7/7/15

BLANCO Y NEGRO de Harold Pinter

BLANCO Y NEGRO
de Harold Pinter

La primera anciana está sentada en una mesa de bar lácteo. Es baja. Una segunda anciana se aproxima. Es alta. Lleva 2 tazones de sopa, cubiertos por los platos, con una rebanada de pan cada uno. Apoya los tazones en la mesa cuidadosamente.

SEGUNDA.- ¿Viste que uno se me acercó y me habló en el mostrador? (Retira los platos de pan de los tazones, saca dos cucharas del bolsillo y acomoda tazones, platos y cucharas.)
PRIMERA.- ¿Conseguiste el pan, entonces?
SEGUNDA.- No sabía cómo iba a llevarlo. Al final puse los platos encima de la sopa.
PRIMERA.- Me gusta un poco de pan con la sopa.. (Comienzan con la sopa)
Pausa
SEGUNDA.- ¿Viste que uno se me acercó y me habló en el mostrador?
PRIMERA.- ¿Quién?
SEGUNDA.- Se me acerca y me dice: Hala, me dice. ¿Qué hora tiene? Libertad podrida. Y sólo estaba allí parada esperando tu sopa.
PRIMERA.- Es sopa de tomate.
SEGUNDA.- ¿Qué hora es en su reloj?, me dice.
PRIMERA.- Supongo que no le contestaste.
SEGUNDA.- Le dije bien claro: Seguí, le dije, por qué no te volvés a tu cucha, le dije, que tal si te borrás antes de que llame a un policía.
Pausa
PRIMERA.- Hace mucho que no venía aquí.
SEGUNDA.- ¿Tomaste el ómnibus nocturno?
PRIMERA.- Tomé el ómnibus nocturno directo hasta aquí.
SEGUNDA.- ¿Desde dónde?
PRIMERA.- Marble Arch.
SEGUNDA.- ¿Cuál?
PRIMERA.- El 294, que me lleva hasta Flat Street.
SEGUNDA.- El 291 también. (Pausa) Te vi hablando con dos desconocidos. Semejante mamarracho. Fijate con quien hablás.
PRIMERA.- No estaba hablando con ningún extraño. (Pausa. La primera anciana sigue a un ómnibus con la mirada, a través de la ventana.) Otro ómnibus nocturno que se va. (Pausa) Yendo en la otra dirección. Hacia Fulham.(Pausa) Ese era un 297. (Pausa) Nunca estuve allí. (Pausa) Estuve por Liverpool Street.
SEGUNDA.- Eso queda para el otro lado.
PRIMERA.- No me gusta mucho por ahí, por Fulham y por allá.
SEGUNDA.- Ah, ajá...
PRIMERA.- Nunca me gustó mucho esa dirección. (Pausa)
SEGUNDA.- ¿Cómo está tu pan? (Pausa)
PRIMERA.- ¿Eh?
SEGUNDA.- Tu pan.
PRIMERA.- Muy bien. ¿Cómo está el tuyo? (Pausa)
SEGUNDA.- No cobran el pan con la sopa.
PRIMERA.- Con el té sí lo cobran.
SEGUNDA.- Sí, lo cobran con el té. (Pausa) Si hablás con desconocidos te meterán adentro. Escuchá lo que te digo. La policía te llevará presa.
PRIMERA.- No hablo con desconocidos.
SEGUNDA.- Una vez me llevaron en el celular.
PRIMERA.- Pero no te dejaron allí.
SEGUNDA.- No, no me retuvieron, pero eso sólo porque les caí bien. Les caí bien cuando me llevaron en el carro.
PRIMERA.- ¿Crees que yo les podría caer bien?
SEGUNDA.- No me confiaría demasiado. (La primera anciana mira a través de la ventana.)
PRIMERA.- Se puede ver todo lo que sucede desde esta mesa. (Pausa) Es mejor que ir a aquel lugar en el Embarcadero.
SEGUNDA.- Sí, allí no hay demasiado ruido.
PRIMERA.- Siempre hay un poco de ruido allí.
SEGUNDA.- Sí. Ahí siempre hay un poco de vida. (Pausa)
PRIMERA.- Pronto van a cerrar para pasar el trapo.
SEGUNDA.- Está fresco afuera. (Pausa)
PRIMERA.- No estaría mal quedarse.
SEGUNDA.- No te van a dejar.
PRIMERA.- Ya sé. (Pausa) De todos modos, sólo cierran por una hora, una hora y media, ¿no es cierto? (Pausa) No es mucho. (Pausa) Podés irte y después volver.
SEGUNDA.- Yo me voy. Yo no vuelvo.
PRIMERA.- Cuando sea de día vuelvo para tomar mi té.
SEGUNDA.- Yo me voy. Voy a ir al parque.
PRIMERA.- No voy ahí. (Pausa) Voy a ir a Waterloo Bridge.
SEGUNDA.- Justo vas a ver el último 296 cruzando el puente.
PRIMERA.- Justo voy a alcanzar a verlo. Es hora que vaya allá. (Pausa) No parece un ómnibus nocturno a la luz del día. ¿No es cierto?









29/6/15

HOMUS DRAMÁTICUS Alberto ADELLACH


HOMUS DRAMÁTICUS

ACTO I ‑ "CRIATURAS"
 Alberto ADELLACH

Personajes:
JUAN
ANDRÉS.
(Niños interpretados por hombres)

En escena una mesa: rectangular, alargada. Ellos entran por distintos lados. Hablan corno en las historietas.

