23/7/08

Carlos Talancón, BOCADILLOS BAJO TIERRA


BOCADILLOS BAJO TIERRA
De Carlos Talancón

(Adaptación libre de “Pic Nic” de Fernando Arrabal con motivo de la invasión a Irak)

Vigilante: Queridos espectadores, permítanme darles la bienvenida a este espacio. Un espacio que si observan con cuidado, si escuchan con atención, descubrirán que es el espacio de la guerra, (Se oye una bomba) Permítanme recomendarles que si desean sobrevivir tomen sus precauciones porque cualquier descuido, ya sea un ligero ataque de tos, un sorpresivo estornudo, puede ser suficiente pretexto para que alguno de ustedes pierda un brazo o... si lo prefieren, puede ser una pierna claro está; también les informo que un bostezo puede ocasionar que una granada les arranque los ojos o... quizá opten por las orejas. Así que les sugiero sean espectadores precavidos, ya ven que en estos tiempos cualquier cosa pudo ser interpretada de cualquier manera y en cualquier momento cualquier capitán podría interpretar cualquier sonido como suficiente causa para atacar. Y ahora, ustedes, queridos espectadores, ya que no se atreverán a alzar la voz por miedo a una catástrofe, han de preguntarse en sus adentros de qué guerra estamos hablando. Permítanme decirles que no lo sé, me han prohibido decirlo, aunque en realidad puede ser cualquier guerra, así que será en la guerra que ustedes elijan, que sea la guerra que menos les aburra. (Voltea a ver al soldado Soldado Green.) Él ya ha elegido, permítanme presentarlo, el soldado del ejército verde, estuvo aquí luchando contra los soldados del ejército azul por lo que él llama libertad, concepto que su capitán se encargó de inyectarle, veamos.

Entra el Capitán Green y le habla al Soldado Green. El vigilante observa.

Capitán Green: ¡Soldado!
Soldado Green: ¿Hola? ¿Sí?
Capitán Green: Soldado ¿Qué no me escucha soldado?
Soldado Green: A sus órdenes, mi Capitán, siempre dispuesto a liberar al mundo de los azules mi capitán.
Capitán Green: Soldado, ¿a cuántos azules ha matado soldado?
Soldado Green: He matado a... (Cuenta con sus manos.)
Capitán Green: ¿Qué no sabe contar soldado?
Soldado Green: Sí, mi Capitán.
Capitán Green: Entonces a cuántos azules ha matado.
Soldado Green: He matado a... a cinco azules, mi Capitán.
Capitán Green: ¿No ha matado ni siquiera a una decena de azules, soldado?
Soldado Green: Mi Capitán, casi no pasan azules por aquí, mi Capitán.
Capitán Green: Cuando regrese quiero que haya alcanzado la decena, soldado ¿está claro?
Soldado Green: Sí, mi Capitán, prometo alcanzar la decena de azules, mi Capitán.
Capitán Green: Más le vale, soldado (Va a irse)
Soldado Green: ¡Mi Capitán! ¿No podría enviarme un camarada?
Capitán Green: ¿Qué me está diciendo soldado?
Soldado Green: Que si no podría enviarme un camarada... aunque sea la cabra.
Capitán Green: ¿Se está burlando de mí, soldado? Un soldado nunca puede estar necesitado de compañía soldado ¿está claro soldado?
Soldado Green: Sí, mi Capitán.
Capitán Green: Por el bien del mundo, soldado.
Soldado Green: Por el bien del mundo, mi Capitán, siempre dispuesto a acabar con el enemigo. (Sale el capitán Green)

De nuevo, el soldado Green está solo. Pasa el tiempo. El Vigilante voltea nuevamente al público y le habla.

Vigilante: Y así, este soldado, protagonista de esta obra, obedeció fielmente las órdenes de su capitán por días, semanas, meses, años, tiempo en el que libró batallas en nombre de la libertad, mató civiles diciendo que es por el bien, torturó en nombre de Dios, mutiló niños porque claro, en toda lucha por la libertad y la paz del mundo es inevitable evitar los errores, pero queridos espectadores, permítanme jugar un poco con el tiempo y saltémonos todo esto que podrán encontrar sentados frente a su televisor en la comodidad de su hogar y vayamos años después, cuando esta guerra comienza a no tener fin, cuando el enemigo se descubre más poderoso de lo que imaginaron los capitanes verdes. Es entonces cuando este soldado comenzó a presentar sus primeros síntomas de guerra, enfermedad que consiste en un anhelo incontrolable de volver a casa, saltos abruptos de carácter, cambios de la euforia al terror, todo esto por una ligera alteración en la parte frontal del cerebro que evita la sinapsis correcta entre neurona y neurona y ocasiona espasmos, gritos nocturnos, y sobre todo una extraño síntoma en el que el soldado susurra frases inconexas a seres no tangibles que brotan de su traidora mente. Es entonces, en este momento de agotamiento, que dos soldados azules que esperaron pacientemente el momento en que este soldado pierda cada una de sus defensas, entraron en escena (Entran los soldados enemigos) dispuestos a acabar con este soldado verde en nombre de su gente masacrada proporcionando a este personaje un tiro en la sien y otro en el corazón. Queridos espectadores, comencemos esta obra aquí. (Salen los soldados y el vigilante.)

Entran los padres del soldado Green. Traen una canasta de Pic-Nic. El Padre se acerca a su hijo y le habla.

Padre: (Ceremoniosamente.) Hijo, levántate y besa a tu madre. (Soldado Green, sorprendido, se pone de pie.)
Soldado Green: Padres, ¿qué hacen aquí?
Madre: (Sacando un mantel de la canasta y otro artículos.) ¿Qué no ves? Hemos venido a pic-niquear contigo. Ya sabes que siempre nos ha gustado aprovechar el domingo.
Soldado Green: Pero... ¡Padres!, no pueden estar aquí. En cualquier momento habrá una batalla.
Padre: No te preocupes por eso, hemos traído paraguas para protegernos de las bombas, además recuerda que alguna vez tu padre fue Capitán. Para mi todo esto es un juego.
Madre: Te estuvimos esperando, hijo mío, año tras año, con la ilusión de encontrarte ahí, de pie, orgulloso con tus medallas, cada vez que abríamos la puerta, pero nunca llegaste. Así que antes de perder cualquier ilusión, decidimos venir a visitarte. Debes de estar aburrido ¡La guerra es un fastidio!
Soldado Green: ¿Un fastidio?...
Padre: Conoces a tu madre, es necia, le repetí un millón de veces que la guerra había terminado, que ya no tenía porque esperarte, pero no, nunca me hizo caso, te siguió esperando y como nunca llegaste no ha dejado de llorar noche tras noche sobre tu cama. Es por eso que he decidido traerla, así podrá estar un poco más tranquila y no me despertará con sus llantos todo el tiempo.
Soldado Green: Perdónenme, pero es necesario que se vayan. No pueden estar en la guerra si no son soldados.
Padre: Y eso a mi que me importa. Tu madre ha preparado un excelente almuerzo y no vas a despreciarlo.
Madre: He traído fruta, sandwiches, bocadillos de jamón que tanto te gustaban, vino tinto, café y pasteles.
Soldado Green: No suena mal. Pero si el Capitán viene armará un escándalo; no es muy amable con quienes visitan el frente. Siempre repite: (Entra el Capitán Green y le habla al Soldado Green)

