9/12/14

El extensionista. Felipe Santander.





El extensionista

Felipe Santander

  
PERSONAJES:

CANCIONERO........CAMPESINO
CRUZ....INGENIERO AGRÓNOMO
JUANCHO....CAMPESINO
MANUELA   MAESTRA RURAL
DAVID....HIJO DE BENITO.-
BENITO     LÍDER NATURAL   CAMPESINO
CUQUILLO    CAMPESINO
GÜERA    CAMPESINO
PILO.....CAMPESINO
CON.....CAMPESINO
OVNI.....CAMPESINO
NAZARIO.....CAMPESINO
MARIO.....AGRÓNOMO. EMPLEADO DEL BANCO RURAL
MÁXIMO...HOMBRE RICO
JORGE....AGRÓNOMO. EMPLEADO DE  IRRIGACIÓN
GRISELDA....PROSTITUTA
REINA.....PROSTITUTA
PRINCESA....PROSTITUTA
ISMAEL....PRESIDENTE MUNICIPAL DE TENOCHTLÉN
TAMEZ.....GERENTE DE BANCO
LERMA....GERENTE DE RIEGOS
MONTES.... GERENTE DE OBRAS Y SERVICIOS
HANS...GERENTE DE ALMACENES Y DEPÓSITOS
RAS....REPRESENTANTE DE AGRICULTURA
QUIRINO......LÍDER OFICIAL CAMPESINO
CAMPESINOS....
MOZOS, 
AYUDANTES, 
GENTE DEL PUEBLO, 
ETC.
ÉPOCA ACTUAL. 

UN CAMPESINO CANTA

Vengo a cantar el corrido 
de "Tenochtlén de las flores", 
un pueblo lindo y querido 
que se ha quedado dormido 
por varias generaciones.

Y, de tan grande letargo, 
aprovecharse han sabido, 
los que tienen en sus manos 
la fuerza de los centavos 
y el control del Municipio.

Pero con tanto saqueo, 
corrupción, valemadrismo, 
por donde quiera que veo 
están poniendo muy feo 
este pueblo en que he nacido.

Por ejemplo: allá en el campo 
se están secando los huertos, 
los charcos se están secando, 
las milpas se están secando, 
los cerros se están secando, 
los perros se están secando, 
los niños se están secando, 
mis manos se están secando, 
¡pronto habrá sólo desierto!
Y, ¡échenle caña al ejido, 
al campesino, a los peones, 
digan que sólo ellos mismos 
la producción han hundido 
por tarugos y huevones!
Pero, ahí les va la verdad, 
para que no se hagan majes, 
¿quién va a querer trabajar 
si toda la utilidad 
es pa'l gobierno y sus "cuates"?
Al tractor se le cepilla, 
se le echa aceite y bencina, 
pero de un infeliz peón 
se quiere más producción 
con sólo chile y tortillas.
Pues lo que aquí producimos 
se les entrega a los "gringos"; 
la miel, la fruta, el ganado, 
las hortalizas, los granos, 
el algodón, el tabaco, 
café, mariscos, pescado, 
también el jamón ahumado 
y el gas, aunque sea entubado 
¡por eso estamos torcidos!
Luego, hay que ver nuestros niños, 
desde su más tierna infancia 
andan desnudos, perdidos, 
y se nos vuelven bandidos 
al crecer en la vagancia.
Y, ¿cómo así no va a ser?
 o, ¿cómo puede evitarse 
si hay más cantinas, "piqueras" 
y más burdeles que escuelas 
pues dan más "utilidades"...?
El campesino inconforme
Debe tener el cuidado
De ponerse a buen recaudo
Si cerca está un uniforme
Acompañado de un palo. 
Pues si lo ven exigiendo
Casa, vestido y sustento, 
Le van a hacer su morada
Muy linda y bien arreglada, 
Con una plácida cama, 
Ajustadita a su talla, 
Forrada toda en cambaya, 
Y encima le echan cemento
¡para que ya no se salga!
Ojalá reflexionaras tú, 
policía, tú, soldado, 
que eres también explotado 
al igual que los que labran 
la tierra con el arado.
Y que al pegarle al obrero 
que protesta por su sueldo, 
no estás "salvando” a la patria 
sino a un montón de canallas 
que han desgraciado a tu pueblo.
Pero, este pueblo un buen día 
se cansó, se puso en pie,
vio que tan solo dormía 
q'en vez de estar todo bien 
¡estaba de la jodida!
Y este corrido termina 
cuando la lucha comienza 
en contra de la injusticia. 
la corrupción, la avaricia, 
¡pos se acabó la paciencia!

CANCIONERO.-.-En este sucedido que van ustedes a presenciar, yo no soy uno de los personajes, ni siquiera tengo nombre, no soy nadie; sin embargo, me van a ver por todos lados... ¡no!, no soy la "Santísima Trinidad" (sonríe.) no, nada de eso. Lo que sucede es que soy parte de todos, pertenezco a todos. Soy la opinión popular de este pueblo; esa que no siempre se expresa abiertamente por timidez, por terror, por hipocresía, por impotencia, por apatía, pero que siempre está presente. Por eso, aunque nadie me ve, siempre estoy entre estas gentes, sobre todo en los acontecimientos más importantes. Algunas veces me presento en forma de canción, de refrán, de comentario, de anécdota... Soy una vía de escape a la tensión y al escepticismo. Una forma de expresar la inconformidad de este pueblo que muchas veces no sabe qué hacer ante una situación indeseable. Les daré un ejemplo: Don Quirino Gómez, líder campesino (entra un hombre gordo y feo), se ha encargado de enredar las solicitudes de tierras; ha usado su cargo sólo para tener dinero y poder, y siempre habla y toma decisiones importantes a nombre de todos los vecinos, sin consultarles siquiera. A pesar de ello, de nada sirve protestar porque a Quirino lo puso allí don Ismael, nuestro presidente municipal (entra don Ismael), quien a su vez fue puesto allí por don Máximo (entra Máximo, tipo de extranjero), que es aquí, en Tenochtlén, el que tiene el control de los centavos y pone y quita funcionarios según su conveniencia. Ante esta situación de impotencia, la gente se desquita conmigo y a veces aparezco pintado en las bardas: mentándole la madre a don Máximo, criticando a don Ismael, o poniéndole apodos a Quirino. (salen los tres hombres). Algunas veces tomo una forma de rebeldía, y es cuando mi presencia se siente con más fuerza, cuando las inquietudes crecen, cuando empiezan a soplar vientos de revolución, como en la historia que voy a contarles...

Se abre el telón y nos encontramos ante una estampa revolucionaria. Un grupo de campesinos discuten airadamente. Se nota que se han formado dos facciones. 

MANUELA.-(Con un fusil en la mano). ¡Pues los que estén conmigo, que me sigan!
NAZARIO.-¡Espera, Manuela, no seas impulsiva! ¡Las fuerzas están muy disparejas!
CUQUILLO.- ¡Ya no hay tiempo de medirlas! Mis hombres están contigo Manuela.-, ¡ya nos aguantamos bastante! (sus hombres lo apoyan).
OVNI.- ¡Es que ni siquiera nos hemos organizado!
PILO.-Ni sabemos lo que hay que hacer (Murmullos de duda)
MANUELA.- ¡Rodear la Presidencia Municipal y exigir su entrega! Qué, ¿se necesita mucha organización?
NAZARIO.- ¡Cuando menos, saber cómo y quiénes; meditar un plan!
CUQUILLO.- ¡Vámonos, Manuela, aquí ya estoy viendo muchos cacarizos!
NAZARIO.- ¡Nada de cacarizos!

De pronto todos quedan estáticos y en silencio. Hay una confusión: el Cancionero.- recapacita.

CANCIONERO.- ¡Telón!... ¡telón! (El telón vuelve a cerrarse)

Olvidaba decirles que esta historia aún no ha terminado, ya que, como acaban ustedes de ver, el pueblo no ha tomado una posición definitiva en el asunto. Ahora bien, yo quisiera que ustedes vieran una obra completa, con principio y final... (Medita). Les propongo una cosa: vamos a comenzar desde el principio y cuando lleguemos a la escena que ustedes acaban de ver y que es donde se encuentra actualmente la historia, nos detenemos, y entonces, fíjense bien: las filas de este lado (convencional) proponen uno o varios finales para la obra; y los de las filas de este otro lado, por votación, y después de haber discutido los finales propuestos, decidirán cuál es el final que representaremos, o sea, el definitivo. ¿De acuerdo?... (Si ya no hay, preguntas, objeciones, etc.): De acuerdo, empezamos: ¡telón!... ¡luces!... ¡escenografía para el comienzo!... ¡empieza la función!

Se abre el telón y nos encontramos en los alrededores de Tenochtlén, típico pueblo mexicano.

CANCIONERO.- Comenzaremos esta historia el día en que Cruz López, un joven ingeniero de la ciudad, llegó a Tenochtlén, un lunes por la tarde.

CRUZ.-. (Deteniendo a Juancho.) Oye ¡oye!
JUANCHO.- (Sorprendido.) Diga usted
CRUZ.- Ando buscando a Benito Sánchez. ¿Dónde lo encuentro?
JUANCHO.- No sé. Debe andar por su labor.
CRUZ.- Sí, pero, ¿dónde está su labor? (ya no hay respuesta) ¡me lleva el tren! ¿Así cómo voy a dar con él? (a Nazario, que pasa.) Oye, ¿dónde hallo a Benito Sánchez?
NAZARIO.- ¡Pos sepa!

(Apresura el paso.) (Sale Cruz que continúa su búsqueda.)

CANCIONERO.- El tiempo pasó y comenzó a oscurecer sin que Cruz pudiera obtener la información que deseaba. Para colmo de sus males comenzó a llover...

(Vemos a Cruz que llega corriendo y se refugia bajo un árbol.)

CRUZ.- ¡Pinche pueblo!... ¿así me irá a costar de trabajo todo?... ya caminé por todos lados, ya me mordió un perro, me metí hasta las rodillas en el pantano, y ahora esta lluvia... a ver si no meda una pulmonía... (Estornuda), ¡lo dicho! ¡Chin...!, no debí haberme venido hasta que me entregaran la camioneta, pero ahí ando de caliente... (Vuelve a estornudar). ¿Y ahora qué hago? (se sienta en una piedra y se saca el agua de los zapatos). ¡Caray, mis mocasines nuevos!

Aparece Manuela con un gabán y empieza a azuzar unos animales para que se metan a un cobertizo. Coloca también algunas trancas para que ya no se salgan. Cruz la ve y viene a ayudarla. La joven lo mira recelosa.

MANUELA.- (Seca.) ¡Gracias!
CRUZ.-. De nada. (Viendo que la joven se va a meter.) ¡Oye! (la joven se detiene), ando perdido... no sé a dónde ir... me he pasado toda la tarde buscando a Benito Sánchez... ¿tú no lo conoces?
MANUELA.-. (Después de una pausa.) Sí.
CRUZ.-.- Y si te pregunto dónde está, ¿me lo dirás?
MANUELA.- ¿Para que lo quiere?
CRUZ.-.Vaya, al fin una pregunta concreta! Mira, yo soy ingeniero agrónomo, trabajo en el gobierno, en Extensión Agrícola. Me acaban de comisionar aquí, en Tenochtlén, y me dijeron que me pusiera en contacto con Benito; parece que tiene influencia con las gentes de aquí y podría ayudarme, nada más que ya tengo toda la tarde buscándolo y nada. A todos los que les pregunto nomás dicen (los imita) "pos'tá en su labor"... ahí va bien"... "pos sepa". Y total que ahora ya me oscureció y... (Estornuda). ¿Ves?
MANUELA.-- Yo lo encamino con él, si quiere.
CRUZ.-.¡Claro que quiero!
MANUELA.-.Nomás levanto la troje, un momentito, y ahorita lo llevo.
CRUZ.-.Yo te ayudo (entran al granero y trabajan).
CRUZ.- No es muy bonito el pueblo éste, ¿verdad? no tiene nada. En fin, aquí me tocó; a ver qué se puede hacer. La gente no es muy accesible... ¿tú eres de aquí? (la joven asiente sin hablar). ¿Y no te aburres?
MANUELA.- No.
CRUZ.- ¿Cuál es tu onda?
MANUELA.- ¿Mi que?
CRUZ.-.¿Qué es lo que haces? ¿En qué te diviertes?
MANUELA.-.(Seca). En nada.
CRUZ.-. ¿No te gusta bailar? ¿el cine? '
MANUELA.-. No hay mucho de eso aquí.
CRUZ.-.¡Jíjoles, qué vidita se me espera! ¿Qué me recomiendas que haga en mis ratos libres? (Manuela se encoge de hombros.) Oye, ¿sabes que eres bien chacotera?(La joven no entiende y se vuelve a verlo ofendida. Cruz ya no insiste. Trabajan.)
CRUZ.-.Yo soy ingeniero agrónomo. ¿Ya te lo había dicho? Bueno, es que estoy muy orgulloso de serlo. Me recibí hace ocho meses, con mención honorífica. Este es mi primer trabajo. ¿Me tardé algo en decidirme a trabajar, verdad?, es que le estaba haciendo la lucha a una chamba a todo dar, en una compañía americana, de aceites. Lástima, no conseguí el puesto. Éramos muchos aspirantes y una solo plaza. Casi me tocó a mí, se la dieron al que estaba junto (ríe)... es "padre" trabajar en una compañía gringa. Te pagan bien, te tienen muchas consideraciones; además, puedes vivir en la ciudad, vestir bien y divertirte; no que en este pueblo bicicletero quién sabe cómo me vaya a ir... (Manuela se vuelve molesta), bueno, no te quiero ofender, pero de verdad, esto está muy feo...no entiendo cómo una muchacha como tú... esto no es para ti; tú eres bonita (la observa) de verdad, eres muy bonita ¿ya te lo han dicho? tienes buena figura (conquistador) te mereces algo mejor que andar cuidando animales... en la ciudad serías todo un éxito
MANUELA.-. (Furiosa) ¡Mire, si quiere ver a Benito le voy a decir un consejo: no hable tanto. Si le dije de llevarlo con él, es porque me dio lástima verlo todo perdido y chorreando, pero ni alma que vaya yo a interesarme en la historia de su vida, ni en su opinión que usted tiene de nuestro pueblo! (Silencio.)
CRUZ.-. (Sorprendido.) Menos mal que habla tan poco. 
MANUELA.- Ándele, vamos (Salen.)
CANCIONERO.-(Canta.)

Tres consejos yo te doy, 
amigo de la ciudad, 
tres consejos yo te doy, 
amigo de la ciudad, 
cuando vayas por el campo 
escucha con atención 
observa la tradición 
y respeta al que anda arando.

Manuela y Cruz han llegado hasta una pequeña casa de adobe en donde cena un hombre pequeño de mirada astuta y firme. Es Benito Sánchez. Lo atiende David, uno de sus hijos.

MANUELA.-.- Allí es, tóqueles fuerte (se aleja.)
CRUZ.- Muchas gracias. Oye, ¿te puedo ver otra vez? (No hay respuesta) ¡Pare que me vuelvas a regañar!! (Toca la puerta y le abre David).
CRUZ.-.Busco a Benito Sánchez
BENITO.-Entre, ingeniero, entre a echarse un taco y un cafecito pa'lo mojado.
CRUZ.-.(Entrando.) Mucho gusto. (Lo saluda.) Yo soy Cruz López, ingeniero agrónomo, vengo de parte del gobierno.
BENITO.-.Sí, sí, luego me cuenta, ahora échese un cafecito pa'que se le quite la temblorina
CRUZ.-.Muchas gracias, ¿dónde puedo sentarme?
BENITO.-.Pa'l ingeniero está puesto eso (Sopa, tortillas y café.)
CRUZ.-.(Sorprendido.) ¿Para mí?¡gracias!
BENITO.- (A David.) Anda, tráite una manta: no se nos vaya a resfriar el ingeniero. (Cruz ya está cenando.)
CRUZ.-. Oye, ¿cómo sabías que era yo ingeniero, y que venía para acá?
BENITO.-.El pueblo es chico, todo se sabe.
CRUZ.-. ¿También sabías que anduve perdido y que hasta en el pantano me fui a meter?
BENITO.-.(Sonríe) Cuando ande en zona pantanosa, ingeniero, siga a los burros, esos nunca se meten en donde el agua les da una cuarta arriba de las pezuñas (ríen).
CRUZ.- Si ya sabías que andaba perdido ¿por qué no fuiste a buscarme o mandaste alguien por mí?
BENITO.-. Qué, ¿no te trajo m'hija?
CRUZ.- ¿Tú ? (entra Manuela con una manta y una botella.)
MANUELA.-. Aquí está la manta, y un frasco de mezcal, para los temblores.
BENITO.-.Ai déjelos, m'hija.
MANUELA.- Si ya no se les ofrece nada, voy a acostarme
BENITO.-.-Nada. No sé si al ingeniero
CRUZ.- .No...
MANUELA.-.(Sonríe.) Buenas noches.(Sale.)
CRUZ.-.¿O sea que ella ya sabía que yo andaba perdido y...?
BENITO.-.En este pueblo somos muy taimados; ¡échese un trago, ingeniero! CANCIONERO.-Al final de la cena, Cruz dio una explicación poco convincente de las razones por las que se encontraba en Tenochtlén. Benito le observaba con escepticismo.
BENITO.-. (Irónico.) Pos qué bueno que viene usted a enseñarnos a sembrar maíz.
CANCIONERO.--¡Uy, que mala leche! Pero, Cruz, sin experiencia en el trato con campesinos, parecía no darse cuenta.
CRUZ.- Y no sólo eso, Benito, con tu ayuda podemos cambiar muy pronto la mentalidad de estos campesinos
BENITO.-¿Cambiar su mentalidad? ¡Ah, caray! ¿Pos qué, son muy malos?
CRUZ.- (Sonríe) Me refiero a que adquieran una mentalidad productiva, empresarial.
BENITO.-Ah, eso sí sería muy bueno; en este pueblo, los únicos que ganan son los empresarios, y los comerciantes
CRUZ.-.Y a eso hay que llegar a que cada campesino, además de estar capacitado pare la producción, se convierta en un empresario, en un comerciante y, si se puede, hasta en un industrial.
BENITO.-. (Con falsa admiración.) ¿Y usted nos va a enseñar todo eso?
CRUZ.-.Bueno, cuando menos voy a intentarlo; pero, claro, tenemos que empezar antes con la organización de ustedes: es el primer paso...
BENITO.-.Oiga, ingeniero, ¿y ora que usted nos haya organizado y enseñado, ya nos podemos hacer industriales? He oído que esos bárbaros sí que ganan rete harto (Carcajada del Cancionero.)
CRUZ.-.- Bueno, entonces ya es un problema de capitalización o de crédito; pero, si tenemos la base técnica, no habrá quien nos lo niegue...
BENITO.-.(Aún con ironía.) ¿De verdad?
CRUZ.-.¡Claro! Es de lo que piden su limosna los bancos. ¿No ves que cuando hay una buena producción ellos recuperan sus créditos? Y sólo se puede mejorar la producción, mejorando la técnica.
BENITO.- (Se rasca la cabeza.) Pos no quiero desalentarlo, ingeniero, pero eso pasará allá, de donde usted viene; aquí eso de la técnica y el crédito no jalan parejo.
CRUZ.- No tiene lógica. Lo que creo es que no han sabido convencer al banco, y por falta de técnica. Me anduve fijando, ahora que andaba perdido... ¿cómo es posible que en 1978, la gente ande todavía sembrando con coa?... ¿cómo es posible que siembren en terrenos con pendientes tan pronunciadas, en cerros?... ¿cómo es posible que aún sequen su maíz al sol? (Benito intenta decir algo, pero Cruz continúa.) Necesitamos modernizar la agricultura de este pueblo. ¡Cómo tienen sus parcelas!, anduve viendo los chilares que tienen en la meseta...
BENITO.-.¿Chilares?...allí lo único que se siembra es maíz y frijol... 
CRUZ.- ¡Sí, pero en la forma que lo sembraron se les va a dar puro chile! (se ríe, ve que a Benito no le hizo gracia el chiste y se pone serio), bueno, en realidad no todo está tan mal...
BENITO.-.El ingeniero ya debe estar muy fatigado; váyase a descansar. Benito se encargará de avisar a los vecinos que usted está aquí, que lo mandó el gobierno pa'que viniera a ayudarnos.
CRUZ.-. Lo que quiero, es que lo antes posible me organices una junta para que yo les hable (aparecen campesinos con sillas y se acomodan en el patio de la casa mientras Cruz continúa.) Si cooperan conmigo, es posible que aún pueda salvarles parte de la cosecha... andan mal, Benito, muy mal.
BENITO.- (Sincero.) Sí, es verdad, andamos muy mal...
CANCIONERO.-.¡Pero, usted anda peor, don ingeniero! 

Salen al patio. El Cancionero se sienta entre la concurrencia. Benito comienza la asamblea.

BENITO.-Señores, Benito los ha llamado a esta junta pa' presentarles al señor ingeniero Cruz López que viene a ayudarnos... (Aplausos.) Viene a darnos algunos consejos pa' que puédamos trabajar mejor la tierra, y pa' ayudarnos a que se nos quite nuestra forma de pensar como burros... (Risas),, a que entiéndamos mejor las cosas, como las entienden las gentes de la ciudad, los industriales, que ellos sí son gente sabia y estudiosa, no tapados como nosotros. (El Cancionero ríe. Cruz se siente incómodo.) El ingeniero viene en representación del gobierno que, como siempre, se preocupa de nosotros... (Murmullos hostiles ) Y de esta manera nos contesta la solicitud que le hicimos al gobernador, quien entonces nos dijo que atendería de inmediato nuestra demanda... (Cruz está muy inquieto por el giro de la junta.)
CRUZ.- ¿Qué demanda le hicieron?
BENITO.-.Mire, ingeniero, en Tenochtlén el problema de la posesión de tierras y sus medidas, tienen mucho tiempo y nunca ha querido ser resuelto por las autoridades; al contrario, cada vez enredan más las cosas...
CUQUILLO.-.¡Claro; a río revuelto ...!
GÜERA.-.¡Todo se vuelve puras largas, en nuestro perjuicio! 
JUANCHO.- Nosotros siempre hemos sabido cuáles son nuestras tierras, pos las tenemos de siempre; pero'ora salieron con que por el "deslinde" y un montón de tarugadas, el catastro salió en favor de Don Máximo, imagínese, el bandido ese ni por aquí vivía cuando ya mi padre araba estas tierras 
OVNI.- ¡Yo también salí afectado! 
BENITO.-.(A Cruz) Con tanto papeleo y falta de formalidad se ha creado una situación muy tensa por lo que algunos compañeros se han desesperado y han empezado a invadir algunas tierras
CUQUILLO.-. (Aludido.) ¡Yo sólo me repuse de lo que me habían quitado!
PILO.-.¡Sí, pero por tu culpa me están metiendo el ganado otra vez!
BENITO.- Bueno. ¡Calma! Hay que dejar hablar al ingeniero, que viene de parte del gobierno; él nos va a decir lo que tenemos qué hacer, ¿no es así, ingeniero?
CRUZ.-.- (Desconcertado.) Bueno, yo... no sé.... ¿qué les dijo el gobernador?
BENITO.-.Pos eso, que iba a atender nuestra demanda; y ahora, después de un mes, usted es la primera noticia que tenemos
CUQUILLO.-¡Pos de allí yo no me salgo, ni aunque hayan mandado al ingeniero ése!
PILO.-. ¡Sí, y a mí, que me lleva la fregada!
GÜERA.- ¡Es urgente que nos den una razón, ya!
JUANCHO.- ¡Cállense, hombre, dejen que el ingeniero nos diga qué hacer!
CRUZ.-. (No sabe qué decir.) Es que... ¿dicen que están haciendo esto para perjudicarlos?
GÜERA.--¡Pos claro! 
CRUZ.-.- ¿Quiénes?
CUQUILLO.-.- Pos ¡quién ha de ser! ¡La gente de Don Máximo (protestas airadas.)
BENITO.-.- ¡Calma, señores!, ¿no ven que el señor ingeniero parece que no está todavía al tanto!
GÜERA.-.- ¡Ya debería estarlo, si lo mandó el gobernador! 
CON.-.- ¿No dice que viene de parte de él?
GÜERA.-.- ¡Ya debería conocer nuestro problema!
CON.-.- Pues yo... efectivamente, estuve... bueno, más bien, a mí me dijeron... la verdad, no sé nada, ni conozco a estas gentes que ustedes mencionan.
NAZARIO.-.- Entonces, ¿cómo nos va a ayudar?
PILO.-.- ¿Qué razón le dieron?
CRUZ.-.- No, ninguna
CUQUILLO.-.-. ¡A mí se me hace que este ingeniero es puro cuento!
JUANCHO.- Otra vez ¡atole con el dedo!
CRUZ.-.-Pero escuchen, yo soy ingeniero agrónomo; puedo ayudarles en muchas otras cosas. Yo sé que el problema que ustedes plantean es muy importante, pero está fuera de mi campo de acción. Como yo puedo ayudarles, es diciéndoles lo que están haciendo mal y cómo lo pueden corregir; por ejemplo, he observado que tienen las tierras muy descuidadas y que hasta ahora no han barbechado. Esto es pésimo, pues limita las posibilidades de humedad. Es necesario barbechar al final de la cosecha; esto permite a la planta sobrevivir a un periodo más prolongado de sequía...
NAZARIO.-.-Bueno, Don Benito, lo que dice el ingeniero es muy interesante, pero yo ya me voy
CON.-.- Yo también; ¡voy a ver si ya pusieron" las puercas! (ríe)(empiezan a pararse.)
CRUZ.-.- ¡Esperen, esperen, aún no he terminado!
CUQUILLO.-.- Ni falta que hace.
CRUZ.-.- No se vayan, denme una oportunidad y verán lo que puedo enseñarles... Benito, diles que no se vayan (Benito vacila), verás cómo, si me escuchan, va a interesarles mi programa de trabajo, ¡por favor!
BENITO.-.-¡Don Nazario, Cuquillo, Chon! Espérense un poco, total, ya estamos aquí, vamos viendo qué es lo que el ingeniero aún quiere decirnos... (Regresan, menos Cuquillo, que se queda al fondo, en una actitud de provocación.)
CRUZ.-.- Quiero hacerles una pregunta: ¿quién es el dueño de una parcela que está entre lomeros y la boca de agua'?

