17/8/10

El llovedor de tirolesa, obra del dramaturgo y maestro Fernando Zabala. Sobre un hombre que inventa una máquina de lluvia. Córdoba, Argentina.

EL LLOVEDOR DE TIROLESA
[La máquina de hacer llover]
FERNANDO ZABALA












 



  Sres. de Drama Virtual: Envío la obra teatral de la que soy autor, la misma titulada: EL LLOVEDOR DE TIROLESA. Se halla registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, [Cd. de Córdoba, Argentina] como obra inédita, con expediente N°: 842859. Luego de ser revisada la misma, que todavía no se haya estrenado ni editado, espero aviso de publicación en el sitio web DRAMA VIRTUAL, gracias, un saludo cordial. 

 FERNANDO ZABALA 
DOCENTE Y DRAMATURGO




Fernando Zabala es docente y dramaturgo, como actor se formó en la Escuela de Teatro de Manuel González Gil, en el Teatro Comedia de la ciudad de Córdoba, representó con su primer grupo de Teatro Independiente: ¨El Faro¨ las obras de su repertorio, llevo a cabo estudios de cinco años de la Licenciatura en Teatro en la Universidad Nacional de Córdoba, escribió las obras de teatro: "Hombres Coléricos", "Los Monstruos de Bomarzo", "Yo, Dostoievski", "El Suicida", El Sueño de Assur", "Jardines en Kordalkof", todas editadas por (Ediciones del Hombre Solo).
Hizo una recopilación de cinco obras en su "Teatro Escogido" editado por (Editorial Dunken) en donde comprenden las obras de teatro como "A contrasangre", "Resonadores Invisibles", "La Cosecha del Frío", "La Estación del Pecado", "Peronautas". También ¨Teatro Escogido II¨ con otras cinco obras de teatro por (Editorial Dunken) que comprenden ¨La Comedia del Hambre¨, ¨Viento y Tierra¨, ¨La Fila de los Imposibles¨, ¨Un Hombre Gris¨, ¨Submarino¨.
Escribe actualmente en la revista "Crítica Teatral" de Capital Federal y en la revista "La Vorágine" de la provincia de Mendoza, entre otras, es también colaborador en la revista "Clon" perteneciente a la Universidad Metropolitana de Xochimilco en México.


EL LLOVEDOR DE TIROLESA


Obra de Teatro de IV Escenas

 DE FERNANDO ZABALA








Personajes:
MABEL
JUVENAL
RAUL
GRILLO



  ESCENA I
(Pequeña cocina de una vivienda humilde, en un pueblo del interior de Córdoba, al medio una mesa chiquita con sillas, sobre la mesa JUVENAL con una caja de madera toda lustrada, una enorme antena sale de la misma, un foco con un prolongador que está conectado a una batería de auto que se halla en el suelo. JUVENAL lleva puesto siempre un delantal azul hasta las rodillas. MABEL sentada dobla ropa que coloca sobre esa misma mesa, hay desparramo de prendas por toda la mesa. Ella está con ropa de casa, cada tanto mira con mala cara lo que hace JUVENAL. Es de noche, de fondo suena  ¨Tú vieja Ventana¨ en un bandoneón solitario)

MABEL: (Con la fuente en la mano) ¿Vas a comer o no?
JUVENAL: (Adentro de la caja) Eh.
MABEL: (Levanta la voz un poco molesta) Si vas a comer te digo.
JUVENAL: (Saca la cabeza de la caja) Ah… ¿Qué hora es?
MABEL: Como las cuatro de la tarde.
JUVENAL: (Se vuelve a meter adentro de la caja) Dejamelo en la heladera.
MABEL: Se te va enfriar.
JUVENAL: No le hace, después lo caliento en el horno.
MABEL: Así vas a gastar la garrafa.
JUVENAL: (Desde adentro de la caja) Y bueno entonce lo como así nomás y listo.
MABEL: ¿Vas a ir a lo de Ochoa?
JUVENAL: Hoy no.
MABEL: Pero dijiste que ibas esta tarde.
JUVENAL: (Molesto) No puedo Mabel, estoy laburando con esto.
MABEL: ¿Hasta cuando vas a estar con esa cosa?
JUVENAL: (le contesta sin mirar, sigue en lo suyo) Hasta que funque.
MABEL: (Lo mira molesta) Hace un mes me venís diciendo lo mismo ¿No te cansás de estar con ese aparato todo el día?
JUVENAL: ¿Cuál es el problema? Me divierto.
MABEL: El trabajo también puede ser entretenido ¿no te parece?
JUVENAL: Esto es un trabajo,  pera que arranquen los motores y vas a ver como se prende el lucerío, no te vayas asustar nomás.
MABEL: Vos tendrías que pensar en ir a buscar un laburo de en serio, tas muy enroscado con esa pavada ¿Por qué no vas a lo de Báez, eh? A lo mejor quién te dice… te puede hacer un hueco para que le dés una mano en la ferretería. Tiene muchos clientes Báez, lleno el negocio siempre.
JUVENAL: (Que sigue en lo suyo) Báez trabaja solo, siempre trabajó así.
MABEL: (Hace montoncitos de ropa) Vos tendrías que exigirle a la fábrica que te pague la indemnización que te corresponde.
JUVENAL: (Se cuelga una linterna en la frente y mete la cabeza en la caja) No corresponde, ya lo hablamo a eso Mabel.
MABEL: ¿Por qué no corresponde? Si te echaron, claro que te corresponde.
JUVENAL: (Con la cabeza adentro de la caja) No me echaron, redujeron personales que otra cosa.
MABEL: Y bueno, es lo mismo.
JUVENAL: A varios la...patadita en el culo…a varios…
MABEL: ¿A cuántos…? A vos y a Borqueti.
JUVENAL: Ja, yo ya le dije a Borqueti, anda solo a reclamar, grita tranquilo, a mí no me esperes, yo ahora soy un hombre dedicado a la…a la pluviometría
MABEL: ¿A la pluvio que?
JUVENAL: (Saca la cabeza de la caja) A la investigación de la lluvia inmediata.
MABEL: (Irónica) Ah, cierto… la lluvia a domicilio.
JUVENAL: (Hace girar el pedal de la bicicleta que está adherida a la caja) La lluvia producida…
MABEL: (Sigue irónica) O sea que nosotros vamo a vivir de las lluvias producidas ahora.
JUVENAL: (Sigue reparando el aparato) Si hago llover si.
MABEL: Bueno, entonce etamo re cocinadas nosotros.
JUVENAL: (Saca la cabeza sonriente, luego se mete otra vez) Si el viejo Baigorri lo hizo ¿Por qué yo no eh?
MABEL: (Más irónica) Claro, porque vos no, tenés razón, cómo se me puede ocurrir que el señor lluvia no puede desafiar al cielo, es verdad, discúlpeme su… majestad… pluviométrica.
JUVENAL: (Saca su cabeza de la caja)  La revolución que causó ese tipo, si vos viera… ya te voy a mostrar los diarios para que… es más  se llevó el aparato a Santiago del Estero que tenía una sequia de aquellas, pior que la que tenemos hoy acá, y no sabes lo que se llovió ahí eh (vuelve a meter la cabeza adentro) no sabés, pueblo donde iba el tipo, pueblo que llovía, por lo meno un chaparrón se desataba, y la gente no te cuento, una alegría...una…
MABEL: (Irónica mientras lleva unos yuyos a la mesa) ¿Y dónde quedó la máquina de fabricar aguaceros?
JUVENAL: ¿El llovedor decí vos? No sé… dicen que quedó en un taller viejo y por ahí se estravió… no lo encontraron más, es una pena.
MABEL: Vaya a saber si el mismo viejo no lo hizo encanutar por miedo a que descubrieran que era todo verso, ahí si que no le iba a dar la cara.
JUVENAL: (Saca la cabeza de la caja) No digas boludeses Mabel, no la encontraron porque… porque… se la habrán choreado, por eso, quien no quiere afanarse una máquina así, eh; es más se la deben haber afanado los Rusos seguro, esos copian todo, tienen radares por todo lado, hasta en las axilas deben tener radares, claro, y si no mirá cómo está de enrarecido el clima, el calentamiento global y toda esa gilada (vuelve a meter la cabeza en la caja) un día de frío y dos de calor, ellos deben manejar desde algún lugar secreto, no son ningunos zapallo eso rusos, claro que la habrán pifiado feo, porque más que lluvias tenemos enchastres acá. Pero eso sí, eh, cuando agarre viaje con mis primeras lluvias, se acabó eso de andar peregrinando por la capilla en procesión, ahí sí que los feligreses van a tener que rezar con paragua en mano, de tanta lluvia que vamos a generar, ya vas a ver, no van a poder salir ni para domingo de ramos, y después salgo de gira por el país, donde falte agua, ningún camión cisterna, ahí va estar Juvenal Mastropiero.
MABEL: (Burlona pellizca un pedazo de pan que come y ríe) ¿Y  a vos te van a venir a chorear los Rusos también?
JUVENAL: (Hace girar el pedal de la caja) Y… no sé, mira, toco madera, yo por las dudas… me lo llevo a lo de Raúl, con el quilombazo que tiene ese otro en el patio… lo pongo entre los cardos y la azálea y ni los aviones japoneses lo van a detectar.
MABEL: ¿Por qué no ordenas el taller? Miralo al negro Oviedo que se abrió la bicicletería esa, lo rajaron del laburo y ahí anda, repleto de bicicletas, decime si no es emprendedor ese tipo.
JUVENAL: El país necesita las lluvias Mabel, lluvias, mirá lo que ta pasando con la seca, la emergencia hídrica, los diques, los ríos se están quedando sin agua ¿y vos me venís con una bicicletería?
MABEL: Yo no sé qué carajo se te metió en la cabeza, estás  atorado con esa canducheada…
JUVENAL: (Martilla adentro de la caja) Decís eso ahora, pero antes, cuando tenía laburo, bien que me lavabas hasta los pies, hasta me planchabas el delantal, me lo dejabas bien lisito, hecho una seda, en cambio mira ahora, mira parece la cortina del baño, más arrugado que cuello de tortuga.
MABEL: (Pone yuyos en una bolsa alpillera) Para que queres ese delantal, ridículo, si lo usás para estar acá adentro,  mirate con esa caja de televisor, da pena verte, yo no voy hacerla pasar a la Estela acá ni loca, ni mamada, me da vergüenza que te vea así tan… hasta el loco Brito está más presentable que vos.
JUVENAL: (MABEL se va yendo) Ya vas a ver cuando me llamen de la prensa, de las universidades, de la embajada, de la presidencia me van a venir a...a…
MABEL: (Se da vuelta para contestarle) O del manicomio.
JUVENAL: (Saca una carta y se la tira en la mesa) Tomá, lee ¿Qué dice ahí eh? ¿Qué dice? A ver qué decis ahora…
MABEL: (Se pone unos anteojos, leyendo con dificultad) Servicio Meteorólogico Nacional ¿Te escribieron ellos?
JUVENAL: (Orgulloso y agrandado) No, les escribo yo, hoy les voy a mandar al correo para informarles de las diferentes tareas investigativas que vengo desarrollando, van a tener el honor, mira lo que te digo, el honor de recibir los primeros informes de las aplicaciones del lluviogeno automático, aunque en realidad es un simple registro de proceso de laboratorio, bah, una rutina, pero de esta manera los mantengo al tanto, como para que después no digan que no les avisé, falta que después se resientan y no quieran publicarme en la revista "Atomo Partícula" de la Universidad.
MABEL: (Irónica) Claro, deben estar contando los segundo para recibir tu carta, seguro que te van a llamar, es raro que no te hayan llamado antes.
JUVENAL: ¿Y qué sabes? Se quedó mudo Raúl cuando le conté sobre el llovedor, vieras la cara que puso el otro, se le salían los ojos de la frente como dos tomates, yo pensé que se desmayaba de la emoción.
MABEL: No habrá sabido qué decir pobre Raúl.
JUVENAL: Y lógico, no es fácil improvisar una opinión meticulosa y acertada en estos recoveco de la ciencia.
MABEL: ¿Por qué no hablas con Raúl? A lo mejor necesitan otro albañil, un ayudante digo…
JUVENAL: (Mueve las antenas para todos lados) ¿Albañil? Yo estoy poniendo los ganchos acá, metiéndole el pecho a esta invención ¿y vos queres que yo vaya de albañil? es como pedirle a Franchescoli que vaya de arquero.
MABEL: (Preocupada)  A vos te espían, te miran los del al lado, te echan el ojo por los huecos de la tapia, el otro día los escuché (JUEVENAL se la queda mirando) ¿no te diste cuenta? Yo escucho como se ríen…ellos ven todo…se matan de risa…
JUVENAL: ¿Ves? Ahí tenes, los Rusos, están al salto por un bizcocho, por todos lados están, pior que las cucarachas los Rusos esos…
 MABEL: Qué Ruso ni que ocho cuarto, los vecinos te miran todo, yo escucho las carcajadas, seguro que se ríen de vos, hasta de mí se deben reír.
JUVENAL: (Con un tester mide los cables de la caja) Los vecinos a mí no me calientan un pomo, es más, con la primer lluvia van a ser los primeros en venir a golpear la puerta, ya vas a ver.
MABEL: (Al ver que JUVENAL apaga la luz) ¿Qué haces?
JUVENAL: Apago la luz… ¿Qué voy hacer? si no…se van  a amontonar acá en la puerta, me van a volver loco con los encargos.
MABEL: (Mira su monedero) A mí ya me está quedando poca plata te aviso, y cuando se me acabe ahí sí que vamos a estar en la lona.
JUVENAL: Lo de la plata se arregla Mabel, además cuando contraten el servicio vamos hacer en un día lo que hacemos en un año, mira, pongo en la llave contacto, tiro de la palanca maestra, y arrancará suave y vigorosamente una lluvia que hará encender el verde pasto, la montaña marrón, el río azul…
MABEL: (Sale preocupada con un canasto de ropa) Me voy yendo, no tengo tiempo para escuchar pelotudeses.
JUEVENAL: Llevate el paraguas, lo dejé en la piecita, si no me encontrás es porque me fui a lo de…
(Saca su cabeza de la caja y oberva que MABEL ya se ha ido, sigue trabajando, las luces se apagan suavemente)



