11/5/14

LA REINA DEL MAÍZ -UNA CRÍTICA POCHOCLERA- de Damián Bojorque



LA REINA DEL MAÍZ
-UNA CRÍTICA POCHOCLERA-
Damián Bojorque


Texto premiado en el 1er ciclo de ESTRELLA FEDERAL, Buenos Aires, Argentina.
Estrenada el 12 de noviembre 2009 en el ABASTO SOCIAL CLUB de Buenos Aires, con dirección de Maruja Bustamante.
Elenco:
Ananda Bredice……….LA REINA DEL MAÍZ
Julieta Gonçalvez…..... LA MODELO
Gael Polícano Rossi…. ÉL y NOTERO DE CRÓNICA TV


La Reina del Maíz
-Una Crítica Pochoclera-

Nota de autor: Es aconsejable para el funcionamiento de la obra una exageración en los personajes que debe ir creciendo permanentemente hasta el desborde. Una actuación que en los primeros cuadros se podría definir como “medida” y que sobre los últimos dos cuadros se desborda. Actuar el desborde, la “mala actuación” bien actuada, actuada en serio y no así su parodia. O viceversa. En la búsqueda de una de las formas, el elenco, encontrará la manera.

Personajes:
La Reina
La Modelo
El Fotógrafo
Notero de Crónica TV.




I

Previa a un desfile de modas. Larga pasarela. Música tecno-sensual. Un Fotógrafo termina de hacer un pequeño backstage a una modelo. La modelo sale.

Fotógrafo: (En el final de la pasarela) ¡La próxima! (Nadie aparece) ¡Vamos chicas!... (Buscando algo en su bolso) ¿Será posible? Me toman por pelotuda ¿o qué? (Saca un listado y lo revisa) Tenía que ser ella. ¡Nació para fastidiarme la vida! ¡Cómo la odio! ¡A ella y a este mundo de mierda… artificial!... Algún día voy a poder vivir de mi arte… Yo no entiendo qué es lo que no gusta de mi trabajo (Al público) Esto, no. Esto es para catálogos, para comer… Arte es otra cosa. Miren (proyecta sobre el fondo una serie de fotografías) Díganme si no son una hermosura, ¿eh? Sino son metafísicas…Observen, califiquen, critiquen. Fíjense los contrastes, la trayectoria de la luz. Hay que estar en el momento justo y tener el ojo como para verlo. No cualquiera consigue estas imágenes. Hablan por sí solas… Algún día voy a exponer en las grandes galerías del mundo. Por ahora la muestra está en la entrada del Hospital de diagnóstico. Pueden adquirirlas a un precio de oferta. Aprovechen porque luego van a valer mucho más. (A los gritos) Top número uno, súper fashion, súper star. ¿Podrías venir a sacarte un par de fotos antes que comience el desfile? Digo, ¿no? Porque de eso trabajás.
Modelo: (Apareciendo en la otra punta de la pasarela) A mí me tratás como corresponde porque la verdad que a mí la “idronía no me va” Y si querés volver a tener el gusto de fotografiarme, ya sabés lo que debés que hacer. No te olvides que eso te da “chapa”. (Sale)
Fotógrafo: “Ironía”, ¡tonta! “La ironía no me va” (Se dirige hasta el comienzo de la pasarela hablando por lo bajo. Al llegar respira hondo y cambia su actitud totalmente. A la modelo) Divina… hermosa… mirame a los ojos que tengo algo importante que decirte… eso… perdoname, linda. Vos sabés que yo te quiero. Vos sabés que sos la número uno, la única, la súper súper súper fashion. Lo que pasa es que… (Piensa en vos alta) ¿Qué le digo? No se me ocurre nada estúpido… ¡Ah! Ya sé… lo que pasa es que me vino, ¿viste? Llegó la visita… Vos me entendés, ¿no? (Aparece la mano de la modelo con una toallita femenina) ¡Sabía que me ibas a entender, hermosa! Dale, Vamos por unas fotos.

II

Fotógrafo: (En el final de la pasarela) Cuando vos digas.
Modelo: ¡Whisqui!
Fotógrafo: ¡Eso!... Así… Sexy… ¡Muy, bueno!... ¡Divina, total!... A ver… regalame un título de revista.
Modelo: (Sin dejar de posar) Cuando estoy nerviosa me como las uñas.
Fotógrafo: ¡Excelente!... ¡Otra, por favor, otra!
Modelo: La gaseosa me hincha los pies.
Fotógrafo: Insuperable… sos genial. Qué censillo es trabajar con vos. Facilitás todo. Dominás la cámara, la luz. Sos única. No como otras modelos que mejor ni te cuento… Otro título de revista.
Modelo: No me acosté con el plantel de Chacarita.1
Fotógrafo:… Es una broma, ¿no?
Modelo: (Silencio sentencioso)… ¡Sí, tonta! Mirá si me voy a acostar con el plantel de Chacarita.
Fotógrafo: Ahhhhh!!!! ¡Menos mal!... Bueno, con las que tenemos alcanzan.
Modelo: Yo digo cuándo alcanzan.
Fotógrafo: Ok (Se posiciona) Cuando vos digas.
Modelo: ¡Whisky!... ¡Listo! Ahora alcanza (Sale)
Fotógrafo: Algún día voy a (Gesto de que la está ahorcando… se calma) a exponer en las grandes galerías del mundo (Ingresa una joven. Viste sencillamente) No podés estar acá. Toda persona ajena al lugar tiene el ingreso prohibido (La joven titubea) ¿Necesitás algo?... Estoy trabajando. Por eso dije lo que dije. Cuanto menos se me moleste, mejor.
Reina: … Vengo a sacarme unas fotos.
Fotógrafo: Pero yo no fotografío a gente normal. Por ahí hay un colega que hace foto-carné. Andá a buscarlo… por ahí debe andar. El que tiene un chaleco igual al mío, trabaja conmigo. Decile que vas de mi parte.
Reina: Pero a mí me dijeron que la busque a Mariola.
Fotógrafo: Soy yo.
Reina:… Yo voy a desfilar.
Fotógrafo: ¡Ah! Hubieses comenzado por ahí… Bueno, acercate… Parate ahí… ¿Con esa ropa tan de entre casa?
Reina: No me dijeron que me cambie.
Fotógrafo: No importa. Total éstas ni se publican, son formalidades; puro protocolo, como esas que se sacan los árbitros con los capitanes de un equipo antes de comenzar el partido de fútbol… ¿Vamos? (Reina asiente) Cuando vos digas (Silencio)… Cuando vos digas… Cuando vos digas, chiquita.
Reina: ¿A mí?
Fotógrafo: Sí. Cuando estés lista comenzamos.
Reina: Sí, ya estoy.
Fotógrafo: ¡Eso!... ¡Así!... Muy bien… Lindo… Ajam… No está mal… (Deja de fotografiar) Veamos. Ya te saqué una docena de fotografías todas iguales. Si querés hacer alguna pose diferente no hay problema (Reina intenta algo que no le sale y termina ubicándose de perfil) Podés levantarte las lolas, por ejemplo. Hacer puchero. Un dedo en la boca, qué se yo. Improvisá. Se supone que sabés hacer esto (Reina niega con la cabeza)… Ah, sos nuevita. Recién bajada de la carreta. Aunque las nuevitas usan muy bien el cuerpito para llegar acá. Bueno, no importa. Con las que tenemos alcanza…Ya estás libre y yo también. Por fin terminé. Chau (Se dirige a la salida)
Reina: No. Espere, por favor. ¿Me puede sacar una más? Necesito una más o menos linda, para una revista.
Fotógrafo: Ah, ¿vas a ser tapa de revista?
Reina: En realidad es para una nota.
Fotógrafo: Bueno. Te voy a dar una ayudita sólo porque me lo pediste de buena manera; algo a lo que no estoy muy acostumbrada en este lugar… Ponete, ahí… a ver (le desabrocha un poco la blusa, la endereza, le levanta la pollera por encima de las rodillas y hace que la sostenga. La deja lo más sexy dentro de lo posible) Quedate así. Ni te muevas (Mientras calcula la luz) ¿Para qué revista es la nota?
Reina: Para “Sembrando Federal2
Fotógrafo: ¿En serio?
Reina: (Con cierto grado de orgullo) Yo soy la Reina del Maíz.
Fotógrafo: (Comienza a reír sin límites. Luego se da cuenta que es verdad y se calma) Perdón. Pensé que me hiciste una broma… Bueno, ¡¿a ver?! (Flash) Listo. Ésta te va a servir. Después te la paso. Tengo tus datos en mi lista.
Reina: Gracias (La saluda con dos besos y sale. El Fotógrafo queda tocándose la mejilla)

III

Camarín. Ingresa la modelo. Se le nota un pronunciado peinado. Se la ve algo enojada. Va directo al espejo y se mira el peinado que le terminan de hacer.