JUAN: ¡Yo soy el muchacho!
ANDRÉS: ¡Y yo, el indio Gerónimo!
JUAN: ¡ta‑ta‑ta!... ¡Te maté!
ANDRÉS: (Se echa al suelo) ¡No!... Es sólo una herida...
JUAN: Llegó tu Última hora miserable.
ANDRÉS: Todavía no...
JUAN: ¿Tú mataste a la hija de] comandante? ¡Muere cobarde! (Le clava repetidas puñaladas, en distintos sitios del cuerpo) ¡Zahzah‑zah!
ANDRÉS: ¡Pará, pibito! Si vos no traías cuchillo...
JUAN: ¿Y entonces?
ANDRÉS: Tenés que matarme con el bufoso.
JUAN: ¡Bueno, ya está! (Ademán de sacar el revólver)
ANDRÉS: No lo tenías de ese lado.. (JUAN vuelve a dudar.) ¡El muchacho se distrae..., y Gerómimo escapa!... (Salto.) Sube a caballo... ¡Y huye hacia el bosque¡ (Se vuelve.) ¡Me las pagarás, carapálida!
JUAN: ¡Te atraparé, villano! (Silba. Ve venir su caballo, monta y sale en persecución.) ¡Rendirás tus cuentas con la justicia! (Galopa.) Tacatán... Tacatán. Taca tán...
ANDRÉS: ¡Gerónimo se interna en la espesura!
JUAN: ¡El muchacho lo persigue!
ANDRÉS: (Latigazos en el area) ¡Fin‑fan‑fun...! ¡Gerónimo avanza!
JUAN: ¡El muchacho lo está alcanzando! (Gran lucha mímica, Por superar distancias a una velocidad de vértigo.) Llegó tu fin...
ANDRÉS: ¡No llegó ni medio!
JUAN: ¡Vas a morir!
ANDRÉS: ¡Cuando me alcances! (Grita desaforadamente, como un indio, golpeándose la boca. La competencia se alucina, hasta convertirse en un asunto de velocidad y gritos. ANDRÉS. vuelve a hablar sordamente.) Gerónimo divisa una meseta... Tacatán... Tacatán...
JUAN: (Idem) El muchacho también... Tacatán...
ANDRÉS: ¡Gerónimo salta! Tacatán. (Sube a la mesa.)
JUAN: ¡El muchacho llegó! (Trans.) Estás perdido. Allí hay un precipicio. (Sube a la mesa. Se miran con fiereza, jadeantes)
ANDRÉS: Gerónimo empieza ¡a luchar hasta morir! ¡Toma el hacha india y..., descarga su golpe fatal!
JUAN: ¡El muchacho esquiva asombrosamente!
ANDRÉS: ¡Gerónimo vuelve a castigar!
JUAN: El muchacho va a la lucha cuerpo a cuerpo. (Luchan.) ¡Ah!
ANDRÉS: ¡Ah!
JUAN: ¡Ah! (Trans.) El muchacho desarma al indio Gerónimo..., y lo domina junto al precipicio. ¿Te das por vencido?
ANDRÉS: No.
JUAN: ¿Te das por vencido?
ANDRÉS: ¡No!... ( Trans.) ¡Guarda! (Caen los dos por distintos lados.) ¡Casi nos matamos, infeliz!
JUAN: ¿Por qué no te diste por vencido?
ANDRÉS: ¡Porque no! ¡Sí un poquito más y yo te tiro por el aire!
JUAN: ¿A quién?
ANDRÉS: ¡A vos! (Muy convencido.) Te pongo una rodilla así..., te agarro del cogote así. te largo por encima y..., ¡zás!
JUAN: ¿Qué?
ANDRÉS: Caes al precipicio.
JUAN: (Lo piensa un instante) Te agarro de la ropa y caemos los dos.
ANDRÉS: (Lo piensa) Caemos los dos. Pero, yo te tiraba primero. (Pausa. Se dejan estar un momento, respirando.) ¿Dale que íbamos a la guerra?
JUAN: ¡Dale! Yo era el capitán.
ANDRÉS: Y yo el teniente.
JUAN: Teníamos que atacar por retaguardia. (Estudian rápidamente el terreno.) Este era el puente.
ANDRÉS: ¿Qué puente?
JUAN: ¡El puente donde estaban los enemigos! (Trans.) Nosotros los veíamos desde arriba.
ANDRÉS: Bajábamos cautelosamente. (Bajan de la mesa.)
JUAN: (Tras un suspenso) ¡A la carga! (Acción violentísima. Tiran trompadas al aire. Salta de un lado para otro.) ¡Zah‑zah‑zah!
ANDRÉS: iZah‑zah‑zah!
JUAN: ¡ZAHHH!
ANDRÉS: (Ametralladora) ¡ Tra‑ta‑ta‑ta‑tal
JUAN: (Idem) ¡Tra‑ta‑ta‑ta‑tal
ANDRÉS: ¡Los tenemos!
LOS DOS: (Larga ráfaga) ¡¡¡Prrriri‑rrrrirrrrri!!!
JUAN: ¡Llegan refuerzos! ¡Improvisemos una trinchera! (Vuelcan la mesa, dificultosamente.)
ANDRÉS: ¡A las baterías! (Se tiran al suelo. Asoman parte de la cara. Disparan contra la boca de escena Gran ruido.)
LOS DOS: ¡Pra‑pa‑pa‑pa‑papa‑pa!... ¡Fra‑pa‑pa‑pa‑pa‑papiji!... ¡Pi‑a‑pa‑pa‑pa‑pa!...
JUAN: ¡Una granada!... (Eleva un brazo por encima de la mesa.) ¡PZzzsspuijirimnimm!... (Trans.) ¡Los enemigos huyen!
ANDRÉS: ¡Otra granada!... ¡ Pzzzzzzzzpuijmmmmm!...
JUAN: ¡A perseguirlos!
ANDRÉS: ¿Y si nos tienden una emboscada? (Pausa.)
JUAN: ¿Qué hacemos?
ANDRÉS: Hay que obrar con cautela, soldado. Este es un caso para la aviación.
JUAN: ¡Nosotros éramos aviadores!
ANDRÉS: ¡Corríamos a las máquinas! (Atraviesan el escenario en más de un sentido.) ¡Bombarderos en marcha!... (Se sientan ante la mesa, de cara al proscenio.) ¡A probar los motores!
JUAN: ¡Grrrrr!... ¡Grrrrr!... ¡Grrrrrummmmmm!…
ANDRÉS: ¡Motor uno, en perfecto estado!
JUAN: ¡Grrrrr!... ¡Grrrrr!... ¡ Crrrrrummmmmmm!... ¡ Motor dos, también!
ANDRÉS: ¡Salíamos con dos motores!... ¡Grrrrru‑rrrrr‑rrrrumlimiromm!... ¡Despegamos!
JUAN: (Habla por Micrófono) ¡Bombardero CX27 ganando altura!... ¡Bombardero CX27 persiguiendo a un batallón de infantería!... (Vuelo) Grrrrrrruuuuuuu... (Trans.) ¡Estarnos sobre el enemigo!. ¡CX 27 informando a la base!...
ANDRÉS: ¡No le des pelota a la Base! Ponete a combatir.
