21/4/09

GRAN SLAM (tragedia al mejor de cinco actos) de Pablo Albarello
























GRAND SLAM

DE PABLO ALBARELLO


(tragedia al mejor de cinco sets)
Reg. Prop. Intelectual Expte. Nº 427621

Esta obra ha sido publicada para su difusión libre y gratuita, si bien quedan reservados todos los derechos de propiedad intelectual. El uso público de esta obra requiere el permiso del autor y a fin de recabar la correspondiente autorización dirigirse a pablo_albarello@e-pol.com.ar o palbarello@argentores.org


Tribunas de ‘court’ central, se está jugando la final de un torneo internacional de tenis. Sentados: PADRE A, MADRE A, PADRE B y MADRE B. El match se desarrolla hacia el centro de la platea. Los actores se ubicarán en dos plataformas de tres escalones formando un ángulo casi llano. Girarán la cabeza a izquierda y derecha siguiendo el juego. Escuchamos el off de los golpes acompañados por un “¡ufff!” y un “¡afff!” del TENISTA y de su contrincante ruso. Se escuchan aplausos al final de cada punto.

I
(PADRE A y MADRE A en el centro de la plataforma de la derecha, PADRE B y MADRE B en el centro de la de la izquierda)
PADRE A (impecable uniforme de tenis, actitud de entendido): Un mix de trabajo y resistencia, con rutinas específicas de velocidad, preferiblemente en cancha y sin pelota…
(los demás aprueban, giran la cabeza a izquierda y derecha, se escuchan los golpes y los ¡uff y los afff! de fondo)
PADRE A: Una labor de incentivación, para que el propio jugador se concientice y observe su rendimiento…
(ídem)
PADRE A: Descubrir el instante en el que se puede exigir y en el que uno debe decidir un descanso…
(ídem)
PADRE A: Potencia, agilidad, energía de desplazamientos…
(ídem)
PADRE A: Pero obviamente todo es mental…
(Se escuchan aplausos del final del punto, PADRE A, PADRE B, MADRE A y MADRE B aplauden. APAGON. Durante cada breve apagón aumentará en intensidad el sonido de los golpes y los ¡ufff! y los ¡afff! de los contendientes)

II
(PADRE A, MADRE A, PADRE B, MADRE B en la misma posición y actitud)
PADRE A: Un enfoque general aeróbico, energizante y de fuerza máxima…
(los demás aprueban, giran la cabeza a izquierda y derecha, se escuchan los golpes y los ¡uff y los afff! de fondo)
PADRE A: Yendo al área de los sistemas de tracción, cuando se mejora el rendimiento aeróbico se requiere una alta intensidad de esfuerzo.
(ídem)
PADRE A: Velocidad y reacción, velocidad y reacción (señala su cabeza) ¡Pero, repito, todo es mental!
(ídem)
PADRE A: Obrar en función al tiempo y al objetivo a cumplir (perdiendo convicción) ¡Y… y… y por su puesto subir a la red!
MADRE A (sobresaltada): ¿Qué dijiste?
PADRE A: ¡Nada!
MADRE A: ¿Qué dijiste?
PADRE A: ¡Te repito que nada!
MADRE A: ¡Dijiste ‘y por supuesto subir a la red’!
PADRE A: ¿Y?
MADRE A: ¡Dijiste y por supuesto subir a la red, Hugh!
PADRE A: Dije “y por supuesto subir a la red” ¿Y qué?
MADRE A: No sé. ¿Qué, no está subiendo?
PADRE A: ¡Sí que está subiendo!...
MADRE A: ¡Pero dudaste!
PADRE A: No dudé
MADRE A: Dudaste, Hugh, dijiste ‘y por supuesto subir a la red’ y dudaste
PADRE A: ¡Delfina... te pido por favor! (Pausa)
MADRE A: Explicame
PADRE A: No dude, lo que pasa que hoy...
MADRE A: ¿Hoy? ¿Hoy?
PADRE A: No lo veo enfocado
MADRE A: ¡¿Cómo que no lo ves enfocado?!
PADRE A: No lo veo enfocado. Está plantado en el fondo.
MADRE A: Si vos dijiste que jugara en el fondo.
PADRE A (impacientándose): ¡Que jugara en el fondo si el otro le buscaba el revés, Delfina, por favor no empecés! (Pausa)
PADRE B: Y bueno, en una de esas el pibe...
(PADRE A y MADRE A giran la cabeza y lo fulminan con la mirada, PADRE B enmudece. Giran la cabeza a izquierda y derecha, se escuchan los golpes y los ¡uff y los afff! de fondo)
MADRE A (a PADRE A): ¡Así lo terminás confundiendo!
PADRE A: ¡Por favor!
MADRE A: Me confundís a mí, no lo vas a confundir a él.
PADRE A: El sabe.
MADARE A: El no sabe, tesoro. El es un chico: en setiembre cumple 17.
PADRE A: ¡POR FAVOR, DELFINA! (intentando amabilidad) ¡Me sacás del partido!
(Pausa, giran la cabeza a izquierda y derecha, se escuchan los golpes y los ¡uff y los afff! de fondo)
MADRE B (a PADRE B, susurrante): ¡Te dije que no tenías que hablar!
PADRE A: ¡Son tarados!
MADRE B: ¡A ver si ocurre una desgracia!
PADRE B: ¡Ta-ra-dos!
MADRE B: ¡No seas bruto! Es algo que exige concentración.
PADRE B. ¡Vos qué decís, si no entendés ni apio!
MADRE B: No viste que en todo momento tienen que estar atentos. Mirale las caras. A mí me pone los nervios de punta.
PADRE B: Los pelos
MADRE B: ¿Qué?
PADRE B: Que se dice ‘los pelos’ de punta.
PADRE A (reaccionando): ¡POR FAVOR!
VOZ EN OFF DEL ARBITRO: ¡Silence, please!
(Giran la cabeza a izquierda y derecha, se escuchan los golpes y los ¡uff y los ¡afff! de fondo)
APAGON

III
(MADRE A se desplazó encima de MADRE B y PADRE B al centro de la plataforma izquierda, les habla por sobre el hombro. En el extremo inferior derecho de la plataforma derecha quedó PADRE A. Se escuchan los golpes y los ¡uff y los ¡afff! de fondo)
MADRE A: Atención.
MADRE B: ¿Qué?
NADRE A: Concéntrese, mi amor.
MADRE B (agitada): ¿Qué va a pasar?
MADRE A: Hay que estar atentos...
MADRE B: ¿Por?
MADRE A: Es el break point. Ahora Ramiro le va a quebrar el saque.
MADRE B: ¿Y eso es importante?
MADRE A: ¡Obvio!
(PADRE B, malhumorado, se pone unos lentes para leer, extiende un mapa rutero, lo estudia. Se siguen escuchando los golpes y los ¡ufff! y los ¡afff!. Aplausos de final de punto)
MADRE A: ¡Qué le dije! ¡Ahora aplauda!
MADRE B: ¡Ay qué suerte!
(MADRE A y MADRE B aplauden con entusiasmo)
MADRE A: ¡Subir a la red!... Este Hugh es un paranoico: si fuera por él, el nene no debería perder un solo punto (observando a PADRE B) ¿Qué hace?
PADRE B (hosco): Miro un mapa.
MADRE A: Ah, un mapa… ¿Y para qué?
PADRE B (apartando a MADRE A): ¿Me permite? (a MADRE B) Lo que yo digo es esto: nosotros entramos por Acceso Norte, ¿no?, este es el camino del Buen Ayre, después hay que agarrar Camino de Cintura, ves, hay que dar la vuelta por acá, tomamos este desvío y acá está lo de tu prima.
MADRE B: No me mostrés porque no entiendo nada.
PADRE B: Lo que yo digo es que de vuelta pasemos por alguno de esos supermercados grandes que hay por acá, a ver si consigo las latas de pintura para el techo, nada más.
MADRE B: Nos vamos a perder
PADRE B: ¡No nos vamos a perder!
MADRE A: ¡Pintura para el techo, qué divino! (a PADRE A) ¿Escuchás, Hugh?
(El PADRE A, absorto en el partido, no le contesta, MADRE A se incorpora, va hacia él)
MADRE A: ¿Escuchás o no escuchás?… Dijo pintura para el techo.
PADRE A: ¿Y con eso qué?
MADRE A: No sé, por ahí es la forma de hablar que tienen, son tan… son tan… (se queda mirando a PADRE B y MADRE B) folklóricos.
(Entra la NOVIA DEL TENISTA con dos paquetes grandes de papas fritas y una latita de gaseosa, le da las papas fritas a PADRE B, se queda con la gaseosa, que toma con una pajita)
MADRE B: ¿Por qué tardaste? Entre tanta gente te podés perder.
NOVIA DEL TENISTA: ¡Ay mamá, por favor!
PADRE B (reaccionando): ¿Y esto qué es?
NOVIA DEL TENISTA (por lo bajo): No hay
PADRE B: ¿Cómo que no hay?
NOVIA DEL TENISTA: ¡Cortala, papá!
PADRE B: ¿Un sanguche de milanesa, qué tiene de malo un sanguche de milanesa, digo yo? Milanesa, pan, tomate, mayonesa. ¿A ver, y por qué no hay?
NOVIA DEL TENISTA: ¡Bajá la voz y cortala! ¡No es la onda!
MADRE B (que agarró las papas fritas y las estudia): ¡Te va a atacar la vesícula!
PADRE B (se las arrebata): ¡Dame eso!
(PADRE B abre una bolsa, mastica ostentosamente)
PADRE B: ¿Y cuánto tiempo va a durar esta cuestión?
(PABRE A y MADRE A se absorben en el juego, MADRE B los mira de reojo, se muerde las uñas)
MADRE B: ¡Shht! No ves que volvieron a concentrarse.
PADRE B: ¡Ta-ra-dos!
MADRE B: Si no entendés, no podés opinar
PADRE B: No tengo que entender para saber lo que digo (a PADRE A y MADRE A) ¡Yo lo que tengo es HAMBRE, APETITO, NO SÉ SI SOY CLARO! ANOCHE CUANDO LLEGAMOS ALGUIEN NOS IBA A INVITAR A CENAR Y HOY A ALMORZAR...
PADRE A (explota): ¡SE VA A CALLAR DE UNA VEZ!
PADRE B (incorporándose, enfrentándolo): ¡Quién dice que me tengo callar! ¿Vos me vas a hacer callar a mí?
PADRE A (retrocediendo): ¡No sea confianzudo, quiere! ¡No me tutee!
VOZ EN OFF DEL ARBITRO: ¡Silence, please!
(MADRE A de golpe da un salto, se incorpora, se bate el pelo, agarra del brazo a la NOVIA y sonríe hacia el frente)
MADRE A: ¡Vení, ahora sí!
NOVIA: ¿Dónde?
MADRE A: ¡Nos toma esa, ponete derecha! ¡Tendrías que haberte venido con algo más presentable!
MADRE B (se incorpora, va hacia su hija): ¡Yo le dije: la solerita roja! ¿Te dije o no te dije que te pusieras la solerita roja?
NOVIA: ¡Basta, mamá!
MADRE B (mientras busca en un bolso un cepillo para el pelo y va sobre su hija): ¡No hacen caso, una habla y es como si pasara un carro!
MADRE A (se pone unos anteojos para sol, apartando a MADRE B): ¡Córrase, mi amor!
MADRE B: Con dos pinzas te emprolijo el peinado...
MADRE A (empujándola para que no entre en cuadro): ¡SALGA, LE DIGO!
MADRE B (mientras MADRE A y LA NOVIA DEL TENISTA hacen poses, inocente): No sé que les pasa a las chicas hoy en día, es esa moda que se impuso ahora, vio. Una las ve por al calle, lindas chicas, rubiecitas, cinturitas de avispa y parecen pordioseras. Ni siquiera se pintan. Con esos vaqueros de tiro bajo que usan debajo de la cadera, parecen hombres. Mire si una iba a salir a la calle así en nuestra época.
(PADRE A impaciente con el TENISTA, se incorpora de un salto)
PADRE A: ¡ANIMAL!
MADRE B (se espanta): ¿Qué pasó? ¿Qué pasó?
PADRE A: ¡ASÍ NO! ¡CON EL MOVIMIENTO MISMO ACOMPAÑÁ LA PELOTA! (comienza a hacer el movimiento de los golpes) Tenés que buscar la paralela. ¡Fijate en la jugada! Te perfilás, acomodás el torso y buscás la paralela…
(Pausa de unos segundos, giran la cabeza a izquierda y derecha, se escuchan los golpes y los ¡uff y los ¡afff! de fondo)
PADRE A: ¡LAS PIERNAS, LAS PIERNAS, MOVÉ LAS PIERNAS! ¡Por el amor de Dios! ¡Parece enyesado!
APAGON

IV
(PADRE A en el extremo superior izquierdo de la plataforma izquierda, camina nervioso. PADRE B, sobre el extremo derecho zona central de la plataforma derecha, traga un super pancho mientras estudia el mapa, MADRE A y MADRE B, están sentadas muy juntas en el centro, abstraídas en el partido, la NOVIA DEL TENISTA, al borde de la cancha en diálogo íntimo con el TENISTA)
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: Sí. Después, a eso de la una fuimos a tomar algo.
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: No, a ese que está en Bartolomé Mitre, casi Paraná: el del subsuelo. No me acuerdo como se llama.
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Nada que ver, no, estás perdidísimo, Rami: ese es el de Palermo!... Yo digo el que está cerca de la vía, a tres cuadras de la avenida.
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: Por puente Pacífico
OFF DEL TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: Ese
OFF DEL TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: Vanesa, Romina, el primo que vino de México, Sole con el novio... Ah, sí y Karen...
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¿Por?
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Nada que ver! ¡Me pasó a buscar Romina, nene!
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Llegamos a eso de la una, ya te dije!
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Es que te hablo y parece que vos no escuchás!
OFF DEL TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: Si los conocés. Sole está re-casada.
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¡No! El chico es re-tímido… no habla, para mí le falla algo.
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: No, eso fue después, cuando tocó la banda, Sole y el novio se quisieron ir.
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Nada que ver, Ramiro! ¿Qué te pasa? ¿Estás celoso?
(PADRE A pega otro salto, disgustado vuelve a parodiar movimientos)
PADRE A: ¡NO TE CONCENTRÁS! ¡ESTÁS CON LA CABEZA EN CUALQUIER PARTE! ¡Ahí tenés que pegar plano, usar el centro de la raqueta!
OFF ARBITRO: ¡Silence, please!
MADRE B (a MADRE A): ¡Se nota que entiende!
MADRE A: ¿Quién?
(MADRE A comienza a retocarse el maquillaje)
MADRE B: Su marido. Se nota que entiende. Debe haber jugado muy bien en su juventud.
MADRE A: Nunca
MADRE B: ¿Cómo dice?
MADRE A: Nunca, que no jugó nunca
MADRE B: No entiendo
MADRE A: ¿Habla de Hugh?
MADRE B: Sí
MADRE A: Y bueno, le estoy diciendo que no jugó nunca. Es un inútil para los deportes.
(Pausa, giran la cabeza a izquierda y derecha, se escuchan los golpes y los ¡uff y los ¡afff! de fondo)
MADRE B: Pero por la forma en que habla, ¿no? Digo, pareciera…
MADRE A: ¡Pareciera!
MADRE B: Además ese conjunto que lleva.
MADRE A: ¡Eso sí, ve: le queda pintado!
MADRE B: Y sí, así tostado parece de una publicidad de la tele.
MADRE A: Se mantiene bien. Le hago hacer una dieta macrobiótica. El año pasado estaba más delgado.
MADRE B: Pero si es un palo. Mírelo al mío.
MADRE A: Bueno, no es lo mismo, ustedes son otra clase de gente, están en otro rubro ¿Su marido a qué se dedica?
MADRE B: Electricidad del automotor. Antes trabajaba en el ferrocarril.
MADRE A: Ve lo que le digo. En cambio en este ambiente, y más al nivel de los top ten, es importante la buena presencia, el aspecto físico.
MADRE B: Me imagino... Y por qué se hace pasar por entrenador
MADRE A: ¡Ay, usted me cae bien: parece criada adentro de un potus!
MADRE B: ¿Por?
MADRE A: ¿Sabe el dinero que hay en juego acá? Para que tenga una idea, Ramirito produce 950 mil dólares al año. ¡Entrenadores, managers, preparadores físicos, my Good!… ¡Al primer descuido una se queda en la calle!
MADRE B: ¿A sí?
MADRE A: Lo seguimos hasta para ir al baño.
MADRE B: Hace bien, hay que estar cerca de los hijos. A la nena, cuando iba a las clases de folclore la hacía acompañar por el hermano, si no estaba él siempre la acercaba Rubén en la camioneta. Una nunca sabe los peligros que hay en la calle (le muestra una foto) este es Yeison Ariel, el mayorcito, maneja un remis... Los hijos son para sufrir ¿no?
(La NOVIA DEL TENISTA, estalla)
NOVIA DEL TENISTA: ¡Qué decís, nene!
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Basta! ¡No entendés nada!
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Ramiro, cortala! ¡No seas tarado, no me gusta cuando te ponés así!
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA (lloriquea): Me estás lastimando. ¡Yo no soy cualquier cosa!
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Qué culpa tengo si no querés salir, si no armás ningún programa!
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: Sos un antisocial.
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: Yo no te recrimino nada. Vos sos el que me ataca.
OFF TENISTA: ¡ufff!
NOVIA DEL TENISTA: ¡YO NO TE RECRIMINO NADA! ¡ESO ES TOTALMENTE INJUSTO!
OFF TENISTA: ¡UFFF!
NOVIA DEL TENISTA: ¡BASTA! ¡VOS ME ESTÁS LASTIMANDO A MÍ!
(La NOVIA DEL TENISTA no puede seguir hablando, se incorpora PADRE B y se aproxima)
PADRE B: ¿Qué te dijo?
NOVIA DEL TENISTA: ¡Vos callate, papá!
PADRE B: ¡Quiero saber qué te dijo!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Por favor, no te metas!
PADRE B: ¡Que no me meta! Me hacen venir de Carlos Casares, estoy durmiendo en el living de la casa de tu tía, hace dos días que no como y querés que no me meta!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Dejame en paz!
PADRE B (la agarra de un brazo, amenazante): ¡Decime que te dijo!
NOVIA DEL TENISTA: Rompimos
PADRE B: ¡Cómo que rompieron!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Te dije que no te metas!
PADRE B (se le va al humo al TENISTA): ¡YO TE VOY A DAR, PIOJOSO! ¡VOS TE CREÉS QUE LE VAS A HABLAR ASÍ A MI HIJA! ¡YA MISMO TE DISCULPÁS!
VOZ EN OFF DEL ARBITRO: ¡Silence, please!
(La NOVIA DEL TENISTA y MADRE B lo contienen)
PADRE B: ¡YA MISMO TE DISCULPÁS, SOS SORDO!
MADRE B: ¡Controlate, Rubén!
PADRE B: ¡TE DISCULPÁS!... ¡ZAPARRASTROSO!
MADRE A: ¡No haga papelones que están jugando el ‘Tie Break’!
PADRE B: ¡Me importa un carajo el tai-chi! ¡Que suspendan!
MADARE A (nerviosa): ¡Qué divino, que suspendan! (sonríe a la cámara, amanerada): ‘Tie Break’, se dice ‘Tie Break’. ¡Esta gente de provincia!
PADRE B: ¿Qué de provincia?
MADRE A: ¿Sorry, no vienen de la provincia?
MADRE B (ingenua): De Carlos Casares, sí, pero yo soy nacida en Villa Mercedes, San Luis.
PADRE B (cortando a MADRE B): ¡Pará, pará, mamerta! (a MADRE A) ¿De Carlos Casares, sí, y que hay con eso?
MADRE A: Nada
PADRE B: ¡Pero qué se hacen los culo puntudo, sí ustedes son de José C. Paz, del barrio mi cuñada!
PADRE A (acercándose): ¡De ‘Los Alerces’, mi viejo!
PADRE B: ¿Qué alerces?
PADRE A: ¡Los Alerces, el country, el barrio cerrado de José C. Paz!
PADRE B (burlón): ¡El country, el barrio cerrado! ¡Si viven a dos cuadras de lo de la Elsa.
(PADRE A le arrebata el mapa a PADRE B)
PADRE A: Veamos: Amancio Pellegrino al 700, aquí está. Esa pariente suya si no escuché mal vive al 500.
PADRE B: Sí ¿Y con eso qué?
PADRE A: ‘Los alerces’ comienza al 600, por lo tanto nosotros estamos adentro, su cuñada afuera.
PADRE B: ¡TOMÁTELAS, PIOJO RESUCITADO!
MADRE B: ¡Controlate, Rubén!
PADRE B: ¡Pero mirá los aires que se dan la rubia oxigenada y este hambriento!
VOZ EN OFF DEL ARBITRO: ¡Silence, please!
(La NOVIA DEL TENISTA y la MADRE B calman al PADRE B. Vuelven a sentarse como al inicio, PADRE A y MADRE A en la tarima de la derecha, PADRE B y MADRE B en la de la izquierda, la NOVIA DEL TENISTA en el centro, giran la cabeza a izquierda y derecha, se escuchan los golpes y los ¡uff y los ¡afff! de fondo)
PADRE A: Potencia, agilidad, energía de desplazamientos…
(Excepto PADRE B, los demás aprueban, giran la cabeza a izquierda y derecha)
PADRE A: Un adiestramiento reflexivo de los reflejos…
(ídem)
PADRE A: Buenas piernas y una técnica depurada son la base…
(ídem)
PADRE B (se incorpora): ¡Yo me voy!
APAGON

V
(Luz. PADRE B encima de PADRE A, lo tiene por el cuello, MADRE A, MADRE B y LA NOVIA DEL TENISTA intentan separarlos)
PADRE B: ¿Qué me tenés que decir?
MADRE A: ¡SEÑOR!
MADRE B: ¡Ruben, soltalo!
PADRE B:¡Dale, hablá, te escucho!
PADRE A: ¡Agggh! ¡Suélteme!
MADRE B: ¡Soltalo, Ruben, soltalo, por el amor de Dios, no sos vos cuando te enloquecés!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Basta papá!
PADRE A: ¡Suélteme!
APAGON