Capitán Green: Le he advertido mil veces que la familia no puede ser impedimento para los soldados que pelean por la libertad. En la guerra son necesarias el fusil y las granadas, no los sandwiches y los bocadillos de jamón.
Soldado Green: Perdóneme mi Capitán, yo nunca les dije que vinieran, son ellos quienes... (Sale el Capitán Green ignorando a Soldado Green.)
Madre: Qué grosero, Capitán; creo que su madre nunca le hizo un sandwich.
Padre: Sabes lo que haré, le diré a tu Capitán que yo también fui Capitán y que siempre recibí muy amablemente a los civiles que visitaban el campo de batalla, sobre todo cuando se trataba de familiares.
Soldado Green: Por favor, padres, les suplico que se vayan, si los ven aquí van a matarlos.
Padre: ¿Crees que eso me atemoriza? (Ignorando al Soldado) He visto tanto. ¡Si fueran aquellas batallas! Los tiempos han cambiado y tú no puedes comprenderlo (Pausa, dejándole ver al Soldado que no hay problema) Hemos venido en coche y nadie nos ha dicho absolutamente nada.
Soldado Green: (Extrañado) Habrán creído que eran inspectores...
Padre: (Recordando lo incomodo de la situación) Por todas partes hay obstáculos. Tanques, heridos, muertos.
Madre: Al llegar, ¿te acuerdas del embotellamiento a causa del coche bomba?
Padre: Todos sabemos que en tiempo de guerra hay que esperar lo peor.
Madre: ¿Lo peor? (Breve pausa) Recuerdo, esa vez que nos despedimos de ti hijo, orgulloso decías ¡Por la libertad padres! ¡Por la libertad!
Soldado Green: (A sí mismo) Por la libertad...
Padre: (Observando al Soldado Green, se da cuenta de lo desesperado de su situación) Sé muy bien lo que pasa. Al principio, todo lo nuevo es hermoso. Entusiasma matar, lanzar granadas, usar casco. Es de buen ver. Pero al final, termina por fastidiarnos... (Silencio, la Sra Tepán sigue acomodando el Pic-Nic. Soldado Green está evocando algo, quizá recordando el inicio de la guerra y el Padre evoca sus guerras) En mis tiempos, las guerras tenían animación, mayor colorido. Y sobre todo, había submarinos, muchos submarinos. Era un verdadero placer cuando reunía a mis soldados, (Se asoma un soldado por detrás de las trincheras) les daba a cada quién su medalla por el enemigo a vencer, (Se asoma el otro soldado) entonces nos sumergíamos en nuestros submarinos, al frente, dando valor a mis soldados, entonces es que gritaba ¡Al ataque! Vamos ¡al ataque! (Entran dos soldados vestidos de azul por atrás de las trincheras)

Soldado 2: El Capitán ha dicho al ataque.
Soldado 1: Acabar con el enemigo.
Soldado 2: Porque un enemigo es siempre un enemigo.
Soldado 1: ¿Y dónde está el enemigo?
Soldado 2: El uniforme verde es el enemigo.
Soldado 1: ¿Y quién es el uniforme verde?
Soldado 2: El uniforme verde es... el enemigo.
Padre: ¡Aquello si merecía verse!... derribando buques, acorazados, torpedo en mano hasta acabar con el enemigo.
Soldado 1: (Se preparan para disparar, en eso súbitamente el soldado uno se detiene) Espera.
Soldado 2: ¿Qué sucede?
Soldado 1: Necesito rezar antes de matarlo. (Un tanto desesperado acepta rezar, rezan, el soldado dos está listo para disparar pero, el soldado uno, aún no ha terminado de rezar) No, no, todavía no.
Soldado 2: ¿Ahora qué sucede?
Soldado 1: No he terminado de rezar.
Soldado 2: Pues termina de rezar.
Soldado 1: No puedo. He olvidado porqué lo voy a matar, necesito saber por qué tengo que matarlo para terminar de rezar, es parte de la oración.
Soldado 2: Lo vas a matar porque... (Piensa) Para qué el no te mate a ti.
Soldado 1: ¿Y por qué él me tiene que matar a mi?
Soldado 2: Para que tú no lo mates a él. Esa es la ley de la guerra.
Soldado 1: Y la guerra es siempre la guerra. (Se congelan)

Padre: Era un logro saber que regresaríamos como héroes después de haber acabado con ellos, que tu madre me esperaba en casa con la mesa puesta, porque sabía que había cumplido con mi deber, luchado por nuestra libertad. Era glorioso. ¿Te acuerdas? Al regresar me esperabas para que te dijera: acabé con esos malditos rojos.
Madre: No. Los enemigos no eran rojos, eran amarillos, me acuerdo muy bien, amarillos.
Padre: Te digo que eran los malditos rojos.
Madre: No, los malditos eran los amarillos, me acuerdo muy bien, no puedo equivocarme, ya sabes que siempre escuchaba la radio. Eran amarillos.
Padre: Hablas por hablar, mujer. Los malditos eran los rojos.
Madre: No, los amarillos. Recuerdo muy bien cuando mi vecinita se asomó al balcón para decirme. (Entra la vecinita)