(Silencio, Interviene Benito)

BENITO.-.- Creo que es la suya, Don Nazario.
NAZARIO.-.- (Fastidiado.) Pos, así parece
CRUZ.-.- Quiero que me digas, ¿cuánto esperas sacar de maíz este año, por hectárea?
NAZARIO.-.- Pos unos cuatrocientos kilos.
CRUZ.-.- ¿Y no te gustaría, en vez de eso, sacar allí dos toneladas?
NAZARIO.-.- ¡Pos a mí, la verdad, pos no!
CRUZ.-.- (Sorprendido.) ¿Cómo no?
NAZARIO.-.- ¡Pos no!
CRUZ.- .- (A Benito.) Ahí sí que no entiendo
NAZARIO.-.- Si eso es todo, ¿puedo irme?
CRUZ.-.- (Exasperándose.) ¿Y podrías ser tan gentil en explicarme, por qué no? Realmente no veo la lógica de tener esos terrenos tan desaprovechados... (Nazario se vuelve a Benito, éste hace seña que conteste.)
NAZARIO.-.- ¡Esa parcela ya ha dado hasta dos toneladas y media de maíz!
CRUZ.-.- Qué! ¿y entonces por qué ahora?
NAZARIO.-.- Mire usted, el asunto es largo, pero se lo voy a poner facilito: pa' sacar dos toneladas y media de maíz, hay que echarle centavos, arriesgarle, y total ¿pa' que? Cuando todo sale bien, nos compran la cosecha más barato, nos cobran más caro el crédito, y a la larga siempre venimos saliendo igual, entonces ¿pa' qué arriesgarle?
CRUZ.-.- ¿Cómo que les compran la cosecha más barata? ¿Y entonces los precios de garantía?
CON.-.- ¡Dialtiro se nota que usted no le ha vendido maíz al Gobierno! (risas.¡
JUANCHO.- ¡Cuando no es que está mojado, que tiene plaga, que está carcomido, sucio, descolorido... que huele feo ...!
PILO.-.- Aquí el maíz siempre tiene algo, y hay que pagar por eso.
GÜERA.-.- Total que siempre acabamos vendiéndoselo a Don Tomás el intermediario.
OVNI.- Aunque la verdad, Don Tomás y los graneros del gobierno son la misma cosa
CRUZ.-.- ¿Cómo la misma cosa?
BENITO.-.- (A Cruz.) Creemos que entre ellos se entienden.
CUQUILLO.-.- (Con soma.) ¿Otra preguntita, ingeniero?
CRUZ.-Les propongo una cosa: voy a apuntar en el pizarrón los problemas más graves que me he encontrado aquí: ¿me entienden? La idea es que cada uno señale honestamente lo que está haciendo mal, y entonces lo discutimos, ¿de acuerdo?
GÜERA.-.- ¡Uy, pos eso sí va estar más difícil!
CRUZ.-.- ¿Por qué? (silencio).
BENITO.-.- Es que aquí, cuando menos la mitad de los vecinos no saben leer ni escribir.
CRUZ.-.- ¿Y entonces cómo ? (se pone nervioso) ¡carajo!
NAZARIO.-.- ¿Ora sí, ya nos vamos?
CRUZ.-.- ¡Esperen! Déjenme hacerles una última proposición y ya se van: les propongo que ahora sean ustedes los que me planteen un problema técnico, que no puedan resolver, a ver si yo puedo ayudarlos. ¿De acuerdo? A ver, el que tenga un problema que levante la mano... (Cuquillo la levanta.) A ver, tú
CUQUILLO.-.- Yo quisiera que me dijera cómo puedo acabar con una plaga que se está tragando mi maíz.
CRUZ.-.- Claro que sí, ¿qué características genéticas tiene?... quiero decir, ¿cómo es la plaga?
CUQUILLO.-.- Pos, usa lentes negros, bigotes, y tiene una panzota así de grande... (Risa en general).
CRUZ.-.- (Conteniéndose). ¡Vamos a hablar en serio! Yo soy ingeniero agrónomo, tuve muy buenas calificaciones en la escuela, ¿por qué no me aprovechan? Yo puedo enseñarles a sembrar, fertilizar, curar una vaca, componer un tractor
JUANCHO.- Pos sí, pero lo que a nosotros nos interesa es saber de dónde sacamos la vaca, el tractor y el fertilizante... (Risas).
OVNI.- ¡Y yo quiero saber cómo le hago para que la gente de Don Máximo no se siga quedando con mi agua!
CRUZ.-.- No, pues ahí no puedo hacer nada...
CUQUILLO.-.- ¡Se lo dije, Don Benito, que nomás nos habían mandado al ingenierito este pa'que nos sirviera de chupete!
CRUZ.-.-(Pierde el control.) ¡Ingenierita tu madre, pendejo!... ¡y lo que quieras! (CUQUILLO.-, también se encrespa.)
CUQUILLO.-.- ¡Pos ya va, ingenierito monta perros! (Conato de pleito. Los separan. Los demás campesinos empiezan a salir).
NAZARIO.-.-¡Nos vemos, Don Benito!
GÜERA.-.- ¡Ai se lo dejamos!
CUQUILLO.-.- (De Cruz, burlón.) Tiene las manos muy finas; no creo que sirva pa'l campo (ríe y sale).
CRUZ.- (A Benito.) ¿Por qué no quieren entender? Una cosa son los problemas técnicos; donde yo puedo ayudarlos. Los otros son problemas que les tendrá que resolver el Gobierno 
JUANCHO.-  Pos'tamos lucidos con usted y con el gobierno (sale).
CRUZ.-.- (A Benito.) ¿Tú sí me entiendes, verdad? yo estoy aquí para dar asistencia técnica, no para resolver los conflictos que ellos plantean... en fin parece que esto va a ser más difícil de lo que esperaba. Lo que tenemos que hacer ahora es preparar bien la próxima asamblea, para que ya no me agarren en curva como esta vez...
BENITO.-.- ¡Ya no va a haber más asambleas, ingeniero!
CRUZ.-.- ¿Cómo?... pero si ésta fue apenas la primera, la de "tanteo".
BENITO.-.- Ya Benito se lo dijo. Aquí somos muy burros, y de una buena vez se lo acabo de decir: yo puedo llamar a la gente otra vez, pero no va a venir naiden.
CRUZ.-.- ¿Y entonces yo?... ¿Qué voy a hacer?... Yo tengo un trabajo que cumplir, me pagan por ello... ¿a poco nomás es cosa de que agarre mis cosas y me regrese? ¿Qué fácil, no?
BENITO.-.-  (Sincero.) Pos, pue'que fuera lo mejor...
CRUZ.-.- (Enardeciéndose otra vez.) ¡Ahí si no estoy de acuerdo contigo! ¡A rastras, pero los tengo que hacer que me oigan! ¡No me conocen ...!
BENITO.-.- (Tranquilo.) El único que por la fuerza puede obligarlos a juntarse es Don Ismael con sus alguaciles, usted sabe... 
CRUZ.-.- (Pensativo.) Tú sí vendrías conmigo a otra junta ¿verdad? 
BENITO.-.- Yo creo que con Benito ya hicimos harto, ¿no cree?
CRUZ.-.- ¡Cómo! ¿Tú tampoco deseas aprender lo que yo puedo enseñarte?
BENITO.-.- Pos va a perdonar lo burro y lo retobado: pero, la verdad, Benito no cree que usted tenga mucho qué enseñarle... ¡mejor vaya con Dios, ingeniero! (oscuro.)
CANCIONERO.- (canta)
El indio es muy testarudo, 
esto debes saber.
El indio es muy testarudo, 
esto debes saber,
por si quieres convencerlo 
de algo que debe aprender 
es más fácil 
engañarlo 
regañarlo 
amenazarlo 
estrangularlo 
mutilarlo 
fusilarlo 
o colgarlo 
asesinarlo 
calcinarlo
incinerarlo 
embotellarlo 
fracturarlo que llevarlo a comprender 
Lo que no quiere entender 
lo que no quiere entender...

Campamento. Al llegar Cruz a su vivienda encuentra un joven robusto que evidentemente aguardaba por él. Es Mario.

MARIO.-.- ¿Eres el nuevo extensionista? Soy Mario, trabajo en el banco. 
CRUZ.-.- ¿Qué tal ...? 
MARIO.- Supe que tuviste una junta en casa de Benito (ríe) ¿cómo te fue? 
CRUZ.-.- ¡De la cachetada! (Mario ríe) me dejaron hablando solo (abre la puerta) pásale... (Entra). 
MARIO.-.- ¿Y por qué Benito?... hubieras ido directamente con Quirino, que es el comisario...
CRUZ.-.-Benito es muy respetado por estas gentes, y podría ser muy valioso, si quisiera ayudarme
MARIO.-.-¡Es un cabrón, igual que todos esos monos! Si lo sabré yo, que cuando anduve de extensionista me hicieron ver mi suerte
CRUZ.-.-(Interesado.) ¿Fuiste extensionista, aquí?
MARIO.-.- Así empecé. Afortunadamente se desocupó una plaza en el banco y rápidamente me movilicé con Don Máximo para que me la dieran.
CRUZ.-.-  ¿Cuánto tiempo estuviste en Extensión?
MARIO.-.- Cerca de un año.
CRUZ.-.- ¿No te gustó?
MARIO.-.- ¡Ni madre! (ríe).
CRUZ.-.-  ¿Por qué?
MARIO.-.-  Es mucho mejor el banco. Te cae más lana y el trabajo es fácil. No tienes que andar convenciendo a nadie. Ahí sí, o hacen lo que les ordenas o no les aflojas los centavos (ríe) y míralos, como sedita
CRUZ.-.-Oye ¿no tienes tu estudio de área, o algunos resultados de extensión que me ayudaran a empezar a trabajar?
MARIO.-.- (Evasivo.) Pues, no tengo mucho
CRUZ.-.-Algo sobre suelos, clima, alguna información estadística
MARIO.-.- No, no me dio tiempo.
CRUZ.-.- ¿En todo un año no te dio tiempo?
MARIO.-.-La verdad es que nunca pensé quedarme de extensionista.Tomé el cargo porque no había otra cosa, pero con la idea de cambiarme a la primera oportunidad.
CRUZ.-.- ¿Y, no hay que entregar cuentas, o algo, de lo que se hace? Es que no estoy todavía familiarizado
MARIO.-.- Sí, hay que llenar los "recetarios": son unos formatos impresos donde se les dice a los agricultores lo que tienen qué hacer, lo que tienen que sembrar y todas esas mamadas: el banco te los manda y con cien recetarios que repartas a la semana ya cumpliste
CRUZ.-.- ¿Y los agricultores hacen caso de esos recetarios?
MARIO.-.- ¡Ni madre! En cuanto te das la vuelta rompen la recomendación y hacen lo que les viene en gana; pero a ti eso ya no te importa porque para entonces ya tienes su firma en la copia (orgulloso.) ¡Yo llegué a llenar los cien recetarios en dos horas ...!
CRUZ.-.- (Siguiéndole la corriente.) ¡Y a otra cosa!
MARIO.- .- ¡Claro!
CRUZ.-.- ¿Y no se da el caso de que vengan supervisores a ver lo que se está haciendo?
MARIO.-.- Es rarísimo, vienen cuando andan en alguna campaña política o para justificar viáticos, pero nada más. Algunas veces llegan a venir los meros jefazos, pero entonces te avisan con bastante anticipación, para que prepares todo y pongas las cosas en orden...
CRUZ.-.- (Sonriendo.) ¿Y cómo puedes poner en orden, por ejemplo, los cultivos de la meseta? Aquello es un verdadero desastre...
MARIO.-.-¡Ah, no, para allá no van! Los llevas a los terrenos de Don Máximo, que están a toda madre; allí él mismo se encarga de prepararles un banquete, alcohol de primera, unas buenas nalguitas y asunto terminado, al rato ya se regresan.
CRUZ.-.- ¿O sea, que no vienen a revisar los problemas?
MARIO.-.- De pendejos ¿no ves que siempre andan en bola?, con representantes de todas las Secretarías. No van a salir a buscar problemas, nomás para echarse tierra entre ellos mismos... no, van a ver nada más lo que les conviene, de lo que pueden presumir. (Ve que Cruz abre sus maletas y saca libros, ropa, etc.) ¿Qué estás haciendo?
CRUZ.-.- Voy a acomodar mis cosas.
MARIO.-.- ¿Para qué?... (Azorado) ¿A poco piensas quedarte aquí? 
CRUZ.-.- ¿Qué tiene de raro? 
MARIO.-.- ¡Aquí espantan! (ríe.) Ninguno de los técnicos vive aquí; al rato nos vamos todos... estamos a sólo hora y media de la ciudad. ¿Qué te quedas a hacer? 
CRUZ.-.- ¿Pero, entonces, el campamento..:? 
MARIO.-.- Lo puedes usar de oficina, o para cepillarte alguna nativa, pero nada más‑, ¡no hombre, qué bárbaro eres!, no hay agua caliente y en las noches te hielas... (Ve que Cruz sigue desempacando ¿de verdad piensas quedarte?
CRUZ.-.- Estoy muy desconectado de esta gente Quisiera hablar un poco más con ellos, conocerlos un poco más, y creo que esto sólo puedo lograrlo fuera de las horas de trabajo; cuando ya están más tranquilos. 
MARIO.-.- ¡Uchale, te vas a morir de aburrimiento!
CRUZ.-.- Es posible, pero ayer la regué y por eso me fue como en feria. No, no quiero tirar la toalla tan rápido.
MARIO.-.- (Burlón.) ¡Te van a seguir dejando solo...!
CRUZ.-.- Puede ser, pero ayer había una razón: ellos querían la regularización de sus tierras y, en vez de atender su problema, me mandan a mí para calmarlos.
MARIO.-.-.(Pensativo.) Así que todavía andan con lo de la regularización...!
CRUZ.-.- Y cómo no van a andar con eso, si no les resuelven nada... tal vez si me empapo del asunto y les ayudo a legalizar sus tierras me aceptarán más fácilmente.
MARIO.-.- (Alarmado.) ¡No, no, no! ¡Ahí sí que ni te metas! 
CRUZ.-.- ¿Por qué?
MARIO.-.- ¡Te quemas! ¿No ves que la bronca es contra Don Máximo?
CRUZ.-.- ¿Y eso qué?
MARIO.-.- Pues nada, que es el hombre más importante de esta región. Más importante harta que Don Ismael, porque él es el que controla aquí los centavos.
CRUZ.-.-¿Y...?
MARIO.-.- Mira, pa’acabar pronto: si te pones de parte de Benito y su gente no duras aquí ni un mes.
CRUZ.-.- Y si me pongo contra Benito no voy a tener nada que hacer. ¡Bonita cosa! Mira creo que lo más razonable es estudiar la situación. Total, si Máximo tiene la razón.
MARIO.-.- ¡La tiene!
CRUZ.-.- Benito dice que ellos han estado siempre en posesión de esas tierras
MARIO.-.- No tienen ninguna documentación que lo pruebe
CRUZ.-.- ¿Y quién la tiene con el desorden que hay en este pueblo?
MARIO.-.- ¡Don Máximo! Lo que pasa es que es un viejo a todo dar, y los ha dejado que usen sus tierras; pero, en el momento que él quiera, les quita todo... y ¡ojalá lo hiciera pronto!
CRUZ.-.- ¿Por qué?
MARIO.-.- El sí sabe trabajar las tierras y, además, tiene dinero para hacerlo; no que estos pobres jodidos, cada día producen menos... ¡no quiero ni pensar en lo que sucedería si un año Don Máximo deja de sembrar!...
CRUZ.- ¿Qué pasaría?
MARIO.-.- ¿Cómo qué? ¡Se viene abajo la producción de Tenochtlén; no tendríamos ni que comer!
CRUZ.-.- Yo creía que Benito y sus gentes sólo comían de lo suyo
MARIO.-.- ¡Ah, bueno! ellos sí, pero todos los demás: tú, yo, los alguaciles, los empleados del municipio, del banco... (Ve su reloj.) ¡Ah, carajo!, ya son las cinco, ya me tengo que ir; quedamos de recoger a las siete a unas golfas buenísimas...
CRUZ.-.- (Sonríe.) ¡Buen provecho!
MARIO.-.- (Fraternal.) Mira, mejor no te metas en lo que no te conviene, y vente con nosotros. En la ciudad tenemos alquilada una casa a todo dar, ¡en el mero centro! La casa tiene ocho habitaciones. Queda una disponible. Te saldría baratísimo... a cada rato hacemos unas orgías de miedo... la pasarías muy bien...
CRUZ.-.- Te agradezco la intención, de verdad, pero quiero quedarme por aquí un rato, a ver qué pasa.
MARIO.-.- No vas a aguantar ni una semana, en fin, cuando te canses de hacerle al loco puedes venirte con nosotros; claro, si aún no se ha rentado el cuarto
CRUZ.- De acuerdo.
MARIO.-.- Nada más ten cuidado: no te vaya a pasar lo que al "cuetero" y después ni con Dios ni con el diablo... ¡chao!
CRUZ.-.- Nos vemos... (Se queda pensativo.)

Oscuro.


CANCIONERO.-.- Ha pasado un mes. En la cantina del pueblo se comentan los últimos fracasos de Cruz.

CUQUILLO.-Con que ayer lo fue a visitar el inge Cruz otra vez.¡Qué se me hace que quiere romance con usted! (ríen).
OVNI.-(Apenado.) Me llevó unos arbolitos
CUQUILLO.- ¿No le digo?
CON.- Cuídese, mi buen Boni ¡no le vayan a enderezar el espinazo! (ríen).
OVNI.- ¡Oh, que...! (callan). Quiere que los ponga alrededor de la parcela, pa'que no se me queme el maíz con el viento
JUANCHO.- (Interesado.) ¿Y qué hizo con ellos, los sembró?
OVNI.- No, ¡ya mero! Con tantas ganas que le trae Quirino a mi parcela, de tarugo le voy a poner además arbolitos, nomás pa'que más me la codicie
JUANCHO.- A nosotros nos fue a ver el lunes. Allí anduvo ve y ve; contaba con pasos y escribía. Después quiso hablar con don Eduviges y con el Chalío, pero ésos ya están curados de espanto y lo dejaron hablando de a loco.
NAZARIO.-Pobre muchacho, diatiro lo hemos hecho a un lado.
CUQUILLO.-No hay que hacerle confianza; algún negocio ha de traer.
NAZARIO.-No, no se la hago; sólo que a éste no lo veo maleado como los demás.
CON.- Lo mismo dijo de aquel que llegó regalándonos todo.
PILO.- ¡Ah, sí, el que era estudiante ... !
CON.- Más bien, parecía niño Dios, con aquello de que "háganme una lista de todo lo que necesitan: que si tractores, que si bombas, que si desgranadoras..." total que a'i nos tiene pide y pide como mensos y de pronto ¡pum! nomás desapareció.
NAZARIO.-Bueno, pero no nos hizo ningún daño.
CUQUILLO.-A usted no, pero nomás pregúntele a Don Andrés que casi lo tuvo viviendo en su casa. Dicen que harto dinero le prestó Y cuando se fue, ni adiós dijo. (Entra Cruz en la cantina).
CUQUILLO.-¡Uh que la canción! ya nos cayó el chahuistle.
CRUZ.- (Finge no oír.) ¡Buenas tardes, señores!
NAZARIO.- Buenas tardes, ingeniero.
CRUZ.- Una cerveza chica, por favor, Güera.
GÜERA.- ¿Fría?
CRUZ.- Sí, por favor (se dirige a la mesa en que están Juancho y los otros campesinos). Nada como una cerveza bien fría, ¿verdad?
NAZARIO.-Nada, ingeniero.
CRUZ.- (Brinda.) ¡Salud, señores!
NAZARIO.-¡Salud! (algunos, un poco forzados, repiten entre dientes).
CRUZ.- ¿Qué tal van los barbechos?
NAZARIO.- ¡A'i van, ingeniero, a'i van!
CRUZ.-Ya está empezando a nublarse, a Lo mejor, para el mes que entra ya tenemos agua.
NAZARIO.-A lo mejor (hay una pausa incómoda).
CRUZ.- (Jovial.) ¿Me permiten que me siente con ustedes?
CUQUILLO.-(Parándose.) Bueno ¡luego les sigo platicando!
PILO.-¿No me lleva? Voy por su mismo rumbo
CRUZ.-(Amable.) No se vayan, permítanme invitarles un trago
CUQUILLO.-(A Boni.) Es que aquí, de repente, empezó a oler muy feo
CRUZ.-De verdad, deseo ser su amigo
CUQUILLO.-(Ignorándolo.) ¡Ah que necio anda usted esta tarde, Don Nazario! Vámonos mi buen Pilo (salen).
NAZARIO.- Siéntese, ingeniero.
CRUZ.- Gracias.
NAZARIO.- ¡Tráile otra cerveza al ingeniero, Güera!
CRUZ.-(Saca una baraja.) ¿Saben jugar cartas...brisca...conquián?
NAZARIO.-No, ingeniero, no nos gusta apostar.
CRUZ.-Sin apostar, nada más para entretenerse (la baraja).
JUANCHO.- (A Nazario.) Bueno, Don Nazario, ya es de noche
CRUZ.-Espérense, déjenme hacerles unas suertes ¿ven esta carta?, es el rey de bastos... (Las mueve). A ver, ¿en qué montoncito quedó? Anden, digan con confianza.
NAZARIO.-(Vacilante.) ¡En ése! (Cruz voltea el montón y se lo enseña.)
CRUZ.- ¡Aquí no hay nada!
OVNI.- ¡Ah, fregado, de veras! (Admiración general).
CRUZ.-A ver tú, Boni, aún quedan dos montoncitos.
OVNI.- (Indeciso, se vuelve a don Nazario y éste le da confianza.) ¡Pos, en ése!
CRUZ.-¡Ah que caray, ya fallaste tú también! (vuelve las cartas, los hombres se miran azorados.) A ver tú, Chon.
CON.-(Ríe.) Eh...a mí sí me la puso difícil.
CRUZ.- (Serio.) ¿En cuál?
CON.- (Lo mira y sonríe nervioso.) Pos, ¿cuál ha de ser?
CRUZ.- No sé, dime...
CON.- Pos en el que quede (ríe).
CRUZ.- ¿Seguro?
CON.-(Se pone serio.) Pos sí (Cruz voltea las cartas y tampoco está allí, nuevamente el asombro general).
CRUZ.-¡Ah caray, tampoco aquí hay nada! (serio). ¿Quién la agarró? (los hombres se miran entre sí). ¡Tú debes haber sido! (Juancho).
JUANCHO ¡No, yo no fui!
CRUZ.- A ver, déjame ver... ¡debajo del sombrero! (le quita el sombrero y de allí saca la cartas). ¡Con razón...!
NAZARIO.-  ¡Ah qué diablo de ingeniero! (ríen).
OVNI.-  (Estupefacto.) ¿Cómo le hizo?
JUANCHO.-  ¡Ora sí me la pegó!
GÜERA.-Oiga, ¿y con esa magia no nos podría sacar los títulos de propiedad'! (ríen todos).
CON.-Esta Güera, ¡a todo le saca provecho!
CRUZ.-Es un truco, ¿quieren que se los enseñe? (entusiasmo general, todos, hasta la Güera, vienen a ver el truco).
CRUZ.-Un favor a cambio ¿sí? (se calma el entusiasmo).
JUANCHO.- (Para sí.) Ya salió el peine
NAZARIO.-Usted dirá.
CRUZ.-Que me dejen poner en sus parcelas un lotecito de experimentación.
JUANCHO.- ¡Oiga, compadre, ora sí ya me voy, es rete tarde!
OVNI.- ¡Es cierto, la vieja ha de estar con pendiente! (se paran).
CRUZ.-Sería en su propio beneficio, y no les quitaría mucho espacio.
NAZARIO.-Yo también me tengo que ir , (a la Güera) sírvele al ingeniero lo que quiera, aí me lo cargas.
CRUZ.-¡Cuando menos dígame por qué no!
CON.-Entonces, paso por usted en la mañana.
NAZARIO.-A'i te espero.
CRUZ.-Bueno, les enseño el trucó de todos modos, ¡miren! ¡miren!... ¡qué fácil...! (los sigue hasta la puerta pero ya todo es inútil. Cruz regresa a la mesa).
CRUZ.-¡Chin la regué otra vez! 

(Oscuro).

(En el campo, Pilo labra la sierra, Cruz le observa.)

CRUZ.-¿Qué tal está de fuerte el viento?
PILO.-Algo
CRUZ.-¿Y no te molesta?
PILO.-No (se le vuela el sombrero. Cruz se ríe.)
CRUZ.-Carajo, Pilo, seamos razonables: el viento te molesta y molesta también a las plantas. Se lleva tu tierra, tu tierra buena, la que hace producir ¿no te preocupa quedarte sin tierra?
PILO.-Pos sí
CRUZ.-Entonces, ¿por qué no tapas el hueco de la cañada? Ahí es por donde se cuela el viento... mira, con que hicieras una terracita y la llenaras de arbolitos.
PILO.-Ya nos la van a hacer.
CRUZ.-¿La terraza?¿Quiénes?
PILO.-Don Ismael dijo.
CRUZ.-¿Cuándo lo dijo?
PILO.-Desde el año pasado.
CRUZ.-¿Y qué tal si no la hace?(Pilo no sabe qué decir.) Pilo, la terraza es una obra para ti, para tu propio beneficio, que a ti te hace falta, no al gobierno... ¿te parece lógico quedarte toda la vida esperando por algo que podrías hacer tú mismo?
PILO.-Es que ya nos dijeron.
CRUZ.-¿Y qué? La gente no siempre cumple lo que promete. Mira cómo están ya estas tierras; hay parte donde está aflorando el tepetate... sería tan fácil que entre ustedes se pusieran de acuerdo, hicieran la terraza y reforestaran la cañada, aunque sólo fuera la entrada... ¿no lo crees así?
PILO.- Pos sí... sería bueno...
PILO.- ¿Y por qué no les pones tú mismo el ejemplo?
PILO.- Ya veremos...
CRUZ.-Nada que ya veremos; si estás de acuerdo, de una buena vez te entrego los árboles (va hacia la camioneta) y yo mismo te ayudo a levantar la terraza,.. (Pilo se asusta.)
PILO.- No, pos mejor...!
CRUZ.- Mejor ¿qué?
PILO.- Mejor no, mejor me espero.
CRUZ.-(Irritado.) Mira, te voy a dejar los árboles, ya tú sabrás si los siembras o no
PILO.-¡No los deje ahí, ingeniero, se van a secar!
CRUZ.-¡Pues que caigan sobre tu conciencia, porque si se secan, tú los dejaste secar! (deja los árboles y sale furioso.)
CANCIONERO.- Hay algo que tú no entiendes,
tal vez tenga explicación.
Hay algo que tú no entiendes,
piensa que hay una razón.
¿Por qué el campesino, quiere
provocar la destrucción
de proyectos que se emprenden
y que tan sólo pretenden
mejorar su situación?
La respuesta es bien sencilla,
si le pones atención.
La respuesta es bien sencilla,
si observas con atención.
Es que, con estas medidas,
al gobierno se le obliga
a repetir la inversión,
y nueva contratación
es fácil que se consiga.
Y nueva contratación
Es fácil que se consiga. 

Parcelas de Juancho. Cruz está sentado en una piedra viéndolo trabajar.

CRUZ.- Estás poniendo la semilla demasiado pegada... ¿para qué la desperdicias? Con la mitad tendrías los mismos resultados... ¿no me crees? mira, yo sé de eso. Soy ingeniero agrónomo; para conseguir mi título me quemé las pestañas durante cinco años... (cambia) Juancho, tú te ves como una persona sensata, razonable, inteligente, y quiero proponerte algo, por tu propio bien... mira, deja un surco, un surco nada más y ese siémbralo como yo te digo; verás que tengo razón...
JUANCHO.- Perdóneme el ingeniero, pero no sobran los surcos (continúa sembrando. Cruz regresa furioso a sentarse en la piedra.)
CRUZ.- ¡Pues parece que la semilla sí te sobra! ¡desperdiciado!... ¡necio!... ¡testarudo!... ¡feo!... ¡ojalá te caiga el huitlacoche!...

Aparece Máximo vistiendo ropa campirana. Se baja de! caballo.

MÁXIMO.- ¡Ándale, .Juancho, siembra ese surco como dice el ingeniero! Te pagaré por él, el doble de lo que saques en los demás.
JUANCHO.- (Sumiso.) Usted manda, patrón
CRUZ.-(Sorprendido. A Máximo) ¡Gracias!
MÁXIMO.- (Acercándose.) Es la única forma de hacer que entiendan. Ya debías haberlo comprendido.
CRUZ.-Ya lo había pensado, pero yo, ¿con qué ojos? 
MÁXIMO.- (Se sienta a su lado.) Los de la experiencia. (Juancho los observa desde lejos. Máximo habla sin ver a Cruz.) Se comenta que eres may trabajador, pero que no has tenido mucho éxito como extensionista
CRUZ.-(Sincero.) Así es(avienta una piedra) parece que sólo sirvo para una 'pura' y celestial...!
MÁXIMO.- ¿Y por qué no has recurrido a mí?
CRUZ.-(Extrañado.) ¿A ti? (reacción de Juancho.) ¿por qué?
MÁXIMO.-Es la costumbre aquí.
CRUZ.-¡Ah, sí?, y tú, ¿quién eres?
MÁXIMO.-Yo soy Don Máximo
CRUZ.-(Sin sorpresa.) Ah sí, ya me habían hablado de ti ¿y para qué tenía que ir a verte?
MÁXIMO.- (Sonríe.) Hace un momento te ayudé a resolver un problema; quizás podría ayudarte a resolver muchos otros; algunos más interesantes que éste... (Se para), date una vuelta por mi casa y verás, te invitaré una copa y charlaremos.
CRUZ.-Está bien, en cuanto tenga un rato ahí te caigo.
MÁXIMO.-Esperaré tu visita (monta v sale.)
CRUZ.-(A Juancho, imitándolo.) Usted manda, patrón...¡mercenario!
JUANCHO...(Sonriendo.) ¡Hasta luego, ingeniero! 

(Oscuro).

Por el camino va Manuela. Cruz la alcanza.

CRUZ.- ¡Manuela! ¡Manuela!, te he buscado por todas partes
MANUELA.-¿A mí para qué?
CRUZ.-Quería verte, platicar contigo; te invito a tomar un refresco.
MANUELA.-No , (.suaviza.) no tengo tiempo.
CRUZ.-¿Y el domingo? Te invito el domingo a dar la vuelta en el Centenario.
MANUELA.- ¿No se le hace  
CRUZ.- Contigo, no.
MANUELA.-(.Se turba.) Lo siento, no me dejan. Hasta luego.
CRUZ.- ¡Manuela! ¡No te vayas, espera, no seas así! no tengo ni con quien hablar; la gente me rehuye como si tuviera lepra... la otra noche, cuando me di cuenta, estaba platicando con una vaca en el campamento (Manuela ríe); no te rías, Manuela; es cierto, no se puede andar solo todo el tiempo; parezco alma en pena... espera, Manuela. ¿Qué mal les hice que me niegan hasta la amistad?
MANUELA.-Ahí están sus amigos, los otros ingenieros; júntese con ellos; tampoco les gusta este pueblo. Váyase con ellos a la ciudad y diviértase allá. No por aburrimiento quieren complicarnos la vida a nosotras, pasarnos sus problemas, porque, en resumidas cuentas ¿qué culpa tenemos? Yo ni le dije que viniera ni que se quedara aquí, y si se va, a mí me da lo mismo (se va).
CRUZ.-Pero, Manuela: la cosa no es así, no me emboletes con los demás... ¡Manuela! (Manuela va se fue.) ¡Me lleva la...! (agarra una piedra y la estrella contra el suelo) ¡pinche pueblo de mierda! (se dirige al campamento.) ¿Qué diablos estoy haciendo aquí? ¡Se acabó!... ¡se acabó!... ¡agarro mis cosas y me largo! (llega hasta la puerta de su vivienda v trata de abrirla pero no puede) ¡pinche pueblo! (la abre de una patada.) ¡Ojalá que se les pudra... todo! (avienta la chamarra contra la silla. No sabe qué hacer. Empieza a guardar sus cosas.)
CRUZ.-¡No, si de seguro que soy su pendejo pero, imbécil, yo tengo la culpa de todo por estarme aguantando (toma un trago de mezcal, casi se atraganta) ¡pinche pueblo!... tiene razón Mario; aquí nomás hay que cumplir con recetarios, hacerse buey, y pasársela cachetona con los cuates en la ciudad... en la casa de ocho habitaciones que tienen allá... las orgías que han de tener con sus golfonas, en cambio, yo aquí, ¡jugando solitarios!... pero, se les acabó, pendejitos, se les van a llenar de plaga sus sembradíos y entonces van a pensar: "chin, ¿para qué habremos dejado que se fuera el ingeniero?... ¡vamos a pedirle que regrese”... sí, ¡cómo no! ¡ja, ja...! ¡que los atienda otro pendejo, porque yo, ni madre!... ¡ni madre!... ¡ni madre!...¡ni madre!... ¡ni madre!... (Se tira sobre la cama y llora desconsoladamente hasta quedarse dormido. Sus sueños lo llevan a una imagen materna mientras se escucha una canción de cuna).