ESCENA II

(Patio de una casa, un farol de fondo, una mesa de camping y  sobre la misma, ¨El Llovedor¨, a su lado una picadita de salame, queso, aceitunas, dos vasos de cerveza. En una esquina RAUL que sostiene una antena de televisor con un cable, distanciado JUVENAL que está sobre la caja de madera)
JUVENAL: Más a tú derecha.
RAUL: (Moviéndose con la antena grotescamente) ¿Para acá?
JUVENAL: Sí  ahí, quedate ahí un rato, esperate un poco (se pone una mano en la mitad de la cara) seguí ahí eh, no vayas a mover un pelo.
RAUL: (Luego de un tiempo) ¿Y?
JUVENAL: (Mirando de lejos) No, perate un poco te dije.
RAUL: (Hecho una estatua) ¿Cuánto tiempo tengo que estar así?
JUVENAL: (Estirando un cable) Media hora más o meno.
RAUL: ¿Media hora? 
JUVENAL: Si media hora y… (mira un cronómetro) veinte minutos…
RAUL: (Arroja la antena al piso) Anda a cagar…
JUVENAL: Para Raúl... ¿Qué hace?  para un poco viejo, me dijiste que me ibas a dar una mano.
RAUL: (Sentandose) Y sí…  mirá cómo me la dejaste (agitando la mano por el calambre) yo encima te vengo a dar bola, si no fuera porque te veo tan embobado con esto de hacer llover...ya me hubiese ido a la mierda.
JUVENAL: (Muy serio, mientras desenrrosca un cable) La ciencia es más que un hombre embobado Raúl, mira a Baigorri, el tipo estaba en Bolivia, con una máquina de su invención, andaba buscando minerales, mira que pelotudez, de pronto, descubrió algo curioso, empezó a notar que cuando conectaba el mecanismo y éste se ponía en funcionamiento, se producían lluvias ligeras que le impedían trabajar, fijate vos que el tipo qué bocho eh, qué cerebrazo, sin esfuerzo alguno, sin andar buscando nada pretencioso y caro a su voluntad, por la casualidad, y el azar, así como de la nada, descubría la génesis de la creación ¿te das cuenta?
RAUL: (Como confirmando) ¿Y vos crees que te va a pasar lo mismo?
JUVENAL: (Levanta la antena y la cuelga en la soga de la ropa) No sé… por lo menos yo…yo soy más conciente, lo mío no es casualidad, si no cau-salidad que es muy distinto, además no dejaría tirado años de esfuerzo como hizo  Baigorri ¿sabé que le dijo a los Yanquis?
RAUL: (tomando cerveza) ¿Qué le dijo?
JUVENAL: (Cuelga la antena finalmente en un calzoncillo rojo) Podrán tener todo el petróleo del mundo, pero minga van a tener mí llovedor, así les dijo.
RAUL: Qué pelotudo.
JUVENAL: ¿Por?
RAUL: Y… no vendérselo a los Gringos…si se lo vendía sabés cómo el tipo surgia, se iba para arriba…se… se forraba de guita… no tenía que laburar más, claro si funcionaba como decían ¿no?
JUVENAL: (Empieza a pelar un cable con una pinza) Hay que tener imaginación Raulito, intuición, yo por ejemplo cuando la conocí a Mabel sabía que ella iba a ser mía, mirá lo que te digo eh, yo le eché el ojo y ya sabía que teníamos la vida por delante, fue un instante, un segundo.
RAUL: (Que lo mira sin entender) ¿Y qué tiene que ver la chaucha con los palitos?
JUVENAL: (Saca un salamín de un plato) ¿Cómo qué tiene que ver? (con el salamín en la mano y catedrático) La intuición es un don, un pálpito divino, y lo que te quiero decir es que yo tengo la misma cosa… la  misma intuición de aquella noche que conocí a la Mabel, es la misma, es algo… (luego de un tiempo) es algo acá, en las venas, en las tripas, en la sangre, y con mucha modestia te lo digo. Yo ¿sabes qué? vengo intuyendo que con el llovedor hago un gol de media cancha, o de arco a arco no sé, algo me dice que con el llovedor nos vamos para arriba, acordate lo que te digo.
RAUL: (Curioso mira la caja por dentro) ¿Y si se corta la luz?
JUVENAL: No le hace, funciona igual, tengo las luces de emergencia, eso es gracias a la batería, además las antenas captan los rayos en toda su intensidad, claro que eso me salta acá en el tester (mostrando el tester) sin esto yo no puedo medir nada. Mirá Raúl, yo sería… como… como el precursor del radar ¿entendés? para que tengas una idea ¿ves  acá? yo capto la humedad y enseguida me avisa cuándo se viene el agua, nubes que van a viajar a más de cien kilómetros por hora,  una gota que cae y le sigue otra gota y así.
RAUL:¿Y por qué no lo probamos en tu patio?
JUVENAL: (Adentro de la caja con un embrollo de cables) Hay mucha humedad Raúl, un rocío y… puede afectar al llovedor, necesita estar en un ambiente moderadamente seco, se pueden joder los aguarayos y ahí cagamos.
RAUL: (Que lo mira sin entender) ¿Los agua qué?
JUVENAL: Los aguarrayos, los pincha-nubes, el lluvio-tero, todo eso...se mojan y… se hacen mierda…son muy delicados.
RAUL: (Que lo mira sin entender) Y suponiendo que funcione… el coso… el como, el… el… llovedor ése ¿Qué vas hacer?
JUVENAL: (Con una sonrisa de oreja a oreja) Hacer la gran Baigorri Raúl, la gran Baigorri, me alzo a la mierda, me voy de gira por el interior del país, pueblo por pueblo, así voy ayudar a la gente, eso sí, primero Colonia Tirolesa, por ahí hago Caroya también, después a los pueblos del litoral que no tienen una gota de agua,  hasta Jujuy no paro, eh.
 (De pronto se siente un relámpago, se ve un intenso brillo)
RAUL: (Carga con unos platos de la picada) Mejor entro las cosas.
JUVENAL: (Se ha quedado mirando el cielo embobado) Está funcionando Raúl ¿ves?, qué te dije, está funcionando, yo te avisé que la enchufaba y se venía… se venía el agua… vamos a inventar la compañía de lluvias provocadas nosotros, eso vamos a hacer Raúl.
RAUL: (Comiendo un salamín, de pronto observa a JUVENAL que se sube a una escalera tijera con ¨El llovedor¨) Bajate de ahí boludo, te caes y te vamo a tener que juntar en cucharita.
JUVENAL: (Desde arriba de la escalera tijera contento y radiante) Ni loco me bajo, menos ahora, ni loco, sentí el viento Raúl, sentí el viento, se nos viene el aguacero, se nos viene carajo, te dije yo...Qué potencia, qué intensidad, tan sólo apreté este botón insignificante, y mirá nomás cómo se armó el tormentón.
RAUL: (Sigue picando cuanto salame venga y lo observa a JUVENAL como un espectador) ¿Por qué no lo dejas arriba en la escalera? O si no, atalo, tengo alambre en el coso… en el depósito.
JUVENAL: Esto no es un globo, Raúl; después se cae y se rompe y… a la mierda con todo.
RAUL: (Otro brillo) Che yo me guardo, eh; me piro.
JUVENAL: Esperá, Raulito; justo en este momento, viejo; qué inoportuno. Esperá un poco. No sos un escarabajo tampoco.
RAUL: Mañana me tengo que levantar temprano; metele.
JUVENAL: Caen las primeras gotas y rajamo.
RAUL: Mirá que los relámpagos se venían sintiendo desde esta tarde, antes de que vengas con esa caja.
JUVENAL: Y si yo lo tengo activado desde la mañana, perejil; por eso lo vení escuchando.
RAUL: (Se come otro salamín) ¿Pero no decí que tiene que estar al aire libre?
JUVENAL: Y bueno por eso te estoy diciendo, yo lo dejé en la ventana de mí casa, por las dudas le puse el ventilador…no vaya a ser que…
RAUL: (Que lo mira sin entender) ¿Para qué el ventilador?
JUVENAL: Para que corra más aire, Raúl; más con el caloron que hizo hoy, esto es como una criatura, hay que tenerlo en observación las veinticuatro horas.
RAUL: (Un nuevo relámpago) Ahora sí me voy a la mierda.
JUVENAL: (Bajando las escaleras con ¨El llovedor¨) ¿Lo puedo dejar al lado de esa maceta?
RAUL: (Le tira un trapo) Tapalo con esto, tomá.
JUVENAL: Sacá esa porquería de acá, dame algo un poco más presentable, no vamos a tapar unos pistones quemados, vamos a cubrir, a proteger, la revolución de la física, querido.
RAUL: (le da una colcha que está colgada en el tendedero) Bueno dale, tápalo con esto y a la mierda.
JUVENAL: (Tapando ¨El llovedor¨) Nos vamos para arriba, Raulito. Vos tenes que estar contento como yo. Esta lluvia va a ser mía, mía eh, acordate: la gloria nos espera Raúl, está a la vuelta de la esquina. Una jornada histórica hoy.
RAUL: (Que no le cree nada) Bueno, ta bien Juvenal; vamos que se hace tarde.
(Luz que desciende con JUVENAL y RAUL que se meten a la casa)



ESCENA III
(Taller pequeño, una mesita y herramientas desparramadas, una lampara ilumina tenuemente el lugar, un enorme cartel que reza: ¨Compañía de Lluvias Provocadas¨ sobre un carrito de supermercado ¨El llovedor¨ sobre un banco enchufado, JUVENAL llega con GRILLO, periodista del pueblo y amigo de ambos, seguido de RAUL)
JUVENAL: (Casi como un presentador) Señores: sean ustedes bienvenidos a las modestas instalaciones del laboratorio de investigación meteorológica y estación de lluvia medular,  acá no hay extrencidades tipo Hollywood ni nada que se le parezca. Sino los más modestos recursos de la ciencia en el que hemos hecho llover a voluntad, junto a mí compañero de trabajo, secretario personalísimo y amigo: Raúl Cristaldo Enría.
RAUL: (Avergonzado) Yo simplemente lo sigo porque soy un amigo, eh; nada que ver, Grillo. Yo,  albañil; vos sabes. Yo, otra cosa.
JUVENAL: (Que sigue con su presentación) Caballeros del éter. Ustedes están al frente de la revolución climatica. Luego de fatigosas observaciones, obtengo las lluvias intermitentes de las que voy a proveer a la población en plena sequía. Se acabaron los pronósticos Grillo; fulminamos el servicio meteorológico con esto. Pero no te hagas problema eh. En el diario podés poner como titular: ¨El cazador de tormentas¨, o si no, simplemente: ¨El matador de sequias¨.
GRILLO: (Se ríe) ¿Cómo?
JUVENAL: Podés poner otro título si querés, eh; yo no tengo problema.
GRILLO: (Está muy tentado) ¿Me estás cargando?
JUVENAL: (Lo mira a Raúl, quien mira para otro lado) No, decile Raúl; contale.
GRILLO: (A RAUL) Éste está jodiendo, ¿no?
RAUL: A mí no me metan.
GRILLO: Bueno, si me llamaron para joder, mejor nos juntamos a comer un asado  y listo, pero ahora ando apurado, muchachos.
JUVENAL: (Serio) Pero no te podés ir.  Esperá un poco. El otro día en el bar  me dijiste textualmente: Si funciona, me llamás. Te lo publicamos en primera plana: titulares y letra de molde. Así me dijiste.
GRILLO: (Riéndose) Te lo decía en joda, pelotudo.
JUVENAL: (Muy serio) Bueno, pero yo te estaba hablando en serio.
GRILLO: Juvenal, dejate de joder.
JUVENAL: Escuchalo, Raúl; escuchalo, no me cree. Te lo voy a mostrar, así te cosas la boca.
GRILLO: (Riéndose) ¿A dónde está esa maravilla experimental?
JUVENAL: ¿Qué?, ¿no lo ves?
GRILLO: (Mira para todos lados) ¿Dónde?
JUVENAL: (Señala la caja de madera) Acá, papá; acá.
GRILLO: (Va hasta ¨El llovedor¨, lo mira, luego riéndose) Ésta es una caja de televisor (quien no para de reírse) con un coso… ¿Un pedal de bicicleta?… (da vueltas el pedal)
JUVENAL: (Alarmado y muy serio detiene la vuelta del pedal) Perá, Grillo; me descompaginás las ondas. Después un quilombazo, empezar de nuevo. Mirá, te muestro el mecanismo… Sencillo pero complicado. Si desenchufo acá: ¿ves? Aprieto el cielo y deja de llover. Se corta en seco. Cerramos la canilla: ¡y ni una gotera!
GRILLO: (Burlándose cómplice, le giña un ojo a  RAUL quien mira para otro lado) Bueno, no lo hagas, porque si no te van a agarrar los gringo del campo, y te van hacer fiambre el aparato.
JUVENAL: Mira, Grillo; te explico. Este botón es para lluvias intermitentes; este otro para vientos y chaparrones.
RAUL: (Le muestra el diario a JUVENAL) Lee: estaba pronosticado, Juvenal.
JUVENAL: (Agarra el diario y lee) Habrá sido una casualidad. Una… una… grandísima casualidad. Estas lluvias son mías, Raúl,  mías.  Vos viste que yo enchufé y… se largó. Contale lo de la otra noche; contáselo al Grillo.
GRILLO: (Lo mira cómplice a RAUL y se ríe) Bueno, parece que los fabricantes de paraguas se van a fundir.
JUVENAL: Bua, no se si tanto así. Mí idea apenas es colaborar: ser solidario con el desarrollo científico de nuestro país. Miren que acá solamente tenemos a Houssay, a Leloir, y a Milstein. Y pará de contar neuronas. Nosotros necesitamos de nuevos referentes que representen bien al país. Que lo dejen bien parado de una buena vez por todas, digámoslo así,  con toda humildad: un bocho nacional tenemos que tener nosotros.
GRILLO: (Le giña el ojo a RAUL) Y ahí apareces vos, iluminado, bajando las escaleras de los pabellones científicos más destacados del planeta, y un arcoíris de fondo.
JUVENAL: Bueno, no tan así que digamo, pero… seríamo:  los primeros en manejar las precipitaciones mundiales. Con el llovedor, podríamos hacer llover hasta en el desierto del Sahara, ¿se imaginan? Los árabes sembrando alfalfa, criando vacas. Pero ojo, eh.  Yo me conformo con llevar el agua a los hermanos del norte. Después, lo otro viene solo.
GRILLO: (Le vuelve a guiñar el ojo a RAUL) ¿Y los camellos?
JUVENAL: (Serio) Y  los camellos que se vayan a freír churros. Se acabó la seca, Grillito. Hasta una selva en el Himalaya podríamos sembrar, esta es la clave, el dedo gordo de la creación muchachos. Y les aclaro algo: para esto no se necesita muchos dólares: apenas  un buen corazón.
GRILLO: (Mira el reloj) Bueno yo no estoy al pedo muchachos; me voy (riéndose). Y pará la tormenta, que se mojan las milanesas. Qué digo. Me voy a comprar el asado para esta noche. Total, vos parás la lluvia a voluntad, ¿no? (se ríe y se va yendo).
JUVENAL: (GRILLO se va yendo, JUVENAL lo persigue gritando) Esperá, Grillito desenchufe. Cerrá el paragua si querés. Ya está parando. Acordate de sacar la nota en el diario, eh.
RAUL: (Se acerca a JUVENAL) Yo también me piro, Juvenal.
JUVENAL: Pará Raúl, ¿vos también?
RAUL: (Se tapa con el saco para salir) Nos vemos el sábado. Chau.
 (La luz empieza a descender, se escuchan relámpagos y llueve más fuerte que antes, JUVENAL agarra  un manual y unos anteojos chiquititos, que se pone para leer, mientras toca botones de la caja).