Vecinita: ¿Has visto los periódicos? Tú marido acabó a los amarillos
Madre: Escuchaste. Ha dicho amarillos, no rojos. (Se dirige a la vecinita) Mi marido siempre acaba con el color con el que tiene que acabar, es un gran patriota.
Vecinita: ¿Y has preparado algo para festejarlo?
Madre: Claro, es mi obligación. Cuando llegue, lo estaré esperando con la mesa puesta y le diré que es un gran héroe porque liberó al mundo del amarillo.
Vecinita: Y él te responderá:
Padre: Otra vez acabé con esos cerdos, somos libres ¿qué me has preparado para festejarme?
Vecina: Tú le responderás que ternero.
Madre: He preparado ternero, no cualquiera puede vencer a colores tan malos como a esos amarillos.
Padre: Rojos.
Madre: Amarillos, la vecina ha dicho que amarillos
Padre: Está bien (Se sienta)
Vecina: Y desde entonces fueron felices porque ya no había amarillos amenazando el mundo.
Madre: Fuimos felices
Vecinita: Hasta que recuerda, un día, tiempo después, en el noticiero empezaron a hablar sobre la aparición de soldados azules.
Madre: Oh, los azules ¿qué vamos a hacer?
Padre: No te preocupes, nuestro hijo acabará con el azul en este planeta.
Vecinita: Y su hijo fue a defender al mundo de los azules.
Padre: ¿Escuchas lo que ha dicho? Ahora tu hijo será un héroe.
Madre: Mi hijo será un héroe.
Padre: ¿Te das cuenta de eso? Vas a tener dos héroes en la casa.
Madre: Dos héroes en la casa, ¿te das cuenta? Eso significa también dos pensiones.
Vecinita: Y continuaron siendo felices, hasta que un día, recuerda, mientras reflexionabas acerca de que harías con tantas pensiones en la casa, llegó un señor y les dijo. (Entra un Capitán Green verde)

Capitán Negro: Señores, lamento darles la triste noticia de que su hijo ha muerto. Los uniformes azules lo han matado, pero sepan que su hijo será un héroe de aquí a la eternidad. (Sale)

Entran nuevamente los soldados azules

Soldado 1: (Van a disparar) Espera.
Soldado 2: ¿Y ahora qué sucede?
Soldado 1: Todavía no sé porqué lo voy a matar.
Soldado 2: Ya te lo he dicho, para que él no te mate a ti.
Soldado 1: Sí, pero además, tiene que haber una razón más.
Soldado 2: (Piensa desesperado) Porque lo ha ordenado el Capitán.
Soldado 1: ¿Y qué razón ha dado el Capitán?
Soldado 2: (Desesperado) Que lo ha ordenado Dios.
Soldado 1: Sí, es cierto. (Se queda pensando)
Soldado 2: Vamos, dispara ¿por qué no disparas?
Soldado 1: ¿Porqué querrá Dios que matemos a este hombre?
Soldado 2: ¿No ves? Su uniforme es verde. (El otro se queda estático como si no hubiera recibido una respuesta) Y Dios no tolera el color verde y Dios le dijo al Capitán que nos dijera que tampoco tolera el color verde y que por eso hay que acabar con el verde.
Soldado Green: Eso no es cierto, Dios no tolera el color azul.
Soldado 2: ¿Y tú cómo sabes que no tolera el azul?
Soldado Green: Mi Capitán me lo dijo.
Soldado 2: Eso no es cierto, tu Capitán miente, Dios no puede odiar dos colores al mismo tiempo.
Soldado Green: Dios odia el azul, si no yo no estaría aquí.
Soldado 1: Pero aquí somos dos fusiles contra uno.
Soldado 2: Por lo tanto Dios no tolera el verde. (Se congelan)

Madre: No, los uniformes azules no pudieron matar a mi hijo, Dios no lo permitiría.
Vecinita: Si, lo mataron, te lo ha dicho el señor, además lo escuché en el noticiero y los noticieros nunca mienten.
Padre: Y desde ese día nunca me has dejado dormir por tus lloriqueos y nunca has dejado de preparar bocadillos de jamón esperando que algún día regrese.
Vecinita: Aunque sabías que no lo haría, porque él ya estaba muerto.
Silencio. Sale la vecinita y los soldados.

Madre: ¿Cuándo empezamos a comer?
Padre: Muy razonable. Muero de hambre. Es el olor de la pólvora.
Madre: (Va con Soldado Green) Hijo, ven, debes de tener hambre, en la guerra siempre se tiene hambre, come algo. Dame tu fusil (Soldado Green se acerca y quiere tomar su fusil)
Soldado Green: Quiero comer con mi fusil.
Madre: Déjalo tranquilo. Es de mala educación tener un fusil en la mesa. (Toma el fusil) Hijo, estás sucio igual que un cerdo. ¿Cómo has podido ponerte en tal estado?
Soldado Green: Fue en la batalla madre.
Madre: ¿Pero qué pasó en la batalla para que quedaras en tal estado?
Soldado Green: Dos soldados azules llegaron y dispararon contra mí.
Padre: ¿Y no te defendiste?
Soldado Green: Lo intenté, pero ellos eran más, yo no pude...
Madre: Será en otra ocasión, la próxima vez tu dispararás contra ellos. (Pone el fusil en el suelo)
Padre: En la guerra no hay otras ocasiones. Tuvo que haber disparado él primero.
Madre: Enséñame tus manos. Hijo mío, ni siquiera te has lavado las manos ¿no te dije que siempre después de una batalla te lavaras tus manos? (Le limpia las manos) ¿Y tus orejas? Bueno, están pasables. Porque debes saber una cosa: no admito que, con el pretexto de hacer la guerra, no te laves.
Soldado Green: Sí, mamá. (Todos comen)
Padre: Tengo que decirte que tenías muy mortificada a tu madre, entraba en ataques de histeria por ti, lloraba la noche entera y no me permitía dormir.
Madre: No le digas nada, no ha sido su culpa. (Comen)
Padre: ¿Y cómo es que dispararon contra ti?
Soldado Green: El Capitán dio órdenes de no moverme de mi trinchera, yo obedecí, entonces pasaron años hasta que un día llegaron dos soldados azules y me dispararon.
Padre: Sigo sin entender por qué no te defendiste ¿Qué no te enseñé a acabar con tus enemigos?
Soldado Green: Pero papá, ellos eran más.
Padre: Debiste haberles disparado tú.
Madre: No lo regañes, ya aprenderá.
Padre: ¿Qué no te sirvieron esas veces en las que te enseñé a apuntar cuidadosamente cuando íbamos de cacería? Fui yo quien te ayudó a matar a tu primera presa (A Soldado Green) ¿Te acuerdas? Siempre que íbamos de cacería yo te decía: cuidado, no hagas ruido, apunta, antes que la presa huya, apunta, no te muevas, no permitas que se te escape tu primera presa, no dejes que sienta tu movimiento ¿recuerdas? (Entra un soldado azul, sin fúsil y se coloca frente a Soldado Green, también entra el Capitán Green verde)