CANCIÓN DE CUNA.

Duerme pequeño
Duerme, mi niño 
duerme, pequeño 
duerme, mi niño. 
Olvida un momento 
el paso del tiempo
Duerme, pequeño 
duerme, mi niño 
No llores más 
no sufras más 
Duerme, pequeño 
duerme, mi niño 
No quieras cambiar 
el viento y el mar 
un día vendrá 
que nos unirá 
Duerme, pequeño, 
duerme , mi niño.  
Y al despertar 
vas a encontrar 
que tras la lluvia 
el sol brilla más 
Que tras la lluvia 
el sol brilla más. 

Es media noche, Cruz duerme. A lo lejos comienzan a oírse risas y gritos: son Mario y Jorge que llegan con tres prostitutas. Vienen borrachos y se callan mutuamente.

MARIO.-¡La sorpresa que se va a llevar!
JORGE.-Aquí es
GRISELDA.- ¿En este tugurio tan feo va a ser la fiesta?
MARIO.-¿Pues qué esperabas, reinita?
REINA,. ¡Hace mucho frío, así ni ganas!
JORGE.-Ya verás que adentro no sientes frío, mamacita (la pellizca, ríen.)
MARIO.- ¡Shht! no hagan tanto escándalo.
REINA,. Este, que nada más anda de tentón.
JORGE.- ¡Ay, güey ¡Ay, buey, ya me di en la cabeza! (risas.)
MARIO.-  A ver, princesa, déjame cargarte (la toma en brazos.)
JORGE.-(Empujando la puerta.) La puerta está suelta, así se facilita todo.

Entran sin hacer ruido. Casi a un tiempo. Jorge enciende la luz y Mario deja caer a la joven encima de Cruz que despierta sobresaltado. La joven maúlla, se comporta como un gato. Los demás ríen regocijados.

CRUZ.- ¿Qué... qué es esto?
MARIO.- ¡Fiesta sorpresa para el nuevo extensionista!
JORGE.-¡Cortesía de Don Máximo!... ¡todo es cortesía de Don Máximo!

Colocan unas botellas sobre la mesa. Reina ha ido a encender la radio. Mario y Griselda arreglan los detalles, sirven las copas y en un momento la fiesta está ya organizada ante la mirada estupefacta de Cruz que no acaba de despertar.

JORGE.- ¡Lázaro, levántate y ándale, entra en acción!

Cruz lucha por deshacerse de la joven colgada de su cuello que no deja de besuquearlo. Los demás ríen.

CRUZ.-¡Caray, déjame siquiera lavarme los dientes !
MARIO.-Toma. enjuágate la boquita con este "Martell" (risas.)
CRUZ.-(Mientras se echa agua en la cara y se asea un poco.) Me agarraron desprevenido... hubieran avisado...
MARIO.-¿Y perdernos el placer de la sorpresa? ¡Niguas!
REINA.- (Con una copa.) ¡Que se empareje con nosotros! (los demás corean y lo hacen beber.)
CRUZ.-Yo no necesito mucho para emparejarme, ¡con dos copas tengo!
JORGE.- ¡Tú lo dijiste! (Se las da y Cruz se las toma.)
PRINCESA.- Ándale. vente a bailar.
CRUZ.-Sí, sí, ahora (A Mario.)¿Dices que todo es por cuenta de Máximo?
MARIO.-Hazme el favor (a los demás) en lo que anda pensando (ríen y comentan) ¡esta noche disfruta de la vida!
JORGE.-(Burla.) Mañana te damos los detalles técnicos de la operación (Ríen.)
PRINCESA.- ¡Operación corrupción! (Jala a Cruz y se pone a bailar con él. Todos bailan y se agitan, las luces se vuelven intermitentes dando a la fiesta un ambiente fantasmagórico y  para facilitar el paso del tiempo. La música se va haciendo más lenta hasta desaparecer. Al final todos han quedado desparramados por la habitación.)

 (Oscuro.)

Amanece. Cruz se echa agua en la cara y bebe. Los demás continúan tirados. Va hacia Mario, trata de despertarlo.

CRUZ.- ¡Mario!... ¡Mario!... (Lo mueve) ¡despierta! 
MARIO.- ¡Eh!... ¿qué, qué sucede?
CRUZ.- Ya está amaneciendo.
MARIO.- ¡Ah, qué preguntón me he vuelto! ( Vuelve a acomodarse)
CRUZ.- ¡Mario!...¡Mario!
MARIO.- ¡ Pero bueno...!
CRUZ.- ¡Ya me voy!
MARIO.- Está bueno... buen viaje... adiós (vuelve a dormirse).
CRUZ.- ¡Mario! (lo descobija). No me has entendido, me largo de aquí, de Tenochtlén, ¡ya no quiero trabajar en Extensión! 
MARIO.- (Despabilándose.) ¿Y ahora, qué te picó?
CRUZ.- ¡Soy un fracasado!
MARIO.- ¡Uy, qué amargo! ¿Le fallaste a la Princesa? (Cruz se molesta, Mario ríe).
CRUZ.- De verdad, he fracasado en todo, con todos.
MARIO.- Mira, si me dejas dormir te doy una buena noticia ¿de acuerdo?
CRUZ.- De acuerdo.
MARIO.- ¡Don Máximo te espera en su casa esta noche! Le caíste bien al viejo. Ahora todo va a cambiar para ti, ¡te va a llegar la papeliza!
CRUZ.- No, no me has entendido, es mi profesión la que me preocupa, donde he fracasado...
MARIO.- ¡Ay, no te la jales!
CRUZ.- De verdad.
MARIO.- Pero si es ahora cuando puedes hacer lo que quieras. Con el visto bueno de Don Máximo se te abrirán todas las puertas, ya verás...
CRUZ.- Pero, Máximo se ha hecho rico explotando a esta gente y yo siento que es a ellos a los que debería servir mi trabajo...
MARIO.- (Burlón.) ¡Estás hablando como un pinche demagogo! ¿A poco crees que a Don Máximo le interesa que toda la indiada esté fregada?
CRUZ.- No se ve que haya hecho gran cosa por ellos...
MARIO.- Claro que sí; les ha abierto fuentes de trabajo. Les ha dado a ganar dinero. Sin él, este pueblo ya habría tronado desde cuándo...
CRUZ.- Pues está tronando...
MARIO.- Y si no fuera por Don Máximo, que les presta dinero, todavía estarían peor.
CRUZ.- En vez de dinero prestado, debería dárseles la oportunidad de vivir de su trabajo.
MARIO.- ¡No quieren! ¿No ves que no les gusta trabajar?, prefieren andar de limosneros en la Ciudad.
CRUZ.- ¿No les gusta trabajar? ¿Y los que se van al otro lado? Dicen que por allá no hay mejores trabajadores que nuestros campesinos, sobre todo en labores pesadas...
MARIO.- No vayas tan lejos; aquí, tú trataste de ayudarlos ¿y qué pasó? ¿Qué has hecho por ellos?
CRUZ.-(Apenado.) Nada, pero es que yo soy pendejo.
MARIO.- No, no es por eso, y tú lo sabes. Lo mismo le ha pasado a Don Máximo, ha tratado de ayudarlos, pero no se dejan. Tampoco puedes sacar agua de las piedras.
CRUZ.-No creo que la solución de sus problemas va a venir de gentes como Máximo...
MARIO.- Bueno, tampoco vamos a empezar a discutir ahora "mamadas" como esas de "la lucha de clases...” ¿tú ya sabes qué es lo que debería hacerse para mejorar la situación de esas gentes?
CRUZ.-Pues tengo algunas ideas; mi programa de desarrollo regional.
MARIO.-  ¿El que me habías dicho?
CRUZ.-  Sí.
MARIO.-¿Estás convencido de que si ese programa se realiza beneficiaría a Benito y sus gentes?
CRUZ.- Bueno, pienso que si...
MARIO.-Entonces. tE propongo una cosa: lléveselo a Don Máximo y si él no te ayuda a que el programa se realice exactamente como tú quieres, como lo tienes planeado, entonces lo mandas al carajo y listo. ¿Qué te parece?
CRUZ.-(Indeciso.) No sé, no me inspira confianza ese Máximo
MARIO.-¡Ah, bueno, así, ni el Papa! Si vas a juzgar a la gente nomás por lo que crees, o por lo que te han contado, y si no les das oportunidad de probar nada, entonces no hay más que hablar. (Burlón.) ¡Sí, Don Máximo es el "coco”!
CRUZ.-Está bien, iré a verlo total, no se pierde nada creo.

(Oscuro.)

Residencia de Don Máximo. Elegante, moderna y confortable. En su interior se encuentra Máximo con Don Ismael. Este se nota sumamente preocupado. El trato entre los dos hombres es formal y seco.

MÁXIMO.-Desgraciadamente, como usted sabe, Don Ismael, yo no puedo tener amigos; tengo demasiados intereses.
ISMAEL.- Nuestra situación es grave; si no conseguimos un nuevo préstamo no tendremos ni para pagar a los alguaciles ni a los empleados municipales y sin ellos, sin su apoyo, nuestro gobierno se tambalea. Hay muchas presiones internas. Como usted sabe, yo recibí el municipio en situación de desastre
MÁXIMO.-Comprendo sus problemas; pero también usted tiene que entenderme: la deuda que tienen conmigo es ya demasiado grande y, realmente, no veo con qué, ni de dónde van a sacar el dinero para pagarme.
ISMAEL.- Mire usted, sabemos que por la sequía tiene problemas con su ganado
MÁXIMO.-Efectivamente, el temporal ha sido malo
ISMAEL.- Pues nosotros hemos tenido la suerte de encontrar unas corrientes subterráneas de agua que, según informe de la oficina de irrigación, son en extremo abundantes.
MÁXIMO.- (Interesado.) ¿Corrientes de agua?, ¿dónde?
ISMAEL.- Justo a un lado del cerro pelón. Fácilmente se podría hacer un acueducto y enviarle parte de esta agua, a cambio de la condonación de la deuda anterior.
MÁXIMO.- ¿Tan abundante así es el gasto?
ISMAEL.- Más de lo que usted imagina. ¿Desea que le mandemos los resultados técnicos del estudio?
MÁXIMO.-Por favor, y las condiciones del convenio. Si la situación es como usted me la ha planteado, creo que podemos llegar a un acuerdo.
ISMAEL.- Se los mandaré hoy mismo.
MÁXIMO.- (Parándose.) Muy bien, en cuanto las tenga en mi poder, las estudio y me pongo en contacto con usted.
ISMAEL.- De acuerdo. Buenas noches.
MÁXIMO.-Buenas noches (sale Ismael, aparece Cruz.) Qué tal ingeniero, pásele.
CRUZ.-¡Qué buenos tractores tienes ! (los observa.)
MÁXIMO.- ¿Te gustan?, los acabo de comprar. La clave para obtener buenas utilidades en el campo es su tecnificación, ojalá todos lo entendieran así:.,,,
CRUZ.-Es fácil entenderlo, pero, ¿y los desempleados?
MÁXIMO.- ¿Cómo van tus trabajos en el campo? ¿Ya mejoraron tus relaciones con los agricultores?
CRUZ.-No, y creo que.'
MÁXIMO.-Es que has hecho todo al revés. Para empezar, a esta gente no se le debe preguntar qué es lo que desean hacer; se les dice lo que tienen qué hacer.
CRUZ.-Es fácil decirlo, pero ni modo de agarrarlos a empujones para que hagan lo que uno quiere.
MÁXIMO.-Ahí es donde debes apoyarte en quienes, como yo, pasamos ya por eso y sabemos cómo manejarlos, cómo obligarlos a que las cosas se hagan como deben hacerse
claro, en su propio beneficio.
CRUZ.-O sea ¿obligarlos a que se dejen ayudar?
MÁXIMO.-Exactamente, es el único camino. Comprendo tus inquietudes, pero es una lástima que tu trabajo se esté desperdiciando inútilmente.
CRUZ.-Pues sí
MÁXIMO.-Me dijo el ingeniero Cuevas, Mario, que tienes un programa de trabajo muy interesante para esta región.
CRUZ.-Tengo algo
MÁXIMO.-Y que podría incrementarse notablemente la producción.
CRUZ.-Más bien, diversificarse.
MÁXIMO.-Pues se oye bien.
CRUZ.-He estado estudiando estas tierras y creo que han sido desperdiciadas en producir maíz. Estoy convencido de que podría obtenerse una excelente producción de algodón, sobre todo en el valle.
MÁXIMO.- ¿Algodón? Nunca se ha sembrado por aquí ¿crees tú  que se daría?
CRUZ.-¡Sí! Hay una variedad quo produce fibra de buena calidad, y en abundancia. Esta variedad se ha probado con éxito en climas similares al de aquí, con la misma latitud y altura... El suelo es ideal en profundidad y el período de secas ajusta perfectamente... Las únicas limitantes serían crédito y agua.
MÁXIMO.-No son limitantes para mí; tengo dinero y agua
CRUZ.-(Espontáneo.) Sí, pero a mí no me importas tú Quiero decir, creo quo mi programa debería ayudar a esta gente quo ya está muy fregada
MÁXIMO.- (Sonríe.) Te entiendo, y me parece muy razonable. Ojalá hubieran más jóvenes quo pensaran como tú: sólo quo, entonces, ¿cuál sería mi papel en todo esto?
CRUZ.-Que tú nos consiguieras el agua y el crédito.
MÁXIMO.- ¡Cielos! 
CRUZ.-Dice Mario quo quieres ayudar a Tenochtlén; ¡yo te doy la oportunidad!
MÁXIMO.- (Ríe.) ¡Eros un cara dura! pero veamos, ¿cómo podría hacerse? El crédito no es problema, se puede conseguir, ¿pero, el agua? No puedo garantizar más agua quo la de mi cuota.
CRUZ.-(Rápido.) ¡Con esa tenemos!
MÁXIMO.- ¿Y yo?
CRUZ.-Tú podrías sembrar un cultivo temporalero. Todos te quedarían agradecidos... se mejoraría tu imagen...
MÁXIMO.- (Bromeando.) Tengo la impresión quo estás queriendo aprovecharte de mí.
CRUZ.-AL fin tú ya estás muy rico; danos esa oportunidad.
MÁXIMO.- (Pausa.) Yo podría sembrar maíz y frijol y ustedes algodón... ¿tú me ayudarías?
CRUZ.- ¡Claro!
MÁXIMO.- ¡Trato hecho! ¡Cuenta con el agua!
CANCIONERO.-Esta es una decisión muy importante: es conveniente quo quede muy claro por lo quo vendrá después. Vamos a oírla otra vez.
MÁXIMO.-Yo podría sembrar maíz y frijol... y ustedes algodón... ¿Tú me ayudarías?
CRUZ.- ¡Claro!
MÁXIMO.- ¡Trato hecho! ¡Cuenta con el agua!
CRUZ.-Pero, por escrito, para quo no haya pierde ¿de acuerdo?
MÁXIMO.- (Sonriendo.) No se te va ni una. De acuerdo, por escrito.
CRUZ.-¿Podríamos juntarnos con el ingeniero Lerma, de Irrigación, para formalizar el trato? 

(Aparece Lerma en el umbral de la puerta. Conforme van siendo mencionados, todos los personajes se presentan con una gran sonrisa hacia Don Máximo, lo saludan reverencialmente y en silencio van a sentarse al salón de juntas.)

MÁXIMO.-Yo me encargo de invitarlo a charlar con nosotros.
CRUZ.-¿Y el crédito? ¿Seguro tendremos el apoyo de la banca?
MÁXIMO.-Yo creo quo sí; es cuestión de invitar a Tamez que es amigo mío. (Entra Tamez, se sienta)
CRUZ.-Habría que hacer algunos canales y obras de retención.
MÁXIMO.-Llamaremos  al ingeniero Montes (Entra Montes, se sienta)
CRUZ.-La comercialización es muy importante para que nos garanticen el precio y la compra del algodón; no nos vayan a mandar después con los intermediarios.
MÁXIMO.-Con  Hans lo arreglamos. (Entra Hans, se sienta)
CRUZ.-La Reforma Agraria, pare que por escrito nos dé garantías sobre la tenencia de la sierra; no nos vayan a dejar bailando a la hora de la cosecha
MÁXIMO.-Le avisaré a  Villalpando.  (Entra Villalpando y se sienta)
CRUZ.-¡Ah!, y un representante de Agricultura para tener su visto bueno y apoyo técnico.
MÁXIMO.-Le hablaremos a Porras. Y para relaciones públicas llamaremos a la señora Ramírez. (Entra Porras y se sienta)
CRUZ.-¿Será necesario?
MÁXIMO.-Claro. Es de toda mi confianza y además tiene un gran poder de convencimiento con estas gentes. (Entra la señora Ramírez. Gran alegría de los allí reunidos.)
CRUZ.-Creo que deberíamos invitar a un representante de los campesinos, pare saber si podemos contar con ellos
MÁXIMO.-Muy bien, llamaremos a Quirino (Va a entrar Quirino...Se detiene al oír la voz (de Cruz.)
CRUZ.- ¡No! Preferiría quo llamaras a Benito Sánchez, a Quirino no lo quiere bien la gente... (Aparece Benito, va a entrar y se detiene al oír la voz do Máximo.)
MÁXIMO.-Pero, Quirino es el representante oficial: (Quirino hace a un lado a Benito. Toma su lugar y se dispone a entrar. Lo detiene nuevamente la voz de Cruz.)
CRUZ.-Es Benito quien realmente representa a los campesinos
(Bonito quita a Quirino y se coloca en su lugar.)
MÁXIMO.-Benito es un viejo latoso. Sólo traerá problemas(cambio).
CRUZ.- Si convencemos a Benito, él se encargará de convencer a los demás
BENITO.- Y QUIRINO.- (Al unísono.) ¡Oh, por fin!, ¿quién de los dos?
MÁXIMO.-Hagamos una cosa: invitamos a los dos, ¿de acuerdo?
CRUZ.-De acuerdo. (Entran Benito y Quirino. Se sientan.)
MÁXIMO.-Ahora bien, sería conveniente que tu programa lo presente don Ismael que es la máxima autoridad en Tenochtlén. ¿No te parece? (Cruz va a decir algo.) Yo me encargo de hablar con él, antes, para que cuando venga ya esté perfectamente enterado de tu programa, e inclusive lo presente como iniciativa suya.

Entra Ismael apresuradamente, los hombres se ponen de pie, él los insta a que se sienten y toma la cabecera. 

ISMAEL.- Señores, la razón de esta asamblea es con el fin de analizar un programa de trabajo que nos ha sido presentado por el ingeniero López y que considero de gran importancia, ya que coincide con el espíritu de nuestra política actual. Su programa plantea con claridad la problemática en el campo. La producción agrícola ha llegado a una situación do desastre. Hay hambre en Tenochtlén, y me aflige que lo hayamos permitido todos los que de una manera u otra somos responsables de esta situación: ya que no se puede hablar de un pueblo feliz y tranquilo cuando los alimentos disminuyen día con día,  no se puede hablar de un pueblo próspero. cuando los niños andan descalzos por sus calles; y no se puede hablar de justicia social, cuando ésta no alcanza a todos y cada uno de nuestros compatriotas. (Aplausos.) .
ISMAEL.- ¡Por favor, señores, este no es un discurso político! Estoy tratando de presentar un análisis realista de nuestra situación. Pienso que a pesar de lo antes dicho, no es el momento de rasgarnos las vestiduras y lamentarnos. Sino de unir esfuerzos de manera efectiva; organizando una verdadera alianza para la producción que nos permita resolver nuestros problemas más urgentes, y evite el oprobio de que nuestros hombres tengan que ir a buscar fuera el sustento que Tenochtlén podría darles, si nos lo proponernos y actuamos de buena fe-
QUIRINO.-Las palabras que usted ha pronunciado. Sr. Presidente, me han dejado enmudecido por la emoción. Mi vide ya no podrá ser la misma a partir de este instante sublime que usted ha glorificado con sus...
ISMAEL.- Quirino ¡caramba! Insisto en que no se trata ahora de hacer frases célebres ni de quedar bien con nadie.
QUIRINO.-(Apabullado.) ¡Perdón, señor!
ISMAEL.- Quiero pedir al ingeniero López que nos exponga su programa.
CANCIONERO.- ¡Ándale, Cruz, échale, échale. échale!
CRUZ.-El programa tiene dos objetivos fundamentales: uno de tipo social, que intenta resolver el problema de desempleo y en general de los bajos ingresos de los agricultores. lo que redunda en otros problemas. como la desnutrición, analfabetismo, insalubridad
VOCES AD LIB ¡Ese es un objetivo muy difícil de resolver! ¡No depende de nosotros! ¡No tenemos recursos! ¡Se sale de nuestra línea! ¡Primero hay que producir! ¡Eso es lo importante: producir!
TODOS.- ¡Hay que producir!¡hay que producir!¡hay que producir!
ISMAEL.- ¡Por favor, permitan continuar al ingeniero!
CRUZ.-El segundo objetivo es aquel de poder vender, fuera de Tenochtlén, excedentes de producción, que nos permitan disponer de fondos para comprar las cosas que aquí no producimos.
PORRAS.- ¡Ese sí me parece un objetivo magnífico!
ISMAEL.- Sobre todo en este momento, en que por esas compras foráneas, Tenochtlén se encuentra endrogado hasta la médula y...
BENITO.-Cuando usted dice que Tenochtlén está endrogado, se refiere a usted y a sus achichincles, ¿verdad?
ISMAEL.- Me refiero a todos. ¡La deuda la tenemos todos!
BENITO.- ¿Y nosotros por qué? Nunca le hemos pedido prestado a naiden de fueras.
TAMEZ.-Nuestro banco les ha prestado a ustedes. Para poderlo hacer, tuvimos a nuestra vez que pedir prestado.
BENITO.-Y nosotros les hemos pagado. Ustedes también deberían haber pagado ya.
TAMEZ.-No es tan sencillo, no todos han pagado.
BENITO.-¡Ah, pos que delimiten responsabilidades, y paguen los que deben!, pos ¡qué bonito! ¡Usted pide fiado! ¡Y yo tengo que pagar!... ¡Ya mero!
ISMAEL.- La deuda la adquirí yo, pero a nombre de ustedes; con su anuencia.
BENITO.-(A Cruz.) ¿Con quién?
CRUZ.-(Por lo bajo.) ¡Con su permiso!
BENITO.-¿Cuál nuestro permiso? ¡Nosotros ni nos enteramos!
QUIRINO.-No es posible que don Ismael nos consulte cada una de sus decisiones. Nosotros le dimos el poder y nuestra confianza, cuando lo elegimos Presidente Municipal.
BENITO.-¡Ah qué cabrón éste! ¿Yo, cuándo elegí a Don Ismael? Sería Don Máximo el que lo puso allí
QUIRINO.-¡Por favor, le suplico más respeto a nuestra máxima autoridad!
BENITO.-¡Ah sí, cómo no! ¡Después que nos sale ahora con que se endrogó a nuestra salud!
MONTES.- El ni siquiera fue quien provocó nuestro endeudamiento... la cosa viene de atrás...
BENITO.-¡No, si lo que es con todos sus enredos ya no sabe uno ni por quién esta jodido!
MONTES.- Lo que pasa es que ustedes no se quieren dar cuenta de los gastos que hace el gobierno en beneficio suyo.
BENITO.- No, yo sí quisiera darme cuenta, y tal vez usted me los pueda enseñar.
MONTES.- Con mucho gusto: la presa, los canales, los pozos...
BENITO.- ¡Uy, pos qué de mucho beneficio!, esas obras nomás le han servido a la gente de Don Máximo...
VILLALPANDO.- ¡Porque ustedes alquilan y venden sus tierras, como en el ejido "El Olote”!
BENITO.- En "El Olote" ustedes se esperaron hasta que los vecinos tuvieron que vender sus tierras por hambre, pa' empezar a hacer sus obras, lo mismo que en el ejido "El Seco” MONTES.- ¡Esa es una acusación muy seria ...!
BENITO.- Tómela como quiera. ¡Benito se la sostiene!
PORRAS.- ¡Yo sí te puedo dar un ejemplo de los gastos que se hacen en beneficio de ustedes! el año pasado se le compró una camioneta al ingeniero Cuevas para que pudiera darles asistencia técnica...
BENITO.- ¿Ah, era pa'eso? Y Benito que no hallaba por qué subía tanta muchacha a la camioneta, ¡era por la asistencia técnica!... ¡pos ya andan tres de ellas con la panza de este tamaño de tanta asistencia técnica! (risas.)
ISMAEL.- ¡Por favor, señores! nos estamos perdiendo en discusiones inútiles que no nos van a llevar a ningún lado. Es cierto que en el pasado han habido algunas irregularidades...
BENITO.- ¡No, si han sido muy regularmente! 
CRUZ.- ¡Por favor, Benito!
ISMAEL.- Y eso es lo que estamos tratando de enmendar. Por favor, ingeniero López, continúe.
CRUZ.- Voy a simplificar: se trata de sembrar el valle con algodón en dos variedades que ya han sido probadas. Tengo los resultados de la investigación. El algodón mejoraría los ingresos de los agricultores...
BENITO.- ¡Ja! ¡Ya mero!
CRUZ.-(A Benito.) La utilidad en el algodón es cuando menos cinco veces la del maíz, por otro lado, es un cultivo que necesita mucha mano de obra, sobre todo en la pizca, por lo que habría más trabajo para tus gentes...
BENITO.- ¡No son mías!
CRUZ.- También su industrialización podría hacerse, en parte, en Tenochtlén, lo que procuraría un mayor derrame económico en el municipio en beneficio general... ahora bien, un programa de esta naturaleza debe contar con el apoyo de todas las dependencias que ustedes representan, para que tenga éxito, y sobre la base de compromisos escritos bien especificados (murmullos de desconfianza.)

Desconcierto general. 

VOCES AD LIMITUM.- ¿Compromisos por escrito?... la duda ofende... ¿por qué la desconfianza? Yo no puedo tomar una decisión así nada más... Habría que estudiar los resultados de la investigación... ¡Un análisis exhaustivo! ¡Un programa de esta naturaleza requiere de planificación! ¡Eso es: planificación! (Unísono.) ¡Planificación!... ¡planificación!... ¡planificación!... ¡El  programa de¡ ingeniero López tiene todo mi apoyo!
ISMAEL.- ¡Y yo considero que lo más conveniente sería implementarlo cuanto antes!

(Polémica entre los funcionarios. Toman una decisión.

VILLALPANDO Considerando las condiciones actuales de Tenochtlén, y la necesidad imperiosa de inversiones productivas que nos permitan salir de la grieta económica en que nos hallamos sumergidos, consideramos, que este programa, aún sin planificación, nos da la oportunidad de iniciar una serie de actividades de interés general que debidamente supervisadas y evaluadas nos proporcionarán los coeficientes unilaterales que nos permitirán coaccionar sobre la inflación desbordando sustancialmente la deflación de nuestra economía de restricciones verticales, de impacto piramidal, las cuales... (Se le olvida) las cuales... bueno, lo que quiero decir es que este programa cuenta con nuestro apoyo incondicional... ¡uf! (se felicitan  entre sí.)
CRUZ.- ¿Y tú, Benito?
BENITO.- A Benito no le gana la confianza este programa.
VOCES AD LIB ¡Siempre lo negativo! ¡Qué falta de colaboración! ¡De patriotismo! ¡Sólo por llevar la contra! ¡Total, él no representa a nadie! ¡ ¿Para qué lo invitaron? 
CANTAN: 
¡Sujeto subversivo 
sin fe ni patriotismo
que sólo crea problemas 
por falta de civismo!.
Es siempre negativo,
taimado y agresivo 
y tal vez sus protestas 
las paga el comunismo... 
las paga el comunismo... 
las paga el comunismo...
 las paga el comunismo...
ISMAEL.- ¡Basta!... ¡basta!...
(Todos se apresuran a retomar su sitio.)
ISMAEL.- ¿Por qué no le tienes confianza al programa, Benito?
BENITO.-Benito es muy burro y no sabe explicar bien las cosas. Pero le cuesta trabajo pensar quo así, nomás de repente, todos se van a interesar en que las cosas salgan bien y mejore la situación de los quo estamos más fregados; la mera verdad, Benito no te cree, ni aunque se lo ordene usted.
ISMAEL.- Tienes razón en pensar así, Benito, son ya demasiadas las veces que les hemos fallado, y por eso te pido perdón; sin embargo, quiero insistir en que en esta vez no tienen nada que perder y sí mucho que ganar
BENITO.-¿Nada que perder? ¿Nuestra comida le parece poco? Todavía recordamos cuando nos convencieron de quo sembráramos los ajos, ¿qué pasó?, ¡nos la pasamos tragando ajos porque no los pudimos vender!
PORRAS.- Al producirse excedentes se desplomó el precio. 
BENITO.-¿Y pa'qué non dijeron quo lo sembráramos?
PORRAS,. Bueno, a veces sucede. Es imposible prever todo
TAMEZ.-Los datos de producción no eran correctos.
VILLALPANDO.-  Nuestras estadísticas eran todavía deficientes...
BENITO.-Sería el sereno, pero ese año hubo mucha hombre en Tenochtlén.
MÁXIMO.-Esta vez es distinto. El algodón tendrá un precio de garantía
LERMA.- Y nosotros garantizamos su compra.
BENITO.-Nuestra única garantía de quo vamos a comer es sembrando maíz y frijol.
CRUZ.-Pero, Benito, ¡con lo quo saquen de algodón podrán comer también carne, huevos. leche ... !
BENITO.-Los ajos se pueden comer. El algodón se hace bolas en la barriga.
CRUZ.-Por escrito se te garantizará la compra y el precio del algodón.
BENITO.-Para nosotros los escritos no valen. Ni leer sabemos. Nosotros  nos confiamos a la palabra, pero. la de ustedes, la verdad, ya está muy oída (se para) así que si no hay nada más que decir... (Va a salir, Ismael lo detiene.)
ISMAEL.- Antes de que te vayas, Benito. Sería conveniente quo reflexionaras un poco. El programa algodonero va a hacerse. con o sin ustedes; porque es necesario para Tenochtlén. BENITO.- Ya está decidido. Ahora bien, el algodón es caro y una vez que les demos crédito a los que van a aciiibrarlo, ca posible que no quede mucho para maíz y frijol.
BENITO.- (Rascándose la cabeza.) ¡Ah qué cabrones!
ISMAEL.- Es una decisión difícil, creo y que antes de tomarla deberías consultar a tu gente.
BENITO.- (A Cruz) ¿Y usted, qué dice'?
CRUZ.- Creo que ellos tienen razón (Benito sonríe con ironía). Ya verás cómo, a la largo, todos saldrán beneficiados con el programa.
Benito.- Benito ya se va.  ¡¡Y chinguen todos a su madre! (sale)

cancionero.- Canta. 