JUAN: (Deja el micrófono) ¡Pipj‑tij‑pj‑pijiji!... ¡Allá va una bomba!... (Silva. Luego grita.) ¡Fiiiiiiiippjjijhhhhmmmmm!...
ANDRÉS: ¡Otra bomba!...
JUAN: ¡Fiiiiiiipjjjjjhummmm!... (Repite.) ¡Pjjjjmminm!... ¡Pjjjjmmmm!... (Trans. Agotado.) Se acabó. Están liquidados. (Pausa. Retorna al micrófono) CX27 se aleja victorioso del campo de batalla. (Hace la venia.) Misión cumplida, mi general. (Mueve la palanca. Cambia de voz.) O.K. capitán, tiene no mes de licencia en el Caribe. (Trans.) ¿Viste qué, fácil se gana la guerra?
ANDRÉS: Claro. (Pausa.) Nosotros ganábamos la guerra. Después seguíamos volando... (Lasitud.) Volando... Volando ... Volando... ¿Dónde queda el Caribe?
JUAN: Lejos.
ANDRÉS: ¿Cómo qué?
JUAN: Como un kilo.
ANDRÉS: (Se alza de hombros) Seguíamos volando, volando, volando... (Trans.) ¿Querés un Chester? (JUAN niega. Trans.) Nosotros seguíamos volando. (Nueva Trans.) Teníamos un avión de pasajeros. (Nueva Trans.) Una vez viajaba una mina.
JUAN: Jara qué querés una mina?
ANDRÉS: ¡Siempre hace falta una mina! Cuando vas bien alto, bien alto, le hacés de todo.
JUAN: Las minas no se dejan, a veces.
ANDRÉS: ¿Cómo no se dejan?
JUAN: ¡No se dejan!
ANDRÉS: Primero la matás. Después le hacés de todo. (Pausa.) ¿A vos te sale?
JUAN: ¿Qué?
ANDRÉS: Gotitas.
J UAN: No.
ANDRÉS: A mí, tampoco (Pausa) ¿Nunca te sale? (JUAN niega.) A ver probá.
JUAN: No, vos.
ANDRÉS: Primero, vos.
JUAN: No puedo. Tengo que estar solo.
ANDRÉS: Si no te sale, es lo mismo solo que acompañado. Las minas se te ríen en la cara. (Pausa.)
JUAN: Estoy, cansado. No volemos más.
ANDRÉS: No volemos.
JUAN: ¿Qué hacemos?
ANDRÉS: Nos caemos.
JUAN: ¿Te parece? (ANDRÉS. afirma.) Y bueno ... (Trans.) ¡El avión se paraba!... ¡ Nos caemos al mar!
ANDRÉS: ¡Entramos en tirabuzón! ¡Da vueltas para todos lados! (Giran como cuerpos locos.) ¡Hay que largarse!
JUAN: ¿Listo el paracaídas?
ANDRÉS: ¡Sí!
JUAN: ¡Yo, también!
ANDRÉS: ¡Afuera! (Saltan. Tienen un estremecimiento. Después recorren el escenario en largos movimientos pendulares) ¿Sentís el viento?
JUAN: ¡Sí!
ANDRÉS: ¡Cómo sopla! Yo siempre me pregunto: ¿dónde empieza a soplar?
JUAN: ¿Yo que sé?
ANDRÉS: Es una porquería. ¿Cómo va a empezar, si no lo empuja nadie?
JUAN: Sin embargo, sopla. (Trans.) ¡Caíamos al agua!
ANDRÉS: ¡Nos mojábamos! (Bajan a nivel de escena. Se arrastran.) Entonces, somos náufragos.
JUAN: ¿Qué hacen los náufragos?
ANDRÉS: Esperan.
JUAN: ¿Y después?
ANDRÉS: Se mueren. O siguen esperando. Pero, al final se mueren.
JUAN: ¿Siempre se mueren? No me gusta ser náufrago. (Nadan.) Prefiero ser mendigo, periodista o pintor.
ANDRÉS: Y yo ingeniero, acróbata, viajante.
JUAN: ¡Violinista!
ANDRÉS: ¡Verdugo!
JUAN: ¡Alquimista!
ANDRÉS: ¡Cantante!
JUAN: Yo preferiría ser ascensorista, de un edificio alto, que llegara hasta el cielo.
ANDRÉS: En el cielo está Dios.
JUAN: ¿Qué hace allí?
ANDRÉS: Cuida a los muertos.
JUAN: Los muertos... ¿Sólo a los muertos?
ANDRÉS: ¡Sí!
JUAN: ¿A nosotros, también..., nos va a cuidar?
ANDRÉS: Quién sabe...
JUAN: ¡Entonces disparemos. Rajémonos de aquí!
ANDRÉS: Hace frío.
JUAN: Y es tarde. El agua es fría.
ANDRÉS: Y amarga.
JUAN: La sal te hace costritas en la cara... ¡No me gusta ser náufrago! ¡No quiero! Además, se sufre.
ANDRÉS: ¡Sos náufrago!
JUAN: ¡Yo no quiero sufrir!
ANDRÉS: ¡Estás sufriendo!
JUAN: ¿Por qué? ¡¿Qué pasa aquí?!
ANDRÉS: Que somos náufragos. Vienen tiburones. Después un monstruo. Después la noche.
JUAN: ¿La noche?
ANDRÉS: Sí. (Pausa. Propone.) En el medio del mar había una balsa.
JUAN: ¡Claro!
ANDRÉS: ¡Hay que alcanzarla!
JUAN: Claro...
ANDRÉS: No es tan fácil...
JUAN: (Sin aliento) Clarooo... (Solloza.)
ANDRÉS: Nosotros nadábamos sin parar... (Nada. JUAN lo imita.) Nadábamos...
JUAN: Nadábamos...
ANDRÉS: Nadábamos (Pausa.) Hay que alcanzarla. (Prosiguen.) ¿Y?
JUAN: El agua se lleva la balsa.
ANDRÉS: ¿Se la lleva?
JUAN: Siempre se la lleva. Cuando la alcanzás, no tenés ganas de usarla.
ANDRÉS: ¿Y qué hacés?
JUAN: Se la dejás al mar.
ANDRÉS: ¡No me gusta dejarla!
JUAN: Hagamos un esfuerzo más.
ANDRÉS: Y un esfuerzo más.
JUAN: Y un esfuerzo más. (Nadan.) ¡Ya la tengo! (Alcanza la mesa.) ¿Ves? Ahora dan ganas de dejarla. Es como si no sirviera para nada.
ANDRÉS: Hay que subir. (Dan vuelta la mesa. Trepan dificultosamente.)
JUAN: Nosotros subíamos... ¿Y después?
ANDRÉS: Esperábamos.
JUAN: ¿Al monstruo? (ANDRÉS. afirma.) ¿Cómo era el monstruo?
ANDRÉS: Enorme. Y tenía ojos saltones, con luces verdes. Salía de la profundidad cada cien años. (Saltan. Se tambalean.) ¡Parecía una tormenta sobre el mar!
JUAN: (Encoge las piernas. Pasa los brazos sobre las rodillas. Tiembla.) Tengo frío.
ANDRÉS: Tenés un miedo bárbaro, igual que yo.
JUAN: (Pega un salto.) ¡Nos vio! ¡Viene hacia aquí!
