10/5/17

El Acompañamiento. Carlos Gorostiza. Teatro abierto argentino.


El Acompañamiento
Carlos Gorostiza
Teatro abierto argentino

TUCA:    (Canta) "Viejo smoking de los tiempos… en que yo también tallaba... y una papusa garaba...  en tu solapa Iloró… Solapa que por su brillo... parece que encandilaba... y que donde iba, sentaba... mi fama de gigolo."

Va a la victrola, y coloca el pick-up sobre el disco. Escucha atentamente. Aparece la voz de Gardel cantando el mismo tango. Tuco "lo sigue" sin cantar, tratando de copiarlo. Al fin se oyen golpes en la puerta. Con ansiedad, detiene el disco, va a la puerta y allí susurra ansiosamente:

TUCA:    ¿Quién es?
SEBASTIÁN:    Sebastián.
TUCA:    ¿Quién?
SEBASTIÁN:    Sebastián.

Tuco duda y al fin abre dando vuelta la llave. Deja pasar a Sebastián y vuelve a entornar la puerta.

SEBASTIÁN:    Qué decís. (Entra)
TUCA:    ¿Qué haces acá?
SEBASTIÁN:    Y... Hacía mucho que no te veía, y...
TUCA:    Creí que era el acompañamiento. (Espía hacia fuera por la rendija)
SEBASTIÁN:    ¿Quién?
TUCA:    El acompañamiento. Los estoy esperando.
SEBASTIÁN:    ¿Qué acompañamiento?
TUCA:    Las guitarras.
SEBASTIÁN:    Ah.
TUCA:    Pasá, pasá. De veras que hacía mucho que no venías.
SEBASTIÁN:    Si. El boliche, ¿sabes? Me lleva todo el tiempo. (Observa como Tuco cierra con llave) ¿Por que cerrás con llave?
TUCA:    Por esos. Ya me tienen podrido.
SEBASTIÁN:    Quiénes. ¿El acompañamiento?
TUCA:    ¡No! ¡Esos! (Señala la puerta) ¿No los conoces, acaso?
SEBASTIÁN:    Ah. ¿Tu... tu familia?
TUCA:    ¡Mi familia! ¡Me tienen podrido! Me tienen podrido. Vení, vení, sentate. (De pronto se detiene y lo mira) No te habrán mandado ellos, ¿no?
SEBASTIÁN:    No, que me van a mandar. Ni los vi.
TUCA:    Seguro que viniste solo. Por tu cuenta.
SEBASTIÁN:    De motu proprio.
TUCA:    Ah, de motu proprio. Entonces sentate, nomás. (Sebastián se sienta) Quiere decir que no sabes nada.
SEBASTIÁN:    De qué.
TUCA:    Vuelvo a cantar.
SEBASTIÁN:    ¿De veras?
TUCA:    Qué te parece.
SEBASTIÁN:    Fenómeno. Te... te felicito. Por eso era que esperabas a...
TUCA:    Al acompañamiento. Claro. Justamente ahora estaba ensayando. ¿Querés escuchar?
SEBASTIÁN:    Bueno, como no.
TUCA:    Escuchá. (Se para sobre el cajón. Va a empezar pero se detiene y mira a Sebastián) Hacía mucho que no venias por acá.
SEBASTIÁN:    Si. El boliche. Ya te dije: me tiene muy ocupado.
TUCA:    ¿Seguro "de motu proprio"?
SEBASTIÁN:    Seguro, seguro.
TUCA:    Bueno. (Va a empezar otra vez, pero otra vez se detiene) ¿Hoy es fiesta?
SEBASTIÁN:    No.
TUCA:    ¿Y por qué no estás en el boliche, entonces?…
SEBASTIÁN:    Se me acabó la mercadería. No vino el repartidor, y...
TUCA:    … porque esos son muy capaces de haberte ido a buscar para que vos…
SEBASTIÁN:    ¿Para que yo qué?
TUCA:    (Baja sigilosamente del cajón, va a la puerta, escucha, se acerca a Sebastián y le dice casi al oído) No quieren dejarme cantar.
SEBASTIÁN:    ¿Ah, no? ¿Y por qué?
TUCA:    Qué se yo por qué. Con los locos nunca sabés. ¿Seguro que no te fueron a pedir que me convencieras?, ¿no?
SEBASTIÁN:    ¿A mí? ¿A tu mejor amigo?
TUCA:    Mira que te creo, eh.
SEBASTIÁN:    Si, claro. Podés creerme.
TUCA:    Bueno. Entonces te voy a cantar. (Va al cajón pero Sebastián se levanta)
SEBASTIÁN:    Aunque de todos modos... vos les decís "esos" como si fueran extraños. Al fin de cuentas es tu familia: tu mujer, tu hija. . . el abuelo... No son extraños.
TUCA:    No. No son extraños: son locos. ¿Y escuchas o no escuchas?
SEBASTIÁN:    Sí, sí, cómo no. Pero un cachito, nomás. Tengo que volver al boliche.
TUCA:    ¿No dijiste que no había llegado el repartidor?
SEBASTIÁN:    Por eso. Justamente. Por si llega y no me encuentra.
TUCA:    Ah. Bueno. El estribillo, aunque sea.
SEBASTIÁN:    Dale, dale. (Se sienta)

Tuco sube al cajón. Sonríe saludando a un público imaginario, hace sonar una guitarra imaginaria y canta otra vez "el estribillo". Sebastián lo mira con cierta sorpresa. Tuco termina el estribillo, emite un yin-yin imitando el sonido de la guitarra y queda esperando una respuesta.

TUCA:    ¿Y?
SEBASTIÁN:    No... no perdiste nada de voz.
TUCA:    (Ríe) Je. "No perdí nada de voz". Vamos, Sebastián, reconocé ¡estoy mejor que nunca! (Baja del cajón) El Mingo me lo reconoció, el otro día, cuando lo encontré en la otra cuadra. Y eso que le canté bajito, nomás. ¡Mejor que nunca, estoy! Y voy a estar mejor, todavía, ahora que me empecé a cuidar. Convidame con un cigarrillo, dale. (Sebastián saca un paquete y le ofrece. Tuco yergue la cabeza con altivez) No, gracias, no fumo. ¿Eh? ¿Qué te parece? Hasta el *faso, dejé.
*Faso: mariguana en Argentina

SEBASTIÁN:    Ah. . . te. . . te felicito.
TUCA:    El Mingo me dijo: "si te cuidas vas a hacer capote*".
*Hacer capote: triunfar, en Argentina
SEBASTIÁN:    ¿El Mingo?
TUCA:    Claro. Y yo me cuido. Tiene un amigo en la televisión.
SEBASTIÁN:    Ah. Y fue él el que...
TUCA:    Claro. Me lleva.
SEBASTIÁN:    ¡Hijo de puta!
TUCA:    ¿Cómo?
SEBASTIÁN:    (Cambiando la intención, sonriendo admirativamente, convirtiendo el insulto en una alabanza) Digo... ¡Qué hijo de puta!
TUCA:    Ah, sí. ¿Viste? El flaco es bárbaro. Las sorpresas que te da la vida, ¿no? Yo lo veía siempre un poco sobrador, un poco, como te puedo decir... canchero... como si siempre te estuviera cargando. Además tiene fama de eso, para que lo vamos a negar. Y mira la sorpresa que me sale dando. Gane un amigo. Y un amigo de ley. Hasta me va a conseguir el acompañamiento.
SEBASTIÁN:    Ah. También es él el que...
TUCA:    Claro. El me los va a mandar. Los estoy esperando. Quedaron en venir la semana pasada.
Pero sabes cómo son esas cosas: si los tipos son buenos están muy ocupados, él ya me lo advirtió. Así que no hay que apurarse. El Mingo no me va a mandar cualquier cosa, así que... Yo mientras tanto ensayo.
SEBASTIÁN:    ¡Tuco, por favor! ¿Cómo podes?. . .
TUCA:    ¡Sebastiancito! ¡No me digas que tenés celos! Jajaja. ¡Sebastiancito tiene celos, carajo!
¡Miren un poco! ¡Con la pinta de recio que tiene! (Lo palmea) ¡Pero no te preocupes, hermano!
Podré tener muchos amigos, pero como vos... ninguno. Siempre vas a ser el preferido. Aunque hacía mucho que no me venías a ver. ¡Celos! ¡Ja!

Tuco se aleja riendo. Llega a la mesita y, siempre riendo, vuelca parte del contenido de una jarrita en una taza. De repente para de reír, se echa el líquido a la garganta y empieza a hacer sonoras gárgaras. Sebastián, que daba vueltas por ahí casi desesperado, buscando la forma de explicar la realidad a Tuco, pega un brinco. Después se acerca con cuidado.

SEBASTIÁN:    ¿Qué haces?

Tuco no oye. El ruido de sus gárgaras no le deja oír nada. Sebastián le golpea en el brazo y Tuco lo mira sin dejar de hacer gárgaras.

SEBASTIÁN:    ¿Que haces?

Tuco se señala el oído como diciendo que no oye nada y agrega un gesto pidiendo que espere. Después echa el contenido de su boca en otro recipiente y mira a Sebastián.

TUCA:    ¿Qué pasa?
SEBASTIÁN:    Te pregunto que hacés.
TUCA:    Gárgaras. (Vuelca más liquido del jarro a la taza) Clara de huevo. Para la gola.

Se señala la garganta y vuelve a introducir el líquido en su boca. Nuevas ruidosas gárgaras. Sebastián camina dos o tres pasos por ahí desesperado y al fin resuelve enfrentar el problema. Se acerca a Tuco y le habla fuerte, para que pueda oír. Pero no lo consigue

SEBASTIÁN:    Mira, Tuco. El Mingo te macaneó. (Tuco sigue con sus gárgaras mientras mira de reojo inexpresivamente a Sebastián. Sebastián insiste) Te jodió, ¿entendés? No conoce a nadie en la televisión. Te estuvo cargando, nada más. (Tuco sigue con sus gárgaras y señala su oído. Sebastián grita más fuerte) ¡Digo que el Mingo es un hijo de puta que te estuvo cargando... y que vos sos un boludo que se dejó cargar! ¡No te va a mandar acompañamiento ni un carajo, Tuco! ¡Y vos no vas a cantar en ninguna parte! ¡Ese tiempo ya pasó!, ¡entendés!, ¡ya pasó! ¡Y vos también ya... (Tuco deja de hacer gárgaras y el grito de Sebastián se oye muy claramente cuando agrega)… tu familia entonces tiene razón cuando... (Se da cuenta que las gárgaras terminaron y ve a Tuco que lo mira con mirada extraña, inmóvil, con la boca cerrada llena de clara de huevo. Y entonces baja el volumen y la velocidad cuando continúa mecánicamente)  cuando dice que vos…?

(Quedan mirándose un instante. Tuco va al recipiente y echó allí el contenido de su boca. Luego vuelve a mirar a Sebastián, que está inmóvil, casi temeroso, como si acabara de confirmar algo terrible. Tuco se acerca a él.)

TUCA:    ¿Qué dice mi familia?
SEBASTIÁN:    Nada. Que. . . que te encerraste aquí hace una semana y que...
TUCA:    Y que estoy loco.
SEBASTIÁN:    No, no, eso no. Que me van a decir eso. Al fin de cuentas es tu familia, ¿no?
TUCA:    Qué raro. (Prueba su voz) Do... do... dododo.
SEBASTIÁN:    ¿Por qué raro?
TUCA:    Porque me gritan loco a cada rato. Se ponen ahí detrás de la puerta y meta gritar: "Estas loco, Tuco, estás loco. Salí que te vas a enfermar. Si no salís vamos a llamar a la policía. . . ". Je. Te imaginas el miedo que me da. Si llega a venir la cana los que van adentro son todos ellos.
(Prueba su voz) Do... do... dododo... Eso es lo que pasa con los que están rayados: creen que los rayados son los otros. Do... do... dododo... Por eso me encerré aquí. No los iba a denunciar.
Como vos decís, por más que a uno le duela, es la familia. Pero te aseguro que a veces hay que hacer un esfuerzo... Por ejemplo ese lió con la comida. Yo no pensaba comer más. Para qué. Ahora estoy muy ocupado ensayando, y... Con que me mandaran clara de huevo era suficiente. ¡Pero el primer día que pase sin comer hicieron un lío ahí detrás de la puerta! Ahí confirme mi sospecha de que... Y yo sin comer me sentía lo más bien: lo más livianito. Pero que le vas a hacer: con los locos hay que disparar por donde ellos disparan, así que... ahora como. Les abro la puerta un poquito... y me dejan la bandeja ahí, en el suelo. Corro el riesgo de que me pongan algo en la comida, eso sí. ¿Pescas, no? Pero yo los jodo: primero pruebo un poquito, y si no me pasa nada sigo. Pero ya te dije: no los voy a denunciar; al fin de cuentas es la familia. Do... do... dododo. . .