Soldado Green: Recuerdo que tenía miedo. Yo no quería matarlo.
Padre: Yo te dije, no tengas miedo, es sólo un animal, recuerda.
Capitán Green: Son sólo animales, aprende a disparar sin piedad, cuando mates a uno sólo quitarás algo de mierda en este mundo. Una vez que mates al primero agarrarás gusto al oficio.
Padre: ¡Tú primera vez! Temblabas, no podías siquiera sostener bien tu arma.
Soldado Green: Entonces, para armarme de valor, me ayudaste a sostener el arma...
Padre: Para armarte de valor te ayudé a sostener el arma y... Toma el arma, apunta,
Capitán Green: ¡Vamos apunta! No tengas miedo.
Padre: ¿Ya está?
Soldado Green: Ya.
Padre: ¡Dispara!
Capitán Green: ¡Vamos dispara!
Soldado Green: Ya.

Padre
y Capitán Green: ¡Otra vez!
Soldado Green: Ya.
Padre y
Capitán Green: Cerciórate de su muerte.
Soldado Green: Ya.
Padre: (Baja el fusil) Entonces disparaste.
Soldado Green: Disparé.
Capitán Green: Sólo has quitado algo de mierda al mundo ¿está claro?
Soldado Green: Sí.
Padre: Tú primera vez. Después te regalé tu fusil propio ¿te acuerdas?
Soldado Green: Sí.
Soldado muerto: ¿Reconoces mis ojos? Yo soy tu primer muerto, gracias a mí tu Capitán te condecoró y fuiste héroe, gracias a mí tu nación te consideró un libertador, pero nunca imaginaste que mi muerte engendró más odio entre mi gente y juraron matarte. (Muere. Sale el Capitán Green verde)
Padre: (Pausa) Aquellos tiempos, (Pausa) Después le llevamos la presa a tu madre y ella lloró de contenta. (Pausa) Tendrías que estar orgulloso de tu padre. (Regresa a comer)
Madre: Dime hijo mío, ¿rezaste cada vez que mataste a un soldado?
Soldado Green: Sí mamá (Pausa) procuré rezar un padre nuestro por cada hombre que maté.
Madre: Muy bien, siempre hay que rezar por los muertos, aunque estén malditos. Voy a poner un disco. (Pone un disco, los Señores Tepán se levantan a bailar, Soldado Green está frente al muerto)
Padre: Eso es música, señora.

(Entra el Soldado Azuhul y le habla al Soldado Green)

Soldado Azuhul: Yo soy tu segundo muerto. Me mataste después de torturarme. Yo sabía que me matarías, pero estuve dispuesto a dar mi vida porque sabía que con mi muerte engendraría más odio entre mi gente y jurarían vengarse, y sí, me mataste, y tu gente festejó mostrando al mundo la fotografía de tu pie sobre mi cuerpo, y sí, el tiempo avanzó, mi gente juró venganza y te mató con un tiro en la sien, otro en el corazón. (Soldado Green va por el soldado y lo subyuga)
Soldado Green: Eso es todo. Un prisionero.
Padre: Muy bien, ¿Qué es lo que has atrapado?
Soldado Green: No lo sé, (lo ve) es un prisionero muerto, creo que es uno de los que maté.
Padre: Mientras tanto, átalo.
Soldado Green: ¿Porqué? Ya está muerto, no creo que...
Padre: A un prisionero siempre hay que atarle, aunque esté muerto (el Soldado Green no se mueve) Las manos.
Madre: Sí. Es cierto. Se necesita atar sus manos. Siempre he visto hacerlo así. (Le da un lazo a Soldado Green)
Soldado Green: (Al prisionero) Junte las manos.
Soldado Azuhul: No me haga daño. (Lo ata, el Soldado Azuhul se queja)
Madre: Con cuidado, no maltrates a tu prisionero. Ves, por eso te odió más de lo necesario.
Padre: Amárralo con fuerza, aunque ya esté muerto sigue siendo tu enemigo, nunca sabes cómo van a reaccionar. (Soldado Green lo amarra) Ahora, los pies.
Madre: ¿También los pies? No creo que sea necesario.
Padre: Te digo que es gente mala por naturaleza.
Soldado Green: Pero, papá, no creo que...
Padre: (Irritado) Acaso no has aprendido las reglas.
Soldado Green: Sí.
Padre: Pues adelante.
Soldado Green: (La Madre le da otro lazo) Siéntese en el suelo.
Padre: Háblale con fuerza. ¿Qué no te enseñé a dominar a tus inferiores?

(Entra el Capitán Green)

Soldado Green: ¡Siéntese en el suelo!
Soldado Azuhul: No me haga daño. (Con miedo de que Soldado Green la mate)
Madre: Ves, por eso te odió más de lo necesario. (Soldado Green le termina de amarrar los pies)
Los padres se van a comer, Soldado Green cuida al prisionero. El Padre finalmente saca una cámara y se la da a Soldado Green.
Padre: Ya sé. Deberíamos tomarte una foto con tu prisionero.
Soldado Green: ¿Una fotografía? ¿Con qué sentido?
Padre: Siempre hay que tomarse una fotografía cuando se captura algún prisionero.
Madre: Sí, sería un gran efecto.
Soldado Azuhul: No. Eso no.
Madre: Acceda, no sea testarudo.
Soldado Azuhul: No. He dicho que no.
Madre: ¿Qué trascendencia puede tener una fotografía como esa? La pondré en tu cuarto, junto al campeonato que ganaste en tu primer cacería.
Soldado Azuhul: No logrará convencerme.
Madre: ¿Por qué se niega?
Soldado Azuhul: Cuando mi gente vea la foto dirá que fui un soldado que no supe hacer la guerra, pensará que no cumplí con mi deber.
Madre: No les diga que es usted, sino algún soldado amarillo.
Padre: Acepte, si no mi hijo tendrá que torturarlo.
Madre: Vamos, sólo será un instante.
Padre: ¿O quiere que mi hijo lo torture?
Soldado Azuhul: (Soldado Green lo obliga. Soldado Azuhul se pone en posición) Quiero que sepan que cuando mi gente vea la fotografía jurará vengarse.
Soldado Green: Estírese todo.