ANDRÉS: Quedémonos quietos. (Bajan la voz.)
JUAN: ¡Qué olor tiene!
ANDRÉS: Se acerca despacito.
JUAN: ¡Huele a podrido!
ANDRÉS: Porque tiene mil años. Y está siempre en el mar. Quedémonos quietos. Nos está mirando. (Permanecen recostados, silenciosos, como muertos.)
JUAN: ¡No soporto el olor!
ANDRÉS: Se inclina... Nos agarra...
JUAN: No lo soporto. (Trans. Pega un salto y grita.) ¡Una isla!... ¡Allí hay una isla!... (Se largan de la balsa.)
ANDRÉS: ¡Si llegamos a tiempo , nos salvamos! (Caminan a través del agua.)
JUAN: ¡El monstruo se enfurece!
ANDRÉS: ¡Que se embrome! (Trans.) ¡Le ganamos! (Se arrojan sobre la orilla. Descansan.) Allá está el mar profundo. Acá nosotros... (Sonríe satisfecho.)
JUAN: ¿Qué veníamos a hacer?
ANDRÉS: A cumplir una misión. (Pausa. Contemplan lo que los rodea. )
JUAN: Hay cosas en la isla... Hay edificios raros...
ANDRÉS: ¡Un observatorio!
JUAN: ¡Una base secreta! ¡Era una base secreta, con sabios y policías!
ANDRÉS: Y astronautas.
JUAN: Tch. Los astronautas éramos nosotros. (Trans. Levantan la mesa hasta apoyarla en uno de sus lados estrechos.) Los tipos trabajaban silenciosamente. Nosotros recorríamos el lugar...
ANDRÉS: Fumábamos el último pucho...
JUAN: Tomábamos la última coca‑cola...
ANDRÉS: Comíamos el último pedazo de pan..., y de fruta... y...
JUAN: ¡A presentarse al examen médico!
ANDRÉS: (Lo ausculta) ¿Respiración? ¿Pulsaciones? ¿Presión arterial?
JUAN: ¡Normal! ¡Yo soy normal!
ANDRÉS: (Dictamina) Completamente normal. (Invierten los papeles.) Ahora vos.
JUAN: ¿Respiración? ¿Pulsaciones? ¿Presión arterial?
ANDRÉS: ¡Yo también soy normal!
JUAN: (Impasible) ¿Cómo defeca?
ANDRÉS: ¿Qué?
JUAN: Defeca.
ANDRÉS: Blando.
JUAN: ¿Lo tocó alguna vez?
ANDRÉS: No.
JUAN: Allá arriba eso flota.(ANDRÉS. acepta) Está bien.
ANDRÉS: ¿Puedo prepararme?
JUAN: La humanidad espera un gran servicio de usted. (Le pone una mano en el hombro.) Primero desocupe el intestino. (Trans.) ¡Marche! (Los dos al mismo tiempo y con los mismos movimientos, se alejan del lugar. Vuelven a encontrarse en un punto determinado. Se saludan. Se estrechan la mano, seria y sobriamente. Se hacen gestos de "Ud. primero", se instalan entre las dos patas de la mesa.) Comienza el contador...
ANDRÉS: Nueve ... Ocho ... Siete...
JUAN: Seis... Cinco ...
ANDRÉS: No me gusta esto ...
JUAN: ¿Preferías ser náufrago?
ANDRÉS: O aviador.
JUAN: O ascensorista. ¡Cero! (Se aplastan contra el fondo de los asientos.)
ANDRÉS: ¿Cuánto dura esto?
JUAN: Mucho tiempo.
ANDRÉS: ¿Cuánto tiempo?
JUAN: ¡Horas, días, años!
ANDRÉS: ¿Cuántos años?
JUAN: Muchos. Arriba no se notan. Nosotros vamos a volver como ahora y aquí todos estarán viejos. Los chicos estarán viejos . El mundo estará viejo,
ANDRÉS: ¿Pero, nosotros, jóvenes?
JUAN: Siempre jóvenes. Cuando estemos de vuelta, recién empezaremos a envejecer. Y no habrá nada en la tierra que se parezca a nosotros, nada, como nosotros, nada para nosotros...
ANDRÉS: ¿Dónde estamos?
JUAN: En el cielo, en la noche.
ANDRÉS: ¿En el cielo? ¿De noche? Y todo me da vueltas.
JUAN: Es aquello.
ANDRÉS: ¿Cómo pueden vivir en una cosa que da vueltas?
JUAN: Es grande. No se dan cuenta.
ANDRÉS: Vista de aquí, marea. Me siento mal.
JUAN: Hace frío. O calor. O más o menos.
ANDRÉS: Me falta el aire.
JUAN: ¡Nos va a estallar la cara, llena de sangre!
ANDRÉS: Aumenta la presión. Vamos sin rumbo. ¡Nadie controla nada! ¡No sigamos aquí!
JUAN: ¿Y qué hacemos?
ANDRÉS: ¡Va a estallar!
JUAN: ¿Y qué hacemos?
ANDRÉS: ¡Se pierde!
JUAN: ¡No hacemos nada! (Llora.)
ANDRÉS: ¿Dale que éramos canas?
JUAN: No.
ANDRES: Aviadores, cowboys. . .
JUAN: No...
ANDRÉS: ¡Vos eras el muchacho!... ¡Y yo el indio!... ¡Gerónimo.... Sino, yo era el muchacho. Vos el indio. Gerónimo. (JUAN niega y llora, persistentemente.) ¿Dale que éramos pibes y estábamos jugando? Salíamos al espacio...
JUAN: ¡La máquina estallaba!... ¡Había un error de cálculo!... Era cuatro por nueve. . .
ANDRÉS: En lugar de nueve por veintisiete... (Como en una película de cámara lenta, son arrancados del lugar. Se deslizan suavemente en distintas direcciones.)
JUAN: O veintisiete por treinta sobre catorce. Estaba en el cuadrante. El total elevado a la quinta potencia. Dividido por pí.
ANDRÉS: ¡Pí por radio al cuadrado. Sobre treinta y dos. Menos cuarenta y siete!
JUAN: ¡Mentira, no estalló! ¡Yo estoy jugando!
ANDRÉS: ¡Yo también! ¡Jugando!
JUAN: (Enloquecido) ¡¡¡No quiero jugar más!!!
ANDRÉS: Vamos a casa.
JUAN: ¡¡!Empecemos de nuevo!!!
ANDRÉS: Chauumm...
JUAN: Chammu... (Lloran los dos, mientras se alejan, flotando.)
ANDRÉS: Chauuu ...
JUAN: No quiero ... No quiero jugar más...
ANDRÉS: Vamos a casa...
JUAN: Chauuuu. . .
ANDRÉS: Chau... (Se pierden, más o menos al mismo tiempo, por distintos lados. Flota música.)