SEBASTIÁN:    Este. . . y cuando... cuando querés ir al baño... ¿cómo haces? Digo yo: ¿vas al baño?

Sin perder la sonrisa, Tuco va a la mesa y toma un gran cuchillo. Se lo muestra y Sebastián retrocede suavemente

TUCA:    Ellos saben. Pego un grito. Hago así, vas a ver. (Va a la puerta y desde allí grita fuerte)
¡Cuidado, que voy al baño! (Giro hacia Sebastián muy divertido) Seguro que ya rajaron todos.
Vía libre, vas a ver. (Abre la puerta suavemente esgrimiendo el cuchillo, muerto de risa. Abre, muestra a Sebastián) ¿Viste? (Cierra) y después, desde el baño, lo mismo: " ¡Cuidado, que ya salgo! ". Y ni un alma en el camino. Tan locos no son. Le tienen un jabón al cuchillito. Jejeje.
(Esgrime el cuchillo) ¿Sabes cuando empecé a darme cuenta de que estaban rayeti? Cuando empecé a ensayar y les tuve que contar lo de Mingo y la televisión. Claro; vieron que no iba a laburar, y entonces... ¿Sabes lo que me dijeron? Que el Mingo me estaba tomando el pelo. Y Gracielita me dijo otra cosa: que me estaba jodiendo, me dijo,  Jodiendo. ¿Te parece que esa es manera de hablar para una chica?
SEBASTIÁN:    Y. . . son modernos...
TUCA:    ¿Pero te das cuenta? Que mi propia hija me diga eso del Mingo. Es lo mismo que si de repente me dijera que vos también me estas jodiendo. Vos. Que sos más amigo que el Mingo, todavía. ¿Viste que no tenés por que ponerte celoso? Sos más amigo que el Mingo. Nadie lo discute.
SEBASTIÁN:    No, no, claro que no.
TUCA:    Si me dijeran que vos me estas jodiendo... entonces sí... no sé... (Mira el cuchillo con rabia y lo deja sobre la mesa. En seguida prueba su voz) Do... do. . . dodododo... Hoy hay mucha humedad.
SEBASTIÁN:    Si, mucha, sí. (Tuco vuelve a hacer gárgaras. Sebastián busca algo para decir. Lo encuentra)
SEBASTIÁN:    Digo yo... ¿y no extrañas la vida que llevabas antes? (Tuco detiene su gárgara. Lo miró inquisidor con la boca abierta)
TUCA:    ¡Ah!
SEBASTIÁN:    No, nada, nada. Termina tranquilo. (Tuco termina sus gárgaras y escupe en el recipiente)
TUCA:    ¿Que decías? (Prueba) Do... do... dododo... (Queda más o menos satisfecho)
SEBASTIÁN:    Nada... Que... en fin... si no extrañas la vida que llevabas antes.
TUCA:    ¿De qué vida me hablas? ¿La de la fábrica?
SEBASTIÁN:    Bueno... la de la fábrica... toda tu vida.
TUCA:    Je. Entonces sí que tendrían razón en llamarme loco si yo extrañara una cosa así. Je. No me digas que vos la extrañarías.
SEBASTIÁN:    Bueno... mira: los días que cierro el kiosco, yo... No te digo que lo extraño mucho, no. Pero... uno esta tan acostumbrado, que... Vos entendés. Viene un cliente... viene otro... Hablas un poco con uno, otro poco con otro... Aunque sean tonterías: que hace calor, que hace frío...
Pero te entretenés. Y después tenés el paisaje: desde donde yo estoy se ve hasta la vereda de enfrente. La gente que pasa, los automóviles. Y a veces llueve y podes ver llover. Como no vas a extrañar un poco todo eso.
TUCA:    Claro. Vos porque tenés el boliche. Pero yo... siempre con la misma máquina ahí adelante:
pafete-pufete, pafete-pufete... (Mueve la mano como manejando una palanca) El único paisaje son los fierros que se mueven. Y suerte que hacen ruido; porque así puedo cantar. Es lo único que tengo: como con el ruido de la maquina no se oye, me la paso cantando. Por eso me puedo conservar en forma. Do. . . do... dododo... Pero después, todo lo demás... Acordate cuando laburábamos juntos en el taller. ¿Te acordás como esperábamos el sábado? ¿Te acordás como esperábamos el sábado?
SEBASTIÁN:    Si. Como no me voy a acordar. No llegaba nunca el sábado. Je.
TUCA:    ¿Y cuando llegaba? ¿Te acordás cuando llegaba? La siestita, el mate... y a la tardecita el bañito con agua de colonia, la afeitada... la pilcha... y ¡zas!... al café.
SEBASTIÁN:    Y a la noche... la milonga.
TUCA:    Si. Y después de la milonga... otra vez el café. Y hasta que no empezaba a aclarar no parábamos, ¿te acordás? Meta tango y tango y blablabla. blablabla... Ja. Como hablábamos, eh. No parábamos. Cuántos sueños, cuántos...
SEBASTIÁN:    Bueno... Pero todo aquello ya pasó. Qué le vamos a hacer. Ahora la vida es distinta. Nosotros somos distintos.
TUCA:    No. Vos sos el mismo Sebastián de siempre. El tiempo habrá pasado, pero vos sos el mismo Sebastián de siempre. De fierro. Se te puede dar el hígado, a vos, para que lo cuides. No. Vos no cambiaste. Y eso que vos si pudiste cumplir tu sueño. Me acuerdo como si fuera hoy. . . con el anicito siempre en la mano. . . ¿Siempre tomas el anicito?
SEBASTIÁN:    No, ahora no. Un día empezó a caerme mal y desde entonces...
TUCA:    Bueno... en algo uno tiene que cambiar un poco. Ahí habrás cambiado; pero en todo lo demás no. ¿Te acordás cuando decías ... así, con la copita en la mano... es como si estuviera viéndote: "Lo que yo quiero es algún día no depender de nadie. Aunque sea tener un bolichito... pero vivir en libertad, no depender de nadie". ¿Te acordás? Bueno tuviste el bolichito. Lo que querías. No dependes de nadie. Cumpliste tu sueño.
SEBASTIÁN:    Bueno... Tanto como cumplir mi sueño...
TUCA:    Sí, Sebastián, sí. Cumpliste tu sueño. En cambio yo... primero por una cosa... después por otra... la cuestión es que nunca pude... Pero ahora sí, Sebastiancito. Ahora sí. Alguna vez se me tenía que dar. Do... do... dododo... (Sigue probando la voz)
SEBASTIÁN:    Pero a vos te parece que a esta altura de la vida, cuando uno ya... ¿De veras que tenés ganas de…?
TUCA:    ¿Ganas? Je. ¿Quién habla de ganas? Uno no debe pensar solamente en uno mismo. Uno también debe pensar en los demás. Se debe a su público, como me dijo el Mingo, ahí en la esquina, cuando le cante: tenía la boca así, abierta; ni se cómo pudo hablar. "Mira, Tuco, -me dijo-no tenés derecho a que el mundo se pierda la oportunidad de escucharte. No podes ser tan egoísta". Eso me dijo: "No podes ser tan egoísta". Que te parece. Eso es decir algo, eh. ¿Y alguna vez vos viste que yo fuera egoísta?
SEBASTIÁN:    No, claro que no, pero. . .
TUCA:    ¿Entonces? Me tengo que brindar, que querés que le haga.
SEBASTIÁN:    Y... Podrías esperar al sábado. ¿Eh? ¿Qué te parece? Te brindas los sábados a la noche.
TUCA:    Ah, sí. ¿Y vos crees que los sueños hay que cumplirlos los sábados a la noche, nada más? Eso cuando éramos jóvenes. Pero ahora... ¿y los otros días que hago?
SEBASTIÁN:    Y... Ensayas en la fábrica. Con el ruido de la máquina. . . Además… dentro de poco te vas a jubilar.
TUCA:    ¿Seguro que no te estuvieron hablando?
SEBASTIÁN:    ¿Quiénes?
TUCA:    ¡Esos!
SEBASTIÁN:    No, no, ya te dije: para nada.
TUCA:    Porque eso es lo que ellos quieren. "Volvé a la fábrica, que te falta poco para jubilarte". Me tienen podrido con eso. Seguro que no te estuvieron hablando, vio? Je. Mira si voy a reaparecer como "El Jubilado Cantor"! ¡Están locos, no te dije! Carlos Bolívar. ¿Te gusta?
SEBASTIÁN:    Qué.
TUCA:    Mi nuevo nombre artístico. Carlos Bolívar.
SEBASTIÁN:    Sí, sí. No es feo. Aquella vez que cantaste en el club. . . usaste otro nombre, ¿no?
TUCA:    Ah. Te acordás.
SEBASTIÁN:    Claro. Como no me voy a acordar si vos...
TUCA:    Bueno, olvidate. (Sebastián calla en seco. Tuco se recompone) Ahora todo va a ser distinto. Hasta el nombre. Me puse Carlos por el Morocho. Y Bolívar por San Martín.
SEBASTIÁN:    ¿Cómo por San Martín?
TUCA:    Sí. Quiero decir que primero pensé en ponerme San Martín. Carlos San Martín. No me digas que no era fenómeno. Pero después pensé que podía armarse algún lío y me puse Bolívar, que es extranjero. Ahí nadie puede decir nada. Además queda en el oído. Carlos Bolívar, Carlos
Bolívar... Lo pensé mucho, no te creas.
SEBASTIÁN:    Sí, sí. Ya lo veo.
TUCA:    Je. "El Jubilado Cantor". Mira un poco. ¿Sabes de qué tengo miedo?
SEBASTIÁN:    ¿De qué?
TUCA:    De que no lo dejen entrar.
SEBASTIÁN:    ¿A quién?
TUCA:    Al acompañamiento.
SEBASTIÁN:    Ah.
TUCA:    El Mingo me dijo que me los iba a mandar en seguida. Que apenas se desocuparan... Pero ya pasaron varios días. ¿No crees que esos lo pudieron haber parado, allí?
SEBASTIÁN:    A mí no me pararon.
TUCA:    Es cierto. Porque aquella vez, en el club. Lo que falló fue el acompañamiento. ¿Te acordás que cada uno andaba por su lado? Además los hijos de puta agarraron un tono muy alto y por ahí me cuesta. Yo más bien soy barítono. ¿No ves? (Canta) "Viejo smoking de los tiempos... en que yo. . . ". Más bien soy barítono, ¡Hijos de puta! Por eso tuve que parar. Preferí mandarme mudar antes que seguir así, con cada uno por su lado. Hijos de puta. Ni al estribillo pude llegar.
Pero ahora es distinto. ¿Vos sabes las horas que llevo ensayando? No me para nadie esta vez.
El Mingo me lo dijo: "Se trata de que ensayes bien, con un buen acompañamiento". Es un gran tipo el Mingo. Yo no lo conocía; la verdad que no lo conocía. ¿Sabes lo que me quería mandar como acompañamiento? Una orquesta. Pero yo le dije que no, no. Lo tuve que convencer. Era demasiado. Y aquí... donde los iba a meter. Además me gustan las guitarras, que querés que te diga. Siempre que no sean como aquellas del club. Guitarras como las de Gardel. Pero como el Gardel de antes. No el de las películas. El de antes. El Morocho. El verdadero Morocho. ¿Te acordás? En aquella época, cuando cante en el club... decían que yo me parecía al morocho. ¿Te acordas? (Sonríe y pone cara de Gardel) Todo el mundo me lo decía. Lástima lo que pasó después. ¡Hijos de puta! "Agarramos en fa", me decían después los boludos. Ma que fa ni que fa. Yo más bien soy barítono. Y ellos, lo que tenían que hacer, era acompañarme, ¿no? Y bueno. "¡Fa!" Je. Si ese día hubiera tenido un buen acompañamiento ahora no iba a estar en la máquina todo el día, con ese ruido... (Mira con picardía a Sebastián) Pero algo de aquel tiempo voy a usar. Todo va a ser distinto, pero hay algo que... (Sigilosamente va a una valija vieja, saca un smoking descolorido y se lo muestra como si fuera una bandera) ¿Qué te parece?
SEBASTIÁN:    ¿Qué es?
TUCA:    Como "qué es". Mira, mira. ¿No lo reconoces? (Se pone el smoking, que le queda
estrechísimo, se estira el peinado y sonríe como Gardel) ¿Y? ¿Te acordas? Falta el moñito.
(Se señala el cuello)
SEBASTIÁN:    Claro, claro. Es un smoking, ¿no?
TUCA:    Claro. El del club. Lo guarde. Yo sabía que algún día lo iba a usar. Decime: ¿vos no tenés un moñito?
SEBASTIÁN:    No. Moñito no... Pero... podríamos salir a comprar. Yo te acompaño. Salimos los dos y entonces... (Tuco mira de reojo el cuchillo que está sobre la mesa y Sebastián sigue su mirada)  No, no va a hacer falta el cuchillo. Saliendo conmigo nadie te va a...
TUCA:    ¿Y en el boliche no tenés? Moñitos. ¿No vendes?
SEBASTIÁN:    Ah, no. Por ahora, no. A lo mejor más adelante...
TUCA:    Qué. ¿Pensás ampliar?
SEBASTIÁN:    Claro. Quién no piensa en ampliar. ¿Vamos, entonces?
TUCA:    Así que pensás ampliar. Ja. De veras que te va bien, entonces. ¿Viste? Vos cumpliste tu sueño.
SEBASTIÁN:    Bueno... ya te dije que no es para tanto. Con el boliche voy tirando, eso sí. Pero tanto como cumplir el sueño... Ya ves: monitos todavía no tengo.
TUCA:    No. Pero vas a tener. Je. Me doy cuenta, me doy cuenta. Ya veo como sos. Nunca se acaba de conocer a la gente, ¿viste? Primero el Mingo... ahora vos. Vos sos como las personas que hacen algo importante en la vida: jamás te van a decir "yo hice esto o lo otro". No. Lo hicieron y ya está. Nada de andar publicándolo por ahí. Pero hay que tener cuidado, eh. Un poco de modestia está bien. Pero nada de exagerar. Mira lo que me pasó a mí. Me pasé de modesto. Y  aquí me tenés. Si hubiera sido un poquito más orgulloso, un poco más... no sé cómo decirte... si me hubiera dado el lugar... eso: si me hubiera dado el lugar que me correspondía... mi vida habría sido otra. Sí. Mi vida habría sido otra.
SEBASTIÁN:    Bueno, Tuco. Al fin de cuentas vos no la pasaste tan mal. Está bien que no pudiste dedicarte al canto. Dios lo quiso así, que le vas a hacer. Pero siempre tuviste laburo.... formaste una buena familia...
TUCA:    Todos locos.
SEBASTIÁN:    Bueno, pero ya se curarán
TUCA:    ¿A vos te parece?
SEBASTIÁN:    Claro. Con los locos pasa eso. Que en el momento menos pensado... zas... se les pasa. Por ejemplo ahora. A lo mejor ahora mismo, si vos salieses y les hablases... tranquilo, sin el cuchillo... a lo mejor... quién te dice...