Soldado Azuhul lo hace. Soldado Green pone un pie sobre su vientre y coge el fusil con ademán marcial.
Madre: Saca el pecho.
Soldado Green: ¿Así?
Madre: No respires.
Padre: Pon cara de héroe.
Soldado Green: ¿Cómo es?
Padre: Muy sencillo, imita a un carnicero cuando habla de sus conquistas...
Soldado Green: ¿De esta forma?
Padre: Sí.
Madre: Sobre todo saca el pecho y no respires.
Padre: Ahora coloca tu pie sobre su cabeza. (Soldado Green lo hace)
Soldado Green: ¿Así?
Padre: Presiona más, que se vea que lo dominas. (Entra el Capitán Green)
Capitán Green: Que se vea que le partes su maldita cara, vamos. (Sale)
Padre: (Va a tomar la foto y se detiene) Y usted ponga cara de sufrimiento.
Soldado Azuhul: ¿Ya?
Padre: Un poco de paciencia. Uno... dos... tres... (Se congelan. Entran soldados)
Soldado 1: (Está a punto de disparar y se detiene) Espera, tengo que hacer algo antes de disparar.
Soldado 2: ¿Qué carajo quieres?
Soldado 1: Quiero saber quién es él.
Soldado 2: Es un hijo de puta que ha masacrado nuestra gente y que va vestido de verde y que Dios no tolera el verde y que el Capitán tampoco tolera el verde y que nosotros tampoco toleramos el verde y por eso tenemos que deshacerle los sesos ya.
Soldado 1: Lo sé, pero antes quiero ver su rostro. (Se acerca a verlo) Ese es el hijo de puta que torturó a mi hermana (Se preparan para disparar cuando el soldado 1 vuelve a bajar el fusil. Se congelan)

Sacan la foto. Oscuro. La luz entrará gradualmente, como cuando se está revelando una fotografía

Soldado Green: Espero que haya salido bien.

Padre: Claro, tenías una postura muy marcial. El mundo festejará al verte.
Madre: Estabas estupendo (Pausa) Siempre recuerdo aquel día en que nos despedimos de ti y te dijimos: hijo, no se te olvide enviarnos una fotografía en la que te veamos victorioso.
Soldado Green: Y se las envié.
Madre: Nos la enviaste. (Entra la vecinita y le da la fotografía) Puse la fotografía en tu cuarto, junto a la medalla de tu primera cacería. (Coloca una fotografía de alguna tortura)
Vecinita: ¿Ves? Esa es la fotografía a la que llorarás y te lamentaras noche tras noche.
Padre: Y que por eso no me dejará dormir.
Madre: Es la fotografía de los años de gloria de mi hijo, míralo, se ve triunfante, libre, siempre que entro a su cuarto y veo la foto sé que estoy en el cuarto de quien fue un héroe.
Vecinita: ¿Entonces por qué lloras?
Madre: ¿Lloro? Lloro porque... (Entra el Guardia de luto)
Guardia de luto: Lamento darles la triste noticia que su hijo ha muerto, los uniformes azules lo han matado, pero sepan que su hijo será un héroe de aquí a la eternidad. (Se congelan)
Soldado 2: ¿Y ahora qué, por qué no disparas?
Soldado 1: Este hijo de puta tiene que morir dos veces.
Soldado 2: Qué carajo quieres decir.
Soldado 1: Porque su traje es verde y porque torturó a mi hermana.
Soldado 2: Entonces dispara.
Soldado 1: ¡No! Si disparamos morirá una vez, siempre sucede así, y no es justo que muera una vez, tiene que morir dos veces.
Soldado 2: Entonces qué sugieres. (Se congelan)

La luz llega a su totalidad, se apaga abruptamente. Llega la luz, los señores Tepán están comiendo, el Soldado Green está sentado junto al Soldado Azuhul.