VI
(Luz. Lograron separarlos, el PADRE A está junto a la MADRE A que se interpone, la MADRE B y la NOVIA DEL TENISTA retienen al PADRE B)
PADRE A: ¡Resentido social!
PADRE B (poniéndose la camisa adentro del pantalón): ¡Callate, cagón!
PADRE A: ¡Grasa!
VOZ EN OFF DEL ARBITRO: ¡Silence, please!
(el PADRE B vuelve a írsele al humo, la MADRE B y la NOVIA DEL TENISTA lo retienen)
PADRE B: ¡Dejame, que estoy hablando con el señor!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Pará, nene!
MADRE B: ¡Por favor, basta Rubén!
PADRE A: ¡Lo voy a denunciar!
PADRE B: ¡Y yo te vos a bajar esos dientes postizos de Carlos Perciavale que tenés!
NOVIA DEL TENISTA (estallando): ¡BAS-TA!... Lo que están haciendo es una vergüenza. ¿No ven nada? ¿No entienden? … ¡Por qué no nos dejan en paz! ¡Por qué no nos dejan vivir, digo yo!... ¿Saben lo que le pasa a Ramiro? ¿Alguna vez le preguntaron? ¿Me preguntaste a mí, mamá, qué siento, que me está pasando? (MADRE B se acerca a la NOVIA DEL TENISTA, la toma por los hombros, la NOVIA DEL TENISTA la rechaza) Son unos mezquinos, son egoístas. Deberían avergonzarse (al PADRE A) Señor: ¿sabe lo que me dijo Ramiro ayer, sabe cual es su sueño?: ir a Orlando al estreno de la “Guerra de las Galaxias IV” y compartir una cena con el elenco... No somos muñecos, no somos videogames: él es un chico como cualquiera, tal vez lo único que necesita es estar tranquilo, para pensar, para descubrir lo que quiere…
(PADRE A y MADRE A y PADRE B y MADRE B, que al principio habían acusado recibo del reclamo, paulatinamente se dejan llevar por las alternativas del partido, comienzan a girar la cabeza a izquierda y derecha, se escuchan los golpes y los ¡uff y los afff! de fondo)
NOVIA DEL TENISTA: …Sin tantas presiones, sin tantos mandatos. Es difícil saber hacia dónde ir y encima ustedes hacen todo lo posible para que nunca lo descubramos... ¿Qué le preocupa al joven hoy, eh? ¿Cuáles son sus desvelos?... La adolescencia es una etapa crítica caracterizada por profundas transiciones en la conducta emocional… Necesitamos apoyo, necesitamos orientación… Yo necesito que me ayuden… él necesita… que lo ayuden…
(La NOVIA DEL TENISTA también empieza a ser atraída por el partido, poco a poco se distrae de lo que está diciendo)
NOVIA DEL TENISTA: No que pongan… obstáculos…. Terminar… con las… terminar con las... Para, poco a poco… para intentar…. para encontrar la forma… la forma de … para intentar… ser… felices…
(Finalmente todos se abstraen en el partido, se escuchan los golpes y los ¡uff y los afff! de fondo. PADRE A comienza a sufrir, no puede creer lo mal que está jugando el TENISTA, hace gestos cada vez más apremiantes, está a punto de estallar, MADRE A intenta contener la explosión)
MADRE A: ¿Rami, Rami, baby, qué sucede?… Rami tu padre tiene razón ¿Estás desconcentrado?
PADRE A: ¡Animal!
MADRE A (conteniendo a PADRE A): ¿Qué pasa? ¿Te preocupa algo? Contame. Vamos hijo, estás raro, yo sé que te pasa algo… Te estoy pidiendo que hables, no seas chiquilín, Ramiro… Hijo, tu padre y yo estamos haciendo un gran esfuerzo por saber qué te pasa, es necesario que te comuniques…
PADRE A (se agarra la cabeza): ¡Está parado!…
MADRE A: Recordá que somos un equipo de trabajo Ramiro y en todo equipo lo que prima es la franqueza, la sinceridad… Si callás hijo no estás siendo sincero y eso es muy molesto Ramiro. Es muy molesto y muy injusto porque eso indica que no sos agradecido con todos los esfuerzos que hace tu padre, con todos los esfuerzos que hago yo, Ramiro (cambiando) TE PIDO, TE EXIJO QUE REVEAS TU ACTITUD…
PADRE A: ¡Es un fracaso! ¡Peor: es un mediocre!
MADRE A: …No tenés ningún derecho ha comportarte como lo estás haciendo, es estúpido, es necio (cada vez más alterada) Además quiero recordarte que hubo un acuerdo, Ramiro. Tu padre y yo cumplimos al pie de la letra y vos estás violando ese acuerdo. Es una burla, Ramiro y no tenés derecho a borrar con el codo lo que escribiste con la mano. Es ingrato tener que recordarte todo lo que nos debés. Nos debés mucho, Ramiro. Sin nosotros serías un pobre chico sin futuro, sin una carrera de la que sentirte orgulloso, Ramiro (incorporándose) ESTOY PERDIENDO LA PACIENCIA…
PADRE A: ¡No le hablés más!
MADRE A: …Te estás comportando como un imbécil, me sacás de quicio, Ramiro y eso no te lo voy a permitir, nos estás insultando y no lo voy a permitir. DE UN MOCOSO CONSENTIDO NO LO VOY A PERMITIR…
PADARE A: De un analfabeto.
MADRE A: Eso, de un analfabeto. De un analfabeto que ni siquiera pudo terminar el secundario y que lo único que sabe hacer es pegarle a una triste pelotita.
PADRE A: BASURA
MADRE A: …¿Escuchás? Tiene razón tu padre, sos una basura, una inmundicia. Hace tiempo que no te soporto, no te puedo ver. Ya no puedo escucharte.
OFF TENISTA: ¡Ufff!
MADRE A: ¿Qué sos: un perro, una especie de oso panda salvaje?
OFF TENISTA: ¡Ufff!
MADRE A: NI SIQUIERA TE EXPRESAS COMO SER HUMANO. ¡BESTIA!
PADRE A: ¡Lo voy a internar!¡Te juro que lo voy a hacer pasar por débil mental y lo interno!
MADRE A: ¡Te recuerdo, Ramiro, que están los antecedentes de tu abuelo! ¡Vos te lo buscaste!
PADRE A: AHÍ SÍ QUE VA A MARCHAR DERECHO. LE VAN A ROMPER EL CULO A PATADAS, LO VAN A A EMPASTILLAR
MADRE A: ¡DESAGRADECIDO!
PADRE A: LE VAN A FREIR EL CEREBRO A ELECTROSHOCK, VA A TERMINAR HECHO UNA PLANTA. ESO ES LO QUE SE MERECE, POR INUTIL.
MADRE A: ¡PEDAZO DE MIERDA!
PADRE A: ¡MARICON!
(MADRE B y PADRE B y la NOVIA DEL TENISTA observan a PADRE A y MADRE A, perplejos)
APAGON

VII
(PADRE A, MADRE A, PADRE B y MADRE B sentados en el centro de las gradas hablan, se muestran distendidos, MADRE B ceba mate, hacen circular un paquete de facturas)
MADRE A: ¡A las bochas dice!... ¡Qué divino!
PADRE A: Técnicamente hablando, las bochas no es un deporte.
PADRE B: Sin embargo estuve federado seis años.
MADRE B: Tienen razón, Ruben.
PADRE B: Participé en varios torneos regionales.
MADRE B: No es un deporte.
PADRE B: ¿A ver y por qué no va a poder ser un deporte?
PADRE A: En TyC Sport nunca pasarían un partido de bochas.
MADRE B: Ves.
(La MADRE B le ofrece el mate a la MADRE A y esta lo rechaza)
MADRE A: Anécdotas hay muchas. Hugh, contale lo del año pasado, cuando pasamos del torneo de Laponia al de Miami. ¡Sabe como se le pusieron las piernas!
PADRE A: A la miseria.
PADRE B: ¿No diga?
PADRE A: Sufro de la circulación, el médico de la ATP dijo que fue un shock térmico.
MADRE A: ¡Ah no saben, con el cambio brusco de temperatura eran un solo hematoma!...
MADRE B: Lo mismo que a tu hermano.
PADRE B: ¡Nada que ver, lo de mi hermano fue por la diabetes!
MADRE B: Le tuvieron que amputar la pierna derecha, pobrecito.
MADRE A: ¡Qué horror!
PADRE A: Peor fue en Australia.
MADRE B: Cuente, cuente…
MADRE A: ¡Eso fue graciosísimo: cuando lo mordió el canguro en la nalga!
MADRE B: ¿Un canguro?
MADRE A: En Sydney, fue brutal, en octavos de final Ramiro se lesiona la espalda, lo internamos en una clínica de rehabilitación y aprovechamos para hacer la excursión con guía al desierto de Camberra que nos habían aconsejado en el Hotel. Resulta que en una parada, nos bajamos con unos alemanes, saltó un canguro de atrás de un matorral y se le prendió a Hugh en una nalga.
PADRE A: El gluteo derecho.
MADRE A (tentada): ¡No lo soltaba!… Los alemanes empezaron a mover los brazos para comunicarse con el bicho, parecían policías de tránsito y el canguro los miraba como diciendo: I’m not understand!
MADRE B: ¡Qué terrible!
El PADRE B larga una carcajada.
PADRE A: No se ría, me tuvieron que hacer injerto de piel y todo.
MADRE A: Pedimos a la Asociación Internacional de Tenis que consiguieran una vacuna antirrábica y no sabían de qué hablábamos.
MADRE B: Debe ser lindo conocer
PADRE A: Desgasta.
MADRE A: ¡Ay, no seas depre! No hay como el Primer Mundo (a MADRE B) ¡Las tiendas!... Del Roland Garros 2004 me traje del Hotel esos jaboncitos riquísimos Carolina Herrera con forma de corazón.
VOZ EN OFF DEL ARBITRO: ¡Silence, please!
(No acusan recibo)
PADRE A: Pero la comida sí que es un problema
MADRE A: ¡Ay, qué tiene que ver, Hugh!
PADRE A: Cómo que no, en Francia uno no consigue un bife de chorizo ni por equivocación.
PADRE B (aparte, a MADRE B): ¡Se roban los jabones de los hoteles, dejate de joder!
MADRE B: ¡Cortala Ruben! (a MADRE A) ¿Y con el idioma cómo hacen?
MADRE A: Yo hablo inglés y francés y Hugh maneja algo de alemán, con el italiano no hay problemas: hay que hacer terminar todas las palabras en “ini”
MADRE B: ¡Es verdad: “bambini”, “fetuchini”!
PADRE B: ¿Y usted trabajó alguna vez?
PADRE A: ¡No empiece con las agresiones, por favor!
(Vuelve la NOVIA DEL TENISTA, observa al resto con extrañeza, tiene una panza de embarazo de cinco meses, nadie parece notarlo)
MADRE A: ¡Disculpame, Hugh, pero allá se visten muchísimo mejor!
PADRE A: Depende, para mí la mujer argentina siempre fue mucho más sensual.
MADRE B (advierte la presencia de la NOVIA DEL TENISTA): ¿Qué pasa nena?
(Todos la miran, a la NOVIA DEL TENISTA se le aflojan las piernas, la MADRE A corre a sostenerla)
APAGON

VIII
(PADRE B duerme con la boca abierta. PADRE A, MADRE A y MADRE B, sentados, muy separados entre sí, la vista fija en el frente, parecen en estado ausente, la NOVIA DEL TENISTA, parada sobre el frente un poco a la derecha, las manos en el vientre, en idéntica actitud. Escuchamos el off de los golpes acompañados por el “¡ufff!” y el “¡afff!” del TENISTA y de su contrincante ruso)
APAGON

IX
(Luz mortecina. Noche, bruma. PADRE B, en el extremo superior izquierdo de la plataforma de la izquierda fríe milanesas en un calentador de camping, da vuelta una milanesa con un tenedor. MADRE B y MADRE A sentadas muy pegadas ocupan las gradas inferiores en el centro del escenario. MADRE B tiene un chal sobre los hombros. PADRE A en la plataforma derecha continúa en estado ausente. El off de los golpes y los “¡ufff!” y “¡afff!” de los tenistas se escuchan apagados)
MADRE A: ¿Ve que parecen como más lentos?
MADRE B: Iba a decirle: es verdad. Como atontados.
MADRE A: Exacto (Pausa)
MADRE B: ¿Y por qué?
MADRE A: Duermen
MADRE B: ¿Cómo que duermen?
MADRE A: Duermen
MADRE B: ¿Pueden dormir?
MADRE A: Y en algún momento tienen que descansar.
MADRE B: Es verdad (Pausa) Debe ser un gran sacrificio ¿no?
MADRE A: Y, Ramiro ha jugado campeonatos enteros enfermo.
MADRE B: ¿Con gripe?
MADRE A: Gripe, sarampión, varicela. En una ocasión, en juveniles, hubo que operarlo.
MADRE B: ¿No diga?
MADRE A: Amígdalas. Jugaba los cuartos de final en Toronto, organizamos todo: un especialista en garganta del Saint Michael's Hospital lo operó entre el cuarto y el quinto set.
MADRE B: ¡Increíble!
MADRE A: Por suerte tiene buena cicatrización.
MADRE B: ¡Pobre ángel!
MADRE A: La gente del torneo se portó de maravillas. No hay nada que hacer: saben lo que hacen… Acá somos cavernícolas (Pausa. Amarga) ¿Sabe qué creo?
MADRE B: Que
MADRE A: Que ser argentina es una depresión.
MADRE B: Ay no hable así, este es un país generoso, más para gente tan afortunada como ustedes. Tendría que sentirse agradecida: viajan por todo el orbe, tienen su casa en el country
MADRE A: ¿El country?
MADRE B: El country, el de José C. Paz.
MADRE A: Ah, el country… En realidad Hugh exageró, no es un country en el sentido estricto.
MADRE B: ¿Ah no?
MADRE A: Lo dice para que la propiedad se cotice (Pausita) Si es por mí dejaría todo y me iría a Miami…
MADRE B: ¡Miami! ¿Julio Iglesias tiene una casa en Miami, no? Verano todo el año, todo el mundo andando en patines con rueditas…
MADRE A: En roller.
MADRE B: En roller, sí…
MADRE A: Aunque no creo que consigamos vender: el terreno tiene una hipoteca del Banco Provincia, dejamos de pagar las cuotas hace tres años….
MADRE B: ¿Pero ustedes no ganan bien?
MADRE A: ¡No tiene idea lo que gastamos! Hugh viene de familia numerosa, así como ustedes: no pudientes. 15 hermanos, viven todos en Morón, tenían un desarmadero, pero lo tuvieron que cerrar. Por mes les pasamos una fortuna.
MADRE B: Que nobleza de sentimientos…
Muy lentamente entra LA NOVIA DEL TENISTA, ya tiene una gran panza de embarazo, se para de frente tomándose la cintura, sonríe al tenista.
MADRE B (señalando a LA NOVIA DEL TENISTA): Parece que volvieron a arreglarse.
MADRE A: No se confíe.
MADRE B: Es la edad, vio como son... En cierto punto, son tan inocentes. Reclaman, reclaman, como si una no supiera a cada momento qué les pasa, como si no estuviera siempre un paso adelante, ¿no?
MADRE A: ¡Tal cual!
MADRE B: El instinto de madre nunca falla. Me acuerdo cuando se hizo señorita, vaya uno a saber qué había hablado con las compañeritas, la cuestión que no se animaba a contármelo. Y no me pregunte cómo, pero yo lo supe la misma mañana que sucedió. Yo quería que lo compartiera, quería abrazarla, es un momento de tanta emoción, una siente que de pronto su nena (se conmueve) la que siempre ha estado entre sus brazos, de golpe se desprende y comienza a caminar sola por la vida… (se seca las lágrimas) Disculpe…
MADRE A: No se preocupe.
MADRE B: Y yo quería decírselo, pero ella no había caso, no hablaba, empecinada, pobre angelito… Entonces dije, voy a darle una sorpresa, un regalo que no va a borrársele mientras viva, me acuerdo. Y esa tarde me le voy al colegio a la clase de gimnasia… el de la nena, allá en Carlos Casares, antes de que se viniera para Buenos Aires, era un colegio mixto y los miércoles a la tarde practicaban pelota al cesto. Me dije, le voy a dar una sorpresa que no se va a olvidar en su vida, me subí a las tribunas, como ella estaba jugando no se dio cuenta… Y grité “Holaaaa”, interrumpieron el partido, se hizo un silencio y todos levantaron la vista. “Hola Analía, soy tu mamá y quiero compartir con todos tus amiguitos esta buena noticia: mi hija ya es señorita”… ¡No sabe como se puso: le dio un ataque de nervios, pobrecita! Empezó a temblar y después se desvaneció… La emoción, claro. Vaya uno a saber qué sucede con las hormonas y todo eso cuando los chicos se desarrollan, ¿no?
MADRE A: Rami se deprimió.
MADRE B: No diga.
MADRE A: A los 13 años, estábamos en los torneos Challenger y no había forma de hacerle tomar la medicación. Sin decirle nada con Hugh consultamos a un hipnotizador. Lo tuvimos dos años y medio hipnotizado, hasta que se estabilizó.
Lentamente suben las luces, el off de los golpes y los “¡ufff!” y“¡afff!” del TENISTA y de su contrincante ruso. El PADRE A se despierta de golpe, en su rostro paulatinamente se deja entrever que el TENISTA está mejorando ostensiblemente su juego. Se incorpora.
PADRE A: ¡Bien, Ramiro, bien Ramiro, pelotealo!… ¡Llevá el ritmo! ¡Bien, Ramiro!… Ahora tirá la paralela, el passing, bien Ramiro! (se escuchan aplausos de final de punto) ¡Hora sí, está a la defensiva!… ¡Dale con drop, bien Ramiro, ves que podés!… ¡Vamos con el drive, bien Ramiro!… ¡Ahora repetí el paralelo, bien Ramiro!….
El PADRE B lentamente se aproxima, se pliega al entusiasmo “in crescendo” del PADRE A.
PADRE A: ¡Mové las piernas, bien Ramiro!…
PADRE B: ¡Eso!
PADRE A: ¡El brazo extendido, cruzala!… ¡Bien Ramiro!
PADRE B: ¡Eso, pibe!
PADRE A: ¡Estás impactando bien, con el centro!… ¡Bien Ramiro!
PADRE B: ¡Dale para que tenga, pibe!
PADRE A y PADRE B ocupan el centro de las dos plataformas.
PADRE A: Ves que es fácil… ¡Bien Ramiro!
PADRE B: ¡Huevo, pibe!
PADRE A: ¡Bien!… ¡Dale que no sabe!…
PADRE B: ¡Dale que es ruso! (al contrincante) ¡Ruso botón!
PADRE A: ¡Ruso bolchevique!
PADRE B: ¡Zurdo comunista!
PADRE A: ¡Huevo, Ramiro, huevo Ramiro!
PADRE B empieza a cantar y el PADRE A lentamente se pliega.
PADRE B: Oooooh / Ruso sos botón / sos botón, sos botón / ruso sos botón…
VOZ EN OFF DEL ARBITRO: ¡Silence, please!
PADRE B ahora abraza a PADRE A, saltan como en una hinchada de fútbol.
PADRE A y PADRE B: Oooooh / Ruso sos botón / sos botón, sos botón / ruso sos botón…… ¡Vamos todos!...
MADRE A (atónita): ¡Hugh, qué hacés!
PADRE A y PADRE B (descontrolados): RUSO, COMPADRE, LA CONCHA DE TU MADRE / RUSO, COMPADRE, LA CONCHA DE TU MADRE…
VOZ EN OFF DEL ARBITRO: ¡Silence, please!
MADRE A: ¡Hugh!
PADRE A y PADRE B: ¡ARGENTINA! ¡ARGENTINA! ¡ARGENTINA!
MADRE A (agarra de un brazo a PADRE A): ¡Hugh! ¡Basta!
El PADRE A parece volver en sí. Rechaza el brazo en los hombros del PADRE B.
PADRE A: ¡Suélteme!
MADRE A: ¡Mirá el papelón que estás haciendo! ¡Sentate!
MADRE B (a PADRE B): ¡Tiene razón la señora, Ruben, nos van a echar!
PADRE A: No sé que me pasó (se toma el pulso en la muñeca) Se me debe haber bajado el azúcar en sangre.
El PADRE B, desconcertado, indignado, se deja arrastrar por la MADRE B.
PADRE B: ¡Sabe qué… con tipos como usted… no me extraña que el pibe sea un fracaso… usted es una vergüenza!... ¡Usted…usted no es argentino!… ¡CAGON!
APAGON

X
Dos escenas veloces. El off de los golpes y el “¡ufff!” y el “¡afff!” del TENISTA y de su contrincante ruso se escuchan muy fuertes. Cuando vuelve la luz vemos a la HIJA a punto de parir, asistida por PADRE A, PADRE B, MADRE A y MADRE B. la suben a las gradas, la recuestan.
NOVIA DEL TENISTA: ¡Aaaay!
PADRE B: ¡Apóyenla, con cuidado!
MADRE B: ¡Relajate, mi amor!
PADRE A: Con cuidado
NOVIA DEL TENISTA: ¡Aaaay!
Acomodan a la HIJA sobre las gradas de la plataforma izquierda.
MADRE A: Con cuidado
PADRE B: ¡Recuéstenla!
MADRE B: ¡Sosténgale la cabeza!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Aaaay!
APAGON

XI
La NOVIA DEL TENISTA, recostada, con las piernas abiertas, está dando a luz, PADRE A, MADRE A, PADRE B y MADRE B la asisten.
NOVIA DEL TENISTA: ¡Aaaay!
MADRE A, MADRE B, PADRE A, PADRE B: ¡Pujá, pujá, pujá!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Aaaaay, aaaaay!
MADRE A: Se ve la cabeza
MADRE B: ¡Pujá que ya sale, mi vida!
NOVIA DEL TENISTA: ¡Aaaaay, aaaaay!
PADRE B: ¡Ya sale!
MADRE B: ¡Ya sale, es hermoso!
NOVIA DEL TENISTA: ¡AAAAAAAAY!
APAGON