TUCA:    ¿Se te metió en la cabeza hacerme salir, a vos?
SEBASTIÁN:    ¿Por qué me decís eso?
TUCA:    Primero a buscar el moñito... ahora que salga a curar a los locos esos… Que se curen solos. Me tienen podrido.
SEBASTIÁN:    Bueno... Vos dijiste hace un ratito que había que brindarse a los demás, ¿no?
TUCA:    Si. Pero con el arte.
SEBASTIÁN:    Además... no es que yo quiera que vos salgas. Lo que yo quiero es que no te quedes encerrado aquí adentro. Que sientas un poco el aire de afuera, en fin, que...
TUCA:    Siempre el mismo, Sebastián.
SEBASTIÁN:    ¿Cómo?
TUCA:    Igual que cuando hablabas en el taller. Y mira que pasaron años, eh. El aire... la libertad...
Seguís hablando igual. Contame, contame.
SEBASTIÁN:    Que te cuente qué.
TUCA:    Cómo es eso. El aire... la libertad. Ahora vos tenés todo eso. Contame como es. Dentro de poco yo también lo voy a tener.
SEBASTIÁN:    Ah. Bueno, mira... Se trata de poder respirar por tu cuenta, sabes. Porque tenés ganas, sin nadie al lado que te obligue, que te diga: "ahora mete aire adentro, ahora sácalo". ¿Entendés? Nadie que te diga ¡"Mételo, sácalo, mételo, sácalo"!
TUCA:    (Ríe) Ja. Está bien eso. Claro que te entiendo. Eso es lo que me están diciendo ellos siempre: "Mételo, sácalo". Je. Está bien eso.
SEBASTIÁN:    Bueno... Yo no me refería a la familia, sino a todo... Al mundo en general. La familia a veces te puede ayudar.
TUCA:    Decís eso porque vos no tenés familia. Mírame a mí.
SEBASTIÁN:    Sin embargo... a veces... quién sabe... si vos pusieras algo de tu parte...
TUCA:    ¡No rompas más las pelotas con eso! ¡Cada uno tiene su idea, y... cada uno tiene su idea! (Se detiene frente al cuchillo. Lo mira. Se calma. Gira hacia Sebastián ya calmo) De todos modos… podemos seguir siendo buenos amigos. No tenemos por qué estar de acuerdo en todo para ser amigos, ¿no? Vos pensás que a los locos se los puede curar. Yo no. Bueno. En eso no pensamos igual. Pero no tenemos por qué discutir.
SEBASTIÁN:    Claro, claro. No discutamos y ya está.
TUCA:    Eso. Bueno, dale, contame. En lo de la libertad en general estamos de acuerdo, así que contame.
SEBASTIÁN:    Qué querés que te cuente.
TUCA:    Cómo respiras. Je. Me imagino tu vida en el boliche. Haces lo que querés, ¿no? Al que te hincha mucho las pelotas... lo rajas, ¿no?
SEBASTIÁN:    Bueno... en general la gente no hincha tanto. Si uno la sabe tratar... Además vienen y se van, así que...
TUCA:    ¿Y. qué haces cuando no hay nadie? Contame, contame.
SEBASTIÁN:    Y... Hago cuentas... reviso la mercadería... (Al fin descubre) Escucho radio. Casi siempre tengo encendida la radio. Me hago unas panzadas de radio bárbaras.
TUCA:    Escuchas tangos.
SEBASTIÁN:    Sí. También.
TUCA:    (Lo palmea) Mira cuando me escuches a mí. Pero contá, contá. Qué más haces.
SEBASTIÁN:    Y... Mucho tiempo para otras cosas no tengo.
TUCA:    Pero vos decías que mirabas la calle... la vereda de enfrente...
SEBASTIÁN:    Ah, sí, claro, sí.
TUCA:    Bueno. ¿Y qué ves?
SEBASTIÁN:    Y. . . La gente. Los autos, los... En fin... la vida que pasa.
TUCA:    Cómo pasa, eh.
SEBASTIÁN:    ¿Quién?
TUCA:    La vida.
SEBASTIÁN:    Ah, sí. Pasa, sí.
TUCA:    ¿Y cuando llueve?
SEBASTIÁN:    ¿Cómo?
TUCA:    Dijiste, antes, que a veces llueve, y vos miras.
SEBASTIÁN:    Ah, sí. Y bueno: cuando llueve la vida pasa más rápido; todos rajan. Je. Nadie se quiere mojar. El otro día un vieja se paró ahí, delante del kiosco, con el paraguas todo chorreando... y vos sabes que yo le decía "señora, corra el paraguas que me está mojando toda la mercadería"... y la vieja como si no oyera, revisando todo, oliendo todo como si todo estuviera podrido... ¿Y al final sabes lo que me compró? Un chocolatín. De los chiquitos. Se mojó toda... me mojó toda la mercadería... y compró un chocolatín. De los chiquitos. ¿Qué te parece? Por un chocolatín de mierda me amargó el día. ¿Te parece justo? ¿Eh? ¿Te parece justo? Decíme.
TUCA:    No. Claro que no.
SEBASTIÁN:    Ah. Porque por ahí te conmovías y salías diciendo que era una pobre viejita indefensa, o algo así.
TUCA:    No. Cómo voy a decir eso. Era una vieja boluda. Si dejaba chorrear el paraguas ahí...
SEBASTIÁN:    Eso. Una vieja boluda. Y la calle está llena de viejas boludas.
TUCA:    ¿Ah, sí?
SEBASTIÁN:    Ja. ¡Si supieras todas las viejas boludas que hay!
TUCA:    ¡No me digas! ¿Y vos las ves?
SEBASTIÁN:    ¿Si las veo? Ja. Y a veces tengo que tocarlas, también. La vez pasada una con cien lucas se quería llevar tres paquetes de pastillas. Tuve que agarrarle la mano así… (Toma por el puño a Tuco y cachetea su mano) ... y hacérselos soltar a la fuerza. Se hacía la sorda la hija de puta.
TUCA:    Esa muy boluda no era.
SEBASTIÁN:    Boluda. . . Hija de puta. . . Es lo mismo.
TUCA:    Bueno... menos mal que... también irán chicos a comprar, ¿no?
SEBASTIÁN:    De ésos mejor no hablemos.
TUCA:    (Después de una pausa) Algunos problemitas tenés, parece.
SEBASTIÁN:    Y, sí. Algunos problemitas. No va a ser todo un lecho de rosas.
TUCA:    Claro. (Tiempo) Pero igual. La libertad no se paga con nada.
SEBASTIÁN:    Claro que no.
TUCA:    Y además... después, a la noche... ¿siempre vivís solo en aquel cuartito?
SEBASTIÁN:    Sí, siempre.
TUCA:    (Canta sonriendo) "Cuartito azul"... Je. ¡Sebastiancito, carajo! Las fiestachas que te debes mandar allí, eh.
SEBASTIÁN:    Sí, claro
TUCA:    Por eso. . . la libertad no se paga con nada. Y esos turros que no aparecen. Después vienen los líos: que el "fa", que el "mí"... Y no entienden que yo soy casi barítono. Y que lo único que necesito es que me acompañen. Un buen acompañamiento.
SEBASTIÁN:    Quién sabe no vienen, Tuco.
TUCA:    ¿Cómo?
SEBASTIÁN:    Que quién sabe no vienen.
TUCA:    ¡Cómo no van a venir! Que tarden un poco no quiere decir que... ¿Vos sabes algo?
SEBASTIÁN:    No, no, no sé nada. Digo nomás. Podría ser que ...
TUCA:    De veras. Tenés razón. No lo había pensado. Por Mingo yo pongo las manos en el fuego.
Pero a esos turros no los conozco; y quién te dice que le fallaron. (Sebastián va a decir algo pero calla. Tuco sigue pensando) O fueron esos... (Señala la puerta de entrada)… que no los dejaron entrar. (Sebastián calla nerviosamente. Tuco lo mira y se le ocurre algo) Sebastián.
SEBASTIÁN:    Qué.
TUCA:    Acompáñame vos.
SEBASTIÁN:    ¿Yo? ¿Con qué?
TUCA:    Con guitarra.
SEBASTIÁN:    Pero si no sé tocar.
TUCA:    Aprendés.
SEBASTIÁN:    ¿Pero vos sabes el tiempo que se necesita para?...
TUCA:    Un curso rápido. Si esperé hasta ahora puedo esperar un poco más. Además con vos sería grandioso. Dale, Sebastián, acompáñame.
SEBASTIÁN:    Pero es que yo... Además no puedo, Tuco.
TUCA:    Por qué no podes. Si te pones a aprender. . .
SEBASTIÁN:    Aunque me ponga. (Muestra la mano) Tengo los dedos cortos.
TUCA:    Hay guitarras chiquitas; eso no importa. Y es fácil. Escucha y vas a ver qué fácil. (Tuco imita con las manos como si tocara la guitarra y canta) "Viejo smoking de los tiempos…" (Se acompaña con la supuesta guitarra) "Yin, yin... en que yo también tallaba… yin… yin..."(Sebastián lo mira con una mirada  nueva. Tuco termina las estrofas y enfrenta a Sebastián) ¿Viste qué fácil? ¿Eh? ¿No es fácil?
SEBASTIÁN:    Sí. Pero yo...
TUCA:    Dale, dale, empecemos a ensayar.
SEBASTIÁN:    No, Tuco, no puedo. Yo... Además quién sabe ya está el repartidor esperándome en el boliche.
TUCA:    Está bien. Está bien. Ándate, nomás. Claro. Total. . . vos ya triunfaste. Los demás que se
jodan.
SEBASTIÁN:    No es eso, Tuco. Es que. . .
TUCA:    Andate, andate, nomás.
TUCA:    Pensaba darte una foto mía, dedicada, con moñito y todo, para que la pusieras ahí en el kiosco. Ahora no te voy a dar un carajo.
SEBASTIÁN:    Pero Tuco. Yo...
TUCA:    Andate, andate, nomás. (Sebastián camina dudosamente otro paso hacia la puerta pero se detiene otra vez cuando Tuco vuelve a hablarle) Y no te voy a dar ninguna entrada para que me vayas a ver en vivo a la tele. Te la vas a tener que conseguir vos. Vos mismo te la vas a tener que conseguir. Y sabes cómo se van a matar para conseguir una entrada para verme a mí, ¿no? Van a tener que hacer una cola de tres días. Eso. Y vos de acá. Vas a tener que verme en tu roñoso televisor, si querés verme. Vas a tener que interrumpir una de esas fiestachas que haces en tu bulín; porque las minas van a querer verme a mí. Y lo único que vos vas a poder decirles es que yo era amigo tuyo. "Era", ¿entendés? ¡"Era"! Porque desde ahora podes hacer de cuenta que no te conozco. Y si al salir te cruzas con los de las guitarras... por favor... ¡ni se te ocurra decirles una sola palabra, eh! ¡Ni saludarlos!
SEBASTIÁN:    ¡No van a venir, Tuco!
TUCA:    Ah. Ahora sos pesimista, también. Quién lo hubiera dicho. Vos pesimista. Esa no es la manera de hablar de un triunfador, qué querés que te diga.
SEBASTIÁN:    ¡No hinches más las pelotas con eso, Tuco! ¡Yo no soy ningún triunfador, ¿no entendés? ¡Yo no soy ningún triunfador!
TUCA:    Qué. ¿Así que no triunfaste?
SEBASTIÁN:    ¡No jodas más con eso! Lo único que yo te pido es que no te encierres aquí como... como si encerrándote. . . ¿Qué ganas con encerrarte, decime? ¿Qué ganas con encerrarte?
TUCA:    No triunfaste. Y todavía me hablas de libertad.
SEBASTIÁN:    Yo no te hablé de nada, Tuco. Yo... Lo único que yo...
TUCA:    Podrías haber triunfado conmigo. Te lo perdiste.
SEBASTIÁN:    Tuco. . . Yo. . .
TUCA:    No tenés nada que aclarar. Ándate, nomás. (Empieza a quitarse el smoking. Sebastián se desplaza lenta y desesperadamente hacia la puerta. Tuco lo detiene otra vez)
TUCA:    Je. "Motu proprio".
SEBASTIÁN:    ¿Eh? ¿Cómo?
TUCA:    Me dijiste que habías venido "de motu proprio". Vos también me jodiste.
SEBASTIÁN:    No, Tuco. Lo que yo. . .
TUCA:    Me importa un carajo. Ándate, ándate nomás. (Vacilante, Sebastián va hasta la puerta, se detiene. Mira cómo Tuco guarda el smoking en la valija. Al fin se detiene)
SEBASTIÁN:    ¿Me voy, entonces? (Tuco no responde) Mira que me voy, en. (Tuco, después de guardar el smoking, va a la mesita y vierte clara de huevo del jarro a la taza. Vuelve a hacer gárgaras y no oye a Sebastián, que sigue hablando) Yo no tengo la culpa, Tuco. Yo quise ayudarte, nada más. El que te jodió fue el Mingo. Es un hijo de puta. Y vos sos un cantor fenómeno. (Gárgaras más fuertes. Sebastián se acerca y grita más fuerte) ¡Escúchame, Tuco! Te digo que yo vine porque quise ayudarte. No te jodí. (Más fuerte las gárgaras. Grito más fuerte de Sebastián) ¡Oíme, carajo! ¡Te digo que yo no tengo la culpa! (Tuco se señala el oído como diciendo que no oye) ¡Digo que yo no tengo la culpa... y que siempre pensé que sos un cantor fenómeno! ¡Lo de la televisión es puro grupo pero vos no sos grupo, Tuco, vos no sos grupo! (Tuco va disminuyendo la potencia de sus gárgaras) ¡Sos un cantor fenómeno! ¡Como Gardel! ¡Cantas mejor que nunca! ¡Y te pareces! ¡Claro que te pareces, Tuco! ¡Y si querés... si querés te acompaño, qué carajo! ¡Hago un curso rápido y te acompaño! ¡Y voy a ser mejor guitarrista que cualquiera de esos turros que el Mingo dijo que iba a mandar y que... (Calla de repente porque Tuco ya dejó de hacer las gárgaras y lo mira fijo. Luego Tuco va a la mesita, vierte la clara de huevo en el recipiente y enfrenta a Sebastián)
TUCA:    ¿Cómo dijiste?
SEBASTIÁN:    Que... que yo te acompaño. Hago un... un curso rápido, y... Te acompaño, Tuco.
TUCA:    ¿Seguro?
SEBASTIÁN:    Seguro, Tuco. (Va rápidamente a la valija, saca el smoking, se lo pone y sube al cajón) Empecemos a ensayar, dale. Agarra la guitarra.
TUCA:    (Haciendo ademanes como pulsando una guitarra imaginaria) Dale. Agárrala.
SEBASTIÁN:    Ah, sí. (Va junto a Tuco y hace como que pulsa una guitarra) triiin, triiin, triiin...
TUCA:    Eso. Afínala. Pero nada de "fa", eh. Ya escuchaste el disco. Lo que yo necesito es un acompañamiento, nada más.
SEBASTIÁN:    Vos canta, Tuco. Canta que matamos. Dale.
TUCA:    Dale. Toca. (Pone cara con sonrisa de Gardel y prepara su ademán. Sebastián, feliz, responde con otra sonrisa)
SEBASTIÁN:    ("Tocando") Triiir. , triiin, triiii...
TUCA:    (Canta) "Viejo smoking de los tiempos... en que yo también tallaba. . . ". (Y sigue cantando mientras Sebastián lo acompaña entusiasmado).

