 
Amigo Moreira, procure disparar porque ahi viene una partida de 400 soldaos por lo menos.
MOREIRA 
Dejelos venir nomas. 
No me hago a un lado de la guella, ni aun que vengan degollando; Este dia tengo ganas de pelear pa que no se vaya sin verme ese veterano que las viene echando de gueno, porque á la fija no me conoce. 
(Monta a caballo).
(Entran el Sargento Navarro y algunos militares a Caballo). 
NAVARRO 
(Dirijiéndose a Moreira). ¿Es Vd. Juan Moreira?
MOREIRA 
¿Que dice, Don? ese tal soy yo pa lo que guste mandar.
NAVARRO 
Pues, Amigo dispense, pero traigo órden del Juez de Paz de prenderlo y con su permiso, (echa mano a las riendas del caballo de Moreira). Sigame.
[22] MOREIRA 
Vamos por partes, Amigo, yo no soy mancarron patrio pa que me hagan parar á mano, ni soy candil pa que asi no más me priendan.
NAVARRO 
Es inutil hacer resistencia, me han mandao que lo prienda, y tengo que cumplir la órden sin remedio; con que dese preso.
MOREIRA 
Y que facilidad canejo! ni mi tata que juera pa hablar asi. (Saca los trabucos).
NAVARRO 
A él (Saca el sable). cuidao de no matarlo, que he de llevar vivo a esta maula.
(Moreira hace fuego; cae un soldado). 
NAVARRO 
Que no se vaya. (Carga sobre Moreira y este lo hiere en el brazo y cambia el sable á la mano izquierda).
MOREIRA 
Ah! hijo del pais! Asi me gusta un tirano. 
(Le arranca el sable de la mano y el Sargento cae al suelo). 
[22 vta.] (Moreira pide un catre al pulpero y a los paisanos les dice que lo ayuden a levantar a aquel hombre. Despues que esta en el catre, lo revisa le ata la frente con un pañuelo le da caña en la boca y después le dice). 
MOREIRA 
Que tal amigo cómo se halla.
NAVARRO 
Gracias, paisano, Vd. es un hombre a carta cabal y ya no estraño todas las hazañas que de Vd. me habian contao.
MOREIRA 
Bueno, Sargento, yo me voy pero antes es preciso que tomemos una copa, pues tal vez no volveremos á vernos. Yo no tengo el cuero pa negocio y alguna vez ha de ser la buena.
NAVARRO 
No habiéndolo prendido yo, lo que es a usted no lo priende naides, a no ser que lo agarren dormido ó á traicion.
MOREIRA 
Dios le oiga Amigo; y que se mejore son mis deseos. 
(Montando a caballo Despues de haber pagado todo el gasto al pulpero). 
MOREIRA 
Paisanos, hoy la fiesta no ha estao buena porque han venido a estorbarnos. [23] Será otra vez. 
Pulpero, ya sabe cuide bien a ese hombre pa que cuente el cuento. 
Adios paisanos. 
TODOS 
Adios, Moreira.
PULPERO 
(a Navarro) Puede darse por bien servido Amigo, que este bandido no lo haiga degollao pues tiene más agallas que un dorao y no se para en una puñalada más ó menos.
NAVARRO 
El que diga que ese hombre es un bandido, es un puerco, á quien le voy a sacar los ojos á azotes.
PULPERO 
Esta bien Amigo.
(Todos se retiran). 
Escena 6ª
Una casa de baile - Se ven varios gauchos bailando, entran Moreira y Julián; toman sus compañeras. Moreira se retira a dormir y lo mismo Julián. Entra la policía buscando a Moreira todos se retiran. 

Mutación 



Un patio, un pozo a un lado, al fondo una pared de cerco - a la izquierda cuartos donde están Moreira y Julián. 

Entra la policía y forman frente. 

FIN