Modelo: ¡NADA!.. ¡¿Cuántas veces tengo que decirles que no quiero que esa mariqueta me toque el pelo?!... ¡No sabe!... ¡Pero mirá lo que me hizo!... ¡Un asco!... No está tan mal… Pero no me gusta... ¡Esto! ¡¿Qué es esto?!... ¡¿Qué es esta flor ridícula de mal gusto que me puso en la cabeza?!... Y no entiende mi cabello… Hacen todo para que una se angustie. Para que me vaya mal… No soportan verme feliz (Mira el camarín y ve que hay otra silla. Ve que todo el camarín está acondicionado para dos personas) ¡¿Me están tomando el pelo?!... Todo el mundo sabe que no comparto camarín con nadie. Ni si fuera la Reina de Inglaterra. ¡No puedo creer! Hoy definitivamente no es mi día… mejor voy a tomar aire profundo y hacer de cuenta que todo está bien. Que no pasó nada porque voy a terminar matando a alguien (Comienza a contar hasta diez)

Ingresa la reina del Maíz

Modelo: No necesito nada (Reina titubea, luego se sienta)
Modelo: (Con la ternura estúpida y artificialmente construida que caracteriza a una modelo frente a una persona discapacitada) ¡Ah! Debe ser sorda, pobre… ¡Shi, shi! (Gesticula exageradamente) No necesito nada.
Reina: Bueno.
Modelo: ¡Ah! O sea que vos me escuchás cuando te hablo.
Reina: Sí.
Modelo: ¡¿Y en qué idioma hablo yo, entonces?!
Reina: ¿En castellano?
Modelo: ¡Ah! Por eso no me entendés… Hablo en argentino. Igual voy a hacer un esfuerzo sobre humano para que me entiendas.
Reina: Yo te entiendo.
Modelo: ¡Ah! ¡Sos doslingüe!
Reina: ¿Bilingüe?
Modelo: ¡Es lo mismo, ¿sabés?! Y si entendés mi lingüe, no entiendo por qué todavía estás acá, porque te dije que no necesito nada… Así que andate.
Reina: Pero si…
Modelo: Andate.
Reina: Me dijeron que…
Modelo: No podés estar acá. Éste es mi lugar (Le agarra una especie de histeria y llanto) Ésta es mi casa. Éstas son mis cosas. No podés venir a meterte así y robarme la vida… andate, andate te dije. Salí de acá. ¡Seguridad! ¡Hay una intrusa en mi camarín! (Reina huye asustada)

IV

Confesiones de una Top

Modelo: (Al público) ¡NADA! Por fin en paz… Por fin estoy sola y nada, voy a poder descansar de esas bestias… Esto de tolerar a gente (no le sale la palabra)… a gente inca… no de raza inca… sino… inca… incapaz, eso quería decir. Gente incapaz. Que capaz que sabe pero que no tiene el tacto… Y nada. Gente que no es rubia. Falsas rubias. De eso acá está lleno. O sos rubia o sos morocha. Se nace así o no se nace. Hay cosas que no se pueden ocultar. Las coloradas pecosas mucho no funcionan… Y todas esas bestialidades, nada, me producen un grado estresante de estrés. Me ponen histérica… Y no es que yo sea histérica o mala gente y digo estas cosas porque sí. No, las digo porque sé. Desde chiquita vivo mamando el mundo del modelaje. Desde que soy así. Mi mamá era una modelo divina. Mi papá un modelo súper, super divo y nada… qué casualidad, yo soy re-divina. No podía ser de otra manera… Pero no es esto lo que quería decirles. Lo que quiero decir es que desde que era bebé, ya hacía fotografías para revistas súper importantes con mamá, publicidades de pañales etc, etc.. Desde que estaba en el (no le sale la palabra)… en el vientri… vientrículo, no no… en la uretra… tampoco… bueno ustedes saben, acá (señalando) detrás de las abdominales. Después siguieron las fotos del nacimiento. A mamá la odio por eso. ¿Cómo se le ocurre semejante disparate? Publicar fotos justo en el momento que estoy saliendo. Re poco fotogénico. Mamá toda hinchada y yo estoy toda peluda y ensangrentada. Un asco. Ya sé que es natural, pero es un asco igual.
Lo que les quiero decir es que nada… que nací en éste mundo y para éste mundo. No sé si existe algo afuera de esto… ¿Existe?... tampoco me importa, no tengo tiempo de conocerlo, me paso la vida de revistas en revistas, de viajes en viajes, de playas en playas, de nada en nada, pasarelas, eventos, amores pasajeros, amores inventados y qué se yo… me canso, me estreso, me desplomo. Una termina, nada… muerta de tanto andar de acá para allá.
También tengo un hermano y también divino. No podía ser de otra manera si es mi hermano. En este momento está prófugo. ¡Ay! Se me escapó, que tarada… Bue, nada, ahora ya se escapó. Lo escapado, escapado está. Les voy a contar a ustedes porque ustedes son mi gente, pero ustedes no lo anden desparramando por ahí como esas modelos tontas que tienen la lengua más rápida que el cerebro. ¿Si?... ¿Estamos de acuerdo?... Bue… Mi hermano también incursionó en el modelaje, pero no le fue muy bien, no porque no sea lindo, ni alto, ni talentoso… (irónica) si Iván De Pineda3 llegó a la sima… sino porque él es medio inteligente y eso acá no alcanza; entonces nada, se hizo narcotraficante. No sé en qué momento ni cómo conoció la droga porque en nuestro ambiente eso no hay… (Jura sobre los labios con el pincel de maquillaje) Bue, lo importante es que él no se droga. Gracias a Dios, él la vende. Por eso aprovechando que ya conocía la movida de la moda y todo su entramado, se hacía pasar por agente. Nada que ver con el Agente 86 o James Bond. Lo explico para que quede claro. Sino que se hacía pasar por representante. Decía que tenía una agencia de modelos, elegía un par de chicas que no entendían nada, pobres, y las engañaba diciendo que las iba a llevar a fotografiar a Venecia, Roma, lugar que nunca en sus tristes y estúpidas vidas iban a conocer. En realidad el engaño no estaba ahí, porque sí las llevaba a Europa pero les ponía unos buenos kilos de “merca” en sus valijas. Si pasaban las aduanas, nada, se llevaba a cabo el negocio, pero si no pasaban, las que quedaban “encanutadas” eran las chicas. Por eso ahora está prófugo, por esas dos modelitos estúpidas que se comieron un año y pico de prisión en España por agarrarlas con 18 kilos de cocaína en el aeropuerto… Esas dos, la Belén Tellez y la Jésica Almada4 (Ofendidísima) y dicen que ellas no tienen nada que ver, que las valijas no eran de ellas. Sí que eran de ellas. Lo acusan a mi hermanito, pobre… Quién sabe dónde estará. Lo extraño tanto. Deberían estar agradecidas esas dos gatos que si no fuera por mi hermano, nada, no las conocería ni el loro. Ahora se andan paseando por todos los programitas de televisión y hasta bailan por un sueño5… Nada, no lo puedo creer. El mundo da para cualquier cosa.


V

Camarín. La modelo está parada en una balanza de baño.