*



10/4/17

"LAS PERLAS DE LA VIRGEN" De Jesús González-Dávila.


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"LAS PERLAS DE LA VIRGEN"


De: Jesús González-Dávila.



Las acciones se suceden en un espacio múltiple.

Los diversos personajes son interpretados por:


ROSS = un merolico y yerbero

POLO = un vago, sicario, mago.

Y las siluetas de las
"DOBLE SISTERS":

* la Niña
* la Chava
* la Nena





============ IMAGEN PRIMERA ===============


Cactáceas y tierra suelta.
Se mira cruzar una Silueta Femenina.
Pasa un tiempo; la silueta cruza de nuevo y desaparece.
El juego se repite; da la impresión de que tres siluetas van y vienen, cruzan y se van. Luego, el desierto se queda vacío otra vez.

Entra un Hombre que se mueve con sigilo; busca ocultarse. Aparece un segundo Hombre, que al ver al otro, se pone en guardia.

El primer Hombre se le enfrenta con una navaja; pero el segundo saca un revólver y dispara sobre el otro;
quien cae como muerto. Pero luego,
el Primero se incorpora, lanza su navaja y la clava en la nuca del otro; ambos caen y quedan como muertos.

Los hombres yacen un tiempo; son rodeados por 3 PRESENCIAS FEMENINAS que bailan alrededor; luego, levantan los cuerpos y se los llevan.

El lugar queda vacío, otra vez.



============ 1.- EN LA CARRETERA =============

La carretera solitaria se pierde en el horizonte; a la orilla está ROSS, de aspecto fuerte, tranquilo como un oso; trae una maleta y está cubierto de polvo. Pasa un tiempo; se acerca otro hombre también corpulento pero de andar astuto, se nueve rápido; se detiene cerca. Transcurre un tiempo.

POLO: Hey.
Pausa.
Está duro el calor.
El otro mira el horizonte.
Peor que otros días.
Pasa un tiempo.
Vas para allá.
El otro permanece inmutable.
Yo sí.
Pausa.
¿Qué cosa?
Otra pausa.
Está duro el calorón.
Pasa un tiempo.
Oyes, traes por ahí algo de tomar.
El otro saca la cantimplora. POLO la toma y se la empina; se atraganta.
Está caliente; y apenas serán como las once...
Bebe y regresa la cantimplora.

De dónde eres, de por el sur... (El otro sigue inmutable) Y para dónde dices que vas. (Sonríe) Está duro el calorón. (Trans) Entonces, quiubo.
Pasa un tiempo.
ROSS: Que la serpiente te acompañe.
POLO: ¿Qué dijiste?
ROSS: Que la serpiente te cuide los pasos.
POLO: Gracias, pero no; qué traes en la maleta.
ROSS: Todo.
POLO: Y qué más.
ROSS: Milagros.
POLO: Mentiras.
ROSS: Alucines.
POLO: Transas.
ROSS: Según el vacío que traigas; según el agujero que sientas.
POLO: Haces trucos, como milagros.
ROSS: Ah...; sé de raíces, de pomadas y semillas: ¿quieres ver?
POLO: No; ni abras tu veliz, no me interesa.
ROSS: También traigo un polvo de víbora.
POLO: ¿De dónde mero vienes?; de Zacazonapan has de ser. (Trans) Y en qué la giras; qué buscas por estos calorones.
ROSS: Una cuestión, aquí cerca...; negocios.
POLO: Negocios por acá; uy, qué mala suerte.
ROSS: Mala suerte; sólo que por haber nacido.
POLO: Mira; yo... traigo un proyecto. (Pausa) ¿Eh?, aquí.... entre manos; es un buen proyecto.
ROSS: Ni abras tu veliz, no me interesa.
POLO: Pero si no sabes nada.
ROSS: Sht; mira este colmillo.
POLO: Y qué; cuál es tu negocio.
ROSS: Ahorita..., nomás aquí: esperar que pase el autobús.
POLO: Mi proyecto es sencillo, pero... necesito un socio.
ROSS: Yo..., nomás voy pasando; y no tengo ni un peso.
POLO: No traes ni para el boleto.
ROSS: Nada.
POLO: No que esperas el autobús.
ROSS: Espero que pase, y que me eche el aire fresco. (Silencio)
Bueno, también espero que baje la temperatura; porque ahorita la carretera está llena de... espejismos.

POLO truena sus dedos y como magia se oye a gran volumen que cruza un autobús a toda velocidad; luego: silencio.

ROSS: Y eso, qué fue.
POLO: Lo que ves..., es lo que es.
ROSS: Un espejismo.
POLO: Lo que ves es lo que...
ROSS: Y te sientes como mago.
POLO: Mírame: tú no miras derecho.
ROSS: Ora, si me quieres hipnotizar, no vas a...
POLO: Te escondes; por qué te escondes.
ROSS: La serpiente me cuida de todo peligro y riesgo. Aunque...
sin riesgo, quién apuesta. Y sin apuesta, cuál ganancia.
POLO: No te escondas en palabras... Lo que ves, es lo que es. Repítelo conmigo, mírame: lo que ves es lo que es... Ora, no te concentras...; si de veras ves, pues ahí está lo que ves. Como cuando truenas los dedos... A ver tú, puedes tronar los dedos así; uta, ni eso.

Con el chasquido de POLO, cruza el autobús en sentido contrario

ROSS: Quién te enseñó.
POLO: Por ahí, se va aprendiendo y la vida es corta.
ROSS: No...; mi magia es para curar.
POLO: Así que la giras de brujo; ¿y qué?, eres bueno... (Silencio) Yo también, en un tiempo viví de eso: hipnoticé víboras, y policías y suegras; en una carpa. Hice de todo.
ROSS: También cirquero.
POLO: Pero no falta algún patrón que se pase de cabrón.
ROSS: Y ahora te mandas solo.
POLO: Al diablo la carrera militar.
ROSS: Y siempre andas igual: sin chamba.
POLO: (Lo mira) Hey, cómo sabes.
ROSS: (Se sonríe). Nomás.
POLO: Ora traigo un encargo.
ROSS: Ah, sí; de qué...
POLO: Te adivino lo que traes en la maleta.
ROSS: Traigo de todo, ya te dije.
POLO: Hasta dólares; es muy posible que traigas dólares.
ROSS: Bah; traigo yerbas, piedras..., pero dólares, bah.
POLO: Porque tú, sabes qué: tú te andas escondiendo.
ROSS: Al revés: vengo a hacer un cobro.
POLO: A dónde; ¿un cobro?, ¿ora pronto?
ROSS: Este; sí...; voy por una bolsa de oros.
POLO: Una bolsa; qué tan grande... (Sonríe) Y esos que te deben; qué tal si los conozco; ¿son de por acá? Puedo hacerte el paro y cobrarles yo.
ROSS: Ni que estuviera inválido.
POLO: Cuánta desconfianza, eh...; por acá, un apoyo siempre sirve.
ROSS: Voy a hacer un cobro, no a robar un banco.
POLO: Te conviene llegar con algún conocido.
ROSS: Prefiero llegar solo a San Pancho.
POLO: San Pancho; eso queda por este lado; no tan lejos.
ROSS: Voy a la plaza; a arreglar esa cuestión.
POLO: Bueno, tú me caes bien: yo también voy para allá.