La gente se ha acostumbrado 
que al recibir to del banco, 
mitad es para semilla, 
abonos. Insecticida:
y mitad para el "suertudo".
Y es esta la situación 
que a Benito tanto apura; 
si no siembran algodón 
se pasarán la estación 
sin centavos y en ayunas.
Y por la fuerza aceptaron 
la imposición del gobierno  
y de inmediato empezaron 
a trabajar los arados, 
pero, sin mayor empeño.
CRUZ.- (Jovial Y con gran entusiasmo.) ¡Tira la cinta más a la derecha! ¡Más! ¡Más! ¡Tiene que agarrarla pendiente!... ¡Allí! Ahora coloquen la mojonera. Por aquí tiene quo pasar el agua, para quo se distribuya bien. Ahora sigan ustedes, pero métanle ganas, ¡que ni parece suyo el negocio! (en cuanto se aleja los campesinos descansan).
CRUZ. (En  otro lugar.) No, no... Tienen que hacer más altos los bordos... ¡Déjame enseñarte cómo!: (levanta un bordo) (bromea.) Y ustedes, ¿qué me están viendo? Anden váyanse a trabajar, pero con entusiasmo, quo ya pronto van a ser ricos! (se va.)
CRUZ.-(Trae a otro grupo de campesinos que vienen a regañadientes).  ¡Cómo que ya nos vamos! ¡Faltan todavía muchos surcos por hacer!... Vamos, yo les ayudo... es nuestra oportunidad de demostrar que podemos hacer las cosas y bien; además, van sus ganancias de por medio. ¡ Vamos a darle, hasta por las noches si es necesario! (oscuro).
CANCIONERO.- (Canta)
Pero, a pesar de que Cruz, 
con gran valor y entusiasmo
provocaba un gran alud 
de esfuerzos allá en el campo;
vientos de fraude y engaño 
soplaban de norte a sur...
CRUZ.- (A Pilo que palidece al verlo.) ¿A qué profundidad estás sembrando? (rasca la tierra y  no encuentra semilla.) No debe ser a más de cinco centímetros. ¿Lo ves?, aquí ya se perdió... A ver, dame una poca de semilla... (Ante su indecisión, mete la mano en la bolsa y saca un puño de algo que no es semilla) ¿Y esto, qué es? (perplejo). ¿Qué le estás echando a la tierra? (no alcanza a comprender). Esta no es la semilla que te di... ¿Por qué le estás echando esto?... ¡contéstame! (lo toma de la ropa y lo jalonea). ¿No te das cuenta de que si no siembras no habrá cosecha?... ¿dónde está la semilla?... ¡dime dónde está la semilla o te parto el hocico!
MUJER DE CON.- ¡No le pegue!... la cambiamos por maíz...
CRUZ.- ¿Qué cosa?
MUJER DE CON.- No teníamos qué comer...
CRUZ.-(Calmándose.) ¿Y no se dan cuenta que así menos tendrán? (A Chon). ¿A quién se la cambiante?
CON.-A la de la distribuidora. Nos dio dos costales de maíz.
CRUZ.-¡Hazme el favor!¡Carajo! Esa semilla es especial; vale cuando menos diez veces más... ¿Se dan cuenta del negociazo que hicieron?
MUJER DE CON.- Con hambre no se piensa bien.
CRUZ.-¡Hubieran agarrado el crédito!
CON.-¿Crédito, pos cuál?
CRUZ.-El del banco.
CON.-(Irónico.) ¡Mmmh! Nos dieron la semilla, unos botes con veneno y esas cajas que están allí, pero de centavos, ¡qué esperanzas!
CRUZ.-Están autorizados desde hace dos semanas ¿Qué te dijeron?
CON.-Pos, que no había ninguna orden.
CRUZ.-¡Me lleva la...! ¿Y por qué no me lo habían dicho? ( Pilo nada más se encoge de hombros, con indiferencia.) ¡Luego vuelvo! (Sale furioso).

En las oficinas del Banco. Mario atiende a un grupo de Cooperativistas que se ven muy preocupados.

MARIO.- (Muy profesional.) Lamentablemente el banco no puede hacer un préstamo tan considerable como el que ustedes solicitan. El programa algodonero nos ha dejado prácticamente sin fondos...
COOPERATIVISTA 1.-  (angustiado.) Es que si no hacemos la perforación. no vamos a tener agua para los animales...
COOPERATIVISTA 2 Usted nos aseguró. cuando apenas los íbamos a comprar, que nos conseguiría el crédito...
MARIO.-Efectivamente, esa era mi intención; desgraciadamente el hombre propone y Dios dispone.
COOPERATIVISTA 2.-  ¡Qué barbaridad!... ¡qué barbaridad!... ¿qué vamos a hacer ahora?
COOPERATIVISTA 1.-  ¡Tendremos que vender los animales!
COOPERATIVISTA 3.-¿Y todos los centavos que le metimos a las instalaciones? ¡Se perderá todito!
COOPERATIVISTA 4.-  ¿Para qué habremos formado esta maldita cooperativa?
COOPERATIVISTA 3 .- ¡Nomás pa perder lo poco que teníamos!
MARIO.-Miren, y esto no se los debía decir yo como empleado del banco; pero, hay alguien que podría ayudarlos...
COOPERATIVISTA 2.- ¿Quién ingeniero?
MARIO.-Don Tomás Urrutia, el de la botica. El viejo ese tiene mucho dinero, y sé que presta. Sólo que, cobra caro; pero, en un caso de apuro como el suyo...
COOPERATIVISTA 1.-  ¿Nos podría dar sus señas?
MARIO.-Aquí se las estoy anotando. Vayan con él a ver si llegan a un arreglo, y si no, ya buscaremos otra forma... Créanme lo que quiero es ayudarlos...
COOPERATIVISTA 4.-  Pos vamos ora mismo (se van hacia la puerta.)
MARIO.- Anden, anden, y que Dios los ayude... (Salen. Mario toma el teléfono). Bueno, Don Tomás?... Allí le estoy mandando unos clientes y parece que se puede hacer una operación muy buena... ¿Eh? pues pídales el diez por ciento mensual... Sí, para que quede en el nueve que ya es muy bueno... Sí, sí, en cuanto se arregle con ellos hace la solicitud de préstamo y manda por el dinero; ya se lo tendré aquí preparado... Sí, sí, de acuerdo... (Entra Cruz.) ¿Se puede saber por qué no les ha dado su crédito en efectivo a los campesinos?
MARIO.-¡Ah, qué tal, Cruz!... Ahorita vengo y te atiendo (va a salir pero Cruz lo regresa del brazo.)
CRUZ.- ¡No! Me atiendes ahora. El crédito debería estar disponible desde hace tres semanas.
MARIO.-¿El crédito? Y se les dio casi todo
CRUZ.- ¡Sí, semillas y fertilizantc: pero no les has dado ni un centavo para tragar y esa gente tiene hambre. Ya empezaron a cambiar lo que les dieron por maíz...!
MARIO.- ¡Cálmate, Cruz, no te aceleres! De cualquier forma, esas gentes hacen siempre lo mismo.
CRUZ.-¡Claro! ¡Y si yo estuviera en su lugar, también haría lo mismo!
MARIO.- (Amable.) Bueno, bueno. don gruñón, ¿qué quieres que hagamos?
CRUZ.-¿,Cómo qué? ¡Darles dinero para que coman! Estaba previsto en el contrato. Precisamente para evitar esto.
MARIO.-  (Confidencial.) Es que no hay suficientes centasos. Con lo de la campaña se nos fue mucha lama: tú sabes. y ahora no alcanza
CRUZ.-¡A mí, la campaña me importa un carajo! Lo que quiero es saber cómo van a resolver este problema.
MARIO.- Caray. Cruz, no seas tan conflictivo, te vas a crear muy mal ambiente.
CRUZ.-¡Después discutimos eso! Ahorita lo que urge es el dinero.
MARIO.- Mira, te voy a dar un consejo, digo, si de verdad quieres resolver el problema de esas gentes. Mejor vete a ver a Don Tomás Urrutia, el de la botica. Es un viejo muy cabrón con los centavos, pero presta dinero y rápido, que es como ustedes lo necesitan. Les va a querer cobrar macho de interés. es cosa quo le regatees bien. De cualquier forma, el algodón es un cultivo muy generoso; puede absorber este tipo de gastos.
CRUZ.-(Conteniéndose.) Mira, Mario, yo no vine aquí para que me recomiendes usureros que nos roben. Hay un compromiso escrito que el banco se comprometió respetar, ¡y yo voy a hacer que lo respete!
MARIO.- (Desarmado.) Bueno, déjame ver qué se puede hacer... (Toma el interfono y llama repetidas veces, se enciende la luz de la oficina de Tamez que se encuentra seduciendo a su secretaria. De mala gana interrumpe su quehacer y contesta el aparato)
MARIO.- ¿Ingeniero Tamez?'
TAMEZ.- Sí, ¿qué pasa?
MARIO.-Perdone que lo moleste, señor, pero Cruz está aquí conmigo... Dice que los campesinos del programa algodonero necesitan dinero.
TAMEZ.- ¡Oiga. Cuevas, por favor, no me quite el tiempo con tonterías!
MARIO.-Sí, señor. eso le dije. que el fondo ya fue solicitado y que sólo es cuestión de tiempo... Nada más que, señor. Cruz está muy preocupado...
TAMEZ.- ¿Y a mí, qué diablos me importa?
MARIO.- Sí, sí, como no, le diré que usted también está muy preocupado.
TAMEZ.-¿Qué le pasa, Cuevas, ya se volvió loco?'
CRUZ.-¡Dile que quiero hablar con él!
MARIO.-Es que me parece que...¡Quiere hablar con usted!
TAMEZ.- ¡Yo no tengo nada qué hablar con ese imbécil! 

(Cruz escucha esto último y se va hacia las oficinas de Tamez)

MARIO.-Lo sé, señor, lamentablemente, creo que ya va para allá.
TAMEZ.-¿,Cómo? Pero, ¿,qué clase de inútil es usted! ¿Por qué cree que lo tengo allí, si no es para ...!

Se abre violentamente la puerta de su privado y entra Cruz a pesar de las protestas de las recepcionistas y un ayudante. La situación dentro es embarazosa.

Oscuro.

CANCIONERO.-El crédito se consiguió finalmente, aunque fuera del tiempo más apropiado. Pero el conflicto del banco no era sino el principio del enfrentamiento de Cruz en contra de la corrupción: una corrupción que en Tenochtlén se encontraba por todos lados...

En las oficinas de Irrigación. Cruz discute con Jorge.

CRUZ.- ¡Cómo que ya no hay agua! El convenio especifica claramente...
JORGE.- ¡Los convenios no hacen llover! La sequía ha sido prolongada y los mantos han bajado más de...
CRUZ.- ¡La madre con la sequía! ¡Aquí siempre ha habido sequía!
JORGE.- No te alteres. Cruz, no es cosa mía:,¿te he fallado antes? ¿No te he dado el agua, sin ninguna condición, en los cinco riegos anteriores?
CRUZ.- Sí, pero...
JORGE.- ¡Claro que sí, porque había agua! Pero se acabó, ¿que quieres que haga?
CRUZ.- ¡Planear bien las cosas! Cuando se hace un compromiso en el que se involucra a tanta gente, se deben dar garantías...
JORGE.- La información estadística quo me dieron estaba equivocada...
CRUZ.- Todas las estadísticas en Tenochtlén parecen ser muy convenientemente malas.
JORGE.- Pues, como no sea jalarle las orejas a Luciano, no veo que otra satisfacción puedo darte.
CRUZ.- ¡No quiero satisfacciones! Lo que quiero es que cumplan su compromiso, tú sabes quo éste es el riego más importante de todos. Sin él no hay cosecha. Se perderá la inversión. Claro que (amenazante) ¡antes venimos y te quemamos el changarro!
JORGE.- (Ríe.) ¡No te azotes! ¿Qué ganarías con eso? (serio). A lo macho Cruz, me parece que estás comprando demasiados pleitos y ni siquiera cuentas con el apoyo de los que, según tú, tratas de defender. A ver, ¿dónde están?
CRUZ.- ¡Yo lo único que defiendo es mi trabajo!
JORGE.- Bueno, vamos a hablar a calzón quitado. Nosotros ya no les podemos dar agua, porque no hay; sin embargo, si Lerma quisiera, podría desviarles una poca; aunque se la tuviera que quitar a algún otro greñudo...
CRUZ.- ¿Puede hacerse?
JORGE.- Pues, es delicado, pero ya se ha hecho. A mí me consta. Sólo hay que llegarle al precio.
CRUZ.- ¿Cuánto crees que pediría?
JORGE.- Ese es el problema. El viejo es muy voraz con los centavos. Yo no sé si la gente estaría dispuesta...
CRUZ.- ¿Qué remedio les queda? En estos momentos lo que importa es salvar el algodón.
JORGE.- Déjame hablar con él; pero no lo vayas a comentar con nadie. Yo te informo más tarde lo que me diga.
CRUZ.- (Con dificultad.) Está bien. Entonces, te veo más tarde (sale).

Entra un asistente. Jorge le dice sonriendo:

JORGE.-¡Este arroz ya se coció!
ASISTENTE.- ¿Lo consiguió?
JORGE.-¿Cuándo se me ha pelado uno? ¡Poco a poco me los llevo, hasta que los tengo agarrados de los huevos! (ríen)

(Oscuro).

En el campo, Cruz observa algunas plantas. Se nota en él ya menos dinamismo.

CRUZ.-Ya hay mucha intensidad de plaga (A Juancho): es necesario que hoy mismo eches el insecticida.
JUANCHO(Sorprendido.) ¿Hay que echarle más?
CRUZ.-(También sorprendido.) ¿Ya le echaste?¿cuánto?
JUANCHO.- Como usted me dijo.
CRUZ.-Entonces, ¿por qué diablos hay tanta plaga? ¿Los demás ya también le echaron?
JUANCHO.-Ya, y están igual.(Cruz se queda meditando).
CANCIONERO.-No te me achicopales, Cruz. que todavía te falta lo peor.
CRUZ.-Hay que fumigar otra vez; pero esta vez vas a echarle el doble de insecticida por cada litro de agua, y préstame una lata. Voy a mandar analizar su contenido. De pasada
dame también un poco de fertilizante, que tampoco estoy a gusto con el tamaño de las plantas... (Sale)

 (Oscuro).

En la cantina los hombres discuten.

CUQUILLO.-¡Yo insisto en que debemos vender el algodón por nuestra cuenta!
NAZARIO.-¿Y desconocer el convenio con el gobierno?
PILO.- No creo que nos dejen
CUQUILLO.-¡No les vamos a pedir permiso!
NAZARIO.-Es que nosotros ya nos comprometimos. Hasta se fijo un precio.
CON.-Sí, pero antes de que supiéramos que iba a haber la devaluación.
OVNI.- Ahorita lo podernos vender a mejor precio.
PILO.-¿Y cómo le hacemos con lo que le debemos al banco?
GÜERA.-Podríamos pagar directamente.
NAZARIO.-Yo insisto en que hay que meditarlo bien; podrían tomar represalias.
PILO.-Nosotros no sabemos ni a quién venderle; el inge Cruz dice...
CUQUILLO.-¿Qu'entra Cruz aquí? Este es un problema nuestro y lo tenemos que resolver nosotros. (Entra David asustado.)
DAVID.- ¡A'i viene el inge Cruz!
CUQUILLO.-¿Y qué?
DAVID.- ¡Viene borracho!
NAZARIO.-¡Qué extraño, yo nunca lo he visto borracho!
CUQUILLO.-¡Qué bueno que ya se vaya haciendo hombrecito!
GÜERA.-¡Tú y tus ideas sobre la hombría! Se necesitan más huevos pare hacer lo que él ha hecho, que para andar de fanfarrón como tú.

Por el camino viene Cruz en total estado de ebriedad.

CRUZ.- (Canta desafinado)
Estaba adulterado... 
muy adulterado... 
todo estaba adulterado... 
el pinche insecticida estaba adulterado... 
el fertilizante estaba adulterado 
Este pueblo está adulterado...

Se encuentra con un anciano. 

CRUZ.- ¿Y tú quién eres?... ¿un espanto?... ¡Cruz!... ¡Cruz!..(Recapacita) ¡Soy yo! (ríe) (el anciano le observe azorado) ¿Ya nos conocíamos antes?... ¿no nos hemos peleado? (El anciano retrocede) ¿no? Entonces debes ser extranjero; aquí ya me he peleado con todos... ¿No quieres pelear?... (El anciano huye) ¡No le saques!... AL fin que últimamente he perdido todas mis peleas...

Llega hasta la cantina y entra. Los hombres le miran extrañados y en silencio.

CRUZ.-¡Damas y caballeros, acaba de llegar el enemigo público número uno de Tenochtlén! Dame una botella. Güera, de lo que sea. (A los demás) Vengo de la comisaría... nada más que me entretuve un rato por ahí.., fui a levantar un acta en contra de la distribuidora. porque el insecticida estaba adulterado... ¿Qué pasó con mi botella'? (bebe) Y, ¡alégrense todos! Van a correr al encargado y en su lugar van a poner a su hermano gemelo. ¿Quién cogió mi botella'? 
CRUZ.- ¡Oh, si aquí está el buen Cuquillo!... ¿nos damos en la madre? (Cuquillo lo observa) Bueno, con el miedo que me tengan basta... Ah. y les traigo otra noticia: mejor todavía... (Saca de su bolsillo un documento arrugado) ¡Aquí está! (lee) “Por término de contrato se le notifica que a partir de esta fecha se cancelan sus servicios para esta institución... “eso quiere decir que me voy para beneplácito de los aquí presentes y. también de los no presentes", por eso vine: para despedirme de todos mis amigos de Tenochtlén: para darles las gracias por su ayuda espontánea... por su cooperación amable, y por tanto 
compañerismo que me demostraron (no puede seguir hablando. Está muy conmovido. Se refugia en la botella.)
NAZARIO.-Ingeniero. Benito quiere hablar con usted, mañana.
CRUZ.- ¡Mañana será otro día! ¡Güera! Dame un pedazo grande de hielo. Les voy a apuntar ahí mi nueva dirección. (Va a caerse, Pilo lo detiene pero Cruz se zafa bruscamente) ¡Suéltame! (herido), Una cosa si quiero que quede bien clara: yo no viene aquí, como otros, nomás. a joderlos, y no lo hice, pues con lo que van a sacar del algodón, con todo y las raterías y muladas que nos hicieron: con todo y la droga que aún hay que pagar van a sacar cuando menos. la misma utilidad que si hubieran sembrado su maíz y frijol de siempre. Así que. todo su odio v sus desaires contra mí fueron de gratis... (Entra Juancho alterado).
JUANCHO.- ¡Acaban de subir el precio del maíz y frijol! ¡Casi al doble! (inquietud general.)
GÜERA.- ¡Carajo! ¡Otra vez va a haber hambre en el pueblo! (silencio).
CRUZ.-¡A qué Don Máximo!¡Ah, qué cabrón! (estrella !a botella contra la pared. Sale) 

Oscuro.
.
Exterior de la casa de Máximo. Cruz golpea inútilmente una puerta. Nadie le abre. Aun guarda los efectos del alcohol.

CRUZ.-¡Máximo!... ¡Máximo!... ¡ábreme!... Quiero felicitarte por tu ingenio. Tú sí sabes hacerla.  Eres muy listo, muy abusado para sacar provecho de los pendejos... Abre, no tengas miedo!... ¡abre!... (Se desespera) ¡Abre, cabrón, o te rompo los vidrios... ¡Bueno, conste! ¡Tú lo quisiste! (Avienta una piedra y rompe una ventana, Ríe. Rompe otra. Se divierte. Junta piedras para romper más. Se abre la puerta y Cruz se dirige hacia ella confiado. Salen dos hombres con palos y lo golpean hasta dejarlo sin sentido. Su cuerpo queda allí tirado, confundido con las piedras polvorientas del camino) 

Oscuro. 

Algún tiempo más tarde una sombra busca en la oscuridad. Es Manuela. 
MANUELA.- ¡ Cruz!...¡Cruz!...(Lo encuentra) ¡Cruz, oh Dios, cómo te pusieron. (Trata de incorporarlo).
CRUZ.- ¡Eh!... ¡qué!... ¡qué!... (Con gran esfuerzo se endereza y trata de caminar. Se duele). ¡Ay, Jesús, creo que me han dejado paralítico! (Caminan rumbo al campamento, Manuela apenas puede sostenerlo.) 
MANUELA.- ¡No debiste venir a provocarlos!
CRUZ.- (Aun semiconsciente) ¿A quiénes'? ¡Uh! (salen).

CANCIÓN DE LOS .SENTIMIENTOS

Dos sentimientos se despertaron 
dos sentimientos fundamentales 
era la rabia del engañado
y era el amor que se despertaba

Es hoy el hombre que se rebela 
contra la suerte que le marcaron 
los que nos mienten 
en nombre de la patria 
sacan cosechas 
sembrando infamias.
Te doy mi vida 
llena de rabia 
dale tibieza 
con tus verdades 
te doy mis puños desesperados 
dile el camino 
al que se ha extraviado

Letra y Música de Gabino Palomares.

CANCIONERO.-Y más de una hora caminaron, con la sola guía de una luna que se incendió, con la intención quizás de ofrecer algún calor a aquellos dos seres desamparados.

Por el camino vienen llegando lentamente al campamento.

CRUZ.- Me siento todo hinchado y deforme. Debo parecer Quasimodo, el jorobado de Nuestra Señora...
MANUELA.- Pronto estarás bien, lo verás, yo te curaré.
CRUZ.- ¿Sabes que esta es la primera vez que alguien se porta amable conmigo desde que llegué a Tenochtlén? (Han llegado. Abren la puerta de la vivienda de Cruz v entran. De inmediato la joven acuesta a Cruz y le quita la ropa.  Después arregla una palangana con agua v prepara unos fomentos. Regresa a la cama y comienza a curar sus heridas. El contacto con el agua hace que Cruz emita algunos ayes de dolor).
MANUELA.- ¿Te duele mucho? 
CRUZ.- ¡Sí... sí...!
MANUELA.- ¡Pues muerde la almohada, porque ahora te va a doler más! (agarra la botella de mezcal y se la esparce en las heridas). (Cruz gime con la almohada en la boca.)
MANUELA.- (Con dulzura). Ya pasó, ya pasó
CRUZ.-Nada más para esto me fuiste a buscar, ¿verdad? Para torturarme a gusto.
MANUELA.-Ya no te lastimaré más, ya terminé. Voy a traerte unas pastillas para el dolor... (Cruz la detiene.)
CRUZ.- ¡No, no te vayas!
MANUELA.- Es para traerte...
CRUZ.- Me haces más bien tú aquí que cualquier pastilla (Manuela se sienta a un lado do la cama). ¿Por qué hasta hoy te acercaste a mí?
MANUELA.- (Sonríe.) En este pueblo todo va muy lento.
CRUZ.- (Trata de alcanzarla,  se duele.) ¡Oh!
MANUELA.- Trata de no moverte todavía.
CRUZ.- Me dieron fuerte. Esto me posa por meterme a redentor. Recuerdo, de chico, me llamaba la atención un pequeño letrero que tenía mi padre sobre su escritorio y que decía, "Ayúdame, señor, a no meterme el día de hoy en lo que no me importa ¡Ya tengo veinticinco años metiéndome en todo lo que no me importa! (ríe).
MANUELA.- (Seria.) Pero nosotros sí te importamos (Cruz la toma de la mano; ella se pone nerviosa).
MANUELA.- Ahora sí, ya me voy. Es tarde.
CRUZ.- (Deteniéndola.) Espera, Manuela, no te vayas. ¡Por favor!

(Manuela besa su mano con ternura y se la regresa suavemente. Se dirige hacia la puerta).

CRUZ.- Manuela, de verdad...! ¡Estoy tan solo! (Manuela se vuelve y lo mira largamente. Hay en sus ojos una extraña mezcla de compasión maternal y deseo. Al fin toma una decisión y ya  sin ninguna vacilación llega hasta la puerta y apaga la luz. Regresa junto a la cama: allí se desnuda y se acuesta con él.)

CANCIÓN DE AMOR

Aquí donde parece
No haber tiempo
 a la ilusión
 Aquí, donde quisieron
 fusilar la dignidad. 
Aquí, donde conviven
 los sencillos y el dolor. 
Aquí, aquí es la cuna 
del amor.

Vino ya la primavera 
encarcelada volará. 
Hoy se rompe el hielo 
Que el invierno nos dejó. 
Hoy, la noche es brava 
y reclama su furor.
Hoy, los cuerpos piden
 la caricia del amor.

Ven quiero subir 
con tus besos 
hasta el monte. Ven, que se vislumbra 
un futuro halagador. 
Ven, quiero subir
 con tu cuerpo
 a la verdad
y al regresar
 está la felicidad.

A la mañana del día siguiente, Manuela prepara café. Desde su cama, Cruz la observa. Se les nota felices.

CRUZ.-Eres muy bonita, Manuela.
MANUELA.-(Espontánea.) ¡Tú también!
CRUZ.-(Sonriendo.) ¿Desde cuándo empecé a gustarte?
MANUELA.-Desde que andabas perdido, aquella tarde
CRUZ.-Entonces, ¿por qué tardaste tanto?
MANUELA.-Te sentí tan creído de ti mismo, tuteándonos a todos como si fuéramos niños chiquitos.
CRUZ.- ¿Nada más por eso?
MANUELA.-Aquí no se acostumbra. En un principio todos te lo tomamos a mal; (sonríe) por eso no dabas con el viejo.
CRUZ.- (Extrañado.) ¿Qué tiene de malo?
MANUELA.-En tu caso, nada, porque así es tu manera de ser; porque así eres con todos. Con los demás ingenieros es diferente. Nos tutean y nos tratan con familiaridad porque nos consideran inferiores; porque nos desprecian.
CRUZ.- (Burlón.) ¡Uy, qué susceptibles!
MANUELA.-Es la verdad.
CRUZ.-Y ustedes, ¿cómo lo saben?
MANUELA.-Es muy fácil: porque cuando están con los ricos cambian totalmente, ¡uy!, se vuelven todo respeto y caravanas; y si no, ¿por qué a Don Máximo no te tutean ninguno de los ingenieros y en cambio a mi padre, que es más respetable que el viejo ese, todos lo tutean y lo tratan con familiaridad? ¿Por qué?... ¿No será que lo que ellos respetan es nada más el dinero?
CRUZ.-¡Uchale, cuántas cosas me faltan por aprender!
MANUELA.- Tú eres diferente. Desde que conociste a Don .Máximo, lo trataste como a cualquiera de nosotros.
CRUZ.- No es cierto, a él nunca lo traté como a ti (la jala encima de si. La besa, retozan sobre la cama cariñosamente.)
CRUZ.- (Serio.) Manuela, ¿te gustaría vivir en la ciudad? 
MANUELA.- (Burlona.) ¿Allí, donde yo tendría mucho éxito? 
CRUZ.- (Besándola.) ¡Rencorosa! 
MANUELA.- (Seria.) No, allí una no es nadie. Aquí la gente es buena; te conocen... se preocupan de ti. (Pausa.)
CRUZ.- Manuela, ¿sabes que voy a regresar por ti, verdad? 
MANUELA.- (Desconcertada.) ¿Vas a irte?
CRUZ.- ¡Tengo que irme! Ya no tengo trabajo. Creo que será lo mejor. Con Máximo y esas gentes ya no podría trabajar, y a ustedes, creo que nada más vine a acabar de amolarlos. MANUELA.- (Por lo bajo.) El viejo no quiere que te vayas, y yo tampoco.
CRUZ.- (Amable.) A buena hora me lo dices. De cualquier forma, si me quedo, ¿quién me mantiene?
MANUELA.- (Rápida.) ¡Nosotros!
CRUZ.- ¿Tú y Benito? (sonríe.) Eso sí que estaría bueno... 
MANUELA.- ¡Todos los del pueblo!
CRUZ.- (Sorprendido.) ¿Qué dices?
MANUELA.- Sí, que todos en el pueblo quieren que te quedes a ayudarles, a darles asistencia técnica, (bromea) tú que eres ingeniero agrónomo.
CRUZ.- ¿Hasta el Cuquillo?
MANUELA.- ¡Hasta el Cuquillo!... Por eso, el viejo quiere que vayas a verlo. Ya habló con todos los vecinos y, según me dijo, hasta se pusieron de acuerdo para cooperar y pagar tu sostén.
CRUZ.- (Conmovido.) ¿De verdad? ¿A pesar de la friega que les puse?
MANUELA.-Sí, la gente ya sabe que todo lo hiciste de buena fe, y te quieren, Cruz, ahora saben que eres un hombre bueno y te quieren de verdad. (Cruz se tapa con las cobijas. La joven se asusta.)
MANUELA.- ¡Cruz! ¿Qué te pasa, Cruz! ¿Te sientes mal? (Forcejea un poco con él y lo destapa). ¿Qué te pasa?
CRUZ.- ¡Nnnada! (Casi no puede hablar) Eeeestoy bien. Es sólo que soy muy chillón ¡y me da vergüenza que me vean!