XII
La MADRE B tiene un bebé en brazos, junto a ella MADRE A y a unos metros PADRE B. La NOVIA DEL TENISTA está recostada en las gradas. Sobre la derecha, aparte, el PADRE A. Todos giran la cabeza a izquierda y derecha, se escucha el off de los golpes y el “¡ufff!” y el “¡afff!” de fondo.
MADRE B: Un varoncito
MADRE A: ¡Ajá!
(Pausita, giran la cabeza a izquierda y derecha. La MADRE B contempla al bebé largamente)
MADRE B: Se parece a usted.
MADRE A: ¿Lo cree?
MADRE B: Los ojos sobre todo, y esta parte…
MADRE A: No sé. Para mí es la cara de su hija
MADRE B: El mentón ¿no es cierto?... Sabe que tiene razón, la forma de mover la boquita (pausita, ídem) ¡Es hermoso!
PADRE B: ¡Dejate de joder!
MADRE A: ¡Ruben no seas bestia!
PADRE B: ¡No es hermoso! ¡Un chico cuando nace no es hermoso!
MADRE B: ¿A ver y por qué no va a ser hermoso?
PADRE B: Porque no es hermoso, un chico cuando nace no es hermoso.
MADRE B: ¡Basta, me cansás! (pausita, ídem)
MADRE B (a MADRE A): Es una sensación rara, no?
MADRE A: ¿A qué se refiere?
MADRE B: No sé, la de tener un nieto.
MADRE A (ajena): Sí…
MADRE B: Es como enfrentarse de golpe al paso del tiempo…
PADRE B: Un hijo es un hijo, un nieto es un nieto.
MADRE B (reaccionando): ¿Por qué no te callás?
PADRE B: ¿Me vas a prohibir hablar?
MADRE B: ¡Para decir burradas mejor no hablés!
PADRE B: También es mi nieto (a PADRE A, que absorbido en sus pensamientos, no responde ) ¡Eh, usted, por qué no opina algo!… ¡Eh, sordo!
PADRE A (se aproxima): Lo estuve pensando: es imposible.
PADRE B: ¿Qué es imposible?
PADRE A: Ramiro no puede afrontar esto de ninguna forma.
PADRE B: ¿Qué quiere decir?
PADRE A: No puede hacerse cargo de un hijo a mitad de temporada, tiene Wimbledon, después el US Open, para los argentinos son superficies complicadas.
(PADRE B le saca con violencia el bebe de los brazos a MADRE B, se lo ofrece a PADRE A, como si fuese un muñeco)
PADRE B: ¡Y esto no le parece una superficie complicada, vamos, agarre!
(MADRE B se lo arrebata de las manos)
MADRE B: ¡Basta, no seas bestia, no ves que le podés hacer daño!
PADRE B: ¡Qué me decís a mí, es él!... ¿No lo escuchás? ¡Este tipo es de no creer!
PADRE A: ¡Ustedes son los que se aparecieron acá con toda esta historia!
PADRE B: Perdón, usted nos invitó haciéndose el artista a la final del nene en el torneo de “open bowl” no se cuanto y ni siquiera se puso con un mísero almuerzo!
PADRE B (hace el gesto de la panza): Yo no estaba al tanto de…de…
PADRE B: ¡Y YO TAMPOCO!
MADRE B (reaccionando): ¡BASTA!... ¡Un hijo que llega es una bendición de Dios!...¡Tendría que darles vergüenza!…
De golpe MADRE A pega un salto, se pone las gafas oscuras y grita a la cámara.
MADRE A: ¡RAMIRO NO SE DROGA! ¡NUNCA SE DROGÓ!
PADRE A: ¿Qué hacés?
MADRE A (a la cámara): ¡MI HIJO NO NECESITA DROGARSE! PARA QUE LO SEPAN: MI HIJO ES UN PROFESIONAL…
VOZ EN OFF DEL ARBITRO: ¡Silence, please!
El PADRE A va en busca de MADRE A, trata de sentarla.
PADRE A: ¿Qué te pasa?
MADRE A: HAY QUE DEFENDER LO NUESTRO, HAY QUE CONTESTAR A LA NOTA DEL PARÍS MATCH. TENEMOS QUE DESMENTIRLO, ¿NO ENTENDÉS?, HAY VOLCAR LA OPINIÓN PÚBLICA DE NUESTRO LADO.
PADRE A: ¡Bajá la voz!
MADARE A: ¡MI HIJO NUNCA SE DROGÓ, ERAN SUPLEMENTOS DIETARIOS Y FUE LA PRENSA, FUERON USTEDES LOS QUE TERGIVERSARON TODO!
PADRE A: ¡Delfina!
MADRE A (le da un ataque de nervios): ¡No seas idiota, Hugh! Hay que hacer algo. No entendés que vamos a perder todo.
PADRE A: ¿Qué vamos a perder?
MADRE A: ¡Todo! ¿Qué somos sin él? ¿Vos sabés qué somos sin él, Hugh? ¿Pensaste, reflexionaste alguna vez qué sos vos sin él?... No tenés entidad, no tenés vida propia. ¿Te das cuenta lo que nos hizo? Yo tenía razón: qué hubiera pasado si no nacía.
PADRE A: No seríamos padres.
MADRE A: ¡No seas tarado! Estoy hablando de otra cosa: hubieras intentado algo, Hugh, serías alguien el la vida, alguien de quien estar orgullosa...
PADRE A: Bueno, no exageres…
MADRE A: Me hubiera gustado estar orgullosa de vos Hugh (llora) Y culpa de esa bestia sos un fracaso.
PADRE A: ¡Es nuestro hijo, mi amor!
MADRE A: ¡Sos un pobre tipo, un cero a la izquierda, Hugh!
PADRE A: ¡Sos demasiado dura con él, Delfina!
MADRE A: Te disfrazás de tenista, das instrucciones todo el tiempo como si supieras…
PADRE A: Hay que hacer de tripas corazón, mi amor.
MADRE A: ¿Sabés como se burlan en el circuito!...¡Sos casi un imbécil!
PADRE A: No deja de ser nuestro hijo.
MADRA A: ¡Es tan vergonzoso!
PADRE A: ¡Bueno, bueno, tranquilizate!
(PADRE A abraza a MADRE A, logra calmarla. Todos giran la cabeza a izquierda y derecha, se escucha el off de los golpes y el “¡ufff!” y el “¡afff!” de fondo)
PADRE B (aparte, a MADRE B): ¡Pasada de tranquilizantes!
MADRE B: ¡No seas bruto: acaba de ser abuela!
APAGON

XIII
PADRE B: ¡Me pudrió! ¡Me voy!
MADRE B: ¡Un rato más, por favor!
PADRE B: ¡Estoy harto, yo el lunes trabajo!
MADRE B: Es un rato…
PADRE B: Tengo que abrir el taller.
MADRE B: Ahí está: distraé al nene, llevalo a recorrer el club
PADRE B: ¡Ni lo sueñes!
MADRE B: Entonces andá a comerte un pancho
PADRE B: ¡No quiero comer más panchos, me comí 75 panchos, estoy harto de panchos! ¡Me voy!…
PADRE B sale
MADRE B: ¡Ruben, Ruben!
MADRE B sale detrás de PADRE B
PADRE A: ¡Ay, cómo me duele el hombro!
MADRE A: ¡Vení, recostate! (MADRE A recuesta la cabeza de PADRE A en su regazo, lo acaricia)
PADRE A: Creo que me volvió el dolor del abierto de Toronto. A este ritmo no llego ni a la mitad de la temporada.
MADRE A: Hay que pensar qué vamos a hacer.
PADRE A: Ese energúmeno tiene razón: es el final.
MADRE A: El año que viene Ramiro va decidir por sí mismo… ¿Le enseñamos, Hugh?
PADRE A: ¿Qué cosa?
MADRE A: A decidir.
PADRE A: ¡Claro que no!
(Pausa. PADRE A se incorpora de un salto)
PADRE A: ¡Estuve pensando: puedo retomar mis clases de solfeo!
MADRE A: No vuelvas con lo mismo.
PADRE A: Era buen profesor…
MADRE A: Eso fue hace diez años.
PADRE A: Tenía mis alumnos.
MADRE A: Tres alumnos.
PADRE A (soñador): No hay que tenerle miedo al cambio, Delfina.
MADRE A: Hugh: ya no podría ser pobre
PADRE A (se acerca, cariñoso): Volver a comer polenta…
MADRE A (plegándose): Arroz con aceite, con galletitas de agua... cocinar, lavar el baño… (cambiando) ¡Olvidalo!
PADRE A: Ahora no decidamos nada. ¡Vámonos a algún lado!...
MADRE A: ¿Como cuando éramos novios?
PADRE A: Sí, como cuando éramos novios. Vámonos a Sierra de la Ventana en el Expreso Chevallier… con las mochilas y la bolsa de dormir.
MADRE A: Como cuando nos conocimos, y vos usabas una melena bohemia a lo Peter Fonda y yo era una belleza rubia con futuro de top model…
PADRE A: Un tiempo mágico, un tiempo sin relojes. Podemos recuperarlo Delfina, yo siento que seguimos siendo los mismos…
MADRE A: ¿Te parece?
PADRE A: ¡Nada nos ata, sólo hay que animarse!…
MADRE A: Seguís siendo un inconsciente, Hugh.
PADRE A: ¿Te parece?
MADRE A: Por eso te quiero….
PADRE A y MADRE A salen lentamente, abrazados. Se escucha un ‘ufff’ estirado, como de suplica ante el abandono. La NOVIA DEL TENISTA queda sola en la tribuna, los quejidos de los tenistas se escuchan bajo.
NOVIA DEL TENISTA (aturdida): Nos podemos arreglar, ¿no?... Rami, Rami, ¿me escuchás?... No te enojes… Yo estoy contenta… En realidad no sé muy bien como estoy… Quiero decir: lo importante es dejar que las cosas sucedan, que vayan pasando, ¿no?… Yo no quiero que estés nervioso, no quiero que te desconcentres. Vos tenés que jugar y el bebé y yo vamos a estar acá… todos juntos… Tiene que ser así, ¿no te parece?
Entra la MADRE B con el bebé en brazos.
MADRE B: ¡Este Ruben, que loco! ¡Tu padre es un caso, no cambia más!… Nena, el bebé es un santo, ¿te fijaste? Creo que ya tiene hambre de nuevo, le vas a tener que dar la teta otra vez (Pausa, giran la cabeza a izquierda y derecha) ¿Nena?
NOVIA DEL TENISTA: ¿Sí, mama?
MADRE B: ¿Es verdad que bajo seis puestos en el ranking?
NOVIA DEL TENISTA: No sé, creo que sí
MADRE B: ¿Y eso viene a ser mucho?
NOVIA DEL TENISTA: No lo sé, mamá
MADRE B: Seis puestos parece una cifra importante…
NOVIA DEL TENISTA: Sí…
MADRE B: Nena, viste que nosotros somos gente sencilla, trabajamos toda la vida, tu papá recién se acordaba de cuando estaba en el ferrocarril… ¿Recordás algo de cuando tu papá trabajaba en el ferrocarril?
NOVIA DEL TENISTA: Algo
MADRE B: ¿Nena?
NOVIA DEL TENISTA: ¿Qué mamá?
MADRE B: ¿Qué hubiera pasado con nuestra familia si de jefe de maquinistas a tu padre lo hubieran pasado de nuevo a guarda? ¿Con que cara hubiera regresado a casa?
NOVIA DEL TENISTA: ¿Qué querés decir?
MADRE B: ¡Un hijo siempre tiene que sentirse orgulloso de su padre, mi ángel! (le da el bebé) Tenés que pensar en tu bebé.
NOVIA DEL TENISTA: Yo lo quiero.
MADRE B: Tenés que ser fuerte, acordate de tu tía Evelia.
NOVIA DEL TENISTA: ¿Qué tiene que ver la tía Evelia?
MADRE B: ¡Cómo qué tiene que ver: cuando la embarazó el saltador de garrocha, también fue madre soltera!…
NOVIA DEL TENISTA: Esto es distinto
MADRE B: Esto no es distinto, nena, hay cosas que no cambian.
NOVIA DEL TENISTA: No puedo dejarlo.
MADRE B: En casa nos vamos a arreglar.
NOVIA DEL TENISTA: No puedo.
MADRE B: Vamos, hija.
NOVIA DEL TENISTA: ¡No puedo, mamá!
MADRE B (llama a un lateral): ¡Ruben!
Entra el PADRE B que ayuda a sacar a la NOVIA DEL TENISTA y al bebé.
NOVIA DEL TENISTA (sin oponer demasiada resistencia): ¡No! ¡Déjenme! ¡No quiero!
MADRE B: Él es un chico joven, seguro que se va a arreglar. Vas a ver que vos y el bebé van a estar bien.
PADRE B: Le voy a enseñar a jugar a las bochas…
NOVIA DEL TENISTA: ¡No quiero!
Van saliendo.
MADRE B: ¡Vos cortala con las bochas!
PADRE B: ¿Qué tienen de malo las bochas?
NOVIA DEL TENISTA: ¡No quiero! ¡Déjenme! ¡Déjenme!
Salen. Se escucha otro ‘ufff’ estirado de suplica.
APAGON

XIV
Tribunas vacías. Por primera vez silencio. Larga pausa. A continuación comienzan a escucharse muy bajo los golpes y los ‘ufff’ ‘afff’. Luz, golpes, ‘ufff’, ‘afff’, aplausos de final de punto, en intensidad creciente. Más luz, golpes, ‘ufff’, ‘afff’ y aplausos. Off de dos comentaristas de televisión con acento caribeño.
OFF COMENTARISTA 2: ¡Una milagrosa recuperación!
OFF COMENTARISTA 1: La verdad que está jugando de forma excepcional.
OFF COMENTARISTA 2: ¡Es otro, Mike!
OFF COMENTARISTA 1: ¿Ha ascendido en la carrera de campeones?
OFF COMENTARISTA 2: ¡Once puestos!
OFF COMENTARISTA 1: ¡Guau! Eso habla de una gran motivación
OFF COMENTARISTA 2: No deja de sorprender.
OFF COMENTARISTA 1: Es una recuperación notable, pocas veces vista.
OFF COMENTARISTA 2: Más que eso: es un milagro, Mike
OFF COMENTARISTA 1: ¡Se nota que es un jugador distinto!
OFF COMENTARISTA 2: Es lo que siempre sostuvimos.
Golpes, ‘ufff’, ‘afff’, aplausos. Entran lentamente PADRE A y MADRE A por la derecha, PADRE B y MADRE B por la izquierda. Se reconocen tímidamente.
OFF COMENTARISTA 1: Se dice que cambió de entrenador…
OFF COMENTARISTA 2: Efectivamente y se nota: es un cambio radical de actitud.
OFF COMENTARISTA 1: Lo complicaba el entorno.
PADRE A y MADRE A, PADRE B y MADRE B se miran unos a otros con actitud culpable.
OFF COMENTARISTA 2: Claramente.
OFF COMENTARISTA 1: ¡Hasta que punto pueden perjudicar las malas influencias!
OFF COMENTARISTA 2: ¡Tú lo has dicho!... A partir de que cortó con todos la cosa se encaminó.
Entra la NOVIA DEL TENISTA llevando de la mano a un chico de unos cuatro años vestido de tenista. PADRE A, MADRE A, PADRE B, MADRE B y
la NOVIA DEL TENISTA, mudos, comienzan a mover la cabeza a izquierda y derecha.
OFF COMENTARISTA 1: ¡Es un juego endiablado el que está desarrollando!
OFF COMENTARISTA 2: ¡Explosivo!
OFF COMENTARISTA 1: Hoy está realmente inspirado.
OFF COMENTARISTA 2: Permíteme, Mike, ¿tú sabes quién es esa señorita que vemos en la platea?
PADRE A, MADRE A, PADRE B, MADRE B y la NOVIA DEL TENISTA clavan la vista a un costado de la platea.
OFF COMENTARISTA 1: No lo sé
OFF COMENTARISTA 2: ¿No es la conocida modelo Kate Britches?
OFF COMENTARISTA 1: Parece que sí
OFF COMENTARISTA 2: ¡Es una belleza!
OFF COMENTARISTA 1: ¡Un bombón suizo!
OFF COMENTARISTA 2: Jo jo ¡Hoy estas terrible Mike!
PADRE A, PADRE B, MADRE A, MADRE B Y LA NOVIA DEL TENISTA con el chico lentamente se desplazan hasta reunirse en el centro.
OFF COMENTARISTA 1: ¿Es su novia actual?
OFF COMENTARISTA 2: Es lo que se rumorea
OFF COMENTARISTA 1: ¡Qué muchacho este!
OFF COMENTARISTA 2: Se puede decir que sabe elegir ¿no es así?
OFF COMENTARISTA 1: ¡Ni que lo digas, Benny, ni que lo digas!
Se escuchan los golpes y los ¡uff y los afff! de fondo. PADRE A, PADRE B, MADRE A y MADRE B, con gestos, comienzan a incitar a la NOVIA DEL TENISTA a que intervenga. La NOVIA niega con la cabeza.
OFF COMENTARISTA 2: Con esta performance tiene asegurada la participación en la Copa Davis…
OFF COMENTARISTA 1: Lógicamente.
OFF COMENTARISTA 2: Seguramente va a encabezar el equipo.
OFF COMENTARISTA 1: ¡Que se preparen los australianos, entonces!
OFF COMENTARISTA 2: ¡Jo, jo! ¡Sabias palabras, Mike, que se preparen!
PADRE A, PADRE B, MADRE A y MADRE B, con gestos Incitan a que la NOVIA DEL TENISTA convenza al nene a que salude al TENISTA, ella le habla al oído, el nene niega con la cabeza. Pausa, se escuchan los golpes y los ¡uff y los afff! de fondo, mueven la cabeza a izquierda y derecha. PADRE A se decide a actuar, tímidamente, se sube a las gradas.
PADRE A: Potencia, agilidad, energía de desplazamientos...
(los demás aprueban con convicción, giran la cabeza a izquierda y derecha, se escuchan los golpes y los ¡uff y los afff! de fondo)
PADRE A: Una buena técnica al servicio de lo físico…
(los demás ídem)
PADRE A (con más confianza): Velocidad y reacción, velocidad y reacción…
VOZ EN OFF DEL ARBITRO: ¡SILENCE, PLEASE!
APAGON

AMARTE (una aventura con poco oxígeno): PABLO ALBARELLO:





















DE PABLO ALBARELLO



AMARTE


(una aventura con poco oxígeno)



Amarte
(una aventura con poco oxígeno)


(Reg. Prop. Int. Expte. 488525)



Mención Cuarto Concurso Nacional de Obras de Teatro de Humor 2006, jurados: Mauricio Kartun, Eduardo Rovner y Luis Sáez


Esta obra ha sido publicada para su difusión libre y gratuita, si bien quedan reservados todos los derechos de propiedad intelectual. El uso público de esta obra requiere el permiso del autor y a fin de recabar la correspondiente autorización dirigirse a pablo_albarello@e-pol.com.ar o palbarello@argentores.org

Personajes: Astronauta 1 - Astronauta 2


Síntesis: Viaje al Planeta Rojo, la cápsula espacial sale de la atmósfera, pero algo sucede: el Astronauta 2 no acata las órdenes de la Base ni de su compañero, la nave comienza a navegar a la deriva. El interrogante quedará rápidamente develado: el Astronauta 2 ha sido reemplazado. “¡Mamá!” -exclama el Astronauta 1- “¿Qué hacés acá?”. La madre, dominadora, asfixiante, no abandonará a Carlitos, su único hijo, en semejante travesía. Se materializarán un padre/marido ¿fallecido?, una novia/nuera ¿imaginada?: nada es lo que parece. Una historia de amor desquiciado, que culminará en abierta lucha cuerpo a cuerpo y con un trágico desenlace.

























AMARTE
(una aventura con poco oxígeno)

Oscuridad, sonido de motores de nave espacial, silencio. Sonidos de dispositivos electrónicos, aire a presión, sensores, válvulas que se abren, silencio. Sonido de comunicaciones vía satélite, silencio.