Modelo: ¡Soy una idiota! ¡¿Cómo me puede estar pasando esto?! ¡Veinte gramos de más! ¡Eso habrán sido las tostadas de hace un rato! (Escucha que alguien viene. Esconde la balanza y comienza a bailar estúpidamente para disimular. Ingresa el Fotógrafo que trae del brazo a Reina.
Fotógrafo: Tengo una noticia para vos.
Modelo: ¿Cuál?
Fotógrafo: Reina comparte su camarín con vos. Órdenes del Manager.
Modelo: ¡¿Qué?!
Fotógrafo: La van a pasar bomba… Ordenes son órdenes.
Modelo: Está bien. Pero sólo por hoy y porque yo quiero (A Reina) Sentate, linda (A Fotógrafo) Y que quede claro algo. YO comparto MI camarín con ÉSTA.
Fotógrafo: Antes que me vaya. Necesito una fotografías de las dos juntas como verdadera amigas. Van a ser las joyas del desfile. (La Modelo se ubica adelante de Reina e intenta taparla todo el tiempo. Entre pose y pose, flash y flash, intenta asfixiar a Reina) A ver… título de revista.
Modelo: Trabajar conmigo es genial. Se aprende mucho, ¿no, Reina? (A Fotógrafo) Bueno, con eso alcanza.
Fotógrafo: Gracias, chicas… (A Modelo) También ordenaron que la trates bien (Sale)
Modelo: Te sentás ahí. Te portás bién y no me dirijas la palabra. Si podés seguir estas órdenes no vamos a tener ningún tipo de problemas.

Largo silencio. Reina ojea una revista y espía de reojo a la Modelo, ésta la sentencia con una mirada firme… Silencio. Cada una en lo suyo. Se maquillan… Ingresa el Fotógrafo con un ramo de rosas.

Modelo: ¡Ah! Ya comenzaron a llegarme flores.
Fotógrafo: No son para vos. Son para vos, Reina. (Se las entrega. Le acaricia el cabello. Sale)
Reina: ¿Te gustan?
Modelo: Mmmm… Son pocas.
Reina: Lo que vale es la intención, ¿no? Te leo lo que dice la tarjeta (La Modelo se da vuelta ignorándola. Sigue en lo suyo. Reina deja el ramo en su butaca)

VI

Confesiones de una pueblerina

Reina: (Al Público. Un poco tímida. Luego se irá soltando) No se imaginan lo contenta que estoy de estar acá y lo orgullosa de mí misma. Porque no fue nada fácil pasar por todo lo que tuve que pasar. Ustedes ni se imaginan. Es arduo el camino a recorrer para llegar a ser quien soy… María Laura Acuña, la Reina del Maíz.
Tuve que competir con un montón de participantes. Una más linda que la otra… Éramos seis. Seis conmigo. Todas chicas del pueblo menos una que es del pueblo vecino. A unos kilómetros siguiendo para el norte por la catorce. Yo nací en Villa Pisingallo, un pueblito agricultor al nordeste argentino y ahí mismo se hace la competencia… Fue una elección muy difícil, dijo el jurado. Y habrá sido nomás. Les costó decidirse. Tardaron. Se tomaron su tiempo. Les cuento. Primero hay que anotarse como en cualquier concurso. Y después participar. El jurado estaba formado por tres integrantes muy capacitados en el tema: el Presidente de la comuna, el Presidente de la sociedad de agricultores y el Presidente de la carne vacuna… La gente cree que es sencillo ser la Reina del Maíz. Pero no. Se cree que con postularse, hacer una entrevista, contar las cositas que hacés en tus ratos libres, lo que estudias, tus anhelos, qué sé yo… se creen que con eso alcanza y no es así. ¡Ojolá fuera así! Hay que saber hacer muchísimas cosas con el maíz. Por ejemplo la mazamorra. La mazamorra es un postre criollo tradicional que se prepara de distintas maneras. Yo les voy explicar rapidito una receta de mazamorra argentina que se prepara con maíz, leche y se saboriza con vainilla. Acá les va. Ingredientes: Un litro de leche. Dos litros de agua. Medio kilo de maíz blanco pisado. 200 gramos de azúcar y esencia de vainilla a gusto. Algunos reemplazan la vainilla por clavo de olor. Queda muy rico también… Preparación. Primero. La noche anterior a la preparación de la mazamorra hay que poner el maíz en remojo, en agua. Segundo. Al otro día hay que hervir a fuego lento el maíz con el agua misma del remojo hasta que se ablande. Hay que tener mucha paciencia con esto porque este paso puede llevar su tiempo. Tercero. Cuando el maíz esté tierno hay que colarlo y dejarlo enfriar. Este no es muy complicado. Cuarto. Hervir la leche con el azúcar y la vainilla. Por último, agregar el maíz a la leche y cocinar durante quince minutitos revolviendo permanentemente para que no se pegue el maíz en el fondo de la preparación porque el maíz tiende a irse para abajo… Y listo. Después hay que dejarlo enfriar y ya tenemos el postre criollo… También hay que saber hacer otras cosas… como la polenta, con salsa, con queso, mixta, y por grumos te descuentan puntos. Tenés que saber hacer sopa paraguaya que es como una torta de maíz que se hace al horno con cebolla y queso y otros condimentos. Y tenés que saber hacer “pipoca”. Esa instancia es re difícil. El jurado le da a cada concursante la misma cantidad de maíz y la concursante que quema menos pipoca gana esa instancia y la que quema demasiado ahí no más, sin ningún tipo de pudor, frente a toda la gente, el jurado la descalifica… En el norte, en Villa Pisingallo, al pochocho y o barra pororó, le decimos pipoca. Después también hay una instancia de velocidad en el que se controla quién pela un choclo más rápido. Hay que sacar todas las hojas y la barba sin hacer mucho enchastre y por diente de choclo caído al suelo también te descuentan puntos…
¡Ay! Me estaba acordando. Estaba todo el pueblo en la fiesta… Mi maestra de la escuelita estaba tan orgullosa de mí… porque ella fue la primera reina del maíz. (Con cierta nostalgia) Nos enseñaba en un ranchito. No importaba el frío, el calor. Venía de otro pueblo a caballo para darnos clases. Maestra rural, che. ¡Esas son maestras!... Después vinieron otras reinas, que todas fueron sus alumnas porque hay una sola escuela en el pueblo y nos conocemos todos… En ese sentido el concurso es un poco machista porque los jurados son sólo hombres y a mi maestra nunca la tuvieron en cuenta para formar parte del jurado. ¿Y qué otra persona es más indicada que ella para ser jurado? Nadie. Sería una excelente jurado… Estoy repitiendo mucho la palabra jurado, ¿no?... Eso también tenía en cuenta el jurado. El modo discursivo, la pronunciación, la modulación. En todo se fijaban, che. Hasta en cómo hablaba una.
Había una expectativa enorme por quién iba a ser la reina de este año. Y ahora el resto de las chicas me tienen una envidia enorme. Lo que pasa es que todo el pueblo habla de mí; los chicos me regalan flores, me llegan regalos a casa. Los otros días me levanté y alguien había dejado una yegua de raza pura frente a nuestra casa con una montura hermosa que tenía labrado en al costado mi nombre. Para la reina más hermosa, decía. Habrá sido algún estanciero. Alguien con plata. Papá se puso como loco. Se negaba. No quería saber absolutamente nada con la yegua. La estaba por dejar suelta. Hasta dijo que la iba a vender para salame. Pero mamá lo convenció, gracias a Dios. Así que tenemos la yegua en casa y a veces salgo a galopar. Más de una vez salí a galopar con este atuendo. Con la corana y el bastón. Me hace sentir una verdadera reina… También me llegan cartas anónimas; hermosos poemas… y si, se entiende que me envidien… Encima, ahora, que comencé a viajar para representar a mi pueblo y promocionar la fiesta del maíz que está re paqueta… Tiene que venir… (Acordándose) ¡Eso es lo que venía a hacer! ¡Promocionar!... Es el 5 de Febrero en Villa Pisingallo. Ruta catorce, kilómetro 490. Es toda una mega fiesta hermosa en la única plaza del pueblo. Todo es a la canasta y no se cobra entrada. ¡Vení a vivir la fiesta de maíz! Y este año el cierre va a estar a cargo del grupo Los Palmera6. Los espero… Para eso estaba acá (Ríe) ¡Qué tonta! Pasa que estoy súper contenta. Este es mi primer desfile. Es súper importante para mí.. Es una oportunidad única, porque siempre quise ser modelo. Así que voy a hacer todo lo que me aconsejen.