(Oscuro).

Se repite canción de amor.

OSCURO

Asamblea en casa de Benito. Cruz ya se encuentra con ellos.

BENITO.- (A Cruz.) Pos, como ve, inge, no es mucho lo que podemos suministrarle, y menos este año que vamos a estar rete apurados; pero, si nos aguanta tantito, ya pa'la próxima cosecha...
CRUZ.- No te apures, Benito, tengo algo ahorrado, así que, por ahora, con que me consigan casa y comida, ¡le entro! (Alegría general). Lo importante en este momento es lo que vamos a hacer, y yo tengo tres proposiciones bien concretas que quiero hacerles. 
BENITO.- ¡Tú nomás dices, Cruz! 
CRUZ.- Una ¡que me hablen de usted! (Ríe). No es cierto... (Risa de todos al darse cuenta de la broma). No; la primera es respecto a lo que podríamos sembrar después del algodón para reponernos: tiene que ser un cultivo de emergencia, de ciclo corto y barato, ya que la cosecha de algodón está hipotecada y una vez que le paguemos al banco no nos va a quedar casi nada para echarlo a andar.
CUQUILLO.- ¡Oye, Cruz!
CRUZ.- ¿Qué pasó, Cuquillo?
CUQUILLO,- ¿Y, tenemos qué pagarles? 
CRUZ.- No te entiendo.
CUQUILLO.- ¡Yo nomás digo; pero, ¿por qué hemos de ser siempre nosotros los que carguemos con todas las sinvergüenzadas?
CRUZ.- ¿Qué quieres decir...?
CON.- ¡Una de cal, por las que van de arena! (risas.)
CRUZ.- (Serio.) Pues, no andas fuera de razón. En realidad es culpa del banco que la producción se nos haya bajado, e inclusive, la droga tan grande. Pero, ¿cómo podríamos no pagarles, si el mismo banco va a hacer la pizca?
JUANCHO.- Sí, pero hasta dentro de una semana; cuando lleguen los pepenadores de la Laguna. Me anduve informando.
OVNI.- (Malicioso.) En ese tiempo podríamos irle adelantando.
PILO.-Por la noche, cuando nadie nos vea.

Aquí todos empiezan a tomar unos costales y se dirigen al campo sin que se interrumpan los diálogos a continuación.

NAZARIO.-Podemos llegar al Valle por la cañada, para que no nos vayamos a topar con los rurales.
BENITO.-En cuatro noches, si le damos duro, podemos pizcar más de la mitad del algodón.
GÜERA.-Y con lo que quede, quo se cobren los del banco y los otros ladrones.

Ya están todos pircando en el campo.

CANCIONERO.-La cara de los del banco
cuando vengan por aquí
y encuentren que su algodón,
por la Divina Asunción.
se les volvió pura “chis”
Ríen todos.
CRUZ.- (Pizcando) No pelen las matas tan parejo, hay quo pizcar entresacado, para que se note menos.
PILO.- ¿Y qué les vamos a decir cuando pregunten por su algodón?
CON.- Pos, quE como el insecticida quo nos dieron no servía, las plagas se lo acabaron. (Ríen.)
OVNI.- Ahí les tenemos unas latas de muestra. (Ríen.)
CRUZ.- Lo quo no está claro todavía es: ¿cómo le vamos a hacer para vender el algodón?
BENITO.-Don Nazario ya está en tratos con los de "La Laguna".Por una comisión nos van a hacer el favor de vender nuestro algodón revuelto con el de ellos.
MANUELA...-¡Allí está ya la camioneta!
BENITO.- ¡Vayan echando los costales! (Sale la camioneta cargada. Los hombres se sientan a esperar el siguiente viaje. Comentan.)
PILO.- Lo quo sí, después de esto, ni soñar con quo nos vuelvan a dar crédito.
GÜERA.-Ni agua los de riego.
MANUELA.- ¿Por qué no? Ni que fuera de ellos.
CUQUILLO.- ¡Clama! Y si de plano no nos quieren dar agua, les tiramos los canales, a ver qué bacon.
OVNI.-¡Pos nomás te dan de balazos!
CUQUILLO.- ¡"Nos damos"! dijo el otro.
CRUZ.- No, no debemos dejar quo se llegue a ninguna situación violenta. Llevamos las de perder.
CUQUILLO.- ¿Y entonces qué? ¿Nos vamos a dejar?
CRUZ.-No, pero tenemos que defendernos de otra manera.
CUQUILLO.- ¿Cómo?
CRUZ.- No podría decirte exactamente, pero, tenemos una Constitución... leyes quo nos protegen...
GÜERA.- Pos sí, pero son ellos los quo las aplican.
CRUZ.-Si nos mantenemos unidos, podemos presionar para quo las apliquen correctamente.
CUQUILLO.-(Escéptico.) Mmmh, ¡ya mero!
NAZARIO.- ¿Usted qué piensa de eso, Don Benito?
BENITO.- (Se rasca la cabeza). Pos: Benito piensa como el ingeniero cuando dice que debemos evitar un enfrentamiento armado con estas gentes. No estamos preparados. Se correría la sangre, inútilmente, y no es eso lo que queremos. ¿O sí? (Murmullos desaprobatorios). Sin embargo, hay que estar alertas. Es la primera vez que les toca la de
perder y no creo que les guste, ni que se vayan a quedar tan tranquilos. Vale pensar, ¿cómo se van a desquitar? Benito no lo sabe todavía: a lo mejor cobrándose a lo "chino" con la próxima cosecha, o presionándonos con el asunto ese de la tenencia... tienen tantas maneras de hacerlo... Y nosotros, ¿qué tenemos para defendernos? Sólo nuestras manos y este algodón que estamos levantando. Y pregunto, ¿qué vamos a hacer cuando lo vendamos? ¿Comprar alcohol para embrutecernos, o un aparato de televisión? ¿Para después ir a mendigarles por crédito otra vez? (la gente desaprueba) ¿O comprar, antes que nada, el grano que necesitamos pa comer y pa 'la resiembra?
.JUANCHO.- Lo que necesitamos antes que nada. (Los demás lo aprueban). ¡Podemos comprar maíz pa todo el año, y hasta unos animalitos que nos sirvan de sostén pa guantarnos en las malas, y que venga lo que venga no nos vuelvan a agarrar por hambre. Por que así, mientras les llevemos un año de ventaja, ¡nos hacen los purititos mandados! (Acuerdo general).
MANUELA.- ¡Ai está la camioneta otra vez (la cargan y se vienen a escuchar a Cruz.)
CRUZ.- La segunda proposición que quiero hacerles es: que me ayuden con la asistencia técnica; aunque ahora que hemos trabajado juntos, me doy cuenta que es más lo que tengo que aprender de ustedes que lo que puedo enseñarles. Quizás mi única ventaja sea que, que cuando llegue a presentarse un siniestro, una plaga que ni ustedes ni yo sepamos y qué es ni cómo se puede combatir, yo sí sé dónde preguntar, cómo consultar y a quién recurrir. Esto es lo único que voy a enseñarles, por si algún día tengo quo irme de aquí, ustedes ya le sepan el modo. Lo demás tenemos que aprenderlo juntos, y juntos realizar una serie de actividades (los hombres comienzan a dispersarse) que nos van a ayudar a que salgan mejor las cosas. Por ejemplo, hay quo hacer un estudio de estos suelos, para ver que cultivos son los más convenientes para establecer en la región. 
CON.- Aquí están las muestras de sierra. Las sacamos como nos dijiste.
CRUZ.- Necesitamos llevar algunas estadísticas, para poder evaluar lo que vamos haciendo.
NAZARIO.-(Con un paquete), Ya llenamos todas las formas que nos dio, inge. a ver si están bien.
CRUZ.-Y es indispensable que entre todos organicemos una gran campaña alfabetizadora para que pronto, en Tenochtlén, no quede un solo campesino que no sepa leer y escribir. ¡Los que ya sabemos, a enseñarle a los demás!,

Unos campesinos se sientan alrededor de Manuela.

MANUELA.- Vamos a ver: A de algodón, de agua, de acaparador, agiotista... avorazado...
CRUZ.- Cuando todos podamos leer y hacer cuentas, ¡ya no va a ser tan fácil que se aprovechen de nosotros!
MANUELA.-B de burro de banco, bandidos, buitres,
CRUZ.- Y puesto que todos estamos interesados en salvar esta tierra en que nacimos
MANUELA.- R...
TODOS.- ¡De revolución!
CRUZ.- .se adelanta y nuevamente la gente se agrupa alrededor suyo.

CRUZ.-Mi última proposición es la siguiente: como antes les dije, de momento no necesito dinero; pero ya, para la próxima cosecha, sí voy a querer que hagan un esfuerzo y me aseguren un sueldo. Quiero tener para comprar mis propios animalitos, una casita, y sobre todo, para mantener a la Manuela con la que quiero casarme.

Entra Manuela resplandeciente, vestida de novia.

GÜERA.- ¡Qué vivan los novios!
Rápidamente le ponen un saco negro a Cruz que la abraza. Entran varios vecinos con una mesa ya engalanada. Llegan los mariachis y de inmediato comienza la fiesta y un ambiente de alegría general que dura algún tiempo hasta que es interrumpida por la entrada intempestiva y violenta de Quirino y dos alguaciles armados con fusiles.

QUIRINO.- ¡No se mueva nadie y ninguno saldrá lastimado! (Todos quedan estupefactos).
BENITO.- (Enfrentándolos.) ¿Con qué derecho han venido a meterse a esta casa?
QUIRINO.- ¡A ti te andamos buscando y al ingeniero López! ¡Agárrenlos! '

Cruz le da un empujón al alguacil que se acerca a aprehenderlo y viene hasta Quirino.

CRUZ.- ¡Un momento! ¿De qué se nos acusa?
QUIRINO.- ¡Ustedes saben de qué se les acusa!
CRUZ.- ¿Dónde está la orden de aprehensión'? ¡Ustedes no pueden apresar a nadir sin una orden judicial!
QUIRINO.-.-Si oponen resistencia les va a ir peor. La casa está rodeada.
CRUZ.- Esto se llama allanamiento de morada. y eso sí es un delito. ¡Salgan de aquí inmediatamente!

El soldado empujado llega por detrás de Cruz y le da un golpe con la culata. Cruz cae al suelo. 

MANUELA.- ¡Cruz!

Cuquillo salta y le da un golpe al solado que cae. El otro soldado le pega con el fusil y luego le apunta al pecho. El otro soldado se levanta y también le apunta. 

CUQUILLO.- ¡Muy valientes con sus fusiles, desgraciados!
QUIRINO.-.- ¡Al próximo que se alebreste, 
GÜERA.-¿Pero por qué los apresan'?
QUlRINO.- ¡Ordenes del jefe!
MANUELA.-  Cruz time razón. Ustedes no tienen derecho a meterse en una casa a golpear gente, nada más por que dice don Ismael. 
QUIRINO.- ¡Hay que obedecer la autoridad!

Los demás campesinos se han armado con palos y botellas, poco a poco se van hacia la puerta hasta bloquear /a salida.

QUIRINO.- (A los alguaciles). ¡Sáquenlos!
JUANCHO.-  (Rompe una botella y la usa como arma). ¡No, Quirino, de aquí sales nada más tú con tu gente!
QUIRINO.- ¡Pos a ver si salimos o no! ¡Corten cartucho!
CUQUILLO.- ¡Tal vez mates algunos de nosotros, pero ustedes también se mueren.
QUIRINO.- (Amenazador.) ¡Quítense de la puerta! (nadie se mueve), alguaciles, cuando dé la orden disparen! ¡Preparen!... ¡apunten!...
CRUZ.- ¡Deténganse! (se endereza). Déjanos pasar, Juancho,  no tiene caso provocar una masacre. (, A Quirino). Vamos, los acompañamos.
MANUELA.- ¡No, Cruz...! (lo abraza).
CRUZ.- No te preocupes, no tienen de qué acusarnos (la separa). En una hora estamos de regreso.
QUIRINO.- ¡Vamos!... ¡vamos!... (Empiezan a salir.)
BENITO.- (A Manuela.) De todos modos, vete juntando a la gente; por si nos entretienen demasiado. (Salen).
MANUELA.- ¡Juancho! Vete con ellos y no te les despegues. ¡Chon, vete a juntar a la gente! (Se quita el atuendo de novia).
DAVID.- (Saliendo de la casa) ¡Aquí está el rifle del viejo. Manuela!
MANUELA.- (Lo toma y se vuelve a los demás) ¿Y ustedes, no van a ir por sus armas?
PILO.- (Asustado) ¿Nuestras armas?... ¿para qué?
MANUELA.- (Muy excitada) ¿Cómo para qué? ¡Para ir a rescatar a Cruz y al viejo!
OVNI.- ¿No deberíamos esperar primero, a ver qué pasa?
MANUELA.- ¿Esperar. a qué? (grita) ¡Esperar a qué!
GÜERA.- (Trata de calmarla.) Cálmate, Manuela, estás muy nerviosa y no es bueno que así tomes una decisión. A ellos no les ha pasado nada.
CUQUILLO.- ¡Yo estoy de acuerdo con Manuela, no vamos a esperar hasta que les hagan algo!
OVNI.- ¿Qué les pueden hacer? Ustedes oyeron a Cruz .No hay nada que temer.
MANUELA.- ¡Lo dijo para que no les dispararan a ustedes!
NAZARIO.-No, Manuela, Cruz siempre ha dicho que evitemos la violencia.
MANUELA.- ¿Y quiénes son los violentos, ellos o nosotros?
CANCIONERO.-(Al público.) Y ésta es la escena que ustedes vieron al principio
MANUELA.-Pues los que estén conmigo, ¡qué me sigan!
NAZARIO.-¡Espera, Manuela-, no seas impulsiva! ¡Las fuerzas están muy disparejas!
CUQUILLO.-¡Ya no hay tiempo de medirlas! Mis hombres están contigo, Manuela. ¡Ya nos aguantamos bastante! (sus hombres lo apoyan.)
OVNI.- ¡Es que ni siquiera nos hemos organizado!
PILO.- ¡Ni sabemos lo quo hay qué hacer! (murmullos de duda).
MANUELA.- ¡Rodear, la Presidencia Municipal y exigir su entrega! Qué, ¿se necesita mucha organización?
NAZARIO.- ¡Cuando menos saber cómo y quiénes! Meditar un plan.
CUQUILLO.- ¡Vámonos, Manuela.-.aquí ya estoy viendo muchos "cacarizos"!
NAZARIO.- ¡Nada de "cacarizos"! (enérgico) ¡Yo no le tengo miedo a naiden! Lo que me apura es que yendo todos, armados, lo tomen como una provocación y entonces si les puedan hacer algo.
MANUELA.- (Dudando.) ¡Oh, Dios, ya no sé qué hacer! ¡Estoy confundida y asustada!

Se abre la puerta y entra Juancho herido. La Güera lo ve, corre hacia él.

GÜERA.- ¡Juancho! ¡Dios de mi vida! ¿Qué te pasó?
JUANCHO.- ¡Los mataron, Manuela! ¡Los mataron!
MANUELA.- (Paralizada, apenas si balbucea) ¿Qué dices?
JUANCHO.-Los alguaciles se fueron quedando atrás y luego les dispararon por la espalda... (Casi no puede hablar) yo creo quo... pa'decir luego, quo se habían querido escapar...!
Manuela lanza un gemido y levanta su rifle como queriendo disparar al cielo. En ese momento. La escena queda estática. El Cancionero se dirige nuevamente al público.

CANCIONERO.- Y es en este punto que se encuentra actualmente la historia de "El Extensionista". Corresponde a ustedes concluirla...

Los actores rompen su inmovilidad y se dirigen  hacia el proscenio. Ya no están actuando.

CANCIONERO.-Por lo tanto, les suplicamos que nos den algunas sugerencias sobre el que debería ser, a su juicio, el final de este sucedido. Tomaremos algunas opiniones, las discutiremos y, por último, ustedes. por votación, decidirán el final que le pondremos a la obra. ¿De acuerdo?... (.si ya no hay más preguntas, dudas. etc.) A ver, usted. ¿Qué es lo que opina...?

Y como el Cancionero lo sugiere: se oirán diversas opiniones, se concretarán las más  interesantes y finalmente se concluirá la obra, mediante su representación escénica, a criterio del público. Pienso, también que sería muy valioso llevar por escrito los diferentes finales, creados por públicos diversos. Mientras. Confío en que e! tiempo dará a esta comedia, ya, la posibilidad de tener un final propio.


8/12/14

LOPE DE RUEDA. LA GENEOSA PALIZA Y OTROS PASOS,





LA GENEOSA PALIZA Y OTROS PASOS:

LA GENEROSA PALIZA
EL MATÓN COBARDE
LA NOVIA NEGRA
EL ENSALMO
EL CRIADO PEREZOSO
EL VALENTÓN
TANTICO PAN
LA GITANA LADRONA
LOS LINAJES
LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI
LA MANTECADA
LA NEGRA LIVIANA
EL OLVIDADO DE SÍ MISMO
EL EMPAJADO
EL RATÓN MANSO

LA GENEOSA PALIZA

Muy gracioso, agora nuevamente compuesto por Lope de Rueda. Introdúcense en él
las personas siguientes bajo escritas

DALAGÓN, amo.
PANCORVO, simple.
PERIQUILLO, paje.
PEIRUTÓN, gascón.
GUILLEMILLO, paje.
DALAGÓN
¡Que sea verdad esto, ribaldo tacaño!
PANCORVO
Sí, sí pienso que será, pues vuestra merced lo dice. Déjeme por su vida, ávese de ahí.
DALAGÓN
En fin, ¿que verdad es?
PANCORVO
¿Lo qué, señor?
DALAGÓN
¿Lo qué, diz? ¿Qué? Comerme la libra de los turrones de Alicante que estaban encima del
escriptorio.
PANCORVO
Eso, no.
DALAGÓN
En fin, ¿que miento?
PANCORVO
Yo no digo que miente, sino que no es verdad.
DALAGÓN
¿Que no? Esperá un poco.
PANCORVO
¡Ah, paso, señor! Suélteme, que yo lo diré quién se los ha comido.
DALAGÓN
Veamos quién, acabemos.PANCORVO
Vuestra merced ha de saber que yo no, no..., que yo..., qu'el... ¿Cómo se llama? El... ¿Cómo se
dice? Desviése un poco de la puerta, por que no nos oiga nadie. Que Periquillo los ha traspuesto.
DALAGÓN
Cata qué dices...
PANCORVO
Sin falta; porque yo sé qu'es gran comedor de turrones. Mochacho que se los come sin pan, délo
a la gracia de Dios.
DALAGÓN
¡Periquillo!
PERIQUILLO
¿Quién llama?
PANCORVO
Salí acá, Periquillo; el señor es, que os quiere hablar en secreuto.
PERIQUILLO
¿Qué manda?
DALAGÓN
¿Qué mando? ¡Tomá, don bellaco, goloso!
PERIQUILLO
¡Y..., señor! ¿Por qué me da?
PANCORVO
Lleváos eso entretanto que lo sepáis.
PERIQUILLO
¡Válame Dios! Señor, ¿no sabremos por qué me dio?
DALAGÓN
Porque os comistes...
PANCORVO
Sí, por eso, porque os engolistes...
DALAGÓN
¡Calla tú! Porque os comistes una libra de turrones qu'estaban encima del escriptorio.
PERIQUILLO¿Yo? ¿Quién lo dice?
DALAGÓN
Éste.
PERIQUILLO
¿Tú lo dices?
PANCORVO
Yo lo dije, pero no creo que será Periquillo, señor, porque es honrado mozo y no tiene menos
que valer. Errado m'e, pecador de mí, que por decir Gasconillo dije Periquillo.
PERIQUILLO
¡En fin, que tu yerro había de caer sobre mis espaldas!
PANCORVO
Calla, hermanico, ten paciencia, que algún día pagaré quizá por ti.
DALAGÓN
Anda, pues, llama al Gasconillo.
PANCORVO
¡Gasconillo!
GASCÓN
¿Qui vos pras, qué volets? Aguardats un pauch.
PANCORVO
Creo que se los está comiendo; llámele vuestra merced.
DALAGÓN
¡Gasconillo!
GASCÓN
¿Qué mandats, Diu us dé saylud tuta una maysada? ¡Craves de Diu! ¿Qué's acró, señor? ¿Qué
vos debi? ¿Por qué vos arrencorats contra mí?
PANCORVO
¡Déle, señor, déle! ¡No pare, adelante! Una primera, otra por mí, que bien lo meresce.
GASCÓN
¿No me direts, si hu pras o si hu pesa, por qué me habets sacudits desú la costielles?
DALAGÓN
Porque os habéis comido los turrones de Alicante.GASCÓN
¡Jesú, Jesú! ¡Sancta Bárbera! ¿Yo turrions?
DALAGÓN
Sí, tú, turrones d'encima del escriptorio.
GASCÓN
¿E qui vo l'a dit?
PANCORVO
Yo sé quien lo ha visto.
GASCÓN
¡Per la San Diu, que vos mentíes desús la meitá de la gorja! ¡Que yo no l'a manjat le
turrions de l'escritiura! ¿Vo l'abé vist, amor dis cans?
PANCORVO
No, no creo que es él, pues que lo jura. Perdona, Gasconillo.
GASCÓN
¿Agoras me dicets “perdonay”, chocarrayro, argines de pan? ¿Paresce vo bona
consecuensa?
PANCORVO
¿D'eso te enojas? Antes te debes holgar por ello.
GASCÓN
¿E por qué m'e de folguiar?
PANCORVO
Porque ternás anticipado el recibo para cuando al señor algo le debieres.
GASCÓN
¡Pillats le vos tau recebemento e botets le en vostra causa, truncho de quiol, rábano de leytugas!
DALAGÓN
Acabemos ya. Pues dices que ninguno d'estos dos se los ha comido, sepamos quién se los comió.
Salgan estos turrones; si no, yo te los sacaré de las costillas.
PANCORVO
No me perturbe vuesa merced, que yo se lo diré punto por punto. Espere, yo pienso justa mi
consciencia... Ven acá, Gasconillo.
GASCÓN
¿E para qué me cramas?PANCORVO
¿Paréscete a ti que se los ha comido Guillemillo?
GASCÓN
¿Gallamillo? ¿El que me vinets a panar la botifarda anuenyt de le gradielles?
PANCORVO
Así, a ése.
GASCÓN
Tú dices la vertá; ése l'a manjat.
PANCORVO
Ya ve vuesa merced cómo el Gasconillo dice que a Guillemillo se los vio comer.
GASCÓN
Sí, Gallamillo.
DALAGÓN
Llámale, veamos si habemos de desmarañar este negocio de turrones.
PANCORVO
¡Guillemillo!
GASCÓN
¡Gallamillo!
GUILLEMILLO
¿Qué voces son éstas?
DALAGÓN
¿No saldrás?
GUILLEMILLO
Ya salgo. ¿Qué quiere, señor?
DALAGÓN
Lo que quiero es esto: ¡tomá, don rapaz!
GUILLEMILLO
¡Ay, ay, señor, por amor de Dios!
PANCORVO
¡Déle, señor, no pare, pues por amor de Dios le pide!
GASCÓN¡Botats ne mays, siñor! An agoras pagarats le turrions e la botifarda tot en un cop.
GUILLEMILLO
¡Pecador de mí, señor! ¿A qué fin me dio?
DALAGÓN
¿A qué fin, cara sin vergüenza?
PANCORVO
¡Bien lo sabréis, vergüenza sin cara!
GASCÓN
¡Carats, moyrro de fuyrón, que siñor vos o diray!
DALAGÓN
A fin que se os pueda fiar cualquiera cosa de comer.
GUILLEMILLO
¿Qué cosa?
DALAGÓN
¿Qué cosa? Dime, desvergonzado: ¿y los turrones que estaban encima del escriptorio? ¿Qué's
d'ellos?
GUILLEMILLO
¿Los turrones, señor? No me los pidió él que se los diese, y los encerró de su propia mano dentro
del escriptorio?
DALAGÓN
¡Por vida mía, que dice verdad! ¿Habéis visto qué gran descuido que ha sido el mío?
GUILLEMILLO
¿Y paréscele bien haberme dado sin culpa?
PANCORVO
¿Y a mí molerme aquestas espaldas, que no parescía sino molino batán, según descargaba?
PERIQUILLO
¡Y a mí, pajas!
GASCÓN
¿E qué vo paresce de acró, de aquestos neguecios o facendas, mustramo?
DALAGÓN
¿Qué me paresce? Es, porque no estéis quejosos de mí, que se partan los turrones en cuatro
partes, y en pago de la disciplina se lleve cada uno su pedazo.PANCORVO
Eso es, señor. En cuanto a su propuésito, aguarde un tantico. ¡Mochachos, a consulta! Tú, Perico,
¿quies turrones?
PERIQUILLO
Yo, ni aun vellos.
PANCORVO
¿Y tú, Guillemillo?
GUILLEMILLO
Yo, ni aun gustallos.
PANCORVO
¿Y tú, Gasconillo?
GASCÓN
Yo, botats los sus la fiorca.
PANCORVO
¿Queréis que nos esquitemos todos de la paliza?
TODOS
Sí.
PANCORVO
¿Tú no le volverás tu parte?
PERIQUILLO
¡Pues no!
PANCORVO
Pues aguardad. Mosamo, oiga, si manda.
DALAGÓN
¿Qué quieres?
PANCORVO
Allegue a conversación, que ya'stamos concordados.
DALAGÓN
¿Y es...?
GASCÓNSiñor, acró es la concordanza: ¡Carayson, caralaysones! ¡Tom'ahí, manjar vos podíes las
turriones!
DALAGÓN
¡Paso, paso!
PANCORVO
¿Pasáis? Pues yo envido.
GUILLEMILLO
Yo, lo que puedo.
PERIQUILLO
Yo, lo que alcanzo.
FIN