OFF BASE: Verificación de controladores...
ASTRONAUTA 1: ¡Verificación de controladores!
OFF BASE: Estabilización manual....
ASTRONAUTA 1: ¡Estabilización manual desde módulo de enganche!
OFF BASE: Re-transmita coordenadas en siete punto nueve...
ASTRONAUTA 1: ¡Re-transmitiendo coordenadas!
OFF BASE: Enfriar tanques.
ASTRONAUTA 1: ¡Enfriando!
OFF BASE: Expanda conductos de encendido.
ASTRONAUTA 1: ¡Conductos expandidos en 2 punto 4!
Paulatinamente se va iluminando la escena, interior de módulo espacial, ASTRONAUTA 1 y ASTRONAUTA 2, asegurados a sendas butacas, están frente a los controles, con trajes presurizados y escafandras puestas.
OFF BASE: Despliegue de tomas laterales…
ASTRONAUTA 1: ¡Tomas desplegadas!... ¡Ahora vamos a iniciar desenganche!
OFF BASE: Okey, inicie desenganche en posición bravo - alfa.
ASTRONAUTA 1 (a ASTRONAUTA 2) ¡Desenganche de módulo de cola!
ASTRONAUTA 2 no acata la orden.
ASTRONAUTA 1: ¡Repito: desenganche de módulo de cola!...
ASTRONAUTA 2 ídem.
OFF BASE: Aquí base, ¿qué sucede?
ASTRONAUTA 1: ¡Nada, nada! (haciendo él la operación)
OFF BASE: Ingrese código de destino.
ASTRONAUTA 1: ¡Código ingresado!...Bien, ahora procederemos a la despresurización.
OFF BASE: ¡Okey, adelante!
ASTRONAUTA 1 (a ASTRONAUTA 2): ¡Despresurización!
ASTRONAUTA 2 ídem.
ASTRONAUTA 1: ¡Repito: despresurización!….
ASTRONAUTA 2 sigue sin acatar la orden, se inclina, levanta una cartera y se pone a buscar algo en ella.
ASTRONAUTA 1: ¡Ronnie!
ASTRONAUTA 2 ídem.
ASTRONAUTA 1: ¿No escuchás?...
ASTRONAUTA 2 ídem.
ASTRONAUTA 1: ¡Válvulas de retropropulsión!
ASTRONAUTA 2 ídem.
ASTRONAUTA 1: ¿Ronnie, me querés decir qué te pasa?...
ASTRONAUTA 1 se inclina sobre el ASTRONAUTA 2 y gira hacia él el cristal de su escafandra.
ASTRONAUTA 1: ¡MAMÁ!...
ASTRONAUTA 2: ¡Baja la voz!
ASTRONAUTA 1: ¡MAMÁ, NO LO PUEDO CREER, QUÉ HACÉS ACÁ!...
ASTRONAUTA 2: ¡Te dije que bajes la voz!
ASTRONAUTA 1 le saca la escafandra a ASTRONAUTA 2.
ASTRONAUTA 1: ¡NO! ¡ESTO UNA PESADILLA! ¡ESTOY SOÑANDO!
ASTRONAUTA 2: ¡No pude evitarlo, Carlos! ¡No pude dejar que vinieras solo!
ASTRONAUTA 1 se saca su escafandra.
ASTRONAUTA 1: ¿CÓMO SUBISTE? ¿CÓMO LLEGASTE HASTA ACÁ?
ASTRONAUTA 2: Adapté la lustraspiradora con ese ventilador viejo que teníamos en el fondo, ¿te acordás?: hice un acople en vuelo... (ASTRONAUTA 1 se queda mirándola perplejo) Es un chiste. ¡Ves que no tenés sentido del humor!...
ASTRONAUTA 1: ¡ESTO NO ES UN CHISTE, MAMA! ¿MI COMPAÑERO, DÓNDE ESTÁ RONNIE?
ASTRONAUTA 2: Escuchame, Carlos, ¿te parece necesario todo ésto? ASTRONAUTA 1: ¡Te pregunté dónde está Ronnie!
ASTRONAUTA 2: ¿Qué tenés que ir a hacer a Marte, solo?
OFF BASE: Aquí Base, estabilización a 34 grados...
ASTRONAUTA 1: ¡Estamos saliendo de la atmósfera! ¡Dios! ¡Esto no está sucediendo!... ¡Mové esa palanca, hacé el favor!
ASTRONAUTA 2: ¿Esto no tiene navegador satelital?
ASTRONAUTA 1: ¡Y A VOS QUÉ TE IMPORTA! ¡Mové esa palanca, te dije!... ¡Hasta ahí, basta! (se incorpora, camina) ¡No lo puedo creer, esto es una locura!
ASTRONAUTA 2: ¡Volvamos a casa!
ASTRONAUTA 1: ¡No!
ASTRONAUTA 2: ¡Carlos!
ASTRONAUTA 1: ¡DIJE QUE NO!
ASTRONAUTA 1, aturdido, va hasta la ventanilla. Pausa. ASTRONAUTA 2 se incorpora, se saca el traje presurizado, lo dobla con delicadeza, lo acomoda en el piso junto a su butaca, debajo tiene su vestido.
ASTRONAUTA 2 (planchándose la falda con las manos): ¡En fin!...
ASTRONAUTA 1: ¡Tengo 40 años: es mi vida, mamá! ¡Estoy buscando mi destino!
ASTRONAUTA 2: ¿En otro planeta?
ASTRONAUTA 1: ¡No empecés!...
ASTRONAUTA 2: ¿Qué dije, acaso no es un viaje a otro planeta? ¿No es un viaje a Marte?
ASTRONAUTA 1: Sí, es un viaje a Marte…
ASTRONAUTA 2: ¿Y entonces?… ¡Vos perdoname, pero para mí esto no es más que otro de tus caprichos!
ASTRONAUTA 1: ¿Caprichos?... ¿Vos sabés lo que me costó llegar hasta acá? ¿Tenés una pálida noción de lo que trabajé para esto?... ¡Qué vas a saber!...¡En la NASA me gradué con honores, me eligieron mejor compañero! ¿Eso no tiene ningún valor? ¿Para vos no significa nada?... ¡Apretá ese botón!... (ASTRONAUTA 2 obedece) ¡Mirá mamá, grabate algo en esa cabeza enferma que tenés: ya no soy “Carlitos el pelotudito”!
ASTRONAUTA 2: ¿Y quién te está diciendo “Carlitos el pelotudito”?
ASTRONAUTA 1: ¡Vos siempre me llamaste “Carlitos el pelotudito”!
ASTRONAUTA 2: ¡YO NUNCA TE LLAMÉ “CARLITOS EL PELOTUDITO”! ¿OÍSTE? ¡NUNCA!... Lo habré dicho alguna vez, por hacer una broma…
Suena un celular, la madre revuelve en su bolso, saca el aparato.
ASTRONAUTA 2: Hola… sí, qué hacés Coca.
ASTRONAUTA 1: ¡Apagá ese aparato!
ASTRONAUTA 2 (mira su reloj pulsera): No, no llego… No sé… ¡Si te digo que no llego, no llego!
ASTRONAUTA 1: ¡Mamá, apagá ese aparato!
ASTRONAUTA 2: ¡Qué sé yo! ¡Llamala a Mirta! ¿Digo yo: por qué me toca a mí siempre la peor compañera?
ASTRONAUTA 1: Puede interferir los controles. ¡Apagá!
ASTRONAUTA 2: Sí, es la voz de Carlos… ¡Nervioso, como siempre! (a ASTRONAUTA 1) Te manda saludos...
ASTRONAUTA 1: ¡QUE SE VAYA A CAGAR!
ASTRONAUTA 2: ¡Nada, que te manda un beso!… Acá con él, en la nave… ¡NO, EN LA NAVE, MUJER!
ASTRONAUTA 1: ¡Apagá!
ASTRONAUTA 2: Cómo en qué nave, no te dije que el nene salía hoy para Marte.
ASTRONAUTA 1: ¡Dije que apagues!
ASTRONAUTA 2: Sí, decidí venir… No, no es ninguna locura, vos sabés cuales son mis prioridades, Coca.
ASTRONAUTA 1(descontrolado, le saca el celular): ¡APAGÁ ESE CELULAR!...
ASTRONAUTA 2: ¡Epa, epa, el tonito!... (cambiando) Esta Coca es el colmo del despiste, vive olvidándose de todo. Me la encajan a mí y no ganamos una partida… No pienso ir más, yo no estoy para perder el tiempo con esas viejas. Lo único positivo es que ligo cremas, muestras gratis. ¿Viste Marcela, la hija mayor?
Ensimismado, ASTRONAUTA 1 no contesta.
ASTRONAUTA 2: Marcela… la feucha, la que se separó hace poco… ¡Ay, Carlos, que hizo con vos el Comercial!
ASTRONAUTA 1: ¡Qué se yo qué Marcela, qué me importa eso ahora, mamá!
ASTRONAUTA 2: Parece que enganchó un puesto gerencial en Lancòme y nos trae muestras gratis. El otro día se apareció con un bronceador que acá todavía no está lanzado al mercado, lo último de lo último, a base de baba de caracol. Es algo bastante asqueroso pero tiene sus resultados. Así que empezamos a dejar el Burako media hora antes y si hay sol subimos a la terraza, nos llenamos de baba el cuerpo y tomamos sol desnudas.
ASTRONAUTA 1: ¿Desnudas?
ASTRONAUTA 2: Sí, desnudas… ¿Qué ponés esa cara? ¿Te crees que ya no tengo un cuerpo deseable?
ASTRONAUTA 1 la estudia un instante.
ASTRONAUTA 2: ¿Qué pasa?
ASTRONAUTA 1: ¡Vos estás desquiciada!
OFF BASE: Aquí base, respondan, aquí base, respondan…
ASTRONAUTA 1: ¿Qué hiciste con Ronnie? ¡Por qué me perseguís de esta manera!
ASTRONAUTA 2: Vos siempre te quisiste hacer notar, Carlos, ese es tu karma.
ASTRONAUTA 1: ¡Seguro!
ASTRONAUTA 2: Como tu querido padre: cuando compró el órgano Yamaha y quería tocar ‘La Cumparcita’ en la vereda. ¿Te acordás cómo se burlaban los vecinos?
ASTRONAUTA 1: ¡No lo pongas a papá en el medio, te pido por favor!
OFF BASE: Aquí Base, aquí Base, me escuchan. ¿Que ocurre?...
ASTRONAUTA 1(desesperado): ¿QUÉ HICISTE CON RONNIE? ¡NECESITO A MI COMPAÑERO, AHORA!
ASTRONAUTA 2: Le hablé... se ve que es un chico sensible: supo entender.
OFF BASE: ¡Aquí Base, por favor, contesten!...
ASTRONAUTA 1 camina presa de la desesperación.
ASTRONAUTA 1: ¡Dios! ¡Y ahora cómo manejo la nave! ¡Mi primera misión! ¿Qué va a pasar cuando se enteren? ¡Me van a echar! ¡Vos arruinás todo lo que planeo!... ¡Vos me odiás a mí, mamá!
ASTRONAUTA 2 (colgándose la cartera, se incorpora): ¡Nos volvemos, Carlos! ¡Que suspendan!
ASTRONAUTA 1: ¿Qué suspendan? ¡Estás demente, ya salimos a la estratósfera, es imposible!
ASTRONAUTA 2: ¿Imposible? Cómo que imposible, Carlos, para una madre nada es imposible. Mirá a la Madre Teresa de Calcuta, mirá a la madre de Rodrigo... ¡Dame! (agarra el intercomunicador) ¡Oiga, Base!
ASTRONAUTA 1(se lo arrebata): ¡DEJÁ ESO!... Me van a echar, clavado que me echan, me van a someter a una junta de astronautas, me van arrancar los galones.
ASTRONAUTA 2: Okey, muy bien... Para que veas mi buena voluntad puedo esperar (de la cartera saca una radio, la prende e intenta sintonizarla) A las 1500 hora de Greenwich empieza el programa de Omar Serasuolo... (recita)

...“puedo escribir los versos más tristes esta noche
escribir por ejemplo: la noche está estrellada
y tiritan azules los astros a lo lejos”...

¡Qué sensibilidad, qué recitador! ¡Y como se comunica con los oyentes!... (se acerca a ASTRONAUTA 1, cambiando) Carlos, con lo linda que es la tierra, con el espacio libre que hay. En Don Torcuato lo que sobran son terrenos baldíos, que necesidad, decime, salir al espacio exterior, buscar otros planetas. En la vida, lo importante no es el lugar de residencia, lo importante está en el interior del alma, donde habitan las cosas auténticas, las esencias inmutables... Carlos, ¿sabés qué creo?
ASTRONAUTA 1: No te escucho.
ASTRONAUTA 2: Te lo voy a decir igual: vos necesitás explorar el interior de tu alma. Tenés que encontrar tu propio “caballero de la luz”, Carlos.
ASTRONAUTA 1: ¡Sí, claro!
ASTRONAUTA 2: ¡“Sí, claro”, ves como sos! ¡Sarcástico, burlón!... Muy bien, no voy discutir... (se sienta en su butaca, revuelve en la cartera, saca una lima y se arregla las uñas) Hablemos de galaxias. ¿Sabías que la galaxia 324 se mueve a una velocidad de 203 kilómetros por segundo? Cosa de no creer. Los núcleos galácticos en su viaje estelar emiten una fuerte radiación, dando origen a los mal llamados agujeros negros (ASTRONAUTA 1 no la escucha) La materia cósmica una vez lanzada al espacio, se divide en pre-galaxias y en galaxias menores, que siguen expandiéndose hasta llegar al límite del Universo (ASTRONAUTA 1 no la escucha) ¡Si fuiste a la NASA tendrías que saberlo!...
ASTRONAUTA 1 ídem, ASTRONAUTA 2 intenta decir algo, lucha consigo misma, de golpe se incorpora, enfrenta a ASTRONAUTA 1 y lo toma por los hombros.
ASTRONAUTA 2: ¡Carlos!
ASTRONAUTA 1: ¿Qué?
ASTRONAUTA 2(trágica): Tengo que decirte algo.
ASTRONAUTA 1(asustado): ¿Q-qué pasa?
ASTRONAUTA 2: Me siento atraída...
ASTRONAUTA 1: ¿Atraída?
ASTRONAUTA 2: ¡Atraída… por vos!
ASTRONAUTA 1 da un salto hacia atrás, espantado, ASTRONAUTA 2 se cubre la cara.
ASTRONAUTA 1: ¡QUÉ DECÍS!
ASTRONAUTA 2: ¡Perdoname, Carlos, perdoname, ya sé, es algo fuerte!...
ASTRONAUTA 1: ¡DE QUÉ HABLÁS!
ASTRONAUTA 2: ¡No me mires! ¡Sorry, perdoname, es terrible… pero es la cruda realidad!
ASTRONAUTA 1: ¡VOS ESTÁS TOTALMENTE ALIENADA!
ASTRONAUTA 1: ¡Sucedió! ¡Sucedió, tenemos que aceptarlo: es indudable, siento… algo!
ASTRONAUTA1: ¡Callate!
ASTRONAUTA 2: Soy yo la primera en preocuparme, Carlos, creeme: atraída por mi propio hijo.
ASTRONAUTA 1(conmocionado): ¡NO, NADA DE ESTO ESTÁ SUCEDIENDO!... ¡Aspirar, exhalar, aspirar, exhalar! Yo me voy a sentar en mi butaca, me voy a poner la escafandra, a mi lado va a estar Ronnie y vamos a navegar rumbo a Marte (hace lo anunciado, la madre lo observa con curiosidad, pausita, ASTRONAUTA 1 de golpe se arranca la escafandra y agarra el intercomunicador) ¡HOLA BASE, SAQUENME DE ACÁ! ¡ESTÁ SUCEDIENDO ALGO TERRIBLE, ME ESCUCHAN! (mira a ASTRONAUTA 2 espantado) ¡NO SÉ SI ES REAL O ESTOY SUFRIENDO UNA ESPECIE DE ALUCINACIÓN!
ASTRONAUTA 2: Es bien real, Carlos, bien real.
ASTRONAUTA 1: ¡ES UNA EMERGENCIA! ¿PUEDEN HACERME VOLVER? ¡POR FAVOR!
OFF BASE: Aquí Base, ¿qué sucede, repito qué sucede?
ASTRONAUTA 2: Evidentemente no te escuchan…
ASTRONAUTA 1: ¡QUIERO VOLVER, HÁGANME VOLVER!...
ASTRONAUTA 1 se quiebra, pausa, ASTRONAUTA 2 le saca el intercomunicador de las manos, le acaricia la cabeza, busca en su bolso y saca un termo y un vasito de plástico.
ASTRONAUTA 2: ¿Mirá lo que te traje? Tomate un vaso de Nesquik, dale. Hasta el fondo, vas a ver como te reconforta.
ASTRONAUTA 1 lo rechaza.
ASTRONAUTA 2: Como quieras… (se lo toma ella. Pausita. ASTRONAUTA 2 vuelve a luchar con lo que tiene que decir) Carlos... como dicen los adolescentes, ya sé qué es una cosa bastante heavy...
ASTRONAUTA 1: ¡Por favor, callate!
ASTRONAUTA 2: ¡Está bien, okey!... Fui demasiado directa. Sabía que no te iba a caer bien.
ASTRONAUTA 1 no responde.
ASTRONAUTA 2: Sabés, hace un rato recordaba: cuando falleció tu querido padre, los primeros tiempos vos te venías a la cama y te acurrucabas junto a mí, ¿te acordás? Es como si te estuviera viendo: te dormías como un angelito. Otras veces te agitabas, tenías pesadillas horrendas, empezabas a llamarme en sueños pidiéndome ayuda, como si te hubieras perdido en un bosque o en algún lugar extraño y amenazante: “¡Mami, mami, acá estoy, ayudame!”...
ASTRONAUTA 1 la mira, inexpresivo.
ASTRONAUTA 2: ¿Qué pasa?
ASTRONAUTA 1: Mentís.
ASTRONAUTA 2: ¿Cómo que miento?
ASTRONAUTA 1: Mentís... Vos me pedías a mí que durmiera en tu cama.
ASTRONAUTA 2: Eras mi hijito afectuoso y sensitivo.
ASTRONAUTA 1: ¡Cuando fue lo de papá yo tenía 32 años, mamá!…
ASTRONAUTA 2: ¡Bueno, basta! Es inútil discutir, no querés ver la realidad… Y que un astronauta no quiera ver la realidad, Carlos, eso sí que es grave…
ASTRONAUTA 2, se acerca a los controles.
ASTRONAUTA 2: Este tablero no es de última generación. ¿Para qué es esta palanca?
ASTRONAUTA 1: ¡SOLTÁ!
ASTRONAUTA 1 no alcanza a detenerla, ASTRONAUTA 2 acciona la palanca, la nave se mueve con brusquedad. ASTRONAUTA 1 y ASTRONAUTA 2 pierden el equilibrio y caen al piso. Comienzan a titilar luces, suena una alarma,
OFF BASE: Aquí Base, ¿qué ocurre, repito, qué ocurre?
ASTRONAUTA 1 (desesperándose): ¡Vamos a morir! ¡Seguro que vamos a morir!...
ASTRONAUTA 1 consigue treparse a su butaca, opera los controles, la nave se estabiliza.
ASTRONAUTA 2: ¡A morir!... ¡Exagerado hasta la náusea, te parecés a tu padre!
ASTRONAUTA 1: ¡Por lo que más quieras: no vuelvas a nombrarlo!
ASTRONAUTA 2 (emocionada): Por qué no: si son dos gotas de agua... (cambiando) ¿Sabías que esto de la falta de gravedad es excelente para la piel? Para tu información, el cuerpo humano está constituido por un 70% de agua, la atmósfera cero actúa sobre lo espacios interatómicos favoreciendo la circulación, la falta de presión abre los poros y la epidermis respira… Con tantos giros la verdad es que una un poco se marea. ¿Carlos, acá para dónde se cae?
ASTRONAUTA 1 (deprimido): ¡Estoy tan mal… tan mal!... No tendría que haber aceptado la misión, las vacaciones de invierno no eran el momento… Siento una opresión acá... y como un desasosiego... (para sí) Creo que la extraño.
ASTRONAUTA 2: Extrañás, claro que extrañás... (cambiando) ¿A quién extrañás?
ASTRONAUTA 1: ¡QUÉ TE IMPORTA!
ASTRONAUTA 2 (amenazante): ¡DECIME A QUIÉN EXTRAÑÁS!
ASTRONAUTA 1: ¡NO!... (Pausita, cambiando) Extraño a Laura.
A ASTRONAUTA 2 se le transforma la cara, ASTRONAUTA 1 lo adivina.
ASTRONAUTA 1: Sé que la odiás, no necesito mirarte… Me tiene absolutamente sin cuidado. Laura es lo más importante que me sucedió, más importante incluso que este viaje… (soñador) Laura es como un ángel, la mujer que cualquier hombre desea encontrar. Todas las demás son fotocopias, Laura es el original, y aunque parezca mentira vino a mí…
ASTRONAUTA 2: ¡Boludeces!
ASTRONAUTA 1: Lo pienso y todavía me asombra... La busqué tanto, la esperé tanto y en el momento menos pensado, en el lugar más inesperado, zas; ¡ahí estaba, esperándome con esa sonrisa!… Laura es eso, es esa sonrisa…
ASTRONAUTA 1 se incorpora de su butaca, toma el casco se lo pone debajo del brazo, da un paso al frente y canta:

Canción de amor 1
Cuantos sueños sucumben en el camino
Cuantas ilusiones muertas antes de nacer
Es muy duro cuando buscas y no encuentras
El amor, el calor, la piel de una mujer

Estaba allí en este mundo desierto
Esperando un consuelo, alguien en quien creer
Cuando la vi y al instante lo supimos
La ilusión despertó y así volví a nacer

Quiero emborrachar a mi aliento con su aliento
Despertar perdido en el calor de su piel
Beber el néctar de su cuerpo hasta saciarme
Mudar mi angustia por su esencia de mujer

Es la luna que hoy me espera en su sonrisa
Debo decir que ha valido la pena esperar
Anochece y no creo en mi fortuna
Es ella, se acerca, nos volveremos a amar

Quiero emborrachar a mi aliento con su aliento
Despertar perdido en el calor de su piel
Beber el néctar de su cuerpo hasta saciarme
Mudar mi angustia por su esencia de mujer