POLO truena los dedos: salen tras de los cactos tres SILUETAS FEMENINAS cruzan la carretera y desaparecen.

ROSS: Y ésas; andan contigo, o de dónde salieron.
POLO: Ellas alivian el dolor; mejor que cualquier medicina.
ROSS: Ellas son parte de tu... ¿negocio?
POLO: Algo por ese estilo. (Trans) Mira, cobramos lo que dices y armamos el proyecto; cuánto vienes a cobrar.
ROSS: No; mi magia es de otra.
POLO: (Suave) Imagina esa jovencita con la que sueñas.
ROSS: Yo no; ando de duelo.
POLO: Por eso; viste a esas tres nenas, qué tal; y nomás con tronar así los dedos.
ROSS: Pero, mira: yo ni puedo tronarlos.
POLO: Primero tienes que armonizar las yemas de los dedos como tus centros de poder; y luego...
ROSS: Y luego tengo que poner mis billetes; todavía ni cobro.
POLO: Soy el socio que necesitas.
ROSS: Allá de donde vengo, he tenido que vender huesos, piedras, trapos, aire...
POLO: Te falta vender... las perlas de la virgen.
ROSS: Las perlas... de ¿cuál virgen? (Se ríen)
POLO: Ya ves; me necesitas de consejero ahora que vas a cobrar.
ROSS: Como esas niñas que vienen contigo, mago.
POLO: Te gustaron, merolico.
ROSS: Primero voy a San Pancho.
POLO: Pero sí le entras al negocio; muchos ya quisieran...
ROSS: Ando de duelo, porque; yo tenía unas nenas así, y las perdí.
Mi talismán, nomás eso me queda de ellas; y aquí lo traigo: mi talismán; mi serpiente emplumada.
POLO: En tus manos está la fuerza.
ROSS: El verdadero talismán para... volar hasta las estrellas, lo que te equilibra la energía está acá, en la corteza de acá: la cerebral.
Desde el pescuezo hasta los talones... sientes durísimo cuando te llega el golpe de su fuerza. (Trans) Pero ese proyecto que dices, no veo que te funcione; no veo que te saque de la miseria.
POLO: Yo no soy miserable, güey: soy independiente.

Caminan por la carretera; le hacen la parada al autobús.

ROSS: Y quieres venderme tu proyecto.
POLO: Compartirlo..., porque me caes bien.
ROSS: Te caigo bien para transarme.
POLO: Ya; vamos a San Pancho.

Se oye el motor del autobús que se acerca; se detiene un instante. Ellos se suben; arranca de nuevo y se va. ============ 2.- ESPEJISMO ==============


En medio de la carretera, bajo el sol de las doce: tres SILUETAS FEMENINAS
cruzan como en pasarela, cantan, y si también pueden, bailan sin gracia.


ELLAS: "Ay, mi corazón es:
llamarada sin arder
en busca de encendedor.
La temperatura sube
Devorada quiero ser
y abrazada con amor.
Ay, mi corazón
no pide auxilio
si entre los dos
lo sacamos entero de la quemazón.

Ay, mi corazón.
Si eres buen encendedor
ay, espérame en la plaza;
paradito junto al kiosco
bajo el mero calorón.

Donde se quema por arder
ay, mi corazón...."

Las PRESENCIAS FEMENINAS desaparecen como el espejismo que son.

============ 3.- EN EL CAMION ==============

Interior de autobús foráneo. Por el pasillo del camión, ROSS se mueve entre los pasajeros.

ROSS: Amables pasajeros, no es mi intención perturbar su viaje, pero la necesidad me hace pararme frente a ustedes para... aquí con el permiso del operador que.., es tan amable y que me da el chance de hablar con ustedes; nomás para pedir su cooperación porque, su atención, porque miren; yo y mis compañeras somos, nosotros veníamos con una caravana artística de la "Corona", pero debido a las malas condiciones del vehículo, pues de repente que explota el camión por un lado y...; desde entonces yo no...; yo quedé así como ven... de imposibilitado para el jale; pero de nada valió que tuviera la razón yo, y mis compañeras del elenco artístico; y así, sin deber nada fuimos objeto de un abuso tras otro; fuimos víctimas de la pura arbitrariedad, de la pura corrupción, y bueno, ya saben...; (Trans) No puedo, no podré trabajar nunca más; pero no por eso voy a llorar en un rincón; este destino adverso se lo ofrezco a San José, como mi
santo patrón; y es en su nombre que pido un tantito de su valiosa ayuda económica. (Canturrea algo de "Sin un amor".) Gracias mil, amables personas; lo que sea su buena voluntad; con lo que gusten ustedes cooperar.

ROSS canturrea algo más y llega con POLO, ahora como PASAJERO.

Gracias por tu ayuda; la vida te lo multiplicará, gracias por apoyar una noble causa.

ROSS espera del PASAJERO alguna moneda.

PASAJERO: Cuál noble causa; a otro perro con ese hueso.
ROSS: Gracias, gracias por cooperar.
PASAJERO: (Duro) No.
ROSS: Si no traes nada, carnal.
PASAJERO: (Más duro). Aunque trajera: no te daría.

ROSS titubea, mira a los demás.

ROSS: Ando impedido para trabajar, pero... no para otras cosas.
PASAJERO: Qué cosas; a ver, qué cosas.
ROSS: Cosas como...; cosas como destapar caños y excusados; destapar orejas, como las que traes puestas, mi buen.
PASAJERO: Ah; qué tienen mis orejas.
ROSS: Tú sabes; verdad, señores pasajeros, le estorban las orejas.
PASAJERO: Igual y no te creo que estés impedido.
ROSS: Amables pasajeros: les suplicaría un poquito de fe en el prójimo; el joven de las orejas no cree en mi parcial invalidez..
PASAJERO: Bah; sólo eres un payaso.
ROSS: Pero tampoco, no se rían: ustedes tienen la bendición de una chamba medio segura; yo ni pido tanto, pero he sufrido lo que se dice: ...un destino adverso.
PASAJERO: Destino adverso: mis aguacates. (Le chifla).
ROSS: Si supieran; subir a un camión, así, es meterme de nuevo en aquella pesadilla; y vivir otra vez aquellos horrores. El autobús se salió de la carretera, era de noche, llovía, todo fue un remolino de gritos, de sangre y lamentos... (Trans) Pero, no: amables pasajeros, un poco de su confianza; a ver, que se muestre en una moneda.

Las SILUETAS FEMENINAS le dan alguna moneda.

PASAJERO: Mejor ponte a trabajar.
ROSS: Estoy trabajando; que no ves.
PASAJERO: Bájate.
ROSS: Y tú quién eres.
PASAJERO: Nadie en especial; un pasajero en el camión.
ROSS: No me bajo.
PASAJERO: No estorbes.
ROSS: Ya me subí, ya estoy en la pesadilla.
PASAJERO: Te parto tu mandarina, güey.

El PASAJERO resulta ser POLO se levanta de su lugar, golpea
en la cara al otro, lo tira al piso luego saca una pistola y las PRESENCIAS FEMENINAS que enmudecen del susto.

POLO: Tienes razón, esto no es una pesadilla... ¡esto es un asalto...!

POLO muestra en alto su arma, crispado. Las SILUETAS FEMENINAS tararean, se ríen nerviosas.

Silencio, idiotas; esto es un asalto; en serio.

Una maniobra del autobús, les hace perder el equilibrio.

Cállense, gallinas; dejen de chillar y fórmense en fila: así.
Ahora abran sus bolsitas. (Algún gritito) Nada de llantos, ni quieran tragarse sus anillos. A ver: pongan aquí lo que... Todo: eso también.
ROSS: (Intenta oponerse). No le den nada; no se dejen amedrentar.
POLO: Tú también: echa lo que traigas de valor.
ROSS: Mira, dónde encontraste esta pistolita; ...es de agua.
POLO: Rapidito, merolico.
ROSS: Qué te pasa: nos conocemos, se te olvidó...

LAS SILUETAS FEMENINAS escapan; bajan del camión; presurosas.

POLO: (De cerca). Saca lo que traes o te trueno.
ROSS: (Se ríe). Yo sólo cargo mi veliz con hierbas; ya sabes.
POLO: (Más cerca). Aquí te trueno.
ROSS: Si fuera cierto, si fueras mago, me darías chance de salir de la pesadilla.
POLO: Qué salgo ganando.
ROSS: Yo... voy hacer ese cobro...; el que traigo pendiente.
POLO: Cuál cobro, bah...; ese cuento del cobro, ya no te sirve.
ROSS: Junto al kiosco de la plaza; ahí tengo que estar.
POLO: (Distraído). Eh..; pues..., ya mero llegamos a San Pancho.

ROSS se lanza sobre POLO y lo derrumba; saca una navaja de resorte y la abre frente al rostro de POLO.

ROSS: A ver, di; quién se muere primero.
POLO: No, yo no.
ROSS: Tú sí.
POLO: Espérate, todavía no.
ROSS: Se acabó para tí.
POLO: Es tu pesadilla.
ROSS: Por eso, güey.
POLO: El que se muere eres tú.
ROSS no lo deja seguir hablando en el pasillo del autobús, lo apuñala: lo mata
============ EN LA PLAZA ================

Bajo el sol de la una y media: ROSS, junto a una banca de la plaza, con el veliz abierto; de vez en cuando cruza alguna PRESENCIA FEMENINA.

ROSS: No, yo no quiero que me compre; no vengo a vender nada tampoco; pero es que por fin acabamos de recibir esta maravilla de la nueva medicina que pone la salud en la palma de su mano, eh... Virgencita, acércate, ¿no? (Pausa). Que te acompañe, y que te enseñe... cómo agarrar la lumbre de modo que no te queme tanto, hijita; que te haga el milagro a ti también, que te acompañe la serpiente emplumada... (Trans) Ah, pero... para que no se acabe todo... (ROSS, saca frascos del veliz; los coloca en el piso). Estas cápsulas de nopal, deshidratado y comprimido, son las que contienen la potencia aquellas fuerzas, las que vienen de allá abajo, con la fuerza curativa de la madre tierra. Si no quiere no me compra, pero hágame caso y consuma nopal, virgencita: así nomás la penca; y en pocas semanas va a darse cuenta, va a notar la diferencia. Aparte de las cápsulas ingiera tres pencas al día, con miel y limón... sí, virgencita: el milagro está en una penca de nopal.

Una SILUETA FEMENINA se detiene, le compra un frasco.

Gracias virgencita: tu ganas, y yo... me dejo ganar por unas monedas. A ver esa mano generosa, esa mano buena amiga, cruza en la mía esta moneda, yo no soy de por aquí, vengo de muy lejos y no he podido dar con las personas que busco; no conozco a nadie... Yo soy Luis Sánchez; pero ellos, sabe cómo se llamarán... Llegué en el camión que pasó hace rato. Por eso: si alguna de ustedes sabe de alguien que me ande buscando, les encargo que le digan que sí, que aquí estoy.
Las PRESENCIAS FEMENINAS, entre risas compran otro frasco.

Que la Serpiente Emplumada te acompañe, que te haga el milagro; cuál quieres. Si cruzas mi mano con plata verás que vas a salir ganando: el sol... sí se murió; ya tiene mucho de estar así; pero no te das cuenta porque sigue llegando su calor; ya ves a esta hora. Es que lo venía yo diciendo: el final de todo estaba cerca, pero ahora sí: ya llegó. Fíjense: como las cosas y lo demás ya comenzó a morirse; las raíces están secas. Todo se va a acabar.

Las PRESENCIAS FEMENINAS se van.

No, virgencitas: dónde van, ¿a la nevería? Díganme: qué milagro les gustaría más, y yo...; o a ver cuál quieren que les cante. (Pausa) Ese sol calienta como el infierno, pero... no es cierto; nada es lo que parece y... el sol está muerto. Desde cuándo: quién sabe.

ROSS, cierra su veliz y se va.


========== 5.- EN LA CANTINA ===============

POLO, como CANTINERO tras la barra; suena un teléfono.
CANTINERO: (Al teléfono). Bueno, bueno; ¿eh? oye, no salgas con eso; ese güey lleva horas bajo el rayo del sol; a ver cómo me lo transo, ¿eh?; para nada, el trabajo está casi hecho. No quiero oírte; no acepto cambios a mitad de la maroma; bueno. No estoy jugando, cabrón; conmigo así es; bueno. (Cuelga).