EL MATÓN COBARDE

INTERLOCUTORES:
POLO, lacayo.
VALLEJO, lacayo.
GRIMALDO, paje.
POLO
A buen tiempo vengo, que ninguno de los que quedaron de venir han allegado; pero, ¿qué
aprovecha, si yo por cumplir con la honra d'este desesperado de Vallejo he madrugado antes de
la hora que limitamos? Catá qu'es cosa hazañosa la d'este hombre, que ningún día hay en toda la
semana que no pone los lacayos de casa o parte d'ellos en revuelta. Mirá ora por qué diablos se
envolvió con Grimaldicos, el paje del capiscol, siendo uno de los honrados mozos que hay en
este pueblo. Ora yo tengo de ver cuánto tira su barra y a cuánto alcanza su ánimo, pues presume
de tan valiente.
VALLEJO
¿Tal se ha de sufrir en el mundo? ¿Cómo se puede pasar una cosa como ésta, y más estando a la
puerta del Aseo, donde tanta gente de lustre se suele llegar? ¿Hay tal cosa, que un rapaz
descaradillo que ayer nasció se me quería venir a las barbas y que me digan a mí los lacayos de
mi amo que calle, por ser el capiscol, su señor, amigo de quien a mí me da de comer? Así podría
yo andar desnudo y ir de aquí a Jerusalem los pies descalzos y con un sapo en la boca atravesado
en los dientes, que tal negocio dejase de castigar.
Acá está mi compañero. ¡Ah, mi señor Polo! ¿Acaso ha venido alguno de aquellos hombrecillos?
POLO
No he visto ninguno.
VALLEJO
Bien está. Señor Polo, la merced que se me ha de hacer es que, aunque vea copia de gente,
dobléis vuestra capa y os asentéis encima, y tengáis cuenta en los términos que llevo en mis
pendencias; y si viéredes algunos muertos a mis pies, que no podrá ser menos, placiendo a la
Majestad Divina, el ojo a la Justicia en tanto que yo me doy escapo.
POLO
¡Cómo! ¡Qué! ¿Tanto pecó aquel pobre mozo, que os habéis querido poner en necesidad a vos y
a vuestros amigos?
VALLEJO
¿Más quiere vuesa merced, señor Polo, sino que llevando el rapaz la falda al capiscol, su amo, al
dar la vuelta tocarme con la contera en la faja de la capa de la librea? ¿A quién se le hubiera
hecho semejante afrenta, que no tuviera ya docena y media de hombres puestos a hacer carne
momia?POLO
¿Por tan poca ocasión? ¡Válame Dios!
VALLEJO
¿Poca ocasión os paresce reírseme después en la cara como quien hace escarnio?
POLO
Pues de verdad que es Grimaldicos un honrado mozo, y que me maravillo hacer tal cosa; pero él
vendrá y dará su descargo y vos, señor, le perdonaréis.
VALLEJO
¿Tal decís, señor Polo? Mas me pesa que me sois amigo, por dejaros decir semejante palabra. Si
aqueste negocio yo agora perdonase, decíme vos cuál queréis que esecute.
POLO
Hablad paso, que veisle aquí do viene.
GRIMALDO
Ea, gentiles hombres, tiempo es agora que se eche este negocio a una banda.
POLO
Aquí estaba rogando al señor Vallejo que no pasase adelante este negocio, y halo tomado tan a
pechos, que no basta razón con él.
GRIMALDO
Hágase vuesa merced a una parte; veremos para cuánto es esa gallinilla.
POLO
Ora, señores, óiganme una razón, y es que yo me quiero poner de por medio; veamos si me harán
tan señalada merced los dos que no riñan por agora.
VALLEJO
Así me podrían poner delante todas las piezas de artillería qu'están por defensa en todas las
fronteras de Asia, África y en Europa, con el serpentino de bronce que en Cartagena está
desterrado por su demasiada soberbia, y que volviesen agora a resucitar las lombardas de hierro
colado qu'el cristianísimo rey don Fernando ganó a Baza; y finalmente aquel tan nombrado
galeón de Portugal con toda la canalla que lo rige viniese, que todo lo que tengo dicho y mentado
fuese bastante para mudarme de mi propósito.
POLO
Por Dios, señor, que me habéis asombrado, y que no estaba aguardando sino cuándo habíades de
mezclar las galeras del Gran Turco con todas las demás que van de levante a poniente.
VALLEJO
¿Qué? ¿No las he mezclado? Pues yo las doy por emburulladas. Vengan.GRIMALDO
Señor Polo, ¿para qué tanto almacén? Hágase a una banda y déjeme con ese ladrón.
VALLEJO
¿Quién es ladrón, babosillo?
GRIMALDO
Tú lo eres. ¿Hablo yo con otro alguno?
VALLEJO
¿Tal se ha de sufrir, que se ponga este desbarbadillo conmigo a tú por tú?
GRIMALDO
Yo, liebre, no he de menester barbas para una gallina como tú; antes con las tuyas, delante del
señor Polo, pienso limpiar las suelas d'estos mis estivales.
VALLEJO
¡Las suelas, señor Polo! ¿Qué más podía decir aquel valerosísimo español Diego García de
Paredes?
GRIMALDO
¿Conocístele tú, palabrero?
VALLEJO
¿Yo, rapagón? El campo de once a once que se hizo en el Piamonte, ¿quién lo acabó sino él y
yo?
POLO
¿Vuesa merced? ¿Y es cierto aqueso d'ese campo?
VALLEJO
¡Buena está la pregunta! Y aun unos pocos de hombres que a él le sobraron por estar cansado,
¿quién les acabó las vidas sino aqueste brazo que veis?
POLO
¡Pardiez que me paresce aquello una cosa señaladísima!
GRIMALDO
Que miente, señor Polo. ¿Un hombre como Diego García se había de acompañar con un ladrón
como tú?
VALLEJO
¿Ladrón era yo entonces, palominillo?
GRIMALDO
Si entonces no, agora lo eres.VALLEJO
¿Cómo lo sabes tú, ansarino nuevo?
GRIMALDO
¿Cómo? ¿Qué fue aquello que te pasó en Benavente, qu'está la tierra más llena d'ello que de
simiente mala?
VALLEJO
Ya, ya sé qué's eso. -A vuesa merced, que sabe negocios de honra, señor Polo, lo quiero contar,
que a semejantes pulgas no acostumbro dar satisfecho. Yo, señor, fui a Benavente a un caso de
poca estofa, que no era más sino matar cinco lacayos del Conde, porque quiero que lo sepa: fue
porque me habían rebelado una mujercilla qu'estaba por mí en casa del padre en Medina del
Campo.
POLO
Toda aquella tierra sé muy bien.
VALLEJO
Después que ellos fueron enterrados y yo, por mi retraimiento, me viese en alguna necesidad,
acodiciéme a un manto de un clérigo y a unos manteles de casa de un bodegonero donde yo solía
comer, y cógeme la Justicia, y en justo y en creyente, señor, etcétera. Y esto es lo que aqueste
rapaz está diciendo. Pero agora, ¿fáltame a mí de comer en casa de mi amo para que use yo de
aquesos tratos?
GRIMALDO
¡Suso!, que estoy de priesa.
VALLEJO
Señor Polo, aflójeme vuesa merced un poco aquestas ligagambas.
POLO
Aguarde un poco, señor Grimaldo.
VALLEJO
Agora apriéteme aquesta estringa del lado de la espada.
POLO
¿Está agora bien?
VALLEJO
Agora métame una nómina que hallará aquí al lado del corazón.
POLO
No hallo ninguna.VALLEJO
¿Que no traigo ahí una nómina?
POLO
No por cierto.
VALLEJO
Lo mejor me he olvidado en casa debajo de la cabecera del almohada y no puedo reñir sin ella.
Espérame aquí, ratoncillo.
GRIMALDO
Vuelve acá, cobarde.
VALLEJO
Ora, pues sois porfiado, sabed que os dejara un poco más con vida si por ella fuera. Déjeme,
señor Polo, hacer a ese hombrecillo las preguntas que soy obligado por el descargo de mi
conciencia.
POLO
¿Qué le habéis de preguntar? ¡Decí!
VALLEJO
Déjeme vuesa merced hacer lo que debo. ¿Qué tanto ha, golondrinillo, que no te has confesado?
GRIMALDO
¿Qué parte eres tú para pedirme aqueso, cortabolsas?
VALLEJO
Señor Polo, vea vuesa merced si quiere aquese pobrete mozo que le digan algo a su padre o qué
misas manda que le digan por su alma.
POLO
Yo, hermano Vallejo, bien conozco a su padre y madre, cuando algo sucediese, y sé su posada.
VALLEJO
¿Y cómo se llama su padre?
POLO
¿Qué os va en saber su nombre?
VALLEJO
Para saber después quién me querrá pedir su muerte.
POLO
Ea, acabá ya, que es vergüenza. ¿No sabéis que se llama Luis de Grimaldo?VALLEJO
¿Luis de Grimaldo?
POLO
Sí, Luis de Grimaldo.
VALLEJO
¿Qué me cuenta vuesa merced?
POLO
No más que aquesto.
VALLEJO
Pues, señor Polo, tomad aquesta espada y por el lado derecho apretá cuanto pudiéredes, que
después que sea esecutada en mí aquesta sentencia, os diré el porqué.
POLO
¿Yo, señor? Guárdeme Dios que tal haga ni quite la vida a quien nunca me ha ofendido.
VALLEJO
Pues, señor, si vos por serme amigo rehusáis, vayan a llamar a un cierto hombre de Piedrahíta, a
quien yo he muerto por mis propias manos casi la tercera parte de su generación, y aquése, como
capital enemigo mío, vengará en mí propio su saña.
POLO
¿A qué efecto?
VALLEJO
¿A qué efecto me preguntáis? ¿No decís que es ése hijo de Luis de Grimaldos, alguacil mayor de
Lorca?
POLO
Y no de otro.
VALLEJO
¡Desventurado de mí! ¿Quién es el que me ha librado tantas veces de la horca sino el padre de
aquese caballero? Señor Grimaldo, tomad vuestra daga y vos mismo abrid aqueste pecho y
sacadme el corazón y abrilde por medio y hallaréis en él escrito el nombre de vuestro padre, Luis
de Grimaldo.
GRIMALDO
¿Cómo? ¿Qué? No entiendo eso.
VALLEJONo quisiera haberos muerto, por los sanctos de Dios, por toda la soldada que me da mi amo.
Vamos de aquí, que yo quiero gastar lo que de la vida me resta en servicio d'este gentilhombre,
en recompensa de las palabras que sin le conoscer he dicho.
GRIMALDO
Dejemos aqueso, que yo quedo, hermano Vallejo, para todo lo que os cumpliere.
VALLEJO
¡Sus! Vamos, que por el nuevo conoscimiento nos entraremos por casa de Malata el tabernero,
que aquí traigo cuatro reales; no quede solo un dinero que todo no se gaste en servicio de mi más
que señor Grimaldos.
GRIMALDO
Muchas gracias, hermano. Vuestros reales guardaldos para lo que os convenga, que el capiscol,
mi señor, querrá dar la vuelta a casa. Y yo estoy siempre para vuestra honra.
VALLEJO
Señor, como criado menor me puede mandar. Vaya con Dios. -¿Ha visto vuesa merced, señor
Polo, el rapaz cómo es entonado?
POLO
A fe que parece mozo de honra. Pero vamos, qu'es tarde. ¿Quién quedó en guarda de la mula?
VALLEJO
El lacayuelo quedó. ¡Ah, Grimaldico, Grimaldico, cómo te me has escapado de la muerte por
dárteme a conocer! Pero guarte, no vuelvas a dar el menor tropezoncillo del mundo, que toda la
parentela de los Grimaldos no será parte para que a mis manos ese pobreto espritillo, que aunque
está con la leche en los labios, no me lo rindas.
FIN





LA NOVIA NEGRA

INTERLOCUTORES:
POLO, lacayo.
EULALLA, negra.
POLO
¡Oh!, bendito sea Dios que me ha dejado escabullir un rato de aqueste importuno de Valiano, mi
señor, que no paresce sino que todo el día está pensando en otro, sino en cosas que fuera de
propósito se encaminen. Agora yo estoy asombrado cómo Leonardo, a los ojos de todos tan
honrado y cuerdo mozo, lo quisiese así engañar, con darle a entender que su hermana fuese tan
buena, que para ser mujer suya le faltase nada. Con su pan se lo coma, que gran priesa se dan ya
para que pague con la gorja lo que pecó con la lengua. Dios me guarde de ser entremetido. Acá
me quiero andar siguiendo mi planeta, que si aquesta mi Eulalla se va conmigo como me tiene
prometido, yo soy uno de los bienaventurados hombres de todo mi linaje. Ya estoy a su puerta.
Aquí sobre la calle, en este aposento, sé que duerme. ¿Qué señas haré para que salga? ¡Oh!, bien
va, que aquélla que canta es.
Canta la negra
Gila Gonzale
de la Villa yama;
no sé yo, madres,
si me l'abriré.
Gila Gonzale
yama la torre.
Abríme la voz
fija Yeonore,
porque lo cabayomojaba falcone.
No sé yo, madres,
si me l'abriré.
POLO
¡Ah, señora mía, Eulalla! ¡Ah, señora! ¡Qué embebida está en su música!
EULALLA
¡Jesú! Ofréscomela Dios turo poreroso, criaror na cielos e na tierras.
POLO
¡Ah, señora Eulalla! No te alteres, que el que te llama no te desea sino hacerte todo servicio.
EULALLA
¿Paréscete vos que so sa bon xemplos a la ventana de un dueña honradas recogidas coma yo,
facer aqueya cortesía a taloras?
POLO
No me debe haber conoscido. -¡Ah, señora Eulalla!
EULALLA
¡Malaños para vos! ¿Y paréscete bien a la fija de la hombre honrados facer cudolete a la puta
ajenas?
POLO
¡Oh, pecador de mí! Asómate, señora Eulalla, a esa ventana y verásme y sabrás de cierto quién
soy.
EULALLA
¿Quién esá ahí? ¡Jesú! O la voz me la miente o sa aqueya que yama mi siñor Pollos.
POLO
¡Oh, bendito aquél que te dejó entender!
EULALLA
¡Ay, siñor míos, a taloras!
POLO
Señora mía, por una pieza como vuesa merced, aún es temprano para servilla.
EULALLA
Pues a bona fe que sa la persona de mala ganas.
POLOQue la guarde Dios, y ¿de qué?
EULALLA
Siñor, preséntame la siñora Doñaldoza, un prima mía, una hojetas de lejías para rubiarme na
cabeyos y, como yo sa tan delicara, despójame na cabeza como nas ponjas. Pienso que tenemos
la mala ganas.
POLO
¡Válame Dios! ¿Pues no hay remedio para eso?
EULALLA
Sí, Sí, ¡guáreme Dios!; ya m'envía a visitar la siñora nabadesa la monja santa Pabla, y me dice
que m'enviará una malacina para que me le quita como la manos.
POLO
¿Pues agora te pones a enrubiar?
EULALL
ASí, porque ¿no tengo yo cabeyo como la otro?
POLO
Sí, cabellos, y aun a mis ojos no hay brocado que se le compare.
EULALLA
Pues a buena fe que ha sinco noche que face oración a siñor Nicolás de Tramentinos.
POLO
San Nicolás de Tolentino querrás decir. ¿Y para qué haces la oración, señora?
EULALLA
Quiere casar mi amos, y para que me depares mi Dios marido a mí contentos.
POLO
Anda, señora, ¿y cómo agora haces aqueso? ¿No me has prometido de salirte conmigo?
EULALLA
¿Y cómo, siñor, no miras más qu'esos? ¿Paréscete a voz que daba yo bon jemplo y cuenta de mi
linajes? ¿Qué te dirá cuántas siñoras tengo yo por mi migas en esta tierras?
POLO
¿Y la palabra, señora, que me has dado?
EULALLA
Siñor, o na forza ne va, nerrechos se pierde. Honra y barbechos no caben la sacos.
POLO¿Pues qué deshonras pierdes tú, señora, en casarte conmigo?
EULALLA
Ya yo lo veo, siñor, mas quiere voz sacarme na pues perdida na tierra que te conozco.
POLO
Mi reina, ¿pues aqueso me dices? No te podría yo dejar, que primero no dejase la vida.
EULALLA
¡Ah, traidoraz! Dolor de torsija que rebata to lo rombres. A otro güeso con aquese perro, que
yo ya la tengo rosegadoz.
POLO
En verdad, señora, que te engañas. Pero dime, señora, ¿con quién te querían casar?
EULALLA
Yo quiere con un cagañeroz. Dice mi amo que no, que más quere con unoz potecarioz; yo dice
que no. Dice mi amo: “Caya, fija, que quien tenga l'oficio tenga la maleficio.”
POLO
¿Pues yo no soy oficial?
EULALLA
¿Quín ficios, siñor Pollos?
POLO
Adobar gorras, sacar manchas, hacer ruecas y husos y echar soletas y brocales a calabazas, otros
mil oficios que, aunque agora me ves servir de lacayo, yo te sustentaré a toda tu honra. No dejes
tú de sacar con que salgamos la primera jornada, que después yo te haré señora de estrado y
cama de campo y guadameciles. ¿Qué quieres más, mi señora?
EULALLA
Agora sí me contenta. Mas, ¿sabe qué querer yo, siñor Pollos?
POLO
No, hasta que me lo digas.
EULALLA
Que me compras una monas, un papagayos.
POLO
¿Para qué, señora?
EULALLA
La papagayos para qu'enseña a fablar en jaula, y lo mona para que la tengas yo a mi puertas
como dueña de sablo.POLO
De estrado querrás decir.
EULALLA
Sí, sí, ya la digo yo na sablo; mas sabe que me falta rogar a siñora doña Betriz que me presa un
ventayos para caminos.
POLO
¿Para qué's el ventalle, señora?
EULALLA
Para poneme laltre la cara, porque, si mira algún conoscida, no me la conoscas.
POLO
Señora, yo lo haré; mas voyme, que toda la tierra está revuelta por ir a ver aquel pobre de
Leonardo, que hoy mandan que se haga justicia d'él.
EULALLA
¡Ay, mal logradoz! Por ciertos que me pesas como si no fueras mi fijo; mas si Marinas busca,
tome lo que baila.
POLO
Adiós, mi señora, que ya el día se viene a más andar y la gente madruga hoy más que otros días
por tomar lugar, porque el pobreto, como era tan bienquisto de todos, aunque era extranjero, toda
la gente irá para ayudalle con sus oraciones.
EULALLA
¡Ay, amarga se vea la madre que le pariós!
POLO
Hasta mi amo Valiano le pesa extrañamente con su muerte, mas aquel Paulo contrario suyo, que
es el que trajo las señas de su hermana, le acusa valientemente, y ése le ha traído el término en
que agora está. Adiós.
EULALLA
L'Espíritu Sanctos te guarda mi ánima y te la libra entrutanto.
POLO
¡Pese a tal con la galga! Yo la pienso vender en el primer lugar diciendo que es mi esclava, y ella
póneseme en señoríos. Espántome cómo no me pidió dosel y todo en que poner las espaldas. No
tengo un real, que piensa la persona sacárselo de las costillas, y demándame papagayo y mona.
EULALLA
¡Señor Pollos, señor Pollos!POLO
¿Qué hay, mi vida?
EULALLA
Tráigame para mañana un poquito de mozaza, un poquito de trementinos de la que yaman de
puta.
POLO
De veta querrás decir. ¿Y para qué quieres todo eso, señora?
EULALLA
Para facer una muda para las manos.
POLO
Que con esa color me contento yo, señora; no has menester ponerte nada.
EULALLA
Así la verdad, que aunque tengo la cara na morenicas, la cuerpo tienes como un terciopelo
dobles.
POLO
A ser más blanca, no valías nada. -Adiós, que así te quiero para hacer reales.
EULALLA
Guíate la Celestinas, que guiaba la toro enamorados.
FIN


EL ENSALMO


INTERLOCUTORES:
ARMELINA, dama.
MENCIETA, moza.
GUADALUPE, simple.
GUADALUPE
Agora no creáis, sino el que a riedro vaya ordena unas cosas que no puedo entender dónde
diabros las añazga o las arguye, que estoy en pie y no atino más a abrir los ojos que si nunca los
tuviera. ¡Válame el sancto que está entre Fregenal y el Almadén! A él me ofrezco y le prometo
unos ojos de la color d'estos míos, de cerapez o estopa, o de miel de Cerrato. ¡Oh, desventurado
de mí! Si los puedo tener abiertos dos cantos de melón, que luego no se friegan como bolsicón de
echar aguinaldo. En fuerte punto me parió mi padre si me tengo de quedar ansí.
MENCIETA
¿Qué's eso, Guadalupe?
GUADALUPE
¿Eres tú, Mencieta?
MENCIETA
Sí, hermano. ¿De qué te vas lamentando?
GUADALUPE
¿No ves, hermana, que apenas abro los ojos, cuando luego se me caen las compuertas como
postigo de golpe a puerta caladiza de portal?
MENCIETA
El asno aún se debe venir todavía durmiendo y no atina.
GUADALUPE
Ansí viva Alonso, el porquerizo de Medellín, el tío de mi mujer, como es eso. Debe de ser de
herencia que mis pecados grandes me han dado.MENCIETA
¿Qué darías por sanar?
GUADALUPE
¿Qué? Toda una semana prometería al abad de Monserrate dormir en pie y vestido como mi
madre me parió.
MENCIETA
Mucho es eso.
GUADALUPE
¡Ah, mi madre! Por sanar, pardiez, me aborresciese estarme dos horas y media sin desayunarme
si no huese de pan o de alguna cocina o algo semejante.
MENCIETA
¿Duélente los ojos?
GUADALUPE
Que no, dolos al diabro, sino que se añublan de suyo.
ARMELINA
Más de sueño.
GUADALUPE
Y si es de lo que vuesa merced dice, ¿hay remedio, señora?
ARMELINA
Preguntáselo a Mencieta.
GUADALUPE
Mencía, hermana, ¿sabes tú algo para contra ojos adormidos?
MENCIETA
Mil medicinas hay.
GUADALUPE
¿Mil, eh? Dime un par d'ellas.
MENCIETA
¿Y para qué un par?
GUADALUPE
Para cada ojo la suya.
MENCIETA¡Ah, dices bien, aguarda un poco! Tápate muy bien los ojos con las manos, que no veas cosa
ninguna.
GUADALUPE
¿Estoy bien?
MENCIETA
Sí; vuélvete de espaldas y, si algo te doliere, no hables, que te quedarás ciego para todos los días
de tu vida.
GUADALUPE
Haz, que yo callaré hasta que tú me lo mandes.
MENCIETA
Está quedo, tonto.
GUADALUPE
No ahí, Mencieta, no ahí: ¿está el mal en los ojos y ensálmasme las espaldas?
MENCIETA
Pues de ahí te va la salud a los ojos.
GUADALUPE
Bueno creo que estaré ya, Mencieta.
MENCIETA
Pienso que sí.
GUADALUPE
Plegue a Dios que no sea de menester alguna sangría, que mucho me duele aqueste ensalmo que
me pusiste. ¿De qué era, por tu vida?
MENCIETA
De un poco de enjundia de gallina y otro poco de levadura.
GUADALUPE
Demasiada levadura pusiste.
MENCIETA
¿Por qué?
GUADALUPE
Porque era muy duro aquel empastro.
MENCIETA
¿Agora puedes bien abrir los ojos?GUADALUPE
Sí, pero es menester rogar a Dios que los pueda volver a cerrar, que, pardiez, como el cocimiento
está en las costillas, de tu melecina, los ojos me hace tener como candelas, y aun será maravilla
que no me acuda después el sueño en una quincena de días.
MENCIETA
No es mucho.
GUADALUPE
Mira, Mencieta: aunque otra vez me veas ciego y rezar oraciones, no me cures.
MENCIETA
¡Mira qué mercedes! Haced bien a semejantes.
GUADALUPE
Da al diabro aquesas semejanzas. Sé que otras veces me han curado a mí, mas tú tienes muy
pesada mano. Yo te juro y te consejo que, cuando grande, no tomes oficio de casamentera.
MENCIETA
¿Por qué?
GUADALUPE
Porque no es mucho que dure un casamiento hecho de tu mano más que la memoria del Cid Ruy
Díaz.
ARMELINA
En fin, ¿qué?, ¿ya vas sano?
GUADALUPE
Dad al diabro sanidad, señora, cuando comienza otra dolencia de nuevo.
MENCIETA
¡Bueno está eso! Por no pagarme haces agora esos entremeses.
GUADALUPE
¿Y qué entra en una melecina d'ésas?
MENCIETA
Más de real y medio.
GUADALUPE
¿Real y medio? Barato es si se me aflojase esto de las costillas. ¿Y qué me durará este
escocimiento?
MENCIETAHasta que gaste el humor, que será quince o veinte días.
GUADALUPE
Da al diabro tu cura. Pues una modorra sana al catorceno, cuando mucho, ¿y ha de durar una
melecina de tu mano en sanar veinteno?
MENCIETA
¿Dónde vas?
GUADALUPE
A buscar quien me cure d'estos socrocios o cataplasmos.
MENCIETA
Ve en buen hora, y mira muy bien por allá fuera algún amigo tuyo que se quiera curar como tú
has hecho.
GUADALUPE
No, no, Mencieta, no te pongas más en ese oficio, que yo creo que no cobrarás muy buena fama
con estos tus ensalmos. Queda a Dios.
ARMELINA
¡Maldita seas!, que reír me has hecho.
MENCIETA
Entremos, que ya por las calles comienza a rebullir gente.
FIN
RUEDA, LOPE DE (1505-1565)




EL CRIADO PEREZOSOINTERLOCUTORES:


PAJARES, simple.
VERGINIO, padre de Lelia.
MARCELO, amo de Lelia.
PAJARES
Ora juro al cielo de Dios, mostramo, si yo sé a qué tengo d'ir, ni a qué efeto vuesa merced
m'envía. Sé qu'ell'otro ni la otra no son agora tan niños que no sabrán venirse, cuantis más que ya
es hora de comer y la mesma hambre los ha de acarrear a casa como a mochachos huidores.
VERGINIO
Mira, Pajares, déjate d'esos preámbulos y cúbrete bien esa capa, que gran tardanza es la que
hacen y venirlos has acompañando.
PAJARES
¿Qué? ¿No está bien cubrida?
VERGINIO
No; acaba ya.
PAJARES
Apártese vuesa merced de mi cobridero; y perdone.
VERGINIO
¿Paréscete que está bien cubierta?
PAJARES
Eso vuesa merced lo dirá, que yo no lo veo ni descubro palmo de tierra.
VERGINIO
¡Oh, mal año te dé Dios, que no te has de saber cubrir una capa! Mira, cuando te la mandaren
cubrir, ansí la has de poner.PAJARES
¿Ansí? Ya, ya. ¿Está bien cubrida? Guarde, ¿qué dice?
VERGINIO
Agora sí. Toma este sombrero.
PAJARES
¿Quién lo ha de tomar?
VERGINIO
¿Diz que quién? Tú lo has de tomar.
PAJARES
¿A porpúsito búrlase conmigo? ¡Hame liado como a costal de arriero y “toma el sombrero”!
¡Con qué mano lo había de tomar? Sé que no tiene maneras ni sacabuches mi capa como
balandrán de arcediano.
VERGINIO
¡Asno! ¿Qué? ¿Por aquí bajo no la sabes sacar?
PAJARES
¿Por dónde?
VERGINIO
Por aquí, ¡duelos te dé Dios!
PAJARES
Dice la verdad; mas, pecador de mí y de vuesa merced, y perdone que los parto por medio,
¿quiere que me ande yo de calle en calle halconeando, dando manotadas como pez que ha caído
en garlito, o como mulo de añoria, que, dando vueltas al derredor, no halla paradero cierto?
VERGINIO
Ganosa está la bestia de comparaciones.
PAJARES
Bastián de Pajares me llaman, señor, para cuanto mandare.
VERGINIO
Pues lo que te mando no es sino que vayas al monesterio de Sancta Bárbora.
PAJARES
¿Y para qué a Sancta Bárbula? ¿Quiere que diga la sancta que voy disfrezado escudriñándole los
rincones de casa?
VERGINIO
Para que hagas venir presto a mi hija Lelia y al amo Marcelo, viendo que es ya hora de comer.PAJARES
Y an d'eso, mal punto, estoy corrido.
VERGINIO
¿Por qué estás corrido?
PAJARES
Porque a las horas del comer me lanza de casa, como a los mozos de los carniceros la
Cuaresma.
VERGINIO
Pues, tonto, ¿piensas tardar allá?
PAJARES
¿Pues no tengo de tardar yendo a pie como yo voy?
VERGINIO
D'esa manera razón tiene su merced. Entre en la posada y ensille un poyo d'esos en que vaya
caballero.
PAJARES
¿Un poyo?
VERGINIO
¿Dónde vas?
PAJARES
A ensillar un poyo como mandó.
VERGINIO
Pues, animal, ¿el poyo se ha de menear?
PAJARES
Pues eso es lo que me cumpre, porque nunca salgamos de la posada.
VERGINIO
¿Sabes tú, innocente, si tengo yo alguna cabalgadura en casa?
PAJARES
¿Quién le demanda cabalgadura? Cabalga blanda me diese vuesa merced, que cabalga dura ni
grado ni gracias.
VERGINIO
¿Qué's cabalga blanda?PAJARES
Un rollo o rosca de aquellos que han amasado hoy, porque vaya caballero mi estrógamo; y, a
necesidad, un buen mendrugo de pan en las manos es bueno, por no ir hombre pensando en mal
ni murmurar de nadie.
VERGINIO
¡Cata, cata! ¿Que todo eso era la caballería y el retoricar? Al fin no podías parar sino en cosas de
comer.
PAJARES
¿No ve vuesa merced que dice el cura de nuestro pueblo: “Pedid y daros han”, y que todos los
buenos con pan son duelos?
VERGINIO
Pues yo os prometo, don asno, que si apaño un garrote, que yo os haga ir presto.
PAJARES
No me prometa vuesa merced cosa ninguna, qu'eso de garrote no es cosa que me conviene por
agora.
VERGINIO
Primero vernán los otros qu'este macho se vaya de aquí. Espera, tomaré lo que digo.
PAJARES
¿Qué os paresce? ¡Espérele el reloix de Guadalupe!
-Aguijad, amo Marcelo, pese a la puta de mi cara, que juro a mí, pecador, más esperado habéis
sido vos y es'otra que sereno tras ñublado.
MARCELO
Pues, ¡qué diablos! ¿Tantos ves que venimos? ¿No ves que vengo solo?
PAJARES
¿Solo viene? Cuantis que por la otra cantaba el cuquillo; que, por vos, siquiera no os trajera Dios
acá.
MARCELO
Mas que no te hallara.
PAJARES
Señor amo, mostramo es ido por un garrote.
MARCELO
¿Para qué?
PAJARESPienso que para engarrotarme.
MARCELO
¿Por qué?
PAJARES
Porque no os iba a llamar. Por vida vuesa que si trajere garrote y viéredes que me engarrotea, que
os metáis en medio.
MARCELO
Que me place.
PAJARES
Ya lo trae. Quiérole decir que ya no es de menester.
-Señor, he aquí el amo; deje el garrote.
VERGINIO
¿Es ya venido? Pues tomá vos, porque vais presto cuando os mandare la cosa.
MARCELO
Paso, señor, paso.
PAJARES
Amo, ¿y el concierto?
MARCELO
Harto le decía: “Paso, señor.”
PAJARES
Dios se lo perdone.
MARCELO
Y a vuesa merced estánle diciendo ya no es de menester el garrote, y él no sino sacudir como en
costal relleno. ¡Bendito sea Dios!
FIN