ESCENA IV
(Patio de la casita de RAUL. JUVENAL obstinado prepara ¨El llovedor¨  al que le cuelgan unos trapos rotosos de color naranja medio gastado)
JUVENAL: (Volviendo de adentro, envuelto en bolsas que improvisa una suerte de piloto) ¡Que quede claro, eh! Acá está el diario y no anuncia lluvia, para que después no hayan malos entendidos. Y si no, fijate si el burro de Loreti está de cola hacia el sur.
RAUL: El burro de Loreti siempre está de cola hacia el sur.
JUVENAL: (Mirando el cielo contento y Teatralmente)  Pero hoy llueve Raúl, mirá cómo.  Como están de coso… de loca las hormigas. Mira cómo caminan por todos lados; hacen caminitos: van y vienen.  Escucha, ¿ois? Cantan los sapos; hay olor a jarilla fresca. Hoy llueve, hermano, llueve.
RAUL: (Que se ha quedado mirando El llovedor largo rato) Che, Juvenal: decime una cosa. ¿Para qué mierda le colgaste esos trapos?
JUVENAL: ¿Qué no sabes?
RAUL: (Desorientado) No.
JUVENAL: El gauchito Gil Raúl: el Gauchito Gil.
RAUL: Pero, los banderines son colorado.
JUVENAL: (Vuelve a meter su cabeza dentro del llovedor) Y bueno, el naranja es lo más parecido al rojo, ¿o no?
RAUL: (Tocando los trapos llenos de polvo) Más que naranja es un amarillazo.
JUVENAL: Se destiñó un poco, nada más.
RAUL: ¿Y para qué el Gauchito Gil?
JUVENAL: Le tengo encargado el llovedor. Le hice una promesa y todo. Pero el Padre Juan me dijo que le prenda una vela a Santa Escolástica, que le haga una oración de diez minuto y quince segundos. Pero yo, por las dudas, le prendo una vela a los dos. Si no es con uno, es con otro.
RAUL. Me parece que a estas alturas terminas prendiendo un cirio.
JUVENAL: Epa, pará un poco. Un poquito más de optimismo Raúl. Además fijate. (saca un radiador oxidado y se lo cuelga a la antena que se desploma cómicamente) Traje el radiador para que haga enganche con la antena. ¿Sabés cómo atrae esto? Me lo dio el loco Rivero. Tomá, me dijo. Esto para antena anda de día, a ver si me traes la piedra y se me llena el taller de clientes. Y me dijo: "después revoleo todos los santos de la repisa y te pongo a vos, como Santo Mastropiero". Así me dijo: Loco, hijo de puta.
RAUL: (Que lo mira raro) Voy preparando el fuego para el asado mejor.
JUVENAL: ¿Qué asado? Acá asado no, Raúl…
RAUL: ¿No nos juntábamos para el asado?
JUVENAL: Sí, pero hacelo en el horno. Nos ves que voy a traer la sudestada. Y antes que me olvide. Prepará fuentones por si tenés goteras en casa. Avisale a la Bruja (mete la cabeza adentro de la caja). No hay razón científica para que ahora no me arranque.
RAUL: (Se lo queda mirando, luego se le acerca) Con una mano en el corazón, Juvenal. Pero de verdad, eh... ¿Vos pensás que esta caja con tanta porquería adentro nos va a traer una sudestada? De verdad te lo pregunto, eh; no te ofendas.
JUVENAL: Si, te lo digo así, con una mano… en el pecho. Postá que hoy se llueve todo, Raúl. Si hasta le dije a Presa que no se le ocurra organizar el campeonato de bochas a la interperie.
RAUL: ¿Eso le dijiste a Presa? ¿Y qué te dijo el viejo?
JUVENAL: (Adentro de la caja, mete aceite con un embudo) Casi me manda a la mierda. ¿Sabés hace cuánto vienen organizando ese campeonato, ¿no? Pero pará. Que ni bien caiga el agua el viejo se acuerda de mí: creer o reventar, que hoy se destripa el cielo.
RAUL: Y así como vamos me parece que termino reventando.
GRILLO: (Picaresco y sonriente, aparece GRILLO) ¿Qué tal? ¡Cómo le va, señor llovedor? ¿Qué lluvia nos va a fabricar hoy? ¿De cuántos milímetros?... ¿Habrán ráfagas de viento también?
JUVENAL: ¿Qué haces Grillito!  Acá andamio. Ahora sí se va a venir un lluviazon de aquellos. Decile al meteorólogo ese del diario que anote y no diga pelotudeses.
GRILLO: (Le guiña el ojo a RAUL) A la pucha, vamos a ver, no vaya a ser que traigas una lluvia ácida, eh.
JUVENAL: ¿Trajiste el móvil no?
GRILLO: Pero, claro que sí; lo prometido es deuda.
JUVENAL: (Entusiasmado) ¿Salimos en vivo?
RAUL: (Viene con una bandeja con vasos y una cerveza) ¿Qué móvil?
GRILLO: (Burlón) Traje el micro de la radio, nuestro compañero, aquí presente. La gran eminencia pluviométrica va a salir en vivo en el noticiero anunciando su verbo inflamado cuando enchufe su creación.
RAUL: (Desconcertado) ¿Cómo?
JUVENAL: (Feliz, sonrisa de oreja a oreja) Lo que escuchás, Raul: para toda la radioaudiencia de Tirolesa, y la zona. Hasta en Jesús María me van a escuchar.
RAUL: (Preocupado) ¿De en serio me estás diciendo?.
GRILLO: Vos tranquilo, que el que va a parlar es nuestro amigo, ¨El llovedor de Tirolesa¨ se apodó así ahora, ¿no es cierto, Juvenal?
JUVENAL: Humildemente, por supuesto.
GRILLO: ¿Estamos listo?
JUVENAL: Más listo que a propósito.
GRILLO: (Le da el micrófono y se lleva un cable hacia el interior de la casa) Lo enchufo, Raulito.
RAUL: Dale tranquilo, pero eso sí, no digás que estás en mí casa, eh: que no se te vaya a escapar.
JUVENAL: ¿Y dónde voy a decir?
RAUL: No sé, inventá; decí que estas en el medio del campo, qué sé yo.
GRILLO: Tiene razón, y yo te hago una vaca de fondo. (gime como una vaca y se ríe) Es para crear más expectativa.
JUVENAL: (Examinando el micrófono) Está prendido esto, ¿no? (probando) Hola, ohhh, ohhhhh…
GRILLO: ¡No! ¡Pará! Lo enciendo y largás.
JUVENAL: ¿Ya está? (GRILLO asiente con la cabeza. Su voz se escucha como si fuera por altos parlantes: quizá la imaginación de JUVENAL) Bueno, hem. Señoras y señores de la querida Colonia Tirolesa, y pueblos vecinos. Les habla Juvenal Mastropiero. En estos momentos, estamos en el medio del campo, a poco kilómetros de nuestra querida comunidad. Me encuentro a punto de enchufar una unidad modelo, no por un capricho de un cerebro dedicado a la ciencia, sino para que ustedes puedan seguir el ritmo de mis tareas frente al colosal descubrimiento de una única máquina en su especie que nos traerá lluvias y chaparrones, sudestadas y, hasta prometo, temporales para que quede claro de su alto potencial. De esta manera, puedo dar órdenes al manto atomsferico, con sólo enchufar el mecanismo del llovedor, que nos hará quedar en la historia de los Guines.
GRILLO: (En la oreja de GRILLO que se ríe muy tentado) De los Güiles.
 JUVENAL: (No se ha percatado de lo que dijo GRILLO) Para ello, cuento con mi colaborador... (RAUL le pide que no lo nombre, le hace todo tipo de señas) Raúl Cristaldo Enría, vecino de la localidad gringa de Colonia Tirolesa. Y también, gracias al periodista más honesto que tenemos en el pueblo: el amigo Grillo Saturnino. Presentado los colaboradores de esta magnifica experiencia, me dirijo a enchufar el llovedor para iniciar las labores técnicas necesarias para egendrar la lluvia que tanto hace falta a nuestros pueblos de la zona. Dejo claro que no se pronostica en el diario lluvias para hoy, por lo que, si se desata el ferviente aguacero, será producto de esta fórmula exponencial que he desarrollado con los años de investigación y de arduo trabajo a pulmón.
Procede a enchufar, se lleva el cable hasta el interior de la casa, luego viene con el cable del micrófono hasta GRILLO.
    Te olvidaste de conectarlo Grillo.
GRILLO: (Tentado pero disimulado. RAUL explota de risas) Uy, sí; tenés razón; no me di cuenta.
RAUL: Bueno, zafaste: por lo menos no vas a pasar vergüenza delante del pueblo. Mejor que lo hagas delante nuestro que somos tus amigos.
JUVENAL: Pero Grillito, no me durmás así; vos me dijiste que me ibas a sacar en vivo.
GRILLO: (Riéndose a carcajadas; casi no puede hablar) Cómo te voy a sacar en vivo hermano, si el programa ya terminó. Pensé que te ibas a dar cuenta de la joda, boludo.
JUVENAL: (Una braza) Ah, mira vos; era una joda. Así que una... Mirá.
GRILLO: No te calentés. Queríamos hacerte un chiste nomas; no te ofendás, mí viejo. ¿Por qué no preparamos el asadaso, eh? Estoy cagado de hambre.
JUVENAL: (Explotando) No, señor. El asado un cuerno. Acá vinimos para enchufar el llovedor. Asado nada.
RAUL: Acá no grites que no vendés nada, eh.
GRILLO: Mejor vamos prendiendo el carbón, Raúl. Dale.
JUVENAL: (Agarra la bolsa de carbón) Qué carbón ni que carbón. Acá vinimos a probar el llovedor y es lo que vamos hacer.
GRILLO: El llovedor lo tenes en tú cabeza viejo; dame esa bolsa de carbón.
JUVENAL: Vos... porque desconfiás del método.
RAUL: Soltá el carbón, Juvenal.
GRILLO: (Se ríe para ofuscarlo) Por favor, no le podés llamar método a esa improvisación; es poco serio: poco ético. Te lo digo como amigo que soy.
JUVENAL: Ninguna improvisación. Más de un año y tres meses en el laboratorio… haciendo pruebas y contrapruebas que hacen a la mecánica… a la columna vertebral de toda esta invención…
RAUL: Lo que Grillo quiere decir es que no te podemos creer que una caja de televisor de catorce pulgadas pueda originar lluvia, y encima a voluntad, es demasiado, Juvenal. Dejate de joder y danos el carbón.
JUVENAL: (Con la bolsa de carbón en la mano) Y bueno, entonce hagamos la prueba, los pingos sobre la cancha. La lluvia de esta noche viene del norte: va a llover en toda la comarca. Fuerte y parejo. Sesenta milímetros de agua: anoten eh, anoten. (de pronto sale humo de adentro del Llovedor ) Uy, ¡la puta madre! (JUVENAL agarra un trapo y lo intenta apagar) ¡Ayúdenme, carajo! No se queden ahí parado.
GRILLO: (Ríendose) Hacemo el asado ahí adentro, trae la parrilla, Raúl.
RAUL: (Aprieta un sifón de soda sobre el llovedor) A la mierda: qué tanto.
JUVENAL: (Fuera de si) Pero que hiciste, Raúl. Cómo le… Cómo carajo se te ocurre… Tirarle con soda…
RAUL: Te lo salvé y encima te quejás.
JUVENAL: (Preocupado sobre la caja) Me lo dejaste hecho sopa, boludo.
GRILLO: (Riéndose a carcajadas) Para la próxima llamamos a los bomberos, no te preocupes.
JUVENAL: (Revisa preocupadísimo el llovedor y lo abanica con un diario) Levanto un poco de temperatura nada más; eso es todo; nada para alarmarse.
GRILLO: (Que sigue riendo muy tentado) A lo mejor en vez de atraer el agua, atrae el fuego. ¿Tú qué sabes?
RAUL: Vamo haciendo el asado, Grillo: vamo, que se hace tarde.
GRILLO: (Que sigue gozando a JUVENAL) Si, antes que se venga el huracán asesino.
JUVENAL: (Agitando un diario sobre la caja que humea) No van a llegar, hagan todo lo que quieran. Asado llovido van a tener, pasado por agua. Cambió el viento y se lo traigo en zonda; lluvia en bucle, qué mierda.
(GRILLO abre la bolsa de carbón con RAUL que trae una parrilla, JUVENAL los mira apartado, mientras que abanica un diario sobre la caja incendiada)


ESCENA V


(La casa de JUVENAL, cocina un poco oscura. Él está llegando con ¨El llovedor¨. MABEL lo descubre en esa oscuridad).
MABEL: ¿A vos te parece que estas son horas de venir?
JUVENAL: (Desanimado, vine con la máquina humeante y sobre un carrito de supermercado, su rostro una sola tristeza) Estaba con los…con los muchachos…estaba…
MABEL: (Es una fiera) Qué mierda me importan los muchachos. No me dijiste nada.
JUVENAL: (Agacha la cabeza como una tortuga) Sí, te dije hoy al mediodía que iba a probar el llovedor en la casa de Raúl; te lo dije como tres veces.
MABEL: ¿Y?... ¿Ya te contrataron del servicio meteorlógico nacional?
JUVENAL: Ya vas a ver que con el tiempo, ya vas a ver, van a poner una placa de bronce acá, una placa de bronce, bien grande, acordate, bien grande.
MABEL: (Irónica) Ah sí, claro, una placa o varias…como las del cementerio…
JUVENAL: (Comiendo un pedazo de pan) Hoy no anduvo muy bien la batería, encima se quemaron los cables, me cago en la mierda. Pero la voy a arreglar... Es cuestión de...
MABEL: Vos te tenes que arreglar. Dejá esa fantochada de querer hacer llover. Pero esto se terminó. A la mierda con esas ralladuras que tenés.
JUVENAL: ¿Ves como sos? ¿Ves? No puedo llegar acá que ya me soltás los perros: un doberman gigante... y me quedo corto: un león me largás.
MABEL: (Por el llovedor) A ver si ese garguero te salva de lo que se te viene.
JUVENAL: (Desafiante y agrandado de golpe) ¿Qué se me viene eh? ¿Qué? A vos lo que te jode es que me voy a recorrer el país, eso te jode. Que vaya a soplarles… A Coso.  A auyentarles la seca que tienen arriba. Hay pueblos que hasta el tanque del agua no tiene una gota.  No tienen agua para los cultivos, para los animales. Voy a ir donde me necesite el pueblo: la gente. Ahí seguro me voy.
MABEL: (Doblando ropa) Ah, claro. Ahora sos un salvador: San Juvenal te van a bautizar a vos. ¿Y con qué plata te vas a ir a tú gira heróica?
JUVENAL: (Revisa dentro del horno, mete adentro la cabeza completamente) No sé.  Me tengo que… organizar. ¿Qué hay de comer?
MABEL: Nada. No hay nada.
JUVENAL: (Con el pan en la boca lleno de migas) ¿Cómo?
MABEL: Y te aviso que me voy de la casa. Me piro.
JUVENAL: Eh…
MABEL: Mirate lo que pareces. Un asco sos.
JUVENAL: (Sin reacción, un sonámbulo) ¿Adónde te vas?
MABEL: (Pone la ropa en un bolsito) Me voy a lo de la Negra. Entre las dos nos vamos ayudar para vender la ropa.
JUVENAL: (Está empezando a caer) ¿Cómo?
MABEL: Lo que escuchás. Me cansé, me podrí. No me voy a quedar acá para ser la vergüenza del barrio, no señor.
JUVENAL: Pero…no te podés ir… No me podés dejar.
MABEL: (Viene con las cortinas hecha un bollo) Yo me tendría que haber fugado hacer rato.
JUVENAL: (La mira desencajado) Pero, Mabel…
MABEL: ¿Queríaas que me fuera? ¿Eso querías? Se te cumplió, se te dió. ¿Tas contento?
JUVENAL: ¿Las cortinas también te las llevas?
MABEL: (Doblando las cortinas)  La única tarada que te aguantó todos estos delirios fui yo, pero basta. Toqué fondo con vos. Se acabó. Hasta tus amigos te escapan como enemas. Se dieron cuenta de quién sos... Y yo no voy a mantener a un tipo cincuentón que se le dio por "inventar la lluvia".
JUVENAL: Mis amigos me quieren. Raúl es mí colaborador, mi mano derecha. Es. ...Y el Grillo… El Grillo, ¿sabés qué?... Uno de estos días me saca en el matutino y en primera plana, me dijo el otro día.
MABEL: Raúl se esconde como un caracol de vergüenza y el Grillo se te vive cagando de risa: date cuenta que te tienen por queso a vos.
JUVENAL: Porque no saben que las lluvias de los otros días eran mías: esas lluvias eran mias.
MABEL: (Irónica) ¿Y la de esta noche? ¿No ibas hacer llover hoy?
JUVENAL: Ya te dije, tengo que arreglar la batería, la tengo en orzai, le pongo unos torniquetes y listo.
MABEL: (Sigue metiendo cosas adentro del bolsito) Los torniquetes ponételos vos; inventá otro cuento, Juvenal. Estás peor que los borrachines esos del bar de Rulo, es más, por ahí te podés empezar a sentar con ellos y contarles de tus inventos. Deciles que vas a hacer llover vino: vas a ver cómo te aplauden y te festejan. Ahí sí que te consagras.
JUVENAL: Burlate noma, no me calienta. Yo sé que acá dejo un gran descubrimiento para mí país; hasta los Rusos lo van a reconocer.
MABEL: El descubrimiento de los milagros, de las casualidades, (cantando burlonamente) qué llueva, qué llueva: Juvenal está en la cueva... Así te van a terminar cantando, payaso.
JUVENAL: Bueno, sabés qué vamos hacer entonce. Yo mañana la arreglo y la enchufo acá adentro. Te vas a ir con lluvia a lo de la Negra.
MABEL: (Se cuelga el bolso) Soña, querido, soña. A vos no te ayuda ni el aguacero de Santa Rosa.
JUVENAL: (MABEL se ha retirado golpeando la puerta) Santa Rosa la traigo yo, ¿escuchaste? (Se va hasta la cocina, pero luego vuelve hecho una furia hacia la puerta gritando aunque MABEL ya se fue) ... ¡Ya vas a ver!, ¡que Santa Rosa, un tornado te voy a traer! Y después no me vengas a buscar, eh… no me…no me vengas a...
(La luz empieza a descender con JUVENAL que patea la mesa, se sienta desanimado y mira pensativamente ¨El Llovedor¨)