Padre: ¿Y ahora qué podemos hacer? (Piensan)
Madre: Ya sé, podríamos apiadarnos del prisionero.
Padre: ¿Apiadarnos? ¿Cómo nos vamos a apiadar de un criminal?
Madre: Vamos, nos hará bien, nos hará sentir bien, además dará una buena imagen a mi hijo, te lo puedo asegurar.
Padre: Sí, es cierto, siempre hay que apiadarse un momento de los prisioneros. (Breve silencio) ¿Y cómo se apiada uno de un prisionero?
Madre: (Piensa) Podríamos darle un poco de nuestra comida ¿qué te parece?
Padre: Me parece una buena forma de apiadarse de un prisionero muerto. (La Madre le hace señas al Soldado Green para que invite al prisionero) Vamos, dile que nos apiadaremos de él por un instante.
Soldado Green: Señor prisionero muerto, le informo que nos apiadaremos de usted por un instante.
Soldado Azuhul: ¿eh?
Soldado Green: ¿No oyó? Nos apiadaremos de usted. Le daremos algo de comer.
Padre: Mi esposa ha traído una excelente comida que puede caerle bien.
Soldado Azuhul: No puedo aceptarlo, sería traicionar a mi gente, recuerden que fue su hijo quien me mató.
Soldado Green: Tu intentaste matarme antes que yo.
Soldado Azuhul: Lo hice para vengar a mi gente.
Padre: No se peleen, no es hora de batalla. (Al Soldado Azuhul) Amigo ¿Qué no entiende? Nos estamos apiadando de usted por un momento, no con el pretexto de que mi hijo lo mató va a rechazar la el perfume de mi esposa.
Madre: Vamos, permita que nos apiademos de usted un rato, será divertido.
Soldado Azuhul: No.
Padre: Amigo, acepte. (Soldado Azuhul se niega) Vamos, no sea orgulloso, terminará aceptando tarde o temprano.
Madre: Vamos, se siente bien apiadarse un prisionero, acepte. (de pone un plato con algo de comida que no puede tomar porque está atado) Siéntase como en su casa y si necesita más pida con confianza.
Padre: Y dígame ¿ qué se le daba mejor? ¿Los civiles enemigos o los soldados?
Soldado Azuhul: Los civiles, eran más fáciles.
Padre: ¿Lo ves? Te digo que no debimos habernos apiadado.
Madre: Ya, ya, sólo fue un poco.
Padre: Este ser es un salvaje ¿Y por lo menos se fijó de que clase eran los civiles que mató?
Soldado Azuhul: No gran cosa, tiré... sin apuntar (Pausa) rezando un versículo por cada hombre a quien maté.
Soldado Green: ¿Un versículo? Yo creía que se tenía que rezar un padre nuestro.
Soldado Azuhul: (Como si confesara algo muy íntimo) No, siempre un versículo, es más efectivo.
Padre: Desde que lo vi supe que este ser fue un criminal, se le ve en el color de su uniforme. (Comen)
Madre: Hijo, si quieres puedes desatar a tu prisionero.
Padre: No, ya nos apiadamos del prisionero lo suficiente, no has escuchado, este hombre es malo por naturaleza.
Madre: Vamos, hay que desatarle, será muy aburrido para mi hijo no poder jugar con su prisionero muerto.
Padre: No le des malas ideas, ya nos apiadamos de él un rato, hay que ser duro con los enemigos.
Madre: (Al Padre) Acepta. No quiero ver a mi hijo triste, le hará bien jugar con su prisionero un rato.
Padre: (Con trabajo) Eres necia. Hijo, desátale. (Soldado Green obedece). Aproveche la bondad de mi mujer, antes de que terminemos de apiadarnos de usted.
Madre: A que se siente mejor. (No responde)
Padre: Responda. No sea fanático amigo.
Madre: (Silencio, se dirige a Soldado Azuhul) Ahora podrás jugar un rato con el Señor prisionero para que no te aburras, pasarán un excelente día de campo.
Soldado Azuhul: No me llame señor prisionero muerto, sólo dígame prisionero.
Madre: ¿Y no se enoja?
Soldado Azuhul: No.
Madre: Se puede afirmar que es usted un prisionero modesto. (Regresa al Pic Nic) Pero díganme ¿por qué eran ustedes enemigos?
Soldado Azuhul: Su uniforme. Era de color verde y los uniformes verdes invadieron mi tierra.
Soldado Green: Porque ustedes eran un peligro para mi nación.
Soldado Azuhul: Ustedes siempre nos despreciaron.
Padre: No se peleen. (Ve su reloj) Todavía no es hora de batalla.
Madre: ¿Y fue de nacimiento, o se convirtieron en enemigos de pronto?
Soldado Azuhul: (Piensa) En realidad lo ignoro. Nunca fui a la escuela y nunca supe cómo inició nuestro odio. Pero siempre me dijeron que los verdes eran mis enemigos.
Madre: ¿Pero cómo fue que inicio esta guerra? Siempre debe haber un principio.
Soldado Azuhul: No lo sé. (Soldado Green hace un gesto de que tampoco lo sabe)
Padre: Haga memoria joven, esas cosas no se pueden olvidar.
Soldado Azuhul: En realidad no sé cómo inició ni por qué inició, sólo recuerdo que un día, mientras cuidaba a mi madre, un señor se asomó por la ventana, se veía enojado, yo le pregunté qué quería, entonces me dijo (Entra el Capitán Azuhul).

Capitán Azuhul: ¿Es usted este individuo? (Le muestra una fotografía)
Soldado Azuhul: Sí, contesté.
Capitán Azuhul: Los uniformes verdes atacan tu tierra. Dios ha dictado que tienes que ir a la guerra, a vengarte, es tu deber.
Soldado Azuhul: Yo no sabía a qué guerra se refería, entonces le pregunté: ¿a qué guerra? El señor enfureció y me dijo:
Capitán Azuhul: ¿Qué no has escuchado la radio? Contra los enemigos de Dios y de tu tierra. Ellos han masacrado a tu gente
Soldado Azuhul: Le expliqué que sí escuchaba el radio, pero no los chismes de guerra, él se molestó.
Capitán Azuhul: Tienes que ser más patriota. ¡estúpido! Tu deber con Dios es vengarte de los uniformes verdes, con tu vida si es necesario. Caminarás hasta que hayas podido vengarte de ellos y con su sangre pagarás tu paz eterna ¿entendiste? Es hasta entonces que dormirás tranquilo.
Madre: Mire qué coincidencia, a mi hijo también fueron a buscarlo de forma muy parecida. (Entra el Capitán Green)
Padre: Sí, es cierto, también fueron a buscarlo así.

Capitán Green: (Al Soldado Green) Los uniformes azules son un peligro para tu nación y para el mundo. Dios te ha dado la misión de acabar con ellos, de liberar al mundo del mal. Tienes que acabar con los malditos azules.

Padre: Y continúe: ¿qué paso después?
Soldado Azuhul: Le conté que tenía familia, que mi madre estaba enferma y que tenía la obligación de cuidarla.
Soldado Green: Yo le dije que iba a ir con mi novia al cine esa tarde.
Soldado Azuhul: Él enfureció.

Capitán Green y Azuhul: El deber de la guerra es el deber de la guerra, ¿qué no conoces tus obligaciones? ¡Idiota!

Soldado Azuhul: Bajó mi padre y le dijo que mi madre estaba enferma y que no podía ir a la guerra, pero aquél señor respondió que no podía desobedecer a Dios, que si lo desobedecía no encontraría la paz eterna.

Capitán Green y Azuhul: ¿No oyes el mandato de Dios?

Capitán Green y Azuhul: Tú te encargarás de caminar por el mundo hasta que hayas podido vengar a tu gente con la sangre de un verde.

Capitán Green y Azuhul: Y tú deber será invadir la tierra de los azules y permanecer en la trinchera hasta que hayas liberado al mundo del mal.

Soldado Azuhul: Le pregunté si podría traer a mi madre.
Soldado Green: Yo le pregunté si podría traer a mi novia.
Soldado Azuhul: Me lo negó. Entonces le consulté si podía venir mi tía para que me hiciera crema, que me gustaba mucho.
Madre: (Dándose cuenta que no la trajo) ¡Oh!, la crema.
Soldado Azuhul: Tampoco me autorizó.
Soldado Green: Ni a mí.
Soldado Azuhul: (Salen los capitanes) Y desde aquel día caminé sin descanso buscando realizar mi venganza. Hasta que te vi.

Soldado Green: Yo esperé en la trinchera, sólo. Hasta que te vi.