TELÓN



ACTO II ‑ "MARCHA"

Personajes: UNO, DOS y TRES. Marchan sobre el mismo sitio, conservando cierta formación. UNO se transforma en CUATRO; DOS, en CINCO; TRES en SEIS. Y así sucesivamente Un ritmo de percusión acompaña sus pasos.

UNO: Vamos llegando.
DOS: Afortunadamente. Vamos llegando.
TRES: ¡Vamos avanzando, eso es todo!
DOS: No. Vamos llegando.
UNO: unos pasos más y, faltaran unos pasos menos
TRES: Y cuando falten unos pasos menos, habremos dado unos pasos más. (Pausa.)
DOS: Lo importante es que varios llegando.
UNO: Me gusta avanzar. Y pensar que allá está. Y entonces lo Veo. Y es una cosa bárbara.
TRES: ¿Adónde cosa bárbara? ¿,Adónde cosa bárbara? Se llega si se puede. Se ve lo que hay que ver. Y se hace lo que hay que hacer ¡y basta!
UNO: ¡Es lo que yo digo! Lo que pasa es que me gusta... (Abre los brazos. Suena un disparo en el fondo de la sala. UNO cae al suelo y se aleja rodando hacia un costado. Zona de sombra. Luego se levanta y se ubica detrás de los otros dos. Es un nuevo personaje.)
TRES: ¿No ve? Ya están tirando.
DOS: ¿Y eso qué tiene?
TRES: ¿Cómo, qué tiene? Se ponen a gritar, a llamar la atención. Los otros tiran.
DOS: (Se alza de hombros) Siempre tiran.
TRES: ¡Ya sé que siempre tiran! Pero, no hay que provocarlos.
DOS: Aunque no los provoquen. (Suena otro disparo. DOS cae. Reaparece detrás.)
TRES: También eso lo sé. (Pausa.)
CUATRO: Siempre tiran. Y siempre alguno cae.
TRES: ¿Cómo?
CUATRO: ¡Que siempre tiran! ¡Y siempre alguno cae!
CINCO: ¡Lógico! Alguno tiene que caer.
TRES: ¿Por? qué lógico? ¿Y Por qué alguno tiene que caer?
CINCO: Porque tiran. Es así: unos tiran, otros caen.
CUATRO: ¿Y qué hacen los que llegan?
CINCO: Se dan vuelta y empiezan a tirar.
CUATRO: Así se entiende.
TRES: ¡Porque los buscan! ¡Porque los provocan! ¡Porque no saben marchar! (Tiro. Cae.)
CUATRO: Por lo que sea.
CINCO: Unos tiran, otros caen.
CUATRO: No los dejan llegar.
CINCO: No. No los dejan.
SEIS: ¿Nunca los dejan?
CUATRO: Nunca. (Suena un disparo. Cae.)
CINCO: ¿No ven? Tiran.
SEIS: Sí. Veo. Está mal.
CINCO: Caen.
SEIS: Alguien tendría que hacer algo aquí.
CINCO: Un político. Tiran.
SEIS: Un caudillo.
CINCO: Caen.
SEIS: Un hombre fuerte.
CINCO: Tiran.
SEIS: Un dirigente.
CINCO: Caen.
SIETE: ¡Dios!
CINCO: ¡Tiran‑caen‑tiran! (Tiro. Cae.)
SEIS: Dios no está para nadie últimamente.
SIETE: ¿Y?
SEIS: Y eso.
SIETE: ¿Eso qué?
SEIS: ¿Que tiran, no comprende? ¡Los matan! ¿Y entonces, qué pretenden?
SIETE: Nadie pretende nada, que yo sepa.
SEIS: Nadie pretende nada, pero los matan. "No estaban obligados", ¡pero los matan! "Y nadie los llamó", ¡pero los matan!
OCHO: ¿ Por qué los matan?
SEIS: Porque se acercan. (Tiro. Cae.)
SIETE: Eso es muy feo. Cada uno debería tener su oportunidad.
OCHO: Es claro, su ocasión.
SIETE: Su chance (Trans.) Estamos en el libre juego, ¿no? Bueno, entonces, fair‑play.
OCHO: Fair‑play?
SIETE: Fair‑play. (Tiro. Cae.)
OCHO: No hay ocasiones para nadie.
NUEVE: No diga eso, Es injusto.
OCHO: Ni chances, ni oportunidades.
NUEVE: No se debe decir.
DIEZ: Sí, se debe.
NUEVE: No se debe pensar.
DIEZ: Sí. ¡Se piensa!
NUEVE: No se debe , ni puede, ni corresponde pensar de esa manera.
OCHO: Uno va marchando y piensa. Va pensando y dice. Va diciendo y cae. (Suena un disparo. Cae.) Por pensar..., se cae... (Rueda hacía un costado.)
DIEZ: Y no se piensa más.
NUEVE: Mejor. Así no se habla. Y no se dicen torpezas, ni cosas injustas e inconvenientes.
DIEZ: ¡Yo pienso lo que quiero! ¡Y digo lo que quiero! ¡Y si no digo nada, es por que no quiero! ¡Si quisiera diría! ¡¿Cómo no iba a decir?! (Tiro. Cae.)
ONCE: Yo no me explico. Francamente, no me explico. Alguien iba hacia alguna parte y cayó en el intento. No puede ser. Algo falla. En este mecanismo de relojería. Algo se ha descompuesto. Me da tristeza. ¿Puedo vomitar?
DOCE: Haga su vida.
ONCE: ¿Qué dice?
NUEVE: Que haga su vida. No es una respuesta adecuada, ¿pero qué lo va ha hacer? Eso dice y eso le contestan.
DOCE: ¿Y a Ud. quién lo llamó?
NUEVE: A mí nadie. Yo vine, simplemente. Pero, veo y opino. Oigo y opino. Soy como los demás.
ONCE: Yo también, como los demás. Pero, no aguanto la tristeza. Y las ganas de vomitar. (Tiro. Cae.)
DOCE: Yo no aguanto a los defensores de menores.
NUEVE: Ud. no los aguanta, pero están. Deben estar y seguirán estando a pesar de todo.
DOCE: ¿Quiénes? ¿Los defensores?
NUEVE: Los menores. Y luego los defensores, por lógica consecuencia.
DOCE: Aquí no hace falta defender a nadie. Aquí se marcha. Y hay que marchar. Sin perder tiempo en otros asuntos. Hay que, marchar y se acabó. (Tiro. Cae.)
NUEVE: ¿No ve? Por apurado. (Tiro. Cae también.)
TRECE: Yo quiero pedirles. que no tiren más... Nosotros no deseamos..., hacerle daño a nadie... Estamos aquí porque hay que estar... Estaban nuestros abuelos y nuestros padres... Estarnos nosotros y estarán nuestros hijos... Y los hijos de nuestros hijos... Y todos los hijos de todos los hijos... No se puede seguir tirando eternamente. Para andar así, mejor hubiera sido no ponerse en marcha. Nos quedábamos quietos desde el principio y ya está. Pero, ahora, es un error..., un error inmenso..., un error inconmensurable... (Tiro. Cae.)
CATORCE: No hay que hablar
QUINCE: Claro.
CATORCE: No hay, que hablar ni para decir claro.
QUINCE: No hay que hablar ni para decir no hay que hablar.
CATORCE: Claro. (Tiro. Cae.)
QUINCE: Hay que callar.
DIECISÉIS: Yo tenía un hijo que había empezado a marchar muy temprano. Era valiente y decidido.
QUINCE: Capaz y emprendedor.
DIECISÉIS: ¿Cómo?
QUINCE: Capaz y emprendedor. Así se dice.
DIECISÉIS: Era un muchacho con grandes condiciones. Un muchacho que uno lo veía y decía flor de muchacho. Un día iba marchando y pum.
QUINCE: ¿Pum?
DIECISÉIS: Pum (Tiro. Cae.)
QUINCE: Era un muchacho que tenía lo principal.
DIECISIETE: Lo principal es fuerza.
QUINCE: Energía.
DIECISIETE: Tesón.
QUINCE: ¡Voluntad!