ESCENA VI

(Taller de la casa de JUVENAL, él está sobre ¨El llovedor¨ con la lámpara adentro de la caja. Tiene barba de días, cabello mal peinado, el delantal está manchado. Diríase que está en completo abandono de su persona. El foquito titila que casi se apaga, hay mucho desorden. RAUL golpea las manos desde afuera; por ahí se escucha un perro que ladra)

JUVENAL: (Su voz está un poco ronca, sus ojos chiquitos) Dale,
pasá, Raúl, pasá.
RAUL: (por el llovedor) ¿Todavia seguís con ese chirimbolo?
JUVENAL: Y qué querés que haga. Debo el alquiler hace tres meses. No tengo un mango para pagar ni siquiera un café con leche. Ya me dijo Pequellín: llename el aljibe de agua y yo te doy un par de pollos, y ponedoras Raúl eh, nada de gallitos duros, ponedoras.
RAUL: (Alcanza a ver una mortadela con una antena de televisor encastrada sobre un mueble) ¿Y eso?
JUVENAL: Ah, porque leí en una revista de que cómo es… de…de ciencias…que la cola de caballo atrae la tormenta.
RAUL: ¿Y qué tiene que ver la mortadela?
JUVENAL: ¿Y no es carne de caballo acaso?
RAUL: ¿Y ahí la pones?
JUVENAL: Tiene que mirar al sur, como el burro de Loreti, al sur, por eso, por ahí le tengo unas ganas, pero… pienso en otra cosa. Fijate que el tero de Mansilla se metió en la chosita, de acá lo veo, eso es porque el bicharraco sabe que llueve o llueve.
RAUL: Ta muy despejado afuera, eh, y el tero de Mansilla está abriendo el pico del calorón que tiene, te digo más, se está asando vivo el bicho.
JUVENAL: Mirá que si le gano al tiempo, los cincuenta pesos que tengo en el bolsillo se van en un champán, te lo juro, aunque me gusta más la ginebra con coca, pero por esta vez  y porque estás vos, compro hasta chandon. (le alcanza un paraguas) Tomá, Raúl, dale, tomá; que cuando salgás te vas a empapar todo. No te doy la sombrilla porque está hecha bosta. Tomá, dale, haceme caso. Abrilo tranquilo, no soy supertuicioso. Abrilo acá adentro si querés.
RAUL: (Rechazándolo) No, viejo, gracias. Vine por un ratito. Yo me voy.
JUVENAL: ¿A dónde te vas? Tenemos toda la noche por delante y vos… ¿te queres escapar ya? (abre su paraguas, toca unos botones) No te hagás problema. Lo tildé en una suave llovizna.
(De pronto una explosión, saltan chispas, se corta la luz, plena oscuridad).
RAUL: ¿Estás bien, Juvenal?
JUVENAL: Sí, Raúl, perá que saltó la…La térmica creo.  Capta mucha energía esto.
(Vuelve a saltar chisperio en la oscuridad)
RAUL: ¿Qué hace, Juvenal?
(Vuelve la luz, se lo ve a JUVENAL con dos cables agarrado)
JUVENAL: Era esto…se ve que…al chocar este con este otro.
RAUL: Pará, pelotudo…
(Choca los cables, nueva explosión y chisperio y otra vez oscuridad total, pero vuelve la luz nuevamente)
JUVENAL: Bueno, era eso lo que…hizo volar todo a la mierda…
RAUL: (Asustado) No lo toqués más; dejalo así mejor, no vaya a ser que...
JUVENAL: (Con una sonrisa, contento) ¿Viste como se prendieron las luces de emergencia, ¿no?
RAUL: (Que tiene miedo) Sí vi, pero no metás más la mano ahí, dejalo así mejor.
JUVENAL. Tranquilo que tiene disyuntor, eh. Bien completito lo hice, además mirá (le muestra un cuaderno sucio y rotoso) acá lo tengo, el mataburro, dejo todo indicadito por si alguien retoma el trabajo siestero que me tomé todo este tiempo.
RAUL: Juvenal te tengo que pedir algo.
JUVENAL: (Hundiéndose en el llovedor) Si es una lluvia tengo anotado a todo el barrio eh, pero por vos hago una excepción, pedí nomá, pedí que te la preparo cuando quieras ¿Cómo la queres? ¿Finita, con garua, con viento, arremolinada?
RAUL: Me cuesta porque sos mí amigo… pero… te voy a pedir que no vayas más a casa, a Teresa no le gusta, viste como es la gente,  hay así como un rumor sobre vos… y bueno.
JUVENAL: (Despreocupado revisa el llovedor) ¿Qué rumor?
RAUL: Es como que te…que te encasillaron… de todos modos yo te voy a venir a ver cada vez que pueda, me hago una escapadita.
JUVENAL: (Enchufando ¨El llovedor¨ muy sonriente, casi no lo ha escuchado a RAUL, está en su mundo) Esta lluvia va a ser mía Raul, ponele la firma y el sello, acordate cuando te acostés allá en tú casa, cuando sientas las primeras gotas.
RAUL: (Lo quiere abrazar, pero le pasa la mano) Chau, hermano, suerte, cuidate.
JUVENAL: (RAUL se retira, JUVENAL no advierte que RAUL se ha ido) Esta va a ser una lluvia grande, histórica y con Arco Iris Raul, eh, con arco iris… (se da vuelta y se encuentra con que no hay nadie) Raúl… (lo busca en la puerta) Raúl… ¿Dónde te metiste? (mira la mortadela en el mueble) pero ma si, qué tanto (baja la mortadela, le corta un pedazo y come) No importa, con esto me consagro… y definitivamente (empieza a tocar botones) ahora sí… (se sienta con ¨El Llovedor¨ en su falda, allí se queda con paragua abierto y comiendo mortadela) Hoy lluvia… (otro mordiscon a la mortadela) de abajo y  para arriba…lluvia… (la luz empieza a bajar, suena de fondo ¨Que se viene el agua¨ por Cuarteto Leo. JUVENAL mira hacia el cielo esperando la lluvia, hace girar el pedal de bicicleta y otra vez chispas, la luz se apaga muy de a poco).


TELON FINA










                      







7/7/10

LILITH, DE MARIO JAIME

 
 
 

Saludos Benjamín

me encontré con tu blog

Atendiendo a la invitación sobre dar a conocer las obras te envié mi obra
'Lilith' a tu otra dirección dramavirtualpublicaciones@gmail.com
Es una obrita que me premiaron en México en el 2007

el número de registro de derechos de autor es:

03-2007-111414305200-01


http://poetasdelmar.blogspot.com/



LILITH
POR:

Mario Jaime



Al cadáver de un hada que quizá, no existió




Dramatis personae:

Lilith
Adam
Jehová
Evohé
Senoy
Sensenoy
Semengaloff
Gilgamesh
Tierra



Prólogo
Gilgamesh destruido.
Gilgamesh – Mi flor… ¿Dónde está mi flor? Se la tragó la serpiente. ¿Dónde está la eternidad? Mi flor.
Entra el espíritu de la Tierra, canta:
Ya casi perezco sin un sueño
Como si el mar no fuese aroma sino sangre

Perdí una playa

Aliento de mi vida

Sangre mía, Sangre Ajena, Sangre del Coral

Sangre que ha borrado mi camino
Ya no hay sueños bajo sangre

Temo sentir un nuevo anochecer

Pues aquí mi corazón ha terminado
I
Senmengaloff – El amor no es sino una pesadilla.
Senoy – El amor es un sueño vil.
Sensenoy – Alabemos al Rey Jehová, todopoderoso. Que castigó los falsos profetas, alabemos, alabemos.
Semengaloff – Alabemos.
Senoy – Alabemos.
Sensenoy – Hermanos, alabemos.
Senoy – Alabemos.
Sensenoy – Nuestra misión es cuidar las puertas del Edén. Ninguna horda de bárbaros puede penetrar, ningún demonio, ninguna sacerdotisa infame de la triple luna. Edén es reino y potestad absoluta de nuestro Rey.
Senoy – Alabemos.
Sensenoy – Semengaloff, hermano. Tú que cuidas la puerta norte. Dime, ¿has visto algún peligro?
Semengaloff – Desde las atalayas maté dos halcones que tenían carbunclos como ojos. Eran espías de las malditas sirenas que reinan en la escollera.
Sensenoy – Y tú, Senoy, el más hermoso de los arcángeles. Tú que cuidas la puerta sur. Dime, ¿has visto algún peligro?
Senoy – Con mis flechas mojadas con la sangre del basilisco atravesé al unicornio que montaba una virgen más allá de las rutas del oro. Con paciencia, algún día, exterminaremos a esas bestias impuras.
Semengaloff – Alabemos a nuestro Rey.
Senoy – Alabemos.
Sensenoy – Capitán de los arcángeles, yo, Sensenoy, ponderaré sus hazañas frente a Jehová. El rey estará complacido por los servicios.
Sale.
Semengaloff – El amor no es sino una pesadilla.
Senoy – El amor un sueño vil.
Semengaloff – Hoy la vi. Llevaba flores de esparto en sus manos y un brazalete de zafiro. Se ha dejado caer el cabello aún contra la ley divina. Comía una granada.
Senoy – Semegaloff, fui a la playa en la madrugada para hacer que la escultura de Innana llorase pintura, así los campesinos pensarán que llora sangre y alabarán aún más a la madre del rey como divinidad.
Semengaloff – Sonreía en las sombras y escupía al sol. Sin embargo su cabello relumbra más bajo la luz del día. Percibí el aroma de su lengua cuando probó una simple uva. El universo se fermentó en espasmos.
Senoy – Semegaloff, sígueme en el camino de los sueños.
Semengaloff – Tan hermosa es la palabra cuando la rodea, cuando la describe…
Senoy – Que yo te seguiré en las esperanzas.
Semengaloff – Toma forma y un dios bello la moldea con aliento de astros.
Senoy – Vamos juntos a la ruta de una estrella dorada. Podemos dejar esta vida castrense.
Semengaloff – Su cabello, el orto del salvado. Sus ojos el amanecer reflejado en el espejo de la flor.
Senoy – Aunque un océano nos separe, la marea tiende a reunificar los besos y las risas.
Semengaloff – Su risa es el aguamiel durmiente en la colmena y su enojo el sutil repliegue de las brisas.
Senoy – No me escuchas, hermano.
Semengaloff - ¡Pero ella es la esposa del necio de Adam!
Senoy - ¡Déjala, hermano! Mírame a mí, tengo la piel más blanca, soy más fuerte que ella y puedo abrazarte hasta romperte los huesos
Senoy comienza a desnudarse pero la intromisión de Sensenoy lo alarma. Vuelve a su posición de guardia.
Entra Sensenoy. Después Jehová que se sienta en el trono seguido de Evohé que se tiende a sus pies, masajeándolos.
Sensenoy - ¡Alabemos a Jehová, nuestro Rey omnipotente!
Jehová- ¡Tiembla, oh, tierra de pánico! ¡Yo soy quién soy!
Sensenoy – El Rey Jehová. ¡Maestro de la ortiga dorada! ¡Emperador de los desiertos! ¡Conquistador y azote de los pueblos! ¡Caballero sagrado de la orden de…!
Jehová – ¡Silencio! Evohé, ¿qué haces? Debes lamer mis pies, no acariciarlos.
Evohé – Amo y Señor, estoy cansada. Ayer, tu divino cetro me desgarró y tuve que llamar a los médicos.
Jehová - ¡Hazlo, perra!
Le patea la cara.
Sensenoy – El patriarca Adam, señor de la humanidad.
Entra Adam, se arrodilla.
Jehová – Levántate, estás frente a un torso sagrado. ¿Por qué no estás arando la tierra y preñando a tus esclavas?
Adam – Oh, Rey, es mi mujer. Lilith.
Jehová – De nuevo. ¿Su nombre es disolución, acaso? ¿Por qué te detienes, perra? ¡Lame!
Evohé – Sí, amo y señor.
Adam – Señor, Lilith volvió a devorar a uno de nuestros hijos.
Jehová - ¡Miserable blasfema!
Adam - Después de parirlo se dirigió al río. Allí lo lavó y con los dientes le cortó la garganta, bebió su sangre y arrojó su cuerpo a las hienas.
Jehová - ¿Cuántos niños ha comido?
Adam – Este fue nuestro quinto hijo.
Jehová - ¿Por qué no está aquí? ¿Qué hace todo el día?
Adam – Se burla de mí, Señor. Dice que jamás amamantará un hijo mío, se complace en copular con las panteras de la montaña blanca. Prefiere las inmundas caricias de los dragones y seduce pescadores.
Jehová – Busca otra mujer. Esa será lapidada muy pronto.
Adam – Señor, esa mujer me trae la vergüenza. Mi pueblo se burla de mí. Gritan cuando paso y no acatan mis órdenes. Las mujeres la insultan públicamente pero la admiran en secreto. Se pasea desnuda por los campos. No quiere cubrir sus vergüenzas. Teje guirnaldas, se pone tocas de cicuta en las sienes, se pinta los párpados con mercurio, la boca con extracto de belladona, usa collares de prímulas, perfuma sus senos con albahaca y su lengua de canela. Pasa las tardes en el lago, canta y dice que ama a un héroe tosco que viaja en busca de una rara flor mágica.