VII

Camarín. Modelo & Reina.

Modelo: Te dije que no me hables (Reina la mira desconcertada. Silencio. Cada una en lo suyo) Si no escuché mal, el tarado del Fotógrafo te llamó Reina. ¿Te llamás Reina?
Reina: No, mi nombre es…
Modelo: (Interrumpiéndola) Menos mal que no te llamás así. Porque me fascinó tu apodo. Es más, lo voy a comenzar a usar para mí. Desde hoy va a ser mi nombre artístico. REINA… Además combina con todo, como el negro, Sexy Reina, Reina Glamour, Divina Reina, Reina del mar, Reina del desierto, Reina de acá, Reina de allá. ¡Todos me adoran!... Y decime, ¿Por qué te dicen Reina?
Reina: (Orgullosa) Porque soy la Reina del Maíz.
Modelo: (Ríe exageradamente, se calma) Entonces, dejá no más. Es tuyo el apodo (Vuelve a reír) Te prometo que no es a propósito. Me sale nomás… (Silencio) ¿Por qué estás acá?
Reina: Vos sos la que hizo la última tapa de la revista…
Modelo: (Interrumpiéndola) Sí, soy.
Reina: No puedo creer que me hayan puesto en tu camarín.
Modelo: Yo tampoco lo puedo creer… ¿Por qué estás acá?
Reina: Porque voy a desfilar.
Modelo: Ya sé que vas a desfilar. Esto es un desfile. Estás en un camarín y te estás maquillando. Lo que quiero saber es por qué estás acá.
Reina: Porque quiero ser modelo.
Modelo: Nunca vas a ser una barbie. Además, seguro que nunca tuviste la mansión de la barbie, ni el auto de la barbie y menos un novio como Kent.
Reina: Pero yo no quiero ser una barbie. Mi deseo es ser modelo.
Modelo: (Mirándola de arriba hacia abajo) ¿Modelo de?
Reina: De pasarela. Y ni siquiera me interesa ser muy famosa… bueno, con un poquito me alcanza… ¿Me ayudarías?... dale. Por favor.
Modelo: (Con un brillo siniestro en los ojos) Con una condición.
Reina: Lo que vos quieras.
Modelo: Jamás te acerques a mi novio.
Reina: Te lo prometo.
Modelo: ¿Y si te preguntan quién es la mejor? ¿Qué vas a decir?
Reina: ¡Vos!
Modelo: ¡Bien!... Y otra cosa.
Reina: Lo que sea.
Modelo: Si alguien te pregunta si me acosté con el plantel de chacarita, le decís que no.
Reina: Bueno.
Modelo: ¡Ah! Me olvidaba.
Reina: ¿Sí…?
Modelo: …Ya me olvidé. Bueno, podemos comenzar. Vení. Acercate. Parate acá. Separá las piernas. Levantá lo brazos (Comienza a tomarle las medidas de la cintura, la espalda, brazos, busto, cabeza, cola) Estás hecha mierda, mamita. ¿Cuántos años tenés?
Reina: 17 para 18.
Modelo: ¡Dios mío! ¿Qué va a ser cuando tengas 27?... No te preocupes. Vamos a ocuparnos antes de que te llegue la decadencia.
Reina: (Festejando) ¡Sí! ¡Bien!
Modelo: Bueno, medís un metro setenta. Algo petisa pero con tacos disimulás. Sos de contextura mediana por lo tanto tu peso ideal es de 62kg. Mirá lo que traje para vos (Busca en un rincón y vuelve y vuelve con la balanza de baño) Subite.
Reina: (Sorprendida) ¡Justo! 62kg
Modelo: Sí, justo. Pero ese peso es para las personas comunes. Una modelo con tu medida y contextura debe pesar 42 kg.
Reina: ¿42?
Modelo: ¿Quién es la que sabe de esto?... Así que callate.
Reina: Está bien.
Modelo: O sea, que tenés que adelgazar (Saca cálculos con los dedos)
Reina: 20kg.
Modelo: No. 18
Reina: 20. 2 menos 2, cero. 6 menos 4, 2… 20 kg.
Modelo: Si yo había dicho 20. No sé por qué me corregís… Bueno, no te aflijas. No te pongas así. La vida de una modelo es muy sacrificada. Mantener este cuerpo no es fácil.
Reina: ¿O sea, que voy a tener que abandonar mis seis comidas diarias?
Modelo: (Sorprendida) ¡¿Seis?! ¡Dios mío! Con razón estás hecha mierda. Desde ahora van a ser dos. Desayuno y merienda. Y cuando te de hambre tomá agua. Todo el día, agua. Llenate de agua. Empachate de agua. Si querés podés comenzar el régimen conmigo. Ahora estamos en la hora justa de la merienda (Silencio) ¿Querés ser modelo o no?
Reina: Está bien.
Modelo: Así se habla mi valiente. (Saca una pastillita de menta y se lo da. Ella se come otro)
Reina: ¿Esto? Pero con esto me voy a morir de hambre.
Modelo: Sacrificio, querida. Metételo en la boquita (Reina come la pastilla) Eso. Así. ¿Viste, qué rico?... A ver, pesate de nuevo.
Reina: (Sorprendida) 58.
Modelo: ¡¡Viste que está funcionando!! (Se abrazan. Festejan)
Reina: Sos un genio.
Modelo: Pero esto recién comienza. Hay que seguir… Ahora vamos a hacer un poco de ejercicios.
Reina: Pero no puedo hacer ejercicios así de la nada. Estuve todo el día acá estoy muerta de hambre. No comí nada.
Modelo: Sí, se puede, querida. Todas las modelos lo hacen… Parate ahí y vamos con los ejercicios que nos enseñaron en la primaria. Y uno y dos… (Cambian de ejercicio un par de veces)
Reina: (Casi moribunda) ¡AH! ¡Listo! ¡No doy más! Me voy a desmayar.
Modelo: Abra la boquita. (Le da una pastillita) Algo dulce para la presión… Vamos a la balanza a ver en cuanto estamos que hay que dejarte una pinturita para el desfile y ya falta poquito.
Reina: (En la balanza) ¡54! ¡No lo puedo creer! (Festejan)
Modelo: Increíble. No sé si fueron los ejercicios o las pastillas.
Reina: Creo que fue el hambre… Tengo sueño. Estoy muy cansada. Voy a dormir un ratito (Intenta salir pero La Modelo la trae de los brazos)
Modelo: Ni se te ocurra. (La sacude un poco) ¡Energía!... ¡Energía dije! (Le da un par de cachetazos)
Reina: Tengo hambre.
Modelo: No pienses en eso. Pensá en otra cosa. Cerrá los ojos. Haceme caso. Eso. Relajate. Pensá en el mar.
Reina: No conozco el mar.
Modelo: Pensá en el río. Eso sí conocés, ¿verdad? (Reina asiente) Pensá en el agua del río toda marrón y contaminada donde flotan los residuos cloacales. Pensá en la playa del río llena de barro, de botellas rotas, de bolsas, anzuelos y caños oxidados. Pensá en los pescados muertos sobre el barro de la playa y en ese olor nauseabundo que impregna toda la ropa.
Reina: No, que me dan ganas de vomitar (Se contiene)
Modelo: ¡Eso mismo! Esa es la última lección que te voy a dar. El último ejercicio.
Reina: ¿Cuál?
Modelo: Vomitar.
Reina: ¡¿Pero cómo voy a vomitar?!
Modelo: Con los deditos. Es la forma más rápida de adelgazar y apurate que te queda sólo dos minutos para tu primer desfile (Le alcanza un tacho de basura) ¡Dale! ¡Así no! Usá el índice y el mayor. ¡Hasta el fondo, querida! (Reina vomita) ¡Eso! Ahora pesate.
Reina: 50kg. ¡¡¡Sí!!!
Modelo: Otra vez (La siguiente secuencia de vómitos y balanza es vertiginosamente rápida y durante esta Reina se va debilitando)
Reina: ¡¡48!!
Modelo: Otra vez (Reina vomita)
Reina: ¡47!
Modelo: Otra vez.
Reina: (Media moribunda pero con felicidad) ¡¡46!!
Modelo: Otra vez.
Reina: ¡¡44!!... No doy más.
Modelo: Una más y no te jodo más.
Reina: No tengo más nada para vomitar.
Modelo: Siempre hay bilis. Dale que ya tenés que desfilar. Estás quedando diez puntos (Reina vomita. Se pesa) ¡Eso! ¡¡42!!... ponete la corona. Dejá que te arregle un poco. ¿Dónde está el bastón?.. Acá. Tomá. Y también el ramo de flores. ¡Ánimo! ¡Dale, dale! ¡Comete la pasarela, querida!
Se escucha la voz en off de un locutor: ¡Y con ustedes la Reina del Maíz! (La Modelo empuja a la reina a la pasarela. Ella desfila bamboleándose y cae muerta)