Madre: Vaya, por lo que veo su historia fue más parecida de lo que nadie se hubiera imaginado.
Soldado Green: Venías a matarme.
Soldado Azuhul: Venía a matarte, y aunque sabía que no lo lograría, que me matarías tu primero, y lo hiciste, me mataste después de torturarme, aunque sabía que no lo lograría sabía que vengarían mi muerte, y lo hicieron, te mataron, eso fue suficiente para consumar mi venganza y morir en paz.
Madre: ¿Alguien quiere este sándwich que sobró?
Soldado Green: Y sí, te maté, fue entonces que creí haber acabado con el mal de esta tierra.
Madre: ¿Usted quiere este sandwich que quedó, antes de que se pudra?
Soldado Azuhul: Lo que no supiste es que por cada azul que mataste surgirían dos azules más para vengarlo.
(Entran soldados)

Soldado 2: Dispararás en el corazón. Entonces morirá su corazón. Yo dispararé en su sien. Entonces morirá su cerebro.
Soldado 1: Dispararé en su corazón, a él, porque mató a mi hermana.
Soldado 2: Yo dispararé en su sien, al uniforme verde, porque ha invadido nuestra tierra, porque su civilización la ha hecho con sus pies sobre nuestra tierra y sobre la tierra de otros.
Soldado 1: Mi corazón no puede con más odio, si no lo mató, mi corazón reventará de odio.
Soldado 2: Quiero morir con mi corazón en paz, libre de este odio. (Van a disparar. Se congelan)

(Entra el Capitán Green)

Capitán Green: ¡Soldado! ¿A cuantos azules pudo matar?
Soldado Green: Mi Capitán, cumplí, maté a este soldado azul, mi Capitán. ¿Por qué no me dejó volver a casa, Capitán? Mis padres me esperaban.
Madre: Señor Capitán, por qué no permitió que mi hijo regresara, los bocadillos que le tenía guardados en el refrigerador se pudrieron.
Padre: Además su madre lloraba todas las noches y no me deja dormir.
Capitán Green: Soldado, acabó con ese soldado azul, eso se lo agradecerá Dios, pero soldado, no fue suficiente, sepa que brotaron soldados azules por todas partes dispuestos a matarnos y a acabar con la civilización, cada vez surgieron más soldados azules dispuestos a terminar con nosotros soldado, no podía dejarlo salir de tu trinchera mientras hubiera azules contaminando la tierra.
Soldado Green: ¡Pero Capitán... (Sale el Capitán Green)

Padre: Ya ves, debiste haber matado más azules, no fue suficiente, es por eso que nunca pudiste regresar a casa. (A la Madre) Te dije que no lo consintieras tanto, tuvo que haber aprendido a esforzarse más.
Madre: No fue culpa mía, yo siempre le dije que las cosas que hiciera las hiciera lo mejor posible.
Soldado Azuhul: Y así, después de muerto yo, continuaste en tu trinchera, por días, semanas, meses, años, hasta que recuerda, un día tu Capitán decidió sacrificarte.
(Ruido de aviones)

Soldado Azuhul: ¿Escuchas?
Soldado Green: Aviones, tu maldito Capitán decidió bombardear, cúbranse o les caerán las bombas encima.
Soldado Azuhul: Escucha bien, esos aviones no eran nuestros, eran de tu ejército, tú Capitán decidió sacrificarte.
Soldado Green: No. Eso no puede ser, mi Capitán no pudo haber dado la orden. Mi Capitán sabía que yo estaba aquí, no pudo bombardear si sabía que yo estaba aquí.
Soldado Azuhul: Tú no le importabas, le importaba yo. Hizo cualquier cosa por acabar con mi gente y no le importó sacrificarte para acabar con mi gente.

Capitán Green: Preparado para lanzar el misil a la zona azul, quitaremos el azul de este mundo, en este mundo sólo habrá verde, verde, verde, ni azul ni amarillo ni rojo, son colores nocivos para el mundo, el mundo tiene que ser verde. En nombre de Dios, en nombre del bien y de la libertad lucharemos por el verde.
Soldado Azuhul: ¿Lo escuchas?
Soldado Green: Mi Capitán, estoy yo aquí, nunca salí de la zona azul ¿por qué ordenó bombardear mi Capitán?.
Capitán Green: Entienda, soldado, lo hicimos en nombre del verde.
Soldado Green: Pero mi Capitán, yo era un verde.
Capitán Green: Entienda, soldado, un verde tenía que morir para poder acabar con el azul de este mundo, y ese verde que tenía que morir era usted soldado, teníamos que sacrificarlo, pero piense que en compensación fue un verde héroe.
Soldado Green: Pero, mi Capitán...
Capitán Green: ¿Qué no oye, soldado? En compensación fue un verde héroe. Su cuerpo muerto fue una figura eterna para nuestra nación, entienda, teníamos que sacrificarlo para poder acabar con los malditos azules, los azules llevaban muchos años molestándonos, soldado.
Soldado Green: Pero pude haber muerto en el bombardeo, Capitán.
Capitán Green: No sea necio, soldado, le digo que fue un verde héroe ¿o nunca quiso ser un verde héroe?
Padre: Hijo, no contradigas al Capitán, ¿qué no te enseñé a obedecer a tus superiores?
Madre: Mejor cúbrete o te caerán las bombas encima.
(Estallan las bombas. Entra un soldado y revisa el espacio)

Soldado: ¿Ya vio mi Capitán? Hay pedazos de carne por todas partes. ¿Qué vamos a hacer con toda esta carne, mi Capitán?
Capitán Green: No sea imbécil, soldado, hay que separar los pedazos de carne de soldado bueno y los pedazos de carne de soldado malo.
Soldado: Me parece una gran idea, Capitán; siempre hay que separar lo bueno de lo malo. (Busca) Al parecer aquí hay un pedazo de carne de soldado bueno, mi Capitán.
Capitán Green: No sea estúpido, soldado; ese es un pedazo de carne de soldado malo, fíjese en el color de su piel.
Soldado: Pero, mi Capitán: ese color es por las quemaduras.
Capitán Green: No me contradiga soldado. Aunque creo que tiene razón: ese color es por las quemaduras.
Soldado: Será muy difícil distinguir los pedazos de carne de soldado bueno de los pedazos de carne soldado malo ¿Qué vamos a hacer, mi Capitán?
Capitán Green: (Piensa) Se me ha ocurrido algo soldado. Dejemos toda la carne aquí y que Dios distinga qué pedazo de carne es bueno y lo mande al cielo y que pedazo es malo y lo mande al infierno.
Soldado: Me parece una gran idea, mi Capitán, pero nos acusarán de crímenes de guerra.
Capitán Green: No sea imbécil, soldado. Diremos que nosotros lanzamos la bomba con buenas intenciones, pero el enemigo la desvió, le dio la vuelta y la bomba cayó en el lugar equivocado, soldado.
Soldado: Me parece una gran idea, mi Capitán (Salen)

Vigilante: Y así, si hay todavía un sobreviviente entre ustedes, verá que esta obra pudo haber concluido aquí, pero señores, si han puesto atención se habrán dado cuenta que este soldado no murió a causa de las bombas, murió a causa de un disparo en la sien y otro en el corazón que le proporcionaron dos soldados azules. Sobreviviste al bombardeo, siempre creíste que fueron los azules los que quisieron matarte, nunca imaginaste que fue tu propio Capitán quien dio la orden.