Jehová – Esa mujer está loca, no la toques más. Recházala, despídela de tu hogar.
Adam – Ese es el problema, oh Rey, ella se ha ido a vivir a las cuevas y desea salir del Edén.
Jehová – Imposible, no sin mi autorización. Sensenoy, ¿Tus guardias han visto a Lilith intentar saltar las murallas?
Sensenoy – No hay novedad, Majestad. Ninguno de tus súbditos ha abandonado el reino.
Jehová – Senoy. Vuela hacia los mercados. ¡Qué nadie venda comida a esa ramera! Mata a todas las bestias que han copulado con ella y clama en la plaza que aquel que se atreva a mirarla será castigado, sus ojos serán arrancados y su lengua mutilada.
Senoy – Sí, Majestad.
Sale
Jehová – Lilith, volverá a tu hogar, Adam. Dale una oportunidad más, préñala de nuevo. Sí devora a tu hijo entonces la colgaremos.
Sensenoy - ¡Hermano!
Jehová - ¿Qué sucede con este miserable?
Sensenoy – Se ha desmayado.
Semegaloff – No es nada…el calor sofocante.
Jehová – Denle agua a este borracho. Deberías fijarte bien a quién reclutas, Sensenoy. No quiero débiles en mi ejército. Llévatelo.
Sale Sensenoy cargando a Semengaloff.
Jehová – Puedes retirarte, Adam. Sigue nombrando las cosas del Edén. Sacrifica once becerros y los traes aquí.
Adam – Si, mi Señor.
Jehová - ¡Lárgate!
Sale Adam
Jehová – Es suficiente. Levántate y siéntate sobre mis piernas.
Evohé – Sí, mi amo y señor.
Jehová - ¿Por qué me miras de ese modo? Habla.
Evohé – Señor, me parece…
Jehová – No me molestaré.
Evohé – Me parece que has sido muy indulgente con esa Lilith.
Jehová - ¿Juzgas mi manera de impartir justicia?
Evohé – Nunca, amo y señor. Usted es justo y sabio. Le suplico ilumine a una pobre esposa ignorante como yo.
Jehová – Habla pues.
Evohé – Señor, la semana pasado impartiste justicia sobre una mujer, Ruth, la esposa de un jornalero. Ella se atrevió a tocar a su marido cuando estaba impura, cuando la luna ejercía su maligno poder sobre su cuerpo. Mandaste, con justicia, que la lapidaran hasta la muerte, después de cortarle la mano y colgaran su cabeza a la atalaya. No entiendo, como a Lilith, habiendo cometido tantos pecados, tu benevolencia alcanza.
Jehová – Mis caminos son misteriosos, Evohé, dulce esposa. Te ordeno no indagues más sobre lo que no puedas comprender. Ahora, bésame el vientre y poco a poco desliza tu lengua hasta alcanzar mi cetro.
Evohé – Gracias, amo y señor.
Oscuro lento

II

Semengaloff – Ya no necesito esa pomada de erizo. Dame la coraza. ¡Deja de frotarme!
Senoy – Tu desmayo me hace desmayar. He oído que una pasión desenfrenada rompe los lazos de una mente. Ten cuidado, Semengaloff. Ir en pos de un torrente salvaje es la muerte.
Semengaloff - ¡Suelta! ¿Crees que tu mirada azul calmará mi sed?
Senoy – Te he visto en las guardias. Tu mano se agita debajo de la armadura, sollozas su asqueroso nombre y luego te limpias con ámbar.
Semengaloff - ¿Tienes ceniza?
Senoy – La culpa no es mi madre. Yo te deseo limpiamente.
Semengaloff – Vete con las esclavas. Hay mucha carne en aquel matadero para colmar tu pasión.
Senoy – Lo mismo te digo respecto a esa víbora.
Semengaloff - ¡No hables así de ella!
Senoy – Eres como un dios, Semengaloff, tu pecho es más duro que el cobre, tus muslos me parecen remolinos nudosos, podrías abrazarme y me desarticularías.

Semengaloff – Inundo de saliva mi lecho y no puedo descansar. Una tras otra, gasto esclavas mordiéndolas como higos, escupiendo sus cuerpos laxos y este ardor no cesa. ¡Nunca cesará!
Senoy – No has probado mi aguamiel. Puedo yo ser el que calme tu sed. Prueba, nada pierdes, soy más fuerte que Lilith. Desgárrame completo, puedo servirte siempre. Puedes golpearme, destrozar mi nariz, tragaré arena y te llamaré mi dueño. La única condición es que jamás pienses en ella.
Semengaloff - ¿Y después? Una vez satisfecho tu asqueroso concúbito nos castrarán.
Senoy – ¡Ve y fuérzala! Te darás cuenta de que es un sueño. Al final, cuando tu semen la recubra y, cansando, te arrastres por el desierto, sabrás que es una mujer como cualquier otra. Entonces volverás a mí, porque en mis labios está la verdad y la vida.
Lo besa. Por un instante el universo puede languidecer. Semengaloff se aterra.
Semengaloff - ¡Aparta! Pienso en ella, me desgajo, sus ojos que languidecen cuando nada bajo la catarata y los peces arco iris nadan entre sus piernas buscando un sendero de amatistas.
Senoy - ¡Te odio! Algún día, pedirás a gritos que te bese.
Semengaloff – Saca tu espada, tal vez si te corto esa serpiente inmunda que se agita cada vez que respiro, puedas encontrar alguna paz.
Senoy – Aquí está mi espada flamígera. ¡Ataca, cobarde! Pero si te derroto, cortaré tu hígado y te poseeré hasta el anochecer mientras saboreo los aullidos del placer y del dolor.
Entra Sensenoy
Sensenoy - ¡Imprudentes! ¡Envainen! ¡Imbéciles! ¿Acaso no somos hijos de la misma madre? ¿Es que parió chacales?
Senoy – Fue un impulso absurdo. No volverá a suceder.
Sensenoy – Refrenen su cólera. Nuestro deber es vigilar. Enamorarse es delicado. Háganlo de seres que no interfieran con nuestra labor. Tenemos una misión. En marcha.
Salen con la congoja de lo que no puede ser.
Oscuro.

III

Lilith deja libre a un ave fénix.
Lilith – Yo no sabía que los dioses llorasen. Hoy, bajo el cielo rojo plomizo, gotas de icor cayeron al mundo y fui testigo de cuando los dioses lloran.
Asistí al himno de tristeza perdiéndome en su cieno.
Cuando los dioses lloran el viento baja la cabeza, la soledad se yergue a carcajadas, los niños mueren, el sol los seca, agonizan areniscas sobre rostros ciegos. Los árboles se pudren desde abajo, sollozantes, lóbregos.
Cuando los dioses lloran, el eterno océano se colapsa, rinde sus flujos a la nada y caen los sueños como pájaros heridos. Los ojos se disuelven empotrados, rotos, viejos, la pasión se torna loca como el yunque que golpea aplastando luces y las esperanzas se encogen tímidas, cobardes.
El tiempo es absurdo, se suicida. Ya no brotan odas de la tierra, ni rumores, agua, ni alegría. Los esqueletos se palpan el rostro sin comprender su falta de alma y piel. Gritan al vacío, al abismo, al abisvacío. Todo mudo. Agoniza el sol. Gime el orto y el telón cierra lontananza. Los sangrientos miran a la bruma inmersa y observan el triunfo de la amarga realidad. Si hasta los dioses lloran entonces los sepulcros ríen esperando al huésped que sólo columbra una entrada, punto negro en hueca oscuridad. ¡Es mejor saber la muerte que conocer la nada! La vida enmudece y el gorrión solitario muere dentro de la jaula.
Cuando los dioses lloran.
Entra Adam
Adam - ¿Estás triste de nuevo? ¿Quién puede comprenderte?
Lilith – Déjame sola.
Adam – Te recibí de nuevo bajo mi techo.
Lilith – Yo no vine por mi gusto, las tropas del tirano me arrastraron.
Adam – Intentaste otra vez saltar la muralla.
Lilith – Él está triste, ha llorado. Me lo dijo el ave mensajera.
Adam - ¡Él! ¡Él! Te atreves, desvergonzada, a nombrarle frente a mí.
Lilith – Él es un dios. Algún día vendrá y escanciaré sus besos. Pero ha perdido la flor de la inmortalidad.
Adam - ¡Soy tu marido!
Lilith – Si me tocas rebanaré tu escroto y daré los testículos a los escarabajos para que desoven sobre ellos.
Adam – Ese hombre es un bárbaro. Yo pastoreo para darte leche y carne. Conmigo tienes un techo.
Lilith – Él derrotó a los hombres escorpiones, bajó al fondo del mar para arrancar la flor de la inmortalidad pero quedó exhausto. Entonces la serpiente del árbol dónde yo habité se la comió. Ahora llora desconsolado pues su viaje de quince años ha sido un fracaso y morirá. ¿Hay pena más noble y digna de piedad?
Adam - ¡En lugar de llorar a tus hijos que tus dientes destazaron, lloras por ese bárbaro!
Lilith – Yo no quiero tener hijos. Mi cuerpo es mío. Si tu ley miserable me condena a ser una paridora me rebelo lavando la afrenta. Junta sus cráneos y colócalos sobre las tablas divinas. Dile a tu Rey que ellos se han salvado de su esclavitud y enajenación.
Adam - ¡Te estoy salvando la vida!
Lilith - ¿Para qué la quiero? Deja que me lapiden, si Gilgamesh ha perdido la razón de su existencia entonces muera yo compartiendo su dolor.
Adam - ¡Otra vez ese nombre! ¡Yo soy tu dueño! ¡Yo soy la máscara!
Lilith – Déjame morir en paz.
Adam – Lilith, hermosa leona, bien sabes que no puedo soportar la ausencia de tus mordiscos.
Lilith - ¡Eso es lo único que te importa! ¡El éxtasis que yo te inflijo! Bien…pues si para eso es lo que me quieres, tómame, ¡Anda! ¡Cobarde! ¡Puerco!
Se desnuda. Adam no logra contenerse y se despoja también de su manto. Intenta besarla en la espalda y el cuello mientras Lilith levanta sus lágrimas al cielo.
Adam - ¡Las colmenas!
Lilith - ¡Enano hecho a imagen y semejanza de la mierda! ¡Patriarca mediocre! ¡Sabes que mientras intentas darme un placer inexistente yo pienso en Gilgamesh que ahora está desconsolado en las arenas!
Adam - ¡La miel en los reflejos del estanque! ¡Tobillos! ¡Sudor!
Lilith – Siete años ha que huí al verlo llegar, siete que ha morado en mis sueños, siete de agonía y cantos basados en su cuerpo.
Adam - ¡Tu cuerpo! ¡Sólo el cuerpo es verdad!
Intenta arrojarla a tierra pero Lilith le araña el costado. Adam cae boca arriba y ella le monta frenética.
Lilith - ¡Yo desde las alturas! ¡Yo en el clímax y la montaña! ¡Tú, el hombre pequeño y absurdo en la tierra! Con tu espalda ensuciándose de lodo. Tú, el mísero arcón de lo posible donde nada cabe. ¡Yo en el relámpago y la lluvia! ¡Tú, letrina y charco! ¡Yo, aurora y tempestad!
Adam - ¡Basta, es suficiente!
Lilith - ¡No! Ahora cabalgo sobre la mugre, ahora siente como el ciclón barre con la inmundicia. Te falta ímpetu, tu vigor es una brizna fétida.
Entran Senoy, Sensenoy y Semengaloff. Separan violentamente a la pareja.
Sensenoy - ¡Por la autoridad del Rey, Lilith, deja en paz a este hombre!
Semengaloff – (Tirando de los cabellos de Adam) ¿Qué haces, miserable pastor?
Senoy – ¡La tengo! ¡Arrópate, ramera!
Lilith – Escupo sobre ti, mercenario afeminado.
Semengaloff - ¡No la maltrates, Senoy! ¡Es una mujer!
Sensenoy – El Rey Jehová nos espera. En marcha.
Adam – Dénme agua.
Semengaloff - ¡Cúbrete, perro!
Salen
Oscuro

IV
Jehová en el trono. Evohé a sus pies. Lilith y Adam de pie.
Los tres ángeles cuidan las salidas.
Lilith – Reyezuelo. Crees que el mundo es un prado rodeado de arena donde mandas y castigas. No puedes ver más allá de las dunas. Los fondos de los mares bullen de imperios que saben de belleza y salvajismo, más allá de las estrellas hay monstruosos animales que sueñan con forjar vida y pesadillas incalculables. Tú sopesas el valor en oro y en obediencia, pero hay hombres que pugnan por vencer la muerte y descubrir el secreto del fénix.
Adam – Señor, está poseída por un espíritu brutal. No sabe lo que dice.
Jehová - ¿Es cierto, Lilith, que fornicabas sobre tu marido?
Lilith – ¡Eso no es de tu incumbencia!
Jehová – Yo hice este jardín, permito que el pueblo de Adam sea regido por mi benevolencia. Hay leyes que deben respetarse. Sensenoy, habla.
Sensenoy – Señor, nosotros fuimos testigos de que Lilith estaba sobre Adam en la cópula.
Jehová – Adam, ¿eres insensato?
Adam – Ella me obligó, Señor. Estoy enfermo, intentaba cumplir tu mandato pues quería preñarla de nuevo.
Jehová – Debiste amarrarla como a las cabras cuando llega el momento del holocausto. Lilith, las hembras no deben estar sobre el hombre mientras dura la cópula. El hombre es vuestro amo, patrón y dueño absoluto. Teniendo él la posición de privilegio, se evitan las maldiciones y se denota la superioridad.
Lilith – Yo soy arcilla, lo mismo que este hombre. Él no es superior a mí y dudo mucho que seamos iguales.
Jehová – Tus blasfemias han llegado al límite. Nada se me escapa. La mujer es inferior al hombre y así debe ser tratada, mira.
Abofetea a Evohé hasta sangrarla.
Evohé – Gracias…amo y señor.
Jehová - ¿Lo ves? Está hecha para servirme.
Lilith – Yo no sirvo a nadie, no soy una esclava y si así hubiera nacido rompería mis cadenas.
Jehová – Senoy, mi memoria flaquea. ¿Qué pecados ha cometido Lilith?
Senoy – (Abriendo un papiro)
Declaró públicamente que Jehová no era su Rey.
Fornicó con un dragón de fuego.
Fornicó con una pantera
Fornicó con un tigre
Fornicó con el vendedor de amuletos
Fornicó con un Etíope
Fornicó con dos serpientes de agua
Fornicó con el espectro de una muchacha enloquecida
Fornicó con una sirena
Fornicó con una mariposa que reconvertía en una mujer diminuta
Sedujo a la esposa de Elohim
Sedujo a la esclava de Baruk
Sedujo al hijo de Sarah
Sedujo al leproso de Sarumm
Invocó a los demonios del aire
Invocó a los demonios del éter
Tuvo contacto carnal cuando menstruaba con su esposo
Tuvo contacto carnal cuando menstruaba con un murciélago
Tuvo contacto carnal cuando menstruaba con el sembrador de cedros
No respetó la fiesta del holocausto
No respetó la fiesta de la cebada
No respetó la fiesta del himeneo
Devoró a sus cinco hijos después de ahogarlos en el río
Escupió en la cara del recaudador de impuestos
Robó las magnolias del jardín de Akasha
Desenterró el cadáver de Misrhaim y preparó una infusión
Dio de beber su menstruo a un basilisco
Convenció a la partera de Varrey a que se ahorcara
Sembró flores de espino en los senderos
Propagó la doctrina de Bastet
Propagó la doctrina de Ishtar
Propagó la doctrina de Menmut
Propagó la doctrina de Qeteb
Bebió sangre del hijo de Ester
Bebió sangre del hijo de Ammuz
Bebió sangre del pecho de Hennei
Le compró a Herckuff su pigmeo y le dio la libertad
Desató los toros gallus para que destruyeran los sembradíos
Copuló sobre Onán
Copuló sobre Met
Copuló sobre Adam
Jehová – ¡Suficiente! En verdad eres un monstruo.
Lilith – Soy la noche, la abundancia y la sensualidad.
Adam – Señor, un ave, parecida al pájaro Ziz que nos protege del sol, le lleva informes sobre su amado.
Jehová – Es el pájaro que vuela desde Arabia y anida cada 500 años. ¿Ni di órdenes explícitas que lo asaetaran? Es un mensajero maligno.
Sensenoy – Lo hemos hecho, Señor, pero misteriosamente, el pájaro regresa, huele a ámbar y anida en las cenizas.
Adam – Señor, esta ave le habla de un hombre que encontró la flor de la eternidad. Mi esposa lleva años enloquecida por este bárbaro y desea escapar para ir a su encuentro.
Jehová – Lo recuerdo, vino aquí hace ya tiempo, cuando ustedes eran casi niños. Pagó el peaje y se fue. Era un guerrero valiente pero loco. Pobre niña, tu alma quedó en esa visión. Adam, eres un necio, te dije que buscaras otra mujer pero te empeñas en acostarte con el monstruo. Eres tonto pero te quiero.