DIECISIETE: (Descontrolado) ¡¡¡Alegría!!! (Tiro. Cae.)
QUINCE: Per‑se‑ve‑ran‑cia. (Tiro. Cae también.)
DIECIOCHO: Lo principal, es estar por encima de las cosas vulgares de la vida. Yo los invito a todos a meditar...
DIECINUEVE: Déjese de jorobar, che.
DIECIOCHO: Yo los invito a todos a sentarse.
DIECINUEVE: ¡Este está Loco!
DIECIOCHO: Yo los invito a todos.
VEINTE: No invite más, viejito. No estamos para invitaciones.
DIECIOCHO: Hay que ubicarse por encima de las cosas vulgares y por debajo de las ambiciones!.... (Los otros mascullan, lo codean, lo empujan).   Hay que ubicarse... ¿Pe­ro, no me oyen?... ¡Yo les estoy hablando de cómo hay que ubicarse!...   ¡Cómo hay que comportar­se!.  . ¡Para que esto no termine así!... ¡Eternamente así!... (Se de tiene. Suena un disparo. Cae.)
DIECINUEVE: (Tras una pausa) ¿Hay tipos que joroban, eh?
VEINTE: Sí.
DIECINUEVE: Hay tipos que molestan. Parece que no saben..., no conocen el juego... Y piden cartas cuando están servidos... (Tiro.) Como yo... Estoy servido... (Otro tiro.) Bien servido. (Rueda hacia el costado.)
VEINTE: Hay tipos que no entienden.
VEINTIUNO: Hay !¡pos que la sueñan.
VEINTE: Hay tipos que la creen.
VEINTIUNO: (Abre los brazos.) ¡Hay de todo! (Tiro. Cae.)
VEINTIDOS: ¿Dónde están?... ¿Los que vienen cayendo, dónde están?
VEINTE: ¿Por allí, no lo sabe?
VEINTIDOS: ¡Quiero ver sus rostros!
VEINTE: Están podridos.
VEINTIDOS: ¡Sus manos!
VEINTE: Podridas.
VEINTIDOS: ¡Sus pies!
VEINTE: Podridos. Todos podridos. Es lo peor que se podría mirar.
VEINTITRES: Nadie viene aquí para mirar.
VEINTE: Se viene a caminar.
VEINTITRES: ¡A seguir adelante, con todo, pese a todo y contra todo! (Tiro. Cae.)
VEINTIDOS: ¡Sus manos y sus pies!
VEINTE: Todo podrido.
VEINTIDOS: ¡Y sus rostros! (Tiro.) ¡Ay! (Rueda hacia un costado.)
VEINTE: Podrido. Bien podrido.
VEINTICUATRO: ¡Bueno, aflojen un poco!
VEINTE: Definitivamente podrido. (Tiro. Cae.)
VEINTICUATRO: ¡Den un poco de soga!
VEINTICINCO: ¡Y respiro!
VEINTICUATRO: ¡Comprendan al que viene!
VEINTICINCO: Dejen un poco más, un poco más, un metro más. (Tiro.) ¡Basural (Otro tiro. Cae.)
VEINTISÉIS: ¡Se ofenden! No conviene gritar, porque se ofenden.
VEINTICUATRO: Ni gemir ni patear, porque se enojan.
VEINTISÉIS: Ni pensar, porque se irritan.
VEINTICUATRO: ¡¡¡No dejan nada!!! (Tiro. Cae.)
VEINTISIETE: (Entra saltando) ¿Qué hacemos, che, qué hacemos?... ¡No empujen, che!... ¡Esta brava la cosa, está muy brava!... (Salto.) ¡Acábenla o empiezo a los trompazos!... ¡Manga de desgraciados!... ¿Por qué no se van a empujar a su hermana? (Tiro. Cae peleando con los de atrás.)
VEINTIOCHO: Bien hecho.
VEINTISÉIS: ¿Bien hecho?
VEINTIOCHO: Muy bien hecho. Para la porquería que viene andando, lo mejor es barrerlos a todos.
VEINTISÉIS: ¿Ud. cree?
VEINTIOCHO: ¿Adónde va a llegar con esa gente?
VEINTISÉIS: No sé.
VEINTIOCHO: ¡Hay que barrerlos de una buena vez!... ¡Liquidarlos!. ¡Reventarlos!! (Tiro. Cae.)
VEINTISÉIS: Ya está hecho. (Tiro. Cae también.)
VEINTINUEVE: ¡Dejen hacer, turros!... ¡Dejen hacer, guachos, podridos, rufianes! ... (Tiro. Cae. El juego se acelera.)
TREINTA: ¡Ustedes tiren!... ¡No importa!... ¡La aurora roja se alza en el Oriente!... (Tiro. Cae.)
TREINTIUNO: ¡Desde Arriba les llega..., la Condenación..., desde Arriba les llega!..., ¡la Condenación!.., ¡desde Arriba!..., ¡les llega!... (Tiro. Cae.')
TREINTA Y TRES: ¡Locos!... ¡Una manga de locos!... ¡Dejen‑ a cada hombre cumplir con su destino!.. . ¡Locos!...
TREINTA Y DOS: Yo no insisto. Por mí, hagan lo que quieran.
TREINTA Y TRES: ‑ ¡Locos!...
TREINTA Y DOS: ¡Hagan lo que les de la gana. (Tiro. Cae.)
TREINTA Y TRES: ¡Una punta de locos! (Tiro. Cae.)
TREINTA Y CUATRO: ¿No hay un letrero aquí? ¿Ni un poste indicador? ¿No hay nada? Entonces, esto marcha hacia la nada. No somos nada. (Tiro. Cae.)
TREINTA Y CINCO: ¿Cómo pueden tirar mientras hay pájaros? ¿Cómo pueden tirar mientras hay nubes? ¿Cómo pueden tirar mientras la vida nos ilumina a cada paso con bellas sensaciones? (Se detiene.) Esa, señores, es mi opinión al respecto. (Tiro. Cae.)
TREINTA Y SEIS: ¡¡¡Basta!!!
TREINTA Y SIETE: ¡El dijo basta!... Yo no dije nada. Por mí, es un decir. Mientras la cosa. Bueno, en fin, yo pienso. ¿Cada uno es responsable de lo que dice, no? Sin meter al vecino. Después hay que atenerse a las consecuencias. Las consecuencias yo. (Trans. se arrodillan.) ¡ ¡No tiren!! ¡ ¡Yo no dije nada!! ¡Yo no voy para allá! ¡Yo voy para el otro lado! (Tiro se convulciona) Yo no dije. Nada. (El que viene de atrás lo empuja con el pie.)
TREINTA Y SEIS: (Mecánicamente) Basta. (Tiro. Cae mecánicamente. TREINTIOCHO, TREINTINUEVE y CUARENTA siguen marchando en silencio.)
TREINTA Y OCHO: Bueno.
TREINTA Y NUEVE: Bueno.
TREINTA Y OCHO: Se calmaron.
TREINTA Y NUEVE: Al parecer, se calmaron.
CUARENTA: Uno no sabe. A veces, entran en razones.
TREINTA Y NUEVE: Y... La prédica.
TREINTA Y OCHO: ¿Qué prédica?
CUARENTA: El ejemplo.
TREINTA Y OCHO: ¿Qué ejemplo?
TREINTA Y NUEVE: La fuerza.
TREINTA Y OCHO: ¿Qué fuerza?
TREINTA Y NUEVE: Y..., de todos... en el sano impulso de avanzar, realizarse, y lograr esas cosas que bueno son la sal de la vida... (Tiro. Cae.)
CUARENTA: ¡La sal y la pimienta! (Tiro. Cae.)
TREINTA Y OCHO: ¡Y la crema! ¡Y el dulce! (Tiro. Cae.)
CUARENTA Y UNO: ¡Y la manteca, turros! (Tiro. Cae. El ritmo vuelve a acelerarse.)
CUARENTA Y DOS: ¡Asesinos! ¡Podridos! (Tiro. Cae.)
CUARENTA Y TRES: ¡Hermanos de la mierda! (Tiro. Cae.)
CUARENTA Y CUATRO: ¡Basura y más basural (Tiro. Cae.)
CUARENTA Y CINCO: ¡Carne de la basural (Tiro. Cae.)
CUARENTA Y SEIS: ¡Alma de la basural (Tiro. Cae.)
CUARENTA Y SIETE: ¡Olor de la basural (Tiro. Cae.)
CUARENTA Y OCHO: ¿Qué van a hacer cuando no avance nadie? (Suenan tres disparos. Todos caen. Queda sólo el ritmo de percusión, poblando la escena. Crece durante un rato, mientras se apaga la luz.)