VIII

Parodia melodramática con final trágicómico teatral. Reina yace en la pasarela. Los medios de comunicación se enteran primero. Los amigos siempre están. La educación comienza en la casa.

Notero de Crónica TV7: ¡Úuuuuultimo momento! Una joven modelo acaba de morir mientras desfilaba…
Modelo: ¡Stop! (Lloriqueando) ¡Eso es mentira!... (Natural) No era una modelo. Era la Reina de no sé qué cereal.
Notero de Crónica TV: ¡Úuuuuultimo momento! ¡Se hizo pororó! Reina del Maíz muere en la Pasarela. Según han confirmado fuentes del hotel donde se celebró el evento, la Reina del Maíz, de 17 añitos, cayó como tarta de choclo mientras desfilaba. Los médicos que la atendieron diagnosticaron paro cardio-respiratorio, desnutrición, garganta irritada y dedos amarillentos. Declara una colega…
Modelo: Fue una tragedia y estamos destrozados. Era una muy buena compañera, participaba muy seguido en los desfiles más importantes. Todas la queríamos.
Notero de Crónica TV: Informó, Crónica TV. Y ahora continuamos con nuestros queridos amigos Carozo y Narizota.
Modelo: (Se acerca al cuerpo de Reina y encarna exagerada y cómicamente el cuerpo sufrido de una madre que acaba de perder a su hija sobre la pasarela) ¡Por qué mi vida! ¡Por qué te tuvo que pasar esto, mi chiquitita! Vos que eras tan saludable. Todo por culpa de alcanzar ese estúpido sueño que tenías. Nunca me quisiste escuchar (Dándole un golpe) ¡Testaruda! (Le acomoda las manos. La ubica como a un cuerpo en un cajón. Le baja los párpados) Pero vos no tuviste la culpa mi chiquitita. Vos fuiste una víctima, nada más. Víctima de las imágenes mediáticas y de esos diseñadores de mierda… Yo no me di cuenta antes sino te hubiera ayudado, hijita. Y ese diseñador que vos tenías… cobarde. Te obligó a adelgazar como loca… ¿sabés por qué? Porque vestir un esqueleto es más fácil. Le ponés un trapo encima y listo. Pero vestir una mujer sana, con esas curvas que vos tenías es muy difícil… ¡¿Por qué te pasó esto, mi hijita querida?!
Reina: (Levantándose) Perdón, tengo que decir algo.
Modelo: (A público) ¡Ay, ya se está recuperando! (A Reina) ¡Quedate quietita que ya vienen los médicos! (A la Reina) ¿¡Qué hacés?! ¡El público tiene que pensar que estás muerta!
Reina: Vos creés que el público es idiota. Jamás podrías interpretar a la madre de la Reina. No te da el fisic du rol.
Modelo: Actuá, estúpida.
Reina: Mi mamá está ahí, en la tercera fila. Vino a verme.
Modelo: (A público) ¡Ay, está desvariando un poco!
Reina: ¡Mamá! ¿Ves? ¡Al fin soy flaca como vos! ¡Y no tuve que hacer tantas dietas y menos internarme en un gimnasio!
Modelo: ¡¿Qué hacés?!
Reina: (A la madre) Ahora tu grupito de amigas solteronas y divorciadas que se la dan de pendejas no van a poder burlarse de mí y no vas a tener que pasar vergüenza por mi culpa.
Modelo: ¡Basta! (Intenta taparle la boca)
Reina: Y vamos a poder salir a pasear juntas… y los chicos y los viejos babosos también se van a fijar en mí.
Modelo: ¡Calmate un poco que no es el lugar indicado para hablar de esto! (Le hace una traba en los brazos)
Reina: (Ya emocionalmente desequilibrada) Y tal vez hasta consiga un novio que me desee y no te mire el culo cuando te paseas por el comedor haciéndote la pendeja con esa sonrisita estúpida que se te dibuja en la cara cuando está él y te ponés ese shortcito corto que se te ve media nalga… y seguramente voy a ser feliz… y ni vos, ni nadie… (La modelo se desvanece y cae muerta)
Modelo: Por problemas de fuerza mayor les informo que el desfile de modas se suspende hasta próximo aviso. Disculpen las molestias.
Apagón

1 Club Atlético Chacarita Juniors de Buenos Aires, Argentina
2 Programa de tv, dedicado al campo.
3 Modelo argentino
4 Modelos argentinas detenidas en Barcelona, España, en el 2006 acusadas de narcotráfico. Absueltas por la justicia un año después por considerar que no estuvo suficientemente acreditado que ellas estuvieran al tanto de que en sus valijas había cocaína. Su representante fue condenado a 11 años de prisión y a una multa de 2 millones de euros.
5 Referencia al programa “Bailando por un sueño” conducido por Marcelo Tinelli. Argentina.
6 Grupo musical de cumbia de la ciudad de Santa Fe, Argentina.


7 Canal de noticias de formato amarillista. 

5/3/14

Un Hogar Sólido. Elena Garro. México.





















