(El Padre saca una mano del paraguas para asegurarse de que no caiga nada)

Padre: (A su mujer) Puedes cerrar el paraguas.

(La Madre lo cierra. Se acerca a su hijo, dándole con el paraguas golpecitos suaves en la espalda)

Padre: Vamos hijo, sal, ya oíste al señor, no moriste a causa de las bombas, moriste por balazos. (el Soldado Green y el Soldado Azuhul salen de su escondite) ¿No te ha sucedido nada?
Soldado Green: No. ¿Y a ustedes?
Padre: ¿Qué crees que pueda pasarle a tu padre? (Soberbio) ¿Con esas bombas tan pequeñas? (al Soldado Azuhul) ¿Y a usted no le sucedió nada?
Soldado Azuhul: No, cuando el bombardeo su hijo ya me había matado.
Padre: Oh, cierto, lo olvidaba, disculpe.
Soldado Green: Tuvo que haber sido un error. No pudieron haber bombardeado sabiendo que yo estaba aquí.
Madre: (Comienza a guardar el Pic-Nic) ¿Y dime hijo no te aburrías en la guerra?
Soldado Green: Cuando me aburría me ponía a cargar municiones.
Padre: ¿Y qué hacías cuándo se te acababan las municiones?
Soldado Green: Rezaba.
Madre: (Al Padre) Es una buena manera de matar el tiempo.
Soldado Green: Sí.
Madre: ¿Y porqué no juegas un rato con tu prisionero? Creo que ya que están aquí, podrían jugar juntos esta tarde.
Padre: No les des malas ideas a tu hijo. ¿No ves que es su enemigo por naturaleza?
Soldado Green: ¡Ah!, no, mamá, tengo mucho miedo.
Madre: Vamos, no tengas miedo, cuando jueguen se les olvidará que son enemigos, te lo puedo asegurar.
Soldado Green: ¡Tú no sabes las cosas que el Capitán nos dijo de los azules!
Madre: ¡El Capitán! Debe ser como tu padre, siempre exagera.
Soldado Green: Dijo que son gente muy mala. Que cuando cogen un prisionero le cortan la cabeza y lo pasan por televisión. (Entra Capitán Green)
Capitán Green: Quiero que sepas que siempre que un soldado azul te atrape te amarrará, te cortará la cabeza y lo pasará por televisión. Son gente mala por naturaleza por eso antes de que ellos te maten a ti mátalos tú a ello.
Madre: ¡Que horror!... ¿es usted capaz de hacer eso?
Padre: Claro, te digo que es un criminal.
Soldado Azuhul: Yo nunca hice mal a nadie, lo único que hice es vengar a mi gente.
Padre: Eso no es cierto, usted fue un criminal, ahora estamos expuestos a que, si le damos la espalda, nos corte la cabeza y se la ande enseñando a medio mundo.
Madre: Quizá podríamos escucharlo un poco.
Padre: Nada de lo que dice es cierto, es un criminal.
Soldado Azuhul: Quiero que sepan que mi Capitán me dijo de ustedes lo mismo. (Entra Capitán Azuhul)
Capitán Azuhul: ¿Has visto a los soldados verdes? Son gente mala por naturaleza, si te atrapan colocarán cables por todo tu cuerpo dejarán que la electricidad corra por él y después lo publicarán en revistas, si quieres que eso no te pase captúralos tú a ellos.
Madre: Pero eso es una mentira, nosotros no fuimos los enemigos, los enemigos fueron ustedes.
Soldado Green: ¿Su Capitán pudo decirles eso de nosotros?
Soldado Azuhul: Sí.
Soldado Green: Pero... (Va y se protege con su madre) Mamá te juro que yo nunca le hice eso a nadie.
Madre: Cálmense, no se alteren. Seguramente fue el mismo quien les dijo tales aberraciones. Debió haberlos engañado, me imagino que le gustaba ver como pelean.
Padre: Eso es una tontería, qué caso tendría decirle lo mismo a todo el mundo (Silencio)
Madre: ¿Saben? deberían pedirse una disculpa, creo que ya que están aquí no habrá mucho problema si se piden disculpas, así podrán descansar en paz.
Padre: Eso es imposible, aunque estén muertos el verde no deja de ser verde y el azul no deja de ser azul.
Madre: Tú no te metas, ¿no entiendes? Necesito ver a mi hijo bien, necesito saber que descansará en paz, si no se piden una disculpa no dejaré de llorar las noches sobre su cama.
Padre: Bueno, esa es una buena razón, si, pídanse una disculpa, si no su madre no me dejará ni siquiera comer en paz.
Soldado Green: Pero... y el Capitán.
Madre: No te preocupes de tu Capitán, seguramente ya se olvidó de ti.
Padre: Es muy difícil acordarse de alguien todo el tiempo, sobre todo cuando ya está muerto.
Madre: Vamos, necesito ver que se piden una disculpa para regresar (Silencio) ¿Qué esperan? Hagan las paces, el pic-nic se ha terminado y comienza a anochecer. Vamos, pídanse una disculpa.
(Entran los soldados)

Soldado 1: ¿Ya?
Soldado 2: Ya.
Soldado 1: Un disparo en la sien.
Soldado 2: Y otro en el corazón. (Disparan)
Soldado Green: Y así, fue que dispararon contra mí. (Al público) En un inicio creí que moría por la libertad, ahora, no sé por qué morí, no sé en realidad a quién obedecí y por qué lo obedecí, sólo sé que obedecí, creí que decidía. Ahora, ya muerto, no sé quién tomó las decisiones.

Madre: Y así fue que llegó un hombre vestido de negro a darme la noticia de que habías muerto, los horrendos azules te habían matado... y yo no supe por qué... No entendí... No entendí a Dios.
Padre: Y así fue que tu madre lloró aún más fuerte y ya no pude siquiera comer tranquilo.
Todos: Amén
Oscuro