Promediando la canción, entra por derecha Laura evocada, lleva una túnica de gasa, cabellos largos y sueltos, su aspecto es etéreo, se desplaza lentamente como si danzara, pasa junto a ASTRONAUTA 1 y lo acaricia fugazmente, pero este no percibe su presencia. ASTRONAUTA 2, en cambio, puede verla, primero no da crédito a sus ojos, se toma la fiebre, se mide las pulsaciones, observa que ASTRONAUTA 1 no la ve y finalmente se convence. ASTRONAUTA 2 se incorpora, va hacia Laura evocada, primero la increpa con gestos discretos. Laura evocada, con la misma actitud angelical sigue su desplazamiento sin hacerle caso, ASTRONAUTA 2 se enfurece, a espaldas de ASTRONAUTA 1, la agarra de los pelos, la agarra del cuello, empiezan a luchar, caen al piso como en una coreografía en cámara lenta. En todo este tiempo ASTRONAUTA 1 sigue con la “Canción de amor 1”, en un momento la interrumpe, gira la cabeza y ve a ASTRONAUTA 2 encima de la invisible Laura evocada.
ASTRONAUTA 1: ¿Qué hacés?
ASTRONAUTA 2: ¿Eh?…
ASTRONAUTA 1: ¿Que qué hacés? ¿Qué hacés ahí, en el piso?
ASTRONAUTA 2: Ah, no, nada, se ve que la combinación de oxígeno e hidrógeno que utiliza la nave no me está haciendo nada bien…
ASTRONAUTA 2, mientras habla, levanta a Laura evocada y la empuja para que se vaya.
ASTRONAUTA 2: ¿Pudiste comunicarte?
ASTRONAUTA 1 vuelve a su butaca, agarra el intercomunicador. ASTRONAUTA 2 aprovecha para volver sobre Laura evocada y la expulsa de una patada en el culo.
ASTRONAUTA 1: Hola Base, hola Base, aquí módulo,…
ASTRONAUTA 2 (para sí): ¡PERRA!
ASTRONAUTA 1: Aquí módulo, aquí módulo ¿me escucha?…
BASE: ¡Aquí Base, aquí Base... por favor, restablezca comunicación!
ASTRONAUTA 1: Es inútil: estamos incomunicados. No pueden escucharnos. ¿Estás feliz? Por tu culpa, no voy a volver junto Laura, no veremos crecer a nuestros hijos, no envejeceremos juntos!… ¡Estoy tan mal…tan mal!…
BASE: ¡Aquí Base, aquí Base!...
ASTRONAUTA 2: ¡Por qué no conducís un rato, eso te va a motivar!
ASTRONAUTA 1: ¡Es el final!... ¡No me interesa nada!
ASTRONAUTA 2: ¡“No me interesa nada”, escuchate: “No me interesa nada”! Típico: ante el menor obstáculo el señor se entrega. Como con las clases de judo: a las tres semanas ya habías dejado. Sos inconstante, Carlos, es algo genético, viene de la familia de tu querido padre.
ASTRONAUTA 1 (se toma la cabeza): ¿Cómo se acciona el procesador de partículas, como se regula el monitor orbital?.. ¡Dios, se me hizo una laguna! (comienza a golpearse la cabeza con la palma de la mano) ¡No sé qué me pasa! ¡NO RECUERDO!...
ASTRONAUTA 2: ¡Bueno: aflojando con el teleteatro!
ASTRONAUTA 1: ¡Te juro por Dios: no recuerdo, se me olvido completamente todo!
ASTRONAUTA 2 saca de la cartera el termo y el vaso de plástico, sirve la leche chocolatada, se la planta delante de la boca a ASTRONAUTA 1.
ASTRONAUTA 2: ¡De un trago, como cuando eras chico, recordá como te ayudaba con los deberes!
Astronauta 1 bebe con desesperación, devuelve el vaso.
ASTRONAUTA 1: ¡Nada!... ¡Golpeame acá! (le pide a la madre que le golpee la cabeza) ¡Es inútil! ¡Tengo la mente en blanco!
ASTRONAUTA 2: Es el estrés, Carlos: los viajes espaciales y las mudanzas son las dos actividades humanas que más estrés provocan, te lo dice cualquier especialista.
ASTRONAUTA 1: ¡CULPA TUYA! ¡SIEMPRE HICISTE LO IMPOSIBLE PARA ARRUINARME! ¡TE ODIO, ME ESCUCHÁS, TE ODIO! (llora)
ASTRONAUTA 2: ¡Epa, epa, el tonito, eh!
La nave sufre un sacudón, comienza a sonar una alarma, titilan luces.
ASTRONAUTA 2: ¿Por qué se mueve así?
ASTRONAUTA 1: No sé, nos desviamos de ruta, estamos en cualquier parte. Leeme esas coordenadas.
ASTRONAUTA 2: Menos 26 barra 27 a estribor, cuadrante 8, trayectoria 84.
ASTRONAUTA 1: Nos desviamos completamente, estamos pasando por una zona de chatarra espacial.
ASTRONAUTA 2: ¿Chatarra espacial? ¿Cómo chatarra espacial? ¿Por acá nadie junta la basura?
ASTRONAUTA 1 corre hasta la ventanilla.
ASTRONAUTA 1: Es gracioso: vamos a colisionar! (ríe histéricamente) ¡Vamos a saltar en mil pedazos!...
ASTRONAUTA 1 vuelve y se mete debajo de su butaca.
ASTRONAUTA 2: ¡Carlos, salí de ahí abajo!
ASTRONAUTA 1(risa histérica): ¡Vamos a morir!
ASTRONAUTA 2: ¡Carlos, no seas chiquilín, salí de ahí abajo!... ¡Carlos, te ordeno que salgas de ahí abajo!
ASTRONAUTA 1: ¡A morir!
ASTRONAUTA 2: ¡Debería darte vergüenza, un astronauta matriculado! (toma el intercomunicador): ¡Hola Base!
OFF BASE: Aquí Base, ¿qué pasa, repito qué pasa?
ASTRONAUTA 1: ¡A morir! ¡A estallar!
ASTRONAUTA 2: ¡CARLOS, BASTA! (a Base) Hola Base, cambio… escúcheme, querido, acá estamos con mi hijo Carlos que ha entrado en una especie de crisis y no recuerda nada. Estamos pasando por una zona de… cómo es esto, de…
OFF BASE: De chatarra espacial
ASTRONAUTA 2 (sorprendida): ¡Sí! ¿Cómo lo sabe?
OFF BASE (voz cautivante): ¡Nosotros sabemos muchas cosas, Yolanda!
ASTRONAUTA 2: ¡Oia, también sabe mi nombre!… (acomodándose el peinado) ¡Y qué hermosa voz, a que también es locutor!
OFF BASE: ¡Locutor matriculado, pero, bueno, por favor, ahora no se distraiga, Yolanda, debe concentrarse!
ASTRONAUTA 2: Sí, por supuesto
OFF BASE: Esto puede ser peligroso.
ASTRONAUTA 2: ¡Mi nombre es peligro, pimpollo! ¡Largue nomás!
ASTRONAUTA 2, se coloca unos auriculares y se ajusta el micrófono.
OFF BASE: Las computadora madre no funciona. Deme su posición orbital
ASTRONAUTA 2: Posición orbital siete punto cuatro virando a par siete y decreciendo.
OFF BASE: Correcto. Corrija hasta reubicar punto de encuadre
ASTRONAUTA 2: Punto de encuadre reubicado… Distancia 14 kilómetros
OFF BASE: Mantenga desplazamiento de flanqueo en línea, a ocho punto cero.
ASTRONAUTA 2: Correcto. No sé si es relevante, pero estoy detectando ionización de arrastre en el casco.
OFF BASE: Active procesador de atmósfera e informe distancia secuencial.
ASTRONAUTA 2: Distancia secuencial 26 punto tres kilómetros.
OFF BASE: Mantenga en cuatro punto cero y desactive CPU
ASTRONAUTA 2: Desactivado.
OFF BASE: Ahora con sumo cuidado: vire a par siete punto nueve y mantenga.
ASTRONAUTA 2: Leve turbulencia hacia ocho punto cuatro
OFF BASE: No haga caso, mantenga hasta superar puntos de impacto.
ASTRONAUTA 2 (el módulo comienza a vibrar, las luces titilan): ¡Es muy difícil, pero mantengo, querido, mantengo!…
OFF BASE: ¡Cuidado con flanco izquierdo! ¡Reubique cuadratura a babor o no podrá evitar confrontación!
ASTRONAUTA 2: Copiado. Dígame cuándo.
AFF BASE: ¡Aguarde el conteo con el registro secuencial alineado!... Cinco, cuatro, tres, dos, uno, ¡AHORA!
ASTRONAUTA 2: ¡Corregido!
OFF BASE (se escuchan aplausos, silbidos y voces de festejo): ¡Bravo! ¡Lo logró! ¡Felicitaciones, Yolanda! ¡Incidente superado, no se registran daños en casco, distancia 24 kilómetros y aumentando!
La nave se estabiliza, ASTRONAUTA 2 se saca los auriculares, cesan las alarmas y las luces titilantes. Pausita
ASTRONAUTA 1: ¿Qué pasó?
ASTRONAUTA 2: ¡Salí de ahí abajo, haceme el favor!
ASTRONAUTA 1: Tendríamos que haber estallado. No entiendo.
ASTRONAUTA 2: Te ahogás en un vaso de agua, Carlos, eso pasó... Tuve que tragarme “Viaje a las estrellas” completa, porque al nene le daba miedo quedarse solo en el living… Algo tuvo que haberme quedado…
ASTRONAUTA 2 ayuda a ASTRONAUTA 1 a salir de debajo de su butaca.
ASTRONAUTA 2: ¿Estás más tranquilo? Mirá como estás todo transpirado (le toca la frente) ¿Tomaste las pastillas de carbón? ¡No, el señor se olvidó de traer las pastillas de carbón! Si no vas de vientre normalmente, cómo vas a lanzarte a la conquista del espacio.
ASTRONAUTA 2 saca de su bolso una tableta de pastillas de carbón y se la da a ASTRONAUTA 1. Pausita.
ASTRONAUTA 2: Si lo hubieras hablado con el Dra. Otrosky, seguro que desaconsejaba un viaje a otro planeta.
ASTRONAUTA 1: No voy a hablar de la Dra. Otrosky.
ASTRONAUTA 2: ¿Por qué?
ASTRONAUTA 1: No pienso volver.
ASTRONAUTA 2: ¿Y se puede saber por qué?
ASTRONAUTA 1: ¡MAMÁ, ES ASUNTO MÍO!
ASTRONAUTA 2: ¡Okey, okey, no dije nada!
ASTRONAUTA 2, saca del bolso un papel y se lo da a ASTRONAUTA 1.
ASTRONAUTA 2: ¡Leé!
ASTRONAUTA 1 (lee): “Pedagogía del Ser. Conflicto de emociones, problemas vinculares, enfermedades psicosomáticas, trastornos de conducta. Para animarnos a hablar sobre las cosas que nos duelen”.
ASTRONAUTA 2: Un consultorio nuevo que abrieron donde estaba la casa de quiniela…
ASTRONAUTA 1 no la escucha.
ASTRONAUTA 2: Está muy bien puesto… lleno de plantas… Son de la escuela cognitiva conductual (ASTRONAUTA 1 no la escucha) Podemos ir el martes que viene, si querés yo te reservo el turno.
ASTRONAUTA 1: ¡Cortala!
ASTRONAUTA 2: ¡Carlos vos necesitás ayuda urgente!
ASTRONAUTA 1: ¡Seguro!
ASTRONAUTA 2: Sos sagitario con luna en capricornio: una mezcla energética explosiva… (ASTRONAUTA 1 no la escucha) Te seguís haciendo pis en la cama, acordate que siempre tuviste problemas para relacionarte con tu prima Haydee… Tu padre no hacía más que repetirme que eras puto.
ASTRONAUTA 1: ¡No soy puto!
ASTRONAUTA 2: ¡Ya sé que no sos puto, hijo: sos astronauta!
ASTRONAUTA 1: ¿No ves que sos vos la que está desequilibrada!
ASTRONAUTA 2: ¡Sí claro!... Mirá Carlos, aunque como madre me duela decirlo: vos siempre estuviste mal del mate.
ASTRONAUTA 1: ¡No señor!
ASTRONAUTA 2: ¿Cuántos psiquiatras consultamos?
ASTRONAUTA 1: ¡Ese fue tu argumento perfecto para joderme!
ASTRONAUTA 2: Decís que tenés una novia, y que se llama Laura...
ASTRONAUTA 1: ¿Y qué hay con eso?
ASTRONAUTA 1: Que no existe, que Laura es tu novia invisible.
ASTRONAUTA 1: ¡Sí justo!
ASTRONAUTA 2: A ver, ¿por qué no recordás cuando hiciste el servicio militar? ¿eh? ¿qué pasó?
ASTRONAUTA 1: ¿Qué pasó?
ASTRONAUTA 2: ¿Cómo qué pasó?
ASTRONAUTA 1: ¡No me acuerdo qué paso!
ASTRONAUTA 2: ¡El 25 de Mayo, Carlos… en la ceremonia del saludo a la bandera… le empezaste a decir a tus compañeros que la bandera te había contestado! ¡La vergüenza que pasamos con tu querido padre! ¡Dos meses en el calabozo por burlarte de los símbolos patrios y ya estabas loco, hijo, totalmente demente!...
ASTRONAUTA 1: ¡Basta, me hartaste! ¡No me vas a confundir! ¡Ya no soy “Carlitos el pelotudito”, escuchás! ¡Ahora conocí a Laura… y además soy astronauta! ¡Soy un ser excepcional, un elegido en un millón!
Pausa.
ASTRONAUTA 2 (fingiendo malestar): ¡Ay mi Dios! Se ve que la falta de atmósfera espesa la sangre. ¡Ayayay, ayayay! (se agita, hace respiración de parto) No estoy sintiéndome nada bien, no señor. A ver… (busca en el bolso) No traje el tensiómetro. Me laten los pulmones. Evidentemente, el corazón me está desfibrilando por el pericardio. ¿Me estás escuchando?... (ASTRONAUTA 1 no responde) ¡Claro, si me muero, me muero, total para vos que me muera es lo mismo! (rehaciéndose) ¡Okey! Dominio, Yolanda, se-re-ni-dad… (se incorpora, saca del bolso la radio, se asoma por la ventanilla) ¿Has visto OVNIS, Carlos, alguna nave nodriza? ¡Qué misterio el Universo! ¡10.000 millones de años lumínicos de largo, 200.000 millones de soles que cual aceitunas negras en una pizza, siembran el espacio sideral!... (acerca la radio a la ventanilla intenta sintonizarla sin éxito, la apaga, de golpe ve pasar algo surcando el espacio) ¡CARLOS, DIOS MÍO, MIRÁ, ES TU PAPÁ, ES DELSIO!...
ASTRONAUTA 1: ¿Qué decís?
ASTRONAUTA 2: ¡VENÍ, MIRÁ, TE LO JURO, ERA DELSIO, PASÓ TU QUERIDO PADRE!
ASTRONAUTA 1 va hasta la ventanilla y mira.
ASTRONAUTA 1: No veo nada.
ASTRONAUTA 2: ¡DELSIO, DELSIO, ACÁ EN LA NAVE, ACÁ, DELSIO!
ASTRONAUTA 1: ¡Cortala, no puede ser!
ASTRONAUTA 2: ¡Qué no va a poder ser! Era tu papá, Dios mío, nunca lo ví moverse tan rápido. Pasó como un aerolito. Iba con un camisón largo y dos enormes alas plegadizas.
ASTRONAUTA 1: ¡NO PUEDE SER!
ASTRONAUTA 2: “¡No puede ser! ¡No puede ser!” ¿Y por qué no va a poder ser, a ver? Tu padre está en el cielo y bien ganado que lo tiene.
ASTRONAUTA 1: Este no es el cielo, es el espacio exterior.
ASTRONAUTA 2: ¡Ay, bueno, ahora el señor se pone en exquisito! (cambia, se emociona, no puede seguir hablando)
ASTRONAUTA 1: ¡No vuelvas con eso, mamá!
ASTRONAUTA 2: Tu querido padre, tu santo padre, para que lo sepas, fue la persona más íntegra con que nos hemos cruzado en la vida.
ASTRONAUTA 1 (saturado): ¡Te pido por favor!
ASTRONAUTA 2: La bonhomía, Carlos, la hombría de bien, la pureza de ese cristo. Tu padre prácticamente era un ser de otro mundo: no sé, de Urano ponele, de Neptuno. Si a vos te picó el bichito de la astronáutica, si viajás por el espacio sideral, seguramente es para encontrártelo…
ASTRONAUTA 1: ¡Seguro!
ASTRONAUTA 2 (evocativa): Vos no te acordás porque eras chico, lo estoy viendo como si fuera hoy: en plena crisis de De la Rúa, cuando en casa no teníamos que comer, para llevar un pan a la mesa se había conseguido ese trabajo publicitario de ‘hombre empanada’… De lunes a lunes, ocho horas por día por avenida Callao embutido en su traje de ‘hombre empanada’. ¿Cómo tiene que haberse sentido ese pobre ángel, Carlos, en su fuero íntimo, cómo debe haberse sentido con su título de ingeniero en electrónica, con varios seminarios en su haber, vestido de ‘hombre empanada’? ¿Te lo preguntaste alguna vez?... ¡Me da tanta pena!... Claro, vos eras muy chico…
ASTRONAUTA 1: En el 2001 tenía 35 años, mamá.
ASTRONAUTA 2 (no lo escucha): Fuimos un matrimonio feliz, claro que sí. Feliz, cariñoso: lo que se dice bien avenido. Y cuando murió quedé partida en dos, Carlos. Por eso aunque te parezca una locura: vos sos su prolongación, la continuación de ese gran amor de mi vida que ha sido tu querido padre, Carlos. Sé que tu salud mental es endeble y que este tipo de cosas puede desequilibrarte, pero tenes que comprender que estar con otro hombre sería traicionarlo…
ASTRONAUTA 1: ¡No vuelvas con eso!
ASTRONAUTA 2: ¡Carlos, mirame! ¡Todavía soy joven para amar!...
ASTRONAUTA 1: ¡Tengo náuseas!
ASTRONAUTA 2: Las pasiones humanas son tan curiosas (divertida) Me acuerdo y me sonrojo pero te voy a contar algo: cuando supe que gustaba de vos, en mi delirio de pasión hasta pensé en espiarte mientras te duchabas…
ASTRONAUTA 1: ¡Me vienen arcadas!
ASTRONAUTA 2: Yo que te bañé y cambié desde que naciste, que puedo contar una a una las pequitas de tu cuerpo, que te puse Vic Vaporub en el pechito…
ASTRONAUTA 1: ¡Sí, voy a vomitar!
ASTRONAUTA 2: ¡Espiarte! ¡Qué locura!
ASTRONAUTA 1: ¡A VOMITAR!...
ATRONAUTA 1 se incorpora sin poder contenerse, ASTRONAUTA 2 saca rápidamente del bolso una bolsa de papel y se la da, ASTRONAUTA 1 vomita copiosamente dentro de la bolsa. Ajena a la descompostura de ASTRONAUTA 1, ASTRONAUTA 2 saca del bolso una franela y un vaporizador, empieza a limpiar las butacas, sacude el piso, va hasta la ventanilla y limpia el cristal.
ASTRONAUTA 2 (soñadora): Lo planee cuidadosamente, vendo la casa y nos mudamos a un dúplex con terracita que vi en Chacarita, sino esas viejas me van a sacar el cuero a lonjas…. Vamos a amarnos y a ser felices, es lo que debe hacer cada madre viuda con su dulce hijo huérfano de padre. ¡Ay, Carlos, Carlos, en este momento Dios nos debe estar observando y sonriendo piadosamente!... Sabés qué, me quiero dar un gusto: me voy a poner lolas, ¿qué te parece? Sí, por primera vez voy pensar en mí, aunque te suene egoísta. Soy una mujer que reclama desplegar su femineidad, una mujer que necesita amar, que está viva…
ASTRONAUTA 2 se incorpora, se cuelga la cartera, da un paso al frente y canta:

Canción de amor 2
Hay una voz que murmura que nunca es tarde
Hay una voz que repite que debo amar
Que trepa al viento gritando que me levante
Que nade corriente arriba hasta ver el mar

Soy esa mujer que sabe cual es su signo
Que escucha a su voz secreta con terco ardor
Pelear por el sueño alado que nos remonte
La vida no tiene rumbo si no hay amor

Ven, ven a mis brazos, busca mi boca
Amor, si es amor de veras, no tiene edad
Seamos un cuerpo enamorado
Soy esa mujer que busca la eternidad

Días y noches vacuos ya no me atormentan
Aquella que se refugia en su soledad
Hoy cumple la fantasía que la redime
Soy esa mujer que impuso su sed de amar

Ven, ven a mis brazos, busca mi boca
Amor, si es amor de veras, no tiene edad
Seamos un cuerpo enamorado
Soy esa mujer que busca la eternidad