TELON

ACTO III ‑ "PALABRAS"

En un espacio negro, varias figuras, paradas, sentadas o tiradas por el piso. El personaje entra, sube a una pequeña elevación ubicada sobre foro y comienza a recitar, consultando de a ratos un pequeño libro.
– Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos será el reino de los cielos. (Una de las figuras responde imitando con la boca el ruido de una sonora ventosidad. El mira de reojo)
– Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. (Varias figuras responden, como la primera, imitando sonoras ventosidades).
– ¡Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la TIERRA! (Todas las figuras producen ventosidades, silbidos y pataleos. Le arrojan algo. Se ríen. El avanza hacia ellos. Les habla uno por uno.)
– ¡Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos!... ¡Bienaventurados los misericordiosos, porque recibirán misericordia!... ¡Bienaventurados los de limpio corazón, porque verán a Dios! (Queda un instante en éxtasis beatífico. Al adelantarse hacia la cuarta figura, la tercera eleva un pie y lo hace tropezar. Se repone y prosigue desde el suelo.)
– Bienaventurados los pacificadores, porque de ellos será el reino de los cielos... (La figura que estaba delante de él se levanta y lo mira en forma amenazante.)
– ¡¡¡Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicias!!! (Varias figuras se levantan y avanzan hacia él en forma amenazante. Comienza a retroceder, mientras lee, sentado en el piso.)
– ¡Bienaventurados los vituperados, los perseguidos, los difamados! (Comienzan a pegarle suavemente con la punta del pie, obligándolo a arrastrarse hasta el foro.)
– Alegrías para ellos, porque será muy grande su merced en los cielos... (Salta sobre la elevación de foro y comienza a ponerse de pie.)
– Pues así como son perseguidos ellos, fueron perseguidos los profetas que hubo antes de nuestro tiempo... (Pausa. Trans.) ¡Vosotros sois la sal de la Tierra!... ¡Vosotros sois la luz del mundo!... Y no se prende una antorcha y se pone debajo de un almud..., se pone sobre un candelero, en cambio, para que alumbre a todos los de la casa... (Una de las figuras se desabrocha el pantalón y comienza a orinarlo.)
– Para que alumbre a todos los de la casa... (Lo mira, desconcertado. Salta de una pierna a la otra.)
– Para que alumbre..., a..., todos..., los de la casa... (Irrumpe hacia un costado.)
– ¡¡Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas y glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos!! (Las figuras, que lo habían cercado, comienzan a perseguirlo: lenta, maquinalmente. El trata de mantener distancias y mientras camina, choca con los restantes. Ninguno se hace a un lado.)
– No penséis que he venido para abrogar la ley... (Choque.), o los profetas... (Choque.), no he venido para abro (Choque.) gar ... (Choque.), sino para..., cumplir... (Choque. Gira sobre sí mismo y queda allí plantado.)
– ¡Porque de cierto os digo que mientras no perezcan el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde serán borrados de la ley de Dios! De manera que aquel que infringiere estos pequeños mandamientos, pequeño será llamado en el reino de los cielos..., y el que obrare con grandeza, grande será llamado... (Se le arrojan encima todas las figuras. Desaparece.)
– Oísteis que fue dicho a los antiguos “no matarás"... (Reaparece a espaldas del grupo, como un payaso, 0 un jugador de rugby.)
– más aquél que matare será culpado de juicio". (Se vuelven hacia él. Entran a perseguirlo una tez más, todos juntos. El salta, sube, baja, en medio de la oleada agresiva.)
– ¡Y yo os digo que quien se enojare locamente con su hermano será culpado de juicio! ¡Y quien dijere mal de su hermano será volcado al fuego del infierno! (Lo agreden de hecho, a manotazos, puntapiés y pisotones. Opta por defenderse.)
– Por tanto, si trajeres (Para un golpe.) tu presente al altar (Golpe.) y te acordares (Golpe.) que tu hermano (Golpe.) tiene (Golpe.) algo (Golpe) contra ti... (Golpe. Se enfurece y le pega un fuerte cachetazo a uno de sus agresores. Se asusta, luego de eso. Prosigue con voz blanca.)
– Olvida tu presente y corre hacia tu hermano, para volver en amistad con él. (Los otros, ofendidos, se retiran. El los mira alejarse, con desesperación.)
– Concíliate con tu adversario mientras estás con él en el camino. Pues llegando hasta el juez ya será tarde. Caerás en prisión. (Comienza a caminar hacia ellos, que lo ignoran. Su tono implora atención. Busca la pagina que tenía abierta.)
– De cierto os digo..., que no saldréis de allí hasta haber pagado el último cuadrante... (Pausa. Una pareja está fornicando. Se acerca tímidamente.)
– Oísteis que fue dicho "no adulterarás". Mas yo os digo que quien miró a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón. (Lo miran. Prosiguen. El se dirige a otros.)
– Si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo. (Le dan la espalda. Se dirige a un tercer grupo.)
– ¡Sí tu mano derecha te fuere ocasión de caer, córtala! (Le dan la espalda. Cae de rodillas.)
– Además..., habéis oído que fue dicho..., "no perjurarás"... más pagarás al Señor tus juramentos... Y yo os digo: no juréis ni por el cielo ni por la tierra..., ni por Jerusalem..., porque nada de ello os pertenece... (Solloza.) Y tampoco por vuestra cabeza podéis jurar..., porque no sois capaces de hacer un pelo blanco o un pelo negro... (Lo rodean lentamente, con paso silencioso, mirándolo como a una curiosidad. El, completamente replegado sobre sí, llora, con la cabeza hundida entre las rodillas. El libro abierto, sobre la mano tendida. Parece que estuvieran por compadecerse de él. Luego de estudiar en detalle su actitud, se acercan sigilosamente. Con rápido movimiento, le roban el libro. El salta como un resorte y sigue recitando de memoria, con ansiedad desatada.)
– ¡También fue dicho!... ¡"Ojo por ojo y diente por diente"!... ¡Pero, yo os aclaro!  ¡No resistáis al mal!... ¡Y al que te pegue en una, ponle la otra!... ¡Mejilla!!... ¡Ponle la otra mejilla!... (Las lágrimas corren aún por su cara. Se frota un brazo contra la nariz y sigue buscando el libro, que pasa de mano en mano entre el grupo compacto.)