Adam – Gracias, Señor.
Jehová – En cuanto a ti, Lilith, tus pecados son risibles. También yo he matado a mis hijos que han desobedecido, excepto a este, mi primogénito. También yo he fornicado con esclavas y seducido a las esposas de los comerciantes. También yo soy un mago y conozco el poder de las ortigas que flamean. Sin embargo hay una gran diferencia, yo soy el Rey y tú eres una súbdita, la esposa de mi hijo. Si él no es suficientemente hombre para castigarte tendré que resolver con prudencia y firmeza. ¿Me escuchas?
Lilith – Gilgamesh…perdió la flor, ahora llora buscando un pétalo en la canícula.
Jehová – No atiendes a lo que digo, no te postras, eres necia y soberbia.
Lilith – Y tú apestas. Te derramas siempre que me ves, deseas someterme pero nunca podrás.
Sensenoy se precipita para decapitarla pero Jehová lo detiene con una carcajada.
Jehová – Soy omnipotente.
Lilith – No me asusta tu violencia.
Jehová – He derrotado a los ejércitos más poderosos. Derrumbé sus murallas, conozco la eficacia de los rayos. A mi voluntad las aguas…
Lilith – Conozco tu secreto.
Lilith avanza y le susurra una palabra al oído, Jehová se levanta como un trueno. Palidece.
Jehová - ¡Sensenoy! ¡Amordázala!
Sensenoy lo hace. Semengaloff duda pero Senoy lo amenaza con una daga.
Adam – Padre…
Jehová - ¡Silencio! Sensenoy, cúbrete de cera los oídos y arrójala al pozo más profundo. Tapia la boca con piedra y hierro. La dejaremos morir de hambre y sed. Que nadie se acerque al pozo bajo pena de muerte.
Sale aterrado, Evohé le sigue asombrada. Sensenoy se lleva a Lilith amordazada. Senoy se lleva a Semengaloff con la hoja de la espada en la garganta. Adam queda al centro petrificado, como el hombre ante el cosmos.
Oscuro

V

Lilith en la penumbra.
Entra Evohé con una antorcha y una jarra.
Evohé - Traje aguamiel, bebe. Aquí hay un pedazo de colmena de avispa y un trozo de muslo de cabra, sé que te gusta.
Lilith se arroja, come y bebe desesperada.
Evohé – No soportaba pensar en tu sufrimiento. Llevas aquí cinco días. Sin luz, sin agua. ¿Cómo conservas tu hermosura? No hables, no me des las gracias. Come. Entré por un pasadizo. El Rey no sabe nada, cree que estoy en mi cámara nupcial. Salió a matar leones. Bebe más. Este lugar es asqueroso. ¡Cuantas alimañas! Pero ni los insectos se atreven a tocarte.
Lilith – Es suficiente, gracias.
Evohé – Traje también un poco de aceite, limpia tu cuerpo con este pañuelo. Déjame untarte, descansarán tus miembros. Aquí hay un peine de oro.
Lilith - ¿Por qué haces esto?
Evohé – Estoy intrigada, tu amor es incognoscible. No me mires así, sé que te repugno pero yo te admiro. Déjame peinar esos cabellos que parecen sargazo.
Lilith - ¿Cómo conoces el sargazo? Pensé que habías nacido en el desierto.
Evohé – Toma más miel, sigues débil, necesito que tengas energías. Dicen que eres una fragua donde el pecado se saborea y refresca aunque enloqueces a los que te aman.
Lilith - ¿Quién soy, según tú?
Evohé – Un salto hacia la muerte… y quizá valga la pena saltar.
Lilith - ¿Cómo puedes soportar las vejaciones de ese puerco?
Evohé – El es mi amo y señor. Me excita el sentir su pie dislocándome.
Lilith – No lo puedo comprender.
Evohé – Por qué bebes sangre igual que él, por eso te odia, porque te desea. Eres la única que sabe su verdadero nombre.
Lilith – ¿Te lo confesó?
Evohé – Habló mientras dormía. Soñaba con erupciones y tu rostro. Entonces gritó: ¡Lilith conoce mi nombre! ¿Eso fue lo que le susurraste al oído, verdad?
Lilith – El que lo pronuncie en voz alta puede derrocarlo. ¿Para eso viniste? ¿Deseas saber su nombre verdadero y destruirle?
Evohé – Sí es eso, pero no vine únicamente por ello.
Lilith – A burlarte de mí.
Evohé – Me seduce el escarnio en mi propia persona pero no en tu belleza. Me intriga tu ferviente amor por ese Gilgamesh. Cada vez que alguien pronuncia su nombre comienzas a tiritar, sudas, tartamudeas. Soy curiosa. ¿Cómo es qué tú, una llamarada de poder, tiembla ante un hombre?
Lilith – No lo sé, estoy enferma. Lloro sin razón y me maldigo recordando que huí de él la primera vez que lo vi.
Evohé – Relátame eso.
Lilith – Estaba yo en el árbol de Innana, deseaba convertirme en aire, cuando él apareció. El pájaro de la tempestad se fue y él derrumbó mi casa con un hacha. Yo caí y él me miró. Dijo la palabra ‘tierra’ y yo temblé. Lo primero que columbré de su cuerpo fue una sombra en el cuello, debajo de un rizo. Fue suficiente para que el salvajismo me inundara, sin embargo me petrifiqué. Era un relámpago blanco, con destellos de carne aromática. Los pájaros trinaban nerviosos alrededor, sus plumas cayeron como un arrecife que alumbra la superficie. Iba sobre un carro de marfil tirado por leones de melena negra. En su hombro chillaba un glifo. No vi sus ojos, creo que tienen el color de la violencia. Dejó un rastro de neblina, quise llamarle pero salí huyendo. Me arrojé al fondo del río, allí esperé a que las aguas se volvieran claras.
Mi corazón era polvo decantado. La bóveda celeste sufrió calambres, todas las constelaciones se habían enamorado.
Desde entonces, le busqué, pero los soldados del Rey me impedían salir del Edén. El ave fénix me trajo noticias, me susurró su nombre: Gilgamesh. Me dijo que era un hombre aterrado por la muerte, que iba en busca de la flor de la inmortalidad. Constantemente recibí noticias de su viaje y las escuché con emoción. Supe que había derrotado al ejército de los hombres escorpión para entrar al desierto negro, entre las columnas de esfinges. Supe como se embarcó hasta el reino de Rahab. Sus marinos perecieron en la galerna, fueron devorados por peces de metal fundido, otros se ahogaron de pavor. Él resistió y se lanzó a las aguas que ningún ser humano había tocado jamás. Estuvo en el fondo abisal por diez días. El fénix revoloteó sobre las olas esperándolo, creyó que se había ahogado. Por fin salió, triunfante, glorioso, con la flor azul en la mano. Su cuerpo estaba casi destruido pero lo había logrado. Feliz descansó bajo un árbol. Pero la serpiente, encantada por el aroma de la flor, la devoró mientras dormía. Imagina su dolor cuando despertó. Los años y el cansancio, su viaje y sus amigos habían muerto pro nada. Lo peor es que había perdido la esperanza y se vio en el futuro, con las moscas desovando sobre su boca, las cuencas de su cráneo, su conciencia perdida para no ser jamás.
Evohé - ¿Eso es lo que te atrae de él?
Lilith – Me atrae su libertad, pero me horroriza su obsesión. No es por voluntad que le amo, él me encadena a una imagen, no soy libre bajo el yugo de su espera.
Evohé - ¿Si te libero y te muestro un pasadizo hacia fuera de las murallas, correrás a su encuentro?
Lilith - ¡Es una fuerza irresistible! Quisiera irme a la jungla, a traducir el trino de las aves y ser amante del reptil que no pide más que sinceridad, pero volaría en pos de Gilgamesh, a curar su herida. El ave fénix me dijo que había bajado al reino de los muertos para buscar a Enkidu, su antiguo amante. ¡Hasta allá le buscaría! Si todos los seres que osan conocerme caen en un hechizo amoroso, entonces él lo hará también.
Evohé – Tu pasión desenfrenada me vuelve loca, tu hechizo obra en mi cada vez más veloz. Voy a liberarte, puedes salir por donde entré, el pasadizo se bifurca, a la izquierda da al palacio del rey, a la derecha fuera del Edén.
Lilith - ¿Cuál es el precio?
Evohé - ¿Conoces la historia de Hedammu?
Lilith – La serpiente más voraz de los océanos.
Evohé – Hasta que Isthar, después de haber preparado su talismán, se le presentó desnuda y lo sedujo, volviéndolo impotente.
Lilith – Hedammu ahora duerme feliz soñando con el beso de Ishtar.
Evohé – Dicen que tu eres sacerdotisa de Ishtar y te iniciaste en las escuelas marinas que adoran a Hécate. Por eso te revistes con la luna oscura.
Lilith – Conozco los secretos de la Diosa.
Evohé – Eso mismo, quiero que calmes mi ardor como Ishtar redujo a Hedammu y al final murmures el nombre real de mi marido para poder destruirle.
Lilith - ¿Tu ardor?
Evohé – Te me apareces a cada instante, tus historias me elevan a un plano astral olvidado. Jehová es incapaz de comprender el cuerpo femenino, es brutal y magnífico pero olvida que soy egoísta. Enséñame a sentir, toca mis pezones con la llama de tu lengua como lo hiciste con aquella esclava de Nehmrod.
Lilith – Pobre tonta, ¿te gusta el dolor, no es cierto? ¿Te gusta que te arranque el cabello suavemente?
Evohé - ¡Mucho!
Lilith – Concéntrate en el agua. Debajo de tu cinturón hay un reino incomprendido, que muta. Despójate de tu cinto, así. Eres una flor, deja que tu fragancia se eleve.

Evohé - ¡No había sentido nada así! ¡Tus dientes, tu aroma!
Lilith –El beso es el revoloteo de la mariposa junto a la flor. Debes saberte cierva, pues eres ágil, veloz y delicada. Levanta los muslos, hay en el aire una lluvia de pétalos inciertos. Detrás de las palmas tienes zarpas, úsalas e imprime tu media luna en mi espalda.
Evohé – Tus dedos son suaves y frescos, parecen de marfil palpitante.
Lilith – Las flores se inundan de calor, convocan enjambres límpidos que acosan.
Evohé - ¡Golpéame!
Lilith – Sé paciente, mira tu cuerpo, rutila como la arena en una noche estrellada. Tócate también, estás hecha para el amor. Tus brazos son ramajes lisos, bebe mis axilas, ahí se concentra el furor.
Evohé - ¡Me quemo!
Lilith – La flexibilidad de la serpiente está en tu memoria, enróscate conmigo. Junta la flor, aprisiónala con la humedad. Calma tu sed, tienes más bocas que no pueden hablar pero saben besar. La flor se convierte en torrente, busca el remolino, aprieta, puede gritar también.
Evohé - ¡Veo ráfagas de espuma! ¡Pégame!
Lilith - ¡Di mi nombre!
Evohé – ¡Lilith! ¡Lilith!
Lilith - ¿Quién es la qué provoca tu fuego?
Evohé - ¡Ay! ¡Lilith! ¡Lilith!
Los gemidos se pierden en un: Oscuro


Intermedio
Entra el espíritu de la Tierra y canta:
Era un poema el cielo aquella tarde.
El sol se hundió en embudo violeta de las nubes
que cerraban un ciclón estampa terciopelo.
Luego se volvieron pera y pluma;
gas de copo iluminado,
Mar un ojo y el silencio mancha
color y plenitud de artista

Luego el sol se derramó en la sangre.
Salpicó el ciclón estático celeste
parpadeando carcajadas amarillas.
Al final borrón en tez de aire
y la tiniebla como rojo muerte.


VI

Sensenoy - ¡Pueblo de Adam! Este es su Rey, Jehová. Él que derrotó a Marduk, el vencedor de Elohim. Enemigo de la luna, Señor del disco solar. ¡Póstrense!
Adam se postra
Entra Jehová
Jehová – ¡Miserables! ¡De rodillas! Yo soy quien soy. La traición hacia su dios se paga. El escarmiento es una forma de orden, no importa de quién se trate. Hay seres infames que rehúsan obedecer. Sobre ellos el castigo. ¡Les muestro a su reina!
Entra Senoy y Semengaloff llevando a Evohé que casi no puede andar. Su boca sangra, le han rebanado los senos y su cuerpo es un grito de espanto.
Jehová – Esta mujer era un grajo hipócrita. La encontramos desnuda, lamiendo el suelo y sonriendo mientras balbuceaba el nombre de una vampiresa que la sedujo. Ella le dejó en libertad, ignorando mis órdenes y usurpando mi autoridad.
Semengaloff - ¡He aquí su lengua! Arrancada de cuajo por las pinzas de la justicia.
Senoy - ¡He aquí sus senos! Coagulados y malditos pues han preferido darse a la lascivia que ennoblecerse en la crianza.
Adam - ¡Oh, Padre! ¿Dónde está Lilith?
Jehová – Sea condenada al suplicio. Lilith será atada a un madero de encina, su impúdico cuerpo llenado de piojos y alimañas que se alimentarán de su asqueroso sudor. El brazo derecho le será fracturado, al brazo izquierdo le cortaremos los tendones. Su mano derecha será cortada, su mano siniestra hervida en grasa de cerdo, la más impura de las bestias.
La lengua le será arrancada, el ojo derecho vaciado y su cuenca se llenará con vino. Los pechos que amamantaron a su víctima serán rebanados con la espada de un querubín. Los pezones se colgarán de las murallas para que las madres lo piensen bien antes de matar a sus crías. Expuesto así, su cuerpo será arrojado a las madres virtuosas para que le apedreen y le escupan. Lapidación hasta la agonía. Luego abriremos su vientre y la matriz será alimento de los perros. Le ahorcaremos con sus intestinos. Sus restos serán arrojados a un pozo repleto de excretas donde crecerán los hongos virulentos. Estos hongos serán el alimento de los asesinos y los blasfemos hasta que desaparezcan con su ignominioso origen. ¡Qué se cumpla la condena!
Adam – Señor, Señor, ten piedad de tu hijo.
Jehová – Tendrás una nueva hembra, sumisa y temerosa.
Adam – Gracias, Señor, eres magnánimo.
Jehová- Adelante. ¡Atrapen a Lilith!
Oscuro
VII
Senoy - ¿Qué viste?
Semengaloff – Fantasmas sangrantes, hombres con patas de mosca, profetas ciegos, escupitajos que se reproducían en medio de un vómito lechoso pero brillante y adentro el fuego se desataba insuflando mares de vida.
Senoy – Ella no estaba. Tus labios se caen a pedazos. Apestas a humo.
Semengaloff – Los toros se carbonizaban, había muchas esferas y figuras que se devoraban a sí mismas. Ella salió incólume, lo sé porque hay una huella de perfume, todo un rastro que huele a alquitrán e ingle.
Senoy – No deseo saber que más viste. ¡Calla! Esa mujer te está enloqueciendo.
Semengaloff – Ya no puedo volar.
Cae. Senoy lo arropa.
Senoy – Cuando la encuentre la desollaré.
Semengaloff - ¿Y si la música no significa más que el vacío? ¿Para qué la lira o el misterio?
Senoy – Adonde vayamos seremos perseguidos por esos espectros.
Semengaloff – Ayúdame a morir.
Senoy - ¿Por qué te niegas en probarme? Puedo ser yo tu salvación.
Entra Sensenoy.
Sensenoy – Necios, mil veces. El reino de la muerte no es para nosotros.
Senoy – Él decidió entrar solo.
Sensenoy – Ahora está enloquecido, eso es lo único que consiguió.
Senoy – Ella entró en los infiernos, bajó a buscar a ese hombre que la obsesiona. Ya no se encuentra ahí.
Sensenoy – Si es capaz de retar a los muertos será difícil dominarla. Levántate, Semengaloff, cada uno volará en espirales desde el amanecer hasta el anochecer. Así cubriremos el horizonte. Si llega a la costa la habremos perdido y el Rey se enfurecerá.
Senoy – Hermano, dale tiempo.