Promediando la canción vuelve Laura evocada, se desplaza con delicadeza, toma a ASTRONAUTA 1 de las manos y lo obliga a bailar, ASTRONAUTA 1, todavía descompuesto, babeante, no sabe que le pasa y se deja arrastrar. ASTRONAUTA 2, que no ve lo que sucede detrás suyo, en determinado momento los descubre, deja de cantar y va hacia Laura evocada, la agarra de los pelos, la toma del cuello e intenta estrangularla. Como ASTRONAUTA 1 está a punto de desmayarse, ASTRONAUTA 2 suelta a Laura evocada y lo asiste.
ASTRONAUTA 1: No sé qué me pasa. Estoy mareado.
ASTRONAUTA 2: Vos tenés una patada al hígado, Carlos. ¿Qué fue lo último que comiste? Vení, sentate acá.
ASTRONAUTA 2 sienta a ASTRONAUTA 1 en su butaca y vuelve para expulsar de otra patada en el culo a Laura evocada.
ASTRONAUTA 2: ¡YEGUA!
OFF BASE: ¡Aquí Base: la nave pierde control, repito: la nave pierde control!
ASTRONAUTA 1 se toma la cabeza.
ASTRONAUTA 1: ¡ESTO ES UNA PESADILLA! ¿QUÉ HICISTE CON RONNIE, MAMÁ? ¡NECESITO A MI COMPAÑERO, NECESITO A RONNIE AHORA!
ASTRONAUTA 2: ¡RONNIE, RONNIE, BASTA CON RONNIE, ACABALA DE UNA VEZ CON RONNIE!
ASTRONAUTA 1: Aunque sea un gran esfuerzo: razoná un segundo.
ASTRONAUTA 2: ¡Tu compañero ya no está, okey, tu compañero ya no existe!
ASTRONAUTA 1: ¿Como que ya no existe? (risa histérica) ¡Qué estupidez, que no existe!... (cambiando) ¿Cómo que no existe?
ASTRONAUTA 2: ¡No existe, Carlos, ya no existe! ¿Qué más querés saber?
Pausita.
ASTRONAUTA 1: ¿Lo asesinaste?... ¡Lo asesinaste! ¡Me lo imaginaba, lo asesinaste, como a mis humsters!... (llora) ¿CÓMO LO ASESINASTE, DECIME, CÓMO LO HICISTE? ¿LO AHOGASTE EN UN BALDE? ¿LO TIRASTE AL INODORO DICIÉNDOME CUALQUIER MENTIRA?... ¡SOS UNA HOMICIDA, SOS UNA ASESINA, MAMA! ¡TE VOY A DENUNCIAR!...
ASTRONAUTA 1 intenta hablar por el intercomunicador, pero ASTRONAUTA 2 se lo arrebata con frialdad.
ASTRONAUTA 1: ¡¿Estás enferma, no entendés que sin él vamos a morir?!
ASTRONAUTA 2 (amenazante): ¡NO, VOS NO ENTENDÉS!... ¡A VOS NO TE ENTRA EN ESA CABEZA DE CARLITOS EL PELOTUDITO!… (va hasta la ventanilla) ¡TU QUERIDO PADRE, VOS Y YO SOMOS UNA FAMILIA… FA-MI-LIA, A VER SI LO DECODIFICÁS!… ¡LA MEJOR FAMILIA, LA FAMILIA MODELO!...TU PADRE DESDE EL RECUERDO, VOS Y YO DESDE ESTE PRESENTE DESGRACIADO. ¡ASI LO DISPUSO DIOS! ¡NADA NI NADIE PUEDE CAMBIAR ESO, NADA NI NADIE, QUE NO SE TE OLVIDE!... (Pausita. Misteriosa) La vida es como una fantástica tormenta, un día estamos sentados gratamente al sol y al otro la marea, despiadada, nos arroja contra las rocas.
ASTRONAUTA 1 (desconcertado): ¿Y eso qué quiere decir?
ASTRONAUTA 2: ¡No sé, pero suena tan bien!…
(de golpe ve que algo vuelve a surcar el espacio, cambiando) ¡AHÍ ESTÁ DE NUEVO, MIRÁ, MIRÁ CARLOS, ES ÉL, ES TU PADRE, ES DELSIO, ACÁ DELSIO!...
ASTRONAUTA 1 (suplicante): ¡Por favor!
ASTRONAUTA 2: ¡Acá, Delsio, en la nave! Fijate, Carlos, pasó barrenando, llevaba unos anteojos Ray-ban y esquies de alta montaña… ¡Acá, acá en la nave! (llama agitando la mano, va a buscar a ASTRONAUTA 1, lo arrastra hasta la ventanilla)
ASTRONAUTA 1: ¡Soltame!
ASTRONAUTA 2: Es tu querido padre, es Delsio, tenés que verlo, Carlos, tenés que verlo.
ASTRONAUTA 1: ¡DIJE QUE ME SUELTES! ¡NO PUEDE SER! ¡BASTA! ¡PAPÁ NO ESTÁ EN EL CIELO, EN EL ESPACIO EXTERIOR, NI EN NADA QUE SE LE PAREZCA!
ASTRONAUTA 2: ¿Qué te pasa?
ASTRONAUTA 1: ¡QUE ESTOY HARTO, QUE ES HORA QUE LO SEPAS: PAPÁ NO ESTÁ MUERTO, MAMÁ!
ASTRONAUTA 2: ¿Qué decís?
ASTRONAUTA 1: ¡QUE PAPÁ NO ESTÁ MUERTO!
ASTRONAUTA 2: ¡Cómo que no está muerto! ¡Tu padre se atoró en el ascensor, le estalló el vaso y, pobrecito, se ahogó en sangre!... ¡Tengo todos los informes del forense!
ASTRONAUTA 1: ¡Papá no murió, al que enterraron fue a un doble de cuerpo! ¡Papá te abandonó, mamá, te abandonó por otra!
Comienzan a sonar dos alarmas.
ASTRONAUTA 2: ¡QUÉ DECÍS, COCHINO, CALLÁ ESA PODRIDA BOCA!
OFF BASE: ¡Aquí Base, por favor, contesten!...
ASTRONAUTA 1: ¡Papá no tenía una casa de pastas ni era ingeniero en electrónica! ¡Papá era espía de los servicios secretos venezolanos, vendió información clasificada y lo echaron! ¡Papá te abandonó, mamá! ¡Y vive con la hija de la portera en una huerta ecológica en Granadero Baigorria!
OFF BASE: ¡Aquí Base, qué sucede, la nave se descontrola!...
Empieza a titilar una luz colorada.
ASTRONAUTA 2: ¡TE ENCEGUECEN LOS CELOS! ¡NO TE VOY A PERMITIR! ¿ME ESCUCHÁS? ¡NO TE VOY A PERMITIR!
Descontrolada, ASTRONAUTA 2 arranca un pedazo del panel de control y se lo tira a ASTRONAUTA 1, saltan chispas, comienza a sonar otra alarma.
ASTRONAUTA 2: ¡INFAME! ¡NO VOY A ESCUCHAR TODA ESA BASURA!
ASTRONAUTA 1: ¡Es la pura verdad, papá no soportó la convivencia con un ser desquiciado como vos! ¡Además bebía a escondidas y me torturaba repitiéndome una y otra ves “Carlitos el pelotudito! ¡Era una mala persona, era un jodido!
ASTRONAUTA 2: ¡CALLA, SER RUIN, MEFISTÓFELES!
ASTRONAUTA 1: ¡Ahora vas a escucharlo: en noches de juerga llegaba a casa bebido y mientras vos dormías, me obligaba a que jugáramos a ‘Titanes en el ring’, me hacía la toma candado y yo perdía el conocimiento... ¡Por eso tuve que aprender judo, por eso me compré el ‘nunchaco’, para defender mi integridad física!
ASTRONAUTA 2 se abalanza sobre ASTRONAUTA 1, lo agarra de cuello, luchan, ruedan por el piso.
ASTRONAUTA 2: ¡Hablás como un extraño, no sos hijo de mis entrañas!
Por derecha entra Laura evocada.
ASTRONAUTA 2: ¡Vos vení para acá!
ASTRONAUTA 2 la agarra de un pie, Laura evocada cae al piso y la incorpora a la lucha. Luchan lo tres, mientras ASTRONAUTA 2 estrangula a Laura evocada, ASTRONAUTA 1 le hace una llave en el cuello a ASTRONAUTA 2.
ASTRONAUTA 2: ¡INGRATO! ¡ESTÁS CEGADO, ENVENENADO DE MALDAD!
ASTRONAUTA 1: ¡LO ODIO, MAMÁ, LO ODIO...Y CON EL TIEMPO A VOS TAMBIÉN APRENDÍ A ODIARTE! ¡LOS DOS ARRUINARON MI VIDA!
ASTRONAUTA 2: ¡TE CRIAMOS, TE DIMOS UN LUGAR EN EL MUNDO!
Chisporroteos y chorros de vapor, suenan otras alarmas. ASTRONAUTA 2 suelta a Laura evocada, logra zafarse de ASTRONAUTA 1 y se incorpora, Laura evocada aprovecha y desaparece por donde entró.
ASTRONAUTA 2 (golpeándose el pecho): ¡OH MUERTE SEGADORA, LLEVADME, LLEVADME!
OFF BASE: ¡Aquí Base, alerta 4, repito, alerta 4!...
ASTRONAUTA 2: ¡Yo que he dado todo por una familia bien constituida, yo que he sufrido como madre y esposa!...
OFF BASE: ¡La nave pierde propulsión, los sistemas van a colapsar, alerta 4!...
ASTRONAUTA 2: ¡Él, el consentido primogénito, el ingrato retoño, se subleva y me clava sus puñales!...
OFF BASE: ¡Alerta 4, alerta 4!...
ASTRONAUTA 2: ¡Cuánto ha de dolerse una madre del conurbano bonaerense!...
OFF BASE: ¡Abandonen la nave...repito, abandonen la nave!...
ASTRONAUTA 2 (sacada, agarrando el intercomunicador): ¡SEÑOR, NO SABE LO QUE ES UNA DISCUSIÓN FAMILIAR!...
Pausa. Las luces titilan, las alarmas suenan, aumenta el humo, ASTRONAUTA 1 y ASTRONAUTA 2 se apaciguan, lentamente vuelven a sus butacas, ASTRONAUTA 2 se pone el traje presurizado, se abrochan los cinturones. Pausa.
ASTRONAUTA 1: ¿Mamá?
ASTRONAUTA 2: ¿Sí, Carlos?
ASTRONAUTA 1: ¿Vos te acordás de mi caja de ladrillitos Rasti?
ASTRONAUTA 2: Sí, claro, cómo no me voy a acordar.
ASTRONAUTA 1: ¿Dónde fue a parar?...
ASTRONAUTA 2: ¿No te acordás que los donamos en el año 86 a la Casa Cuna?
ASTRONAUTA 1: ¡Tenés razón, lo había olvidado!
Pausa.
ASTRONAUTA 1: Mamá,
ASTRONAUTA 2: ¿Sí, Carlos?
ASTRONAUTA 1: Los humsters, ¿no es verdad que se murieron de viejos, no?
ASTRONAUTA 2: No, los tuvimos que sacrificar, se reproducían demasiado.
Pausa. Luces rojas titilantes, crece el sonido de alarmas, más humo.
ASTRONAUTA 1: Mamá…
ASTRONAUTA 2: ¿Sí?
ASTRONAUTA 1: ¿Quién crees que va a ganar la carrera espacial: los norteamericanos o los rusos?
ASTRONAUTA 2: ¡No sé!
ASTRONAUTA 1: ¿Es algo difícil de pronosticar, no?
ASTRONAUTA 2: Sí, es algo difícil de pronosticar.
ASTRONAUTA 2, saca el termo y el vaso de plástico y sirve leche chocolatada.
ASTRONAUTA 2: Tomate otro vaso de Nesquik. Tragalo de un golpe, vas a ver como te reconforta.
Las luces y el sonido de las alarmas van disminuyendo paulatinamente hasta apagarse del todo. Apagón. Gran explosión: la nave salta en mil pedazos. Pausa.
OFF DELSIO: Hoola, hooola, uno, dos… ¿Cómo funciona? Hooola ¿Hablo por acá? ¡Ah, tengo que apretar este botón!... Hola, hola Yolanda, Carlitos... Acá los muchachos de la Base me hicieron la gauchada… Yolanda, Carlitos soy yo, soy papá… ¡Yolanda, perdoname, hice algo horrible!... No estoy muerto, sabés, después te explico bien… Quería decirles: no hagan locuras, vuelvan. Carlitos, vos que sabés, pega la vuelta, hijo, volvé a la Tierra, Carlitos, ¿me escuchás? pega la vuelta. Yolanda, Carlitos, soy papá, Yolanda, Carlitos…
Tut-tut de teléfono ocupado.