– ¡Y al que quisiere tu ropa, dale hasta la capa!... ¡Y al que te llenare de carga por una milla, acompañalo dos!!... ¡Y al que te pidiere dale!... ¡Y por un préstamo, no ¡té rehuses!... (El grupo compacto se dispersa. El queda en el centro, golpeando sus propias rodillas. Carga decididamente sobre el que ostenta el libro. Este lo rechaza con un empellón y pasa el libro a otro. El carga sobre el segundo, que lo rechaza de idéntica manera y pasa el libro a un tercero. El carga sobre el tercero. Todo esto mientras dice el siguíente párrafo.)
– ¡Oísteis que fue dicho!... ¡"Amarás a tu prójimo y aborrecerá a tu enemigo"!... ¡Mas yo os lo digo!... ¡Amarás a tu enemigo!... ¡Bendecirás al que te maldice!... ¡Harás bien al que te aborrece!... ¡Pronunciarás oraciones por aquel que te ultraja y, te persigue!! (Del último empellón cae redondamente. Prosigue gritando, mientras patalea en el aire y pega desordenados puñetazos en el piso.)
– ¡Porque si amáis solamente a los que os aman, no poseéis mérito!... ¡Y si abrazáis únicamente a vuestros hermanos, no justificáis la recompensa! (La figura, que tiene el libro en sus manos, comienza a romperle las hojas y arrojar los pedacitos al aire. Como si lo intuyera, él gira sobre sí mismo queda boca arriba y ve caer los papelitos sobre si¿ cuerpo. Pronuncia con espanto.)
– ¡Sed, pues, perfecto!... ¡Como perfecto es Vuestro Padre, que está en los cielos!... (Se tapa la cara con las dos manos, conteniendo un aullido. Una figura lo toma por el tobillo y comienza a arrastrarlo alrededor de todo el escenario. Intenta zafarse inútilmente, mientras persiste anunciando.)
– ¡No hagáis justicia..., por vuestra..., cuenta..., delante de los hombres..., pues, entonces..., no tendréis merced..., de Vuestro Padre..., que está en los cielos..., de Vuestro Pa... que está en los cie..., Cara... jo! (Lo sueltan. Gatea con obstinación hacía donde está el libro. Cuando tiende un brazo para tomarlo, cae un pie sobre su muñeca. Cuando tiende el otro, ídem., su cuerpo intenta sin resultado aprovechar la poca libertad de movimientos que le queda.)
– ¡Y al dar limosna..., no hagáis sonar la trompeta delante de vosotros..., como hacen..., los hipócritas...! ¡Uh! (Se sientan dos o tres figuras sobre su cuerpo, hacia uno y otro lado. Le liberan los brazos.)
– ¡De cierto os digo!... ¡Que tienen allí mismo su recompensa!... ¡Al dar limosna, entonces!... ¡ Que no sepa tu mano derecha lo que hace tu izquierda!... ¡Ni tu izquierda!... ¡Lo que hace tu derecha!... ¡Ni nadie!... (Lo levantan en vilo y lo llevan hacia el foro. Grita como un poseído, mientras lo sostienen, ofreciendo la imagen de un crucificado.)
‑¡Que no lo sepa nadie!... ¡Que no lo bienaventuradossepanadíe!... Quenolovuestropadresepa... ¡Vuestro Padre infeliz que está en los cielos! . . no lo probresdespiribienasanturadossepa, nadie!... ¡NUNCA! (Calla. Se mira uno y otro brazo, con mirada algo errática, posesionándose por un instante del papel en que lo colocaron.)
– yo soy el esperado por los desprovistos..., el invocado por los delirantes. . . Y he venido a dejar mis bienaventuranzas... (Deja caer la cabeza hacia un costado. Queda así, en una larga y significativa pausa. Le dan un golpe en el estómago y levanta el rostro. Vomita palabras.)
– ¡Bienaventurados los pobres, los obtusos, los ricos, los medianos! (Se queda sin aliento. Pausa. Otro golpe.)
‑¡Bienaventurados los viejos, los jóvenes, los tristes, los perdidos!... (Golpe.) Bien aventuradosssss... (Se desinfla por completo. Lo bajan delicadamente, dejando correr una pausa, para alimentar su delirio.)
‑Bienaventurados los hijos del día y de la noche..., y del atardecer... y de la madrugada... (Hace un esguince payasesco.)
– Bienaventurados los bienaventurados... (Se pasea entre las figuras, con suave solemnidad.)
– Que en la hora del juicio final... Dios les conceda música para aliviar sus penas... Que los ángeles grises se atormenten por ellos... Que los diablos pequeños apenas los molesten... (Trans.) Yo tenía una tía que era un ángel gris entre nosotros... Se fugó en una nave, por el bosque... Se fugó con un diablo..., pequeñito... (Lanza tina risa breve, infantil.) Un diablo chiquitito, ji, ji, recién parido. (Da un giro repentino.) Bienaventuradas las tías y los diablos pequeños, y los ángeles grises y sus novias. bienaventuradas las piedras donde se sientan, los perros conque se ladran, las almas conque se mueren. Bienaventurados los hijos de la parroquia, los nietos de la alcaidía, los padres del municipio... Bien aventurados por agrios, por tristes, por tontos y por maldecidos!... ¡Bienaventurados los idiotas, porque de, ellos será el reino de la iluminación!... ¡Bienaventurados los iluminados! (Iba in crescendo. Lo interrumpen, tornándolo del hombro y haciéndolo girar sobre sí mismo. Se traba.)
– Bienavent... Bien‑b‑b... (Lo empujan hacia atrás y cuando cae lo toman entre cuatro: uno de cada mano y cada pié. Lo dejan tenso en el aire, canto para descuartizarlo. El empieza a gritar.
– ¡Bienaventurados los locos, los tristes, los idiotas! (Los cuatro empiezan a caminar en redondo, en torno de un eje que vendría a ser su cuerpo.)
– ¡Bienaventurados los sucios! ¡Bienaventurados los feos... (Giran cada vez más rápido. El grita cada vez más fuerte y desorbitadamente.)
– ¡Bienaventurados los puercos, los brutos, los podridos!... ¡ Los locos, los cobardes, los idiotas!... ¡Los imbé, los cretí, los soñó yo no sé! Yo no soy de este barrio. ¡O me da la pelota o rompo todos los vi! ¡Mi hermano me lo dijo! Me dijo, en esta ca. Que los chicos nacían de un repollo de madre. Yo nacía. Con un trompo de carne de mi ma, Con un trompo de lata, un trompo de latón, de cartón, de ratón! El trompo de sansón, que da vuel de coló. De colores pinta. Yo señora no sé. Habrá sido ese ni. Ese no, señorí. ¡Yo no fui, yo no fui! ¡Que me traigan la pe! ¡Que me traigan el trom! ... ¡Que me traigan los a!... (La rueda se detiene. Lo hacen girar hacia lo alto, reteniéndole una mano y un pie. Lo vuelven a tomar entre cuatro; queda boca abajo.)
– Los años del recuer. Del recuer de la ví. De la vi generó. Con los panes crocán. Cro‑cacró. Matiná. (Lo colocan en el suelo, apoyado en sus codos y rodillas.)
– Los panes matinales... con bienaventuranzas... para todos los hi... para todos los hom... (Uno se le acerca y le clavan un puñal en la espalda. Luego huye como todos hacia la penumbra. El cuerpo de él se conmueve, como el cuerpo de un sapo. Agoniza volcado, con un libro a unos palmos de su mano. Aun pronuncia.)
– Bienaventurados los po... Bienaventurados los bue... Bienaventura...

TELÓN