EL VALENTÓN

INTERLOCUTORES:
GARGULLO, lacayo.
ESTELA, doncella.
PEÑALBA, lacayo.
LOGROÑO, lacayo.
GARGULLO
Ansina viva el molino de viento que está fundado en Villafranca de Niza y el serpentino de
fuslera que se forjó en la casa de la fundación de Málaga, como de semejantes palabras había yo
de ser su amigo, y más empinándose para mí. ¡Oh, pobre de ti, Gargullo! ¿Qué se hicieron los
cinco que yo destripé en Isladeras, cuando tuve el desafío campal con Segredo, el alférez, y con
sus consortes? Pues aquí tengo las proprias manos con que ahogué la espantosísima sierpe en la
sierra de Gata, día señalado del Señor Sant Jorge, antes que el sol saliese. Pero, ¿qué monta? Que
en esta tierra farfante no son conoscidos los valientes, pues aún no habéis puesto mano a la hoja,
cuando ya os tienen hecho jinete de albarda.
ESTELA
¿Qué's esto, señor Gargullo? ¡Ah! Paso, que podéis despertar a mi padre Lupo. ¿Cómo vais tan
arrufaldado?
GARGULLO
¡Ah, señora Estela! ¿Y es nuevo para mí ejercitar las armas?
ESTELA
¿Y con quién es la pasión?
GARGULLO
No me lo preguntes, que con un hombrecillo de poco lo he, que no es nada.
ESTELA
Mas por mi vida, ¿con quién lo has?
GARGULLO
Juramento me has tomado, que no puedo dejar de decirte la verdad. ¿Conosces a Peñalbilla, el
comprador del canónigo Villalba?
ESTELA
Sí, muy bien, ¡mira si le conozco!
GARGULLO
Pues con ese mismo.
ESTELA
Ya, ya. ¿Con aquel dolorido? No me dé Dios más trabajo que cargallo de chapinazos.
GARGULLO
Pues esos tales son los que Dios me echa a mí en suerte por que no pueda ejecutar mi cólera.
ESTELA
Pues cátale. Viene. Yo me entro de la ventana. No me le dejes diente en aquella boca, porque me
tiene enojada.
PEÑALBA
Hallaros tenía, doña gallinilla; echá mano.
LOGROÑO
Paso, señor Peñalba, ¿no sabríamos qué pendencia es ésta?
PEÑALBA
¿Íbades a dar queja, ladrón?
GARGULLO
¿Ladrón soy yo, señor Peñalba?
PEÑALBA
¿Levántotelo, fullero?
GARGULLONo me lo levantáis, mas de mí a vos fuera bien dicho, y no, delante tanta gente de honra.
LOGROÑO
Vení acá, señor Gargullo; ¿es esta pendencia por un bofetoncillo que dicen que el señor Peñalba
os dio?
GARGULLO
¿Pues paréscele a vuesa merced que está bien hecho que me dé él a mí bofetón en mis barbas y a
traición?
LOGROÑO
Vení acá. ¿Y a traición llamáis si os lo dio cara a cara?
GARGULLO
¿Y no le paresce a vuesa merced traición, pues me lo dio sin pedirme licencia?
LOGROÑO
D'esa manera, cuando el señor Peñalba otro tanto hubiese de hacer, yo haré con él que os avise
primero.
GARGULLO
Y con eso quedo yo con toda mi honra.
LOGROÑO
Guárdenos Dios, sin perder punto ninguno.
GARGULLO
¡Suso! ¡Bien está! Vaya vuesa merced y tómele la mano, con condición que me avise primero.
LOGROÑO
Que él lo hará; y cuando no, yo cumpliré por él.
-¡Ah, señor Peñalba! Vuesa merced me dé la mano y sea amigo del señor Gargullo.
PEÑALBA
Señor, que me place; pero mire, señor Logroño, que se trate con toda la honra del mundo.
LOGROÑO
Tratado está. ¡Sus, baste! Dad acá la mano vos, Gargullo.
GARGULLO
Tome, señor.
LOGROÑO
¿Prometéis a ley de hombre de bien de ser su amigo?
GARGULLO
Prometo.
PEÑALBA
Yo también.
LOGROÑO
Pues ¡sus, vamos! Y aquí en la taberna de Gamboa nos podemos colar sendas veces de vino.
GARGULLO
De mi parte, he aquí un real. Y hagan lo que les paresciere, porque yo no puedo ir, que aguardo
un cierto negocio.
LOGROÑO
Si eso es, beso las manos a vuesa merced.
GARGULLO
Vayan vuesas mercedes con Dios.
-¿Han ya traspuesto el cantón? Creo que sí. ¡Aun el diablo me hubiera traído por aquí, si no se
hallara presente Logroño, aquel amigo, que es tan gran ladrón como el otro!
ESTELA
Pues, ¿cómo ha ido, Gargullo, con la pendencia?
GARGULLO
¿Qué? ¿No ha estado ahí a la ventana?
ESTELA
No por cierto, que luego me entré.
GARGULLO
Muy bien ha ido, señora Estela, como suele. Si estuvieras a la ventana, vieras correr más sangre
por esa calle que el rastro que se hace entre la Puerta del Campo y Teresa Gil.
ESTELA
Pues, ¿tanta sangre de un hombre solo?
GARGULLO
Más de treinta se van de aquí, todos amigos y valedores suyos.
ESTELA
¿En fin...?
GARGULLOEn fin, que me perdonó un bofetón que nueve testigos contestes dicen que le di, y, sobre todo,
echóse a mis pies y demandóme perdón, y por ruegos de algunos amigos que allí se hallaron,
acabaron conmigo que le hiciese merced de la vida por cinco años.
ESTELA
Bien negociado está eso, y entretanto pasársete ha el enojo. Huélgome que sales siempre con tu
honra.
GARGULLO
¡Qué poca honra se puede ganar con semejantes, señora Estela!
FIN



TANTICO PAN

INTERLOCUTORES:ORTEGA, simple de Acario.
PERICO, paje.
ACARIO, ciudadano.
ORTEGA
¡Oh, mal haya la madre de la Fortuna, si es viva, y si es muerta, mal siglo le dé Dios, porque no
me hizo a mí duque o conde o sastre o cazador de erizos o melcochero, para estarme en casa de
hoz y de coz! Porque aunque dice acullá el cura de nuestro puebro: Beato mortoris quin dolime
morieta, no m'encaja, porque, en fin, después de muerto, ni viña ni huerto. Allá se lo haya Marta
con sus pollos, que yo más querría buena olla que mal testimuño.
PERICO
Hola, Ortega. ¿Con quién lo has? Paresce que vas riñendo.
ORTEGA
¡Oh, hermano Pedro! ¿Tú eres? Conmigo lo había.
PERICO
¿Contigo? Pues, ¿qué hay de nuevo?
ORTEGA
Deja de comer y contártelo he.
PERICO
¿Qué hace al caso que coma? Sé que no tengo de comer con los oídos.
ORTEGA
Mucho hace al causo tener quedas las quijadas para oír a pracer.
PERICO
Ora vesme aquí que no como.
ORTEGA
¿Es todo aquese pan tuyo?
PERICO
Sí, ¿por qué lo preguntas?
ORTEGA
¿Tuyo, tuyo, tuyo?
PERICO
Mío, mío, mío.ORTEGA
Cata, que se te cae.
PERICO
No caerá.
ORTEGA
Eso merezco yo en avisarte lo que te cumpre.
PERICO
Agora cuéntame lo que me querías contar.
ORTEGA
Pues dame un poco d'ese pan.
PERICO
D'esa manera no quiero que me cuentes nada.
ORTEGA
¿Y si es cosa que te conviene?
PERICO
¿Que me conviene? Y ¿qué puede ser?
ORTEGA
Mira que se te desmigaja todo.
PERICO
No se te dé nada.
ORTEGA
¿Quies que te diga la verdad? Yo iba derreniegado con mi amo y dado a la gracia de Dios con él.
PERICO
¿Y por qué?
ORTEGA
Porque tiene tan poca gente en su casa.
PERICO
¿Y por eso ibas derreniegado? Antes te cabrá más parte a las horas del comer.
ORTEGA
Pues por eso iba derreniegado, que tengo en casa una olla de arrope y un plato de sopas en
capirotada, y tengo de acaballo todo por fuerza y voy a buscar quien me ayude.PERICO
Pues, ¿ahí no está la hija de tu señor y Paulilla y Gargullo que te ayudarán?
ORTEGA
No comen todos esos grasura, que de otra manera, ¿qué me faltaba a mí?
PERICO
Pues, ¿quies que te vaya yo ayudar?
ORTEGA
No, mía fe, qu'eres chico.
PERICO
Llévame tú, que yo te sacaré de cuidado.
ORTEGA
Pues dad acá ese pan, porque tengamos más que sopear en el arrope.
PERICO
Yo lo guardaré.
ORTEGA
No, no, antes yo lo guardaré mejor, que soy más grande; y espérame aquí. Entraré a poner la
mesa y sentarémonos, tú a una banda, yo a la otra. Cerraremos todas las puertas, echaremos los
gatos y perros fuera y verás cuál anda la obra.
PERICO
Pues mira, hermano, no te tardes.
ORTEGA
No me tardaré.
PERICO
Júralo.
ORTEGA
Que no me cumpre jurar. ¿Había yo de infernar mi álima por tantico pan?
ACARIO
¡Oh, mal fuego abrase...! Dios me perdone. Un mozo tan descuidado como es aqueste Gargullo
hame hecho vestir con aquel leñador y m'astusar la barba para parescer otro de lo que soy, y
también por ir como debo para hablar con aquella carísima de más que querubín de yeso y más
blanca que la misma leche que de las vericundas lechugas sale cuando acaso con los iracundes
dientes del simplecísimo burro son cortadas. ¡Oh, cuerpo del cielo, qué pedazo de retórica he
dicho sin tenella pensada ni estudiada! ¡Oh, qué hace el amor! ¡Oh, qué vivos hace a los agudos,
y tibios los lerdos y flojos, y qué avisados a los sabios! Pardiez, si agora fueran vivos Aristómiliso Plutón, no me deje Dios medrar con los amores de mi señora Estela si no me entrara en un
cercol con ellos a disputar. ¡Oh, qué lenguarazo estó! Y ansí ha de ser ello, porque, cuando
estuviere delante mi señora Estela, sepa hablar desenvueltamente y no como otros alforjas que se
atan como correa de zapato; pero, ¡qué digo!, gran tardanza es la que ha hecho este mi mozo.
PERICO
¡Hola, Ortega! ¿A quién digo? ¿No sales acá?
ACARIO
¿Quién va ahí?
PERICO
¿Qué queréis vos saber?
ACARIO
¿Con quién lo has, rapaz?
PERICO
Como quiera estará bien, Ortega, que ya es tarde.
ACARIO
¿Qué ha de estar bien?
PERICO
¿Qué? No, nada, sino la mesa.
ACARIO
¿La mesa? ¿Y para qué?
PERICO
Hame convidado Ortega a comer.
ORTEGA
¿Oyes, Pedro?
PERICO
¿Qué quies, hermano Ortega?
ORTEGA
Vente pasado mañana, que no está aquí Gargullo, que se ha llevado la llave de aquello.
PERICO
Pues arrójame por ahí mi pan.
ORTEGA
Vuélvete cuando te digo y llevallo has todo junto.PERICO
Arrójame mi pan, ¡válgale el diablo al ganso!
ORTEGA
¡Válale el quistotro! Mira, si algo te debo, póneme a preito. ¡Cómo a aquesos panes tengo hechos
perder el cacarear!
PERICO
Pues, ¡para ésta, don asno!
ORTEGA
Pues, ¡para ésta, don sardesco!
ACARIO
Ven acá, niño, ¿qué te tomó aquel mozo?
PERICO
Un pedazo de pan.
ACARIO
Pues anda, vete; yo te prometo que él me lo pague.
PERICO
Así tal debéis de ser como él.
ACARIO
¡Hideputa, rapaz, bellaco! ¡Espera!
PERICO
Sí, ¡esperaldo al ganapanazo! ¡A huir, pies de trueno!
FIN






LA GITANA LADRONA


INTERLOCUTORES:
GITANA.
GARGULLO, lacayo.
GITANA
Y en el entretanto es menester buscar para el mantenimiento. Pero, ¿qué digo?, un hombre me
paresce qu'está escuchando. Aguardad, que yo le haré la moisqueta con esta bolsa.
GARGULLO
¡Valga el diablo a tan extraño hábito! ¿Es hombre o mujer? Un intérprete es menester para
entendello.¿
GITANA
Cuando hurté esta bolsa con todos estos ducados no me vio nadie. Fortuna me ha favorecido esta
vuelta.
GARGULLO
¡Hurto es éste, por los sanctos de Dios.¿
GITANA
Los diamantes y rubíes, sin cuatro mil coronas que vienen dentro, valen un tesoro.
GARGULLO
¿Qué es aquesto? Pues bien lo oigo, que no estoy sordo.¿
GITANAEl mercader cuya es, me ha de buscar por toda la ciudad, porque al tiempo que la hurté no había
persona en toda la tienda.
GARGULLO
¡Estáte quedo, Gargullo, que la presa es tuya. Tente, tente.¿
GITANA
Bien será escondella aquí que no pasa persona nascida, hasta que pase el peligro de la Justicia. Y,
en siendo pasado, sacalla he y daré con ella en esa Andalucía.
GARGULLO
¿Iré..., no iré...? ¿Voy o no voy? Tente, Gargullo
GITANA
¡Ay! Un hombre veo acullá; paresce que me ha visto. Mal partido será dejalla al peligro. Quiero
tornar y sacar mi bolsa.
GARGULLO
Estáte queda, ladrona; ¿qué hacías aquí?
GITANA
Está quedo; burla si achi, burla si achi. ¿Qué me quieres tú a mí? ¿Qué me quieres?
GARGULLO
¡Ah! Burla si achi, burla si achi. ¿Tú no lo sabes? Daca la bolsa del mercader, ladrona. ¿Dónde la
escondiste?
GITANA
¿Yo? ¿Qué bolsa? ¿Qué mercadante? ¿Búrlaste conmigo?
GARGULLO
¡Ah! ¿Búrlaste conmigo? No tienes vergüenza. Anda acá delante del corregidor y allá darás la
cuenta.
GITANA
Está quedo, no me impidas mi camino ni me estorbes mi trabajo, hombre honrado, hombre
honrado.
GARGULLO
¡Ah! ¿Hombre honrado, hombre honrado? Anda acá, hermana, no des voces, que yo soy mozo
del mercader cuya es la bolsa y vengo en tu seguimiento.
GITANA
¡Ay, hermano! Por amor de Dios, ya que sabes el negocio, no lo descubras, sino deja estar la
bolsa donde tú viste que la puse y después partiremos la mitad para ti y la mitad para mí.GARGULLO
Que me place, hermana. Yo callaré. Partámosla y soy contento.
GITANA
Pues, hermano, hazme un placer, que en tanto que pasa el peligro de la Justicia, que me prestes
algunos dineros.
GARGULLO
Toma, cata ahí un escudo que agora lo acabé de coger a mi amo.
GITANA
Poquito hay aquí y tengo mucha gente.
GARGULLO
Hasme hecho tanta lástima, que te daré las entrañas. ¿Ves aquí esta cadena? Véndela y avíate con
la bendición de Dios.
GITANA
¡Ah! Dioz te dé salud, hermano. Mira, amigo, yo querría que por amor de Dioz no toques la
bolsa hasta que yo vuelva.
GARGULLO
Guárdeme Dios. No, no, no la tocaré; yo te lo prometo por esta ánima pecadora. Con lo qu'es
mío me ayude Dios, que lo ajeno no lo quiero.
GITANA
Ven acá, hermano; ¿dónde es tu posada?
GARGULLO
¿Sabes la plaza Pelliceros?
GITANA
Sí, muy bien.
GARGULLO
Aguarda, que no es ahí mi posada.
GITANA
Pues, ¿dónde?
GARGULLO
¿Sabes la placeta de las Moscas?
GITANA
Ésa no.GARGULLO
No, no lo sabrás. ¿Sabes la calle de los Asnos?
GITANA
Sí sé.
GARGULLO
Pues tampoco vivo ahí, sino vete al portal del Cojo y pregunta por un zapatero nuevo que se dice
mase Córdoba; y en un poyo que está junto a su casa, siéntate allí hasta que yo vaya.
GITANA
Pues, hermano, por amor de Dioz, porque vaya sin peligro de la Justicia, que me prestes la capa
hasta que yo vuelva, porque no sea conoscida.
GARGULLO
Toma, hermana, y avíate.
GITANA
Mira que te torno a avisar que no toques en la bolsa hasta que vuelva.
GARGULLO
Guárdenos Dios del diablo. Sé que cumplir había mi palabra, siendo hijo del más honrado
potecario que hay en Castilleja de la Cuesta.
GITANA
¡Sus! Queda a Dioz.
GARGULLO
Y él te guíe.
-Allá va, como dicen, los pies en las espaldas con el recelo de micer horca; de tal suerte va, que,
si se esconde, no basta a descubrilla toda el arte mágica. Ora, ¡sus!, yo me quiero detener un
poco antes de sacar el venturoso tesoro, porque si la mujer volviere, me halle verdadero y
observador de mi palabra.
Ea, vecinos, vecinos, los que andáis haciendo cercos y conjuros por hallar los escondidos tesoros,
acudí al venturosísimo Gargullo, el cual, hoy, sin cerco ni conjuro y sin hábito de nigromante,
descubrirá un tal tesoro con que remanezca rico para todos los días de su vida. Agora, entretanto,
quiero pensar qué tengo de hacer de tanto dinero. Lo primero que haré será hacer unas casas en
lo mejor d'esta ciudad. Hacellas he pintar por de fuera y por de dentro al brutesco y al romano.
Haré que me pongan a punto un lindo coche en que me pasee, y los caballos que me tirarán,
blancos. Déjame hacer a mí. Haré vestir mis criados de mi librea, que será rojo y blanco,
significando rubíes y diamantes. Haré matar todos mis parientes, que ofresco al diablo hombre
que queda a vida, porque, viéndome tan rico, no me cobdicien la muerte y también porque no
sepan mi linaje. El vivir mío no quiero que sea mercadante, porque es vida desasosegada.
Cuando fuere por la calle, llevaré un paso grave y muy gallardo. Harto bienaventurado será aquélque, quitándome el bonete, yo le volviere el recambio. Porque, como dicen, en este mundo tené
dineros, que ése es el valer.
Ora no puedo más detenerme aquí en palabras, sino sacar el venturoso tesoro. ¡Helo, helo! Ea,
dioses celestes, encended grandes luminarias, abrid esas finiestras del cielo para que yo vea a
contar lo que está en esa dichosísima bolsa, y más dichoso yo por habérmela hallado. ¡Ea,
Gargullo, hela, hela donde asoma!
¡Ay, bendito sea Dios Todopoderoso! ¡Ay, escorias son y carbones son, por los sanctos de Dios!
¡Carbones y escorias me cuestan un escudo y una cadena y capa y gorra! ¡Gentil merchante soy
por cierto! ¡Oh, saquillo de carbones! ¡Oh, pobre de ti, Gargullo, cómo te has dejado engañar de
una gitana! ¿No sabía yo que era aquélla una ladrona? Verdaderamente yo he merescido hoy la
principal cadena de los locos.
FIN



LOS LINAJES


INTERLOCUTORES:

PABLOS LORENZO, simple.
GINESA DE BOLAÑOS, mujer del simple.
SOCRATO, viejo.
CAMILA, pastora.
¡Salen PABLOS LORENZO, simple, y su mujer, GINESA.




PABLOS
¡Cómo, cómo! ¡Aun daría yo al diabro la sabandija, si por un negro pollo me hubiésedes vos de
quitar la comida! Juro al siglo de mi bisagüelo que si tal huese verdad, a los pies de los señores
provisores me huese por que viesen el poco respleute que vos hacéis de Pablos Lorenzo, vuestro
marido.
GINESA
Por el siglo del padre que me engendró, que aquí no me entréis en estos ocho días, por que
cuando yo os dejare a guardar la casa, abráis veinte ojos por ella.
PABLOS
¿La casa, Ginesa de Bolaños, no se está ansí sana y entera como se estaba? A lo menos podráste
alabar, que mientras yo he quedado en guarda d'ella, nadie se ha atrevido a hurtalla, loores a
Dios.
GINESA
Pues ¿qué habían de hurtar, decí, pan perdido?
PABLOS
¡Qué diablos me sé yo! ¿No dices que la casa? Que pensará el que te oyere que se la han llevado
por esos vericuetos. Osaría yo jurar que, aunque te la dejases sola y a escuras, y a esas serenas,
nadie se atreviera a hurtalla, cuanti más quedando dentro un hombre de tan buen recaudo como
yo.
GINESA
Pues ¡cómo! ¿La casa se habían de llevar y sacalla de sus cimientos?
PABLOS
¡Qué sé yo! A ti te lo oigo y tú te lo dices y lo levantas.
SOCRATO
¿Qué voces son éstas?
PABLOS
Señor, ¡si supiese vuesa merced sobre qué son! Son sobre un negro pollo que me llevó el
sorromícalo, o gavilucho, o diabro, o como se llama.GINESA
¿No más d'eso? Esperá, esperá.
CAMILA
¡Paso, paso, ama! ¿Qué pendencia es ésta?
PABLOS
¡Oh, doyte al diabro, mujer! ¡Y no te cortarías esas uñas, que por poco me ahogaras!
CAMILA
¿No sabríamos, ama, qu'es esto?
GINESA
¡Ay, señora! ¿Qué más mala ventura quiere vuesa merced, que de once pollos que me sacó la
gallina no me han quedado sino solos cinco?
PABLOS
¿Once? ¡Plegue a Dios que reventado muera yo, y vuesa merced si parte quiere, si parió la
gallina sino cinco pollos a la mañana y seis a la noche, y dice ella que son once! Y ven acá: ésos
¿hémelos comido yo por ventura? ¿No te he jurado ya que se los llevó el gavilucho, o
sorromícalo, o millano, o como se dice?
GINESA
¿Aún tenéis lengua para hablar, ánima de cántaro?
PABLOS
¡Dote al diabro, mujer! ¿No ternás un poco de miramiento, siquiera por las barbas de su merced
que está delante?
GINESA
¡Eh, callad, ánima de campana!
PABLOS
¿Qu'es ánima de campana, mujer?
GINESA
¿Qué?, badajo como vos.
PABLOS
¿Badajo a vuestro marido? -Déme ese garrote vuesa merced.
GINESA
¡Así! ¿Garrote para mí? Al fin no seríades vos hijo de Guarnizo, el ensalmador, cura bestias.
PABLOS
¿Y paréscete a ti mal porque sea hijo de bendición?CAMILA
¡Ay, amarga! ¿Y cómo hijo de bendición?
PABLOS
Sí, señora. ¿No le paresce a vuesa merced que cuando mi padre hace sus ensalmaduras y dice
aquel verso del per omniam seculam seculorem, y el altere demus de gente non sanctam, y groria
in til, dolime, y no sé qué más, que no hay quien eche tantas bendiciones como mi padre en todo
el lugar?
CAMILA
Tenéis razón.
PABLOS
Pues de ahí me viene a mí ser hijo de bendición y legétimo y todo.
SOCRATO
¿Legítimo y todo? Mucho es eso por cierto.
PABLOS
Sí, señor. ¿No ve vuesa merced que soy todo entero hijo de Guarnizo el ensalmador, que aunque
la señora Ginesa dice que curaba bestias, levántaselo, que no era sino medio albéitar? Mas
pregúntele vuesa merced a ella, veamos cúya hija es.
GINESA
Costáraos a vos un ojo y del otro no viérades nada y fuérades de tan buen generación como yo.
PABLOS
¿Quién eran tus padres? Dilo, veamos.
GINESA
¿Quién? Esteban de Bolaños, regidor en Pliego, y Lucía Hernández de Saldaña, honradísimos
ambos si los había en todo el lugar.
PABLOS
¡Ah!, noramaza, señora mujer, levantéis tan falsos testimuños a vuestros padres. ¿No se te
acuerda que cuando te casoren conmigo te me dioren por hija de Logroño, el aceitero? Y aún se
me miembra que no sé sobre qué medidas falsificadas que tu padre hizo le dioren cien azotes y
de comer aquel día.
GINESA
¿Cien azotes? Levantáronselos en verdad.
PABLOS
Levantáronselos o asentáronselos, allá se los llevó a su casa.
SOCRATO
Amo, no habéis por tan poco de deslindar linajes.
PABLOS
Calle vuesa merced, que juro por el cielo de Dios bendito que si no le atajáramos que mos hiciera
encreyentes que era hija del conde Hernán González o de Belerma. Por mi mal fuiste
engendrada.
SOCRATO
Ora, ama, entraos allá dentro.
FIN


LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI


INTERLOCUTORES:

PABLOS LORENZO, simple.
GINESA DE BOLAÑOS, mujer del simple.
Sale PABLOS LORENZO, simple
PABLOS
Ora cosa del diabro es ésta de mi mujer, que ya que estaba durmiendo a mi pracer, me fue a
recordar y dijo: “Oíslo, oíslo; levantaos y veréis lo que nunca habéis visto.” Y así yo estuences
me levanté, y como fuese la fiesta del Corpus Christe, me atavié peor que si huera un prencipe, y
cabalgado en mi borrica, al salir por la puerta encontré con un monecillo, ¡Dios nos libre!, d'éstos
que van a coger el diezmo o premicias de los pollos. Y bien dicen que no hay más mal
pronuéstico que el hombre casado a la salida de la puerta topar monecillos, o zorras, o lechuzas.
Ora ¡sus!, yo quiero llamar. -¡Oíslo, oíslo! ¡Ah, Ginesa de Bolaños! ¿No me oís o no me queréis
abrir?
GINESA
¿Quién diablos está ahí? ¡Ay, marido! Y ¿cómo venís así? ¿Qué gesto es ése?
PABLOS
Tus porhidias son, mujer, que poca necedad tenía yo d'ir a ver la fiesta y el festejón, que creo que
se me ha mudado el tono de la voz, como la color de los vestidos con la caída que di.
GINESA
Pues ¿cómo caístes, o quién os hizo caer?
PABLOS
¿Diz que quién? Yo te lo diré, mujer. Al tiempo que yo y la burra estábamos embebecidos
mirando el rueco, o la rueca del Hijo Prólogo, o como se llama...
GINESA
El carretón del Hijo Pródigo querréis decir.
PABLOS
Sí, sí, del Hijo Hipócrito, allegó uno d'éstos del Rey Adoras para darme con su nariz de
vejigadas, y a mala ves me quiso dar, que de vello se espantó la burra dando a correr y saltos y
pernadas. En esto decía la gente: “¡Válate Dios, hombre; válate Dios, hombre!” Yo, por mirar
por quién era tanto “¡válate Dios!”, vine a caer dentro de una acequia, y viéndome zapuzado, dije
entuences: “¡Tate, por mí lo decían!”
GINESA
Por cierto que venís lindo, marido.
PABLOS¿Que te paresce que vengo bien? ¡Tal te dé Dios la salud, amén! Anda, entremos en casa y
vestirme has otra camisa limpia.
GINESA
¿No sabéis que ha enviado a decir nuestro amo Socrato?
PABLOS
¿Qué, si Dios te dé salud?
GINESA
Qu'es parescida Camila.
PABLOS
¡Cómo! ¿No era muerta? ¿Ya resositó?
GINESA
Oí la historia. El mayoral de San Lázaro...
PABLOS
¿Y ésa es la historia?
GINESA
Sí, marido.
PABLOS
¡Oh, qué linda historia, mujer! ¡Qué buen prencepio lleva! Vaya.
GINESA
Yendo a visitar ciertos enfermos que en el campo tenía, vido estar la moza en un brocal de pozo
llorando a lágrima viva.
PABLOS
¿A quién, a la historia?
GINESA
Que no, sino a Camila. Oí si queréis. Y como el mayoral tenía conoscencia con Quiral...
PABLOS
¡Oh, qué sabrosa historia! Ya me paresce que la voy entendiendo.
GINESA
Sabiendo que por ella estaba a muerte condenado, tómala a las ancas de un rocín.
PABLOS
¿A la historia?GINESA
¡Válaos quien quiera! A Camila, digo, y trájola, y allegó al mejor tiempo del mundo.
PABLOS
¿Quién, el rocín?
GINESA
Paresce que no me entendéis, marido.
PABLOS
A decirte la verdad, mujer, bien te entiendo, pero no sé lo que te has dicho. Cata viene mosamo y
mase Alonso y Camila y Quiral y una chaclada d'ellos; entrémonos dentro en casa.
FIN


LA MANTECADA
INTERLOCUTORES:

TROICO, pastor.
LENO, simple.
Sale LENO, simple
LENO
¡Ah, Troico! ¿Estás acá?
TROICO
Sí, hermano, ¿tú no lo ves?
LENO
Más valiera que no.
TROICO
¿Por qué, Leno?
LENO
Porque no supieras una desgracia que ha sucedido harto poco ha.
TROICO
¿Y qué ha sido la desgracia?
LENO
¿Qu'es hoy?
TROICO
Jueves.
LENO
¿Jueves? ¿Cuánto le falta para ser martes?
TROICO
Antes le sobran dos días.
LENO
Mucho es eso; mas dime: ¿suele haber días aciagos así como los martes?
TROICO
¿Por qué lo dices?
LENO
Pregunto porque también habrá hojaldras desgraciadas, pues hay jueves desgraciados.TROICO
Creo que sí.
LENO
Y ven acá; si te la hubiesen comido a ti una en jueves, ¿en quién habría caído la desgracia, en la
hojaldra o en ti?
TROICO
No hay duda, sino que en mí.
LENO
Pues, hermano Troico, aconhortaos y comenzad a sofrir y ser paciente, que por los hombres,
como dicen, suelen venir las desgracias, y éstas son cosas de Dios. En fin, y también según orden
de los días, os podríades vos morir, y como dicen, ya sería recomplida y allegada la hora
postrimera, rescebildo en paciencia y acordaos que mañana somos y hoy no.
TROICO
¡Válame Dios, Leno! ¿Es muerto alguno en casa, o cómo me consuelas ansí?
LENO
¡Ojalá, Troico!
TROICO
Pues ¿qué fue? ¿No lo dirás sin tantos circunloquios? ¿Para qué es tanto preámbulo?
LENO
Cuando mi madre murió, para decírmelo el que me llevó la nueva, me trajo más rodeos que tiene
vueltas Pisuerga o Zapardiel.
TROICO
Pues yo ni tengo madre, ni la conoscí, ni te entiendo.
LENO
Huele ese pañizuelo.
TROICO
Y bien, ya está olido.
LENO
¿A qué huele?
TROICO
A cosa de manteca.
LENOPues bien puedes decir aquí hue Troya.
TROICO
¿Cómo, Leno?
LENO
Para ti me la habían dado, para ti la enviaba revestida de piñones la señora Timbria; pero como
yo soy, y lo sabe Dios y todo el mundo, allegado a lo bueno, en viéndola, así se me hueron los
ojos tras ella como milano tras pollera.
TROICO
¿Tras quién, traidor? ¿Tras Timbria?
LENO
Que no, válame Dios; que empapada te la enviaba de manteca y de azúcar.
TROICO
¿La qué?
LENO
La hojaldra, ¿no lo entiendes?
TROICO
¿Y quién me la enviaba?
LENO
La señora Timbria.
TROICO
Pues ¿qué la heciste?
LENO
Consumióse.
TROICO
¿De qué?
LENO
De ojo.
TROICO
¿Quién la ojeó?
LENO
Yo, mal punto.TROICO
¿De qué manera?
LENO
Asentéme en el camino.
TROICO
¿Y qué más?
LENO
Toméla en la mano.
TROICO
¿Y luego?
LENO
Probé a qué sabía, y como por una banda y por otra estaba de dar y tomar, cuando por ella acordé
ya no había memoria.
TROICO
En fin, que te la comiste.
LENO
Podría ser.
TROICO
Por cierto que eres hombre de buen recado.
LENO
¿A fe que te lo parezco? De aquí adelante, si trujere dos me las comeré juntas para hacello mejor.
TROICO
¡Bueno va el negocio!
LENO
Y bien reñido y con poca costa y a mi contento. Mas ven acá: ¿quies que riamos un rato con
Timbria?
TROICO
¿De qué suerte?
LENO
Puédesle hacer encreyente que la comiste tú, y como ella piense qu'es verdad, podremos después
tú y yo reír acá de la burla, que reventará reyendo. ¿Qué más quies?
TROICOBien me aconsejas...
LENO
Agora, en fin, Dios bendijo los hombres acogidos a razón; pero dime, Troico, ¿sabrás desimular
con ella sin reírte?
TROICO
¿Y de qué me había de reír?
LENO
¿No te paresce qu'es manera de reír hacelle encreyente que tú te la comiste, habiéndosela comido
tu amigo Leno?
TROICO
Dices sabiamente; mas calla: vete en buen hora, que yo quiero dar vuelta sobre aquestas lagunas,
que podrá ser con el arco matar alguna caza con que a la noche nos holguemos.
LENO
Eso me contenta. Di, Troico: ¿quies que le diga a la señora Timbria que te haga otra un poquillo
mayor que la traspuesta?
TROICO
Di lo que quisieres.
LENO
¿Convidarme has a ella?
TROICO
¿Y a qué te tengo de convidar, si tú eres tan bien comedido que aun ver no me la dejas?
LENO
¡Válame Dios! ¿Y cómo no sientes que comérmelas yo de buen comedimiento procede?
TROICO
Eso es verdad.
LENO
Pues yo te prometo, si otra me encomendaren, de ser más bien comedido.
TROICO
¿Cómo, Leno?
LENO
Que aun el olor donde me la dieren no te quedará allí si yo puedo.
TROICOHazlo ansí, y vete con Dios.
LENO
En fin, diréle allá que has almorzado muy a tu sabor.
TROICO
Bien puedes.
LENO
Retozándome va la risa de la burla que le tenemos de hacer, si sabes disimular.
FIN




LA NEGRA LIVIANA

Interlocutores:
ISACARO, pastor.
VIOLETA, criada pastora.
FULGENCIA, negra.
ISACARO
Veamos a do bueno va Violeta con Fulgencia la negra.
VIOLETA
Buenos días, hermano Isacaro.
ISACARO
¡Oh, hermana Violeta, en buen hora vengas! Mas ¿qué buenos días quies que tenga el que jamás
espera haber hora de contentamiento?
VIOLETA
Noramaza sea.
ISACARO
¿De do bueno, hermana?
VIOLETA
De aquí venimos yo y Fulgencia, de coger ciertas raíces de no sé qué yerbas.
ISACARO
¡Ah, señora Fulgencia! ¿Cómo se nos desvía tanto allá? ¡Válame Dios! ¿No nos quiere hablar?
FULGENCIA
Sí, por ciertoz, siñor; fablamo y servimo a buena fe; ya ve cómo la persona samo tan negro
cerradaz y recogidaz, anque samo na campos, no te maraviya vosa mercé, y como tampoco sa
forana esa cayando, que no lo asamo decir óxete ni móxete.
VIOLETA
¡Mira la galga! ¿No veis cómo hace de la honesta y qué negra gravedad tiene la perra, cara de
mirla enjaulada?
FULGENCIA
Sa la verdad, por ciertoz, que tenemo un poquito la color morenicas, mas costase la voz un ojo y
tuerto la otro y tenga la voz la faisón de mi caras.
ISACARO
¡Válame Dios! ¿Y no se ve? ¡La diferencia es boba!
VIOLETA
Sí, sí; dígale aqueso a la simia y ponérsenos ha más hueca que pega con arracadas.FULGENCIA
¡Ay, mandaria, testimoñera! Dígame, siñor Sacaro: ¿yo la tiene la cara como simia?
ISACARO
Calla, señora Fulgencia; déjala devanear, que como es mochacha no entiende lo que se dice. A
mí, que te quiero como a mi vida, me paresces tú bien, que a los otros siquiera los cuelguen.
FULGENCIA
Turo me lo conozco, turo me lo entiendes; ma samo corrido que delante que bien quiéresme
ofrentar aquesa rapaza.
ISACARO
Que por eso, señora Fulgencia, no se os dé un pelo, que todos somos de casa, especialmente que
ella es tan bien acreditada conmigo cuanto de su hermosura tengo noticia que no hay que parar
en nada.
VIOLETA
Sí, sí, ¡válame Dios!; no tuviese ella un poquito la color de oliveta de Mallorca, que lo demás,
¿qué le falta?
FULGENCIA
Mira, fiya, la pan morenicas llevas la terraz. Por ciertoz, siñor Sacaro, la utro día me miraba con
la pejo de siñora Timbria, y no lo digo porque labas, ni porque san yo, mas un cara, un cara,
¡mira vosa mercé la luna!
ISACARO
Sí; ¡guárdenos Dios!
FULGENCIA
Pues ofrézcote a lo diabros, la diferencia la tienes.
VIOLETA
A lo menos tiene la cara como la luna,
FULGENCIA
¿Pues qué mientes, machacha?
VIOLETA
No digo yo, señora Fulgencia, que miente vuesa merced; que no hay diferencia de su cara a la
luna cuando está eclipsada, querrá ella decir.
FULGENCIA
¡Ay, maldita que te veas, picudas, maliciosas!
ISACAROMejor me parescería pasar el tiempo en otra cosa que no amordazaros con palabras. Pero dime,
señora Fulgencia: ¿tiéneste la voz que solías tener?
FULGENCIA
¡Ay, siñor mío Jesú! Agora major que nunca, por ciertos.
ISACARO
Pues hágame una merced, que yo tañeré mi guitarra, que cante un poquito.
FULGENCIA
Guárdeme Dios na diabro, no me la manda; ¿no mira que samo refriados y pechugona?
ISACARO
Como quiera, señora Fulgencia, parescerá bien.
FULGENCIA
¡Ay, siñor! Y tanto me la jura, que no sa razón quebrantomos juramentos, aunque a mi ánima que
me na cupa mucho na vergüenza.
VIOLETA
Entónesenos la lechuza.
FULGENCIA
Ora vaya; tañe la Comendadoras.
Canción
La Comendadoras
por mi mal me vi,
amarga te veas,
cuitara de mí.
La Comendadoras
de Casalaba,
salí de Sevilia
enora mala
para la vosotros
quien no la daba
y a lo pajesicos
que van pos de ti.
ISACAROLa merced, señora Fulgencia, ha sido muy grande para todos, especialmente para mí; pero
porque es tarde, quiero dar la vuelta, qu'es hora de recoger el ganado. Señora Fulgencia,
¿querráme abrazar?
FULGENCIA
¡Jesú, Jesú, tal de ir a una dueñas tan honradas como yo la so!
VIOLETA
Hágalo, por vida de la cuerva.
FULGENCIA
¡Ay, putiñas, cabuetas, desacaradas!
ISACARO
¡Eh, que aquí bien puede pasar!
FULGENCIA
¡Quítate ayá, a riedro vaya, mal beso, mal diabros!
ISACARO
Adiós, mi señora Fulgencia.
FULGENCIA
Sí, por ciertoz; muy contento va goras por brazarme.
VIOLETA
¡Válame Dios! Es para perder el seso.
FULGENCIA
¿No cayarás, putiya? ¡Ay, qué mala machacha! ¡Qué mal brasada te veas aquesa yengua!
Aunque Dios la quiera hacer merced a la personas, no podemo contigos.
VIOLETA
Sí, ¡guárdenos Dios!, está el otro que se muere por ti.
FULGENCIA
Yo me la sanare a la lumbre de mi caras y de mi ojos.
VIOLETA
Anda, vamos, acabemos.
FULGENCIA
¡Ay, siñor! Pléguete a vos que ante que la terra la echa sobre la ojo, me vea yo casados con mi
queridos.FIN






EL OLVIDADO DE SÍ MISMO
Interlocutores:
LENO, Simple.
MESIFLUA, como arpía.


LENO
Muchas veces ajorman los hombres cosas que les valdría más estar cuartanarios en la cama y aun
quintanarios. Mirad, por vida vuestra, quién le mandaba a mi amo cuando me envió por aquella
carga de aulagas para calentar el horno, tantas retartalillas ni tantos retruécanos. Parésceme a mí
que para un hombre discreto y agudo como yo, bastaban el tercio de las palabras, que de cansado
de rumiallas a la sombra de un lentisco me adormí y, despertado, me hallé sin asno y
enjaquimado desta suerte. ¡Válame Dios! Si por mi mala suerte algunas estantiguas me han
convertido en asno, adobado está LENO. ¡Ah! Plegue a ti, ángelo Miguelo, que me deparesalguno que me conozca y desengañe quién soy. ¿Oíste, quién sale allá? Quiero llamar. -¡Ah,
señora!
MESIFLUA
¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?
LENO
Eso querría yo saber.
MESIFLUA
¿Que tu nombre proprio no sabes?
LENO
Pues si lo supiese, ¿qué me faltaba?
MESIFLUA
¿Dónde has partido hoy, o quién te puso ese rebozo?
LENO
Yo creo que de casa de mi amo Sulco.
MESIFLUA
Pues, ¿a qué saliste de casa de tu amo, o cuándo?
LENO
Ayer salí antes que el sol.
MESIFLUA
¿Por qué ibas?
LENO
Si soy el que pienso, por una carga de aulagas para calentar el horno, porque estaba ya el pan
masándose cuando salí de casa.
MESIFLUA
Y ¿cuándo se había de cocer el pan?
LENO
Ayer había de estar cocido, que dos días ha que por no haber polvo de harina en casa nos
dábamos al ayuno.
MESIFLUA
¡Buen recado se tiene la gente de tu amo con tal priesa! Pero agora, ¿qu'es lo que quieres o qué
buscas?
LENOQuerría saber quién soy o cómo me llamo.
MESIFLUA
¿De qué manera quies saber aqueso de mí?
LENO
¿De qué manera? Que yo me volveré acullá la cara y llamarme heis por mi nombre y, si os
respondiere, yo debo de ser.
MESIFLUA
¿Y si no respondes?
LENO
Si no respondiere a Leno, daré conmigo en casa de algún saludador y rogaréle que me conjure,
que quizá debo ser el álima del mozo de Sulco, que cuando se echó a dormir, le debieron de
matar y enjaquimar.
MESIFLUA
Bien dices. ¿Por qué nombre quies que te llame?
LENO
Cuando era vivo, Leno me llamaban.
MESIFLUA
Pues calla y llamaréte.
LENO
Déjame volver de espaldas.
MESIFLUA
Vuélvete.
LENO
Heme aquí. ¡Sus! Bien me podéis llamar.
MESIFLUA
¡Leno!
LENO
Alzá un poquito más la voz.
MESIFLUA
¡Leno!
LENO
¿Qué os praz?MESIFLUA
¡Ah! ¿Ves como eres tú?
LENO
Sí, Sí; yo soy, yo soy. ¡Oh, bendito aquel que me dejó hallar! En mi vida me había visto tan
confuso.
MESIFLUA
Y agora, ¿qué quieres hacer?
LENO
Desllorarme a mí y comenzar a llorar al asno, que creo qu'es el perdido, y entraréme en casa.
MESIFLUA
Va norabuena.
LENO
Reventado muera yo si de aquí adelante no me hago poner un escripto en las espaldas que diga
cuyo soy y cómo me llamo y en qué barrio moro, como suelen poner a los niños cuando
comienzan a caminar.
FIN



EL EMPAJADO

INTERLOCUTORES:
TROICO, pastor.
LENO, simple.
Salen TROICO y LENO, simple


TROICO
Mira, Leno, que no estoy de tu temple; déjame, que ni he visto el asno ni sé qué se ha hecho ni sé
qué te responda.
LENO
¿No harás una cosa por amor de mí, hermano Troico?
TROICO
Sí; ¿qué quies que haga?
LENO
Que entres en el estabro y sepas d'él cómo nos perdimos el uno del otro, o por qué camino echó
su merced, y si viene despeado, y qué le acontesció en el camino, y todo lo último de su
sucedimiento.
TROICO
¿Y de quién tengo de saber aqueso?
LENO
Del asno; anda, ve.
TROICO
¿No digo que no está en casa?
LENO
Aqueso es peor.
TROICO
Entra tú allá y pregunta a esos mozos de casa si por ventura haya venido.LENO
¡Mi madre! No me conoscerá ya ninguno.
TROICO
¿Por qué no te han de conoscer?
LENO
Debo venir muy barbado.
TROICO
¿Cuándo saliste de casa?
LENO
Ayer de mañana.
TROICO
Pues, ¿desde ayer de mañana no te habían de conoscer?
LENO
¡Mira qué milagro tan grande!; no me conoscía yo proprio...; ved cómo diabros me conoscerán
los que no son yo... Pero dime: ¿está señor en casa?
TROICO
Pienso que sí.
LENO
¿Y podré entrar yo sin que me vea?
TROICO
Bien podrás.
LENO
¿Hame prometido algo de ayer acá, si sabes?
TROICO
¿Qué te había de prometer?
LENO
Alguna tarea.
TROICO
¿Y de qué?
LENO
¿Es vivo aquel cayado largo que él suele traer?TROICO
En la mano se lo dejé yo agora.
LENO
Ya me paresce que le siento andar tomándome la medida d'estas costillas, como suele; mas buen
remedio.
TROICO
¿Qué remedio?
LENO
Colarme en la pajiza y soterrarme muy bien en la paja, y en llegando allí cualquiera que me vea,
hacelle encreyente que soy ratón de las Indias.
TROICO
Bien has dicho. Anda, vete.
LENO
Troico, no dejes de irme a ver si se tardaren mucho en sacar paja, que allí me hallarás, y no te
descuides de llevarte algo en las manos, que el estómago tengo hecho levadura de pura hambre, y
por excusar los palos holgaré de estarme allí hecho ermitaño de pajar.
TROICO
Bien harás. Ve con Dios.
LENO
Tomara yo agora otra mantecada como la de marras, aunque nunca Dios la dejara tener canela ni
azúcar.
FIN



EL RATÓN MANSO


INTERLOCUTORES:

SULCO, ganadero.
LENO, simple.
Entra SULCO con LENO, simple, lleno de granzones de paja
SULCO
¡Oh, hideputa, perro! ¡Qué diligente mozo! ¡Aguardaldo con la carga de la leña! ¿Parécete bien
que a estar sin comer en casa que estuviéramos frescos? Habla. ¿De qué enmudeces? ¿Qué
hacías escondido en la pajiza? ¿Do el asno? ¿Dónde lo has dejado? ¿Qué es aquesto? ¿No
hablas? ¿Oyes? Dame acá aquel látigo con que yo hago hablar a los mozos.
LENO
Aqueso sería si yo huese mozo como vuesa merced dice.
SULCO
¡Bendito aquel que os ha hecho hablar! Pues ¿quién sois, señor?
LENO
Señor, soy de lejos de aquí.
SULCO
¿De dónde?
LENO
Por la mar he venido.SULCO
¿De dónde venistes?
LENO
De las ínsulas.
SULCO
¿De las ínsulas? Jurara yo que érades Leno, un mozo que yo había enviado por una carga de
aulagas.
LENO
Engañado vive vuesa merced, que no soy, por mis pecados, sino ratón de las Indias.
SULCO
¿Ratón? Mucho habéis criado para ratón.
LENO
Señor, soy criado en la tierra gruesa.
SULCO
¿Qué tierra gruesa es la vuestra?
LENO
Señor, en mi tierra hay hombres que tienen en cada dedo cincuenta y dos coyunturas.
SULCO
Muy grandes son esos hombres; a esa cuenta pasarán de palmo de vara. ¿Y qué hay de coyuntura
a coyuntura?
LENO
Señor, hay de una coyuntura a otra dos varas y media.
SULCO
Si tan grandes son como vos los ratones de vuestra tierra, los gatos que los cazaren, ¿de qué
tamaño pueden ser?
LENO
Señor, serán de quince leguas de largo.
SULCO
¿Y de ancho?
LENO
Veinte y dos.
SULCO¿Cómo es posible ser más anchos que largos?
LENO
Porque son hechos ancho por largo.
SULCO
¿Y qué hacíades vos en mi pajiza?
LENO
Señor, entréme huyendo de un cabo de guaita.
SULCO
Ora bien está. Átenle al brocal de aquel pozo y no le den de comer bocado hasta que venga quien
le conozca.
LENO
Señor, no me aten, que ratón manso soy. Llévenme a la cocina, si vuesa merced mandare, y
asiéntenme cabo las ollas porque asombre a los gatos.
SULCO
No curéis. Hágase lo que yo mando: amárrenle valientemente y no le den a comer sino algunas
sobras de lechugas, o cercenaduras de cardos, o otras cosas livianas, por que amengüe de cuerpo.
LENO
El demonio me ha hecho hablar, si por huir de un hoyo cae hombre en otro mayor. Déjeme y fe
de mi palabra, que yo mismo me voy a amarrar.
SULCO
Tira, pues.





FIN

LOS LACAYOS LADRONES. LOPE DE RUEDA





LOS LACAYOS LADRONES


Paso muy gracioso, agora nuevamente compuesto por Lope de Rueda. Introdúcense en él
las personas siguientes
MADRIGALEJO, lacayo ladrón.
MOLINA, lacayo.
ALGUACIL.
UN PAJE.
MADRIGALEJO
¡Reñego del gran Taborlán y de todos sus consortes y bien allegados, y de toda la canalla que
rige y gobierna la infernalísima barca del viejo carcomido Carón, que si entre las manos le tomo
ad aquel que semejante palabra y afrenta de la boca se le soltó, si a puros papirotazos no le
convierto el pellejo en pergamino virgen!
MOLINA
Por cierto, ello fue palabra muy mal sonante, señor Madrigalejo.
MADRIGALEJO¿No le paresce a vuestra merced? ¿Cómo es su gracia, señor?
MOLINA
Señor, Molina, para su servicio.
MADRIGALEJO
¿Es bien, señor Molina, que digan de mí semejantes palabras? ¿Hombre era yo que le había
d'escalfar su bolsa? ¿Faltábanme a mí dos pares de reales entre amigos?
MOLINA
¡Por Dios, señor! Yo no creo tal y pésame de que vi que os trataban mal y acudían tantos contra
vos.
MADRIGALEJO
¿De dónde bueno es vuestra merced, señor Molina?
MOLINA
Señor, de Granada.
MADRIGALEJO
Ahí tuve yo una pasión de harto quilate.
MOLINA
¿Y con quién, señor?
MADRIGALEJO
Contra la Justicia, cuando menos.
MOLINA
¿En qué tiempo?
MADRIGALEJO
Agora ha cinco años.
MOLINA
¡Ta, ta, pecador de mí! Ya se me acuerda. En verdad que le hicieron a vuestra merced harto
agravio allí entonces de parte de la Justicia.
MADRIGALEJO
Ya sé dónde va...
MOLINA
Sí, sí, cuando le levantaron a vuestra merced que le habían hallado una noche encima de un
caballete en casa del chantre.
MADRIGALEJOTiene razón, pero ¿qué monta?; que si ellos supieran entonces a qué iba, de aquella hecha me
ponían de la gorja como calabazón en garabato.
MOLINA
Decían que le habían tomado con una antepuerta y con un capote guarnescido de un lacayo del
mismo dueño de la casa.
MADRIGALEJO
Así es la verdad, que, como no pude habelle a las manos para matalle, cogíle, por vengarme, lo
primero que me vino a la mano.
MOLINA
Ya, ya, ya..., y an por eso decía el pregonero: “¡A este hombre por ladrón!”
MADRIGALEJO
¿Vio vuestra merced mejor ánimo de hombre en los días de su vida qu'el que yo llevaba encima
de aquel asno, con ser el verdugo el mayor enemigo que tuve en toda aquella tierra?
MOLINA
Es la verdad.
MADRIGALEJO
Tan encarnizado le vi contra mis espaldas, que dos o tres veces estuve para descabalgar del asno
y no aguardalle más.
MOLINA
¿Pues, por qué no lo hacía, señor?
MADRIGALEJO
¿Por qué diz que no lo hacía? Porque iba atado, pecador de mí.
MOLINA
Yo me espanto cómo no murió de aquella hecha, según llevaba las espaldas.
MADRIGALEJO
¡Cómo en aquesas refriegas se ha visto el pobre de Madrigalejo...!
MOLINA
Es verdad, que ansí lo decían, que otras dos veces le habían dado cien azotes.
MADRIGALEJO
¡Juro a tal qu'es la mayor mentira del mundo y que al bellaco que tal inventó le haga conoscer, de
mi persona a la suya, que miente como un grandísimo tacaño!
MOLINA
¿Pues no le pasó aqueso en Granada?MADRIGALEJO
Es así; y en el Burgo de Osma otra vez. Pero otras dos veces..., el que tal dijere, véngase con
espada y capa; veamos si me lo dice delante. Y el que dijere que me dieron cien azotes también
miente.
MOLINA
¿Cómo, señor, pues lo vimos tantos?
MADRIGALEJO
¿Contaron vuestras mercedes los azotes que me dieron?
MOLINA
¿Para qué se habían de contar?
MADRIGALEJO
Pues dígame agora: veinte y cinco paradas de cuatro en cuatro, ¿Cuántos son?
MOLINA
Ciento.
MADRIGALEJO
Pues, ¡voto a tal!, que no daba vez, vuelta o corcovo con el cuerpo que no le echase al verdugo
un azote de clavo. Mire vuestra merced, si en ciento, si no fueron más de quince de menos.
MOLINA
No hay duda, sino qu'es ansí.
MADRIGALEJO
Pues, ¿cómo se puede decir con verdad que me dieron cien azotes, faltando al pie de veinte?
Tampoco lo qu'el hombre no sufre por su voluntad no se puede llamar afrenta. Comparación:
¿qué se me da a mí que llamen a uno cornudo, si la bellaquería está en su mujer, sin ser él
consentidor?
MOLINA
Tenéis razón.
MADRIGALEJO
Pues, ¿qué afrenta recibo yo que me azoten, si es contra mi voluntad y por fuerza? Mas
disimúlese, que aquel paje viene con el alguacil, y tome aqueste lío y, por otro tal, vuestra
merced me abone y diga que me conosce.
MOLINA
Sí haré, señor; perdé cuidado.
PAJESeñor, aquél de aquel becoquín es el ladrón.
ALGUACIL
¿Qué hacéis aquí, gentilhombre?
MADRIGALEJO
Señor, estoy con este señor, que es compañero y de mi tierra.
ALGUACIL
¿Compañero vuestro es?
MOLINA
Sí, señor.
ALGUACIL
Vosotros ladrones debéis de ser.
MADRIGALEJO
Más ha de tres meses que no lo usamos.
ALGUACIL
Al fin, ¿usábadeslo?
MADRIGALEJO
Vuestra merced lo dice.
ALGUACIL
¿Y de dónde sois?
MADRIGALEJO
¡Di que de Salamanca.¿
MOLINA
De Salamanca somos, señor.
MADRIGALEJO
Hijos somos de vecinos de Salamanca.
ALGUACIL
¿Y a qué venistes aquí?
MADRIGALEJO
¡Di que a ver la tierra.¿
MOLINA
A ver la tierra, señor.MADRIGALEJO
Sí, sí, señor, a ver la tierra.
ALGUACIL
¿De qué vevís?
MADRIGALEJO
Señor, somos oficiales.
ALGUACIL
¿Qué oficio?
MADRIGALEJO
¡Di que sastres.¿
MOLINA
Somos sastres, señor.
MADRIGALEJO
Sí, señor, maestros de tijera somos.
ALGUACIL
¿Jurar lo heis?
MADRIGALEJO
¡Jesús, señor, sí, cierto!
ALGUACIL
¿Que's de unas Horas que sacastes a este mozo de la faltriquera?
MADRIGALEJO
¿Yo Horas? Cáteme vuestra merced...
ALGUACIL
¡Esperá! ¿Qué's esto? ¿Y vos no tenéis orejas?
MADRIGALEJO
Ni las he menester, señor.
ALGUACIL
¿Por qué?
MADRIGALEJO
Porque me las quitaron.ALGUACIL
¿Dónde os las quitaron?
MADRIGALEJO
Señor, en la toma de San Quintín; peleando, de una cuchillada me las quitaron ambas a dos.
ALGUACIL
¿Ambas de una cuchillada?
MADRIGALEJO
Sí, señor, y an cincuenta que tuviera, según andaba la revuelta.
ALGUACIL
Vos maraña traéis.
MADRIGALEJO
No, señor, aquí traigo el testimonio d'ello.
ALGUACIL
Enseñá.
MADRIGALEJO
Tome, señor. ¡Señor Molina, hágame merced de venirse hacia l'Antigua, por que hagamos
partición de aquella bolsa que sangramos a la frutera.¿
ALGUACIL
¿Barbero sois de bolsas? ¡Teneldo bien! Y a esotro mirad lo que lleva debajo la capa.
PAJE
Lío de ropa me paresce.
ALGUACIL
Amuestra acá.
MOLINA
Señor, en mi ánima que no es mío, que éste me lo encomendó.
ALGUACIL
¿Que os lo encomendó? En fin, compañeros sois.
MOLINA
Por mi salud, que no es mi compañero; no lo vi en mi vida, si agora no.
ALGUACIL
Pues, ¿cómo dijistes antes que era vuestro compañero?MOLINA
Señor, por abonallo.
MADRIGALEJO
Señor, en verdad, sí es, y que las mejores piezas que en mi oficio sé, él me las ha enseñado.
ALGUACIL
Yo lo creo; ¿y de qué oficio son las piezas?
MADRIGALEJO
De cortar de tijera, de subir de noche por una pared, aunque no haya candil, y de trastejar, al
mejor sueño del dueño de la casa, y de sacar prendas sin mandamiento, y de otras cosillas así
manuales que pertenescen así para el oficio. Y algunas veces, hacer de un pedacillo de alambre
una llave que hace a cualquier cerradura.
ALGUACIL
¡Buena habilidad es aquésa!
MOLINA
¿Yo? ¡Válate el diablo, ladrón!
MADRIGALEJO
En verdad, señor, la primera vez que me afrentaron en Antequera, él iba delante.
ALGUACIL
Asildos bien. ¿Qué va en este lío? Ganzúas son éstas.
MADRIGALEJO
Señor, él las hace por extremo.
MOLINA
¿Yo? ¡Justicia de Dios!
PAJE
¡Aquésas son mis Horas, señor alguacil!
MADRIGALEJO
Si aquésas son tus Horas, ¿en qué rezaba yo, ratoncillo?
ALGUACIL
¡Rezador está el tiempo! Tirá con ellos, que allá les mostrarán otro oficio.
MADRIGALEJO
¿Y qué oficio?
ALGUACILA remar.
MOLINA
Vamos, que yo daré tal testimonio de mí, que se aclare la verdad.
MADRIGALEJO
Una cosa terná segura, señor Molina, que en azotándole y estando tres o cuatro años en servicio
de Su Majestad en galeras, no terná más que ver la Justicia con él que el rey de Francia. Y esto,
como testigo de vista.
ALGUACIL
¡Andad, andad, tirá delante, no tantas palabras! ¡Estos bellacos tacaños...!
FIN