Se pone a limpiar la barra. ROSS, llega con cajón de BOLERO.

BOLERO: Qué calorón.
CANTINERO: Es la mera hora.
BOLERO: Y ni una nube.
CANTINERO: Bueno, qué quieres tú.
BOLERO: Un trapazo por una chela.
CANTINERO: Tú eres el que estaba en la plaza hace rato junto al kiosco...; no eres de por aquí, verdad.
BOLERO: Una cerveza, y te boleo las botas.

El CANTINERO lo observa; destapa una cerveza. ROSS, se bebe casi toda. El teléfono vuelve a sonar

CANTINERO: (Descuelga) Bueno, y ora qué.
BOLERO: Aquí se siente fresco; y más con la cerveza helada.
CANTINERO: (Al teléfono) ¿Qué dices?, no entiendo.
BOLERO: Está duro el solazo allá afuera.
CANTINERO: (Al teléfono) ¿Eh?, no se oye bien; vuelve a marcar. (Cuelga de golpe) Orale, tú: dales una buena boleada.
BOLERO: Se nota que..., estas son mandadas hacer.
CANTINERO: Son de Victoria; conoces por allá.
BOLERO: Sí; conozco muchos lugares; pero ora vine a buscar un individuo; quedamos de vernos cerca del kiosco, pero nada...; ni llega, ni nada.
CANTINERO: Ah; a quién dices que buscas.
BOLERO: No; ni sé cómo se llama... Yo soy Luis Sánchez, pero...;
no habrá venido alguien a preguntar por mí.
CANTINERO: (Suena el teléfono) Oye; a lo mejor yo soy el que buscas, eh...
(Al teléfono) Bueno, bueno; no, por qué; yo qué tengo que ver en eso.
BOLERO: (Se pone a cepillar las botas) Si tú eres el que busco, ya estuvo; apenas llegué hace rato. Luego, ya conoces a ese Licenciado, es duro; me figuro que ahí traes mi dinero. (Silencio) Ese Lic. nunca se le da gusto; y es una piedra para soltar los centavos. Sí; me debe una feria por una comisión. Eh, por un viajecito a Piedras; yo le hice el paro y llevé a unas..., unas gentes hasta Piedras Negras: las dejé en un restorán del centro, cerca del puente. Y ora, vengo por el pago pues, como quedamos.
CANTINERO: (Al teléfono) Sí, yo creo que...; pero no es ni tanto.
BOLERO: ¿Eh?, no... no me regresé con el carro y ora así ando: de aventón, como se pueda; qué bueno que te encontré, no traigo un centavo en la bolsa. (Trans)Están buenas las nenas de las charolas... y también estas botas.
CANTINERO: No: no entiendo nada. (Cuelga de golpe)

Cruza una PRESENCIA FEMENINA lleva una charola con cervezas.

BOLERO: ¿Y aquí trabajas... de cantinero?
CANTINERO: Trabajo por mi cuenta: siempre.
BOLERO: Es que... desde que entré, me llamaron la atención: se parecen a unas botas que tuve; porque una vez yo tuve un par.
CANTINERO: ¿Un par... de botas?
BOLERO: Un par de nenas.
CANTINERO: Dos nenas; ¿las dos para tí?
BOLERO: Ajá...; pero ya no las tengo.
CANTINERO: Las nenas.
BOLERO: Ni las botas.
CANTINERO: Y qué tal estaban.
BOLERO: Chulas; eran dos criaturas tan chulas como hechas a mano; juguetonas, cantarinas y tan listas. (Trans) Ah, pero... me las robaron.

CANTINERO: A las nenas.
BOLERO: Y las botas: seguro fue el mismo; si supiera quién fue.
CANTINERO: Quién fue qué.
BOLERO: Eran como dos sirenitas: les encantaba nadar en el río Ah, qué lindas eran.
CANTINERO: Por eso las metieron al talón; ¿las buscaste?
BOLERO: Pues nomás, por el morbo de ver dónde fueron a parar: y sí... Las "Doble Sisters", así las anunciaban en uno de esos letreros con foquitos. Como "Doble Sisters"... así las fuí a encontrar.
CANTINERO: De artistas.
BOLERO: Con las niñas así pasa: nunca sabes para quién trabajas; yo les enseñé todo, y otros les sacaron la ganancia. (Trans) Ah, las extraño, cómo no, aquí: una en cada mano; encueraditas, se me enroscaban una de cada lado. En las noches de más calorón... apenas me consuelan un tantito las víboras, y como tienen su sangre más fría que uno, más fresca. (Trans) Esto es; ya estuvo el trapazo; ora qué tal si pides otra chela para mí.
CANTINERO: (Destapa y le da otra cerveza) Cómo es que te llamas.
BOLERO: Luis Sánchez.
CANTINERO: Te ví bajo el rayo del sol, y pensé: este es fuereño; va a querer una cerveza y no trae con qué.
BOLERO: Por eso: qué bueno que te encontré, ya necesitaba cobrar... (Trans) Ya estuvo: estas botas ya quedaron.
CANTINERO: (Las revisa) Oye, no que te gustaban tanto mis botas; así das grasa...; me las dejaste igual.
BOLERO: Ora sí se le ven relucientes: como nuevas.
CANTINERO: Tampoco; estas mugres son de, de... viejísimas; se las cambié a un paisa por, por unas herramientas.
BOLERO: Pues cumplí, y vengo a lo que vengo: a cobrar. Págame.
CANTINERO: La boleada es por las chelas. (Al teléfono) Bueno, bueno.
(Se aparta del otro) Cómo dices, a ver. Eh, no; eso es otra cosa. El jale iba a ser otro. (Pausa) Ya sé: es una orden. Bueno, pero a mi modo; que me dejen a mí, diles. Bueno, bueno, por ahí te aviso. (Cuelga)
BOLERO: Mira: no te hagas el desentendido; yo cumplí, y vengo a que se me pague lo debido.

Las SILUETAS FEMENINAS traen cerveza; pero el CANTINERO les ordena regresarse.

CANTINERO: Sabes con quién acabo de hablar; con gente que te conoce rete bien, Luisito Sánchez ¿sabes qué dicen? que tu encargo, que no lo cumpliste; y que no mereces ningún pago, al contrario.
BOLERO: Claro que cumplí: dejé a esas personas en el restorán de la Tampiqueña, cerca del puente de Piedras.
CANTINERO: Dicen que no; que las fuiste a dejar en otras manos.
BOLERO: Pero, ¿quién dice?
CANTINERO: El que te iba a pagar; ora me informan que no. (Pausa)
BOLERO: Yo cumplí.
CANTINERO: Allá dicen que no.
BOLERO: Y mis botas.
CANTINERO: Allá hablan de traición.
BOLERO: Nomás que encuentre al que me robó las botas.
CANTINERO: Allá quieren vengarse.

El BOLERO lo sujeta con fuerza por los tobillos.

BOLERO: Le va a doler. Al bato que me las robó, le doy un tajo detrás de la oreja y...; le va doler al bato.
CANTINERO: De cuál bato dices; a quién vas a matar, merolico de rastrojo.
BOLERO: A nadie, no voy a matar a nadie; nomás voy a ayudarle porque muerto ya está.

El BOLERO de un jalón hace caer al otro sobre la barra llena de vasos. Las SILUETAS se espantan.
El BOLERO empuña su navaja y va a clavarla sobre el otro.
Pero se oye un disparo, y el BOLERO cae, como muerto,
detrás de la barra. El CANTINERO recupera el teléfono: marca y espera; marca de nuevo.

CANTINERO: Bueno, bueno... Hecho; está hecho. (Pausa) Sí. (Pausa). Que sí... Claro, de aquí no me muevo. Bueno, bueno.

Una de las SILUETAS se acerca:

CANTINERO: Dónde andabas.
UNA CHAVA: ¿Me estás invitando?
CANTINERO: Salud.
UNA CHAVA: Aparte de chelas, qué hay.
CANTINERO: Eso que estás pensando.
UNA CHAVA: Eres un agasajo, mi rey.
CANTINERO: Bueno, qué te tomas.
UNA CHAVA: ¿Pido lo que quiera?
CANTINERO: Siendo nacional.
UNA CHAVA: Ron con agua.
CANTINERO: Misión cumplida.
UNA CHAVA: Te felicito.
CANTINERO: Y qué, dónde vamos.
UNA CHAVA: Tengo que echarle un fon al doctor Ruiz.
CANTINERO No te tardes; te conviene.
UNA CHAVA: (Se aleja) Promesas.
CANTINERO: Te espero afuera.

Salen juntos; empujando la barra y los vasos quebrados.

======== 6.- EN LA PLAZA, DOS. =========

ROSS, con un brazo vendado, está sentado en la banca de la plaza.
ROSS: A ver, quién más va a querer un frasco; ah, sí; vean ustedes: estas perlas doradas contienen toda la fuerza curativa de la madre tierra; la mezcla secreta de varios aceites y polvo de víbora de cascabel; y como sabemos produce la ponzoña más efectiva, la más rápida, la más peligrosa; y por qué; ah, porque las moléculas del veneno reciben mayor presión atmosférica; gracias a la menor temperatura entre los huesos del reptil; que al mezclarse con finos aceites...

Se acerca una SILUETA FEMENINA.

Estamos decididos a terminar con tanta píldora engañosa, fíjate, mi niña: mira cómo vas en la diaria tarea de ganar unos pesos con más sudor que alegría; y por qué ese cansancio, ese malestar, ese desgano, qué pasó: mira, niña: préstame una pequeña ración de tu... atención y mira estas perlitas que traigo; si se toman con buena voluntad, verás los resultados reales, porque el cambio se produce acá, por acá arriba: en las glándulas superiores, que son las meras que mandan. Entonces, tú te das cuenta: no es tanto cansancio, es más que nada: confusión, es un hondo... desamparo, y también: un poquito de miedo.

La SILUETA FEMENINA se sienta en la banca, junto a ROSS.

Qué tal, mi niña; ya sabes, soy fuereño; ahora vengo del sur. Allá estuve viviendo en una colonia que se tragó la gran ciudad...; cómo ves, ora ando en el sagrado negocio de llevar el mensaje a tanta gente que ni conoce nada... Pero ora por San Pancho me ha salido un tipo, un ojete que quiere acabar conmigo; van varias veces que casi me mata. No, pero no me puedo ir; tengo mucho quehacer en San Pancho.

La PRESENCIA FEMENINA se deja acariciar por el.

Te has puesto muy bonita, niña; cuántos años tienes. Yo... soy un infeliz forastero que no trae ningún doble interés para engañar a nadie. Esta mañana me fue bien, acabé toda mi mercancía y orita estoy rematando mis últimas muestras. Mira, fíjate bien: tomas una de estas perlitas; la frotas con tus deditos hasta que esté tibia, blandita; luego aprietas y aprietas, eh, hasta escurrir su contenido sobre lo que te agrade. Digo, con todo respeto, su plato favorito: postre, verdura, lo que más se le antoje. (Pausa) Qué tal, mi niña; tú y yo ya nos conocemos, verdad; pero no nos vemos desde... ¿te acuerdas? (Ella se levanta) Oye, niña: pero no te vayas sin conocer el producto.

La SILUETA FEMENINA se va; ROSS queda solo.

Yo no vengo hipnotizando víboras, ni quiero venderle a nadie las perlas de la virgen...

Trans.

Pero las botas del tipo, con eso me di cuenta; desde que entré a la cantina, lo primero que vi fueron las botas; qué canalla... Con eso se sentenció.

Trans.

Las que habrán pasado mi sirenitas; de paso me voy a desquitar también por eso.

ROSS se recuesta en la banca; y parece que se queda dormido, bajo la resolana de las cuatro de la tarde.



======= 7.- EN EL KIOSCO ==========

Entra un alegre tema musical. Las tres PRESENCIAS FEMENINAS como
bailarinas ejecutan un paso, varias veces, hasta cierta coordinación.


LAS TRES: Soy cualquier cosa,
perdida en el mar.

NENA: Cómo sufrí, cuanto aprendí,
aquella tarde que me atreví.
Pero hoy sólo soy
una perla cualquiera.

LAS TRES: Soy cualquier cosa
perdida en el mar.

NENA: Güero de rancho,
de gorra torcida;
de ojotes muy negros
y fácil hablar.

LAS TRES: Pero hoy sólo soy
una perla cualquiera.

Soy cualquier cosa
perdida en el mar..."