Sensenoy – Tú, volarás conmigo.
Senoy – Pero nuestro hermano aún no se encuentra bien.
Sensenoy – Esa mujer es vitriolo envuelta en sales. Hiere. Debe descansar y buscar solo.
Oscuro

VIII
Gilgamesh arrastra su espíritu.
Ya no hay senderos que valgan la pena.

Gilgamesh - Aquí estoy
En la contemplación miserable del desierto
Ruinas que fueron haces de luz a mis espaldas
Ruinas anegadas por la lluvia que no ríe
Ruinas entre costales de hueso y polvareda
Un manto espurio anegado con saliva
Una rasposa gélida y brutal angina sin frecuencia
Un recuerdito empantanado por olvidos
Los pasos y el fuego yacen esparcidos en el aire
Fétido aliento de marisma blanco
Fétido pie que me gritas ¡basta!
Fétida boca ahíta de menstruo mitológico
Fétido sueño de un fétido poema que ennegrece
Fétido gusano
¡Ay, el gusano!
¡Ay, la barrenada por el intestino!
¡Ay, sin mí, la llave de los cielos!
¡Ay, la silueta de una sombra que fue espectro!
Ni el aroma queda
Ni el aroma de vaginas leprosas
Ni el aroma de puños sin miedo
Ni el aroma del bronce que reta al sol cuando la flecha
Cuando la maza
Cuando el destino
Y un gusano que sale de la fosa nasal que dio sentencia
Que me dio el puñal para clavarlo en la nostalgia
Que me sacó una víbora de espanto cada noche
Cada paso, cada huella, cada círculo incorrecto será el último
Y el salto el último
Y el último furor
Y el último capaz de guiñar un aleteo
¿A dónde iré si los caminos se emborrachan?
¿A dónde iré si el horizonte está dormido?
¿Qué me llevo de esta suerte arrinconada por esquinas?
Un grito
Un recuerdo
Y una ruina
¡Ay, las ruinas!
¡Ay, mi ruina!
Sale
Oscuro
IX
Tiempo – Mira madre este ajado momento, en que el hombre ha copado la vida. Ya no respeta, ya no siente, ya no goza. Su tristeza se colma de cadenas y su agonía anuncia destrucción.

Tierra- Tiempo, que todo alcanza tu cayado, no seas pesimista, mi crueldad es demencial pero hermosa. La del hombre es razonable y estulta. La mía sobrevivirá para siempre, la de él se olvidará en el polvo.

Tiempo – Escucho los gemidos de la guerra y el odio. Lo vulgar domina.

Tierra- ¿qué es lo qué vale la pena en el cosmos?

Tiempo – Amar.

Tierra – En mi soplo se define. En mis tormentas se duerme. En mis nubes se danza.

Tiempo – El azar domina y el sabor alegra.

Tierra – El amor. ¿Qué es el amor mi duendecillo?

Tiempo -

Vivir
En lava, en diamante, pero mejor en agua
Empapado
Vivir acordándose del aire
Desdeñando jerarquías y proporciones, religiones y espadazos
Propongo el chapuzón
Ya basta de creer que lo serio es hablar de ideologías
Lo sublime es zambullirse en hielo y enseñarle a una diosa otro dios
Por ejemplo un tiburón blanco
Una mariposa de zafiro
Perezosas luciérnagas del firmamento
Y cantar poquito
Después del mango y del amor
Junto al río que se mete al mar como su amante
Y calladito le susurra romances insectívoros
Vivir
A quince brazas
A una llamada de distancia
Enamorado de los mangos
De poetas con sangre de opio y libertad
Inventar colores
Ser perseguido por la luna y aterrarse
Llorar siempre, cada noche por la muerte
Y no dejar de buscar entre los lirios
Pues si hay nereidas, brujas, oscuros elfos tras las fuentes
Y desdeñarlo todo como un marqués hastiado
Sobre todo las ciudades y los reyes
Eso
Eso pasa y se disuelve
Pero el trino nunca
Eso y el azúcar genial que abraza el ácido
Y dice: evoluciona
Eso es vivir
En el desierto mientras las constelaciones se aparecen
Y una nereida te abraza regalándote el océano de su risa
Luego quizá una cascada y una perla
No olvidar fantasmas pero danzar con ellos
Y reírse siempre
Y escupir a los soldados
¡Ah! ¡Que entonces nos colme un oleaje de ternura!
Quizá nos atrevamos a aplastar gobiernos y mentiras
Para escuchar la música en el bagre
Y castañear detrás de los telones
La entropía del duende, el genio lo único que vale
Vivir
En las fanfarrias de los viajes
Ebrio de mujeres, de poemas perfumados en espaldas tersas
Borracho de poetas, facsímiles oscuros, escenografías azules
Paisajes cósmicos y un toque de alegría
Los timbales y la voz amarillenta
Sin cadenas
Vivir
Como los sapos entintados en veneno
Y dormir junto a cigarras que nos treman al oído
Y miro atrás y veo la nada en dos arpegios
Y a dos pilares enclaustrados que sangraron
Y adelante, y veo una niebla con promesas fermentadas
Y la muerte con su paño que triza los juguetes como yo
Mejor vivir
Hoy y el desenfreno de palabra
Aspirando la belleza en el genoma
Y tal vez la galaxia sobre el ojo del nematodo
¿Qué los nematodos no tienen?
Nunca has visto con la piel radioactivísima
La costa y su hermandad pirata
Pero ya en serio
Un secretito
La vida es un puré de mango con rompope
Después de haber nadado con pirañas
Y dormido junto a dos poemas
Uno ardientísimo y el otro una mujer que te sonríe
Mientras recuerda
El beso.


(¿Ya mencione la sonrisa?)

Tierra – Eso sobrevivirá. El hombre no.

Tiempo – Gracias, madre mía, gracias.

X
Lilith - ¿A qué esperas? Llévame con él.
Semengaloff – Es imposible que mis ojos se distingan entre la ceniza y el resplandor del sol. Quemas algo detrás de la mirada. Tus uñas casi me arrancan la mitad de mi cara.
Lilith – Siempre has sido muy débil.
Semengaloff – Detente ya. Tus pisadas las absorben las hormigas, las mantis de arena se confunden en tus veredas.
Lilith – Le he visto y me espera. Es un remolino que arrastra mástiles y devora marineros. Yo soy un barco sin piloto.
Semegaloff - ¿Tanto amas a ese bárbaro?
Lilth – Ni siquiera me gusta físicamente. Los hombres que me atraen son femeninos, dulces, como ese trovador de Haceldama. Los prefiero rubios, como esos poetas del norte que hablan de lobos blancos y de piedras magnéticas y que lamen el espíritu del pino.
Semengaloff – Entonces, ¿Qué te atrae de él?
Lilith - Gilgamesh es una tromba de fuego herido. Su cuerpo de guerrero me fastidia, detesto la guerra y él fue entrenado en las arenas mortales. Lucha desde su carro tirado por leones, con la melena más negra que los abismos del Gehenna. No tiene dulzura en su piel, su rostro es áspero y no sabe acariciar.

Semengaloff – Entonces, Lilith, ¿Por qué despiertas gritando su nombre?
Lilith – Si lo supiera tal vez pudiera arrancar el sueño. Ese hombre es para mi un dios, un tornado mágico que me envuelve.
Semengaloff - ¡Y yo! ¡Y yo! ¡No puedo apartar tus senos de mi boca anhelante! Huyamos, Lilth. Te llevaré a los abismos donde duerme Tiamat y Rahab ríe mientras los delfines le cuentan secretos.
Lilith – Aparta. ¿Crees, infame sicario, qué yo deseo huir contigo? Tus alas llenas de cenizas apestan.
Semengaloff – Me purifico cada noche pues pensar en tu cuerpo hace que me broten pústulas llenas de sangre hirviente. Vomito sapos y lloro estiércol. Pero debo presentarme incólume ante el Rey tremendo. ¡Vamos! Antes de qué lleguen los otros dos. Si quieres mi espada está a tu servicio, les decapitaré y colgaré sus cabezas en una pica, así el fénix que anida en Egipto puede alimentarse con ojos de arcángel.
Lilith – Detesto a los soldados, son parásitos de la belleza, victimarios de la poesía, no viven, sirven. Son esclavos ciegos de un tirano.
Semegaloff – Por tu amor arrojaré la espada. Viviremos en una villa al sur de los miseriosos Etíopes, donde el Behemot destrona a las reinas negras. Nos arrullarán los insectos que tanto acaricias.
Lilith – Las panteras beberán de mi entrepierna.
Semengaloff - ¡Cómo te gusta lacerarme!
Lilith – Silencio, escucho el rumor de un enjambre.
Semengaloff – Yo seré tu dueño, ¡Yo!
La toma del talle. Entran Senoy y Sensenoy.
Lilith – La libertad es la música que me guía. Yo decido quién y cuando me acompaña en los senderos del mundo. ¡Suelta, infame!
Senoy – Hermano, no la atravieses, debemos llevarla con el Rey.
Sensenoy – Será destazada y sus pezones carbonizados. A menos que regrese con Adam y se postre a sus pies como fiel esposa.
Semengaloff – Yo la llevaré. Escóltenme. En estos desiertos hay demonios que sacan los cadáveres de la tierra y los consumen, son invisibles pero fétidos. Intentarán salvar a su reina.
Lilith – Cobarde, traidor.
Semengaloff – (Apartándola) Decide, o mía, o tus senos serán mutilados.
Lilith – ¡No eres capaz de deshacerte de tus hermanos! Tienes demasiado pánico. Hazlo y seré tuya.
Senoy – No la escuches, su canto es la perdición de….
Semengaloff -Vamos hermanos. Ustedes a la vanguardia.
Sensenoy – Su cuerpo frío y escamoso puede deslizarse. Mejor vamos a rodearla.
Semengaloff – Soy suficiente para escoltarla.
Senoy - ¿Qué ocurre, Semengaloff? La traición seduce. Déjala ya. Es una hembra obscena.
Semengaloff – Ella hace temblar mi lengua. Déjenos ir.
Senoy – Yo te amo, ella nunca lo hará. Yo te seré fiel y lameré tus sandalias, escógeme a mí.
Sensenoy - ¡Silencio! El Rey prohíbe terminantemente las relaciones contra natura. ¿Quieres que arranquen a mordidas tus genitales y carbonicen tus piernas?
Senoy - ¡Mátala Semengaloff! Diremos que se resistió y lo hicimos para defendernos de su poder.
Semengaloff – Senoy, eres hermoso, podrías tener a cualquiera de las hijas de Edom.
Senoy – Nadie tan puro como tú, nadie tan perfecto en su vuelo y en vigilancia. Ni la mirada del halcón iguala tu paciencia.
Lilith – Él quiere separarnos, Semengaloff. Me llevará ente el tirano para que me reduzca a polvo y olvido.
Semengaloff – El olvido es imposible. Senoy, es mejor que te retires.
Senoy – Si no eres mío no serás de ella.
Sensenoy – El cosmos es irresoluble. Vanas palabras se profieren aquí. Nuestro deber es callar y resignarse a estar incompletos.
Lilith - ¡Hazlo y seré tuya hoy mismo bajo el manto estelar!
Senoy – Beberé de tu arteria la vida que me has negado.
Semengaloff - ¡Ven a mí, hermano y termina de una vez por todas!
Senoy – Clavarás tus flechas en mi carne sobre un madero sin fin.
Lucha sorda, como si a los heliotropos les crecieran dientes y se despedazaran con amor. Sensenoy siente que la sal invade sus tejidos. Semengaloff logra desprenderse del abrazo amoroso de Senoy y le atraviesa la nuca. Casi orgasmo de matadero.
Sensenoy - ¡Detente Semengaloff! ¡Has ennegrecido la esperanza!

Semengaloff- ¡Ahora, Lilith! Monta en mi espalda y crucemos el piélago infernal.
Sensenoy – (Sollozando sobre Senoy) Hermano, ¿Dónde tu respiración, dónde tu canto?
Lilith – Has hecho bien. Aquel que no actúa en pos de su deseo es un cobarde y no merece vivir.
Semengaloff – Él me amaba pero su contacto para mi fue un anatema sucio y hostil. Volemos juntos, ahora.
Lilith - ¿Por qué la prisa?
Semengaloff – Sensenoy vengará a su hermano y no estoy dispuesto a destruirlo también a él, ya demasiada sangre he derramado por tu cuerpo.
Lilith – Aún no pruebas mi cuerpo. Cuando lo hagas querrás también masacrar a las estrellas.
Sensenoy – (De pie con la espada refulgente de odio) Es demasiado Semengaloff. Tu deseo y el de Senoy son irrefrenables, los han conducido a la depravación. Dámela y haré lo posible porque Jehová te otorgue una muerte indolora.
Semengaloff – Sensenoy, recapacita. ¿Qué es el mundo después de los holocaustos impuestos? ¿De la tempestad de fuego que arrasó las civilizaciones? ¿De los océanos que se irguieron para ahogar todas las bibliotecas de Ibrahim? ¿Qué nos queda? ¿Cuidar a un anciano atormentado por el poder? Liberé a Senoy de una pasión absurda que le hacía sufrir minuto a minuto.
Sensenoy – Entonces mi buen, hermano, yo te liberaré de la tuya por esta serpiente.