4/4/09

EL AMOR DEL FONDO, DE DANIEL SERRANO

El amor del fondo
Daniel Serrano
Para Javier Vera
Personajes:
Jaime. 37 años.
Adriana. 25 años.
El Chalayo. Alrededor de 50.
La obra empieza con el telón cerrado. Tras un oscuro, se escucha un efecto de rechinido de
llantas y el efecto de un choque automovilístico. De pronto silencio. El telón se abre.
La escena representa un barranco. Lo más alto de las paredes no se alcanza a ver.
Un carro, el que escuchamos al principio de la obra, está en el fondo, con golpes producidos por la caída. Hay mucho polvo. Entre el polvo, sale una mujer tosiendo. Es Adriana.
Adriana.- (Tosiendo) Vamos a llegar tarde. Así no se puede.
Se escucha un leve quejido.
Adriana.- Si no llegábamos hoy, el trámite se iba a la mierda.
Se escucha otro quejido.
Adriana.- Y vamos a volver a empezar, y vas a tener que pagar…
Otro Quejido. Adriana se tira al piso. Está aturdida.
Adriana.- ¿Qué pasó?
Vemos a Jaime que se arrastra hacia ella. Se sigue quejando Viene tosiendo también. Adriana lo ve, y se levanta a ayudarlo.
Adriana.- ¡Mi amor! ¿Estás bien?
Jaime.- ¡Órale!
Adriana.- ¿Qué tienes?
Jaime.- Nada.
Adriana.- (Con un abrazo a medias) Gracias a Dios…
Jaime.- Me dijiste mi amor…
Adriana.- (Contundente) No.
Jaime.- (Ídem) Sí.
Breve pausa.
Adriana.- Se me salió.
Jaime.- Ha de ser.
Adriana.- ¿Qué te crees?
Jaime.- Era un comentario nada mas. Debe de ser la costumbre.
Adriana.- Pues a lo mejor.
Jaime.- Sí.
Adriana.- Por eso nos vamos a divorciar.
Jaime.- ¿Por qué?
Adriana.- Por la costumbre.
Jaime.- ¡Qué poca originalidad!
Adriana.- ¿Y por qué querías?
Jaime.- No sé. Por otra cosa.
Adriana.- Pues no.
Jaime.- Qué bueno que no vamos a ir a un terapeuta matrimonial.
Adriana.- Ja.
Jaime.- Así se dice, ¿no?
Adriana.- ¿Me lo estás insinuando?
Jaime.- ¿Qué?
Adriana.- Que vayamos al consejero matrimonial.
Jaime.- ¿Tú quieres ir?
Adriana.- ¡Claro que no! (Pausa) ¿Lo estás considerando?
Jaime.- No.
Adriana.- Pareciera.
Jaime.- Nunca te sales del guión.
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- Que lo más lógico a decir después de que yo te pregunto si tú quiere ir, es ¡claro que no! Y luego una pausa, y después ¿lo estás considerando?
Adriana lo ve, sorprendida.
Adriana.- Nunca dejas esa maldita maña.
Jaime.- Pues no.
Adriana.- Por eso me quiero divorciar, fíjate. Por esa maldita maña que tienes de ver todo como si
fueran mentiras… ¿cómo dices tú?
Jaime.- Ficción.
Adriana.- Ficción, pues qué palabra tan sofisticada. ¡A mí me parecen puras mentiras!
Adriana se aleja, enojada. Va hacia el carro. Lo observa.
Adriana.- ¡En la madre!
Jaime.- ¿A poco no te da gusto?
Adriana.- ¿El madrazo?
Jaime.- Ni duda que andas negativa.
Adriana.- ¿Entonces?
Jaime.- ¿Cómo va a ser el madrazo?
Adriana.- Pues dime.
Jaime.- Que me lo estés contando.
Adriana.- ¿Quieres que te lo cuente?
Jaime.- ¿Qué?
Adriana.- ¿Qué no te diste cuenta del madrazo?
Jaime.- (Fingiendo) No.
Adriana.- ¡También por eso!
Jaime.- ¡No vengas otra vez con eso! ¡Es que eres tan predecible, por eso me divorcio!
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- (Tranquilo) Eso ibas a decir, ¿no?
Silencio. Adriana no sabe que decir.
Jaime.- Estoy cabrón…
Adriana.- ¡Exacto! Eres muy inteligente.
Jaime.- Pues aunque lo digas con ese tonito.
Adriana.- ¿Qué tonito?
Jaime.- Eres predecible, Adriana.
Adriana.- (Más fuerte) ¿Qué tonito? Lo dije sin tonito.
Jaime.- Pero lo ibas a decir.
Adriana.- ¡Ya, carajo! ¡Siempre lo mismo! ¡Siempre de la misma manera…!
Jaime.- (La interrumpe, gritando) ¡Qué madrazo!
Silencio. Adriana lo observa. Se va y se mete detrás del carro.
Jaime.- ¿Y ahora qué vamos a hacer?
Adriana.- ¿Me lo preguntas a mí?
Jaime.- ¿Tú qué crees?
Adriana voltea a todos lados.
Adriana.- Pues sí.
Silencio.
Adriana.- ¿Y por qué me lo preguntas a mí?
Jaime.- ¿Y cómo a quién quisieras que le preguntara?
Adriana.- A ti mismo.
Jaime.- Ya me lo pregunte.
Adriana.- No te oí.
Jaime.- En todo quieres estar.
Adriana.- ¿Y qué te respondiste?
Jaime.- Que no sabía y que te preguntara a ti.
Adriana.- ¿A mí?
Jaime.- ¿A quién más?
Adriana.- (Desesperada) ¡Ya!
Silencio largo.
Adriana.- Tú eres el hombre de la casa.
Jaime.- Ya sé por dónde vas.
Adriana.- ¿Y qué? No es adivinanza.
Jaime.- Ya no soy el hombre de la casa.
Adriana.- ¿Ah no?
Jaime.- Ahora soy el hombre del barranco.
Jaime estalla en una sonora carcajada, que interrumpe de pronto cuando se da cuenta que Adriana lo observa, sin reírse.
Jaime.- ¿No le entendiste?
Adriana.- Sí.
Jaime.- ¿Y?
Adriana.- Pues que no me causa gracia. Sobre todo porque nunca lo fuiste.
Jaime.- ¿Nunca fui qué?
Adriana.- Y dale vueltas… ¡El hombre de la casa!
Jaime.- ¿Ah no?
Adriana.- No.
Jaime.- Entonces para qué preguntas.
Silencio largo. De pronto se escucha un sollozo. Es Adriana.
Jaime.- ¿Y ahora?
Adriana.- Pudimos habernos matado…
Jaime.- ¿Y qué?
Adriana.- ¡Pendejo!
Jaime.- No tenemos nada, no tenemos hijos, ¿Qué más da?
Adriana.- ¡Que a mí sí me gusta la vida!
Jaime.- ¿De veras?
Adriana.- ¿Lo dudas?
Jaime.- Pues el otro día me dijiste que la vida estaba cabrona.
Adriana.- Sí está.
Jaime.- Y que querías morirte.
Adriana.- Es un decir.
Jaime.- ¿Es un decir?
Adriana.- (Irónica) A lo mejor te lo dije porque coincidió con que me estabas pidiendo el divorcio.
Jaime.- ¡Yo no te lo pedí!
Adriana.- Lo sugeriste.
Jaime. ¿Ya ves?
Adriana.- Es lo mismo.
Jaime.- ¡No es lo mismo!
Adriana.- (Sube la voz) ¡No es lo mismo!
Jaime.- (Ídem) ¿Qué vamos a hacer?
Adriana.- (Ídem) ¡Tú dime!
Jaime.- (Ídem) ¡No tengo ni puta idea!
Adriana.- (Ídem) ¡Pues yo tampoco!
Ambos.- (Ídem) ¡Ya!
Silencio largo.
Adriana.- ¿Y si hablas por teléfono?
Jaime.- ¿A quién?
Adriana.- Pues no sé. A quien nos pueda ayudar.
Jaime la ve. De pronto se suelta riendo.
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- De pronto pensé en hablarte a ti.
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- Para que me ayudaras.
Adriana lo observa. No puede evitar sonreír. De pronto se torna seria.
Adriana.- ¿Ya ves?
Pausa corta.
Jaime.- Sí.
Adriana.- ¿Sí?
Jaime.- Ajá.
Adriana.- Pensé que ibas a decir qué.
Jaime.- Yo no soy tan predecible.
Adriana.- ¡Ay ya!
Jaime.- ¿Qué?
Adriana.- ¿Podríamos dejar de hablar así?
Jaime.- ¿Cómo?
Adriana.- Como dos viejos conocidos.
Jaime.- Pues eso somos, ¿qué no?
Adriana.- No. Todo lo contrario. Por eso no somos, porque nos la pasamos así.
Jaime.- Uta.
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- Me quedó clarísimo.
Adriana.- ¡Gracias, Dios mío!
Jaime.- Adriana, fue irónico.
Adriana.- Para mí no.
Jaime.- ¿Qué?
Adriana.- Ya decidí no escuchar entonaciones. Sólo significados.
Jaime.- ¡Órale! ¡Cómo has aprendido de mí!
Adriana.- Pues no tanto. Eso no lo aprendí de ti.
Jaime.- Qué bueno, porque eso no se puede.
Adriana.- Pues yo creo que sí.
Jaime.- Pues yo creo… No, no creo, estoy seguro que no.
Adriana.- Lo voy a intentar.
Jaime.- Allá tú.
Adriana.- De todos modos no tengo nada que hacer.
Jaime.- ¡Tienes que salvar tu vida!
Adriana.- ¿Está en peligro?
Jaime.- Estamos en el fondo de un barranco.
Adriana.- A menos que tú seas un peligro.
Jaime.- Pues si sigues así me voy a convertir en un peligro.
Adriana.- ¡Ándale, me encantaría!
Jaime ha perdido la paciencia. Se aleja de ella. Silencio largo.
Adriana.- ¿Será eso?
Jaime.- ¿Qué?
Adriana.- La falta de peligro.
Jaime.- Aguas.
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- Ya sé a dónde vas.
Adriana.- Estoy pensando.
Jaime.- ¡Aguas!
Adriana.- Eso fue, nos faltó algo. Peligro, comunicación.
Jaime.- ¡Ya!
Adriana.- Nos faltó tolerancia.
Jaime.- Adriana, por favor, no mames.
Adriana.- ¿Qué tiene?
Jaime.- Somos normales. Somos personajes comunes y corrientes; ordinarios.
Adriana.- ¿Y?
Jaime.- Ya sé lo que sigue. Ese guión se ha escrito muchísimas veces (Adriana no le contesta. Sólo lo ve) Viene un momento de reflexión, donde reconocemos nuestros errores, donde todos nos echamos la culpa, donde nos damos cuenta que nos faltó inteligencia, y… viene la reconciliación, porque nos creemos tan inteligentes, que suponemos que somos capaces de enderezar el barco… Y luego voy a querer coger. (Pausa) Punto.
Pausa.
Adriana.- ¿Y qué tiene?
Jaime.- ¿Qué tiene? ¿Ya no te acuerdas?
Adriana.- ¿De hacer el amor? Bueno…
Jaime.- (Interrumpe) Adriana, no te hagas buey. Antes de caernos a este barranco, íbamos al registro civil ¡a divorciarnos!
Adriana.- (Ve la hora) Pues no creo que lleguemos. Y acuérdate lo que dijo el juez.
Jaime.- ¡Ya sé lo que dijo el juez! ¡Y no es juez! ¡Es un secretario de algo! Además todavía tenemos tiempo.
Adriana.- Jaime, Jaime. No creo que salgamos de aquí en media hora.
Jaime.- ¿Por qué no?
Adriana.- (Refiriéndose al celular) Porque resulta que no hay señal.
Jaime.- ¡Todo lo quieres solucionar con el celular!
Adriana.- Pues allá tú.
Jaime.- ¡Oye, no es nada más mi problema!
Adriana.- Tú eres el de la prisa.
Jaime.- ¿Yo? Ahora resulta. ¿Ya no te acuerdas? (Ella no contesta) ¡La que me dijo que se iba de la casa eres tú!
Adriana.- Pues sí, pero yo nunca dije que quería divorciarme.
Jaime.- ¡Chingado, Contigo no se puede!
Jaime camina como desesperado. Ve hacia la cima del barranco. Adriana se sienta en algún lado.
Busca un cigarro. No lo encuentra. De pronto Jaime se detiene al centro del escenario, viendo hacia arriba
Jaime.- (Gritando) ¡Auxilio! ¡Estamos acá abajo! ¡Ayúdenme! ¡Acá abajo!
Adriana lo observa con una leve sonrisa.
Jaime.- (Ídem) ¿Hay alguien arriba?
Adriana.- Imagínate, que te contestaran.
Jaime.- Parece que no quieres.
Adriana.- Pues sólo que alguien se haya parado a algo.
Jaime.- A miar.
Adriana.- Eres un corriente.
Jaime.- ¿Ya se te olvidó?
Adriana.- ¿Ya se me olvidó?
Jaime.- Tengo ganas de que te orines dentro de mí.
Adriana.- Eres un cabrón.
Jaime.- ¿Y qué te respondí?
Adriana.- Que me podía dar una infección en la vagina.
Jaime.- En la panocha.
Adriana.- ¡Jaime!
Jaime.- Así me dijiste.
Adriana.- Estaba excitada.
Jaime.- Estabas caliente.
Adriana.- ¿Cuál es la diferencia?
Jaime.- Que cuando estás excitada, dices vagina, y cuando estás caliente dices pa…
Adriana.- (Interrumpe gritando a la cima) ¿Hay alguien allí?
Jaime.- Que te fueran contestando.
Adriana.- Pues de eso se trata.
Jaime.- Que te fueran contestando que sí.
Adriana.- Ni modo que me contesten que no.
Jaime.- Imagínate, qué tragedia.
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- Que te contesten que no.
Adriana.- Que estupidez.
Jaime.- Por eso.
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- Por eso vamos a donde vamos.
Adriana.- Por si no lo has notado, no vamos a ninguna parte.
Jaime.- Pero iremos.
Adriana.- (Toma el celular) Esta cosa no funciona.
Jaime.- Fíjate lo que son las cosas. Cuando lo compraste no era cosa, y me intentaste convencer de que era una compra chingona.
Adriana.- Estupenda.
Jaime.- La cosa estupenda se convirtió en esta cosa que no funciona.
Adriana.- ¿Y qué quieres que haga?
Jaime.- La cosa deja de ser cosa cuando pierde su utilidad.
Adriana.- No lo puedo creer.
Jaime.- Pues créelo.
Adriana.- No puedo creer que estemos hablando de esto.
Jaime.- ¿Verdad que es ridículo?
Adriana.- Antes no te parecía tanto.
Jaime.- Y sigue sin parecérmelo. Pero estoy tratando de pensar como tú.
Adriana.- A mí no me parece ridículo.
Jaime.- Lo último en tecnología y sirve para pura chingada.
Adriana.- ¡Ya!
Jaime.- A lo mejor si gritas por el teléfono.
Adriana.- Pendejo.
Jaime.- Inténtalo, nada te cuesta.
Adriana le avienta con el celular.
Adriana.- ¿Hay alguien allí?
El Chalayo.- (En off) No.
Adriana y Jaime se quedan petrificados. Sólo mueven los ojos. Luego, se van acercando, en un movimiento inconsciente de protección. Hasta que quedan casi espalda con espalda.
Adriana.- ¿Oíste?
Jaime.- No.
Adriana.- Eso dijo.
Jaime.- Sí.
Adriana.- ¿Quién fue?
Jaime.- Sabe.
Adriana.- Fuiste tú.
Jaime.- No.
Adriana.- Era tu voz.
Jaime.- ¿Mi voz?
Adriana.- No. No era tu voz.
Jaime. Claro que no.
Adriana.- ¡Dios mío!
Jaime.- Tranquila.
Jaime se aleja dos pasos de Adriana.
Adriana.- No te vayas.
Jaime.- Voy a ver.
Adriana.- Espérame.
Jaime.- Tú quédate aquí.
Adriana.- (Lo sigue) ¿A dónde vas?
Jaime.- A ver quién es.
Adriana.- No es nadie.
Jaime.- Pero dijo no.
Adriana.- Por eso. Dijo que no estaba.
Jaime.- Pues entonces sí está. Pero no está…
Adriana.- (Aprieta los dientes) No empieces con eso ahorita.
Jaime se pone en posición para volver a gritar.
Jaime.- ¡¿Hay alguien allí?!
El Chalayo.- (Entrando) Ya te dije que no.
Adriana y Jaime se apartan asustados. El Chalayo es un hombre de unos 50 años. Su ropa está llena de polvo, con apariencia de gambusino. Barba y pelo crecidos.
Jaime.- ¡Ay cabrón!
El Chalayo.- Estoy aquí. No allá.
Adriana.- ¿Quién eres?
Jaime.- No le preguntes eso
Adriana.- ¿Por qué?
El Chalayo.- ¿Por qué?
Jaime.- Porque… porque es obvio.
El Chalayo.- ¿Ah sí? ¿Pues quién soy?
Jaime.- No tenemos dinero. Nos acabamos de caer…
El Chalayo.- ¿Y eso qué?
Adriana.- Con el accidente se nos perdió.
El Chalayo.- Yo no quiero dinero.
Adriana.- ¿Qué quieres?
El Chalayo.- Nada.
Jaime.- ¿Nada?
El Chalayo.- Aquí es lo único que se puede pedir... nada.
Adriana.- Queremos salir.
El Chalayo.- Yo también quería.
Adriana.- ¿Querías?
El Chalayo.- Pero ya ni eso.
Jaime.- Pero nosotros sí queremos.
El Chalayo.- (Se sienta en alguna roca) Así es al principio. Pero luego uno se acostumbra.
Adriana.- ¿Se acostumbra?
Jaime.- ¿A qué?
El Chalayo.- A estar. Pero luego se pasa. Uno se memoriza todas las piedras, y luego a olvidarlas para volverlas a memorizar. Aquí uno tiene que entender que la esperanza no muere a lo último. Es más, se aprende a que es lo primero que se muere.
Adriana.- Pero nosotros tenemos que salir de aquí.
El Chalayo.- Esas ganas también se te tienen que quitar. Y muchas otras ganas que te daban. Lo
bueno es que te das cuenta que las ganas son una cosa mental. Y cuando pase eso, pues ya no van a tener ningún problema.
Jaime.- ¿Quién eres?
El Chalayo.- Soy el Chalayo.
Silencio.
El Chalayo.- Así nomás. Sin apellido.
Jaime.- ¡Qué personaje!
El Chalayo se encoge de hombros. Sale.
Adriana.- ¿Quién es?
Jaime.- El Chalayo.
Adriana.- Nadie puede ser así nada más el Chalayo. Tiene que ser alguien.
Jaime.- No necesariamente.
Adriana.- ¿Es un fantasma?
Jaime.- ¡No!
Adriana.- ¿A poco te asustan los fantasmas?
Jaime.- Si fuera fantasma tendría que estar muerto.
Adriana.- ¿A poco te asustan los muertos?
Jaime.- No seas tonta. Si fuera un muerto, caería en el lugar común. Y eso no sería interesante.
Adriana.- ¿Qué dices?
Jaime.- Es mejor que no esté muerto.
Adriana.- Sería lo más normal.
Jaime.- ¿Ver a un muerto sería lo más normal?
Adriana está al borde del llanto.
Adriana.- Estamos muertos.
Jaime.- ¿Qué dices?
Adriana.- Pudimos ver a ese señor porque estamos muertos.
Jaime.- ¡Qué chafa!
Adriana.- ¿No tienes miedo?
Jaime.- ¿Por qué voy a tener miedo?
Adriana.- Por eso no tienes miedo, porque estás muerto.
Jaime.- Adriana, por Dios. ¿Por qué voy a estar muerto?
Adriana.- Porque nos caímos a un barranco de 20 metros.
Jaime.- ¿Y ahora tú y yo estamos atrapados en el fondo del barranco?
Adriana.- ¡Exacto!
Jaime.- ¿Te estás dando cuenta de la estupidez que estás diciendo?
Adriana.- ¿Cuál estupidez?
Jaime.- O sea que no.
Adriana.- No dije nada.
Jaime.- Si estuviéramos muertos, podríamos volar, desaparecer de aquí en este mismo momento.
Adriana.- ¿De dónde sacas esto?
Jaime.- Ten la seguridad de que no estuviera contigo.
Adriana.- ¿Por qué?
Jaime.- Adriana, por favor. Cuando alguien se muere, no se va a vivir con la vieja con la que está a
punto de divorciarse.
Adriana.- Ahora me vas a decir que la vida conmigo fue un infierno.
Jaime.- Conste que tú lo dijiste.
Adriana.- ¿Qué dije?
Jaime.- Te defiendes mejor callada.
Entra El Chalayo. Jaime y Adriana se separan y caminan sobre sus pasos para calmarse. El Chalayo saca una cantimplora. Se las avienta. Jaime la atrapa. Ve desconfiado al Chalayo.
El Chalayo.- Tómale. Es por tu bien.
Jaime.- ¿Qué es?
El Chalayo.- Agüita
Jaime.- ¿De qué?
El Chalayo.- De salvia divinorum
Adriana.- ¿Qué es eso?
El Chalayo.- Si no quieren no.
Pausa. Dudan. Y por fin le dan un trago pequeño. Le avientan de nuevo la cantimplora. El Chalayo
la atrapa. La destapa y le da un traguito.
El Chalayo.- Antes podía ver el mar. Me paraba horas, arriba del Rinoceronte, y allí me quedaba,
mirando el mar. El Rinoceronte se murió cuando nos caímos. No sufrió mucho. Yo sí. Lo bueno es que él no me vio cuando lloré. Hasta eso que lloré poquito. Se murió despacito, pero no sufrió porque en sus ojos se veía el mar. Como si se le hubiera quedado grabado para siempre. ¡Te vas a quedar ciego de tanto ver agua!, le decía yo. Y como que el Rinoceronte se reía. ¿Saben por qué le pusimos así?
Adriana y Jaime no contestan.
El Chalayo.- Pues porque tenía como un hueso salido entre la crin. La Evangelina decía que le pusiéramos mejor Pegaso, pero a mí me pareció como muy maricón el nombre. Es que la Evangelina era muy femenina. Y no se agüitó el bato cuando le dimos carrilla. ¡Pinche Evangelina! Qué puto te viste. Y la Evangelina se reía. Y no me lo van a creer, pero El Rinoceronte también se reía.
El Chalayo le da otro trago a la cantimplora. Se queda un momento callado.
Jaime.- ¿Se siente mal?
El Chalayo.- Al principio. Ahora ya no.
Adriana.- ¿Cómo llegó aquí?
El Chalayo.- Caí de un entrepaño del cielo.
El Chalayo se empieza a alejar.
El Chalayo.- No fue el entrepaño mayor. Ánimas que así fuera. Un común y corriente entrepaño del cielo que se empeña en no dejar dormir a los seres vivientes. Me empañé, reboté, y cuando caí, supe que ya no me podría regresar…
El Chalayo sale.
Adriana.- (A el Chalayo) ¿A dónde va?
Jaime.- Déjalo que se vaya.
Adriana.- (A Jaime) ¿A dónde va?
Jaime.- No sé. Pero tenemos que irnos de aquí lo más pronto posible.
Adriana.- ¿Nos va a matar?
Se hace un silencio extraño. Los personajes quedan por un momento pensativos. Jaime se acerca a una pared del barranco, para intentar escalarla.
Adriana.- Nos va a matar.
Jaime.- No.
Adriana.- ¿Por qué estás tan seguro?
Jaime.- No estoy seguro.
Adriana.- Entonces ¿por qué lo dices?
Jaime.- Por su manera de hablar.
Adriana.- ¿Qué tiene que ver?
Jaime.- Que un asesino no habla así.
Adriana.- Entonces no es un asesino.
Jaime.- Esta no es una historia común y corriente.
Adriana.- ¿Cómo lo sabes?
Jaime.- Pues porque… ¡lo sé y ya!
Adriana.- Tengo miedo.
Jaime.- ¡Yo también! ¡Me estoy cagando de miedo! ¡Y entre el miedo y tú, no me dejas concentrarme!
Jaime intenta de nuevo escalar, pero no lo logra. Adriana intenta empujarlo, en una actitud casi
infantil. Sin que se den cuenta, entra El Chalayo. Trae una cobija desvencijada.
El Chalayo.- No se puede.
Adriana y Jaime desisten, y lo voltean a ver.
El Chalayo.- Ya traté, algunas veces. Usé varias técnicas. No se puede.
Adriana.- Usted es un hombre viejo.
El Chalayo.- Ahora me hablas de usted.
Jaime.- Adriana…
El Chalayo.- Yo también le voy a hablar de “usted”. (Le da un sorbo a su cantimplora) Usted es una mujer tonta.
Adriana.- ¡Qué le pasa!
Jaime.- Adriana…
El Chalayo.- Usted no se da cuenta de nada. No sabe nada.
Adriana.- Pero…
El Chalayo.- Ni siquiera fue capaz de sentir la caída.
Adriana.- ¿Qué dices?
El Chalayo.- Ahora me hablas de tú. No sabes de qué color fue la caída. Ni que olor tiene la muerte, ni el sabor de aire que se te coló por el culo.
Adriana.- ¡Óigame!
El Chalayo.- Usted se va a morir.
Adriana.- (Camina hacia la orilla del barranco. Grita hacia arriba) ¡Auxilio, sáquenme de aquí!
Jaime permanece entre Adriana y El Chalayo. Este se vuelve a sentar.
El Chalayo.- Guarde la voz para que Dios nos guarde.
Adriana.- ¿Qué te pasa, imbécil?
Jaime.- Adriana…
Adriana.- ¿Vas a dejar que me insulte?
Jaime.- ¡Cálmate!
El Chalayo.- El síndrome del coraje.
Adriana.- (Llorando) Me quiero ir… Me quiero largar de aquí.
Jaime la abraza.
Jaime.- Cálmate. Vamos a salir pronto.
El Chalayo se acerca a ellos. Les avienta la cobija.
El Chalayo.- Buenas noches…
Camina a la salida. Se detiene un paso antes de salir.
El Chalayo.- ¿O debería decir hasta mañana?
Sale.
Jaime.- ¡Chingada madre, Adriana!
Adriana.- ¿Y ahora qué?
Jaime.- ¡Te portas como una pendeja!
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- No me estás ayudando.
Adriana.- ¿No te…?
Jaime.- (Interrumpe) ¡No!
Adriana.- En la madre.
Jaime.- Lo más seguro es que sí esté muerto.
Adriana.- ¿Qué dices?
Jaime.- En el chingado infierno.
Adriana.- ¡Pendejo!
Jaime.- Aquí lo que sigue es que yo te diga otro insulto, y que tú me lo contestes…
Adriana.- ¡Puto!
Jaime.- …y después de muchos insultos nos golpeemos…
Adriana.- ¡Cabrón!
Jaime.- Y que cuando veamos que no nos hacemos daño nos soltemos llorando…
Adriana.- ¡Cállate!
Jaime.- Y luego nos abracemos… (Explota) ¡Ni madre! ¡Ni madre! ¡Ni madre! ¡Ni madre!
Adriana.- ¡Chinga tu madre!
Adriana Se suelta llorando. Jaime se va a otro extremo de la escena. Camina por un momento en
círculo y luego se sienta. Silencio.
Adriana.- ¿Qué estamos haciendo aquí?
Jaime.- El ridículo.
Adriana.- El ridículo… Ajá… Buena respuesta.
Jaime.- Pésima respuesta.
Adriana.- Lo dije irónicamente.
Jaime.- Pues no se notó.
Adriana.- (Irónicamente) Buena respuesta.
Jaime.- ¿Podrías dejar este tonito?
Adriana.- ¿Podrías dejarme en paz?
Jaime.- Si quieres me voy.
Adriana.- ¡No!
Jaime.- La última vez que dije eso, contestaste lo contrario.
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- Dijiste que sí.
Adriana.- Es distinto.
Jaime.- O diferente.
Adriana.- Es lo mismo.
Jaime.- No. No es lo mismo.
Adriana.- ¡Por Dios! ¿Me vas a dar ahorita una clase de sinónimos?
Jaime.- Yo ya no te puedo enseñar ni madre.
Adriana.- Gracias por reconocerlo.
Jaime.- No es por mí. Es que tú ya no entiendes nada.
Adriana.- Nos estamos ciclando.
Jaime.- Es que ya no tenemos a dónde ir. Como personajes nos conocemos todo de todo.
Adriana.- ¿Y eso qué tiene que ver?
Jaime.- Lo malo es que no estamos nada más para nosotros.
Adriana.- ¿Ah no? ¿Y como para quién? (Jaime va a responder, pero Adriana lo interrumpe) Lo
dije en tono irónico.
Jaime se levanta. Camina hacia donde salió El Chalayo.
Jaime.- (Gritando) ¡Amigo!
Adriana se levanta como resorte.
Adriana.- ¿Qué estás haciendo?
Jaime.- ¡Amigo! ¿Estás allí?
Adriana llega hasta donde está Jaime.
Adriana.- ¡Espérate!
Jaime.- ¡No me voy a ir!
Adriana.- ¡No lo llames!
Jaime.- Quiero dormirme pronto.
Adriana.- ¡Por eso, no lo llames!
Jaime.- ¿Cómo le hacen las mujeres para poner en pausa las broncas?
Adriana.- ¿Por qué hablas de las mujeres como si todas fuéramos iguales?
Jaime.- Tienes razón. Corrijo. ¿Cómo chingados le haces tú para poner en pausa las broncas?
Adriana.- ¡Pinche Joto!
Jaime.- ¡Señor juez! Me quiero divorciar de esta mujer porque soy joto. ¡Mira, que buena idea! ¡Lo
de vieja insoportable y pendeja lo dejo para otra ocasión! ¡Amigo!
El Chalayo.- (Entrando) Hasta en la tierra de nada, la noche se hizo para dormir.
Jaime.- (A bocajarro) ¿Está usted muerto?
Pausa. El Chalayo se le queda viendo. Luego ve a Adriana. Hay una falsa expectativa. El Chalayo
se empieza a reír.
El Chalayo.- (Sale, riéndose) Buenas noches.
Pausa. Jaime y Adriana se quedan pasmados. No saben que decir. Cada uno se va a un extremo del barranco. Adriana se lleva la cobija raída que el Chalayo le trajo. Se hace un silencio que deja escuchar los sonidos de la noche.
Jaime.- Dicen que hay un país en el que basta con que uno le escriba tres veces al cónyuge que
quiere divorciarse, y ya estuvo.
Adriana.- ¿Y?
Jaime.- Que no importa donde se escriba.
Adriana no contesta.