Remate musical. Sube el ruido de un autobús.
Desaparece el kiosco.



======= 8.- EN EL CAMION, DOS ======

Interior del autobus que enfrena. El CHOFER al volante. Suben las SILUETAS FEMENINAS; luego sube POLO, se queda de pié junto al chofer. .
CHOFER: Corriéndose para el fondo; atrás hay lugar. Orale.
POLO: Este, ¿pasas por el aeropuerto?
CHOFER: Eh, No.
POPO: Cómo que no.
CHOFER: Pos claro que no.
POLO: Pero éste es el único camión.
CHOFER: Por aquí no hay aeropuerto, güey.
POLO: Ah, pos dónde estoy.
CHOFER: Quiubo, no te hagas.
POLO: No; pos cómo se llama aquí.
CHOFER: A poco no sabes. (Silencio)
POLO: Vas derecho; al "albatros"; eso quise decir: "albatros" Ese chofer; el camión pasa cerca del "Albatros".
CHOFER: Si; paso cerca, pero... todavía es temprano; ahí el show comienza ya tarde.
POLO: Traigo un encargo.
CHOFER: Un encargo; conoces al dueño.
POLO: No.
CHOFER: Eres pariente de alguna de las que bailan.
POLO: Negocios; nomás eso... (Silencio)
CHOFER: Compra y venta, ¿...de todo?
POLO: Como cualquier negocio. (Silencio)
CHOFER: Bueno, y tú qué te llevas.
POLO: Nada, casi nada.
CHOFER: Y la mercancía; qué tal, eh.
POLO: No, cuál dices; si yo, nomás voy al "ALBATROS" y ya.
PASAJERA: Bajan.

El camión frena; se baja una de las SILUETAS FEMENINAS.

POLO: Cuánto falta para el "ALBATROS"
CHOFER: Tú también, bájate...; ahí derecho llegas.
POLO: Llévame hasta allá.
CHOFER: Bájate, que ando retrasado.
POLO: Carajo; quiero que me lleves..
CHOFER: No me voy a desviar de la ruta.
POLO: Tú haces lo que te ordeno.
CHOFER: Como operador de la unidad digo que te bajes aquí.
POLO: Llévame a ese congal; dale para el "ALBATROS"
CHOFER: Andas buscando bronca, eh.
POLO: Date la vuelta..., o aquí te mueres.

El CHOFER frena de golpe y deja el volante; las otras PRESENCIAS FEMENINAS se bajan.

CHOFER: Qué pasó: vas a atracarme; cómo que te subes así al autobús buscando un aeropuerto que no existe.
POLO: Tengo prisa; voy a cumplir un trabajo.
CHOFER: Al Albatros; ahí vas a matar a alguien, o a que te maten a tí.
POLO: Me encargaron que te matara a tí, cómo ves. (Saca su revólver) Y de paso; dame la lana del pasaje.
CHOFER: Qué me vas a robar; estoy tan jodido como tú. (Le arroja unas monedas) Recógelas. (Le patea el arma en la mano de POLO) Ora voy yo... (saca un desarmador)
POLO: No es por la lana; es porque traicionaste a aquellos batos, ya sabes cuáles.
CHOFER: Tú hiciste algo peor; me jugaste chueco a mí. (Le clava el desarmador en el vientre) Esto te lo has ganado bien.

POLO se dobla sobre sí mismo.

POLO: Ay, güey; ya me desgraciaste; (recupera el arma) pero todavía puedo; (dispara al techo; cae hacia atrás)

EL CHOFER patea el cuerpo tirado en el suelo.



CHOFER: Aquí se cumple tu encargo, ahora sí.
POLO: (Se incorpora) Esto no tiene fin.
CHOFER: (Asustado) Muérete, o necesitas la puntilla de la misericordia. (Le pica otra vez)
POLO: (Apuntándole) Te llevaré conmigo al infierno.
CHOFER: (Se cubre) Que la serpiente emplumada te salve.
POLO: Muérete, cabrón. (Dispara, pero falla)

El CHOFER permanece de pie un tiempo vuelve a clavar su desarmador en el cuerpo de POLO hasta cansarse. Levanta el cuerpo y lo lanza fuera del autobús.
El vehículo se pierde en lo negro.
La musica se apaga.

POLO yace en el suelo; se acercan tres SILUETAS curiosas; al ver que está muerto, salen asustadas.



======== EN UNA CELDA, SIN NUM =============

En la penumbra, un hombre custodia inmóvil al otro que parece encerrado.
ROSS: No es mi sangre; es sangre de venado... Flechas; flechas como estrellas que cruzan el cielo. Flechas mojadas en sangre de venado.
CUSTODIO: Cállate ya. (Mientras limpia su arma).
ROSS: Ves aquella estrella; es una flecha que cruza por el cielo negro. Yo sé. Somos flechas; cada uno por su cuenta, es una flecha; y buscamos dónde clavarnos.
(Trans) Y tú; qué haces aquí.
CUSTODIO: De guardia.
ROSS: Como un poste de la luz.
CUSTODIO: Como debe ser.
ROSS: A ver, guardián; podrías tratar de mirarte el dedo de en medio; a ver, mira si puedes.
CUSTODIO: Ya fue suficiente.
ROSS: Mírate el dedo; ése es el guardián; el único guardián de tus raíces; de tus amores, tus muertos... y de tus flechas.
CUSTODIO: Cierra la boca.
ROSS: Allá en el centro, hay una gran iglesia; estuve adentro y supe lo que se siente. (Silencio) Es un templo viejo; cansado. (Silencio) Se mira cansado por el peso de las palomas; sí, el templo está cansado de tanta paloma que le nace y se le muere encima, en los patios, en las ventanas y en las azoteas.
CUSTODIO: Pinche merolico de banqueta.
ROSS: Las palomas allá se mueren de asfixia; cuando buscan protegerse del frío, se suben unas arriba de otras; se enciman, se amontonan; se aplastan; se asfixian.
CUSTODIO: Ya.
ROSS: Se mueren.
CUSTODIO: Que te calles.
ROSS: Se momifican.
CUSTODIO: Cállate, güey.
ROSS: El olor a muerto se extiende por toda la plaza.
CUSTODIO: Será el olor de tu propia mierda.
ROSS: (Grita) No dejes que tanta paloma muerta se te amontone en la azotea; guardiàn, hazme caso.
CUSTODIO: Ahí quédate, o te quiebro la azotea.
ROSS: No dejas cagar a gusto.
CUSTODIO: ¿Te quieres morir otra vez? (Lo golpea)
ROSS: Ya no, no me pegues: puedo ser una flecha que se te mete por una oreja y sale por la otra
CUSTODIO: Te voy a desbaratar la nariz. (Lo golpea de nuevo)
ROSS: Esta sangre no es mi sangre; es sangre de venado.
CUSTODIO: Es tu propia sangre, güey.
ROSS: Esta sangre puede hacerte el milagro: puede hacerte un hombre diferente...
CUSTODIO: Y qué salgo ganando.
ROSS: (Grita) La flecha de la verdad.
CUSTODIO: Bah..; mejor ofréceme las perlas de la Virgen.
ROSS: ¿Tú me las comprarías?
CUSTODIO: Si las tuvieras no estarías aquí.
ROSS: Ahh...; las lenguas se multiplican; inventan lenguajes que nadie habla...; es el fin de todo lo que ves, ah... cierra los ojos.
CUSTODIO: (Se ríe) Nel.
ROSS: Ciérralos, que para los incrédulos como tú... también hay salvación.
CUSTODIO: Salvación; si yo creo en dios.
ROSS: Es lo de menos.
CUSTODIO: (Titubea) Sí, eh; creo en, creo en..., ¿eh?
ROSS: Qué importa: ¿crees en los milagros?
CUSTODIO: (Cierra los ojos) Sí.
ROSS: Basta con eso mi buen, para que merezcas un milagro.
CUSTODIO: (Sin abrir los ojos) Uno... ¿para mí?
ROSS: Recuerda: no pienses en dios; experimenta ser dios, y chance descubras algo que ya sabías: eres una flecha.
CUSTODIO: (Abre los ojos; lo encañona con una pistola). Quiénes son tus amigos; a quién le fuiste a dejar las viejas que llevabas a Piedras Negras. Se quedaron esperando a las chavas, y ora andan los señores muy disgustados.

Acciona el arma, pero no dispara; desconcierto.

ROSS: ¿Eh?; ya ves, no puedes.
CUSTODIO: Qué chingados...
ROSS: No puedes volver a matarme.
CUSTODIO: Cállate, maldito. (Le golpea con el arma)
ROSS: Hasta los ciegos pueden verlo; me puedes pegar hasta que todos perros se cansen, pero no podrás matarme.
CUSTODIO: De dónde te escapaste: del manicomio.
ROSS: (Delirante) Sí... me escapé. Eso es: me escapé de... del tambo; de un cementerio de palomas.
CUSTODIO: De aquí no se puede escapar, no hay por dónde; sigues encerrado. ¡Seguimos aquí...!

Lo golpea con el tolete.

ROSS: Yo sí me escapé; (se ríe) ya no puedes a matarme...

Recibe más golpes; grita

No me duele; no siento nada. Ese mi buen: indio ladino, como serpiente cubierta de plumas me desafano. Mira: esta sangre que corre, puede ayudar a ser un hombre distinto. Pégame. Esta sangre es la sangre del venado: a mí, ya no puedes dañarme más.

ROSS, demencial, se ríe sin poder detenerse.

CUSTODIO: Te golpearé, te golpearé hasta matarte.

En el oscuro lo golpea; la música cubre los gritos.
============ 9 - EN LA PASARELA ===============

La Pasarela se enciende con un tamborazo. Aparece POLO como el CONDUCTOR que anuncia la Variedad en el lugar.

CONDUCTOR: Okey, Okey; muy contentas las tengan hoy; así se las desea este su amigo, okey, desde aquí, como todas las noches, en un rincón donde lo oscuro se enciende, el alma se ilumina y el cuerpo se prende a pesar de los pesares. (Tamborazo) Su antro favorito: "EL ALBATROS", hace clik para que los ánimos se enciendan en cadena.
(Tamborazo) Felices noches, caballero. Usted, el de la corbata; quien más. Vamos de gane, para ser martes, acá se ve que tenemos un cliente. No piense que vino el día equivocado, amigo; la noche le pertenece, salud. Okey. Y ya nuestra pasarela "Concha Nácar" se pone de lujo con la Presencia Femenina en su expresión más voluptuosa y cachonda. El arte de la danza hecho mujer: digo, dos mujeres... Dos nenas que comenzaron desde abajo; no se ría, caballero... Ellas tuvieron que andar de meseras en diferentes lugares; mientras se daban a conocer...Ahí se fueron fogueando en el oficio de servir, hasta que un día, bueno, las conocí...; ellas le
echaron ganas, y pues. (Tamborazo) Aquí están: son un par de diamantes pulidos con talento y disciplina. A ver un aplauso por el glamur y la cadencia de...: "Las Doble Sisters".

El CONDUCTOR manda tamborazo. En la pasarela: Dos Bailarinas
de pluma y lentejuela repiten un mismo paso, hasta lograr una cierta coordinación. Igual cantan una línea que repiten, hasta armonizar algo.

SILUETAS: Pero hoy sólo soy... una perla cualquiera.
Cualquier cosa... perdida en el mar.

Se acerca a la pasarela un CLIENTE , traje y corbata.

CLIENTE: A esas muñecas yo las conozco; sí, son ellas.
Va a subirse a la pasarela, el CONDUCTOR lo detiene.

CONDUCTOR: Quiubo, ¿ya te vas?
CLIENTE: ¡Ora, suéltame!
CONDUCTOR: La salida está enfrente.
CLIENTE: Ya sé, tú.
CONDUCTOR: Entonces dónde vas.
CLIENTE: Ellas: ¡son ellas...!
CONDUCTOR: (Lo sujeta) Pero tú tranquilo.
CLIENTE: Estás güey.
CONDUCTOR: Quieres un trago, bailar un rato, un masajito.
CLIENTE: (Empuja al otro) Deja pasar.
CONDUCTOR: (Lo para) Está prohibido.
CLIENTE: Son mis Doble Sisters.
CONDUCTOR: No hay paso a camerinos.
CLIENTE: Oyes, soy un cliente.
CONDUCTOR: Espérate a que acaben su numerito.
CLIENTE: Por qué te metes; aquí trabajas.
CONDUCTOR: Soy el encargado por hoy.
CLIENTE: Ah, como el dueño.
CONDUCTOR: Y para tí: el que manda.
CLIENTE: Esas viejas: también tú las manejas.
CONDUCTOR: A esas nadie las maneja.
CLIENTE: Pues, no me gusta esa variedad.