Se lanza hacia él para atravesarle pero Lilith se interpone y deja caer su ropaje. Desnuda, irradia una música que conmociona. Semengaloff se postra a sus pies, tiembla, se arranca los cabellos. Sensenoy ha entrado en el límite mágico.
Sensenoy – Bendita eres en verdad. ¿Cuántas ondas luminosas pacen ahora como ciclos?
Semengaloff – Hermano, déjala, no lo hagas. Ella será mía, por favor.
Lilith – Calmo la sed de los que han caminado los desiertos.
Sensenoy – (ante ella, se atreve a tocarla) Acceder a fantasmas de fuego. Acceder a llamaradas sin nombre, en la promesa húmeda de una catarata.
Lilith – Despójate de tu cinto.
Semengaloff - ¡No!
Lilith – Tus sandalias, que huyan. Puedo limpiar tus pies con mi lengua, sacudir tus intestinos con aleteos furiosos.
Sensenoy - Tu boca sabe a hondonadas de tiempo olvidado, cuando los dioses temían de sí mismos y no existían esclavos a quien aplastar.
Semengaloff – Detente, ¿por qué la visión infinita provoca un tumor que sangra pus y sangra pus y sigue y sigue y sigue?
Sensenoy – (Ya desnudo) Protégeme de mí pues ya me sofoca un oculto sol que nunca se había mostrado.
Lilith – Conóceme de cerca, impera sobre la piel que se renueva bajo las clepsidras.
Sensenoy – Dame más tu boca…más.
Semengaloff - ¡Por qué a él! ¡Yo! ¡Yo fui el que te soñé cada noche! ¡Yo fui el que destrocé las efigies de Jehová para erigir una escultura de suspiros! ¡Yo te sufrí entre uña y carne! ¡Yo limpié mis alas por ti con esparto y mirra! ¡Yo!
Sensenoy - ¡Ah! Veo titánicos monstruos de pelo y garra, y mundos de hielo y secreciones ígneas. Veo los universos antes de mí y antes de mi abuelo. Ya no sé que veo, soy tuyo, ambrosia vuelta mujer.
Semengaloff - ¡Es intolerable!
Se arroja contra Sensenoy que ya besa a Lilith, ambos acostados. Semengaloff intenta atravesarle pero Sensenoy reacciona y logra clavarle su propia espada en el corazón. Lilith, como un soplo enfebrecido danza, y sale cantando.
Sensenoy queda en terremoto. Pausa estentórea, quizá muy larga. La conciencia llega tarde.
Sensenoy - ¿Hermano? ¿Hermano?
Semengaloff – No te vistas…Así….desnudo, camina por las dunas y haz una llaga tu cuerpo…me has….hecho descansar.
Sensenoy – Hermano.
Semengaloff – Corta tu lengua…y regresa con la vergüenza como bandera. Tú me has salvado…gracias…Lilith…Lilith… (Muere)
Sensenoy – No hay gritos. ¿Dónde tu espíritu?
Se levanta abrumado y va de un cadáver a otro.
Sensenoy – El amor es sueño vil.
Cae de rodillas, el cosmos no dice nada.
Oscuro

XI
Jehová – (en trance)
Dibujo el sendero y el destino del mundo. El oro vale más que la nube y las brisas. Las mujeres huyen para inmolarse y adorarán el falo y los diamantes. Los hombres buscarán el poder por encima de la risa y adorarán las armas sobre toda nostalgia. Haremos fronteras para que nadie pueda viajar a donde se le antoje a menos que pague un diente, una perla o un sueño. La mutilación y la desgracia abismarán el concepto de riqueza. Sólo el depredador brutal podrá reinar y a su lado los carroñeros se levantarán agradecidos. Pulularán bufones y una espada valdrá más que una niñita. El escarbar entre vaginas y arrancar glandes a mordiscos será el espectáculo maravilloso de los nuevos esclavos. Las palabras encubrirán nuestras acciones y creerán en mi, y me defenderán con sangre y ácido. Cualquiera que me insulte será carcomido por las liendres apestosas a las que hiero con mi bota y aplaude agradecida. ¡Yo soy Jehová, tirano de los imbéciles!

Oscuro

XII

Lilith – Eres tú. Viajé al infierno para encontrarte.
Gilgamesh – Soy tuyo. Completamente. Después de mi dios, tú eres el pensamiento más importante.
Lilith – Vamos a los fondos marinos. Allí viven los calamares titánicos y hay anémonas que frotan sus tentáculos ponzoñosos contra la piel. Nos amaremos en sonrisas de cantos absolutos.
Gilgamesh – No puedo. Me quedaré en el desierto atento al crecimiento de las granadas.
Lilith – Canta la hazaña que te transformó. ¿Cómo sentiste la presión de agua sobre tu espalda? ¿Qué mundos de color y formas percibiste en tu natación asfixiante? ¿Cómo se ve el dulce martillar de los crustáceos?
Gilgamesh – En otro momento, mujer. Brindemos por esta hora. En realidad eres una diosa, una diosa eterna y sosegada.
Lilith - ¿Cuáles son tus sueños? ¿Has huido siempre, hasta de ti mismo?
Gilgamesh – Niña, soy un egoísta supremo, moriré solo, en la plataforma incierta de la nada. Ya no puedo caminar, bésame.
Lilith – Tu boca es amarga. Me hace delirar.
Gilgamesh – Hemos estado tanto tiempo concentrados en la esencia y la poesía que olvidamos nuestro ahora. Bésame.
Oscuro

XIII
Jehová – Eres un mediocre pastor de pueblos.
Adam- La nueva mujer que me diste es muy tonta, la puedo manipular a mi gusto, hace todo lo que le ordeno. Me aburre.
Jehová – Fue hecha de tu costilla y sus caderas son anchas.
Adam – Quiero a Lilith de vuelta. Cuando estoy sobre Eva, su cuerpo se transparenta y la carne de Lilith me llena el deseo.
Jehová - ¿Y si regresa? ¿Qué haremos con tu nueva esposa?
Adam – Será la criada, le gusta limpiar todo el día. Va al río y contempla su rostro, se arregla el cabello, no le interesa el aullido de los lobos.
Jehová – Es imposible. Si regresa, Lilith será condenada y su cuerpo destazado.
Adam – Pero, padre…
Jehová - ¡Pusilánime! Te di todo, soplo, tierras, ganado. Pastoreo de una tribu de incompetentes que nunca se rebelan, te enseñé a usar la azada y el arco. Los tormentos más sutiles para destruir enemigos. Poder, eso es lo único que vale antes de la muerte. Lo desprecias añorando el sexo húmedo de una ramera.
Adam – Padre. No entiendo este reino. ¿Por qué debo guiar a humildes pastores para que te adoren y sacrifiquen sus animales? ¿Por qué camino y bebo agua por las mañanas si cuando llega el ocaso tengo siempre una sed más allá del agua?
Jehová – Tu existencia tiene un propósito.
Adam -¿Cuál?
Jehová – Es un misterio que te será revelado algún día.
Adam – Eso me has dicho desde que tengo memoria. Pero las crónicas mencionan que después del gran desastre en el que toda la población murió a causa del gran fuego cósmico, surgiste de entre un pueblo de mendigos y asesinaste a la gran sacerdotisa lunar. Ahora sólo podemos escuchar la historia contada por tus heraldos y nos niegan el contacto con los bardos que cantan fuera de las murallas.
Jehová - ¿Y qué? ¿Deseas saber que ocurrió antes de tu nacimiento? ¿De qué te serviría? Te he dado una misión en la vida, sé pastor de pueblos y propaga mi palabra.
Adam – Señor, tu palabra es aliento de carroña. ¿Crees tú en una fuerza superior? Es decir, ¿Quién te creó a ti? ¿Quién te dio ese poder? ¿Por qué usas afeites a diario para no envejecer?
Jehová – Soy el pensamiento que se piensa a sí mismo.
Adam – ¿Entonces para que necesitas que te adoremos? ¿Por qué comes las reses y defecas como nosotros? Te han visto llorar detrás de los telones y te arrancas la melena. ¿Es acaso el hombre una pasión inútil? ¿Es por eso qué necesitas campos donde tus ángeles cercenan las cabezas de miles de niños al día?
Jehová - ¿Para qué responderte? Ve con tu Eva y préñala. Tus hijos serán mis siervos y me mantendrán. Deja de pensar, sólo te conducirá a la locura. Adórame y enseña a tus hijos a temerme. Destroza la tierra, trágatela toda y cuando se acabe, otros vendrán a defecar una y otra vez. La vida no tiene sentido, pequeñito, excepto para el que manda y aún así mira como día con día sus carnes se ponen flácidas. Mas te prohíbo, hijo, que divulgues esto. Los siervos se verán asustados y no sabrán que hacer con sus vidas. Necesitan una mentira para soportar su presencia.
Adam – Para mí, esa mentira fue Lilith. Ella conoce algo de ti, padre. Por eso no te atreves a mirarla de frente y la odias tanto.
Jehová - ¿Te lo dijo?
Adam – Nunca. Siempre me despreció porque no sabía lo que el arroyo cantaba.

Jehová – Sin ella la vida no tiene razón de ser. Quizá algún día ella encuentre también su castigo cuando descubra que su razón de vida es sólo humo.
Adam – Hasta el final de mis días les enseñaré que tú eres la vida y la esperanza. El problema es que mi camino no encuentra sino sombras grises.
Jehová- ¡Lárgate ya! Muere bien y deja de importunar con tus quejidos.
Entra Sensenoy con las cabezas de sus hermanos. Cada una en una pica. Cansado, las clava en el suelo. Se arrodilla ante Jehová.
Sensenoy – Aquí están los restos de los que te sirvieron mal. Ella escapó. Y yo te ofrezco mi vida pues no supe cumplir. Mi cuerpo está sucio de semen y barro. Cúmplase tu voluntad.
Adam - ¡Todo ha terminado!
Jehová – Ella se fue…con mi nombre en los labios. Contemplemos la obra del deseo.
Sensenoy – El amor no es sino una pesadilla.
Jehová – (Exhausto) El amor debe prohibirse de inmediato.
Sensenoy – El amor es un sueño vil.
Adam – El amor no existe.
Jehová – Existe. He ahí el polvo.
Se miran.
Nada revolotea.
Oscuro.
XIV


Gilgamesh – Tengo que irme.
Lilith - ¿Estás furioso conmigo? Perdóname, no sé que sucedió.
Gilgamesh – Pensé que eras una mujer de verdad. Tu fama había alcanzado a mis oídos.
Lilith – Dame tiempo, quizá esté cansada.
Gilgamesh – Dijiste que yo era tu razón, que era la luz que esperabas para acceder a los océanos. Mentirosa.
Lilith - ¡No, amor mío! Es verdad, quizá seas tan grande que tiemble y no pueda moverme frente a ti.
Gilgamseh – Me aburres. Entiende que ya he perdido la sonrisa. Esa serpiente se llevó la eternidad.
Lilith – Yo puedo ser la llama que reemplace tal pasión.
Gilgamesh – Ni siquiera respondes a mi abrazo. Irá a beber más, ya se me agotó la cerveza de abeto y miel.
Lilith - ¿Iremos al mar?
Gilgamseh – No quiero saber nada del mar. Estoy de luto, si deseas asir mi brazo, bien, si no, regresa a tu jardín perfumado.
Sale.
Lilith - Siete años soñando con él. Siete años esperando su pecho de nácar y su licor venenoso como un pino de cobre. Y mi cuerpo no responde. ¿Por qué Lilth? ¡Yo qué he copulado con dragones y he dejado exhaustos a los tigres que bebieron entre mis piernas! ¡Yo que satisfice a las hetairas del fondo marino! Yo que deseé al más excelso de los héroes, al dios vivo y cuando lo tuve entregado, anhelante, no pude…mi cuerpo no respondió.
Creí que iba a sonreír como los pájaros del Indo. Sin embargo, sólo me duelen sus borracheras y cuando habla de…de ese Enkidu, y llora sangre y recuerda sus brazos que lo poseyeron yo no puedo sostener mis sueños.
¿Por qué es tan vulgar? ¿Dónde está ese héroe que recorría los imperios en busca de su flor? ¿Dónde está su canto terrible? Sólo veo a un hombre brutal y caído. Un hombre que mira a la muerte cercana y ríe mientras bebe. ¿Por qué no me siento contenta? Por fin lo tuve, por fin mi sueño se abrió hacia un páramo delicado y en lugar de narcisos, encontré cenizas.
Todos mis pasos y mis cantos hablaban de su cuerpo, mi vida entera tenía sentido alrededor de una esperanza que nombré amor. Ahora, ¿dónde está el universo?
Cae herida.

XV
Sensenoy - Después de morir ¿qué?
El flujo de conciencia va a la peste de la nada
El flujo de conciencia se reprime en un sueño de átomos ignotos
El flujo de conciencia hacia los lobos, hacia la tuerca que llora óxido
El flujo de conciencia en un tapón de fuego, en un barril sin vino, en una borboleta
El flujo de los flujos y de cabeza el vidrio y los cristales que no fueron pero son
Y la conciencia en el respiro exhausto, ya descansa, sin errores de presencia
Y la conciencia apegada a lo probable y lo imposible y la mierda imbricada del yo
Se corta la lengua con la espada

XVI

Lilith – Queda una salida, una salida. Fornicar con el amor de mi vida y volverme humo. Sin pensar en él, únicamente entregarme al sueño, a la ilusión en un cuerpo irrigado por mentiras. Morir en el orgasmo y no despertar después. Renunciar al fénix y a las playas. Ay, mi amor escogió la tiniebla.
¿Amor?
Ya es hora de matar a ese pequeño, despertar mi buen pasado ultravampírico, con agujas coser las ilusiones, un feto suplicante y atisbo de agonías
¡Arroja, mísero remedo de poeta, tu corazón a los perros!
Vil símbolo de algo inexistente y deja enarcado rojo pellejo a ritmo infame.
¿Llorar? ¡Invoca mejor a la lujuria! Las carcajadas tienen nombres de alcaloides.
Brinda sobre tersos pezones mientras las trompetas vomitan guerra y mutilados.
No se puede ser el Diablo sin amar al hombre mejor desprécialo y sé Dios.
Hay demasiadas carnes en forma de hombre, desechos finos con aroma a glande pútrido.
Embriágate en sus bocas que saben mentir a dulces besos y luego disuelve sus entrañas con tolueno. Te encontrarás, Lilith, con un vacío y una telaraña carente de silencios.
Tal vez en la negrura bajo la alfombra estelar de la nostalgia saques la caja terciopelo que contuvo tu alma y gimas un réquiem por tu niño.
¡Pero hoy se abre el capullo y emerjo rutilante de la linfa como una horrible mariposa negra!
Lúgubre. Escamosa.
Con una enorme mueca que se ríe de los idiotas que todavía se creen eso de los sueños.
Entra Gilglamesh
Gilglamesh – ¿Sigues? Estoy un poco ebrio. Descubrí la guarida de una leona en aquella ladera. Creo que está en celo. Irá en cuanto terminé con este barril.
Lilith – Antes, tómame.
Gilgamesh - ¡Por favor! ¿Para qué? ¿Para qué tiembles y llores? ¿Para que tus manos se crispen en una luna de palidez serena y me duerma de aburrimiento con tu llanto?
Lilith – Esta vez será la última. Encontré la fuente de mi vida.
Se desnuda.
Lilith - ¿Te gusto?
Gilgamesh – He visto mejores cuerpos en aceite.
Lilith – Cierra los ojos, Gilgamesh y te diré que eres tú la causa de mis desvelos y que soñé contigo antes del mundo.
Gilgamesh - Tus manos son frescas. ¡Ah! Prefería las de los esclavos nubios, pero las mujeres a veces saben también…

Lilith – Mi manto es un fuego estelar muy azul. Prueba mi boca. Hay un regalo que formó Natura para que yo hablara con las aves y cascadas. Eres tú.
Luego, nuestras vidas son poesía, magia. Tú y yo. Tanto Amor Callemos. Por que estamos sintiendo.
Gilgamesh - ¡Ah! Me matas, detente, es demasiado…

Lilith – Es la única salida, volverse humo mientras haces el amor con el ser que te arrebató la calma.
Gilgamesh - ¡Es demasiado! Detente un poco. ¡Ah! Cuchillos en mis testículos, sombras afiladas en mi vientre.
Lilith - Volverse humo al hacer el amor con el amor de tu vida.
Gilgamesh – El sol que atraviesa los tumores, la carne infectada por el peso del tiempo en una desnudez sudorosa, ¡Basta! ¡Basta!
Lilith – Volverse humo….
Comienza a sublimarse. Su piel se evapora, la cabellera de fuego asciende. En un vapor seco y amoroso, Lilth se vuelve humo. Gilgamesh queda exhausto, sin alma.



Autor Mario Jaime:
registro de derechos de autor:

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