Un Hogar Sólido
Elena Garro

PERSONAJES:
DON CLEMENTE (60 AÑOS)
DOÑA GERTRUDIS (40 AÑOS)
MAMÁ JESUSITA (80 AÑOS)
CATITA (5 AÑOS)
VICENTE MEJÍA (23 AÑOS)
MUNI (28 AÑOS)
EVA, EXTRANJERA (20 AÑOS)
LIDIA (32 AÑOS)
Interior de un cuarto pequeño, con los muros, el techo de piedra. No hay ventanas ni puertas. A la izquierda, empotradas en el muro y también de piedra, unas literas. En una de ellas, MAMÁ JESUSITA en camisón y cofia de dormir de encajes. La escena está muy oscura.
VOZ DE DOÑA GERTRUDlS: ¡Clemente, Clemente! ¡Oigo pasos!
VOZ DE CLEMENTE: ¡Tú siempre estás oyendo pasos! ¿Por qué serán tan impacientes las mujeres? siempre anticipándose a lo que no va a suceder, vaticinando calamidades!
VOZ DE DOÑA GERTRUDIS: Pues los oigo.
VOZ DE CLEMENTE: No mujer, siempre te dejas llevar por tu nostalgia de catástrofes.
VOZ DE DOÑA GERTRUDIS: Es cierto, pero esta vez no me equivoco.
VOZ DE CATITA: ¡Son muchos pies, Gertrudis! (Sale CATITA vestida con un traje blanco antiguo, botitas negras y un collar de corales al cuello. Lleva el pelo atado en la nuca un lazo rojo.) ¡Qué bueno! ¡Qué bueno! ¡Tralalá! ¡Tralalá! (da saltos y bate las palmas).
DOÑA GERTRUDIS: (Apareciendo con un traje rosa de 1930) Los niños no se equivocan. ¿Verdad, tía Catalina, que alguien viene?
CATITA: ¡Sí, yo lo sé! ¡Lo supe desde la primera vez que vinieron! ¡Tenía tanto miedo aquí solita!
CLEMENTE: (Apareciendo en traje negro y puños blancos) Creo que tienen razón. ¡Gertrudis! ¡Gertrudis! Ayúdame a buscar mis metacarpos, siempre los pierdo y sin ellos no puedo dar la mano.
VICENTE MEJÍA: (Apareciendo en traje militar) Usted leyó mucho, don Clemente, de ahí le viene el mal hábito de olvidar las cosas. ¡Mírame a mí, completito en mi uniforme, siempre listo para cualquier advenimiento.
JESUSITA: (Enderezándose en su litera y enseñando a cabeza cubierta con la cofia de encajes.) ¡Catita tiene razón! Los pasos vienen hacia acá (se coloca una mano detrás de una oreja, en actitud de escuchar), se han detenido los primeros. . . a no ser que a los Ramírez les haya sucedido una desgracia... ¡esta vecindad ya nos ha hecho llevar muchos chascos!
CATITA: (Saltando) ¡Tú duérmete, Jesusita! A ti no te gusta sino dormir: Dormir, dormir que cantan los gallos de San Agustín: ¿ya está el pan?
JESUSITA: ¿Y qué quieres que haga? Si me dejaron en camisón...
CLEMENTE: No se queje, doña Jesús. Pensamos que por respeto...
JESUSITA: ¡Por respeto! ¿Y por respeto una tal falta de respeto?
GERTRUDIS: Si hubiera estado yo, mamá. . ., pero qué quería que hicieran las niñas y Clemente. (Arriba se oyen muchos pasos que se detienen y después aumentan)
JESUSITA ¡Catita! Ven acá y púleme la frente; quiero que brille como la estrella polar. Dichoso el tiempo en que yo corría por la casa como una centella, barriendo, sacudiendo el polvo que caía sobre el piano, en engañosos torrentes de oro, para luego, cuando ya cada cosa relucía como un cometa, romper el hielo de mis cubetas dejadas al sereno, y bañarme con el agua cuajada de estrellas de invierno. ¿Te acuerdas, Gertrudis? ¡Eso era vivir! Rodeada de mis niños tiesos y limpios como pizarrines.
 GERTRUDIS: Sí, mamá. Y me acuerdo también de tu corchito quemado para hacerte ojeras; y de los limones que comías para que la sangre se te hiciera agua. Y de aquellas noches en que te ibas con papá al Teatro de los Héroes, ¡Qué bonita te veías con tu abanico y las dormilonas en las orejas!
JESUSITA: ¡Ya ves, hija, la vida es un soplo! Cada vez llegaba al palco. . .
CLEMENTE: (Interrumpiendo) ¡Por piedad, ahora no encuentro mi fémur!
JESUSITA: ¡Qué falta de consideración! ¡Interrumpir a una señora! (CATITA, mientras tanto, ha estado ayudando a JESUSITA a arreglarse la cofia.)
VICENTE: Yo vi a Catita jugar con él a la trompeta.
GERTRUDIS: Tía Catita, ¿dónde olvidó usted el fémur de Clemente?
CATITA: ¡Jesusita, Jesusita! ¡Me quieren quitar mi corneta!
JESUSITA: ¡Gertrudis, deja en paz a esta niña!
GERTRUDIS: ¡Mamá, no seas injusta!:  ¡es el fémur de Clemente!
CATITA: ¡Fea! ¡Mala! ¡Te pego! ¡No es su fémur, es mi cornetita de azúcar!
CLEMENTE (A GERTRUDIS) ¡No se la habrá comido? Tu tía es insoportable.
GERTRUDIS: No lo sé, Clemente. A mí me perdió mi clavícula rota. Le gustaban mucho los caminitos de cal dejados por la cicatriz. ¡Y era mi hueso favorito! Me recordaba las tapias de mi casa llena de heliotropos. ¿Te conté cómo me caí, verdad'? La víspera habíamos ido al circo. Todo el pueblo estaba en las gradas para ver a Ricardo Bell, de pronto, salió una equilibrista, que parecía una mariposa y a la que no he olvidado nunca. . . (Arriba se oye un golpe, GERTRUDIS se interrumpe.)
GERTRUDIS: (Continuando.) Por la mañana me fui a las bardas a bailar sobre un pie, pues toda la noche había soñado que era ella. . . (Arriba se oye un golpe más fuerte.) Claro, no sabía que tenía huesos. Una de niña no sabe nada. Porque me lo rompí, digo siempre que fue el primer huesito que tuve. ¡Se lleva una cada sorpresa! (Los golpes se suceden con más rapidez.)
VICENTE: (Atusándose el bigote.) No cabe duda, alguien llega. Tenemos huéspedes. (Canta.)Yo adivino el parpadeo, de las luces que a lo lejos…
MAMÁ JESUSITA: ¡Cállate, Vicente! No es hora de cantar. ¡Mira a estos inoportunos! En mis tiempos la gente se anunciaba antes de caerle a uno de visita. Había más respeto. ¡A ver ahora a quién nos traen, a cualquier extraño de esos que casaron con las niñas! ¡Abate Dios a los Humildes! como decía el pobre Ramón, a quien Dios tenga en su santa gloria…
VICENTE: ¡Tú no cambiaste para bien, Jesusita! A todo le pones pero. Antes tan risueña que eras. ¡Lo único que te gustaba era bailar! (hace unos pasos.) ¿Te acuerdas cuando bailamos en aquel Carnaval? (Sigue bailando.) Tu traje rosa giraba, giraba, y tu cuello estaba muy cerca de mi boca. . .
JESUSITA: ¡Por Dios, primo Vicente! No me recuerdes esas tonterías.
VICENTE: (Riéndose) ¿Qué dirá ahora Ramón? Él tan celoso. Y tú y yo aquí juntos, mientras él se pudre solo allá en su pueblo.
GERTRUDIS: Tío Vicente, ¡cállese, va a provocar un disgusto!
CLEMENTE: (Alarmado) Ya le expliqué, doña Jesús, que en el momento, no tuvimos dinero para transportarlo.
JESUSITA: ¿Y las niñas qué esperan para traerlo? No me dé explicaciones, a usted siempre le faltó delicadeza. (SE OYE UN GOLPE MÁS FUERTE.)
CATITA: ¡Vi luz! (entra un rayo de luz) ¡Vi un sable! ¡Otra vez San Miguel que viene a visitamos! ¡Miren su lanza!
VICENTE: ¿Estamos completos? Pues ahora, ¡orden y nos amanecemos!
CLEMENTE: Faltan Muni y mi cuñada.
JESUSITA: ¡Los extranjeros siempre apartándose!
GERTRUDIS: ¡Muni, Muni!, alguien viene, a lo mejor es una de tus primas. ¿No te da gusto, hijo? Podrás jugar y reírte con ellas otra vez, a ver si se te quita esa tristeza. (Aparece EVA, rubia, alta, triste, muy joven, en traje de viaje de 1920.)