El CONDUCTOR truena los dedos. Las bailarinas se sorprenden, se descontrolan. Una de ellas se acerca.

CONDUCTOR: Atiende al señor, nena.
NENA: Oye..., Pepe de qué, te llamas.
CLIENTE: ¿Eh?
NENA: De seguro tú te llamas: Pepe.
CLIENTE: No, claro que no.
NENA: Mi hermano se fue a vivir con un tal Pepe; y tú me gustaste para que te llamaras igual. Pero, no: te has de llamar... ¿Nacho? Conocí un Nacho; repartía niñas por los congales de Tlaxcala; más para el sur... Oye, no te gustaría una cuba, para empezar a festejar, eh. ¿No tienes calor?
CLIENTE: No vine a chupar, sino a cobrar .
NENA: Ay, ¿no quieres bailar? ¿de que signo eres?
CLIENTE: No sé.
NENA: Qué pesado.
CLIENTE: Yo nomás me festejo el santo; el cumpleaños nunca he sabido cuándo mero es.
NENA: Pues si viniste a aburrirte, allá tú. (Se seca el sudor)

Las DOBLE SISTERS cantan, y de nuevo el CLIENTE intenta subir a la pasarela.

CONDUCTOR: Oh, que te esperes; cuando acaben les invitas algo.
CLIENTE: También fichan.
CONDUCTOR: (Lo aparta) Se te hace que las conoces.
CLIENTE: Sí, claro; son mis sirenitas.
CONDUCTOR: A muchos les pasa.
CLIENTE: ¡Son las mismas!
CONDUCTOR: No te ilusiones.
CLIENTE: Llevo meses sin verlas, pero solo hay unas así.
CONDUCTOR: Estas son otras; apenas se contrataron antier. Todavía ni se acoplan; míralas.
CLIENTE: Pero..., son igualitas...
NENA: (Insiste) Oye, Pepe: no serás tú el del recado.
CLIENTE: ¿Cuál recado?
NENA: Hazte para acá, no seas ranchero. (Le dice algo en secreto)
CLIENTE: Dónde; no veo a nadie.
NENA: Preguntó por alguien así, así: como tú. (Le guiña el ojo) Habló de unas perlas; de un talismán. Dijo que, pues... el dinero que ibas a cobrar: que siempre no.
CLIENTE: Pero... vengo desde Piedras Negras.
NENA: Ay, a poco; y qué tal el calor por allá; infame, verdad.
CLIENTE: Yo cumplí: ¿cuál es el pedo? (Un silencio)
CONDUCTOR: No grites o te saco.
CLIENTE: No es justo; necesito esa feria para...
CONDUCTOR: Si no hay dinero, tú, te regresas a la...., como viniste.
CLIENTE No me voy con las manos vacías... no crean que es fácil transarme; se roban mis chamacas, me hacen venir desde tan lejos; hasta me peleé con un imbecil que desde que me vio quiere transarme; y me salen con que hoy no hay pago; ¿Dónde están las verdaderas doble sisters?, mis sirenitas.
CONDUCTOR: Ni preguntes: no cargues con otro rencor.
CLIENTE: Oye, de veras eres el encargado de aquí, el güigüis y lo demás pero... y esas botas.
CONDUCTOR: Eh; cuáles.
CLIENTE: Traes las botas del otro bato, el de la cantina...; por qué, eh. Las botas; son las mismas... Eres un ojete.
CONDUCTOR: Pues sí: se va aprendiendo a ser... y la vida es bien corta.
CLIENTE: Me las robaste y yo... me quedé jodido; mereces que te mate mil veces.
CONDUCTOR: Ora, Nena; este cliente se sigue poniendo pesado.
NENA: Déjamelo a mí tantito.

La NENA jala al CLIENTE aparte. Tamborazo.
DOS PRESENCIAS toman el centro, y cantan como Doble Sisters:

DOBLE SISTERS: Cantan
Fue un güero de rancho...: de gorra torcida.
De ojotes muy negros..., y fácil hablar.
Cómo sufrí...: cuánto aprendí
aquella tarde, que me atreví.
Pero hoy sólo soy...: una perla cualquiera.
Soy cualquier cosa... perdida en el mar.

Tamborazo.

CONDUCTOR: (Les aplaude) Muy bien, muchachas. Ahí la llevan; okey ahora de vuelta repitan esa rutina; con fibra: uno, dos, uno. (Palmea) Desde aquí, desde su antro favorito... el "ALBATROS" ; con la cachondería de: las "Doble Sisters". Usted la ve. Usted la pide. Se la llevamos a su mesa. Para una noche erótica y excitante.

Tamborazo: ellas repiten. El CLIENTE se lanza sobre el otro y ambos luchan; las bailarinas pierden y corrigen el paso sin cesar; el CONDUCTOR da un duro empellón al CLIENTE que cae sobre la pasarela. Ellas gritan, pero siguen con su baile. Tamborazo. El CLIENTE se levanta y de nuevo luchan; arrancándose ropa y accesorios. De pronto: se dejan de pegar y se miran uno al otro: se reconocen como los mismos: "POLO" y "ROSS".

ROSS: Eres tú.
POLO: Lo que ves... es lo que es.
ROSS: El ojete del mago.
POLO: Merolico, güey.
ROSS: Lo sabía; siempre eres tú cuando me va mal.
POLO: A mí me toca ganar, por mago.
ROSS: Debí matarte desde antes; de qué te ríes.
POLO: Qué pasó; tu talismán te anda fallando; qué pasó con esa serpiente y esas plumas. Ya ves, ora los jefes cambiaron las señales... porque tú te culeaste, se supo luego; y con esos batos no se puede, güey.

Saca una pistola enorme.

ROSS: Y en lugar de dinero: un balazo...; o cuántos vas a darme.
POLO: Los balazos que necesites.
ROSS: Y qué esperas, que me hinque a llorar; o que te mate yo primero... (Silencio)
POLO: Pobre de ti, merolico; cuánto hace que no lloras, eh; que no te miras la mano; esa mano puñetera, por qué no te la miras bien... Luis Sánchez: mírate la palma.
ROSS: Me la he visto. (Se observa la mano) La conozco bien.
POLO: Ahí las traes; mírate las rayas, cabrón. "Todo traidor tiene que tronar" Así que, ni me reclames. Los jefes te traen en la mira; les fallaste gacho y eso no les pasa. En este bisne de las chavitas, el ajo anda orita muy caliente y tú sabes cómo es: "el traidor: truena"..., cincho.
ROSS: Y nomás: a ti te dieron el encargo y ya.
POLO Que fue por unas nenas, las debías dejar en Piedras Negras, pero te las llevaste hasta ciudad Acuña. Y no; cuando le fallas a alguno, los otros jefes respingan... Te conviertes en blanco.
ROSS: Y ora..., me vas a reventar la cara.
POLO: Te voy a reventar las almorranas del alma.
ROSS: Pero ya estoy muerto; y tú también.
POLO: De eso se trata.
ROSS: Espérate: cuando me levante me verás horrible; y..., te voy a perseguir con esta navaja, para clavártela en la nuca.
POLO: Lo que ves, merolico... eso es lo que es.
ROSS: Es el caos.
POLO: Es el puro calorón.

Grita al vacío.

ROSS: Que me devuelvan mis sirenas.
POLO: Nunca fueron tuyas; como las perlas de la virgen.
ROSS: Inalcanzables.
POLO: Déjame decirte, culero. Yo también las conocí; y me clavé con ellas. Pero no vivimos esas cosas bonitas que platicas. Con ellas me tocó conocer el infierno.

Un silencio.

¿Eh?; no dices nada.
ROSS: Aquellas serían otras; no eran las meras meras sirenitas.
POLO: Puede... Dicen que a las primeras Doble Sisters las mataron pronto. Que juntas, dicen; las dos... En un motel que está por San Luis...; y no fue suicidio, aunque eso dijeron.

Un silencio.

ROSS: Ya no te creo nada.
POLO: Mejor; cargarás en la tumba un rencor menos.
ROSS: Tu magia es aire, es nada.
POLO: El traidor tiene que tronar. (Saca su revolver)
ROSS: Pero quién traicionó primero. (Saca su navaja)

Las PRESENCIAS FEMENINAS realizan su número final:

LAS TRES: "Cómo sufrí; cuánto aprendí.
Pero hoy sólo soy... una perla cualquiera.
Soy cualquier cosa... perdida en el mar."

Los dos tiran sus armas y se lanzan de nuevo uno contra el otro, a madrazo limpio. Es una lucha feroz; les duele hacerlo y no pueden dejar de golpearse. Tamborazo: remate musical.
Cambio de luz.========== 10- EN EL DESIERTO FINAL =======


De madrugada: ROSS espera a la orilla de la carretera: POLO se acerca lentamente.

POLO: Está duro el calorón.

Pausa.

Que pasó contigo; vas para allá.

Pausa.

Yo también: órale, camina tú por delante.

Pausa.

ROSS: Me adelanto y te va a encantar dispararme por la espalda.

Pausa.

POLO: Tú sabes: pude desbaratarte la cara.

Pausa.

ROSS: Que la serpiente emplumada te guíe.

Ninguno se mueve.
POLO: Tienes buena puntería con el puñal.
ROSS: Donde pongo el ojo, lo ensarto...; otra ventaja de consumir nopal.
POLO: Ah, te cae.
ROSS: Tres pencas al día, mínimo.
POLO: No soy tan animal.
ROSS: El nopal es una cactácea bendita por dios.
POLO: Un alimento mágico.
ROSS: El sol es su secreto; aumenta tu resistencia al dolor.
POLO: Me cago en tus fantasías.
ROSS: Y nomás piensas en la magia de los pesos.
POLO: Es para darle algún sentido a...: este pedo.
ROSS: (Habla al vacío) Un licuado de nopal con gotitas de damiana de california, en ayunas...; y no pregunten a qué escuela fuimos, no somos magos de feria ni andamos hipnotizando víboras...; aquí no queremos sorprender a nadie.
POLO: Al contrario, venimos con el único afán de prestar ayuda.
ROSS El nopal está bendito por la lluvia de los cielos y con las calenturas del padre sol.
POLO: Ponga una moneda en mi mano...: y se hará el milagro.
ROSS: Oye, mejor como antes: cada quien por su lado, (se aleja)
POLO: Ora en qué me equivoqué.
ROSS: Los trucos los haces tú; pero los milagros son míos.
POLO: O qué.
ROSS: O no hay trato.
POLO: Lo que importa es el truco; no el milagro.
ROSS: Como víbora que se muerde la cola...; adiós.
POLO: Tengo un proyecto, ¿te platico? Ah, no; eso ya te la había dicho. Este... Oye, ¿conoces el talismán de mis dedos?
ROSS: Aléjate; y que la serpiente emplumada te lleve en sentido contrario.
POLO: Merolico, dónde vas.
ROSS: Adivina, el mago eres tú.
POLO: Vas tras esas perlas.
ROSS: No me lo vas a creer.

ROSS , se va con su maleta. El otro lo mira alejarse. Transcurre un tiempo.

POLO: Ese de Zacazonapan; voy contigo. (Lo alcanza de nuevo)
ROSS: Vas a querer matarme otra vez.
POLO: Los que son como tú, merecen morir.
ROSS: Seguirás cobrando por eso.
POLO: Sí: espero que me paguen.
ROSS: Tú la traes contra mí.
POLO: Después de todo...
ROSS: Te caigo bien.
POLO: Me caes bien.
ROSS: Para transarme.

POLO y ROSS se alejan por la carretera, tal vez en busca de un raid;
hasta que desaparecen bajo el sol.
Las PRESENCIAS FEMENINAS cruzan como flotando por el desierto
luego se elevan sobre el paisaje horizontal.



OSCURO FINAL.


" L A S P E R L A S D E L A V I R G E N "


DOS personajes amenazados por todas las tormentas en sus sueños y pesadillas a cuestas. Sobrevivientes del fracaso, espectros que deambulan en este fragmento del desierto. Desierto que puede convertirse, transformarse, en un cabaret de quinta, un café en decadencia, una plaza abandonada, un estadio deportivo, donde dioses, semidioses, agotados, héroes del transmundo, sobrevivientes a la demolición.
Se enfrentan. Se reconocen. Cada uno se precipita al vacío del otro, al precipicio del otro. Una visión fragmentada de lo que es la "agitación humana".
En el desierto.. En este estúpido vacío. Sol y lluvia. Pasado y futuro.
Soledad y multitud. Dos actores de la vida y su acrobático gesto histriónico.