Jaime.- Hasta puede ser un mensaje de celular. (Pausa) Bueno, en realidad tendrían que ser tres.
Pausa.
Adriana.- ¿Y está muy lejos ese país?
Jaime.- Sí. Por allá por Asia.
Adriana.- ¿Te gustaría vivir allá?
Jaime.- No me gustan los chinos.
Adriana.- Pero no estaríamos aquí.
Jaime.- ¿Cómo?
Adriana.- Si viviéramos allá, no estuviéramos aquí, atrapados.
Jaime.- Estar en Asia no es la única forma de evitar estar aquí.
Adriana.- Pues sí.
Jaime.- ¿A poco me hubieras mandado esos mensajes?
Adriana.- ¿Cuáles mensajes?
Jaime.- Los mensajes del celular.
Adriana.- ¿Cómo crees?
Jaime.- Es más práctico.
Adriana.- Pues sí, pero… Cómo que es muy informal… Muy fácil.
Jaime.- Pues así tendría que ser… Fácil.
Adriana.- Pero como que pierde seriedad.
Jaime.- Vamos a pasar a la historia como el divorcio más complicado.
Adriana.- Yo digo que el divorcio determina la seriedad del matrimonio.
Jaime.- ¿Cómo?
Adriana.- Sí. Mientras más complicado, quiere decir que hubo más amor.
Jaime.- Aunque quién sabe.
Adriana.- ¿Por qué?
Jaime.- Porque nosotros no estamos complicando el asunto.
Adriana.- ¿Ah no?
Jaime.- Pues no.
Adriana.- ¿O sea que estás dispuesto a mandarme tres mensajitos por celular para acabar con nuestro matrimonio?
Jaime.- No.
Adriana.- Menos mal.
Jaime.- Es que no hay señal.
Adriana.- (Ofendida) ¿Qué?
Jaime.- En los celulares…
Silencio. Ambos personajes se reacomodan en el escenario. Lejos uno del otro. Intentan dormir. El Chalayo se acerca a Adriana. Ella lo observa, temerosa. En la siguiente escena, El Chalayo le habla en susurro todo el tiempo.
El Chalayo.- Es normal, aquí todos se desfasan.
Adriana no responde.
El Chalayo.- Y la mejor solución es volver normal este asunto. (Pausa) Entre más rápido, mejor.
(Pausa) Hasta aprende uno a querer el lugar. (Pausa) Algunas cosas se extrañan, pero luego uno le da gracias al creador o a alguien que exista allá arriba. (Pausa) ¿Eres católica?
Adriana.- (También en susurro) Sí.
El Chalayo.- Mejor. Porque así se ahoga uno menos feo.
Adriana.- ¿Usted es católico?
El Chalayo.- No. Por eso me estoy volviendo loco.
Adriana.- No tiene nada que ver.
El Chalayo.- Claro que sí. Prefiero volverme loco, que tragarme esa historia de que a este mundo
vinimos a sufrir.
Adriana.- Usted no habla como pordiosero.
El Chalayo.- ¿No le estoy diciendo? ¿No escucha bien?
Adriana lo observa, temerosa.
El Chalayo. - Lo bueno de esto, es que yo mismo decidí volverme loco.
Silencio.
Adriana.- Eso no se puede.
El Chalayo.- Claro que se puede. Si no, ¿cómo?
Adriana.- ¿Cómo qué?
El Chalayo.- ¿Cómo volver a la normalidad?
Adriana lo ve sin entender nada.
El Chalayo.- Lo malo de volver normal el asunto, es que uno tiene que enloquecer.
Adriana.- Usted habla muy raro.
El Chalayo.- Y hasta se puede llegar a ser muy feliz.
Adriana.- Usted me da miedo.
El Chalayo.- Demasiada cordura. Por eso te doy miedo. (Pausa) Y fíjate, lo que son las cosas… El loco le tiene miedo a la locura.
Adriana.- Usted no se explica.
El Chalayo.- (En pleno susurro) Usted es la que no entiende… Usted es muy pendeja… Ya se lo
había dicho, ¿no?
Adriana.- ¿Qué…?
El Chalayo.- ¿No se le hace mucha casualidad que justamente el día en que se van a divorciar, algo “ajeno” no les permite llegar ante un juez?
Adriana.- ¿Qué quiere decir?
El Chalayo.- Todo esto fue planeado.
Adriana.- Usted está loco.
El Chalayo.- Pero no pendejo. Todo esto lo planeó él. Porque no quería divorciarse, porque la ama.
Adriana.- (Duda un poco) ¿Él… le dijo?
El Chalayo.- No. Se nota.
Adriana.- No creo que…
El Chalayo.- ¿A qué se dedica?
Adriana.- ¿Yo?
El Chalayo.- Él. ¿A qué se dedica?
Adriana.- Es escritor.
El Chalayo.- ¿Y?
Adriana.- ¿Qué?
El Chalayo.- Usted se anda quejando siempre de él.
Adriana.- No entiendo…
El Chalayo.- De sus ficciones. Así le dice él. Usted dice que son mentiras.
Adriana.- A ver, a ver…
El Chalayo.- ¿Le da miedo?
Adriana.- Usted…
El Chalayo.- (Se acerca a ella, y hace evidente que la está viendo a los ojos) ¿Le da miedo pensar que él inventó todo esto?
Aparece Jaime cerca de ellos. El Chalayo no deja de ver a Adriana a los ojos. Ella está como hipnotizada.
Jaime.- ¿Qué pasa?
El Chalayo.- No está fácil el asunto.
Jaime.- ¿Cuál asunto?
El Chalayo.- Pues ese que me encargó.
Jaime toma a Adriana de los hombros y la levanta.
Jaime.- (A El Chalayo) ¿Qué le hizo?
Adriana.- (A Jaime) ¿Así que tú planeaste todo esto?
Jaime.- ¿De qué hablas?
Adriana.- (Se suelta llorando) Me pudiste haber matado…
Jaime.- ¿Qué te dijo este tipo?
Adriana.- Era una solución redonda, ¿verdad? Así nos matamos y ya no hay divorcio.
Jaime.- ¿Qué estás diciendo?
Adriana.- Y no tenemos que dar explicaciones a nadie.
Jaime.- (Al Chalayo) ¿Qué le dijiste, cabrón?
Adriana.- Estás enfermo.
Jaime.- (Se deja ir enfurecido contra El Chalayo) ¡Hijo de tu puta madre!
El Chalayo retrocede unos pasos y rápidamente saca una pistola. Se la pone en la frente a Jaime.
Este, evidentemente se detiene.
El Chalayo.- ¡No te rajes, hijo de la chingada!
Adriana.- ¡No le saques, cabrón.
Jaime.- ¿Qué traen?
El Chalayo.- (Sigue con la pistola en la frente) ¿Lo mato?
Jaime.- ¿Qué?
El Chalayo.- ¡No te hablo a ti! ¿Lo mato?
Adriana sigue lloriqueando.
Jaime.- (A Adriana, sin mover la cabeza) ¡Contesta, chingado!
Adriana.- ¡Mátalo!
El Chalayo.- ¡Usted manda!
Jaime.- ¡Adriana!
El Chalayo.- Ya oíste, hermano. Ni modo. Las viejas mueven al mundo.
Adriana.- (Histérica) ¡Ya!
El Chalayo amartilla la pistola. Jaime brinca hacia un lado, en un acto natural de salvarse. El
Chalayo dispara, y acompaña el tronido de la pistola con un “pum”. La pistola no está cargada. Se hace un silencio. El Chalayo empieza a reírse a carcajadas. Jaime se arrastra a toda velocidad y se esconde detrás del carro. Adriana se queda aterrorizada, en su lugar. El Chalayo se acerca a Adriana.
El Chalayo.- (Otra vez, susurrándole) Fíjate muy bien lo que dices… ¡pendeja!
El Chalayo sale de escena. Silencio total. Adriana se enconcha. Pasa un momento. Se queda inmóvil.
Adriana.- ¿Has pensando en lo último que te gustaría hacer?
Jaime.- Sí.
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- No lo sé. Lo he pensado solamente.
Adriana.- Yo también.
Jaime.- Y aquí yo te tendría que preguntar qué, pero mejor te voy a responder. Lo único que no me gustaría es hacer el amor.
Adriana.- ¿Por qué?
Jaime.- ¿A ti sí?
Adriana.- Depende.
Jaime.- ¿Con quién?
Adriana.- Sí.
Jaime.- ¿Y el lugar?
Adriana.- ¿Cómo?
Jaime.- ¿No es importante el lugar?
Adriana.- Tal vez. No lo había pensado.
Jaime.- Las mujeres dependen más del sujeto.
Adriana.- ¿Ustedes no?
Jaime.- Se siente igual con todas.
Adriana.- ¡Pinche macho!
Jaime.- De todos modos no me gustaría.
Adriana.- ¿Así que te da lo mismo hacer el amor conmigo que con una pinche gorda?
Jaime.- Me da exactamente lo mismo. Pero ese no es el caso.
Adriana.- ¿Y por qué?
Jaime.- Porque estamos hablando de…
Adriana.- (Interrumpe) ¿Por qué no quieres hacer el amor como lo último que hagas?
Jaime.- Pues…
Adriana.- (Interrumpe de nuevo, imitándolo) “Porque sería lugar común del personaje y yo soy diferente”.
Jaime.- ¿Me vas a dejar hablar?
Adriana.- ¿Por qué?
Jaime.- Es sencillo.
Adriana.- ¿Por qué?
Jaime.- Hasta cursi.
Adriana.- ¿Por qué?
Jaime.- (Alza la voz) ¡Porque no me gustaría saber que estoy cogiendo por última vez! ¡Aunque fuera con una pinche gorda!
Pausa de asombro.
Adriana.- (Gritando) ¡Pues ojalá que se te caiga el pito después de que te cojas a la gorda!
Silencio. Adriana se aleja. Jaime intenta meterse al carro. Lo logra. Se acomoda como para dormir, y desaparece de la vista del público. Adriana camina por todo el barranco, intentando encontrar el lugar. Se sienta, se levanta, camina, se acuesta, se vuelve a levantar. Jaime se incorpora.
Jaime.- Chingado…
Sale del carro. Ella lo observa. Jaime se mete debajo del carro. Le quedan las piernas de fuera.
Adriana camina hacia el carro. Se va a meter.
Adriana.- Buenas noches…
Las piernas de Jaime se acomodan.
Transición. Amanece.
Entra El Chalayo. Observa la escena. Se ríe. Camina con parsimonia al carro. Toca la puerta.
El Chalayo.- ¡Buenos días!
Nadie contesta.
El Chalayo.- ¡Buenos días!
Silencio.
El Chalayo.- (Pateando la puerta) ¡¿Que no hay nadie?!
Adriana se incorpora, asustada.
El Chalayo.- ¡Ah, mire! Sí hay alguien.
Adriana se toma un breve tiempo para terminar de despertar.
Adriana.- ¿Qué quiere?
El Chalayo.- Darle una buena noticia.
Adriana.- ¿Qué?
El Chalayo.- Parece que ya no se va a tener que divorciar.
Adriana.- ¿Por qué dice eso?
El Chalayo.- Porque atropelló al marido. (Se ríe de su chiste) Ahora sí que es auto viuda. (Se vuelve a reír)
Adriana.- (Sale del carro) ¡Jaime! ¡Jaime!
Llega hasta él. Lo mueve.
Adriana.- ¡Jaime!
Jaime se mueve. Adriana suspira. Se levanta para irse al carro. Pasa a un lado del Chalayo.
Adriana.- ¡Pendejo!
Adriana se mete al carro. Jaime empieza a salir de abajo del carro. Está mareado, deslumbrado.
Pareciera que está más cansado que cuando se acostó. Se acerca tambaleante al Chalayo. Este le da la cantimplora.
Jaime.- ¿Qué es?
El Chalayo.- Salvia divinorum.
Jaime.- (Regresándole la cantimplora) No gracias.
El Chalayo no toma la cantimplora.
El Chalayo.- Ese es el menú de hoy.
Jaime se deja caer hasta quedar sentado.
Jaime.- Necesito salir de aquí.
El Chalayo.- ¿Para qué?
Jaime.- No sé.
El Chalayo.- ¿No sabes? Entonces no necesitas salir de aquí.
Jaime.- Necesito agua. Agua pura. No con yerbitas.
El Chalayo.- Necesitas aportar algo.
Jaime.- ¿Qué?
El Chalayo.- A la causa.
Jaime.- ¿Cuál causa?
El Chalayo.- La de los hombres del barranco.
Jaime.- Estás loco. Esta no es una causa.
El Chalayo.- Pero lo va a ser. Porque no nos queda de otra.
Jaime.- ¿Cuánto tiempo tienes aquí?
El Chalayo.- Ya llegué a 400 rayitas. Y eso que los primeros días no las apunte. Pongo una rayita
por día.
Jaime.- ¿Más de un año?
El Chalayo.- Pues sí.
Jaime.- Como en las cárceles.
El Chalayo.- No tanto. Aquí uno tiene a dónde ir. Allá uno sabe cuándo va a salir.
Jaime.- Lo de las rayitas.
El Chalayo.- Lo primero que tienes que resolver es por qué te caíste aquí.
Jaime.- Pues por la velocidad.
El Chalayo.- No. A lo que ibas a hacer.
Jaime.- (Sonríe) Iba a divorciarme.
El Chalayo.- Pues eso es lo que tienes que hacer. Divorciarte.
Jaime.- ¿Está bromeando?
El Chalayo.- No. Hay que poner punto final para poder seguir.
Jaime.- ¿Y cómo?
El Chalayo.- ¿Qué se necesita para divorciarse?
Jaime.- Estar casado.
El Chalayo.- ¿Y qué más?
Jaime.- Una esposa.
El Chalayo.- Ajá.
Jaime.- Y un juez.
El Chalayo.- ¡Presente!
Jaime.- ¿Cómo?
El Chalayo.- Yo puedo ser el juez.
Jaime.- Pero tú no eres juez.
El Chalayo.- Eso depende de ustedes dos. Sí yo sólo creo que soy juez, no soy juez. Si ustedes creen que yo soy juez, aunque yo no quiera, soy juez.
Jaime.- ¡Órale! (Camina hacia el carro) ¡Adriana! ¡Adriana, despiértate! ¡Adriana!
Jaime llega al carro. Patea la puerta.
Jaime.- ¡Adriana!
Adriana.- (Se incorpora, asustada) ¿Qué pasó?
Jaime.- ¡A lo que vinimos!
Adriana.- ¿Qué?
Jaime.- ¡Despierta ya! ¡Sal de allí!
Adriana.- ¿Para qué?
Jaime.- ¡Vamos a divorciarnos!
Adriana.- ¿Qué dices?
Jaime.- ¡Ahorita mismo!
Adriana.- (Saliendo del carro) ¿Estás loco?
Jaime.- ¿No era lo que querías?
Adriana.- De esa manera suena muy fuerte.
Jaime.- Estás alargando el asunto. ¿Qué pretendes?
Adriana.- Nada.
Jaime.- Entonces vente.
Jaime camina hacia El Chalayo.
Adriana.- (Lo sigue) Estás loco.
Jaime se para frente al Chalayo.
El Chalayo.- Señora Adriana…
Jaime.- Mendoza.
El Chalayo.- Señora Adriana Mendoza. Por favor párese aquí.
Adriana.- ¿Alguien me puede explicar?
Jaime.- El reverendísimo Juez Chalayo…
El Chalayo.- Ponce.
Jaime.- El reverendísimo Juez Chalayo Ponce va a presidir la ceremonia de divorcio.
Adriana.- A ver, a ver. Creo que ya entendí. El reverendísimo Chalayo va a divorciarme del reverendísimo pendejo de mi marido.
El Chalayo.- Señora, por favor. Orden en la sala.
Adriana.- Pinches orates.
Jaime.- Adriana, por favor, no lo hagas más difícil.
Adriana.- ¿Qué pretendes, imbécil? ¿Que les siga el juego?
Jaime.- Debemos empezar una vida nueva.
Adriana.- ¿Qué?
El Chalayo.- Hay que cerrar ciclos.
Jaime.- Una vez divorciados vamos a poder seguir con nuestras vidas.
Adriana.- ¡Ah! ¡Ya entendí! En este momento este mamarracho nos divorcia, y así la sociedad del
barranco no me va a poder condenar y voy a poder rehacer mi vida y ya voy a tener libertad de escoger entre el mariguano de mi marido y un psicólogo pordiosero. ¡Váyanse los dos a chingar a su madre!
Adriana se aleja.
Jaime.- (Al Chalayo) Disculpe usted el lenguaje, señor juez. Entienda que está perturbada…
El Chalayo.- Esta bueno. Se levanta la sesión.
Jaime y El Chalayo se relajan.
El Chalayo.- Discúlpame.
Jaime.- ¿Cómo?
El Chalayo.- Por el susto. Nada más te quería demostrar lo que piensan las mujeres.
Jaime no entiende.
El Chalayo.- Por lo de la pistola. No pensaba matarte.
Jaime.- No hay problema. Ya pasó. (Breve pausa) Supongo que tenemos que ser amigos.
El Chalayo.- Pues sí.
Silencio.
Jaime.- ¡No! ¡No podemos ser amigos!
El Chalayo.- ¿Por qué?
Jaime.- Porque es apenas el segundo día. Y yo no quiero seguir los patrones de un personaje.
El Chalayo.- ¿Cómo?
Jaime.- La resignación es el comienzo de la muerte.
El Chalayo.- ¿Y?
Jaime.- Que yo no me voy a morir al final. Por eso no me mataste.
El Chalayo.- Ya te dije que era una demostración, un juego.
Jaime.- ¡Todo tiene que ser un juego!
El Chalayo.- No todo. Estamos aquí, y eso no es un juego.
Adriana se acerca a ellos sin que se den cuenta.
Jaime.- ¡Ni madre! ¡Tú no eres mi amigo! ¡En unas horas yo voy a salir de aquí!
El Chalayo.- ¡Exactamente…!
Jaime.- ¿Verdad?
El Chalayo.- No.
Adriana.- Déjense de pendejadas y vamos a hacerlo.
Ambos personajes la ven por un segundo. Reaccionan y se colocan en su lugar. El Juez delante de ellos. Adriana, resignadamente, se coloca en su lugar.
El Chalayo.- Estamos aquí reunidos para celebrar el divorcio de Adriana…
Adriana.- Mendoza.
El Chalayo.- Mendoza, y de Jaime…
Jaime.- Vega.
El Chalayo.- Vega. Pregunto. Adriana Mendoza, ¿acepta usted por ex esposo a Jaime Vega?
Adriana.- Acepto.
El Chalayo.- Jaime Vega, ¿acepta usted por ex esposa a Adriana Mendoza?
Jaime no contesta.
Adriana.- Contesta.
Jaime no contesta.
El Chalayo.- (Carraspea) Pregunto de nuevo: ¿Jaime Vega, acepta por ex esposa…?
Jaime.- (Interrumpe) ¡Acepto, chingada madre!
El Chalayo.- Que lo que el hombre ha separado, no lo reúna Dios. Ya se pueden… (Pausa) No…
Nada.
Adriana se va enfurecida. Jaime no sabe que hacer. El Chalayo tampoco está muy seguro de lo que tiene que hacer.
El Chalayo.- ¿Y ahora?
Jaime se encoge de hombros. Voltea a ver a Adriana.
Jaime.- No está bien.
El Chalayo.- ¿Qué?
Jaime.- Ella.
El Chalayo.- Supongo.
Jaime.- ¿No era lo que quería?
El Chalayo.- Voy a consolarla.
Jaime.- (Lo intercepta) No, mejor voy yo.
Adriana está sentada cerca del carro. Se abraza las piernas. Jaime llega a ella. El Chalayo se sienta en otra parte de la escena, y los observa, inmóvil.
Jaime.- Hola.
Adriana.- Hola.
Jaime.- ¿Cómo estás?
Adriana.- Pues aquí, pasándola.
Jaime.- ¿Eso quiere decir que más o menos?
Adriana.- ¿Me lo preguntas?
Jaime.- Sí.
Adriana.- Antes lo hubieras afirmado.
Jaime.- Pero antes era antes. Ahora ya no es lo mismo.
Adriana.- ¿Ah sí?
Jaime.- Pues sí, ¿no?
Adriana.- ¿Porque ya estamos divorciados?
Jaime.- Ajá.
Adriana.- Ah.
Jaime.- ¿No era lo que querías? ¡Corrijo la pregunta! ¿No te sientes mejor?
Adriana.- No. Respuesta para las dos.
Jaime.- ¿Entonces?
Adriana.- Pero no por ti.
Jaime.- ¿Cómo?
Adriana.- Para variar, nunca entiendes nada. El intelectual de mi marido… Ex marido, está perdido. No es por ti. Ni siquiera por este barranco, ni por el payaso ese que nos encontramos aquí. Es porque yo esperaba otra cosa. Porque de lo que más tengo ganas es de salir de este lugar, ¿y para qué? (Finge la voz) Adriana, ¿cómo estás? Oye, ¿que te divorciaste? Fíjate que cuando me lo dijeron pensé en hablarte, pero por alguna cosa u otra nomás no pude. (Deja de fingir) Y yo esperando en mi casa sola a que estas arpías me llamen para contarles el terrible trago que estoy pasando. Para tirarme al barranco y que me recojan. Y luego ir por las noches a ciertos bares en donde los morritos de 18 años van a buscar mujeres divorciadas, porque saben que con ellas pueden coger… perdón, hacer el amor… sin ningún compromiso. Sin que tengan que llegar a cierta hora a su casa, sin esconderse de nadie, y con una poquita de suerte hasta se ahorran el hotel, porque la vieja divorciada tiene una casa monísima. ¡La vieja divorciada! ¡Tengo 25 años y por este divorcio ya casi llego a la tercera edad! Y tú dirás: Lo bueno es que se puede volver a casar. Y yo diré: Que chingue a su madre. Porque las divorciadas pasan a adornar los aparadores de los “yonques”.
Breve pausa.
Adriana.- ¿Te das cuenta lo que me pasa?
Jaime.- Sí…
Adriana.- No me pasa nada. Sólo eso. Que no quiero ser divorciada. Que no me interesa andar con el culo al aire, que quiero seguir casada con el hombre con el que me casé la primera vez… Pero hay un problema. Ese hombre eres tú.
Jaime.- Oye, pero…
Adriana.- Mejor cállate, ¿sí? Hazme ese favorcito. (Pausa) Muchas veces fantaseé con la idea de
tener una máquina que cambiara las cosas. Una máquina que invirtiera los papeles por, digamos, un día con su noche. Imagínate que con esa maquina tú pudieras ser el esposo de Elena y yo la esposa de Marcos. Pero que además no pasara nada. Que nadie se diera cuenta. ¿Te gustaría? (Jaime no contesta) ¿No te gustaría poderte coger a Elena sin que hubiera bronca? ¿Sin esconderte? ¿Tú crees que no me gustaría ser por veinticuatro horas la esposa de Marcos? Ser la que se puede ir de compras sin llevar una pinche calculadora en la mano. Ser la que puede escoger por el color y no por la etiqueta. Fíjate que a todo dar. Tú te coges al culo que se te antoja, y yo me voy a tomarme la vida tan en serio como se merece. Y todos felices... Pero esa máquina… pues no existe.
Jaime.- Estas loca…
Adriana.- No señor. Estoy más cuerda que nunca. Estoy tan cuerda, que no acepto estar divorciada. Así que me quiero volver a casar.
Jaime.- Pero nos acabamos de divorciar.
Adriana.- Justamente por eso. (Adriana se levanta) Me quiero casar con él.
Adriana apunta hacia donde está El Chalayo. Jaime se levanta como resorte.
Jaime.- ¡¿Qué?!
Adriana.- Así. Me quiero casar con él.
Adriana camina hacia El Chalayo.
Adriana.- Señor…(Voltea a ver a Jaime) ¿Cómo se llama?
Jaime.- Chalayo.
Adriana.- Gracias (Voltea hacia El Chalayo) Señor Chalayo, ¿Quiere casarse conmigo?
El Chalayo sigue inmóvil.
Adriana.- No me tiene que contestar ahorita. Piénselo.
Jaime.- (Jala a Adriana) ¡Estás loca!
Adriana.- ¡No me toques, cabrón!
Jaime.- ¡Fíjate lo que estás haciendo!
Adriana.- ¡Señor Chalayo! ¿Se quiere casar conmigo?
Jaime.- ¡Adriana!
Adriana.- ¿Qué pasa? ¿No le gusto? (Adriana se abre el escote y se lo enseña)
Jaime.- ¡Pinche loca!
Adriana.- (Le acerca las nalgas al Chalayo) ¿A poco no quisiera agarrármelas?
Jaime.- ¡Si no te querías divorciar, me lo hubieras dicho!
Adriana.- ¡Te lo dije!
Jaime.- ¡¿Qué?!
Adriana.- ¡Te lo dije! Muchas veces te lo dije pero no te importó.
Jaime.- ¿Cuándo? ¿A qué horas?
Adriana.- ¡Ahora resulta que no!
Jaime.- ¡Ahora resulta que sí!
Adriana.- ¡No te quisiste ir conmigo!
Jaime.- ¡Ya! Quiero hablar de otra cosa.
Adriana.- ¿De qué? ¿De los pajaritos? ¿Del sol, de los atardeceres? ¿De las rosas rojas? ¿Del amor?
Jaime.- ¡No te burles!
Adriana.- ¡Ya sé! ¡De la poesía bizantina!
Jaime.- ¿Qué?
Adriana.- ¡Así me decías, ¿no?! Eres como la poesía bizantina. Y yo me sentía muy bien cuando me decías esas cosas. Por fin quitabas los ojos de la computadora y volteabas a ver a la musa de tu poesía bizantina. Tú musa. La única que podías insertar en tu trabajo. A la que le dijiste cosas como “la fuerza de mi amor es proporcionalmente mayor a las moléculas de hidrógeno que hay en el océano”.
Jaime.- ¿Yo escribí eso?
Adriana.- “Derrámate en mi piel, penetra en mis venas como la antitoxina que me mantiene en la
peregrinación de mi alborozo”.
Jaime.- ¿Te los memorizaste?
Adriana.- ¡Hice eso y muchas otras cosas! ¡Y ahora resulta que el fondo de un barranco, con una
ceremonia equivalente a una persignada, ya estamos divorciados! ¡Chinga tu madre!
Adriana se aleja de ellos. El Chalayo ha estado inmóvil. Levanta levemente la cabeza.
El Chalayo.- ¿Ella sabe lo que es un poema bizantino?
Jaime.- ¿No la escuchaste?
Breve pausa.
El Chalayo.- Me voy a casar con ella.
Jaime.- ¿Qué?
El Chalayo va a donde está Adriana.
El Chalayo.- Acepto.
Adriana lo voltea a ver. Está fatigada. Lo ve con odio. No dice nada. Se levanta. Camina hacia
donde está Jaime. El Chalayo la ve por primera vez con lujuria.
Adriana.- (A Jaime) Tú nos vas a casar.
Jaime.- ¿Yo? Pero no soy juez.
Adriana.- Déjate de pendejadas. Él tampoco lo era.
El Chalayo llega a donde están ellos.
Jaime.- Yo no me voy a prestar a esto.
El Chalayo.- Yo te divorcié, me debes una.
Jaime.- Adriana, ¿qué no te das cuenta? Este señor lo que quiere es aprovecharse de ti.
Adriana.- ¿Y tú no?
Jaime.- ¿Qué?
Adriana.- ¿No querías aprovecharte de mí cuando nos casamos?
Jaime.- ¡Claro que no!
El Chalayo.- ¡Claro que sí!
Adriana.- ¿Podrías hacer esto por tu ex esposa?
Jaime.- ¡Te estás burlando de mí!
Adriana.- De ninguna manera.
Jaime.- ¡Todo esto es una locura!
El Chalayo.- Que sucede en tu mente.
Jaime.- ¡No me vengas con esas mamadas! ¡Esos personajes son los más superficiales! Y yo no soy uno de esos.
El Chalayo.- Señor Wenceslao Rodríguez, ¿acepta usted por esposa a Adriana…?
Adriana.- Mendoza.
El Chalayo.- ¿A Adriana Mendoza? Sí. Acepto. Adriana Mendoza, ¿acepta usted por esposo a Wenceslao Ramírez?
Adriana.- (Con amargura) Esto es un sueño. En ese momento se escucha el ruido a lo lejos de un helicóptero. Los tres personajes se quedan quietos por un momento, mientras aguzan el oído. Adriana y Jaime lentamente empiezan a buscar la ubicación del helicóptero. El Chalayo se queda otro segundo inmóvil, y luego corre como desaforado fuera de escena.
Adriana.- (Mirando al cielo) ¿Lo ves?
Jaime.- (Ídem) No.
Siguen buscando. El ruido del helicóptero se escucha más lejos.
Jaime.- Se está alejando.
Adriana.- ¡Mueve los brazos!
Ambos personajes lo hacen, mientras el helicóptero se aleja.
Adriana.- ¡Auxilio! ¡Aquí estamos!
Jaime.- ¡Acá abajo!
Adriana.- ¡Sáquennos de aquí!
El helicóptero se termina de alejar. Jaime se derrumba. Adriana ve al cielo con la mirada perdida.
Adriana.- Quisiera tener por lo menos un rinoceronte disfrazado de Pegaso.
Jaime.- Por lo menos salvia divinorum.
Adriana.- Y una rayita de celular.
Jaime.- Un enema bizantino.
Adriana.- Tres moléculas de oxígeno por cada una de hidrógeno.
Jaime.- Un personaje predecible. De esos que al final se mueren.
Adriana.- Un cerdo como marido, y un encanto como ex marido.
Jaime.- Un verso entumecido.
Adriana.- Un choque estrafalario que arroja puros muertos.
Jaime.- Un asesinato cometido contra un anciano.
Adriana.- ¿Y al final?
Jaime.- ¿Qué?
Adriana.- Nada. Al final nada.
Jaime.- Aquí sólo se puede pedir eso.
Adriana.- Nada.
Jaime.- ¿Nos vamos?
Adriana.- Nos vamos.
Jaime se va a un extremo del escenario. Adriana se va al otro. Ambos se sientan abrazándose las
piernas. Se observan por unos minutos. Se escucha de nuevo el helicóptero que pasa. Ellos no se dejan de ver.
Adriana.- ¿Cogemos?
Pausa.
Jaime. Sí… Pero cada quién paga lo suyo.
Ambos personajes pierden la mirada, sonríen, mientras se hace el
OSCURO FINAL