EVA: Muni estaba por ahí hace un momento. ¡Muni, hijito! ¿Oyes ese golpe? Así golpea el mar contra las Rocas de mi casa. . . ninguno de ustedes la conoció. . . estaba sobre una roca, alta, como una ola. Batida por los vientos que nos arrullaban en la noche, remolinos de sal cubrían sus vidrios de estrellas marinas; la cal de la cocina se doraba con las manos solares de mi padre. . . por las noches las criaturas del viento, del agua, del fuego, de la sal, entraban por la chimenea, se acurrucaban en las llamas, cantaban en la gota de los lavaderos. .. ¡Tin! ¡tan! ¡tin! ¡tin! ¡tin! ¡tin! ¡tan! . . . Y el yodo se esparcía por la casa como el sueño. La cola de un delfín resplandeciente nos anunciaba el día. ¡Así, con esta luz de escamas y corales! (EVA, al decir la última frase, levanta el brazo y señala el raudal de luz que entra a la cripta, cuando separan arriba la primera losa. El cuarto se inunda de sol. Los trajes lujosos de todos. Están polvorientos Y los rostros pálidos. Catita salta de gusto.)
CATITA: ¡Mira, Jesusita! ¡Viene alguien! ¿Quién le trae, Jesusita? ¿Doña Difteria o San Miguel?
JESUSITA: Espera, niña, vamos a ver.
CATITA: A mí me trajo doña Difteria. ¿Te acuerdas de ella? Tenía los dedos de algodón y no me dejaba respirar. ¿A ti te dio miedo, Jesusita?
JESUSITA: Sí, hermanita, me acuerdo que te llevaron y el patio de la casa quedó sembrado de pétalos morados. Mamá lloró mucho y nosotros las niñas también.
CATITA: ¡Tontita!, ¿qué no sabías que ibas a venir a jugar aquí conmigo? Ese día San Miguel se sentó junto a mí y con su lanza de fuego lo escribió en el cielo de mi casa. Yo no sabía leer. . . y lo leí. ¿Y era bonita la escuela de las señoritas Simson?
JESUSITA: Muy bonita, Catita. Mi mamá nos mandó con lazos negros. . .
CATITA: ¿Y aprendiste el silabario? Para eso me iba a mandar mi mamá. . .
MUNI: (Entra en pijama, con el rostro azul y el pelo rubio.) ¿Quién será? (Arriba. por el trozo de bóveda abierta al cielo, se ven los pies de una mujer suspendidos en un círculo de luz.)
GERTRUDIS: ¡Clemente, Clemente! Son los pies de Lidia: ¡Qué gusto, hijita, qué gusto que hayas muerto tan pronto!
(Todos callan. Empieza el descenso de LIDIA, suspendida con cuerdas. .. Viene tiesa, con un traje blanco, los brazos cruzados al pecho. Los dedos en cruz, y la cabeza inclinada. Los ojos cerrados.)
CATITA: ¿Quién es Lidia?
MUNI: ¿Lidia? Es la hija de mi tío Clemente y de mi tía Gertrudis, Catita. (Acaricia a la niña.)
JESUSITA: Ya tenemos aquí a toda la serie de los nietos. ¡Cuánto mocoso! ¿Pues qué el horno crematorio no es más moderno? A mí, cuando menos, me parece más higiénico.
CATITA: ¿Verdad, Jesusita, que Lidia es de mentiritas?
JESUSITA: ¡Fuera bueno, mi niña! ¡Aquí hay lugar para todo el mundo, menos para el pobre Ramón!
EVA: ¡Cómo creció! Cuando me vine era tan chiquita como Muni. (LIDIA queda de pie, en medio de todos que miran. Luego abre los ojos y los ve.)
LIDIA: ¡Papá! (le abraza) ¡Mamá! ¡Muni! (les abraza).
GERTRUDIS: Te veo muy bien, hija.
LIDIA: ¿Y la abuela?
CLEMENTE: No puede levantarse. ¿Te acuerdas que cometimos el error de enterrarla en camisón?
JESUSITA: Sí, Lili, aquí me tienes acostada por sécala seculórum.
GERTRUDIS: Cosas de mi mamá; ya sabes, Lili. Lo compuesta que fue siempre.
JESUSITA: Lo peor será, hijita, presentarse así ante Dios Nuestro Señor. ¿No te parece una infamia? ¿Cómo no se te ocurrió traerme un vestido? Aquel, gris, con las vueltas de brocado y el ramito de violetas en eI cuello. ¿Te acuerdas de él? Me lo ponía para ir a las visitas de cumplido. . . pero de los viejos nadie se acuerda. . .
CATITA: Cuando San Miguel nos visita, ella se esconde.
LIDIA: ¿Y tú quién eres, preciosa?
CATALINA: ¡Catita!
LIDIA: ¡Claro! ¡Si la teníamos sobre el piano ahora está en casa de Evita! ¡Qué tristeza cuando la veíamos, tan melancólica, pintada en su traje blanco! Se me había olvidado que estabas aquí.
VICENTE: ¿Y no te da gusto conocerme a mí sobrina?
LIDIA: ¡Tío Vicente! También a ti te teníamos en la sala, con tu uniforme y en una cajita de terciopelo, tu medalla.
EVA: ¿Y de tu TÍA no te acuerdas?
LIDIA: ¡Tía Eva! Sí, te recuerdo apenas, con tu pelo rubio tendido al sol. . . y recuerdo tu sombrilla ---da y tu rostro desvanecido debajo de sus luces, como de una hermosa ahogada. . . y tu sillón vacío meciéndose al compás de tu canto, después que ya te habías ido. (Del círculo de luz surge una voz.)
VOZ: La generosa tierra de nuestro México abre sus brazos para darte amoroso cobijo. Virtuosa dama, madre ejemplarísima, esposa modelo, dejas un hueco irreparable. . .
JESUSITA: ¿Quién te habla con tanta confianza?
LIDIA: Es don Gregario de la Huerta y Ramírez Puente, Presidente de la Asociación de Ciegos.
VICENTE: ¡Qué locura! ¿Y qué hacen tantos ciegos juntos?
JESUSITA: ¿Pero por qué te tutea?
GERTRUDIS: Es la moda, mamá, hablarle de tú a los muertos.
VOZ: Pérdida crudelísima, cuya ausencia habremos de calibrar con el tiempo, nos dejas para siempre privados de tu arrolladora simpatía; y dejas, también a un hogar cristiano y sólido en la orfandad más terrible. Tiemblen los hogares ante la inexorable parca. . .
CLEMENTE: ¡Válgame Dios!, ¿pero todavía anda por allá ese botarate?
JESUSITA: Lo que no sirve, abunda.
LIDIA: Sí, y ahora es el Presidente de la Banca, de los caballeros de Colón, de la Ceguera, de la Bandera y del Día de la Madre. . .
VOZ: Sólo la fe inquebrantable, la resignación cristiana y la piedad. . .
CATITA: Siempre dice lo mismo don Hilario.
JESUSITA: No es don Hilario, Catita, don Hilario hace la pendejadita de sesenta y siete años que murió.
CATITA: (Sin oírla.) Cuando a mí me trajeron, dijo: ¡Voló un angelito! Y no era cierto. Yo estaba aquí abajo, solita, muy asustada. ¿Verdad, Vicente? ¿Verdad que yo no digo mentiras?
VICENTE: ¡Dímelo a mí! Figúrense, yo llego aquí, todavía atarantado por los fogonazos, con mis heridas abiertas. . . ¿y qué veo? A Catita llorando: ¡quiero ver a mi mamá!, ¡quiero ver a mi mamá! ¡Qué guerra me dio esta niña!, con decirles que echaba de menos al enemigo. . .
VOZ: ¡Requiescat in pace! (Empiezan a poner las losas. La escena se oscurece paulatinamente).
CATITA: Estuvimos mucho tiempo solitos, ¿verdad, Vicente? No sabíamos qué pasaba, pero nadie vino nunca más.
JESUSITA: Ya te he dicho, Catita, nos fuimos a México, luego vino la Revolución. . .
CATlTA: Hasta que un día llegó Eva. Tú dijiste, Vicente, que era extranjera. . .
VICENTE: La situación era un poco tirante y Eva no nos decía ni una palabra.
EVA: También yo estaba cohibida. . . y además pensaba en Muni. . . y en mi casa. . . aquí estaba todo tan callado. (Silencio. Ponen la última losa.)
LIDIA: Y ahora, ¿qué hacemos?
VICENTE: Esperar.
LIDIA: ¿Esperar todavía?
GERTRUDIS: Sí, hija, ya irás viendo.
EVA: Verás todo lo que quieras ver, menos tu casa, con su mesa de pino blanco, y en las ventanas las olas y las velas de los barcos.
MUNI: ¿No estás contenta, Lili?
LIDIA: Sí.
MUNI: sobre todo de verte a ti. Cuando te vi, tirado aquella noche en el patio de la Comisaría. Con aquel olor a orines que venía de las losas rotas, y tú durmiendo en la camilla, entre los pies de los gendarmes, con tu pijama arrugado, y tu cara azul, me pregunté: ¿Por qué?, ¿por qué?
CATITA: También yo, Lili. Tampoco yo había visto a un muerto azul. Jesusita me contó después que el cianuro tiene muchos pinceles y sólo un tubo de color, ¡el azul!
JESUSITA: ¡Ya no molesten a este muchacho! El azul le va muy bien a los rubios.
MUNI: ¿Por qué, prima Lili? ¿No has visto a los perros callejeros caminar y caminar banquetas, buscando huesos en las carnicerías llenas de moscas, y el carnicero, con los dedos remojados en sangre a fuerza de destazar? Pues yo ya no quería caminar banquetas atroces buscando entre la sangre un hueso, ni ver las esquinas, apoyo de borrachos, miadores de perros. Yo quería una ciudad alegre, llena de soles y de lunas. Una ciudad sólida, como la casa que tuvimos de niños, con un sol en cada puerta, una luna para cada ventana y estrellas errantes en los cuartos. ¿Te acuerdas de ellas, Lili? Tenía un laberinto de risas. Su cocina era cruce de caminos; su jardín, cauce de todos los ríos; y ella toda el nacimiento de los pueblos. . .
LIDIA: ¡Un hogar sólido, Muni! Eso mismo quería yo. . . y ya sabes, me llevaron a una casa extraña. Y en ella no hallé sino relojes y unos ojos sin párpados, que me miraron durante años. . . Yo pulía los pisos, para no ver las miles de palabras muertas que las criadas barrían por las mañanas. Lustraba los espejos, para ahuyentar nuestras miradas hostiles. Esperaba que una mañana surgiera de su azogue la imagen amorosa. Abría libros, para abrir avenidas a aquel infierno circular. Bordaba servilletas, con iniciales enlazadas, para hallar el hilo mágico, irrompible, que hace de dos nombres uno...
MUNI: Lo sé, Lili.
LIDIA: Pero todo fue inútil. Los ojos furiosos no dejaron de mirarme nunca. Si pudiera encontrar a la araña que vivió en mi casa -me decía a mí misma-, con el hilo invisible que une la flor a la luz, la manzana al perfume, la mujer al hombre, cosería amorosos párpados que cerrarían los ojos que me miran, y esta casa entraría en el orden solar. Cada balcón sería una patria diferente; sus muebles florecerían: de sus copas brotarían surtidores; de las sábanas, alfombras mágicas para viajar al sueño; de las manos de mis niños, castillos, banderas y batallas. . . pero no encontré el hilo, Muni. . .
MUNI: Me lo dijiste en la Comisaría. En ese patio ajeno, lejos para siempre del otro patio, en cuyo cielo un campanario nos contaba las horas que nos iban quedando para el juego.
LIDIA: Sí, Muni, y en ti guardé el último día que fuimos niños. Después sólo quedó una Lidia sentada de cara a la pared, esperando…
MUNI: Tampoco yo pude crecer, vivir en las esquinas, yo quería mi casa. . .
EVA: También yo, Muni, hijo mío, quería un hogar sólido. Una casa que el mar golpeara todas las noches, ¡bum! ¡bum!, y ella riera con la risa de mi padre llena de peces y de redes.
MUNI: No estés triste, Lili. Hallarás el hilo, y hallarás a la araña.
CLEMENTE: ¿Lili, no estás contenta? Ahora tu casa es el centro del sol, el corazón de cada estrella, la raíz de todas las hierbas, el punto más sólido de cada piedra.
MUNI: Sí, Lili, todavía no lo sabes, pero de pronto no necesitas casa, ni necesitas río. No nadaremos en el río, seremos el río.
GERTRUDIS: A veces, hijita, tendrás mucho frío y serás la nieve cayendo en una ciudad desconocida, sobre tejados grises y gorros rojos.
CATITA: A mí lo que más me gusta es ser bombón en la boca de una niña. ¡O cardillo, para hacer llorar a los que leen cerca de una ventana!
MUNI: No te aflijas cuando tus ojos empiecen a desaparecer, porque entonces serás todos los ojos de los perros mirando pies absurdos.
JESUSITA: ¡Ay, hijita! ¡Ojalá y nunca te toque ser ojos de pez ciego en lo más profundo de los mares! No sabes la impresión terrible que tuve, era como ver y no ver cosas jamás pensadas.
CATITA: (Riéndose y palmoteando.) También te asustaste mucho cuando eras el gusano que te entraba y salía por la boca.
VICENTE: ¡Pues para mí lo peor ha sido ser el puñal del asesino!
JESUSITA: Ahora volverán las tuzas. No grites cuando tú misma corras por tu cara.
CLEMENTE: No le cuenten eso, la van a asustar. Da miedo aprender a ser todas las cosas.
GERTRUDIS: Sobre todo que en el mundo apenas si aprende uno a ser hombre.
LIDIA: ¿Y podré ser un pino con un nido de arañas y construir un hogar sólido?
CLEMENTE: ¡Claro! Y serás el pino y la escalera y el fuego. LIDIA: ¿Y luego?
JESUSITA: Luego Dios nos llamará a su seno.
CLEMENTE: Después de haber aprendido a ser todas las cosas, aparecerá la lanza de San Miguel, centro del universo y a su luz surgirán las huestes divinas de los ángeles, y entraremos en el orden celestial.
MUNI: Yo quiero ser el pliegue de la túnica de un ángel.
JESUSITA: Tu color irá muy bien, dará hermosos reflejos. ¿Y yo qué haré enfundada en este camisón?
CATITA: ¡Yo quiero ser el dedo índice de Dios Padre!
Todos a coro: ¡Niña!
EVA: ¡Y yo una ola salpicada de sal, convertida en nube!
LIDIA: Y yo los dedos costureros de la Virgen bordando. bordando. .
GERTRUDIS: Y yo la música del arpa de Santa Cecilia.
VICENTE: ¡Y yo el furor de la espada de San Gabriel!
CLEMENTE: Y yo una partícula de la piedra de San Pedro.
CATITA: ¡Y yo la ventana que mire al mundo!
JESUSITA: Ya no habrá mundo, Catita, porque todo eso lo seremos después del Juicio Final.
CATITA: (Llora) ¿Ya no habrá mundo? ¿Y cuándo lo voy a ver? Yo no vi nada, ni siquiera aprendí el silabario. Yo quiero que haya mundo.
VICENTE: ¡Velo ahora, Catita! (A lo lejos se oye una trompeta.)
JESUSITA: ¡Jesús, Virgen Purísima! La trompeta del Juicio Final. ¡Y yo en camisón! Perdóname, Dios mío, ¡esta impudicia!
LIDIA: No, abuelita, es el toque de queda. Hay un cuartel junto al panteón.
JESUSITA: ¡Ah sí, ya me lo habían dicho! Y siempre se me olvida. ¿A quién se le ocurre poner un cuartel tan cerca de nosotros? ¡Qué gobierno! ¡Se presta a tantas confusiones!
VICENTE: ¡El toque de queda! Me voy. Soy el Viento que abre todas las puertas que no abrí, que sube en remolino las escaleras que nunca subí, que corre por las calles nuevas para mi uniforme de oficial y levanta las faldas de las hermosas desconocidas. .. ¡Ah frescura! (Desaparece.)
JESUSITA: ¡Pícaro!
CLEMENTE: ¡Ah, la lluvia sobre el agua! (Desaparece.)
GERTRUDIS: ¡Leño en llamas! (Desaparece.)
MUNI: ¿Oyen? Aúlla un perro. ¡Ah. Melancolía! (Desaparece.)
CATITA: ¡La mesa donde cenan nueve niños! ¡Soy el juego!
JESUSITA: ¡El cogollito fresco de una lechuga!
(Desaparece.)
EVA: ¡Una botella que se hunde en el mar negro! (Desaparece.)
LIDIA: ¡Un hogar sólido! ¡Eso soy yo! ¡Las losas de mi tumba! (Desaparece.)


fin